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Invest Clin 51(2): 239 - 256, 2010

Amibiasis: Implicaciones del reconocimiento


de Entamoeba dispar e identificación
de Entamoeba moshkovskii en humanos.
Leonor Chacín-Bonilla.
Instituto de Investigaciones Clínicas “Dr. Américo Negrette”, Facultad de Medicina,
Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.
Palabras clave: Entamoeba histolytica, Entamoeba dispar, Entamoeba
moshkovskii, amibiasis.

Resumen. La historia de Entamoeba histolytica es muy confusa y muestra


diversos conceptos erróneos acerca del parásito y su relación con el hospeda-
dor. La poca correlación entre la prevalencia de la amibiasis asintomática y
sintomática originó la propuesta de tres hipótesis explicativas, entre las cua-
les estaba el concepto de Brumpt de que existían dos especies morfológica-
mente idénticas, E. dysenteriae y E. dispar. La aplicación de las técnicas mo-
leculares modernas demostró, en forma irrefutable, que lo que se conocía clá-
sicamente como E. histolytica se trataba realmente de dos especies, confir-
mándose el concepto de Brumpt casi 7 décadas después. Estudios recientes
han identificado en humanos E. moshkovskii, morfológicamente indistingui-
ble de E. histolytica y E. dispar, así como una gran diversidad genética de
cada una de estas especies y heterogenicidad en virulencia entre las razas de
E. histolytica. La redescripción de E. dispar y la identificación de E. mosh-
kovskii en humanos han impactado enormemente el conocimiento de E. his-
tolytica y la amibiasis con importantes implicaciones clínicas y epidemiológi-
cas que han conducido a la necesidad de reevaluar la prevalencia y morbilidad
de la infección en la población mundial y estudiar la distribución geográfica,
prevalencia y modelo de transmisión de las razas de E. histolytica para detec-
tar aquéllas epidemiológicamente relevantes y predecir el riesgo de la enfer-
medad amibiana en una población.

Autor de correspondencia: Leonor Chacín-Bonilla. Instituto de Investigaciones Clínicas “Dr. Américo Negret-
te”, Facultad de Medicina, Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. Correo electrónico: leonorbonilla42
@yahoo.com.
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Amebiasis: Implications of the recognition of Entamoeba dispar


and the identification of Entamoeba moshkovskii in humans.
Invest Clin 2010; 51(2): 239 - 256

Key words: Entamoeba histolytica, Entamoeba dispar, Entamoeba moshkovskii,


amebiasis.

Abstract. The history of Entamoeba histolytica is very confuse and shows


several wrong concepts about the parasite and its relationship with the host.
The poor correlation between the prevalence of asymptomatic and symptom-
atic amebiasis originated the proposal of three explicative hypothesis, among
them was the concept of Brumpt that E. histolytica comprised two morpholog-
ically identical species, E. dysenteriae and E. dispar. The application of mod-
ern molecular techniques irrefutably proved that E. histolytica was really a
complex of two species, confirming the concept of Brumpt almost 7 decades
later. Recent studies have identified in humans E. moshkovskii, morphologi-
cally indistinguishable from E. histolytica and E. dispar, a great genetic diver-
sity within each of these species, and heterogeneity in virulence among E.
histolytica strains. The redescription of E. dispar, and the recovery of E.
moshkovskii from humans have had a major impact in our understanding of E.
histolytica and amebiasis with important clinical and epidemiologic implica-
tions. This has led to the need of a reevaluation of the infection in terms of
prevalence and morbidity in the global population and to study the geo-
graphic distribution, prevalence, and transmission pattern of E. histolytica
strains in order to detect those with epidemiologic relevance and predict the
risk of amebic disease in a population.

INTRODUCCIÓN que potencialmente podía causar enferme-


dad (4) o que existían dos especies morfoló-
La detección de E. histolytica, agente gicamente iguales, E. dispar y E. dysente-
causal de la amibiasis, es de suma impor- riae, esta última sería la patógena pero que
tancia ya que constituye la tercera causa de podía ocasionar infecciones asintomáticas
mortalidad debida a infección parasitaria, (5). Posteriormente se demostró, mediante
después de la malaria y la esquistosomiasis, el análisis electroforético de las isoenzimas
particularmente en países en vías de desa- de amibas en cultivo, la existencia de zimo-
rrollo (1, 2). Durante décadas, un cuadro demos (grupos de amibas que comparten
muy confuso de la relación parásito-hospe- los mismos modelos electroforéticos y movi-
dador se desencadenó cuando se trató de lidades para diversas enzimas) patógenos en
explicar la gran discrepancia entre el núme- las amibas que invadían y zimodemos no pa-
ro de infectados asintomáticos y los que de- tógenos para las que no invadían (6-11).
sarrollaban la enfermedad. Así surgieron los Estos estudios confirmaron el concepto de
conceptos de que E. histolytica era un pará- que lo que se consideraba como E histolyti-
sito tisular obligatorio (3), un comensal ca se trataba en realidad de dos especies

