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¿DE QUIÉN SON LOS POBRES?


LA EXPERIENCIA DEL ASILO PARTICULAR DE MENDIGOS
María Dolores Lorenzo Río*

En enero de 1883, el secretario de Gobernación dispuso que las recursos, en el bienio 1883-1884 los fundadores del asilo apenas
ancianas internas en el Hospicio de Pobres fueran trasladadas al pudieron cubrir los gastos diarios de la obra filantrópica. En este
Asilo Particular de Mendigos, que según sus objetivos daba alber- sentido, todos los recursos, “públicos” y “privados”, se sumaron
gue “sin condición a todos los pobres”, por supuesto, “hasta don- para el mantenimiento de los establecimientos de ayuda al indi-
de lo permitían sus recursos”. En la lógica de la responsabilidad gente en la capital.
compartida respecto de los indigentes de la capital y para asegu- En estas páginas nos acercamos a la compleja relación de los
rar el traslado de este grupo mayoritario de ancianas, la Secretaría grupos y las organizaciones que idearon diversos caminos para pa-
de Gobernación donó 2 000 pesos para el asilo. El donativo de liar la inopia urbana. Si bien de manera excluyente se insistía en
Gobernación permitió que 28 mujeres, un hombre, tres niños y mostrar que el Estado o los grupos privados eran “el brazo protector
una niña dejaran el recinto público. El donativo, sin embargo, no de los pobres”, nuestro punto de partida supone que los particu-
les concedió trato preferencial. Todos los asilados se ajustaban a lares interpelaron a las autoridades para dar respuesta a lo que se
las condiciones de esta casa de socorro al desvalido, y para evitar formulaba como un problema social: la pobreza urbana. Pese a la
malos entendidos respecto del tratamiento a los internos, des- personalidad jurídica de cada establecimiento y en función de los
pués de notificar a los socios acerca del donativo de Gobernación, propósitos explícitos de las autoridades y de los benefactores, la
en el boletín mensual del mes de septiembre de 1883 se señaló: atención al indigente se brindó con recursos mixtos de los empre-
“El alimento que se da es humilde, pero en concepto de la Junta sarios y comerciantes (grandes y pequeños), del Ayuntamiento, del
es suficiente para mantener a los pobres. Cuando la Junta tenga gobierno central y de algunos miembros de la Iglesia católica. De
fortuna de concluir el edificio, donde invierte cerca de la tercera esta manera, la promesa de bienestar tuvo un desarrollo específico
parte de lo que recauda, podrá mejorar la comida, si es necesario que conjugó intereses públicos y privados, según el entramado ins-
y aumentar el número de raciones.”1 titucional de los sistemas de asistencia y de los intereses determi-
La negociación del traslado no supuso la intervención en nados de las elites para otorgar auxilio a los pobres.
la gestión del asilo, aunque sí fue un ingreso significativo que En la pregunta que encabeza este capítulo, ¿de quién son los
contribuyó, de manera excepcional, con el sostenimiento de esta pobres?, está implícita la disputa de los grupos políticos vincu-
casa de socorro al necesitado en un año crítico. Por la escasez de lados al Ayuntamiento o bien al gobierno federal, que buscaron
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adjudicarse una rica fuente de legitimidad política y social a tra- sostener esta obra de auxilio al indigente, destacando los objeti-
vés del tratamiento de la pobreza en la ciudad a finales del siglo vos y algunos argumentos; el tercer apartado muestra algunos as-
XIX. Pese a la oposición entre los grupos de elite y aunque la his- pectos de la gestión interna del asilo. Consideramos que estudiar
toria de la asistencia ha insistido en mirar de forma disociada la la relación entre la asistencia privada y la asistencia pública tiene
ayuda que concedían las instancias de gobierno de la ayuda que muchas vetas que han comenzado a explorarse para entender la
otorgaban grupos relativamente autónomos del Estado, al explo- construcción de las políticas sociales y la participación de diver-
rar la experiencia del Asilo Particular de Mendigos mostraremos sos actores en la edificación de los derechos sociales.
que los intereses de unos y de otros coincidían en los objetivos
centrales respecto de la atención al desvalido, y que existió cier-
to consenso para “erradicar” la pobreza urbana. El argumento de % ALGUNOS ASPECTOS DEL ENTRAMADO INSTITUCIONAL
reemplazar entidades públicas con organizaciones privadas, más DE AYUDA A LOS POBRES &
que una disputa por los pobres muestra que, con el deseo explíci-
to de mejorar el tratamiento de la indigencia urbana, se entreve- A lo largo del siglo XIX, la pobreza, la mendicidad y la enfermedad
raron conflictos entre los grupos que detentaban el poder políti- fueron concibiéndose como un problema social que debía atender
co en la ciudad, así como intereses privados que le fueron dando el Estado liberal. Para ello se instauraron tribunales que preten-
forma a la incipiente política social.2 dieron corregir la vagancia y se organizaron establecimientos para
Para estudiar la compleja relación entre el discurso de las el tratamiento de la indigencia; se prohibieron los comportamien-
políticas sociales, las fuentes de financiamiento y las prácticas tos “viciosos” y se procuró la formación de ciudadanos útiles en
asistenciales pública y privada, centraremos nuestra atención en talleres y escuelas. En este quehacer, los gobiernos municipales
la experiencia del Asilo Particular de Mendigos, que se fundó en y, paulatinamente, el gobierno federal, buscaron colocarse en el
1879 por iniciativa de un grupo de empresarios capitalinos. Por centro de las iniciativas de auxilio público, que eran, más allá de
disposición de su fundador, el impresor Francisco Díaz de León, sus resultados, una fuente de legitimidad política. Con todo, des-
los cortes de caja y los aspectos más relevantes de la operación de la promulgación de la Ley de Desamortización de los Bienes
de esta casa de asistencia se publicaron en el boletín El Asilo de de las Corporaciones (25 de junio de 1856) hasta la creación de la
Mendigos. En estas páginas, el boletín se presenta como una fuen- Dirección de la Beneficencia Pública, en 1877, la administración de
te privilegiada para explorar la conjugación de intereses en la las instituciones de asistencia osciló entre el gobierno central y el
conformación de los atisbos de una política social. gobierno municipal. Para consolidar la secularización de la bene-
El capítulo está dividido en tres partes. En la primera re- ficencia, muchas voces demandaban la participación exclusiva del
visamos el entramado institucional en el proceso de centraliza- Estado en las casas y hospitales de auxilio público. Pero otros, al
ción administrativa de la beneficencia pública y mostramos cómo reconocer los límites del Estado para enfrentar el problema de la
la organización del asilo fue una estrategia de ciertos regidores inopia en la capital, pugnaban por el desarrollo paralelo de la asis-
del Ayuntamiento, junto con comerciantes y profesionales, para tencia privada y de la asistencia pública; así, solicitaban y promo-
brindar una alternativa de auxilio a los mendigos cuando el mu- vían la colaboración entre los grupos de la población que más tenía
nicipio fue desplazado de sus funciones asistenciales; la segun- en favor de los necesitados, por supuesto, sin eximir de su respon-
da parte explora la organización de los fundadores del asilo para sabilidad a los gobiernos locales ni al gobierno federal.3
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La circular de 1877 instauró la Dirección de Beneficencia Ibáñez (secretario) fueron los miembros fundadores de la Junta
Pública como una dependencia de la Secretaría de Gobernación Directiva del Asilo Particular de Mendigos y todos mantuvieron
y separó la corporación municipal del control directo de los su encargo desde 1877 hasta 1888, según los registros de El Asilo
establecimientos de asistencia pública, otorgando la adminis- de Mendigos9 (véase imagen 1).
tración de estos a dicha dirección.4 La centralización adminis- Sin duda, motivaciones de diversa índole promovieron la
trativa de la asistencia no resolvió las necesidades del creciente fundación del asilo: de manera explícita, se mostró el deseo de au-
número de menesterosos que pululaban en la ciudad de México xiliar a los mendigos de la ciudad y, con el rostro de la benevolen-
