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Prólogo

La Cosecha Mitos y
Leyendas
Inventario
de la Medios de
Tienda... Transporte

El Arrume ...
Bambuco...!
Personajes
La Típicos
Molienda...
Chistes! Arrieros

Aroma de Agüeros
Café... Curandero
Atuendos de
del Paisa Culebras

Silleteros El
Culebrero
Feria de las
Flores Totumas y
Guaduas
Carga de
Refranes y MEDELL
Dichos ÍN

El Lenguaje INICIO
de las
Manos

Antioquia fue creada en 1.886, sobre un área de 62.869 kms2


que comprenden 127 Municipios. Su Capital es Medellín, que
está a 1.479 mts. de altitud y una temperatura media de 21ºC.
"Ciudad de la eterna Primavera".

Medellín es la capital del Departamento de Antioquia. Medellín, Colombia, fue bautizada así en honor de
Don Pedro Portocarrero y Luna, Conde del poblado también de nombre Medellín [Extremadura] España, quien
impulsó la idea de que la nueva población americana fuera reconocida por España.

Medellín, Colombia, está situada en el noroccidente del país, atravesada por un río del mismo nombre y en
medio de una región muy montañosa. Queda en el centro de una zona llamada Valle de Aburrá. Este valle
alberga un área metropolitana muy habitada, de 3.312.165 habitantes (2.005). Esta área metropolitana es la
segunda aglomeración urbana de Colombia. Es conocida como la "Ciudad de la eterna Primavera", Capital
de la Montaña, Ciudad de las Flores y Tacita de Plata, entre otros apelativos.

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Posee importantes museos, teatros, salas de concierto, galerías, dos aeropuertos, uno de los principales
estadios del país y el primer sistema de transporte tipo Metro en Colombia.

Si tú, amable lector, has tenido la suerte de pasar siquiera unas semanas en los
campos de Antioquia y has charlado al amor de una lumbre -del hogar, el
campamento o el trapiche- con esos nobles campesinos, rudos, sencillos,
caballerosos y honrados a carta cabal; si en tu casa algún pariente o alguna vieja
criada sabía antiguas canciones, cuentos, décimas, adivinanzas; si tú, en fin,
viviendo entre nosotros has sabido amar como tuyo lo de todos, gustarás en este
libro el sabor de los rústicos manjares montañeros sin adobos ni salsas extranjeras.

Todo el material de este volúmen es de primera mano, recogido directamente de


viejos analfabetos que a su vez lo aprendieron cuando niños de otros viejos
memoriosos y así hasta donde nadie sabe.

Uno de los personajes más famosos de nuestros cuentos es Pedro Rimales.


Antioqueño de orígen español, como que ya en los Entremeses de Cervantes se le
menciona de refilón; es conocido en casi todos los países de América, en cual más,
en cual menos, pero en ninguno tanto como en Antioquia, en donde los viejos
cuentan completas sus aventuras, tal y como aparece en este libro.

Que el folklore se puede acabar y el pueblo puede


quedarse sin pan de tradición y desnudo desde el punto
de vista cultural, es evidente. Un afán de salvar de la
muerte lo más nuestro me ha impulsado por años a
recogerlo.

Van desapareciendo y quedando sin reemplazo los viejos contadores de cuentos,


que dejaban a chicos y grandes embelesados hasta el amanecer por cuantas
noches quisieran, mientras ellos saboreaban un cuento de cinco, diez o dieciséis
noches, o varios cuentos en cada noche, sin esperar más paga que unos cuantos
aguardienticos, tabacos y a veces, cuando mucho, la comida. Las sesiones son
largas.
Los niños no pierden detalle y están quietos procurando pasar inadvertidos, para
que no se les mande a dormir antes de que termine el cuento.
El viejo, de ojos claros y vivaces, de larga barba nívea y de bigotes grandes y
ahumados por el mucho tabaco, encarna todos los personajes que desfilan por la
fábula :
y canta y ríe y llora y vuela; ruge, silba, ladra, muge, nada, vence, muere, estalla y
resucita. Su milagroso bordón de verraquillo, es durante el cuento culebra,
escopeta, tiple, lazo, garrote, puente, ramillete de flores.

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Lástima que estos viejos se nos mueran! Para que no todo se vaya con ellos a la
tumba, yo he aparado de sus bocas las palabras, como aparaba de niño en la falda
de mi camisa naranjas, guayabas y madroños...

Saludos

Al encontrase dos amigos en la calle, el saludo es uno de estos :


-Quiabido !
-Quihay!
-Quihubo!
Si la persona es un poco refinada, saludará :
-Ola, qué tal !
-Caballero ilustre!

Si es un poco amante de lo arcaico, este será el saludo :


-Buenas y santas !...
Si es persona humilde, puede que salude :
-Adiós mi blanco!
-Adiós,miamo!
Si es persona de confianza y sencilla, puede usar este saludo :
-Adiós, ole!
-Ole, qué milagro!

En los campos todavía se saludan : "Avemaría purísima!" y responden : "Sin


pecao concebida !".

El saludo es de gran importancia. Si uno se encuentra diez veces en el día con la


misma persona, en la calle, las diez debe saludarla. No saludar a una persona pone
en peligro la amistad.
"Una vez bajaba yo por la calle Caracas y usté no me quiso saludar"... es una
acusación muy embarazosa.

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Cuando se encuentran muchas veces en el día dos personas, es común decir :
"Vamos a ser compadres".

