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Liceo de Aplicación
Departamento de Filosofía
Pro f . Ma r it za Va ld é s A l ia g a

DESARROLLO PSICOSEXUAL TERCEROS MEDIOS A - B

Analizan la dimensión psicológica de la sexualidad: la identidad sexual.

CONTENIDOS
La sexualidad desde la perspectiva psicológica: la sexualidad como parte
constitutiva del desarrollo individual. Desarrollo de la sexualidad humana

Los descubrimientos de Sigmund Freud (1856 -1939) tienen como punto de partida sus
estudios en París acerca de la h ister ia , e l desarrollo de la personalidad y los aspectos
psicosexuales. En aquel entonces se habla qu e curaba por medio de la hipnosis. En 1893 public a,
junto con Breuer, El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos, cuya base es el famoso
caso de una histérica conocida como Ana O.

"La paci ente sufrí a d e paráli si s hi stéri c a en un braz o. En el estad o hi pnótic o se puso en cl aro que
la paráli si s estaba rel aci onad a c on un rec uerd o especí fi c o. La m uc hac h a estaba al c ui d ad o d e su
pad re, el c ual d esg raci ad am ente c ayó enferm o. Una no c he, mi entras esperaba sentad a al l ad o
del l ec ho l a ll eg ad a d e un especi ali sta d e una ci ud ad l ej ana, se ad orm eci ó, al parec er, c on el
braz o c ol oc ad o en el respald o d e l a si ll a. En el sopor tuv o un sueño o l a al uci nac i ón d e que una
c ul ebra salí a d e l a pare d y am enaz aba a su pa dre. Trató d e alc anz arl a y entonc es l e pareci ó q ue
su braz o era l a c ul ebra. Cuand o se d espertó por c om pl eto, se l e qued ó el braz o parali z ad o. Breuer
c oncl uyó que éste era el rec uerd o que d espués parecí a ex presarse en la parali z aci ón d el bra z o,
porque d espués d e rec ord arl o d esaparec i ó l a paráli si s. Por entonc es, c onsi d eró esta ex peri enci a
sól o c om o un rec uerd o d ol oroso en senti d o c onvenc i onal . D estac ó c om o fac tor m ás im portante el
c uid ad o d e l a m uc hac ha por el bi enestar d e su pad re. Si n e m barg o, c on el c onoc i mi ento m ás
am pli o que ahora tenem os, parec e que l a si tuaci ón era m uc ho m ás c om pli c ad a, y que no sól o se
rel aci onab a c on el c ui d ad o por el pad re, si no q ue tam bi én habí a aspec tos neg ativ os (ag resivi d ad)
en su sentimi ento haci a él . Breuer ll eg ó a l a c oncl usi ón d e que l os sí ntom as d e l a _hi steri a. eran
prod ucid os por l os obstác ul os que im pedí an ac c ed er a l a c onci enci a d e l os rec uerd os d ol oroso s»
(C. THO MPS O N, El p sic oa ná lis is . Méx ic o, FCE, 1971, p. 85.)

El estudio de la histeria lleva a Freud a comprender -y éste es un


gran descubrimiento- que existen procesos inconscientes que
provocan los síntomas histéricos; y que, si el enfermo llega a
tomar conciencia de ellos con ayuda de la hipnosis, puede llegar
a curarse. Sin emb argo, Freud se s epara pronto de Breuer porque
se da cuenta que l a hipnosis no es un buen método de c uración:
no siempre cura, y no puede ser empleada con todos los
enfermos.

Freud, entonces, emplea otro método para hacer conscientes los


recuerdos trau mati zantes: el enfermo debe comenzar a hablar
(cura de charlas ) a partir de una imagen que se le ofrece e ir
asociando libremente sus pensamientos, de tal modo que llegue
así a extraer los recuerdos que se buscan. Pero al emplear este
método, Freud se enc uentra con que el paciente se resi ste con
frecuencia a continuar: hay cosas que no puede decir (y
empieza a dejar l as sesiones o a engañar al médico). Freud
descubre así el elemento clave de su método: el "yo” se defi ende
contra algo, en el s ujeto hay una fuerza de represión (mecanismo
de defensa) contra los recuerdos inconscientes.

