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DE iThDRID
FACUL~ AD DE CIENCIAS
DE LÉ INFORMACION
REGiS~ ÑOS DE LIBROS
6HLC~tCA GENERAL
A Mi Padre, Al Que Tengo Tan Lejos Y, Sin Embargo, Siento Tan Cerca
A Mi Madre, Por Todo Su Coraje, Amor y Generosidad
A Mis Hermanos. Por Número Casi Podríamos Formar Un Equipo De
Fútbol, Por Unión Superamos A Cualquiera De Ellos
AGRADECIMIENTOS
Cualquier logro que yo alcance, y haber concluido con éxito esta tesis supone
para mi toda una conquista, tiene dos responsables directos: mis padres. Por esa razón
no puedo iniciar este apartado sin evocar con todo el amor y la gratitud del mundo el
recuerdo de mi padre ausente. Por fortuna, a ti mamá si puedo abrazarte y decirte:
Gracias.
También está lejos, con mi padre, otra de las personas sin cuyo cariño y
colaboración yo nunca podría haber realizado esta tesis doctoral: mi tío Alvaro. El y su
maravillosa esposa hicieron de mi estancia eh Nueva Delhi una de las experiencias más
inolvidables de mi vida.
En Nueva Delhi fueron muchas las instituciones y personas que me abrieron los
brazos, pero desearia enviar un saludo especial al profesor Ganguly del Departamento
de Español de la Universidad Jawaharlal Nehru, y a los profesores K. Warikko y Kalim
Bahadur.
Y qué decir de mis hermanos y amigos. Ellos han padecido mis crisis y me han
dado ánimos en los momentos más duros. Victor, ¿qué habría yo hecho sin ti?
JAMMU Y CACHEMIRA COMO CONFLICTO
INTERNACIONAL
Premisas para mu solución
Indice sistemático
Introducción Página 1
1.Laseleccióndeltema
2. Una breve introducción al conflicto 2
3. Definición de ‘Estado de Jammu y Cachemira’ 7
4. Enfoques temático, estructural y metodológico de esta tesis doctoral 10
PRIMERA PARTE
1.2. El nacimiento de los nacionalismos indio y pakistaní durante los últimos años
de gobierno británico y la singularidad del nacionalismo cachemiri 53
1.2.1. La presencia del Islam, el final del dominio británico, y la división comunal en el
subcontinente Indostánico 53
1.2.1.1. La división política entre hindúes y musulmanes 57
1.2.2. El escenario político en Jammu y Cachemira en vísperas de la Transferencia de
Poderes 63
1 .2.2.1. La secularización del principal partido político cachemiri y la división
de la comunidad islámica 69
Sheikh Abdullah y la Conferencia Nacional de Jammu y Cachemira--69
La división política entre los musulmanes 71
1.2.2.2. La posición de Sheikh Abdullah frente a la Partición comunal del
subcontinente 72
La afinidad de Sheikb Abdullah con la doctrina secular de Jawaharlal
Nehru 72
El respaldo popular a la ideología de la Conferencia Nacional 75
II
2.3. La importancia de Jammu y Cachemira para la India y Pakistán y los
obstáculos a una solución de] conflicto en su primera etapa 154
2.3.1. Fundamentos de las reivindicaciones india y pakistaní 154
2.3.1.1. Fundamentos ideológicos nacionales 155
2.3.l.2.Defensay Seguridad 161
2.3.1.3. Comercio y comunicaciones 163
2.3.1.4. Otras consideraciones 165
El prestigio nacional 165
La amenaza del movimiento independentista Pathanistan 166
El problema de las minorías 167
La reclamación de la India del estatus de heredera del Imperio Británico
168
2.3.2. Los principales obstáculos a la consecución de una solución del conflicto en su
primera fase. La desconfianza mutua indo-pakistani y la equívoca actuación de los
británicos 169
2.3.2.1. La desconfianza indo-pakistaní 170
2.3.2.2. La actuación británica en el subcontinente durante la Transferencia de
Poderes y los primeros años de la independencia 173
La polémica acerca de los verdaderos designios de Mountbatten y
Londres a propósito de Jammu y Cachemira 174
SEGUNDA PARTE
LII
3.2.2.1. 1953-1956: Las negociaciones bilaterales entre Mohammed Ah y Nehru
ylasrazonesdesufracaso 221
La introducción del conflicto en las dinámicas de la Guerra Ería 223
Las repercusiones del proceso político interno en Jammu y Cachemira y
el peso de la opinión pública 229
3.2.2.2. 1957. Nuevos debates frustrados en el seno de la ONU 234
Los informes de Gunnar Jarring y Frank?. Graham 235
3.2.3. 1958-1964. El preludio del retomo de la atmósfera bélica. El comienzo del
régimen militar en Pakistán y la aparición de China en la ecuación cachemiri 240
3.2.3.1. El nuevo régimen militar de Ayub Khan y la propuesta pakistaní de
crear un tratado de defensa conjunto 240
3.2.3.2. La transformación del contexto de alianzas internacionales 247
1962. El apoyo de la URSS a la India en los debates del Consejo de
Seguridad 247
1962-1963. China entra en guerra con la India y se asocia a Pakistán
249
1962-1 964. El fracaso de Occidente en las dos últimas rondas de
negociaciones antes de la guerra de 1965 260
Iv
TERCERA PARTE
6.2. La década de los 80. Causas directas de la sublevación popular y del recurso a
la lucha armada como forma de reivindicación política 433
6.2.1. La segunda etapa de la “era Indira Gandhi”. La desaparición del secularismo y la
adulteración del federalismo indio. La ruptura política, social y moral definitiva de
Jammu y Cachemira con la India 433
6.2.1.1. La rivalidad entre Farooq Abdullah e Indira Gandhi 435
6.2.1.2. La ilegal destitución del gobierno de Farooq Abdullah 439
6.2.1.3. El régimen de G.M. Shah y la explosión de las tensiones comunales- 444
6.2.2. 1986-1988. Causas políticas inmediatas de la sublevación 446
6.2.2.1. El acuerdo Rajiv-Farooq 446
6.2.2.2. La manipulación de las elecciones de 1987 449
CUARTA PARTE
VI
7.1.1.1. El Grupo Militar de Observadores de la ONU. Los efectos del Acuerdo de
SimIa sobre las actividades para el mantenimiento de la Paz en la CFL/LOC --471
7.1.1.2. El frente bélico en el glaciar de Siachen 479
7.1.2. El peligro de una nueva guerra indo-pakistaní y la amenaza nuclear 485
7.1.2.1. La amenaza nuclear 491
VII
Proporciones territorial, demográfica y etnográfica e impacto de la
sublevacton 577
Organización de los grupos guerrilleros y sus diferencias ideológicas 582
Capacidad y objetivos militares 587
8.2.2. La respuesta del gobierno indio en el campo de la seguridad. La cuestión de la
violación de los derechos humanos 590
8.2.2.1. Las operaciones de contrainsurgencia y la cuestión de los derechos
humanos 590
8.2.2.2. Estructura, número y funciones de las Fuerzas de Seguridad indias
destinadas en .Jammu y Cachemira 595
8.2.3. Las transformaciones en el escenario político desde 1989 hasta la actualidad-- 600
Bibliografía 697
Anexo: Mapas
1. División actual del antiguo Estado nativo de Jammu y Cachemira
2. Etapas en la creación del Estado nativo de Jammu y Cachemira
3. Jammu y Cachemira y su proyección hacia Asia Central
4. Jammu y Cachemira y la delimitación actual de la Línea de Control
5. El sector occidental de la Frontera del Norte y las distintas apreciaciones fronterizas
en Aksai Chin. Fronteras de 1899, 1905 y 1963
6. La partición de Punjab. La concesión fronteriza de la Comisión Radcliffe
7. La guerra indo-pakistaní de 1947-1948
8. El conflicto del Rann de Kutch y la guerra indo-pakistani de 1965
9. La guerra indo-pakistani de 1971 en el sector occidental
10. El frente de batalla en el glaciar de Siachen
VIII
INTRODUCCIÓN
Antes de escoger un tema hacia el que orientar mi tesis doctoral sólo tenía claras
dos ideas. En primer lugar, deseaba que fuera una cuestión en la que la dimensión
humana, social y política se distinguiera por su trascendencia sobre otras disciplinas
como la economía o el derecho. Esta inclinación no estaba justificada exclusivamente
en el reconocimiento de que mí formación universitaria, consistente en una licenciatura
en Ciencias de la Información, resultaba insuficiente para abordar con criterio el análisis
de estas materias especializadas. También partió de la creencia en que la comunidad
internacional tiende cada vez más a dar prioridad al estudio de los componentes
humanos propios de cada conflicto, en detrimento de consideraciones basadas en
normas o esquemas generalizadores.
2
En 1947, el Estado nativo dc Jammu y Cachemira, con una extensión cercana a
la de Gran Bretaña y una población mayoritariamente musulmana gobernada por un
Marajá hindú de la dinastía Dogra, estaba situado geográficamente de tal forma que tras
la división de la colonia británica podría haber sido integrado tanto en la India como en
Pakistán. Pero la lógica explicita en la división del Imperio en dos naciones de mayoría
musulmana e hindú sugiere que, como reivindicaban los líderes pakistaníes, el Estado
debería haberse integrado en la recién nacida nación islámica. No obstante, el Marajá
1-lan Singh, haciendo uso del derecho y del deber que se le asignaron en su momento, y
condicionado por la amenaza de invasión de su Reino, optó finalmente por una de las
tres oportunidades que se barajaban (integración del Estado en la India o en Pakistán o
independencia): la integración de Jammu y Cachemira en la Unión India.
3
respectivamente, y ninguna de estas dos regiones secunda el movimiento secesionista;
segundo, que la sublevación armada está liderada por partidos políticos y grupos
armados con afiliaciones e ideologías discrepantes; y tercero, que desde la década de los
años 50 China ha ocupado una porción de Ladakh que la India reivindica como
perteneciente al Estado de Jammu y Cachemira. La ocupación de este territorio, que
nunca ha tenido una delimitación fronteriza formal, fue la principal causa de la guerra
sino-india de 1962.
4
aceptadas y reglamentadas por Nueva Delhi en distintos acuerdos y en la propia
Constitución de la India. Sin embargo, sus sucesivos gobiernos han ido desvirtuando
poco a poco todos estos derechos y han caído en el error de incumplir sus promesas y
someter a este Estado a un férreo control del centro.
¡ WIRSING, Robcrt G. India, Pakistan and rhe Kashmir Dispute. Qn Regional Confiict and Ms
Resolution. Macmillan. Londrcs 1994. Pág. 146
especialmente cachemiris hindúes, han abandonado sus hogares y posesiones en el Valle
de Cachemira y viven como refugiados en Jammu y otras partes de la India.2
El grado y la intensidad del conflicto, unidos a las prácticas utilizadas por las
Fuerzas de Seguridad indias en contra de los sublevados, han centrado la atención
internacional sobre Cachemira. Numerosas organizaciones no gubernamentales han
denunciado la sistemática violación de los derechos humanos por parte de las Fuerzas
de Seguridad indias. Las acusaciones mutuas entre Islamabad y Nueva Delhi son
continuas. Pakistán acusa a la India de reprimir violentamente el movimiento popular
cachemiri, y la India acusa a Pakistán de entrenar y financiar a los insurgentes y de ser
2 SIMONS Lewis M. “Cachemira Entre Dos Fuegos”. National Geoeraphic. Sept. de 1999. Págs. 12 y 23
6
el responsable de que no se llegara a celebrar el plebiscito de autodeterminación
contemplado en varias resoluciones de la ONU. Por último, las grandes potencias,
especialmente Estados Unidos, han expresado su preocupación ante un posible
desbordamiento del conflicto. La comunidad internacional ha manifestado su temor ante
un conflicto indo-pakistaní que podría escalar hasta una guerra nuclear. La posesión de
este tipo de armamento por parte de ambas naciones asiáticas ha sido objeto de un
importante debate en el ámbito internacional acerca de si es un hecho que contribuye a
generar estabilidad o a aumentar el peligro de una nueva guerra.
Estos temores no carecen de fundamento. Dos de las tres guerras entre la India y
Pakistán fueron provocadas directamente por la reclamación de Pakistán sobre el
territorio de Janniu y Cachemira. Más recientemente se han producido, por lo menos,
tres conatos de guerra en 1987, 1990 y 1999. Lo que es más importante, la India y
Pakistán desarrollaron unas pruebas nucleares en 1998 que han provocado una oleada de
reacciones por todo el mundo y que pueden acarrear consecuencias incalculables. Ante
este nuevo elemento, la potencial reanudación de un conflicto bilateral entre la India y
Pakistán ha vuelto a centrar gran parte de la atención internacional en la región y en la
crisis de Cachemira
No siempre está claro qué territorio abarca o en qué consiste realmente .lammu y
Cachemira, o lo que este término significa para la gente que vive en su interior. De
hecho, el término Jammu y Cachemira nos enfrenta con un enigma político al aludir a
una entidad territorial cuya población está fragmentada entre aquellos que desean
permanecer en la India, unirse a Pakistán o instaurarse como un Estado independiente.
7
El concepto de independencia también está disociado entre aquellos que quieren
establecer un estado islámico y aquellos que desean consagrar uno secular.
Cuando los analistas estudian esta crisis suelen referirse por el término de
“Cachemira” a los distritos del Valle de Cachemira que rodean a Srinagar, integrados
casi en su totalidad en la India, o a la totalidad de los territorios del Estado indio. La
primera utilización del término es correcta, la segunda no, puesto que las regiones del
antiguo Reino Dogra integradas en la India son tres, la mencionada provincia de
Cachemira, y las provincias de Jammu y Ladakh. Por lo tanto, hay que tener presente
que Cachemira, propiamente dicha, sólo es una de las regiones que conformaban el
antiguo Estado nativo y que hoy conforman el Estado anexionado por la India,
Del mismo modo, en muy pocas ocasiones los analistas se paran a examinar el
destino y los problemas asociados con Azad Kashmir o las Áreas del Norte en Pakistán.
La crisis en el interior de lo que los indios denominan la Cachemira Ocupada por
Pakistán (Pakistan Occupied Kashrnir) es más sutil y menos dramática que la que
presenciamos en el Estado indio, pero está íntimamente relacionada con la crisis política
8
en el Valle de Cachemira desde 1989. La creación de la región autónoma de Azad
Kashmir no ha proporcionado a sus habitantes un panorama laboral aceptable,
facilidades sociales y culturales o un marco para desarrollar su propia identidad libre de
un revestimiento religioso que emana de la asociación oficial de Pakistán con el Islam.
Separados del Valle y de la gran mayoría de los centros históricos del anterior Reino
Dogra, los cachemiris de Azad Kashmir se sienten amenazados por la mayoría punjabi
que domina en Pakistán, por los pathanes o por otras comunidades de mayor peso en la
nación islámica
Esta situación se repite en las Areas del Norte, una de cuyas regiones, Baltistán
(siendo la otra Gilgit), se siente más identificada con los territorios del antiguo y más
expansionista Ladakh, y donde además jamás se ha disfrutado de ningún grado de
autonomía que les desvincule de Islamabad. Desde 1947 estas poblaciones se han visto
privadas de cualquier tipo de garantía democrática a nivel nacional. De hecho, muchas
publicaciones pakistaníes hacen referencia a estos territorios como “la última colonia
pakistaní”.
Incluso cuando se mencionan las diferencias regionales dentro del Estado indio
entre Jammu y el Valle, a menudo se ignoran las diferencias entre Ladakh y Cachemira,
o las que existen dentro del mismo Ladakh, donde el distrito de Leh está relacionado
con el Tíbet y China, y el distrito de Kargil tiene su propia compleja implicación con
Asia Central y el Islam shií. Por lo tanto, aunque en este estudio el término Jarnmu y
Cachemira se utilice para designar al Reino Dogra tal y como estaba constituido antes
de la independencia de la India y de Pakistán, o al Estado indio anexionado en 1947,
ello no debe interpretarse como una afirmación de que el territorio sea indivisible o
“natural” en ningún sentido.
9
4. ENFOQUES TEMÁTICO, ESTRUCTURAL Y METODOLÓGICO
DE ESTA TESIS DOCTORAL
Por otro lado, para estudiar este conflicto desde el ángulo de la ciencia política
es necesario analizar las distintas fuerzas que han conducido a las distintas decisiones
políticas y han influido en ellas. Asimismo, este estudio parte de la suposición de que el
conflicto de Jammu y Cachemira es un gran desconocido en España, por lo que
pretende, en la medida de lo posible, conjugar la proflindización científica con una
vocación claramente introductoria. Esa es la razón de que nos remontemos no sólo al
origen del conflicto que surge en 1947, sino al mismo nacimiento del Estado nativo de
Jammu y Cachemira como unidad política y administrativa y al comienzo de la escisión
comunal del subcontinente durante los últimos años del Imperio Británico.
lo
Pero en el estudio de cualquier conflicto territorial o nacionalista no sólo los
acontecimientos históricos son relevantes para el observador político. Los análisis de los
expertos proyectan luz sobre otros matices de la disputa e interpretan la manera en que
el conflicto ha sido considerado internamente. Esta proyección se hace necesaria
teniendo en cuenta que el conflicto de Cachemira ha sido un asunto candente en
Pakistán desde su nacimiento, considerado por la mayoría como una cuestión que afecta
a la consumación de su construcción nacional, mientras que en la India sólo ha sido uno
de sus problemas adicionales. No obstante, la confrontación ha sido un rasgo constante,
y será fácil comprobar que esta cuestión ha generado tanta ira y frustración en todas las
partes implicadas que, a lo largo de los años, el componente psicológico y emocional ha
adoptado una magnitud dificilmente comparable con cualquier otra contienda en el
mundo.
II
- Servicio de Documentación de la Embajada del Reino Unido
12
- Servicio de Documentación de la Embajada de España
Los testimonios orales de primera mano fueron más dificiles de conseguir, pero
algunas conversaciones informales con la periodista india Tavleen Singh, con
Ajatshatru Singh, nieto del Marajá Han Singh y ministro de Turismo del nuevo
gobierno cachemiri en 1996, con un grupo de parlamentarios del partido nacionalista
hindú Baratiya Janata Party, y con funcionarios de las embajadas de Pakistán y Estados
Unidos, fueron muy útiles para percibir las diferentes perspectivas desde las que se
enfoca el conflicto actual en distintos ámbitos.
13
seguido un ritmo ajeno al de la disputa territorial. Por lo tanto, nos encontramos con dos
conflictos diferenciados que comparten un mismo trasfondo histórico y que están
destinados a compartir igualmente un mismo esquema de resolución.
Este estudio está dividido en cuatro partes que examinan, en primer lugar, el
trasfondo histórico compartido por ambos conflictos y, a continuación, la evolución y la
configuración actual, por un lado, de la disputa territorial, y por otro, de la contienda
separatista. Por último, en un último apartado dedicado a las conclusiones finales,
también se incluirá una modesta propuesta personal que podría ser de utilidad a la hora
de aproximarse a una solución para este conflicto.
14
respetar la metodología tradicional y realizar un trabajo de análisis y síntesis sin el que
dificilmente podría haber alcanzado y expuesto una opinión propia. En todas aquellas
ocasiones en las que mi investigación me ha permitido alcanzar un juicio documentado
sobre aspectos controvertibles he intentado, sin dejar de señalar la existencia de
versiones contrarias, conducir al lector hacia el dictamen que he creído acertado.
i5
Ambos factores propiciaron la adopción de una actitud inflexible por parte de la India,
su desestimación de la mediación internacional, y el abandono de su promesa de
celebrar un plebiscito de autodeterminación. El capítulo V de la tercera parte aborda el
análisis de la plena incursión de la disputa en las dinámicas internacionales de la Guerra
Fría, y de cómo la pertinacia de la reclamación territorial pakistaní le llevó en 1965 y en
1971 a intentar lograr por la fuerza de las armas lo que no había podido obtener por
medio de la presión internacional y las negociaciones. Las derrotas en ambas guerras
obligaron a Pakistán a asumir una larga etapa de distensión que perduró hasta que la
sublevación musulmana en el Valle de Cachemira le volvió a abrir las puertas a la
intervención.
Los capitulo IV y VI examinan en exclusiva las razones por las que Jammu y
Cachemira, habiendo aceptado en 1947 su integración en la India, se haya transformado
en el Estado que enfrenta a Nueva Delhi con la fuerza nacionalista-separatista más
potente de todos sus problemáticos territorios. Se podrá comprobar que desde la
destitución del gran líder cachemiri Sheikh Abdullah en 1953, y en especial durante las
dos etapas de gobierno de Indira Gandhi en Nueva Delhi, los graves errores de la India
han sido el ingrediente más común en el tratamiento de este territorio. A Jammu y
Cachemira la India le ha negado sistemáticamente todos los derechos reconocidos en el
Instrumento de Adhesión, en la Constitución de la India, y en numerosos tratados
alcanzados por los lideres políticos cachemiris e indios. No obstante, también será fácil
constatar que, habiendo comenzado las políticas centralistas y abusivas de Nueva Delhi
en una fecha tan temprana como fue 1953, la población musulmana no secundó los
intentos de invasión pakistaní ni en 1965 ni en 1972. El comienzo de la sublevación
cachemiri en 1989 tuvo sus principales impulsos y prolegómenos en el escenario
politico interno de la India.
16
Por último, la cuarta parte de esta tesis, centrada en la configuración actual de
los conflictos nacional y territorial en Jammu y Cachemira, no se ajusta a la evolución
cronológica como las tres primeras partes, pero si acota los dos escenarios diferenciados
que ambas facetas de la cuestión de Cachemira han proporcionado después del
comienzo de la sublevación nacionalista a finales de l.a década de los 80.
Por último, este apartado finaliza con una advertencia sobre las posibilidades de
que se vuelva a producir un enfrentamiento bélico entre dos países que ya han
demostrado sus capacidades nucleares. Se verá que cuando Pakistán había parecido
asumir que la división de Jammu y Cachemira iba a ser definitiva, la sublevación de la
población cachemiri en 1989 le abrió de nuevo las puertas a la intervención y volvió a
alentar sus esperanzas. Desde entonces, el nivel de confrontación bilateral ha ido in
crescendo hasta colocar a la India y a Pakistán a las puertas de un nuevo enfrentamiento
bélico. Todo ello, unido al factor nuclear, nos enfrenta con un problema de dimensiones
incalculables.
i7
En lo que respecta al enfoque regional del conflicto, la investigación, partiendo
de un análisis de la forma en que en la dinámica internacional de la Guerra Fría influyó
en la evolución de este conflicto bilateral, pretende predecir la forma en que la
finalización del mundo bipolar puede actuar para facilitar una solución definitiva o para
enquistar el conflicto. El interés se centra en los dos países más capacitados para
intervenir y presionar a la India y Pakistán, China y EEUU.
Entre estos relieves hay dos que llaman especialmente la atención: que un
Estado con una elogiada y recia tradición de convivencia pacífica entre distintas
comunidades étnicas y religiosas se abandonara súbitamente al fratricidio en 1989, y
que entre las milicias cachemiris existan importantes discrepancias ideológicas. Este
capítulo también dedica una atención especial a dos ramificaciones de la sublevación
que han influido muy directamente en la evolución de la disputa indo-pakistaní, el
apoyo encubierto de Islamabad a las organizaciones guerrilleras y la virulencia de las
18
estrategias de contrainsurgencia utilizadas por las Fuerzas de Seguridad de la India. De
nuevo, este capitulo se centra en el análisis y la síntesis de las distintas teorías expuestas
por los investigadores de la cuestión de Cachemira para dejar en un segundo plano el
método comparativo.
19
PRIMERA PARTE
RECORRIDO HISTÓRICO DE LOS
CONFLICTOS NACIONAL Y TERRITORIAL
EN JAMMU Y CACHEMIRA HASTA EL
FINAL DE LA PRIMERA GUERRA INDO-
PAKISTANÍ DE 1947-1948
CAPÍTULO 1: RECORRIDO HISTÓRICO HASTA LA
CONCESIÓN DE LA INDEPENDENCIA A LA INDIA Y A
PAKISTÁN EL 15 DE AGOSTO DE 1947
23
mayoría musulmana al oeste, Poonch, Muzaffarabad y Mirpur, que hoy en día
conforman el Estado autónomo de Azad Kashmir, bajo ocupación pakistaní. La
población de Azad Kashmir, una estrecha franja de territorio al este del río .lelhum
cercado por este río y por la cadena montañosa de Pir Panjal, nunca ha tenido vínculos
estrechos con las poblaciones de Jammu o del Valle. El grupo dominante pertenece a las
tribus de origen afgano del Pathan, y sus lazos culturales siempre han sido más fuertes
con otros territorios de Pakistán o el sur de Afganistán.
Otro territorio musulmán muy poco poblado (40), actualmente ocupado por
Pakistán, es el de las denominadas Arcas del Norte en las altas montañas, compuesto
por las regiones de Gilgit y Baltistán. Baltistán tiene una población étnicamente tibetana
pero que profesa un islamismo cuyo origen era la duodécima rama shií del Islam. Las
poblaciones tribales de Hunza, Nagar, Chilas, Astor, Yasin e lshkuman y el resto de la
región de Gilgit son 100% musulmanas y pertenecen, como en Baltistán, a la duodécima
rama shii del Islam, aunque la mayoría de los habitantes de 1—lunza son ismailíes
seguidores del Aga Khan. Los vínculos históricos y culturales de los musulmanes de las
Áreas del Norte con los del Valle de Cachemira son prácticamente nulos.
Y, por último (50), en el extremo oriental, en una zona aún más remota y
despoblada que también forma parte de los territorios anexionados por la India, el área
budista de Ladakh, cuya población es tibetana tanto étnicamente como en su
interpretación del Budismo, y que tanto cultural como geográficamente está muy
vinculada con el Tibet. En lo que respecta al idioma, uno de los componentes de
cualquier identidad nacional, es necesario indicar que el cachemiri sólo se habla en el
Valle. En los otros lugares del ex Estado nativo existen distintos dialectos que
normalmente están relacionados con las áreas vecinas pero que, como regla general,
tienen poco en común con el cachemiri.
24
altura superior a los 28.000 pies, el segundo pico más alto del mundo, y hay otros
muchos picos que superan los 25.000 pies de altura. Ladakh se sitúa en el extremo
occidental de la Meseta Tibetana que se extiende miles de kilómetros hacia el este
introduciéndose en lo que hoy es territorio chino. Por el sudeste del territorio serpentea,
separando al Valle de Cachemira tanto de Jammu como de Poonch, la cadena
montañosa de Pir Panj al, tremendamente escarpada aunque se vea empequeñecida en
comparación con el Himalaya y con la cadena del Karakoram.
Para nuestro estudio basta con destacar que antes de nuestra era Cachemira fue
en algunas ocasiones un poderoso reino independiente que se expandió más allá de sus
actuales fronteras. Pero su historia refleja sobre todo una sucesión de conquistas y
sometimientos a imperios más poderosos (Reino de Abhisara, vasallo del Imperio de
Alejandro Magno; dinastía de los Maurya; reinado de Asoka...) que, sin embargo, no
borraron una identidad propia centrada en su bellísima capital, el Valle de Cachemira.
25
únicamente un pequeño gmpo de brahmanes (pandits) en el Valle. De hecho, el Islam
penetró en este territorio bastante más tarde que en otras partes de la India, y su
irrupción no se produjo por medio de las conquistas. Probablemente sea esta la razón de
que la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica entre las distintas comunidades
fuera una de las caracteristica más peculiares y alabadas de la sociedad cachemiri.
Según Prem Nath I3azaz, reputado político e intelectual cachemiri, los afganos “se mostraron como los
peores de todos los déspotas que Cachemira habia sufrido en su larga historia”- Un testigo británico de la
época de dominación su dio la siguiente descripción de las penosas condiciones que sufrian los
cachemiris: “Los sijs parecían considerar a los cachemiris como poco más que ganado-- - Los cachemiris
que iban a acompañamos a las montañas demostraron que esto no era ninguna exageración y su imagen
medio desnuda y miserablemente escuálida revelaba un terrible panorama de pobreza e inanición’.
HAZAZ, Prem Nath. Kashmir ¿a CrucUile. Pamposh Publications. Nueva Delhi 1967. Págs. 8 y 9
26
originaria de Jammu y el vecino distrito de Kangra. En 1820 el monarca sU convirtió a
Gulab Singh en Rajá de .lammu y Cachemira. Desde aquel momento, el gobernante
Dogra comenzó a construir su propio pequeño Imperio, primero conquistando Ladakh
en 1834 y después adquiriendo Baltistán en 1840 (ver mapa 2)3 Ranjit Singh también
convirtió a un hermano del Rajá Dogra en señor feudal del pequeño distrito de Poonch,
pero los habitantes musulmanes de este territorio nunca se sometieron al gobierno
Dogra? Fue en Poonch donde en 1947 comenzó la sublevación popular que originó la
primera guerra indo-pakistaní por Jammu y Cachemira y la consecuente división del
Estado.
Tras la muerte de Ranjit Singh en 1839, sus sucesores intentaron penetrar hacia
el este dentro de la India británica, pero fueron vencidos en dos cortas guerras en 1846 y
1849, año en el que los británicos se anexionaron todo Punjab. Ante el derrumbe del
Reino de Lahore, Gulab Singh aprovechó para ampliar los territorios bajo su dominio
por medio de los Tratados de Lahore del 9 de marzo de 1846 y de Amritsar del 16 de
marzo de 1846. En el primero de dichos tratados, Gulab Singh medió entre el monarca
y los britanícos un acuerdo por el que el primero fue reconocido como gobernante de
sij
Un nuevo Estado, extenso pero mal delimitado, fue separado de esta forma del
Reino Sij al unir la provincia de Cachemira, y su dependencia Gilgit, con la provincia
de Jammu y sus dos dependencias, Ladakh y Baltistán. Gulab Singh fue ascendido por
los británicos al estatus de N4arajá de su propio pequeño imperio sujeto a la soberanía
del Imperio Británico. Desde aquel momento comenzó la expansión de la influencia de
Fn 1841 Gulab Singb intentó penetrar ene! propio Tibet, que sc encontraba en la esfera de influencia de
la dinastia Manché, pero la reticencia británica a provocar a los chinos le impidió expandirse más al este.
BAJPAI, SC. The Noei/icen Frontier o/India. Allied Publishers. Calcuta 1970. Págs. 34-43
LAMB, Alastair. Kas/mije. A Disputed Legaev. 1846-1 990. Roxford Books. Hertfordshirc 1991. Pág. 8
Todos los territorios “entre los nos Beas e indo, incluyendo las provincias de Cachemira y Hazara”. Ver
Treaty ofLa/o ea. Dated 9 March, 1846. En SINGH, Justice Jaswant. Jammu & Kashmir I-’oIiticaI and
Constitutional Developníent. Har-Anand Publications. Nueva Delhi 1996. Págs. 47-48
FI monarca Dogra pagó 7.500.000 rupias por todos los territorios y sus dependencias “situadas al este
del rio indo y al Oeste del río Rabi...”. Ver Treatv of A,nriísar Dated 16 March, 1846. En SINGH, Justice
Jaswant. Op.cit. Págs. 49-51
27
la dinastia Dogra hacia el noroeste, hacia el territorio al que los británicos hacían
referencia bajo el término de Dardistán (Gilgit, Hunza, Nagar y otras regiones
colindantes con las fronteras de Sinkiang y Afganistán) y que hoy en día está incluido
en el discurso de la disputa indo-pakistaní en las denominadas Áreas del Norte.
Varios autores afirman que la posición adoptada por Gulab Singh durante las guerras sUs no fue de
neutralidad sino de claro apoyo a los británicos. Ver, por ejemplo, SINGH, Khushwant. A Histoey of the
Sijs. /469-1974(2 volúmenes). Oxford University Press. Princeton 1963. Capítulos 1,2 y 3 del segundo
volumen. Una descripción de las guerras con Afganistán en BAMZAI, Prithivi Nath Kaul. Kas/imite and
Central Asia. Light and Life Publishers. Nueva Delhi 1980. Págs. 116-118
Ver CI-IOPRA, V.D. Genesis o/Indo-Pakistan ConJlict on Kas/mije. Patriot Publishers. Nueva Delhi
1990. Págs. 3 y 4
Sir l-leniy Hardinge argumentó: “La ocupación (de Cachemira) por nosotros seria, en muchos casos,
perjudicial. Nos enfrentaría con varios jefes poderosos para cuya dominación seria necesario un
establecimiento militar a gran distancia de nuestras provincias y recursos militares. Doblaria la extensión
de nuestra frontera en paises al descubierto en cualquier punto y muy dificiles de defender sin ninguna
ventaja compensada para tan importante adhesión de territorio”. CHOPRA, V.D. Op.cit. Pág. 4
28
Exteriores, de forma que los británicos mantuvieron e] control sobre el área sin
implicarse en los costes de su administración.9
En 1857 Ranbir Singh sucedió a Gulab Singh, y en 1885 Pralab Singh se hizo
con el trono para ser sustituido en 1925 por el último Marajá de Jammu y Cachemira,
Han Singh. Estos gobiernos autocráticos fueron apoyados por una minoritaria clase alta,
básicamente perteneciente a su misma comunidad Dogra, y por la casta de brahmanes
de Cachemira, los pandíes.í<> A pesar de que la gran mayoría de la población era
musulmana, esta comunidad estaba discriminada en todos los órdenes sociales,íí y el
control feudal de los Dogras sobre una mayoría musulmana fue invariablemente
dificil.12 Aunque los gobernantes de Cachemira atenuaron poco a poco su política
discriminatoria y despótica, la primera parte del siglo XX todavia es descrita por los
historiadores cachemiris como “años oscuros de tiranía”.13
Es importante mencionar antes de finalizar con este apartado que a finales del
siglo XIX los británicos estuvieron cerca de adoptar un paso que habría evitado las
causas que dieron origen al conflicto de Jammu y Cachemira: la integración del Estado
nativo en la India británica cuyos territorios, como veremos más adelante con detalle,
suponían una unidad administrativa distinta de los estados nativos dentro de la colonia.
La iniciativa estuvo motivada, fundamentalmente, por la necesidad de frenar la amenaza
‘Ver WATFRS, Alan. Pakistan. T/ie Nothcen Aecas. South aud South East Research Unit (Informe del
gobierno británico) Londres, diciembre de 1994. Págs. 1-8
Sir Walter Lawrence, que adquirió un conocimiento preciso sobre la administración dcl Estado dc
Jammu y Cachemira durante su etapa como comisionado de asentamiento a finales del siglo XIX,
denunció “que los intereses del Estado y de la población se confiaran a una sola clase de hombres, y
todavia hay que lamentar más que estos hombres, los pandits, se las compusieran para estafar al Estado y
robar a la población sistemáticamente”. W.R. Lawrence. lJw Va/lev of Kas/imie. Londres 1895. Pág. 401.
En LAME, A. Kas/unir. A DisputedLega<y. Pág. lO
Ver BAZAZ, P.N. Kas/mije in Ceucible. Pág. 27, y SARAF, Muhammad Yusuf Kashrnieis hg/it loe
Fecedoin. Vol. 1(1819-1946). Ferozsons. Lahore 1977. Págs. 49-54
¡2 Ver SARAF, M.Y. Op.cit, y DANI, Ahínad Hasan. Histoey of Noetheen Aceas of Pakistan. Instituto
Nacional de Investigación Histórica y Cultural. Islamabad ¡991, Caps. VII y VIII
BAZAZ, Prem Nath. The Histoey of Struggle ¡be Feeedomi in Kas/i mije. Nueva Delhi 1954. Capitulo V.
En BLINKFNBERG, Lars. Imdia-Pakistan. The I-Iistoey of linsolved Conflicts. Dansk Underigspolitisk
lnstitut. Copenhague 1972. Pág. 61
29
de la proximidad rusa, china y afgana por el norte, y por el temor de que el monarca
cachemirí estuviera ejerciendo una política de exteriores independíente.i4
Desde entonces y hasta 1942, exceptuando los años de la Segunda Guerra Mundial, el
control directo de los representantes del gobierno británico sobre la Frontera del Norte
fue casi absoluto.
Cuando Pratab Singh murió en 1925, Han Singh, el último de los marajás de
.Jammu y Cachemira, heredó un Estado que, aunque continuaba siendo autocrático, no
tenía un régimen tan absoluto como el que fundó Gulab Singh. El control británico
Aunque los defensores de la política británica en el subeontinente defienden que, no sólo ci interés
estratégico de la zona, sino también el compromiso humanitario de los británicos les llevó a intentar
solucionar la gravísima situación de una gran parte de la población, básicamente musulmana, afectada por
la discriminación y el hambre haciendo un amago de incorporación del territorio bajó su control directo.
Ver LAMB, A. Kas/imie. A Disputed Legaev. Pág. 13
~ Según P.N.K. Bamzai y S.C. Bajpai, el nuevo residente, en coalición con el hermano pequeño de Pratab
Singh, fabricó unas cadas falsas en las que demostraba que el Marajá habia intentado asesinar al residente
británico y había mantenido una correspondencia desleal con los rusos. En su estudio sobre las rivalidades
anglo-rusas en Asia Central, el profesor cachemiri 1<. Warikoo no hace mención al supuesto intento de
asesinato, pero si da pruebas incontestables de que el Marajá llevó efectivamente a cabo contactos con los
rusos que atentaban contra los intereses de los británicos. BA/PAI, SC. Op.cit. Págs. 84-89, y BAMZAI,
P.N.K. Kas/nnje and Central Asia. Pág. 118. WARIKOO, p.K. central Asia and Kas/imite. A Study in t/ie
Context o/Anglo-Russian RNa/ev. Gian Publishing l-louse. Nueva Delhi 1989. Págs. 17-39. Para ver un
estudio sobre la influencia en los británicos de las actividades de los rusos en Cachemira durantc la época
zarista, RAY, 1-lemen. J-IowMoseowsees Kas/ini ir. laico Publishing House. Bombay 1985. Págs. 1-6
~ BAIPAI, SC. Op.cit. Págs. 84-89, y BAMZAI, P.N.K. Nas/inuir and Central Asia. Pág. lIS
30
sobre el área se estrechó en los años 30 en respuesta al desarrollo de un movimiento de
rechazo a la dinastía Dogra y a la creciente preocupación por las intenciones de la Rusia
bolchevique. Las autoridades en Calcuta negociaron la cesión de la administración de la
región de Gilgil por 60 años por parte del Marajá. Pero los británicos no aprovecharon
su control sobre el Estado para delimitar sus fronteras, y esta indefinición sembró la
semilla de futuras disputas entre China, la India y Pakistán.
Estas conjeturas son impugnada~ por otros autores como Alastair Lamb y 0W.
Choudhury. En el relato de estos historiadores los hechos determinantes son la
sublevación de los musulmanes ante la tiranía del régimen de los Dogras; las maniobras
de Mountbatten para que Jammnu y Cachemira, una vez recuperado Gilgit, se integrara
en la India; y su claro y justificado interés por garantizar la seguridad de la Frontera del
Norte mediante su adjudicación a la más fuerte de las naciones sucesoras del Imperio
Británico.18
Ver BAMZAI, P.N.K. Kashmiie and Centro/Asia. Págs. 125-128, CI-IOPRA, V.D. Op.eit. Págs. 20-26
y 39-41, JI-lA, Prem Shankar. Kas/mije 1947. Rival Lees/oms o,t I-hstoey. Oxford UniversityPress. Nueva
Delhi 1996. Capítulo V, y JAISINGH, Han. Kas/ini/e: a Tale of S/iarne. UBSPD. Nueva Delhi 1996.
Págs. 65-66, 71-72, 168-174
8 Ver LAMB, A. Kas/infle. A Disputa] Legactv. Págs. 17-18, 148-156 y CHOLIDHURY. 0W. Pakistan s
Relations wit/i India. Meenaxshi Prakashan. Mccmt 1971. Págs.. viii y 61
‘~ Ver WOODMAN, Dorothy. Ilimalayan Eronticus. A Pol¿flca/ Reúew of Rrit¿s/i, Chinese, ludian and
Russ jan Rivalejes. Ihe Cresset Press. Londres 1969. Págs. 25 y 35, y BLINKPNBERG, L. Op.cit. Pág. 61
32
cuando pudo utilizarlas como moneda de cambio para otros intereses propios
coyunturales.
33
una especie de letra H imaginaria en la que el Karakoram sería la línea horizontal que
conecta las dos líneas verticales.
A lo largo de esta línea horizontal se encuentran dos nítas principales para cruzar
de un flanco a otro de la barrera natural que producen tan formidables cordilleras. Al
este la ruta de Ladakh que une Leh, capital de Ladakh, con Khotan, Yarkand y
Kashgaria en Sinkiang a través del paso del Karakoram. Y al oeste la ruta de Gilgit que
conecta esta región desde Hunza hasta Kashgaria a través de los pasos de Mintaka,
Khunjerab y otros pasos de la parte occidental de la cadena del Karakoram. Desde
Srinagar se puede acceder a las dos mtas y desde esta capital comienza el acceso por
tierra más fácil a Ladakh. Antes de 1947 también constituía el punto de partida de
cualquier trayecto hacia Gilgit. Por lo tanto, estas dos rutas conectaban el subcontinente
indio con el exterior a través de un territorio que formaba parte del Estado nativo de
Jammu y Cachemira tal y como se conformó en los últimos años del siglo XIX.