Personajes Típicos
El Sacamuelas.
Es una variante del Culebrero. A veces un culebrero mismo. También
levanta tribuna, vende menjurjes más o menos peligrosos y,
además, saca muelas sin dolor.
Para ello se ofrece a sacar una muela o diente a quien quiera. Sube
algún campesino. El sacamuelas lo sienta en un taburete de
vaqueta, le unta no se qué misterioso polvo en la muela, echa un
corto sermón mientras el remedio obra, y luego, a puro dedo, saca
la pieza en un santiamén. Sin dolor y sin hemorragia. Quién sabe si
sin infección...
El de los frescos
Tiene su toldita o su casita de lata, en donde expende frescos de
todos los colores. En una ponchera de agua sucia va lavando los
vasos usados, el cual lavado consiste en introducir el vaso al agua y
volver a sacarlo. Nada más. A veces tiene un tronco de hielo para
picar o raspar y echarlo a los refrescos. A veces hace con el hielo
raspado bolas como de nieve, o cubos, a los cuales vacía un poco de
jarabe rojizo y hé aquí un helado rústico.
El de los pirulíes
Los pirulíes son caramelos de azúcar y goma, largos y puntudos
como gorros de brujas medievales. Son rojos, verdes, amarillos. Se
toma de un palillito que tiene en el extremo más grueso. El
vendedor los lleva clavados en un maguey que presenta un aspecto
alegre, de mucho colorido.
El de los periquitos y la suerte
Anda con una pintoresca jaulita en la cual hay periquitos
amaestrados. Aparte, en una cajita, hay un carro de papeleticas de
diversos colores: un color para las damas, otros para los caballeros,
otro para los niños.
Se le pagan diez centavos y el hombre ordena : "A ver... uno para el
caballero!" Un periquito sale y toma, sin equivocarse, una papeleta
en la cual se le dice al caballero que una linda morena piensa en él,
que ganará dinero en sus negocios, etc.
Los piperos
Dios los cría y el diablo los junta : los piperos andan en barritas.
Beben ya cualquier cosa : alcohol impotable y hasta gasolina.

Para beber alcohol impotable, -su bebida del diario- echan gordos de
carne al alcohol, a fin de sacarle el color azul característico. El
pasante para cada trago es grillos o saltamontes. Por las orillas del
río Medellín y por los lados de la Estación Villa ha habido barras
famosas de piperos; por las tardes se los ve en cuatro patas
cogiendo los pobres grillos para manducárselos. Saben a gloria,
dicen ellos. En cuanto a los que toman gasolina, hay un cuento muy
simpático.
Se le arrimó un pipero a un señor, en el aereopuerto y le dijo : Oiga
amigo regáleme un trago. El señor le sintió al pipero el tufo terrible
a gasolina y entonces le preguntó : Oiga, hombre : usté, tomó
gasolina?
- Yo sí, contestó el pipero
- Y eso sí lo eleva a uno?

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- Ve éste sí qu'es carajo! Eleva un tratamotor d'estos, no lo va a
elevar a uno!?

El animero
En los pueblos hay todavía el animero. Es un hombre que hizo una
manda. Ofrecen a las ánimas del Purgatorio que si les salva el hijo,
si no se muere la mujer, si recobran la salud o salen de un gran
peligro, o en fin, si las ánimas les hacen tal o cual milagro, serán
animeros.

El destino del animero dura un año, y consiste en salir al toque de


ánimas de casa en casa, pidiendo un Padrenuestro por las Benditas
Almas del Purgatorio. Y, durante el mes de noviembre, mes de
ánimas, además de pedir el padrenuestro deben ir a media noche al
cementerio y rezar un responso o unos padrenuestros por las
Animas. Hay gente con coraje...

Medios de Transporte

La Canoa.
En los ríos el más común de los medios de transporte es la canoa,
hecha de un solo tronco, ahuecado por medio del fuego. Si se
navega en aguas poco profundas, se impulsa la embarcación con la
palanca; si no, con el canalete.
La Balsa.
Para bajar los ríos. Hecha con maderas que se venden al término del
viaje.
La Mula.
De silla o de carga. Para silla es preferida al caballo por su
resistencia, por su seguridad en caminos de montaña. Es creencia
general que la mula, con una sola pata que tenga bien afianzada, no
se rueda, no se despeña; que conoce, por el olfato, la profundidad
de los pantanos y charcos.

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En Antioquia nadie dice
mulo, sino macho. "La
mula y el macho". El burro
no se utiliza como animal de
silla ni de carga : solo como
reproductor.
Las cargas muy pesadas se
llevaban en turega : una
mula adelante y otra detrás
sosteniendo un par de palos, sobre los que se acomodaba la carga :
un piano, una caja de hierro, o lo que fuere.

El Caballo.
Se usa más que todo para silla, particularmente en los pueblos y en
las fincas de ganado, para vaquería, etc.
El Buey.
Está en desaparición. No se le ha utilizado pra arar, que aquí no se
ara casi. Tuvo extraordinaria importancia como bestia de carga
hasta hace unos cincuenta años. En bueyes se hacía el gran
transporte. Las filas de bueyes, cincuenta, cien, doscientos, eran los
ferrocarriles de la época. Lentos, con pocas horas de trabajo al día

eran, no obstante, muy indicados en nuestros caminos, pues gracias


a su pezuña, no se pegaban en los lodazales. Eran fuertes, además,
y muy mansos.
El Carro de Bestia.
De gran importancia para transportes a corta distancia, el carro de
bestia es aún tolerado por las autoridades de tránsito, que conocen
los embrollos que causan en la circulación;
sus grandes ruedas con llantas de hierro han sido cambiadas por
llantas de caucho en muchos casos, por orden de las autoridades,
pero esto es muy nuevo y aún ruedan algunos con sus ruedas
viejas.

Es usado particularmente para el acarreo de arena, cascajo y otros


materiales de construcción, y como el tamaño de los carros es
standard, sirve de medida de capacidad y así se dice : "tres carraos
de arena", etc. También se utiliza para llevar víveres de la plaza de
mercado a los graneros, para transporte de carbón, etc. Creemos

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que desaparezca pronto.

