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El teatro espaiiol frente a la posmodernidad: una encuesta John P. Gabriele The College of Wooster La tarea de definir concisamente la posmodernidad ha sido un tema constantemente debatido entre los que impulsan el estudio del concepto, Al final de su ensayo, “The Problem with the Postmodern,” publicado en 1991 yy después de la sparicién durante més de una década de estudios pioneros por eriticos como Frederic Jameson, Hal Foster, Hans Bertens, Ihab Hassan, Linda Hutcheon y Brian McHale, entre otros, C. Barry Chabot concluye que “no satisfactory and widely accepted account of postmodernism now exists” G7). Casi cinco lustros mds tarde en 2005, Simon Malpas sigue recaleando Ia dificuliad de asentar una definicién universalmente acepiada. “It would be nice,” escribe Malpas, “to begin with a straightforward definition of the ‘post-modern, one that sums it up and grasps, in its essence, what itis all about” (3). Pero “unfortunately,” sigue el ertico, “Finding such a simple, ‘uncontroversial meaning for the term ‘postmodern’ is all but impossible” (4). ‘A diferencia del debate sobre la posmodemidad en general, ha habido ‘mis acuerdo en cuanto a lo que se ha venido teorizando sobre el teatro. Ve- roniea Hollinger, por ejemplo, asevera que “postmodern theater is first and foremost a rejection ofall theatrical conventions associated with realist thea ter” (183), Para Patrice Pavis, el texto dramético posmodemo niega “the existence of rules and regulations goveming dialogue, character, dramatic structure, tc.” (59). Por su parte, Stephen Watt, habla del teatro posmoder- no en términos de “a polities of antinarativity” (122) y Alfonso de Toro mantiene que todo texto dramtico que se afrenta textual y contextualmente al concepto de unidad es posmodemo (17-18). Més recientemente y en tér- minos muy precisos, George Hartley define el escenario posmodemno como “a nonhierarchical contiguous space” donde sc asienta una reprobecién con- tundente de las directrices estticas convencionales (198). En cuanto se refiere al teatro espafo, a tendencia entre los criticos en Ia “itima década del siglo XX fue 0 no prestarle suficiente atencién al fendme- no de la posmodemidad, segiin observa Ignacio Amestoy, o bien cuestionar rotundamente la existencia de una corriente posmodema en el teatro espafiol 7 38 ‘4 Volver al indice Gestos 49 (Abril, 2010) contemporineo (Floeck). Sin embargo, la obra de un buen nimero de dra- smaturgos y dramaturgasespafiols dela timas décedas del siglo XX y los primeros afios del XI se ajustan a las coordenadas del teatro posmoderno cexpuestas por la eritca. La falta de estuios sobre el asunto me resulté lo suficientementecurioso que decid eserbir algunos estudios sobre los aspec- tos posmodernos del teatro de unos cuantos dramaturgos contemporéneos, trabajos que me niego a citar aqu porque eitarme a mi mismo es algo que n0 ime gusta y que juzgo categéricamente antipético. Ademés, el prop6sito del presente trabajo es otro. Es dar la palabra a los dramaturgos evya obra ha sido juzgada por la critica, por una razén u otra y acertadamente © no, como pposmodema. Las perspectivas que se desprenden de las distinta respuestas ~algunas cortas y sucintas, otras més elaboradas~ constituyen una vista colectiva de primera mano de los practicantes del concepto. Agradezco a todos los dra- ‘maturgos y dramaturgas a quienes envié mi invitacién pidiendo su paticipa- cién en la encuesta pero en particular a los que aceptaron partcipar en ea: Luis Araijo (a. 1956), Emesto Caballero (n. 1958), José Ramin Feméndez (x. 1962), Rail Hernéndez. Garrido (n. 1964), Borja Ortiz De Gondra (n. 1968), Itzar Pascual (a, 1967), Pedro Villora (n. 1968) y Juan Pablo Heras Gonzilez (a, 1979). 