La represión es el s egundo gran desc ubrimient o: hay impulsos reprimidos


en el interior del hombre y que, por tanto, están como sumergidos en el
inconsciente. Lo reprimido pugna por salir (el inconsciente es, por tanto,
dinámico, activo), pero no puede hacerl o debido a l a barrera de la
represión. Enton c es se manifiesta mediante síntomas neuróticos :
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angustia, fobias, sí ntomas histéricos, obsesiones, ideas fijas, etc. Así se


explican las neuros is: la represión es su causa.

Expondremos ahor a los principales aspectos de la teoría freudiana y su


relación con la estructura de la personalidad, la teoría de los impulsos
psicosexuale s.

1. PRIMERA MANERA DE ENTENDER LA PERSONALIDAD.

Al principio, Freud distingue dos ámbitos o estructuras (i nstancias,


en la terminología de Freud): el preconsciente y el inconscient e,
entre los que sitúa una función de censura.

- El preconsciente está compuesto por recuerdos y


aprendizajes que no son cons cientes pero pueden llegar a
serlo fácilmente: está «disponible» y se rige por el principio de
realidad.

- El inconsciente no es consciente ni puede serlo, ya que está


reprimido, y se c ompone de pulsiones innatas, deseos y
recuerdos reprimidos que pugnan por encontrar
satisfacción ), tendencia a la vida (eros) y tendencias a la
muerte (thanatos ). S e rigen por el principio de placer; es
activo y dinámico.

- Por fin, entre el preconsciente y el inc onsciente se sitúa la


Censura, es decir, l a función de la represión se parece a un
guardián vigilante que no permite pasar a la conciencia lo que se
encuentra en el inconsciente. Durante el s ueño, la vigilancia de la
censura se relaja un tanto, y entonces los deseos reprimidos pueden
aflorar, aunque disfrazados bajo formas simbólicas: de ahí la
necesidad de inter pretar los sueños.

2.SEGUNDA MANERA DE ENTENDER L A PERSONALI DAD

- El YO (I ch, en alemán). Se compone de elementos conscientes


(percepción exter na o del mundo, percepción interna, procesos
intelectuales), p reconscientes (recuerdos no reprimidos,
aprendizajes) e inc onscientes (mecani smos de de fensa).

El ELLO. Se compo ne de todas las pulsiones innatas (agresiv as y sexuales)


reprimidas y, además, de todo lo que ha ido siendo reprimido (deseos, re -
cuerdos); el Ello es la parte más primitiva del aparato psíquico y, además, tiene
un carácter dinámico. No puede ser o bservado en sí mismo, pero se deduce que
se compone de pulsiones, deseos y recuerdos reprimidos. - Se rige por el
Principio de placer. EROS y THANATOS. El I nconsciente tiene una
actividad psíquica que tiene por fi nalidad evitar el dis placer y
procurarse el placer.

- El SUPERYÓ (Uberich). Es el heredero del complejo de Edi po y equivale


a una especie de "moral arcaica” que resulta de la interiorización de
las prohibiciones familiares: el niño, que primitivamente es amoral (no
posee más que el «ello», no reprimido todavía ), empieza a percibir las
prohibiciones fami liares, que terminan por interiorizarse, hacerse
inconscientes y convertirse en una instancia que vigila y amenaza al
"yo”.

EL ELLO Y LAS PULSIONES

Las Pulsiones s on la parte más primitiva y profunda del Ello. Al


principio, Freud las redujo a dos principales: las pulsiones sexuales
y las pulsiones de autoconservación . La energía de las pulsiones
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sexuales recibe el nombre de «Libido».