Las Carretillas.
Hay dos clases. La una es semejante al "carro de bestia", pero con
cuatro ruedas. Ya desapareció. La otra es manual, pequeña, y la
lleva empujada un hombre. Sirve para acarreo de carga pequeña;
pacotillas de telas, mercados, etc. Hay de madera, con plataforma
plana y dos ruedas delanteras y hay la que se usa en las
construcciones para movimiento de tierra y materiales, que es más
pequeña, de una sola rueda y de plataforma ahuecada.

El Cajón.
Un cajón de madera, de aproximadamente un metro por ochenta
centímetros, sirve para la distribución de parva, -los productos de
las panaderías : pan, galletas, roscas,etc.- Lo porta una mujer sobre
la cabeza. Para que se sostenga mejor y no maltrate la mujer, la
mujer lleva en la cabeza un rodete hecho con hojas de plátano
entrelazadas. La mujer llamada "cajonera", va ofreciendo los
productos de casa en casa.

El Camión de Escalera.
Hoy en pleno uso, tanto en las líneas urbanas como en las
intermunicipales - pero primordialmente aplicado al "turismo" y se le
llama Chiva - . Está hecho especialmente para pasajeros, pero,
quitándole las bancas, sirve para llevar carga. A veces es mixto;
parte con bancas y parte con carga. Encima de la capota llevan a
veces cargas no muy pesadas : flores, gallinas, etc.

Es el mismo
modelo
prácticamente,
del primer
ómnibus usado
en los EE.UU.
en el año de
1900. Es
tradicional
pintarle en la
parte posterior
figuras
geométricas coloreadas en vivos colores; a veces estas pinturas
podrían tenerse por cuadros de pintores abstractos, pues hay
algunas de excelente gusto y agradable colorido, a pesar de los
dibujos simétricos y los colores primarios.
En estos camiones es de rigor el fogonero, un muchacho sucio,
abandonado y grosero que se encarga de cobrar los pasajes, ayudar
a las viejas que tienen que bajar ligero algún atao grande y
pregonar la ruta del vehículo : "La Toma, La Toma, La Toma !"
"Rionegro, Marinilla !!".

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CUENTOS DE PEDRO RIMALES

Una ocasión, allá por un camino, iba Pedro Rimales sin medio. Cuando lo
acosó el hambre se apartó un poquito del camino y en tres piedras montó la
ollita de barro que llevaba y le atizó unas chamicitas. Con un pedacito de
carne que le quedaba se puso hacer caldo, y así que estaba hirviendo, vió
que venían unos blancos de acaballo.

Apagó la candela y sacó la ollita pa medio camino. Cuando los blancos


vieron la ollita hirviendo sin candela, se hablaron entre ellos y dijeron que,
qué tan bueno una ollita así pa calentar el almuerzo por ai en los caminos.

-¿Y esa olla... herve sola?- le preguntaron.


-Sí, señores. Herve sola.

Los señores se entusiasmaron mucho y ofrecieron por la olla. Pedro Rimales


se hacía de rogar hasta que subió mucho el precio y entonces la vendió.

Cuando los blancos fueron a calentar la comida, arrimaron tres piedras,


montaron la ollita y se pusieron a esperar.
Cuando ya los cogió la noche tentaron l'agua y taba fría.
-Ve aquel hombre como nos engañó!
Quebraron l'olla y se fueron.

***

Por allá más adelante, topó Pedro Rimales un hombre que llevaba una
manada de marranos y le dijo :
-¿Pa ónde vas con mis marranos? ¡Aguardate y verés!
-¿Sus marranos? ¡Más harto! Estos marranos no son suyos. Son de un
señor que los manda a vender a la feria.
-¡No m'hijo! Estos marranos son míos : mire la marca y verá.
-¿Y qué marca tienen?
- Un hoyito debaju'e la cola.

Miraron la marca en cada marrano, y, como todos tenían, el arriero los


entregó y se fue de guida, no fuera y lo cogieran andando con marranos
robaos.

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Entonces Pedro Rimales se fue pal pueblo y los vendió a la carrera, pero
puso la condición de que le devolvieran las colitas apenas los mataran.
Se fue con las colitas y las enterró en un pantanero muy grande y muy
espeso que había en la entrad'el pueblo. De ai mandó llamar un carnicero y
le dijo, mostrándole las colitas:
-Vea, hombre, los marranos que traia pa la feria. Yo que tenía que
venderlos temprano pa volverme pa la finca. No me puedo demorar. ¿Usté
por qué no los saca? Yo se los doy baraticos, pa que los desentierre.

El carnicero le ofreció la mitá de lo que pensó que valían, carculando por el


tamaño de las colas. Pedro Rimales le aparó la caña y se largó.

El carnicero le mandó la razón a su ayudante pa que se viniera con unos


recatones. Así que el ayudante vino y se metió a sacar el primer marrano,
jaló la colita y se quedó con ella en la mano:
-¡Tan podridos! - gritó.
-Podrido tarés vos! ¡Si se acaban d'enterrar!
Metieron las palas y recatones y no toparon nada.
-Ve aquel desgraciao, como me engañó. Aquí como que el único marrano
que hay soy yo.

CUENTOS DE COSIACA

¡Este Cosiaca siempre es que era muy avispao! Ese no se varaba nunca, y
por pobre que estuviera siempre andaba de buen humor y por lo menos la
lata se la levantaba.

En una ocasión llegó a Guaca. Allá


había unas fiestas muy alegres que
estaban en su fina.

- ¡Valientes fiestas tan buenas! - dijo Cosiaca-. Aquí sí que voy a pasar yo
bien sabroso... pero, lo importante ahora es ir a almorzar, que está

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haciendo mucha hambre!

Se entró a una fonda , muy campante, aunque sabía que no tenía para el
almuerzo.
Llegó al comedor, se acomodó bien y dijo :
- Bueno, mi señora. Necesito que me sirvan un almuercito bien bueno. Pero
tal como me lo sirven en mi casa.

- Cómo no señor. Ya mismito.

Le trajeron el almuerzo. Se lo comió y fue a salir muy orondo, sin pagar.