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morfológicamente iguales. Subsecuente- erróneamente diagnosticado como esta


mente, se demostraron diferencias genéti- amiba y a muy pocos agentes patógenos se
cas (12) y se propusieron los nombres E. le han atribuido tan amplio espectro de ma-
histolytica y E. dispar para estas dos espe- nifestaciones clínicas (24). La historia de la
cies (13). La primera es un patógeno poten- amibiasis, desde su inicio, se ha enfocado
cial causante de la amibiasis y la segunda es en el papel que E. histolytica pudiera de-
un comensal. Para confundir más la situa- sempeñar como agente causal de enferme-
ción E. moshkovskii, indistinguible morfoló- dad y se desarrolló un cuadro muy contro-
gicamente de las dos especies anteriores e versial de la relación parásito-hospedador.
inicialmente descrita sólo en aguas servidas La revisión de la historia antigua del parási-
(14-16), se ha identificado recientemente to revela como surgieron los diversos con-
en humanos de diversos países (16-21). ceptos erróneos acerca del mismo.
La distribución mundial y la magnitud Lambl fue el primero en identificar
de la infección con estas tres especies de amibas en el contenido intestinal del hom-
Entamoeba no es conocida, ya que la mayo- bre en 1859, pero no le dio importancia al
ría de los diagnósticos se siguen basando en hallazgo (25). Losch, en 1875, fue el prime-
el microscopio que no permite diferenciar- ro en darle significación a una amiba que
las. Los datos actuales sugieren que E. dis- observó en las heces y úlceras del colon de
par es 10 veces más común que E. histolyti- un paciente y presentó una excelente des-
ca en el mundo pero que las prevalencias cripción de la condición clínica, hallazgos
locales pueden variar en forma significativa de necropsia y del parásito. Sin embargo,
(22). Sin embargo, lo que si está claro es no consideró la amiba como patógena y la
que no todas las infecciones con E. histolyti- denominó Amoeba coli (26). Koch, en 1883,
ca conducen a la enfermedad y que sólo describió casos de disentería donde se ob-
una de cada 10 infecciones progresan hacia servaron amibas idénticas a las descritas
el desarrollo de manifestaciones clínicas por Losch, en úlceras intestinales (25). Kar-
(23). tulis, 1885-1891, identificó amibas en los
La redescripción de E. dispar y la iden- tejidos adyacentes a las úlceras intestinales
tificación de E. moshkovskii en el hombre y las consideró como las causantes de la
han tenido un gran impacto en el conoci- “disentería tropical” que él había descrito
miento de la amibiasis con implicaciones (27-29). Más tarde, observó las amibas en el
clínicas y epidemiológicas. Como conse- pus de abscesos hepáticos (30) y en un abs-
cuencia, es necesaria la reevaluación de es- ceso cerebral (31). A este autor se le ha
tos aspectos, mediante el uso de técnicas dado el crédito de descubrir la relación cau-
de diagnóstico molecular, en forma global. sa-efecto de las amibas y estos procesos pa-
El objetivo del presente trabajo es revi- tológicos Councilman y Lafleur en 1891
sar los hechos que condujeron al reconoci- (32) hicieron una descripción magistral, in-
miento del rango de especie de E. dispar, la superable del absceso hepático amibiano
identificación de E. moshkovskii en los hu- (AHA). Ellos consideraron que no era infla-
manos y su impacto e implicaciones en el matorio sino “causado por necrosis, reblan-
conocimiento de E. histolytica y la amibiasis. decimiento y licuefacción del tejido” y que
las amibas no estaban asociadas a otros or-
PERSPECTIVAS HISTÓRICAS ganismos. Denominaron a la amiba Amoeba
dysenteriae.
La historia de E. histolytica ha sido En Alemania, Quincke y Ross en 1893
muy confusa. Ningún parásito ha sido tan (33) y Huber y Shaudinn en 1903 (25) de-

