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J, Lynch; “Administración colonial española, 1782-1810.

El sistema de
intendencias en el Virreinato del Río de la Plata”

Cap. IV: “El establecimiento del sistema de intendencias en el Virreinato del Río
de la Plata”

La Ordenanza de Intendentes de 1783 es la culminación de un largo proceso


de integración y simplificación de los territorios coloniales para facilitar el
contacto y la autoridad, la organización y la supervisión española.

Anteriormente a la Ordenanza, las divisiones políticas eran ineficaces y hacían


imposible la supervisión de los gobernadores. La región estaba dividida en tres
provincias (en este caso, provincias o gobernaciones es lo mismo): Paraguay,
R de la Plata y Tucumán.

A mitad del s XVIII, la parte este de la provincia del Rio de la Plata se dividió en
las gobernaciones de Montevideo y las Misiones. En 1766 se crea el gobierno
de las Islas Malvinas, también dependiente de Bs As. Aquí se ve la
preeminencia de Bs As, que se va a consolidar con la creación del Virreinato
(1776), que comprendía las gobernaciones del Río de la Plata, Montevideo,
Misiones, Malvinas, Paraguay y Tucumán, junto con la presidencia de Charcas
y los territorios de las ciudades de Mendoza y San Juan del Pico, que antes
eran parte del corregimiento chileno de Cuyo.

A su vez, estas jurisdicciones eran gobernadas por gobernadores (R de la P,


Paraguay y Tucumán) y corregidores (Cuyo y los distritos del Alto Perú).
Formalmente no había diferencias, pero empíricamente los gobernadores
tenían mayor autoridad. Los deberes de ambos eran los mismos: el deber
político (informar y recomendar al virrey o a la Corona y presidir los cabildos) y
judicial. Eran supervisados por la Audiencia de Charcas y el virrey.

La Ordenanza dio fin y completó el proceso de integración territorial. El


Virreinato quedó dividido en 8 intendencias: Intendencia General de Ejército y
de Provincia (era la intendencia de Bs As); las demás intendencias eran
provinciales: Paraguay, La Plata (o de Charcas), Cochabamba, La Paz, Potosí,
Córdoba y Salta. De 1784 a 1796 existió también la Intendencia de Puno.

Los intendentes se hicieron cargo de los cuatro departamentos: justicia


(dependía de la Audiencia de Charcas), administración general (dependía del
virrey), hacienda (dependía del superintendente de Bs As) y guerra (dependía
del virrey). En cuanto al departamento de guerra, los intendentes no tenían
derecho de mando efectivo sino de supervisión. El superintendente de Bs As
era, a su vez, intendente de Bs As y jefe financiero de Bs As.

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Al margen del sistema de intendencias hubo cuatro gobernaciones que estaban
en zonas fronterizas: Montevideo, las Misiones, Moxos y Chiquitos. Eran
liderados por gobernadores militares q tenían sólo tres atribuciones: guerra,
policía y justicia. En el tema judicial estaban subordinados a la Audiencia de
Charcas y en la real hacienda al superintendente. Dependían también del virrey
por ser regiones fronterizas con ejércitos.

II

Los intendentes eran elegidos por buena disposición en el servicio al rey y esto
se daba mayormente en el ejército. Por eso, los intendentes no eran políticos
brillantes, pero sí fuertes y competentes. Además, tenían un salario.

Los intendentes tenían secretarios, llamados subdelegados, encargados de los


partidos de la intendencia. Poseían los tres departamentos de administración
general, hacienda y guerra. En cuanto a la justicia podían atender casos
contenciosos de hacienda y guerra pero sólo para prepararlos para el dictamen
judicial a manos del intendente.

Sin embargo, esta era una posición sin sueldo y en zonas lejanas, pobladas por
indígenas hostiles. Teniendo en cuenta q este cargo se otorgaba sólo a
españoles peninsulares, estos últimos no se veían atraídos y comenzaron a
cometer actos de despotismo y corrupción. En base a esto, cada vez más se
nombró a criollos en este puesto.

III

En lo que respecta a la administración de justicia, los intendentes la ponían en


manos de tenientes letrados que ejercían sus funciones en relación a la justicia
civil y criminal sólo en la capital de la intendencia. Sus apelaciones se llevaban
a la Audiencia.

En los distritos de cada intendencia existían alcaldes ordinarios con los mismos
poderes.

Con la supresión del superintendente en 1788, por interferencia de sus


funciones con las del virrey, las facultades de ese cargo pasaron al virrey.

IV

En compensación del apoyo brindado a la empresa misionera en los primeros


días de la colonización, la Iglesia otorgó a la Corona el privilegio de designar
obispos y otros beneficios. Esto es el derecho de patronazgo. Pero éste se fue
transformando en un hecho político y la Corona dominó políticamente a la
Iglesia.

Los intendentes fueron quienes ejercieron el vicepatronazgo, salvo el de Bs As,


que era el virrey. La aplicación del vicepatronazgo en el sistema de

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intendencias tuvo la dificultad de q las diócesis eclesiásticas no coincidían con
los territorios de las intendencias. Por lo tanto, podía pasar q el obispo viviera
en una jurisdicción eclesiástica y el intendente en otra.

Con las críticas a este vicepatronazgo “político”, en 1795 se concedió el


vicepatronazgo a los intendentes sólo en calidad de subdelegados de los
respectivos propietarios: virrey y presidente de la Audiencia de Charcas.

Cap. IV: “El intendente y la real hacienda”

¿Por qué se le dio importancia a la real hacienda y a las finanzas?

