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Introducción
En el presente trabajo, que se aborda desde la cátedra de Psicosociología de los
Grupos de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría, se procura reflexionar en torno a
la intervención de un Equipo de Orientación Escolar1, desde mi rol de Orientador Social,
con una formación en el campo de las ciencias antropológicas, en una escuela secundaria
de reciente creación en un contexto atravesado por características del campo de lo
grupal, lo institucional y lo comunitario en Sierra Chica.
Como primer eje se realiza una Elucidación Crítica (Fernández; 1999) de la
Dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social de la provincia de Buenos Aires,
indagando en su construcción teórica, política y epistemológica. Es por ello que a partir de
la elaboración de una “cronología” de sus discursos, lineamientos políticos y
metodológicos se buscan las áreas de visibilidad e invisibilidad que han permeado a lo
largo de la historia a esta modalidad y las formas por las cuales se pensó (y piensa) al
campo grupal y a la intervención sobre la subjetividad. Por lo que resulta importante ser
consciente y preguntarnos sobre las múltiples inscripciones que operan alrededor del rol
como Orientador Social.
A partir de lo mencionado anteriormente es necesario reconocer la complejidad de
las instituciones escolares desentramando las tramas a partir de las cuales se tejen y
entretejen los imaginarios y los micro-dispositivos que operan en la construcción de la
realidad (Frigerio et al; 1996- Souto; 1996). De esta forma se busca identificar los
atravesamientos del campo grupal, institucional y comunitario en torno de las
intervenciones que se realizan desde el rol de Orientador Social, a partir de un
posicionamiento desde un enfoque situacional y operativo (Pichón Riviere; 2008).
Con la creación de la Ley Nacional de Educación 26.206/06 ingresaron a las
instituciones escolares del nivel secundario sectores que a lo largo de la historia habían
estado al margen de la educación secundaria (Kaplan; 2016). Esta situación produjo
nuevas tensiones en la cotidianeidad escolar y nuevas formas por las cuales intervenir,
1
Pertenecientes a la dirección de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social de la dirección general de
escuelas de la provincia de Buenos Aires.
como así también nuevos imaginarios que moldean y permean las formas por las cuales
llevan adelante sus tareas los distintos actores institucionales (profesores, auxiliares,
secretarios, orientadores, directores, estudiantes). Por lo tanto, resulta importante
desentrañar los factores psicosociales que están operando en la construcción de la
realidad y en las formas por las cuales se piensa al grupo. Es por ello que se piensa a la
intervención en un campo complejo en donde se entretejen múltiples sentidos
configurando una trama particular. Esta cuestión va a constituir el segundo núcleo del
trabajo buscando explicar los nudos críticos de lo comunitario, lo institucional y lo grupal.
Me pregunto acerca de ¿A partir de qué imaginarios en torno a lo escolar se producen las
intervenciones como Orientador Social? ¿De qué forma la institución escolar reconoce al
contexto e interviene en él? ¿Qué lugar adquiere lo grupal en la intervención psicosocial?
En relación a lo planteado se busca reflexionar sobre las bases epistemológicas de
las intervenciones que se realizan desde el rol de Orientador Social. Por lo tanto se
problematizan las formas por las cuales se aborda el rol y se coordinan determinadas
intervenciones en las problemáticas escolares, vinculadas a talleres de Educación Sexual
Integral, convivencia y la intervención en problemáticas diversas que afectan la trayectoria
de jóvenes y la formación de su subjetividad. En relación a esto me surge la siguiente
pregunta ¿De qué manera se ponen en práctica y tensionan las intervenciones socio-
educativas desde mi rol como Orientador social en éste contexto?
Los factores psicosociales operan en la dimensión institucional, por lo cual se hace
necesario visibilizar y problematizar las tensiones que permean lo institucional, buscando
las prácticas Instituidas e Instituyentes (Balduzzi; 2010) que hacen a las formas por las
cuales se materializa la Cultura Escolar. Prácticas que se encuentran hilvanadas por una
comunidad con rasgos y características particulares que inciden y atraviesan también lo
grupal. Es por ello que se busca pensar en relación a la Multirreferencialidad (Souto; 1996)
que configura la vida cotidiana de las instituciones escolares y los factores micro-políticos
que están operando en la construcción de esta realidad (Stephen Ball; 1994). Realidad que
se complejiza a partir de la incertidumbre que atraviesa a las relaciones vinculares en el
mundo contemporáneo. Es por ello que la perspectiva Psicosocial de Pichón Riviére (2008)
adquiere importancia ya que nos ayuda a pensar al ser humano en un tiempo y espacio
socio-histórico determinado. Por lo tanto si queremos intervenir en esta realidad es
necesaria una perspectiva que sea operativa, instrumental e interdisciplinaria, que tenga
como fin un cambio social planificado mediante la praxis (2008).