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mostraron la fase quística del parásito. Hu- La gran discrepancia entre la prevalen-
ber realizó la primera descripción del nú- cia de infecciones asintomáticas de E his-
mero y características de los núcleos de tolytica y la enfermedad se hizo cada vez
Entamoeba histolytica (25), pero Schaudinn más aparente y no era posible predecir la
desestimó el trabajo de este autor, que era aparición de disentería en portadores de
su alumno, y consideró que estos quistes quistes. Al parecer, no se le prestó mucha
pertenecían a otra especie que él mismo ha- atención a los hallazgos de Walker y Se-
bía observado y para la cual había propues- llards (40) que permiten apreciar la rela-
to el nombre de E. tetrágena; también dife- ción correcta entre la amiba y el hombre,
renció E. coli de la amiba hematófaga que actuando como comensal en la mayoría de
él llamó E. histolytica (34). Varios investiga- los casos. Por el contrario, se desencadenó
dores creyeron que los quistes pertenecían una gran controversia con respecto a la re-
a una nueva especie que llamaron E. tetrá- lación parásito-hospedador durante déca-
gena (35). Esta situación creó confusión, das. Así que en 1920 surgieron dos hipóte-
pero tal era la estatura científica de Schau- sis para tratar de explicar la poca correla-
dinn que su concenpto de que estos quistes ción entre la prevalencia de portadores de
cuadrinucleados correspondían a otra espe- quistes y de la amibiasis invasiva: 1. Dobell
cie diferente a E. histolytica permaneció in- planteó que E. histolytica era un parásito ti-
cuestionable durante más de una década. sular obligatorio, apareciendo la enferme-
Elmassian acuñó el nombre E. minuta para dad sólo cuando el hospedador perdía la ha-
los trofozoítos que él observó asociados con bilidad de tolerar al parásito (3). 2. Kuenen
los quistes de cuatro núcleos (36). Craig, y Swellengrebel consideraron a E histolytica
en 1905, consideró que Councilman y La- como una amiba comensal que bajo el efec-
fleur (32) tenían prioridad para el nombre to de algún estímulo podía invadir los teji-
que ellos le habían asignado a la amiba y dos con pérdida de su capacidad para pro-
que el nombre correcto debía ser E. dysen- ducir quistes y propagar la especie (4). Los
teriae (37). Así que debido a esta controver- dos conceptos diferían básicamente en el
sia en terminología, para 1910 existían cua- estado de los portadores de quistes; según
tro nombres: E. dysenteriae, E. tetrágena, E. la escuela de Dobell se trataba de un estado
minuta y E. histolytica para lo que poste- de enfermedad, mientras que según los co-
riormente se consideró como una entidad mensalistas no necesariamente era el caso.
única. El último término sobrevivió y el Las escuelas americanas e inglesas eran se-
nombre aceptado para el parásito es Enta- guidoras de la hipótesis de Dobell, mientras
moeba histolytica (34). que los comensalistas estaban prácticamen-
Walker demostró que los nombres E. te confinados al continente europeo.
tetrágena y E. minuta se referían a diferen- Brumpt, en 1925, planteó la tercera hipóte-
tes fases de E. histolytica (38, 39). El expe- sis. Consideró que existen tres especies de
rimento clásico de Walker y Sellards en Ma- amibas en el hombre que producen quistes
nila demostró en forma concluyente, por cuadrinucleados: E. hartmanni con quistes
primera vez, que el hombre podía ser infec- menores de 10 u y dos especies morfológi-
tado con los quistes de E. histolytica y desa- camente idénticas cuales son: E. dispar, es-
rrollar la enfermedad. Sin embargo, estos pecie no patógena y E. dysenteriae, especie
experimentos demostraron que la infección patógena que podía ocasionar infecciones
con esta amiba no necesariamente resulta asintomáticas (5). Aunque esta hipótesis es
en enfermedad y que la mayoría de las in- la que mejor describe la relación parási-
fecciones son asintomáticas (40). to-hospedador de acuerdo a los conceptos

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contemporáneos, esta concepción no fue tenuis y E. minutissima, respectivamente,


ampliamente aceptada sino a partir de las cuales fueron consideradas posterior-
1993 (13), casi 7 décadas después. mente como sinónimos de E. hartmanni por
Sargeaunt, de la Escuela de Higiene y los mismos autores (24). Smith, en 1918,
Medicina Tropical de Londres, en conjunto construyó una curva de distribución del ta-
con investigadores de otros países en espe- maño de 1000 quistes obtenidos de 30 ca-
cial de África del Sur, realizaron estudios de sos y obtuvo una curva bimodal con picos
la relación E. histolytica-hospedador me- en 7,1 µ y 12,2 µ y concluyó que los quistes
diante el uso de electroforesis de isoenzi- de esta especie la dividía en dos razas que
mas en la década de 1978-1988. Estos estu- diferían sólo en tamaño (24). Dobell, en
dios fueron de gran impacto ya que demos- 1919, concluyó que el tamaño de los quis-
traron que el análisis de isoenzimas de ami- tes de E. histolytica variaba de 5 a 20 µ, de-
bas en cultivo podía diferenciar estas espe- pendiendo de la raza, y relegó a E. hartman-
cies de Entamoeba. Se lograron determinar ni como sinónimo de E. histolytica (3); lo
24 zimodemos, de los cuales 21 correspon- mismo hizo Wenyon en 1926 (24). Este
den a aislados de humanos (12 de E. dispar concepto, conocido como la teoría “unicis-
y 9 de E. histolytica) (6-11). Luego se evi- ta”, promulgado por estos dos últimos emi-
denció, en base a bandas estables, que sólo nentes autores facilitó que el mundo de ha-
existían 3 zimodemos (II, XIV, XIX) para E. bla inglesa se adhiriera a esta idea. Los
histolytica y uno (I) para E. dispar, ya que “pluralistas” quedaron prácticamente confi-
algunos desaparecen al eliminar la flora nados al continente europeo. Brumpt, en
bacteriana de los cultivos, sugiriendo que 1949, reafirmó el rango de especie de E.
por lo menos algunas bandas son de origen hartmanni (46), la cual fue aceptada por
bacteriano (41). Estos estudios confirma- otros autores (24). Los estudios estadísti-
ron el concepto de Brumpt de que E. his- cos de Sapero y col. en 1942, demostraron
tolytica se trataba de dos especies morfoló- la existencia de dos poblaciones de quistes
gicamente iguales (5). Estudios clínicos, de tamaños diferentes (47). Burrows, en
bioquímicos e inmunológicos demostraron 1957 y 1959, realizó estudios morfológicos
diferencias entre las dos especies (8, de la amiba y consideró que se puede dife-
42-44). Tannich y col., en Alemania, eviden- renciar de E. histolytica por el menor tama-
ciaron en forma contundente, mediante el ño de sus trofozoítos y quistes (48, 49). A
análisis del ADN, que E. histolytica y E. dis- pesar de la clara demostración de la exis-
par son diferentes genéticamente (12). tencia de dos poblaciones de quistes con di-
Estos hallazgos fueron confirmados por Dia- ferentes tamaños (47), no fue sino hasta la
mond y Clark, quienes propusieron la no- publicación de estudios morfológicos por
menclatura de E. histolytica y E. dispar Burrows (48, 49), estudios de cultivo por
para las dos especies (13), la cual ha sido Freedman y Elsdon-Dew (50) y los resulta-
aceptada. dos de inmunofluorescencia de Goldman y
Otras de las ideas que crearon incerti- col. (51) que demostraron diferencias entre
dumbre en el conocimiento de E. histolytica las dos especies que E. hartmanni, original-
fue el concepto de raza pequeña y grande. mente descrita por von Prowazek en 1912
Von Prowazek, en 1912, descubrió una ami- (45), fue aceptada.
ba intestinal con quistes de 6 a 8 µ de diá- Otro evento que causó confusión en el
metro a la cual denominó E. hartmanni panorama de la amibiasis fue el hallazgo en
(45); Kuenen y Swellengrebel en 1917 y un paciente con diarrea de Laredo, Texas
Brugg en 1918, describieron las especies E. en 1956 de una amiba morfológicamente