Carlos III hizo de las finanzas la piedra angular de las reformas porque, tras el
reinado de los Habsburgo, España había quedado desorganizada, pero
también por la situación en que había quedado tras las guerras y el peligro q
significaba la fuerza ultramarina de G Bretaña (para lo cual se debía aumentar
el caudal de guerra). Esto hizo q los gastos públicos crecieran, por lo q se
debía aumentar y mejorar la explotación de recursos y la administración.

Hubo tres problemas financieros ante los cuales se encontraron los borbones:
la deshonestidad de los mal remunerados funcionarios de real hacienda
(herencia de la costumbre de vender oficios), agricultura y minería
improductivas, circulación de riquezas asociada al contrabando.

Se reformaron los órganos administrativos en beneficio de una mayor


centralización:

● Creación de las secretarías de Despacho, o ministerios individuales. El


Secretario o Ministro de Indias era el jefe supremo de la real hacienda
colonial
● Dentro de las colonias, el gobierno superior de la real hacienda siempre
estuvo asignado al virrey. Pero durante la segunda mitad del s XVIII el
virrey tenía cada vez más funciones financieras, hasta q en 1778 surge
la figura competitiva del superintendente
● 1767: se crea la contaduría mayor de cuentas de Bs As
● 1778: superintendencia de real hacienda en Bs As
● 1778: establecimiento de la aduana de Bs As, encargada de la
recolección de ingresos e impuestos del comercio de Bs As. Pero, al
cubrir los ingresos aduaneros gran parte de los gastos administrativos
virreinales, esta institución cobró importancia en la real hacienda
● Visitas o inspecciones generales de los virreinatos
● Para aliviar la carga del superintendente se creó una junta superior de
real hacienda
● La dirección de las rentas reales en cada provincia se hallaba bajo la
jurisdicción del intendente, q contaba con una junta provincial de real
hacienda

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● En los distritos pertenecientes a las intendencias los subdelegados eran
jueces de primera instancia en materia de real hacienda, aunque la
resolución de los casos se concedió a los intendentes
● Cada intendencia tuvo una caja principal, q fue el centro de recaudación
y contabilización de impuestos. A su vez había cajas subordinadas que
pasaban sus recaudaciones a las cajas principales
● La Ordenanza ordenó las fuentes tradicionales de las rentas reales: el
real tributo, encomendado a los alcaldes ordinarios y tenientes ministros
de real hacienda, el quinto real (de oro, plata, cobre u otro metal) y la
alcabala (impuesto a la compra).
● La Corona, a través de sus funcionarios especializados, comenzó a
administrar directamente algunos impuestos antes arrendados a
individuos e instituciones. Ej: surgimiento de las casas de monedas.

Este formidable programa financiero no producía una innovación revolucionaria


en cuanto a las prácticas financieras, sino q canalizó todas las cuestiones de la
real hacienda hacia el intendente para q haya eficiencia y honestidad.

Hasta q murió Gálvez, las reformas se mantuvieron de manera firme, pero


luego de este hecho hubo una lucha contra los innovadores q se reflejó en la
guerra entre el virrey y el superintendente por una superposición de funciones e
hizo q se aboliera la superintendencia y el virrey se convirtiera no sólo en el
superintendente de todo el virreinato, sino también en intendente de la
provincia de Bs As.

El sistema de intendencias, inicialmente, generó signos alentadores, pero


rápidamente se perdieron las esperanzas de organizar el sistema financiero,
corrompido por la venta de cargos y la protección oficial. El mayor obstáculo
para el progreso de la real hacienda fue la paralización del comercio exterior
debido a la guerra con G Bretaña (1796 a 1802). Las colonias sufrieron gran
escasez de productos de Europa y no pudieron exportar frutos nacionales. Por
tanto, en 1797 se admitió el ingreso de mercancías foráneas, transportadas en
barcos neutrales.

Más allá de q los ingresos fiscales aumentaron en 1802, las invasiones


inglesas dieron a la real hacienda un golpe del q jamás se recuperó.

Hay que tener en cuenta, también, que gran parte de las rentas del virreinato
se las llevó el contrabando.

EVOLUCIONES

1. El mundo. 1780-1790

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I. La consecuencia más importante de la doble revolución (francesa, de
carácter político, e inglesa, de carácter industrial, fue el establecimiento del
dominio del globo por parte de unos cuantos regímenes occidentales sin
paralelo en la historia. Los viejos imperio y civilizaciones del mundo se
derrumbaban y capitulaban. La India se convirtió en una provincia administrada
por procónsules británicos, los estados islámicos fueron sacudidos por terribles
crisis, África quedó vierta a la conquista directa. Incluso el gran Imperio chino
se vio obligado, en 1839-1842,a abrir sus fronteras a la explotación occidental.
En 1848 nada se oponía a la conquista occidental e los territorios. El progreso
de la empresa capitalista occidental sólo era cuestión de tiempo. Pero en el
seno de la sociedad burguesa nace una nueva ideología, contradicción de la
doble revolución. La sociedad comunista que comenzó como un fantasma,
recorrió Europa y se apoderó de gran parte de ella tiempo después.

El mundo cambió “demasiado rápido”. Entre 1760 y final de siglos, el


viaje entre Glasgow y Londres se acortó de diez días a 62 horas… aunque esto
solo sucedía en zonas contadas. El resto del globo estaba masivamente
incomunicado. Las carretas eran usadas tanto para el transporte de personas
como para el de mercancías (especialmente el correos). Vivir cerca del mar era
vivir cerca del mundo: Sevilla era más accesible desde Vera Cruz que desde
Valladolid. De todos los empleados del Estado, quizá sólo los militares de
carrera podían esperar vivir una vida un poco errante, de la que sólo les
consolaba la variedad e vinos, mujeres y caballos de su país.