Los aportes de la Antropología también adquieren importancia ya que nos ayudan
a desentrañar los sentidos que configuran a la vida cotidiana en contextos particulares. La
perspectiva etnográfica es un método que al vincularlo con los aportes de Pichón Riviere
nos ayuda bucear entre lo no documentado de las prácticas sociales, nos ayuda a
interpretar e indagar en los micro-dispositivos de poder que ideologizan, establecen
relaciones y dan sentido a la realidad. Cuestiones que nos llevan a vislumbrar las formas
por las cuales se trabaja desde el rol de Orientador Social en un contexto atravesado por
el campo de lo grupal, lo comunitario y lo institucional.
Es a partir de lo desarrollado que me surgen los siguientes interrogantes ¿Qué
cuestiones atraviesan las tensiones que se hacen manifiestas en lo escolar? ¿A partir de
qué cosmovisiones se configura la cotidianeidad escolar? ¿Qué rol ocupa el Orientador
Social en esta realidad, como coordinador de grupos? ¿De qué nos sirve la Psicosociología
de los Grupos para pensar y operativizar estas cuestiones? 2Las mismas me llevan a incluir
un tercer apartado que planea identificar y problematizar el campo de intervención y el
rol que ocupo como Orientador Social y como coordinador de diversas situaciones en el
ámbito escolar, en un contexto dinámico con características particulares. Cuestión que me
lleva a describir los aportes que me da la Psicosociología de los Grupos en mi rol como
Orientador Social con formación Antropológica, desde un posicionamiento metodológico
que reconozca la posición de extranjero en ese territorio (Frigerio; 1996).
Elucidación crítica del área de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social
Este apartado procura indagar en torno a la historia del área de Psicología
Comunitaria y Pedagogía Social a fin de realizar una elucidación crítica sobre su origen y
2
Generar interrogantes es fundamental para pensarse como operador social ya que a partir de su
formulación problematizamos y desnaturalizamos la realidad (Montero; 1984).
3
Decreto 16736/49.
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En 1956 el área pasa a denominarse Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar.
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Cuándo pensamos los momentos epistémicos no los estamos pensando separadamente sino que pueden
co-existir (Fernández; 1999). Si bien el área de Psicología Social y Pedagogía Comunitaria surge ligado al
conductismo, en ella había resabios del Higienismo debido a la formación de sus profesionales y las formas
por las cuales pensaban la intervención. Por lo cual si indagamos en sus áreas de invisibilidad podemos ver
que se busca trabajar sobre las conductas “inapropiadas de los sujetos”, sobre “esos” que no se
encontraban dentro de lo considerado “normal” sobre lo implícito, lo observable.
Con los nuevos cambios los Orientadores Sociales pasan a desempeñar una tarea
clave, acompañar a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos con el objetivo de
contribuir a su inclusión educativa y social a través del aprendizaje. Desde el área de
Psicología Social y Pedagogía Comunitaria se reconoce esta realidad, marcando un punto
de diferenciación con los inicios del área: “El gabinete es una denominación de la cual
queremos salir, ya que alude a un concepto de paradigma médico. En cambio el Equipo
habla de un paradigma de promoción y protección de derechos de niños y adolescentes”
menciona Claudia Bello ex Directora del área de Psicología Comunitaria y Pedagogía
Social, de quien dependían hasta el 2010 los 10.280 miembros de los Equipos de
Orientación Escolar en el sistema educativo de la Provincia de Buenos Aires. En este
sentido reconocen que se piensa a la educación como un “bien social” entiendo que la
subjetividad se construye con los otros en un proceso de intersubjetividad. Bello agrega
que: “se pasó de una práctica de consultorio a una práctica más abierta, más comunitaria
y de intervención grupal” (Bello, 2010: 03).