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igual a E. histolytica pero a diferencia de tería y el AHA, el diagnóstico clínico y para-


ésta, era capaz de crecer a temperatura am- sitológico no deben presentar mucha difi-
biente (52). Esta amiba se conoció como la cultad para los clínicos y parasitólogos ex-
“raza Laredo de E. histolytica”. Subsecuente- pertos. Sin embargo, la interpretación del
mente, se demostraron diferencias antigéni- hallazgo de quistes en ausencia de síntomas
cas (53), enzimáticas (54), de susceptibili- manifiestos es lo que puede ofrecer dificul-
dad a las drogas (55) y de infectividad en tad. La literatura está repleta de falsas aso-
animales de experimentación (56, 57). Pos- ciaciones de la amiba con una diversidad de
teriormente, se aislaron más razas del tipo manifestaciones clínicas, tales como sínto-
Laredo y se demostró que tanto éstas como mas oculares, alergias y artritis reumatoide,
la raza conocida como “Huff” no solo tolera- lo cual Elsdon-Dew denominó “amibiasis ia-
ban la temperatura ambiente sino diluciones trogénica” (24). Este panorama dudoso se
altas del medio ambiente mediante el desa- debió en gran parte al concepto de la es-
rrollo de vacuolas contráctiles (58). cuela de Dobell de que E. histolytica era un
La raza Laredo de E. histolytica es mor- parásito tisular obligatorio (3).
fológicamente indistinguible de E. mosh-
kovskii, especie descrita por primera vez en CONCEPTUALIZACIÓN ACTUAL
aguas servidas de Moscú, Rusia por Tshalaia
en 1941 (14) y luego en otros países (15) y En las dos últimas décadas, la biología
se consideró como una amiba de vida libre. molecular ha permitido la caracterización
Ambos tipos de amibas comparten algunos de Entamoeba y la detección de diferencias
rasgos biológicos, que las diferencian de la genéticas, previamente desconocidas, den-
clásica E. histolytica y E. dispar, como la ca- tro de este género lo cual ha revolucionado
pacidad de crecer a temperatura ambiente, su taxonomía y el conocimiento de la epide-
la osmotolerancia y la resistencia a la eme- miología y la relación parásito-hospedador
tina (16, 59). Clark y Diamond en 1991, de- en la amibiasis. La aplicación de las técni-
mostraron, mediante estudios moleculares, cas moleculares modernas permitió cono-
que la raza Laredo de E. histolytica es una cer que lo que se conocía clásicamente
raza de E. moshkovskii (16). Aunque los pri- como E. histolytica comprendía dos espe-
meros aislamientos de esta amiba se hicie- cies, E. histolytica y E. dispar. De las seis es-
ron de aguas servidas, posteriormente se ha pecies de Entamoeba que residen en el in-
identificado cada vez con mayor frecuencia testino humano, tres son indistinguibles
en humanos (16-21). Estas son amibas que morfológicamente: E. histolytica, E. dispar
probablemente han sido diagnosticadas y E. moshkovskii.
erróneamente como E. histolytica. De tal En base a la redefinición de E. histolyti-
manera que de las varias especies del géne- ca, se estimó que del 10% de la población
ro Entamoeba, seis se han identificado en el mundial que alberga E. histolytica y E. dis-
hombre: E. coli, E. histolytica, E. dispar, E par (2), 90% están colonizados por E. dis-
hartmanni, E. polecki y E moshkovskii. par y sólo el 10% por E. histolytica (23, 60,
Los argumentos controversiales acerca 61); sólo una de cada 10 infecciones produ-
de si E. histolytica era una especie o com- ce enfermedad (62).
prendía mas de una, o si era siempre un pa- Entamoeba histolytica puede ocasionar
tógeno o un comensal potencialmente pató- infecciones asintomáticas o sintomáticas
geno obscurecieron el conocimiento de la intestinales o extraintestinales con manifes-
correcta relación parásito-hospedador. Fren- taciones clínicas de colitis, absceso hepáti-
te a las francas manifestaciones de la disen- co e infecciones genitourinarias, respirato-

