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en la Bolivia plurinacional
Xavier Albó
139 Dentro de Bolivia, los primeros trabajos pioneros y especializados en esa temática que he lo-
grado localizar son el de Chiarotti e Imaña (1984), del CEJIS, sobre el derecho guaraní; y dos
breves contribuciones de Yampara (1987) y Albó (1987) en un seminario de Lima organizado
por la Comisión Andina de Juristas (García Sayán, ed. 1987) que empezó a fomentar el tema
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desde los años 80. En México, Stavenhagen e Iturralde (eds. 1990) ya habían lanzado su pro-
vocadora antología “Entre la ley y la costumbre”.
140 Conocidos también con otros muchos nombres locales como kuraka en quechua, jilakata en
aymara o mburuvicha en guaraní.
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c) Es fundamentalmente oral
142 Uno de ellos, de Ricardo Calla sobre los derechos de los pueblos indígenas, ya hacía referencia
al borrador de Declaración de Naciones Unidas sobre el tema, el cual tardó todavía una déca-
da en aprobarse.
143 Se enumeran 17 artículos pero no aparecen los artículos 13 y 14.
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Cuando las autoridades consideran que el caso es grave, puede ser una
muerte, violación, e inclusive brujería, lo remite ante las autoridades
estatales: el Corregidor Cantonal, la Policía, el Servicio Legal Integral
(SLI) y otros. Esto nos muestra que somos respetuosos de las leyes del
Estado y las instituciones.
En diciembre 2005 Evo ganó con su histórico 54 por ciento, que evitó,
por primera vez desde el retorno a la democracia, que fuera el Parla-
mento el que definiera al nuevo presidente y, con gran expectativa, el
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144 CSUTCB, CONAMAQ, CIDOB, CSCIB [colonizadores] y CNMCIOB “BS” [mujeres o “Bar-
tolinas”]. En las propuestas se mencionan otras más sectoriales (como regantes, sin tierra…) o
más locales que son parte orgánica de las anteriores, pero estas cinco son las más significativas.
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145 Todo este proceso, a igual que sus principales ha sido ya sistematizado y difundido en una
publicación del Pacto de 2010, que es la base de este resumen.
146 Esta expresión fue resultado de un acuerdo dentro del Pacto, el cual después pasó también al
texto constitucional en esta forma o dentro de la expresión mayor “naciones y pueblos IOC”
[NyP IOC]. No se trata de subdivisiones sociales dentro del movimiento, sino de una especie
de compromiso para referirse a todos los que tienen en común orígenes históricos precolo-
niales, sea cual fuere el término por el que actualmente se los identifique.
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147 Pensemos en otro ejemplo actual: aunque el contrato de la carretera dentro sobre el TIPNIS
se suscribió entre no indígenas y fuera de su territorio, sus efectos obviamente les afectaban
a ellos y a su territorio. Algo tendría pues que ver la jurisdicción IOC… A menos que en el
ámbito de materia, la entonces pendiente Ley de Deslinde hubiera excluido ya esa temática.
Pero aún entonces sí se habría requerido la “consulta previa, libre e informada”.
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148 El artículo 290 de la versión aprobada en Oruro decía: “es la expresión del derecho al autogo-
bierno”… etc.
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149 La máxima autoridad comunal, que nada tiene que ver con el cargo estatal del mismo nom-
bre, eliminado ya por la CPE 2009.
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dades (rara vez más de cien) que constituyen esa futura AIOC comple-
mentadas con algunas otras autoridades de nivel intermedio y superior,
todas ellas con diversos nombres, según cada caso: secretarios generales,
corregidores, capitanes… o nombres más originarios como mburuvi-
cha, jilaqata, etc.
