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DE MATEMÁTICOS
Septiembre de 2.011
Dedicado a
Irene Miler
Francisco Czwienczek
Karolina Miler
PRÓLOGO
Fredy González, Presidente
Junta Directiva Nacional de la Asociación Venezolana de Educación Matemática
(2010-2013)
“Me gusta la pintura y la música
(de hecho, toco con mucho esfuerzo algunas piezas sencillas en mi teclado)
No desaprovecho oportunidad alguna de resaltar en mis clases
la estrecha relación de las artes y la matemática. Eso también lo reflejo en el libro”.
Fabiola Czwienczek
A la vida debe dársele gracias siempre, mucho más cuando ella nos brinda
oportunidades para retribuir todo lo que ella nos ha dado. Tal es el presente caso. En
efecto, Fabiola Irene Czwienczek Miler (con un apellido de difícil pronunciación en
español; por lo que todos quienes estamos cerca de ella hemos resuelto llamarla así …
simplemente Fabiola) me ha concedido el privilegio de escribir el prólogo de esta obra
(después de haber escrito ella la última letra) que está llamada a convertirse en uno de los
libros de Matemática más trascendentes de todos cuanto se hayan escrito en el país.
Bueno es decir que Usted, amable lector, tiene ante sí la síntesis de centenares de
horas de lectura, reflexión, análisis y buen trabajo matemático. Sí, Fabiola ha dedicado
varios años de su fructífera vida personal y profesional a auscultar en la Historia de la
Matemática (un quehacer que le apasiona tanto como el beisbol, “tanto como la pintura y
la música …” por lo que, como ella misma dice no desaprovecha “oportunidad alguna de
resaltar en mis clases la estrecha relación de las artes y la matemática”) para prepararnos
un excelente banquete de esta ciencia.
¡Cuánta historia hay en este libro!
Desde Arquímedes hasta Zenodorus, este ABC de Matemáticos nos pone en
contacto con varios siglos de Humanidad, resumidos y trascendidos mediante el intelecto,
la creatividad, la intuición, la genialidad y, porqué no decirlo, la suerte de veintiséis seres
humanos quienes con su aporte matemático lograron trascender lo efímero de sus vidas.
Encuéntranse en estas páginas, amorosamente hermanados, distintos ámbitos de
la Matemática: Aritmética, Álgebra, Geometría,… mostrándose así la armoniosa unidad
de su estructura, lo cual es una de sus cualidades estéticas más fascinantes: su multi-
unidad, es decir, la unidad existente entre sus diversas áreas; en este ABC de
Matemáticos, Fabiola nos muestra que la Matemática es una gran familia de muchos
miembros bien avenidos.
Fueron muchos los Matemáticos con meritoria obra, no incluidos en este ABC…
tantos que con ellos podría escribirse un ABC´…, otro que dé continuidad a éste; ojalá
que nuestra querida Fabiola logre la energía suficiente como para asumir ese nuevo
emprendimiento.
Gana la bibliografía matemática venezolana con esta obra; la Educación
Matemática lo hace también; en efecto, este es un libro catalogable como un libro de
Historia de la Matemática; sin embargo, por la naturaleza de los asuntos abordados, por el
ritmo de cada exposición, por la estructura adoptada para presentar a cada uno de los
matemáticos, por el nivel del lenguaje utilizado, de este libro podrían extraerse valiosas
lecciones acerca de cómo transponer el conocimiento (cómo decirlo, hablarlo) para que
éste le llegue a cada uno de los estudiantes; y esto tiene notables matices didácticos que
pueden ser apreciados cuando se examina cuidadosamente el texto.
Hay un aspecto que conviene destacar: lo impecable de las demostraciones que
se hacen presentes a lo largo del libro. Y hay más; muchas están antecedidas por el
estudio de casos particulares y la formulación de conjeturas a partir de los mismos; ello
constituye una modalidad de presentación del conocimiento matemático reconocidamente
idónea en el ámbito de la Matemática y su Didáctica; Fabiola maneja este recurso con
magistral soltura.
Igualmente notables resultan las ilustraciones (dibujos, gráficos) a los cuales
apela Fabiola para representar las proposiciones que se propuso demostrar. Aquí subyace
otra de las propuestas didácticas presentes en este ABC de Matemáticos: la visualización,
esta puede ser robustamente fundamentada desde el punto de vista teórico, apelando a la
noción de Registro Semiótico desarrollada por Raymond Duval.
Junta Fabiola aquí dos de sus áreas matemáticas de interés las cuales maneja con
gracia y soltura: la Geometría y la Aritmética, esto quizás haya privado en la selección de
los matemáticos que incluyó en este ABC… .
K es una letra muy útil a la ciencia en general y a la Matemática en particular; de
hecho es la inicial de Königsberg, palabra ésta que aún cuando alude a la montaña de
algún rey, es el nombre de una ciudad célebre por los famosos puentes (del Herrero,
Conector, Verde, del Mercado, de Madera, Alto, y de la Miel) que servían para unir las
cuatro regiones diferentes en la que quedaba dividido el terreno de la Isla Kneiphof al ser
bañada por el río Pregolya; así que ya desde el siglo XVIII resultaba un desafío recorrer a
pie toda la ciudad de Königsberg, pasando sólo una vez por cada uno de los puentes y
regresar el mismo punto de partida. Fueron muchos los recorridos realizados tratando de
resolver empíricamente el asunto, hasta que en 1736 fue resuelto matemáticamente por
Leonhard Euler (a quien Fabiola, con justicia, dedica el Capítulo 5 de su ABC…),
sentando con ello las bases de la Teoría de Grafos y de la Topología. Sin embargo, fue
Kepler el escogido para representar a la décimo primera letra de este ABC de
Matemáticos donde quedaron ausentes las antiguas Ch (´che ´) y Ll (´elle´ o ´doble ele´)
así como la resistente ñ. El Capítulo dedicado a Kepler (al igual que otros más) llama la
atención por los recursos aritméticos implementados para abordar objetos geométricos
puesto que la dinámica de las relaciones entre éstos tiene propiedades que son expresables
numéricamente, lo cual permite el uso de herramientas propias de la Aritmética.
Lo que más impresiona, entre muchísimos otros aspectos notables de esta obra
compuesta por Fabiola, es cómo permite aproximarse a una historia humana y geográfica
de la Matemática; en efecto, la lectura de sus diferentes capítulos (lo cual puede hacerse
de 26! maneras diferentes, porque el lector que desee darse el lujo de leerlo completo,
puede comenzar por uno cualquiera de sus capítulos y desde allí ir a cualquier otro en el
orden que mejor le parezca) propicia un recorrido por lugares y épocas muy disímiles que
permiten al lector enterarse de las circunstancias geográficas e históricas de la emergencia
de muchos de los conceptos y propiedades de los objetos matemáticos atribuidos a los
cultivadores de esta ciencia, biografiados aquí y que hoy forman (o deberían formar) parte
de los planes de estudio de la Matemática en diferentes niveles educativos.
Mientras más se avanza en el recorrido de las páginas de este libro, más
fascinante y atrayente resulta su lectura; entre los diferentes capítulos encontramos:
elementos de Historia de la Matemática, situaciones lúdicas, sociales, empíricas entre
otras, que sirvieron de contexto propiciatorio para el planteamiento de problemas que
hicieron posible la emergencia de áreas de la Matemática hoy en día sólidamente
robustas.
No cabe duda alguna de que en su escritura Fabiola revela su alma de profesora
de Matemática (condición que adquirió en el Instituto Pedagógico de Maracay en 1985, y
que luego fortaleció con el grado de Magister alcanzado en esta misma institución en
1991), profesión ésta que asume con gran sentido de responsabilidad y compromiso; así,
cada capítulo está escrito conforme un modelo didáctico que es apreciable en la forma
como está estructurado el texto: motivación inicial, referencia al contexto propiciatorio de
la emergencia del asunto tratado, planteamiento del problema o de la situación problema a
la que se refiere el capítulo, tratamiento matemático del asunto; aquí se nota la variada
gama de maneras matemáticas de abordar la solución de problemas de las que se vale
Fabiola, mostrando que en todas ella se maneja con desenvoltura.
Otro de los méritos de este ABC…, es la oportunidad que el lector (sea profesor
en servicio o en proceso de formación inicial) tiene de familiarizarse con los variados
modos que los matemáticos usan para comunicar sus ideas: dibujos, gráficos, tablas,
diagramas, ecuaciones, fórmulas, entre otros. Esta variedad representacional se nota a lo
largo de todo el texto. Una tarea interesante que puede llevar a cabo el lector (y que puede
ser utilizada didácticamente por el docente que haga uso de este ABC… como libro para
reforzar sus clases) es inventariar los diferentes modos de representar los objetos,
conceptos y situaciones matemáticas que aparecen en el libro.
Por todo lo dicho hasta ahora, podría asegurarse que este ABC de Matemáticos
está llamado a convertirse en instrumento de trabajo permanente para los profesores de
Matemática desde, al menos, la educación secundaria en adelante. En efecto, cada
capítulo puede dar lugar a la realización de proyectos de investigación matemática, pues
de los diferentes temas tratados quedan asuntos que son susceptibles de profundización,
lo cual podría constituir un desafío para los estudiantes.
Quien complete la lectura de este ABC… no saldrá ileso en cuanto a sus
maneras de relacionarse con la Matemática; dado que su contenido es asequible a
cualquiera que posea los conocimientos matemáticos que corresponden a la III Etapa de
la Educación Básica en adelante, al recorrer este libro su lector queda inmerso en una
atmósfera humanamente vívida de la matemática, haciendo que sea posible percibirla
como una creación hecha por seres humanos que no necesariamente estuvieron dotados
de cualidades extraordinarias, pero sí con la perspicacia suficiente como para poder
develar el trasfondo oculto en alguna situación que circunstancialmente les tocó vivir.
Russell (Bertrand), filósofo a quien se atribuye una de las más perturbadoras
definiciones de la Matemática (como la ciencia de la que nunca sabemos de qué estamos
hablando ni si lo que decimos es cierto), también fue matemático y a él Fabiola le dedica
el Capítulo 18, no tanto por esa, hoy en día, divertida definición de la Matemática, sino
por el manejo que hace de las paradojas, en especial una que a él le es atribuida (ocúpese
el lector de averiguar cuál es su enunciado) y que hizo tambalear el edificio conjuntista
que tan amorosamente había sido construido por George Cantor. Junto a la Paradoja de
Russel, Fabiola hermana las de Zenón (¿Para quién, estudiante de matemáticas
universitarias, no resulta familiar la célebre diada del rápido Aquiles y la lenta Tortuga?);
Epiménides (¿Será verdad que todos los cretenses mienten?), Berry (¿cuántos caracteres
serán necesarios para nombrar a un número?), Zwicker (En la lúdica sociedad actual,
¿qué pasará con los Hiperjuegos?) . Sin embargo, las numéricas no son el único tipo de
paradojas, también las hay de otra clase; por ejemplo, las visuales; es esto lo que permite
a Fabiola retomar el otro lado de su corazón matemático: la Geometría. Así nos reseña las
paradojas visuales debidas a Escher y Reutersvärd (diseñador del llamado triángulo de
Penrose), este último dio un vuelo importante a la Geometría con la elaboración de sus
figuras “imposibles”.
Sierpinski es el matemático escogido para ilustrar la S; este personaje es el autor
de “la figura autosemejante más famosa del mundo” y que hoy en día se utiliza
ampliamente para ilustrar la Geometría Fractal a niveles realmente elementales. Sería
interesante observar abierto el tapa-válvulas del motor de un carro y darse cuenta de por
qué a esa figura también, a veces, la llaman “Empacadura de Sierpinki”; también resultará
interesante leer este capítulo para saber qué tienen en común las alfombras con curvas de
“biunivocidad continua”.
T es la letra que le permite a Fabiola viajar desde Polonia (lugar de origen de sus
progenitores) hacia Italia y así continuar cultivando su agrado por la Geometría refiriendo
el trabajo de Torricelli quien, encontró solución a un problema de optimización (solución
que podemos recrear sólo usando regla y compás) que ya desearíamos que fuera
examinado por quienes han de tomar decisiones relacionadas con la ubicación de las
paradas del transporte público.
Un asunto que no podía soslayar Fabiola, dada su profunda amistad con los
números, era examinar el aporte de la cultura árabe, y aunque (Al)Umawi –el matemático
seleccionado para representar a la letra U- nació en España, toda su matriz cultural
provenía del Oriente. Sin embargo (¡sorpresa!), en este capítulo nuevamente aparecen
hermanadas la aritmética y la geometría, esta vez en una forma lingüísticamente
subliminal, puesto que Fabiola nos escribe acerca de cuadrados y cubos (expresiones
geométricas o ¿no?) pero numéricamente.
Varignon, sin embargo, le sirve para sumergirse nuevamente de lleno en lo
geométrico porque así como en capítulo dedicado a la U (de Umawi) revisó “la
periodicidad de los residuos módulo m”, en éste se dedica a descubrir un paralelogramo
especial que está escondido en un cuadrilátero dado; esto quiere decir que si se tiene un
cuadrilátero, éste contiene un paralelogramo de coordenadas específicas, precisamente
este es uno de los resultados de Varignon; ahora bien, ¿qué pasa si tenemos un
paralelogramo dado y queremos encontrar cuadriláteros para el cual el dado sea su
paralelogramo de Varignon? Pues bien Fabiola nos muestra que existen infinitos de tales
cuadriláteros ¿Quiere saber cómo? Pues váyase al Capítulo 22.
Wallace (William) fue un matemático escocés, geómetra acucioso, a quien se
deben notables aportes en este ámbito de la matemática, uno de ellos son sus famosas
rectas. El asunto del nombre de las rectas de Wallace pone de manifiesto lo delicado del
asunto de las publicaciones científicas oportunas, haciendo ver que –lamentablemente- la
gloria de un aporte científico le puede ser atribuida erróneamente a alguien que no es
necesariamente quien ha hecho el descubrimiento.
X: “Esa letra es difícil, aunque es la más utilizada por quienes trabajamos con
matemática: por tradición, x se relaciona con incógnita” (Fabiola Czwienczek: mensaje
de BlackBerry, 12/11/2011; 16:15). Xiong Quanzhi fue el matemático escogido por
Fabiola para representar a la “vigésimo cuarta letra de su ABC”; obsérvese que en la
escritura de esta expresión entrecomillada se han usado 26 caracteres, es decir, el mismo
número de letras a las que se refiere el ABC. Pero, volvamos a la X de Xiong (quien
nació en Shefong, el quince de febrero de mil novecientos quince; téngase en cuenta que
15+2+19+15 = 2(26)-1 ¿Casualidad?) fue uno de los matemáticos que dieron respuesta la
pregunta sobre ¿cuántas de las configuraciones que pueden elaborarse usando las siete
figuras de la Tabla de la Sabiduría china son convexas? Obra ésta monumental si se
considera que se cuenta por cientos el número de configuraciones de tal tipo. En este
capítulo Fabiola examina el paper inserto en el Volumen 49 de la revista American
Mathematical Monthly publicada en 1942 (y en Selected papers of Chuan-Chih Hsiung),
donde Xiong, junto con su colega Fu Traing Wang dan respuesta a la interrogante
¿Cuántos polígonos convexos pueden construirse con el Tangram? Y, precisamente esta
es otra de la actividades que los estudiantes y profesores deberían realizar con alguna
frecuencia: examinar los llamados paper, es decir, los artículos que aparecen en las
publicaciones periódicas dedicadas a la Matemática.
Y para continuar con su ABC, Fabiola vuelve de nuevo a China, donde se
encuentra con los Diagramas de Números de Yang Hui que, junto con el Tangram
(comentado en el Capítulo 24 dedicado a Xiong) aportan recursos didácticos muy útiles
en la enseñanza de muchas nociones matemáticas como lo son las configuraciones,
consideradas “mágicas”, circulares y cuadradas aunque, claro, las hay también
triangulares. En este capítulo dedicado a la Y, Fabiola nuevamente se solaza en dos de sus
grandes pasiones matemáticas: las figuras y los números. Esta vez (como tantas otras) los
números danzan tan armoniosamente en los cuadrados, los círculos y los triángulos que
parece que hicieran magia. Y ello es así, porque las propiedades aritméticas de los
números hacen que la disposición de los mismos, en configuraciones de tipo geométrico,
se comportan “mágicamente”. Sin embargo, como lo muestra Fabiola, nada mágico hay
en esto. De lo que se trata, precisamente es de representar de modo ideográfico las
propiedades aritméticas satisfechas por los números que participan en el “mágico”
arreglo, sea este triangular, cuadrado o circular.
Zenodorus es el matemático con quien Fabiola concluye esta extraordinaria
obra; quien logre llegar a este punto, con seguridad sentirá que su apreciación y
aproximación a la Matemática será muy diferente de aquella con la cual inició la lectura;
sencillamente, este es un libro que inspira Amor (así, con mayúscula) hacia la matemática
porque ese fue el sentimiento que Fabiola volcó con plenitud en su escritura. Así que la
invitación a disfrutarlo queda abierta; ojalá que sean muchos quienes la acepten,
especialmente aquellos que se están formando para ser profesores de Matemática, porque
de ellos depende mucho de lo que será el destino de la Matemática en nuestro país.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 1
Capítulo 1 ARQUÍMEDES Y LOS CÍRCULOS GEMELOS EN UN
ÁRBELOS 5
A) Conozcamos el árbelos y sus medidas ………………………… 6
B) Los círculos gemelos de Arquímedes …………………………. 8
C) ¿Cómo construir los círculos gemelos con regla y compás? … 14
BIBLIOGRAFÍA 402
INTRODUCCIÓN
¿Sobre qué iba a escribir?. Las ideas venían en tropel: quería escribir sobre
puntos, rectas, triángulos, cuadriláteros y círculos. También sobre números primos y
compuestos, números perfectos y números poligonales, sin dejar de mencionar algunos
interesantes rompecabezas y juegos de matemática recreativa. Pero, además de estos
temas, quería incluir algunos aspectos de la dinámica del quehacer matemático en el aula:
formulación de conjeturas, validación y refutación de las mismas, formación de patrones,
métodos de demostración, resolución de problemas, … Tampoco quise dejar de lado otro
elemento que siempre consideré fundamental en mis clases: el de la historia. Me refiero a
la descripción – narración del momento, del espacio y de las circunstancias que están
asociados a un determinado tema de Matemática; una especie de coordenadas que nos
permiten ubicar y comprender el surgimiento y desarrollo de ese tema. ¿Cómo integrar
tantos elementos en un todo que tuviese alguna coherencia?. La respuesta no llegó de
manera inmediata.
Organizando el material que quería incluir en el libro, hice una lista. Recuerdo
que algunas de sus entradas eran: la fórmula de Herón, el triángulo de Pascal, la recta de
Euler, los primos de Mersenne, el problema de las pesas de Bachet, … y apareció la idea.
Decidí organizar el material por orden alfabético, como lo hizo John Allen Paulos en su
maravilloso libro Más Allá de los Números, pero no por temas sino por los apellidos de
los matemáticos. Refinando la idea, me dispuse a seleccionar, por cada letra del alfabeto,
un matemático cuyo apellido o apodo se iniciara con dicha letra. La geometría, la teoría
(elemental) de números y la matemática recreativa son las áreas que tomé en
consideración en la selección de los matemáticos y sus obras, procurando cubrir distintas
culturas y momentos históricos, así como los diversos medios de divulgación mediante
los cuales llegaron hasta nosotros sus trabajos: manuscritos, cartas, libros de texto,
artículos de revistas u otras personas (comentaristas, discípulos y colaboradores).
- el título (en todos los capítulos es la conjunción del apellido o apodo del
matemático y el respectivo tema)
- una introducción que incluye: los datos de natalicio y muerte del matemático;
una figura relacionada con el tema (que puede ser la gráfica de una función, el diagrama
de un problema, la página de alguna de sus obras, etc.) y una frase que contiene la idea
principal del propósito del capítulo (generalmente, la frase es de otro matemático o
científico).
- la división de cada artículo en tres secciones que, para ser cónsona con el título,
designé con las letras A, B y C.
ARQUÍMEDES
Stanislaw Ulam
(matemático ucraniano, 1.909 – 1.984)
La figura sombreada recibe el nombre de árbelos, palabra de origen griego que significa
cuchilla de zapatero. La región está comprendida entre las semicircunferencias cuyos
diámetros son AB , AC y CB , siendo C un punto cualquiera de AB, estando todos los
arcos del mismo lado de la recta que pasa por A y B. En el siguiente capítulo,
exploraremos el árbelos y conoceremos algunas de sus fascinantes propiedades, entre
ellas que su área es igual a la de un círculo de diámetro CD, siendo CD perpendicular a
AB y D en la semicircunferencia de diámetro AB. Arquímedes estudió esta figura y la
analizó en su obra El Libro de los Lemas. Famosa es la proposición 5 de este libro, que
se refiere a los Círculos Gemelos de Arquímedes.
6
Figura A.1
La palabra árbelos proviene del griego y significa cuchilla de zapatero. Con este
nombre se designa a la región del plano comprendida entre las semicircunferencias cuyos
diámetros son AB , AC y CB, siendo C un punto cualquiera entre A y B (ver figura
A.2). Todas las semicircunferencias están del mismo lado del segmento AB.
Figura A.2
AB AC BC
L = + + = (AB + AC + BC) = (AB + AB) = AB
2 2 2 2 2
¿Cuál es su área?. Denotemos por S el área del árbelos. Por definición de esta
figura, S es la diferencia entre el área del semicírculo de diámetro AB y la suma de las
áreas de los semicírculos de diámetros AC y CB Esto es,
AB
2
S= –
Figura A.3
CD
S= (AC2 + CB2 + 2 CD2 – AC2 – CB2) = CD2 =
4 2
Se concluye que el área del árbelos es igual al área del círculo de diámetro CD.
Ya conocemos el árbelos y sus medidas. Antes de continuar explorando otras de sus
propiedades, nos referiremos a Arquímedes, el protagonista de este capítulo.
Supongamos que tenemos una parábola y sea una de sus cuerdas. La región
rayada en la figura A.4 se denomina segmento de la parábola. En Cuadratura
de la parábola, Arquímedes demuestra que el área del segmento de parábola es
cuatro tercios del área del triángulo ABC (figura A.5) siendo C el único
punto de la parábola en el que la recta tangente a la misma es paralela al
segmento .
Figura A.9
Figura A.10
12
Concentremos nuestra atención en probar que los dos círculos inscritos en las
regiones ACD y BCD tienen el mismo diámetro. En la figura A.11 se muestra el círculo
inscrito en la región ACD.
Figura A.11
Sean
E el punto de tangencia del círculo inscrito con el segmento CD
F el punto de tangencia del círculo inscrito con la semicircunferencia de diámetro AB
G el punto de tangencia del círculo inscrito con la semicircunferencia de diámetro AC
(3)
Por otra parte, como HE y AC son paralelos, los triángulos ∆AJC y ∆HJE son
semejantes. De donde,
(4)
MJ = MG + GN + NJ (*)
NJ =
Así,
MJ = MG + GN + NJ = = CB = MC + CB = MB
Figura A.16
Figura A.23
En la figura A.24 mostramos varios árbelos y en cada uno de ellos hemos construido los
círculos gemelos de Arquímedes (en el interior del árbelos) y el trillizo de Bankoff. A
continuación explicaremos cómo construir el círculo de Bankoff. Consideremos el árbelos
de la figura A.25, en la que y son perpendiculares, M es el punto medio de
y P es el punto medio de . Construyamos paralelas a , que pasen por los puntos
M y P, las cuales, respectivamente, cortan a las semicircunferencias menores en Q y
R (figura A.26). Tracemos el segmento cuyos extremos son Q y R. Dicho segmento
interseca a en el punto S (figura A.27). Sea T el punto medio de . El círculo
con centro en el punto T y radio TS es el círculo de Bankoff (figura A.28). Queda
18
como ejercicio demostrar que el diámetro de este círculo es , esto es, el mismo
diámetro que los círculos de Arquímedes.
Figura A.24
CLAUDE BACHET
Bourg-en-Bresse (Francia)
09 – 10 – 1.581
Bourg-en-Bresse (Francia) CAPÍTULO 2
26 – 02 – 1.638
BACHET Y ALGUNOS CLÁSICOS DE LA
MATEMÁTICA RECREATIVA
Se tiene dieciséis barajas: los cuatro ases, las cuatro sotas, las cuatro reinas y los cuatro
reyes. En la figura se muestra una forma de disponer estas barajas en un arreglo de cuatro
filas y cuatro columnas, de manera que en cada fila, en cada columna y en cada diagonal
principal se tenga una única carta de cada valor y de cada pinta (corazones, diamantes,
picas y tréboles). Trucos con cartas como éste, así como los tan populares del tipo
“piensa un número…”, los problemas de trasvase de líquidos, cruce de ríos bajo ciertas
condiciones y diversos rompecabezas numéricos, se proponen y resuelven en el primer
tratado de Matemática Recreativa, escrito por el matemático francés Claude Gaspar
Bachet de Méziriac (1.581 – 1.638), titulado Entretenidos Problemas que se plantean
con los Números. En este capítulo comentaremos algunos de estos problemas.
20
A) PIENSE UN NÚMERO …
Nótese que
El número 100x es un múltiplo de 100 y sus dos últimas cifras son ceros. Por
tanto, al sumar 100x y 165, el dígito de las unidades de esta suma es 5 y el de las
decenas es 6. ¿Cuál es el paso que sigue en el truco?. ¡Ah, sí! . Ahora, debemos tachar
estas dos últimas cifras. ¿Cuáles son las operaciones involucradas en el proceso de
“tachado”?. Reflexionemos un momento. Tachar estas cifras equivale a restar 65 del
número 100x + 165 y dividir la diferencia entre 100. En consecuencia,
Paso 7: Restar 1 (x + 1) – 1 = x
Existen otras situaciones similares a esta, pero en los que una persona A puede
descubrir el número que pensó una persona B tan sólo con conocer el resultado de
algunas operaciones que B tuvo que realizar siguiendo las instrucciones dadas por A.
Al igual que en el truco anterior, éste tiene fundamento matemático. Encontrar este
fundamento pueden ser un desafío interesante, un excelente elemento motivador para
introducir algunos aspectos de la aritmética y del álgebra (relea la frase que encabeza
este capítulo). Los rompecabezas numéricos aparecen en la historia de muchas
21
Fuentes:
Figura B1: http://images.wellcome.ac.uk/indexplus/image/V0004005.html
Figura B.2: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k5818046p
cociente de esta división. En un abrir y cerrar de ojos, A le dirá a B cuál fue el número
seleccionado.
Bachet explica la mecánica del truco con dos ejemplos. El primero de ellos es el
siguiente: supongamos que B escogió el número 6. Entonces,
Con esta información, A debería ser capaz de deducir que el número secreto es 7.
Observe el lector la diferencia sutil entre los dos conjuntos de datos en cada caso: el
cociente es el mismo, difieren en el tipo de paridad del triple del número pensado. Antes
de leer el fundamento algebraico del truco, invitamos al lector a experimentar sus propios
ejemplos.
Caso 1: si n es par, entonces n = 2h, para algún entero positivo h. Apliquemos ahora
los pasos del truco.
Paso 2: como 3n es impar, entonces B debe sumarle 1 y dividir la suma entre 2. Nótese
que
Existe una variante del primer problema de Bachet en la que no es necesario que
B le dé las dos informaciones a A, sino solamente una, la del resultado del paso 4. ¿No
existe el riesgo de que el truco falle?. No, la ligera modificación se hace en el primer
paso: en lugar de triplicar simplemente el número pensado, B triplicará el cuadrado del
número pensado y no le dirá a A el tipo de paridad de este producto. Los restantes pasos
se mantienen iguales.
Caso 1 n es par. En este caso, existe un entero a positivo tal que n = 2a.
Paso 1: el triple del cuadrado de n es 3n2 = 3(2a)2 = 12a2. Nótese que 12a2 es par, ya
que 12a2 = 2 (6a2) y 6a2 es un número entero.
Paso 2: como el resultado del paso 1 es un número par, B lo divide entre 2 y resulta
6a2.