Las cuestiones que desarrollamos anteriormente, vinculadas a los nuevos
contextos, se inscriben en lo que Svampa (2000) denominó la crisis de la modernidad y la
transformación de las identidades. Actualmente los marcos colectivos que antes
organizaban y regulaban la vida cotidiana (la escuela y la familia) se encuentran en crisis
manifestándose diversas problemáticas que dotan de incertidumbre la vida de los sujetos.
Es por ello que cuando intervengo en Sierra Chica, se interviene en una realidad compleja,
en las que muchos sujetos para “sobrevivir”, no tienen otros vínculos más que el de su
familia. Esta situación es una problemática que se manifiesta, ya que cuando se presentan
situaciones de abuso, violencia física, acoso, abandono infantil y ausentismo, se observa
que, en mayor o menor escala son cuestiones que se encuentran naturalizadas y
habitualizadas en la comunidad. Es decir que se trabaja sobre contextos vulnerables, en
los que la intervención busca poner en contexto las situaciones que cada niño, niña,
adolescente o familia vive.
Siguiendo con los planteos de Pinchón Riviere (2008) lo que aquí se procura
construir, a partir de una Psicología Social multireferencial, pluralista y crítica, es una
visión integradora del Orientador Social en situación, el cual desempeña su rol en un
tiempo y espacio social e histórico determinado. Éste desarrolla su trabajo a fin de
transformar la realidad de los sujetos con los cuales interviene, buscando un cambio social
en sus vidas. De esta forma la intervención, siguiendo con los planteamientos de la
Psicología Social procura ser operativa, instrumental, e interdisciplinaria, posibilitando
mediante la ‘‘praxis’’ un cambio social planificado (Pichón Riviere; 2008).
6
Lo cual nos invita a pensar si los resabios no serían instituidos de un aparato institucional dentro de otro.
Es decir que la propia rama de Psicología Social y Pedagogía Comunitaria es una Institución dentro de otra.
Lo cual nos invita a pensar en las tensiones que se producen entre los dos campos epistemológicos. A la vez
nos sirve para pensar como la escuela es una institución complementaria, en la que se constituyen otras
instituciones, lo cual generar una trama de múltiples inscripciones y de yuxtaposiciones entre lo viejo y lo
nuevo. (Fernández;1998)
Los planteos de Pinchón Riviére (2008) nos sirven para entender los
atravesamientos que se dan entre lo grupal, lo institucional y lo social ya que plantea que
los sujetos poseen necesidades que se satisfacen socialmente. Esta cuestión lo lleva a
decir que el psiquismo es social y está determinado históricamente. Cuestión que incide
en la formación de las subjetividades. Balduzzi (2010), en relación a esto nos dice que la
formación de subjetividades se configura en una relación dialéctica entre lo histórico y la
psiquis. Por lo cual es necesario, cuando se trabaja con sujetos o en grupo, indagar en
torno a su Esquema Conceptual Referencial Operativo (ECRO), el cual remite a: ‘‘(…)
conjunto de experiencias, conocimientos y afectos con los que el individuo piensa y hace’’
(Pichón Riviere, 2008: 110). Este es importante ya que nos ayuda a realizar un análisis de
la grupalidad (horizontal) y un análisis del sujeto (vertical).
intento visibilizar desde mi punto de vista Psicosocial y Antropológico7. Por un lado es una
comunidad que cuenta con alrededor de 5 mil habitantes y que emerge a la par de las
unidades penales8. A la vez históricamente han tenido una rivalidad con los pueblos de
Hinojo y Colonia Hinojo, lo cual se puede observar en los clásicos de fútbol que allí se
realizan. Con el transcurso del tiempo y al permanecer en la comunidad pude comenzar a
vislumbrar otras características que estructuraban las relaciones y en las que participan
los actores además del penal y el club. Otras instituciones como un Jardín Maternal, un
Jardín de Educación Inicial, dos Escuelas Primarias, un Centro de Jubilados, un Centro de
Educación Complementario y una Escuela Secundaria organizaban y estructuraban los
tiempos de gran parte de la población. Es en estos espacios en donde pasan la mayor
parte del tiempo los jóvenes y en donde cobran sentido algunos de los factores
psicosociales que organizan los imaginarios de la comunidad. En relación a esto cobra
importancia lo que nos dice Ana Fernández:
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La palabra “tensión” ha sido utilizado por diversas corrientes antropológicas para hablar de los campos de
significación que entran en juego en determinados contextos particulares. Es así que en este caso las
características de la comunidad se encuentran atravesadas por diversos imaginarios de pertenencia e
Identitarios. Es por ello que es necesario tensionarlos a fin de encontrar sus raíces de significación y sus
esquemas de referencia.