1. Qué entiendes por posmodernidad y cémo definirias el concepto? Luis Araiijo: Entiendo que tiene que ver con lo que se ha llamado el fin de ls grandes relatos de la historia. Después de la revolucién de las vanguar- dias del siglo XX, queda claro que el propio lenguaje no funciona mis como hherramienta simbética de aproximacin a la realidad. Las formas de la pos- ‘modernidad han contribuido a un sentido permanentemente eritico y cues- tionador de los principios dados anteriormente por inmutables. Pero entre sus hallazgos, yo citaria 1a concepcion fragmentaria de la realidad frente a las ideotogias totalizadoras, Ia concepcién intertextual del mundo y el arte, el eclecticism formal que bebe de todas las fuentes y las integra en Ia obra ‘igual que estén integradas en el mundo que vivimos, la asuncidn de concep- {os como relatividad, entropia e incertidumbre, y un sentido sincrético de las filosofias orientales y occidentales que recupera el correlato objetivo de la cobra en el subjetivismo del individuo, Ernesto Caballero: Para mi, ol concepto engloba toda una corriente de pen- Gabriele. E teatro espaol frente a la posmodernidad 9 samiento y una acttud vital posterior a le quicbra de los grandes proyectos teleotdgicos. José Ramén Fernandez: Mi idea de la posmodemidad se refiere alo vivido en Ia cultura de mi pais en las aitimas décadas. Recuerdo que la idea de ‘posmodernidad se manejaba en Madrid en los primeros afos de los ochenta, ‘por Io que tenia un cierto contagio de coneeptos como “desencanto,” sobre todo una denotacién orientada hacia e! final de determinades utopias. Una répida asimilacin de la modemidad europea, tras la muerte de Franco, co- ‘menz6 a poner en cuestién las ideologias ut6picas y en consecuencia, todos los modelos. A ello ayudaron magnificos artistas como Vézquez. Montalbén {sus novelas policacas y la misica popular de Carlos Cano y Joan Manuc! Serra. Hay que decir que los jovenes poetas novisimos eran en ese momnen- ‘to modelos de muchas cosas, de modo que lnubo una gran cercania entre el ‘pop y esa idea de modemidad/posmodemidad que consigui6 dar una imagen rmueva y joven de mi pafs. De hecho, la posmodemidad en Madrid se ident- ficé, a grosso modo, con la movida durante parte de los ochenta. En conse- ccuencia, todo vale. Se mezclan todo tipo de influencias, no sélo de forma inconsciente, sino que se busca un cierto sansfasonismo al mezclar citas de grandes filésofos con frases populares, de cine, de toreros. Tal vez el con- cepto, después de tres dévadas de uso, podria haberse destilado en una cultu- 1a que desconfia de las grandes ideas y de las grandes palabras, que pone todo aquello en fo que quisiera creer en una especie de cuarentena. Mi vi- sin personal de lo posmodemo se traduce en que no hay verdades absolutas porque no somos capaces de construir una forma que nos garantice que lo que creemos verdades lo sean realmente. Esa inseguridad provoca un mundo cenel que atendemos permanentemente a la idea de qué es loreal. Ral Hernéndez Garrido: De forma esticta,entiendo por posmodernidad la denominacion de una corriente estética, ligada a una época “fin de mile- nioffin de civilizacién,” que se dio a finales del siglo XX, desde los afios 70, ¥y que se desarrolla de forma brutal en los 80 y 90, con la confluencia de una serie de tendencias,estlos atsticos y de pensamiento (el pop art, el postes- tructuralsmo, la desconstruccin, el minimal, los reslismos sucios, etc.) de hhechos histéricos la cafda de 1os comunismos, el auge del neoliberalismo y de la globalizacin), y condiciones socioevonémices (el auge de la sociedad de consumo, de los medios de comunicacién de masa, televsin, Internet, tecnologias de la informacién, Ia destrucciGn de la familia tradicional y de su sustento como base de Ia sociedad). Lo posmodemo se enfrenta, através

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