34
Hubo dudas similares acerca de la delimitación de la frontera donde esta zona
norte bordeaba al este la región conocida como Aksai Chin y se unía con la más
conocida y más claramente demarcada frontera con el Tíbet, que había servido durante
siglos como frontera oriental de la región de Ladakb. Esta frontera, y las reclamaciones
enfrentadas de China y la India sobre Aksai Chin, fueron la causa de la guerra sino-india
de 1962.
20 Las primeras aproximaciones de los británicos a estos remotos territorios se produjeron de forma
extraoficial con los viajes de William Moorcroft en los años 20 a lo largo y ancho del extremo noroeste
del subeontinente. Estas expediciones permitieron a Moorcroft adquirir unos conocimientos
importantisimos sobre comercio, geografia o los intereses de rusos, chinos y sijs en la zona. No obstante,
el desconocimiento que tenian las autoridades británicas sobre estos territorios les llevó a ignorar su
propuesta de establecer una alianza comercial y politica con Ladakh en un momento en el que China
todavia no habia manifestado ningún interés por la zona. Los informes de Moorcroft, y el mismo hecho de
que Ladakh solicitara la protección de los británicos, y no de China o Tibet, son presentados por los
indios como una prueba irrefutable de que Ladakh no se situaba, ni nunca se habia situado, bajo la esfera
de influencia china. Ver BAJPAI, SC. Op.cit. Págs. 49-52, WOODMAN, D. Op.cit. Págs. 24-26, y
VARMA, SP. Struggle ¡be the Hinialayas A Study in Sino-Indian Relations. Sterling Publishers. Nueva
Delhi 1971. Pág. 118. Un estudio pormenorizado dc las relaciones comerciales y los intercambios
culturales de las potencias de Asia Central con Jammu y Cachemira y sus proximidades en WARIKCO,
P.K. E’emtral Asia ¿¿md Kas/unir. Capi.. 2 y 3
21 La exploración se realizó exclusivamente en el pequeño trayecto que transcurre desde el extremo norte
de la India hasta las montañas del norte del Lago Panggong, bastante antes de llegar al punto donde
comienza la frontera actual entre Ladakh y Aksai Chin que se disputan China y la India. BAJPAI, SC.
Op.cit. Págs. 55-57. Fn 1847 el explorador Vans Agnew penetró hacia el noroeste del dominio de Gulab
Singh hasta las Áreas del Norte y alcanzó Gilgit, que hasta el momento marcaba el comienzo del territorio
más desconocido e inestable de la antigua Cachemira sij ya transferida a los Dogras. Un año más tarde,
Thomas Thomson llegó hasta el paso del Karakoraín al norte de Ladakh, aunque no llegó a cruzarlo y a
poner pie en el Turkestán chino.
35
donde en muchos casos no existían unas fronteras precisas, y que cuando existían
resultaban desconocidas para las autoridades británicas de Calcuta.
Rusia sugirió que Afganistán se reconociera como zona neutral entre los
imperios ruso y británico, pero desde la perspectiva de Calcuta la seguridad de la India
sólo se podía garantizar con un Afganistán fuerte, unido y amistoso, y no en una
situación en la que Rusia dísfrutara en Kabul de un estatus equivalente al de Oran
Bretaña. Aunque en la Convención Fronteriza Anglo-rusa de 1881 se acordó que se
establecieran unas fronteras definitivas entre las áreas de influencia de ambos imperios,
esta delimitación no se llegó a realizar. Mientras tanto, los rusos no sólo se aproximaban
a Afganistán, sino que también se acercaban al Turkestán chino en un momento en el
que parecía que el control de los chinos sobre las poblaciones musulmanas amenazaba
con derrumbarse dejando un vacío de poder extremadamente peligroso.
Ranbir Singh, que había sustituido a Gulab Singh en 1857, quiso ampliar los
territorios bajo su jurisdicción y extender la influencia comercial y diplomática de
Jammu y Cachemira a las zonas del Turkestán Oriental donde el dominio chino estaba
en declive. Esta expansión de las fronteras de Jammu y Cachemira se realizó en dos
lugares clave. En la región de Khotan, donde el Emir había asumido el gobierno de la
ciudad, el Marajá situó en 1 864 un puesto en Shahidullah, el primer asentamiento en el
margen chino del paso del Karakoram. Aunque el Marajá sólo mantuvo su guarnición
en Shahidullah unos tres años, nunca dejó de reivindicar sus derechos sobre este
territorio que se encontraba más allá de la frontera natural del Karakoram.
36
momento se había considerado friera del dominio del Marajá. El Estado, asegura Lamb,
ganó de esta manera unas 21.000 millas cuadradas de territorio en Aksai Chin.22
El trabajo de Johnson sigue despertando polémica hoy en día. Según Lamb, está
demostrado que Ranbir Singh sobornó al explorador para que hiciera una delimitación
de las fronteras de su Estado algo más dilatadas de lo que le correspondía en realidad.
Por el contrario, la historiadora Dorothy Woodman concede más crédito al mapa de
Johnson puntualizando que el demarcador general del Imperio Británico lo había
rectificado previamente.23 De hecho, esta delimitación se incluyó en el corpus oficial de
la cartografia de la India y condicionó los mapas británicos durante años, dando lugar a
una de las bases de la reivindicación india posterior a 1947 sobre Aksai Chin.
Pero la era de Yakub Beg duró poco más de una década, y cuando murió en
1877 los chinos ya habían comenzado a restaurar su dominio en la zona. En 1878
ocuparon Kashgaria, y seis años más tarde convirtieron la totalidad del Turkestán chino
en una de sus provincias, conocida desde 1884 como Sinkiang. No obstante, la región
37
continuó siendo una zona de gran vulnerabilidad para China. Muchos estrategas
británicos, que temían que tarde o temprano se convirtiera en un “satélite” ruso,
comenzaron a exigir el diseño de una política fronteriza clara en aquellos puntos que
presentaban alguna ambigliedad.
25
Ver LAMB, Alastair. fle Sino-India Bordee in Lada/fin Australian National University Press. Canberra
1973. Pág. 26, y BAJPAI, SC. Op.cit. Págs. 123-132
26 WOODMAN, O. Op.cit. Págs. 54-56
38
importancia de la delimitación fronteriza en Aksai Chin pasó a un segundo plano ante la
fortalecida amenaza que presentaban los rusos en las fronteras al oeste del Karakoramf’
El centro neurálgico de la región era Gilgit, desde donde partía cualquier acceso
hacia Hunza y las rutas comerciales que se utilizaban desde hacía siglos para llegar al
Turkestán Oriental. Desde Gilgit también se podía acceder a Chitral y a remotos
territorios en el extremo noroeste que hoy pertenecen a Afganistán. Los Dogras no
consiguieron establecer un control firme sobre Gilgit hasta 1860, cuando lo integraron
en el Estado de .Jammu y Cachemira como capital de la provincia de Gilgit Wazarat.
Respecto a Hunza y Nagar, dos pequeños reinos que tenían una larga tradición
que les vinculaba con Gilgit, el Marajá estaba muy interesado por extender su dominio
hasta los importantes pasos fronterizos que dominaban estos estados montañosos. Pero
los Dogras no consiguieron un control efectivo sobre las distintas tribus de Gilgit y los
emires de Hunza y Nagar, lo que se convirtió en un asunto de preocupación para el
39
gobierno británico de la India cuando empezó a percibir crecientes evidencias de la cada
vez mayor influencia rusa en sus proximidades.28
2$
BAJPAI, SC. Op.cit. Págs. 107-113. Un estudio sobre las actividades de los soviéticos en las
proximidades de Jammu y Cachemira en WARIKOO, P.K. Central Asia ¿¿md Kashrnir. Págs. 45-54, y
183-201
29 CLIOPRA, VO. Op.cit. Págs. 20 y 21
40
inclusión en los mecanismos de control directo del gobierno de Calcuta.32 La
independencia del Marajá finalizó en 1885 con el envío de un residente británico a
Srinagar y con el nombramiento en 1889 del coronel Algernon Durand como delegado
político en Gilgit. Pratab Singh, acusado de mantener contactos desleales con los rusos,
fue relevado de todos sus poderes a favor de un Consejo del Estado férreamente
controlado por el residente británico en Srinagar. Al coronel Durand se le encomendó la
labor de restablecer la delegación de Gilgit, pero esta vez con actitud mucho más firme.
El coronel Durand adquirió el control sobre los reinos de Chilas y Punial y sobre
los gobernantes de Yasim, Kuh-Ghizar e Ishkuman y formó la delegación de Gilgit o
Gilgit Agen<y. Astor y algunas remotas regiones de Gilgit más al sudoeste, conocidas
como Cilgit Wazarat, permanecieron bajo la administración directa del Marajá. Por lo
que respecta a Hunza y Nagar, su rebelión en 1888 en contra de las autoridades de
Srinagar fue contenida tras una guerra con los británicos en 1891. Toda esta
intervención militar británica en Dardistán se desarrolló en un momento de intensa
competencia anglo-rusa en la Frontera del Norte que dio lugar a unas negociaciones que
tuvieron como resultado dos importantes acuerdos.
Pero estas demarcaciones dejaban abiertas dos incógnitas y dos aprensiones para
los británicos. Primero, ¿la cadena de Sarikol marcaría realmente el límite del avance
32 Un estudio sobre el control progresivo de los británicos en Jammu y Cachemira en WARIKOO, P.K.
Central Asia and Kas/imiir. Págs. 134-150,156-164
41
del Imperio Ruso, o con el tiempo se extenderían los dominios del Zar hasta Sinkiang?33
Segundo, ¿dónde concretamente se encontraban las fronteras entre el territorio chino y
esas dos regiones colindantes de Jammu y Cachemira que eran la delegación de Gilgit y
Ladakh? Las dos cuestiones estaban relacionadas con los intereses estratégicos de los
británicos, puesto que tanto el concretar una Frontera del Norte acorde con sus intereses
como su urgente establecimiento dependían de que esa frontera limitara con Rusia o con
China.
Por ello no es de extrañar que en 1897 los británicos animaran al Emir de Hunza
a renovar sus cultivos en el área de Raskam.35 Las autoridades chinas, conscientes de
que las reivindicaciones territoriales de 1-lunza formaban parte de una ambiciosa política
fronteriza británica, revocaron las licencias de las que había estado gozando.36 Pero más
adelante, ante la insistencia del Emir por volver a sembrar en los cultivos de Raskam,
condicionaron su autorización a la admisión de que el territorio formaba parte del
Dominio Chino y que sólo se estaba arrendando. No obstante, el cónsul ruso en
Kashgaria advirtió a los chinos que si daban el permiso a Hunza los británicos acabarían
42
anexionándose el territorio, y que ellos exigirían otra franja de territorio chino en la
región de Tashkurghan, en la carretera que unía Rusia con Kashgaria a través de la
cadena montañosa de Sarikol.37
A los británicos les quedaban dos opciones, o bien se inclinaban por extender su
dominio más allá del Karakoram arriesgándose a que los rusos exigieran sus
compensaciones en Tashkurghan, o se conformaban con la protección que les ofrecía la
frontera natural que formaba la cadena montañosa. El gobierno de la India, en aquellos
momentos bajo Lord Elgin, que no consideraba que existiera una verdadera amenaza de
que los rusos ocuparan Sinkiang ni de que los chinos se quisieran hacer con Hunza,
decidió abandonar cualquier tipo de reclamación sobre el territorio de Raskam.38
De esta forma, para 1898 los británicos habían indicado de forma tácita, pero no
por medio de una delimitación fronteriza formal, que renunciaban a las reivindicaciones
territoriales del Marajá de Jammu y Cachemira sobre Shahidullah y a las del Emir de
1-lunza sobre Raskam, que la frontera de Aksai Chin estaba pendiente de consideración,
y que toda la región de Dardistán, incluido Hunza, debía considerarse parte del Imperio
Británico. Pero cuando comenzó la conferencia sino-rusa destinada a definir las
fronteras en Turkestán Occidental, Calcuta consideró urgente el establecimiento de una
frontera formal entre los imperios chino y británico.
43
hacerla coincidir con el extremo oriental del borde establecido entre Rusia y Afganistán
en 1895 (para seguir este apartado ver mapa 5)
Al este del paso del Karakoram surgían las dificultades porque la naturaleza no
proporcionaba accidentes orográficos que pudieran hacer el mismo trabajo que las
cadenas montañosas mencionadas. Desde ese punto la frontera seguía una ruta a través
del extremo occidental de la Meseta Tibetana entre Aksai Chin y las cuencas del
Lingzitang (dejando Aksai Chin fiera de los limites de Jammu y Cachemira), a lo largo
de la cadena montañosa de Loqzung, hasta alcanzar la frontera entre Tíbet y Ladakh
cerca del paso de Lanak.40 La decisión de utilizar la cadena del Loqzung no era más que
una de las muchas soluciones que se podían haber adoptado, y se basó más en su
utilidad que en precedentes administrativos o históricos.
40 Descripción literal en LAMB, A. T/ie Sino-India Boedee. Pág. 45. y BAJPAI, SC. Op.cit. Págs. 139-
140
44
De esta forma, el gobierno británico introdujo en 1905 unas modificaciones que
enmendaban ambas cuestiones impidiendo el punto de unión entre las fronteras rusa y
británica en el Taghdumbash Pamir al ceder un buen trozo de tierra en esta región a
cambio de unas cuantas millas cuadradas al este del paso de Shimshal (ver mapa 5.A).
Pero las dificultades a las que se estaban enfrentando los británicos para conseguir la
aceptación de China de los acuerdos fronterizos entre británicos y tibetanos en Assam
les desaconsejaron abordar estrategias encaminadas a aumentar su presencia en suelo
chino. De forma que la nueva delineación fronteriza no fue comunicada a los chinos,
perdiéndose una nueva oportunidad para asentar la Frontera del Norte.
La amenaza real que el nuevo régimen de Pekín suponía para la posición de los
británicos en Hunza dio lugar a unas negociaciones entre China y el Consulado General
Británico que cesaron, antes de haber alcanzado algún acuerdo, cuando una crisis
politica en Sinkiang transformó el panorama estratégico. En 1933 parecía como si toda
“ Ver WOODMAN, D. Op.cit. Pág. 80, LAMB, A. Kas/infle. A Disputed Legacy. Pág. 42, y The Sino-
Imdia Border. Pág. 67, y NOORANI, A.G. [ud/a, t/ie Supeepowers aud dic Neig/ibours. South Asian
Publishers. Nueva Delhi 1985. Pág. 145
45
la provincia estuviera a punto de desmembrarse en pequeños reinos musulmanes. Un
militar prosoviético de capacidad excepcional, Sheng Shih-ts’ai, consiguió que para
1934 la mayor parte de la provincia estuviera controlada. Pero desde 1934 una parte de
Sinkiang resistió el empuje de Sheng Shih-ts’ai con el establecimiento de un dominio
autónomo situado en Khotan, Tunganistán. Hasta su caída en 1937, este enclave rebelde
fue una amenaza constante para la posición china en Kashgaria y una inspiración para
los musulmanes de toda la provincia. Pronto resultó evidente que la defensa de la
Frontera del Norte exigía una revisión de la relación entre el Estado de Jammu y
Cachemira y el gobierno de la India.
46
Ante la dudosa lealtad de Han Singh y la potencial amenaza en Sinkiang, los
británicos pensaron en introducir algunos reajustes en la delegación de Gilgit. Las
negociaciones formales entre el gobierno de Jammu y Cachemira y el de la India se
consumaron con el arrendamiento por 60 años, desde el 26 de marzo de 1935, de la
parte de Gilgit y sus dependencias situadas al norte del Indo. Toda la administración
civil y militar de la región fue transferida al gobierno de la India. A cambio, los
británicos se comprometieron a no mover sus tropas por la región “en circunstancias
normales”, a asumir la totalidad los gastos derivados, y a reconocer que la delegación de
Gilgit formaba parte del Estado de Jammu y Cachemira.
El agente político británico en Gilgit se tuvo que enfrentar, en primer lugar, con
el antiguo problema de los derechos del Emir de Hunza sobre las tierras de Raskam y el
Taghdumbash Pamir. En 1912, cuando en Calcuta prevalecían las percepciones
fronterizas más expansionistas, los británicos volvieron a animar al Emir de Hunza a
restablecer sus reclamaciones en Raskam para asegurarse así su propia presencia en la
zona. Pero en 1935 las nuevas amenazas china y soviética aconsejaban presionar al
Emir para acabar con una causa de confrontación al mismo tiempo que para cerrar la
cuestión de la soberanía sobre Hunza. De esta forma, el Emir dejó de pagar su tributo a
las autoridades chinas a cambio de que Calcuta le proporcionara un subsidio anual y un
feudo para sus cultivos.
47
funcionarios de la India británica.42 Los contactos bilaterales propios suscitados por este
tipo de crisis, como ocurría tan a menudo en las relaciones diplomáticas entre China y
los británicos, cesaron cuando acabaron las situaciones de tensión. La frontera de
Ladakh también jugó su papel a la hora de exacerbar los ánimos en las nuevas y tensas
relaciones entre chinos y británicos. La huida de un grupo de adversarios de Sheng
Shih-ts’ai a Ladakh fue interpretada en Kashgaria como una evidencia de la
interferencia británica en la política de Sinkiang.
Durante los últimos años del gobierno británico en la India se sucedieron varias
crisis relacionadas con Sinkiang que resucitaron la sensación de temor sobre la futura
estabilidad de la región. Pero en esta ocasión los británicos no fueron más que
espectadores pasivos, hasta el punto de que no aprovecharon el acercamiento entre Gran
Bretaña y China para abordar una delimitación fronteriza formal de sus dominios.
48
garantizar un escenario favorable posterior a su marcha.43 En 1846 el panorama
geoestratégico en la zona difería sustancialmente del existente en 1935, cuando se
obtuvo la cesión de Gilgit, por no decir que entonces ni siquiera se sospechaba el
nacimiento de Pakistán. Por otro lado, en caso de que fueran ciertas las denuncias a
propósito de los concienzudos planes británicos para determinar el futuro del Reino
Dogra, resulta dificil explicar la razón que les impidió, no ya por un mero sentido de la
responsabilidad, sino en contemplación de unos intereses propios, abordar en los años
40 del siglo XX, en una situación inmejorable, una delimitación fronteriza formal con
las autoridades chinas. Al margen de los desconocidos designios de los británicos, sin
duda su intervención en el proceso que culminó en 1947 con la integración de Jammu y
Cachemira en la India destacó más por su insuficiencia que por su dedicación. Pero por
ahora hay un aspecto básico que merece ser analizado, ¿dónde exactamente consideraba
el gobierno británico de la India durante sus últimos años de existencia que se debían
situar los límites de la Frontera del Norte?
Por un lado, Alastair Lamb afirma que la frontera reconocida por los británicos
era la de 1899, que dividía en dos Aksai Chin dejando la mitad norte enteramente bajo
el control de China y que también respondía a la frontera acordada en 1963 entre chinos
y pakistaníes.44 Oponiéndose a esta teoría, Dorothy Woodman sostiene que la línea
fronteriza propuesta en 1912, que dejaba Raskam, Aksai Chin, Shahidullah y
Taghdumbash dentro de los límites del Imperio Británico, se mantuvo como la frontera
asumida, como quedó reflejado en los Atlas de The Times y Oxford y en el Atlas Postal
de China desde 1917 hasta 1933 sin que China llegara nunca a oponerse oficialmente.45
49
chinos habían aceptado de Jacto parte del extremo occidental de la línea, el trazado que
seguía la ladera principal del Karakoram desde Afganistán hasta el paso de Shimshal.
Las discrepancias se basaban en el territorio al este de Darwaza que reclamaba Hunza y
que se había integrado en la India en el reajuste de 1905. Si se hubieran desarrollado
negociaciones serias antes de 1947 es de suponer que los chinos habrían admitido esta
modificación, puesto que en el acuerdo fronterizo del 2 de marzo de 1963 entre China y
Pakistán se aceptó este diseño. Lo más probable era que el verdadero problema surgiera
por la falta de definición del extremo oriental de la frontera en la región de Ladakh.
La frontera admitida en 1899 por los británicos en esta región no fue producto de
la lógica adquirida tras un estudio de la situación real, sino que la provocó la necesidad
de terminar en algún sitio la linea divisoria comenzada en el extremo occidental del
Karakoram. La cartografia de Ladakh no era precisa y dependía en gran medida de las
conclusiones publicadas por Johnson tras su expedición de 1865. La frontera se situó a
lo largo de las montañas de Loqzung que separan Aksai Chin de las llanuras de
Lingzitang como un arreglo surgido de las distintas percepciones fronterizas británicas,
la de la escuela de Sir John Ardagh, proclive a extender el máximo posible el territorio
de la India británica, y la de las necesidades administrativas del Estado de Jammu y
Cachemira en Ladakh.
Aunque al finalizar las relaciones entre Sheng Shih-ts’ai y los soviéticos este
riesgo se redujo, en 1947 el peligro resurgía al estar toda la región de Sinkiang bajo
amenaza directa de la Unión Soviética. Además, si el Kuomintang perdía la guerra civil
que azotaba China, como parecía probable, al otro lado de la Frontera del Norte se
53
construir mezquitas sobre sus ruinas. El primer contacto de la India histórica con el
mundo árabe en expansión se produjo en el año 712 con la invasión de los árabes de
Sind (sur de Pakistán), pero no fue hasta 1192 cuando se inició el dominio musulmán de
toda la India septentrional con la victoria de Muhammad de Gur sobre el Rey de Delhi,
Prithviraj.
Desde el punto de vista religioso, el impacto del Islam sobre la India se dejó
notar muy poco a poco. El Budismo, establecido en las áreas del noroeste y este de la
India, ya llevaba algún tiempo en declive, y el Islamismo obtuvo conversiones más
fáciles desde esta fe con la que compartía algunas caracteristicas. Entre las comunidades
hindúes, la mayoría de los conversos tenían sus orígenes en las clases más bajas, que
eran las que más sufrían el rígido sistema de castas. En el sur de la India, donde
prevalecía el estilo de vida de los ortodoxos hindúes, no llegó a penetrar la tradición
musulmana.
El Dr. Baago reproduce el testimonio de un teólogo musulmán de la Edad Media que declaraba: “Es un
deber religioso especial mantener a los hindúes en sometimiento y degradación porque son los enemigos
más inflexibles del Profeta, y porque el Profeta nos ha ordenado matarles, expoliarles y tomarles
prisioneros al decir: convertidíes al Islam o matadíes, hacedíes esclavos o destruid sus riquezas y
propiedades”. Dr. Baago. Mellernfolkeligí Sarnvirke. Jai FUnd. En BLINKENBERG, L. Op.eit. Pág. 21
La historiadora india Romila Thapar opina que “según las pautas de la sociedad en el periodo del
sultanato es evidente que tuvo lugar una síntesis de las dos culturas, aunque esta síntesis no afectó a todos
los niveles con la misma intensidad”. THAPAR, Romira. i Historv of india. Penguin Books. Londres
1966. Vol. 1. Págs. 319 y 233. En BLINKFNBERG, L. Op.cit. Págs. 20 y 22. La afirmación realizada por
el Dr. Baago en cl articulo mencionado acerca de que “las distintas culturas y re]igiones en la India se
influyeron recíprocamente muy poco” es rechazada por Lars Blinkenberg, que la considera un
menosprecio de “un prolongado proceso de asimilación que tuvo lugar en el norte de la India durante los
distintos períodos de dominio musulmán, y que ha dado como resultado que las pautas de vida cotidiana
sean muy similares, incluso en la actualidad, en Pakistán y en la India”. Dr. Baago. Op.cit. Pág. 87. En
BLINKENBERC, L. Op.cit. Pág. 22
54
Cuando en 1526 se inicia la invasión mogol bajo el mando del gobernante turco
Zahir-ud-din Mohammed Babur, el norte de la India ya había presenciado el declive del
sultanato de Delhi, las conquistas de Tamerlán a finales del siglo XIV, y el reinado de
los reyes afganos de la dinastía Lodi en Delhi y Agra. A partir de entonces comienza en
el subcontinente una era repleta de luces, aunque no carente de algunas sombras.
Desde, más o menos, 1750 hasta que un siglo más tarde se estableció la India
británica, se experimentó un declive general y una gran confusión en espera de algún
gobernante que pudiera reunificar los distintos reinos que habian nacido de las minas de
los anteriores grandes imperios en el norte y el sur. El dirigente esperado fue la
55
Compañía Británica de las Indias Orientales, cuyas posesiones se transformaron en la
India británica después de la “Revuelta de los Cipayos” de 185’7-58.~
4
La Revuelta de los Cipayos reunió a los hindúes y a los musulmanes en una lucha general en contra del
dominio extranjero. Pero esta unión no tuvo efectos duraderos, puesto que la mayoria de los que tomaron
parte en la rebelión lo hicieron bien para apoyar al casi difunto régimen mogol, en el caso de los
musulmanes, o bien para reforzar al Imperio hindú de Maharashtra. No obstante, el objetivo prioritario de
las represalias británicas fueron los miembros de la comunidad musulmana, injustamente señalados como
protagonistas de lo ocurrido. STEPHENS, 1. Op.cit. Pág. 69
6 JAFFAR, SM. Kas/unir Soid andResoid. Book Land India. Nueva Delhi 1993. Pág. 41
Ver, por ejemplo, BUTANI, D.H. The Futare o/Pakistan. Promilla & Co. Publishers. Nueva Delhi
1984. Pág. 26
8 Al adoptar medidas como la utilización exclusiva del inglés en su administración, a las que sólo se
podian acomodar los hindúes al habitar los principales centros urbanos, ciertas reformas en la posesión de
tierras, la pérdida de confianza en los musulmanes, y su consecuente descenso de prestigio social y de
presencia en el Ejército. Ver STEPFtENS, 1. Op.cit. Págs. 6900
56
movimientos reformistas musulmanes decididos a mejorar los estándares educativos de
su comunidad trazando sus señas de identidad en oposición a las de los indios hindúes.9
1906 fue el primer alio del virreinato de Lord Minto y el año de la fundación de
la Liga Musulmana, entre cuyos objetivos declarados se incluía el de “promover, entre
En 1875 el lider musulmán Syed Ahmad Khan ifindó la universidad Alighar, que pronto se convertiria
en el centro de la revivificación social y cultural musulmana. Cuando una década después se formó el
Partido del Congreso, Ahmad Khan se mantuvo aparte alegando que este partido no representaba “las
opiniones, los ideales y las aspiraciones de los musulmanes”. Khan comenzó a hablar acerca de “dos
naciones en la India- la musulmana y la hindú y de lo que deberian hacer en caso de que los británicos
abandonaran la India”. HOLIII-lO, Hector. Jinnah. Cecator of Pakistan. Greenwood Press Publishers.
Connecticut 1981. Pág. 42. “Aqui tenemos al verdadero predecesor e inspirador dc Mohammed Ah
Jinnah”. Ver BUTANI, D.H. Op.eit. Págs. 115 y l95
¡0 Ver BLINKENEERC, L. Op.cit. Pág. 31
57
los musulmanes de la India, sentimientos de lealtad al gobierno británico”.” En este
escenano, Lord Minto dio un paso más en la estrategia imperialista de “divide y
vencerás” mediante la admisión de que en cualquier esquema de reforma política los
musulmanes debían disfrutar de cuerpos electorales separados.’2
2 Lord Minto aceptó la petición de estos “descendientes de una raza conquistadora y gobemante” con la
convicción de que “cualquier representación electoral en la India que aspire a la concesión de derechos a
los ciudadanos sin tener en cuenta las creencias y las tradiciones de las comunidades que componen la
población de este continente estaria destinada a un nocivo fracaso”. Tanto las palabras como las
intenciones de Minto fueron recibidas por los nacionalistas hindúes como un tipico gesto imperialista
hacia una minoria, insultante e injusto para los hindúes. DAS, Durga. India- Franz Cuezun tu Ne/ieu &
Altee. Londres 1969. Págs. 50-SIEn BLINKENBERG, L. Op.cit. Págs. 31 y 32
‘~ El último informe Montagu-Chelmsfold de 1918 sobre la reforma constitucional de la India admitia los
peligros de estos electorados comunales declarando: “La división por credos y clases significa la creación
de campos politicos organizados unos en contra de otros, y enseña al hombre a pensar como partisano y
no como ciudadano.., por lo tanto, nosotros consideramos cualquier sistema de electorados comunales
como un serio obstáculo para el desarrollo del principio dc autogobierno”. NEHRU, .1. Díse<~very of Ludie.
Pág. 358. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 32
‘~ Se presenció una situación excepcional en eí sentido de que musulmanes e hindúes se unieron “más que
nunca antes y nunca después. Y podemos considerar como una gran paradoja que, mientras que la
Primera Guerra Mundial y sus postrimerias tuvieran este efecto, la Segunda Guerra Mundial y los dos
años que le sobrevinieron tuvieran exactamente el (efecto) contrario”. STEPHENS, 1. Op.cit. Pág. 72
58
un acuerdo sobre el futuro constitucional del país denominado Pacto de Lucknow. El
pacto concedía el apoyo musulmán a la petición del Congreso de autogobierno y, a
cambio, el Congreso aceptaba y aumentaba el número de los escaños que representaban
distritos electorales separados para los musulmanes.
Durante estos años, las reformas introducidas por los británicos sólo
establecieron una parodia de régimen parlamentario.’6 La represión y las dificultades
económicas empujaron al Congreso, bajo el liderazgo de Mahatma Gandhi, a organizar
el lanzamiento de una gran campaña nacional de resistencia no violenta que duró hasta
1922. Esta campaña fue secundada por la mayor parte de la comunidad musulmana a
pesar de que la Liga acató las reformas introducidas por los británicos.’7 Hasta 1928, el
movimiento nacionalista se caracterizó por una relativa tranquilidad y se inscribió en el
marco de la legalidad constitucional, pero en diciembre de 1927 e) partido del Congreso
dejó de reclamar el s-varaj, o “autonomía interna”, para pedir el puma svaraj o
independencia.
En 1928 Motilal Nehru, padre del futuro primer ministro de la India, encabezó
un Comité encargado de diseñar un esquema de Constitución que propuso establecer un
Estado federal y secular y abolir los electorados separados manteniendo una
representación equilibrada entre hindúes y musulmanes.’8 Esta propuesta sirvió de base
para el Acta de Gobierno de la India de 1935, que proveía para la creación de una
federación que comprendiera los estados nativos y los territorios de la India británica.
‘~ Encyelopaedia Beitannica. Miceopaedia. Ready Refreence. Edición de 1985. Vol. 7. Pág. 105
6 La declaración de Montagu-CLiemsfold de 1918 en la que se prometía un proceso de reforma
gubernamental en la India, se desarrolló a través del Acta de Gobierno de la India (Covernrnent of India
viet) de 1919, que consolidaba los electorados separados, protegía los derechos de las diversas
comunidades (hindúes, musulmanes, sijs...) y de las categorías sociales (por ejemplo, los intocables), y
aumentaba la participación de los indios en la política, en consonancia con las que habían sido las
principales declaraciones del Pacto de Lucknow.
‘~La Liga Musulmana sugirió que un tercio de los escaños de la Asamblea Legislativa debía ser ocupado
por musulmanes, lo que suponía reservar cl 33% dc los asientos para el 25% de la población. El rechazo
de esta petición, catalogada de moderada por los investigadores propakistanies y dc úxtre,nista por los
indios, hizo que Jinnah se sintiera “disgustado por la política obcecada de las recomendaciones del
Comité de Nehru”, aunque todavía no hizo ninguna referencia a la Teoría de las Dos Naciones. Más tarde,
durante la segunda conferencia de la Mesa Redonda celebrada en Londres en 1931 (que conduciría a la
declaración del Acta de Gobierno de la India de 1935), la intransigencia del Congreso con las peticiones
de los musulmanes hicieron que Jinnah se convenciera de que “no había ninguna esperanza de unidad”.
Ver BOLITHO, H. Op.cit. Págs. 94 y 100, y IDAS, O. India- From Curzon tu Neheu. Pág. 128. En
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 35.
59
Pero la exigencia de la Liga Musulmana, en el primero de los casos, de un porcentaje de
escaños en la Asamblea Legislativa considerado desproporcionado por el Congreso, y
ante la propuesta del Acta de Gobierno de 1935 de una representación separada de las
minorias, impidió que la propuesta federalista siguiera adelante.
En el caso de la disputada región de Uttar Pradesh pidió que se convirtieran en miembros del Partido
del Congreso y que la Liga Musulmana dcjara de existir. BOLITHO, H. Op.cit. Pág. 114
20 Nehru se justificó de la siguiente forma: “El propio Congreso era una especie de coalición.., una
coalición más amplia significaba una unión con gente cuya entera perspectiva política y social era
diferente y que estaba fundamentalmente interesada en el cargo y el mando”. NEHRU, J. Discovery uf
India. Pág. 372. Fn BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 37
2] “El Congreso... parecía estar borracho de poder como resultado de su victoria en las elecciones (...) El
resultado- la total exclusión de los musulmanes en el primer experimento de democracia parlamentaria,
60
El gobierno del Congreso en las provincias llegó a un precipitado fin con el
comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los políticos del Congreso dimitieron de sus
puestos en los gobiernos provinciales en señal de protesta por la decisión unilateral del
virrey Lord Linlithgow de declarar la guerra en nombre de la India. La reacción de
Jinnah ilustró el grado de antagonismo que le separaba del Congreso. La Liga pidió a
sus seguidores que el 22 de diciembre de 1939 observaran un “Día de Liberación y
Acción de Gracias en señal de alivio porque el régimen del Congreso ha dejado
finalmente de funcionar”.22 Si el Congreso se comportó de una manera arrogante tras su
victoria en las elecciones de 1937, ciertamente este acto de la Liga no fue menos
desacedado. Para los miembros del Congreso, mayoritariamente comprometidos con la
lucha en contra del nazismo, resultó ultrajante que la Liga se regocijara ante la dificil
coyuntura en la que se habían sentido obligados a dimitir. Pero el distanciamiento entre
la Liga y el Congreso era ya un proceso irreversible.
con su prIncipio de gobierno mayoritario- fue un desastre”. CHOUDHURY. 0W. Op.cit. Pág. 2. En
opinión de Hector Eolitho, biógrafo de Ah Jinnah, el partido del Congreso subestimé la fuerza de las
pasiones de los líderes de la Liga Musulmana, especialmente de su vehemente presidente, que en poco
tiempo consiguieron movilizar “a cientos de miles de musulmanes que se sitúan bajo la bandera de la
Liga”. BOLITHO, H. Op.cit. Pág. 118
22 BOLITIjO, H. Op.cit. Pág. 124
61
sometió a esta comunidad a un proceso de adoctrinamiento sectario que acabaría
teniendo unas consecuencias dramáticas. En 1945, tras la subida al poder en Londres de
los laboristas, la independencia de la India ya era un hecho asumido, y lo único que
contribuía a su retraso era el enfrentamiento entre la Liga Musulmana y el Congreso
Nacional Indio.
Pero la fuerza de la Liga Musulmana en 1946 no era la misma que en 1937. Los
resultados de las nuevas elecciones convocadas aquel año demostraron que, aunque el
Congreso continuaba siendo el partido más votado en la musulmana North Wes
Frontier Province y también pudo liderar un gobierno unionista en Punjab, la Liga
había obtenido el apoyo mayoritario de los musulmanes. Maulana Azad, el presidente
musulmán del Congreso, pidió que su partido adoptara una actitud generosa hacia la
Liga en la cuestión de la formación de los gobiernos. Pero en esta ocasión, el historiador
indio Sisir Gupta sostiene que fueron Jinnah y sus triunfantes colaboradores los que se
mostraron inflexibles y beligerantes.25
62
del gobierno de la Liga Musulmana de Bengala de un día de fiesta oficial, por la
“Jornada de Acción Directa”, originó unos motines en Calcuta que se saldaron con
alrededor de 20.000 víctimas mortales.26 La intervención de Gandhi permitió establecer
una calma relativa. No obstante, se había alcanzado un punto en el que el retroceso era
imposible, y los sangrientos enfrentamientos comunales que se produjeron hasta
después de la Transferencia de Poderes constituyeron la página más negra de la historia
reciente de la India.27
27 Un estudio reciente sobre las tremendas masacres comunales y los masivos desplazamientos de
población provocados durante la Transferencia de Poderes en “North India Partition and Independence”.
South Asia Journal of Asian Studies. (varios autores) Special lssue 1995. Págs. 1-212
28 Gandhi llegó a sugerir a Nehru que Jinnah fuera invitado a liderar el gobierno provisional, pero Nehru
no quiso pagar un precio tan alto por preservar la unidad del subeontinente. Ver HODSON, 1-1V. TIte
Ceeat Divide. Beitain, India, Pakistan. Hutehinson of London. Londres 1969. Págs. 221-223
63
genérico de la comunidad hindú, sino con la autocracia de la dinastía gobernante. La
tardía aparición de la lucha por la participación popular en las políticas del Estado
provocó que el interés de los políticos cachemiris sólo se desviara hacia la consecución
de la independencia del subeontínente cuando ésta era un hecho prácticamente
consumado. La población de Jammu y Cachemira no tomó parte en la campaña liderada
por la Liga Musulmana para la creación de una nación independiente para los
musulmanes, y sólo en vísperas de la Transferencia de Poderes algunos líderes
religiosos y políticos cachemiris se vieron atraídos por esta idea.
Todo esto permitió que en este Estado se produjera un fenómeno único entre
todas las regiones de mayoría musulmana del subcontinente: el nacimiento de un
partido político liderado por una elite de musulmanes que rechazaba la influencia de la
religión en la política y que convirtió el nacionalismo, la democracia y el secularismo en
los principales pilares de su programa ideológico. Este partido y su líder, Sheikh
Mohammed Abdullah, serían finalmente los principales artífices de la integración de
Jammu y Cachemira en la India.
29 Seguia en vigencia, entre otras cosas, el sistema de begar, el reclutamiento forzoso de ciudadanos, que
solían ser campesinos pobres, para trabajos póblicos sin recibir remuneración alguna a cambio. En
aquellas partes del Estado donde todas las tierras pertenecian al Marajá, las rentas exigidas a los
agricultores eran tan altas que sólo les quedaba suficiente para cubrir sus necesidades básicas en los años
de mayor producción, y las hambrunas destacaban por su frecuencia. Las reformas introducidas por Sir
Walter Lawrence durante los primeros años del mandato británico estipulaban que el 70% de los
rendimientos obtenidos del cultivo de la tierra debía pagar el trabajo de los campesinos. Pero los
funcionarios y los terratenientes encargados de recaudar las rentas dentro de una organización de corte
feudal ignoraban sistemáticamente los derechos de los agricultores. El resultado era el aumento de las
deudas rurales y la floración de prestamistas, verdadero azote de la agricultura en la India. El comercio y
la industria también estaban sometidos a unas tasas abusivas, y hasta la prostitución y el matrimonio se
tasaban en un Estado en el que se denunciaba que sólo el aire y el agua eran gratuitos. Ver BAMZAI,
Prithivi Nath KauI. A Hi.stoey of Kas/unir. Political- Social.- Cultueal. Feom tIte Faeliest Times tu tIte
PresentDay. Metropolitan Book Co. Nueva Delhi 1973. Págs. 492,493, 658, 691, 692 y 706, y SARAF,
MV. Op.cit. Págs. 273-292
64
30
La comunidad pandit, que formaba la elite política e intelectual más influida por
las corrientes políticas y culturales del resto del Imperio, fue la primera en asumir las
corrientes reformadoras que surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX.32 De
esta comunidad surgió una serie de organizaciones enfocadas, en mayor o menor
~ Estaba prohibido para todos los habitantes de Jammu y Cachemira matar vacas, mientras que el Estado
no dudaba en interferir en aspectos de la religión musulmana incluyendo la administración de las
mezquitas. Sólo los hindúes tenían permiso de armas en el Valle de Cachemira, y los musulmanes de esta
localidad estaban excluidos de las Fuerzas Armadas del Estado. Los altos cargos del Ejército estaban
reservados para los Rafruts Dogras y las tropas musulmanas se reclutaban casi en su totalidad entre los
habitantes de Poonch, a los que paradójicamente el Marajá consideraba de confianza. La administración
estaba dominada a todos los niveles por los pandits, y el sistema educativo nacido a principios del siglo
XX dejaba en seria desventaja a los estudiantes musulmanes. SARAF, M.Y. Op.cit. Págs. 320-329
~ COPLANO, lan. “Islam and Political Mobilization in Kashmir, 1931-1934’. Pacifie Affairs, verano de
1981. Págs. 233-34. En GANGULY, Sumit. TIte Ceisis in Kas/unir. Purtents of Wae. Hopes of Peace.
Woodrow Wilson Centre Series. Cambridge 1997. Pág. 7
32 Ver “Early Socio-Religious Reform Movements in Kashmir”. En YASIN, Mohammad y RAFIQI, A-
Qaiyum. History of tIte Feeedom Steaggle Hz Jatn,nu & Kas/muir. Light and Life Publishers. Nueva Delhi
1980. Págs. 89-109
65
medida, a una lucha política que ofreció a la comunidad musulmana un ejemplo de las
posibilidades que ofrecían las organizaciones comunales.