8
El número incluye a las personas que se encuentran privadas de su libertad en las unidades penales.
9
En la red social Facebook podemos acceder a la página de la escuela y allí vemos todas las producciones y
actividades que realizan los estudiantes.
La estructura edilicia de la escuela está atravesada por una parte antigua y otra
moderna. Hay una especie de hall en L que conecta a los 6 salones, los 3 baños (uno para
el personal de la escuela), la preceptoria, la dirección, la biblioteca, la cocina, la oficina del
equipo, la entrada al patio y la puerta de ingreso. Sus paredes pintadas de color azul y
blanco resaltan, como así también su piso, solo algunas grietas producto de los barrenos
de una cantera próxima, opacan la pulcritud de su edificio. Si analizamos sus paredes,
cuando comencé a trabajar se encontraban poco intervenidas, las cuales con el tiempo fui
dotando de información sobre diversas cuestiones vinculadas a la violencia de género,
prevención de enfermedades de trasmisión sexual y de embarazo adolescente (en los
párrafos posteriores desarrollare más este asunto). .
La escuela cuenta con una matrícula de 250 alumnos en los turnos de mañana,
tarde y noche, la mayoría proveniente de Sierra Chica, Hinojo y en menor medida
Olavarría. Se encuentra caracterizada por la pertenencia a familias numerosas y
ensambladas las cuales están atravesadas en un alto porcentaje por cuestiones vinculadas
a la vulnerabilidad social y económica. Es en este marco que desde la escuela se pregona
la inclusión de todas/todos en sus tres turnos. Por lo cual se viene acompañando y
trabajando sobre el fortalecimiento de aquellos/as estudiantes que presentan trayectorias
escolares discontinuas, producto la falta de empleo y el embarazo adolescente. Todas
estas cuestiones en el marco de la ley de Obligatoriedad de la Educación Secundaria
26.206/06, la cual pretende llevar adelante reformas instalando desde la macropolítica un
conjunto de aparatos e instituciones a fin de legitimarla. Pero ésta cuestión entra en
tensión con la realidad que se vive en cada escuela y con su mandato, lo cual configura
que a nivel micro-político se produzcan resistencias e impermeabilidades ante la
incorporación de nuevos sectores (Martignoni; 2011)”.
hace más que configurar un horizonte de incertidumbres frente a estos no tan nuevos
viejos mandatos (Martignoni; 2011).
En la Escuela podemos observar, como señala Ana Fernández (1994), una cultura
de la organización escolar en la que se manifiestan los micro-dispositivos de poder
estructurados en cuestiones ideológicas10 [5]. Esta cuestión la rescata el Director, ya que
nos dice que cuando llegó tuvo que comenzar a “borrar” a algunos de los docentes que no
estaban acostumbrados a trabajar con la diversidad, los cuales se posicionaban desde un
sentido estigmatizante hacia sus estudiantes. Cuestión que el director rechazaba ya que se
vislumbraban mandatos del “afuera” que quería combatir y la organización rechazaba,
como ese imaginario negativo por parte de la comunidad en torno a la población que
acude y acudía a la escuela. Esta cuestión es interesante ya que nos sirve para
conceptualizar lo que manifiesta Fernández, las instituciones son definidas como una red
simbólica en la que se articula junto a su componente funcional un componente
imaginario (Fernández; 1994). Esta cuestión lo diferencia de una organización, la cuales
hacen referencia a un entramado de relaciones gobernadas por la institución.
Es en torno a esto que se presenta una Cultura Escolar caracterizada por prácticas
instituidas e instituyentes, por ritos y costumbres que se yuxtaponen en el tiempo (Viñao;
2002). Es en la Cultura Escolar en donde se materializan los múltiple atravesamientos de
los micro dispositivos institucionales que históricamente han formado la subjetividad de
los sujetos (Balduzzi; 2010). Es el lugar donde se realiza la dialéctica entre lo instituido y lo
instituyente, donde cobran sentido las tensiones y las resistencias. Por lo cual resulta
necesario indagar en los diversos tipos de comunicación que se dan en el espacio escolar
de la Escuela a fin de reflexionar acerca de las formas por las cuales intervengo como
coordinador de determinadas problemáticas (Balduzzi; 2010). Es en torno a ello que se
piensan dispositivos de intervención, para el abordaje de la complejidad.
