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VISITA A JESÚS SACRAMENTADO

1) ORACIÓN PARA TODAS LAS VISITAS

¡Oh, Dulcísimo y Amantísimo Señor!, Tú conoces mi flaqueza y la


necesidad que padezco, en cuántos males y vicios estoy abismado,
cuántas veces me veo agobiado, tentado, turbado y amancillado.

A Ti vengo por remedio, a Ti acudo por consuelo y alivio.

Hablo a quien todo lo sabe, a quien son manifiestos todos los secretos
de mi corazón, y a quien sólo me puede consolar y ayudar
perfectamente.

Tú sabes los bienes que más falta me hacen y cuán pobre soy en
virtudes.

Mírame aquí delante de Ti, pobre y desnudo, pidiendo gracia e


implorando misericordia.

2) COMUNIÓN ESPIRITUAL

Venid, Jesús mío, a mi corazón para fortalecerlo, a mi alma para


santificarla, a mi entendimiento para iluminarlo y a mi voluntad para
fijarla: venid, Señor, venid, disponed de mí como queráis y haced que se
cumpla siempre en mí Vuestra Santísima Voluntad.

Amén

3) ESTACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Se reza la Estación al Santísimo, diciendo tres Padrenuestros y Ave


Marías y uno por el Santo Padre, diciendo antes de cada uno: "Viva Jesús
Sacramentado; viva y de todos sea amado".
Y, al final de ellos: "Sea por siempre bendito y alabado el Santísimo
Sacramento del Altar, y la Pureza Inmaculada de María Santísima, Madre
de Dios y Señora Nuestra, concebida sin mancha de pecado original.

Amén".

4) VISITA

Puedes leer y meditar durante un rato un texto del Evangelio, de un libro


espiritual o ayudarte con el texto de Quince minutos ante Jesús
Sacramentado.

5) ORACIÓN FINAL

Virgen Santa, María, Guía y Reina mía, vengo a acogerme al seno de


vuestra misericordia y a poner desde este momento para siempre mi
alma y cuerpo bajo vuestro amparo y protección especial, confío y pongo
en vuestras manos todas mis esperanzas yconsuelos, todas mis penas y
miserias, así como el curso y el fin de mi vida, afin de que por vuestra
santa intercesión y vuestros méritos todas mis obrassean hechas según
vuestra voluntad y con el objeto de agradar a vuestro DivinoHijo. Así
sea. (De San Luis Gonzaga.)

Oración al Santísimo Sacramento


Te doy gracias Señor
Padre Santo,
Dios Todopoderoso y eterno
porque aunque soy un siervo pecador
y sin mérito alguno,
has querido alimentarme
misericordiosamente
con el cuerpo y la sangre
de tu hijo Nuestro Señor
Jesucristo.
Que esta sagrada comunión
no vaya a ser para mi
ocasión de castigo
sino causa de
perdón y salvación.

Que sea para mi armadura


de fe, escudo de buena voluntad;
que me libre de todos mis vicios
y me ayude a superar
mis pasionres desordenadas;
que aumente mi caridad
y mi paciencia
mi obediencia y humildad,
y mi capacidad para hacer el bien.

Que sea defensa inexpungable


contra todos mis enemigos,
visibles e invisibles;
y guía de todos
mis impulsos y deseos

Que me una más intimamente a ti,


único y verdadero Dios
y me conduzca con seguridad
al banquete del cielo,
donde tu, con tu hijo
y el Espíritu Santo,
eres luz verdadera,
satisfacción cumplida
gozo perdurable
y felicidad perfecta.
Por Cristo, Nuestro Señor, Amén

Caminando con Jesus


Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

ADORACION A CRISTO
VISITA DIARIA AL SANTÍSIMO
MI VISITA A JESÚS SACRAMENTADO

HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO POR SANTO TOMÁS DE


AQUINO
ORACIÓN DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO
ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE SANTO TOMAS DE
AQUINO
AL AMOR DE LOS AMORES JESÚS SACRAMENTADO ORACIÓN
DE SANTA TERESA DE LISIEUX
ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN
ORACIONES A JESÚS EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
SALUDO JESÚS SACRAMENTADO
ORACIÓN PARA UNA VISITA
ADORACIÓN EUCARÍSTICA DE JUAN PABLO