y más bien hizo más complejo el entramado institucional para el cia al desvalido, se legitimó la organización de un establecimiento
auxilio a la indigencia. que pretendía paliar la miseria en la capital. Contribuyó también
Como parte de las reformas a la asistencia, el 30 de diciembre a la fundación de la casa el desplazamiento de la gestión del
de 1879 la Secretaría de Gobernación introdujo otras modificacio- Ayuntamiento sobre los establecimientos de ayuda a los pobres, y
nes a la organización administrativa de la beneficencia pública.5 a esto se sumó el malestar de ciertos regidores que quedaron ex-
Estas reformas desplazaron al presidente del Ayuntamiento de sus hibidos en la prensa por la denuncia pública de una administra-
funciones como vicepresidente de la Beneficencia.6 En oposición, ción, si no corrupta, sospechosa en su gestión. Con el adjetivo de
los regidores argumentaron que las reformas eran anticonstitu- “Particular”, los fundadores del asilo quisieron destacar que el es-
cionales.7 Con todo, Porfirio Díaz favoreció el proceso de centra- tablecimiento no emanaba de la voluntad pública, y en oposición
lización administrativa y apoyó a la Junta de la Beneficencia (com- al proyecto asistencial de Díaz, a pesar de los estrechos vínculos
puesta principalmente por médicos de renombre), consiguiendo que mantuvo con el municipio, dieron cuenta, cuando menos en el
la sustracción de las funciones asistenciales del municipio. Los discurso, de que se trataba de una organización autónoma y de un
médicos de la Junta de Beneficencia arremetieron contra los re- grupo ajeno al gobierno local y al gobierno federal. En relación con
gidores y denunciaron en la prensa los robos “cometidos” por los el prestigio lacerado por la sospecha, como también mostraremos
administradores en los hospitales y los abusos “perpetrados” por en estas páginas, el boletín mensual del asilo difundió de manera
los encargados en las escuelas de la Beneficencia. Lejos de corro- insistente que el manejo de las cuentas y el uso del dinero de los
borar la veracidad de las acusaciones y más bien como una especie donativos no sólo eran eficientes, y que este último se empleaba
de campaña de desprestigio sobre la administración municipal, estrictamente para la atención de la casa y de los internos.
los regidores quedaron en desventaja para defender su posición El proyecto y el cumplimiento de los objetivos explícitos e
como administradores de los hospicios y hospitales en la ciudad.8 implícitos era una tarea ambiciosa. Para ello, la Junta Directiva
En este contexto, el 23 de junio de 1879 algunos regidores, fue provista de un notable capital político, económico y social.
entre ellos Francisco Díaz de León, se reunieron con un gru- Emilio Maver, José V. del Collado y José Carballeda eran em-
po de empresarios notables para tratar aspectos centrales de la presarios y comerciantes destacados de la ciudad. El primero se
fundación del Asilo Particular de Mendigos. La Junta Directiva dedicaba a las operaciones bancarias, de seguros y fianzas; José
del asilo la conformaron algunos regidores del Cabildo de 1879: V. del Collado era miembro de una familia de impresores de
Francisco Díaz de León, Manuel Domínguez, Pablo Lascurain origen santanderino, hermano del destacado escritor Casimiro
y Francisco Querejazu. Además de estos, José Carballeda, José del Collado. Entre otros negocios, Del Collado fue accionis-
M. Castillo Velasco, José V. del Collado, Carlos Godard y Felipe ta del Banco Mercantil Mexicano y luego presidente del primer
Imagen 1. Gove & North, Junta Directiva fundadora del Asilo particular para mendigos, México, 1884.
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Consejo de Administración del Banco Nacional de México.10 José de Medicina y la Academia de Medicina. Desde la primera ad-
Carballeda era propietario de la fábrica de estampados de Belén ministración del presidente Díaz, la carrera política de Manuel
y, de acuerdo con los registros con los que contamos hasta ahora, Domínguez en el Ayuntamiento fue constante y en ascenso. Así,
su empresa tenía ciertos negocios con los establecimientos de la en 1878 fue nombrado 17° regidor; en 1879 segundo regidor, y
Beneficencia, pues a finales de marzo de 1879 logró el contrato primer regidor (presidente de la corporación) en 1880. A pe-
para teñir los uniformes de los internos de la Escuela Industrial sar de que las disposiciones de 1879 lo desplazaron de la vice-
de Huérfanos en 1.25 pesos la pieza.11 Quizá este contrato y otros presidencia de la Dirección de Beneficencia, siguió vinculado al
se vieron beneficiados por las relaciones entre regidores y algu- Ayuntamiento. En 1885 fue electo regidor tercero y en 1886 regidor
nos hombres de negocios; quizá estos vínculos motivaron una cuarto. Nuevamente, en 1893, asumió el cargo de presidente del
participación más estrecha en el proyecto de asilo. La presen- Ayuntamiento y, en ese mismo año, también desempeñó el cargo
cia de un “conocido” en la Junta Directiva era sin duda una ven- de gobernador del Distrito Federal, supliendo al general Ceballos,
taja para conseguir contratas de abastecimiento de enseres a la que se había desempeñado en ese puesto hasta su muerte. Fue di-
Beneficencia. En estricto sentido, estos empresarios no fueron putado a las XVII y XVIII legislaturas del Congreso de la Unión. Por
empleados directos del gobierno federal ni parecen haber ocupa- último, fue electo senador por el estado de San Luis Potosí para el
do cargos en la administración municipal; sin embargo, descolla- periodo de 1906 a 1910. Fue miembro de la Sociedad de Geografía
ron en el mundo de los negocios y sin duda su influencia también y Estadística, socio honorario del Gran Círculo de Obreros y de
se consideró en la conformación de la Junta Directiva del asilo, diversas sociedades médicas.14 Manuel Domínguez era el hombre
pues para consolidar su propósito, este solicitó donativos a los de estirpe política más aquilatada en el Ayuntamiento; su parti-
comerciantes y empresarios de la capital, y para ello una referen- cipación en el Asilo Particular de Mendigos sin duda favoreció
cia en el medio era una ventaja.12 para mantener vigentes los lazos con la corporación municipal.
Los profesionales del grupo eran abogados y médicos; ade- Junto con Manuel Domínguez, Román S. de Lascurain, Pablo de
más, entre otras funciones públicas, habían participado de ma- Lascurain y Francisco Querejazu también procuraron los vínculos
nera notable en el Congreso Constituyente de 1857. Originario con el municipio. Los Lascurain ocuparon el cargo de regidor en
de Oaxaca, José María Castillo Velasco (1820-1883) fungió como el Ayuntamiento en diversos periodos: Pablo en los años de 1879,
director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y director de la 1880, 1881 y 1885, y Román en 1883 y 1884. Así, entre 1880 y 1885
Escuela y Artes de Oficio para Mujeres; durante la república res- mantuvieron una presencia constante en la corporación. En el pro-
taurada, Castillo Velasco ocupó los cargos de primer regidor en el ceso de reforma de la Beneficencia, Román Lascurain fue nombra-
Ayuntamiento (1869) y fue nombrado secretario de Gobernación do director interino de esta, y en 1880 colaboró como presidente
en 1871; en ese periodo prohibió la mendicidad y, para paliar las de la sección de administración.15 Francisco Querejazu había sido
carencia de los mendigos, fundó comedores y asilos públicos nombrado alcalde constitucional en 1857 y en el Ayuntamiento fue
donde se distribuían alimentos para esta población.13 El prestigio regidor en los años 1879 y 1880.16
de Velasco y su experiencia respecto de la atención a los mendigos Francisco Díaz de León encabezó el proyecto del Asilo
fue sin duda una ventaja para la creación del asilo. Particular de Mendigos y así se ha registrado en los anales de la
Manuel Domínguez era médico. En el ejercicio de su profe- historia de esta casa de asistencia. Como otros miembros de la
sión, dirigió la Casa Cuna, el Hospital de San Andrés, la Escuela Junta Directiva, Díaz de León también era un hombre vinculado
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al Ayuntamiento de la ciudad de México: en 1879 era regidor. impulsada por la miseria” y se beneficiaría la higiene pública,
Asimismo, era un prestigiado tipógrafo y, durante el segundo im- “recogiendo de pésimos hogares a los mendigos, que inficionan
perio, Maximiliano le concedió la imprenta oficial. La imprenta la atmósfera que los rodea, a causa de su desaseo”. El ingreso de