II. El problema agrario era por eso fundamental en el mundo de 1789, y es


fácil comprender por qué los fisiócratas consideraron indiscutible que la tierra, y
la renta de la tierra, eran la única fuente de ingresos. Y que el eje del problema
agrario era la relación entre quienes poseen la tierra y quienes la cultivan, entre
los que producen su riqueza y los que la acumulan.
Las relaciones de la propiedad se pueden dividir dependiendo la zona
del globo donde estemos.
-América: destaca la importación de minerales y otras extracciones, así
como esclavos, mucho más que productos agrarios. En este período el algodón
es más preciado, en detrimento del azúcar.
-Al este del Elba, el cultivador típico no era libre, sino que realmente
estaba ahogado en la marea de la servidumbre, creciente casi sin interrupción
desde finales del siglo XV o principios del XVI. La zona de los Balcanes surgió
como países campesinos, pero en ellos no había una propiedad agrícola
concentrada. Muchos estaban sometidos a límites cercanos a la esclavitud o
eran criados domésticos. En el ámbito de la producción, eran casi
independientes de Europa, en todo tipo de alimentos y materias primas.

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En general esto hacía que los aristócratas explotaran cada vez más su
posición económica inalienable y los privilegios de su nacimiento y condición.
Solo unas pocas comarcas habían impulsado el desarrollo agrario dando un
paso adelante hacia una agricultura puramente capitalista, principalmente en
Inglaterra. La gran propiedad estaba muy concentrada, pero el típico cultivador
era un comerciante de tipo medio, granjero-arrendatario que operaba con
trabajo alquilado. Una gran cantidad e pequeños propietarios, habitantes en
chozas, embrollaba la situación. Con el cambio, entre 1760-1830, lo que surgió
fue una agricultura de empresarios agrícolas –granjeros- y un gran proletariado
agrario.
El siglo XVIII no supuso un estancamiento agrícola. Por el contrario, si
bien seguía siendo regional, una gran era de expansión demográfica, de
amento de urbanización, comercio y manufactura, impulsó y hasta exigió el
desarrollo agrario. La segunda mitad del siglo vio el principio del tremendo
aumento de población.

III. La clase media de abogados, administradores de grandes fincas,


cerveceros, tenderos e incluso el industrial parecía poco más que un pariente
pobre. Era el mercader el verdadero director del desarrollo (en tanto el señor
feudal lo era en Europa oriental). Por eso el sistema más conocido era el
putting-out system, por el cual un mercader compraba todos los productos del
artesano o del trabajo no agrícola de los campesinos para venderlo luego en
los grandes mercados; temprano capitalismo industrial.
El siglo XVIII debió toda su fuerza de desarrollo al progreso de la
producción y el comercio, y al racionalismo económico y científico, que se creía
asociado a ellos de manera inevitable. Las logias masónicas, donde no existía
una diferencia de clases propagaron las ideas inglesas bajo un tupido velo
francés: la igualdad y la libertad (después la fraternidad) fueron la bandera de
su revolución. El objetivo principal de los ilustrados no fue el capitalismo, sino,
a través del humanismo y las ideas racionalistas-progresistas, la libertad de
todos los ciudadanos. Las monarquías absolutas del despotismo ilustrado
encendieron la llama de la revolución intelectual y luego de la revolución
práctica.

IV. Los reyes que se llamaron “ilustrados” lo hicieron movidos menos por un
interés en las ideas generales que para la sociedad suponía la “ilustración” o la
“planificación”, que por las ventajas prácticas que la adopción de tales métodos
suponía para el aumento de sus ingresos y bienestar. La monarquía absoluta
pertenecía a la feudalidad, que estaba dispuesta a utilizar todos los recursos
posibles para reforzar su autoridad y sus rentas dentro de sus fronteras. Las
únicas liberaciones del campesinado, anteriores a 1789, fueron en pequeños
países como Dinamarca y Saboya, a pesar de que todos los grandes ministros
tenían en su mente, como única solución, la abolición de la servidumbre. Las

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colonias rompieron el hielo, en este caso Irlanda y Estados Unidos, por vía
pacífica o revolucionaria.
El enfrentamiento entre Francia e Inglaterra significó la confrontación de
dos sistemas políticos antagónicos. Los ingleses no sólo vencieron más o
menos decisivamente en todas esas guerras excepto en una, sino que
soportaron el esfuerzo de su organización, sostenimiento y consecuencias con
relativa facilidad. La doble revolución iba a hacer irresistible la expansión
europea, aunque también iba a proporcionar al mundo no europeo las
condiciones y el equipo para lanzarse al contraataque.

2. La Revolución Industrial

I. Si bien este acontecimiento da sus primeros pasos a principios del siglo


XVIII, no será hasta 1830 cuando la literatura de Balzac y los manifiestos de
Engels y Marx se hagan cargo del proletario y la clase trabajadora hija del
capitalismo. La Revolución Industrial supone que un día entre 1780-1790, y por
primera vez en la historia humana, se liberó de sus cadenas al poder
productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron
capaces de una constante, rápida y hasta el presente ilimitada multiplicación de
hombres, bienes y servicios. Esto es lo que ahora se denomina técnicamente
por los economistas take-off, el crecimiento autosostenido. Ninguna sociedad
anterior había sido capaz de romper los muros de una estructura en la que el
hambre y la muerte se imponían periódicamente. Preguntar cuándo se
completó es absurdo, pues su esencia era que, en adelante, nuevos cambios
revolucionarios constituyeran su norma. Y así sigue siendo.
Que el estallido se diera en Inglaterra no quiere decir que fuese superior
científica y técnicamente hablando. En las ciencias naturales Francia era, con
mucho, el baluarte de Europa. Las lecturas de los economistas ingleses eran
tanto Adam Smith como Dupont, Quenay Turgot, Lavoisier y los italianos. La
educación palmaria no estaba en Oxford o Cambridge, sino en Escocia, de
donde surgieron los genios de esta revolución, como Watt, Telford, McAdam,
James Mill. Hasta que Lancaster impusiera sus medidas, la educación inglesa
no despegó. Además, los inventos de estos no requerían más conocimiento
que el que se tenía a principio de siglo (excepto en química), y su aplicación
fue muy posterior (unos 40 años).
Las condiciones legales eran la gran ventaja. Un puñado de
terratenientes de mentalidad comercial monopolizaba casi la tierra, que era
cultivada por arrendatarios que a su vez empelaban a gentes sin tierras o
propietarios de pequeñísimas parcelas. La agricultura estaba preparada para
cumplir sus cuatro funciones fundamentales en una era de industrialización:
-aumentar la producción y la productividad para alimentar a una
población no agraria