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rias y cerebrales (25, 63). El portador de taxonómica de E. moshkovskii todavía no se


quistes, asintomático o ligeramente sinto- conoce con exactitud; parece ser un com-
mático, es la forma más común de la infec- plejo de por lo menos dos especies (16).
ción y representa el 90% de los casos (62, Este parásito ha sido considerado como un
64). La infección puede desaparecer espon- comensal. Sin embargo, estudios recientes
táneamente sin haber producido enferme- en India y Bangladesh lo han identificado
dad o conducir a la amibiasis intestinal sin- como el único probable enteropatógeno po-
tomática u otros tipos de formas clínicas tencial en pacientes con manifestaciones
(23, 65-67). Estudios longitudinales de in- gastrointestinales, incluyendo la disentería
dividuos con infecciones asintomáticas de (17, 19). Sin embargo, no se sabe si estos
E. histolytica durante un año, demostraron pacientes tenían otros agentes bacterianos
que de 4 a 10% desarrollaron la enfermedad o virales que fueran patógenos. Se necesi-
intestinal o extraintestinal (23, 65). Se tan mas estudios para determinar si esta
acepta que los perfiles de anticuerpos a E. amiba es patógeno potencial.
histolytica/E. dispar reportados en estudios Los factores que determinan la virulen-
seroepidemiológicos de la amibiasis (68-70) cia de E. histolytica continúan siendo un
están relacionados a E. histolytica y que E. enigma. Las variables dependientes del pa-
dispar no produce reacciones serológicas rásito y del hospedador que contribuyen al
(42, 71). desarrollo de la enfermedad no están claras;
probablemente exista una interacción com-
AVANCES RECIENTES pleja entre la genética, inmunidad, nutri-
ción y flora intestinal del hospedador y los
Aunque E. dispar se ha considerado rasgos genéticos del parásito. Una posibili-
como una especie comensal, estudios re- dad es que el genotipo de la amiba determi-
cientes han identificado esta amiba en pa- ne su patogenicidad. Estudios de aislados
cientes con síntomas gastrointestinales de E. histolytica de diversas áreas geográfi-
(19, 20, 72, 73). Sin embargo, hasta el pre- cas demostraron la existencia de un gran
sente, no existen evidencias de una relación polimorfismo en los genes SREHP (80) y
causa-efecto entre el parásito y la sintoma- SSG (81). Se han evidenciado diferencias
tología. Existen reportes, algunos basados genéticas entre razas de E. histolytica cau-
en estudios de zimodemos patógenos y no santes de enfermedad intestinal o hepática
patógenos, de que E. dispar puede tener mediante la demostración de polimorfismo
efectos patógenos, tales como la destruc- en el gen SREHP (82). Sin embargo, otro
ción de monocapas de células epiteliales in estudio no fue consistente con estos hallaz-
vitro (74), lesiones intestinales focales en gos (83). Estudios de E dispar, usando ADN
animales (75-77) y cambios patológicos en extraído de muestras fecales y el gen quiti-
humanos (78). Sin embargo, los hallazgos nasa como un marcador, revelaron la pre-
no han cumplido los postulados de Koch y sencia de diferentes razas en diversas áreas
no se han realizado estudios controlados geográficas (84, 85). Actualmente se ha de-
para determinar si E. dispar realmente es mostrado polimorfismo variable para estas
un patógeno potencial. dos especies (86-88), indicando su poten-
Estudios recientes han reportado la cial para ser usado como marcador para in-
presencia de E. moshkovskii en humanos de vestigar la epidemiología de estas amibas.
diferentes naciones, tales como Estados También se han reportado considerables di-
Unidos, Italia, Irán, Turquía, Bangladesh, ferencias genéticas en aislados de E. mosh-
India y Australia (16-21, 79). La posición kovskii (59).