En este punto es ya bastante común un conflicto estructural ope-
rativo que antes no se había planteado, porque había una clara distin-
ción entre el poder estatal municipal, con su propio manejo de recursos
estatales, y esos otros cargos y asambleas en las organizaciones propias
locales sindicatos campesinos, ayllus, tentas, etc. Antes de la Ley de Par-
ticipación Popular de 1994, en muchas partes estas autoridades eran go-
bierno real al interior de sus respectivas comunidades. Pero cuando más
subían de nivel, su rol era como grupo reivindicativo de presión frente
a ese otro de poder real, aparte de muchas actividades ceremoniales.
Pero siendo ya AIOC esta diferenciación queda ya mucho más diluida y
necesitaría una mayor precisión de funciones a cada nivel. Ello resulta
más evidente, precisamente, en aquellas organizaciones tradicionales –
como los ayllus– donde los cargos cambian todos a la vez cada año por
implicar muchas y costosas obligaciones ceremoniales de reciprocidad,
convite y servicios. Con esa renovación total anual de la máxima ins-
tancia de gobierno, si no se precisan bien las reglas, se corre un mayor
riesgo de que esta magna asamblea no tome suficientemente en cuenta
la indispensable continuidad de tareas comunes de mucho costo y largo
aliento. Ya ha ocurrido, por ejemplo, con la [dis]continuidad de la tarea
de elaborar y aprobar internamente los estatutos AIOC.
En la definición del propio modo de administrar justicia, algu-
nos se han limitado a enunciar el respaldo a su DI sin bajar a mayores
detalles. Otros, en cambio, bajaban a demasiado detalle con el riesgo de
“positivizar” como estatuto qué sanción debía tener cada tipo de delito,
lo que tampoco es la práctica cotidiana de su mismo DI.
A continuación presentaré, a modo de ejemplo, parte de un bo-
rrador elaborado por el Consejo Autonómico de la Marka Autónoma
Originaria Jesús de Machaca [MAOJMA], cercana a La Paz, que mues-
tra un equilibrio bastante razonable. Incluyo entre [corchetes] algunas
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151 Este derecho fue primero reconocido por el Convenio 169 de la OIT de 1989, ratificado por
Bolivia en 1991 y después por la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas de 2007, que aquel mismo año de convirtió en la Ley del Estado Boliviano.
Se lo reconoce también expresamente en la CPE de 2009, artículo 30-II-15.
152 Estas cinco organizaciones son el núcleo principal del Pacto de Unidad, al que ya me he refer-
ido en el apartado 5.1.
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más específicas y casos más debatibles, y esta fue la base para la siguiente
etapa, de junio a septiembre del 2010, en que se aplicó ese material en
19 foros: nueve en las capitales departamentales y los demás en otras
regiones periféricas y/o otros grupos específicos (como los afrobolivia-
nos, los colonizadores del Chapare y campesinos de Tarija y Cobija); en
total se contabilizaron 62 organizaciones participantes; el 41% de los
participantes fueron mujeres, con un máximo de 70% en Tarija y un mí-
nimo de 12% en Chayanta. Cosude (2010) incluye las matrices en que
artículo por artículo se detalla lo que sobre él se dijo en cada uno de los
mencionados foros (pp. 40-113) y resume también los principales deba-
tes ulteriores también en el evento con el órgano judicial (pp. 114-136).
En la etapa final se sistematizaron los resultados y se elaboró un
nuevo anteproyecto, reproducido en Cosude (2010: 151-166). El 6 de
octubre se realizó un último evento a escala nacional en que se concertó
con el Viceministerio y Ministerio de Justicia IOC el anteproyecto de
25 artículos más 8 disposiciones finales, que finalmente se presentó a la
Asamblea Legislativa Plurinacional.
153 La definición sugerida en el artículo 5-d del Anteproyecto concertado, y que desapareció en el
documento del Senado, decía: “Para efectos de aplicación de la presente Ley, el territorio es el
espacio y entorno que las naciones y pueblos IOC poseen, ocupan o utilizan de otra manera,
donde se pueda conformar un gobierno autónomo IOC o sin la necesidad de esta confor-
mación, su estructura de administración de justicia es previa a la vigencia de la Constitución”.