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-proporcionar un vasto y ascendente cupo de potenciales reclutar
para las ciudades
– suministrar un mecanismo para la acumulación de capital
utilizable por los sectores más modernos de la economía
-así como la creación de excedente para exportar material e
importar capital.

El dinero no solo hablaba, sino que gobernaba. Pero hay zonas que,
aunque en 1850 producían mucho más que en 1750 no habían disfrutado del
salto cualitativo de Manchester o Birmingham. Empresarios e inversores
cruzaron sus actividades. Había algo que alzaba a Gran Bretaña sobre el resto
de naciones, que además tras las guerras napoleónicas quedaron sometidas:
la industria algodonera y la expansión colonial.

II. Los esclavos y el algodón fueron en paralelo. Liverpool, Bristol y


Glasgow crecieron al amparo de este tráfico de mercancías. La Revolución
industrial puede considerarse, salvo en unos cuantos años iníciales, hacia
1780-1790, como el triunfo del mercado exterior sobre el interior: en 1814
Inglaterra exportaba cuatro yardas de tela de algodón por cada tres
consumidas en ella; en 1850, trece por cada ocho. Las guerras napoleónicas
cerraron Europa a este comercio, algo que volvió a reanudarse en 1820. Pero
en las colonias, la industria británica había establecido un monopolio a causa
de la guerra, las revoluciones de otros países y su propio gobierno imperial.
Inglaterra dominó financieramente al continente sudamericano. India se
convirtió en la (forzada) clientela de Lancashire. El comercio del opio, por su
parte, lanzó los intercambios con China desde 1820-1830. Los suministros
ultramarinos de lana ganaron en importancia a partir de 1870.
La gran industria del algodón se llevó por delante el trabajo
manufacturero, de gran antigüedad. Muchos se rebelaron ante la pérdida de
sus puestos de trabajo cuando y ala industria no los necesitaba para nada.
Comenzaba la tiranía de las máquinas.

III. La industria como tal tiene su nacimiento en base al algodón. El textil es


posterior y el vapor no se usaba mucho fuera de la minería. Con ella arrastró a
otros sectores; por eso influyó en el progreso económico de Gran Bretaña. Se
pasó de importar 11 millones de libras de algodón bruto en 1780 a 588 millones
en 1850 (su producción suponía casi el 50% del total). La pequeña crisis entre
1830-1840 sacudió levemente el mercado del algodón y tambaleó toda la
economía británica: queremos con esto mostrar lo importante que era el
algodón para su estabilidad.
La desviación de las rentas hacia el arrendatario, supuso levantamientos
cartistas y otros en 1848 contra las máquinas, vistas como la raíz de los
problemas. No solo proletariado, sino granjeros fueron los protagonistas. Por
eso los pequeños burgueses y los obreros se unieron a los radicales ingleses,

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republicanos franceses o jacksonianos norteamericanos, dependiendo la
localización.
A los capitalistas solo les preocupaba el cómputo de sus ganancias;
mientras tanto les daba igual las acciones proletarias. Los tres fallos del
sistema fueron: el ciclo comercial de alza-baja, la tendencia de la ganancia a
declinar y la disminución de las oportunidades de inversiones provechosas.
Inicialmente la industria del algodón tenía muchas ventajas. Su mecanización
aumentó mucho la productividad de los trabajadores, muy mal pagados en todo
caso, y en gran parte mujeres y niños. La inflación que suponía la diferencia
entre el coste de la materia prima y el beneficio que suponía la venta de la
manufactura, quedó neutralizada (e incluso en descenso) en 1815.
En los momentos de crisis había se ajustaba el presupuesto reduciendo
los salarios de los trabajadores: se podía comprimir directamente los jornales,
sustituir los caros obreros expertos por mecánicos más baratos o introducir
máquinas en el lugar de un grupo. La medida más racional era introducir
maquinaria. Entre 1800-1820 hubo 39 patentes nuevas, 51 entre 1820-1830, 86
en 1830-1840 y 156 en 1840-1850. Si bien la industria se estabilizó
tecnológicamente en 1830, no sería hasta la 2/2 de siglo cuando la producción
tuviera un aumento revolucionario.

IV. El problema de las producciones masivas es que necesitan un buen


mercado de consumo. La industria militar, tras Waterloo, entró en decadencia y
la de productos primarios no era excesivamente grande. Nunca falló, sin
embargo, la industria del carbón: 10 millones de toneladas (90% de producción
mundial) frente a 1 millón de los franceses) en 1800. El ferrocarril es el hijo de
las minas del norte de Inglaterra: una gran producción requería una excelente
movilización de producto.
El ferrocarril constituía el triunfo del hombre mediante la técnica. Que
requiriese de una gran inversión en hierro, acero, carbón y maquinaria pesado,
de trabajo e inversión de capital, supuso que el ferrocarril impulsó, como ningún
otro invento, el desarrollo de la segunda industrialización. Carbón y acero
triplicaron su producción. La sociedad inglesa invertía sus riquezas y obtenía
beneficios, la aristocracia y la sociedad feudal se lanzó a malgastar una gran
parte de sus rentas en actividades improductivas. Esa fue la diferencia.
Cuando el capital acumulado fue tanto que no lo pudo absorber el propio
país, se decidió invertir en el extranjero, especialmente desde la década de
1820. Pero solían ser empresas fracasadas porque no se cumplían las
expectativas: o terminaban por cobrar menos interés o el pago de este se
retrasaba unos 40 años (como el caso de los griegos).

