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En las notas podemos notar de entrada una gran característica: los celos, estos son
el gran motor de la violencia que se expresa, esta violencia está claramente
inclinada hacia los hombres, es decir son los hombres los que perpetúan la
violencia. Esta tiene su origen en un “guion amoroso” En el cual ambas partes deben
cumplir ciertas condiciones para poder amar y ser amado, según Speackman (2001)
Este guion tuvo un mayor alcance en México durante los primeros años del siglo
XX, Este guion no solo establecía las normativas y protocolos para procurarse una
pareja Sino que también marcaba la pauta de “como debe ser” hombres y mujeres
cuando una de las partes (en especial la femenina) no se acopla a estas pautas es
mostrando como indigno o artífice de su desgracia.
Estos crímenes cobran relevancia cuando son cometidos por personas de las clases
más altas, se dedican notas más extensas y son seguidas con investigaciones
meticulosas, es decir representan un problema social del cual es importante estar
informado e informar. En estos términos La clase también es un factor importante
sobre la forma en la que se percibe el crimen pasional y se introduce una forma de
como “debe ser” un rico. Uno de los títulos de las notas resulta interesante sobre
esto. “un truhan en piel de conde” es decir, los condes no pueden ser trúhanes y los
trúhanes no pueden ser conde se entiende entonces que solo los pobres pueden
(tienen que) ser Trúhanes. En este caso la violencia está ligada a la clase alta, la
realeza, pero se muestra como algo irreal, como algo que no puede (debe) pasar
en esos estratos, si bien el hecho no transcurrió en México se puede notar que
existió un interés por el tema (la extensión nos lo muestra). En este caso el guion
sobre las relaciones de pareja de clase alta se rompió y es expuesto como una
anomalía.
En la una y en el otro hay falta enorme. En la esposa que exaspera al marido celoso;
en el joven irreflexivo que cede al primer impulso, por más que sea un impulso
criminal. (Actualidades, 1909)
Esta nota trata de equilibrar el juego de la violencia remitiendo al guion sobre como
“debe ser” un hombre y una mujer y del como quebrantar este orden lleva a la
destrucción de uno o ambos.
Todas las notas tienen este componente moralizante en mayor o menor medida. Es
como si estas notas periodísticas fueran el remanente de un mundo que era visto
desde “lo que debe ser”, “las mujeres deben ser dóciles y sentimentales”, “los
hombres deben ser fuertes y protectores”, los ricos deben ser nobles y los pobres
deben ser criminales y peligrosos.