de Díaz de León mantuvo ciertos privilegios en la república res- los beneficiarios sería voluntario, pues creían que, al recogerlos,
taurada y continuó imprimiendo documentos, colecciones y me- “encontrarían lo necesario para cubrir sus necesidades”. En esta
morias de los gobiernos local y federal. casa se promovería educación primaria y, para aquellos aptos para
Con el propósito central de mitigar la miseria en la ciudad, el trabajo, el establecimiento brindaría una ocupación en talle-
brindando albergue, alimento y educación a los mendigos, se en- res, que de alguna manera podrían contribuir con los gastos del
treveraron otros objetivos que promovieron la creación de la Junta asilo.19 En este contexto, el bienestar se entendía como la posibi-
Directiva del Asilo Particular de Mendigos. Como parte de una in- lidad de transformar a los mendigos en hombres y mujeres lim-
tensa campaña para la procuración de fondos, el proyecto se pu- pios, útiles y educados. Quien pudiera entonces cubrir esta ex-
blicó en diversos periódicos del país. Los resultados fueron pro- pectativa se mostraba como agente del progreso y la civilización.
vechosos y en los meses previos a la fundación del asilo se habían Para sostener el asilo, durante el verano previo a la inaugura-
suscrito de manera voluntaria 481 socios, quienes aportaron desde ción Díaz de León solicitó al gobierno federal la concesión de una
50 centavos hasta 70 pesos por semana. Con esta campaña de pro- lotería en beneficio del proyecto. Esta solicitud no comprometía la
curación de fondos, en julio de 1879 se recababan 227 pesos por injerencia del gobierno en la administración del asilo. Pero quizá
semana. Las “Comisiones” encargadas de “propagar constante- por esta condición, la respuesta de Porfirio Díaz fue contundente y
mente el deseo de hacer el bien” trabajaban arduamente y tocaban se negó la solicitud, señalando que las loterías se destinaban para
“finas cuerdas de la compasión” para sensibilizar a la población la explotación exclusiva de los proyectos del Estado. Quizá tam-
acerca de la necesidad de ayudar al desvalido de manera eficiente. bién la negativa de Díaz fue una manifestación más del conflicto
Ante la mendicidad, Díaz de León consideraba que “no sólo que suscitó el desplazamiento del Ayuntamiento en las funciones
los particulares, sino los ayuntamientos principalmente, están asistenciales entre el gobierno central y los regidores, que se pre-
obligados a procurar el bien de los desgraciados”. No obstante, sentaban en esta solicitud como miembros de la Junta del asilo.20
esgrimía que la participación del gobierno local entorpecería el De cualquier manera, durante el proceso de la fundación del
cumplimiento del objetivo del asilo debido al “cambio constan- asilo, la colaboración de las instancias públicas con el proyecto de
te de funcionarios y a las desventajas de los vaivenes políticos”.17 este grupo que se presentó como representante de los intereses
Tampoco creía que las “Conferencias”18 que se ocupaban de ali- privados no parecía muy sustantiva. Así, el propósito de mante-
viar a los desvalidos debieran participar en la fundación del asilo, ner al margen de la gestión del asilo a los funcionarios públicos,
pues “por su institución y su reglamento se concretan al socorro en los meses previos a la fundación, se cumplió cabalmente. Con
de personas determinadas”. Para Díaz de León, “la caridad” no el gobierno federal la distancia se mantuvo y este sólo tuvo inje-
debía “indagar origen, ni creencias, ni exigir más que una mano rencia, de manera extraordinaria, en un periodo crítico para el
que lo reciba”. La “misión” de este asilo se dirigía al “alivio de la asilo, en enero de 1883, cuando los recursos eran estrechos y se
mendicidad, pero no exclusivamente, pues también proyecta- aceptó un cuantioso donativo de la Secretaría de Gobernación,
ba auxilio a las familias pobres”. De acuerdo con la propuesta de con el cual se garantizó el traslado de las ancianas del Hospicio
Díaz de León, se contribuiría a poner un “coto a la prostitución de Pobres al Asilo Particular de Mendigos. En la relación con el
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Ayuntamiento, más que una larga disputa o una franca oposición, manos de funcionarios públicos, y conseguir, con ello, una co-
existía cierta confabulación. En los primeros meses de funda- lecta sustanciosa.21 Cabe recordar además que algunos miembros
ción, una aparente distancia con el municipio posibilitó sumar a de la Junta fungían como regidores del Cabildo de la ciudad de
otros grupos privados y legitimó su posición frente al proyecto de México. Desde la perspectiva de la corporación, el Ayuntamiento
centralización de la asistencia. bien pudo considerar su aportación como un medio para mante-
En la tercera sesión del Consejo, el 21 de agosto de 1879, se ner vigente la atribución de recoger a los mendigos y seguir fun-
informó de la compra de la finca ubicada en la calle Sur número giendo como benefactor de los pobres, aunque en una modalidad
7 de la colonia De los Arquitectos. De los 3 400 pesos que costa- que concedía a los privados un papel más destacado. Durante las
ba la casa, la Junta entregó a Francisco Somera, vendedor de la últimas décadas del siglo XIX, algunas funciones de la administra-
finca, la cantidad de 1 000 pesos, los cuales se habían recaudado ción pública, como la beneficencia, se fueron redistribuyendo en-
entre los socios. El dinero restante se pagaría en mensualidades tre el Ayuntamiento, el gobierno federal y el gobierno del Distrito
de 100 pesos. El financiamiento que concedió Somera no causó Federal, y pese a la centralización de hospicios y hospitales en 1877,
intereses y se consideró como una contribución benéfica para recoger a los mendigos de las calles o administrar los dormitorios
el proyecto. Con todo, el dinero era insuficiente y los fundado- públicos siguió siendo un quehacer de la corporación municipal.22
res del asilo reconocieron la imposibilidad de echar a andar el Cabe señalar que el desplazamiento del Ayuntamiento de la admi-
proyecto sin la participación de la corporación municipal. Para nistración directa de los hospicios y hospitales dejó a la corpora-
el acondicionamiento de la finca no alcanzaba el dinero y, a pe- ción con una obligación que difícilmente podía cubrir si carecía
sar del objetivo de llevar a cabo el proyecto de manera autónoma del control de los espacios en los que tradicionalmente se confi-
con respecto a las instancias gubernativas, en el primer mes de naba a los mendigos (Hospicio de Pobres, Tecpam de Santiago y
operaciones los fundadores solicitaron apoyo del Ayuntamiento, hospitales). Muy pronto, desde el primer mes de operaciones, el
que donó 1 000 pesos, quizá considerando las ventajas de contri- Ayuntamiento colaboró de forma directa con el asilo. El vínculo
buir con un servicio complementario para recoger a los mendi- se hizo cada vez más estrecho y en 1895, por solicitud de Díaz de
gos, pues al fin y al cabo esta función seguía siendo una atribución León, la administración del Asilo Particular de Mendigos pasó a
del Ayuntamiento. Para los arreglos de la casa, el 8 de agosto de manos del Ayuntamiento. Posteriormente, en 1903, el gobierno
1879 el Cabildo acordó otorgar a la Junta del asilo 1 000 pesos, y del Distrito Federal se hizo cargo del asilo; entonces, esta casa de
en agosto de 1879 concedió 1 000 pesos más. Luego, la Junta elevó asistencia dejó de llamarse Asilo Particular de Mendigos y adoptó
un voto de gracia al Ayuntamiento. Asimismo, con la corporación el nombre de su fundador: Asilo Francisco Díaz de León.23 A partir
integrada formalmente, se trataron los asuntos de provisión de de la estrecha relación entre instancias públicas y privadas, ad-
agua, que resultaba indispensable para cumplir con el propósito vertimos que lejos de una organización homogénea que se distin-
de limpieza y saneamiento de los asilados. guió por su relación frente al Estado, el auxilio a los necesitados se
El beneplácito de los miembros de la Junta respecto de la gestó en la interpelación de las autoridades y de particulares, que
pronta integración del Ayuntamiento nos hace pensar que la ex- atendieron la pobreza y la mendicidad cuando estas se concibie-
clusión de las autoridades de este proyecto fue sólo un argumen- ron como un problema central en la ciudad.
to efectivo para brindar cierta “confianza” a los benefactores que En esta lógica, para atender nuevas necesidades se crearon