V. El factor más crucial que hubo de movilizarse y desplegarse, fue el


trabajo, pues una economía industrial significa menos población agrícola, más
urbana y un aumento general de la población, luego también se necesita mayor
suministro de alimentos: una revolución agrícola. Para eso se hubo de terminar

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con los comunales medievales y las caducas actitudes comerciales del
feudalismo. En 1846 se abolieron las Corn laws que retrasaban la entrada del
capitalismo en el campo.
Para que la industrialización urbana triunfara, había que hacer dos
cosas: mecanizar el campo para liberar a muchos campesinos de su actividad
tradicional y tentarlos a la industria y, después, formarlos para que estuviesen
capacitados en sus puestos. En un principio, se contrataron mayoritariamente
niños y mujeres (que resultaban más rentables).
Si bien sus ciudades pronto se contaminaron y llenaron de niebla
(recordad Oliver Twist!), los ingleses supieron utilizar muy bien sus recursos. A
la altura de 1780 su consumo de algodó era dos veces el de los EE.UU y
cuatro el de Francia; producía más de la mitad de lingotes de hierro del mundo;
recibía dividendos de todas sus inversiones por el mundo. Gran Bretaña era el
taller del mundo.

3. La revolución francesa

I. Si Inglaterra proporcionó la base de la Rev. Industrial, Francia lo hizo en la


política. Entre 1789-1917, las políticas de todo el mundo lucharon
ardorosamente en pro o en contra de los principios e 1789 o los más radicales
de 1793. Proporcionó los programas de los partidos liberales, radicales y
democráticos de la mayor parte del globo.
Ya entre 1776 y 1790 se produjo una serie de revoluciones
democráticas, en EE.UU. Bélgica, Holanda; pero fue la francesa la que más
consecuencias tuvo. Fue la única verdadera revolución de masas (hemos de
saber que 1/5 europeos era francés…) y radical (tanto que los extranjeros
revolucionarios que se le unieron fueron luego moderados en Francia). Al
contrario que la Revolución americana, la francesa influyó en ámbitos
geográficos muy distantes: afectó en Sudamérica y fue el primer gran
movimiento de ideas en la cristiandad occidental que produjo algún efecto real
sobre el mundo islámico –caso de la India y Turquía-.
En Francia, al contrario que en Inglaterra, el conflicto entre los intereses
de antiguo régimen y la ascensión de las nuevas fuerzas sociales era
peligrosamente agudo. Una monarquía absoluta, como la de Luis XVI, no
aceptaría pequeñas dosis reformistas como las propuestas de Turgot. Hacía
falta un gran cambio. La monarquía absoluta, no obstante, introdujo, por
iniciativa propia a una serie de financieros y administrativos en la alta
aristocracia, quienes fundían los descontentos de nobles y burgueses en los
tribunales.
La nobleza se granjeó numerosos enemigos: no solo ocupaba los
puestos más importantes del Estado, sino que tenía una creciente inclinación a
apoderarse de la administración central y provincial. La mayoría de la gente

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eran gentes pobres o con recursos insuficientes, deficiencia ésta aumentada
por el atraso técnico reinante. La miseria general se intensificaba por el
aumento de la población. Diezmos y gabelas también contribuían a ello.
La revolución americana terminó con victoria para Francia, pero el precio
fue demasiado alto: una bancarrota total. Aunque muchas veces se ha echado
la culpa de la crisis a las extravagancias de Versalles, hay que decir que los
gastos de la corte sólo suponían el 6% del presupuesto total en 1788. La
guerra, la escuadra y la diplomacia consumían un 25% y la deuda existente un
50%. Guerra y deuda –la guerra norteamericana y su deuda- rompieron el
espinazo de la monarquía.
La Revolución comenzó con la “Asamblea de notables” de 1787 y la
convocatoria a Estados Generales de 1789. Todo comenzó como un intento
aristocrático de retomar el control, pero fue un error subestimar al “tercer
estado” con una crisis económica tan profunda, dejándolo a un lado en los
órganos representativos. La Declaración de derechos del hombre y del
ciudadano es un manifiesto contra la sociedad jerárquica y los privilegios, pero
no a favor de una sociedad democrática. No se pedía el fin de los reyes ni la
conformación de una asamblea representativa (podía haber intermediarios.
Pero eso sí: la soberanía residiría en la “Nación” (vocablo importante). Esta
identificación iba más allá del programa burgués, tenía un acento mucho más
radical y peligroso para el orden social.
La crisis del trigo, que el pan duplicara su precio, el bandolerismo y los
motines, hicieron de la Asamblea “ del juego de pelota”, algo más
revolucionario y crítico de lo que cabría esperar. La contrarrevolución hico a las
masas de París una potencia efectiva de choque. La toma de la Bastilla fue el
símbolo del final del Antiguo Régimen en Francia: 14-7-1789.
La revolución fue burguesa y liberal-conservadora. El tercer estado fue
liberal-radical. Por momentos esta dicotomía oscilaba hasta que finalmente
quebró. Algunos burgueses dieron un paso más hacia el conservadurismo, al
ver que los “jacobinos” llevaron la revolución demasiado lejos para sus ideales.
El tercer estado no quería una sociedad burguesa, que progresivamente
adquiría tintes aristocráticos.
De los jacobinos, solo los sans-culottes tenían cierta iniciativa política. El
resto, desarrapados y hambrientos eran incultos y seguían a líderes bien
formados. Marta y Hébert defendían los interesas de la gran masa de
proletarios, el trabajo, la igualdad social y la seguridad del pobre: igualdad, y
libertad directa. Pero su utopía fue irrealizable y más fruto de la desesperación
que de un plan bien trazado. Su memoria queda unida al jacobinismo, del que
no siempre fue partidario.

