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Sadhana, la Expansión de la Consciencia

por
Urdhvabhaga Das
(Conferencia en el Brahmamuhurta del día de Gurú Purnima, 14 de julio de
1968)

Vivir de acuerdo a las instrucciones del maestro, podrá parecernos difícil en


ocasiones, y en otras sencillamente irrealizable. Sin embargo, es mucho más fácil
de lo que podamos considerar. Veamos, cuando al discípulo se le presentan
situaciones apremiantes, su mente e incluso todo su ser reacciona obedeciendo
a su natural modo de comportamiento, y esto más que natural, es el
procedimiento “grabado” en su mente, intelecto y cuerpo físico. Esa respuesta
natural que podemos llamar “reactiva” es el resultado de años de repetir una y
otra vez cada uno de los esquemas que hemos decidido utilizar en el
comportamiento cotidiano. Por ello, cambiar estos esquemas, patrones o
procedimientos es definitivamente una tarea hercúlea, ya que vamos a necesitar
de toda nuestra capacidad de concentración, tanto para proyectar nuestra
energía en esa dirección, como también lograr abandonar hábitos, costumbres y
esas “comodidades mentales” que más que beneficio, nos han aportado
problemas a la hora de concretar objetivos.

Por esa razón el aprendizaje espiritual, como el aprendizaje en general se lleva a


cabo mediante el proceso de la repetición. Si observamos cuidadosamente
nuestra cotidianidad encontraremos que todo lo que sabemos, desde abrir los
ojos, mover la lengua, masticar, caminar, cepillarnos los dientes, conducir un
vehículo, etc., en fin todo lo que hacemos, lo hemos aprendido repitiendo una y
otra vez los mismos pasos, los mismos procedimientos, que se han convertido
en costumbres, rituales, y hábitos que poco a poco se han ido transformando a
su vez en patrones, normas, estándares y reglas que consideramos inalterables.
De manera que, para poder adquirir alguna nueva costumbre o hábito, no
importa si es buena o mala, es necesario estar atentos con nuestros cinco
sentidos en aquello que queremos cambiar, o en lo que queramos introducir en
nuestra vida.

De esta manera con seguridad podremos transformar nuestro comportamiento.


Esto no quiere decir que es un asunto de fácil aplicación, por el contrario, como
lo dijimos anteriormente, es un asunto que requiere de todo nuestro esfuerzo y
atención. Y es en ese punto cuando se requiere de toda nuestra fuerza de
voluntad, ya que solo el deseo de cambiar algo que mejore nuestro
comportamiento, merece todo el esfuerzo que podamos invertir. Con estas
palabras se puede resumir nuestras prácticas diarias o sadhana. Sadhana en
otras palabras, es aplicar el entrenamiento adecuado que nos prepara a cambiar
los hábitos y patrones que traemos de la vida materialista o mundana, además
de prepararnos a vivir este despertar que trae consigo muchas consecuencias.
Entre las consecuencias de la introducción de nuevos hábitos, en especial
aquellos que nos reconectan con los aspectos más sutiles y “espirituales” de
nosotros, encontramos a los Koshas, las cinco capas o envoltorios que nos
cubren, que cubren al atman, al alma. Estas cinco capas a saber son:( (Ver artículo
“Los Koshas (Las Cinco Capas o Cubiertas” en los cuadernos del Yogui. Julio 21, 2014)
Annamaya kosha (el cuerpo físico); Pranamaya kosha (el cuerpo de prana);
Manomaya kosha, (el cuerpo mental); Vijnanamaya kosha (el cuerpo del
conocimiento y la sabiduría), para finalmente mediante la práctica constante y
regular descubrir a Anandamaya kosha (el cuerpo de la Dicha Trascendental), y
disfrutar del goce que surge de la armonía entre estos envoltorios o koshas.