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La categoría Ideología es fundamental en el análisis del ECRO, ya que ésta orienta la acción del hombre
desde la conformación de sistemas de ideas y organiza su vida cotidiana (Pichón Riviere; 2008).
los cuales los últimos (y podríamos decir también los primeros) no pueden estar
compartiendo y realizando una actividad en un espacio en común, en este caso el aula.
Muchas veces se recae y se hace reflexionar al alumno sobre su proceder, pero también se
intenta conversar con el docente, el cual en muchos casos se muestra en una posición de
superioridad debido al poder que se hace presente en su acto-pedagógico[6] mediado por
el saber (Souto; 1994).
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La escuela hasta el momento no cuenta con vice-director. Su cargo se encuentra vacante.
12
El EOE de la escuela se encuentra integrado por varones, algo poco común ya que somos 2 de los 5
varones que actualmente se encuentran trabajando en el área de Psicología, ya que en su mayoría son
mujeres.
Considero que las tramas que hacen y dan sentido a la cotidianeidad de las
relaciones entre el grupo, la institución y la comunidad la encontramos en el chisme o el
rumor. Cuestión que resulta importante para el inicio de un dispositivo de intervención y
su posterior realización. “El se dice que” o el “me contaron que” funcionan como canales
en donde se vislumbran los conflictos y las tensiones del cotidiano, ya que son pequeños
icebergs que sacan a relucir otras problemáticas. Hielos que procuro ver desde mi lugar
como observador del cotidiano escolar. En relación a esto y citando a Ana Maria
Fernández (1989) los grupos no existen en el vacío, surgen y desarrollan su dinámica en el
marco de las instituciones en donde se produce la socialización. Es por ello que resulta
necesario ver que el contexto es el texto donde el grupo se inserta (Fernández; 1989).
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Garay (1996) plantea que toda institución padece su objetivo. Allí piensa a las instituciones como aparatos
de existencia, en donde se manifiestan tensiones, contradicciones, malestares y conflictos como una forma
de estar (y ser) en ese existente.
De esta forma los procesos grupales se trazan de forma espiralada a partir de una
interacción, reconocimiento, adjudicación y asunción de los roles establecidos en la
organización escolar, en el que la tarea es el fin (Balduzzi; 2010). Es por ello que Pichón
Riviere (2008) definirá el interjuego entre tres roles en los que se estructura el grupo:
portavoz, chivo emisario y líder. Sin dejar de tener en cuenta que el grupo atraviesa tres
momentos: la pretarea, la tarea y el proyecto en el que tienen lugar fenómenos de
afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación y aprendizaje lo cual
conforma “un cono invertido” de evaluación frente al cambio (Balduzzi; 2010).
Hay oportunidades en las que tengo que utilizar un dispositivo14 específico para el
abordaje de una problemática en el grupo de alumnos. Durante abril tuvimos que realizar
con el EOE una intervención con una joven vinculados a temas de su intimidad, el equipo
como ya mencionamos está integrado por hombres, por lo cual decidimos que se sumará
una preceptora para que en el abordaje estén presentes las cuestiones de género. Aquí se
ve mi lectura como Orientador Social en torno a las cuestiones ideológicas, políticas y
culturales para realizar la intervención. Es decir que necesitábamos una figura femenina
para filtrar determinados imaginarios, lo cual se logró y se cristalizó en una denuncia por
acoso y violencia de género. Estas problemáticas comúnmente uno no las espera, cuestión
que configura la coordinación. En torno a esto Pavlovsky y Kesselman (1979), dos
psicólogos, plantean que el coordinador tiene que tener un estar molar y otro molecular.
Lo molar tiene que ver con encuadrar, dar contenido, hacer las marcaciones. En relación a
esto el uso del tiempo es molar, lo cual marca las pautas dentro de una intervención. Por
otro lado manifiestan que lo molecular tiene que ver con el dejarse llevar por lo que se va
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Ver Souto (1999).
haciendo, conectar con lo que vaya surgiendo, es en esta última en la que se inscribe gran
partes de las intervenciones como Orientador Social.