VISITA DIARIA AL SANTÍSIMO


Por la señal. Señor mío Jesucristo.
1. ORACIÓN PREPARATORIA.
Aquí estoy en vuestra divina presencia, Jesús mío, para visitaros.
He venido, Señor, porque me habéis llamado.
Vuestra presencia real en la Sagrada Eucaristía, es el eco de aquellas palabras
que nos dirigís en el Evangelio: "Venid a Mí todos los que estáis cargados con
vuestras miserias y pecados y Yo os aliviaré". Aquí vengo, pues, como
enfermo al Médico, para que me sanéis; como pecador al Santo, para que me
santifiquéis; y como pobre y mendigo al rico, para que me llenéis de vuestros
divinos dones.
Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento del Altar, tan real y
verdaderamente como estabais en Belén, como estabais en la cruz y como
estáis ahora en el Cielo.
Espero en Vos, que sois poderoso y bueno, para santificar mi alma y salvarme.
Os amo con todo mi corazón, porque sois la Bondad infinita, digno de ser
amado de todas las criaturas del Cielo y de la tierra; y me habéis amado hasta
derramar vuestra sangre y dar vuestra vida en la cruz por mi.
Vengo aquí a buscar un refugio contra la corrupción del mundo. En el mundo
todo es falsedad y mentira; vengo a Vos que sois la Verdad eterna. El mundo
está lleno de abismos de iniquidad; vengo a Vos que sois el único Camino de
la felicidad. En el mundo todo es sensualidad y pecado; vengo a Vos que sois
Vida y Santidad de las almas.
¡Dadme luz, Señor! ¡Que yo os vea presente en el Sagrario con los ojos de la
fe; y que mi corazón beba hasta saciarse de la fuente del Amor divino que
brota de vuestro Corazón Sacramentado!
2. LECTURA REPOSADA DEL DÍA CORRESPONDIENTE.
3. COMUNIÓN ESPIRITUAL.
Creo, Jesús mío, que sois el Hijo de Dios vivo, que habéis muerto en la cruz
por mi, y estáis ahora real y verdaderamente en el Santísimo Sacramento del
Altar. Os pido perdón de todos mis pecados. Os amo sobre todas las cosas y
deseo recibiros. Venid a mi corazón. Os abrazo. No os apartéis jamás de mí.
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
4. ESTACIÓN AL SANTÍSIMO.
Está constituida por cinco Padrenuestros, Avemarías y Glorias, por las cinco
llagas y uno por el Papa.
5. JACULATORIAS CONTRA LA BLASFEMIA.
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea María Santísima, la excelsa Madre de Dios.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción a los Cielos.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
6. ORACIÓN FINAL.
Gracias, Jesús mío, por la bondad con que me habéis recibido y permitido
gozar de vuestra presencia y compañía amorosas.
Me vuelvo a mis ocupaciones. Mi corazón queda contigo. En mi trabajo y en
mis descansos me acordaré de Ti, y procuraré vivir con la dignidad que
merece vuestra amistad divina.
Dadme vuestra bendición y concédeme todas las gracias, que necesito, para
amaros y serviros con la mayor fidelidad.
Bendice, Señor, a nuestro Santísimo Padre el Papa, vuestro Vicario en la
tierra; ilumínale, santifícale y líbrale de todos sus enemigos.
Bendice a vuestra Iglesia Santa y haced que su luz brille en todas las
naciones; y que los paganos conozcan y adoren al único verdadero Dios y a
su Hijo Jesucristo.
Bendice a vuestros sacerdotes, santifícalos y multiplícalos.
Bendice y protege a nuestra nación.
Bendice a todos nuestros bienhechores y concédeles la bienaventuranza
eterna.
Bendice a los que nos han ofendido y cólmalos de beneficios.
Bendice a todos nuestros familiares y haced que vivan todos en vuestra gracia
y amistad y que un día nos reunamos en la Gloria.
Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en el
Purgatorio.
Da la salud a los enfermos. Convierte a todos los pecadores. Danos a todos
vuestro divino amor, para que la fe que nos impide ahora ver vuestro
santísimo rostro se convierta un día en luz esplendorosa en la Gloria, donde
en unidad con el Padre y el Espíritu Santo te alabemos y bendigamos por los
siglos de los siglos. Amén.
MI VISITA A
JESÚS SACRAMENTADO
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ACTOS DE ADORACIÓN:
Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más
abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has
recibido desde la institución de este Sacramento y
recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu
Santa Madre, de San Juan, tu discípulo amado, y
de las almas más enamoradas de la Eucaristía.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu
Santo.
Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre
todos los Sagrarios del mundo.
Di a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.