Cabe destacar que este despertar no es automático o repentino, es necesario


someterse a la rigurosidad de la práctica cotidiana, la cual nos va llevando
paulatinamente a descubrir quienes somos esencialmente. Por eso es
imprescindible aferrarse a la práctica constante y regular, de manera que cada
uno de estos cuerpos o capas, junto a la consciencia, vayan asimilando los
nuevos hábitos, sin que haya necesidad de apurar su establecimiento, porque
este proceso se realiza naturalmente. Por ejemplo, en la actualidad vemos la
tendencia por parte de muchos practicantes de yoga, de realizar actos de
“desafío” o “retos” como son llamados, mediante los cuales se obligan a ejecutar
un número específico de posturas en un tiempo determinado, sin que se
consideren las consecuencias de estas acciones. Hacer asanas a modo de reto
personal es muy beneficioso, sin embargo el despliegue externo no es nada
recomendable, al menos para un Yogui, como tampoco para nuestro cuerpo,
mente y emociones. Vemos a otros como se obligan a recitar una gran cantidad
de mantras u oraciones en sanscrito con el fin de establecer una conexión
directa con Dios, pero, en vez de ello solo tienen en su mente cuantas veces han
repetido los mantras y si lo ha hecho en la menor cantidad de tiempo. Como
dije anteriormente, llevar a cabo estas prácticas es lo recomendable, sin
embargo, las evidencias nos demuestran lo contrario. Aquí cabe citar el popular
dicho: “Que la mano izquierda no debe saber lo que hace la mano derecha.”
Este tipo de prácticas se ha extendido entre los practicantes de yoga en
occidente, como por ejemplo el ayuno, que es llevado a cabo de manera total y
absoluta, absteniéndose incluso de tomar agua. Como ya lo hemos
mencionado, no cuestionamos los ayunos, bien por religiosidad o por la salud,
siempre son beneficiosos. También encontramos que algunas personas asumen
el voto de silencio o mauna como se conoce en sanscrito. Por lo general se
observa por un período de unas doce horas, desde el amanecer hasta el
atardecer, como lo solía hacer Mahatma Gandhi, los días jueves de cada
semana. Mientras que vemos que estos individuos procuran ser tomados en
cuenta por llevarlo a cabo durante días e incluso semanas. El objetivo es llegar a
controlar los impulsos de hablar de manera soez e indolente, como también el
hablar de manera impecable o hablar verazmente. Pero como lo que nos
importa en este momento es el sadhana, estas prácticas han de formar parte del
conjunto de hábitos que estamos tratando de implementar en nuestro carácter
y comportamiento, que necesariamente tiene un carácter privado e íntimo. Pero
cuando estas prácticas son llevadas hasta el extremo, como el caso de los retos
o desafíos, la energía usada nos permitirá llevarlos a cabo por unos días, no
más. Porque es necesario una dedicación constante para que estos “retos” o
“desafíos” se transformen en nuevas manera de comportarnos, y nos permitan
aprender a hacer el voto de silencio hablando con educación, gentileza, dulzura
y veracidad; o cuidarnos de consumir alimentos nutritivos, deliciosos, saludables
y nos induzcan a comportarnos mucho mejor. Eso es mucho más difícil que
llevar a cabo esos “retos” o “desafíos”, ya que el esfuerzo es diario, además de
repetirse una y otra vez, lo que prueba nuestra personalidad y carácter. Esto
quiere decir que el objetivo del sadhana es poder transitar el sendero sin que
los platillos de la balanza se inclinen hacia ninguno de los lados, o que lleguen
al extremo máximo, ya que esto no llevaría a olvidar la regla de oro, la regla del
“Sendero del Medio.” El Sendero del Medio, nos permite usar todas nuestras
capacidades para que cada una de las acciones y decisiones que decidamos
llevar a cabo, puedan hacerse en su justa medida y en el momento adecuado.
¡Eso es sadhana! Lo contrario sencillamente es asumir una situación
inmanejable, ya que solo se puede transitar la vía de los extremos con una
actitud de arrogancia y exuberancia, que impedirá desarrollar todos los aspectos
del sadhana, entre ellos la humildad que nos permite ver nuestros límites y
primordialmente la ecuanimidad, en otras palabras, la capacidad de comprender
la naturaleza de las circunstancias, sin lo cual no sabremos en que tiempo, lugar
y circunstancia (kala, desha, y patra) nos encontramos. La ecuanimidad ante los
altos y bajos de la vida nos ayudara a desarrollar el auto-control, que nos
conducirá a alcanzar la sobriedad. Los extremos en términos prácticos suelen ser
más fáciles, porque el esfuerzo se realiza por un corto espacio de tiempo,
mientras que, al tratar de estar en el “Sendero del Medio” se requiere de un
esfuerzo constante, que es sin duda arduo y agotador. Por lo que se
recomienda la vía del medio, que no llama la atención, se caracteriza por la
regularidad, además uno de los beneficios del sadhana es pasar desapercibidos.
El más difícil de los retos y desafíos es sadhana, porque es tuyo, y solo tú
puedes garantizar lo que sucede en tu interior, por lo que nadie tiene que saber
que estas descubriendo un mundo maravilloso en tu interior.
El proceso de transformaciones que toman lugar en nuestro interior al ejecutar
el conjunto de prácticas, observancias y el restablecimiento de nuevos hábitos,
podría compararse al proceso que se realiza para la creación del universo, por la
infinidad de fuerzas, energías y necesidades, que buscan acomodarse en el
lugar correspondiente. En palabras sencillas pudiéramos llamar a este proceso:
“la expansión de la consciencia”. Y tiene sentido, porque nuestro cuerpo, mente
y emociones le dan paso al atman, al alma, para que asuma el papel
protagónico que le corresponde, dejando a un lado al ego, quien hasta
entonces era el amo y señor de este tiempo, lugar y circunstancia (kala, desha, y
patra).