II. Entre 1789 pocas concesiones se hicieron a la plebe, pero sus reformas
fueron las más duraderas. Desde el punto de vista económico, las perspectivas
de la Asamblea Constituyente eran completamente liberales: su política
respecto al campesinado fue el cercado de las tierras comunales y el estímulo

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a los empresarios rurales; respecto a la clase trabajadora, la proscripción de los
gremios; respecto a los artesanos, la abolición de las corporaciones.
La Constitución Civil del clero fue un mal intento, no de destruir el clero,
sino de alejarlo del absolutismo romano.
El rey sabía que la única opción de reconquistar el absolutismo sería con
una intervención desde el exterior, pero esto sería difícil debido a la buena
situación del resto de países. Pero Europa se dio cuenta de que corría peligro
su derecho al trono y se pusieron en marcha. La Asamble Legislativa
pronosticaba la guerra y así fue desde 4-1792. Sin embargo fueron derrotados
y las masas se radicalizaron. Los altos mandos fueron encarcelados, incluido el
rey y la República fue instaurada.
La Convención Girondina se percató de que o vencían rotundamente o
eran eliminados del tablero de juego. Para ello movilizó el país como nunca se
había hecho: economía de guerra, reclutamiento en masa, racionamiento, y
abolición virtual de la distinción entre soldados y civiles. Por último, reclamaba
sus fronteras naturales con dos propósitos: tumbar la contrarrevolución y
conseguir más territorios con los que hacer la guerra económica a Gran
Bretaña. En este clima, los jacobinos fueron ganando terreno palmo a palmo.
Esto derivó en la toma de poder por los sans-culottes el 2-6-1793.

III. La Convención jacobina se recuerda por el almidonado Robespierre, el


gigante Danton, el elegante Saint-Just, el tosco Marat y el Comité de Salud
Pública –Comité de guerra-, el tribunal revolucionario y la guillotina. Hubo
17.000 ejecuciones en 14 meses. El terror, a pesar de lo que se dice, fue
mucho menor que el de las matanzas contra la Comuna de París en 1871 o las
del siglo XX. Pero el caso es que tras ese tiempo de muerte, Francia se estaba
desintegrando por los ataque extranjeros en todos los frentes. El resultado: la
contrarrevolución vencida, un ejército mejor formado y más barato una moneda
más estable (ya casi toda en papel) y un gobierno estable (aunque con otro
color) que iba a comenzar una racha de casi veinte años de victorias militares
ininterrumpidas.
El fin del programa jacobino era un Estado fuerte y centralizado –le
grande nation-, las levas en masa y una Constitución radical que prometía el
sufragio universal, alimento, trabajo y derecho a la rebelión. Se procuraría el
bien común con unos derechos operantes para el pueblo (lo que implicaba el
fin total de todo lo concerniente al sistema y los privilegios feudales).
El rígido Robespierre venció al pícaro Danton, que acaudilló a
numerosos delincuentes, especuladores, estraperlistas y otros elementos
viciosos y amorales de la sociedad. La guillotina recordaba que nadie estaba
seguro. Los procesos de descristianización disgustaron a algunos. El 27-7-
1794, con la victoria en Fleurus y la ocupación de Bélgica, se dio paso a una
revolución termidoriana que terminó con los andrajosos sans-culottes y los
gorros frigios. Robespierre, Saint Just y Couthon, junto con otros 87 miembros,
fueron ejecutados.

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IV. Termidor se encontraba con el problema de enfrentarse la clase media
francesa para la permanencia de lo que técnicamente se llama período
revolucionario (1794-1799). Tenían que conseguir una estabilidad política y un
progreso económico sobre las bases del programa liberal original de 1789-
1791. Los sucesivos regímenes hasta 1870 (Directorio, Consulado, Imperio,
monarquía borbónica restaurada, monarquía constitucional, República e
Imperio de Napoleón III, no fueron más que el intento de mantener una
sociedad burguesa intermedia entre dos sistemas antagónicos: la república
democrática jacobina y del antiguo régimen.
El régimen civil era débil. Su constitución no fructificó como se esperaba.
Precariamente, los políticos oscilaron entre la derecha y la izquierda y tenían
que hacer uso frecuente del ejército tanto contra los agentes exteriores como
contra las rebeliones internas. En este contexto, es normal que Napoleón
brotara en este clima de ambigüedad en el que los militares tenían más poder
que los gobernadores. Poco a poco el ejército fue abandonando su carácter
revolucionario y adquirió tintes de ejército tradicional y nacional, propiamente
bonapartista.
La escala se configuraba por las dotes personales y la capacidad de
mando. La rigidez castrense aún no estaba definida. El ejército no contaba con
un abundante armamento, respaldado por una industria pesada efectiva.
Contaba más la efectividad de actuación. Con estos Napoleón conquistó
Europa, no solo porque pudo, sino porque tenía que hacerlo. Con él el mundo
tuvo su primer mito secular: de cónsul pasó a Emperador, estableció un código
civil, un concordato con la Iglesia y hasta un Banco nacional. El Corso hizo de
la revolución liberal un régimen liberal asentado.
Napoleón fue mito y realidad. Era el hombre civilizado del siglo XVIII,
racionalista, curioso, ilustrado, pero lo suficientemente discípulo de Rousseau
para ser también el hombre romántico del XIX. Si bien construyó las estructuras
de la universidad, la legislación, el gobierno, la economía, destruyó el sueño
jacobino de la libertad, igualdad y fraternidad: ascensión del pueblo para
sacudir el yugo de la opresión… Este mito revolucionario sobreviviría a la
muerte de Napoleón.