Cuando lo atajó la mujer :

- Oiga, señor : ¡Usté no ha pagao!

- Qué voy a pagar, mi señora, si yo le advertí, que me sirviera un almuerzo


como me lo sirven en mi casa y... en mi casa no me cobran...!

Por la noche se fue a merendar :


 Vea, señora : sírvame un chocolatico.
 Si, señor. Demás.
 Pero en una tacita grandecita... y bien parviao...
 Si, señor.
Se sentó Cosiaca a beber chocolate y a comer. Y así que ya terminaba, sacó
del bolsillo unas cucarachas que había llevao y las echó en la taza, con
harto disimulo.
Y comienza de esta manera :
 ¡Gas! Virgen... ¡gas!
Y haciendo arquiadas. Haciendo arquiadas;
 ¿Qué le pasó, señor? ¿Qué le pasó?
 ¿Cómo que qué me pasó? ¿Qué clase de fonda es esta? ¡Gas! ¡Auf! Ves
las cucarachas que me encontré. ¡Gas!
 Haga silencio, señor, -suplicaba la vieja- . ¡Calle la boca! ¡Mire que ya
está mirando todo el mundo!!
 ¡Gas! ¡Gas!
 Ay, señor. Mire : bien pueda váyase y no le cobro la merianda.
Y Cosaica, que esto era lo que esperaba, salió satisfecho. Comió y merendó
y nada le costó.

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Iba Cosiaca por la calle y al verlo un
hombre al que le debía un cuarto, le
gritó:
-El cuarto, Cosiaca. El cuarto?
-"Honrar a padre y madre"... -contestó
corriendo.

Cosiaca le pidió limosna a un caballero, y éste le respondió:


- No tengo menuda.
Cosiaca entonces dijo:
- Esa es la carga de todos: "no teo menuda", "no teo menuda"; ¡como si a
Cosiaca no le gustara la gruesa!

Cosiaca era oriundo de Heliconia, José García, su verdadero nombre, es el


protagonista de muchos cuentos folclóricos de Antioquia. Este personaje fue
conocido por su sentido del humor cargado de vulgaridades e ironías.
Iba Cosiaca de pueblo en pueblo contando sus travesuras y manifestando
su odio a las autoridades y la aristocracia. Era común encontrarlo descalzo,
con ruana, perrero y sombrero.

Algunas anécdotas que reflejan su gracia son las siguientes:


Estando una vez en unas fiestas de Guaca (ahora Heliconia) entro a una
fonda, a pesar de no tener dinero para pagar, y pidió "un sancochito bien
bueno, pero como me lo sirven en mi casa" Cuando le trajeron el almuerzo
se lo comió y salió muy tranquilo sin pagar la cuenta.
La dueña de la fonda lo alcanzo y le pidió que cancelará la cuenta, y
cosiaca, con natural gracia le contesto: Señora, pero si yo le advertí que me
sirviera un sancocho como me lo sirven en mi casa y en mi casa no me
cobran...

En otra oportunidad Cosiaca le pidió limosna a un caballero, y este le


respondió que no tenia menuda. Cosiaca entonces dijo: Eso es lo que me
dicen todos: no tengo menuda, como si a Cosiaca no le gustara la gruesa.

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MONTECRISTO

Pero sin lugar a dudas un gran humorista de que marcó época, fue el
crédito del municipio de El Carmen de Viboral, nacionalizado en El Santuario

(Antioquia), Guillermo Zuluaga Azuero, el popular "Montecristo", y


decimos que sin lugar a dudas, ya que el humor de Antioquia puede decirse
que,
"es antes de él y después de él".

El primero fue llamado "El Café de Montecristo", un espacio de humor


costumbrista originado en "La Voz de Antioquia" de la Cadena Radial
Colombiana (Caracol).
El programa tomó después varios nombres y se emitió por varias cadenas
radiales. El Granero de la Esquina, Las Aventuras de Montecristo, El Hotel
Bochinche, fueron algunos de esos nombres.

Durante décadas estuvo asociado el humor «antioqueño» con Cosiaca, con


Tío Conejo, con Pedro Rimales y con el que fuera el humorista más paisa...
Guillermo Zuluaga, Montecristo, que caracterizó prototipos que quedaron
por ahí volteando en la memoria colectiva.
Lo multifacético, la gran cantidad de personajes como:
Montoño, Montecristico, Montecristote, Montecrisñato, Montecrispucho y
muchos más, hicieron reír a los colombianos desde el dial antioqueño, con
todas sus ocurrencias, por casi 50 años.

El Santuario (Antioquia), era una ciudad que se reía como si fuera un


pueblo donde casi todos se conocían.
Una generación después vino: País Paisa y Tola y Maruja (Carlos Mario
Aguirre / Cristina Toro; Carlos Mario Gallego / Sergio Valencia) y con ellos
todavía el público sigue riéndose.
Pero con tantos hechos que trasformaron a Medellín, es un humor de otro
estilo el que acompaña esta condición urbana, multicultural, en la cual el
lenguaje, los hechos cotidianos, los personajes de barrio y el material
noticioso son ingredientes de este sentido del humor que es un amasijo de
miedos, supuestos, referencias, en las que se reconoce (y le arde) el que se
ríe.
La cantera de la trova en Antioquia ha mantenido al humor cercano al

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repentismo y la tradición de cuenteros y de exageración que siempre ha
rodeado al temperamento antioqueño, es otra condición con la que nacen y
crecen los que cada día «están de humor».

Para conocer algo más de toda esa gente que nos ha legado el humor : H U
MOR

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LA CASA CAMPESINA

En estas montañas antioqueñas se procura hacer la casa en un llanito, o


que quede el llanito, de siquiera media cuadrita, adelante de la casa; pero
muchas veces no se puede y hay que hacer banqueo, para aplanar la parte
que ocupará la edificación, y aún ocurre que a veces es esto también
imposible, y en algunas ocasiones se ven casas que tienen por un lado un
piso y por otra hasta cuatro, o la altura equivalente.