Algunos historiadores como V.D. Chopra o P.N.K. Bamzai han establecido, sin
embargo, que los agravios dados a conocer por Sir Albion Bannerji no eran
responsabilidad exclusiva del Marajá. La política de represión, en ocasiones violenta, de
la opinión pública era característica común de todos sus antecesores y siempre contó
con el aliento y la complicidad del gobierno de Calcuta. Aprovechando el aislamiento
~ El Miewaiz es un lider religioso, exclusivo del islamismo cachemiri, que también juega un papel en la
comunidad que se puede interpretar en algunos aspectos como político. Ver LAMB, A. Kashrnir A
Disputed Legaq’. Pág. 98
~ “El Estado de Jammu y Cachemira está trabajando con muchos inconvenientes, con una extensa
población mahometana absolutamente analfabeta, trabajando en la pobreza y con muy malas condiciones
económicas de vida en los pueblos y prácticamente gobernados como corderillos sumisos. No hay ningún
contacto entre el gobierno y el pueblo, ninguna oportunidad de manifestar quejas y la propia maquinaria
administrativa requiere un repaso de cabo a rabo para adecuaría a las modernas condiciones de eficacia.
En este momento no responde a los deseos y las reivindicaciones de la población. Apenas hay opinión
pública en el Estado. En lo que respeeta a la prensa prácticamente no existe con la consecuencia de que el
gobierno no se puede beneficiar como debería hacerlo del impacto de una crítica constructiva”. EAMZAI,
P.N.K. Histoey of Kas/unir. Pág. 707, y SARAF, M.Y. Op.cit. Pág. 349
66
del Estado, el gobierno británico, celoso por mantener la seguridad de sus fronteras, dio
pasos efectivos para prevenir la infiltración desde otras partes del país de ideas
sediciosas poniendo impedimentos a la formación de asociaciones políticas, sociales o
religiosas y la publicación de periódicos en el Estado.35
Ver BAMZAI, P.N.K. Historv of Kas/unir. Pág. 707, y CHOPRA, VID. Op.cit. Pág. 24
67
Las actividades de protesta durante los años 30 estuvieron lideradas
principalmente por el líder religioso Mirwaiz Mohamrned Yusuf Shah y por su principal
protegido, Sheik±Mohammed Abdullah, que pronto se convertiría en el líder político
más emblemático de la historia de Cachemira. Sheikh Abdullah formaba parte de una
nueva elite de musulmanes ilustrados que habían hecho del activismo político su
profesión. Durante la década de los años 20 un pequeño número de jóvenes cachemiris
había abandonado el Estado para estudiar en instituciones musulmanas de enseñanza
superior en la India británica. A principios de los años 30, estos jóvenes graduados
estaban de vuelta en Jammu y Cachemira, especialmente en Srinagar, y habían asumido
un papel relevante en la actividad política local en colaboración, y también en
competición, con los guías musulmanes. Entre este grupo de jóvenes se encontraban
Sheikh Mohammed Abdullah, Mirza Afzal Beg y G.M. Sadíq, hombres que dominarían
de distintas formas la vida política en Jammu y Cachemira durante décadas.
39
Ver SAR.AF, M.Y. Op.cit. Págs. 395-401,yBAMZAI, P.N.K. Hisun-y uf Kashnúr. Págs. 717-718
Ver SARAF, M.Y.. Op.cit. Págs. 440-444, 540-541, y SINGH, Justíce Jaswant. Op.cit. Págs. 65-75, 83-
116
KAUL, R.N. Sheikh Muhamrnadvibdullah. vi Political Phoenix. Sterlíng Publishers Private Limited.
Nueva Delhi 1985. Pág. 15, y BAZAZ, P.N. Kas/unir in Ceucible. Pág. 34
68
Mientras tanto, el residente británico habia conseguido la cesión de Gilgit por un
período de 60 años. En opinión de P.N.K. Bamzai, “habiendo alcanzado su objetivo, los
británicos relajaron la presión sobre el Marajá. Se le dio total libertad para tratar con los
agitadores políticos de cualquier forma que creyera conveniente. A los líderes de varios
partidos comunales y políticos en el Estado que habían estado recibiendo apoyo e
inspiración del gobierno del coronel Colvin se les dijo que se defendieran ellos solos”.42
Pero el abandono de los ingleses no marcó ninguna diferencia porque para entonces los
cachemiris ya tenían en sus propias manos las riendas de la lucha por el autogobierno.
En el marco del clima político más pernúsivo que siguió a las reformas
democratizadoras de principios de los años 30, algunos nacionalistas cachemiris, entre
los que se encontraban Mohammed Yusuf Shah y Sheikh Abdullah, fundaron el partido
Al! Jammu and Kas/unir Muslim Con ference (la Conferencia Musulmana de Jammu y
Cachemira). Este partido se convirtió en el principal instrumento de oposición al
Marajá, de forma que para 1934, fecha en la que nació la primera Constitución de
Jammu y Cachemira, la política en Srinagar habia evolucionado de manera significativa.
42
BAMZAI, P.N.K. f-hsto’y of Kas/unir. Pág. 721
69
Conferencia Musulmana.44 Muchos políticos e intelectuales hindúes lucharon por dirigir
la actividad política en la senda del secularismo con el apoyo inicial de algunos de los
jóvenes musulmanes que habían estado expuestos a las teorías de Marx y Engels
durante su estancia en universidades Indias. Esta corriente se desarrollé casi
exclusivamente en el Valle de Cachemira y tuvo muy poco que ver con la hostilidad
hacia el gobierno del Marajá que se despertaría más tarde en Poonch. Tampoco tuvo
demasiado impacto, por diversas razones, en Ladakh, Baltistán, Gilgit Wazarat o
Jammu.
70
sustituida por la Conferencia Nacional de iammu y Cachemira, un partido mucho más
preocupado por las reformas sociales y políticas que por los asuntos de la teología
islámica.
Merece la pena destacar el siguiente análisis del autor danés Lars Blinkenberg.
Blinkenberg subraya lo elocuente que resultó en aquella etapa, en la que empezaba a
cobrar fuerza una idea de Pakistán que se vería pronto materializada en la Resolución de
Lahore de marzo de 1940, que un líder musulmán en Cachemira hubiera reunido a casi
toda la oposición en contra del gobernante local dentro de un grupo político secular.
Sheikh Abdullah explicaría que este desarrollo político había sido posible porque, al
vivir en un área de mayoría musulmana, los cachemiris no tenían nada que temer de los
hindúes.47 Según R.N. Kaul, el factor decisivo fue la estrecha vinculación intelectual e
ideológica que existía entre Abdullah y algunos líderes indios liberales, socialistas y
seculares como Gandhi, Maulana Azad y Nehru. Prem Nath Bazaz también subraya que
la política comunal entraba en conflicto con la tradición y el temperamento tolerantes de
los cachemirisi’8 Sea como sea, en esta etapa la mayoría de los musulmanes cachemiris
decidieron cobijarse bajo el paraguas secular de la Conferencia Nacional.
‘+~ KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 18, y BAZAZ, P.N. Kash,nie in Ceucible. Pág. 34
71
En 1941, algunos de los primeros aliados de Sheikh Abdullah abandonaron su
corriente y se unieron a Mirwaiz Yusuf Shah en la reorganizada Conferencia
Musulmana, que estaba en aquellas fechas a todos los efectos aliada con la Liga
Musulmana de Ah iinnah en la India británica.50 Además de las diferencias ideológicas
inherentes a dos partidos secular e islámico respectivamente, esta división también
conílevó diferencias étnicas. La Conferencia Nacional estaba dominada por los
musulmanes del Valle de Cachemira, y la Conferencia Musulmana encontró su bastión
en las regiones de Jammu, Mirpur y Poonch.
72
Los posicionamientos divergentes del Partido del Congreso y la Liga
Musulmana ante esta campaña de reivindicación política de los musulmanes de Jammu
y Cachemira supusieron un elemento configurador de las relaciones de la Conferencia
Nacional con ambos partidos. Desde su primer encuentro en 1938, Jawaharlal Nehru y
Sheikh Abdullah habían alimentado una estrecha amistad y una alianza política que
llevó a ambos líderes a colaborar en un proyecto de extensión de la ideología de la
Conferencia Nacional al resto de los estados nativos. Nehru tuvo importantes gestos de
apoyo hacia ese político que había conseguido transformar de modo tan beneficioso, a
ojos de los dirigentes indios, un movimiento que inicialmente había sido proyectado
como vía de escape comunal. En junio de 1946, Nehru llegó a ser inhabilitado por Han
Singh para entrar en Jammu y Cachemira y retenido dos días en la frontera cuando
quiso mediar para lograr la excarcelación del líder cachemiri.5’
La actitud del que sería primer ministro de la Unión India en poco más de un año
le valió la critica de muchos de sus colegas de partido. El propio Mountbatten no
entendía que Nehru, enfrentado con gravísimas dificultades que afectarían al futuro de
todo el subeontinente, dedicara tanta atención a la defensa de un rebelde de un Estado
nativo. De hecho, algunos miembros del Partido del Congreso se oponían a este apoyo
subrayando que “la política del Congreso no era la de destituir a los príncipes indios
sino la de convertirles en cabezas constitucionales dentro de una democracia” ~52
5! Ver SINGH, Karan. Heievipparent. vn autobiography. Oxford University Press. Nueva Delhi 1982.
Pág. 40
‘73
Pakistán y complementariamente obteniendo seis escaños más en la Asamblea
Constitucional”.53
Sin embargo, las bases para cimentar un punto de encuentro con Abdullah eran
sumamente débiles. El líder cachemiri no sólo renegaba de la ideología comunal de la
Liga Musulmana, también existía resentimiento a causa de la actitud que el partido de
Jinnah había adoptado tradicionalmente con relación a su movimiento democratizador.
En el verano de 1944, durante una visita del líder pakistaní a Cachemira, se produjo el
enfrentamiento definitivo entre la Conferencia Nacional y la Liga Musulmana.54 Jinnah
quiso convencer a Abdullah de que se uniera al líder de la Conferencia Musulmana,
Chaudhri Ghulam Abbas. en un partido más amplio que luchara por la idea de Pakistán.
La rotunda negativa de Abdullah culminó con una dura controversia de dimensión
pública,55 y con el mayor golpe recibido hasta entonces por la Teoría de las Dos
Naciones.56 Desde aquel momento, Jinnah siempre sostuvo que la única institución que
54 Ver KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 27, y BAMZAI, P.N.K. History ofKashnzie. Pág. 726
~ Jinnah pidió a la población que uniera sus manos con las de los otros musulmanes de fuera del Estado
para “infundir vida en los huesos muertos de la Nación musulmana”, y definió a los líderes de la
Conferencia Nacional como “una banda de gángsters”. Ver KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 28, BAZAZ, P.N.
The Histoey of Steuggle... Pág. 210. En BLJNKENBERG, L. Op.cít. Pág. 68, y BAMZAI, P.N.K. History
o/Kas/unir. Pág. 726
~ Abdullah sugirió convocar a los distintos grupos políticos cachemiris para desarrollar unas
conversaciones libres y amplias acerca del futuro del Estado. Sin embargo, según Sheikh Abdullah, los
miembros de la Liga no deseaban esto puesto que “estaban muy temerosos de que yo obtuviera el mayor
apoyo entre los líderes políticos de Cachemira. Como Jinnah no pudo persuadirme, se manifestó
públicamente en mi contra y en contra de la Conferencia Nacional”. BLINKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 68
74
contaba con el apoyo mayoritario de los musulmanes cachemiris era la Conferencia
Musulmana.57
G.W. Choudhury, SM. Jaffar o Mushtaqur Rahman, entre otros muchos autores
pakistaníes, han negado que el apoyo del que gozaba Abdullah fuera mayoritario entre
los musulmanes, o simplemente han ignorado el papel vital que desempeñó en la
75
integración de Jammu y Cachemira en la India.60 No obstante, las crónicas
independientes coinciden en presentar a Abdullah como un líder que despertaba tal
fervor popular que podía equipararse al del propio Gandhi en la India. Este menosprecio
del político y las alusiones a una supuesta fricción comunal que, según estos autores,
llevó a la mayoría de los cachemiris a desear su integración en Pakistán en 1947, no
encuentran evidencias históricas para ser aceptados sin discrepancia.6’
60 Ver CHOUDHURY, 6W. Op.cit. Págs. 60-61, 64-65, JAFFAR, SM. Op.cit. Págs. 91-lOO, y
RAHMAN, Mushtaqur. Divided Kas/unir. Oid Peoblerns, New Oppoetunitié-s fue India, Pakistan, a,d tIte
Kashniiei People. Lynne Rienner Publishers. Londres 1996. Pág. 42
Existen múltiples testimonios de testigos que afirman que la popularidad de Shcikh Abdullah en
Cachemira, por lo menos en el Valle, era espectacular. En su crónica Josef Korbel, miembro de la
Comisión de Naciones Unidas para la India y Pakistán, afirma que en Srinagar la Comisión presenció la
gran admiración que la población sentía por Sheikh Abdullah. Ver KORBFL, Joseti Danger in Kas/mi/e.
Princeton UniversityPress. Nueva Jersey, 1966. Págs. 136 y 149 \‘er también las opiniones de autores
pakistaníes e indios en BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 181
62
LAMB, A. Kas/unir. vi Di.sputed Legacy. Pág. 95
63 BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 71, y HFWITT, Vemon. Reclairn/ng tIte Past? TIte Seaechjáe a
Po/it/cal and Cultural Uni¡v in ConternpoearyJatnmu and Kas/unir. Portland Books. Londres 1995. Pág.
72
76
sostienen que los mítines de la Conferencia Musulmana evidenciaban que el partido
tenía un poder de convocatoria muy reducido.64
Las elecciones para la Asamblea Legislativa que el Marajá Han Singh convocó
para enero de 1947 tampoco pueden proporcionar un punto de referencia concluyente.
La Conferencia Nacional, cuya cúpula dirigente permaneció en la cárcel hasta
septiembre de 1947, boicoteó los comicios en protesta por la falta de garantías
democráticas. Sólo se presentaron como candidatos la Conferencia Musulmana,
patrocinada por el Marajá en el marco de su particular estrategia de “divide y vencerás”,
y otros pequeños partidos. IDe los 707.400 censados sólo 182.800 ejercieron su derecho
al voto, lo que podría interpretarse como que el resto respondió a la llamada a la
abstención de Sheikh Abdullah.65 El partido de Mirwaiz Yusuf Shah obtuvo 16 de los
21 posibles escaños para musulmanes que se otorgaban por votación, y el resto
quedaron sin cubrir a causa de una criba de candidaturas realizada por el Marajá.
BAZAZ, P.N. TIte H/stoey of Steuggle... Pág. 266. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 71
77
Lo único que se puede deducir es que el secularismo de Sheikh ¡Xbdutlah
contaba con cierto apoyo entre la comunidad pandit y otros grupos de no musulmanes,
aunque lógicamente aquellos que se beneficiaban directamente del régimen feudal
habrían prestado su apoyo al Marajá. No obstante, los hindúes de Jammu y los budistas
de Ladakh, por poco que les gustara Sheikh Abdultah. habrían votado a su favor si ello
conllevaba la integración en la India.
78
LS. ra roarciór rs minoIcA r Lraa Dr JAW117 Y
CACHEMIRA FRENTE A LA TRA/1SflRANCZC DEPODARAS
Una vez que los británicos hubieron asumido que la división del subcontinente
era inevitable, se procedió a proyectar un precipitado programa para llevar a la práctica
el Sistema de Partición de la India británica en dos naciones de mayoría musulmana y
no musulmana respectivamente. La fecha límite para la Transferencia de Poderes se
adelantó casi un año en el último momento, desde antes de junio de 1948 hasta agosto
de 1947. Las razones que llevaron al gobierno de Attlee a tomar esta decisión se
encuentran en la debilidad de la posición británica fuera de las fronteras de la metrópoli,
una debilidad que sólo ha podido ser apreciada en su magnitud con la perspectiva que
proporciona el paso del tiempo.
Alastair Lamb denuncia que fue una maniobra muy apresurada en la que VP. Menon diseñó el plan
básico para la división del Imperio Británico en 4 horas y la delegación Gubemamental lo aceptó en una
reunión que duró 5 minutos. LAMB, A. Kas/un/e, vi D/sputed Legacy. Pág. 102
79
que se ejecutó la división provocó una serie de problemas de difícil resolución para sus
sucesores. Una de las primeras consecuencias negativas fue el agravamiento de las
tensiones comunales que produjeron situaciones de gran violencia y migraciones de
población a gran escala. Otra fue la provocación de las circunstancias que
desembocaron en la disputa entre la India y Pakistán por Jammu y Cachemira.
Ver Statetnent rnade kv Jhs MajesrySs Goveenmen¡, 3 June 1947. En RAO, Gururaj. Legal vispecis of tIte
KashrnirProblem. Asia Publishing House. Nueva York 1967. Págs. 178-183
Ver MACMUNN, George. Ind/an States andPrincess. Jarrolds Publishers. Londres 1936. Págs. Ib, 19-
22, 195-215, 222-226, y EURKE, SM. y ZIRI’NG, L. Pakistan¶s Foreign Policy. vn H/.storicalvinalvsis.
Oxford UniversityPress. Karachi 1990. Pág. 16
80
como el origen de las monarquías que los gobernaban. Pero en la práctica, al igual que
en Jammu y Cachemira, en todos ellos los residentes británicos de la Compañía, con el
pretexto de ayudar a los príncipes, desempeñaban un importante papel politico.
Para preservar su posición en el subcontinente, los británicos protegieron politicas despóticas que los
escritores británicos de la época justificaban afirmando que eran las más apropiadas, e incluso deseadas,
por las poblaciones indias. Ver MACMUNN, G. Op.cit. Págs. 226-227. La Conferencia Popular de los
Estados, un órgano creado para encauzar los movimientos democráticos populares, describía asi el
regimen de los principes en l93S:’En estos estados, grandes o pequeños, con muy pocas excepciones,
prevalece un régimen autocrático personal. No existe el gobierno de la ley y los impuestos son excesivos
e insoportables. Las libertades civiles son ignoradas... Por un lado existe la extravagancia y el lujo de los
príncipes, por otro, la extrema pobreza de la población. Con el dinero duramente ganado por la población
azotada por la pobreza y la miseria se compra el disfrute y el lujo es exhibido por su~ gobernantes en
países extranjeros y en la India”. CHOPRA, V.D. Op.cit. Pág. 15
81
de los territorios que gobernaban sin mayor condicionamiento legal. Los británicos
intentaron condicionar la elección de los príncipes a ciertos requisitos territoriales o
comunales por medio de ciertas “sugerencias” extrajuridicas. Pero en la práctica, por
mucho que algunos autores como Robert G. Wirsing atribuyan a estas sugerencias la
condición de imposiciones,6 los monarcas tenían en sus manos la única potestad de
decisión. De esta forma, el negligente enfoque británico sólo pudo ser corregido por la
fuerza de la persuasión, en ocasiones militar, de la India y Pakistán. Y en los casos en
que hubo intereses enfrentados entre las dos nuevas naciones independientes, los
conflictos resultaron inevitables.
6 Ver WIRSING, Robert G. India, Pakistan and tIte KasItm/r Dispute. On Regional Conflict and /ts
Resolution. Macmillan. Londres 1994. Pág. 38
‘ Ver Me,norandun, on States’ Treaties and Paraos ountcv. Presented ~‘ tIte Cabinet Miss/on to ¡lis
Highness tIte CItaneelloe of tIte Chainher of Pe/ncess on 12 May 1946. En RAO, G. Op.cit. Págs. 176-177
82
Las provisiones legales bajo las que los estados nativos debían entrar en “una
relación federal con el gobierno o gobiernos sucesores de la India británica” debían
remitirse al Acta de Gobierno de la India de 1935 y al Acta de Independencia de 1947.
Los príncipes de los estados, especialmente los incluidos dentro de la primera categoría,
podían, si así lo deseaban, firmar un Instrumento de Adhesión por el cual transferían a
la nación escogida los tres poderes principales: Defensa, Asuntos Exteriores y
Comunicaciones. Para la segunda categoría de estados se debía diseñar otro Instrumento
de Adhesión por el que no gozarían de ningún poder que no hubieran ejercido antes de
la marcha de los británicos. La tercera categoría no presentaba ninguna dificultad, estos
estados serían simplemente absorbidos.
Según las provisiones de 1947, los estados que estuvieran deliberando qué
opción escoger o que se hubieran anexionado a alguna de las dos naciones dejando
alguna cuestión sin resolver podían firmar con una o con ambas naciones un Acuerdo
Transitorio. Este instrumento fue previsto para permitir que los estados, mientras
decidían sobre su futuro una vez desapareciera la soberania británica, pudieran
continuar con sus anteriores acuerdos comerciales, de comunicaciones y de servicios
con otros territorios que hasta agosto de 1947 habían formado parte de la India
británica.
Pero según los términos del Acta de Independencia, al margen del estatus
técnico que adquirieran el 15 de agosto de 1947, ninguno de los estados nativos podría
83
optar a declarar su independencia.9 Según el experto jurista indio Gururaj Rao, “después
del lapso de la soberanía, Cachemira ni se convirtió en un Estado soberano
independiente ni tal estatus le fue concedido con el reconocimiento de otras naciones
desarrolladas”.’0 N4ountbatten avisó a los príncipes que ninguno de los estados nativos
sería aceptado en la Commonwealth como un dominio independiente, y les recomendó
que se unieran a la India o a Pakistán, sobre todo teniendo en cuenta que casi todos
estos estados estaban ligados de tal forma a una u otra nación que, tanto económica
como geográfica y culturalmente, la independencia era inviable.
El 25 de julio el virrey mantuvo una reunión con los príncipes durante la que
subrayó que sus estados tendrían completa libertad para decidir sobre su futuro. Técnica
y legalmente podían convertirse en estados independientes. Pero añadió: “dentro de
poco discutirá el grado de independencia que nosotros creemos mejor en interés de sus
propios estados”. Es decir, aunque en teoría se reconociera la posibilidad de la
independencia, el representante de la Corona dejó claro que sólo se podía esperar cierto
“grado de independencia”. Mountbatten recomendó fervientemente a los príncipes que
delegaran tres poderes, Defensa, Asuntos Exteriores y Comunicaciones, y añadió que,
aunque fueran libres de vincular su futuro con el dominio que prefirieran, “existen
ciertos condicionantes geográficos que no pueden ser ignorados”.
Por lo tanto, más allá de las estipulaciones legales, los británicos intentaron por
medio de indicaciones extrajurídicas que el destino de los estados no dependiera
exclusivamente de la elección de los príncipes. Robert Wirsing sostiene que “la libertad
Ver Ceown Repeesentative Lord Louis Mountbatten ‘.s viddeass to a Special Fulí Meeting of tIte
CItan~berafPrincess onJuly2S 1947. RAO, O. Op.cit. Págs. 190-194
84
de los príncipes para escoger entre la India y Pakistán, así como su libertad para decidir
si se integraban (en alguno de los dos), se había diluido sustancialmente en la práctica
por medio de las fuertes y explícitas recomendaciones de que tuvieran en cuenta
realidades geográficas”.’2 Pero pese a estas “fuertes recomendaciones”, según los
procedimientos legales contemplados por los británicos, los monarcas gozaban en el
momento de la Transferencia de Poderes de una libertad absoluta para dirigir sus miras
hacia cualquier destino sin otra consideración que sus deseos personales. Esta realidad
legal provocó diversas crisis de integración en varios estados cuyos monarcas
decidieron ignorar las “indicaciones” de los británicos.
El grado de libertad de los príncipes para decidir el destino de los estados que
gobernaban fue una nueva causa de discordia entre la Liga Musulmana y el Congreso, y
en este caso se trató de una discordia que se materializó en serios conflictos. De esta
discusión dependía, nada más y nada menos, que los príncipes pudieran decidir la
integración o la independencia de sus estados sin tener en cuenta más consideración que
sus inclinaciones particulares. La sustentación de opiniones diferentes a este respecto
llevó a ambos partidos a adoptar decisiones prácticas que contradecían sus doctrinas
declaradas cuando éstas no respondían a sus intereses, pero que cuando les servían para
alcanzar sus objetivos eran tenazmente reivindicadas.
85
Desde su mismo nacimiento, el Partido del Congreso había convertido la
democratización de los estados nativos en uno de los principales objetivos de su
reivindicación política. Cuando llegó el momento de la Transferencia de Poderes, el
Congreso consiguió que el gobierno británico le asegurara que al finalizar el Principio
de Soberanía los principes no se convertirian en gobernantes autocráticos. Del mismo
modo, el Congreso dejó claro que no toleraría que los monarcas mantuvieran sus
territorios independientes de la unión federal de la India (o de Pakistán).
De esta resumida descripción de los distintos sistemas defendidos por los dos
principales partidos para el problema de los estados es fácil dilucidar que existía una
diferencia de opiniones que podía dar lugar a serios conflictos, como de hecho ocurrio.
Cuando el Estado hindú de Travancore anunció que se instauraria como un estado
independiente y soberano después del 15 de agosto de 1947, Jinnah declaró que
Travancore y Pakistán intercambiarían delegaciones diplomáticas. Por su parte, el
Congreso aprobó una resolución “rechazando admitir el derecho de cualquier estado a
declarar su independencia y vivir aislado del resto del país”. También afirmó que el
reconocimiento de tal independencia por parte de cualquier poder extranjero sería
considerado “un acto de enemistad”.’4
‘4 LUMBY. E.W.R. TIte Trans/ke ofPower in India. Londres, 1954. Págs. 232-233. En BLINKENBFRG,
L. Op.cit. Pág. 56
86
Sisir Gupta ha defendido que la estrategia de la Liga era crear una gran coalición
entre Pakistán y los príncipes en contra del Congreso. El ex funcionario británico H.V.
Hodson afirmó que en los círculos del Congreso se pensaba que la Liga no demostraba
“tanto interés por persuadir a los estados integrados en las fronteras de Pakistán para
que se unieran al nuevo Estado, como por disuadir a los estados indios de unirse a la
Unión India... Uno de sus principales retos era impedir la consolidación de la India,
balcanizada, si era posible, con la intención de hacer parecer insignificante el contraste
inevitable de tamaño y población entre la India y Pakistán”.’6 Si las sospechas de los
líderes indios estaban justificadas, es evidente que la estrategia se volvió en contra de la
Liga Musulmana cuando el Marajá hindú de Jammu y Cachemira, un Estado cuyo
destino de vinculación a Pakistán daba por sobrentendido, solicitó la adhesión a la India
haciendo uso de los derechos que defendía el partido de Jinnah.
17 Ver IIJAZ, Ahmad. ‘Kashmir: The Source of Confrontation in South Asia”. South Asian Studies. Enero
dc 1992. Págs. 25-36
87
nativos. Por un lado, no se puede ignorar que era un Estado con una larga historia y una
marcada identidad distintiva. Por otro, estaba situado geográficamente de tal manera
que podía ejercer en Asia Central un papel político más que importante en el futuro.
listo le proporcionaba una situación de privilegio con relación a la apertura hacia paises
que se hallaban fuera de los confines del anterior Imperio Británico, otro aspecto que se
hizo notar a la hora de considerar la posibilidad de mantenerse independiente después
de agosto de 1947.
88
formaban territorios semi-autónomos que mantenían una relación feudal con Junagadh.
Lo cierto es que se producía un escenario para la anexión de una complejidad política
extrema.
Nehru indicó a Pakistán que la India, en consonancia con su política oficial, sólo
se sometería al veredicto de la población acerca de la adhesión. Pakistán contestó
confirmando que había aceptado la adhesión de Junagadh sobre la base de la potestad
del Nawab para llegar a tal acuerdo, y Mountbatten reconoció que la adhesión había
sido legal.’9
Ver HODSON. H.V. Op.cit. Capitulo 24. Texto del Instrumento de Adhesión y comentarios en
MENON, VP. TIte Sioro of tIte íntegra/ion o/tIte Indian States. Orient Longmans. Bombay 1961. Págs.
124- 150
89
el 20 de febrero de 1948 y la inmensa mayoría de los votos fueron a favor de la
integración en la Unión.20 Pakistán nunca ha aceptado el resultado de este plebiscito.
Merece la pena subrayar que el traslado de las tropas indias a través de Junagadh
en dirección a Mangrol se desarrolló 3 días después de comenzar la invasión de
Cachemira por parte de unas tropas que la India consideraba que actuaban bajo el
auspicio de Pakistán, lo que había deteriorado aún más las relaciones entre los dos
paises. Pakistán no envió tropas a Junagadh después de su adhesión, lo que se puede
interpretar como una reacción lógica ante la certeza de que no podría conservar dicho
territorio dentro de su ámbito de control.2’
Lars Blinkenberg matiza la tesis pakistaní de que la India cometió una agresión
en Junagadh. Al aceptar la adhesión, Pakistán creó la primera situación de confrontación
entre los dos países causando irritación en la India, “que probablemente hasta el
momento se había sentido más apenada que maldiciente a causa de la partición”.
Aunque la toma de Junagadh por parte de la India no fue defendible desde un punto de
vista legal, Blinkenberg coincide con el jefe del gabinete de prensa de Mountbatten,
Campbell-Johnson, en que la India “fue ampliamente provocada”.22 lan Stephens, por su
parte, critica la decisión pakistaní de aceptar la adhesión, aunque no cree en la teoría de
la insidia. “La decisión se tomó rápidamente por un impulso erróneamente calculado
pero indudablemente hostil”. Lo irrebatible es que “sus ulteriores utilizaciones en
argumentos acerca de Cachemira no favorecieron a Pakistán” 23
20 Según el censo de 1941 cl 80% de la población de Junagadb era hindú. FI censo registrado en 1948 era
de 201.457 personas, de las cuales 190.870 votaron en el plebiscito. Sólo 91 de esos votos fueron a favor
de la integración en Pakistán. MFNON, VP. Op.cit. Pág. 149
2]
El autor pakistani Choudhury admite que ‘por el principio del plebiscito la India conseguirla con toda
seguridad Junagadh y Hyderabad, pero Cachemira vendria a Pakistán”. CHOUDHIJRY, G.W. Op.cit.
Pág. 38
90
1.3.2. LA IMPORTANCIA DE LA DIVISIÓN DE PUNJAB PARA EL
FUTURO DE JAMMU Y CACHEMIRA Y EL POLÉMICO DICTAMEN DE
LA COMISIÓN RADCLIFFE
Sir Cyril Radcliffe, un ilustre jurista británico, fue nombrado para presidir la
comisión que delimitaría las nuevas fronteras en Punjab. Radcliffe contó con el
asesoramiento de dos comisarios de cada una de las nuevas naciones, dos musulmanes
por Pakistán y dos no musulmanes (hindú y sij) por la India. Al comprobar que todos
los comisarios actuaban con un claro sectarismo a favor del partido político que
representaban, Radcliffe acabó por prescindir de su asesoramiento para aislarse de
presiones políticas. Por último, los líderes del Congreso y de la Liga Musulmana se
comprometieron a acatar la delimitación fronteriza que decidiera la comisión.
Los puntos de consulta y referencia que debía observar la Comisión para Punjab
eran los siguientes: “.. la Comisión Fronteriza está aleccionada bara demarcar las
fronteras de las dos partes de Punjab sobre la base de una diferenciación de las áreas
contiguas de mayoría musulmana y no musulmana. Al hacer esto, también tendrá que
considerar otros factores” 24
91
tangible que la importancia de la contigíiidad de los territorios musulmanes, la
viabilidad administrativa, las comunicaciones o los sistemas de irrigación.25 Lo que sí se
especificó es que debían prevalecer los argumentos jurídicos sobre los políticos, es
decir, que la geografia, la economía y la configuración social debían imponerse sobre
los intereses políticos de aquellos regímenes que sustituyeran al gobierno británico. La
Comisión debía negociar la frontera de Punjab de forma secreta y aislada de cualquier
presión política que aquellos interesados por otros aspectos de la Transferencia de
Poderes estuvieran tentados a ejercer.
Esta era la teoría. En la práctica todo lo que hacían los miembros de la Comisión
tenía una finalidad política porque afectaba al futuro de Pakistán, de la India y de
millones de personas que acabarían siendo ciudadanos de uno u otro país. Los
documentos publicados por el gobierno británico y las biografias de algunas
personalidades implicadas en el proceso de la Transferencia de Poderes han dejado en
evidencia que en las conversaciones no hubo ni secretismo ni aislamiento de influencias
externas, y que una actuación que provocó la muerte de unas 500.000 personas y la
huida de varios millones más, como fueron las primeras consecuencias de la división de
Punjab, pudo haber tenido en algunas ocasiones fines más políticos que “jurídicos”.
En 1941 Punjab tenía una población total de 28’4 millones de habitantes. 158
millones eran musulmanes (556%) y 12.6 hindúes y ~ (444%). La fuerte presencia de
la comunidad síj en esta región, cuna de su religión, presentaba el dilema de más dificil
resolución, puesto que se tenían que acomodar dos realidades irreconciliables. Por un
lado, que muchos de los centros religiosos sijs se encontraban en territorio
mayoritariamente musulmán. Y por otro, que las relaciones entre las comunidades sij y
musulmana habían alcanzado para 1947 un nivel dramático.
92
que no era probable que la Comisión Fronteriza” integrara “la totalidad del distrito...
(de Gurdaspur). en el territorio de mayoría musulmana”.26
.
27 RAHMAN, M. Op.cit. Págs. 58-61, y SHFRWANI, LatifAhmed. “Kashmir Accession to India Re-
examined”. Pakistan 1-lorizon. Abril de 1990. Págs. 23-55
26 Ver BIRD WOOD, Lord. A Continent Decides. Págs. 36 y 236. En WIRSING, R. Op.cit. Pág. 17, y
LAMB, A. KasItnuir.A Disputed Legacy. Pág. 103
93
1.3.2.1. La ‘Teoría de la conspiración’. Las presuntas presiones de
Mountbatten a la Comisión Radcliffe pata garantizar la integración
de Jammu y Cachemira en la India
Entre 1970 y 1983 Gran Bretaña publicó numerosos volúmenes con archivos
referentes a la Transferencia de Poderes, y esta información impactó con fuerza en
algunas teorías que se habían dado por válidas, reabriendo la discusión sobre algunos
aspectos históricos y estimulando la reinterpretación de algunas cuestiones y de algunas
lo
personalidades asociadas con esta disputa. La nueva ronda de debates suscitada no
proporcionó, sin embargo, grandes variaciones sobre los principales puntos de vista que
se habían mantenido en relación con el conflicto de iammu y Cachemira. En particular,
existieron muchas reticencias por parte de los investigadores a la hora de aceptar como
válida la teoría pakistaní de que el proceso de partición del subcontinente estuvo
manipulado desde el principio por los líderes el Congreso y los dirigentes británicos.3’
30 Estos documentos se empezaron a publicar en 1970. Ocupan 12 volúmenes bajo el titulo Constitutional
Relatio ns between Britain and India. TIte Transfer of Power 1942- 1947. Los volúmenes que afectan más
directamente a la cuestión de Cachemira son los números IX, X, Xl y XII. La referencia al volumen en el
que se encuentran los documentos que vamos a mencionar se hará con las claves IP IX, TP X, TP XI y
IP XII, y a los documentos en concreto con el número que tienen según su orden de aparición en cada
volumen. Las citas exactas de esta publicación han sido extraidas de LAMB, A. Kas/unir. A Diáputed
Legar Capítulo VI, y IHA, P. 5. Op.cit. Capitulo V
95
en la integración de Jammu y Cachemira en aquella nación que fuera la más fuerte, la
más grande y la más estable de las dos que sustituirían al Dominio Británico.33
>~ TPX.N0254
~sLAMB, A. KasItn>.ir. A Disputed Legacy. Pág. 107
36 Esta misma observación también fue trasladada al virrey por Krishna Menon, futuro ministro de
Defensa en el gobierno de Nehru, que además avisó de que si se permitia que Jammu y Cachemira pasara
a manos de Pakistán las consecuencias para las relaciones entre la India y Gran Bretaña podrian ser
nefastas. La argumentación se basaba en que se podia conjeturar que la intención de íos británicos era la
de crear un Pakistán, reforzado por la posesión de este Estado, que sirviera como frontera oriental de la
esfera dc influencia británica en Oriente Medio. IP XI. N0 201
96
Durante su estancia en Srinagar, lo único que Mountbatten hizo fue instar a las
autoridades cachemiris a unirse a la India o a Pakistán antes de la Transferencia de
Poderes advirtiendo de que les sería imposible defender su autonomía y su integridad
territorial desde un estatus de independencia. Mountbatten asumió que no entraba entre
sus competencias aconsejar la unión a una u otra de las asambleas constituyentes. Las
autoridades cachemiris debían resolver sobre este asunto en función de lo que fuera más
conveniente para el Marajá y sus súbditos, de los factores geográficos y de la actitud
que pudieran demostrar respecto a Cachemira el Partido del Congreso y la Liga
Musulmana. A éste respecto, las transcripciones oficiales determinan que Mountbatten
comentó que si Cachemira se integraba en Pakistán “probablemente” Ah Jinnah les
protegería de presiones por parte del Partido del Congreso, y si se unía a la Asamblea de
la Unión India. “inevitablemente” serían tratados con consideración por el Congreso.37
Alastair Lamb denuncia que aunque el mensaje parece ser neutral, existe cierta
tendenciosidad a la hora de asegurar la bienvenida que el Congreso daría a una
Cachemira india en contraposición a la “posible protección” de Ah Jinnah en contra de
amenazas indeterminadas en caso de que el Estado se integrara en Pakistán. Lamb no
encuentra aventurado interpretar esta exposición como un aviso de que al Marajá le
convenía unirse a la India si quería alimentar alguna esperanza de conservar su posición
en el Estado. El Partido del Congreso le mantendría en su trono, la Liga Musulmana se
encargaría de que sus súbditos musulmanes acabaran con su gobierno.35 De cualquier
forma, Mountbatten sugirió que la decisión se aplazara hasta conocer los deseos
mayoritarios de la población, que mientras tanto no se hiciera ninguna declaración
oficial a favor de la independencia, y que el Estado firmara un Acuerdo Transitorio
tanto con la India como con Pakistán.
~ TP XI. N0 294
97
Sheikh Abdullah. En función de la información recibida de Nehru, Mountbatten sabía
que Abdullah era partidario de la adhesión a la India. Este desenlace parecía, a su juicio,
políticamente correcto y geopolíticamente deseable, puesto que aseguraba que la
defensa de la Frontera del Norte permanecería en el ámbito de control de Nueva Delhi.
0 335
>~ TP XII. N
98
40
Lamb se pregunta si existe otra manera para explicar que Nehru enviara este
informe al virrey que no sea que estaba instándole a tomar parte en la labor de la
Comisión para resolver asuntos de tanta importancia para sus intereses nacionales.4’ La
respuesta a este enigma se encuentra, en opinión de Lamb, en la notificación recibida
desde las oficinas del virrey por el gobernador de Punjab el 10 o el 11 de agosto
indicándole que borrara de Pakistán los tehsils de Ferozepore y Zira y los incluyera en
la India. De hecho, en el documento final que estuvo preparado para el 12 de agosto, los
tres tehsi/Ñ del distrito de Gurdaspur, Ferozepore y Zira se integraron en la India sobre la
base de asegurar una correcta política de irrigación.42
99
Alastair Lamb responsabitiza sin tapujos a Mountbatten por la manera en que
condujo el asunto de la adhesión de Jammu y Cachemira durante las últimas semanas de
vida del gobierno británico. De todo lo visto concluye que Mountbatten no hizo ningún
esfuerzo por conocer otra versión sobre la situación política en Jammu y Cachemira que
no fuera la que le había proporcionado Nehru. El virrey no contrarrestó la opinión del
político indio con la de los rivales políticos de Sheikh Abdullah. Lamb denuncia que el
asunto de la aceptación popular con la que contaba la Conferencia Musulmana debería
haber sido, por lo menos, investigada, pero los documentos existentes apuntan a que
nunca se llegó a realizar tal acercamiento.
~ Mountbattcn escribió el 16 de agosto en su Informe Privado: “LI Marajá habla ahora de celebrar un
referéndum para decid,r s’ se une a Pakistán o a la India, siempre que la Comisión Fronteriza le asegure
comunicaciones por tierra entre Cachemira y la India”, es decir, Gurdaspur. “Parece, por lo tanto, como si
este gran problema de los estados haya sido satisfactoriamente solventado durante las tres últimas
semanas de gobierno británico”. En opinión dc Alastair Lamb, habiéndose garantizado la inclusión de
Gurdaspur en el Punjab indio y la celebración de un referéndum en Jammu y Cachemira, que según sus
previsiones favoreceria a la India, el virrey podia estar contento porque el problema estuviera
“satisfactoriamente solventado”. Ver LAMB. A. Kas/unir. A Disputed Legacy. Pág. 114, CHOUPHURY,
G.W. Op.cit. Págs. 17 y 18, ASI-IRAF, Fahmida. “Thc Kashmir Dispute: An Evaluation”. StrateQic
Srudies. Verano de 1990. Pág. 65, y IAEFAR, SM. Op.cit. Págs. 76-78
100
Lo cierto es que no se conoce la existencia de expedientes que expliquen con
detalle lo que ocurrió en las negociaciones. Cuando Radcliffe abandonó la India el 15 de
agosto de 1947 no se llevó ningún documento con él y las declaraciones que hizo al
respecto lanzaron poca luz sobre lo ocurrido. La mayor parte de los funcionarios
británicos, y algunos testigos ajenos a su administración que se encontraban en el
subcontinente durante la Transferencia de Poderes, rechazaron vehementemente que
Mountbatten ejerciera ninguna presión indebida en Radcliffe.44 Y esta fue también,
lógicamente, la aseveración que siempre sostuvo Mountbatten. No obstante, no se puede
olvidar que las consecuencias de la partición fueron, en términos humanos, muy graves,
y a Mountbatten no le interesaba que se le hiciera responsable de una maniobra que
provocó la muerte de miles de personas.