Paso 4: B divide 18a2 entre 9, obteniendo como cociente 2a2 (nótese que de nuevo en
este caso el residuo de la división es 0).
Paso 2: como el resultado del paso 1 es un número impar, B debe sumar 1 y dividir la
suma entre 2. Obtiene 6b2 + 6b + 2 (verifique)
En resumen:
si la persona B pensó el número n = 2a, entonces, después de efectuar todas las
operaciones propuestas, le dirá a la persona A que obtuvo el número 2a 2.
2a2 = 2b (b + 1) a2 = b (b + 1) (*)
Por ser a positivo, se tiene que a2 también lo es. Luego, b(b + 1) es un número
positivo. Esto implica que b y b + 1 son positivos o que b y b + 1 son negativos.
Como b es un entero no negativo, se deduce que los factores b y b + 1 deben ser
positivos. Ahora bien, comparemos los números a y b.
a2 = b (b + 1) b2 = b (b + 1) sustituyendo a = b
Tenemos así, que b < a y a < b + 1. Esto es, b < a < b + 1. A simple vista, no
parece haber nada incorrecto en esta expresión. Pero, no olvidemos que a y b son
números enteros. La expresión subrayada señala que a es un número entero que está entre
los enteros consecutivos b y b + 1. Esto es absurdo. Luego, si suponemos que se cumple
la igualdad (*), b no es menor que a.
Resumiendo: dados los números enteros positivos a y b, hemos obtenido que no son
iguales y ninguno de ellos es menor que el otro. Esta situación, a todas luces, es
imposible. ¿Por qué llegamos a esta situación?. Porque supusimos que 2a 2 y 2b(b + 1)
eran números iguales. Luego, estos números son distintos, para cualquier entero positivo
a y para cualquier entero no negativo b. Es decir, para cualquiera que haya sido la
elección del entero positivo n.
Supongamos que tenemos una balanza de dos platillos, como la que se muestra
en la figura B.3 y tres pesas A, B y C, de 5 kg, 2 kg y 1 kg, respectivamente. En el
platillo de la izquierda, el platillo 1, sólo pueden colocarse las pesas, mientras que en el
platillo de la derecha, el 2, sólo las cargas (los objetos cuyo peso se ha determinar).
¿Cuáles son los pesos que podemos equilibrar con este juego de pesas y la restricción
establecida?. Por ejemplo, colocando las pesas A y B en el platillo 1, podemos pesar
una carga de 7 kg. En la siguiente tabla, se muestra todas las combinaciones posibles:
C +B Carga 3 kg
A Carga 5 kg
A+C Carga 6 kg
A+B Carga 7 kg
A+B+C Carga 8 kg
Figura B.3
Nótese que no es posible equilibrar la balanza para una carga de 4 kg. Ahora
bien, si se permitiera colocar las pesas tanto en el platillo 1 como en el 2, entonces sí
sería posible pesar una carga de 4 kg: colocando la pesa A (5 kg) en el platillo 1 y la
carga junto con la pesa C (1 kg) en el platillo 2.
Solución:
La más liviana de las pesas debe pesar 1 libra, pues, de lo contrario, sería
imposible equilibrar la balanza para este peso. Denotemos por P 1 a esta pesa. ¿Cómo
equilibrar una carga de 2 libras?. Hay dos formas a esta pregunta: con una pesa de 2
libras o con una pesa de 3 libras combinándola con la de una libra. En la siguiente tabla,
se muestra cómo se colocan los pesos en cada caso:
que, combinada con la de 1 libra, nos permita realizar una mayor cantidad de medidas. En
las siguientes tablas se muestras las distintas combinaciones:
8 P3 + P2 Carga + P1 8 P3 + 3 Carga + 1
9 P3 + P2 + P1 Carga 9 P3 + 4 Carga
Figura B.4
Figura B.5
Es decir, colocando las cuatro pesas en el platillo 1 podemos pesar una carga de 40 libras,
que es el peso máximo. Invitamos al lector a comprobar que cualquier carga cuyo peso
sea entero desde 14 libras hasta 40 libras, puede equilibrarse en la balanza colocando
adecuadamente algunas de las pesas determinadas.
Otro tipo de problemas propuestos en el libro de Bachet son aquellos en los que
se pide medir o distribuir cierta cantidad de líquido, utilizando varios recipientes de
medidas dadas. Para resolverlos, se debe hallar una sucesión de pasos en los cuales se
llena uno de los recipientes, se trasvasa el líquido a otro, eventualmente se completa la
capacidad de otro de los recipientes, se vuelve a llenar uno de ellos, se completa la
capacidad de otro … (traigan un trapito, por favor,…). El problema III de la última
sección de Entretenidos Problemas es todo un clásico en lo que a situaciones de trasvase
se refiere. Dice así: dos buenos compañeros tienen una jarra que contiene 8 litros de vino
y quieren repartir el contenido a partes iguales. Pero, sólo tienen dos recipientes cuyas
capacidades son 3 litros y 5 litros. ¿Cómo pueden compartir su vino con sólo estos
recipientes?. Dejamos este problemita para usted. Como ayuda resolveremos el siguiente:
se tiene un recipiente con 24 litros de agua. ¿Cómo se puede distribuir el líquido en tres
partes iguales, si sólo se dispone de otros tres recipientes cuyas capacidades son 5 litros,
11 litros y 13 litros?.
31
A B C R
Situación inicial 0 0 0 24
Llenar B 0 11 0 13
Trasvasar de B a A 5 6 0 13
Trasvasar de A a C 0 6 5 13
Separamos 8 litros,
Trasvasar de R a A 5 6 5 8
los tenemos en el recipiente R
Trasvasar de B a C 5 0 11 8
Trasvasar de A a C 3 0 13 8
Trasvasar de A a B 0 3 13 8
del problema IV, con tres parejas, veamos cómo se resuelve si fuesen dos parejas y las
mismas condiciones (capacidad de la barca, esposos celosos). Denotemos a los miembros
de una pareja por H1 y M1 y a los de la otra pareja por H2 y M2, siendo H1 y H2 los
esposos y M1 y M2 las esposas. Una forma de cruzar el río (pero no la única) es
siguiendo estas etapas:
GIOVANNI CEVA
Milán (Italia)
07 – 12 – 1.647
Mantua (Italia)
CAPÍTULO 3
15 – 06 – 1.734 CEVA Y SU TEOREMA DE
CONCURRENCIA
“Había afirmaciones como, por ejemplo, la referente a
la intersección de las tres alturas de un triángulo en un
solo punto que, a pesar de no ser en absoluto evidentes,
podían, sin embargo, demostrarse con tal grado de
certidumbre que cualquier duda parecía fuera de lugar.
Esa lucidez y esa seguridad me produjeron una
impresión indescriptible”
Albert Einstein
(físico alemán, 1.879 – 1.955)
Incentro, baricentro, ortocentro, punto de Gergonne y punto de Nagel son algunos puntos
notables asociados a cualquier triángulo. Cada uno de ellos es el punto de concurrencia
de rectas llamadas cevianas, rectas que pasan por un vértice de un triángulo y un punto
específico de la recta que contiene al lado opuesto a ese vértice. El matemático italiano
Giovanni Ceva (1.647 – 1.734) publicó en 1.678 un libro titulado De Lineis Rectis se
invicem secantibus statica constructio. En esta obra da a conocer un teorema que
establece condiciones necesarias y suficientes para que tres cevianas concurran.
34
Figura C.1
Figura C.2
que la posición de T (más cerca de un lado que de los otros) condiciona la posición de los
puntos P, Q y R. Hay cierta “armonía” que debe cumplirse entre las medidas de los
segmentos determinados por los vértices y los puntos interiores de los lados.
La armoniosa relación entre las distancias AP, PB, BQ, QC, CR y RA que hace
posible que los segmentos , y sean concurrentes es la siguiente:
1 (*)
Figura C.3
Figura C.4
Figura C.5
B) EL TEOREMA DE CEVA
Giovanni Ceva (1.647 – 1.734) fue un matemático italiano que publicó en 1.678
un libro titulado De Lineis Rectis se invicem secantibus statica constructio (en la figura
C.6 se muestra la primera página de una edición de esta obra). En este libro, Ceva da a
conocer el que, para muchos, constituye el aporte más importante a la geometría sintética
del triángulo desde los tiempos de los griegos antiguos. Este aporte es el que se conoce
actualmente como el Teorema de Ceva y el cual, de manera intuitiva e informal,
conocimos en la sección anterior.
En honor a Ceva, se denomina ceviana de un triángulo a una recta que pasa por
un vértice del triángulo dado y un punto de la recta que contiene al lado opuesto a dicho
vértice. Por ejemplo, en el triángulo ∆ABC de la figura C.1.(c), las rectas , y
son cevianas. Cabe resaltar que en algunos textos, se define ceviana como un segmento
cuyos extremos son un vértice del triángulo y un punto del lado opuesto a dicho vértice.
38
Figura C.6
Fuente:
http://books.google.co.ve/books?id=mCEOAAAAQAAJ&pg=PP5&dq=de+lineis+rectis+ceva&hl=es
&source=gbs_selected_pages&cad=3#v=thumbnail&q&f=false
entonces .
Si b ≠ – d, entonces:
ad = cb ad + ab = cb + ab a(d + b) = b(c + a)
Nótese que .
39
Figura C.7
Respecto a la figura C.8(a), nótese que los triángulos ∆CHF y ∆FHB tienen la
misma altura , si consideramos los lados y como las bases respectivas. Luego, el
área (CHF) del ∆CHF es , mientras que el área (FHB) del ∆FHB es .
En consecuencia,
= =
40
Esto es: = =
(a) (b)
Figura C.8
Razonando de manera análoga, teniendo como referencia las figuras C.9 y C.10, el
lector encontrará las siguientes relaciones
= = y = =
(a) (b)
Figura C.9
41
(a) (b)
Figura C.10
Tenemos que: = =
Ahora bien, el área del triángulo ∆ABG menos el área del triángulo ∆AHG es
igual al área del triángulo ∆ABH. Esto es, (ABG) – (AHG) = (ABH) (figura C.9).
Análogamente, (GBC) – (GHC) = (BHC). En consecuencia,
= (1)
= (2) y = (3)
Luego,
los segmentos indicados en la figura como h1, h2 y h3, los cuales son las alturas del
triángulo ∆ABC. ¿Cuáles son los triángulos que tienen altura h1?. ¿Cuáles son los
triángulos que tienen altura h2 ? . ¿ h3 ?.
Figura C.11
Para concluir este tema, daremos una descripción de algunas cevianas notables
en todo triángulo, cuyos puntos de concurrencia, notables también, tienen nombres
propios.
igual a 1. Veamos:
= 1 (simplificando)
Figura C.12
Las rectas que contienen a las bisectrices de los ángulos internos de un triángulo
son cevianas. La concurrencia de estas cevianas se prueba fácilmente mediante el teorema
de Ceva, pero previamente demostremos la siguiente propiedad: la bisectriz de un ángulo
interno de un triángulo divide al lado opuesto a dicho ángulo en segmentos
proporcionales a los lados adyacentes al ángulo. Esto es, dado el triángulo ∆ABC,
supongamos que la bisectriz del ángulo en A corta al lado en el punto Y. Queremos
demostrar que (figura C.13). Nótese que los triángulos ∆ABY y ∆ACY
Por otra parte, sean D y E los pies de las alturas de los triángulos ∆ABY y
∆ACY, respecto al vértice Y (figura C.14). Nótese que los ángulos DAY y EAY
son congruentes porque es la bisectriz del CAB. Además, los ángulos ADY y
AEY son rectos y, por tanto, congruentes. Se sigue que los ángulos AYD y AYE
son congruentes (¿por qué?). Nótese que el segmento es un lado común de los
triángulos ∆ADY y ∆AEY. Por criterio de congruencia ALA, los mencionados
triángulos son congruentes. Así, por partes correspondientes de triángulos congruentes,
podemos asegurar que YD = YE. Pero, YD es la altura del ∆ABY correspondiente a la
base , así como YE es la altura del ∆ACY correspondiente a la base . Luego,
= = (2)
Demostremos ahora que las bisectrices de los ángulos internos del ∆ABC
concurren. Con referencia a la figura C.15, sean
, y (3)
45
1 (simplificando)
Por el teorema de Ceva, las tres bisectrices son concurrentes. El punto de concurrencia de
las bisectrices de un triángulo se llama incentro (este punto es el centro de la
circunferencia inscrita en el triángulo).
Figura C.15
Figura C.16
4) En todo triángulo, las cevianas que unen un vértice con el punto de tangencia del
incírculo con el lado opuesto son concurrentes.
5) En todo triángulo, las rectas determinadas por cada vértice y el punto de tangencia del
lado opuesto con el excírculo correspondiente son concurrentes.
Figura C.17
Figura C.18
Figura C.19
49
DIOFANTO DE ALEJANDRÍA
200 (¿?)
284 (¿?)
CAPÍTULO 4
Observe la figura D.1. Es una torre construida con cubos, en la cual cada cubo
que no está en la base descansa sobre otros dos. Analicemos su construcción.
Figura D.1
Comencemos con un cubo (figura D.2.a). ¿Cuántos cubos debemos agregar para
construir, a partir de éste, una torre de dos pisos?. Obviamente, dos cubos (figura D.2.b).
Nótese que la torre de dos pisos está formada por tres cubos. Si queremos una torre de
tres pisos, debemos disponer de tres cubos más y construir otra diagonal (figura D.2.c).
En total, esta torre tiene seis cubos. Agregando cuatro cubos, dispuestos en diagonal,
tendremos una torre de cuatro pisos, con un total de diez cubos (figura D.2.d).
T1 = 1
T2 = T1 + 2 = 1+2 = 3
T3 = T2 + 3 = 1+2+3 = 6
T4 = T3 + 4 = 1+2+3+4 = 10
Tp = Tp – 1 + p = 1 + 2 + 3 + … + (p – 1) + p = ¿?
1) Sumamos p a Tp – 1.
Por ejemplo, para calcular T 15 (cantidad de cubos de una torre de quince pisos)
sumamos 15 a T14. Esto significa que para calcular T15 necesitamos conocer el
valor de T14; pero, para éste, requerimos del valor de T 13, a su vez para éste, de
T12, y de T11, y … así, sucesivamente.
La fórmula Tp = Tp – 1 + p , que describe con una elegante sencillez el patrón de
construcción de nuestras torres, no parece ser muy práctica a la hora de hacer
cálculos. Fórmulas como ésta, en las que un término se define en función del que
le precede, a excepción del primero cuyo valor está dado, se denominan
fórmulas recursivas o recurrentes.
2) Sumamos los primeros p enteros positivos.
En este caso, Tp = 1 + 2 + 3 + …. + (p – 1) + p. En este momento, la situación
no es muy distinta a la del caso anterior. Pero, podemos encontrar una fórmula
que nos permita calcular esta suma, sin mucha dificultad. Nótese que, por
propiedades de la adición de números enteros, podemos reescribir los sumandos
de mayor a menor y el resultado no se altera. Esto es, T p = p + (p – 1) + (p – 2)
+ …. + 2 + 1. Sumando miembro a miembro estas dos igualdades y asociando
los sumandos del miembro derecho, obtenemos:
Tp = p + (p – 1) + (p – 2) + …. + 2 +1
Tp = 1 + 2 + 3 + …. + (p – 1) +p
2Tp = (p+1) + (p – 1 +2) + (p – 2 + 3) + … + (2 + p – 1 )+ (1+p)
Así,
2Tp = (p + 1) + (p + 1) + (p + 1) + … + (p + 1 )+ (p + 1)
Hemos obtenido una fórmula que nos permite determinar el valor de T p con sólo
conocer el valor de p. Es una fórmula explícita para calcular T p. Ahora es muy fácil
52
calcular la cantidad de cubos que necesitamos para construir una torre de quince pisos,
esto es, T15:
p 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Tn = 1 3 6 10 15 21 28 36 45 55
Nótese que:
C1 = 1
C2 = C1 + 3 = 1+3 = 4
C3 = C2 + 5 = 1+3+5 = 9
C4 = C3 + 7 = 1+3+5+7 = 16
Cp = Cp – 1 + (2p – 1) = 1 + 3 + 5 + … + (2p – 1) = ¿?
P1 = 1
P2 = P1 + 4 = 1+4 = 5
P3 = P2 + 7 = 1+4+7 = 12
P4 = P3 + 10 = 1 + 4 + 7 + 10 = 22
Pk = Pk – 1 + (3n – 2) = 1 + 4 + 7 + … + (3k – 2)
H1 = 1
H2 = H1 + 5 = 1+5 = 6
H3 = H2 + 9 = 1+5+9 = 15
H4 = H3 + 13 = 1 + 5 + 9 + 13 = 28
( (*) es una progresión aritmética cuyo primer término es 1 y cuya razón es n – 2).
El k – ésimo número n – gonal , denotado por N(k, n) se define como la suma de los k
primeros términos de la lista de números (*). Esto es:
55
N(5, 3) = = = = 15
N(6, 7) = = = 81
N(1, n) = 1.
–
N(2, n) = =n
Figura D.7
Observe las figuras D.8 y D.9: sugieren alguna relación entre los números
pentagonales y hexagonales, respectivamente, con los números triangulares. A partir del
análisis de las mismas, elabore conjeturas y demuéstrelas (o refútelas).
Figura D.10
Número
Triangular 1 3 6 10 15 21
Cuadrangular 1 4 9 16 25 36
Pentagonal 1 5 12 22 35 51
Hexagonal 1 6 15 28 45 66
Heptagonal 1 7 18 34 55 81
Octogonal 1 8 21 40 65 96
Figura D.11
58
C) Y AHORA … EN 3D
Figura D.12
TETk = T1 + T2 + … + Tk
59
TET1 = T1 = 1
TET2 = T1 + T2 = 1 + 3 = 4
TET3 = T1 + T2 + T3 = 1 + 3 + 6 = 10
TET4 = T1 + T2 + T3 + T4 = 1 + 3 + 6 + 10 = 20
TETk = T1 + T2 + T3 + … + Tk = 1 + (1 + 2) + (1 + 2 + 3) + … + (1 + 2 + … + k) (1)
TETk+[1.2+2.3+3.4+…+(k–2)(k–1)+(k–1)k]=
1+(1+2)+…+(1+2+…+k)+[2+2.3+3.4+…+(k–2)(k–1)+(k–1)k]
(3)
es el producto de dos enteros consecutivos. Por tanto, cada sumando es par. Tenemos que
2 es un factor común y, por tanto,
¿No encuentra algo familiar en los números que se suman (entre corchetes) en la
(8)
3 TETk = + k (k +1)
61
3 TETk =
3 TETk =
TETk =
TETk =
PCk = C1 + C2 + … + Ck
PC1 = C1 = 1
PC2 = C1 + C2 = 1 + 4 = 5
PC3 = C1 + C2 + C3 = 1 + 4 + 9 = 14
PC4 = C1 + C2 + C3 + C4 = 1 + 4 + 9 + 16 = 30
Figura D.13
62
PCk =
P(k, n) =
63
LEONHARD EULER
Basilea (Suiza)
15 – 04 – 1.707
CAPÍTULO 5
EULER Y LA TEORÍA DE
San Petersburgo (Rusia)
18 – 09 – 1.783
GRAFOS
Henri Poincaré
(matemático francés, 1.854 – 1.912)
¿Cuál(es) de estas figuras puede(n) dibujarse sin levantar el lápiz del papel?. Este tipo de
acertijo suele aparecer en las secciones recreativas de periódicos y revistas. Una forma de
resolverlo es haciendo trazos (pacientemente) hasta hallar la solución, si ésta existe. Y, ¿si
no existe solución?. Habría que agotar todos los “recorridos” posibles y verificar que
ninguno cubre la figura. Esta actividad podría llevarnos un buen rato; pero, de eso se
trata, de un pasatiempo. Sin embargo, este entretenimiento tiene un trasfondo matemático
muy interesante y no es necesario ensayar con trazos para resolverlo: conociendo ciertas
propiedades de los grafos podemos hallar la solución por simple inspección. En este
capítulo veremos que el interés por resolver un acertijo análogo a estos llevó al
matemático Leonhard Euler a encontrar la solución general a este tipo de problemas. La
explicación detallada de esta solución fue publicada en el artículo titulado Solutio
problematis ad geometriam situs pertinentis (1.736). Esta obra es considerada el acta de
nacimiento de la teoría de grafos.
64
Figura E.1
Figura E.2
Figura E.5
El análisis realizado por Euler lo condujo a que la clave de la solución del problema
está en que a cada zona se accede mediante un número impar de puentes. Luego de una
extensa explicación, nuestro matemático generaliza la situación (para cualquier ciudad,
número de zonas y cantidad de puentes) y llega a las siguientes conclusiones:
1) Si hay más de dos zonas de una ciudad a las que se llega (o sale) por un número
impar de puentes, entonces el paseo es imposible.
2) Si solamente hay dos zonas de una ciudad a las que se llega por un número impar
de puentes, el paseo se puede realizar, siempre que se inicie en una de esas dos
zonas.
3) Si a todas las zonas se llega por un número par de puentes, el paseo siempre se
puede realizar, teniendo, incluso, la libertad de iniciarlo en cualquier zona.
68
Antes de comentar y ejemplificar las otras dos conclusiones queremos añadir una
observación. Si las zonas A, B, C y D las representamos mediante puntos y los puentes
a, b, c, d, e, f y g los representamos mediante segmentos o arcos, la figura E.5 puede
esquematizarse como se muestra en la figura E.6. Nótese que dos puntos son extremos de
un segmento o arco si, y sólo si, existe un puente que los comunique. El lector puede
verificar que la información resumida en la tabla anterior y la figura E.5 son equivalentes.
Queremos destacar que la representación de los siete puentes de Königsberg en la forma
como se muestra en la figura E.6 no aparece en el artículo Solutio Problematis ad
geometriam situs pertinentis.
Figura E.6
B C D A B D
(la letra en la parte superior de la flecha indica cuál fue el puente que se cruzó para pasar
de una zona a otra). El lector puede encontrar otras rutas y observará que si parte de B,
llegará D y viceversa. Si parte de A o de C no podrá cruzar todos los puentes
exactamente una vez.
69
Para ilustrar la tercera conclusión, consideremos la figura E.8. Tenemos seis zonas y
ocho puentes. Se pueden cruzar todos una sola vez comenzando por el punto que se
desee, ya que a cada zona se accede mediante un número par de puentes. Uno de estos
itinerarios es:
E B E F A B C D E
Es momento de aclarar la intención del título que le dimos a esta sección del
capítulo dedicado a Euler: ¿quién dijo que cruzar puentes no es un problema
matemático?. Repasemos cómo procedió Euler para resolver el problema de los siete
puentes de Königsberg. Ante la situación real, planteó el problema en lenguaje natural;
luego, introdujo notaciones, hizo un diagrama con estas notaciones y aplicó herramientas
matemáticas para analizar la situación y obtener sus conclusiones. Después interpretó los
resultados, dando solución a la situación real inicial e, incluso, a otras análogas. Este
proceso se denomina modelación matemática; en la figura E.9 se presenta un esquema de
este proceso, tomado del fascículo 17 de El mundo de la matemática (Fundación Polar,
2.004, página 130). La modelación matemática es el proceso mediante el cual se
producen modelos matemáticos que simulan la dinámica de ciertas situaciones de la
realidad. Pero, ¿qué es un modelo matemático?. Es una construcción abstracta que
representa de manera simple algunos aspectos de una situación real y es el resultado de la
matematización del problema original. Un diagrama, una función, una ecuación son
algunos ejemplos de modelos matemáticos.
70
Figura E.9
Los diagramas de las figuras E.6, E.7 y E.8 son grafos. Un grafo es uno de los
modelos matemáticos que nos permiten simplificar problemas complejos. Consiste en un
número finito de puntos y segmentos (o arcos) que representan un determinado sistema.
Los puntos de un grafo reciben el nombre de vértices y los segmentos (o arcos) se llaman
aristas y conectan dos vértices diferentes siempre que exista, según los datos, alguna
relación entre ellos. Se dice que un par de vértices de un grafo son adyacentes si ambos
son extremos de una arista. Toda arista es incidente con sus vértices extremos. Se
denomina valencia o grado de un vértice al número de aristas incidentes con él. Por
convenio, un vértice no se considera incidente consigo mismo.
1.1) Miguel ha estudiado algunos cursos con los otros tres jóvenes mencionados.
1.2) Rosa y Cecilia estuvieron juntas en cursos previos, pero ninguna de las dos estudió
curso alguno con Julio.
Vértice Valencia
M 3
C 2
R 2
J 1
Figura E.10
(1) A D C F
(2) A E F
(3) A C F
El camino (1) tiene longitud 3, mientras que los caminos (2) y (3) tienen longitud 2.
¿Cuáles son las valencias de cada vértice?.
A E F C B A C D A
72
Figura E.11
D A B C F E
Hemos tratado apenas los rudimentos de la teoría de grafos, hay mucho más que
no expondremos aquí. Nuestra intención es despertar interés en el tema, destacando una
de las contribuciones del protagonista de este capítulo, el matemático suizo Leonhard
Euler.
Quedamos en deuda en este resumen de la huella dejada por Euler. Terminamos con
una frase atribuida al matemático francés Pierre Simón Laplace (1.749 – 1.827):
LEONARDO DE PISA
(FIBONACCI)
1.170 Pisa, Italia
CAPÍTULO 6
1.250 Pisa, Italia
FIBONACCI Y
EL ÁLGEBRA EN LA EUROPA MEDIEVAL
para la resta. El álgebra de los matemáticos indios, retórica en sus inicios, se ubica ya en
la fase sincopada con los trabajos de Brahmagupta en el siglo VII. La mayoría de los
matemáticos indios se quedaron en esta etapa, ya que nunca tuvieron intención de utilizar
otros símbolos que no fuesen las primeras sílabas de sus palabras para indicar las
operaciones consideradas. Poco a poco, la palabra sincopada acabó adquiriendo el valor
de un auténtico símbolo algebraico. Por ejemplo, en Europa, la palabra latina minus
representaba la sustracción entre dos cantidades. En un primer paso se abrevió por ;
luego, se fue prescindiendo de la m quedando el símbolo – . La última fase en la
evolución de la notación del álgebra recibe el nombre de álgebra simbólica actual. Esta
fase surge a partir de los esfuerzos y contribuciones de los matemáticos europeos tales
como: Fibonacci, Gerolamo Cardano, François Viète y René Descartes, entre otros.
Fuentes:
http://mt.wikipedia.org/wiki/Image:Fibonacci2.jpg
F.1:
F.2: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Liber_abbaci_magliab_f124r.jpg?uselang=es
79
El problema número 18, del capítulo 12, es el más famoso del Liber Abaci y, no
siendo la mayor contribución del autor, es la que ha inmortalizado su nombre (o apodo,
en este caso). Lo comentaremos brevemente. Su enunciado más general es el siguiente:
si n > 2
Lo cierto es que la fórmula anterior no aparece en Liber Abaci. Ésta, así como
muchas de las propiedades básicas de esta sucesión, fueron definidas y estudiadas por
otros matemáticos, entre quienes destacamos al francés Edouard Lucas (1.842 – 1.891).
En la solución dada por Fibonacci al problema de los conejos, se tiene el siguiente
razonamiento: puesto que la primera pareja da descendencia el primer mes, multiplíquese
por dos y resultan ya dos parejas; de ellas, una pareja (la primera) produce también al mes
siguiente de modo que en el segundo mes resultan tres parejas; de ellas, al mes siguiente
dos parejas darán descendencia de modo que en el tercer mes nacerán dos parejas más y
el número de parejas llegará a cinco,… Vemos que la secuencia de números es 2, 3, 5, 8,
13, 21, … y da como respuesta la cantidad de 377 parejas. Eso es todo lo que aparece en
la obra de Fibonacci acerca de los números o sucesión que lleva su nombre.
81
Figura F.3
Queremos destacar de la obra Liber Abaci algunos aspectos relacionados con los
métodos propios del álgebra de la época; por ejemplo, la resolución de sistemas de
ecuaciones diofánticas (ecuaciones con coeficientes enteros y soluciones enteras).