La casa está
rodeada por el
corralito el cual
se limita con una
cerca o
alambrado. El
sendero llega a
la puerta de
golpe, o de
guaduas, pasada
la cual llegamos
a la manguita de
adelante.

Y allí está la casa : si es de tierra fría, será de tapias y estará techada con
teja española puesta sobre 'cañabrava' que descansa en cargueras de pino.
Si es muy pobre será de 'bahareque'.
Si es de tierra caliente puede que tenga el techo de paja y en este caso se
llama 'rancho de paja' y será muy pobre. También en tierra fría puede
ocurrir que haya ranchos de paja, pero esto es muy escaso. En las tierras
muy calientes también hacen casas de madera, pero las más viejas y más
grandes será de tapia.

Llegamos a la casita. Es blanca, encalada. Y muy limpia siempre, aunque

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por extrema pobreza tenga el piso de tierra.

La casita más común tendrá piso de ladrillos. El corredor exterior está


cerrado con barandilla de macanas y pasamanos de madera. En la viga de
adelante, colgando de unos alambres están las matas de adorno,
sembradas en canastillas hechas de alambres, con tapas de cerveza, o en
tarros de galletas o bacinillas viejas. En los pilares de adelante se ponen
repisitas para asentar una mata en cada una.

En el corredor encontramos una tarima, una silla de brazos para el viejo o


la vieja y unos taburetes de cuero con adornos pintados en el espaldar y en
el asiento. Estos muebles, salvo la tarima, se entran a la salita cuando hay
visita especial, y también por las noches.

En las paredes del corredor de afuera hay pegadas unas láminas con
escenas de cacerías en el Africa o en los Alpes Suizos.

La sala tiene cuatro puertas : la de adelante da al corredor


del frente; la de atrás da al patio y las dos de los lados, dan a las alcobas.

En un rinconcito está el altar, que es una mesita con una carpeta, sobra la
cual están los santos de devoción, imagencitas de bulto, cuadros adornados
con florecitas de papel y con papelitos de estaño de colores vivos. En el
altarcito están las velas, una a cada lado, y recostados contra la pared o
colgados de ella, muchos cuadros de santos, sin que falte la Vírgen del
Carmen, -la gran devoción del pueblo antioqueño- y las Benditas Animas
del Purgatorio.
También están los retratos de los hijos que se han ido ya a colonizar el
Quindío, el Valle, "a buscar la vida y con quien casase". Están allí los
retratos "para que la Vírgen los lleve con bien y los cuide de todo mal y
peligro". Hay floreros con flores de papel unos, y otros con flores naturales.
Está el ramo bendito trenzado en forma artística, y el cual sirve para
quemar en caso de una tempestad o una gran amenaza de las fuerzas de la
naturaleza.

En la alcoba encontramos las camas, que si la casa es muy, muy pobre


serán hechas de guadua con sus cuatro patas clavadas en el suelo. Las
camas tienen sus esteras de plátano y de junco, y estarán tendidas con la
colcha de retazos pequeñitos primorosamente cosidos. Debajo de la cama
está la bacinilla lociada o el beque de palo colocado sobre una tablita y
tapado con otra tabla en forma de patena. El beque de palo se vacía por las
mañanas y se limpia echándole ceniza de fogón.
Dicen que a las mujeres de dieta les hace daño usar la bacinilla o mica,
porque es muy fría, y deben de usar el beque, el cual generalmente se
hacía de higuerón.
Hay una o dos mesitas. En la pared penden los cuadros de La Muerte del
Justo y del Pecador, además de un Cristo. Hay una percha para colgar ropa,
sombreros, etc., la cual está hecha de cueros o de clavos de madera, o, las
más nuevas, de bombillos fundidos.

Está el baúl o el arcón. El arcón es de madera, a veces forrado en cuero, y


el baúl es forrado en lata y pintado de vivos colores; en la tapa hay
pegadas postales, láminas de las que salían en los paquetes de cigarrillos o
de las que traían las piezas de liencillo, o recortadas de revistas viejas: allí
puede encontrarse uno a Caruso o a la Bella Otero.

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Hay uno o varios garabatos para colgar cosas, como por ejemplo, la
escopeta de fisto con su cacho lleno de pólvora y su jiquerita con tacos y el
paquetico de las municiones.

Pendiente de una viga mediante dos lazos, está la cuna del niño, que es un
cajón.

Si pasamos a la cocina, nos encontramos con el fogón,


armado de barro con ceniza y el cual tiene uno o dos huecos encima para
poner las ollas, y al frente la boca destapada para meter la leña y las
arepas que se asan entre las brasas. Colgando del techo, está la excusa
para poner allí la leche en una totuma, los quesitos o los quesos, y las
longanizas o chorizos, todo lo cual queda así defendido de perros y gatos.

Colgado de un clavo en la pared, el cedazo de crín, junto a otro de tela para


el café.

Subida en poyo está la forja, que es la que se usa para hacer el desayuno,
el algo, la merienda o alguna bebidita que haya que hacer a deshoras, para
no tener que prender el fogón. Y junto a la forja está la china. Colgada de
un clavo en la pared está la olla de yátaro o la terralía llena de sal. En una
repisa vemos un tarro de guadua con miel de caña, la olleta con su molinillo
para batir el cacaíto y unas ollitas de barro.
En el otro extremo del poyo hay totumas, calabazos y una cuyabra;
cucharas de alpaca o de totuma y el cuchillo cocinero. En el suelo hay dos o
tres canastos con papa criolla o legumbres.
De varios garabatos penden trozos de carne salada. En un rincón
encontramos la piedra de moler con su mano y al lado la cayana, algunos
estropajos y ceniza para lavar. Recostada a la pared está la batea. De un
clavo cuelga contra la pared, el locero de alambre para colgar los pocos
platos y pocillos que hay, pues muchos prefieren la totuma, en vez del plato
y el pocillo.
Cerca a la piedra de moler está el plato de palo, con media libra de panela y
la lezna con cogedera de cacho, para batir el dulce. El raspador de las
arepas es una caja de sardinas llena de agujeros hechos con un clavo. No
puede faltar la olleta o chocolatera de cobre o barro, con su molinillo de
madera. Y es corriente encontrar la paila de cobre para hacer la natilla, el
ariquipe y otros manjares por el estilo. Junto a ella, su mecedor de madera.