~ Entre otros, el funcionario británico ¡-IV. Hodson afirmó que “hay un alto grado de mitologia también
en esto” y que durante sus conversaciones con Radeliffe llegó a la conclusión deque no habia sido
sometido a ninguna presión. HODSON, H.V. Op.cit. Pág. 354. lan Stephens, editor de lYw Statesman en
1947, también declaró que los pakisíanies se equivocaban cuando afirmaban que Mountbatten y su
entorno habian influido en la Comisión. STFPHENS, 1. Op.cit. Pág. ¡77. Tanto H.V. Hodson como el
jefe de prensa de Mountbatten, Campbell-Johnson, mencionaron que cuando las fronteras definitivas
fueron presentadas ante los distintos lideres. ninguno de los dos bandos se sintió satisfecho y los testigos
presenciaron una sombría y contrariada reunión en la que la única unanimidad estuvo en denunciar esta o
aquella injusticia comuna!”. CAMPBELL-JOHNSON. Op.cit. Pág. 153. En BLINKFNBERG, L. Op.cit.
Pág. 74. Sin embargo, muy pronto “se vieron reconfortados por el hecho de que debia de haber algún
mérito en ella puesto que sus rivales estaban igualmente descontentos, y después de dos horas de debate
se llegó a la conclusión de que se debia anunciar la concesión sin más y ser debidamente cumplida”.
HODSON, H.V. Op.cit. Pág. 352
¡01
1.3.2.2. Una versión alternativa
- Estas réplicas— a la teoría que da por seguro el interés de ms’ británicos -por
garantizar la integración de Iammu y Cachemira en la India cuenta con tan pocas
pruebas concluyentes como la desarrollada por Alastair Lamb. En ambos casos la
especulación es el elemento más habitual. Sin embargo, sí se ha desarrollado una
argumentación basada en hechos demostrables para hacer frente al asunto más
específico de la partición de Punjab. Prem Shankar Jha procede en su obra Kashmir
1947. Rival Versions of History a una confrontación de los argumentos desarrollados
46 VerBAMZAI, P.N.K. Kas/unir and Central Asia. Págs. 125-127, CHOPRA, VO. Op.cit. Págs. 20-26,
y JAIS[NGI-l, 1-1. Op.cit. Págs. 65-66 y 71-72
¡02
por Lamb. iha pretende demostrar que no es cierto que existiera un complot organizado
por los británicos en colaboración con el Partido del Congreso para asegurarse que los
tres tehsiLs del distrito de Gurdaspur fueran integrados en la India y dejar así la pueda
abierta a la adhesión de Jammu y Cachemira.
Siguiendo con la obra de Prem Shankar iha, el intelectual indio expone varios
argumentos fundamentales. En primer lugar, iha denuncia que toda la base de la
argumentación de Lamb se basa en demostrar que el virrey había influido en la decisión
de integrar los tehsils de Ferozepore y Zira en la India, extendiendo arbitrariamente la
misma sospecha para afirmar que nada le pudo impedir hacer lo mismo en el caso de los
tres distritos de Gurdaspur. Jha tacha este argumento de inconsistente. Cualesquiera que
fueran las razones que impulsaron a Radcliffe a conceder los tehsils de Ferozepore y
Zira a la India, está demostrado que no tuvieron nada que ver con las que le llevaron a
integrar también los tehsils de Gurdaspur.
¡03
India que le obligaban a destruir todos los documentos del antiguo régimen, optó sin
embargo por trasladar a Jinnah los documentos que ahora sustentan las denuncias de
Lamb y Pakistán.47
~ IP XII. N” 377
50 JI-lA, PS. Op.cit. Pág. 78
Beaumont no sólo declaró que Mountbattcn babia influido en la Comisión, también que Nehru habia
influido en Mountbatten para que presionara a Radcliffe y que el único secretario hindú de la Comisión,
V.D. Iycr, proporcionaba regularmente información a Nehru sobre las deliberaciones. Jha denuncia que
Beaumont basó estas acusaciones en hechos que ni siquiera se pueden considerar pruebas
circunstanciales, y que además son incorrectos. Ver JHA, PS. Op.cit. Págs. 79 y 80
104
En opinión de Shankar Jha, “cuando la decisión final provocó el destierro de
aproximadamente diez millones de personas y la muerte de medio millón, habría sido
estúpido, y criminalmente irresponsable, que Radcliffe hiciera de la ignorancia una
virtud”.52 Lo que sí está claro es que Mountbatten no dijo toda la verdad. El virrey
aseguró que la información sobre la delimitación fronteriza había sido trasladada al
gobernador de Punjab sin su conocimiento, pero se ha podido demostrar que el virrey
había aprobado la transmisión de información anticipada por las razones mencionadas
anteriormente. Este engaño pudo estar destinado, según Jha, a impedir que se lanzaran
más dudas sobre la imparcialidad de la Comísion.
Más allá de las matizaciones indicadas por Iha, resulta esencial encontrar una
razón que justifique la inclusión de los tres íehsils de Gurdaspur en la India.
Recordemos que según los puntos de referencia de la Comisión Fronteriza se debían
demarcar las fronteras de Punjab respetando las áreas contiguas de mayoría musulmana
y no musulmana “teniendo en cuenta otros factores”. Y en Gurdaspur, el secretario de
Estado para la India puntualizó que “esos otros factores” debían “observar la ubicación
de los templos sij”» En efecto, cuando Radcliffe explicó su alejamiento del principio
de contigúidad comunal hizo alusión a la necesidad de no seccionar sistemas de
‘rrigación, carreteras y líneas ferroviarias, y a la “inexpugnabJe realidad geográfica de
las situaciones respectivas de Lahore y Amritsar y las reivindicaciones que cada bando
mantiene vigorosamente sobre cada una o ambas de las dos ciudades”. Esto suponía una
referencia directa a las reclamaciones enfrentadas de sijs y musulmanes sobre estos
centros urbanos...55
52
JHA. PS. Op.cit. Pág. 79
~ TP Xl. N0 415
los
Si no se hubieran concedido los tres tehsils orientales de Gurdaspur a la India,
además de la integración de los importantes centros religiosos sijs de Lahore y
Sheikhupura en Pakistán, la más emblemática ciudad sagrada de los sijs, Amritsar,
habría estado totalmente rodeada por territorio pakistaní. Ambas comunidades, la sij y
la musulmana, habían visto como siglos de desentendimiento se materializaban durante
el invierno de 1946-1947 en graves agresiones de los musulmanes a la más vulnerable
comunidad sij.56 De forma que, sin ignorar los muchos elementos irregulares que
enturbiaron la labor de la Comisión Radcliffe, se puede asumir que existía una razón de
peso para considerar factores ajenos a la contigúidad comunal en el caso de la
delimitación fronteriza en Punjab.57
Después de este breve repaso a una polémica que hoy en día sigue centrando el
interés de investigadores indios y pakistaníes, la principal conclusión que se debe
extraer es la indicada por Robert G. Wirsing: todas estas alegaciones, incluyendo las
revelaciones de Beaumont, que merecen mucho crédito, no prueban nada relacionado
con Gurdaspur o con la frontera entre Punjab y Jammu y Cachemira, y aún menos con
la propia Cachemira. Lo único que apuntan es la posibilidad de que, también en estos
casos, Mounbatten pudo haber influido en unos procedimientos de los que debería
haberse mantenido al margen.58
~ “A principios dc 1947 todos los sijs habían llegado a la conclusión de que, puesto que no podían evitar
(la creación de) Pakistán, lo mejor que podian hacer era salvar todo lo que pudieran de la provincia de
caer en manos de los musulmanes”. S[NGH, Kushwant. fle Sikhs, 1Q53. Págs. 151-152. EnRAHMAN,
M. Opcit. Pág. 47
El funcionario británico ¡IV. Hodson sostuvo que este no supuso un hecho aislado, y que el principio
de conceder territorios contiguos de población mayoritariamente musulmana o no musulmana a cada
dominio no fue siempre escrupulosamente respetado. HODSON, HV. Op.cit. Pág. 350
Wirsing concede un estudio actualizado y muy minucioso a esta polémica, contrastando múltiples
teorías, y llegando a la conclusión de que la intervención de los británicos no siempre fue transparente ni
limpia. Ver WIRSING, R. Op.eit. Págs. 12-32
106
CAPITULO II: LA PRIMERA GUERRA INDO-PAKISTANI
POR JAMMU Y CACHEMIRA DE 1947-1948 Y LA DIVISIÓN
PERMANENTE DEL ESTADO
107
determinando las posturas oficiales de las autoridades Indias y pakistaníes y
condicionando sus reivindicaciones territoriales.
Pero entre todos los estados nativos que presentaron problemas a la hora de
observar estas directrices, Jammu y Cachemira fue el más complicado. Este Estado tenía
una población mayoritariamente musulmana y un monarca hindú, y su territorio era
contiguo tanto a la India como a Pakistán. Para añadir una complicación más, su
monarca, el Marajá Han Singh, albergaba sueños independentistas. Por ello demoró su
decisión sobre la cuestión de la adhesión hasta después de la declaración de
independencia de la India y Pakistán el 15 de agosto de 1947.
Aquel día Jammu y Cachemira pasó a ser técnicamente independiente, sin que
existiese ninguna autoridad, aparte del Marajá, que pudiera controlar su devenir.
Mountbatten todavía era el gobernador general de la India, pero su autoridad era muy
limitada, tenía una circunscripción poco clara y en Pakistán Ah Jirmah le había negado
este puesto asumiéndolo él mismo. Todavía existía un mando militar superior único
(que duró hasta finales de noviembre de 1947), Sir Claude Auchinleck, pero su
autoridad sobre los dos ejércitos situados bajo su supervisión se centraba en el ejercicio
de la retirada de los oficiales británicos. Los líderes de la India y de Pakistán no habían
llegado a un acuerdo sobre el futuro del territorio de Jammu y Cachemira, un Estado de
gran importancia estratégica, económica y psicológica que se encontraba en un limbo de
indefinición después de la Transferencia de Poderes.
Pocos días antes de la Transferencia de Poderes, Han Singh siguió uno de los
consejos que había recibido de Mountbatten y propuso a la India y a Pakistán establecer
los
sendos acuerdos transitorios. En Karachi se aceptó el 15 de agosto un documento en el
que se garantizaba que los acuerdos comerciales, de comunicaciones y de servicios
existentes hasta ese momento se mantendrían hasta que se alcanzara un compromiso
sobre los detalles y la ejecución formal de un nuevo acuerdo. Pero la respuesta en
Nueva Delhi fue evasiva y el Acuerdo Transitorio con la India no llegó a firmarse.
HODSON, 1-1V. Op.eit. Pág. 383. Ver también BIRDWOOD, Lord. Two Nations ¿md Kashnzir. Robert
Hale Limited. Londres 1956, Pág. 42
MENON, VP. Op.eit. Pág. 395. En la India muchos investigadores defienden que Sardar Patel no
compartió en un principio el interés de Nehru por este Estado de mayoría musulmana, y que la
complicada situación de este territorio fronterizo le había llevado a excluirlo de su esquema de lo que
debia ser la Unión India después de la Transferencia de Poderes. NIRMAL, Anjali y BARTARIA,
Virendra. Ka.shnzir: Aa Experiment Gane Smc. Pointer Publishers. Jaipur 1996. Pág. 2. Sheikh Abdullah
declaró en su biografia que la India exigió que el Marajá liberara a los presos politicos y estableciera un
gobierno popular antes de firmar un Aeuerdo Transitorio. AHDULLAH, Sheikh. Flamas a/tlzc’ Chinar.
Aa Áutobiographv. Viking. Nueva Delhi 1993. Pág. 90
109
coacción que sobrepasó los límites de una mera persuasión diplomática.5 El presidente
del Partido del Congreso, Acharya Kripalani, también visitó Cachemira en mayo de
1947. Él mismo reconocería más tarde que avisó al Marajá de que “si no se unía a la
Unión India tendría problemas en el futuro”, pero el Marajá se negó a comprometersef
Este talante evasivo del monarca es el que aparece más comúnmente reflejado en los
testimonios de la época, lo que, más allá de las presiones que pudiera recibir de algunos
dirigentes indios, descarta que Han Singh buscara en esta temprana etapa una alianza
con el Congreso.
La pregunta que surge entonces es: ¿qué hizo Pakistán, además de entrar en un
Acuerdo Transitorio, en aquella fecha en la que su gobierno deseaba obtener la adhesión
total? Iviahajan, el último primer ministro autocrático de Cachemira, acusó a Pakistán de
enviar al Reino Dogra agentes para crear una atmósfera comunal en contra de la India y
a favor de la integración en Pakistán. Por su parte, Sheikh Abdullah confirmó que
Pakistán ejerció mucha más presión sobre el Marajá que la India a través de
personalidades como el presidente de la Liga Musulmana. El político cachemirí P.N.
Bazaz niega que Karachi hubiera ejercido ninguna presión sobre el Marajá simplemente
“porque los líderes pakistaníes pensaban que era obvio que Cachemira se integraría en
Pakistán”.7 Puede que esto fuera verdad hasta el 15 de agosto de 1947, pero cuando esta
hora final pasó sin que Han Singh hubiera tomado ninguna decisión, evidentemente
Pakistán no pudo seguir sintiéndose tan confiado.
“Resulta significativo que después de que tuvieran lugar estas visitas hubiera un número de sucesos
politicos en Cachemira que tuvieron gran influencia en promover la subsecuente adhesión del Estado a la
India”. CHOI.JDHURY. 0W. Op.eit. Pág. 62. Ver también CHEEMA, Pervaiz Iqbal. “Pakistan, India
and Kashmir: A Historical Review”. En THOMAS, Raju G.C. Perspectivas <‘a Kashmir. The Raots of
Con/lid ¡a South Asia. Westview Press. Oxford 1992. Pág. 95
110
2.1.1.1. La rebelión de Poonch en contra del régimen monárquico
lan Stephens define este levantamiento como “una simple revuelta de campesinos, en la que las
creencias religiosas de los participantes eran irrelevantes”, y afirma que el propio Sheikh Abdullah le
comentó que ‘no fue comunal”. STEFHENS, 1. Op.cit. Pág. 199
III
de Poderes hubo graves enfrentamientos entre tropas estatales y habitantes de Poonch
que dieron lugar a un gran número de víctimas civiles.
No obstante, como los altos cargos del Ejército pakistaní todavía estaban
ocupados por británicos, fue necesario mantener muchas de las actividades en secreto,
lo que restringió notablemente la capacidad de acción de aquellos que deseaban
colaborar con los sublevados. De cualquier forma, a medida que el levantamiento crecía
en intensidad, el gobierno de Pakistán estudiaba nuevas posibilidades de actuación
respecto al problema de Cachemira.
KHAN, Sardar M. lbrahim. The Kashmir Saga. Lahore 1965. En LAMB, A. Kas/unir. A Disputa!
Lega¿y. Pág. 124
112
2.1.1.2. Las crecientes presiones sobre el Estado y su progresivo
acercamiento a la India
A lo largo del mes de septiembre de 1947 la actitud del Marajá Han Singh
acerca de la anexión se vio muy alterada. Aunque no le agradaba la idea de unirse a la
India, todavía le atraía menos la posibilidad de dejar de tener ningún poder en su
Estado, algo que después de las sublevaciones musulmanas en Pooneh y las Áreas del
Norte era susceptible de ocurrir si se integraba en Pakistán.
G.W. Choudhury afirma ante estas acusaciones que “la interpretación correcta es
que el Marajá estaba intentando encontrar alguna excusa para comenzar una polémica
con Pakistán como parte de su proyecto de unirse a la India finalmente”.’3 El gobierno
12 RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 72
113
de Pakistán siempre ha negado que ejerciera un bloqueo económico. En aquellas fechas
argumentó que los suministros no llegaban a Jammu y Cachemira a causa de los
problemas con los que se enfrentaban los transportes que tenían que cruzar la frontera
en Punjab, sacudida por violentos enfrentamientos comunales. Pero muchos
especialistas en la cuestión de Cachemira, tales a Josef Korbel y Lord Birdwood, han
coincidido con los autores indios en que el bloqueo comercial fue premeditado y
voluntario.14 Pakistán también niega haber tomado parte en la sublevación de Poonch.
No obstante, Sumit Ganguly subraya que el propio ex general pakistaní Akbar Khan
reconoció que algunas tropas pakistaníes participaron en el motín, y muchos testigos
afirmaron que soldados pakistaníes se unieron a la revuelta disfrazados como los
habitantes locales. ~
‘~ Algunos informan de que poco después Pakistán también impuso un embargo a la venta de productos
cachemiris en su territorio. Ver KORBFL, J. Op.cit. Pág. 66, y BIRDWOOD, Lord. Op.eit. Pág. 46
Ver HAZ, Ahmad. “Kashmir: The Source ofConfrontation in South Asia”. South Asian Studies. Enero
dc 1992. Pág. 26, y AKHTAR, Shacen. “Uprising in Indian-HeId Jammu and Kashmir”. Reejonal Studies
Primavera de 1991. Pág. 5
‘‘“Han Singh comenzó a aplicar las mismas técnicas de exterminio a la población musulmana.., los
musulmanes de Cachemira estaban siendo sistemáticamente masacrados por las tropas del Estado.., un
bien organizado genocidio del Marajá hindú”. CHOUDHURY, G.W. Op.eit. Págs. 56-57. Según lan
Stephens. de los 500.000 musulmanes que vivian en Jammu, 200.000 fueron asesinados por los hindúes y
los sijs y el resto escaparon a Pakistán. STPPHFNS, 1. Op.cit. Pág. 200
114
.
territorio pakistaní”.’8 En efecto, tras el comienzo de la sublevación en Poonch las
autoridades del Estado adoptaron medidas represivas para frenar los disturbios, lo que
acabó generando una situación de violencia comunal en Jammu semejante a la
presenciada en Punjab desde unos meses antes. De hecho, la composición demográfica
de la región varió sensiblemente durante la crisis de integración de Jammu y Cachemira,
aumentando el porcentaje de población hindú tras la muerte o huida de parte de la
población musulmana. No obstante, no está claro si el éxodo de los musulmanes de la
provincia de Jammu respondió a una estrategia deliberada o fue producto de la violencia
comunal incontrolada.
Las crónicas del propio Mahajan sobre estas reuniones dejan en evidencia un
dato muy significativo: no existía unanimidad de pensamiento entre los líderes indios a
propósito de la cuestión del futuro de Jammu y Cachemira. VP. Menon le animó a
trabajar por la adhesión a la India, Nehru dio mucha más importancia a la cuestión de la
democratización del Estado que a la de la integración, y Sardar Patel se remitió a
cualquiera que fuera la voluntad mayoritaria de la población.20 Desde esta evidencia, al
‘~ ALEXANDER. Horace. Kas/unir, Londres 1952. Págs. 7 y 12. Por su parte, Bazaz, que en 1954 había
escrito que “El gobierno (de Cachemira) quería masacrar a la población sin dejar que cl mundo supiera lo
que estaba haciendo”, se retractó más tarde afirmando que el Marajá no sentía ninguna animadversión por
los musulmanes y que no tenía ningún sentido responsabilizarle de estos crímenes. En BLINKENBERG,
L. Op.cit. Págs. 79 y 80
Ver LAMB, A. Kas/unir. A DisputedLegacy. Pág. 129, y ASHRAF, Ahmida. “The Kashmir Dispute:
An Evaluation”. Strateeis Studies. Verano de 1990. Pág. 64
20 MAHAJAN, M.C. Looking Back. Londres, 1963. Págs. 126 y 268. En BLINKFNBERG, L. Op.cit.
Pág. 83
115
considerar las alegaciones pakistaníes a propósito de un prolongado y concienzudo plan
del gobierno indio para obtener la integración del Estado, surgen múltiples
contradicciones.
No obstante, Han Singh intentó rebajar la tensión con las autoridades pakistaníes
recibiendo a un delegado pakistaní para buscar remedio a las distintas causas de
discrepancia. Mahajan relata en sus memorias que el enviado pakistahí llevó con él un
Instrumento de Adhesión a Pakistán que fue rechazado.2’ Algunos días más tarde, el
gobierno de Jammu y Cachemira volvió a responsabilizar a Pakistán de delitos
cometidos en contra de cachemiris, denunció el bloqueo económico y postal, y anunció
que si esas agresiones no cesaban solicitaría “ayuda amistosa” para combatir dichos
abusos. Es decir, que acudiría a la India con todo lo que ello implicaba. La respuesta en
Pakistán fue un aviso explícito de “consecuencias muy graves” en caso de que el Marajá
optara por la integración en la India en contra de la voluntad de la mayoría de sus
súbditos musulmanes.22
Probablemente motivado más que por ninguna otra cosa por su voluntad de
mejorar sus relaciones con Nehru, el Marajá también excarceló a Sheikh Abdullah el 29
21 MAHAJAN, MC. Op.cit. Pág. 269. En LAMB, A. Kashnzir, A DisputedLegacv. Pág. 126
22 Liaquat Ah Khan respondió al Marajá con un telegrama conminatorio: “Estamos asombrados ante su
amenaza de solicitar ayuda. Presumiblemente insinuando la ayuda de un poder exterior. El único objeto
de esta intervención de un poder exterior propiciada por usted sería el de completar el proceso de
subyugar a los musulmanes para permitirle unirse a la Unión India por medio de un coup détat contra el
deseo declarado y conocido de los musulmanes y de otros que conforman el 85% dc la población dc su
Estado. Tenemos que hacerle saber enérgicamente el hecho de que si esta política no cambia y los
preparativos y las medidas que usted está adoptando para consumar esta política no cesan, se producirán
unas consecuencias muy graves dc las que sólo usted será responsable”. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 74
116
de septiembre de 1947. Ghulam Abbas y otros miembros de la Conferencia Musulmana
continuaron encarcelados.23 La situación presentaba cierta urgencia puesto que Han
Singh perdía cada vez más el control sobre grandes zonas de su territorio. El invierno se
estaba acercando y para finales de octubre o principios de noviembre muchas partes del
Estado estarían totalmente aisladas del resto de la India por la nieve. En aquel momento,
Han Singh no podría contar con ayuda exterior y Karachi se encontraria con el campo
abierto para cualquier intervención. La cuestión de la adhesión se había convertido en
un asunto apremiante, y Han Singh era consciente de que necesitaba la ayuda de Sheikh
Abdullah y la Conferencia Nacional.
23 Esto también ha servido dc argumento a los que defienden que existió un complot entre la India y el
Marajá, pero Sisir Gupta considera que la liberación de los líderes de la Conferencia Nacional se puede
entender a la luz de la ideología secular de Sheikh Abdullah, con la que se podía afrontar el problema
comunal que azotaba al Estado. “La liberación pudo haber estado dictada más por las necesidades
inmediatas que por las necesidades de la final adhesión a la India”. GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 102
24 Ver LAME, A. Kas/unir. A DisputedLegacw. Pág. 167, BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 82, y KAUL,
R.N. Op.cit. Pág. 39
25
Esto lleva a algunos críticos pakistaníes a considerar que “Sheikh Abdullah parecehaber estado
gobernado únicamente por intereses personales”. CHOUDHURY, G.W. Op.cit. Pág. 65
117
independentistas del líder cachemirí supusieron un motivo de preocupación en la India
durante las casi cuatro décadas que Abdullah siguió ejerciendo influencia en la política
estatal.
118
noticias de posibles movilizaciones del Ejército de la India en las fronteras de .Jammu y
Cachemira. Pero sobre todo, Han Singh había advertido de que estaba dispuesto a
“solicitar ayuda amistosa” para defenderse de las agresiones de Pakistán, algo que pudo
ser interpretado como un ultimátum próximo a expirar. Finalmente, la noche del 21 al
22 de octubre de 1947 comenzó la invasión de tropas de pathanes en el área de Domel y
Muzaffarabad en la frontera entre Punjab y Cachemira.
La cuestión clave para la India es si el ataque de los pathanes contó con el apoyo
táctico y estratégico del gobierno de Pakistan o si respondió a un movimiento solidario
y espontáneo de respaldo a los sublevados cachemiris. La invasión tribal y la oferta de
adhesión de Cachemira a la India han sido objeto de controversia desde 1947. Tanto la
India como Pakistán han adoptado posiciones radicalmente opuestas sobre la naturaleza
de la invasión y las circunstancias que dieron lugar a la oferta de adhesión, y de estas
interpretaciones nacen sus actitudes radicalmente enfrentadas acerca de la legitimidad
de sus reivindicaciones territoriales sobre el anterior Reino Dogra.
Una vez que el Marajá comenzó en septiembre las negociaciones con Sheikh
Abdullah y decidió ofrecer en octubre el puesto de primer ministro a Mahajan, cuyas
especiales relaciones con Nueva Delhi ya se han mencionado, debió parecer bastante
evidente para los miembros de la Liga Musulmana que la adhesión del Estado a la India
se estaba convirtiendo en una posibilidad cada vez más previsible, y la búsqueda de una
estrategia alternativa se hacía urgente.
27 Ver SHFRWANI, LatifAhmed. “Kashmir Accession to India Re-examined”. Pakistan Horizon. Abril
dc 1990. Pág. Sí, y RAHMAN, M. Op.cit. Págs. 74-75
lío
grandes guerreros estaban lejos de ser disciplinados, e introducirles en campos de
batalla ajenos podía, como de hecho ocurrió, provocar problemas. De cualquier forma,
iba a ser dificil contenerlos una vez que ya habían tenido conocimiento de la situación
pre-bélica que se vivía en Poonch y de los ataques contra musulmanes que se estaban
produciendo en Jammu. Alastair Lamb coincide con estas apreciaciones, y la única
colaboración oficial pakistaní que reconoce es que los altos cargos de la administración
de la North West Prontier Province no hicieron nada por impedir que multitud de
camiones repletos de pathanes partieran en dirección al frente de Poonch.25
Hodson también testifica que durante una reunión entre dinnah y Mountbatten en
noviembre de 1947 el gobernador general de Pakistán informó a su homólogo de que si
la India retiraba sus tropas del Estado él cancelaría la invasión.30 Esta declaración ha
sido comúnmente interpretada por el bando indio como una prueba del apoyo pakistaní
al ataque tribal. Lo que sin duda sí que invalida es el pretexto utilizado repetidamente
por las autoridades pakistaníes de que no tenían capacidad para frenar a las tribus.
“>Las palabras fueron: “cancelaré todo el asunto”. I-IODSON, H.V. Op.cit. Pág. 459. El autor pakistani
Mushtaqur Rahman reduce la fuerza de esta declaración afirmando que Jinnah sólo declaró que podia
garantizar la retirada de los pathanes en 24 horas. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 78
120
De esta forma, H.V. Hodson corroboró sustancialmente a una segunda fuente
que implica a Pakistán en la invasión: la versión del ex general de división del Ejército
pakistaní Akbar Khan. Khan dejó por escrito su relato acerca del importante papel que
jugó en la invasión de Cachemira. Akbar Khan confirma que para principios de
septiembre de 1947 tuvieron lugar varías conversaciones acerca de cómo debía Pakistán
asegurarse la adhesión de Cachemira.31 El general coincidía con la opinión del que
pronto sería el primer presidente de Azad Kashmir, que “pensaba que el tiempo de las
negociaciones pacíficas había terminado.., por lo tanto la gran cuestión era si nuestro
gobierno podría ser impulsado a tomar parte activa en el asunto. Pronto nos
enteraríamos de que ya había comenzado un movimiento en esa dirección”.
En una tercera fuente, el autor indio Prem Shankar Jha proporciona nuevas
corroboraciones de los argumentos y evidencias de Hodson. Con los documentos
reunidos en una minuciosa investigación de los registros de la Oficina de la Biblioteca
de la India en Londres, Jha sustenta la teoría de que existió complicidad pakistaní en la
planificación y ejecución de la invasión.34
3L Ver KHAN, Akbar. Ruiders ja Kas/unir. Karachi 1970. Págs. 10,11,14 y I’7. En BLINKENBERG, L.
Opeir. Pág. 85
32 KHAN, Akbar. Op.cit. Págs. 22 y 23, En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 86
~‘Blinkenberg también destaca, frente a la afimiación de Jinnah de que Pakistán no podía hacer nada para
frenar a las tropas invasoras, que Akbar Khan reconoció que las tropas tribales se retiraron de Jammu y
Cachemira en cuanto tuvieron que enfrentarse con cl Ejército de la India. “¿No habría ocurrido lo mismo
en caso de que se hubieran enfrentado al Ejército pakistaní?”. KHAN, Akbar. Op.cit. Pág. 70. En
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 103
121
pilló tan de sorpresa como a la propia India. Pero la mayoría de los investigadores o
testigos independientes no se han creído esta explicación. Jan Stephens llega a la
conclusión de que “los políticos pakistaníes y los funcionarios civiles tuvieron que
confabularse con ello, ayudando a las tribus”.3~ Las investigaciones desarrolladas por
Michael Brecher también le llevan a defender que “Pakistán jugó un papel considerable
en la invasión tribal, apoyando de esa forma la utilización de la fuerza para obtener la
adhesión de Cachemira 36
Desde una actitud menos terminante, Lord Birdwood considera que “cualquiera
que sea la verdad, las muchas censuras sobre su actitud (de Jinnah) en este período han
sido enormemente exageradas. De cualquier forma, los oficiales de las fuerzas
pakistaníes presentían lo que estaba a punto de ocurrir, puesto que tengo sus propios
testimonios... la conclusión general es que aunque no había plan de control del gobierno
pakistaní a los niveles más altos, había conocimiento y consentimiento tácito, y yo creo
que la argumentación de Pakistán no habría sufrido por una admisión franca de su
posición”.37
36 BRECHER. Michael. Thc Strugg/e ¡br Kas/unir. Oxford University Press. Nueva York 1953. Págs. 28-
41
122
principal organizador de la invasión, el general Akbar Khan, se pudiera reunir con
Liaquat Ah Khan y otros líderes pakistaníes sin que el gobernador general Ah Jitmah
estuviera al tanto, y que no sea tan indulgente con el otro bando y afirme que Abdullah
y Nehru tuvieron que discutir “con toda seguridad” el Instrumento de Adhesión en su
reunión a mitad de octubre de l947.~~
Lamb también destaca que estas personas estaban preparando una intervención
militar india, aunque sólo fuera como previsión de alguna contingencia.40 Lamb cree
que durante estos días, antes del 22 de octubre, fecha oficial del comienzo de la invasión
de los pathanes, es muy probable que llegaran a los Líderes pakistaníes informes de los
movimientos de tropas que se estaban produciendo en las fronteras con el Estado. No
obstante, frente a la que ha sido una denuncia tradicional en Pakistán, reconoce que no
es posible saber con certeza si el gobernador general y los altos oficiales británicos de
las Fuerzas Armadas de la India estaban al tanto de estos movimientos.
~> Veruna relación de las distintos preparativos militares que se llevaron a cabo en LAMB, A. Kashmir. A
Disputed Legacv. Pág. 130 y nota 15 en Pág. 142
123
0W. Choudhury tampoco se cree que un solo día, el 26 de octubre de 1947 en el
que se decidió la intervención militar de la India, bastara para reunir alrededor de cien
aviones de transporte y organizar el traslado por aire de dos batallones de infantería que
alcanzaron Srinagar el día 27. Ello le lleva a la conclusión de que hubo planes militares
previos, y que los oficiales británicos tuvieron que tener conocimiento de ellos y no
hicieron nada para impedirlo.4!
~‘El capitán general del Ejército dc Pakistán, Sir Frank Messervy. también consideró que había “claras
evidencias dc que esta adhesión fue deliberadamente planeada durante varias semanas antes del
acontecimiento”. CHOUDI-JURY, 0W. Op.cit. Pág. 6ó
42 “Creo que el asunto de la ayuda militar en caso de emergencia debe ser considerado por el Consejo de
Defensa lo antes posible. No hay tiempo que perder silos informes que recibimos sobre la preparación
del gobierno pakistaní para una intervención son correctos”. BOSE. A.C. “Jammu and Kashmir
Aceession- 1 y II”. The Statesman. 19 y 20 dc diciembre de 1995.
~ Otro motivo de polémica ha sido demostrar si las tropas dcl cx Estado nativo de Patíala se trasladaron
antes de la firma del Instrumento de Adhesión a Jammu y Cachemira para ayudar al Marajá a repeler a las
tropas invasoras. M.Y. Saraf sostiene que cuando el Ejército indio intervino en el Estado se encontró con
soldados de Patiala que estaban protegiendo el principal campo de aterrizaje aéreo de Srinagar, y que un
batallón de infantería sc había movilizado en Jammu para reforzar las tropas de la capital de invierno del
Marajá. SARAF. M.Y. Op.cít. Pág. 909. Por el Instrumento de Adhesión Patiala había delegado sus
competencias en materia de Defensa al gobierno de la Unión, y la utilización de tropas ffiera de sus
límites territoriales involucraba además el ejercicio de una Política Exterior que también había sido
transferida al Centro, por lo que la presencia de sus tropas en Srinagar hace sospechar a los investigadores
pakistaníes que tanto los oficiales británicos como algunos miembros del gobierno indio estaban al
corriente de estas maniobras militares. Pero la presencia de las tropas de Patiala en el aeropuerto de
Srínagar es un hecho descrito por otros investigadores como una figuración. No hay constancia en
ninguna crónica oficial, los oficiales británicos del Ejército indio insistieron en que no habían encontrado
tropas de Patiala al llegar a Srinagar, y los archivos de misivas entre los altos comisionados británicos en
Londres y Nueva Delhi no hacen ninguna referencia a este hecho. JHÁ, PS. Op.cit. Págs. 60-61
124
Dio la casualidad de que había varios aviones civiles disponibles que estaban siendo
utilizados en conexión con la evacuación de refugiados musulmanes hacia Pakistán”.44
Por su parte, los superiores británicos de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire
publicaron una declaración conjunta en la que manifestaban, aportando datos, que “no
hubo ningún plan para enviar estas fuerzas, tampoco se estudiaron tales planes antes del
25 de octubre, tres días después de que comenzara la incursión tribal”, negando
rotundamente las acusaciones de haber estado al corriente de cualquier planificación
militar masiva anterior a esa fecha.4>
Sobre el período de apenas tres días que discurrió desde la solicitud de ayuda
militar por parte del Marajá de .Ianrmu y Cachemira a la India y la firma del Instrumento
de Adhesión, existe una versión oficial y una versión alternativa que ha contado en los
últimos años con mucho apoyo por parte de los investigadores propakistaníes. La
versión alternativa no sólo interpreta todo lo acontecido como el resultado de un plan
premeditado, entre N4ountbatten y los líderes indios, para garantizar la adhesión del
Estado a la India. También niega la cronología de los hechos aceptada por la versión
oficial declarando que el Instrumento de Adhesión fue firmado después de que
comenzara la intervención del Ejército regular indio en el Estado.
125
La versión oficial sitúa la primera solicitud de ayuda militar de Han Singh a la
India el 24 de octubre de 1947. El Comité de Defensa Indio, en el que se sentaban
Mountbatten y los tres capitanes generales británicos, estudió la interpelación al día
siguiente. Entre los miembros indios del Comité se encontraban Nehru, Sardar Patel y
un ex primer ministro de Jammu y Cachemira, Gopalaswami Ayyengar. La presencia de
Ayyengar es interpretada por los autores pakistaníes como una prueba más de los planes
indios para lograr la integración de Jammu y Cachemira. Durante su ejercicio en el
Estado, Ayyengar había destacado por su actitud dialogante con Sheikh Abdullah.
Lo que sustenta la teoría de Hodson de que “que el gobierno indio en esta etapa no sentía entusiasmo
por la adhesión de Cachemira”. Ver HODSON, H.V. Op.cit. Págs. 446 y 450
KORBEL. J. Op.cit, Pág. 79. En su informe a la Corona, Mountbatten afirmó que “la adhesión
regularizaría enteramente la situación, y reduciría al mínimo el riesgo de un enfrentamiento armado con
las fuerzas de Pakistán” HODSON, H.V. Op.cit. Pág. 453
126
No obstante, finalmente Han Singh aceptó las condiciones impuestas por Nehru
aludiendo a la urgencia de la situación con la que se enfrentaba.49 Según la versión
oficial, la noche del mismo 26 de octubre Mahajan y Menon viajaron a Jammu y
obtuvieron la firma del monarca del documento que constituía el Instrumento de
Adhesión.50
Esta versión oficial coincide con la crónica de VP. Menon.5’ Sin embargo,
según las memorias publicadas por Mahajan, fue el 27 de octubre cuando él y Menon
volaron a Jammu y obtuvieron la firma del Marajá.52 No obstante, tanto el documento
en el que Han Singh aceptaba las condiciones de la adhesión como el propio
Instrumento de Adhesión fueron publicados con fecha del 26 de octubre. Todos los
documentos coinciden en señalar que la mañana del día 27 comenzó el traslado aéreo de
tropas indias hacia Srinagar, justo a tiempo para hacerse con el aerbpuerto, salvar la
ciudad y determinar el desarrollo de la contienda. Las minuciosas investigaciones
desarrolladas por Alastair Lamb le han permitido demostrar que Menon no viajó a
.Jammu el 26 de octubre, ni siquiera abandonó la región de Delhi, porque existían
dificultades para realizar el vuelo.53 Por lo tanto, el Instrumento de Adhesión no pudo
haber sido firmado hasta que Menon llegó a Srinagar el día 27, y la India intervino
militarmente en un Estado independiente.
“Con las condiciones presentes actualmente en mi Estado y la gran emergencia de la situación dada, no
tengo otra salida que la de pedir ayuda al Dominio de la India. Naturalmente ellos no pueden enviar la
ayuda solicitada por mí sin que mi Estado se adhiera al Dominio de la India,.. la otra opción es abandonar
mi Estado y mí pueblo a los agresores... Mi intención es establecer un gobierno provisional y pedir a
Shcikh Abdullah que asuma las responsabilidades en esta emergencia con mi primer ministro”. Ver Letter
9126 October 1947 frota Mahara¡ah Sir Karl Siagh to Lord Mouatbattea, Requesting the Accessioa of
dic State to India. En RAO, O. Op.cít. Págs. 209-2 lO. La ansiedad del Marajá era tal que había dado
órdenes deque se le disparara mientras dormía sí la India denegaba la asistencia militar. MENON, VP.
Op.cit. Pág. 400
50
Ver Insirumeal o/Accessioa ofJanuau and Kashn,ir Sta te. En RAO, O. Op.cit. Pá~s. 212-213
LAMB, Alastair. Birth oía Tragedy: Kashmir 1947. Oxford University Press. Karachí 1995. Pág. 93
Ver LAMB, A. “The Accession Crisis, 24-27 October 1947”. Birth ola Tragedy. Págs. 81-103. Entre
otros indicios, el historiador británico recuerda que en su obra Looking Back Mahajan explica que cuando
llegó a Cachemira el aeropuerto de Srinagar ya estaba en manos del Ejército de la India y que
anteriormente se había negado a viajar a Jammu hasta que tuviera noticias de que las fuerzas indias
habían aterrizado allí. MAIIAJAN. Op.cit. Págs. 152 -153. En LAMB, A. Kas/unir. A Disputedtegacy
Pág. 144. Vertambién Págs. 135-137. lan Stephens, editor de TheSratesman en aquellas fechas, explicó
que la noche dcl 26 de octubre Mountbasten le confirmó que “la adhesión formal del Marajá a la India
estaba siendo consumada”, no que ya fiera una realidad. STEPHENS, 1. Op.cít. Pág. 203
127
Lamb sospecha que la India escondió la verdadera cronología de la adhesión y
de la intervención militar en Cachemira porque la integración era fundamental para
mantener a Pakistán alejado de una intervención directa. De hecho, cuando MA. Jinnah
le comunicó a Auchinleck que pretendía enviar su Ejército al Estado, el responsable
único de los ejércitos indio y pakistaní sólo le pudo persuadir haciéndole ver que “a
consecuencia de la súbita integración de Cachemira habría consecuencias incalculables
por la violación militar del territorio de la Unión India”.54
La tesis más elaborada que desmiente las alegaciones de Lamb y explica las
aparentes contradicciones que surgen al estudiar las múltiples versiones que existen
sobre esta cuestión la proporciona el autor indio Prem Shankar Jha.58 Las
investigaciones de Jha le han llevado a la conclusión de que el Marajá firmó el
Instrumento de Adhesión la misma noche del día 25 al 26, cuando VP. N4enon se
trasladó a Srinagar para negociar con el monarca.
~ Manekshaw hizo todas estas declaraciuges a Prem Shaukar Jha en el transcurso de una entrevista en
diciembre de 1994. JHA, PS. Op.cit. Pág. 64
128
documento de adhesión firmado cuando volvió de Srinagar, ¿por qué escondió este
hecho hasta el punto de mentir en un libro que escribió más de ocho años más tarde?
Segundo: si Mountbatten ya tenía el Instrumento de Adhesión el día 26 por la mañana
¿por qué no se lo comunicó al Comité de Defensa? Y tercero: si la carta de adhesión ya
había sido obtenida, ¿qué era aquello tan urgente que Menon necesitaba traer de vuelta
de Jammu en la tarde del 26 de octubre cuando se vio frustrado de realizar su viaje?