veían con cierta sospecha la administración de sus donativos en nuevos establecimientos. El Asilo Particular de Mendigos fungió
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como el espacio en el que las autoridades locales remitieron a los En el Asilo se han suspendido las obras de construcción, por
indigentes, sobre todo a aquellos que deambulaban en las calles. escasez de recursos; los donativos mensuales han dismi-
Como señaló Pedro Rincón Gallardo, primer regidor en 1881: nuido; la carne y las semillas encarecen cada día más, por lo
cual, apenas se puede dar de comer a 200 asilados. La Junta
No existiendo ningún establecimiento municipal para men- que administra el establecimiento debe cerca de 8 000 pesos
digos, el Ayuntamiento de 1881 se limitó a auxiliar al be- a distintas personas que, bondadosamente, esperan el pago
néfico Asilo que para estos ha establecido una filantrópica sin intereses de ninguna especie. 46 meses hace que el Asilo
asociación de particulares. Así pues se adelantaron mensua- vive de la caridad: la caridad lo salvará.26
lidades, además de los 2 000 pesos, se otorgaron 200 pesos
mensuales y se permitió un salón para conciertos, libre de Cuando la mendicidad se miró como un problema que de-
contribución municipal.24 jaba a ciertos individuos desprovistos de cualquier seguridad, el
asilo se presentó como una alternativa que brindaba certezas para
De acuerdo con el registro de “movimientos de asilados” en la subsistencia: alimento, techo y educación. El objetivo era legí-
los meses de septiembre a noviembre de 1880, sabemos que de timo y el mayor empeño de los fundadores era conceder un lugar
los 87 indigentes que ingresaron, 49 de ellos solicitaron su ingre- de albergue “permanente” para los pobres. Conseguir esto exigía
so de manera voluntaria, 22 internos fueron consignados por las un compromiso constante de la solidaridad de los benefactores.
autoridades y catorce asilados se registraron como “reingreso de Francisco Díaz de León era un hombre reconocido, con cierto es-
interno”.25 Este documento muestra que, en efecto, el ingreso de tatus, con las credenciales para ser garante del proyecto y de su
los “mendigos” era mayoritariamente voluntario y que una terce- estabilidad. Pero, al parecer, la honorabilidad de un hombre ya
ra parte era remitida por las autoridades. De esta manera, que el no era suficiente para dar vida a una obra filantrópica. Así, otros
Cabildo apoyara los objetivos “filantrópicos” del Asilo Particular medios para robustecer la confianza se formularon en el asilo.
de Mendigos contribuyó a sostener el espacio donde se remitió a El mérito de esta casa de asistencia fue, sin duda, mantener las
los menesterosos que debían ser recogidos por el Ayuntamiento puertas abiertas y para ello la buena voluntad no bastó; una efi-
como parte de sus atribuciones. ciente campaña de recaudación de fondos fue construyendo día
con día la permanencia del Asilo Particular de Mendigos como un
servicio para ciertos habitantes de la capital.
% LA SOLIDARIDAD SE PROMUEVE & Una de las labores más importantes para conservar vigentes
las cuotas de los benefactores era reconocer y hacer públicos to-
Si bien hubo esfuerzos conjuntos de los gobiernos locales y fede- dos “los gestos de benevolencia” del individuo, de las asociacio-
rales para mantener esta casa de asistencia, los escasos recursos nes y de los gobiernos. Por disposición del fundador, todo cuanto
del establecimiento apenas cubrían el sostenimiento de los in- se recaudara y cada centavo que se gastó en el asilo se publicó en
ternos. Para acondicionar la casa y ampliar los servicios era ne- el boletín que se entregaba gratuitamente a los socios. Para ga-
cesario un esfuerzo extraordinario, que no siempre se conseguía. rantizar esta promesa del fundador, su imprenta publicó el bole-
En el verano de 1883 las condiciones eran precarias: tín, asumiendo los gastos de papel e impresión. Pablo Lascurain
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expuso que “la publicación de ese periódico era un deber que la internos. Se dispusieron algunos horarios y se exigieron ciertos
Junta tenía que llenar para con los suscriptores”.27 Entre otros ob- hábitos de limpieza, como presentarse “aseado” al comedor, a los
jetivos para la promoción de la obra filantrópica, el boletín fue talleres y a las escuelas.29
un instrumento para mantener la confianza de los benefactores En una fórmula social que consideraba dar, recibir y devol-
en el manejo eficiente de sus donativos. Y, en efecto, como se os- ver algo a la sociedad, los fundadores del asilo organizaron un
tentó, en esta obra de socorro al mendigo los fundadores fueron complejo sistema de recaudación de fondos para conseguir dine-
reconocidos por “las colonias extranjeras, la clase jornalera, los ro y lo necesario para brindar auxilio al indigente; además, entre
empleados, el comercio en pequeño, y personas poco afortuna- otros beneficios tangibles, la obra de asistencia ofrecía a la socie-
das”, quienes participaron “con lo que tenían” para aliviar la ino- dad reducir la mendicidad de las calles de la capital.
pia en la ciudad. El espacio público donde se había dado juego a El Asilo Particular de Mendigos se mantuvo de los donativos
la sospecha de un manejo dudoso por parte de los regidores de semanales de los socios, de las aportaciones extraordinarias de
los recursos destinados a los pobres era también donde se disi- los benefactores y de una donación sistemática del Ayuntamiento,
paba el recelo que pudo suscitar el desprestigio, y en su papel de que se incrementó paulatinamente. La aportación de los socios
miembros de la Junta Directiva del asilo recibían reconocimiento iba desde los seis centavos hasta los tres pesos mensuales que se
público y garantías de confianza con los donativos que las per- recolectaban, según informaban en el boletín, “entre más de mil
sonas “verdaderamente ricas” entregaron “como muestra de su personas”. La colecta la llevaban a cabo algunos funcionarios del
generosidad”.28 La filantropía daba cuenta así de un eficaz modelo asilo y las comisiones de promoción. No obstante, los recursos
para mantener limpias las conciencias. eran insuficientes para cubrir los gastos mensuales de la casa de
A propósito del reconocimiento público, cada año los fun- asistencia y los miembros de la Junta debían solicitar algo de su
dadores, los benefactores, los empleados y los internos se reu- peculio a los empresarios acaudalados, como donativos extraor-
nían en la capilla del asilo para conmemorar el aniversario de la dinarios con los que se cubría mes con mes la operación del asilo.
fundación de la casa. Con una misa de acción de gracias y la in- De enero a diciembre de 1883 se recibieron 92 donativos
vitación abierta para que se conocieran los adelantos que el asilo extraordinarios por un total de 6 519 pesos. Estos los otorgaron
había conseguido con los donativos de los benefactores, el quinto la Tesorería de la Beneficencia, la Colonia Francesa, la Sociedad
aniversario se llevó a cabo el 16 de noviembre. En 1884, la fiesta Filarmónica Francesa, la Junta Patriótica de la Sexta Demarcación
la organizó el administrador José Luis Gutiérrez, quien suplió a y 50 benefactores a título personal o de manera anónima. Cabe
Román Bracho después de su deceso en el mes de marzo de 1884. señalar la participación minoritaria de las mujeres en la Junta
Como cada aniversario, en el asilo se sirvió una ración extraordi- Directiva y como benefactoras. Ninguna mujer participó en la
naria de alimentos a los internos y, para destacar las nacionali- Junta Directiva y, si bien menos de 10% eran benefactoras del asi-
dades de los benefactores que habían contribuido ese año con el lo, de acuerdo con la lista de donaciones extraordinarias de 1883,
sostenimiento de la casa, en esa ocasión el patio central se adornó Manuela Moncada y Fabiana Sagredo aportaron casi una tercera
con 16 banderas de diferentes países. En ese año también se dio a parte del total de donativos extraordinarios en el año. Dada la vin-
conocer el Reglamento Interior del Asilo Particular de Mendigos, culación del asilo con el Ayuntamiento y la notable participación
que trazó algunas de las normas para la gestión administrativa de profesionales y hombres de empresa en esta obra, como otras
y estipuló las obligaciones de los vigilantes, los empleados y los organizaciones en México la dirección del asilo se masculinizó,
46 María Dolores Lorenzo Río