Consideremos el siguiente problema:
Un hombre compra 30 aves, entre perdices, palomas y gorriones; gasta un total
de 30 denarios. Sabiendo que cada perdiz costó 3 denarios, cada paloma costó 2
denarios y cada gorrión, medio denario. ¿ Cuántas aves de cada tipo compró este
hombre?.
x la cantidad de perdices
y la cantidad de palomas
z la cantidad de gorriones
Como compró 30 aves, entonces x + y + z = 30 (1). Por otra parte, teniendo en cuenta
el precio de cada ave, tenemos que gastó
3x denarios en perdices
2y denarios en palomas
denarios en gorriones
82
Recordemos que sólo nos interesan soluciones enteras positivas de la ecuación (5).
Observemos que:
En consecuencia, la igualdad (5) nos indica que 5 divide a 3(10 – y). Pero, como
3 y 5 son primos relativos, debe ser que 10 – y es un múltiplo positivo de 5. Se tiene
que 10 – y = 5, de donde y = 5. Luego, 5x = 15 y, así, x = 3. Finalmente, z = 60 – 18 –
20 = 22. La respuesta es la siguiente: el hombre compró 3 perdices, 5 palomas y 22
gorriones. Se comprueba que son 30 aves por el precio total de 30 denarios.
Como 30 es el doble de 15, con 30 denarios se puede comprar los dos lotes
posibles C) y D), es decir, 3 perdices, 5 palomas y 22 gorriones.
En 1.225, Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, durante
su paso por Pisa, decide conocer al famoso matemático de la ciudad. Comisiona a dos
miembros de su corte para que preparen el encuentro, el cual, como era la costumbre,
incluía un torneo matemático. Johannes de Palermo y Theodorus Physicus fueron los
encargados de organizar la justa, así como seleccionar los problemas para comprobar el
talento de Fibonacci. Le plantearon tres problemas. Afortunadamente, Fibonacci salió
bien librado del desafío. Uno de los problemas planteados por Johannes de Palermo es el
siguiente:
Figura F.4
=
= 5 y la solución sería x =
4 (25 – 16) = h2 36 = h2 h = 6
x= =
que la solución dada por Fibonacci. ¿Existen otras soluciones para este problema?.
87
Supongamos que en este momento son las 4 de la tarde. Si le digo: ¿qué hora era hace 2
horas?. Su respuesta, casi sin pensarla, es que eran las 2 de la tarde (por supuesto, 4 – 2 =
2). Y, ¿qué hora era hace 5 horas?. Su respuesta, casi tan espontánea como la anterior, es
que eran las 11 de la mañana (¿acaso 4 – 5 = 11?). Y, ¿ qué hora será dentro de 9 horas?.
Me responderá: la 1 de la mañana del día de mañana (es decir, ¿4 + 9 = 1?). Sus
respuestas son correctas, lo que parece algo absurdo son las igualdades 4 – 5 = 11 y 4 +
9 = 1. Claro, escritas así, sacadas de contexto, pueden parecer absurdas. Pero, lo cierto, es
que usted efectuó las operaciones en un sistema de congruencias módulo 12. Usted aplicó
aritmética modular. Carl Gauss sistematizó la aritmética modular en su obra
Disquisitiones Arithmeticae (Disquisiciones Aritméticas), publicada en 1.801. En este
capítulo veremos algunas propiedades de esta aritmética y algunas de sus aplicaciones.
88
1A 2A 2B 3A 3B 3C 4A 4B 4C 4D
–2 –4 –3 –6 –5 –4 –8 –7 –6 –5
–1 –2 –1 –3 – –1 –4 –3 –2 –1
0 0 1 0 1 2 0 1 2 3
1 2 3 4 4 5 5 7
2 4 5 6 7 8 8 9 8 11
3 6 7 9 10 11 12 13 14 15
4 8 9 12 13 14 16 17 18 19
5 10 11 15 16 17 20 21 22 23
6 12 13 18 19 20 24 25 26 27
7 14 15 21 22 23 28 29 30 31
8 16 17 24 23 26 32 33 34 35
9 18 19 27 26 29 6 37 38 9
Figura G.3
6A 6B 6C 6D 6E 6F
–6 –5 –4 –3 –2 –1
0 1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23
24 25 26 27 28 29
Figura G.4
Estos ejemplos sugieren (no demuestran) que las congruencias, como las
igualdades, se pueden sumar y multiplicar miembro a miembro y que no se alteran si a
ambos miembros se suma un mismo número entero o ambos miembros se multiplican por
un mismo número entero. Para admitir como verdaderas estas propiedades, debemos
hacer patente que cualesquiera que sean los enteros a, b, c, d y n, se cumple que:
a + c = (b + d) + (k + h)n (3)
entonces a r (mod n)
42 5 (mod 11)
4) 11 es un residuo cuadrático módulo 5 porque existe el entero 4 tal que
42 11 (mod 5)
5) 3 es un residuo cuadrático módulo 11, ya que existe el entero 5 tal que
52 3 (mod 11)
propiedades 9 y 10). Pero, es falso que 0 11 (mod 3). Luego, x no es congruente con
0 módulo 3.
Finalmente, debe ser x 2 (mod 3). Pero, de ser así, entonces x2 22 (mod 3).
Esto es, x2 4 (mod 3). Esto significa que x2 1 (mod 3). De nuevo, llegamos a un
absurdo. Hemos probado que no existe un entero x tal que x 2 11 (mod 3).
Resumiendo: dados dos enteros a y m, tales que (a, m) = 1, hemos visto que puede
cumplirse que:
¿Existirá alguna relación entre los enteros a y m que determine las situaciones
A), B) y C)? La Ley de Reciprocidad Cuadrática (LRC) demostrada por Gauss en
Disquisitiones Arithmeticae trata acerca de esto. Una forma de enunciarla es la siguiente
(más adelante veremos un enunciado más compacto): sean p y q números primos
impares distintos.
Nota: Adrien-Marie Legendre (1.752 – 1.833) fue un matemático francés que hizo
aportes significativos en esta área de la teoría de números.
=1, =1, = 1, = –1
Caso 1:
Supongamos que uno de los primos es congruente con 1 módulo 4, digamos p. Entonces,
por la parte i) de la LRC sabemos que son ambos 1 o ambos – 1. En
De (1.1) y (1.2): =
Caso 2:
Supongamos que p y q son congruentes con 3 módulo 4. Entonces, por la parte ii) de la
LRC sabemos que son opuestos. En consecuencia, = – 1 (2.1)
97
= = – 1 (2.2)
De (2.1) y (2.2): =
Criterios de divisibilidad:
uno de los criterios de divisibilidad más conocido y útil es el de divisibilidad por tres: un
número es divisible por 3 si, y sólo si, la suma de sus dígitos es divisible por 3. Por
ejemplo, 3.528 es divisible por 3, ya que 3 + 5 + 2 + 8 = 18. Apliquemos la aritmética
modular para demostrar este criterio. Antes, recordemos que todo número entero positivo
N puede ser expresado en numeración decimal en la forma
Por ejemplo,
10 1 (mod 3), 102 12 (mod 3), 103 13 (mod 3), …, 10k 1k (mod 3)
98
Es decir,
10 1 (mod 3), 102 1 (mod 3), 103 1 (mod 3), …, 10k 1 (mod 3)
a1. 10 a1 (mod 3), a2 .102 a2 (mod 3), a3 .103 a3 (mod 3), …, ak .10k ak (mod 3)
Por otra parte, sabemos que a0 a0 (mod 3) (por qué?). Ordenando estas
congruencias y sumando miembro a miembro, obtenemos:
a0 a0 (mod 3)
a1.10 a1 (mod 3)
a2 .102 a2 (mod 3)
a3 .103 a3 (mod 3)
ak .10k ak (mod 3)
a0 + a1.10 + a2 .10 + a3 .10 + … + ak .10k
2 3
a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak (mod 3)
N a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak (mod 3)
0 a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak (mod 3)
a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak 0 (mod 3).
Así, tenemos que
N a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak (mod 3) y a0 + a1 + a2 + a3 + … + ak 0 (mod 3)
99
este método permitió clasificar los libros que se imprimieron en el mundo desde 1.970
hasta 2007, asignándole a cada uno un número de diez dígitos (un número de
identificación). A partir de 2007, se utiliza el método del ISBN de trece dígitos, que no
explicaremos aquí. El IBSN de diez dígitos se estructura en cuatro bloques:
el código del país o lengua de origen (por ejemplo, a Venezuela corresponde el 980;
a Colombia, 958; a México, 968 y 970; a España, 84).
el editor (asignado por la agencia nacional de IBSN)
el número del artículo (lo asigna la editorial e identifica al libro)
un dígito de control (¡aquí se aplica la aritmética modular!)
siendo x un número del conjunto 0, 1, 2, 3, …,10. En caso de que x sea 10, se coloca
X como último símbolo. Veamos algunos ejemplos. El libro La Enseñanza de la
Matemática: proposiciones didácticas, cuyo autor es el profesor Fredy González, tiene
asignado el IBSN 980 – 327 – 201 – 2. Sabemos que el bloque 980 es el código del país,
(Venezuela en este caso), 327 es el código del editor (Impreupel), 201 (número asignado
por Impreupel) y ¿el 2?. Veamos cómo se determinó. Nótese que
1.9 + 2.8 + 3.0 +4.3 + 5.2 + 6.7 + 7.2 + 8.0 + 9.1 = 112
Al dividir 112 entre 11, obtenemos residuo 2. Por tanto, 2 es el dígito de control.
Otro ejemplo: el libro Geometría Moderna, cuyos autores son E. Moise y F. Downs,
tiene asignado el IBSN 0 – 201 – 04871 – X. ¿Por qué la X?. Según lo señalamos
anteriormente, debe ser que la respectiva reducción módulo 11 resultó ser 10. Veamos.
1.0 + 2.2 + 3.0 +4.1 + 5.0 + 6.4 + 7.8 + 8.7 + 9.1 =153
100
Al dividir 153 entre 11, obtenemos residuo 10. Por tanto, el “dígito de control” es X.
Criptografía:
la palabra criptografía se compone de las raíces griegas kryptos, que significa oculto y
graphia, que significa escritura. Es un conjunto de técnicas que permiten cifrar y descifrar
mensajes. Vamos a diseñar lo que se llama un cifrado afín, el cual es una aplicación de la
aritmética modular. En primer lugar, asignemos un número a cada una de las 27 letras del
alfabeto y al espacio en blanco (entre palabra y palabra), el cual se denota con la letra ,
como se muestra en la tabla que se presenta en la figura G.5.
A B C D E F G H I J K L M N
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
Ñ O P Q R S T U V W X Y Z
15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 0
Figura G.5
Figura G.6
23, 3, 8, 17, 15, 19, 16, 0, 3, 16, 2, 26, 27, 3, 17, 8, 20 VCHPÑROCOBYZCPHS.
¿Cómo descifrar el mensaje?. En primer lugar, quien va a descifrar el mensaje tiene que
saber cuáles valores de a y b se tomaron para cifrarlo. Debe traducir las letras del
mensaje secreto a la secuencia de números, según la tabla G.3. Ahora, ha de hacer el
proceso inverso al que efectuó quien cifró el mensaje. El siguiente esquema muestra
cómo del entero x se obtuvo el entero y, realizando la respectiva reducción módulo 28.
x 3x t=3x+16 y
Se multiplica Se suma Se reduce t a un residuo
por 3 16 módulo 28
y y + 12 19 (y+12) x
Se suma el opuesto Se multiplica por el Se reduce
de 16 módulo 28, el inverso de 3 módulo módulo 28
cual es 12 28, el cual es 19
Pauca sed matura era el lema personal de Gauss. ¿Qué significa esta frase?.
Para saberlo, resuelva el siguiente problema. Hemos codificado la frase Pauca sed matura
según el cifrado afín módulo 28, tomando a = 9 y b = 20, obteniendo
EWRWDSEIVWSÑAUVWD . ¿ Se anima a descifrar el lema personal de Gauss?.
103
HERÓN
Alejandría (Egipto) , 10
sin datos, 75 (¿?) CAPÍTULO 8
HERÓN Y
SU FÓRMULA DEL ÁREA DE UN
TRIÁNGULO
“La elegancia de un teorema es directamente
proporcional al número de ideas independientes que se
pueden ver en él e inversamente proporcional al
esfuerzo necesario para comprenderlas”
(ABC) =
Por otra parte, por el teorema del coseno, aplicado en el ∆ABC , tenemos que
105
=1 – por (4)
–
= (en el numerador se tiene una diferencia de cuadrados)
– –
= (5)
sen2 (A) = =
(ABC) =
(ABC) =
–
d–e= (10)
d= (11)
(ABC) =
= por (12)
= por (11)
=
107
= – –
Sabemos que
b + c + a = 2s ; b + c – a = 2(s – a) ; a + b – c = 2(s – c) ; a – b + c = 2(s – b)
Luego,
(ABC) =
volúmenes en una razón dada. En este libro se encuentra un método para encontrar la raíz
cúbica de 100.
Figura H.3
109
En la figura H.4, tenemos todos los elementos de la figura H.3, pero hemos
destacado los triángulos ∆JAI y ∆HAI. Nótese que JAI HAI , ya que es la
bisectriz del BAC. Además, AHI AJI, porque son ángulos rectos. Por tanto, los
triángulos ∆JAI y ∆HAI son semejantes (criterio de semejanza AA). En consecuencia,
. Como = 1 , entonces = 1 . Luego, JA = HA. Por criterio de
congruencia ALA, tenemos que ∆JAI ∆HAI. Así, IJ = IH.
Figura H.4
Razonando de manera análoga, pero con los triángulos ∆HCI y ∆GCI, se llega a
probar que ∆HCI ∆GCI, de donde IH = IG. En consecuencia, IJ = IH = IG. Denotemos
esta distancia constante del incentro a cada lado del triángulo con la letra r. La
circunferencia con centro I y radio r es la circunferencia inscrita en el triángulo ∆ABC;
esto es, el incentro es el centro de la circunferencia inscrita en el triángulo (figura H.5).
p = AB + BC + CA
= (AJ+JB) + (BG+GC) + (CH+HA)
= (AJ+HA) + (BG+JB) + (GC+CH)
= (AJ+AJ) + (BG+BG) + (CH+CH)
= 2AJ + 2BG + 2CH
= 2 (AJ + BG + CH)
110
Figura H.5
Figura H.6
Figura H.7
Figura H.8
El área del ∆ABC es la suma de las áreas de los tres triángulos sombreados en
las figuras H.6, H.7 y H.8. Así,
Figura H.9
Figura H.10
113
Figura H.11
Figura H.12
Figura H.13
s–c – AB =
= CE = AG
s–a – CB =
115
= AF
Figura H.14
De (5) y (6), por criterio de semejanza AA, se tiene que ∆HAB ∆IDC
(figura H.15). En consecuencia, . Esto es,
(7)
Figura H.15
Ahora bien, mAJH = mFJI (ángulos opuestos por el vértice) y mHAJ = mIFJ,
porque son ángulos rectos.
Por criterio de semejanza AA, se tiene que ∆HAJ ∆IFJ (figura H.16) . Por
tanto, . Esto es,
117
(8)
Figura H.16
+ 1= + 1
ya que
118
(10)
AG = s – c, AF = s – a y FB = s – b.
Luego,
BG = BF + FA + AG = (s – b) + (s – a) + (s – c) = 3s – (a+b+c) = 3s – 2s = s.
r2 = FJ . FB (12)
(ABC)2 = (sr)2
= s2 r2
= s (s – a)(s – b)(s – c)
ALBERT INGHAM
Northampton ( Inglaterra) 03 – 04 – 1.900
Chamonix (Francia) 06 – 09 – 1.967 CAPÍTULO 9
INGHAM Y LA DIFERENCIA
ENTRE PRIMOS CONSECUTIVOS
Los puntos de esta gráfica tienen coordenadas (n, g(n)), siendo n entero positivo y
g(n) = pn+1 – pn , donde pn denota al n – ésimo número primo. Sabemos que p 1 = 2,
p2 = 3, p3 = 5 y p4 = 7. Por tanto,
2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23, 29, … son los diez primeros elementos del
fascinante conjunto de los números primos. Sí, esos enteros mayores que 1 y que admiten
exactamente dos divisores positivos distintos, son los números primos. El hecho de que
un entero n mayor que 1 sea divisible por otro entero m, con 1 < m < n, es motivo
suficiente para que n no sea miembro de este selecto conjunto. Que éste es infinito, es un
dato conocido desde la época de la antigüedad clásica. Euclides dio una elegantísima
demostración, en el siglo III a.C., que no podemos evitar escribirla a continuación.
Supongamos que existen únicamente k números primos, los cuales denotamos por p 1,
p2, … , pk. Consideremos el número N = p1· p2· … · pk + 1. Nótese que N es la suma del
producto de “todos” los primos y 1. Por tanto, N es un entero mayor que 1 y mayor que
cada uno de los únicos primos que, supuestamente, existen, con lo cual N ≠ pj , para todo j
desde 1 hasta k. Al dividir N entre cualquiera de esos números primos el residuo es 1.
Es decir, N no es divisible por ninguno de los números primos que, supuestamamente,
existen. ¿Qué se concluye?. Sólo hay dos posibilidades: que el propio N es un número
primo o que N es divisible por algún otro número primo que no aparece en la lista. La
primera no se cumple porque ya notamos que N ≠ p j, para todo j desde 1 hasta k; la
segunda contradice la suposición de que p1, p2, … , pk son los únicos primos que existen.
Por tanto, la suposición de que existen exactamente k números primos es falsa y se
concluye que existen infinitos números primos.
2 3 5 7 11 13 17 19 23 29
31 37 41 43 47 53 59 61 67 71
73 79 83 89 97 101 103 107 109 113
127 131 137 139 149 151 157 163 167 173
179 181 191 193 197 199 211 223 227 229
233 239 241 251 257 263 269 271 277 281
283 293 307 311 313 317 331 337 347 349
353 359 367 373 379 383 389 397 401 409
419 421 431 433 439 443 449 457 461 463
467 479 487 491 499 503 509 521 523 541
547 557 563 569 571 577 587 593 599 601
Figura I.1
11! +2, 11! + 3, 11! + 4, 11! + 5, 11! + 6, 11! +7, 11! +8 , 11! + 9, 11! +10, 11! +11
donde 11! es el producto de los enteros consecutivos desde 1 hasta 11. Esto es,
Nótese que para determinar (x), para un entero positivo x dado, debemos
contar los números primos menores o iguales a x. No existe una fórmula para hacer esto
y, mientras mayor sea x, más difícil es hallar (x). En la tabla de la figura I.2, se
presenta (10n), para valores enteros de n desde 1 hasta 23, indicando quién hizo el
hallazgo y cuándo. Observe que en 1.202, Fibonacci determinó que (100) = 25,
mientras que en 1.657, el matemático holandés Frans van Shooten (1.615 – 1.660)
determinó que (1.000) = 168 y (10.000) = 1.229. La imagen que la función le
asigna a 1023 fue encontrada recientemente, en abril de 2.008.
1 4 Antigüedad
12 37.607.912.018
13 346.065.536.839
Figura I.2
Fuente: http://mathworld.wolfram.com/PrimeCountingFunction.html
En la tabla de la figura I.3, se muestra los valores de (x), , Ln x y
potencias muy grandes de 10. Lo que hemos ilustrado comparando únicamente potencias
de 10, es un comportamiento que se observa para los enteros positivos en general y
constituye lo que conjeturó Legendre y demostraron un siglo después Hadamard y Vallee
Poussin. El enunciado del Teorema de los Números Primos es el siguiente
, para valores grandes de x (*)
x (x) Ln x
Figura I.3
Tratemos, en primer lugar, el curioso caso de los primos gemelos. Éstos son
pares de números primos de la forma p y p + 2. Es decir, los primos gemelos son primos
consecutivos pn , pn+1 en la secuencia de números primos, tales que pn+1 – pn = 2.
Aclaramos que la notación p n indica el n – ésimo número primo. Son pares de primos
gemelos los siguientes:
3 y 5; 5 y 7; 11 y 13; 17 y 19 ; 29 y 31 ;
41 y 43; 59 y 61; 71 y 73; 101 y 103; 107 y 109
entre otros muchos (el lector encontrará en la tabla de la figura I.1 algunos más).
Los números primos gemelos más grandes conocidos hasta agosto de 2.009 son
el par
que tienen 100.335 dígitos. Fueron descubiertos por Kaiser, Klanh et al.
Continuando con los casos de “seguidillas de primos”, ¿qué hay con los primos
trillizos?. ¿Existen? ¿Cuáles serían?. Extendiendo la idea de los primos gemelos, serían
primos consecutivos pn, pn+1 y pn+2 que van de dos en dos: pn+2 – pn+1 = pn+1 – pn = 2
¿Existen tales ternas?. Pues sí: los primos 3, 5 y 7 constituyen una terna de primos
trillizos y es la única. Vamos a demostrarlo. Supongamos que existe otra terna de
números primos pn, pn+1, pn+2, que no sea la ya citada, tal que
De donde, pn+2 es primo y múltiplo de 3. Luego, debe ser p n+2 = 3. Pero, si pn+2 = 3,
entonces pn = – 1. De nuevo llegamos a un absurdo.
Con el tiempo, uno de los puntos de interés de los estudiosos de los números
primos se ubicó en la búsqueda de una relación entre la diferencia de dos primos
consecutivos y el menor de ellos. Esto es, ¿qué relación existe entre pn+1 – pn y pn ?.
Para acercarnos a la idea, observemos la tabla de la figura I.4.
127
n pn+1 pn pn+1 – pn
1 3 2 1
2 5 3 2
3 7 5 2
4 11 7 4
5 13 11 2
6 17 13 4
7 19 17 2
8 23 19 4
9 29 23 6
10 31 29 2
11 37 31 6
12 41 37 4
13 43 41 2
14 47 43 4
15 53 47 6
Figura I.4
Nótese que pn+1 – pn es menor que pn , para n desde 1 hasta 15. Pero, a la
luz de lo que vimos en la sección anterior, de que hay “lagunas” sumamente extensas en
las que no se encuentran números primos, debemos tener cautela y dudar: ¿ y si este
comportamiento cambia?. ¿Puede haber algún valor de n, para el cual la diferencia entre
los primos pn+1 y pn sea igual o mayor a pn ? . La respuesta es no. Más aún, hacia 1.930,
ya se sabía algo realmente asombroso:
existe una constante k para la cual pn+1 – pn < pnk, para todo n suficientemente grande
7 = 7 (un factor)
8 = 2x2x2 (tres factores)
30 = 2x3x5 (tres factores)
Nótese que el hecho de que un número sea par o impar es independiente del hecho de
que sea un número tipo par o tipo impar. Por convenio, se considera que 1 es del tipo par.
Una vez que tenemos un criterio para clasificar cualquier entero positivo como del tipo
par o impar, vamos a proceder a contar cuántos enteros del tipo par y del tipo impar hay
que no superan un entero m dado. Denotemos por
Par(n) al número de enteros positivos del tipo par que son menores o iguales a n
Impar(n) al número de enteros positivos del tipo impar que son menores o iguales a n
Por ejemplo,
Par(7) = 3 , ya que existen exactamente tres enteros de tipo par que menores o
iguales a 7. Estos son: 1, 4 y 6.
Impar(7) = 4 porque existen exactamente cuatro enteros de tipo impar que son
menores o iguales a 7 (2, 3, 5 y 7).
lector puede continuar dándole valores a n y observará que el patrón parece seguir
cumpliéndose.
(hemos cambiado la notación utilizada por Pólya con la finalidad de presentar la conjetura
en términos más sencillos, pero equivalentes).
En 1.942, Ingham fue capaz de encontrar un método muy ingenioso mediante el cual
se podría construir un contraejemplo para la conjetura de Pólya; este método requería de
130
JIA XIAN
China 1.010
China 1.070 CAPÍTULO 10
JIA XIAN Y
EL TRIÁNGULO ARITMÉTICO
(a+b)0 = 1 a+b≠ 0
1
(a+b) = 1a + 1b
(a+b)2 = 1a2 + 2ab + 1b2
(a+b)3 = 1a3 + 3a2b + 3ab2 + 1b3
(a+b)4 = 1a4 + 4a3b + 6a2b2 + 4ab3 + 1b4
(a+b)5 = 1a5 + 5a4b + 10a3b2 + 10a2b3 + 5ab4 + 1b5
(a+b)6 = 1a6 + 6a5b + 15a4b2 + 20a3b3 + 15a2b4 +6ab4+ 1b6
(a+b)7 = 1a7 + 7a6b + 21a5b2 + 35a4b3 + 35a3b4 +21a2b5+ 7ab6 + 1b7
(a+b)8 = 1a8 + 8a7b + 28a6b2 + 56a5b3 + 70a4b4 +56a3b5+ 28a2b6 + 8a2b6 + 1b8
La figura de la izquierda aparece en la obra Siyuan Yujian (Precioso espejo de los cuatro
elementos) del matemático chino Zhu Shijie, publicada en 1.303. Su autor se refiere a ella
como tabla del antiguo método de las potencias hasta la octava. Los números que
aparecen en caracteres chinos dentro de los círculos en la mencionada figuracorresponden
a los números subrayados y en negritas escritos en la tabla de potencias del binomio a + b
que escribimos a la derecha. El lector seguramente conoce esta disposición de números
como triángulo de Pascal. Lo llamativo es que Zhu Shijie lo llama “antiguo método”, lo
cual significa que mucho antes de 1.303 y, por tanto, antes de que naciera Pascal, ya era
conocido este triángulo numérico con la interpretación correspondiente. En este capítulo,
veremos algunos antecedentes de este famoso triángulo, así como algunas de sus
propiedades. Veremos que la referencia más antigua nos lleva hasta el matemático chino
Jia Xian.
132
y, así, ad infinítum.
Fuente:http://books.google.co.ve/books?id=y9NAAAAcAAJ&printsec=frontcover&dq=traite+du+triangle+pas
cal&hl=es&sa=X&ei=2S7uT_WjB4-E8QSE16CEDQ&ved=0CDcQ6AEwAQ#v=thumbnail&q&f=true
Figura J.5
134
1
2
3 1
4 6
5 10 10
6 15 20
7 21 35 35
8 28 56 70
9 36 84 126 126
10 45 120 210 252
11 55 156 330 462 462
12 66 220 495 792 924
Yang Hui (chino, 1.238 – 1.298) hacia 1.261, escribió Xiangjie jiuzhang
suanfa (Análisis detallado de las reglas matemáticas en los Nueve
Capítulos y sus reclasificaciones). Se trata de un libro de doce capítulos
en el que hace comentarios y acotaciones al famoso Jiuzhang suanshu
o Nueve Capítulos sobre el Arte Matemático y a otros textos. Entre
ellos, al Huangdi Jiuzhang Suanjing Xicao (Detalladas soluciones a los
Nueve Capítulos del Arte Matemático), escrito por Jia Xian alrededor
de 1.050. Yang Hui expone en el prefacio que su intención es explicar
y dar a conocer la obra de su antecesor. La figura J.9 muestra la página
en la que Yang Hui hace referencia al método de Jia Xian para calcular
raíces cuadradas y cúbicas, teniendo como herramienta el triángulo
aritmético.
Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c0/Jiaxian.jpg
De los comentarios que Yang Hui hace sobre los trabajos de Jia Xian, se deduce
que éste último interpretaba el triángulo aritmético como una representación de los
coeficientes del desarrollo de las potencias de un binomio. Y aunque Jia Xian desarrolló
el triángulo sólo hasta la séptima fila (esto es, hasta la sexta potencia del binomio), su
comentarista sostiene que conocía la forma de generar las distintas filas, a saber, cada
número se obtiene sumando los números en las dos posiciones inmediatamente encima de
éste. Expliquemos un poco más lo de los coeficientes de las potencias de un binomio.
