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de Dios, ni que haya resucitado; pero sí creo que murió en la

cruz.
Esta cruz indica -en todas nuestras tribunas, por así decirlo, y
en todas nuestras iglesias- que un hombre murió en una cruz en
nombre del amor. Y el amor es el único valor que vale, o al
menos el que más vale; y el único que da sentido y coherencia a
todos nuestros valores. La cruz simboliza el amor, pero no el
amor todopoderoso: el amor doliente, el amor frágil, el amor
mortal.
Alain, también ateo, dice en Los dioses a propósito del
cristianismo: «No digáis que Dios es fuerte, no digáis que el
Espíritu es inmortal, que tendrá poder y gloria; ¡no! Lo que
tendrá es la corona de espinas».
EL SÍMBOLO
Dicho de otra manera, se trata de saber si amamos la fuerza, el
“Un hombre ha muerto”
Dios todopoderoso, o si amamos el amor, aunque sea débil; y
EDMOND BLATTCHEN: ¡Una elección bastante extraña, sorprendente, para
estamos en la mejor situación para saber que lo es.
un ateo como usted!
ANDRÉ COMTE-SPONVILLE: Sí, pero una buena elección, ¿no le Yo no soy religioso y, en mi opinión, .el Cántico de los cánticos
parece? Hacía falta un símbolo, es la regla de juego en sus entrevistas; yo se equivoca cuando nos dice que el amor es más fuerte que la
no utilizo demasiado los símbolos. Habría podido elegir un libro; habría muerte. Yo creo por el contrario que la muerte es más fuerte que el
podido tomar los Ensayos de Montaigne o la Ética de Spinoza... Pero un amor. ¡Si el amor fuera más fuerte que la muerte, se sabría, se
libro no es un símbolo. Elegí, pues, dentro del patrimonio simbólico de la
vería! Pero, aun siendo débil el amor, trágicamente débil, no por ello
humanidad, el símbolo que más cosas me decía. Y por toda clase de
deja de tener valor y de valer infinitamente más que la fuerza que lo
razones históricas, culturales, biográficas, el símbolo que más me
pone en la cruz o que la muerte que acaba por llevárselo. He aquí lo
habla, en efecto, ¡es esta cruz!
que esta cruz simboliza para mí: es el valor del amor, es el amor
¿Símbolo de qué? No de Dios. No es Dios quien está en la
cruz. Es un hombre que no creo que sea Dios, ni que sea el hijo como valor.
Es en ese sentido que es usted un «ateo fiel», tal como dice el llamarme -y la expresión es de Spinoza- «fiel al espíritu de Cristo».
título de un artículo que firmó en Le Nouvel Observateur del mes Al menos intento serlo.
de enero de 1991. ¿Qué es la fidelidad? Usted sabe que la palabra fidelidad, como
Usted dice: «Aquello a lo que yo llamo fidelidad, es lo que queda de la fe la palabra fe, provienen una y otra del latín fides; y es verdad que
cuando uno la ha perdido. Ateo como soy, y porque lo soy, me esfuerzo en latín fides significa tanto «fidelidad» como «fe». y yo digo a
pues en mantenerme fiel "al espíritu de Cristo ", como dice Spinoza, menudo: «La fidelidad es lo que queda de la fe cuando la hemos
hecho de justicia y de caridad, y sin más poder que el humano. Es lo perdido».
que llamo la desesperanza, que es también la verdad del calvario. Dios Dicho de otra manera, el hecho de no creer en Dios, ¿es una
nos ha abandonado; tan sólo nos queda el amor». ¿Ateo fiel, «ateo razón para «tirar al niño con el agua sucia del baño», digamos, para
cristiano», diría usted? arrojar la fidelidad al mismo tiempo que la fe? ¿Es una buena razón
para renunciar a todos los valores que han hecho al Occidente
Un día Jean Boissonat, que presidía un debate en el que yo judeocristiano, lo queramos o no? Es nuestra historia, con sus
participaba, me presentó, en efecto, como un «cristiano ateo». La horrores, pero también con todas sus riquezas. ¿Por qué
fórmula me sorprendió, incluso me chocó un poco. ¿Cómo podía deberíamos renunciar a ese mensaje de amor, al mensaje
ser cristiano un ateo? Pero, al pensar en ello, me dije: en el fondo, evangélico, por qué deberíamos castrarnos el alma renunciando a
¿por qué no? Y hablé de ello con un amigo que me hizo esta toda vida espiritual?
reflexión: «Escúchame: varios de nuestros amigos judíos se llaman
¡No! Ser un ateo fiel no es creer en Dios, ni en cualquier otra
a sí mismos judíos ateos, y todos entendemos bien lo que esto
vida después de la muerte, sino permanecer fiel, en efecto, a
quiere decir: quiere decir que el judaísmo ya no es su religión, que
esos grandes valores de la humanidad que una gran parte de
no tienen religión, pero que se mantienen solidarios con una cierta
este planeta y durante dos mil quinientos años han vivido a través
comunidad espiritual, con una cierta historia. . .». de la tradición judeocristiana. No digo que esta civilización sea la
Pues bien, en ese sentido, igual que uno de mis amigos puede única que valga, ni que sea incluso superior a las demás. Pero,
ser judío ateo, yo podría llamarme en efecto «cristiano ateo». A finalmente, es la nuestra: ¿por qué tendríamos que renunciar a
pesar de todo, me gusta más llamarme, debido a la ambigüedad de ella?
la palabra cristiano y de su referencia a la Iglesia, a los dogmas o a Usted ha escrito «Nombres de Dios», Dios en singular y con
la religión (que yo rechazo, evidentemente), me gusta más mayúscula; ¿era ya un homenaje al (a los) monoteísmo(s), en singular o
en plural?