Nehru defendía que el envío de ayuda militar debía ser inmediato, pero que el
Estado sólo se debía integrar en la Unión si el Marajá daba antes garantías de que
Sheikh Abdullah encabezaría su gobierno. La opinión de Sardar Patel coincidía con la
de Mountbatten: la adhesión del Estado era imprescindible para proporcionar la ayuda
militar, y la introducción de reformas democratizadoras en el Estado sólo era una
cuestión secundaria. Por ello, según Shankar Jha, el viceprimer ministro dio
instrucciones a su subalterno, VP. Menon, para que obtuviera la firma del Instrumento
de Adhesión el día 25 fueran cuales fueran los términos aceptados por el monarca.
129
el primer ministro indio retirara su condición, y aquí encontramos la respuesta a la
primera y segunda incógnitas planteada por la tesis de Shankar Jha.
130
basa en que la adhesión se produjo en una situación de violencia y emergencia que fue
fraudulentamente explotada por la India para obtener la firma del Marajá del
Instrumento de Adhesión a cambio de su ayuda militar.~’2 Alastair Lamb cita un informe
de 1950 de la asesoría jurídica del Departamento de Estado de los Estados Unidos que
sustentaría esta argumentación: “La ejecución de un Instrumento de Adhesión por el
Marajá en octubre de 1947 no podía consumar la adhesión de Cachemira a ninguno de
los dos dominios, teniendo en cuenta las circunstancias que se daban en aquel momento;
la cuestión del futuro de Cachemira quedaba para ser resuelta de una manera ordenada
bajo condiciones de relativa estabilidad; esta cuestión es un elemento importante de la
disputa; y (...) ninguna parte tiene derecho a afirmar que los derechos fueron finalmente
restablecidos por la firma del Marajá de un Instrumento de Adhesión” ~63
62 AKHTAR, Shahecn. “Uprising in Indian-Heid Jammu and Kashmir”. Reeional Studies. Primavera de
1991. Págs. 11-13. El gobierno dc Pakistán realizó la siguiente queja ante el Consejo de Seguridad de la
ONU en 1948: “El gobierno de Pakistán no ha aceptado y no puede aceptar la adhesión del Estado de
iammu y Cachemira a la India. En su opinión, la adhesión se basó en la violencia y el fraude. Fue
fraudulenta porque fue conseguida creando deliberadamente una serie de circunstancias con la intención
de encontrar una excusa para realizar la adhesión. Se basó en la violencia porque consumaba el plan del
gobierno de Cachemira de liquidar a la población musulmana”. CHOUDHURY, 0W. Op.cit. Pág. 68
131
adhesión a la India.67 Choudhury mantiene que con la firma del Acuerdo Transitorio
Pakistán se hizo responsable de la Defensa, los Asuntos Exteriores y las
Comunicaciones del Estado. Esta argumentación ha sido rechazada por Surya P. Sharma
sobre la base de que los acuerdos transitorios sólo proporcionaban un acuerdo técnico
provisional. 68 En efecto, la figura de los acuerdos transitorios implicaba que los pactos
existentes y los acuerdos administrativos en asuntos de interés mutuo se debían respetar.
Gururaj Rao apunta que su función era la de “mantener el statu quo y evitar el vacío
administrativo después del lapso de la soberanía. De cualquier forma, no concedía
ningún derecho sobre el territorio del Estado”.69 De hecho, según el Acta de
Independencia de la India, los estados nativos podían alcanzar acuerdos transitorios con
uno o con los dos estados sucesores de la colonia británica.
132
En contra de esta teoría, Blinkenberg puntualiza que aunque se diera por cierta la
afirmación de que todo el Jagir de Poonch había caído bajo la influencia de la
revolución para el 27 de octubre, esto implicaba un área (una décima parte del Estado)
con una población de unas 420.000 personas frente a las más de 4.000.000 que poblaban
todo el Reino Dogra. Del mismo modo, a pesar de que es innegable que la población de
las Áreas del Norte apoyaba la integración en Pakistán, lo sucedido en la delegación de
Gilgit no puede ser considerado como una revuelta popular, y más bien constituyó un
motín militar de los elementos musulmanes del Ejército. Geiger tampoco considera
ajustada a la realidad la afirmación de que el Marajá había perdido el control sobre una
parte importante de su territorio. Legalmente, el nuevo movimientó centrado en los
territorios occidentales todavía no había establecido suficiente poder sobre partes
sustanciales del Estado.7’ Surya P. Sharma declara que todos los análisis periciales que
se pueden hacer sobre este aspecto llevan a la clara conclusión de que el Marajá cumplía
todos los requisitos legales para firmar el Instrumento de Adhesión, y recuerda que la
población del Valle de Cachemira organizó milicias para impedir la entrada de los
invasores. 72
133
Jammu y Cachemira tuviera la potestad de decidir el futuro del Estado que gobernaba
sin hacer ninguna referencia a la población?
~ “En las especiales circunstancias mencionadas por Su Alteza, mi gobierno ha decidido aceptar la
adhesión del Estado de Cachemira al Dominio dc la India. De acuerdo con su política de que en cualquier
Estado en el que la cuestión de la adhesión haya sido motivo de disputa la cuestión de la adhesión debe
ser decidida según los deseos de la población del Estado, es el deseo de mi gobierno que, tan pronto como
la ley y el orden sean restaurados en el territorio de Jammu y Cachemira y su suelo liberado del invasor,
la cuestión de la adhesión del Estado sea solucionada teniendo en cuenta a la población”. Ver Reply of 27
Oclober 1947, from Lord Mountbatten to Mabara/a Sir Han Singh. En RAO, O. Op.cit. Pág. 211
~ KIRPEKAR, Subhash. “Kashmirís have no ríght to self determination: UK expert”. The Times of India
News Servíces. 25 de mayo de 1995
134
De hecho, la sección 6 del Acta de Gobierno de la India estipulaba que “se
considerará que un Estado indio se ha anexionado con el dominio de la India o de
Pakistán si el gobernador general ha indicado su aceptación de un Instrumento de
7
Adhesión firmado por el Gobernante del mismo”. Por lo tanto, la adhesión de
Cachemira a la India estuvo legalmente consumada cuando el gobernador general firmó
el Instrumento de Adhesión el 27 de octubre de 1947.
Gururaj Rao afirma que lo que hizo el gobierno de la India en una carta separada
del Instrumento de Adhesión fue expresar su “voluntad” de ratificar la adhesión de
Jammu y Cachemira por medio de una votación popular. “Es muy probable que, entre
otras razones... el gobierno de la India también deseara justificar su posición moral. De
cualquier forma, esta decisión sólo crea una obligación moral para el gobierno de la
India y no una legal”.77
~ Ver Acceptance of Instrunient o/A c.cession ojiamnia and Kashmir Seate by the Governor General ql
India with Sehedule. En RAO, G. Op.cít. Págs. 214-215, Y SHARMA, Surya P. Op.cít. Pág. 153
135
Acerca de la condicionalidad del Instrumento de Adhesión, Gururaj Rao sostiene
que el Acta de Independencia de la India no estableció con claridad la relación de los
estados nativos con la India y Pakistán. “La única cláusula en el Acta de Independencia
de la India referida a la adhesión de los estados nativos es la sub-cláusula 4 de la
cláusula 2... lo único que establece es que nada en el Acta de Independencia de la índia
debe ser interpretado como un impedimento para la adhesión de los estados a ninguno
de los dos dominios. Por lo tanto, no hay nada... que estipule que si la adhesión se
produjera, debería ser de una forma o definitiva o condicional”.
Llegados a este punto, Blinkenberg cree que merece la pena subrayar que esta
recomendación de Mountbatten significaba que, en el eventual plebiscito, se decidiría el
futuro de Cachemira sobre tres bases: adhesión a Pakistán o la India e independencia. A
la luz de los siguientes acontecimientos, el historiador danés pone énfasis sobre el dato
de que, para aquellas fechas, Nehru consideraba la posibilidad de que Jammu y
Cachemira se convirtiera en un Estado independiente.
~“El representante de la India ante el Consejo de Seguridad reconoció, en unas conversaciones centradas
en cl conflicto de Cachemira, el derecho dc cualquier estado nativu a permanecer independiente y a pedir
su aceptación como miembro de la ONU. CHOUDHURY, G.W. Op.cit. Pág. 40
136
Probablemente esta circunstancia explique el apoyo que las acciones del gobierno de la
India recibieron por parte de Sheikh Abdullah. El líder cachemiri se mostró de acuerdo
con que la adhesión a la India era la opción más conveniente, pero con la
complementariedad de la futura celebración del plebiscito.8’
Vernon Hewitt coincide con muchos críticos indios del anterior primer ministro
en que Nehru cometió un gran error al comprometerse a celebrar una consulta popular
porque “nunca se consideró necesario celebrar un plebiscito en los estados nativos”.82
“El compromiso de Nehru... fue una promesa irracional; no era necesario para los
mecanismos de la transferencia poderes”. Este “error” ha provocado que muchos autores
declaren que la inclusión de la premisa de unas ratificación popular condiciona la
adhesión y que por ello la integración de Jammu y Cachemira podría, en caso de que la
población así lo deseara, ser revocada. Para estos analistas, el pueblo de Jamimu y
Cachemira adquirió su derecho a la autodeterminación en el momento de la división de
la India en 1947, y este derecho sigue existiendo puesto que ni ha sido ejercido ni ha
sido renunciado.
Por otro lado, más que la India, fue Pakistán quien sobrepasó los límites de una
mera persuasión política estableciendo primero un embargo militar y permitiendo
después la incursión de las tribus del Pathan. La rebelión de los habitantes musulmanes
de Poonch y la invasión perpetrada por los pathanes propiciaron una situación de
emergencia que fue la causa inmediata de la integración de Jammu y Cachemira en la
India. Si no se hubiera originado esta situación de emergencia, con el, como poco,
consentimiento del gobierno de Pakistán, es dudoso que la integración del Reino Dogra
se hubiera producido en el sentido y bajo las circunstancias que se produjo. Este
desenlace parece más el producto de un desarrollo natural de los acontecimientos que de
13’?
un plan premeditado para obtener la integración de .Jammu y Cachemira en la India. De
hecho, entre los dirigentes indios no existía unanimidad de pensamiento a propósito de
los pasos que se debían adoptar frente a la crisis suscitada por la invasión de los
pathanes. Aunque, evidentemente, supieron aprovechar las circunstancias para obtener
el desenlace deseado.
Sea como sea, la India tampoco acertó cuando condicionó su ayuda militar a la
integración de Jammu y Cachemira, olvidando el derecho de la población, que tanto
había defendido, a participar en la decisión sobre el destino del Reino Dogra. Esta fue la
señal de partida del enfrentamiento directo entre Pakistán, que consideraba que el
Estado era una extensión natural de su territorio, y la India, que intentó confirmar lo
estipulado en el Instrumento de Adhesión.
138
2.2. LA fliNERA OWRA DE JAMMU Y CA CERNiRÁ Y 14
DIVISIÓN DEL ESTADO EN DOS ZO/ZCS RAJO corsot INDIO Y
PAKISTANI
No existe acuerdo acerca del número que alcanzaban las hordas desplazadas. Un oficial retirado del
Ejército indio maneja la cifra de 5.000. SINGH, Ehupinder. 196S War. Role of Tanks in India-Pakistan
Wc,. WC. Publishers. Patiala 1982. Pág. xx. aunque hay algunos estudios en los que-se llega a apuntar la
cantidad de 60.000. RAINA, Dina Nath. Unhappy Kas/unir. The Hidden Story. Reliance Publíshing
House. Nueva Delhi 1990. Pág. 57. Los autores pakistaníes se inclinan por fijar la cantidad en 2.000.
RAZA, Maroof Wars and no Peace over Kashmir. Lancer Publishers. Nueva Delhi 1996. Pág. 29
KHAN, Akbar. Raictr.s in Kashnzir, Karachi 1970. Págs. 23-24. En BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 86
139
mayoría de las tropas musulmanas de Jammu y Cachemira habían desertado y los
invasores pudieron acceder fácilmente siguiendo el río Jhelum hacia Srinagar. El 24 de
octubre los rebeldes de Poonch declararon formalmente la independencia del territorio
que desde aquel momento se conoce como Estado de Azad Kashmir (Cachemira Libre).
Durante la misma jornada, el Ejército de Azad Kashmir tomó la central eléctrica de
Mahura, situada a unos 48 Km de Srinagar.
Frente a los autores indios que como MG. Chitkara utilizan la barbarie de los
pathanes para justificar la intervención del Ejército de la India,> Alastair Lamb denuncia
que no hay ninguna evidencia que apoye la descripción que ha trascendido de esta
invasión como “una de las grandes atrocidades de la Historia Moderna”. Según Lamb,
este episodio ha sido tradicionalmente utilizado de manera propagandística a favor de la
India.6 No obstante, A.G. Nooraní le rectifica oportunamente recordando que los
informes que corroboran estos hechos también proceden de fuentes pakistaníes.7
CHITKARA, MG. Kashmir hnbroglio. Diagnosis and Remedv, APH Publishing Corporation. Nueva
Delhi 1996. Pág. 25
6 Lamb denuncia que un informe del ,Vevv York Times en el que se decía que “de una población de 14.000
personas sólo quedan ¡.000”, sirviera para afirmar que los pathanes asesinaron a 13.000 personas. Sise
aplica a esta estadística la correlación de muertos/refugiados causados por el Sistema de Partición, el
número de muertes resultantes rodea las 400, LAMB, A. Kashnzir. A Disputed Legacy. Nota 26. Pág. 143
NOORANI, A.Ci. “Alastair Lamb Rcviewcd”. Thc Kashmir Issue. High Commission of India. Londres.
Enerode 1994. Págs. 125-163
¡40
De hecho, los hechos se desarrollaron de manera que la balanza se fue
inclinando cada vez más a favor de los intereses indios. La barbarie de los paihanes se
difundió rápidamente y la población de Srinagar organizó una milicia nacional para
defender la ciudad de los invasores. Bajo el liderazgo de Sheikh Abdullah se reunió una
fuerza de miles de voluntarios que fue entrenada para que la ciudad resistiera hasta la
llegada de refuerzos desde la Indiat
En Baramullah los pathanes llevaron a cabo violentas acciones y asesinatos en masa, dirigidos
indistintamente en contra de hindúes, musulmanes o sijs. Ver BAMZAI, P.N.K. Histoty of Kashmir, Pág.
740, KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 41, y KORBEL, J. Op.eit. Pág. 148
¡2 Ni siquiera mantuvieron reÑerzos en Muzaffarabad para hacer frente a los indios en caso de que
llegaran a avanzar tanto. “Si los indios se hubieran dado cuenta de ello, podrían haber avanzado en sus
camiones y haber alcanzado la frontera con Pakistán en 3 horas”. Akbar Khan relata que en aquel
momento los invasores “se sintieron abandonados por Pakistán. Habían accedido por su propia voluntad a
Ir y luchar en Cachemira, pero sólo en contra del Ejército del Estado”. KHAN, Akbar. Op.eit Págs. 56 y
70. En BLINKISNBERG, L. Op.cit. Págs. 106-108
141
La ocupación de Tithwal supuso el principal estímulo de la implicación del
Ejército regular pakistaní en la guerra. El 27 de octubre de 1947, nada más llegar las
tropas indias a Srinagar, MA. .linnah ya había intentado enviar sus propias tropas a
Jammu y Cachemira. No obstante, el comandante supremo de los ejércitos indio y
pakistaní, el británico Auchinleck, impidió que Pakistán interviniera militarmente en la
guerra aludiendo a la legalidad de un Instrumento de Adhesión que vinculaba al Reino
Dogra con la India. Para Auchinleck era necesario evitar una acción militar pakistaní
que, además de carecer de fundamentos legales, desembocaría inevitablemente en un
conflicto directo indo-pakistaní.13
~Auchinleck avisó a Jinnah deque sí los soldados pakistaníes entraban en Jammu y Cachemira todos los
oficiales británicos dimitirían del Ejército pakistaní. Ver GUPTA, 5. Op.cít. Pág. ¡27
‘~ LAMB, A. Kas/unir. A Disputed Legacv. Pág. 162. La primera ayuda oficial que Akbar Khan reconoce
se produjo el 4 de diciembre de 1947, cuando sc le proporcionaron l.000.000 dc rondas de municiones y
doce oficiales del Ejército pakistaní (como voluntarios). KHAN, Akbar. Op.cit Pág. 91. En
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 109
‘~ CHEEMA, Pervaiz lqbal. “Pakistan, India and Kashmir: A Historical Review”. En THOMAS, R.G.C.
Op.cit. Pág. 103
142
Pakistán sobre una base sólida”.16 Así, existía el riesgo de que si la guerra se trasladaba
al otro lado de la frontera, hacia el interior del propio Pakistán, sirviera como excusa a
la India para atentar contra la integridad territorial de la nación islámica.
Por otro lado, continúa Iqbal Cheema, si la India conseguía una victoria fácil,
especialmente en Muzaffarabad, las conflictivas tribus del Pathan podrían haberse
vuelto en contra de las autoridades pakistaníes por no haberles prestado ningún apoyo.
Por último, Pakistán temía que la ofensiva militar de la India incluyera cortar los
suministros acuíferos del Jhelum que llegaban a Pakistán desde Mangla. De hecho, en
abril de 1948 ya se había producido un corte de los suministros que llegaban desde los
ríos Sutlej y Ravi. Por todo ello, Karachi movilizó batallones de su Ejército regular para
frenar el avance de la India hacia el oeste. Para abril o mayo de 1948, según la fuente
consultada, el capitán general Gracey aprobó la participación de las tropas regulares
pakistaníes en el frente de Azad Kashmir ‘por cuestión de autodefensa”, una
participación de la que Pakistán no informaría hasta julio de 1948.
‘~ Birdwood la describe como “la más ambigua de todas las guerras... inédita puesto que nunca
anterionnente dos ejércitos opuestos pueden haber conocido tanto el uno del otro, ni haber estado más
sorprendidos al eneontrarse con que se les pedía poner en práctica en contra de antiguos compañeros las
lecciones que habían aprendidojuntos en la misma escuela”. BIRDWOOD, Lord. Op.eit. Pág. 66
‘~ La fuerza militar de la India era muy superior a la pakistaní. Cboudhury afirma que el Ejército de la
India contaba con unos 200.000 hombres en contraste con los 55.000 de Pakistán. CHOUDHURY, G.W.
Op.eit. Pág. 31. Mientras que Akbar Khan resta importancia a la diferencia de tropas: “Después de todo,
el Ejército de la India sólo doblaba nuestra frierza”. KHAN, Akbar. Op.eít Pág. 31. Fn BLINKFNBFRG,
L. Op.cit. Pág. 109. Pero Pakistán tenía la ventaja de la proximidad al territorio en disputa. Sólo tenía que
cruzar el río iheluin, mientras que la India sólo contaba con una larga y escamada carretera desde las
llanuras del norte de la India que generalmente permanecía cerrada en invierno.
143
arriesgada decisión de dejar expuesta la frontera con Lahore tampoco fue castigada con
un ataque indio.19 A finales de 1948 el panorama global del escenario bélico era el de
una India reforzada con posiciones muy claras y un Pakistán que, para frenar el empuje
indio, había tenido que retirar sus fuerzas de Lahore.
Los Scouts de Gilgit (soldados del Ejército indio bajo el mando de un oficial
británico) dieron un golpe de estado el 1 de noviembre de 1947 desarmando a los
elementos no musulmanes del Ejército y forzándoles a abandonar el territorio. La región
declaró el 3 de noviembre el cese del gobierno Dogra y su voluntad de integrarse en
Pakistán.21 El gobierno de Pakistán mandó un representante a Gilgít y adquirió el
control de la delegación de Gilgit, Gilgit Wazarat y partes de Baltistán. Los emires de
Hunza y Nagar también pidieron la anexión a Pakistán, pero ésta fue denegada por Ah
Jinnah porque consideró que la absorción de estos territorios comprometería la
reivindicación de Pakistán sobre la totalidad de Jammu y Cachemira.22
A pesar de que el propio Akbar Khan reconoce que la India “tenía suficientes excusas para extender la
guerra hasta Pakistán”. KHAN, Akbar. Op.cit Pág. 29, En BLJNKENBERG, L. Op.eit. Pág. 110
2(1
Para leer la versión de un pakistaní sobre la sublevación en Gilgit, ver DANI, AH. Opeil. Págs. 326-
407. Para estudiar la versión india, ver MENON, VP. Op.cít. Págs. 393, 404-405
21 Bamzaí matíza eneste níintn alio “ni los emireÑ ni IÓÑ rajás del distrito ~]o Ctih~it ini-orv~nnrnn o,,
revolución, tampoco la población del territorio tomó parte activa en ella”. BAMZAI, P.N.K. I-Iistory of
Kashrnir. Pág. 748. Pero Ahmad Hasan Daní. en su vasto estudio sobre la historia de las Áreas del Norte,
matíza que “efectivamente no hubo un movimiento popular en la región porque no estaba permitido
ningún partido político. Por ello no había una expresión pública organizada, pero había un sentimiento
público y una conciencia pública muy intensa a favor de Pakistán”. DANI, AH. Op.cit. Pág. 327
22 Ver LAMB, A. Kashnuir. A Disputed Legacy. Págs. 122-128, y KORBEL, J. Op.cit. Pág. 92
144
Dras, obteniendo el control sobre las conexiones por tierra hacia Ladakh y su capital,
Leh. Al igual que en Cachemira, en Leh se organizó una milicia local de voluntarios
para colaborar con las fuerzas indias y estatales.23 Finalmente, los indios recuperaron
Kargil en octubre y se aseguraron las vitales conexiones por tierra que unían Srinagar y
Leh. Los pakistaníes no pudieron permanecer durante mucho tiempo en ningún otro
lugar de Ladakh. De esta forma, Skardu, situada en Baltistán, se convirtió en su posición
más avanzada por encima del río Indo.
24 Para una descripción detallada de las negociaciones que precedieron al acuerdo de tregua ver
DAWSON, Pauline. The Peacekeepers ofkashmir. The UN. Military Observer Group in India and
Pakistan. Popular Prakashan. Bombay 1995. Págs. 3 1-36
145
recuperar los territorios “escindidos” de Pakistán, no habría desaprovechado aquella
posibilidad.2> Por el contrario, los líderes indios demostraron que su propósito
estratégico no iba más allá de consolidar su posición “en el Valle de Cachemira y en esa
parte de Jammu que forma el vínculo estratégico entre el Valle y la India”.26 De esta
forma, la India no intentó avanzar más a pesar de que algunos círculos militares pedían
una intervención más firme, incluyendo el bombardeo de Pakistán, para apoderarse de la
totalidad del Reino Dogra. Lord Birdwood proporciona un análisis acertado sobre los
temores que abrumaban a Pakistán: “Las intenciones de la India eran casi con toda
seguridad muy inocuas. Pero en aquella etapa, una nación nueva en un estado emocional
de nacionalismo exacerbado, que veía al Ejército de su vecino situado a lo largo de todo
el territorio desde Tithwal hasta Ferozepore, no estaba preparado para apreciar este
hecho”.22
25 No obstante, “la bastante comedida actividad bélica de la India en esta primera guerra de Cachemira no
pareció persuadir a Pakistán de que la India no tenia una actitud normalmente agresiva respecto al nuevo
país musulmán”. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. III
26 El ministro de Defensa de la India llegó a la conclusión deque, doce meses después del inicio de la
invasión de los pathanes. Pakistán estaba “más lejos que nunca de obtener su objetivo militar, la captura
de Srinagar y la posesión del Valle de Cachemira”. BANERJI, J.lK. 1 Report on Kashniir. Calcuta 1948.
Págs. 45-48. En BI,INKENBFRG, L. Op.cit. Pág. líO
29
Reproducido en RAZA, M. Op.eít. Pág. 30
146
Por otro lado, las fuerzas pakistaníes, que sentían estar participando en una
guerra santa, peleaban con una tenacidad creciente en las montañas occidentales bajo la
influencia de la Teoría de las Dos Naciones que, consideraban, les daba derechos sobre
Cachemira. El gobierno de la India y algunos círculos dentro del Ejército debieron
reconocer que iba a resultar dificil crear un verdadero espiritu de lucha entre los
soldados, que tenían razones para pensar que no merecía la pena arriesgar demasiado en
una aventura militar de esas características. La India ya había prometido celebrar un
30
plebiscito, y se arriesgaba a perder unos territorios conquistados a tan alto precio.
Tanto en la India como en Pakistán el alto el fuego fue recibido con una
sensación general de alivio y alegría, pero también hubo algunos círculos de opinión
que lamentaron el fin de la guerra. El general BM. Kaul ilustra la decepción de una
parte del Ejército indio al afirmar que Nueva Delhi debería haber respondido a la
agresión pakistaní provocando una guerra general en lugar de implicarse en una absurda
guerra localizada a elevadas altitudes. La India podría haber vencido a Pakistán
concluyentemente. “Pero Nehru estaba convencido en aquel momento de que ese era un
paso innecesario porque Pakistán tendría un colapso financiero muy pronto si luchaba
en contra de un país fuete como la India durante más de varios meses... De esta forma,
al evaluar la situación de forma equivocada y actuar de forma desacertada, la India se
impuso así misma muchas dificultades para los años venideros”.3’
Esta última afirmación es más que discutible. Michael Brecher sostiene que “la
cuestión que sin ninguna duda influyó en la decisión de Pakistán (de aceptar el alto el
30 Muchos oficiales se sentían disgustados por tener que luchar en contra de antiguos compañeros y
deseaban que la guerra terminara. KORBEL, .1. Op.cit. Pág. 125
~‘ KAUL, BM. Conjiontation with Pakistan. Vikas Publications. Nueva Delhi 1971. Pág. 6
147
fuego) fue la pronunciada superioridad de la posición militar de la India”.33 En las Áreas
del Norte Pakistán había ocupando la estratégica región de Haltistán y Skardu, pero
había sido expulsado de Ladakh y Kargil. La India también había roto el asedio de la
ciudad de Poonch, por lo que babia conseguido una posición de clara ventaja respecto a
Pakistán, que, como indica Lord Birdwood, sabía que “el carácter de las tribus no era el
adecuado para una guerra estacionaria”.34
¡48
había concluido a finales de 1948. Durante el período bélico las relaciones entre la India
y Pakistán se redujeron al mínimo, pero no se cortaron todos los vinculos. Se llegaron a
alcanzar acuerdos en algunas cuestiones importantes relacionadas con los intrincados
procedimientos del Sistema de Partición, dando una característica más de
excepcionalidad a aquella inusual guerra.
Pakistán rechazó el auspicio de la ONU y propuso un plan por el que los dos
gobernadores generales debían declarar simultáneamente un alto el fuego. El líder
pakistaní no entendía la necesidad de celebrar un plebiscito en un territorio
mayoritariamente musulmán: No había ninguna duda de que, siguiendo la lógica de la
~‘Se dijo que los dos primeros ministros de la India y de Pakistán no pudieron acudir a la reunión por
motivos de salud, pero puede que el motivo real fuera la profunda hostilidad que existía entre ellos.
HODSON, H,V. Op.eít. Pág. 458
.Jinnah también denunció que había tenido las primeras noticias sobre la intención de la India de enviar
aviones a Srinagar cuando los aviones ya habían aterrizado en el aeropuerto de la capital. No hubo
contactos previos ni notificación por parte de Nehru, HEWITT, y. Op.cit. Pág. 78. Pero Mountbatten
aseguró que Nehru había enviado un cable al primer ministro de Pakistán nada más tomar la decisión de
intervenir, el mismo 26 de octubre. 1.a queja del gobierno pakistaní fue ciertamente inadecuada puesto
149
Partición, el Reino Dogra debía integrarse en Pakistán. Así, Jinnah propuso sin éxito a
Mountbatten un trueque en el que se utilizara como moneda de cambio la compartida
reivindicación sobre Junagadh.39
Estas condiciones fueron rechazadas por el bando indio. Su posición era que su
Ejército jamás abandonaría Jammu y Cachemira mientras las tribus del Pathan, que sólo
podían estar actuando bajo las órdenes directas del gobierno de Jinnah, no hubieran
finalizado su retirada. Además, la administración de Sheikh Abdullah, el primer
gobierno popular que Jammu y Cachemira había tenido en su historia, debía regir el
destino del Estado hasta la celebración del plebiscito. El fbndador de Pakistán negó y
protestó ante las repetidas acusaciones de la India y sus reiteradas peticiones de que
cesara su ayuda a tos invasores. Jinnah denunció ante Mountbatten que todo el asunto
que, como poco, Pakistán había conocido los preparativos del ataque tribal a Cachemira y, sin embargo,
no había avisado a la India. Las primeras noticias sobre la invasión llegaron a la India de manos de los
británicos que controlaban los cuarteles del Ejército pakistaní, y no del gobierno de Pakistán. Por último,
también jinnah había dado órdenes de atacar Cachemira sin informar anteriormente a la India.
150
no era más que un complot largamente ingeniado por Nehru y sus colaboradores para
asegurar una adhesión fraudulenta de Cachemira a la India.42
El conflicto desarrolló raíces más profundas con las duras acusaciones que
ambos bandos se profirieron públicamente.44 Este ambiente de hostilidad fue fácilmente
asimilado a causa del odio social existente en el norte de la India y en Punjab con
motivo de las recientes masacres de la Partición. Desde la perspectiva de Lord
Birdwood, “el problema se estaba alejando rápidamente del escenario de las habilidades
individuales de estadista y de las negociaciones, y estaba entrando en una etapa en la
que la opinión pública se hace cargo y los líderes, por desgracia, están obligados a
seguirla”.
42 DAS, Durga. Sardar Pateis Correspondence. Págs. 71-8 1. En LAME, A. Kashínir. A Disputed
Legacv. Pág. ¡60
~ MENON, VP. Op.cit. Págs. 407-409. Estas últimas negociaciones bilaterales se realizaron en el seno
del Consejo Conjunto Indo-pakistaní de Defensa a finales de noviembre y principios de diciembre de
1947. El Consejo Conjunto de Defensa se formó con la intención deque, una vez se hubiera realizado la
Transferencia de Poderes, se celebraran reuniones al más alto nivel entre Pakistán y la India en materia de
Defensa. Hasta noviembre de 1947 el Consejo, que se estuvo reuniendo alternativamente en Delhi y
Lahore bajo la presidencia de Mountbatten, supervísó la Comandancia Suprema de Auchinleck. Cuando
sc desmanteló la Comandancia Suprema, el Consejo siguió reuniéndose hasta marzo de 1948. La última
sesión, con Nehru y Liaquat Ah Khan presentes, se celebró eí 19 de marzo de 1948 sin haber conseguido
variar un ápice las opiniones de ninguno de los dos bandos.
~< Jawaharlal Nehru, en su primer discurso público sobre el conflicto de Cachemira el 2 de noviembre de
1947, denunció: “El gobierno vecino, utilizando un lenguaje que no es el lenguaje propio de un gobierno
o siquiera de un pueblo responsable, ha acusado al gobierno de la India de fraude a propósito de la
adhesión de Cachemira a la Unión India. No puedo emular ese lenguaje, ni tengo ningún deseo de
hacerlo, porque hablo por un gobierno responsable y un pueblo responsable. Estoy de acuerdo en que ha
existido fraude y violencia en Cachemira, pero la cuestión es: ¿quién es el responsable?... Todos ellos (los
invasores) han llegado desde el territorio de Pakistán. Tenemos derecho a preguntar al gobierno pakistaní
como y por qué esta gente pudo llegar desde la Erontier Province de Punjab Occidental y cómo se
pudieron armar tan eficazmente”. En Pakistán, Liaquat Ah Khan habló de “la inmoral e ilegal propiedad
de Cachemira, producto del infame Tratado de Amrítsar”, y también se refirió a “la revisión deshonesta de
la historia que despertó la inclinación activa de una invasión tribal exterior, y al fraude perpetrado por su
cobarde gobernante con la agresiva ayuda del gobierno de la India”. CAMPBELL-JOI-1NSON, Op.cit.
Págs. 234-235. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 104
Estas discrepancias estuvieron patentes en la descripción que algunos escritores semí-oficíales hicieron
del trabajo de la Comisión de Naciones Unidas para la India y Pakistán en ambos países. Mientras que
B.L. Sharma estima que “los miembros de la Comisión eran especialistas en la propaganda- en este caso a
favor de Pakistán”, Sarwar Rasan declara que muchas de las decisiones de la Comisión “demostraron
hasta el extremo que, como su padre, el Consejo de Seguridad, (la Comisión) era propensa a sucumbir a
las tácticas de la India”. Ver SHARMA, B.L. Tite Kas/unir Story. Asia Publishing House. Bombay 1967.
Pág. 58, y BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 133
‘8 Un periódico pakistaní publicaba el lO de mayo de 1949: “en el Valle de Cachemira se ha dado rienda
suelta a un reino de terror, a la persecución de los musulmanes, en él se están creando condiciones para
provocar el hambre... FI Estado de Cachemira, sea a través del plebiscito o de la guerra, por la gracia del
TnAnnnAprnca~pr~ an,,’Jnn<A,~ .~ i,, ..-lI,~JA’, A.~ CV, ~ a DM> ,rA.,,..,.,,,.~-..,. ~ .4,.
nacimiento y ningún poder terrenal puede arrebatárnoslo”. Fn Pakistán se acusó a la India de adoptar un
“modelo nazi de blandir de sables” y su primer ministro acusó abiertamente a la India de “crear
condiciones para provocar el hambre” en Cachemira y afirmó que había recibido informes acerca de
millones de personas sufriendo hambruna. En la India también se endureció el tono de las declaraciones
públicas, incluso entre los políticos cachemíris. Eakshi, mano derecha de Sheikh Abdullah, se manifestó
con fiereza en contra de Pakistán afirmando: “Nuestros hogares todavía sangran por las consecuencias de
las invasiones realizadas por Pakistán hace catorce meses”. BLINKENBERG, L. Op.cit. Págs. 160-161
152
Efectivamente, la India acabaría retirando en 1957 su oferta de celebrar un
plebiscito. Las infructuosas negociaciones en el seno de la ONU llegaron a su fin en
1953 sin que la India y Pakistán hubieran llegado a un acuerdo a propósito de las
condiciones para la desmilitarización del Estado que debía preceder a la celebración del
referéndum. Ni las negociaciones bilaterales ni la mediación de la ONU, que se renovo
en 1957, consiguieron hacer desaparecer los obstáculos psicológicos que impedían a
ambas naciones contemplar al rival como algo más que una nación empeñada en su
destrucción.
153
2.3. LA MPORFANCM DR JARif U Y CACRXWRA ~PARALI
¡IWLC Y PARZSrÁN Y LOS OBSI’ÁCCZOS A MU SOL(ICIÓN DAt
WA7IJCIV ENSUPRIASRA flAPA
Para proporcionar algunas hipótesis acerca de los factores concretos que parecen
haber influido de forma más determinante en las decisiones políticas de Nueva Delhi y
Karachi el mejor recurso son las declaraciones de figuras públicas representativas de
ambos países, especialmente las realizadas ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero siguiendo las sugerencias de algunos autores se puede lanzar alguna luz sobre las
motivaciones menos explícitas y más desconocidas de la disputa. Entre estas últimas
causas resulta necesario subrayar que, aunque no constituyeron por si solas un
fundamento suficiente para provocar el conflicto, también la desconfianza mutua indo-
pakistaní y la equívoca actuación de los británicos en su tramitación de la situación
dificultaron la solución del conflicto en su primera fase.
Sin intentar establecer una escala de importancia relativa se puede afirmar que
los enfoques de la India y de Pakistán estuvieron determinados por un conjunto de
intereses declarados y no declarados. No obstante, la principal consideración parece
estar relacionada con los principios ideológicos subyacentes en los procesos de
154
construcción nacional de la India y de Pakistán. Más allá de esta consideración, también
la seguridad nacional y la defensa de la integridad territorial, la importancia que Jammu
y Cachemira tenía para las economías de cada país, y un conjunto de consideraciones
añadidas parecen haber asumido cierta importancia. La historia de las frustradas
tentativas para alcanzar un acuerdo sobre Cachemira durante la primera etapa del
conflicto debe ser evaluada desde una perspectiva que tenga presente las actitudes
estructurales divergentes que se van a examinar.
155
Para los nacionalistas indios como Nehru, la integración de Cachemira en la
India demostraba que todas las religiones podían vivir bajo el amparo de una nación
secular. Por la misma regla, los nacionalistas pakistaníes consideraban que Pakistán
estaba “incompleto” sin Cachemira.
LAMB, A. Kas/unir. A Disputed Legacy. Pág. 12. Según Lord Birdwood, este mismo proceso histórico
había provocado anteriormente “la delimitación de una línea en el mapa de Asia Central que ante
cualquier consideración política confonnaba un área totalmente artificial, una monstruosidad geográfica
que asumió el nombre de la tierra del Valle dcl Jhelum, Cachemira”. BIRDWOOD, Lord. Op.cit. Pág. 25
156
integración en la India antes que someterse a lo que consideró una agresión de Pakistán
materializada en la invasión de los pathanes.
‘Según MA. Gurmaní, ministro pakistaní de Asuntos para Cachemira hasta noviembre de 1951,
“Cachemira es un artículo dc fe para Pakistán y no simplemente un trozo de tierra o un manadero de
riosPeleamos por Cachemira por el mismo principio por el que luchamos por Pakistán. Hicimos la
solemne promesa de que aseguraríamos para todas las áreas del subcontinente donde los musulmanes
fueran mayoría, el derecho fundamental de autodeterminación”. BRECHER, M. Op.cit. Pág. 52
157
como un deber moral su aplicación en áreas no contempladas en el pacto original, que
no hacía referencia a los estados nativosi
Shankar Jha señala que el deber moral jamás ha definido fronteras, y denuncia
que la “fuerte sobrecarga de moralidad” de Lamb y de otros autores les ha impedido
hacerse un número de preguntas adicionales que merecen respuesta: ¿deseaban todos los
musulmanes esta “libertad”?, ¿constituían todos los musulmanes una comunidad
homogénea con los atributos de una nación oprimida o era una comunidad heterogénea
con divisiones internas?, ¿existían otras lealtades en conflicto con su lealtad hacia sus
correligionarios? En concreto, ¿no existían conflictos de clases que podrían haber
creado un cisma? A este respecto, ¿constituían los propios hindúes un grupo
homogéneo?, ¿existía en 1947 un verdadero nacionalismo hindú o sólo era una semilla
incipiente?, ¿tenía el concepto “hindú” algún significado político o cualquier otro
significado? Asumiendo que los intereses de los musulmanes y la posición de éstos en
la sociedad india necesitara salvaguarda, aunque sólo fuera por razones psicológicas,
¿era el Sistema de Partición el único medio para proporcionaría?6
158
idílica. El Sistema de Partición supuso un corte sin anestesia en unas sociedades que no
presentaban unos problemas tan crónícos como para no haberse podido solucionar por
medios menos drásticos. Asimismo, generó un proceso de adoctrinamiento basado en la
incitación de las minorías religiosas y en la provocación de enfrentamientos que
acabaron con la armonía comunal.
Es más, en 1947 los enfrentamientos entre musulmanes sunitas y shiís eran más
frecuentes que aquellos entre musulmanes e hindúes, y actualmente en Jammu y
Cachemira las diferencias entre musulmanes de distintos grupos siguen suponiendo una
traba a la hora de reunir a toda la población bajo una misma bandera islámica. Quizás se
debería haber buscado otra solución política para salvaguardar la posición de los
musulmanes en el subcontinente. Probablemente un tratado federal o confederal, que
siguiera las líneas del Acta de Gobierno de la India de 1935, hubiera proporcionado una
solución más eficaz que la división de la India británica.
De cualquier forma, una vez llevada a cabo la Partición, el Partido del Congreso
defendió que siendo una nación secular que abrazaba todas las fes y creencias, Jammu y
PILLAI, K. Raman. Tite Po/bical Triangle. Nueva Delhi 1970. Pág. 23. Fn BLINKFNBERG, L. Op.cit.
Pág. 380
8 DAS, Durga. Fronz Curzon to Nehru. Pág. 216. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 384
159
Cachemira tenía igualmente su sitio en la India.9 Además, cuando Jinnah viajó a
Cachemira en 1944 se encontró con un ejemplo del rechazo que algunas regiones de
mayoría musulmana sentían hacia su doctrina islámica. Como subraya Ajit
Bhattacharjea, el ser rechazado por el principal líder político del Valle de Cachemira,
donde había un 90% de musulmanes, tite el peor reverso que sufrió su Teoría de las Dos
Naciones.
El 16 de noviembre dc 1949 Nehru declaro en EEUU: “Una... equlvocacion, no solo en FFUU, sino en
otras partes del mundo fue vislumbrar la partición de la India como si los musulmanes y los no
musulmanes de la India se hubieran separado completamente sobre una base religiosa, es decir, como
consecuencia de la antigua Liga Musulmana o de la teoría de las dos naciones del Sr. Jinnah. En lo que a
nosotros respecta, nunca hemos aceptado esa teoría; la hemos rechazado por completo. Cachemira es
importante para la India como un elemento que refuerza su concepción secular de la Partición. En la India
post-partición sólo Cachemira posee una población mayoritariamente musulmana con unos líderes
musulmanes con una ideología que rechaza la teoría de las dos naciones y que está comprometida con la
creacion de un estado democrático con fundamentos seculares”. BRECI-IER, M. Op.cit. Págs. 52 y 53
‘O Ver BHATTACHARJEA, Ajil. “The Tbird Option forKashmir”. Ihe lndeoendent. 7 dejuniode 1994
Los líderes del Partido del Congreso no escondieron su rechazo a la división del
subeontinente en zonas de población musulmana y no musulmana. La única razón por la
que no se enfrentaron con firmeza a la creación de Pakistán fue que deseaban la retirada
inmediata de los británicos. Además, algunos dirigentes indios como Nehru y Sardar
Patel manifestaron en repetidas ocasiones su creencia en que Pakistán se hundiría bajo
el peso de lo que consideraban sus propias deficiencias y contradicciones intelectuales.