Consideremos el binomio a + b. Supongamos que a + b ≠ 0 (esta suposición se hace para
que tenga sentido la expresión (a+b)0 ). Nótese que
(a + b) 0 = 1 (1)
(a + b) 1 = 1a + 1b (2)
¿Observó cómo se han obtenido los números que hemos subrayado en las
expresiones (3), (4) y (5) ?. En (3), 2 es el resultado de 1 + 1. En (4), cada uno de los
números subrayados es el resultado de 1 + 2. Y ¿en (5)?. ¿Le parece familiar el patrón?.
Si ahora disponemos los coeficientes de las expresiones que están en los miembros
derechos de las igualdades (1), (2), (3), (4) y (5), respectivamente, en filas y siguiendo
una disposición triangular, obtenemos la configuración que se muestra en la figura J.10.
Figura J.10
Figura J.11
Como el primer número de cada fila, así como el último, son unos, se tiene que
para todo entero no negativo n, se cumplen las siguientes igualdades:
t (n, 0) = 1 , t (n, n) = 1
t (r, s) = t (r – 1, s – 1) + t (r – 1, s) (*)
Figura J.12
Nótese que (a + b)h + 1 = (a + b)h (a + b). Por la hipótesis inductiva, se tiene que
(a + b)h+1 = t (h, 0) an+1 + [t (h, 0) + t (h, 1)] ah b + [t (h, 1) + t (h, 2)] ah–1 b2 + … +
[ t (h, j) + t (h, j + 1) ] ah – j b j +1 + …+ t (h, h) bh+1 (***)
t (h, 0) + t (h, 1) = t (h + 1, 1)
t (h, 1) + t (h, 2) = t (h + 1, 2)
t (h, j) + t (h, j + 1) = t (h + 1, j + 1)
140
Figura
J.13
(1+1)n = t(n, 0) 1n + t (n, 1) .1n – 1 .1 + t (n, 2).1n – 2 .12 + …+ t (n, j).1n – j .1j +…+ t (n, n) 1n
para cada entero k, tal que 0 k n. Queda para lector demostrar esta igualdad.
Figura J.14
Otra propiedad interesante (y que será de gran utilidad en otros recorridos que
haremos por el triángulo) es la que sugiere la figura J.15. En esta figura se nos hace ver
que la suma de los cuatro primeros números de la diagonal 2 es el cuarto número de la
diagonal 3. Esto es:
t (2, 2) + t (3, 2) + t (4, 2) + t (5, 2) = 1 + 3 + 6 + 10 = 20 = t (6, 3)
142
t (j, j) + t (j + 1, j) + t (j + 2, j) + … + t (j + n – 1, j) = t (j + n, j + 1) (P)
Figura J.15
t (j, j) + t (j + 1, j) + t (j + 2, j) + … + t (j + h – 1, j) = t (j + h, j + 1)
t (j, j) + t (j + 1, j) + t (j + 2, j) + … + t (j + h – 1, j) + t (j + h , j) = t (j + h + 1, j + 1)
[t(j, j) + t(j + 1, j) + t(j + 2, j) +…+ t(j + h – 1, j)] + t(j + h , j) = t(j + h, j+1) + t(j + h, j)
t (j + h, j + 1) + t (j + h, j) = t (j + h + 1, j + 1)
En consecuencia,
t (j, j) + t (j + 1, j) + t (j + 2, j) + … + t (j + h – 1, j) + t (j + h , j) = t (j + h + 1, j + 1)
Figura J.16
Ya hemos recorrido el triángulo aritmético por filas, por su eje vertical y por rutas
finitas en sus diagonales y hemos hallado propiedades que nos hacen comprender por qué
esta sencilla configuración de números ha sido (y sigue siendo) tan fascinante, aparte de
útil, para los matemáticos de distintas épocas y lugares. Ahora recorreremos las distintas
diagonales y encontraremos unas sucesiones muy notables. La propiedad (P) nos será de
gran ayuda para determinar el término general de estas sucesiones.
Consideremos la diagonal 0. Ésta nos presenta una sucesión muy sencilla: una
sucesión constante. Haciendo an = t (n – 1, 0), para todo n entero positivo,
tenemos que an = 1, para todo n entero positivo. La sucesión es la sucesión
constante en la que todo término es 1.
144
= an + an – 1 + an – 2 +…+ a2 + a1
= 1 + 1 + 1 +…+ 1 + 1
cn = t (n + 1, 2) = t (n , 1) + t (n – 1, 1) + t (n – 2, 1) + … + t (1, 1)
= bn + bn – 1 + bn – 2 +…+ b1
= n + (n – 1) + (n – 2) +…+ 1
dn = t (n + 2, 3) = t (n + 1, 2) + t (n, 2) + t (n – 1, 2) + … + t (2, 2)
= cn + cn – 1 + cn – 2 +…+ c1
= + + +…+
+ + +…+ =
145
números de la forma en =
Figura J.17
?.
Vayamos ahora por unas rutas distintas, no tan convencionales como las filas y
las diagonales que hemos recorrido. Aventurémonos por unos senderos mixtos y nos
encontraremos con unos números famosísimos: los números de Fibonacci. La figura J.18
nos muestra “el mapa” que guía esta excursión. Recordemos que los números de
Fibonacci son F1 = 1, F2= 1, F3 = 2, F4 = 3, F5 = 5, F6 = 8, F7 = 13, F8 = 21, … La
fórmula que los define es: F1 = F2 = 1 y Fn = Fn – 1 + Fn – 2, si n > 2.
147
Figura J.18
Nótese que:
F1 = t (0, 0)
F2 = t (1, 0)
F3 = t (2, 0) + t (1, 1)
F4 = t (3, 0) + t (2, 1)
F5 = t (4, 0) + t (3, 1) + t (2, 2)
F6 = t (5, 0) + t (4, 1) + t (3, 2)
Fn = t (n – 1, 0) + t (n – 2, 1) + t (n – 3 , 2) + … + t , para n impar
Fn = t (n – 1, 0) + t (n – 2, 1) + t (n – 3 , 2) + … + t , para n par
Concluiremos este capítulo con una curiosa conexión entre dos famosos
triángulos:
1) el triángulo aritmético que hace mil años construyó Jia Xian como modelo numérico
de los coeficientes del desarrollo de las potencias de un binomio y
2) el triángulo de Sierpiński, una figura autosemejante que se deriva de las
investigaciones que hace unos cien años realizó el matemático polaco sobre curvas en las
que todo punto es un punto de ramificación.
148
JOHANNES KEPLER
Württemberg (Alemania) 27 – 12 – 1.571
Regensburg (Alemania) 15 – 11 – 1.630 CAPÍTULO 11
La palabra armonía proviene del latín harmonĭa y éste del vocablo griego
ἁρμονία que significa concordancia, combinación. En un sentido amplio, armonía es la
conveniente o adecuada correspondencia de unas cosas con otras, ya sean notas musicales
que se ejecutan simultáneamente, sílabas y pausas en unos versos o los distintos colores y
formas en una obra pictórica. Un atributo de la armonía es la proporción, entendiéndose
ésta como la relación entre las medidas de un objeto y sus partes constitutivas y entre las
medidas de dichas partes entre sí. Al comparar los objetos con sus partes constitutivas
estamos estudiando figuras: polígonos, segmentos, circunferencias, arcos, ángulos,
poliedros, etc. Pero, también, el estudio de las relaciones métricas no es posible sin el
número. En consecuencia, estimado lector, tenemos en escena al eterno tándem
constituido por número y figura, bases primigenias de la aritmética y la geometría. Por
eso, Johannes Kepler, protagonista de este capítulo, sostenía que existe un arquetipo
(modelo original y primario) de la armonía, el cual procede de la matemática.
Para algunos filósofos, entre ellos Tomás de Aquino, la armonía implica belleza.
Y no sólo ese tipo de belleza que se percibe con los sentidos, sino esa belleza que
transciende lo físico, lo material, y que satisface una necesidad innata en el ser humano.
Una necesidad estética que abarca, entre otros aspectos, el cognitivo. La creación, el
descubrimiento o el estudio de patrones armónicos, actividades matemáticas todas, son
una forma de satisfacer esa necesidad estética (sugerimos releer la frase del matemático
venezolano Francisco Duarte que elegimos para encabezar este capítulo). Una obra en la
que se hace un estudio de la armonía, tanto de las figuras geométricas del plano y del
espacio, de los sonidos y hasta del movimiento de los planetas es Harmonices Mundi
Libri V o La Armonía del Mundo en cinco libros escrita por el astrónomo y matemático
alemán Johannes Kepler (figura K.1). En la figura K.2 se muestra una página de esta gran
obra. Este conjunto de cinco libros (que reseñaremos más adelante) se publicó en 1.619 y
contiene dos importantes aportes:
- la tercera ley de Kepler del movimiento planetario
- el primer estudio matemático de los teselados
Entre 1.609 y 1.619, Kepler formuló sus tres leyes del movimiento planetario
mediante las cuales describe las órbitas de los planetas conocidos en aquella época:
Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Recordemos que fue en 1.609 cuando
Galileo Galilei construyó el primer telescopio, por lo que hasta ese año las observaciones
astronómicas se realizaban a simple vista. A continuación, comentaremos brevemente las
tres leyes de Kepler.
- Primera ley de Kepler: la órbita de cada uno de los planetas es una elipse
con el Sol en uno de sus focos (figura K.3)
151
- Segunda ley de Kepler: la línea que conecta al Sol con un planeta, barre
áreas iguales en tiempos iguales
En referencia a la figura K.4, si un planeta tarde el mismo tiempo en recorrer
el arco menor AB que el arco menor CD, entonces las áreas sombreadas
son iguales.
Fuentes:
K.1: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:JKepler.png?uselang=es
K.2: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b2100140z/f2.item
152
Figura K.5
Fuente: http://www-istp.gsfc.nasa.gov/stargaze/Mkeplaws.htm
El Libro I se titula Sobre el origen, clases, orden y rasgos distintivos que dan
lugar a proporciones armónicas por el conocimiento y la construcción de ellos.
Básicamente, es un conjunto de comentarios del libro X de los Elementos de Euclides y
trata sobre los polígonos regulares y sus propiedades. Sin embargo, se destaca que en la
clasificación de los polígonos regulares según el grado de conmensurabilidad de sus lados
con el diámetro de la circunferencia circunscrita, Kepler introduce ciertas innovaciones.
También presenta una demostración novedosa de la imposibilidad de la construcción del
heptágono regular.
153
Sabemos que un polígono regular tiene tantos ángulos como lados. Así que
cuando Kepler se refiere al número de ángulos, nos podemos referir al número de lados.
Si convenimos en denotar por n el número de lados de un polígono regular y por a n a la
medida de su ángulo interno, tenemos que la formulación matemática de la mencionada
proposición dada en la sección XXXIII, es:
con n entero mayor o igual que 3 (no existen polígonos con menor cantidad de lados) .
Nótese que:
Figura K.6
Figura K.9
156
Figura K.10
En los polígonos convexos, cualquiera de sus vértices puede tomarse como punto
de partida para realizar la división en triángulos, mientras que en los polígonos no
convexos no todo vértice puede tomarse para iniciar el proceso. El lector puede
comprobarlo con los polígonos de la figura K.10. Ahora bien, ¿cuántos triángulos se
forman, en cada polígono, cuando hacemos la división en triángulos elementales?. En las
figuras K.8, K.9 y K.10, hemos denotado por T1, T2, T3, … las diferentes regiones
triangulares en cada polígono. Tratemos de hallar un patrón. Hagamos el conteo de las
diagonales que se pueden trazar desde un vértice y de los triángulos que se forman en
cada caso y registremos los resultados en una tabla.
Convexo No convexo
Polígono
Regular No regular
Número de (Fig. K.7) (Fig. K.8) (Fig. K.9)
lados n
diagonales triángulos diagonales triángulos diagonales triángulos
Cuadrilátero 1 2 1 2 1 2
n=4 (4 – 3 = 1) (4 – 2 = 2)
Pentágono 2 3 2 3 2 3
n=5 (5 – 3 = 2) (5 – 2 = 3)
Hexágono 3 4 3 4 3 4
n=6 (6 – 3 = 3) (6 – 2 = 4)
Heptágono 4 5 4 5 4 5
n=7 (7 – 3 = 4) (7 – 2 = 5)
157
De esta manera, los dos vértices consecutivos a P1 son P2 y Pn, vértices con los
que P1 no puede formar diagonal alguna (figura K.11). En consecuencia, los segmentos
, , ,…, ,
Figura K.11
158
P1P2P3 , P1P3P4 , P1P4P5, P1P5P6, …, P1Pn– 3 Pn-2, P1Pn– 2 Pn-1 y P1Pn– 1 Pn.
¿Cuántos hay?. Observe los subíndices, como establecimos un orden son una guía para
contar. Sí, son n – 2 triángulos.
¡Muy bien!, ya hemos probado que tenemos los n – 2 triángulos que habíamos
conjeturado. Falta probar que la suma de las medidas de los ángulos internos del polígono
dado es igual a la suma de las medidas de los ángulos internos de estos triángulos.
Nótese que la convexidad del polígono original nos permite afirmar que
Esto garantiza que la medida del ángulo interno del polígono con vértice en P 1 es
la suma de las medidas de los ángulos , . Hemos marcado
estos ángulos en la figura K.12.
De nuevo, por la convexidad del polígono dado, estamos seguros de que el punto
P1 está en el interior de los ángulos , , …, , .
En consecuencia,
- la medida del ángulo interno del polígono que tiene vértice en P 3 es la suma
de las medidas de los ángulos y
159
- la medida del ángulo interno del polígono que tiene vértice en P4 es la suma
de las medidas de los ángulos y
-
- la medida del ángulo interno del polígono que tiene vértice en P n–1 es la
suma de las medidas de los ángulos y .
En la figura K.13 hemos marcado estos ángulos. ¿Están marcados todos?. Nos
faltan dos ángulos. Los ángulos que tienen vértice en P 2 y en Pn , los cuales son ángulos
internos de los triángulos P1P2P3 y P1Pn– 1 Pn, respectivamente.
En la introducción del libro II de Armonía del Mundo, Kepler comenta que una
vez discutidas las propiedades de los polígonos regulares individualmente, corresponde
ahora estudiar cómo se combinan estos polígonos entre sí para formar “congruencias”.
Debemos aclarar que este término tenía para Kepler un significado muy distinto al que
160
tiene actualmente. En la sección I del mencionado libro se encuentra una definición cuya
traducción del inglés (y ésta fue hecha del latín) se redacta así: la congruencia toma una
forma en el plano y otra en el espacio. En el plano, existe congruencia cuando los
ángulos de algunos polígonos regulares se encuentran (se juntan, se reúnen) en un punto
de tal manera que no dejan huecos. Sería algo así como lo que se muestra en la figura
K.14: en el punto A se reúnen cuatro cuadrados; en el punto B se encuentran tres
hexágonos regulares; en el punto C se juntan un hexágono regular, dos cuadrados y un
triángulo equilátero y en el punto D, seis triángulos equiláteros; en cada caso, la reunión
de estos polígonos no deja huecos. Lo que se muestra en la figura K.15, no serían
congruencias en el sentido de Kepler porque alrededor de E, tres pentágonos regulares
dejan huecos (cuatro pentágonos se solapan); alrededor de F, dos heptágonos regulares
dejan huecos (tres se solapan).
Figura K.14
Figura K.15
polígonos regulares que Kepler define como congruencias perfectas son las que
conocemos actualmente con el nombre de teselados (también denominadas mosaicos o
embaldosados). Como comentamos antes, el libro II de Armonía del Mundo se considera
el primer documento que contiene un estudio sistemático de estas configuraciones.
En cualquier teselado, los lados de todos los polígonos regulares deben ser de
igual medida. Sin embargo, el número de lados no necesariamente ha de ser el mismo
para todos los polígonos. Cuando todos los polígonos regulares de un teselado tienen el
mismo número de lados, se dice que el teselado es regular. Un teselado semirregular es el
que presenta polígonos regulares de distintos números de lados. Kepler describe todos los
teselados regulares y semirregulares que existen. Sus demostraciones, al igual que en el
libro I, están dadas en forma retórica, exponiendo las medidas que deben tener los
ángulos de los polígonos que “armonizan” e ilustrando cada configuración. Sin embargo,
nosotros podemos hacer uso de la maravillosa herramienta algebraica que son las
ecuaciones y con elementales conocimientos de geometría llegaremos a los mismos
resultados.
Supongamos que tenemos un teselado tal que en cada vértice concurren tres
polígonos. Denotemos por a, b y c el número de sus lados. Sin pérdida de generalidad,
162
supongamos que a b c. Las medidas de los ángulos internos de estos polígonos son
180°, 180° y 180°. En consecuencia,
Hallemos todas las soluciones enteras positivas de la ecuación (1). Ante todo,
simplifiquémosla.
180° = 360°
= 2 = 2
= 2 = 2
–2 = –1 = (2)
= =
= c= (3)
Nótese que para que la expresión (3) tenga sentido debe cumplirse que b sea
entero y mayor que 6 (¿qué pasaría si no fuese así?). Recordemos que b c (4). De (3)
y (4), tenemos que b 1 b–6 6 b 12
.Resumiendo: si a = 3, entonces 6 < b 12 y c = . No olvidemos que estamos
interesados sólo en las soluciones enteras positivas. Entonces, démosle a b los valores
enteros desde 7 hasta 12 y determinemos el valor de c sustituyéndolos en la igualdad (3).
En la siguiente tabla, registramos el valor de b y el respectivo valor de c:
b 7 8 9 10 11 12
c 42 24 18 15 12
163
= =
= c= (5)
Para que la expresión (5) tenga sentido debe cumplirse que b sea entero y mayor
que 4 (otra vez preguntamos, ¿qué pasaría si no fuese así?). Recordemos que b c (4).
De (5) y (4), tenemos que b 1 b–4 4 b 8.
Ya el álgebra hizo su parte: nos permitió hallar todas las soluciones en enteros
positivos de la ecuación 180° + 180° + 180° = 360° (1), condición
necesaria para que los polígonos regulares de a, b y c lados conformen un teselado.
Ahora le corresponde el protagonismo a la geometría. Consideremos, por
ejemplo, la solución a = 3, b = 8 y c = 24. En la figura K.16, vemos parte de un
polígono regular de 24 lados, cuyo ángulo interno mide 165°, un octágono regular
(ángulo interno de 135°) y un triángulo equilátero (ángulo interno de 60°), todos con el
punto A como vértice común y tales que sus lados tienen las mismas medidas.
¿Podríamos repetir el patrón en el vértice B?. Ya tenemos el triángulo equilátero y el
164
Figura K.28
167
Figura K.33
169
Miguel de Guzmán
(matemático español, 1.936 – 2.004)
En el Templo de la ciudad de Benarés (La India) hay una cúpula que marca el
centro del mundo. En los tiempos de la creación, el dios Brahma colocó, debajo de ésta,
una bandeja de bronce que servía de base a tres agujas de diamante; cada aguja era de
unos cincuenta centímetros de alto y su grosor era como el del cuerpo de una abeja. En
una de estas agujas, Brahma ensartó sesenta y cuatro discos de oro de distintos radios. El
mayor de estos discos estaba sobre la bandeja de bronce y en orden decreciente los
demás. Día y noche, sin cesar, los sacerdotes del templo deben mover los discos de una
aguja a otra, obedeciendo dos leyes inmutables que impuso el dios Brahma: no se puede
mover más de un disco a la vez y, en cada movimiento, se debe colocar un disco en
alguna de las agujas de modo que no cubra a un disco de radio menor. En el momento en
que los sesenta y cuatro discos sean transferidos desde la aguja en que los colocó Brahma
a otra de las agujas, entonces el templo y el mundo se convertirán en polvo y
desaparecerán.
¿Quién era ese profesor N. Claus de Siam, mandarín (esto es, persona con algún
cargo administrativo) del colegio Li – Sou – Stian?. En realidad, estos nombres son los
anagramas del inventor del juego, de su ciudad natal y del instituto en el cual daba clase.
Observe cómo se reordenan las letras
171
Figura L.1
fichas (de plástico o de cartón) o monedas que tengan distintos diámetros y apilarlas en
determinados puntos que representen la posición de las varillas. Lo importante es cumplir
estas sencillas reglas: no se puede mover más de un disco a la vez y, en cada
movimiento, se debe colocar un disco en alguna de las agujas de modo que no cubra a un
disco de radio menor. En cada caso, determinaremos la solución óptima, es decir, aquella
secuencia de movimientos mediante la cual se resuelve el juego en el menor número
posible de pasos. Convengamos en adoptar las siguientes notaciones:
2: D2 de A para C 3: D1 de B para C
Figura L.2
2: D2 de A para B 3: D1 de C para B
4: D3 de A para C 5: D1 de B para A
6: D2 de B para C 7: D1 de A para C
Figura L.3
175
2: D2 de A para C 3: D1 de B para C
4: D3 de A para B 5: D1 de C para A
6: D2 de C para B 7: D1 de A para B
8: D4 de A para C 9: D1 de B para C
Figura L.4
n Sucesión
1 D1 = S1
2 S1,D2,S1= S2
3 S2,D3,S2= S3
4 S3,D4,S3= S4
5 S4,D5,S4= S5
Mn = 2 Mn – 1 + 1
= 2 (2 Mn – 2 + 1) + 1
= 2 2 Mn – 2 + 2 + 1
= 22 (2 Mn – 3 + 1) + 2 + 1
= 2 3 Mn – 3 + 2 2 + 2 + 1
= 2n – 2 (2 M n – (n – 1) + 1) + 2n – 3 + 2n – 4 + … + 22 + 2 + 1
= 2 n – 1 M 1 + 2n – 2 + 2 n – 3 + 2 n – 4 + … + 22 + 2 + 1
Mn = 2 n – 1 + 2 n – 2 + 2 n – 3 + 2 n – 4 + … + 2 2 + 2 + 1
179
Nótese que Mn es la suma de las potencias de 2, cuyos exponentes son los enteros
desde 0 hasta n – 1. Si no recuerda la fórmula para calcular esta suma ni tiene a mano
un libro para consultar, no importa. Vamos a deducirla para cualquier base, no
necesariamente 2. Supongamos que necesitamos calcular a p + ap – 1 + … + a2 + a + 1,
donde a ≠ 1. Denotemos a esta suma por T. Así, T = a p + ap – 1 + … + a2 + a + 1.
Multipliquemos T por a. Obtenemos, aT = ap+1 + ap + ap – 1 + … + a2 + a. Luego,
aT – T = (ap+1 + ap + ap – 1 + … + a2 + a) – (ap + ap – 1 + … + a2 + a + 1)
= ap+1 + ap + ap – 1 + … + a2 + a – ap – ap – 1 – … – a2 – a – 1
= ap+1 – 1
Volviendo al cálculo de
Mn = 2 n – 1 + 2 n – 2 + 2 n – 3 + 2 n – 4 + … + 2 2 + 2 + 1
Mn = = 2n – 1
Veamos otros interesantes patrones (ver las tablas en las que se registraron los
movimientos):
Cuando n es par, los discos de subíndice impar van ocupando sucesivamente las
varillas A – B – C, mientras que los discos de subíndice par las van ocupando en
180
Etc., etc. Para leer un número que tenga muchos dígitos es útil separarlos en
grupos de seis cifras comenzando desde la izquierda. Entre el primer grupo de seis cifras
y el segundo colocamos como subíndice la letra m (m de millón), entre el segundo y el
tercer grupo de seis cifras escribimos el subíndice b (b de billón) y entre el tercer y el
cuarto grupo de seis cifras colocamos el subíndice t (t de trillón), entre el cuarto y quinto
grupo de seis cifras, el subíndice c (c de cuatrillón) y, así sucesivamente. Cada grupo de
seis cifras lo separaremos en dos grupos de tres cifras mediante un punto.
Comenzamos a leer el número desde la izquierda, leyendo la palabra trillón al llegar al
subíndice t, la palabra billón al llegar al subíndice b, la palabra millón al llegar al
subíndice m y leeremos la palabra mil cada vez que llegamos a un punto. Apliquemos
este procedimiento al número M64.
Supongamos que los monjes, que trabajan día y noche moviendo los discos,
hacen un movimiento por segundo, entonces el mundo desaparecería en dieciocho
trillones y tantos segundos, contados a partir de la creación. Parece bastante tiempo,
¿verdad?. Tratemos de ver esta cifra de segundos en otra unidad de tiempo. Por ejemplo,
¿cuántos años representan dieciocho trillones y tantos segundos?. Pues bien, unos
sencillos cálculos nos permiten determinar que un día tiene 86.400 segundos y que un año
de 365 días tiene 31.536.000 segundos. Dividamos M64 entre 31.536.000 y
obtendremos la cantidad de años que han de invertir los monjes para resolver la Torre de
Hanói de sesenta y cuatro discos. El cociente de esta división es 584.942.417.355 y el
residuo es 2.271.615. En palabras, invirtiendo un segundo por movimiento, los monjes
tardarán por lo menos quinientos ochenta y cuatro mil novecientos cuarenta y dos
millones, cuatrocientos diecisiete mil trescientos cincuenta y cinco años en completar el
traslado de la torre. Redondeando esta cifra, es unos 585 mil millones de años. Si
aceptamos que la antigüedad de la Tierra es de unos 4.500 millones de años, resulta que
M64 representa unas 130 veces la edad estimada del planeta actualmente. Según esta
leyenda, el fin del mundo no será muy pronto.
183
MARIN MERSENNE
08 – 09 – 1.588 Oizé, Francia CAPÍTULO 13
01 – 09 – 1.648 Paris, Francia
MERSENNE Y SUS NÚMEROS PRIMOS
“Puede que Dios no juegue a los dados con el universo,
pero algo extraño está pasando con los números primos”
(*)
(*)Fuente: http://bks8.books.google.es/books?id=ZY4PAAAAQAAJ&hl=es&pg=PP5&zoom=1&img=1&w=98
184
Se dice que un número entero p mayor que 1 es un número primo si sus únicos
divisores positivos son 1 y p. Si un número entero mayor que 1 no es primo, entonces se
dice que es compuesto. Los primeros sesenta números primos están en la siguiente tabla:
2 3 5 7 11 13 17 19 23 29
31 37 41 43 47 53 59 61 67 71
73 79 83 89 97 101 103 107 109 113
127 131 137 139 149 151 157 163 167 173
179 181 191 193 197 199 211 223 227 229
233 239 241 251 257 263 269 271 277 281
= = 4+1 = 5 Primo
= = 16 + 1 = 17 Primo
= = 256 + 1 = 257 Primo
= = 65.536 + 1 = 65.537 Primo
185
y conjeturó que es primo para cada entero positivo n. En 1.772, Leonhard refutó
la conjetura de Fermat, al calcular y factorizar :
12 + 1 + 41 = 43 Primo
2
2 + 2 + 41 = 47 Primo
2
3 + 3 + 41 = 53 Primo
2
4 + 4 + 41 = 61 Primo
2
5 + 5 + 41 = 71 Primo
2
6 + 6 + 41 = 83 Primo
2
7 + 7 + 41 = 97 Primo
2
8 + 8 + 41 = 113 Primo
92 + 9 + 41 = 131 Primo
2
10 + 10 + 41 = 151 Primo
2
11 + 11 + 41 = 173 Primo
122 + 12 + 41 = 197 Primo
2
13 + 13 + 41 = 233 Primo
2
14 + 14 + 41 = 251 Primo
152 + 15 + 41 = 281 Primo
La expresión (*) muestra una factorización de 2 n – 1. Nótese que, por ser h > 1,
entonces 2h – 1 > 1. Además,
2h – 1 y (2h)k – 1 + (2h)k – 2 + … + 1
22 – 1 = 3
23 – 1 = 7
25 – 1 = 31
27 – 1 = 127
187
211 – 1 = 2.047 = 23 x 89
217 – 1 = 131.071
219 – 1 = 524.287
son primos. Conjeturó que 223 – 1, 229 – 1, 231 – 1 y 237 – 1 también eran primos.