Sadhana es la única forma de entender nuestra naturaleza esencial, de nuestro


ser, y ese entendimiento es parte del proceso de despertar, que hemos llamado
“la expansión de la consciencia.” es confirmar que somos seres con capacidad de
lograr alcanzar dirigir nuestra atención al maravilloso proceso que permite
comprender cada una de las fuerzas que entran en juego, como también los
“nuevos” tiempo, lugar y circunstancia (kala, desha, y patra). Poder comprender
la profundidad que se requiere para entender la “expansión de la consciencia”,
es llegar al punto de comprender a Dios. Sí, porque solo mediante la
comprensión de Dios, es que podremos comprender lo que somos realmente,
seres espirituales, atman o almas.

A Dios podemos precisarlo de forma ordinaria, para ello es necesario


entrenarnos para poder verlo a donde quiera que miremos, bien sea este rincón
o el otro. en todas partesen este rincón o en el otro, no está en el sujeto, ni en
el objeto, solo en el espacio entre ambos, en otras palabras, en el medio.

No puede ser visto por los ojos, así que no podemos alcanzarlo.

Los extremos son pertinentes al sujeto y al objeto, pero la presencia universal de


Dios, no está supeditada al sujeto ni al objeto, no es esto ni lo otro.

Esta presencia de Dios, dicho sencillamente, es tan peculiar en sí misma que es


una maravilla. Está en todas partes, sin embargo, no se puede ver en ningún
lugar. Y aunque es la única realidad no podemos afrontarla tan fácilmente.

No somos capaces de contactar a Dios, debido a las decisiones que hemos


tomado, las cuales nos alejan de Él, y en nuestra rutina diaria nos manifestamos
completamente extrovertidos, lo que dificulta la práctica diaria o sadhana, la vía
para contactar a Dios.
A través de los sentidos “corremos” desbocados hacia los objetos de los
sentidos, perdiendo a Dios en el camino. Siempre estamos “corriendo”, sin
pensar en el paso que nos toca dar.

El hecho es que somos como niños entusiasmados en disfrutar de las cosas sin
considerar el esfuerzo necesario para hacerlo o tenerlas.

Y el deseo de disfrutar de las cosas, se convierte en la perdición de nuestros


estados de ánimo.

De repente nos levantamos a las 2 de la mañana, y hacemos la meditación en la


japa mala o el rosario, haciendo un centenar de rondas o malas, pero solo ese
día, el resto de días me quedo durmiendo sin cumplir con mis deberes del
sadhana.

Eso tendrá su consecuencia. Pero el sadhana está allí en el medio de todo.


Pero… ¿En medio de qué? No es en medio de cosas u objetos, ¡no!

El sadhana está en el centro mismo de nuestros pensamientos, y en última


instancia, tiene que ser nuestra segunda naturaleza, nuestra forma de pensar,
nuestra forma de actuar, en otras palabras, nuestra forma de vida.

Sadhana es lograr que nuestros pensamientos, palabras y acciones nos


conduzcan reducir el protagonismo de nuestra mente, de manera que esta
segunda naturaleza se manifieste limpiamente, y nos guíe hacia la luz.

Allí solo experimentaremos la dicha de estar por encima del tiempo, lugar y
circunstancia (kala, desha, y patra), los pensamientos y las ideas.

Empleamos todos los recursos de la tradición del Yoga, para despertar en


nosotros la consciencia que nos permite entender el “sendero del medio” y como
aplicarlo a nuestra existencia. Nos encontramos en uno de los lados de la
balanza, y en el otro lado están los objetos, y como es evidente no existe
armonía alguna entre estos y nosotros, por el contrario solo hay tensión.
Estamos tan concentrados en los objetos externos que no logramos percibir la
tensión entre los dos lados del cuerpo, sin embargo, ¿por qué llegamos a sentir
tensión que ejerce la sociedad sobre nosotros?