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Al pie de la cocina, en el corredor, está la mesita para comer y a su lado la
tinaja o el filtro y tinaja para el agua fresca; el filtro compana de barro
invertida, deja caer rítmicamente, lentamente su gotica de agua fresca;
filtro y tinaja están encerrados en mueble de anjeo de un metro con treinta
de altura, aproximadamente; al abrir la puertecita para sacar agua, hay,
colgado de un clavito,un jarro de lata para sacar el agua de la tinaja, y,
para evitar que algún perezoso vaya a beber en este jarro, su borde está
recortado en zig-zag formando así agudos picos; el asiento de este jarro es
agudo, como que no se destina a ponerse encima de la mesa.

En el comedor, junto a la cocina, está la jaula con el sinsonte o el turpial,


que comen plátano o naranja sin compasión. Y en otro puntico, por ahí
cerca y donde no estorbe, hay, sostenida en dos horquetas, una olla vieja,
quizás con algún agujerito o una rajadura; en ella se deposita la ceniza del
fogón, y, cuando se necesita lejía, basta echarle agua y poner una vacija a
aparar debajo.

El patio es empedrado en guijarros pequeños como del


tamaño de huevos o un poco más, a veces formando
dibujos en gris; hay maticas sembradas, muy
usualmente azaleas, o novios.

Detrás de la casa está la huerta, con eras de un metro por dos


aproximadamente; las eras se marcan con piedras, ladrillos, y hasta las
hemos visto con huesos. Allí se siembran legumbres; cebollas, repollos,
coles, tomates, ají, remolachas y zanahorias principalmente, además de las
matas de olor o medicinales, para condimentos.

Y más atrás está la arboleda en donde se siembran naranjos, limones, el


brevo que se abona con ceniza lavada, la que queda de hacer lejía,
aguacates, mangos, zapotes, madroños, etc, etc. Y más allá los sembrados;
plantaciones más o menos en grande de café o caña de azúcar, o yuca o

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papa o, en fín de lo que sea según el clima, la tierra o el gusto de los
dueños.

Pero no nos alejemos tanto, que tenemos que acabar de ver la casa. Ese
cuartico que hay allí junto la casa y levantado sobre ese cañito de agua
corriente, es el excusado. Entremos; el excusado es de cajón;un cajón
fuerte bocabajo. Algunos tienen tapa. Y en un ganchito que tienen los
editores para las obras que no merecen letra de imprenta, vemos -oh
ironías del destino!- partidas en pedazos obras que sí la merecieron;
revistas viejas... periódicos de hace un mes. Cuando no hay papel, una tuza
basta...y sobra.. y soba!

En fín, no estamos haciendo literatura. Sólo intantáneas. Salgamos.

En aquel corredor vemos la hornillita de barro con su plancha de fierro, al


pie de la mesa del aplanchadero.

Más allá, cerca de la cocina pero al aire libre está la poceta; el agua viene
por unas guaduas; allí se lavan los trastos; se lava la ropa en la piedra de
lavar; se lavan las manos, y la cabeza; miren: en aquel pilar está el
espejito para que se afeiten los hombres y se peinen las mujeres; junto al
espejo está colgada una cola de vaca para poner el peine.

La mata que cuelga de la pared es una penca sábila; tiene mil usos
medicinales, pero se cuelga para que traiga buena suerte; la mata después
de arrancada de la tierra fresca y jugosa, permanece colgada allí de una
cabuya o de un alambre, sin recibir sol, ni agua por años, fresca y hasta
crece viviendo del aire. Y aquella hoja de higo erizada de tunas, se cualga
en el hueco de las puertas o ventanas para que no entren murciélagos. Y
dicen que ni las brujas..

Y allí no muy lejos de la cocina, está el pilón, de madera o de granito, con


sus dos manos de madera y en cuyos extremos se han clavado clavos hasta
la mitad que luego se tuercen. El pilón sirve para pilar maiz, que lo pilan las
mujeres.

Aquel cuarto grande y ciego es el cuarto de los aparejos y las herramientas.


Hay una tabla larga pegada a la pared para que sirva de perchero;de unos
clavos de madera cuelgan sillas de montar para hombres, galápagos de
mujer, enjalmas, angarillas, silletas, sudaderos, alfombras, frenos,
jáquimas, zurriagos y perreros, sogas, lazos, maneas, espuelas y espolines,
zamarros de cuero liso y de cuero peludo, alforjones, encauchados, tablillas
para destetar terneros, garabatos para ponerle a los marranos muy
escarbadores o que se pasan por todo portillo, látigos, peines de cacho para
peinar las bestias, sobre todo cuando las brujas las han montado de noche
y les han hecho trenzas mal hechas, y cepillos de raiz para bañar caballos.
Puede que haya zamarros de cusumbo, que son para andar a pie por entre
la maleza.

En los rincones, recostadas a la pared, las herramientas más necesarias; un


pisón, una parihuela, el hacha, etc, etc.
Cuelgan de sendos clavos, en sus vainas, machetes y peinillas viejos.

Encima de la tabla, el garabato o la medialuna para coger fruta. A un lado

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está la pesebrera; un bongo grande de piedra o de madera para dar de
beber a las bestias; otro para echarles aguamasa a las vacas. Largas
canoas de madera para echarles yerba picada o caña picada a las bestias.