Fermat probó en 1.640 que
son compuestos, refutando parte de la conjetura de Cataldi. Euler se ocupó del resto: en
1.732 probó que 231 – 1 = 2.147.483.647 es primo y, en 1.738, dio a conocer que
Para concluir esta sección, veremos que si los enteros a y n son mayores que 1
y a – 1 es primo, entonces a = 2 y n es primo. En efecto, an – 1 = (a – 1) (an – 1 + an – 2
n
6 = 1+2+3
28 = 1 + 2 + 4 + 7 + 14
496 = 1 + 2 + 4 + 8 + 16 + 31+ 62 + 124 + 248
El estudio de los números perfectos requiere que tengamos algún patrón que nos
permita hallar los divisores positivos de un número entero dado. Antes de formalizar este
patrón, veamos un ejemplo. Los divisores positivos del número n = 60 son: 1, 2, 3, 4, 5,
6, 10, 12, 15, 20, 30 y 60. Por otra parte, la descomposición en factores primos de n =
60 es n = 22.3.5. Nótese que:
1 = 20.30.50
2 = 21.30.50
3 = 20.31.50
4 = 22.30.50
5 = 20.30.51
6 = 21.31.50
10 = 21.30.51
12 = 22.31.50
15 = 20.31.51
20 = 22.30.51
30 = 21.31.51
60 = 21.31.51
189
n= … n= …
n= …
que ,…, . Por tanto, existe el entero … tal que al multiplicarlo por
Como cada divide a d y d divide a n, se sigue que divide a n. Recordemos que las
Hemos probado que cada primo que aparece en la descomposición en factores primos de
d es también un primo que divide a n y su exponente en la descomposición de d es menor
o igual al exponente con que aparece en la descomposición de n. ¿Qué pasa con los
factores primos de n que no aparecen en la descomposición de d?. Los escribimos en la
ejemplo de n = 60. Sea S60 la suma de los divisores positivos de 60. El lector puede
verificar que S60 = 168, hallando la suma de los doce divisores de 60.Pero, procedamos de
otra forma. Nótese que:
S60 = 1 + 2 + 3+ 4 + 5 + 6 + 10 + 12 + 15 + 20 + 30 + 60
= (1 + 2 + 4) + (3 + 6 + 12) + (5 + 10 + 20) + (15 + 30 + 60)
= (1 + 2 + 4) + 3(1 + 2 + 4) + 5(1 + 2 + 4) + 15(1 + 2 + 4)
= (1 + 2 + 4) (1 + 3 + 5 + 15)
= (1 + 2 + 4) (1 + 3) + (5 + 15)
= (1 + 2 + 4) (1 + 3) + 5(1 + 3)
= (1 + 2 + 4) (1 + 3)(1 + 5)
= (1 + 21 + 22) (1 + 31)(1 + 51)
. .
S60 = . . = = 7. 4. 6 = 168.
S28 = . = 7. 8 = 56
¿Verdad que ahora resultará más fácil comprobar que 8.128 es un número
perfecto?.
Marin Mersenne (1.588 – 1.648) fue un monje francés que se relacionó con
muchos intelectuales de su época: Descartes, Roberval, Fermat, Hobbes, Etienne Pascal y
su hijo Blaise Pascal. La lista de las publicaciones de Mersenne es extensa. De ellas,
destacamos Cogitata Physico-Mathematica (Paris 1.644). En esta obra, Mersenne afirma
que 2p – 1 es primo para p = 2, 3, 5, 7, 13, 17, 19, 31, 67, 127, 257 y compuesto para
todos los demás primos menores que 257.
Es de hacer notar que existen cuarenta y siete primos mayores que 17 y menores
que 259 para los cuales 2p – 1 podría ser primo o compuesto. Mersenne acertó cuarenta
y dos. Los cinco errores que cometió fueron por incluir como primos a 2 p – 1, para p = 67
y p = 257 y por omitir a 2p – 1, para los valores de p= 61, p = 89 y p = 107. En honor a
Mersenne, los números Mn = 2n – 1 se llaman Números de Mersenne. Los primos de
Mersenne son, por tanto, Números de Mersenne que son primos. Los primeros veinte
primos de Mersenne son:
Recordemos que 6, 28, 496 y 8.128 son los primeros cuatro números perfectos.
Observemos la siguiente tabla:
Número Primo de Mersenne tenemos asociado un número perfecto. Por eso, fue tan
estudiada la conjetura de Mersenne sobre la primalidad de los números que listó en su
obra Cogitata Physico-Mathematica en 1.644. Actualmente, el mayor primo de Mersenne
que se conoce es M47, el cual tiene más 12,5 millones de dígitos. Para concluir, veamos
algunas preguntas que aún no tienen respuesta:
Nº de
Fecha del
# n Mn cifras Descubridor
descubrimiento
de Mn
1 2 3 1 antigüedad desconocido
2 3 7 1 antigüedad desconocido
3 5 31 2 antigüedad desconocido
4 7 127 3 antigüedad desconocido
5 13 8191 4 1.456 Anónimo
6 17 131071 6 1588 Cataldi
7 19 524287 6 1588 Cataldi
8 31 2147483647 10 1772 Euler
9 61 2305843009213693951 19 1883 Pervushin
10 89 61 970019…449562111 27 1911 Powers
11 107 162259276…0102 127 33 1914 Powers
12 127 1701411 3… 4105727 39 1876 Lucas
13 521 6 6479766…115057151 157 30-01-1952 Robinson
14 607 531137992…03172 127 183 30-01-1952 Robinson
15 1.279 104079321…16 7290 7 386 25-06-1952 Robinson
16 2.203 147597991…697771007 664 07-10-1952 Robinson
17 2.281 4460 7557…132 36351 687 09-10-1952 Robinson
18 3.217 2591170 6…909315071 969 08-09-1957 Riesel
193
Cooper y Steven
Boone
GIMPS / Hans-
45[*] 37.156.667 202254406…30 220927 11.185.272 06-09-2008
Michael Elvenich
GIMPS/ Odd M.
46[*] 42.643.801 169 73516…562314751 12.837.064 12-04-2009
Strindmo
47[*] 43.112.609 316470269…697152511 12.978.189 23-08-2008 GIMPS / Edson Smith
Fuente: http://mathworld.wolfram.com/MersennePrime.html
NICÓMACO DE GERASA
Gerasa (Jordania), 60
sin datos, 120 (¿?) CAPÍTULO 14
Nicómaco de Gerasa
(A)
13 + 23 + 33 + 43
(B)
(1 + 2 + 3 + 4)2
Con cubos de juguete se puede construir una configuración como la que se muestra en
la figura (A) y luego reacomodar los cubos para obtener la configuración de la figura
(B). Estas construcciones permiten visualizar la siguiente propiedad: la suma de los
cubos de los cuatro primeros enteros positivos es igual al cuadrado de la suma de
dichos enteros. Este es un ejemplo en el que geometría y aritmética se conjugan de una
forma lúdica. Sin embargo, en este capítulo trataremos sobre el primer libro en el que la
aritmética se estudia como un tema separado de la geometría. Nos referimos a
Arithmetike Eisagoge (Introducción a la Aritmética), obra de Nicómaco de Gerasa.
Una propiedad señalada por Nicómaco, a saber, el cubo de un entero positivo es la
suma de impares consecutivos, da lugar a la hermosa propiedad que relaciona la suma
de cubos con el cuadrado de una suma.
196
A) UN CURIOSO PATRÓN
Observemos que
13 = 1 = 1
23 = 8 = 3+5
33 = 27 = 7 + 9 + 11
43 = 64 = 13 + 15 + 17 + 19
31 + 33 + 35 + 37 + 39 + 41 = 216 y 216 = 6 3
, , , ,
, ,
Figura N.1
197
El lector, con mucha paciencia, puede hallar con este método que
113 = 1.331 = 111 + 113 + 115 + 117 + 119 + 121 + 123 + 125 + 127 + 129 + 131
El patrón se cumple por lo menos para los primeros once cubos. La conjetura no
está probada ni rechazada aún. Tratemos de hallar una expresión algebraica que relacione
el cubo del entero n con la suma de esos específicos n impares consecutivos. Ahí está la
clave. ¿Cuáles son esos impares, para un entero n dado?. ¿Existe alguna relación entre n y
el sumando inicial en cada caso?. Hagamos una tabla, representando el valor de n y el
primer sumando a de la respectiva suma.
n 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
a 1 3 7 13 21 31 43 57 73 91 111
n a
1 1 0.1 + 1
2 3 1.2 + 1
3 7 2.3 + 1
4 13 3.4 + 1
5 21 4.5 + 1
6 31 5.6 + 1
7 43 6.7 + 1
8 57 7.8 + 1
9 73 8.9 + 1
10 91 9.10 + 1
11 111 10.11 + 1
a + 2 = (n – 1)n + 3
a + 4 = (n – 1)n + 5
a + 6 = (n – 1)n + 7, …
el último sumando, comparando los resultados con los valores que tenemos en la
agrupación de la figura N.1
n Último sumando
en la lista de la figura N.1 (n – 1)n + (2n – 1)
1 1 (1 – 1)1 + (2.1 – 1) = 1
2 5 (2 – 1)2 + (2.2 – 1) = 5
3 11 (3 – 1)3 + (2.3 – 1) = 11
4 19 (4 – 1)4 + (2.4 – 1) = 19
5 29 (5 – 1)5 + (2.5 – 1) = 29
6 41 (6 – 1)6 + (2.6 – 1) = 41
7 55 (7 – 1)7 + (2.7 – 1) = 55
8 71 (8 – 1)8 + (2.8 – 1) = 71
9 89 (9 – 1)9 + (2.9 – 1) = 89
n3 = (n – 1)n + 1 + (n – 1)n + 3 + … + (n – 1)n + (2n – 3)+ (n – 1)n + (2n – 1)
son los términos de una progresión aritmética cuyo primer término es (n – 1)n + 1 y cuya
razón es 2, habiendo en total n términos. Existe una fórmula para calcular esta suma. Sin
embargo, preferimos deducirla, recreando el procedimiento que se sigue para la
determinación de la fórmula de la suma de n términos consecutivos de una progresión
aritmética. Denotemos por S a la suma. Si la conjetura es verdadera, entonces debe
resultar que S = n3, para todo entero positivo n. Veamos.
Tenemos que
S = (n – 1)n + 1 + (n – 1)n + 3 + … + (n – 1)n + (2n – 3)+ (n – 1)n + (2n – 1)
(a)
S = (n – 1)n + (2n – 1) + (n – 1)n + (2n – 3) + … + (n – 1)n + 3+ (n – 1)n + 1)
(b)
Sumando las igualdades (a) y (b), parcialmente los primeros sumandos, los
segundos sumandos, … , los últimos sumandos, tenemos:
2S = 2(n – 1)n + 2n +2(n – 1)n + 2n + … + 2(n – 1)n + 2n + 2(n – 1)n + 2n
(c)
n3 = (n – 1)n + 1 + (n – 1)n + 3 + (n – 1)n + 5 + … + (n – 1)n + (2n – 3)+ (n – 1)n
+ (2n – 1)
Una nota antes de pasar a la sección B): el procedimiento que seguimos para demostrar
la propiedad conjeturada, nos permitió recrear, como lo comentamos antes, que la suma S
de los n términos de una progresión aritmética de primer término a1 y n – ésino término
an es S = (lo que, en palabras, se traduce así: la suma de los n términos de
una progresión aritmética es la mitad del producto de la cantidad de términos y la suma
200
del primer y último términos). Otra forma de demostrar nuestra propiedad es aplicando el
principio de inducción matemática (o inducción completa).
Figura N.2
Fuente:
http://books.google.co.ve/books?id=MkYZAQAAIAAJ&q=nicomachus&dq=nicomachus&hl=es&sa=X&ei=hnDvT
63mLYiu9ASdlvCEDQ&ved=0CDcQ6AEwAQ
201
Una de las “debilidades” del texto (quizá para la época no lo era) es que
Nicómaco no demuestra los teoremas que expone en él, sólo los verifica con ejemplos
numéricos (algunas veces, tan sólo con un ejemplo). Uno de tales casos es el que
tratamos en la sección anterior. Nicómaco señala en su Introducción a la Aritmética que
13 = 1 = 1
23 = 8 = 3+5
33 = 27 = 7 + 9 + 11
43 = 64 = 13 + 15 + 17 + 19
y con ello le es suficiente para aceptarlo como una propiedad válida para todo entero. Al
parecer, una demostración de este teorema fue desarrollada un siglo después de la
aparición de la obra de Nicómaco. Honrando su origen, la propiedad que actualmente
enunciamos como
(n – 1)n + 1 + (n – 1)n + 3 + … + (n – 1)n + (2n – 3)+ (n – 1)n + (2n – 1) = n3
n n2 – n + 11 = m
1 12 – 1 + 11 = 11
2 22 – 2 + 11 = 13
3 32 – 3 + 11 = 17
4 42 – 4 + 11 = 23
5 52 – 5 + 11 = 31
6 62 – 6 + 11 = 41
7 72 – 7 + 11 = 53
8 82 – 8 + 11 = 67
9 92 – 9 + 11 = 83
10 102 – 10 + 11 = 101
202
1 = 1 = 12
1+3 = 4 = 22
1+3+5 = 9 = 32
1+3+5+7 = 16 = 42
Experimente con las siguientes sumas. ¿Se mantiene el patrón?. La conjetura que
podemos establecer es que la suma de los primeros n impares positivos es el cuadrado de
n. ¿Cuál es la expresión algebraica de esta conjetura?. Veamos: 1 es el primer impar
positivo, 3 es el segundo, 5 es el tercero, 7 es el cuarto, … El n – ésimo impar positivo es
2n – 1. Luego, conjeturamos que
1 + 3 + 5 + … + (2n – 1) = n2
S= = = n2
Por tanto,
1 + 3 + 5 + … + (2n – 1) = S = n2
2
1 + 3 + 5 + … + 155 = 7 = 6.084.
No lo olvide: la suma de los 100 primeros impares positivos es 100 2, la suma de los m
primeros impares positivos es m2, la suma de los h primeros impares positivos es h2, … Y
ya que estamos sumando términos de una progresión aritmética, ¿cuál es el resultado de 1
+ 2 + 3 + … + n? (la suma de los primeros n enteros positivos). El primer término es 1, el
último es n y estamos sumando n términos. Por tanto,
S=
Esto es,
1+2+3+…+n=
13 + 23+ 33 + … + n3 = ¿?
1 + 3 + 5 + 7 + 9 + 11 + 13 = 49 = 7 2
Figura N.3
En primer lugar, sabemos que cada uno de estos cubos es la suma de números
impares consecutivos. Por tanto,
2x – 1 = (n – 1)n + (2n – 1)
13 + 23+ 33 + … + n3 =
13 + 23+ 33 + … + n3 =
1 + 8 + 27 + 64 + 125 = (1 + 2 + 3 + 4 + 5 ) 2
Figura N.4
205
ØYSTEIN ORE
Kristiania (Oslo), Noruega
07 – 10 – 1.899 CAPÍTULO 15
Oslo, Noruega
13 – 08 – 1.968 ORE Y LOS NÚMEROS ARMÓNICOS
Cada punto de la gráfica tiene coordenadas (n, HD(n)), donde n es entero positivo y
HD(n) es la media armónica de los divisores positivos de n. Es decir, si d 1, d2, d3, …,
dk, son todos los divisores positivos de n, entonces
HD(n) =
De manera que
HD(1) = = 1, HD(2) = = , HD(3) = = , HD(4) = = , etc
Nótese que HD(1), HD(6) y HD(28) son números enteros. El matemático noruego
Oystein Ore denominó números armónicos a aquellos que, al igual que 1, 6 y 28, tienen
esta característica. En 1.948, Ore publicó sus investigaciones acerca de las medias
aritmética y armónica de los divisores positivos de un entero n > 1. Demostró que todo
número perfecto es armónico y estableció una conjetura relacionada con la pregunta
abierta más antigua de la teoría de números: ¿existe algún número perfecto impar?.
206
2 divide a 24, ya que existe el entero 12 de manera que 24 = 2 .12 (ahora tenemos a 2 y
a 12 como divisores de 24)
3 divide a 24, porque existe el entero 8, tal que 24 = 3 . 8 (pasan a nuestra lista de
divisores 3 y 8)
Observemos que entre 4 y 6 no existe divisor alguno de 24. Luego, 4 y 6 son los
divisores que ocupan las posiciones centrales en la secuencia ordenada de todos los
divisores positivos de 24. Escritos en forma creciente, los divisores positivos de 24 son: 1,
2, 3, 4, 6, 8, 12, 24
1 + 2 + 3 + 4 + 6 + 8 + 12 + 24 = 60.
Hasta ahora podríamos pensar que para saber cuántos son y cuánto suman los
divisores positivos de un entero n > 1 deberíamos primero hacer la lista de todos ellos.
Esto no necesariamente es así. Veremos a continuación que cada respuesta a las tres
preguntas que hemos formulado respecto a los divisores positivos de un entero n dado
(¿cuáles son?, ¿cuántos son?, ¿cuánto suman?) se puede obtener de manera
independiente de las demás. Volvamos al número 24. Si lo descomponemos en factores
primos, tenemos que 24 = 23. 3. Nótese que los divisores positivos de 24 se pueden
escribir como productos de potencias de 2 y 3, en las que los exponentes son enteros no
negativos menores o iguales a 3 y 1, respectivamente. En efecto,
1 = 20. 30
2 = 21. 30
3 = 20. 31
4 = 22. 30
6 = 21. 31
8 = 23. 30
12 = 22. 31
24 = 23. 31
Cada una de las cuatro potencias de 2 (2 0, 21, 22 y 23) se combina con las dos
potencias de 3 (30 y 31), dando lugar a un divisor positivo de 24. Las cuatro elecciones
de potencias de 2 se combinan con las dos elecciones de potencias de 3, dando lugar a
los 4.2 = 8 divisores de 24.
n= …
d= … , siendo
¿Cuántas combinaciones podemos hacer con estas potencias para formar todos los
divisores d de n ?. El principio de la multiplicación nos permite concluir que la cantidad
de divisores positivos de n es
( … (*)
la letra griega (sigma) con subíndice cero, esto es, 0 ; es una de las
notaciones más frecuente
la letra griega (nu) también se utiliza en muchos textos, entre otros, en los
del matemático noruego Oystein Ore, protagonista de este capítulo y de
cuyos trabajos trataremos en la próxima sección. Esta notación es la que
adoptamos aquí.
Luego, dado el entero n > 1, cuya descomposición en factores primos es
n= … ,
(n) = ( … (**)
S = p0 + p1 + p2 + … + p – 1 + p
209
pS = p1 + p2 + p3 + … + p + p+1
Por tanto,
= p1 + p2 + p3 + … + p + p+1 – p0 – p1 – p2 – … – p – 1 – p
= ( + + +…+ )( + + +…+ )
hacer la lista de todos ellos. La función que a cada entero positivo n le asigna como
imagen la suma de sus divisores positivos se denota con la letra griega (sigma).
Formalizando nuestros resultados con la notación correspondiente: si la descomposición
en factores primos de n es
n= …
entonces
(n) = . ...
Alrededor del siglo I de nuestra era, Nicómaco de Gerasa clasificó los enteros
positivos como perfectos, abundantes y defectivos (en su obra Arithmetike Eisagoge o
Introducción a la Aritmética). Daremos las respectivas definiciones con las notaciones
actuales:
Número perfecto: un entero n es perfecto si (n) = 2n. Como por ejemplo, 6 y 28.
Número abundante: un entero n es abundante si (n) > 2n. 12, 18 y 20 son
abundantes.
Número defectivo: un entero n es defectivo si (n) < 2n. Algunos números defectivos
son: 7, 8 y 11.
Es de destacar que:
1) Todas las potencias de números primos son números defectivos. ¿Por qué?.
¿Será verdad que todo número perfecto es amigo de sí mismo?. Entre los
números listados en la tabla de la figura O.1, el lector no encontrará un par de números
distintos que sean amigos, porque el primer par de números amigos está formado por 220
y 284 (anímese a verificar que (220) = 220 + 284 = 504 = (2 4)). La “amistad” entre
estos números ya era conocida en tiempos de los pitagóricos. Varios matemáticos
mostraron interés en esta curiosidad numérica y trataron de determinar fórmulas para
semejantes pares de números. No lo lograron, pero sí desarrollaron métodos para generar
algunos pares de números amigos. Entre estos matemáticos tenemos a
Thabit ibn Qurra (turco, 836 – 901) quien escribió un libro titulado Determinación de
números amigos
Abu Mansur Al – Baghdadi (iraquí, 980 – 1. 037) quien estudió los números amigos en
su tratado al-Takmila fi'l-Hisab.
También Fermat, Descartes y Euler dedicaron algún tiempo a los números amigos.
212
El matemático noruego Øystein Ore (1.899 – 1.968) se destacó por sus trabajos
en álgebra abstracta (teoría de anillos no conmutativos, entre otros temas), aunque
también hizo importantes aportes a la teoría de grafos y a la teoría de números. Publicó
varios libros, entre ellos
AD(n) =
HD(n) = y AID(n) =
donde d1, d2, … , d(n) son todos los divisores positivos de n. Luego,
HD(n) =
(después veremos que esta fórmula tiene una versión más sencilla)
AD(48) =
HD (48) =
Calculemos .
¿Cuál es el mínimo común denominador?. ¡Por supuesto!, 48, pues todos los
denominadores son divisores de 48. Luego,
= = =
¿Coincidencia? . Veamos.
214
= = =
n 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
HD(n) 1 2
n 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
HD(n)
En este armonioso grupo de números, hay cuatro que son muy famosos: 6, 28,
496 y 8.128. Son los cuatro primeros números perfectos. ¿Es todo número perfecto un
número armónico?.
este valor es impar si n = 1, 4, 9, 16, 25, 36, 49, 64. Para todos los demás valores de n,
(n) es par. ¿Observa un patrón?. Podemos conjeturar que si n es un cuadrado perfecto,
entonces (n) es impar. Vamos a demostrarlo. Sea n un cuadrado perfecto. Si n = 1,
entonces (1) = 1, el cual es impar. Supongamos que n es mayor que 1. Sea n =
… , la descomposición de n en factores primos. Como n es un cuadrado perfecto, cada
exponente 1 , 2, … , k es un entero par. Luego, 1 + 1 , 2 + 1, … , k + 1 son todos
enteros impares. En consecuencia,
(n) = ( …
Por otra parte, si ahora observamos los valores de (n) para n = 1, 4, 9, 16, 25,
36, 49, 64, vemos que si n es un cuadrado perfecto de esta lista, entonces la suma de sus
divisores (n) es impar. Demostremos que esto es verdadero para todo cuadrado perfecto
n.
Probemos que cada uno de los factores del miembro derecho de (1) es un
número impar. Nótese que:
(n) = . ...
Demostración: Sea n un número perfecto. Queremos probar que n es armónico. Para ello,
probemos que HD(n) es un número entero. Como n es perfecto, (n) = 2n. Como (n)
es par, entonces n no es un cuadrado perfecto. Como n no es un cuadrado perfecto,
entonces la cantidad de divisores positivos de n es par. Esto es, (n) = 2h, para algún
entero h. Por otra parte, sabemos que el producto de las medias aritmética AD(n) y
armónica HD(n) es n. Por tanto, HD(n) = .
Tal como comentamos antes, los números perfectos fueron estudiados por los
matemáticos de la escuela pitagórica y neopitagórica (Nicómaco de Gerasa). Ellos
notaron que todos los números perfectos que conocían (los cuatro primeros solamente)
eran pares y suponían que todos los demás números perfectos, de existir, también lo eran.
Hasta ahora no se ha logrado demostrar que todo número perfecto es par y tampoco se ha
hallado un número impar y perfecto. La cuestión se convirtió en un problema abierto, el
más antiguo de la teoría de números. Matemáticos como Euler (quien llegó a decir que
este problema era de lo más difícil) y Sylvester (véase la frase que encabeza este
capítulo) le dedicaron mucho tiempo. Con sus trabajos, Ore le da otro enfoque al
problema y establece su conjetura: si n es impar, entonces n no es armónico (y si no es
armónico, no es perfecto). Si se llega a demostrar esta proposición, se habrá probado que
no existen números perfectos impares.
217
PAPPUS
Alejandría (Egipto) Alrededor de 290 CAPÍTULO 16
Alejandría (Egipto) Alrededor de 350 PAPPUS Y
UNA SELECCIÓN DE
“COLECCIÓN”
Las tres figuras a las que se refiere Pappus en la frase que encabeza este capítulo son el
triángulo equilátero, el cuadrado y el hexágono regular. Dados uno de cada uno de estos
polígonos con la condición de ser isoperimétricos (es decir, tener perímetros iguales), no
es difícil probar que el área del hexágono regular es mayor que las áreas de los otros dos
polígonos. Instintivamente, según Pappus, las abejas saben esto y por eso construyen los
panales con formas hexagonales. En su obra Synagoge o Colección Matemática, Pappus
nos habla de abejas y panales, de poliedros regulares en esferas, de árbelos y cadenas de
círculos inscritos, de hexágonos adosados entre sí engastados en una circunferencia y de
muchas otras maravillas más. Sobre estas líneas, mostramos una figura inspirada en dos
temas que hemos seleccionado de la Colección Matemática de Pappus.
218
Alejandría es una ciudad de Egipto ubicada en el delta del río Nilo, a unos 31° N
y 30° E. Es el principal puerto de ese país, otrora tierra de faraones. Muchos nombres
célebres en matemática están asociados con esta ciudad: Euclides, Herón, Diofanto,
Menelao, Theon y su hija Hipatia, Ptolomeo, Hipsicles y Pappus son mencionados “de
Alejandría”, por haber desarrollado sus obras intelectuales bajo los auspicios de tan
importante urbe. La ciudad fue fundada en el año 331 a. C. por Alejandro Magno (de allí
su nombre) para marcar el hecho de haber conquistado las tierras egipcias dominadas
hasta ese entonces por los persas. En poco tiempo, Alejandría se convirtió en el centro de
la cultura griega en el Mediterráneo durante el período helenístico. Famosos son su faro
(durante muchos siglos fue la estructura más alta construida por el hombre, con una altura
estimada en unos 135 m) y su biblioteca, la cual llegó a contener unos 900.000
manuscritos y que, al parecer, sucumbió devastada por un incendio. En memoria a este
simbólico recinto cultural, el 16 de octubre del año 2.002 se inauguró la Nueva Biblioteca
de Alejandría, proyecto concebido en 1.987 y patrocinado por el gobierno egipcio y la
UNESCO, así como por varios países europeos, americanos y árabes. De Alejandría,
como ya lo mencionamos, es Pappus, el protagonista de este capítulo.
describen una serie de paradojas geométricas que Pappus cita de una obra de Erycino,
autor del cual sólo se conoce esta referencia. En la cuarta sección de este libro, Pappus
trata sobre el problema de inscribir cada uno de los sólidos platónicos (tetraedro, cubo,
octaedro, dodecaedro e icosaedro) en una esfera dada.
Libro IV: tiene tres secciones. En la primera, Pappus presenta una generalización
del teorema de Pitágoras (no daremos más detalles porque la segunda parte de este
capítulo la dedicamos a este tema). En la segunda sección se desarrolla una cantidad de
lemas y teoremas que sustentan la construcción del círculo inscrito en un árbelos (figura
P.1), llamado círculo de Pappus. Éste es el primero de una sucesión infinita de círculos
denominada cadena de Pappus: cada círculo de esta sucesión es tangente al anterior y a
los dos semicírculos mayores del árbelos. En la figura P.2 se muestra una cadena de
Pappus. En la tercera sección, se hace un estudio de curvas tales como la espiral de
Arquímedes, la concoide de Nicomedes y la cuadratriz de Hippias explicando métodos
de trisección de ángulos mediante éstas.
¿Le gustaría construir una cadena de Pappus?. Se puede hacer con regla y
compás manualmente o con un software de geometría dinámica. A continuación, le
indicamos los pasos.
Paso 1: Dibuje un segmento de extremos A y B. En dicho segmento tome un punto C tal
que AC > CB. Sean D el punto medio de , E el punto medio de y F el punto
medio de . Trace las semicircunferencias de diámetros , y , cuyos centros
sean D, E y F, respectivamente (todas estas semicircunferencias deben estar en el mismo
semiplano, con respecto a la recta ). Nos referiremos a estas semicircunferencias como
arco 1, arco 2 y arco 3, tomando en cuenta el orden decreciente según la longitud de sus
diámetros. La región comprendida por los tres arcos es un árbelos. Ver figura P.3.