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IMPLICACIONES CLÍNICAS mente disponible (96, 97) y son amplia-


mente usadas para distinguir estas especies
Diagnóstico ya que existen múltiples copias de estos ge-
La existencia de E. dispar y E. mosh- nes en las amibas (98), lo cual hace más fá-
kovskii, morfológicamente indistinguibles cil la detección del gen 18SADNr que un
de E. histolytica al microscopio, implica la fragmento de ADN de una única copia de
necesidad de utilizar métodos de diagnósti- un gen. Para la identificación de E. mosh-
co que permitan distinguir estas tres espe- kovski también se desarrolló una técnica de
cies, sobre todo porque E. dispar parece ser la PCR usando como objetivo el 18SADNr
más común que E. histolytica (22) y ésta se (18), la cual tiene una alta sensibilidad y es-
considera como la única especie de Enta- pecificidad con ADN extraido directamente
moeba patógena. Esta situación condujo a de las heces (20). La PCR en tiempo real es
la Organización Mundial de la Salud a reco- un método reciente y muy atractivo para el
mendar el desarrollo de técnicas que permi- diagnóstico de E. histolytica y E. dispar, ya
tan el diagnóstico específico de E. histolyti- que con esta metodología se consume me-
ca (89) y ha estimulado a los investigadores nos tiempo porque se elimina el análisis
a desarrollar nuevas técnicas de diagnóstico post-PCR y se reducen el riesgo de resulta-
para diferenciar estas tres especies de Enta- dos falsos positivos y el costo de los reacti-
moeba en los laboratorios clínicos. El diag- vos (99). Sin embargo es un procedimiento
nóstico adecuado de E. histolytica es de su- costoso.
ma importancia, no solo para los pacientes La aplicación de las técnicas de la
con la enfermedad sino también para aqué- PCR, especialmente la PCR en tiempo real,
llos que tienen infecciones asintomáticas ya en los laboratorios clínicos es factible espe-
que éstas se pueden transmitir con facili- cialmente en países industrializados por el
dad de persona a persona, especialmente en hecho de que, en estas áreas, la amibiasis
el mundo en vías de desarrollo donde preva- afecta principalmente sólo algunos grupos
lecen el inadecuado saneamiento ambiental de alto riesgo, tales como los viajeros, inmi-
y tratamiento de agua potable (90). grantes de áreas endémicas, homosexuales
Recientemente, se han desarrollado va- masculinos (100-105) y personas mental-
rios métodos de diagnóstico molecular, in- mente discapacitadas (106). Los países en
cluyendo la reacción en cadena de la poli- vías de desarrollo, donde E. histolytica y la
merasa (PCR) convencional y en tiempo morbilidad y mortalidad que ocasiona son
real, para el diagnóstico específico de cada más prevalentes, se beneficiarán menos de
una de estas tres especies de Entamoeba en estas técnicas debido a sus restricciones
los laboratorios clínicos. Actualmente exis- económicas. En estas regiones, la detección
te una gran variedad de métodos de la PCR de antígenos de E. histolytica en heces por
dirigidos a diferentes genes para la detec- ELISA, mediante el kit de E. histolytica II
ción y diferenciación de estas amibas (91). generación de Tech Lab, es una buena op-
La consistente diversidad genética de- ción para el diagnóstico en laboratorios clí-
tectada en la pequeña subunidad ARNr nicos donde no sea factible la utilización de
(18SADNr) de E. histolytica y E. dispar ini- los métodos moleculares (107, 108) ya que
ció el uso de este gen como blanco de dife- la técnica es sencilla y de fácil ejecución. La
renciación de las dos especies (92-95). Las combinación de esta prueba con técnicas
técnicas de la PCR dirigidas a este gen son serológicas ofrece la mejor metodología
100 veces más sensibles que el mejor kit de para el diagnóstico de los casos clínicos. La
análisis inmunoenzimático (ELISA) actual- limitación de estas técnicas es la inhabili-