ACTOS DE FE:
Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus
adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al
cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen. (Comunión espiritual).

ACTOS DE ESPERANZA:
Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo
malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación
divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti bajo
pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has
defraudado mi esperanza.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!

ACTOS DE CARIDAD:
Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.
Porque Tú me has amado infinitamente,
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de
tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mi en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e
ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.
¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.
Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian.
¡Que pena por esto!
Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito
que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor
eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo
cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).

ACTOS DE CONTRICIÓN:
¡Jesús mío, misericordia!
Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante
mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.
¡Perdóname, perdóname, perdóname!
Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.
Jesús, sé para mí Jesús.
Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.
¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!

ACTOS DE GRATITUD:
Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré
eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.
Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor
y toda gloria.
Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas
renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.

ACTOS DE SÚPLICA:
Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y
en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del
Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación
A nuestra querida patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.

ORACIÓN FINAL
Jesús mío, échame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta
visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime amarte
más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo
mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus
divinos ojos.
Adiós, adiós, Jesús mío.

HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO


POR SANTO TOMÁS DE AQUINO
(Adoro te devote)
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas
apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al
contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero
basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía
sólola Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso
ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas
como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y
más en Ti, que en Ti espere y que te ame. ¡Oh memorial de la muerte del
Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y
que siempre saboree tu dulzura. Señor Jesús, bondadoso Pelícano, límpiame
a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos
los crímenes al mundo entero. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que
se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz
viendo tu gloria. Amén.

ORACIÓN DE SAN ALFONSO Mª LIGORIO


Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este
sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a
cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar.
Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes
que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este
sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y
haberme llamado a visitarte en esta iglesia.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el
primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar,
para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este
sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los
lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.

ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO


DE SANTO TOMAS DE AQUINO
¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido;
concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer
verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro
nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida;
concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es
menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca
entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce,
ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva
a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos.
Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las
eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna
fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el
descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y
fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece
a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con
devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin
contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin
disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de
Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin
presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y
obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que
por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble
que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que
por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna
pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que
os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento
que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que,
finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la
penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y
en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis,
Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

AL AMOR DE LOS AMORES JESÚS SACRAMENTADO


ORACIÓN DE SANTA TERESA DE LISIEUX
Sagrario del Altar el nido de tus más tiernos y regalados amores. Amor me
pides, Dios mío, y amor me das; tu amor es amor de cielo, y el mío, amor
mezclado de tierra y cielo; el tuyo es infinito y purísimo; el mío, imperfecto y
limitado. Sea yo, Jesús mío, desde hoy, todo para Ti, como Tú los eres para
mi. Que te ame yo siempre, como te amaron los Apóstoles; y mis labios besen
tus benditos pies, como los besó la Magdalena convertida. Mira y escucha los
extravíos de mi corazón arrepentido, como escuchaste a Zaqueo y a la
Samaritana. Déjame reclinar mi cabeza en tu sagrado pecho como a tu
discípulo amado San Juan. Deseo vivir contigo, porque eres vida y amor.
Por sólo tus amores, Jesús, mi bien amado, en Ti mi vida puse, mi gloria y
porvenir. Y ya que para el mundo soy una flor marchita, no tengo más anhelo
que, amándote, morir.