Es decir, basa la existencia de una jurisdicción IOC en el derecho básico establecido en los
artículos 2 y 30-14 de la Primera Parte “pétrea” de la CPE sin supeditarlos ni a la culminación
del largo proceso, en última instancia opcional, de transformarse en la “entidad territorial”
autonómica IOC de la Parte Tercera de la misma CPE. Nótese también que aquí el concepto
de “territorio” es también distinto del que la CPE utiliza como una forma de propiedad colec-
tiva TIOC (antes, TCO) en el artículo 403 del capítulo “Tierra y Territorio” en la Parte Cuarta
de la CPE, dedicada a la estructura económica del Estado.
154 El texto mismo del artículo 191-II-1 de la CPE finalmente promulgada resulta ambiguo a
partir de la frase “sea que actúen como actores o demandados, denunciantes o querellantes,
denunciados o imputados, recurrentes o recurridos”. El anteproyecto concertado cita esa mis-
ma frase, aunque invirtiendo el sujeto: “La jurisdicción IOC alcanza también a personas que
no pertenecen a naciones y pueblos IOC cuyos actos produzcan daño o afecten directamente
a estas naciones y pueblos, sea que actúen como actores o demandados…, etc.” La CPE aplica la
ambigua frase a las personas que sí son miembros, mientras que el anteproyecto la aplica a los
que no son miembros. Pero el común denominador sería que se trate de actos en que una con-
traparte sea miembro y la otra no. Yo añadiría:…y que se realiza o cuyos efectos se producen
dentro de la jurisdicción IOC (CPE 191-II-3). Es decir, el ámbito territorial sería lo definitorio
para incluir también al no indígena; como ocurre cuando el acto se realiza o sus efectos se
producen dentro de la jurisdicción ordinaria; la contraparte tiene que acogerse entonces a esta
jurisdicción. Parecería que, por igualdad jerárquica sin subordinación, lo que ocurre en un
caso debiera ocurrir de forma paralela en el otro. Me pregunto por qué la CPE habría puesto
esa frase y por qué, estando en la CPE y también en el anteproyecto concertado, el Senado ha
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preferido eliminarla sin mayores explicaciones. ¿No habrá ahí gato encerrado? Ver mi artículo
“¿Ley de deslinde o de subordinación jurídica?” en Página Siete, IDEAS, 16-XII-2010; y tam-
bién el comentario de Rodríguez Veltzé (2011: 107: “Los efectos de este deslinde crean en sí
un dualismo jurídico… Los conceptos de igualdad de jerarquía y de tutela judicial igualitaria
quedan quebrados por una restricción en función del origen o autorreconocimiento de los
sujetos, que pueden ser diversos, abriendo una disfuncionalidad ajena al principio del plura-
lismo jurídico”.
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155 Este es el ámbito en el que la Ley mutila más drásticamente cualquier posibilidad de de un
genuino pluralismo jurídico, reduciendo la jurisdicción IOC a la mínima expresión. El pá-
rrafo (c) elimina de un plumazo cualquier posibilidad para que la jurisdicción IOC tenga
nada que ver con diez ramas del derecho: laboral, seguridad social, tributario, administrativo,
minero, hidrocarburos, forestal, informático, internacional público y privado, agrario, con
solo una excepción en este último, a saber la distribución interna de tierras en comunidades
que tengan posesión legal o derecho propietario colectivo sobre las mismas. Y, para rematarlo,
el párrafo (d) abre la puerta para que otras leyes amplíen aún más la restricción a otras áreas.
Rodríguez Veltzé (2011: 109) es particularmente tajante contra este artículo: “Estamos delante
de una jurisdicción subordinada a un monismo jurídico, es decir, a aquel que produce el Esta-
do a través de su Órgano Legislativo… Consideramos que este artículo desmantela la noción
de pluralismo y violenta la voluntad del constituyente.”
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