CUADRO 1. DONACIONES EXTRAORDINARIAS, 1883 (EN PESOS)

Nombre Cantidad Exhibiciones Nombre Cantidad Exhibiciones

Tesorería de la Beneficencia Pública 2 000.00 1 L. A. 18.40 1


Moncada, Manuela 1 000.00 1 J. A. 15.00 1
Incógnitos 566.30 6 Cuevas y Rubio, José 14.00 1
Sagredo de Symound, Fabiana 522.60 1 M. B. 12.00 1
Arzobispo 300.00 3 B. G. 10.00 1
Soc. Filarmónica Francesa 300.00 1 De la Fuente, Josefa 10.00 10
Bejarano, Ignacio 208.00 1 Cortina, José 8.00 1
Colonia Francesa 200.00 1 Torres Adalid, Javier 8.00 1
L. G. 200.00 1 Campero, Luis 5.10 1
L. L. por encargo 157.70 1 Boche, Alfredo 5.00 1
G. F. de F. (señora) 120.00 12 Ruiz, Manuel 5.00 1
Río de la Loza, Rafael 120.00 1 Vidal, Manuel 5.00 5
Devoto Virgen de Guadalupe 100.00 1 Villegas, Felipe 5.00 1
Rebollar, Rafael 100.00 2 Juárez de Mendiola, Margarita 4.00 2
Testamentaría de Mier de la Torre 100.00 1 Del Río, José María 3.10 1
Desconocido 60.70 2 Galán, Eduardo 3.00 1
Valencia, Pomposo 50.00 1 Servidumbre de G. de Escalante 3.00 1
Symonds 34.00 5 Lascurain 2.00 1
Guirand M. L. 30.00 1 Martín, Pedro 2.00 1
Junta Patriótica 27.30 1 Piloto Anastasio 2.00 1
Rosso de Rincón, Ana María 25.00 1 Profesoras de las escuelas municipales 1.80 1
Sainz, Ricardo 25.00 1 Cuevas, Jesús 1.00 1
Varios por conducto de Fuentes y Muñís 24.00 1 Gómez Valdez, Dolores 1.00 1
Morán, Luis G. 23.00 1 Jiménez, Fortunata 1.00 1
Aguilar, José 20.00 1 Presbítero Barba 1.00 1
Anzoategui 20.00 1 Muñoz 0.30 1
Linares, José 20.00 1 Total 6 519.00 92
Mier y Celis, Antonio 20.00 1

Fuente: el listado contiene el nombre del benefactor (individuo y sociedad) y la suma de las cantidades que donaron según los registros en los cortes de caja de enero a
diciembre de 1883. Datos tomados de “Donativos extraordinarios...”, publicados en El Asilo de Mendigos, de fechas 21 de mayo, 8 de julio y 8 de septiembre de 1883 y del
31 de octubre de 1884.
¿DE QUIÉN SON LOS POBRES? 47

mientras la labor de las mujeres se limitó con el argumento de la CUADRO 2. DONATIVOS EN ESPECIE Y VALOR ESTIMADO EN PESOS, 1883
secularización de la asistencia y su afán de separar los intereses
religiosos (identificados con grupos de mujeres, por ejemplo, las Nombre Especie Cantidad estimada por el asilo
Señoras de San Vicente) del ámbito público, restringiendo así la
participación de estas en el Asilo Particular de Mendigos.30 Ramos Guisasola, Eduardo Bizcochos 30.00
Otra manera de contribuir con la causa del asilo eran los Del Collado, José Comida 10.00
donativos en especie. Algunos eran muy sustanciosos. El año de Incógnito 4 Fruta 24.00
1883, los señores Albaitero y Arrache, por ejemplo, donaron en Inclán, Jacobo Fruta 3.00
especie el pan para los asilados con un valor promedio de 45 pe- Albaitero y Arrache Pan 501.00
sos mensuales. Otros enseres, como muletas, bastones, libros, Monasterio, Testamentaría Pan 11.00
útiles escolares, juguetes, sombreros, mantas y ropa usada, llega- Bueno A. Tomás Pan 23.50
ron al asilo para los internos. Como complemento a las raciones Cuevas y Rubio, José Pan 14.00
alimenticias se recibieron donaciones de garbanzo, arroz, sopas, Gomar, Francisco Velas y jabón 23.50
frijoles, chile, azúcar, pescado, cecina, leche, arvejón, jarras de
aguardiente y queso. También ciertos servicios, como las inhu- Fuente: Este cuadro es el resultado de la suma de las cantidades que el administra-
maciones (caja, carro y traslado al panteón) de los cadáveres de dor del asilo estipuló para los donativos en especie en los cortes de caja de enero a
los asilados que morían en el establecimiento, los prestaba con diciembre de 1883. Se consideraron en este cuadro los enseres a los que se les dio un
cierta rebaja la señora Zamora de García. Los cigarros para los valor en pesos. Datos tomados de “Donativos en especie...”, publicados en El Asilo de
ancianos los donaron los empresarios españoles Manuel Rivero Mendigos de fechas 21 de mayo, 8 de julio y 8 de septiembre de 1883, así como de
(5 841 cigarros) y Remigio Noriega (907 cigarros). “Donativos diversos...” de fecha 31 de octubre de 1884 de esta misma publicación.
Además del dinero de la colecta semanal, de los donativos
extraordinarios y de los donativos en especie, el poder de con-
vocatoria de los artistas y los dramaturgos fue significativo en la que se usaron para cubrir 700 pesos de un adeudo vencido y con-
tarea de sumar esfuerzos en beneficio de la población menestero- tribuyeron con los gastos de la construcción del departamento
sa. El uso del espectáculo con objetivos filantrópicos mostraba la de hombres, además de que se compraron diversos enseres para
preocupación y la “simpatía” de las elites frente a los “desvalidos”. la operación del establecimiento.31 Otras compañías, como la de
El Ayuntamiento, que otorgaba los permisos para las diversiones monsieur Jules Labadie, dedicaban los productos de una función
públicas, se adhirió a la causa y contribuyó con la autorización y al Asilo Particular de Mendigos. El 21 de julio de 1883, Labadie
la exención del pago del derecho a la Tesorería Municipal. La no- donó los fondos recaudados en la kermés que celebró la Colonia
che del 9 de noviembre de 1879, en un salón improvisado en el Francesa en el Tívoli de San Cosme para conmemorar el 14 de ju-
Zócalo, la Compañía de Fourcade y Goupil organizó un concierto lio. Francisco Díaz de León envió una carta de agradecimiento a
en beneficio del asilo. Concurrieron al concierto, según señala la “esa muestra de patriotismo, que engrandece el 89 que marcó la
reseña, “la sociedad mexicana” y miembros de las colonias ale- era bendita de la libertad y aún da sus frutos a los pobres”.32
mana, francesa y española, todos con el propósito de “socorrer El asilo era la materialización de una necesidad atendi-
a los menesterosos”. Del concierto se recabaron 2 663.78 pesos, da, aunque incompleta. Pese a los esfuerzos y los compromisos
48 María Dolores Lorenzo Río