Paso 2: trace la circunferencia con centro en F y radio FB y contruya el diámetro
perpendicular a (ver figura P.4).
Paso 3: los puntos C, G y B se trasladan según el vector , obteniéndose los puntos
C1, G1 y B1, respectivamente. Nótese que en este caso G1 = H. La construcción se
muestra en la figura P.5. Como las traslaciones se repetirán en siguientes pasos,
convengamos en que Ck denota al punto obtenido tras la k - ésima traslación de C según
220
Nota: la semirrecta con origen en A que pasa por B2 (en general, por Bk), corta al arco 3
en dos puntos. Se debe tomar aquél cuya distancia a A sea menor.
Figura P.3
Figura P.4
221
Figura P.5
Figura P.6
Figura P.7
222
Figura P.8
Figura P.9
(200 a.C – 140 a.C), entre ellos, el que la esfera tiene mayor volumen que cualquier
sólido que tenga un área lateral igual al área de la superficie esférica. En la tercera
sección, Pappus hace una discusión sobre los sólidos semirregulares de Arquímedes.
Sigue, en la cuarta sección, con estudios sobre la esfera y el cilindro y en la quinta
demuestra que entre los sólidos regulares con superficies iguales el de mayor número de
caras tiene mayor volumen.
Libro VI: se comentan libros de otros autores tales como Euclides, Apolonio,
Theodosio, Aristarco y Eratóstenes. Prácticamente la totalidad de este libro trata sobre
astronomía.
Libro VIII: trata básicamente sobre mecánica. Esta ciencia, según palabras de
Pappus, tiene muchas aplicaciones importantes en la vida cotidiana y ha de ser altamente
apreciada por filósofos y estudiada con entusiasmo por matemáticos. Destaca el análisis
de situaciones en las cuales se comparan las fuerzas requeridas para mover objetos en
planos inclinados conociendo sus pesos; la determinación de diámetros de ruedas
dentadas para la construcción de engranajes y tornillos, mencionando en esta parte de la
obra los trabajos de Herón de Alejandría. También se expone en este libro la construcción
de cónicas conocidos cinco de sus puntos y otros problemas de geometría.
224
Figura P.10
Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c3/Chinese_pythagoras.jpg?uselang=es
Se afirma que el área (BCJK) del paralelogramo BCJK es la suma de las áreas
(ABDE) y (ACFG) de los paralelogramos ABDE y ACFG. Esto es,
Figura P.13
Figura P.14
227
En consecuencia,
Figura P.19
229
Figura P.23
.
División de un segmento en n segmentos congruentes: esta construcción está
fundamentada en un teorema que se atribuye a Thales de Mileto (griego, 624
a.C. – 527 a.C.) y consiste en determinar los puntos P 1, P2, P3, …, Pn – 1 de un
segmento dado tales que
Figura P.26
232
Figura P.31
Se afirma que
EB = 2AE y que mAEB = 120°
DE2 = DA . DC (9)
De (10) y (11), por criterio de semejanza LAL, tenemos que los triángulos
DAE y DEC son semejantes. En consecuencia, . Por tanto,
(12)
= = = = +1 (13)
= +1=
235
EC = EF = (EC + CF)
EC = EC + CF
EC – EC = CF
EC = CF
=2 (17)
En la figura P.36, hemos destacado los triángulos cuyos lados están involucrados
en la igualdad (18). Nótese que los ángulos ECB y FCA son opuestos por el vértice
y, por tanto, mECB = mFCA (19). De (18) y (19), por criterio de semejanza LAL,
los triángulos ECB y FCA son semejantes. Se tiene, así, que
= = (20)
Figura P.36
Por otra parte, la semejanza de los triángulos ECB y FCA nos permite afirma
que mCEB = mCFA = 60°. Así,
Figura P.37
237
QIN JIUSHAO
Puzhou (China) 1.202 CAPÍTULO 17
Meixian (China) 1.261
QIN JIUSHAO Y
EL TEOREMA CHINO DEL RESIDUO
Los círculos E1, E2 y E3 giran en sentido del movimiento de las agujas del reloj alrededor
del círculo que tiene centro en el punto O, siguiendo las respectivas órbitas trazadas con
líneas punteadas. Los puntos O, A, B y C están alineados. Se sabe que el círculo E 1 da un
giro completo en 5 horas, mientras que E2 y E3 lo hacen en 3 horas y 2 horas,
respectivamente. El día lunes 1 de junio de 2.009 se registró lo siguiente: el centro de E 1
coincidió con el punto A a la 1:00 am, el centro de E 2 coincidió con el punto B a las 2:00
am y el centro de E3 coincidió con el punto C a las 3:00 am. ¿Puede el lector determinar
las horas y los días respectivos en que los centros de los cuatro círculos estén
simultáneamente en la recta (como se muestra en la figura de la derecha) durante el
mes de junio?. Una forma de resolver este problema es aplicando el teorema chino del
residuo, el cual es el tema central de este capítulo. El matemático Qin Jiushao en su obra
Shushu Jiuzhang o Tratado de Matemática en Nueve Capítulos, publicada en 1.247, hace
un notable estudio sobre dicho teorema. Por cierto, hay seis días del mes de junio en los
cuales la alineación sobre la recta no ocurre.
238
Problema 3: se le dice a una persona que piense un número entero positivo no mayor que
315 y que lo divida entre 5, entre 7 y entre 9. Se le pide a la persona que revele los
restos de estas divisiones. Con estos datos, se ha de encontrar el “número secreto”.
Comentamos que problemas de este tipo se encuentran en la octava parte del capítulo 12
de la famosa obra Liber Abaci de Fibonacci (Leonardo de Pisa). El título del capítulo es
Sobre Problemas y Soluciones y el de la parte es Sobre Ciertas Adivinaciones. Fibonacci
expone un algoritmo para determinar el número secreto, el cual explicaremos más
adelante.
Problema 1 Nótese que la cantidad de objetos es un número entero positivo tal que al ser
dividido entre 3, 5 y 7 deja residuos 2, 3 y 2, respectivamente Podemos intentar
resolverlo por ensayo y error, “tanteando” y quizás demos con el número. Sin embargo,
sistematicemos un poco la búsqueda y hagamos tres listas: una con los números positivos
cuyo residuo es 2 cuando se dividen entre 3, una con los que dejan residuo 3 cuando se
dividen entre 5 y la tercera con aquellos que al dividirse entre 7 dejan residuo 2. El
número que aparezca en las tres listas es el que buscamos. No sabemos cuán largas han de
ser estas secuencias de números, pero podrán irse ajustando hasta que se encuentre un
número común. Nuestras listas son:
Vemos que 23 es un número que cumple las condiciones del problema. Sin
embargo, observando las secuencias, podemos sospechar que, tal vez, no es el único.
¿Qué tal si agregamos más números en nuestras listas?. Le invitamos a que lo haga. Tal
vez quiera desistir al no hallar, tan rápidamente como encontramos al 23, un número que
aparezca en las tres listas y piense que no exista. Pero, sí, los hay. Siendo exagerados,
observe que el número 338 deja restos 2, 3 y 2 cuando se divide entre 3, 5 y 7,
respectivamente (hay otros números menores que 338 que cumplen las condiciones,
recuerde que dijimos que estamos siendo exagerados). Eso significa que la respuesta al
problema planteado no es única. Si nos hubieran preguntado por el menor número de
objetos, ya tendríamos la respuesta: hay 23 objetos y nuestro método de las listas sería
apropiado para hallarlo. Pero, si queremos dar una respuesta que incluya a todos los
números que cumplan las condiciones dadas, debemos proceder de otra manera.
De donde, 3a = 5b + 1 (4)
La igualdad (7) es la solución del sistema de igualdades (1), (2) y (3). Decimos
solución, en singular, aún cuando están involucrados infinitos enteros, los cuales difieren
entre sí en un múltiplo de 105 = 3.5.7. Nótese que 3, 5 y 7 son primos dos a dos. El
método que seguimos para obtener esta solución se suele llamar, con toda lógica, método
de sustituciones sucesivas. En la siguiente tabla, se muestra los respectivos valores de x
para algunos valores de m seleccionados: nótese que al asignar a m distintos valores
enteros no negativos, obtendremos los distintos valores de x, siendo x el número de
objetos tales que cuando se cuentan de tres en tres, quedan dos objetos; cuando se
cuentan de cinco en cinco, quedan tres y cuando se cuentan de siete en siete, quedan dos.
Para m = 0, obtenemos el menor entero positivo x = 23 que da respuesta al problema.
Ahora bien, si damos a m valores enteros negativos, también obtenemos soluciones del
sistema constituido por las ecuaciones (1), (2) y (3), pero no son soluciones del problema
1.
m –3 –2 –1 0 1 2 3
x = 105m + 23 – 282 – 187 – 82 23 128 233 338
de manera natural nos hacemos, después de poner en práctica las instrucciones para hallar
el “número secreto”, son ¿por qué multiplicar por 126, 225 y 2 0 los restos de las
divisiones entre 5, 7 y 9, respectivamente?, ¿qué relación tienen 126, 225 y 280 con 5, 7 y
9, respectivamente?, ¿por qué restar 315?, ¿por qué funciona este procedimiento?. Tal vez
no hallemos todas las respuestas ahora. Sin embargo, observe le lector que 315 es el
producto de 5, 7 y 9; además,
De (i), x = 6a + 3, para algún entero a y de (ii) x = 15b + 7, para algún entero b. Así,
6a + 3 = 15b + 7, lo cual implica que 6a – 15b = 4. Al factorizar el miembro izquierdo,
obtenemos 3(2a – 5b) = 4. Como 2a – 5b es un entero, la última igualdad expresa que 4
es un múltiplo de 3, lo cual es falso. En consecuencia, no existe un entero x que deje
residuo 3 si se divide entre 6 y residuo 7 si se divide entre 15.
244
B) UN CALEIDOSCOPIO ARITMÉTICO
Consideremos n enteros positivos m1, m2, m3, … , mn tales que sean primos
dos a dos. Es decir, el máximo común divisor de dos enteros distintos cualesquiera de esta
lista es 1. Si denotamos el máximo común divisor de a y b por (a, b), entonces la
afirmación anterior se expresaría de la siguiente manera:
(mn–1 , mn) = 1
Sean a1, a2, a3, … , an enteros cualesquiera. Con estas condiciones, se afirma que el
sistema de congruencias
A=
246
B=
Ahora bien, por ser d un elemento de B se tiene que dA y d > 0. Como dA,
existen enteros x0 y y0 tales que
d = ax0 + by0 ( i2 )
r = a – cax0 – cby0
Por ser r positivo y ser de la forma ax + by, con x y y enteros, se tiene que
r es un elemento de B; además, r < d . ¿Recuerda quién es d?. Véase ( i1 ): es el menor
elemento de B. Resulta, que tenemos el entero r en B el cual es menor que el menor
247
Por hipótesis, p divide a a1a2. Luego, existe un entero z de manera que a 1a2 = pz ( iii2)
Sustituyendo ( iii2) en ( iii1), obtenemos pa2x + pzy = a2 . De donde, p(a2x + zy) = a2.
Por ser a2x + zy un número entero, se tiene que p divide a a 2. Ahora el lector puede
hacer la demostración para n factores.
dados n enteros m1, m2, m3, … , mn tales que (mj, mk) = 1, para 1 j<k n, y dados
a1, a2, a3, … , an enteros cualesquiera, el sistema de congruencias
(SC)
Se afirma que (m1, M1) = 1. En efecto, supongamos que (m1 , M1) 1. Luego, existe un
primo p tal que p es un divisor común de m1 y M1. Esto es, p m1 y p m2m3,…mn.
Por la propiedad iii), p divide a algún mh, para algún 2 h n. Esto significa que p
es un divisor común de m1 y mh, con h ≠ 1. Esto contradice que (m1, mh) = 1. ¿De dónde
provino la contradicción?. De haber supuesto que (m1 , M1) ≠ 1. Ahora bien, como (m1 ,
M1) = 1, por la propiedad i) existen enteros x 1 y y1 tales que m1x1 + M1y1 = 1.
Luego,
M1y1 – 1 = m1x1
Esta igualdad expresa que m1 divide a M1y1 – 1. Por tanto, M1y1 1 (mod m1). Por la
propiedad iv), se tiene que
Comprobemos que x0 satisface las n congruencias del sistema (SC). Nótese que
El miembro derecho de la última igualdad es una suma de múltiplos de m2. Por tanto, x0 –
a2 es un múltiplo de m2 y se cumple que x0 a2 (mod m2). Siguiendo un razonamiento
análogo al que hicimos anteriormente, se tiene que x0 satisface todas las congruencias del
sistema (SC). Hemos demostrado que el sistema (SC) tiene una solución, a saber, el
entero x0 = M1y1a1 + M2y2a2 + M3y3a3 + … + Mnynan
(1) y (2)
(3)
Por la propiedad vi), aplicada en cada par respectivo de congruencias de (1) y (3), se tiene
que
251
(4)
con t entero.
Analicemos los términos que conforman esta solución general del sistema de
congruencias (SC): nótese que t recorre el conjunto de los enteros, mientras que m1, m2,
m3, … , mn, así como a1, a2, a3, … , an , son números enteros dados. Los enteros M 1,
M2, M3, …, Mn están definidos en función de los enteros m1, m2, m3, … , mn. Sin
embargo, los enteros y1, y2, y3, … , yn, ¿de dónde provienen?, ¿recuerda cómo se definen
estos enteros?. Los enteros yk, con 1 k n, son aquéllos que hacen que M kyk 1 (mod
mk). ¿Cómo determinarlos?. Una forma es por simple inspección. Por ejemplo, ¿cuál es
un valor de y para que se verifique que 12y 1 (mod 5)?. Busquemos un múltiplo de
12 que supere en una unidad a un múltiplo de 5:
12 x 1 = 12 = 10 + 2, no es lo que buscamos
12 x 2 = 24 = 20 + 4, tampoco;
12 x 3 = 36 = 35 + 1, ¡éste sí!
qué funciona el algoritmo dado por Fibonacci, que comentamos en la sección anterior
(problema 3).
Qin Jiushao fue un matemático chino cuya principal obra es Shushu Jiuzhang o
Tratado de Matemática en Nueve Capítulos, publicada en 1.247. Es importante no
confundir este texto con otro de título similar y, geográficamente, de la misma
procedencia: Nueve Capítulos del Arte Matemático (o Jiuzhang suanshu, en chino). El
libro de Qin consta de nueve capítulos, los cuales se listan a continuación:
1. Ecuaciones indeterminadas
2. Fenómenos celestes (o meteorológicos)
3. Área de campos
4. Telemetría
5. Impuestos
6. Almacenaje de granos
7. Construcción de edificios
8. Asuntos militares
9. Precios e interés
Puesto que 5, 7 y 9 son primos dos a dos, sabemos que el sistema plantado
tiene solución y que la solución general de este sistema viene dada por la expresión
Para que x sea un número no mayor que 315, el entero t ha de ser negativo
(¿por qué?). Ya tenemos las respuestas a las preguntas que nos hicimos antes: ¿por qué
multiplicar por 126, 225 y 280 los restos de las divisiones entre 5, 7 y 9,
respectivamente?, ¿por qué restar 315 para obtener el “número secreto” ?, ¿por qué
funciona este procedimiento?.
Para concluir, queremos hacer notar que no podemos aplicar el teorema chino
del residuo para resolver el sistema de congruencias
(A)
ya que los módulos no son primos dos a dos. Sin embargo, observe el lector que si x es
un entero tal que x 3 (mod 4) y x 2 (mod 3), entonces x 5 (mod 6) (es fácil
demostrarlo). De manera, si x0 es una solución del sistema de congruencias (A), entonces
x0 es una solución del sistema
254
(B)
en el cual los módulos sí son primos dos a dos y el teorema chino del residuo se puede
aplicar. La solución general del sistema de congruencias (B) es x = 359 + 60t, con t
entero. Nótese que
Luego, las soluciones positivas del sistema de congruencias (B) se obtienen si, y sólo si,
el entero t es mayor que o igual a – 5. Si hacemos t = – 5, entonces obtendremos el
menor entero positivo x que es solución del sistema (B):
BERTRAND RUSSELL
Ravenscroft (Gales)
18 – 05 – 1.872
Penrhyndeudraeth (Gales)
02 – 02 – 1.970
CAPÍTULO 18
RUSSELL Y SU PARADOJA
p p
V F F
F F V
La palabra paradoja está compuesta por las partículas griegas ‘para’ que
significa ‘al margen de’, ‘en contra de’ y ‘doxa’ que significa ‘opinión’ o ‘buen juicio’.
Así, por su etimología, una paradoja es una idea extraña u opuesta a la opinión de las
personas o que es absurda o contradictoria. Otras palabras que contienen la partícula doxa
son ortodoxo y heterodoxo. Ortodoxo es un adjetivo que indica conformidad con
doctrinas o prácticas generalmente aceptadas. En esta palabra, el elemento compositivo
‘orto’ le imprime el carácter de correcto o recto a ‘doxa’. El que ‘orto’ signifique
correcto o recto no nos debe causar extrañeza, pues encontramos este elemento en
palabras de uso muy frecuente: ortogonal (que está en ángulo recto), ortografía (escritura
correcta de una lengua), ortodoncia (corrección de los defectos de la dentadura), entre
otros vocablos. En la palabra heterodoxo, el elemento compositivo ‘hetero’ (‘otro’,
desigual’, ‘diferente’) junto con ‘doxa’ da como resultado un adjetivo que significa
disconformidad con doctrinas o prácticas generalmente admitidas. Bien, volvamos al
término que nos ocupa. De paradojas se habla en diversos campos, tales como: la
filosofía, la lógica, la matemática, la literatura, la economía y hasta en el arte; y,
obviamente, en el discurso cotidiano. Tendremos, entonces, una definición de paradoja en
cada uno de estas disciplinas y contextos. En el ámbito de la lógica, se dice que llegamos
a una paradoja cuando a partir de ciertas premisas que se plantean como válidas se
obtiene una conclusión contradictoria. Veamos un ejemplo clásico. Suponga que le hacen
llegar una tarjeta con la siguiente frase:
pasar por el puente debía declarar bajo juramento adónde y a qué va. Si jurara verdad, se
le dejaba pasar. Pero, si dijera mentira, debía morir en la horca allí construida. Por
aquéllos días, llegó un viajero que bajo juramento declaró que venía a morir en la horca
que allí estaba y no para otra cosa. Los jueces comenzaron a deliberar, ¿cómo aplicar la
ley en el caso de este hombre?. Siempre llegaban a respuestas en conflicto. En efecto, si
dejaban libre al hombre, resultaría falso su juramento y, de conformidad con la ley,
debería ser ahorcado. Pero, si le ahorcan y habiendo declarado verdad, entonces debe ser
dejado libre por la misma ley. Los jueces fueron ante Sancho Panza y habida cuenta que
ni la ley (ni la lógica) ofrecía una solución, fueron estas sus palabras: “…que le dejen
pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal, y esto lo diera
firmado de mi nombre, si supiera firmar”. Muy sabia y digna de alabanza la
misericordiosa decisión de Sancho Panza. Nótese que en el esquema lógico de la
situación de Barataria se presenta la contradicción ahorcamos a este hombre si, y sólo si,
lo dejamos en libertad.
Las paradojas no han de ser vistas como un simple juego de palabras o como una
calamidad que destruye teorías. La frase que encabeza este capítulo, pronunciada por uno
de los físicos más brillantes del siglo XX, muestra la actitud de una mente abierta ante el
hallazgo de una paradoja. Ésta es considerada una oportunidad y un estímulo para el
progreso; como una especie de alarma que se enciende para indicar que cierto sistema
requiere una revisión, un ajuste y hasta una reforma. En la historia de la matemática, de la
lógica y de las ciencias, en general, algunas paradojas han marcado un dramático punto de
inflexión al dejar en evidencia que cierto conjunto de premisas o conceptos, hasta
entonces aceptados, conducían a la fórmula contradictoria p es verdadero si, y sólo si, p
es falso. Dicho en palabras sencillas, en ciertos contextos, aún razonando correctamente,
se llega a dos conclusiones contradictorias, como en los dos ejemplos antes expuestos: el
de la tarjeta y el del juicio de Barataria. El lector se habrá dado cuenta ya que en estas
paradojas se encuentra un componente semántico de autorreferencia: ésa es la raíz del
problema. Un asunto que ha desvelado a filósofos, gramáticos y lógicos (y que salva el
aprieto en que nos ponen las paradojas semánticas) es la distinción que se debe tener en
cuenta entre uso y mención de una palabra.
En la oración (1), la palabra Maracay está siendo usada para referirse a una
ciudad y se declara una cualidad de dicha ciudad. En la oración (2), la palabra Maracay
está siendo mencionada y no se refiere a una ciudad, sino a la palabra y se señala una
cualidad de esa palabra. Las oraciones (1) y (2) ejemplifican, respectivamente, lo que es
el uso de una palabra o frase y la mención de una palabra o frase. Vale añadir que en el
258
En 1.893, Gottlob Frege publicó el primer volumen de una obra a la cual dedicó
varios años de su vida: Die Grundgesetze der Arithmetik (Las leyes básicas de la
aritmética). En ella intentó axiomatizar la aritmética y, por así decirlo, reducir esta rama
de la matemática a la lógica. En el sistema axiomático de Die Grundgesetze der
260
Zenón de Elea estableció unas cuarenta paradojas, pero cuatro de ellas son las
que han tenido una mayor repercusión y fueron comentadas por Aristóteles en su obra
Física. Estas paradojas que iban en contra de ciertas concepciones pitagóricas sobre el
espacio y el movimiento son: la paradoja de la dicotomía, la de Aquiles y la tortuga, la de
la flecha y la del estadio. Recordemos que los pitagóricos consideraban los cuerpos como
un agregado de puntos y al movimiento como una suma de pasos intermedios desde un
punto inicial hasta un punto final. Comentaremos dos de estas paradojas: la paradoja de la
dicotomía y la paradoja de Aquiles y la tortuga.
Hagamos = k. Así, hemos probado que existe el número real k, tal que
VT = k VA , con 0 < k < 1
Ahora bien, para un tiempo dado de t segundos, Aquiles recorre una distancia
dA metros y la tortuga, una distancia dT metros. ¿Cuál es la relación entre estas
Figura R.1
T2, ya la tortuga habrá avanzado hasta el punto T 3, a h(hk2) = hk3 metros de T2 (ver
figura R.5) . Así, indefinidamente.
Figura R.2
Figura R.3
Figura R.4
Figura R.5
265
Zenón concluye que Aquiles nunca alcanzará a la tortuga porque tendría que
recorrer una “suma” de infinitas distancias: h + hk + hk2 + hk3 + hk4 + … . Sin embargo,
el sentido común apoyado en evidencias empíricas, nos dice que Aquiles sí alcanzará a la
tortuga y que esto ocurrirá en el preciso instante en el que la diferencia entre las distancias
dA y dT sea igual a h. Hagamos unos cálculos (no olvide la formulita que antes
denotamos por (*) y que k ≠ 1).
dA – dT = h dA – kdA = h dA (1 – k) = h dA =
que h, hk, hk2, hk3, hk4, … son términos de una progresión geométrica de término
inicial h y cuya razón es k < 1. Nótese que Aquiles alcanza a la tortuga en un tiempo
t= = = .
dA = = metros
t= = segundos
266
La paradoja de Epiménides
Figura R.6
La paradoja de Berry
N1: constituido por los enteros positivos cuya expresión más corta consta de cien
caracteres o menos.
N2: constituido por los enteros positivos cuya expresión más corta requiere más
de cien caracteres.
Hiperjuego
Figura R.7
Figura R.8
Paradojas visuales
Figura R.9
Figura R.10
Figura R.11
Figura R.12
272
Figura R.13
Figura R.14
WACŁAW SIERPIŃSKI
Varsovia (Polonia) 14 – 03 – 1.882 CAPÍTULO 19
Varsovia (Polonia) 21 – 10 – 1.969
SIERPIŃSKI Y DOS
FIGURAS AUTOSEMEJANTES
Anaxágoras de Clazomene
(filósofo-matemático griego, 499 a.C – 428 a.C)
La catedral de Anagni (región del Lazio en Italia), construida en el año 1.104, es una
obra arquitectónica de gran belleza. Son famosos los mosaicos que decoran sus pisos.
Sobre estas líneas, en la figura de la izquierda, se tiene el esquema geométrico de uno de
ellos. Note cómo se “anidan” los triángulos en él. Muchos lo consideran la figura
autosemejante más antigua que se halla diseñado. Observe ahora la figura de la derecha:
es el llamado Tamiz (o Triángulo) de Sierpiński, en su quinta iteración. El matemático
polaco Wacław Sierpiński publicó en 1.915 sus trabajos sobre esta figura y la define
como una curva que se “cruza” consigo misma en cada uno de sus puntos. Es la figura
autosemejante más famosa del mundo, entre otras razones, por la sencillez de su
construcción: muchos niños en sus escuelas la construyen con regla y compás.
274
A) EL TAMIZ DE SIERPIŃSKI
Vamos a conocer una de las figuras más interesantes que existen; una figura que
contrasta la sencillez de su construcción con la complejidad de sus propiedades,
paradójicas a primera vista. A esta figura le han asignado distintos nombres: triángulo,
tamiz, empacadura,…, pero, en todo caso, el sustantivo está asociado al mismo apellido:
Sierpiński. Wacław Sierpiński fue un matemático polaco (1. 2 – 1.969) que se destacó
en varias áreas, entre ellas la teoría de números, la teoría de conjuntos y la topología.
Miembro fundador y editor de publicaciones de Matemática en su país natal, entre ellas
Fundamenta Mathematicae (1.920) y Acta Arithmetica (1.958), perteneció a varios
comités editoriales, entre ellos al Comité Editorial de Rendiconti del Circolo
Matematico di Palermo (Italia), Compositio Mathematica (Países Bajos) y Zentralblatt
für Mathematik (Alemania). Escribió 50 libros y 714 artículos. En uno de ellos, titulado
"Sur une courbe dont tout point est un point de ramification" (Sobre una curva en la que
todo punto es un punto de ramificación), publicado en los Informes de la Academia de
París en 1.915, el protagonista de este capítulo describe la figura en cuestión: el Tamiz de
Sierpiński.
Primera etapa: marquemos los puntos medios de cada uno de los lados del triángulo. Al
unir estos puntos obtenemos un triángulo, equilátero también. Descartemos los puntos
interiores de este triángulo central (ver figura S.2). Nótese que ahora tenemos tres
triángulos equiláteros, cuyos lados miden .
Segunda etapa: vamos a repetir, en cada uno de los tres triángulos obtenidos en la primera
etapa, el proceso aplicado al triángulo de inicio. Se obtendrá un total de nueve triángulos
equiláteros, cuyos lados miden . (Ver figura S.3)
275
Las figuras resultantes de las etapas tercera, cuarta y quinta se muestran en las
figuras S.4, S.5 y S.6, respectivamente. Nótese que el número de triángulos y las
longitudes de sus lados son, respectivamente: 27 y ; 81 y ; 243 y .
0 1 = 30 3 3
1=
1 3 = 31 3. = 3. = 3. =
=
2 9 = 32 32. = 32. =
= 3 =
3 27 = 33 33. = 33. =
= 3 =
4 81 = 34 3 4. = 34 . =
= 3 =
n 3n 3 = 3 n. = 3n .
B) LA ALFOMBRA DE SIERPIŃSKI
Ahora vamos a conocer otra figura interesante, derivada también de los trabajos
de Sierpiński, quien la describió en su artículo titulado “Sur une courbe cantorienne qui
contient une image biunivoquet et continue detoute courbe donée” (Sobre una curva
cantoriana que contiene una imagen biunívoca y continua de cualquier curva dada), el
cual se publicó en 1.916 en los Informes de la Academia de París. A esta figura se le
conoce con los nombres de Alfombra o Carpeta de Sierpiński. Para construirla,
consideremos un cuadrado y sus puntos interiores. Supongamos que la medida de los
lados del cuadrado es 1 (unidad de longitud). Esta es la figura de inicio, la cual se muestra
en la figura S.9. Comencemos la construcción.