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dad para diferenciar las infecciones actua- mite un diagnóstico confiable de la amiba,
les de las pasadas lo que dificulta un diag- un manejo adecuado de los pacientes y la
nóstico clínico (23, 108). Sin embargo, una selección correcta de aquéllos que requie-
reacción serológica fuertemente positiva es ren la terapia específica (89).
altamente sugestiva de una amibiasis invasi-
va presente. De estas pruebas, ELISA es la IMPLICACIONES EPIDEMIOLÓGICAS
más usada en los laboratorios de diagnósti-
co. Este método es fácil de realizar y se La diferenciación de E. histolytica, E.
considera que es suficiente para fines clíni- dispar y E. moshkovskii en humanos, a tra-
cos, especialmente para el diagnóstico de vés de la caracterización molecular, en la
AHA. También es útil para la evaluación de última década del siglo XX (13) condujo a
la amibiasis intestinal y extraintestinal en la necesidad de reevaluar la epidemiología
los casos en que se sospeche y las amibas de la amibiasis en relación a la prevalencia
no son detectadas en el examen coprológi- y morbilidad en la población mundial, espe-
co (108). Se ha demostrado que un kit co- cialmente en las áreas con alta endemici-
mercial de microtitutación por ELISA (LMD dad. La mayoría de los datos existentes en
Laboratories Inc. Carisbad, CA, USA) tiene la literatura se obtuvieron mediante méto-
una sensibilidad de 97,9% y una especifici- dos incapaces de distinguir estas tres espe-
dad de 94,8% para la detección de anticuer- cies. Además, para complicar la situación
pos a E. histolytica en pacientes con AHA existen amibas intestinales similares morfo-
(109). La técnica de ELISA es útil en el la- lógicamente a E. histolytica como E. hart-
boratorio clínico ya que no da reacciones manni y E. polecki, esta última es un parási-
cruzadas con otros parásitos (63, 110-114). to de cerdos y monos y no es muy frecuente
en el hombre; en nuestra región se ha re-
Tratamiento portado en 8 ocasiones en humanos
El advenimiento de las técnicas mole- (117-120). La mayoría de las encuestas rea-
culares no solo ha representado un gran lizadas en el mundo antes de 1955, no reco-
avance en el diagnóstico clínico de la ami- nocían E. hartmanni como una entidad se-
biasis, sino también en la selección adecua- parada (48-51) y aun después de esa fecha
da de los pacientes que deben recibir trata- ha sido muy poco reportada en países en
miento antiamibiano. En áreas endémicas, vías de desarrollo, tal es el caso de Venezue-
la conducta clínica es tratar todos los pa- la. Sin embargo, se ha demostrado que esta
cientes infectados, con o sin manifestacio- especie está ampliamente distribuida, lo
nes clínicas, para evitar que los portadores cual sugiere que es diagnosticada como E.
de quistes asintomáticos sirvan como fuen- histolytica. Nosotros hemos demostrado que
tes de infección para otros individuos. Esta E. hartmanni es común en la región en es-
conducta terapéutica determina el uso ina- tudios realizados desde 1976, usando técni-
decuado de drogas antiamibianas en pa- cas de tinción y concentración (121-128).
cientes infectados con E. dispar y E. mosh- En nuestra experiencia, es posible que por
kovskii y el uso indiscriminado de estas dro- su pequeño tamaño no sea detectada a me-
gas contra E. histolytica lo cual pudiera de- nudo en exámenes de heces al fresco o en
terminar la aparición de razas resistentes al material concentrado, o si se detectan los
tratamiento (115,116). La aplicación de las rasgos morfológicos pueden ser tan indis-
técnicas moleculares en el laboratorio clíni- tinguibles que dificulta el diagnóstico espe-
co para detectar el ADN de E. histolytica en cífico. El uso de una preparación teñida y
muestras de heces o absceso hepático per- un micrómetro ocular elimina estas fuentes

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de error. Cuando el diagnóstico diferencial prevalencia de la amibiasis invasiva. La se-


depende de detalles citológicos finos, es ne- ropositividad es un parámetro de menor va-
cesaria una preparación teñida para su lor para evaluar la morbilidad, puesto que
identificación. la mayoría de los individuos que desarrollan
De acuerdo a la estimación global de invasión tisular por el parásito se hacen se-
la magnitud de la morbilidad y mortalidad ropositivos, al menos temporalmente, y sólo
de la amibiasis, reportada por Walsh en una proporción de éstos desarrollan lesio-
1986 (2), E. histolytica/E. dispar infecta al- nes clínicamente significativas; se descono-
rededor del 10% (500 millones) de la pobla- ce esta proporción y si es similar en pobla-
ción mundial y el 10% de los infectados (al- ciones diferentes (129). Desde el punto de
rededor de 50 millones) padece alguna en- vista epidemiológico, los estudios serológi-
fermedad. De éstos, se estima que del 80% cos son muy importantes porque reflejan la
al 98% presentan disentería y del 2 al 20% importancia de la amibiasis invasiva en una
tienen lesiones extraintestinales, de las cua- población. Las curvas bimodales reportadas
les el AHA es la patología más frecuente. por Kagan (70) serían los perfiles normales
Alrededor del 2 al 10% de los casos de ami- de anticuerpos en un área endémica donde
biasis invasiva son fatales. Con la redefini- los títulos más altos corresponden a infec-
ción de E. histolytica, la incidencia mundial ciones presentes y los más bajos a infeccio-
de la amibiasis invasiva sería de 5 millones nes pasadas; cuando la distribución de anti-
de casos por año y la mortalidad seguiría cuerpos se inclina hacia los títulos altos su-
siendo de 100.000 casos anuales (22, 71). giere la existencia de una epidemia (42).
La redescripción de E. dispar y la re- Nuestros estudios seroepidemiológicos rea-
cuperación de E. moshkovskii en humanos lizados en la región durante mas de una dé-
han tenido un impacto dramático en la epi- cada revelaron tasas de seropositividad de
demiología de E. histolytica lo cual deter- 4,4% a 46,6%, presentando la mayoría de
mina la necesidad de su reevaluación mun- los seropositivos títulos bajos y no revelaron
dial. Tres características son relevantes infecciones con E. histolytica/E. dispar ni
para el estudio del parásito y su relación síntomas compatibles con la amibiasis, lo
con el hospedador, cuales son la prevalen- cual sugiere que los títulos positivos refle-
cia de la infección, la invasión tisular y la jan amibiasis invasiva pasada. Estos resulta-
morbilidad que denota daño tisular sufi- dos indican que la amibiasis invasiva es un
ciente para producir una lesión macroscó- problema de salud pública importante en la
pica o alteración funcional demostrable. región pero que su importancia varía de un
En la mayoría de las poblaciones donde el área a otra, ocurriendo la transmisión de la
parásito es endémico, la prevalencia per- infección con mucha mayor frecuencia que
manece estable, las tasas de incidencia y la amibiasis invasiva (123, 124, 130, 131).
morbilidad son bajas, las infecciones son Para reevaluar la prevalencia de la infección
propensas a la desaparición espontánea y y de la amibiasis invasiva en nuestro país, es
la reinfección es común. Estos rasgos de la necesario realizar estudios epidemiológicos
amibiasis representan problemas para su a gran escala combinando las técnicas mo-
estudio epidemiológico (129). leculares o de detección de antígeno para
Una mejor reevaluación de la epide- identificar el parásito y los métodos seroló-
miología de E. histolytica pudiera llevarse a gicos, lo cual ofrece la mejor forma de abor-
cabo a través de estudios de prevalencia del dar el diagnóstico. Recientemente, dos es-
parásito mediante técnicas moleculares e tudios en el país, utilizando la técnica de la
investigaciones serológicas para evaluar la PCR, reportaron prevalencias de 6,3% a