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN


Oh Jesús, redención, amor y deseo nuestro, yo os invoco y clamo a Vos con
un clamor grande y de todo corazón, os suplico que vengáis a mi alma, entréis
en ella y la ajustéis y unáis tan bien con Vos que la poseáis sin arruga ni
mancha alguna; pues la morada en que ha de habitar un Señor tan santo como
Vos, muy justo es que esté limpia.
Vos habéis fabricado este vaso de mi corazón; santificadlo, pues; vaciadlo de
la maldad que hay en él, llenadlo de vuestra gracia, y conservadlo lleno para
que sea templo perpetuo y digno de Vos.
Dulcísimo, benignísimo, amantísimo, carísimo, potentísimo, deseadísimo,
preciosísimo, amabilísimo y hermosísimo Señor, Vos sois más dulce que la
miel, más blanco que la nieve, más suave que el maná, más precioso que las
perlas y el oro, y más amado de mi alma que todos los tesoros y honras de la
tierra.
Pero cuando digo esto, Dios mío, esperanza mía, misericordia mía, dulzura
mía, ¿qué es lo que digo? Digo, Señor, lo que puedo y no digo lo que debo.
¡Oh si yo pudiese decir lo que dicen y cantan aquellos celestiales coros de
ángeles! ¡Oh cuán de buena gana me emplearía todo en vuestras alabanzas, y
con cuánta devoción, en medio de vuestros predestinados, cantaría mi alma
vuestras grandezas, y glorificaría incesantemente vuestro santo nombre!
Como no hallo palabras para glorificaros dignamente os suplico no miréis
tanto a lo que ahora digo, cuanto a lo que deseo decir.
Bien sabéis Vos, Dios mío, a quien todos los corazones están manifiestos, que
yo os amo y quiero más que al cielo y a la tierra y a todas las cosas que hay en
ella. Yo os amo con grande amor y deseo amaros más.
Dadme gracia para que siempre os ame cuanto deseo y debo, para que en Vos
solo me desvele y medite, en Vos piense continuamente de día; en Vos sueñe
de noche; con Vos hable mi espíritu, y mi alma siempre platique con Vos.
Ilustrad mi corazón con la lumbre de vuestra santa visitación, para que, con
vuestra gracia y vuestra dirección camine yo de virtud en virtud. Os suplico,
Señor, por vuestras misericordias, con las cuales me librasteis de la muerte
eterna, que ablandéis mi corazón, y que me abracéis con el fuego de la
compunción, de manera que merezca yo ser cada hora vuestra hostia viva.

ORACIONES A JESÚS
EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Señor mío Jesucristo, que por el amor que tenéis a los hombres, permanecéis
de día y noche en este Sacramento, lleno de misericordia y ternura,
esperando, llamando y acogiendo a todos los que vienen a visitaros, yo creo
que estáis aquí presente. Os adoro desde el abismo de mi nada, os doy
gracias por todos los favores, y especialmente por haberos Vos mismo dado a
mí en este Sacramento; por haberme concedido a María vuestra propia Madre,
como intercesora; y por haberme llamado a visitaros en esta iglesia.
Yo saludo hoy a vuestro amadísimo Corazón y deseo adorarle, en
agradecimiento por este grande don, en reparación de todos los ultrajes que
Vos mi amado Jesús, recibís en este Sacramento de vuestros enemigos.
Oh Jesús mío, os amo de todo corazón. Me arrepiento de haberos ofendido
tantas veces. Me propongo con vuestra gracia no ofenderos más en adelante,
y ahora, aunque, estoy lleno de faltas e imperfecciones me consagro todo a
Vos. Haced de mi, lo que os agrade. Yo sólo os pido y sólo deseo vuestro
santo amor, y la perseverancia hasta el fin.
Os encomiendo también las almas del purgatorio, especialmente a aquellas
que han sido más devotas del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada.
Por fin, mi amado Salvador, uno todos mis afectos a los de vuestro
amorosísmo Corazón, y los ofrezco a vuestro Padre Eterno, suplicándole que
por amor a Vos, se sirva aceptarlos y escucharlos. Así sea.