12 En 1951 Ah Khan expuso: “Cachemira es muy importante, es vital para Pakistán; para la India es lo
que se puede denominar un capricho; para nosotros es una necesidad vital de nuestra supervivencia.
Cachemira, como puede ver en este mapa, es como un gorro en la cabeza de Pakistán, Si permito a la
India que se apodere de este gorro en nuestra cabeza, entonces estaré siempre a su merced... La misma
posición- la posición estratégica de Cachemira- es tal que sin ella Pakistán no se puede defender en contra
de cualquier gobierno sin escrúpulos que pueda llegar a la India”. BRECHER, M. Op.cit. Pág. 47
161
monarca cachemiri. El gobierno de la India estaba considerando dar una respuesta
afirmativa porque: “Las fronteras del norte de Cachemira.., son compartidas con tres
países, Afganistán, la Unión Soviética y China. La seguridad de Cachemira... es vital
para la seguridad de la India, sobre todo teniendo en cuenta que parte de la frontera sur
de Cachemira es común con la de la India... ayudar a Cachemira.., es una obligación de
interés nacional para la India”. El primer ministro indio insistió en esta exposición ante
la Asamblea Constituyente de la India: “... Cachemira, a causa de su posición geográfica
y sus fronteras con... la Unión Soviética, China y Afganistán está íntimamente
relacionada con la seguridad y los contactos internacionales de la India”.’3
Michael Brecher hace en su obra Pie Struggle for Kashmir una interesante
matización a propósito de los informes presentados por los líderes pakistaníes ante el
Consejo de Seguridad de la ONU. En primer lugar asume que resulta imposible
determinar hasta qué punto influyeron estos factores en la política de Pakistán vis a vis
Cachemira y hasta qué punto únicamente sirvieron como material de debate para
asegurarse la simpatía de los miembros del Consejo de Seguridad. Brecher afirma que
en conversaciones privadas con funcionarios pakistaníes se le aseguró que sus intereses
económicos y de seguridad eran determinantes a la hora de combatir por Jammu y
Cachemira. Sin embargo, los funcionarios indios no reconocían la importancia de esos
factores para Pakistán y mantenían que sus inquietudes eran injustificadas.
¡63
comunicaciones como la economía de Jammu y Cachemira estaban relacionadas más
estrechamente con Pakistán que con la India.
En abril de 1948 la India cortó, por motivos que no están muy claros, el
aprovisionamiento de agua de Punjab Occidental. Zafrullah Khan trasladó esta
información a los miembros del Consejo de Seguridad y les espetó: “Imaginen por un
momento que Cachemira se anexionara a la India... 19 millones de actes se convertirían
en desechos, y millones de personas se enfrentarían con el hambre y la extinción. Las
particularidades de este factor económico no se pueden dar de forma comparable en
ningún otro sitio”. 9
18 La única carretera que unía Jammu con Srinagar sin pasar por territorio pakistaní tenía que atravesar la
cadena de Pír Panjal por el paso de Banihal que se encuentra a 9.000 pies de altura y que todos los
nv’ernos se bloquca por la nieve. FI trayecto más fácil cruzaba el Punjab pakistaní através de Sialkot y
Rawalpindi. Además, en 1947 sólo existía una carretera que conectaba la India con Jammu a través de
Pathankot, y estaba en un estado lamentable. La línea de ferrocarril, que unía Síalkot, en Punjab, con la
ciudad de Jammu, ffie sesgada en el proceso de partición dc Punjab al pasar Sialkot a formar parte de
Pakistán. LAMB, A. Kashn,ir. A Disputed Legacv. Pág. 15. Nota 4
BRECHER, M. Op.cit. Pág. 48. Ver, también, SHERWANI, LatifAhmed. “Kashmir Accession to
India Re-examined”. Pakistan Horizon. Abril de 1990. Págs. 29-30
164
declaraba abastecer a Cachemira de todos los suministros civiles oficiales, jabón, sal,
semillas, legumbres, algodón y petróleo.
Como es lógico, los líderes pakistaníes defendieron esta materia con mucha más
insistencia que la India. Zafrullah Khan denunció: “la posesión de Cachemira no puede
añadir nada a la economía de la India o a la seguridad estratégica de la India. Por otro
lado, es vital para Pakistán. Si Cachemira se uniera a la India, Pakistán se podría
convertir, tanto desde el punto de vista económico como estratégico, en un vasallo de la
India o dejar de existir como un estado soberano independiente.2u
si prestigio nacional
165
Lamb acierta al recalcar que esta actitud india enfrentaba a Pakistán con un
problema que se demostró insuperable durante la primera fase de la disputa. En la
búsqueda de una solución de la cuestión de Cachemira la India no sólo tenía que ser
convencida de que Pakistán defendia un caso que merecia estudio y respuesta, sino
también de que era una nación con la misma entidad y legitimidad para expresar esa o
cualquier otra reivindicación.
Con el paso del tiempo, no sólo Pakistán, sino también la India se vio tan
comprometida con la posición que había adoptado y defendido de forma tan tenaz que
uno de los factores que dificultaron la búsqueda de una solución fue el sentimiento de
que su prestigio y su honor estaban en juego. Ya en enero de 1948 un funcionario indio
anticipó esta preocupación cuando advirtió de que “el pacto o la capitulación no sólo
traerán el desastre para el Estado de Jammu y Cachemira, sino que también reducirá el
prestigio del gobieriíódtlwlfídiá ¿ bjb~ddmúñdo y de~móta1ízará a su Ejército y a la
población”. Dos años más tarde el primer ministro de iammu y Cachemira manifestó
que “desafortunadamente tanto Pakistán como la India sienten que la pérdida de imagen
les impide llevar a cabo la primera evacuación (de tropas que debía preceder a la
celebración del plebiscito)”.22
¡66
pedía la autonomía para estos territorios fronterizos con Afganistán requería una
solución urgente que ya no podía continuar siendo, como durante el gobierno británico,
el continuo envío de grandes cantidades de dinero que caía en saco roto.
24 BItECHER, M. Op.cít. Pág. 44, y CHEEMA, Pervaiz lqbal. “Pakistan, India and Kashmír: A Historical
Review”. En THOMAS, R.G,C. Op.cit. Pág. 103
167
postura o si el resultado de un plebiscito nos es contrario y un millón de hindúes son
expulsados? No sólo el asesinato de Nehru, sino también las represalias en contra de...
los musulmanes de la India”.25 Actualmente la importancia de este factor, en un
subcontinente cada vez más afectado por las tensiones comunales, ha adquirido para la
India la categoría de cardinal.
Muchos autores indios, como Gururaj Rao y Surya P. Sharma, defienden esta
teoría.28 Mientras que Alastair Lamb denuncia que tiene poca base según la realidad de
la Partición porque la India británica fue dividida en dos partes que tenían el mismo
En agosto de 1952 Nehru expuso esta teoría en un discurso en el Parlamento indio: “Era inevitable que
los príncipes y demás, fueran quienes fueran y les gustara o no, tuvieran que reconocer la soberanía, el
dominio soberano de la República de la India. Por ello, el hecho de que Cachemira no decidiera
inmediatamente si se adhería a Pakistán o a la India no convertía a Cachemira en independiente durante e>
período intermedio. Al no ser independiente, era nuestra responsabilidad como entidad sucesora asegurar
que los intereses de Cachemira fueran protegidos”. BAMZAI, P.N.K. Histori 0/ Kashrnir. Pág. 742.
28 VerRAO, C,. Op.cit. Pág. 2l,y SIIARMA, Surya P. Op.eit. Págs. 148-151
168
derecho a reclamar el relevo del gobierno británico en sus respectivos territorios.29
Lamb estima que un suceso fortuito concedió a la India una coartada para afirmar que la
ONU le había reconocido como la nación sucesora del Imperio Británico. Antes de la
división, el gobierno de la India llevó una delegación a la ONU. Al llegar la
independencia, en lugar de dividir la delegación entre la India y Pakistán se decidió
crear una delegación nueva para Pakistán y admitir la existente como representante de la
India. Esta decisión, que no pretendió poner en tela de juicio los derechos de Pakistán,
proporcionó a los juristas indios otro pretexto con el que justificar su causa por
Cachemira.
29
LAMB. A. Kas/unir, A Disputed Legacvv. Pág. 232
169
segundo lugar la intervención de los británicos, que por el simple hecho de aceptar la
división del subcontinente ya infringieron un serio daño moral a los líderes nacionalistas
del Partido del Congreso, pero que por su forma de administrar la división fueron objeto
de innumerables denuncias por parte de la Liga Musulmana.
En casi todas las relaciones entre paises existe cierto elemento de desconfianza.
Duroselle expuso que esta desconfianza se puede manifestar de tres formas: una
desconfianza latente, que es la normal, la existente en casi todos los casos, una
desconfianza coyuntural, inherente a cualquier situación de conflicto, y una
desconfianza estructural que se presenta entre regímenes e ideologías genéricamente
diferentes.32
32 DUROSELLE, iB. Le Con//it de Trieste. Bruselas 1966. Pág. 559. En BLINKENBERG, L. Op.cit.
Pág. 384
~ Ver BURKE, SM. y ZIRINO, L. Op.cit. Pág. 9. y KORBEL, i. Op.cit. Pág. 128
170
olvidaron que el odio comunal lesionó a todos los grupos religiosos, y que la presión
política que habían ejercido para conseguir la creación de Pakistán había sido la causa
incitadora de estos explosivos sentimientos religiosos.
Otra causa fundamental de discordia fue la lentitud con la que la India transfirió
a Pakistán los fondos del anterior Imperio Británico (militares o financieros, entre otros)
que le correspondían legalmente.34 Es posible que Pakistán, en algunos casos concretos,
no errara al denunciar que la India provocaba intencionadamente el retraso en la
transferencia de los bienes.35 Pero aunque ello no respondiera a la expresión de una
política oficial, en Pakistán se consideró que todo formaba parte de un plan destinado a
hundirle. G.W. Choudhury recuerda que Pakistán tenía enormes dificultades para
construir su estructura desde la improvisación, y estos frenos desesperaban a sus
líderes.
~ Mountbatten intentó agilizar esta transferencia, y en parte fue este deseo el que le hizo ofrecerse a
ambos países como su gobernador general común. HODSON, H.V. Op.eít. Pág. 329. lan Stephens llegó a
la conclusión de que Jinnah cometió un grave error al no permitir que Mountbatten fuera gobernador
general común. Este período habría presenciado un desarrollo bien distinto si los intereses de la India y
Pakistán hubieran estado defendidos por la misma persona STEPI-IENS, 1. Op.cit. Págs. 177 y 178
~Mountbatten alegó que la retención “... fue causada por funcionarios y oficiales en los estratos
inferiores, por motivos de patriotismo equivocado”. HODSON, H.V. Op.cít. Pág. 484. Blinkcnberg añade
que la caótica situación en a frontera de Punjab no permitía la transferencia ordenada de los bienes. La
combinación de las dificultades prácticas, el manifiesto posicionamiento anti-Pakistán de algunos
ministros indios, y los obstáculos provocados intencionadamente en los estratos inferiores pueden dar
cierta consistencia a la acusación pakistaní. BLINKENBERO, L. Op.cít. Pág. 385. Para lan Stephens, la
India “retuvo deshonestamente gran parte de las provisiones militares que correspondían a Pakistán” con
la intención de impedir su establecimiento como una nación militarizada. STEPHENS, 1. Op.cit. Pág. 177
~‘Mountbatten creyó que la integración de .lunagadh en Pakistán fue “planeada por Pakistán como una
trampa”. Según Hodson, obtuvo la confirmación cuando se reunió con Ah Khan y éste se limitó a
responder a su queja sobre la adhesión del Estado con las siguientes palabras: “De acuerdo. Siga adelante
y cometa un acto de guerra y veremos lo que pasa”. HODSON, H.V. Op.cit. Pág. 432
171
La India pensaba que Pakistán nunca aceptaría que fuera la nación más poderosa
del subcontinente. Existen muchos testimonios acerca de la atmósfera de hostilidad
prevaleciente en Karachi y, especialmente, a propósito del estado de ánimo de Jinnah, el
responsable absoluto de todas las decisiones politicas que se tomaban en Pakistán en
aquel período.38 Aunque Jinnah no era el único que manifestaba su temor ante las
posibles intenciones de la India, sin ninguna duda su desafiante actitud en esta temprana
etapa y sus referencias al país vecino como “el enemigo” extendieron la atmósfera de
aprensión y desconfianza entre sus compatriotas.
»< Campbell-Johnson, jefe de prensa del gabinete de Mountbatren, declaró: “Jinnah estaba en un estado de
ánimo de irritación y dificil. Está profundamente convencido de que el verdadero objetivo de los bóeres
de la India es estrangular Pakistán desde su nacimiento... Está claro que Jínnah... es un hombre que está
lejos de ser feliz y que intenta exorcizar sus temores alimentando sus odios”. CAMPBELL-JOHNSON.
Op.cit. Págs. 191 y 217. Fn BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 389
~>FI primer ministro de Pakistán acusó a la India de expulsar a los musulmanes para que los millones de
refugiados hundieran económicamente a Pakistán. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 386
172
bloque militar occidental dio a la desconfianza de la India un carácter estructural. Este
rasgo se vio acentuado después de que Pakistán fuera gobernado por un régimen militar.
En el caso concreto del futuro de los estados nativos, Lars Blinkenberg considera
que “los británicos pasaron por alto peligrosamente este serio problema y se
concentraron demasiado en detalles constitucionales, cuando las soluciones drásticas y
el sentido común podrían haber solucionado mucho problemas del futuro: aquellos de
I-Iyderabad y Cachemira en particular.4tí La imposición de un período de transición con
un plebiscito preceptivo sometido a un control razonable podria haber evitado, entre
otros, el conflicto de iammu y Cachemira. Pero los británicos salieron del subeontinente
en desbandada y se desentendieron de un país sin capacidad inmediata para cubrir el
vacío dejado. Sin bien es cierto que todo imperio extinto transfiere problemas
escondidos hasta entonces por la maquinaria colonial, la vertiginosa retirada de los
británicos en esta ocasión no fue más que un abandono a su suerte de un pueblo que se
tuvo que enfrentar con todas las contradicciones que habían sembrado los colonizadores
que ahora volvían a casa.
173
Las enérgicas personalidades de Mountbatten y del estadista indio Sardar Patel
contribuyeron en gran medida a neutralizar algunos de los inconvenientes que, de otra
forma, habrían surgido. Pero Mountbatten no puede ser absuelto de toda responsabilidad
por el papel que jugó en el conflicto de Cachemira. Sin embargo, tampoco sería justo
colocar sobre sus hombros toda la culpa en el extremadamente complicado reto que
representaba la Transferencia de Poderes. La implicación de Mountbatten en el período
de la Transferencia de Poderes y los primeros años de la independencia resultó
fundamental, y sobre todo polémica, pero Mountbatten no fue la única personalidad
británica activa que permaneció en el subcontinente después de la independencia.
Los documentos que se han hecho paulatinamente públicos en las tres últimas
décadas no han servido para unificar teorías acerca del papel que jugaron los británicos
a la hora de repartir su Imperio entre las dos nuevas naciones ni acerca de si el destino
de Jammu y Cachemira fue una cuestión en la que se intervino a conciencia con un
objetivo determinado.
La mayoria de los autores pakistanies defiende que los líderes indios y, como
poco, algunos círculos políticos británicos con Mountbatten a la cabeza, se implicaron
en un elaborado proyecto para provocar la adhesión de Jammu y Cachemira a la India y
para que Nueva Delhi dominara militarmente el subeontinente. Según el razonamiento
del autor foráneo más reputado en Pakistán, Alastair Lamb, sin la intervención del
Ejército indio habría existido la posibilidad de que el Reino Dogra hubiera caído poco a
poco en manos del movimiento rebelde establecido en Poonch. Y sin el aspecto de
174
legalidad conferido por el Instrumento de Adhesión habría resultado dificil convencer a
los oficiales británicos de la legitimidad de las iniciativas militares emprendidas por
Nueva Delhi, y el apoyo de los británicos todavía parecía ser fundamental, por lo menos
en lo referente al Ejército.4i Lamb insinúa que la mejor prueba de que éstas eran
también las consideraciones de los oficiales británicos de los ejércitos indio y pakistaní
se encuentra en que el capitán general del Ejército de Pakistán impidiera a Jinnah
apoyar abiertamente a los invasores tribales después de la intervención militar de la
India.
42
HEWITT, V. Op.cit. Pág. 175
175
En segundo lugar, hay que subrayar que en lo concerniente a las simpatías de los
militares británicos que permanecían en el subcontinente en estas fechas, en concreto
del comandante en jefe del Ejército de Pakistán Sir Douglas Gracey, no hay ningún dato
objetivo que señale a su connivencia con los intereses indios. Para el general Gracey
habría resultado muy dificil aprobar la intervención en Jammu y Cachemira del Ejército
que lideraba. Mountbatten, que había sido hasta muy recientemente el representante
británico supremo en el subcontinente, había aprobado personalmente la expedición del
Ejército indio a Cachemira y había considerado la adhesión de ese Estado legalmente
válida. El resto de las alegaciones a propósito de la supuesta complicidad de los
oficiales británicos con los intereses de la India, que han sido estudiadas en su contexto
en los apartados 2.1. y 2.2, tampoco cuentan con una base argumental sólida.
Por último, es esencial tener en cuenta que en la India no pocos autores han
desarrollado teorías basadas en pruebas circunstanciales tan, o tan poco, concluyentes
como las que implican a los británicos y a Mountbatten en un complot con el Partido del
Congreso, para demostrar exactamente lo contrario. P.N.K. Bamzai, V.D. Chopra, o
Han Jaisingh, entre otros, introducen a Londres y a Mountbatten en minuciosos planes
para obtener la integración de Jammu y Cachemira en Pakistán o su establecimiento
independiente.43 En ocasiones, los investigadores de la cuestión de Cachemira se
remiten exactamente a las mismas iniciativas y declaraciones de los distintos personajes
involucrados para sustentar hipótesis radicalmente opuestas, lo que ilustra el grado de
subjetividad que impregna a las interpretaciones que se han defendido sobre este
enigmático aspecto. Es posible que la “teoría del complot” pakistaní se haya convertido
en la más analizada por los autores independientes por el plus de credibilidad que le
concede el hecho de que el desenlace, fortuito o premeditado, del conflicto coincidiera
con la tesis de los autores pakistaníes.
En otros muchos campos aparte del militar la presencia de los británicos siguió
siendo importante en todo el subeontinente durante los primeros años de la
independencia, de forma más notable en Pakistán que en la India, puesto que había
~ Ver BAMZAI, P.N.K. Kas/unir and Central Asia, Págs. 125-128,CHOPRA, V.D. Op.cit. Págs. 20-26
y39-4l, yJAISINGI-I, H. Págs. 65-66, 71-72, 74-80 y 168-174
176
menos musulmanes preparados para desempeñar cargos públicos. Pero hay poca
evidencia de que el fruto de su influencia fuera significativo. En Pakistán Jinnah gozaba
de una autoridad absoluta. Ciertamente, no había ningún oficial británico en Pakistán
que desempeñara un papel en cuestiones políticas parecido al que ejercía Mountbatten
en Nueva Delhi. De hecho, muchos indios criticaron que el gobernador general ejerciera
tanta influencia en Nehru, aunque esta influencia parece haber sido más recíproca que
unilateral.
Nadie duda que los políticos hindúes no deseaban una división que conllevaba
una pérdida de territorio, estatus y poder. En su seno albergaban la esperanza de que esa
“aberración geográfica” que conformaba una nación con dos regiones separadas entre sí
por 1.500 Km no pudiera sobrevivir por largo tiempo y se volviera a integrar en la
deseada “India unida”. Según A.C. Bose, esta ambición contó con un importante aliado
en la figura de Lord Mountbatten, Bose es uno de los intelectuales indios que considera
que el virrey hizo caso omiso a los deseos de Londres. A pesar de que la mayoría de los
funcionarios británicos, tanto civiles como militares, y Londres consideraban a la elite
hindú y al Partido del Congreso como su principal enemigo, Mountbatten tenía una
44
visión muy distinta de la situación y actuó en consecuencia.
~ BOSE, A.C. “Jammu and Kashmir Accession- 1 y II”. The Statesman. 19 y 20 de diciembre de 1995
177
Además de estas polémicas, cuyos argumentos, de cualquier forma, no son
concluyentes, existieron otras iniciativas y actitudes que son interpretadas por G.W.
Choudhury o Latif Ahmed Sherwani como síntomas claros de la voluntad del
gobernador general por asegurar la integración de Jammu y Cachemira en la India.46 Es
cierto que durante su estancia en el subcontinente Mountbatten desarrolló una profunda
amistad con Nehru que no pudo dejar de influir en su percepción general sobre las
disputas indo-pakistaníes. Pero como subraya Vernon Hewitt, es irracional interpretar el
conocido desagrado que Jinnah producía en Mountbatten y su estrecha amistad con
Nehru como un indicativo de la politica británica global en el sur de Asia.47 Además,
recordemos que también fue el gobernador general quien sugirió que la cuestión de la
adhesión tendría que ser trasladada a la población para que adoptara una decisión
definitiva.
Lo cierto es que estos debates no parecen tener un fin cercano. Las pruebas a
favor y en contra de cada argumento son múltiples y persuasivas, pero no hay datos
indiscutibles que impulsen a negar que la intención de Mountbatten fuera honesta y
estuviera únicamente orientada a evitar un conflicto de magnitud incontrolable. La
evidencia sefiala que, al margen de los desconocidos designios de Londres a propósito
de la integración del Estado y de algunos posibles errores cometidos por Mountbatten,
en 1947 el virrey actuó con el único interés de realizar una partición justa en una
situación de enorme presión impuesta por la falta de tiempo.
autorizado, mientras que niega el derecho de otros países a actuar de la misma forma por iniciativa propia.
DAWSON, P. Op.cít. Pág. 21
46 “Es casi una convicción en Pakistán que Mountbatten,.. tenía grandes prejuicios en contra de Pakistán y
sus líderes y que utilizó su autoridad durante el período de transición en detrimento de Pakistán. Estas
dudas son compartidas no sólo por los ciudadanos de a pie, sino también por personas representativas en
el gobierno de Pakistán. Este resentimiento es tan profundo que Pakistán no permitió que Mountbatten
visitara Pakistán en 1956 corno Fir~t Sea Lord del Almirantazgo y de nuevo en 1965 como secretario de
la Comisión de Inmigración de la Commonwealth... Lord y Lady Mountbatten parecieron haberse vuelto
totalmente pro-hindúes. Pakistán, la Liga Musulmana y Jinnah eran los enemigos”. CHOUDHURY, 0W.
Op.eit. Pág. Viii. Ver también SHERWANI, LatifAhmed. “Kashmir Accessíon to India Re-examíned”.
Pakistan Horízon. Abril de 1990. Págs. 23-55
¡78
Marajá para que dejara de aferrarse a la nada aconsejable solución de la independencia y
urgirle a tomar una decisión antes de la partida de los británicos. De hecho, no sólo no
le avisó en contra de Pakistán, sino que transmitió al monarca que “el gobierno de la
India me ha permitido conceder a Su Alteza la garantía de que no presentará ninguna
objeción” a su integración en Pakistán siempre que se produjera antes del 14 de agosto
de l947.~~
El análisis de Hodson sugiere que Pakistán podría haberse hecho con Cachemira
si no hubiera actuado tan precipitadamente. Teniendo en cuenta su proximidad fisica y
que la población era mayoritariamente musulmana, habría sido inevitable la celebración
de un plebiscito. De cualquier forma, al margen de esta polémica y de cualquiera que
fuera la verdad, lo fundamental es que este elemento tuvo consecuencias nefastas en la
evolución de las relaciones indo-pakistaníes durante la Transferencia de Poderes y en
los meses posteriores.
En 1947 la Guerra Fría era una realidad. Las fuerzas soviéticas se estaban
retirando con reticencia de Irán mientras que la inestabilidad política y la violencia
afectaban al conjunto del área que se extiende desde los Balcanes hasta Corea. Según
los defensores de la tesis de que Londres deseaba la integración de Jammu y Cachemira
179
en la India, entre quienes sobresale Alastair Lamb por el minucioso desarrollo de esta
teoría presente en sus dos últimos libros, Gran Bretaña deseaba que una India unida
jugara el papel de paladín de la democracia al sur del Himalaya.
50 Ver LAMB, A. II/ah oía Tragedy. Op.cit. Págs. 104-106, y A DisputedLegacy. Págs. 106-107, y
CHOUDHURY, G.W. Op.eit. Págs. viii y 61
180
Entre estos datos hay algunos especialmente significativos. Por ejemplo, Shankar Jha
denuncia que cuando el Marajá Han Singh envió un telegrama el 12 de octubre al
primer ministro Attlee informándole de la presión que estaba recibiendo por parte de
Pakistán <bloqueo de provisiones, mensajes radiofónicos de gran virulencia, amenazas
de invasión, reparto de armas a ciudadanos de la frontera, incursión de hombres
pertenecientes a las tribus del Pathan...) y solicitándole que se dirigiera a las autoridades
pakistaníes para que cesaran su agresión, la CRO aconsejó a Attlee que ignorara el
telegrama de 1-lan Singh “por razones obvias”. La única razón obvia en la que Shankar
Jha puede pensar es que al gobierno británico no le interesaba adoptar ninguna medida
que pusiera en peligro la unión de Jammu y Cachemira con Pakistán. Ni la CRO ni la
oficina del primer ministro solicitaron a su Alto Comisionado en Karachi confirmación
sobre lo denunciado en el telegrama del Marajá.
181
episodio se demuestre aún más desastroso que los recientes acontecimientos en Punjab
y en Delhi”.52
~ Las “acciones inmediatas” que Gran Bretaña consideraba que debían ser adoptadas para solucionar la
contienda ffieron expuestas por su delegado en el Consejo de Seguridad. “No se puede alcanzar un cese de
la violencia a no ser que se haya alcanzado un acuerdo que satisfaga a todo el mundo para que el
plebiscito sea libre e imparcial y, por ello, se debe alcanzar un acuerdo sobre cómo se debe preparar el
plebiscito”. GUPTA, RL, Con/lict and ¡-Ja nnony. Indo-British Relations: A new Perspeetive. Trimurti
Publications. Nueva Delhi 1971. Págs. 78-84, y CHOPRA, V.D. Op.cit. Pág. 43
183
SEGUNDA PARTE
187
3.1. LA 115DMCRIN OS LA OVIl E&LA IMPOWCIÓN DEL ALTO
PL FUEGO FLA PRAZPARACRIN DEL PLEBISCITO
No obstante, la realidad es que la ONU ha sido capaz de poco más que formular
propuestas para posibles acuerdos y desperdiciar sus buenos oficios en intentos de
mediación poco fructíferos. En la disputa de Cachemira la ONU nunca ha tenido la
potestad de forzar o presionar para una solución, sólo ha podido aconsejar y mediar.
Probablemente por eso los resultados de sus deliberaciones acusaron en su primera
etapa de mediación cierta falta de realismo y una malinterpretada vocación de
neutralidad que le impidió adoptar posiciones firmes. Los fundamentos del conflicto
indo-pakistaní por .lammu y Cachemira no son fácilmente perceptibles en las
resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad, por lo que no es aconsejable
aproximarse a la disputa y analizar sus posibles soluciones basándose únicamente en el
estudio microscópico de los pequeños detalles de los planes y debates desarrollados en
el seno de la ONU. No obstante, es conveniente analizar la implicación de la ONU en la
cuestión de Cachemira por lo que en ella ha influido o algunos pretendan que influya, y
porque su esfuerzo mediador en la primera etapa del conflicto dejó en evidencia la falta
de disposición hacia un enfoque racional del problema de los dirigentes indios y
pakistaníes.
188
instara a Pakistán a cesar con inmediatez la “concesión de ayuda” a los invasores. La
exposición se basaba en la legalidad del Instrumento de Adhesión que había firmado el
Marajá, y en el apoyo mayoritario que la opción de la adhesión a la India tenía entre la
población cachemirí.
La carta llamaba la atención sobre una situación cuya permanencia podí a poner en peligro el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacional “a causa de la ayuda que los invasores, compuestos
por ciudadanos de Pakistán y por tribus del territorio contiguamente unido a Pakistán en el noroeste, estan
recibiendo desde Pakistán para operaciones en contra de Cachemira, un Estado que se ha anexionado al
Dominio de la India y que es parte de la India,., El gobierno de la India pide al Consejo de Seguridad que
inste a Pakistán a cesar inmediatamente la concesión de tal ayuda, que es un acto de agresión en contra de
la India, Si Pakistán no lo hace, el gobierno de la India puede verse obligado, en defensa propia, a entrar
en el territorio de Pakistán con la intención de desarrollar una acción militar en contra de los invasores.
Por lo tanto, el asunto es de una urgencia extrema y requiere una acción inmediata”. Ver Indian
Comp/a inI lo (he Securitv Council, Le/ter Dated 1 lan ua;y, l94tLJtom tite Representa (¡ve Ojindia (o tite
President of/he Secar//y CoanciL En BAO, O. Op.cit. Págs. 195-200, y GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 142
2 BRECIIER, M. Op.cit. Pág. 63. Ver también NIRMAL, A. y BARTARJA, V. Op.cit. Pág. 5, y
MADHOK. BR. Kas/jo,ir: Tite 5/oria Cen líe oftite World. A. Gosh Publishers. Little York 1992. Págs.
809-811
Ver BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 119, y MADHOK, BR. Op.cit. Pág. 811. La alocución de Sheikh
Abdullah ante el Consejo fue “contundente, directa y desprovista de tono diplomático”. KORBFL, i.
Op.cit. Pág. 109, Abdullah, restándole importancia a los aspectos legales de la cuestión, declaró: “Resulta
totalmente imposible para las tribus entrar en nuestro territorio sin la ayuda de Pakistán,., La oferta (de
plebiscito> fue realizada por el primer ministro de la India cuando, en mí opinión, no tenía Jamás mínima
necesidad de hacerlo, porque Cachemira estaba en peligro... Rechazo aceptar a Pakistán como parte en los
asuntos del Estado de Jammu y Cachemira; rechazo esta cuestión decididamente.., ya hemos conocido
suficiente de Pakistán”. RAZA, M. Op.cit. Pág. 33, Abdullah anunció que mientras la población le
apoyara no abandonaría la administración. GUPTA, S. Op.cít. Pág. 160
189
Pakistán, hábilmente representada por su ministro de Exteriores, M. Zafrullah
Khan, abordó una estrategia inesperada. Karachi rehusó la condición de denunciado y
negó estar concediendo ningún tipo de asistencia a los invasores. De hecho, aseguró
haber hecho todo lo posible para desalentar al movimiento tribal) No obstante,
aprovechó la apelación al foro para llamar la atención internacional sobre las numerosas
disputas que enfrentaban a los dos países desde la Transferencia de Poderes. El objetivo
era que la implicación de la ONU no se limitara a la cuestión de Cachemira y se
extendiera a todos los agravios que Pakistán consideraba haber sufrido desde la
Partición. Khan expuso ante la ONU todas las denuncias, polémicas y recelos que han
sido analizados en páginas anteriores. El fraude de la adhesión de Cachemira sólo era
una anécdota más dentro de un amplio proyecto destinado a impedir la misma existencia
de la nación islámica.
SHARMA, B.L, Tite Kashmir Storv. Págs. 7 y 8. Sharma fue miembro del Departamento de Asuntos
para Cachemira en el Ministerio de Exteriores de la India y asesoró a las delegaciones indias ante la ONU
Pakistán acusó a la India dc “una actitud general de obstrucción y hostilidad hacia Pakistán, uno de
cuyos objetivos es inmovilizar Pakistán desde su comienzo privándole de su adeudada parte de los bienes
financieros y de otra indole”. BLU’4KENBFRG, L. Op.cit. Pág. 115. Pakistán comparó la situación de
Jammu y Cachemira con la del Estado de Junagadh. La ocupación militar dc este Estado que se había
anexionado a Pakistán demostraba que la India no estaba interesada en los aspectos técnicos o legales de
la Partición, simplemente buscaba ampliar su territorio fuera o no fuera por medio de la consecución de
un contrato formal de adhesión. LAMB, A. Kashn2ir. A Disputed Legacy. Pág. 164
190
exterminando a la población musulmana con la connivencia del gobierno indio, la
inestabilidad la protagonizaban los musulmanes cachemiris que se habían sublevado en
contra del régimen opresivo del Marajá (aunque no se podía descartar que se les
hubieran unido algunos pakistaníes de forma espontánea), y el Instrumento de Adhesión
a la India era ilegal.
191
su alcance para acabar con la crisis.8 En la resolución del 20 de enero se proyectó la
formación de la Comisión de las Naciones Unidas para la India y Pakistán (UNCIP).
Las instrucciones dadas a la Comisión fueron trasladarse lo antes posible al
subeontinente para investigar los hechos y ejercer una labor mediadora destinada en
última instancia a la celebración de un plebiscito. El papel de la UNCIP fue, desde el
principio, más el de un mediador que el de un garante de las leyes internacionales.~
En opinión de los líderes indios, la ONU traicionó el “acto de fe” que Nehru
realizó al acudir a la Organización Internacional y ofrecer la celebración de un
plebiscito para el que no estaba obligado. La India no pensó que un claro acto de
agresión se deformaría de tal forma cuando entrara en la dinámicá de las políticas
internacionales. Pero, como admite, Pauline Dawson, investigadora especializada en el
tratamiento de la cuestión de Cachemira en la ONU, “el Consejo de Seguridad se inclinó
más por Pakistán que por la India en los primeros días de la disputa”. Y para cuando
intentó subsanar el error, “el mayor daño ya estaba hecho en lo que se refería a la
India... la India consideraba que tratar a las dos partes sobre la misma base sin duda
beneficiaba a Pakistán”.10 Vernon Hewitt considera que esto explica en gran medida la
aversión que la India desarrolló, y todavía hoy conserva, hacia la mediación exterior en
192
cuestiones regionales. Esta aversión se dirigiría con el tiempo no sólo a la mediación de
un tercer poder, sino a cualquier forma de negociación multilateral.’1
Nehru denunció: “Nuestra experiencia en políticas internacionales y la forma en la que se hacen las
cosas en las esferas más altas de la ONU ha sido decepcionante en extremo- sin ninguna duda esto
afectará a nuestro encauzamiento de las relaciones internacionales en el futuro”, HEWITT, y. Op.cit.
Pág. Sí. Los delegados indios también percibieron una actitud arrogante en el Consejo. Sisir Gupta cree
que “no es improbable que la disputa indo-pakistani apareciera para algunos miembros del Consejo
fundamentalmente como una confirmación de su creencia en que los pueblos coloniales todavía no
estaban preparados para convenirse y permanecer libres sin ser una carga política para el resto del
mundo”. Gupta menciona a Churchill, que en cierto momento se refirió a los dirigentes indios como
“hombres de paja, de los que no quedará ningún rastro en pocos años”. GUPTA, S. Op.cít. Pág. 151
‘2
Ver DAWSON, P. Op.eit. Págs. 295-296
193
Lo que está claro es que, al no existir un pronunciamiento oficial sobre la
legalidad del Instrumento de Adhesión, el fundamento principal de la causa de la India
se vio seriamente mermado, y la Comisión tampoco pudo adoptar una posición firme.
LODHI, M. Zahíd Khan. “Abrupt Change in the British Forcign Polícy Behaviour on Kashmir: Conírast
fletween February 1948 and March 1948 Sessions of the Sccurity Council”. South Asian Studies, Julio de
1992. Págs. 111-123. Ver también CHOUDI-IURY, 6W. Op.cit. Págs. 73 y 74
194
representación igualitaria de la Conferencia Nacional, la Conferencia Musulmana y el
gobierno de Azad Kashmir en el gobierno provisional de Cachemira, lo que habría
concedido a los políticos propakistaníes una mayoría de dos tercios.
La India, por su parte, consideró que esta elaborada resolución, y las muchas
obligaciones que le imponía, constituían una infracción de su soberanía. Las suspicacias
se debieron a las complicadas disposiciones para la celebración del plebiscito, que
fueron asumidas como una prueba de que la ONU desconfiaba de que la India estuviera
dispuesta a garantizar un plebiscito imparcial. Entre las medidas más criticadas se
encontró la posibilidad de que las tropas pakistaníes participaran en un programa de
pacificación en Cachemira, los amplios poderes concedidos al administrador del
plebiscito, y la lentitud en enviar a la UNCIP al subcontinente para verificar que su
denuncia sobre la participación pakistaní en la invasión era cierta.18
‘95
Pauline Dawson considera que la llegada de la UNCIP al subeontinente en el
preciso momento en el que se le instó a ello, enero de 1948, podría haber evitado la
intervención oficial de Pakistán en [a guerra. Pero como admite Josef Korbel en su
crónica, para julio de 1948 la presencia pakistaní en Cachemira perfilaba un escenario
mucho más delicado de [o que había parecido en Lake Succes. Entonces, en lugar de
dirigir sus esfuerzos hacia la organización del plebiscito, la IJNCIP tuvo que centrarse
en la consecución de una declaración de alto el fuego y tregua.
!9 Ver KOREEL, .1. Op.cit. Págs. 121 y 122, y DAWSON, P. Op.cit. Pág. 25
20 La UNCIP se límitó a recordarle a los dirigentes pakistaníes “que el movimiento de tropas en territorio
extranjero sin la invitación del gobierno de aquel territorio era una violación de la ley internacional”, Ver
KORBEL, J. Op.cit. Págs. 129 y 140. La UNCIP tampoco informó al Consejo de Seguridad de la
intervención oficial de Pakistán en la guerra. Lord Birdwood especula con la posibilidad de si “alguna
declaración sobre los hechos por parte de la Comisión con una reprensión a Pakistán cuidadosamente
redactada por parte del Consejo de Seguridad no habria iniciado una disposición de cooperación india en
esta ocasión. El riesgo era que a cambio se perdiera la cooperación de Pakistán. Pero si hubiera podido
provocar algún entendimiento inmediato acerca de una retirada de la India, la pérdida podría haberse
confirmado de una naturaleza temporal”. BIRDWOOD, Lord. Op.cít. Pág. 94. Algunos autores recuerdan
que esta estrategia babia sido autorizada por la India indirectamente en su enfoque de la guerra en Corea,
en la que insistió en que China no ffiera condenada como país “agresor” porque ello aumentaría la tensión
y reduciría las posibilidades de llegar a un acuerdo pacífico. BURKE, SM. y ZIRINO, L. Op.cit. Pág. 41
2] U.JV.UiP. Rezo/u/ion ofAugusí /3, 1948 (SI/lOO, Para 73) La Comisión destinaría 40060 soldados
profesionales de países miembros de la ONU para supervisar la orden de alto el friego. Para una
196
recelos en Nueva Delhi. La India sostenía que la autoridad del gobierno de Srinagar
sobre los territorios evacuados por Pakistán, incluido Azad Kashmir, debía quedar fuera
de toda duda. Además, al discutir la retirada de “la mayoría” de las tropas indias, era
necesario prever la defensa efectiva de iammu y Cachemira en contra de una eventual
nueva agresión externa. Por último, Pakistán no debía tomar parte en la organización y
administración del plebiscito. La India aceptó el plan de acción cuando el presidente de
la UNCIP aceptó estas condiciones.
Por su parte, Pakistán se negó a aceptar ningún plan que no le situara en una
posición equivalente a la de la India vis a vis el plebiscito. Su retirada militar y la de la
India debían ser simultáneas, y las tropas de Azad Kashmir tenían que conservar todos
sus contingentes.22 La cuestión del Ejército de Azad Kashmir tendría una importancia
crucial durante las siguientes negociaciones sobre la desmilitarización del Estado. Su
fuerza había crecido un 50% desde 1948 a 1949, y este dato no era ignorado por la
Comisión.23 Para la India, el desmantelamiento de la potente fuerza militar de Azad
Kashmir, compuesta por unos 30.000 hombres en contraste con los 8.000 que
constituían las tropas estatales, suponía una cuestión capital dada su proximidad a
Srinagar. Las tropas indias, en caso de la ruptura del alto el fuego, tardarían mucho más
tiempo en retornar a Jammu y Cachemira después de una retirada más allá de Jammu.