Aquel palo grueso y firme que hay allí clavado es el bramadero en donde
amarran las reses para curarlas y allá, en media manga, una como canoa
hecha de un palo muy grueso y montada en dos horquetas es para salar el
ganao. Por allí anda la vieja torciendo cabuya con la tarabita. Con la
tarabita se hacen lazos, cabuyas y se tuercen las sogas. Allí en aquel árbol
duermen las gallinas. Se han puesto unas cuantas varas más porque hay
muchas gallinas; ellas suben por este palo. Cuando todas están arriba, el
palo se quita. Y el tronco del árbol está forrado de lata para que no se suba
la comadreja ni la chucha.

Hay más cosas en la casa? Vea, mi don: si ustedes quieren les puedo poner
lo que quieran; desde una mesita pa armar tabaco, hasta un televisor
último modelo, pero, estudiando la cosa bien estudiada, dejémosla así...
con la mesita pa armar tabaco y la banquetica pa la vieja si quieren.. pero
no más. Y nos vamos, antes de que nos tengan que poner la escoba detrás
de la puerta. La escoba más común es la hechiza, de escobadura o de otras
malezas por el estilo. También la de iraca, o la de palma de San Carlos. Hay
una escoba un poco más durita, pa empedrados, es la que llaman escoba
de palito. Y otra más dura, escoba de chuzos. Y otra más dura todavía, para
la pesebrera, que es la escoba de bejuco. Esa es la que le vamos a poner a
usté, si se descuida.

"WEBSPAISAS"
PardeWebs Paisas
E-mail : webspaisas@dearepas.com
www.carrielyruana.ptacom
Tel. + 57 4 000 000
Oíme, los Paisas Gerentes :
Dotores : Pedro Rimales & Cosiaca
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INVENTARIO DE LA TIENDA DE LA ESQUINA

En un local de unos diez metros de fondo por unos cinco de ancho,


encalado, con techo de vigas y cañabrava, está "la tienda de la esquina".
Un cancel a cuatro metros del fondo separa la trastienda. Los entrepaños
de madera circundan el local.
Un mostrador, también de madera sin pintar, separa la parte reservada
para el público, que es de casi dos metros por el ancho del local : a él dan
las dos puertas de entrada : una por el frente, y otra por el costado; están
pintadas con un verde vivo.
Además del tendero, un hombrecillo menudo, parsimonioso, de cabellos
entrecanos y que viste pantalón de paño oscuro, camisa de cuello, a rayas,
no lleva corbata y usa siempre su delantal de mañé que le cubre el pecho y
los pantalones en redondo hasta la rodilla, mantiene invariablemente un
lápiz amarillo encima de la oreja derecha.

Hay en la tienda lo
siguiente :

 Un gato que se la pasa sentado en los bultos de la trastienda.


 Una balanza pequeña con su juego de pesas oxidadas.
 Una cuartilla, una pucha y una chica, con sus rayas.
 Un embudo para vaciar líquidos y otro semejante, pero más bucón, para
empacar azúcar, harina, sal granos, en las bolsas de papel de libra.

Encima del mostrador, a un extremo, tiene una como vitrina que en vez de
cristales tiene anjeo. (Saben ya los académicos qué es el anjeo?). En esta
vitrina de anjeo, además de unas cuantas moscas encerradas -y muy a
placer por cierto- reposan :
Un plato desportillado con unas cuantas papas rellenas envueltas en huevo;
un charolito de lata con unos cuantos chicharrones, varias arepas, unos
trozos de carne frita y alguna docena de empanadas o pastelitos de sal,
todo de parte aseada; en un platillo pequeño un quesito a medio partir,
para menudiar; y arrumadas como carga en el embarcadero amarillas

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maríaluisas con su azuquitar sonrosada por encima, panelitas de coco,
sapos y gelatinas empolvadas como solteronas de pueblo, bocadillos de dos
colores, tostadas, velitas y coco, buñuelos, cucas, paqueticos de colaciones
de diversos tamaños, merengues, tostadas, bizcochos calaos y rosquitas de
pandequeso, amén de algunos encarcelaos o pasteles de dulce.

Y también encima del mostrador, al otro extremo, hay una vitrinita, ésta sí
de pedazos de vidrio pegados con cinta de papel rojo, y con muchos
compartimientos. En ella están las pasas en sus cajitas rojas, el jabón de
olor, los cepillos de dientes y las peinillitas baratas; las cuchillas de afeitar,
una o dos cajas de polvo facial, y unos cuantos paquetes de confites
brillantes y bananas.
También se ven algunas cajitas de mentolín, varios lápices, libreticas,
espejitos y chicles, y hasta una docena sobres atados con una faja de
papel.

En los entrepaños de la tienda, y a la vista del público, hay paquetes de


velas en su empaque azul; jabón en panes y en barras; muchas botellas de
cerveza y gaseosas, pocas de vino y algunas de aguardiente y ron para
menudiar.
Los clientes más ocasionales se toman sus anetoles parados junto al
mostrador; en tanto que los conocidos de la casa, los de confianza se
avientan sus niquelados allá, en la trastienda, bien arrellenaos encima de
los bultos de papas, yucas, arracachas y leña; en los estantes vemos
también las latas de rancho : sardinas, alguna de salmón o de salchichas;
paquetes de café, bombillos, tabacos y cigarrillos, chocolate en paquetes o
en meras bolitas cuando es con harina; y más paquetes con maíz, arroz,
frisoles cargamantos y loborinos, azúcar, harina y sal.

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En el suelo una gran lata de manteca, de donde se sirve en pedacitos de
papel con una cuchara de palo, para menudiar. En un canastico viejo hay
naranjas y limones. En costales en el suelo un bulto de papas, uno de
yucas, uno de maíz, uno de frisoles y uno de azúcar empezados a
menudiar. También un capacho de sal de Guaca. Y otros dos costales más :
uno con panela blanca y otro con panela morena.
Pendiente de un clavito, allá al fondo, un largo salchichón a cuyo lado
permanecen las punticas de otros tres salchichones más que han
menudeado en el último año. De otro clavito, un metro a un lado, cuelga
un pedazo de mecha amarilla para yesqueros; al otro lado, pendiente de
otro clavito, a un metro de distancia, media docena de alpargates. Muy
cerca, en otro clavito, tres herraduras de distinto tamaño medio oxidadas y
cubiertas de polvo.