Primera etapa: se divide cada lado del cuadrado en tres segmentos congruentes. Se
forman nueve cuadrados congruentes entre sí. Se descartan los puntos interiores del
cuadrado central (ver figura S.10). Ahora tenemos ocho cuadrados, cada uno de ellos con
lados de longitud .
Segunda etapa: repitamos, en cada uno de los ocho cuadrados obtenidos en la primera
etapa, el proceso aplicado al cuadrado de inicio. Se obtendrá un total de 64 cuadrados
congruentes entre sí, cuyos lados miden (Ver figura S.11).
Figura S.12
Etapa
0
1 = 80 4 4 1 1
1=
1 8 = 81 4. = 8. = 8. =
=
2 64 = 82 82 . = 82 . =
= 4. =
3
4
n
279
Figura S.13
280
Figura S.14
Figura S.15
Figura S.16
Finalmente, para llenar un cubo de lado 1 con objetos autosemajantes (sí, cubos
también) se necesitan:
Expresemos D en función de N y s.
NsD = 1 N = N=
D=
Por ejemplo, comentamos que para cubrir un cubo de arista 1 con objetos
autosemejantes se requieren N = m3 cubos, cuya razón de semejanza es s = . La
dimensión de semejanza de este cubo es
D= = = =3
DT = = 1, 58496250
DA = = 1, 89278926
283
EVANGELISTA
TORRICELLI
Faenza ( Italia) CAPÍTULO 20
15 – 10 – 1.608
Florencia ( Italia) TORRICELLI Y
25 – 10 – 1.647 EL CENTRO ISOGÓNICO DE UN TRIÁNGULO
AT + BT + CT < AP + BP + CP
para cualquier otro punto P del plano tal que P ≠ T se conoce como el problema del punto
de Fermat. El matemático italiano Evangelista Torricelli encontró una solución
geométrica a este problema; mediante una construcción sencilla con regla y compás se
determina el punto requerido.
284
cuesta 8 unidades monetarias (um) por metro lineal para los lados perpendiculares al río y
12 um por metro lineal para el lado paralelo al río. Se dispone de 3.600 um para comprar
el material para las vallas. Hallar las dimensiones del terreno de mayor área posible que
puede demarcarse con el presupuesto disponible para el material. ¿Cuál es la mayor área
que se puede cercar ?.
Denotemos por x la longitud en metros de los lados del rectángulo que son
perpendiculares a la orilla del río y por y a la longitud, en metros también, del lado del
rectángulo que es paralelo al río (ver figura T.1)
Figura T.1
dos. En efecto, supongamos que los puntos dados A, B y C están alineados, con B entre
A y C. Entonces AB + BB + CB = AB + 0 + BC = AC. Demostraremos que para
cualquier otro punto P del plano, distinto de B, se tiene que AP + BP + CP > AC.
Consideremos dos casos:
la relación que existe entre las medidas de ángulos inscritos y arcos interceptados. En la
siguiente sección repasaremos estas nociones y conoceremos el teorema de Viviani.
a) PE + PF + PG < AD ; b) PE + PF + PG > AD ; c) PE + PF + PG = AD
Figura T.4
=
PE + PF + PG = h
Figura T.7
289
Figura T.8
menor puede denotarse y el arco mayor , como . En caso que los puntos
A y B sean los extremos de un diámetro (es decir, estén alineados con el centro de la
circunferencia) tenemos dos arcos, cada uno de los cuales recibe el nombre de
semicircunferencia. ¿Cómo se miden arcos de circunferencia?. Una forma de medir arcos
de circunferencia es la siguiente: se establece que la medida, en grados, de una
semicircunferencia es 180°. La medida de un arco menor es menor que 180° y es
igual a la medida del ángulo AOB, siendo O el centro de la circunferencia (su ángulo
central correspondiente). La medida del arco mayor es 360° – mAOB. Nótese que
la medida de un arco mayor es mayor que 180°. La medida de cualquier arco se
indicará por m . Por ejemplo, con referencia en la figura T.11, tenemos que m
=96°, m = 35°, m = 131°, m = 264°, m = 325°, m = 229°. En la
figura T.12, se tiene que m POQ = 72°; además, los segmentos y son diámetros
de la circunferencia y está contenido en la bisectriz del ángulo SOQ. Se deja como
ejercicio determinar las medidas de todos los arcos que se tienen en la figura.
En la figura T.12, se tiene que cada uno de los ángulos ABC está inscrito en el
arco e intercepta al arco . En general, un ángulo está inscrito en un arco si: los
lados del ángulo contienen a los extremos del arco y el vértice del ángulo es un punto del
arco distinto de sus extremos. Un ángulo intercepta a un arco si cada lado del ángulo
contiene un extremo del arco y todos los otros puntos del arco están en el interior del
ángulo. Volvamos a la figura T.13. En ésta, tenemos que los ángulos RQT y RPT
están inscritos en el mismo arco e interceptan al mismo arco . Enunciamos las
siguientes propiedades, pero no las demostraremos porque extenderíamos demasiado esta
sección: la medida del ángulo inscrito es la mitad de la medida de su arco interceptado.
Además, todos los ángulos inscritos en un mismo arco tienen la misma medida.
292
Figura T.13
mARB = 360° – mRAT – mATB – mRBT = 360° – 90° – 120° – 90° = 60°
294
Por otra parte, la suma de las distancias del punto T a los lados del triángulo
PQR es AT + BT + CT. La suma de las distancias del punto V a los lados del triángulo
PQR es XV + YV + ZV. Por el teorema de Viviani (sí, al fin lo aplicaremos), se tiene
que
AT + BT + CT = XV + YV + ZV
Luego,
295
2) Supongamos que V es un punto del plano tal que V está en el exterior del triángulo
PQR. Al igual que en el caso 1, se trazan segmentos perpendiculares desde V a los
lados , y o sus prolongaciones; se denotan los pies de estos segmentos con las
letras X, Y y Z, respectivamente. En la figura T.18 se muestra este caso. Nótese que por
lo menos dos de las desigualdades (*) son verdaderas. Como la suma de las distancias de
V a los lados del triángulo PQR o sus prolongaciones es mayor que la altura de este
triángulo y dicha altura es igual a la suma de las distancias de T a los lados del triángulo,
se sigue que
AT + BT + CT < XV + YV + ZV < AV + BV + CV
Figura T.18
296
¿Qué pasa si los tres puntos dados forman un triángulo que tiene un ángulo cuya
medida es igual o mayor que 120°?. No lo demostraremos aquí, pero le aseguramos que el
punto que minimiza la suma de las distancias a los vértices es el vértice del ángulo que
cuya medida es igual o mayor que 120°.
Para concluir este fascinante tema, veremos una construcción más sencilla para
determinar, con regla y compás, el centro isogónico de un triángulo cuyos ángulos tengan
medidas menores que 120°. Recordemos que la construcción que hemos descrito antes
permite hallar este punto notable como la intersección de las circunferencias circunscritas
a los triángulos equiláteros trazados exteriormente sobre los lados del triángulo
determinado por los tres puntos dados. Sean A, B y C los puntos dados. Supongamos
que el triángulo ABC es tal que las medidas de sus ángulos internos es menor que 120°.
Al igual que antes, construyamos sobre cada lado del triángulo ABC un triángulo
equilátero exterior al triángulo dado. Tenemos, así, los triángulos equiláteros AFB,
BDC y CEA. Ahora, se trazan los segmentos , y (ver figura T.20). El
punto de intersección de estos segmentos es el punto T de Torricelli.
Figura T.19
Figura T.20
297
este caso, son 0, 1, 0, 1, … En esta sucesión se alternan números pares e impares. Así, la
sucesión de los cuadrados de los enteros es periódica módulo 2 y su período es 0, 1. Igual
que el caso de los enteros no negativos. ¿Cuáles son los residuos módulo 3?. En la
siguiente tabla, se muestra el residuo que se obtiene al dividir cada uno de los primeros
diez cuadrados entre 3.
02 = 0 12 = 1 22 = 4 32 = 9 42 = 52 = 62 = 72 = 82 = 92 =
16 25 36 49 64 81
Residuo
de la 0 1 1 0 1 1 0 1 1 0
división
entre 3
n = 3u + 2 n2 = (3u + 2)2
n2 = 9u2 + 12u + 4
n2 = 9u2 + 12u + (3 + 1)
n2 = (9u2 + 12u + 3) + 1
n2 = 3(3u2 + 4u + 1) + 1
n2 = 3m + 1 , haciendo m = 3u2 + 4tu+ 1.
Nótese que m es un número entero. Así, n2 = 3m + 1 significa que el cuadrado de n deja
residuo 1 cuando se divide entre 3.
02 = 12 = 22 = 32 = 42 = 52 = 62 = 72 = 82 = 92 =
0 1 4 9 16 25 36 49 64 81
Residuo
de la 0 1 0 1 0 1 0 1 0 1
división
entre 4
300
02 = 12 = 22 = 32 = 42 = 52 = 62 = 72 = 82 = 92 =
0 1 4 9 16 25 36 49 64 81
Residuo
de la 0 1 4 4 1 0 1 4 4 1
división
entre 5
02 = 12 = 22 = 32 = 42 = 52 = 62 = 72 = 82 = 92 =
0 1 4 9 16 25 36 49 64 81
Residuo
de la 0 1 4 9 6 5 6 9 4 1
división
entre 10
Sigamos admirando “lo bellos que son los números”, como decía Erdös (frase que
encabeza el capítulo), estudiando otras propiedades que enuncia Al – Umawi en su obra
Marasim (Sobre reglas y procedimientos aritméticos). Un cuadrado n
Al – Umawi destaca que los residuos se repiten, en los módulos considerados por él
(7, 8, 9, 10 y 11), después de un número finito de divisiones. Esto es, la sucesión de los
cuadrados es periódica en estos módulos. Los períodos son:
En módulo 7: 0, 1, 4, 2, 2, 4, 1 .
En módulo 8: 0, 1, 4, 1
En módulo 9: 0, 1, 4, 0, 7, 7, 0, 4, 1
En módulo 11: 0, 1, 4, 9, 5, 3, 3, 5, 9, 4, 1
¿Y qué decir del dígito de las decenas de un cuadrado n?. Al – Umawi también
señala algunas propiedades al respecto. Vamos a descubrirlas. Veamos la siguiente tabla
de cuadrados perfectos:
303
1 4 9 16 25 36 49 64 81 100
121 144 169 196 225 256 289 324 361 400
441 484 529 576 625 676 729 784 841 900
961 1.024 1.089 1.156 1.225 1.296 1.369 1.444 1.521 1.600
1.722 1.764 1.849 1.936 2.025 2.116 2.209 2.304 2.401 2.500
1) Ubique los números de esta tabla cuyo dígito de las unidades sea 5 y observe cuál es
el dígito de las decenas. ¿Qué observa?.
2) Ahora, busque los números cuyo dígito de las decenas sea impar y observe el dígito de
las unidades. Luego, ubique aquellos números que terminen en 6. Se pregunta: la cifra de
las decenas de estos números ¿es par o es impar?. Haga una conjetura.
Luego,
n = h2 n = (5 + a110) + 102 (a2 + a310 + a4102 + … + ak10k – 2)2
n = (5 + a110)2 + 2(5 + a110)102(a2 + a310 + … + ak10k – 2) + 102 (a2 + a310 + … +
ak10k – 2)2 (*)
2(5 + a110)102(a2 + a310 + … + ak10k – 2) = 102 (10 + a120)(a2 + a310 + … + ak10k – 2)
= 103 (1 + 2a1)(a2 + a310 + … +
k–2
ak10 )
102 (a2 + a310 + … + ak10k – 2)2 = 104 (a2 + a310 + … + ak10k – 2)2
(5 + a110)2 = 25 + 100 a1 + a12 102 = 5 + 20 + 102 (a1 + a12) = 5 + 2. 10 + 102 (a1 + a12)
2) Sea n un cuadrado. El dígito de las decenas de n es impar si, y sólo si, el dígito de las
unidades de n es 6.
en módulo 7, el período es 0, 1, 1, 6, 1, 6, 6
en módulo 8, el período es 0, 1, 0, 3, 0, 5, 0, 7
en módulo 9, el período es 0, 1, 8
- En módulo 12, existen exactamente tres formas que un cubo no admite, ¿cuáles
son?.
- En módulo 13, existen exactamente cinco formas que un cubo admite, ¿cuáles
son?.
307
PIERRE VARIGNON
Caen (Francia) CAPÍTULO 22
1.654
Paris (Francia)
VARIGNON Y SU PARALELOGRAMO
23 – 12 – 1.722
Hay cuadriláteros convexos y no convexos. Con uno, dos o ningún par de lados
paralelos; con uno, dos o ningún par de lados perpendiculares. Sin importar la posición
relativa de sus lados, ni cuál sea la medida de su perímetro o área, todos los cuadriláteros
tienen en común una sorprendente propiedad: todos esconden un paralelogramo. ¿Cómo
es éso?. Ya lo explicamos. En la figura V.1 se muestran dos cuadriláteros: uno convexo
(el cuadrilátero ABCD) y uno no convexo (obviamente, el otro cuadrilátero, es decir,
EFGH). Sean P, Q, R y S los puntos medios de , , y , respectivamente.
Sean T, U, V y W los puntos medios de , , y , respectivamente (figura
V.2).
Figura V.1
Figura V.2
¿Qué tipo de cuadriláteros son PQRS y TUVW ?. La figura V.3 sugiere que son
paralelogramos Sería interesante explorar ahora con otros cuadriláteros, pertrechados con
soportes e instrumentos de geometría (convencionales o con un software de geometría
dinámica), ya sea para refutar la conjetura o reforzarla. En la figura V.4, tenemos otros
ejemplos que parecen sostener la observación anterior: si P, Q, R y S son los puntos
medios de los lados , , y , respectivamente, del cuadrilátero ABCD,
entonces el cuadrilátero PQRS es un paralelogramo.
309
Figura V.3
Figura V.4
Fuentes:
V.5 :http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e9/Pierre_Varignon.jpg
V.6:
http://books.google.co.ve/books?id=W9BGAAAAcAAJ&printsec=frontcover&dq=elemens+de+mathematique+
pierre+varignon&hl=es&sa=X&ei=Dj7uT63XC42o8QTSo4WdDQ&ved=0CDMQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false
Probaremos el siguiente lema: el segmento cuyos extremos son los puntos medios de dos
lados de un triángulo es paralelo al tercer lado y tiene la mitad de su longitud.
Supongamos que tenemos el triángulo ABC y que los puntos D y E son los puntos
medios de los lados y , respectivamente (figura V.7). Debemos probar que
es paralelo a y que DE = AC. Sea F el punto de la recta tal que E está entre
D y F, con DE = EF (figura V.8).
diagonal (figura V.9). Aplicando el lema anterior al triángulo DCA, tenemos que
es paralelo a y RS = AC. Si aplicamos el lema al triángulo BCA, tenemos que
es paralelo a y PQ = AC. Como los segmentos y son paralelos al
segmento , se concluye que y son paralelos. Además, RS = PQ. En
consecuencia, el cuadrilátero PQRS tiene un par de lados paralelos y congruentes. Por
tanto, PQRS es un paralelogramo.
Figura V.9
que los segmentos y son paralelos; para ello, demostremos que las rectas que los
contienen son paralelas. Sean mPQ y mRS las pendientes de las rectas y ,
respectivamente. Tenemos que
–
mPQ = y mRS = =
–
313
Como mPQ = mRS, las rectas y son paralelas y, por tanto, los segmentos y
son paralelos. Demostremos, ahora, que estos segmentos tienen la misma longitud.
Calculemos la distancia de P a Q, es decir, PQ.
PQ = = =
RS = = =
Nótese que PQ = RS. Como el cuadrilátero PQRS tiene dos lados paralelos y
congruentes, a saber y , se concluye que es un paralelogramo.
Figura V.10
p = PQ + QR + RS + SP = AC + BD + AC + BD = AC + BD
Figura V.11
Pero, también, el área del cuadrilátero ABCD es la suma de las áreas del de los
triángulos DCA y BAC. Y si consideramos la diagonal , tenemos que el área del
cuadrilátero ABCD es la suma de las áreas del de los triángulos ADB y CB. Esto es,
con la notación convenida,
= (PQRS) + (ABCD)
¿Cómo determinar las coordenadas del punto B de manera que O(0, 0) sea el
punto medio del segmento ?. Supongamos que las coordenadas de B son (z, w).
(figura V.13).
Ahora, determinemos las coordenadas del punto C de manera que P(a, 0) sea el
punto medio del segmento . Supongamos que las coordenadas de C son (h, k).
Entonces, tenemos las ecuaciones y . Obtenemos que
h = 2a + x y k = y
Figura V.16
318
Figura V.17
Figura V.18
Figura V.19
319
WILLIAM WALLACE
Dysart (Escocia)
23 – 09 – 1.768
Edimburgo (Escocia) CAPÍTULO 23
28 – 04 – 1.843
WALLACE Y
LA LLAMADA RECTA DE SIMSON
Existen ciertas ternas de puntos que nos sorprenden con un inesperado orden,
encontrándose alineados en lugar de estar dispersos en un natural desorden. Algunas de
estas alineaciones son tan especiales que las rectas a las cuales pertenecen tales puntos
han recibido un nombre propio, generalmente el apellido de quien tuvo el privilegio del
hallazgo o publicación de tan notable terna. Tenemos, por ejemplo, la recta de Euler, la
recta de Pascal y ¿la recta de Simson o de Wallace?. A continuación, conoceremos la
recta de Wallace, la cual durante más de un siglo fue adjudicada a otro matemático.
320
A) ALINEACIONES SORPRENDENTES
Figura W.1
Figura W.2
321
Figura W.3
Figura W.4
Figura W.5
323
Figura W.6
Figura W.7
5) Para concluir esta sección, veamos otra situación en la que tenemos una terna
de puntos alineados. Consideremos el triángulo ABC inscrito en una circunferencia.
Sean X el punto de intersección de la recta tangente a la circunferencia por A y la recta
, Y el punto de intersección de la recta tangente a la circunferencia por B y la recta
y Z el punto de intersección de la recta tangente a la circunferencia por C y la recta
, tal como se muestra en la figura W.8. Los puntos X, Y y Z están alineados.
los puntos D, E y F estén alineados. ¿Existen otros puntos para los cuales los pies de las
perpendiculares trazadas desde esos puntos a las rectas , y estén alineados?.
De existir, ¿qué lugar geométrico conforman?. En las siguientes líneas nos dedicaremos a
tratar de determinar dónde se debe tomar V para que D, E y F estén en una misma
recta.
Figura W.8
Figura W.9
325
¿Qué ocurre si el punto V coincide con algún vértice del ABC?. Por ejemplo,
supongamos que V coincide con A (figura W.10). En este caso, A es el pie de la
perpendicular trazada desde V a las rectas y . En consecuencia, V = A = D = F.
El punto E que es el pie de la perpendicular trazada desde V = A a la recta no puede
coincidir con A. Trivialmente, los puntos D = F y E están alineados. Nótese que la
recta que pasa por estos puntos contiene a la altura del ABC correspondiente al vértice
A. Un razonamiento análogo se sigue para los vértices B y C.
Figura W.10
V1, V2, V3, V4, V5 y V6 y los respectivos puntos Dk, Ek y Fk, con k = 1, 2, 3, 4, 5, 6,
Figura W.11
Figura W.12
Fuente:
http://books.google.co.ve/books?id=yqs2AAAAMAAJ&pg=PA111&lpg=PA111&dq=mathematica
l+lucubrations+wallace&source=bl&ots=slmsSIRaXP&sig=RLp3wTVYIKQw7l_ny4qI1Ka9fSk&
hl=es#v=thumbnail&q&f=false
327
Figura W.15
circunscritas a los triángulos ABC, ABD, ACD y BCD (ver W.15) observamos
que en todo caso el cuarto vértice del cuadrilátero no pertenece a la respectiva
circunferencia. Luego, el cuadrilátero dado no es concíclico.
Figura W.16
u + v + x + y = 180° (1)
Por otra parte, como la suma de las medidas de los ángulos internos de un
cuadrilátero es 360°, se cumple la siguiente igualdad:
x + y + z + w + 2u + 2v = 360° (2)
De (2) y (3): x + y + z + w + 2u + 2v = 2u + 2v + 2x + 2y
i) Si OC < OD, entonces, en referencia al triángulo OCD, se tiene que z < y (a)
(recordemos que en un triángulo, si dos lados tienen medidas distintas, entonces los
ángulos opuestos a estos lados tienen medidas distintas y al lado menor se opone el
ángulo menor)
330
Si OC < OD = OB, entonces, en referencia al triángulo OCB, se tiene que w < x (b)
Sumando (b) y (a): w + z < x + y . Nótese que este resultado contradice a (4).
Por tanto, no puede ser que OC < OD.
ii) Si OC > OD, entonces, en referencia al triángulo OCD, se tiene que z > y (c)
Si OC > OD = OB, entonces, en referencia al triángulo OCB, se tiene que w > x (d)
Sumando (d) y (c): w + z > x + y . Nótese que este resultado también contradice a (4).
Por tanto, no puede ser que OC > OD.
Se concluye que OC = OD. En consecuencia, C pertenece a la misma
circunferencia a la cual pertenecen A, B y D. Así, el cuadrilátero ABCD es concíclico,
si los ángulos DAB y DCB son suplementarios.
parte, nótese que mVFA = mVDA, ya que ambos son rectos. Por la propiedad B, el
cuadrilátero VFDA es concíclico. En consecuencia, los ángulos VFD y VAD son
suplementarios. Pero, por hipótesis, el cuadrilátero VABC es concíclico y por la
propiedad A, mVAD = mVCE. Ahora bien, mVCE = mVFE (propiedad A en el
cuadrilátero concíclico VFCE). Así, los ángulos VFD y VFE son suplementarios.
Se concluye que y están en la misma recta. Esto es, D, E y F están alineados.
Figura W.23
Propiedad C: la medida del ángulo determinado por las rectas de Wallace de dos puntos
dados de la circunferencia circunscrita a un triángulo dado es la mitad de la medida del
arco menor determinado por los puntos.
= (7).
335
Figura W.28
Para finalizar este interesante tema de las propiedades de las rectas de Wallace,
hablemos sobre envolventes. ¿Qué es una envolvente?. Antes de dar la definición formal
daremos un ejemplo para introducir la idea. Consideremos una circunferencia de radio r 1.
Con centro en dos puntos de ésta, tracemos otras circunferencias cuyo radio r 2 sea fijo,
siendo r2 < r1. En la figura W.29 se muestra el inicio de esta actividad. Si se dibujan
muchas de estas circunferencias con centro en la circunferencia original y radio r 2, ¿qué
obtendremos?. La figura W.30 sugiere la respuesta. Tenemos un conjunto infinito de
circunferencias que están emparentadas entre sí por dos aspectos: sus centros están en la
circunferencia dada y sus radios son iguales. Parece natural llamar a este conjunto familia
de circunferencias con las características antes mencionadas.
una y sólo una circunferencia de la familia. Lo mismo podemos decir de cada punto de la
circunferencia de radio r1 – r2. Se dice que las circunferencias concéntricas de radios
r1 + r2 y r1 – r2 constituyen la envolvente de la familia de circunferencias de radio r2 y
centro en la circunferencia de radio r1. Interesante, la denominación de envolvente
también es muy natural, ¿verdad?.
Figura W. 38
339
XIONG QUANZHI
(CHUAN-CHIH HSIUNG)
CAPÍTULO 24
Shefong (China) 15 – 02 – 1.915
Needham (EEUU) 06 – 05 – 2.009
XIONG QUANZHI Y LOS
TANGRAMAS CONVEXOS
En la figura se muestra las siete piezas de uno de los rompecabezas más populares de
todos los tiempos. Un rompecabezas que ha servido no sólo como entretenimiento, sino
también como un valioso recurso didáctico para la enseñanza de algunos contenidos
matemáticos en distintas etapas escolares. Sus piezas no presentan las típicas
concavidades ni los sinuosos bordes que exhiben las de la mayoría de los rompecabezas.
Son siete regiones poligonales convexas, correspondientes a cinco triángulos
isorrectángulos que hemos denotado por T 1, T2, T3, T4 y T5 y dos paralelogramos, C1 y
C2, de los cuales destacamos que el primero tiene un ángulo de 45° y que el segundo es un
cuadrado. Estas regiones guardan entre sí relaciones métricas invariantes, tal como se
muestra en la figura: la medida de los catetos de T 1 es la medida de la hipotenusa de T3,
la medida de los catetos de T4 es la mitad de la medida de los catetos de T 1, etc.,
etc.,…(el lector puede encontrar las demás relaciones). Este rompecabezas se conoce con
el nombre de Tangram. Se puede formar cientos de figuras con él (llamadas tangramas),
pero ¿cuántas de éstas son convexas?. El matemático chino Xiong Quanzhi (con la
colaboración de su coterráneo Fu Traing Wang) dio la respuesta a esta pregunta en el
artículo A theorem on the Tangram (Un teorema sobre el Tangram), publicado en
Mathematical Monthly (vol. 49, 1.942). En este capítulo veremos cómo Xiong Quanzhi
halló todos los tangramas convexos mediante la solución de ciertas ecuaciones
diofánticas.
340
A) LA TABLA DE LA SABIDURÍA
Figura X.6
De (1), (2), (3) y criterio de congruencia LLL, se concluye que los triángulos
ADG y CDG son congruentes.
catetos de T3. Les corresponde el turno a las piezas T 4 y T5, sombreadas en la figura
X.10, delimitadas por los triángulos AHE y JGK, respectivamente. Nótese que:
5) GJ = HA
6) JK = AE
7) mGJK = mHAE (ambos miden 45°)
De (5), (6), (7) y criterio de congruencia LAL, los triángulos GJK y HAE
son congruentes. El lector no tendrá dificultad en probar que también son
isorrectángulos. Destacamos que la hipotenusa de T 4 (y de T5) es congruente con los
catetos de T3. Además, T4 y T5 son semejantes a T1 y T2 , siendo la razón de
proporcionalidad.
¿Falta analizar alguna pieza?. Sí, la C1, delimitada por el cuadrilátero HEKG.
Dejamos como ejercicio al lector demostrar que este cuadrilátero es un cuadrado.
Si L es la medida del lado del cuadrado ABCD a partir del cual se construye
el Tangram, entonces las medidas de los lados de las distintas regiones poligonales, así
como los perímetros y las áreas se pueden determinar en función de L y son las que se
muestran en las siguientes tablas:
Tabla 1
Región Medida de los Medida de la Perímetro Área
catetos hipotenusa
T1 L L L2
T2 L L L2
T3 L L L2
T4 L L L2
T5 L L L2
Tabla 2
Región Medida de los lados Perímetro Área
C1 L L2
C2 L y L L2
346
En el artículo antes citado, Xiong comienza destacando que las piezas del
Tangram se pueden dividir de tal manera que se obtengan 16 triángulos isorrectángulos y
congruentes, como se muestra en la figura X.15. Por conveniencia, denomina lados
racionales a los catetos de estos triángulos y lado irracional a la hipotenusa.
Figura X.15
interior del ángulo CDE o al interior del ángulo B´D´F´ con uno o más de los
triángulos dados, la situación en la que un lado racional de un triángulo colinde con el
lado irracional de otro ocurrirá de nuevo, como se muestra en la figura X.18. Y una vez
completadas estas regiones, se repetirá de nuevo la coincidencia de lados racionales con
lados irracionales. Por tener una cantidad finita de triángulos, el proceso concluirá tras un
número finito de pasos y se observa que el polígono así formado no es convexo. Esto
prueba el lema.