A la luz de algunas de las exigencias que presentó Pakistán, el autor danés Lars
Blinkenberg plantea la siguiente cuestión: ¿Cuál era la intención de Pakistán al poner
tantos obstáculos en esta temprana etapa, no sólo irritando a la India, sino también
frustrando los serios esfuerzos de la UNCIP? Puede haber dos explicaciones: primero, la
sefialada por Korbel en el sentido de que el temor de Karachi a que la India no
cumpliera su palabra una vez que se hubiera consumado la evacuación militar pakistaní
pudo estar justificada. De hecho, la Jndia retiró posteriormente su oferta de un
plebiscito. Segundo, la desarrollada, entre otros muchos, por el autor indio H.L. Sharma,
que afirma que Pakistán evitó conscientemente el plebiscito porque lo sabía perdido
ante la incontestable popularidad de Sheikh Abdullah en el Valle de Cachemira.
descripción detallada de la composición y funciones del grupo de observadores militares ver DAWSON,
P. Op.cít. Págs. 40-64
22 Ver KORBEL, J. Op.cít. Pág. 144
23
Ver SHARMA, B.L. Tite Kashmir S/ory. Pág. 61, y BLINKENBERG, L. Op.cít. Pág. 131
197
Lo cierto es que durante las primeras negociaciones sobre la cuestión del
plebiscito se pudo detectar una falta de entusiasmo en la delegación pakistaní que
parece justificada.24 Teniendo en cuenta que la India acudió voluntariamente a la ONU
con su oferta de celebrar un referéndum de autodeterminación, no es de extrañar que
algunos autores como Lars Blinkenberg o Russel Brines responsabilicen a Pakistán de
que el plebiscito no llegara a celebrarse en esta primera fase.25 De hecho, el Consejo de
Seguridad desaprobó la poca flexibilidad de Pakistán en esta coyuntura, y la resolución
del 13 de agosto provocó, en palabras de Michael Brecher, un “señalado cambio en la
actitud de la ONU para beneficio de la India”.26
24 Chester Bowles, embajador de EEUU en Nueva Delhi en los primeros años cincuenta, declaró que
todos los jefes de las misiones diplomáticas y la prensa destinada en la India consideraban que la India
ganaria el plebiscito. BHATTACI-IARJEA, Ajit. Kashmir. Tite Wouoded Va/ley. UBSPD. Nueva Delhi
1994. Pág. 2. Mountbaften no entendió que la India no hiciera más por celebrare1 plebiscito porque
consideraba que habría resultado vencedora, y Sheikh Abdullah también declaró estar convencido de que
si se hubiera celebrado el referéndum en cualquier momento entre 1948 y 1950 la India habría ganado.
RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 81
25 Blinkenberg coincide con Brines en que la India tiene buenas razones para denunciar que Pakistán es
responsable de convenir el plebiscito en inaceptable para la India. BRINFS, Russell. Tite Iodo-Pakis/an
(ooflie/. Londres 1968. En BLINKENEERG, L. Op.cit. Pág. 130
27 UNCIR. Re.’olutioo of Jaííuary 5,1949 <‘5/1430, Para 143v. La India aceptó la propuesta cuando la
UNCIP confirió que sometía el cumplimiento de las obligaciones de la India a que Pakistán finalizara su
retirada. La UNCIP también garantizó que el administrador del plebiscito no usurparía las funciones del
gobierno del Estado. GUPTA, S. Op.cit. Pág. 188. Pakistán también aceptó la proposición con algunas
reservas, pero obtuvo la garantía de que el administrador del plebiscito seria independiente del gobierno
cachemirí.
198
3.1.1.1. La declaracl6u de alto el fuego y los esfuerzos de la UNCIP
por mentar las bases para la celebraci6n del plebiscito
Hubo tres aspectos vitales en los que no se pudo avanzar. En primer lugar, el
desmantelamiento y desarme de las fuerzas de Azad Kashmir que exigía la India. En
segundo lugar, la definición de “la mayoría de las tropas indias” que se debía retirar del
Estado. Y por último, la reclamación india de que la administración de las Áreas del
Norte, una vez evacuadas las tropas pakistaníes, debía recaer en el gobierno de Srinagar.
Teniendo en cuenta que este territorio era claramente propakistaní, y que el propio
Nehru había propuesto anteriormente a Pakistán la posibilidad de dividir el Reino
Dogra, esta última reclamación sólo se puede entender dando por hecho que fuera
utilizada como instrumento de presión y moneda de cambio.
La UNCIP propuso recurrir al arbitraje para salir del punto muerto. El presidente
Truman y el primer ministro Attlee intervinieron personalmente para presionar a la
India y a Pakistán sobre este aspecto. Pero para entonces la Guerra Fría se había
introducido de lleno en el trabajo de la Comisión, dividida desde hacía meses entre la
mayoría de cuatro miembros y el delegado comunista checo. En la India, la propuesta
de arbitraje fue considerada una ofensa a su soberanía y una estrategia encaminada a
incluir a Jammu y Cachemira en el ámbito de dominación anglo-americana.
28
El delegado checo apeló a la búsqueda de una solución que evitara “que la Comisión se convierta en un
Instrumento para la politica de ciertos grandes poderes”. GUPTA, S. Op.cit. Págs. 198-200
199
En efecto, B.L. Sharma, Sisir Gupta o Han Jaisingh, entre otros autores indios,
defienden que la oposición anglo-americana a la India en el Consejo de Seguridad no
fue accidental ni producto de la ignorancia, sino que estuvo dictada por la necesidad de
sus políticas exteriores.29 Dado que británicos y norteamericanos no iban a poder contar
con la no alineada India para defender sus intereses estratégicos en la región, debían
asegurarse la cooperación de Pakistán. Por ello, defienden estos autores, el
posicionamiento anglo-americano en el Consejo se mantuvo prácticamente invariable
hasta que en 1962 la invasión china de la India alteró la balanza de poderes en el sur y
sudeste asiático.
20
En 1952 el representante de la Unión Soviética desarrolló este enfoque de la disputa: “Los planes en
relación con Cachemira son de una naturaleza anexionista e imperialista porque no están basados en un
esfuerzo por alcanzar un acuerdo definitivo. El objetivo de estos planes es la injerencia.., en los asuntos
internos de Cachemira, la prolongación de la disputa entre la India y Pakistán en la cuestión de
Cachemira, y la transformación de Cachemira en un protectorado de los Estados Unidos de América y el
Reino Unido bajo el pretexto de prestar ayuda a través de Naciones Unidas, Por último, la intención de
estos planes en conexión con Cachemira es asegurar la introducción de las tropas anglo-americanas en el
territorio de Cachemira y transformar Cachemira en una colonia anglo-americana y una base militar y
estratégica”. SHARMA, EL. Tite Kas/unir Storv. Pág. 87. 48-49, Ver también CI-IOPRA, V.D. Op.cit.
Págs. 45-50, GUPTA, S. Op.cit. Págs. 198-200,207, BAMZAI. P.N.K. Kashoiir and Central Asia, Págs.
125-127, y.JAISINGH. 1-1. Op.cit. Págs. 68, 168-174
200
A propósito de esta polémica, los autores que apoyan la postura de la India
afirman que Pakistán la utilizó como excusa para impedir la celebración de un plebiscito
que sabía perdido. Mientras que los analistas propakistaníes insisten en que el
justificado temor en la nación islámica a un eventual ataque de la India impedía
cualquier concesión en esta materia. Korbel reconoce que “el problema de la
desmilitarización era uno importante”, aunque también añade que “si hubiera existido
buena voluntad” habría sido posible encontrar una solución.3’ De cualquier forma, da la
impresión de que a ojos de Nueva Delhi, finalizada la guerra con un resultado favorable,
estaba en manos de Pakistán hacer las concesiones pertinentes para permitir la
celebración del plebiscito en el que era el mayor interesado. De forma que ante la
firmeza pakistaní, la actitud de la India se hizo definitivamente inmovilista e
intransigente.
<~“La Comisión, en su nuevo y último informe del 5 de diciembre, 1949, fue claramente crítica con la
actitud india. Este file bastante diferente de su primer informe, que había sido ligeramente crítico con la
actitud de Pakistán”, KORBEL, 3. Op.cít. Págs. 159 y 160
32 Ver Proposalin Respect oJJamrnu and Kas/unir mac/e by GeneralA.G.L. Mcflaughton, Presidentof
tite Security Couneil oj~tite Un/toe! Nations Pursuant to tite Decision of tite Security Cc’uncil Taken at frs
45t Meetiog on 17 December 1949. En RALO, O. Op.cit. Págs. 232-234, y GUPTA, S. Op.cit. Pág. 203
201
del territorio en disputa y ser incluidas en el proceso de desmilitarización. No obstante,
hasta la celebración del plebiscito permanecerían, aunque sujetas a la supervisión de la
ONU, bajo el control de las autorídades locales, es decir, la administración propakistaní.
~~so<í950) Resolución de 14 de marzo de 1950 [S/1469]. Entre las nuevas iniciativas adoptadas
también se encontró el nombramiento del norteamericano C.W. Nimitz como administrador del plebiscito
El nombramiento de Nimitz supuso una nueva causa de polémica. La India se opuso a que en plena
Guerra Fría un norteamericano gestionara el plebiscito. BLINKENBBRG, L. Op.cit. Pág. 171
‘~Ver Report of Sir Owen Dixon, Uní/ce! Nations Representativefor India une! Pakistan, to tite Seeuritv
Council. En RAO, 6. Op.cít. Págs. 237-261. En su reunión con Dixon, Nehru insistió en que se declarara
a Pakistán país “agresor”. El mediador subrayó que dicha condena sobrepasaba sus límites de actuación y
que “ni el Consejo de Seguridad ha realizado tal declaración ni le ha sido encomendado hacerlo”. Pero
también añadió: “Sin entrar en las causas o razones por las que ocurrió, que probablemente formaron
parte de la historia del subeontinenie, estaba dispuesto a admitir la idea de que cuando se cruzó la frontera
de Cachemira el 20 de octubre, 1947, ello fue contrarío a la ley internacional, y cuando,., unidades de las
202
Este documento, ciertamente acertado e innovador en muchos de sus
argumentos, fue en su momento desdeñado por el Consejo de Seguridad de la ONU. No
obstante, las principales consideraciones y bases de una de sus propuestas son
observadas hoy en día como uno de los puntos de referencia más plausibles para la
consecución de una solución definitiva.
Las primeras propuestas de Dixon fueron rechazadas por la India con sus
tradicionales objeciones a cualquier proyecto que no contemplara la preliminar retirada
de las fuerzas de Azad Kashmir y el mantenimiento de la administración de Sheikh
Abdullah. De esta forma, Dixon decidió explorar un método radicalmente nuevo para
abordar el problema con Nehru y Liaquat Ah Khan.36 Dixon introdujo por primera vez
el concepto de lo que desde entonces se conoce como “plebiscitos regionales”. Esta idea
consistía en “un plan para celebrar el plebiscito por secciones o áreas y la ubicación de
cada sección o área según el resultado de las votaciones en cada una”. O bien en “un
plan por el que se reconocía que algunas áreas votarían con toda seguridad por la
adhesión a Pakistán y otras por la adhesión a la India y por el que, sin celebrar una
votación en ellas, serían ubicadas según lo expuesto y el plebiscito seria restringido a las
fuerzas regulares pakistaníes entraron en el territorio del Estado, también ello fue inconsistente con la ley
internacional”. A pesar de la intención de algunos investigadores indios por traducir estas declaraciones
en una condena formal a Pakistán, lo cierto es que dentro de su contexto el informe de Díxon no se
distanció del veredicto alcanzado anteriormente por la UNCIP. Ver BURKB, SM. y ZIRING, L. Op.cit.
Pág. 35
~<‘En la primera sugerencia que Owen Dixon presentó ante la India y Pakistán se contemplaba como
primer paso para la desmilitarización la retirada de las fuerzas regulares pakistaníes en un día
determinado. Pasado un periodo de tiempo considerable, debían tener lugar simultáneamente las
operaciones de reducción de la presencia militar en Azad Kashmir, las Áreas del Norte y el margen indio
de la CFL. Como siempre, la India se opuso a afrontar un nuevo riesgo de ataque pakistaní mediante la
retirada de sus tropas simultáneamente a la reducción de las de Azad Kasbmir. Dixon también sugirió tres
posibilidades para organizar un gobíemo de Jammu y Cachemira sin la presencia de Sheikh Abdullah que
fueron tachadas por la India de “interferencia indebida en la integridad de las funciones del Estado”. Hubo
dos sugerencias especialmente criticadas: la de establecer una administración provisional compuesta por
funcionarios de la ONU (esta propuesta, unida a la elección de un norteamericano para ocupar el puesto
de administrador del plebiscito, despierta las sospechas de aquellos autores indios que perciben en las
iniciativas de la ONU los intereses de las potencias occidentales en el sur de Asía); y la posibilidad de
solicitar, tanto a la India como a Pakistán, tropas para la supervisión del plebiscito. Esta última
sugerencia, a ojos de la India, era inaceptable teniendo en cuenta su reiterada solicitud de que Pakistán
fuera catalogado como país agresor. Dixon declaró en su informe: “Al final me convencí de que nunca se
podría obtener de esta forma la conformidad de la India para la desmilitarización, o para las provisiones
que debían gobernar el período del plebiscito de la manera que en mi opinión permitiria que el plebiscito
fuera encaminado bajo unas condiciones suficientemente valedoras en contra dc la intimidación y otras
formas de influencia y abuso por las que la libertad y la justicia del plebiscito pudieran ser puestas en
peligro”. Este es uno de los fragmentos del informe de Díxon que han sido más difundidos por los
simpatizantes de la causa pakistaní. Ver BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Pág. 35
203
áreas con resultado desconocido, las cuales.., parecían ser el Valle de Cachemira y
3.7
quizás algún territorio adyacente
204
una solución a la disputa. Para 1950 estaba demostrada la inutilidad de intentar diseñar
un esquema para la celebración de un plebiscito general que en aquel momento era
impracticable. Por ello, según Dixon, el Consejo de Seguridad debía dar prioridad al
establecimiento de negociaciones bilaterales. Teniendo en cuenta la diversidad
demográfica de Jammu y Cachemira, la solución menos traumática para todas sus
poblaciones pasaba por la división del Estado.39 Pero como su propuesta de división
había fracasado, mientras la India y Pakistán llegaban a un acuerdo la ONU debía
limitarse a vigilar el mantenimiento de la paz, mejorar las condiciones del alto el friego,
y persuadir a la India y a Pakistán para que redujeran su presencia militar en ambos
lados de la CFL.
Josef Korbel considera que para estas fechas “la mayoría del Consejo de
Seguridad se acercaba más al punto de vista de Pakistán que al de la India. Sus
miembros permanentes... no solo se inclinaban por apoyar un procedimiento más
aceptable para Pakistán que para la India, sino que también los miembros electos... se
3’> En palabras de Dixon, “El Estado de Jammu y Cachemira no es realmente una unidad geográfica,
demográfica o económica. Es una aglomeración de tenitorios reunidos bajo el poder político de un
Marajá. Esa es la única unidad que posee. Si como resultado de un plebiscito general el Estado pasara a la
India como una sola entidad, se producirían importantes emigraciones de musulmanes y Pakistán se
enfrentaría con otro problema de refugiados puesto que tendría que recibirlos en gran número, Si el
resultado favoreciera a Pakistán, otro problema de reffigíados, aunque de menor dimensión, surgiria para
la India por el tránsito de hindúes y sijs. Todo esto se evitaría con la división... El interés del pueblo, la
equidad y el asentamiento permanente, y la necesidad imperiosa de evitar otro problema de refugiados
apuntan a la conveniencia de adoptar la división como estrategia para el acuerdo y de olvidar la idea de un
plebiscito general. Además, las consideraciones económicas y geográficas apuntan en la misma
dirección”, Reports cm Kasitmir, Op.cit. Pág. 33. En LAMB, A. Kasitmir. A Disputee!Legacy. Pág. 175
205
asociaron con esta misma postura general”.40 Del mismo modo, la opinión pública
occidental comenzó a ser cada vez más crítica con la India, lo que contribuyó a
endurecer aún más su postura. Estas actitudes no pudieron ser ajenas a cierta
modelación de la opinión pública internacional propiciada por la evolución de las
relaciones de Pakistán y la India con el bloque militar occidental. Ello explica que Louis
Fischer defendiera a la India denunciando la incoherencia latente en la neutralidad
adoptada por la ONU en la cuestión de Cachemira en contraste con su posicionamiento
frente al problema de Corea.4í
~‘ “En Cachemira se debería haber hecho lo que se ha hecho en Corea... FI agresor inicial defiende ahora
una solución democrática, mientras que la India, víctima dc la agresión, se ve obligada por las políticas
domésticas y la idea de que debe oponerse a un voto libre que premiaría al agresor con la gratificación
que codicia”. Louis Fiseher. The Híndu, 28 de enero de 1951. En HLINKENBFRG, L. Op.cít. Pág. 149
42 91(1951). Resolución de 30 dc marzo de 1951 [ S/20 1 7/Rey. 11. El gobierno de la India coincidió en
que la Asamblea cachemirí no tenia potestad para tomar ninguna decisión sobre el futuro del Estado.
206
materia lo que impidió la celebración del plebiscito y el éxito del Consejo de Segurídad
en su tarea mediadora.
Ambos gobiernos estuvieron de acuerdo con la mayor parte del plan de Graham,
pero sus discrepancias a propósito de la cantidad de tropas que debían conservar obligó
a Graham a presentar cuatro nuevas propuestas que, en última instancia, fueron
rechazadas por la India. Su delegación consideró que no se había establecido una
diferenciación precisa entre las zonas bajo un gobierno legal y aquellas otras dominadas
por fuerzas rebeldes. Graham también propuso el estacionamiento de tropas de la ONU
en Cachemira. Pero, aunque Pakistán accedió, la India volvió a rechazar la propuesta.
Graham realizó un serio esfuerzo por aproximarse a las reclamaciones indias, y sus
obstinadas objeciones no encuentran una justificación convincente. De hecho, la India
>‘ Ver Graitam~s Eirst Report (15 October 195/>, GraitamSs SecondReport (19 December 1951).
GrahamnSs ThirdReport (Id/u/y 1952), Graita¡n¶s Por/it Report (2 September 1952,>, Craitam¶s Fiftit
Report (27 Marcit 1953). Fn RAO, G. Op.cit. Págs. 265-277. Frente a los tres primeros planes propuestos
por Graham, la India sc negó a reducir sus reclamaciones minimas, fijadas en unos 21.000 soldados más
6.000 milicianos en Cachemira, en oposición a los 4,000 hombres (de los que 2.000 debían ser leales al
gobierno del Estado en Srínagar) que aceptaría en Azad Kashmír. Pakistán consideraba que unos 25.000
soldados (todos pertenecientes a fuerzas militares, y no civiles, difiriendo, de esta forma, del plan de
(iraham) serían suficientes en ambos lados de la CFL. También exigió que el nombramiento del
administrador del plebiscito precediera al inicio de la desmilitarización, algo con lo que la India no estuvo
de acuerdo. En su cuarto informe, Graham propuso conservar en el lado pakistaní de la CFL un cuerpo de
6.000 hombres (excluyendo los Scouts de las Áreas del Norte), yen el lado indio de 18,000 (excluyendo
las milicias estatales). “Pakistán accedió a estas cifras con renuencía, Por lo tanto, en esta fase podemos
considerar la actitud inflexible de la India algo sorprendente”. BLINKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 154
207
estaba proporcionando hombres para las fuerzas de la ONU en otros lugares del mundo.
La explicación del gobierno indio fue que la reciente lucha por la libertad en contra de
los británicos había sido motivada, entre otras cosas, por el deseo de librar su suelo de
las tropas extranjeras.
“<‘El 23 de diciembre se aprobó otra resolución que no aceptó la India. Ver GUPTA, S. Op.cit. Pág. 251
208
de que había muy pocas posibilidades de llegar a un acuerdo provocado por un cambio
en las actitudes de otros países que no fueran los propios Pakistán y la India”.46
~ SHARMA, EL. Tite Kasitmir Sto’y. Pág. 48, GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 254, y DAWSON, P. Op.cít.
Pág. 296
209
De cualquier forma, ante la persistente intratabilidad del conflicto indo-pakistaní
por Jammu y Cachemira, no es de extrañar que actualmente uno de los argumentos
recurrentes de los críticos de la figura de Jawaharlal Nehru en la India sea recordar el
“gran error” que el ex primer ministro cometió al recurrir a la ONU, prometer un
plebiscito, transformar un asunto de interés exclusivamente interno en una cuestión
internacional, y conceder a Pakistán su lotus standi.45
discrepancia entre la India y Pakistán “es mucho más profundo que estas diferencias
aritméticas (refiriéndose a las tropas estacionadas en el territorio de Jammu y
Cachemira). Por debajo de ellas se encuentra el desacuerdo fundamental entre la India y
48Ver MADFIOK, BR. Op.cit. Cap.VIIJ, NIRMAL, A. y BARTARIA, V. Cp.cit. Págs. 4-5, y KAPOOR,
OP. Kasitmir Convictions Betrayecf Legaciles of Abdu//ait-.Vehru Nexus. Arun Publishing House,
Chandigarh 1995. Pág. 45
210
Pakistán acerca del origen, la evolución y el significado de la disputa de Cachemira, así
como del verdadero papel de la ONU, y este desacuerdo es tan predominante en junio
de 1953 como lo era en enero de 1948”. y se puede decir que continúa imperturbable a
comienzos del siglo XXI.
211
3.2. 1949-1965. LA cONSOLmACrÓN DR LA HOSZ~~AD
nma~mszud LA ¡ArTWACIa4rALIZ4CIÓN DEL COA7LICTO F
SUINCL7RSIÓNENLA GUERRA FR¿4
Nueva Delhi y Karachi podían partir de tres enfoques globales para impedir un
nuevo enfrentamiento armado. Primero: se podía dejar que la situación permaneciera,
más o menos, como estaba, respetando la línea de alto el fuego de manera que se
transformara gradualmente en una frontera internacional oficialmente reconocida.
Pakistán aceptaría el régimen de Sheikh Abdullah y Nueva Delhi reconocería la
existencia de Azad Kashmir y el dominio pakistaní en la Áreas del Norte. Este era el
tipo de acuerdo por el que se inclinaba la India. Segundo: las dos partes podían adoptar
estrategias encaminadas al cumplimiento de las resoluciones de la ONU y de sus planes
para la celebración de un plebiscito que abarcara todo el Estado de Jam.mu y Cachemira
como una sola entidad. Pakistán tendía hacia este tipo de solución con la esperanza de
que, bajo vigilancia internacional y con el Ejército de la India y Sheikh Abdullah fuera
de escena, el resultado le fuera favorable. Por último: siempre que Pakistán abandonara
su objeción inicial, se podía llegar a un compromiso para aceptar la división del Estado
por medio de la celebración de plebiscitos regionales o cualquier otro procedimiento
negociado.
Esta tercera opción fue la única que en último término pen’nitió la convergencia
de acuerdos mínimos desde los que construir una base firme para las negociaciones
bilaterales. Incluso antes de que la India retirara unilateralmente, por razones que serán
analizadas a continuación, su oferta de celebrar un plebiscito general de
213
autodeterminación, esta opción se había revelado como un instrumento imperfecto que
sólo podría desembocar en dramáticos desplazamientos de población. La división del
Estado, bien siguiendo los parámetros de la propuesta de Dixon para la celebración de
plebiscitos regionales, o bien mediante un acuerdo indo-pakistaní, era, como sigue
siendo, la mejor opción posible. Si se hubiera llegado a una solución del conflicto de
Cachemira por este medio, la India y Pakistán habrían podido comenzar a construir una
base de mutuo entendimiento para resolver sus otras muchas diferencias, también de
considerable magnitud y complejidad. Pero la falta de acuerdo sobre esta disputa se
convirtió, por la insistencia de Pakistán en anteponer su solución a cualquier proyecto
general de mejora de las relaciones bilaterales, en un obstáculo que impidió encauzar los
asuntos del subcontinente de una manera más ordenada y constructiva.
214
En las siguientes páginas vamos a estudiar la evolución de este desentendimiento
indo-pakistani durante el periodo que data desde el final de la primera guerra de
Cachemira en 1949 hasta las vísperas de la segunda guerra en 1965. Vamos a
comprobar que esta etapa, al igual que la mayoría de las que conforman la historia de
las relaciones indo-pakistaníes, está caracterizada por una consecución de errores
políticos y diplomáticos que sólo pudieron acarrear el comienzo de un nuevo
enfrentamiento militar. A pesar de que se presenciaron breves lapsos con buenas
expectativas, finalmente las suspicacias determinaron la intransigencia de las actitudes
india y pakistaní.
215
Por un lado estaban ciertos problemas concretos tales al comercio y a la crisis de
Bengala. Por otro, persistían problemas estructurales emanados de la naturaleza
imperfecta del Sistema de Partición. En esta categoría, Pakistán concedía especial
importancia a cinco materias. Primero: Cachemira. Segundo: la disputa sobre el estatius
de Junagadh. Tercero: la cuestión de la división de los canales acuíferos entre los dos
países a lo largo de la línea de división de 1947. Cuarto: la disputa sobre los derechos de
las propiedades desalojadas, bienes abandonados o arrebatados por la fuerza durante las
algaradas del verano de l947.~ Y, finalmente, la reivindicación de Pakistán de su parte
de los capitales financieros del Imperio británico que todavía retenía la India.
No obstante, este problema era más urgente para la India que para Pakistán. Los refugiados hindúes
habían dejado en Pakistán propiedades por un valor aproximado dc 5.000 millones de rupias, en contraste
con los 1.000 millones abandonados por los musulmanes, CJ-IOPRA, Surendra. Post Simia Indo-Pakistan
Relations, Con frontation to de-esc:aiation. Deep and Deep Publieations. Nueva Delhi 1988. Pág. 25
6BURKE, SM. y ZIRINO, L. Op.cít. Pág. 49, y CHOUDHURY, 03W. Op.cit. Pág. 180
216
adecuado y en una atmósfera alejada de la “psicosis de guerra” que prevalecía en el
subcontinente. Por ello era tan necesaria una preliminar declaración de “exclusión de la
guerra
Las relaciones comerciales se restauraron pero, a causa de la prolongada guerra comercial, nunca
llegaron a alcanzar las proporciones anteriores. Ver CHOUDHURY, 03W. Op.cít. Pág. 116-119
Liaquat Ah Khan habló de “la ocupación de la India” en Cachemira como una operación diseñada para
provocar el aislamiento y el estrangulamiento económico de Pakistán. “El gobierno y la población de
Pakistán no descansarán hasta que Cachemira sea liberada... A veces, cuando el tiempo pasa, incluso los
medios pacíficos pI]eden resultar tan perjudiciales y devastadores como la misma guerra”. “La cuestión de
Cachemira”, afirmaba Nehru en un telegrama a Liaquat Ah Khan cl 29 dejulio de 1951, “se habría
solucionado pacíficamente de acuerdo con los deseos de la población hace tiempo, como nosotros hemos
deseado desde el principio”, si no hubiera sido “por la importante circunstancia de que Pakistán primero
alentó, y después tomó parte activa, en la violenta agresión en contra del Estado y su población... Pakistán
intentó tomar posesión de Cachemira por medios violentos”. Ver BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 164, y
LAMB, A. Kasitn,ir. A Disputed Legacv. Págs. 222 y 223
217
ocasiones las solicitudes de Pakistán alegando que no entraba entre sus competencias
intervenir en ese conflicto territorial indo-pakistaní. Pero Pakistán, cuya única esperanza
de romper el inmovilismo de la India se encontraba en el estímulo internacional,
presionó con fuerza hasta conseguir que los primeros ministros de Australia, Gran
Bretaña, la India y Pakistán se reunieran para discutir el conflicto de Jamniu y
Cachemira “de una manera informal”.
Teniendo en cuenta que las propuestas que Pakistán presentó en Londres fueron
las mismas que Nueva Delhi había rechazado reiteradamente en la ONU, no es de
extrañar que estas negociaciones ni siquiera sirvieran para reducir la atmósfera de
hostilidad. Ah Khan insistió en la retirada de las tropas indias y de la administración de
Sheikh Abdullah. A cambio propuso el nombramiento de un administrador del
plebiscito con amplios poderes y el estacionamiento de tropas de la Commonwealth
durante la celebración del plebiscito. Hasta ese momento, se podía contemplar la
creación de una reducida fuerza conjunta indo-pakistaní que ejerciera una labor de
vigilancia en el Estado, lo que significaba la presencia pakistaní en las áreas controladas
por la India y viceversa.
En Cachemira Sbeikh Abdullah describió la propuesta como “humillante y deshonesta”, “Una vez que
tropas extranjeras ocupan un territorio bajo un pretexto u otro van para quedarse”. Sobre la autoridad del
administrador del plebiscito, declaró que “después de la amarga experiencia de Corea, es normal que la
población del Estado tema que el asentamiento de otro MacArthur en el apacible suelo de Cachemira
reduzca el Estado a un objeto de áspera controversia internacional”. GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 229
218
sine qua non hacia la celebración del plebiscito. La India sí expresó su aceptación de la
Brecher cree que al insistir en propuestas que la India había rechazado anteriormente, Pakistán
intentaba irritar a la India para que abandonara la Commonwealth. BRECI-IER, M. Op.cit. Pág. 45
~2 En junio de 1951 Pakistán envió una brigada a Azad Kashmir y la India respondió concentrando tropas
en la frontera de Pakistán Occidental. El 15 dejulio Liaquat Ah Khan anunció, algo exageradamente, que
“la mayoría del Ejército indio.,, está concentrada frente a las fronteras pakistaníes”. Las invocaciones a la
guerra santa en Pakistán hicieron que el bando indio lo viera como una señal de que se estaban realizando
preparativos para una ofensiva pakistaní. Dos interpretaciones divergentes de este período en
BLINKENBERG, L. Op.eií. Pág. 165, y LAMB, A. Kasitmir A DisputedLegacy Pág. 221
‘~ Liaquat Ah Khan señaló a Nehru enjulio de 1951: “El poder de las fuerzas armadas de la India en el
momento de la división era el doble que el de las de Pakistán. Desde entonces, ustedes han tratado
insistentemente de incrementar esa diferencia, no sólo reforzando sus fuerzas armadas sino intentando
lisiar las fuerzas pakistaníes negándoles la parte dc las dotaciones a la que tenían derecho por el acuerdo
del Sistema de Partición. Pakistán se ha visto por eíío forzado a gastar considerables sumas para lograr un
suministro injustamente retenido por la India... A causa de esta gran diferencia entre las fuerzas armadas
de los dos países, resulta inaudito sugerir que haya algún peligro de agresión en contra de la India por
parte de Pakistán. La mayor proporción de las fuerzas armadas dc la India, la manera en la que han sido
utilizadas de tiempo en tiempo en territorios vecinos, y las repetidas amenazas a la seguridad de Pakistán
al congregar sus tropas frente a las fronteras de Pakistán, no deja ninguna duda acerca dc dónde existe una
agresión potencial”. En LAMB, A. Kasitmir. A Disputed Legacv. Pág. 223
219
En octubre de 1951 el primer ministro Liaquat Ah Khan fue asesinado por un
fanático y sustituido por Khwaja Nazimuddin. Nazimuddin sólo permaneció en el cargo
hasta 1953 por su incapacidad para hacer frente a una inestabilidad política y unos
desórdenes públicos que se convirtieron desde entonces en rasgo distintivo del escenario
político y social pakistaní. “~ En contraste, en la India sólo se oían orgullosas expresiones
de seguridad nacional y las primeras alusiones a una adhesión definitiva de Cachemira.
Para 1952, la desilusión que experimentaba la India ante el injusto trato que
consideraba estar recibiendo en la ONU le llevó a adoptar una actitud que combinaba
cierta complacencia, ante el hecho de que ocupaba los territorios de Jammu y
Cachemira que más le interesaban, y arrogancia hacia Pakistán o cualquier otro país que
intentara presionarle en contra de su voluntad. Nueva Delhi tenía en estas fechas todo a
su favor Sheikh Abdullah gobernaba en .Jammu y Cachemira con el beneplácito de la
población. No había ningún poder exterior con capacidad para obligarle a aceptar la
celebración del plebiscito en unos términos que no considerara justos. Además, se sentía
moralmente satisfecha porque juzgaba que su renuncia a Azad Kashmir y las Áreas del
Norte y su aceptación de un plebiscito en el Valle de Cachemira había sido más que
generoso.
‘‘ Tras la muerte de .Jinnah en 1948 y, especialmente, desde el asesinato de Liaquat Ah Khan en octubre
de 1951, sc dio un vacío de liderazgo político en Pakistán que muy pronto conduciría al deterioro de su
política interna, que culminó con el golpe militar de Ayub Khan en 1958.
15 Ver BLINKENBERG, L. Op.cit. Págs. 166-167
220
3.2.2. 1953-1957. LA INTEGRACIÓN DE PAKISTÁN EN EL
BLOQUE MILITAR OCCIDENTAL Y LA RETIRADA DE LA OFERTA INDIA
PARA LA CELEBRACIÓN DEL PLEBISCITO
‘~ Ver BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Pág. 39, y GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 256
221
Frente a la radicalización de algunos círculos en el gobierno pakistaní que
instaron al cese de las conversaciones con la India, ‘~ Ah Bogra impulsó el adelanto de
un nuevo encuentro con Nehru que le valió no pocas críticas en Pakistán.20 Las
reuniones celebradas en agosto en Nueva Delhi no fueron enteramente inútiles. Ah
Bogra y Nehm estuvieron de acuerdo en que “el método más viable para conocer el
deseo de la población era un plebiscito justo e imparcial”. Los dos primeros ministros
acordaron negociar personalmente las cuestiones preliminares que anteriormente habían
impedido el avance, para lo que pidieron a políticos y medios de comunicación en sus
respectivos países que alentaran activamente una atmósfera de paz y cooperación.2’
~ El periódico pakistaní Tite Dawn publicó un articulo señalando que la mayoría de la gente prefería que
el primer ministro pakistaní no continuara con sus conversaciones con Nehru. The Dawn. lO de agosto de
1953. En BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.eit. Pág. 40
20 Ver BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 170, y GUPTA, 5, Op.cít. Págs. 269 y 270
21 Ver Joint Communiqae un Prime Ministers’ Talles in New Delhi, ¿Issued un Me 21” August, /953). En
RAO, O. Op.cít. Págs. 295-296. La opinión pública en la India dio la bienvenida a esta poco corriente
manifestación de buena voluntad, En Pakistán la reacción fue o bien de cautela, o bien contraria a los
vagos principios que habían trascendido de las conversaciones. Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 270-271
22 LAMB, A. Kashmir, A DLsputed Legacv. Pág. 226
22 En agosto Ah Bogra había estado dc acuerdo con Nehru en que el norteamericano Nimitz no era la
persona más adecuada para ostentar el cargo porque provenia de una de las dos grandes potencias de la
Guerra Fría. Pero el mismo día en el que el diario pakistaní Dawn tachaba el rechazo de Nehru a Nimítz
de un intento por “provocar un obstáculo entre EEUU y Pakistán y también de crear una situación en la
que la disputa de Cachemira dejara a todos los efectos de ser una cuestión viva ante la ONU”, Ah Bogra
222
discordia estuvo provocado por la omisión que la declaración de agosto hacía del papel
de la ONU y sus resoluciones sobre la cuestión de Cachemira. Si la declaración hubiera
regulado la forma en la que se debía conducir la celebración del plebiscito se podría
haber compensado esta omisión. Pero no fue así, de forma que cuando la oposición de
gran parte de la opinión pública pakistani consiguió reducir el margen de maniobra de
Ah Bogra, Nehru se aferró a las tradicionales exigencias de la India a propósito del fin
de la agresión y de la presencia de tropas pakistaníes en suelo cachemiri»
La Guerra Fría supuso para Pakistán un factor más beneficioso que perjudicial.
Teniendo en cuenta que comenzó su existencia siendo un país económica y militarmente
mucho más débil que la India, sus líderes sabían que la nivelación de poderes regional
estaba descompensada a favor de la India, y que su posición con respecto a Cachemira
necesitaba un peso que equilibrara la balanza. Esta situación condujo a Pakistán a una
búsqueda incansable de apoyo político y militar en el exterior.
señalaba que se tenía que volver a considerar el nombramiento de Nímitz, Ver GUPTA, 8. Op.cít. Pág.
273, y BLINKENBERG, L, Op.cit. Pág. 172
24 BIRD WOOD, Lord. Op.eít. Pág. 119, y BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Pág. 41. Pese a la mala
atmósfera prevaleciente, Nehru y Ah Bogra alcanzaron en diciembre de 1953 un acuerdo para el
nombramiento de un Comité Indo-pakistaní que estudiaría las medidas preliminares a la celebración del
plebiscito. Pero la definitiva alineación militar de Pakistán con Occidente hizo que los líderes indios
desecharan definitivamente la idea del plebiscito. BIRDWOOD, Lord. Opeil. Pág. 123
2S Ver GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 273, y BURKE, SM. y ZIRJNG, L. Op.cit. Págs. 222-223. D.H. Butaní
sugiere que tuvo mucha fuerza el miedo del gobierno indio a que la naturaleza comunal del acuerdo diera
lugar a enfrentamientos civiles a lo largo de toda la Unión. BUTANI, Dli. Op.cit. Págs. 180-181
223
Por lo que se refiere a la Unión Soviética, Moscú había sentado un mal
precedente para el desarrollo favorable de sus relaciones con Pakistán al no reconocer la
necesidad de la creación de la nación islámica, y al asumir la tesis del Partido del
Congreso y su deseo de conservar una India unida. Moscú no reconoció oficialmente a
Pakistán hasta 1948, y las relaciones bilaterales entre ambos países se resintieron
durante varios años. En 1950 el primer ministro pakistaní ignoró una invitación para
visitar Rusia, mientras que poco después aceptó otra para acudir a EEUU, iniciando así
un largo período de estrechos vínculos entre los dos paises:
27 BURKF, SM. y ZIRING, L. Op.cít. Págs. 119-135. Para un estudio sobre el inicial acercamiento de la
India a países comunistas como Rusia o China y su desconfianza de EEUU ver BOWLES, Chester.
Ámbassador~s Repore. Harper& Brothers. Nueva York 1954. Cap. 15
25 Pakistán firmó el Tratado Turco-pakistaní el 2 de abril de 1954 (núcleo del futuro Pacto de Bagdad y de
la Organización del Tratado Central, CENTO) y el Tratado de Mutua Asistencia en Defensa con FEUL el
19 de mayo de 1954. En septiembre dc 1954 se integró en el Tratado de la Organización del Sudeste
Asiático, SEATO, convirtiéndose en un vínculo crucial entre la SEATO y e] Pacto de Bagdad (CENTO).
Teniendo en cuenta que por medio del Pacto de Bagdad Pakistán también se relacionaba con la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) gracias a Turquía, está claro que Pakistán
desempeñaba un papel muy importante en la contención en Occidente del mundo comunista. Según
algunos investigadores, hay evidencias de que Pakistán estaba tan deseoso de llevar a cabo la tarea que se
le babia asignado que incluso intentó integrarse en la OTAN. Ver CI-IOPRA, Surendra. Perspectivas un
Pakisían~s Foreign Po/ley. Guru Nanak Dcv University Prcss, Amritsar, 1983. Pág. 125
224
miró a Occidente, no fue tanto a causa del entonces en boga miedo al comunismo
internacional como lo fue a causa de su miedo a una agresión india”.29
29
CI-IOUD1-IURY, 03W. Op.cít. Pág. 6
Jawaharlal Nehru transmitió sus inquietudes a Mohammed Ah en una extensa carta en la que
reafirmaba la política de no alineación de la India y tachaba la nueva alianza militar pakistaní de “acto de
enemistad cargado de peligro” y de una “provocación de guerra” que por fuerza repercutiria en la
atmósfera psicológica entre los dos países y a las cuestiones que estaban tratando, “especialmente, al
conflicto de Cachemira”, Ver LAME, A. Kas/unir. A Dispated Legacy. Pág. 228. Respecto a Jammu y
Cachemira. se señaló que la nueva situación militar en el subeontinente afectaba al proceso de
desmilitarización del Estado. Si en Pakistán se situaba un poder militar poderoso, sus fuerzas podrían
entrar en Cachemira en pocas horas aunque anteriormente se íes hubiera hecho retirarse 30, 40 o 50 millas
hacia el interior de Pakistán. GUPTA, 5. Op.cít. Pág. 279
Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 279-280. SM. Burke y L. Ziring denuncian que a pesar deque Nehru
declaró en el contexto de las relaciones sino-indias que “la amistad natural no existe si tu eres débil y si
eres menospreciado como un país débil”, en esta ocasión no comprendió que Ah Bogra defendiera que
solo se podía construir una relación sana entre la India y Pakistán silos amplios márgenes existentes
entre la fuerza de la India y la debilidad de Pakistán pudieran ser reducidos”. Ver BURKF, SM. y
ZIRING, L. Op.cit. Págs. 39 y 220
225
cometer agresiones en contra de otros países, “si la India atacara Pakistán no habría
32
ninguna limitación para la utilización de la ayuda militar norteamericana
Los autores pakistaníes Aziz Beg y G.W. Choudhury coinciden en que “la
noticia de la ayuda militar americana a Pakistán concedió a Nehru una excusa perfecta
para retractarse de su compromiso de celebrar unas elecciones libres en Cachemira~~.35
Mientras que Scott Reid, ex alto comisionado de Canadá en Nueva Delhi conocido por
sus críticas a las políticas de Nehru en Jammu y Cachemira, afirmó en sus memorias
que Nehru era sincero en su compromiso, y que si las armas norteamericanas no
hubieran comenzado a circular por Pakistán es muy posible que se hubiera celebrado la
consulta popular: De cualquier forma, como subraya 13.L. Sharma, la repercusión más
inminente de la alineación militar de Pakistán en lo que se refiere a la cuestión de
Jammu y Cachemira fue que con ella “murió el plebiscito con una muerte
vergonzosa 37
~ Nehru consideró que la ayuda militar aumentaba la tensión en el subeontinente. El primer ministro
indio no podía confiar en las garantías concedidas por EEUU de que no se toleraria que Pakistán utílízara
sus armas en contra de la India porque el mundo había ignorado la agresión que ya se había cometido en
Cachemira. La ayuda militar a Pakistán habia llegado en un desafortunado momento, cuando se habían
hecho grandes progresos. Nehru juzgó que la reciente alianza militar suponía “una forma de intervención”
en estas cuestiones pendientes de solución entre Pakistán y la India. “La India no tiene intención de
rendirse o trocar su libertad por ninguna causa o bajo ninguna compulsión”. Ver BLINKENBERG, L.