El estar molecular lleva a que muchas veces se tenga que improvisar sobre la
coordinación de los grupos. Pero a la vez ayuda a que se valorice la escucha (Algava;
2013), la complejidad y se tenga en cuenta la dinámica que se hace presente en los
espacios educativos. Por lo cual como Orientador Social estoy en una postura de acción y
transformación, en un juego constante. Durante el mes de mayo me ha tocado intervenir
en grupos en los que han faltado los profesos sin previo aviso, en esas intervenciones la
tarea giro en torno al escuchar a los jóvenes, indagar en sus identidades, el
reconocimiento de sus derechos y la puesta en marchas de actividades que tengan como
fin empoderarlos reflexionando sobre su condición.
Lo que intento como Orientador Social es habitar los grupos, generar vínculos de
confianza que tengan como fin el trabajo en coordinación para la transformación de la
realidad. En muchas de estas intervenciones se busca generar dispositivos para darle voz y
empoderar aquellos sujetos que nunca han sido escuchados. Es en relación a esto que
como coordinador me posiciono: “como ese otro disponible que da un marco de confianza
para desplegar el juego grupal de creación colectiva” (Algava, 2013: 6). Es por ello que se
llevan adelante prácticas para operativizar y “abonar la tierra” con el fin de generar las
condiciones para la emancipación de los sujetos en un contexto que históricamente fue
estigmatizado y desvalorizado.
Cuando intervengo en los grupos, cuando se interviene con las familias, lo que se
busca es “conocernos” para poder generar caminos en común a partir de la creación de
sentidos en torno su realidad y la importancia de la educación secundaria. Es por eso que
se propician desde la institución intervenciones paulatinas con el fin de comenzar a
trabajar sobre los imaginarios negativos creados y empoderar a los sujetos, generando
espacios de participación democrática en la que los roles adquieran dinámicas
interpersonales y no encuentren a un solo líder de tarea, sino a varios. Situación que
intento trabajar en mi rol como orientador ya que muchas veces depositan en mí
cuestiones que tendrían que ser del todo personal, lo cual complejiza las formas por las
cuales intervengo, ya que tengo que estar respondiendo a diversos frentes .
Desde mi rol como Orientador Social y Docente, con una formación antropológica
es menester que reconozca los condicionantes socioculturales que atraviesan y significan
mi práctica cotidiana. Práctica que lleva a que esté comprometido con el grupo a fin de
generar el logro de nuevos saberes a partir de una relación democrática, asumiendo el rol
de mediador y coordinador. En torno a esto creo que la perspectiva etnográfica de la
antropología adquiere un rol central ya que nos ayuda reflexionar en torno a la otredad,
ayudándonos a extrañarnos para documentar lo no documentado, haciendo visibles
relaciones y procesos que se encuentran opacados. Posicionamiento que intenta generar
un trabajo reflexivo y auto-reflexivo que tenga en cuenta las concepciones,
(re)interpretaciones y representaciones de los otros y del investigador (en este caso del
docente), durante su trabajo. (Rockwell; 2009).
Como señala Edelstein (2002) es necesario recuperar la visión de los actores para
observar las resistencias y los procesos de apropiación que dan sentido a las instituciones
educativas, configurando una realidad que se complejiza. De esta forma es necesario
pensarse como un DOCENTE, en tanto sujeto político, el cual inscriba su práctica en un
proceso auto-reflexivo, procurando que los estudiantes aprendan a partir del
conocimiento de sus intereses y del contexto en el que ponen en práctica su tarea
generando mecanismos de transformación, emancipación y liberación. Es decir, tener
como horizonte el caminar el mundo observando con el fin de generar procesos
transformativos a través del dialogo horizontal siendo y siéndonos en un marco de
reconocimiento a partir de la construcción de procesos de aprendizaje críticos de la
realidad.
Por último considero que los aportes de la Psicosociología de los Grupos ayudan a
que problematicemos las múltiples inscripciones que se hacen presente en las
instituciones educativas. Reconociendo, desde un posicionamiento Psicosocial crítico,
reflexivo y pluralista, la complejidad de la realidad y su multidimensionalidad (Pichón
Riviere; 2008). Motivos por los que aporta herramientas para pensar dispositivos de
intervención teniendo en cuenta los Esquemas Referenciales del Grupo a fin de
operativizar la coordinación y la praxis transformativa en contextos particulares.
Bibliografía