cumplidos con los benefactores, la construcción de los dormi- los internos, se instaló un teléfono acústico que comunicaba la
torios se había suspendido. A duras penas se cubrían las racio- administración con el dormitorio de mujeres, por un costo de 17
nes diarias para los internos. Por falta de local, la Junta Directiva pesos. Suponemos que los internos no cobraron por su trabajo; a
había negado el ingreso a ciertas familias, y el panorama no era cambio, contribuyeron con el proyecto del asilo y así consiguie-
alentador, pues las suscripciones de los socios disminuían mes ron un teléfono “con un pito de alarma capaz de despertar a una
con mes y los donativos extraordinarios se ocupaban para man- persona dormida”, además de la instalación para otros cuartos
tener en operación el asilo. En octubre de 1883 se interrumpió “sin sensible gasto nuevo”.34
la construcción del edificio proyectado por Miguel Díaz de León En este clima de “responsabilidad compartida” prosperó la
y Juan Cardona en 1879. No obstante, los asilados seguían reci- solidaridad de los que podían brindar algo a los pobres.
biendo albergue en esta casa de asistencia que exigía adecuacio-
nes para la vigilancia y buen funcionamiento.
Para cubrir algunas “necesidades” a partir de los servicios % UNA GESTIÓN EFICIENTE &
que prometían calidad y eficiencia en el desempeño de las acti-
vidades cotidianas, con los recursos que pudieron conseguir los La propaganda de una gestión eficiente en las cuentas del asilo y la
empleados del asilo se ajustaban a las exigencias sanitarias de difusión de los donativos eran instrumentos centrales para con-
una ciudad que pretendía erradicar el contagio y la infección del servar la confianza de los benefactores y una eficaz fuente genera-
tifus. En el informe del administrador de octubre de 1884 se os- dora de prestigio social. Todos los ingresos, incluso los más ínfi-
tentaba, como una muestra vital para la existencia del recinto, mos, se registraban en la cuenta. Algunos comerciantes colocaron
que “el aseo y la buena ventilación han cerrado la puerta a toda “cepos” en sus establecimientos; estos eran utensilios de madera
enfermedad reinante, y sólo dos casos de tifus, muy distantes o de lámina en forma de cajas que servían para contener el dine-
entre sí, se han dado”.33 Con el donativo de Ceballos se había ro que se recolectaba a favor del asilo. Desde 25 centavos hasta 60
instalado un baño de regadera y, como estaba “un poco descom- pesos se podían recaudar en cada cepo. La Alberca Pane, el Círculo
puesto”, los asilados lo habían reparado. Para baños tibios en dos Alemán, las cantinas Mississippi y El Paraíso Terrestre, el estan-
tinas de zinc, los asilados también habían hecho las compostu- quillo Turquesa, la peluquería Elegancia, el colegio D. A. Fournier,
ras. Atendiendo el estado lamentable de los fondos del asilo, “no el café de D. J. Minetti, la botica de Luis Paüer, la tabaquería El
era prudente” pensar en instalar un teléfono que comunicara al Gallito, la fábrica La Sultana y algunos templos, como los de Santa
departamento de mujeres con el edificio. Este cuarto quedaba Catalina, de Jesús María y del Sagrado Corazón, además de los ce-
aislado por las noches y difícilmente podía atenderse una “enfer- pos de la Lotería Nacional y del Asilo Particular de Mendigos, con-
medad súbita” o cualquier otra emergencia. El administrador no tribuyeron, entre otros, con la colecta (véase gráfica 1).
pudo conseguir en el mercado la instalación por menos de 80 pe- Para la organización del asilo no bastó el reconocimiento
sos, y después de hablarlo con el presidente del Consejo se resol- público de la benevolencia (material) de los benefactores; era
vió hacerlo con la ayuda de los asilados. “Considerando su poca necesario demostrar que la gestión de los recursos cumplía con
aptitud física por su edad avanzada y penosas enfermedades”, el los criterios ordenados de una administración eficiente. Por ello
administrador supuso que la instalación se haría en mayor tiem- se mostró que los gastos se ajustaban al dinero que ingresaba mes
po, aunque con menor costo. Aprovechando la mano de obra de con mes para el sostenimiento de la casa de asistencia. Si bien
¿DE QUIÉN SON LOS POBRES? 49

GRÁFICA 1. DINERO RECAUDADO EN CEPOS POR GIRO COMERCIAL, 1883

140

120

100

80

60

40

20

da
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ías

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Fuente: Datos tomados de “Donativos en especie...”, publicados en El Asilo de Mendigos de fechas 21 de mayo, 8 de julio y 8 de septiembre de 1883, así como de “Dona-
tivos diversos...” de fecha 31 de octubre de 1884 de esta misma publicación.

paulatinamente el número de internos que ingresaba al asilo se Como un aspecto “digno” de mencionarse en periodo de
incrementó (de 183 asilados en 1879 a 259 en 1883), con un pro- escasez, el 21 de mayo de 1883 se informó a la Junta que para la
medio de 2 000 pesos mensuales se sostuvo el albergue para los cena de los internos se había aumentado un “plato de arroz”. Esto
indigentes. Quizá las raciones de alimento se reducían en perio- incrementó el valor de la ración a diez centavos, pero, como ex-
dos de escasez, quizá siempre eran justas. Todo se aprovechaba: puso el administrador, “por la carestía de carne y de semillas que
los trapos viejos se transformaban en vendas y los desperdicios hay en la capital” el precio que pagaron fue de nueve centavos.35
de cera, en velas. Cuando hubo ingresos extraordinarios se des- Lejos del conflicto con los acaparadores y más allá de los recla-
tinaron para la construcción o ampliación del plantel o bien para mos por el alza de los precios, un plato de arroz se miró como una
rescatar el servicio del asilo de un periodo de crisis. ventaja significativa en la alimentación de los pobres. La colecta
50 María Dolores Lorenzo Río