Referencia del texto de Villalobos:

Durante el siglo XVIII, al asumir el trono del imperio español el reformismo


borbónico impulsó una serie de medidas administrativas, militares y
comerciales para afianzar el control político y económico de sus dominios
americanos. Respecto del comercio, hasta entonces, la corona española había
intentado ejercer un férreo monopolio comercial mediante el llamado sistema
de flotas y galeones. No obstante, el crecimiento de las colonias, el aumento de
sus necesidades materiales, el desarrollo industrial de Inglaterra y la

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producción masiva de bienes manufacturados, tendieron a debilitar el
monopolio comercial e incentivar el contrabando. Como un modo de adecuarse
a los nuevos tiempos, de controlar las relaciones comerciales de las colonias y
de incrementar la producción industrial peninsular, los Borbones se vieron
obligados a aprobar una serie de disposiciones que permitieron un contacto
comercial más fluido entre España y sus colonias. En este contexto, el siglo
XVIII implicó para Chile la apertura de rutas comerciales alternativas como la
ruta por el Cabo de Hornos o la ruta por el virreinato de La Plata. Asimismo, en
la década de 1740 se introdujeron los navíos de registro que pusieron fin al
sistema de flotas y galeones y en 1778 se implementó un decreto de libre
comercio entre América y los distintos puertos españoles. Este decreto no
pretendió abrir los mercados americanos a las potencias extranjeras, sino todo
lo contrario. Su objetivo fue disminuir el contrabando, canalizando el comercio
extranjero y la actividad marítima a través de los puertos españoles.

El historiador chileno Sergio Villalobos plantea que el incremento del comercio


precipitó la quiebra de los comerciantes locales, ya que sus negocios se vieron
perjudicados por el descenso del precio de los productos manufacturados. En
este sentido, una mayoría abrumadora de comerciantes criollos estimó que la
amplitud del comercio fue excesiva. En general este grupo estuvo interesado
en mantener un abastecimiento escaso propicio para el alza de los precios y
los buenos negocios. Así, este sector se benefició de las restricciones al
comercio, ya que permitieron realizar buenas operaciones con poco esfuerzo e
inventiva. Más graves fueron las consecuencias para la industria artesanal local
que fue desplazada por la competencia extranjera menos rústica, más
elaborada y más barata.

En cambio, por sus lecturas y contactos con los extranjeros, los intelectuales
hicieron del libre comercio uno de los postulados del reformismo doctrinario que
comenzó a manifestarse a fines del siglo XVIII. Los estadistas e intelectuales
reunidos en la Junta de Gobierno jugaron un papel definitivo en la apertura
comercial, pues no vacilaron en imponer el libre comercio mediante el decreto
de febrero de 1811, sin atender a la oposición y las protestas de los
comerciantes e industriales locales.

En suma, el libre comercio no habría sido la concreción de una aspiración


generalizada de los chilenos, sino una reivindicación de la Junta de Gobierno
amparada en el amplio comercio ya alcanzado en el siglo XVIII y en la idea de
romper con la tutela de España. En consecuencia, las restricciones que impuso
el monopolio español al libre comercio no pueden considerarse como un
antecedente de la Independencia, pues si algún descontento hubo, éste fue
precisamente el gran desarrollo que había alcanzado el comercio. Lejos de
existir una situación precaria de escasez de mercaderías importadas, de
precios altos y de barreras que impidieron la exportación de productos

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coloniales, las investigaciones de los últimos años demuestran que el mercado
chileno estaba bien provisto de especies europeas, muchas veces con tal
exceso que provocaron la saturación del mercado, el descenso de los precios y
la quiebra de los comerciantes y de la industria local.

LA ESPAÑA DE LOS BORBONES Y SU IMPERIO AMERICANO.

David Brading en su obra: “La España de los Borbones y su Imperio


Americano”, desarrolla y analiza las Reformas Borbónicas, afirmando que el
éxito de las mismas se sostuvo sobre dos pilares elementales: un ejército real
permanente y una burocracia profesional. Además si bien no lo explicita tal cual
lo hace Chiaramonte, coincide con él al encontrar en los ministros de los
Borbones parte de ese éxito.
Para destacar el cambio de rumbo que tomo España con la llegada de los
Borbones el autor se remonta a los últimos años de gobierno de la dinastía de
los “Austria”, destacando el desastroso gobierno de Carlos II, “El Hechizado”.

CARLOS II. ESPAÑA EN CRISIS TOTAL:


A-Disminuyó la población.
B-Hambre.
C-Sin industrias.
D-Malas cosechas.
E-Devaluación de la moneda.
F-Ejército desmantelado (las armas pertenecían a prestamistas privados)
G-Los impuestos eran cobrados por particulares.
H-Sólo Cataluña y Valencia mostraron signos de superación.
I-Cádiz nuevo puerto entre América y España.
J-La aristocracia dominaba el poder monárquico.
A la muerte de Carlos II se produjo una guerra por la sucesión al trono español
que involucró a los principales países europeos.
Dos candidatos se disputaron el trono real:
-Felipe de Anyou, nieto de Luis XIV (Borbón), apoyado por Francia y Castilla.
-Carlos de Austria, apoyado por Gran Bretaña, Holanda y Portugal.

Brading remarca el papel pasivo que adoptó España mientras se decidía el


futuro monarca del reino.