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10,8% para E. histolytica y 4,4% a 7,8% para En el laboratorio clínico se deben utili-
E. dispar (132, 133). zar las técnicas moleculares para detectar
De estos datos epidemiológicos surgen E. histolytica en muestras fecales y de abs-
preguntas sin responder en relación a la vi- ceso hepático, lo cual ayudaría al médico
rulencia del parásito. Como por ejemplo, clínico en el diagnóstico correcto de la ami-
por qué solo el 10% de los infectados desa- biasis y a la selección adecuada de los pa-
rrollan la enfermedad y por qué la morbili- cientes que ameritan la terapia antiamibia-
dad está restringida en la mayoría de los ca- na y así se evitarán los tratamientos innece-
sos al intestino (89). La existencia del pará- sarios en pacientes con infecciones debidas
sito como comensal en el 90% de los infec- a otras especies de Entamoeba.
tados (64) sugiere que estos individuos al- Las técnicas moleculares, incluyendo
bergan organismos no patógenos o que las la PCR convencional y la PCR en tiempo
condiciones del hospedador no permiten real, que se han desarrollado para la detec-
que las amibas se conviertan en virulentas. ción y diferenciación de E. histolytica, E.
La observada heterogenicidad en viru- dispar y E. moshkovskii han conducido a la
lencia entre las razas de E. histolytica, que reevaluación de la epidemiología de la ami-
pudiera determinar la habilidad de una raza biasis en algunos países. Sin embargo, es
para causar amibiasis invasiva ha estimula- necesaria la aplicación global de estos estu-
do los estudios epidemiológicos molecula- dios, en especial en áreas de alta endemici-
res para determinar si algunas razas son dad. En los estudios epidemiológicos de E.
mas propensas que otras para causar enfer- histolytica, es necesario el análisis del poli-
medad. El análisis del polimorfismo existen- morfismo lo cual es una estrategia promiso-
te en E. histolytica en áreas endémicas es ria para determinar la distribución de gru-
importante para estudios de distribución pos o razas relevantes epidemiológicamente
geográfica del parásito (134, 135), detec- en el mundo. Es necesario continuar los es-
ción del modelo de transmisión de las ra- tudios de epidemiología molecular para de-
zas, así como para predecir el riesgo a la terminar si algunas razas de E. histolytica
enfermedad amibiana en una población. son mas propensas que otras para causar
enfermedad, dada la variedad en virulencia
PERSPECTIVAS FUTURAS de ellas.
Debido a la observación de que E. dis-
Como espectadores y partícipes del par es más común que E. histolytica, la
campo de investigación de la amibiasis, vis- identificación en aumento de E. moshkovs-
lumbramos un futuro muy interesante y kii en humanos, la asociación de E. dispar y
promisorio para esta parasitosis. La aplica- E. moshkovskii con síntomas en algunos es-
ción de la moderna tecnología de la biolo- tudios y el polimorfismo genético de estas
gía molecular en el diagnóstico de E. his- dos especies, es recomendable el diagnósti-
tolytica, conducirá a una mejor compren- co y tipeaje simultáneos de estas especies
sión de su compleja epidemiología, del pro- en los estudios clínicos y epidemiológicos
blema de salud pública que representa la de la amibiasis.
amibiasis y las estrategias preventivas y de Con la aplicación de las diversas técni-
control adecuadas para la infección. Estas cas modernas basadas en la biología mole-
medidas, al parecer, han sido inefectivas ya cular, se han hecho grandes avances en el
que la morbilidad y mortalidad ocasionadas conocimiento de la amibiasis. Mientras más
por la amibiasis han persistido, a pesar de se estudie y se conozca la biología molecu-
la existencia de terapia específica efectiva. lar de E. histolytica, mayor será el potencial

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250 Chacín-Bonilla

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población mundial, especialmente en las re- 1985; 79:86-89.
giones de alta endemicidad. El estudio del 10. Sargeaunt PG. The reliability of
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