Arriba, de pared a pared, y sobre el mostrador, pasa un alambre, del cual


penden dos vainas para machete, una retranca, un cinchón para buey, dos
arreadores, una docena de chinas, un metro y medio de chorizos fosilizados
y medio metro más de fescos, varios lazos, canastos y una trenza de
cabuya.

En las paredes encaladas del recinto para el pueblo, se destacan entre


muchos papeles pegados, la Vírgen del Carmen del almanaque Cruz de
hace diez años y una gringa semidesnuda de cigarrilos gringos. Hay otras
vírgenes y otras norteamericanas. Hay también una alcancía con telarañas
en la ranura y en la cara del santo.

De sendos lazos penden de la viga del techo, un racimo de plátanos verdes,


uno de dominicos y otro de bananos. Junto a la puerta que da a la
trastienda se ven los palos de las escobas y las trapeadoras.

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 Upa,
pues :
despácheme
ligero
qu'estoy
di'afán!

 Qué quiere mi negra bravita?


 Ya le dije : veinte de manteca, y una caja de fósforos. Y no me friegue
que hoy amanecí muy brava!
 Aquí tiene.
Sirve la manteca sin molestarse en pesar; de un cajoncillo saca los fósforos
y la libreta.
La mujer presenta otra libreta y el tendero anota lo fiado en ambas.
 Qué más sería reinita?
 Encímeme un banano.
 Sí..? Ai manece...
La negra, haciéndose la brava, va a salir muy tongoneada : el tendero ataja
:
 Ve, negrita, poné cuidao : te regalo la tienda, si querés, pero con una
condición...
Vení... que vos no sabes lo que te voy a decir!...
(Ah, maldita negra... ja,ja,ja!).

*******

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COREOGRAFÍA DEL
BAMBUCO

(Recogida por Jacinto Jaramillo J.)

I. Invitación. El hombre y la mujer se hallan frente a frente al empezar la música, él se dirige


danzando hacia la mujer y la invita. Vienen luego al centro, simpre danzando. (El hombre regresa de
espaldas).

II. Los ochos. Esta figura se realiza así : una vez en el centro, los bailarines se cruzan,
describiendo en la planimetría la figura de un ocho, que se repite dos o tres veces; se tocan con las
espaldas al llegar al punto central (enlace de las líneas).

III. Los codos. Al terminar la última vuelta del ocho y al llegar al centro se colocan las manos en
la cintura y danzan en círculo, tocándose con los codos derechos, luego giran sobre sí mismos y
continúan danzando esta vez tocándose con los codos izquierdos y así la figura se repite tres o cuatro
veces.

IV. Coqueteos. Se separan los bailarines danzando de lado y van hacia los extremos nuevamente
ejecutando el paso, Saltado, rutina que se verifica así : Saltando sobre un pie y colocando en
seguida otro pie tras el primero, apoyándolo en la puntera detrás del talón del otro pie y
retrocediendo un paso igual a la posición opuesta.
Al segundo o tercer encuentro de los bailadores él se inclina
sobre ella haciendo ademán de besarla, la mujer esquiva
el beso amagando un golpe con la palma de la mano, que él
a su vez escapa.

V. La perseguida. La mujer huye describiendo un círculo, en paso de rutina volviendo el rostro a


lado y lado y hacia atrás. Él la persigue en paso de rutina saltado y picado, con los brazos en alto,
tratando de pisarle el ruedo de la falda que ella recoge a cada salto al volver el rostro.

VI. El pañuelo. Luego la mujer es quien entra a perseguir al hombre. Este, danza en paso de
rutina retrocediendo de espaldas; ella lo presigue en paso de rutina.
El hombre la burla con el pañuelo y ella sigue los movimientos de giros que el hombre le marca con
el pañuelo. Haciendo luego ademán de retirarse, se va la mujer a un extremo y el hombre al otro.

VII. La arrodillada. Avanzan al centro; esta vez el hombre le ofrece lamano derecha; ella la toma
y él la hace girar bajo su brazo; retroceden nuevamente a los extremos y al regresar, él le da la
mano izquierda y la mujer la misma; el hombre torna a hacerla girar bajo el brazo e inmediatamente
se arrodilla; la mujer entonces danza a su alrededor sin soltarse de la mano; luego de una o dos
vueltas el hombre la toma por la cintura con la mano derecha.

VIII. El abrazo (Vuelta). Así abrazados danzan haciéndose arrumacos en amplio círculo y así
termina la danza llevándola él al puesto de donde la tomó, si es salón o patio o campo, o saliendo a

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la escena si se ejecuta en teatro.

NOTAS

• El paso de Rutina utilizado en casi todo el baile se ejecuta de la siguiente manera :


Se coloca un pie delante del otro que se halla en reposo, apoyándolo en la puntera y
resbalándolo sobre el piso en esa posición, retrocediendo en esa misma dirección al otro
pie, que a su vez retrocede en un pequeño salto. Luego es el pie que permanecio atrás el
que pasa adelante y se repite entonces el anterior.
Los pasos de avance en esta rutina miden unos cincuenta centímetros y los deretroceso
veinte.

• Muchas son las figuras en el Bambuco hoy abandonadas como : "El arrastrada del ala",
figura de difícil ejecución y según parece, de orígen antioqueño o santandereano: él gira
alrededor y ella quedaal centro.
También se acostumbraba en el instante de la arrodillada "la copla" o "Relación".
El escobillado, común a todos los departamentos, que tiene el valor de ser una exhibición
de agilidad por parte del hombre, también bastante difícil, por lo cual no se anota.

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