Aunque hablamos de la sociedad como un conjunto de unidades o individuos,


estas unidades o individuos somos los que tratando de complacer nuestros
deseos y apetencias, generamos la fricción que conocemos como conflictos o
guerras entre nosotros. Si los componentes de este conjunto llamado sociedad,
mantienen el conflicto vivo, entonces ¿qué pasará? ¿Por qué ocurre este tipo de
cosas en la sociedad?

La razón es simple. Somos ego-céntricos, y hemos hecho lo necesario para que


el centro de nuestras vidas sea el de satisfacer nuestros egos. Somos
intuitivamente conscientes de ser partes orgánicas de un todo que lo vemos
desunido y en caos. Pero para que podamos reunir las partes en un todo
completo, tenemos que dejar a un lado nuestros intereses personales. Cuando
podamos lograr eso seguramente no habrá más conflicto y guerra entre
nosotros. Esto se alcanza cuando el fin último del sadhana es común entre los
componentes de este conjunto. Por lo tanto, a menos que y hasta que
consideremos lo exterior y lo interior como partes de un todo, no habrá
armonía entre nosotros y el mundo. Sadhana es el establecimiento de la
armonía en todos los niveles, internos y externos, con el prana, con manas o la
mente, con el intelecto, con las emociones y los sentimientos, además de la
sociedad y el mundo. En los textos del Yoga lo antes mencionado son detalles
técnicos y a eso se denomina Pratyahara. Pratyahara señala y muestra cómo se
pueden armonizar los sentidos con la mente o dharana, con el intelecto o
dhyana, y con la sociedad o yamas.

El ashtanga yoga de Patanjali es un proceso para establecer la paz primero en el


interior del individuo, de manera que este pueda proyectarla hacia afuera y
además pueda recibirla de nuevo a modo de retroalimentación. Por medio de
yama y niyama establecemos la paz con el mundo, y naturalmente
establecemos la armonía dentro de nosotros mismos mediante las asanas,
pranayama, etc. Pero nos queda un último alborotador o provocador que es el
ego. Por ello es importante no abandonar el sadhana por influencias del ego,
dejando a un lado la protección de la práctica diaria, eso sería un gran error.
Hemos de mantener nuestra práctica contra viento y marea, sin que los
esfuerzos del ego lleguen a frustrarnos. La práctica regular es el mejor indicador
para saber cuánto hemos progresado realmente, hasta donde es sustancial y si
se hace correctamente. El sadhana nos brinda un cambio doble, por un lado
nuestra relación con el mundo y por otro nuestros sentimientos internos y
consecuencias. En las etapas avanzadas cambiará los sentimientos del mundo
hacia nosotros. Nos reconocerá como amigos y correrá hacia nosotros. Ahora
consideramos al mundo como un enemigo, y viceversa.

Sadhana es la panacea para curar la enfermedad del apego por lo material. Una
persona sin deseo no es una fuente de miedo para nadie. “No quiero nada” es
el lema de la sadhaka. Es la entrega del propio ego a Ishvara, lo que trae el éxito
en nuestro sadhana, y en nuestro trabajo diario. Dios es fuente de armonía, no
de frustración, no es un destructor, así que el sadhana no obstruirá las
actividades de nuestra vida. Estamos en un estado perpetuo de ansiedad, y la
vida real es Dios. La vida que la jiva está desarrollando es mortal, y la vida
inmortal es la vida divina.

Sadhana no es para adquirir nombre o para obtener algo ulterior, o para


aumentar nuestra importancia corporal. Es la expansión de la consciencia. Es
prepararse para alcanzar el bien último mediante el sacrificio del sadhana. El
sadhana solo ha de llevarse a cabo para lograr la comprensión de Dios, por lo
que es imprescindible mantenerlo como el norte del sadhana, de otra manera
es inútil llevar a cabo el sacrificio del sadhana. Si acaso existe alguna duda o
insatisfacción, es por llevar a cabo algunos procedimientos de manera
incorrecta. La insatisfacción es el resultado del proceder inapropiado en alguno
de los procedimientos del sadhana, y sin duda sabrá que hacer para que esto
desaparezca. Incluso la falta de deseo por llevarla a cabo puede revertirse
observando con detalle el deseo inicial u original. Recuerde que en ella se
encuentra Dios o mumukshutva. A menos que haya mumukshutva, el sadhana
es inútil. Solo debemos añadir a cada uno de nuestros deseos, pensamientos,
palabras y acciones el elemento más importante de todo esto, a Dios, así todo
se tornará relevante e importante. Lo principal es introducir el elemento de Dios
en todas las acciones. Que la presencia de Dios se sienta en todo y en todas
partes, siempre. Sadhana es el logro de la paz.

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