Sí, creo que el monoteísmo -Lévi-Strauss, tan ateo como yo, entonces ya no somos unos intelectuales dignos de ese nombre;
lo escribió en alguna parte- hizo este regalo a la humanidad, que sólo somos unos sofistas. Ni tan sólo somos hombres dignos de
tantos problemas le planteará más tarde: el regalo de lo universal. ese nombre; sólo somos unos brutos o unos mentirosos.
He escrito nombres en plural porque nadie conoce «el» nombre Si yo quiero, aun siendo ateo, amar la verdad, tengo que
de Dios, si es que tiene uno; y, por lo tanto, hay que respetar la - aprender a amada sin provecho alguno, lo que yo llamo la muy pura
pluralidad de hecho de los nombres de Dios: la pluralidad de las pérdida del amor: amar desesperadamente. y volvemos a encontrar
religiones
,
e incluso de los ateísmos. el tema del que habíamos partido. El amor vale más que la espe-
Pero he escrito Dios en singular y con mayúscula para respetar ranza; la lucidez vale más que la fe.
lo que se ha dicho aquí de universal. Lo que el monoteísmo aporta
al judaísmo, al cristianismo y al islam es la idea de que hay un solo Permítame que vuelva a citar a su amigo Montaigne, quien, en el
Dios. Se trata pues del mismo Dios para todos. Esa universalidad segundo libro de los Ensayos, escribe: «Es sólo la fe la que ilumina
de Dios hace que ya no haya tal Dios para tal tribu, tal otro Dios enérgica y certeramente los elevados misterios de nuestra religión».
para tal otra tribu, sino que por el contrario la humanidad va a poder Montaigne oscilaba entre el pirronismo, el escepticismo y el fideísmo.
«comulgar» de alguna manera con un mismo Dios. Si hay un solo Fides, «fe», «fidelidad»: ¿no es el fideísmo la abdicación de la razón?
Dios, todos los hombres son hermanos. Sí, el monoteísmo aporta lo
universal y tengo la intención de serle fiel. Son palabras que tienen la misma raíz, pero mi fidelidad es
Usted me dirá: «Pero ¿qué universal, si no existe Dios?». Hay diametralmente opuesta al fideísmo, es decir, a la ciega profesión
en primer lugar la universalidad de la verdad, que nadie posee de fe. He hablado de fidelidad y en absoluto de fideísmo:
absolutamente y a la cual nadie tiene acceso inmediato, pero que permanezco fiel a unos valores humanos. No mantengo ninguna
podemos aprehender más o menos. fidelidad a ningún dogma religioso, a ninguna Iglesia o religión. Es
La diferencia, si usted me permite una observación sobre esta un hombre quien murió en esta cruz. El mensaje que este hombre
cuestión, es que, durante dos mil quinientos años, creer en Dios, nos libra, que ese símbolo ilustra, es un mensaje, a mi parecer,
amar a Dios, era amar la verdad que nos amaba. Para un cristiano, integral y exclusivamente humano. Se trata de otra universalidad: la
todavía hoy, amar a Dios es amar la verdad que le ama.
de la humanidad, la del sufrimiento, la del amor.
¿Qué es ser ateo? ¡Es amar la verdad pensando que la verdad
no nos ama y que no tenemos que esperar que nos ame para Soy fiel a la humanidad; pero a la humanidad considerada en su
vertiente espiritual. En el fondo se trata de no ser indigno de lo que
amarla! Podemos igualmente renunciar a amar la verdad, pero
la humanidad ha hecho de sí, de lo que nuestros padres y nuestros
maestros han hecho de nosotros. Ahora bien, lo que la humanidad no hay ningún Dios. Aquí y ahora, la esperanza no tiene objeto:
ha hecho de sí, lo queramos o no, y especialmente en esta Europa no hay más vida que ésta, no hay nada después de la muerte.
que es nuestra patria espiritual, ha pasado en efecto por el Aquí y ahora, no hay más que el amor. La única bondad que vale
cristianismo. y, para mí, ser fiel a mi cultura, a esa vida espiritual es el amor. Además, es exactamente lo que dice Spinoza. No
que nos ha sido legada y que nos hace hombres, es ser fiel también existe otra bondad que la alegría; no existe otra alegría que la de
a esta historia -al menos a todo lo que, en esta historia, construye la amar.
humanidad o la ayuda a elevarse-. Independientemente, claro está, Original francés: 1999
Traducción: Paidós, 2008
de todos los dogmas, de todas las Iglesias y de todas las Pag. 67- 84
esperanzas religiosas.
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandona
do?»: ¿termina aquí el relato?
Sí, para mí, la historia acaba aquí. En lo que yo llamo la verdad
del calvario: «Padre, padre, ¿por qué me has abandonado? Todos
somos huérfanos, y esto es la humanidad. Dios nos ha
abandonado; sólo queda el amor.
Observe que así vuelvo a una idea que encontramos también en el
cristianismo. Santo Tomás de Aquino, retornando una frase de San
Agustín, dice que, en el Reino, en el paraíso, después de la muerte,
dos de las tres virtudes teologales -la fe, la esperanza, la caridad-
serán obsoletas porque ya no tendrán objeto. La fe no tendrá
ningún objeto, ya que no se tendrán motivos para creer en Dios
cuando se esté en Dios. La esperanza
tampoco tendrá razón de ser, ¡ya que ya no habrá nada que
esperar! De tal manera que, en el Reino, dice santo Tomás, ya no
habrá ni fe ni esperanza: ya no habrá más que el amor. ¡Aquí
hemos llegado! Ser ateo es pensar que el Reino está «aquí y
ahora». Pues bien, así lo digo: aquí y ahora, la fe no tiene objeto:

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