Figura X.18
349
Figura X.21
Por otra parte, si un ángulo del polígono convexo formado con los 16 triángulos
isorrectángulos congruentes dados mide 45°, entonces los lados de este ángulo son de
distinta naturaleza, racional uno e irracional el otro (figura X.25). Lo mismo ocurre si un
ángulo de dicho polígono mide 135° (en la figura X.26 mostramos una de las formas de
construir un ángulo de 135° con los triángulos dados, ¿existen otras?). El lector puede
comprobar los otros casos y completar la demostración.
351
Como consecuencia de los lemas 2 y 3 y del hecho que los ángulos internos de
un polígono convexo construido con 16 triángulos isorrectángulos congruentes sólo
admiten las medidas 45°, 90° y 135°, se tiene el
Demostración
Con el propósito de demostrar el teorema, se determinará primero todos los
polígonos convexos que pueden construirse con los 16 triángulos isorrectángulos
congruentes. Denotemos por l la medida de los lados racionales de estos triángulos.
Luego, el lado irracional (hipotenusa) mide l.
Supongamos que hemos formado un polígono convexo con los 16 triángulos
dados. Por lema 2, sabemos que este polígono tiene a lo sumo 8 lados. Destacamos que
no hay pérdida de generalidad si iniciamos la demostración a partir del supuesto de que el
polígono construido es un octágono (se introducirán ciertos parámetros cuyas variaciones
darán lugar a los demás posibles polígonos). Denotemos los vértices del octágono con las
letras A, B, C, D, E, F, G , H. Por los lemas 2 y 4, podemos asumir que todos sus lados
racionales , , y están contenidos en los lados , , y ,
respectivamente, del rectángulo PQRS (figura X.27). Los lados , , y
son irracionales y la medida de cada uno de ellos es el producto de un entero y l.
Supongamos que las medidas de , , y son a l, b l, c l, d l,
respectivamente, siendo a, b, c, d enteros no negativos. Nótese que AB = a l y que
AP = PB (¿por qué?). Luego, = = l2. Por tanto, AP = PB = a l. Es fácil
probar que CQ = QD = b l, ER = RF = c l y GS = SH = d l. Como , , y
son lados racionales, cada uno de ellos tiene por medida el producto de un entero y l.
Luego, existen enteros positivos x y y, tales que PQ = x l y QR = y l. En la figura
X.28 se muestran las respectivas medidas.
Ahora bien, el área del rectángulo PQRS es la suma del área del polígono
ABCDEFGH y las de los triángulos APB, CQD, ERF y GSH. El área del
rectángulo es xyl2, la del polígono es 8l2 y las de los triángulos son l2, l2, l2
y l2 , respectivamente. Luego,
8l2 + l2 + l2 + l2 + l2 = xyl2 8+ + + + = xy
16 + + + + = 2xy
+ + + = 2xy – 16
+ + + = 2xy – 16 (1)
(2) , con x ≤ y
Para ello, estudiaremos dos casos: x = y y x < y. En cada uno de estos casos
se tendrá que analizar otros (hemos modificado el orden de los casos, con respecto a
como los presenta Xiong en su artículo)
Caso 1: x = y
Observe la expresión entre corchetes. ¡Es otro trinomio cuadrado perfecto!. Se factoriza
como (a + b – 1)2. Llegamos a que (a + b – 1)2 + 1 a2 + b2. Así,
a2 + b2 ≤ (a + b – 1)2 + 1 (7)
a+b–1≤ x–1
a2 + b2 ≤ (x – 1)2 + 1
Si x = 4, entonces
Si x = 5, entonces
a = 4, b = 1, c = 4, d = 1 o a = 1, b = 4, c = 1, d = 4 (12)
Caso 1.3 Supongamos que exactamente tres de estas variables son nulas. Sin pérdida de
generalidad, sean a = b = c = 0 y d ≠ 0. Por ser d entero positivo, se tiene que 1 ≤ d.
De una de las desigualdades (4) y por ser c = 0, d ≤ x. Luego, 1 ≤ d 2 ≤ x2. De (3) y
por ser a = b = c = 0, tenemos d2 = 2x2 – 16. En consecuencia, 1 ≤ 2x2 – 16 ≤ x2.
Resolviendo este sistema de desigualdades, resulta que 3 ≤ x ≤ 4.
isorrectángulo también. Este polígono se puede construir con las siete piezas del
Tangram, como se muestra en la figura X.34. Ya llevamos dos de los trece.
Caso 1.4 ¿Qué ocurre si exactamente dos de las variables a, b, c y d son nulas?.
Debemos considerar dos posibilidades: la primera, que a = b = 0, c ≠ 0 y d ≠ 0 ; la
segunda, que b = d = 0, a ≠ 0 y c ≠ 0 (el lector puede comprobar que cualquier otra
combinación de dos variables nulas y dos no nulas es equivalente, ya sea por reflexión o
rotación, a alguna de estas dos).
c2 + d2 = 2x2 – 16 (13) , c ≤ x y d ≤ x
De la misma manera se prueba que d2 ≤ (x – 1)2. Así, c2 + d2 ≤ 2(x – 1)2 y por (13),
tenemos que 2x2 – 16 ≤ 2(x – 1)2. Al resolver esta inecuación, resulta que x ≤ 4. Por
otra parte, 2 ≤ c2 + d2 ≤ 2x2 – 16 implica que 3 ≤ x.
Caso 1.5 En este caso supondremos que exactamente una de las variables a, b, c, d es
nula. Dejamos este caso como ejercicio, señalando que no se obtiene de éste ninguno de
los trece tangramas convexos.
359
Caso 2 x<y
+ + + = 2xy – 16 (1)
Ninguna de estas soluciones conduce a algún polígono convexo que pueda formarse con
las siete piezas del tangram.
Se afirma que como x < y , 5 < y y x 2, entonces se cumple que x(y + 1) > x2 + 9
(14) En efecto, como y > 5 y y es entero, tenemos la seguridad que y + 1 7. Nótese
que:
Si x = 2, x(y + 1) 14 y x2 + 9 = 13.
Si x = 3, x(y + 1) 21 y x2 + 9 = 18.
Si x = 4, x(y + 1) 28 y x2 + 9 = 25.
Ahora, si x 5, entonces
Ahora bien, como x y y son enteros tales que x < y, se tiene que x + 1 ≤ y. En
consecuencia,
x + 2 ≤ y + 1 (16).
Por otra parte, c2 + d2 ≤ (c + d)2 ≤ x2 (18) (por una de las desigualdades (2)). Luego,
+ + + ≤ + + x2 Por (18)
2xy – 16 ≤ + + x2 Por (1)
(x – 1)2 + 1 + x2 < + + x2 Por (17)
(x – 1)2 + 1 < + (19)
Figura X.39
Figura X.40
Ya tenemos seis de los trece tangramas convexos. Del siguiente caso,
provendrán los siete que faltan.
x y a b c d Figura
3 5 3 0 1 2 X. 41
3 5 3 0 2 1 X.42
2 5 1 1 1 1 X.43
2 5 2 0 0 0 X.44
3 4 2 0 2 0 X.45
3 4 2 0 0 2 X.46
2 4 0 0 0 0 X.47
362
Figura X.41
Figura X.42
Figura X.43
363
Figura X.44
Figura X.45
Figura X.46
364
Figura X.47
YANG HUI
Qiantang (China) 1.238 (¿?)
China 1.298 (¿?)
YANG HUI Y
LOS DIAGRAMAS DE NÚMEROS
(CUADRADOS Y CÍRCULOS MÁGICOS)
Sobre estas líneas se muestran tres distintas formas de disponer números enteros
consecutivos de una manera especial. A la izquierda, tenemos un cuadrado dividido en
dieciséis casillas congruentes, en las que se han escrito los números desde 1 hasta 16 de
tal forma que la suma de los números de cada fila, de cada columna y de las dos
diagonales es 34. Al centro, tenemos un hexagrama formado por doce triángulos
equiláteros. Cada una de las seis flechas señala un grupo de cinco triángulos. En los seis
grupos, la suma de los cinco números es igual a 32. A la derecha, tenemos un elegante e
ingenioso engranaje de siete circunferencias. Con cada una de ellas se asocia cinco
números: cuatro de ellos ubicados en la circunferencia (en las direcciones de los cuatro
puntos cardinales) y el quinto, en su centro. Nótese que un mismo número puede ocupar
el centro de una circunferencia y, a la vez, estar en otra; también, un mismo número
puede pertenecer a dos circunferencias distintas. Invitamos al lector a calcular la suma de
los cinco números asociados a cada una de las siete circunferencias. ¿Se obtiene el mismo
resultado?. Este tipo de disposiciones de números suelen adjetivarse “mágicos”:
cuadrados mágicos, hexagramas mágicos, círculos mágicos. En algunas culturas se le
atribuían propiedades místicas. Pero, para el matemático chino Yang Hui, estudioso de
los cuadrados mágicos y creador de los círculos mágicos, la magia de semejantes
disposiciones numéricas está en la riqueza de sus propiedades aritméticas.
366
Según una leyenda china, hacia el año 2.200 a. C., el emperador Yu el Grande se
encontraba a orillas del río Lo realizando ceremonias rituales para ganar el auspicio de los
dioses (los constantes desbordamientos de este río afectaban la agricultura de la región).
Dudaba sobre la cantidad de ofrendas que se requerían para el ritual, cuando vió salir del
río una tortuga con un caparazón muy particular, como se muestra en la figura Y.1. Yu el
Grande observó los puntos sobre el caparazón de la tortuga y se percató de que
representaban números (figura Y.2). Si sumaba los que estaban dispuestos
horizontalmente (2, 9, 4; 7, 5, 3 ; 6, 1, 8) obtenía como resultado 15. Si sumaba los que
estaban dispuestos verticalmente (2, 7, 6; 9, 5, 1; 4, 3, 8) también obtenía 15. Los
números colocados en las diagonales también suman 15. Yu el Grande tomó este curioso
hecho como la respuesta a sus dudas: debía preparar quince ofrendas. Dicho arreglo de
números se denominó Lo Shu (escrito del río Lo). Esta leyenda relata el descubrimiento
en China del primer cuadrado mágico e imprime cierto carácter místico a las
disposiciones numéricas de este tipo. Este carácter prevaleció también en culturas como
la egipcia, la india y la árabe, quienes las usaban como talismanes o amuletos.
Figura Y.3
Si los números que conforman un cuadrado mágico de orden n son los primeros
n2 enteros positivos, se dice que el cuadrado mágico es normal y su constante mágica es
k = (dejamos al lector la demostración de esta fórmula). El Lo Shu es un
cuadrado mágico normal, mientras que ninguno de los dados en la figura Y.3 lo es.
Se considera que dos cuadrados mágicos de orden n son equivalentes si uno de ellos se
puede obtener del otro por una rotación o por una reflexión.
Figura Y.4
Figura Y.5
Uno de los primeros matemáticos que trató el tema de los cuadrados mágicos dejando
de lado el aspecto místico y destacando el aspecto matemático fue Yang Hui (1.238 –
1.298). De hecho, él se refiere a ellos como diagramas horizontales – verticales de
números y los presenta con el objetivo de despertar en las personas el interés por los
números. Yang Hui es autor de una buena cantidad de libros de texto. A continuación
damos una lista de algunos de ellos, indicando el año de su publicación:
En la obra Xugu Zhaiqi Suanfa, Yang Hui hace su exposición sobre los diagramas
horizontales – verticales de números (cuadrados mágicos) presentando uno de orden 3,
dos de orden 4, dos de orden 5, dos de orden 6, dos de orden 7, dos de orden 8, uno de
orden 9 y uno de orden 10. El cuadrado mágico de orden 3 expuesto por Yang Hui es el
Lo Shu. En la figura Y.6 mostramos uno de los dos cuadrados mágicos de orden 4 dado
por Yang Hui (en la segunda sección de este capítulo veremos el otro). En la figura Y.7
tenemos uno de los dos cuadrados mágicos de orden 5 que aparece en el Xugu Zhaiqi
Suanfa. Este cuadrado es normal, al igual que el de la figura Y.6, pero, además, tiene una
propiedad especial: el cuadrado central (cuyos bordes destacamos) es también un
cuadrado mágico (no normal) cuya constante mágica es 39. Uno de los cuadrados
mágicos de Yang Hui de orden 6 es el de la figura Y.8, mientras que en la figura Y.9 está
uno de los de orden 7. Por cierto, este también tiene una propiedad curiosa: contiene un
cuadrado mágico de orden 5 (cuya constante mágica es 125) y en el interior de éste se
tiene un cuadrado mágico de orden 3 (constante mágica 75).
= 15.
Por definición de cuadrado mágico tenemos que
b + e + h = 15 (1)
d + e + f = 15 (2)
a + e + i = 15 (3)
c + e + g = 15 (4)
(a + b + c + d + e + f + g + h + i ) +3e = 60
45 + 3e = 60 3e = 15 e = 5
b + h = 10
d + f = 10
a + i = 10
c + g = 10
¿Cuáles son los pares de números enteros positivos cuya suma es 10?. Son: 1 y
9; 2 y 8; 3 y 7; 4 y 6. Estos números deberán ubicarse en casillas diametralmente
opuestas. Ahora bien, ¿puede ubicarse 1 y 9 en vértices del cuadrado?. Veamos.
Supongamos que a = 1 y que i = 9. Nótese que
Figura Y.16
Figura Y.17
Cerramos esta sección comentando que existe un único cuadrado mágico normal
de orden 1, a saber el cuadrado de una sola casilla ocupada por el número 1 y
que no existen cuadrados mágicos normales de orden 2 (le invitamos a demostrar esta
afirmación).
373
poliedro truncado y una esfera a su lado, una escalera al fondo. De una pared cuelgan una
balanza, un reloj de arena y una campana. En esa pared está grabado el cuadrado mágico
que mostramos en la figura Y.22. Por razones obvias, se denomina Cuadrado Mágico de
Durero y se considera que es el primero que aparece en las artes europeas. La obra fue
realizada en el año 1.514 y, curiosamente, los dos número centrales de la tercera fila son
15 y 14. El Cuadrado Mágico de Durero y el Chautisa Yantra no son equivalentes.
Tampoco lo son los de Yang Hui con el de Durero. Ahora tenemos cuatro cuadrado
mágicos normales de orden 4.
Figura Y.23 Figura Y.24 Figura Y.25 Figura Y.26 Figura Y.27
375
De (4) y (5):
(F + K) + (G + J) = 68 – ( A + Q) – (D + M) F + G + K + J = 68 – ( A + D + M + Q)
(6)
2 (F + G + K + J) = 68 F + G + K + J = 34 (7)
Ya hemos demostrado dos de las cuatro igualdades de nuestra tesis. Dejamos que
el lector complete la demostración y pruebe que
B + C + N + P = 34 y E + I + H + L = 34.
Henry Dudeney (inglés, 1.857 – 1.930) realiza una clasificación exhaustiva de los
cuadrados mágicos normales de orden 4, obteniendo la misma cantidad que Frenicle.
Figura Y.30
Los textos de Yang Hui son la primera referencia que se tiene sobre los círculos
mágicos. Uno de ellos es el que expusimos en la presentación del capítulo (el elegante e
ingenioso engranaje de siete circunferencias) que reproducimos en la figura Y.31. Nótese
que con cada una de las circunferencias se asocia cinco números: cuatro de ellos ubicados
en la circunferencia (en las direcciones de los cuatro puntos cardinales) y el quinto, en su
centro. Sumemos los cinco números correspondientes
Circunferencia A: 19 + 21 + 2 + 18 + 5 = 65
Circunferencia B: 14 + 6 + 23 + 17 + 5 = 65
Circunferencia C: 20 + 1 + 24 + 15 + 5 = 65
Circunferencia D: 19 + 12 + 20 + 8 + 6 = 65
Circunferencia E: 4 + 21 + 16 + 1 + 23 = 65
Circunferencia F: 24 + 9 + 2 + 13 + 17 = 65
Circunferencia G: 7 + 15 + 11 + 18 + 14 = 65
378
Figura Y.31
Otra de las disposiciones circulares de Yang Hui es la que vemos en la figura Y.32.
Está constituida por cuatro circunferencias concéntricas intersecadas por cuatro diámetros
de la circunferencia de mayor radio. Se destacan, de esta manera, treinta y tres puntos: el
centro de las circunferencias y los treinta y dos puntos de corte de los diámetros y las
circunferencias. Se colocan en estos puntos los números del 1 al 33 de tal manera que
Figura Y.32
379
ZENODORUS
Atenas (Grecia) 200 a.C. CAPÍTULO 26
(Grecia) 140
a.C. ZENODORUS Y LAS FIGURAS
ISOPERIMÉTRICAS
A B C D
El polígono A es una estrella de seis puntas: tiene doce lados congruentes y sus ángulos
agudos miden 30°. Se construyó tomando como guía un hexágono regular. Luego,
algunos lados de A se reflejaron con respecto a los lados del hexágono y se construyeron
los polígonos B, C y D. Invitamos al lector a descubrir cómo se construyeron estos
polígonos y a demostrar que son isoperimétricos, es decir que sus perímetros son iguales.
Pero, ¿son iguales sus áreas?. Evidentemente, no. Es fácil demostrar que el área del
polígono A es la menor de las cuatro áreas, en tanto que el área del polígono D es la
mayor. Las áreas de los polígonos B y C sí son iguales. El estudio de las figuras (no
necesariamente polígonos) de igual perímetro se denomina isoperimetría y ha ocupado a
los matemáticos desde la antigüedad. Uno de los primeros tratados sobre este tema lo
escribió el matemático griego Zenodorus. Se titula Sobre figuras isoperimétricas. El
tratado está perdido, pero conocemos su existencia gracias a los comentarios que sobre él
reseñaron Pappus y Theón en sus obras. En este capítulo veremos algunos aspectos de los
trabajos de Zenodorus, no sin antes relatar la curiosa leyenda en que se envuelve el
problema isoperimétrico más famoso de todos los tiempos: el llamado problema de Dido.
380
Antes de dar la solución que, según las leyendas, encontró nuestra princesa,
exploraremos algunos casos particulares. Conviene advertir que en nuestra exploración
aplicaremos algunas herramientas algebraicas y geométricas de las cuales disponemos
actualmente y que no conocían los matemáticos de la época de Dido. Una vez que
internalicemos el problema y veamos la solución (más bien, las dos versiones de la
solución), procederemos a comentar la forma en que los matemáticos de la antigüedad,
ingeniosa y admirablemente, abordaron este tipo de problemas.
determinar la curva cerrada de perímetro dado L que delimite la figura que tenga la
mayor área posible. Nótese que, para cada número real positivo L, existen infinitas
figuras que tienen perímetro L. Las figuras que tienen perímetros iguales se denominan
isoperimétricas (isos: igual y perímetro: medida del contorno). Supongamos que el
terreno que delimitó Dido fue un cuadrilátero; un rectángulo, específicamente, como
son la mayoría de los lotes de terreno. Al ser un rectángulo, ¿podría tratarse de un
cuadrado?. En la figura Z.1 se muestra el rectángulo ABCD (no necesariamente
cuadrado) y el cuadrado EFGH, ambos de perímetro L. Aparentemente, el cuadrado
tiene mayor área que el rectángulo. Probemos que realmente es así.
x 2x L 0 L – 2x 0 AB
Figura Z.1
La pregunta es: ¿ existe algún valor de x de manera que S(x) sea mayor que
?. Supongamos que sí existe dicho número x. En consecuencia,
Figura Z.2
A3 = = = =
común el factor constante L2. Así que debemos comparar los números y .
383
Sea uno de los lados del pentágono regular. Como el perímetro del
pentágono es L y cada lado tiene la misma medida, se tiene que AB = . Consideremos
el triángulo OAB. Como lo comentamos antes, este triángulo es isósceles, con OA =
OB. Tracemos la altura correspondiente al vértice O, el segmento , según se
muestra en la figura Z.5. ¿Cómo podemos determinar la medida h de la altura del
triángulo OAB ?. Nótese que AP = PB = . Por otra parte, cada ángulo interno del
pentágono regular mide 108° (recuerde que en un polígono regular de n lados, la
medida de cada ángulo interno es ). En consecuencia, la medida del ángulo
OAP es 54° (¿por qué?). Luego, en el triángulo rectángulo OAP, se tiene que
tan 54° =
Esto es, h = AP tan 54° = tan 54° (figura Z.6) . Por tanto, el área del
triángulo OAB es
(OAB) = = = L2.
384
Figura Z.7
Z.8). Esta es, como se demostró mucho después, la solución óptima. Nótese que el área de
un círculo de longitud L es , mientras que el área del semicírculo de longitud L es
, exactamente el doble.
Figura Z.8
B) ZENODORUS Y LA ISOPERIMETRÍA
Veamos la figura Z.10: las áreas de las figuras sombreadas son iguales. Es decir,
el área de un círculo de longitud L es igual al área del triángulo rectángulo cuyos catetos
tienen como medida el radio r del círculo y la longitud L de su circunferencia.
Arquímedes de Siracusa demostró la igualdad de estas áreas en su obra Sobre la Medida
del Círculo. Zenodorus utiliza este resultado para demostrar el teorema 2.
Figura Z.9
388
Figura Z.10
Lema 1: Sea ABC un triángulo rectángulo con ángulo recto en B. Sea D un punto del
segmento (figura Z.11). Se cumple que
>
Demostración:
Se nos da un triángulo rectángulo ABC, con ángulo recto en el vértice B. Como D es un
punto del segmento , el ABD también es un triángulo rectángulo con ángulo recto en
B. Por tanto, el segmento es la hipotenusa del ABD y el segmento es un cateto.
En consecuencia, AD > AB (1). Por otra parte, el es obtuso (por ser
complementario de un ángulo agudo). Luego, en el triángulo ADC, el segmento es
el lado opuesto al ángulo mayor y, por tanto, es el lado mayor de este triángulo. Así,
AC > AD (2). Tracemos un arco con centro en A y radio AD. Por (1), podemos
afirmar que dicho arco interseca a la recta que pasa por A y B en un punto E, tal que
B está entre A y E. Por (2), podemos garantizar que el arco trazado corta al segmento
. Denotemos por F al punto de intersección del arco con (figura Z.12).
Sean (ACD), (ADB) y (ACB) las áreas de los triángulos ACD, ADB y
ABC, respectivamente. Denotemos por S AFD, SADE y SAFE las áreas de los sectores
circulares que se muestran en las figuras Z.13 , Z.14 y Z.15, respectivamente. Se
tiene que
(ACD) > SAFD, (3) , SADE > (ADB) (4)
389
> (6)
= + 1 (8)
De (9) y (10) :
Nótese que en el miembro izquierdo de (11) tenemos la razón entre las áreas de
los triángulos ACB y ADB, en tanto que en el miembro derecho tenemos la razón
entre las áreas de los sectores circulares AFE y ADE. Calculemos cada una de las áreas
y determinemos las razones correspondientes. Como el triángulo ACB es rectángulo,
su área es el semiproducto de sus catetos. Es decir, (ACB) = . Análogamente,
= = (12)
Figura Z.16
En todo caso, = (13). De (11), (12) y (13) obtenemos que
>
Nota: Euclides prueba este lema como parte de la proposición 8 de su obra Óptica. En
trigonometría, esta proposición es equivalente a la siguiente: si , entonces
> . ¡Demuéstrelo!.
probar que el área del polígono de n lados es menor que el área del polígono de m lados.
Puesto que los polígonos son isoperimétricos, bastará probar que EC < FD.
Figura Z.17
Por otra parte, recordemos que ambos polígonos tienen el mismo perímetro P
Así, P = n A1A2 = m B1B2. De donde, = (14).
> 1 A1A2 > B1B2 A1A2 > B1B2 EA1 > FB1
Como EA1 > FB1, existe el punto G en el segmento tal que GE = FB1.
Tracemos los segmentos , , , y (figura Z.18) .
Figura Z.18
392
Como los polígonos que estamos considerando son regulares, tenemos que
mA1CA2 = y mB1DB2 = . Luego, (15)
De (14) y (15): =
Nótese que: = =
= (16)
Ahora bien, por el lema 1, > (17)
Puesto que EG = FB1, sustituyendo en (17) obtenemos: > (18)
De (16) y (18): > . Así, > (¿por qué?).
Construyamos el ángulo EGH, con H en la recta que pasa por C y E, tal que
su medida sea igual a la del ángulo FB1D. Como < = ,
tenemos que EC < EH (19) (figura Z.19). Por criterio de congruencia ALA, los
triángulos EGH y FB1D son congruentes. En consecuencia, EH = FD. De esta
última igualdad y (19), llegamos a que EC < FD. ¡Lo que queríamos probar!.
393
Figura Z.19
Demostración:
Supongamos que tenemos un círculo de radio r y un polígono regular de n
lados y que ambas figuras tienen perímetro P. Denotemos por A1, A2, …, An a los
vértices del polígono y sea a su apotema (figura Z.20). Debemos demostrar que r > a.
Para ello, construyamos un polígono de n lados de tal manera que la circunferencia del
círculo de radio r esté inscrita en él. Denotemos por B 1, B2 , …, Bn a los vértices de este
polígono y por T 1, T2 , …, Tn a los puntos de intersección de la circunferencia con los
segmentos , , …, , respectivamente, es decir, los puntos T k son los
puntos de tangencia entre la circunferencia y el polígono (ver figura Z.21). Nótese que
el apotema del polígono construido es r. El polígono dado y el que circunscribe al
círculo son semejantes. En consecuencia, como P´ y r son el perímetro y el apotema,
equivale a (20) .
“líneas quebradas” cuyos extremos son puntos de tangencia consecutivos. Obtenemos las
n desigualdades siguientes (referimos de nuevo al lector a la figura Z.21, para visualizar
los arcos y segmentos correspondientes):
Figura Z.20
Figura Z.21
(22)
(23)
395
(*) QED son las siglas de la expresión latina Quod Erat Demostrandum, que significa “lo
que se quería demostrar” y suelen escribirse al final de las demostraciones matemáticas
para indicar que se ha llegado al resultado requerido para la prueba. En algunos textos, en
lugar de las siglas QED, se utiliza algún símbolo, como por ejemplo Aprovechamos
para comentar que las siglas QEF corresponden a la expresión latina Quod Erat
Faciendum que significa “lo que se quería hacer”. Con esa frase, pero en griego, Euclides
concluía sus construcciones geométricas.
3) SQ = SR =
centro R). Por tanto, S es un punto de corte de los dos lugares geométricos
Figura Z.26
Le dejamos al lector las siguiente preguntas: ¿para qué era necesario que el
triángulo dado PQR fuese escaleno?. ¿Qué pasaría si fuese isósceles o equilátero?.
Según la figura Z.26, parece que el área del triángulo isósceles es mayor que el
área del triángulo escaleno dado. Eso es lo que establece el siguiente lema.
Lema 3.1 Sean ABC y DBC dos triángulos isoperimétricos. Si el triángulo ABC
es isósceles de base y el triángulo DBC es escaleno, entonces el área del ABC es
mayor que el área del DBC.
Demostración
Por otra parte, el ángulo CAE es un ángulo externo del triángulo ABC y, por
tanto, su medida es igual a la suma de las medidas de los ángulos internos de dicho
triángulo que no son contiguos con él. Así,
De (28) y (29): 2 mEAD > 2 mABC . De donde, mEAD > mABC (30)
El lema 3.2 sólo lo enunciaremos. Para una demostración del mismo, consultar la obra de
Sir Thomas L. Heath A history of Greek Mathematics (en la página 210) (disponible en
línea por google.books.co.ve). Sir Thomas L. Heath (1.861 – 1.940) fue un matemático
británico, además de especialista en historia de la matemática griega antigua.
Lema 3.2 Dados dos triángulos isósceles y no semejantes, si se construye sobre las
mismas bases dos triángulos isósceles y semejantes entre sí tales que la suma de sus
perímetros sea igual a la suma de los perímetros de los dos triángulos dados, entonces la
suma de las áreas de los triángulos semejantes es mayor que la suma de las áreas de los
triángulos dados.
400
pero tiene mayor área que el polígono maximal, lo cual es absurdo. La contradicción
provino de suponer que en el polígono maximal había un par de lados de distinta medida.
En consecuencia, todos los lados del polígono maximal tienen la misma medida y, por
tanto, es equilátero.
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