voluntaria de un grupo de empresarios de la ciudad se presentó federal, de los empresarios y de los comerciantes (grandes y pe-
como el instrumento para redimir las carencias de los indigentes. queños), de los filántropos notables y de los pequeños donativos
La gráfica 2 representa los ingresos y los egresos del asilo en de los bienhechores. La Iglesia no contribuyó de manera formal
una muestra aleatoria de la información publicada en sus boleti- con el sostenimiento del asilo. No obstante, el arzobispo, a títu-
nes. Con esta muestra, podemos inferir cierta tendencia estadística lo personal, hizo algunos donativos y otros católicos en carácter
de la cuenta general de la casa de asistencia. Sabemos que el gasto “anónimo” o como “incógnito”, siguiendo la máxima de “cuando
promedio fue de 2 000 pesos; asimismo, pudimos reconocer mo- des limosna no lo publiques al son de trompetas”, cooperaron con
vimientos extraordinarios. Siguiendo esta información y cotejando esta casa de asistencia. Los servicios religiosos los celebraban los
con la cuenta mensual de resultados, se observa que en 1879 el do- párrocos de San Cosme y, si bien en el reglamento del asilo, pu-
nativo extraordinario de 2 000 pesos que aportó el Ayuntamiento blicado en 1884, la religión del establecimiento era la católica, las
se ocupó para el acondicionamiento e inauguración del asilo; tam- organizaciones religiosas no participaron en la administración
bién contribuyó con este incremento el dinero recabado en un del albergue de indigentes, ni había una condición formal que
concierto celebrado en el Zócalo. Como en los primeros meses de obligara a los asilados a pertenecer a esta religión. Cabe señalar
operaciones del asilo, el otro ingreso extraordinario que se observa que en el asilo había una capilla en la que se celebraba misa to-
en la gráfica corresponde al año de 1887, cuando se llevó a cabo una dos los días festivos y el reglamento estipuló que los empleados,
obra de ampliación que se pagó con el dinero que recabaron de otro a diferencia de los asilados, sí debían ser católicos. Los servicios
concierto de la compañía La Patti (889 pesos); además recibieron religiosos se entendían como un instrumento de la moral que de-
de un “bienhechor” (anónimo) la cantidad de 3 000 pesos, que se bía imperar en el lugar. En este sentido, la moralización de los
usaron también en la ampliación del plantel.36 internos se otorgaba de manera gratuita a través de los servicios
Otros donativos, como el de 2 000 pesos que hizo el gobierno religiosos que prestaban los párrocos de las iglesias cercanas,
federal en 1883, cuando se trasladaron las ancianas del Hospicio de como la de San Cosme.38
Pobres, en realidad, más que incrementar los ingresos, sirvió para El Asilo Particular de Mendigos se concebía como una obra
que el asilo no sucumbiera en franca crisis, pues, como se observa benéfica que contribuía con “progreso civilizado”. De acuerdo
en la gráfica 2, los años de 1883 y 1884 no fueron muy prósperos. con un artículo publicado en el boletín mensual:
Asimismo, en marzo y agosto de 1883, la casa de asistencia pudo
seguir operando gracias a “un crédito pasivo” que otorgaron “dos En toda sociedad que pretende estar bien organizada sur-
amigos” del asilo por 762 pesos. Otros medios que posibilitaron su gen por fuerza necesidades que son tanto más apremiantes
funcionamiento fueron los legados: en 1885, Concepción Moncada cuanto que la sociedad propende o se encamina al progreso
otorgó (testamentaría) un legado de 500 pesos y en julio de 1886 civilizado que es el determinante del apogeo de los pueblos.
otros 500 pesos fueron entregados al asilo por la testamentaría del Esas necesidades se traducen ya en mejoras materiales, ya
padre de José I. Limantur; a este último donativo se sumó el legado en instituciones civiles y adelantos científicos y ya también
de 875 pesos que José Gómez de la Vega dejó al asilo.37 en obras de pública beneficencia.39
Con base en esta información corroboramos el plantea-
miento de que el Asilo Particular de Mendigos operó cuando El entramado institucional, la conjugación de intereses, los
se entreveraron los recursos del gobierno local, del gobierno esfuerzos por conseguir donativos y el sometimiento a un gasto
¿DE QUIÉN SON LOS POBRES? 51

GRÁFICA 2. REGISTROS DE LA CUENTA GENERAL, 1879-1888

5 000
Ingreso
4 500
Egresos
4 000
Diferencia
3 500

3 000

2 500

2 000

1 500

1 000

500

0
01/11/1879
01/07/1880
01/11/1880
01/03/1882
01/09/1882
01/05/1883
1/7/1883
1/9/1883
1/11/1883
1/1/1884
1/3/1884
1/5/1884
1/7/1884
1/9/1884
1/11/1884
1/1/1885
1/3/1885
1/5/1885
1/7/1885
1/9/1885
1/11/1885
1/1/1886
1/3/1886
1/5/1886
1/7/1886
1/9/1886
1/11/1886
1/1/1887
1/3/1887
1/5/1887
1/7/1887
1/11/1887
1/1/1888
1/3/1888
1/5/1888
Fuente: Cortes de caja, ingresos y egresos, El Asilo de Mendigos, 1879-1888.

muy estricto para brindar a los indigentes techo, alimento y edu- amplio reconocimiento social por su obra y, posiblemente, tam-
cación conformaron el Asilo Particular de Mendigos, pero tam- bién algunos indigentes se vieron favorecidos, según afirmaban las
bién es de notar que, reconociendo los límites de los hombres y autoridades, cuando pudieron realizar sus andanzas callejeras sin
las mujeres que ingresaban en el asilo, los beneficiarios no reci- la amenaza de perder el alojamiento o la ración alimenticia, pues
bieron el auxilio de manera pasiva y cuando pudieron participa- el auxilio que brindaba el Asilo Particular de Mendigos no exigía el
ron en la construcción del establecimiento y se sometieron, quizá internamiento forzoso de los indigentes. Más allá de una historia
porque no tenían otra opción, al régimen estrecho de los recursos de la institución, que sería por demás interesante, hemos queri-
de la beneficencia. do mostrar que las elites eran grupos con intereses muy diversos,
A manera de conclusión podemos señalar que los benefac- que se vincularon con las autoridades para propósitos específicos
tores privados, encabezados por Díaz de León, consiguieron un y que, sobre todo, en el proyecto del Asilo Particular de Mendigos,
52 María Dolores Lorenzo Río

el espectro social que participó no estaba limitado a los grupos no- resolver la deuda inglesa, empresarios, comerciantes y autorida-
tables de la sociedad, sino que a través de una aquilatada campaña des de la capital se organizaron para brindar un medio de subsis-
de recaudación de fondos se involucró a sectores medios que fue- tencia a los indigentes, que además debía retribuir a la sociedad
ron fortaleciendo las operaciones de la asistencia en la ciudad. con un tratamiento eficiente de la mendicidad. Valga señalar que
El bienio 1883-1884 no supuso un antes y un después para esta obra de “caridad pública” les concedió prestigio social a los
la asistencia en México, pero en una ciudad donde la miseria promotores, pues el auxilio a los mendigos se concibió como un
se percibía como un mal social, representa una coyuntura para quehacer filantrópico que contribuía al bienestar social. Al mirar
mirar los deseos y las prácticas que brindaban auxilio a los po- la relación entre la asistencia privada y la asistencia pública, las
bres. En este bienio, mientras algunos grupos de la población se vetas que permiten entender la construcción de las políticas so-
amotinaron en las calles para exigir “precios justos” al gobierno ciales son complejas y consideramos que merece la pena seguir
por los productos de primera necesidad y otros se ocuparon de explorando estos vínculos en otros contextos.&