- Las pulsiones sex uales -sexual tiene aquí un sentido amplio, no


exclusivamente genital - se encuentran al principio muy
fragmentadas y dis persas: se fijan en diversos órganos del cuerpo
y se satisfacen también con objetos muy diversos. Sólo al final se
unificarán con la pr imacía de la genitalidad. Estas pul siones se
rigen por el "principio de placer”. (Revida en tus apuntes las
etapas en la maduración de la Libido y el desarrollo de la
personalidad: etapas oral, anal, fálica, de latencia y genital)

Por ejemplo, la necesida d de alimento en el lactante, sirve de


«apoyo» a la pulsión sexual , que se localiza en la boca y busca su
objeto de satisfacción en el pecho de la madre. Como se ve,
efectivamente, «sexualidad» significa aquí algo bastante distante
del uso habitual de la p alabra.

Las pulsi ones de au toconservaci ón y sexuales se i ntegran en una


úni ca pulsi ón, el «Eros», y se añade una pulsi ón nueva, l a pulsi ón
de muerte o «Thanatos».

Finalmente, también existe algo más radical que el principio de placer:


la «com pulsión de repetición», que es la tendencia a repetir las
exper iencias f uertes, cualesquiera que sean sus ef ectos, agradables o
desagradables. Est a «compulsión» permite la conser vación de las
pulsiones y es la base de la pulsión de muerte .

LA LUCHA ENTRE LOS INSTINTOS DE VIDA Y MUERTE DURA TODA LA VIDA


MELANIE KLEIN (1882 – 1960)

El tema de las fuerzas opuestas ha interesado siempre a escritores, filósofos y científicos. La literatura, la religión y el arte
están llenos de relatos sobre el bien y el mal, sobre aliados y enemigos. En la Física newtoniana, el equilibrio se alcanza
cuando una fuerza se encuentra con otra fuerza opuesta equivalente. Tales fuerzas opuestas parecen ser un factor esencial
de la existencia, y acaso, las más potentes de ellas sean las pulsiones instintivas de Vida y de Muerte.

S. Freud sostuvo que, para evitar ser destruidos por nuestra propia pulsión de muerte, empleamos nuestro instinto de vida
narcisista o de autoconservación (libido) que dirige la pulsión de muerte hacia afuera, hacia otros objetos. MELANIE KLEIN
argumentó que intuimos el peligro de ser destruidos por ese “instinto de agresión”, y reconocemos la enorme tarea de
“movilizar la libido” contra él. La convivencia de estas fuerzas opuestas constituye un conflicto psicológico inherente y
fundamental de experiencia humana. Klein sostuvo que nuestras tendencias al crecimiento y a la creación – desde la
procreación hasta la creatividad- siempre se ven obligadas a ir en contra de una fuerza destructiva igualmente potente, y
que esta tensión psíquica continua y subyace a todo sufrimiento.

Klein mantuvo asimismo que esta tensión psíquica explica nuestra tendencia innata a la agresión y a la violencia. Genera
una lucha entre el amor y el odio presente hasta en los recién nacidos. Esta batalla constante entre nuestros instintos de
vida y de muerte -entre el placer y el dolor, la renovación y la destrucción- produce confusión en nuestra psique, la ira, los
malos sentimientos pueden surgir entonces en cualquier situación, sea buena o mala.

Conflicto constante

Klein creía que nunca nos desprendemos de estos impulsos primitivos, que los conservamos toda la vida y nunca alcanzamos
un estado seguro de la capacidad de impregnarlo todo de tal conflicto psíquico. Klein consideraba que la felicidad, según la
noción tradicional, es algo inalcanzable, y así la vida consistiría en encontrar un modo de tolerar el conflicto, más que en
alcanzar el nirvana.

Si tal estado de tolerancia es a todo lo que podemos aspirar, a Klein no le sorprendía que la vida frustrara lo que mucha
gente desea o cree merecer, y que provocara decepción y depresión. La experiencia humana según Klein, está
inevitablemente llena de ansiedad, dolor, pérdida y destrucción, el ser humano debe aprender a vivir entre los extremos de
la vida y la muerte.
El libro de la psicología.

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