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En 1713 el Tratado de Utrecht puso final a la contienda. Carlos de Austria
renunció al trono español, pero obtuvo los siguientes territorios:
-Países Bajos.
-Milán.
-Cerdeña, y
-Nápoles.
El rey de Saboya se quedó con Sicilia.
Gran Bretaña: consiguió Gibraltar y Menorca. Además de monopolizar el
comercio de esclavos negros en los dominios españoles,
Portugal logró quedarse con Colonia de Sacramento.

El representante de los Borbones asumió como Felipe V (1700-1746), una vez


en el gobierno tomó una serie de medidas que le permitieron centralizar el
poder:
• Sometió a la nobleza.
• Controló de cerca el despegue económico que vivía Cataluña y Valencia.
• Reformó el sistema impositivo.
• Creó un ejército al estilo francés.
• Redujo los gastos administrativos.

A su muerte le sucedió Fernando VI (1746-1759), buscó la paz con Portugal en


los asuntos americanos->Los límites de Brasil.
Concluido el mandato de Fernando VI, el sucesor fue Carlos III, quien completó
las reformas borbónicas. Tuvo la capacidad de rodearse de personas
sumamente ilustradas: El Conde de Floridablanca, Aranda, Gálvez, Patiño.
Las reformas se pueden clasificar en:

1-Reformas Políticas:
A- Imposición de una monarquía absolutista.
B- Sometimiento de la nobleza (Suprimió los Consejos).
C- Creación de Ministerios.
D- Creación de Secretarías de Estado: Hacienda, Guerra, Justicia e Indias.
E- Designación de Intendentes: empleados públicos, verdaderos ojos y oídos
del rey. Reemplazaron en sus funciones a los alcaldes y corregidores (El
objetivo era terminar con la corrupción, en especial en lo referente a los
aborígenes y al repartimiento). Los Intendentes eran seleccionado entre los
militares y oficiales de Hacienda.

2- Reformas Económicas:
A- Se impone el mercantilismo como sistema económico(a instancias de Patiño
se estimuló la exportación y se limitó la importación).Protección del comercio y
la navegación.
B- Se realizaron censos con el fin de determinar la realidad poblacional y
económica.

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C- Se abrieron nuevas rutas comerciales (construcción de carreteras y
canales).
D- Se priorizó el interés público sobre el privado.
E- Incentivación del intercambio regional en América: azúcar, carnero, sebo,
cuero, cereales.
(México, Cuba).
F- En América el crecimiento económico estuvo relacionado con el crecimiento
de población (superó los 14 millones).
G- Aumento la producción de manufactura textil.
H- Apertura del comercio americano con otros puertos españoles (Se enviaba a
España: cochinilla, azúcar, cacao, oro, plata. Cádiz manejaba el 72% de las
actividades comerciales con América).
I- Reducción del gasto público y aumento de la recaudación fiscal.
J- Explotación de las minas de plata de México. Se creó un Tribunal Minero con
el fin de evitar el robo. Gálvez tuvo un papel determinante en la planificación
del proyecto minero, incluso se crearon Colegios de minas.
K- En función de la actividad económica nacieron nuevos grupos sociales: los
mineros (México), los comerciantes (Río de la Plata), los plantadores (Centro
América).
L- Patiño, ministro del rey en asuntos americanos, quiso incorporar a los
aborígenes a la sociedad para que puedan consumir. (Su teoría se basaba en
que América era un gran mercado sin explotar).
LL- Con las reformas militares se crearon nuevas fuentes de trabajo: industria
textil, fundiciones, astilleros.

3-Reforma Religiosa.
A- Se sometió a la Iglesia Española a la autoridad del rey (Principio teórico de
la Monarquía Absolutista).
B- 1767 expulsión de los jesuitas-> La orden religiosa logró manejar 96.000
aborígenes en Paraguay. La élite criolla era educada por los jesuitas.
C- Se realizaron Concilios Eclesiásticos en Lima y México -> La idea era
someter al clero.
D- Los opositores religiosos fueron encarcelados.
E- Destino del diezmo.-> pasa a manejarlo la corona.

4-Reforma Administrativa:-> Gálvez fue el autor intelectual de las


reformas realizadas en América.
A- 1739 se creó el Virreinato de Nueva Granada-> Objetivo: proteger a América
Central del avance inglés y francés.
B- Se fundó el Virreinato del Río de la Plata en 1776 (Bs As -> nuevo eje
geopolítico).
C- Sometimiento de la élite criolla y peninsular al poder real.
D- Control de la recaudación fiscal para que llegase integra a España.
E- Burocracia profesional, todos cobraban un sueldo.

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F- Reforma la Audiencia en Lima, Santiago de Chile y México: Objetivo:
Eliminar la corrupción.
Creó el cargo de Regente. (Los miembros debían haber tenido un paso por el
Consejo de Indias. Gálvez obligó a que los oidores hicieran carrera para ocupar
el cargo, debían iniciarse como alcalde).
G- Gran poder de decisión de los Intendentes.

5-Reforma Militar.
A- Creación de un ejército permanente al estilo francés. Bien equipado, con
más de 60.000 hombres.
B- Se excluyó a los mercenarios.
C- Reformó el sistema de milicia en América: Objetivo ->afianzar el poder real.
Sumamente efectivo en: Cuba, Nueva Granada, Paraguay, Tupac Amarú, Bs
As en 1806 y 1807 (anteriormente sólo se limitó a contener a los portugueses
en Colonia de Sacramento, franceses en Canadá, piratas en el Caribe y
levantamientos aborígenes en México).
D- Mejoró la Armada (flota con 66 naves).Con los Austria, los españoles debían
pedir protección a Francia para trasladar el oro y la plata de América.
E- Profesionalización del ejército.

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