NOTAS

* Agradezco a Fausta Gantús, Diego Pulido, Carmen Salinas, Martha desapareció y la segunda quedó separada de la Dirección. Entre 1877 y
Santillán, Elisa Speckman y Enriqueta Quiroz sus observaciones y 1905, nuevas instituciones, como la Escuela Correccional, se sumaron a
comentarios. la Beneficencia Pública y estas se ciñeron a los ámbitos de acción traza-
1
El Asilo de Mendigos, 8 de septiembre de 1883, p. 4. La ración alimenticia dos por la Dirección. Abadiano, Establecimientos, 1878; Peza, Beneficencia,
se calculaba en doce centavos diarios. 1881; García, Informe, 1907, y Fuentes, Asistencia, 1998, p. 52.
2
Respecto de la compleja relación entre la asistencia pública y la asistencia 5
Reglamento de la Dirección de Beneficencia Pública, 30 de noviembre de
privada en la conformación de los sistemas asistenciales urbanos en Europa 1880, en Memoria, 1884, pp. 5-22.
y América, véase Carasa, Pauperismo, 1992; Esteban de Vega, “Asistencia”, 6
Archivo Histórico de la Secretaría de Salud (en adelante AHSS),
1992; Cavallo, Charity, 1995; Moreno, Política, 2000; Castro, Caridad, 2007, Beneficencia pública, Dirección, Dirección General, leg. 4, exp. 16, 2 de
y González, González y Soriano, Temprana, 2010. Por otro lado, el entreve- febrero de 1880.
rado institucional y la disyuntiva entre centralizar la asistencia y conceder 7
Archivo Histórico del Distrito Federal (en adelante AHDF), Beneficencia,
su administración a los gobiernos locales era un aspecto poco definido a vol. 415, doc. 37. Durante los primeros meses de 1880, los regidores dis-
finales del siglo XIX, como mostró Ariel Rodríguez Kuri para el caso de la cutieron la inconstitucionalidad de la circular de 1879; entre los posibles
ciudad de México: Rodríguez, Experiencia, 1996, pp. 137-145. argumentos para arremeter contra la Junta de la Beneficencia, el Cabildo
3
Lorenzo, Estado, 2011, pp. 27 y 86. señalaba que el gobierno federal no tenía facultades para legislar lo rela-
4
En 1877, dependían de la Dirección de Beneficencia Pública en la ciudad tivo a los establecimientos de la Beneficencia.
de México los hospitales de San Andrés, San Hipólito, el Divino Salvador, 8
AHSS, Beneficencia pública, Dirección, Dirección General, leg. 6, exp. 6.
Juárez, Morelos, la Casa Cuna, el Hospicio de Pobres, el Tecpam de 9
Quejerazu dejó de aparecer como parte de la Junta Directiva, pero no te-
Santiago (denominada oficialmente Escuela Industrial de Huérfanos), el nemos hasta ahora datos de su renuncia o quizá fallecimiento.
Consejo de Salubridad y la Casa Cuna. En 1877, la Inspección de Vacuna 10
Ludlow, “Banco”, 1990, p. 1021.
y el Consejo Superior de Salubridad también dependían de la Dirección 11
AHSS, Beneficencia pública, Establecimientos educativos, Escuela indus-
de Beneficencia Pública. No obstante, a partir de 1879, la primera trial, leg, 3, 24, 21 de marzo de 1879.
¿DE QUIÉN SON LOS POBRES? 53

12
Respecto de Carlos Godard, los datos que hasta ahora he podido recopilar presión para desplazar de sus funciones asistenciales a la corporación,
son escasos. Es posible que fuera propietario de una casa de representación en aras de una centralización administrativa del ramo público. Lorenzo,
de instrumentos musicales y con ello estuviera vinculado a los altos círculos Estado, 2011, pp. 97-98.
de la cultura capitalina, pues en la Escuela Industrial de Huérfanos le com- 22
Rodríguez, Experiencia, 1996, pp. 29-30.
praron cuerdas para los instrumentos de los internos a la Casa Godard. 23
Aún no hemos localizado números de El Asilo de Mendigos posteriores a
13
Peza, Beneficencia, 1881, p. 127. 1888. Memoria, 1896; AHDF, Ayuntamiento, Beneficencia Asilos, vol. 416,
14
Rodríguez, Experiencia, 1996, p. 61; AHSS, Beneficencia pública, Dirección, doc. 104; AHDF, Ayuntamiento, Beneficencia Asilos [1843-1899] vol. 416,
Dirección General, leg. 4, exp. 16, 2 de febrero de 1880, y Lorenzo, Estado, docs. 101 y 104; González, Historia, 1957, p. 516; Junta de Beneficencia
2011, p. 101. Una compilación de sus discursos en el Ayuntamiento en Privada, Memoria, 1934, y Rodríguez, Experiencia, 1996, p. 73.
Domínguez, Obras, 1909. 24
AH-CARSO, fondo DCCXVI-5, 8 de marzo de 1897, y Rincón, Discurso, 1882, p. 21.
15
AHSS, Beneficencia pública, Dirección, Dirección General, leg. 6, exp. 22, 25
El Asilo de Mendigos, 15 de enero de 1881, pp. 12-15.
26 de noviembre de 1880. 26
Ibid., 8 de julio de 1883, p. 2.
16
Fausta Gantús me permitió la consulta de su base de datos de regidores 27
Ibid., 15 de octubre de 1880, p. 1.
y síndicos del Ayuntamiento, con la cual pude elaborar de manera más 28
Ibid., pp. 6-7.
compleja aspectos del perfil sociopolítico de la Junta Directiva del Asilo 29
Ibid., 31 de octubre de 1884, p. 1.
Particular de Mendigos. 30
Lorenzo, Estado, 2011, pp. 109-111.
17
Como se muestra en el capítulo "¿Quién gobierna la ciudad?" de Alicia 31
El Asilo de Mendigos, 6 de diciembre de 1879, p. 4.
Salmerón, en el t. I de esta obra, los cargos en la administración de ramos 32
AH-CARSO, fondo DCCXVI-5, carta de Díaz de León, 21 de julio de 1883.
del Ayuntamiento se caracterizaron, contrario a los argumentos de Díaz 33
El Asilo de Mendigos, 31 de octubre de 1884, p. 2.
de León, por la permanencia de ciertos hombres notables. 34
Ibid.
18
Es muy probable que Díaz de León se refiriera a las Conferencias de San 35
Ibid., 21 de mayo de 1883, p. 2.
Vicente de Paul, que tuvieron un impacto significativo en el proceso de 36
Ibid., 31 de octubre de 1887, pp. 3-5.
secularización de la asistencia pública en las últimas décadas del siglo XIX. 37
“Corte de caja del 31 de agosto de 1883”, El Asilo de Mendigos, 8 de septiem-
Arrom, “Señoras”, 2007. bre de 1883, p. 2; “Corte de caja del 30 de abril de 1885 y 31 de mayo de
19
El Asilo de Mendigos, 1 de julio de 1879, pp. 4-5. 1885”, en ibid., 31 de julio de 1885, pp. 9-10, y “Corte de caja del 30 de julio
20
Archivo Histórico Grupo Carso (en adelante AH-CARSO), fondo DCCXVI-5 de 1886”, en ibid., 17 de octubre de 1886, p. 6.
1879-1897. El 10 de junio de 1879 Díaz de León solicitó a Díaz permiso 38
“Reglamento”, en El Asilo de Mendigos, 31 de octubre de 1884, p. 14.
para establecer una lotería. 39
Ibid., 15 de marzo de 1884, p. 11.
21
En esos meses, la denuncia de los diversos actos de corrupción de regi-
dores del Ayuntamiento se ventiló en la prensa como un instrumento de
54 María Dolores Lorenzo Río

FUENTES CONSULTADAS

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