SALUDO JESÚS SACRAMENTADO


Oh Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo
Sacramento del altar, creo todo lo que Vos, mi Señor, me habéis revelado.
Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Vos que nunca permite que
sea confundido, agradeciendo por este don supremo, amándoos sobre todas
las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándoos en el misterio
profundo de vuestra humildad, os manifiesto y hago patente todas las heridas
y miserias de mi pobre corazón y os pido me deis todo lo que necesito y
deseo. Pero tan solo os necesito a Vos, oh Dios mío, tan solo os deseo a Vos,
vuestra gracia y la gracia de usar debidamente vuestras gracias, poseeros en
esta vida y poseeros en la otra.
Bendito seáis, oh poder divino de vuestro paternal Corazón, que aunque todo
lo podéis, sin embargo, no podíais darnos un don más precioso que este
Santísimo Sacramento.
Oh Pan celestial, gran Sacramento, os adoro y os alabo en todo momento.
(repítase después de cada alabanza.)
Bendita seáis, oh Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabéis y lo ordenáis,
y sin embargo no sabíais prepararnos una comida más exquisita, que este
Santísimo Sacramento.
Bendito seáis, oh Dios mío, que en vuestra inefable dulzura de amor os habéis
transformado en este pan para dárosnos como el más dulce manjar.
Bendito seáis, oh Dios mío, que habéis encerrado todos vuestros misterios en
esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh Trinidad
Santísima!

ORACIÓN PARA UNA VISITA


¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a
tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su
padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi
bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando
huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.
Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un
desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te
busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se
acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras
de tu presencia, de tu amor?
Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia
Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo
en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las
tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.
Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor
ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me
persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel
donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar
y vencer.
No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré
tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en
la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo,
nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.
Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te
amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.
Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que
tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de
los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve
a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.
Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.
Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de
la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que
sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte,
auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido
triunfo.
Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en
medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración,
entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo. Amén.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA
DE JUAN PABLO II

Señor Jesús:
Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que
nos amas tal como somos.
«Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos
creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios» (Jn. 6,69).
Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena
y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Aumenta nuestra FE.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al
Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.
Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.
Siguiéndote a ti, «camino, verdad y vida», queremos penetrar en el aparente
«silencio» y «ausencia» de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la
voz del Padre que nos dice: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi
complacencia: Escuchadlo» (Mt. 17,5).
Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras
situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y
social.
Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y
amigo.
Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives «siempre
intercediendo por nosotros» (Heb. 7,25).
Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino
apresurado contigo hacia el Padre.
Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú
eres el centro, el principio y el fin de todo.
Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de
valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer
lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.
Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que
eres.
Quisiéramos decir como San Pablo: «Mi vida es Cristo» (Flp. 1,21).
Nuestra vida no tiene sentido sin ti.
Queremos aprender a «estar con quien sabemos nos ama», porque «con tan
buen amigo presente todo se puede sufrir». En ti aprenderemos a unirnos a la
voluntad del Padre, porque en la oración «el amor es el que habla» (Sta.
Teresa).
Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes
básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia
vocación cristiana.
CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud
sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación,
como respuesta a tus palabras: «Quedaos aquí y velad conmigo» (Mt. 26,38).
Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras;
por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal
como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de
donación.
El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir
esos «gemidos inenarrables» (Rom. 8,26) que se traducen en actitud
agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu
presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos


hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.
Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o
«misterio». Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el
«misterio» de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en
nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio
activo y fecundo que nace de la contemplación.
Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en
capacidad de AMAR y de SERVIR.
Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y
adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se
hizo la más perfecta Madre.
Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu
Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.
Juan Pablo II
1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.


Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le
habían aclamado poco antes. Y El calla... Nosotros huímos de ser reprochados. Y
saltamos inmediatamente...

Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo
merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

2ª Estación: Jesús cargado con la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que
yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis
achaques, de mis dolencias, de mi soledad.

Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis
hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz


Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú
caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando
después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

4ª Estación: Encuentro con la Virgen

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz
Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.

Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último


día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

5ª Estación: el Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada
uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto,
para realizarnos de una manera particular.

¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de
todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la
realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

6ª Estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la


mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te
abandono cuando me dejo llevar por el "qúe dirán", del respeto humano, cuando no me
atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que
ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.

Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el
"qué dirán". Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes,
Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el
Calvario. Tal vez fueran más.

Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mál ante los demás,
por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede
convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.


Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis
pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio
mal entendido, de egoismo, de envidia.

Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día,
que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y
correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.


Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes
desfallecido, Señor.

Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame,
Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para
otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras


Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de
tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la
pérdida de mis seres queridos.

Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a


tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.


Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis
hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en
ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

12ª Estación: Jesús muere en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te


adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas
de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por
salvarme, por salvarnos.

Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación,
ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

13ª Estación: Jesús en brazos de su madre

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.


Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momen
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