Op.cít. Pág. 175, y GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 280
~ Ver CHOUDHURY, G.W. Op.cit. Pág. 87, y BEO, Aziz, Captive Kas/unir. Allied Busíness
Corporation. Lahore 1957. Pág. 76
Habiendo heredado una nación mucho más autosuficiente que sus vecinos
pakistaníes, los líderes indios se habían esforzado por confeccionar una política de
exteriores independiente y neutral. Pero diplomáticamente la India demostró menos
sagacidad que Pakistán, porque ello no le supuso el mantenimiento de relaciones
fructíferas con las dos grandes potencias, y en último término acabó necesitando una
asociación muy próxima, y estratégicamente muy rentable, con la Unión Soviética.
227
de Seguridad acerca de la cuestión de Cachemira tampoco favoreció la creación de un
buen vínculo con la India.38
28 BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 351. Ver el cambio de posícionamiento de Stalin sobre esta cuestión
en RAY, II. Op.cit. Págs. 8-22
40 Nehru había visitado antes la Unión Soviética y había sido elogiado por la prensa rusa como “baluarte
dc la paz” y “uno de los estadistas más importantes dc la era”. LAME, A. Kashrnir, A Disputed Legucy.
Pág. 230, En la India, Khrushchev anunció que “la cuestión de Cachemira como uno de los estados
constituyentes de la República de la India ya ha sido decidida por la población del Estado,., Los hechos
demuestran que la población de Cachemira no desea que Cachemira se convierta en un juguete en manos
de las fuerzas imperialistas”. “En lo que respecta a Cachemira hemos presenciado mientras hemos estado
allí la intensa alegría con la que la población de Cachemira aprecia su liberación nacional, considerando
su territorio como una parte integrante de la India”. Ver GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 300
~‘La URSS ofreció en secreto al gobierno de la India “todas las arruas que necesitaba, sin limitaciones en
su utilización”. En un principio los indios rechazaron la oferta queriendo ilustrar, según Brines, “la no
agresividad fundamental del gobierno indio”, pero más adelante la India aceptó la oferta. BRINES, R.
Op.cít. Págs. 145-146. En BLINKENEERG, L. Op.cit Pág. 353
228
Sisir Gupta reconoce que el apoyo soviético a la causa india por Cachemira fue
bienvenido, pero matiza que existía una diferencia fundamental entre este apoyo y el
que Pakistán había buscado de sus aliados occidentales. A pesar de que era evidente que
existía un condicionante directamente relacionado con la Guerra Fría en el enfoque ruso
de la cuestión de Cachemira, este enfoque no era el resultado de una política india
dirigida a la obtención de ayuda militar o política. Era el desenlace natural de la
42
alineación militar de Pakistán con el bloque occidental. Por el contrario, el
norteamericano Ross H. Munro secunda otra opinión minoritaria, aunque bastante
generalizada en Pakistán: la India explotó al máximo su alianza con la URSS y se
benefició de las dinámicas de la Guerra Fría más que Pakistán. Su supuesto no-
alineamiento nunca fue real.43
Sea como sea, el período transcurrido entre 1954 y 1955 presenció la absorción
del conflicto de Jammu y Cachemira por la voracidad de la Guerra Fría y el nacimiento
de una nueva causa para la discrepancia en las políticas exteriores de ambos países.
‘~ MUNRO, Ross 1-1. “Ihe Loser India of the Nineties”. Strateeíc Studies. N0 l&2. Otoño-Invierno de
1993, Págs. 80-89. Los autores propakístaníes denuncian que la India comenzó a recibir una asistencia
militar soviética que compensó la ayuda militar que Pakistán estaba obteniendo de EEUU. Además,
también recibió de EEUU, en especial a partir de 1958, ayudas para el desarrollo económico que Ñeron
desviadas para los presupuestos de Defensa. La ayuda norteamericana permitió que la India se
concentrara en un proceso de industrialización a costa de la agricultura. El resultado fue el comienzo de
una gran crisis en la agricultura y que la industria fabricara una proporción cada vez mayor de sofisticadas
armas para las que Pakistán dependía de fuentes externas. Ver LAMB, A. Kashnzir. A Disputad Legacy.
Pág. 231. Después deque Pakistán y EEUU firmaran el Pacto de Acuerdo de Defensa Mutuo cl 19 de
mayo dc 1954, la India y Pakistán comenzaron una carrera annamentística que ha ido aumentando a lo
largo de los años. Aunque en términos generales la India ha empleado muchos más recursos que Pakistán,
en términos relativos el esfuerzo de la nación islámica en el desarrollo de su Ejército ha sido
notablemente superior. Un estudio sobre los efectos inmediatos de la ayuda militar de EEUU a Pakistán
en MUTTAM, John. US. Pakistan and India, A Study of U.& Ro/e in tite India-Pakistan Arms Raca.
Síndhu Publications, Nueva Delhi 1974
229
El nuevo primer ministro cachemirí, Bakshi Ghulam Mohammed, accedió al
cargo afirmando su compromiso con la adhesión definitiva a la India, y en poco tiempo
anunció que la cuestión del plebiscito estaba cerrada porque la Asamblea Constituyente
de Jammu y Cachemira se había adherido a la India “de forma final e irrevocable”.44
Desde Pakistán se pidió al gobierno indio que desautorizara este tipo de
pronunciamientos. Pero las respuestas provenientes de la India fueron equívocas.45
Nueva Delhi ratificó su compromiso con la celebración del plebiscito, pero aludiendo a
la dificultad de progresar en la desmilitarización del Estado a causa de la ayuda militar
de EEUU a Pakistán. Esta pertinacia, considerada en Pakistán parte de una maniobra
encaminada a condenar la celebración del plebiscito al olvido, llevó a Ah Bogra a
proponer de nuevo la mediación de la ONU.46
~ Nehru respondió que “(Bakshi Ghulam Mohammed) tiene libertad para expresar sus opiniones de la
forma que elija”. No obstante, insistió en que la India todavía acataba sus compromisos internacionales,
matizando que éstos estaban sujetos “a los cambios que puedan producirse por otros eventos y a que no
ocurra nada”, Lord Bírdwood ironiza acerca de la declaración de Nehru de que acataba su compromiso
internacional y a la vez consideraba que la Asamblea Constituyente tenía el derecho de expresar
libremente su voluntad: “Si esta no es una contradicción de términos, la gramática inglesa debe ser
revisada”. BIRDWOOD, Lord. Op.cít. Págs. 124 y 125, Elinkenberg sí considera que sc puede encontrar
lógico que la Asamblea cachemirí pudiera expresarse libremente, “pero sin relevancia legal en la ley
internacional porque el gobierno de la Unión era el único responsable de la política de exteriores de la
India. Por lo tanto, la promesa realizada por la India ante la ONU todavía era la única cuestión relevante”.
ELINKENBERG, L. Op.cít. Pág. 174. Paradójicamente, es un autor pakistaní el que señala que el 10 de
mayo Nehru desautorizó con rotundidad en el Consejo de los Estados Indios las declaraciones de Bakshi
Ghulam Mohammed y ratificó su firme compromiso con la celebración de un plebiscito. Ver RAHMAN,
M. Op.cit. Pág. 97
46 “Si usted todavía está dispuesto a mantener, a pesar de mis garantías, que la ayuda militar de EEUU
tiene un peso directo y material sobre la cuestión de la desmilitarización de Cachemira.,. Sí por ello usted
considera que el contexto de las negociaciones sobre Cachemira ha cambiado en el sentido señalado,
entonces no es probable que nuevas negociaciones entre nosotros vayan a resultar fructíferas”. 14 dejulio
de 1954. BIRDWOOD, Lord, Op.cit. Pág. 127
230
influencia del gobernador general, el nuevo gobierno pakistaní accedió a entablar una
nueva ronda de negociaciones directas con la India.
Entre enero y mayo de 1955 tuvieron lugar unas conversaciones que abarcaron
distintos campos de cooperación. Al tiempo que se solucionaron otras disputas
fronterizas, la cuestión de Cachemira fue analizada desde una perspectiva inédita que,
aparentemente, puesto que se mantuvo en secreto, dio buenos resultados iniciales.47
Parece ser que los términos generales del acuerdo aludían a una división negociada de
forma bilateral, pero la creciente inestabilidad política en Pakistán y la presión de la
opinión pública volvieron a obstaculizar el acuerdo.
~ Ambos bandos optaron por la cautela para salvaguardar las negociaciones de influjos nocivos por parte
de sus respectivas opiniones públicas. Al final de las conversaciones Mohammed Ah declaró en Pakistán
no estar decepcionado” y añadió que “los métodos que hemos analizado pueden ser nuevos. Es un
enfoque menos inflexible que eí anterior. Hay algunas nuevas ideas”, GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 289. Según
el autor indio Sisir Gupta, es posible que se hubiera iniciado un acuerdo por el que la India conservaria el
Valle de Cachemira a cambio de algunas concesiones en otras zonas del Estado. GUPTA, 5. Op.cit. Pág.
290. Según el investigador pakistaní Mushtaqur Rahman, Ghulam Mobammed aceptó la renovación de
has negociaciones al margen de la ONU con la condición deque la India concediera las ciudades de
Poonch y Mirpur a Pakistán antes de empezar la retirada militar. RAIIMAN, M. Op.cit. Pág. 97
231
Una orden presidencial en mayo de 1955 amplió las atribuciones de la
Constitución de la India en Cachemira y el proceso de integración definitiva del Estado
pareció imparable. A finales de 1955 Nehru reconoció públicamente por primera vez
que la India no deseaba seguir discutiendo una solución basada en el plebiscito y que
prefería investigar alternativas como la división de .Jammu y Cachemira o los
49
plebiscitos regionales. Por su parte, Chaudhri Mohammed Ah, al contrario que su
predecesor, excluyó la posibilidad de dividir el Estado. Pakistán mantenía su
compromiso con la celebración de un plebiscito general.
Los autores indios y pakistaníes han ofrecido distintas tesis para explicar que
durante esta crucial etapa, en la que se estudiaron proyectos de resolución de la cuestión
de Cachemira sobradamente razonables, resultara imposible acabar con esta importante
causa de hostilidad indo-pakistaní. El indio Sisir Gupta enumera tres condicionantes
fundamentales: 10 la existencia de elementos poderosos en ambos países,
especialmente Pakistán, que no aceptarían fácilmente ningún acuerdo o ni siquiera un
~ En palabras de Nehru, “aunque estoy dispuesto a discutir cualquier aspecto de esta cuestión, si ellos (los
pakistaníes) quieren ser realistas, deben aceptar los cambios y deben tener en cuenta todo lo que ha
ocurrido durante estos siete u ocho años y no hablar en términos de lo que ocurrió ocho o nueve años
antes”. El 2 de abril Nehru atendió a la pregunta de si seguía inclinándose por la celebración del plebiscito
en Cachemira, y su respuesta confirmó que había abandonado esa tesis: “como persona práctica, pienso
que nos está llevando a un callejón sin salida”. GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 303
Ver, entre otros, HEWITT, V. Op.cit. Pág. 183, y WIRSING, R. Op.cít. Págs. 121-122
232
movimiento de aproximación a unas relaciones más amistosas; 20 la confianza puesta
por Pakistán en agencias exteriores; y 30 la abrupta introducción de la Guerra Fría en
esta región con la asistencia militar de EEUU a Pakistán”. Gupta también recuerda que
“la estabilidad política todavía estaba esquivando a Pakistán”.52
De hecho, como indica Blinkenberg, “el arresto de Sheikh Abdullah no sólo fue
importante en lo que afectaba al desarrollo interno en Cachemira o a la política india en
general... Fue especialmente relevante porque ocurrió en un período en el que el acuerdo
con Pakistán sobre el ¡lauro de Cachemira estaba al alcance de la mano. Resulta fácil
señalar, como se ha hecho en la India, que el tono de la prensa pakistaní y de otras
,,54
expresiones públicas volvieron muy pronto a las antiguas recriminaciones , sin
embargo, “el desarrollo interno en la parte de Cachemira ocupada por la India había
dado a Pakistán razones para dudar de las serias intenciones de la India para solucionar
el conflicto”.5~
233
disposición por negociar. La única motivación real de Nehru para conversar con Ah
Bogra. asegura G.W. Choudhury, había sido salir del apuro del levantamiento popular
que siguió al arresto de Abdullah. Pero cuando la situación volvió a la normalidad,
Nehru se retracté de las promesas que habia hecho a Mohammed Ah en agosto de 1953,
56
“igual que se había retractado de sus anteriores promesas a la ONU
234
13 de agosto de 1948 y el 5 de enero de 1949 que establecían que se debía celebrar un
plebiscito general.
Del contenido de las dos resoluciones que generaron estos debates se extrae la
sensación de que el Consejo de Seguridad retomó la cuestión de Cachemira con bastante
reticencia cuatro años después de haber optado por las negociaciones bilaterales. La
comedida actitud adoptada por el Consejo de Seguridad sólo se puede entender dando
por hecho que preveía que su mediación tampoco iba a servir esta vez y consideraba que
la India y Pakistán tendrían, tarde o temprano, que arreglar sus problemas de forma
bilateral. De esta forma, las esperanzas de Pakistán no se vieron correspondidas por la
realidad. Aunque consiguió el apoyo moral en unas resoluciones que se mostraban cada
vez menos condescendientes con la posición de la India, no obtuvo el paso “inequívoco
y convincente” que la prensa pakistaní había reclamado al Consejo de Seguridad.
Los desacuerdos que habían impedido una consulta popular en la pnmera fase de
mediación de la ONU subsistían en 1957 aumentados por nuevos elementos de
discordia, en especial por la alineación militar de Pakistán. De la exposición realizada
por el representante de la India ante la ONU, el ministro de Defensa Krishna Menon,59
se deduce que, para estas fechas, Nueva Delhi ya no estaba dispuesta a acceder a ningún
esquema de resolución que no contemplara el mantenimiento, más o menos exacto, del
statu quo. Los cambios presenciados en el panorama político general en el
~ Menon pronunció extensos alegatos definidos por algunos autores como maratonianos y reverenciados
desde entonces por el bando indio como máximo exponente de su causa. Ver SHARMA. HL. Tite
Kas/unir Story. Pág. 97. También le valieron a Menon por parte de algún autor pakistaní la definición de
“filibustero manido”, BEG, A. Op.cít. Pág. 56
235
subeontinente permitían a la India dejar de considerar vinculantes las anteriores
resoluciones de la ONU.
de la resolución del 24 de enero, pero no la vetó probablemente en señal de protesta por que la India había
solicitado la retirada de sus tropas de Hungría. Un estudio de la evolución de la actitud de los rusos en el
Consejo de Seguridad en RAY, H. Op.cit. Págs. 9-57
Ambos países parecían estar tan lejos el uno del otro como lo habían estado en enero de 1948, pero lo
cierto es que se habían distanciado aún más Por lo menos el enfado y la impaciencia de Pakistán habían
aumentado mucho y la opinión pública, representada por la prensa, reflejaba odio y amenazas”. III
periódico Pakistan Times publicó que “las tribus estaban preparadas para retomar la lucha” y el ministro
de Exteriores pakistaní subrayó que aquellas “tribus no podían seguir siendo alimentadas con promesas”.
236
resolución que únicamente solicitaba al presidente del Consejo, Guimar Jarring, que se
trasladara al subeontinente para mediar entre los dos gobiernos.64 Como era fácil de
prever, en su informe del 29 de abril de 1957 Jarring reconocía no haber tenido más
éxito que Dixon o Graham.65
Algo más tarde, Dawn denunció las “tácticas nazis en la Cachemira ocupada” y acusó a las Fuerzas de
Seguridad de la India de cometer “un genocidio extendido”. BLIiNKENBERG, L. Op.cit. Pág. 207
237
Jarring reconoció que podían “súrgir graves problemas en conexión y como resultado de
u 67
tal plebiscito
Siguiendo la línea que había iniciado desde el comienzo de esta segunda fase de
mediación, la India también rechazó esta resolución. En esta ocasión, Menon reveló su
68 Ver HLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 209, GUPTA, S. Op.cit. Pág. 325, y BEG, A. Op.cit. Pág. 45
Durante los debates Jarring sugirió que algunos de los aspectos legales de la cuestión de Cachemira
fueran remitidos al Tribunal Internacional de Justicia. La India no rechazó la idea, Pakistán se mostró
muy cauto y alegó que las cuestiones implicadas eran de una naturaleza más política que judicial, pero
más tarde utilizó los canales diplomáticos para convencer a otros paises de que ésta no era una buena
idea. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 211
Pakistán aceptó las recomendaciones. Pero Nueva Delhi rechazó las cinco
propuestas utilizando unos argumentos que demostraron, de forma casi insolente, su
rechazo a cualquier tipo de negociación que no se limitara a un estricto ámbito bilateral
y que finalizara en un acuerdo basado en Ja solución del statu quo.74
~ Entre otras explicaciones, la India declaró que se oponía al estacionamiento de tropas de la ONU en
Pakistán porque ello sería un acto impropio de poca camaraderia hacia un país con el que deseaba las
mejores relaciones de amistad. La India también alego que, puesto que Pakistán no había cumplido sus
obligaciones iniciales y no existía ninguna disputa territorial, una declaración acerca de la integridad de la
CFL podía denotar la “eliminación de los compromisos previos”: que el estudio acerca de cómo
administrar el territorio de Azad Kashmír “tenderia a evadir y obviar la principal cuestión de la ocupación
ilegal de territorio indio por parte de Pakistán”; que la India no volveria a discutir la propuesta del
plebiscito “a raíz de sus objeciones preliminares”; y que la conferencia entre los primeros ministros
colocaría “al agresor y al agredido al mismo nivel”. GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 335 y 336
~ El informe reflejaba una enorme frustración. Ver LAMB, A. Kas/unir. A DisputedLegacy. Pág. 178
239
réplicas mutuas. Pero en julio de 1958, en un contexto de invocaciones a la guerra por
parte de la oposición política, el entonces primer ministro pakistaní, Feroz Khan Noon,
adoptó una actitud pragmática y favoreció el inicio de nuevas negociaciones bilaterales
con la India que se materializaron en [a concesión por parte de la India de un enclave de
76
su territorio en Bengala Oriental. No obstante, este entendimiento temporal duró poco
tiempo y a finales de la década de los 50 el escenario político global se vio
conmocionado con el comienzo de la dictadura militar en Pakistán y con el inicio de la
hostilidad sino-india en una atmósfera de creciente camaradería sino-pakistani.
76 Uno de los problemas originados por la división habia sido la definición precisa de las fronteras entre la
India yPakistáwOriental. -A-lo -1-argo de-la- década -de-los años -50-se produjeron muchos incidentes -en estas
fronteras que dieron lugar a intentos convulsivos por llegar a acuerdos negociados. El acuerdo alcanzado
se formalizó con un tratado por eí que la India cedía a Pakistán Oriental unas 5 millas cuadradas de
territorio en Bengala Occidental, la localidad dc Berubarí. Ver RAZVI, M, Op.cit. Págs. 56-58
~ LAMB, A. Kas/unir A Disp¡~ted Legacy. Pág. 234. M. Rahman afirma que Mountbatten le dijo a
Nehru: “por primera vez tienes a un opositor de la Liga Musulmana, y no a un político y él puede arreglar
las cosas”, pero Nehru continuó tratando a Ayub Khan con desprecio porque era un gobernante militar,
RAHMAN, M. Op.cít. Pág. lOO. Choudhury también insiste en que Ayub Khan hizo sinceros esfuerzos
240
Blinkenberg considera que con el comienzo del régimen militar se acabaron todas las
posibilidades de reconciliación y se frustró el prometedor acercamiento iniciado por
Feroz Khan Noon en 1958.78
SM. Burke, en su nada condescendiente obra con las políticas indias Pakistan’s
Foreign Policy, confirma que los efectos inmediatos de la subida al poder de Ayub
Khan no fueron favorables. Ayub Khan se comprometió a continuar la lucha por la
liberación de Cachemira. Su objetivo era solucionar sus disputas con la India de forma
amistosa, pero la intransigencia india podía obligar a Pakistán “a adoptar medios que no
sean pacíficos”. Este mensaje fue lógicamente recibido como un desafio en Nueva
Delhi, donde se denunció la falta de legitimidad de una “dictadura militar descubierta” y
se aludió a “los riesgos y peligros.., inherentes a tales sistemas”. No obstante, poco a
poco Ayub Kiian fue adoptando un talante más pragmático. En su discurso de
abrogación de la Constitución se expresó con desdén en contra de los políticos
beligerantes. En marzo de 1959, el discurso del nuevo presidente pakistaní negaba la
posibilidad de alcanzar una solución por medio de la guerra y exhortaba a la India a
solucionar las discrepancias mutuas de forma justa para iniciar una relación de
cooperación mutua.
Como precisa Sisir Gupta, la actitud del nuevo régimen hacia la India y
Cachemira evolucionó lentamente y de forma inconstante.80 Pero por lo general, Ayub
Khan no demostró la misma disposición que algunos de sus predecesores por alcanzar
una solución por medio de una división negociada, lo que, en el marco del nuevo
posicionamíento indio, equivalía a cerrar las puertas a una solución. En cualquier caso,
la adjudicación de la responsabilidad por la favorable o negativa evolución de la disputa
para terminar con “las corrosivas discordias entre los dos países” y barrer la herencia de odio y
desconfianza que había dejado tras de si el Sistema de Partición. C[-IOUDHURY, G.W. Op.cít. Pág. 215
~ Blinkenberg se basa en las memorias de Ayub Khan para defender que no introdujo ningún enfoque
nuevo en los problemas que le enfrentaban con la India. Ayub Khan consideró que “la amenaza desde la
India a nuestra seguridad y existencia era tanto real como constante. Los esfuerzos de la India en el
campo de la política de exteriores estaban todos dirigidos hacia ~in objetivo, el aislamiento de Pakistán y
su desintegración”, por ello, Pakistán debía “aceptar la condición de la implacable hostilidad de la India y
aprender a vivir con ella”. KHAN, Ayub. Friends ¡Vot ¡tfasrers. Londres 1967. Pág. 117, En
BLINKENBERG, L. Op.cíi. Pág. 222
~‘> BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cít. Pág. 231, y CHOUDHURY, G.W. Op.cit. Pág. 216
241
indo-pakistaní a una sola persona, por mucho que fuera el responsable único de las
políticas pakistaníes, supone minimizar en extremo una disputa con amplias y diversas
ramificaciones. De hecho, Ayub Khan era el responsable del gobierno pakistaní cuando
se alcanzó con la India el emblemático Indus Water Trealy (Tratado de las Aguas del
indo), pero también lo era cuando estalló la segunda guerra indo-pakistani.
~‘ En abril dc 1959 un avión indio que sobrevolaba territorio pakistaní fue derribado y su tripulación
arrestada provocando una situación de extrema tensión. La India mantuvo que había sido un error de
navegación, y ambos gobiernos optaron por abstenerse de provocar un aumento de la crisis. Jan Stephens
afirmó en 1963 que era un avión espía. STEPHENS, 1. Op.cit. Pág. 252
$2
Pakistán dependía enteramente para su agricultura del indo y sus afluentes, Algunos de los afluentes del
Indo, como ¡os nos Sutlej, Ravi y Chenab, Luían a través dc la India antes de entrar en Pakistán y los
canales de la India se quedaban con gran parte del agua a costa de los canales pakistaníes. El control de
estos nos y canales daba a la India el poder sobre la supervivencia de gran parte de Pakistán Occidental.
El Banco Mundial consiguió que en 1959 se celebraran unas reuniones en las que se decidió que las aguas
de la cuenca del indo serian repartidas. Los ríos Sutlej, Heas y Ravi serian utilizados por la India, el
Chenab, Jhelum e Indo por Pakistán. Tal división sólo funcionaría en la práctica si se acompañaba de
algún proyecto de construcción de canales de unión que condujeran el agua a través de la parte oriental
del Punjab pakistaní. El 19 de septiembre de 1960, Jawaharlal Nehru y Ayub Khan firmaron en Karachi el
nuevo tratado sobre estas bases, Un estudio pormenorizado sobre las negociaciones, la importancia y el
contenido del tratado en GU1..HATJ, Nirajan D. Indus Water T,’eatv, Aa exca/se la International
Media/ion. Al/lcd Pab/ishcr,s. Nueva Delhi 1973
242
Alastair Lamb asegura que la resolución de estas disputas fue recibida en
Karachi como muestra de una fuerte disposición en Nueva Delhi para rectificar los
defectos del Sistema de Partición. “El presidente Ayub Khan estaba tan impresionado
por el progreso diplomático alcanzado en este período que comenzó a explorar una
reestructuración fundamental de la arquitectura básica de las relaciones indo-pakistaníes
por medio de un tratado de defensa conjunto del subcontinente” 83
Pero Ayub Khan presentó un requisito que hizo que la India, y los autores más
próximos a su posicionamiento, desconfiaran de las verdaderas intenciones de Pakistán:
solucionar previa y definitivamente la disputa por Cachemira. El gobierno indio creía
que Pakistán estaba intentando explotar su situación de debilidad en las fronteras con
China para obtener rentabilidad política en Jammu y Cachemira. Y Choudhury denuncia
que “ni siquiera las amenazas de China” fueron suficientes para “provocar un gran
cambio en la actitud fundamental de Nehru hacia Pakistán”.86 El primer ministro indio
~ Ayub Khan declaró a la revista norteamericana Eorcing Ajjhir.s en 1960: “Como estudiante de la guerra
y la estrategia, puedo ver con claridad el inexorable avance del norte... (China y la Unión Soviética).., en
dirección a las calientes aguas del Océano Indico, Este avance está destinado a crecer si la India y
Pakistán continúan peleando el uno con el oiro”. LAMB, A, Kas/unir, A DisputedLegaey. Pág. 237
~ Ver, por ejemplo, BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 232-233, LAMB, A. Kas/unir A Disputed
Legue-y Págs. 236-237, y CHOUDHURY, (3W. Op.cit. Pág. 216
243
consideró que la mejor alternativa para abordar el “plan de concordia” solicitado por
Ayub Khan era la firma de la declaración de “exclusión de la guerra” que Pakistán había
rechazado siempre. La insistencia de Nehru se enfrentó a la tradicional objeción
pakistaní: primero se debía solucionar la disputa de Cachemira.
~‘ Cuando Ayub Khan subió al poder se reafirmé como firme estadista pro-Occidente, y sus visitas a
EEUU y sus artículos en la revista Foreign Atjáirs le valieron la reputación “de scr un firme, leal soldado,
inflexiblemente anticomunista y personalmente pro-americano, la cualidad por la que, desgraciadamente,
muchos líderes extranjeros son frecuentemente clasificados en Washington”. BRINES, R. Op.cít. Pág.
131. En BLINKENBERG, L. Opcít. Pág. 370. Esto valió a Ayub Khan un aumento de la ayuda
económica que recibía de EEUU de 61 millones de dólares en 1958 a 184 millones en 1959. SIDDIQUI,
Kalim. Conflict, Crisis and War in Pakistan. The Macmillan Press. 1972. Pág. 99
El presidente Ayub Khan declaró que la ansiedad de Nehru era “una revelación esclarecedora acerca de
la actitud histórica de la India hacía Pakistán”, dando a entender que la India necesitaba garantías de que
si decidía cometer una agresión en contra de Pakistán no se tendría que enfrentar con el apoyo militar de
EEUU a su enemigo. CHOUDHURY, G.W. Op.cit. Pág. 215
~ Nehru rechazó la propuesta afirmando: “No entiendo cuando la gente dice “tengamos una defensa
conjunta”- ¿En contra de quién’? ¿Es que nos vamos a convertir en miembros del Pacto de Bagdad o de la
SEATO o de cualquier otra alianza? No deseamos una política de defensa común; toda la política que
hemos pcrseguidu se opone a esta concepción”. CHOUDI-IURY, 0W. Op.cit. Pág. 217
244
Hasta 1962, año de la guerra sino-india, con la misma regularidad con la que la
India estuvo proponiendo a Pakistán la firma de un pacto de “exclusión de la guerra”, la
nación islámica sugirió como alternativa la firma de un más concreto tratado de defensa
conjunto.90 En este punto, SM. Burke refuta cualquier crítica a Pakistán por haber
adoptado una política de alineación con Occidente y, más tarde, aproximación a China
con el único objetivo de rivalizar con la India. En su opinión, estas críticas ignoran el
hecho de que Pakistán buscó primero la cooperación con su vecino para asegurar su
defensa conjunta de amenazas exteriores.9~
Según la versión posterior de Ayub Khan. su propuesta no consistía en un pacto militar específico, sino
en “un entendimiento general para la paz entre ambos países”, aunque con sus declaraciones Nehru
hubiera “elegido deliberadamente tergiversar la propuesta”. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 224
245
Jammu y Cachemira, los posicionamientos indio y pakistaní no habían variado un ápice
desde su última comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
El punto de partida de la India era ya claramente que la idea del plebiscito había
muerto y que sólo se podía buscar una solución basada en el statu quo. Además, se
pensó que el régimen militar podría prescindir más de las presiones de la opinión
pública y tendría capacidad para convencer a la nación de las ventajas de un
posicionamiento más favorable a la división negociada. No obstante, Nueva Delhi no
había entendido que Ayub Khan, que sostenía que cualquier solución que renunciara al
plebiscito general sería inaceptable, sólo llevaría hasta el final la nueva atmósfera de
entendimiento si se solucionaba la cuestión de Jammu y Cachemira. Cuando la realidad
se puso de manifiesto, ambos países volvieron a la anterior relación de desconfianza,
empeorada quizás por el desproporcionado optimismo que había generado la firma del
¡¡idus Water Treaty.
~ El diario pakistaní Dawn comentó en noviembre de 1959: “El creciente conflicto entre la India y China
podría haber sido bien venido aquí puesto que expone a un vecino hostil a nuevos riesgos y azares.., pero
el régimen revolucionario de Pakistán encabezado por el presidente Ayub Khan ha estado inspirado por el
más alto idealismo y los motivos más nobles en cuestiones de política tanto interior como exterior. En
consecuencia, la actitud general de nuestra gente hacia la India ha experimentado últimamente una
reorientación y ahora se comparte comúnmente la esperanza de que, en un futuro no muy distante, los
actuales problemas entre los dos países sean amigablemente solucionados y les sea posible vivir como
amigos en lugar de como enemigos”. Times o/India publicó en abril de 1959: “El nuevo gobierno de
Pakistán es uno con el que podemos tratar; sus líderes han hecho en más de una ocasión referencias
conciliadoras a la India y han reconocido el peligro y la inutilidad de una enemistad continua con este
país. Esto es algo que debe ser explorado”. CHOUDHURY, G,W, Op.cit. Pág. 218
Ver GUPTA, S. Op.cit. Págs. 344-345, CI-IOUDHURY. G.W. Op.cit. Pág. 222, STEPI-IENS, 1. Op.cit.
Págs. 251-252, y BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 228
246
Desde la perspectiva de Jan Stephens, “para la primavera de 1961, Ayub Khan y
sus consejeros habían llegado a la conclusión de que intentar alcanzar un entendimiento
fundamental con Nehru no era más que una pérdida de tiempo~~.95 Ello llevó a Pakistán a
invocar de nuevo al Consejo de Seguridad de la ONU en un intento por explotar las
reacciones de crítica que había suscitado en la comunidad internacional la ocupación
militar india de la antigua colonia portuguesa de Goa en diciembre de 1961. Pakistán
aprovechó esta corriente de opinión y presentó la ocupación de Goa como otro ejemplo
de la “agresividad” dc la India.96
Zafrullah Khan sólo introdujo algunos elementos nuevos en la que había sido la
exposición de Pakistán desde 1957. Básicamente rechazó la alegación india de que el
paso del tiempo hubiera convertido los anteriores compromisos suscritos en obsoletos
subrayando el peligroso precedente que ello podía sentar para cualquier acuerdo
internacional, y se declaró dispuesto a invocar al Tribunal Internacional de Justicia para
que diera una opinión asesora que determinara cuáles eran las obligaciones impuestas
por las resoluciones de la UNCIP.
Lo cierto es que consistió en una acción militar en la que apenas se produjo derramamiento de sangre.
El Tribunal Internacional de Justicia había secundado anteriormente la reclamación de la India sobre esta
pequeña colonia portuguesa, pero la India argumentó que se había visto obligada a adoptar tal medida a
causa de la intransigente postura adoptada por Portugal.
Adlai Stevenson, Presidente del Consejo de Seguridad y delegado de EEUU, definió la ocupación como
“el primer acto en un drama que podría terminar con la muerte de la Organización”. Kennedy denunció
ante el embajador indio en Washington: “La India podría haber ocupado Goa hace catorce años- era suya.
Lo que ustedes han hecho ahora, lo habría hecho entonces cualquier país con autoestima para reafirmar su
soberanía. Pero ustedes no deberian habernos predicado moralidad durante catorce años. Ustedes no
deberían haberse permitido una actitud de santos cuando son igual que cualquier otra nación”, NAYAR,
Kuldip. India, The Cri¡icxzl Ycars. Nueva Delhi 1971. Pág. 119, En BLINKENBERG, L. Op.cít. Pág. 216
247
La India consideró que no se había desarrollado ningún cambio desde el último
debate celebrado cinco años antes que aconsejara retomar las negociaciones acerca de la
cuestión del plebiscito. El representante de la India concluyó que la adhesión de
Cachemira era definitiva y que la India no estaba dispuesta a adoptar ningún paso que
pudiera poner en peligro su estabilidad, minar su integridad territorial, o provocar
cualquier condición de desequilibrio en el sureste de Asia. También rechazó la
invocación al Tribunal Internacional de Justicia alegando que la cuestión de Cachemira
era un asunto político en el que Pakistán no tenía locus standi.98
~ SHARMA, B.L. The Kas/unir S¡ory. Pág. 120, y EURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 236-237
248
1962-1963. ChIna entra en guerra con la India y se asocla a
Pakistán
Desde la fundación del Partido del Congreso en 1885, los líderes nacionalistas
indios alimentaron sus vínculos con China y se solidarizaron con ella en todas las
cuestiones que le enfrentaron a los británicos. Nehru mantuvo una cordial relación con
el régimen iniciado en 1912 por Chiang Kai-shek.’0’ Más tarde, estrechó lazos con los
líderes nacionalistas del Kuomintang, y comprendió que la fuerza del comunismo en
249
China era imparable, por lo que fue el segundo país, después de Birmania, en reconocer
el nuevo régimen que Mao Tse—Tung instauró en Pekín en 1949.102
¡02 En pal abras de Nehru, “no se trataba de una cuestión de aprobación o desaprobación del cambio, sino
de reconocer un acontecimiento importante en la historía y saber tratar con él”. BANERJEE, O.K. Sino-
Indian Bordee Dispute. Intellectual Publishing House. Nueva Delhi 1985. Pág. 9
Nehru veía “la instauración de la República Popular de China como un triunfo del nacionalismo y una
‘<>~
manifestación del renacimiento político de Asia más que como una victoria del comunismo”, Según sus
propias palabras:”En el mundo han tenido lugar grandes cambios desde la última guerra. Entre ellos se
encuentra el nacimiento de una China unida. Olviden por un momento la política general que persigue-
comunista o casi comunista o sea lo que sea. El hecho es, y supone un elemento fundamental a mitad del
siglo XX, que China se ha convertido en un gran poder- unido y fuerte”- MAXWELL, Neville. India ‘s
China War, Bombay, 1970. Pág. 92. en BLI}4KENBERG, L. Op.cit. pág. 330
04 El primer ministro indio creía que si China no era capaz de apoderarse del Tíbet, la región de Aksai
Chin se convertiría eh un territorio de máxima importancia para su seguridad, pero que silo conseguia, no
tendría por qué necesitar desplazar aún más sus fronteras. JI-lA, PS, Op.cit. Pág. 91
‘<u Ver WOODMAN, D, Op.cit. Págs. 224-227. El acuerdo a propósito de la dominación de China sobre
el Tíbet no fue bien recibido por la opinión pública india, y varios miembros del Parlamento hicieron
mencion al “triste episodio del Tíbet”. Algunos políticos alertaban sobre el peligro implícito en lo que
consideraban una tendencia expansionista en la política china. No obstante, Nehru creia que en aquel
buen momento de relaciones sino-indias aquellas “continuas suspicacias y temores acerca de China”
estaban injustificadas. Ver BLINKENBERG, L, Op.cit. Pág. 328 y 331
250
En 1956 la atmósfera de cordialidad seguía prevaleciendo, y nadie parecía dar
demasiada relevancia al hecho de que los mapas chinos reflejaran unas fronteras que
discrepaban de las que aparecían desde hacía décadas en los mapas indios. De cualquier
forma, los recelos que el gigante comunista despertaba en algunos dirigentes indios no
se transformaron en una evidencia preocupante hasta que en 1957 la India descubrió
tardíamente la carretera que Pekín había construido en Aksai Chin, en la región de
Ladakh. China no ignoraba que la India incluía todo Aksai Chin dentro de sus fronteras.
Pero su necesidad de conectar Sínkiang con el Tíbet Occidental era tan apremiante que
decidió ocupar esas tierras, más accesibles desde Sinkiang que desde Cachemira, sin
comunicárselo a la India.
En las casi 1.800 millas de frontera común entre la India y China existen dos
territorios fronterizos que han concentrado sus principales disputas: en la frontera
occidental con el Tíbet, la región dc Aksai Chin en Ladakh, y en la frontera oriental, la
denominada MaeMahon Line en la antigua North East Fronher Agency (NEFA), en la
frontera con China y Birmania que había servido como frontera entre la India y China
desde 1914. Estas disputas explotaron en 1959 cuando la China de Chou-En-Lai hizo
06
“~ Un estudio legal sobre las reivindicaciones china e india en SHARMA, Surya P. Op.cit. Cap. 1 y II
251
negociaciones sobre el resto de las lineas fronterizas, propuesta que el gobierno indio
acepto.
En 1954, sin que ni Pekín ni Nueva Delhi hubieran realizado ningún esfuerzo
por iniciar tales negociaciones, todos los mapas oficiales de la India se renovaron para
reflejar la MeMahon Line como frontera definitiva. En la nueva cartografia también se
indicaba que Aksai Chin era territorio indio. Pero aunque China se había mostrado
dispuesta a aceptar la soberanía de la India sobre todo el territorio de la NEFA hasta la
McMahon Line, la situación en Aksai Chin era muy distinta a causa de la existencia de
la estratégica carretera china que la India no descubriría hasta 1957.
Las débiles bases de las reivindicaciones territoriales india y china sobre Aksai
Chin han sido analizadas en el capítulo 1. Los británicos habían dejado aquellos
territorios pendientes de una demarcación fronteriza formal. Pero en 1959 había
desaparecido la posibilidad, que podría haber existido un par de años antes, de encontrar
una solución negociada. Cuando el Ejército de Liberación Popular Chino llevó a cabo
su “liberación pacífica” del Tíbet la India se vio súbitamente privada de una zona de
contención al norte. Una de las rutas utilizadas por el Ejército chino para superar a las
defensas tibetanas partía de Sinkiang y atravesaba Akasi Chin.110 La huida del Dalai
Lama a la India, los desacuerdos sobre la frontera sino-india en Assam, y la carretera
252
china en Akasai Chin, provocaron un cambio drástico en la naturaleza proverbialmente
cordial de las relaciones sino-indias y no favorecieron un clima de entendimiento.
Muchos autores indios, como A.G. Noorani y Pannalal DEar, admiten que Nehru
había reconocido anteriormente que la delimitación exacta de la frontera no estaba para
nada clara, y que, en cualquier caso, aquellas lejanas tierras no tenían ningún interés
para la India.1 1 Sin embargo, Nehru fue vulnerable ante la presión de la opinión pública
y no facilitó un acuerdo que concediera a China la parte de Aksai Chin que incluía su
carretera de enlace, y a la India toda la North East Frontier Agency, territorio
estratégicamente más importante para Nueva Delhi.
Tras el episodio de Longju las tropas chinas e indias dejaron de patrullar cerca
de la MeMa/ion Line y se evitaron nuevos enfrentamientos. Pero después de que
fracasara un encuentro entre funcionarios de ambos gobiernos, la India inició una
provocadora “política de progresión”. Ignorando los avisos de los responsables de su
Ejército, que eran conscientes de su inferioridad militar, el gobierno indio ordenó
112
establecer puestos militares en los territorios objeto de disputa. Desde aquel
momento, historiadores imparciales como Dorothy Woodman describen un escenario en
Nueva Delhi en el que las demandas de la opinión pública desinformada, la confianza
de Nehru y su ministro de Defensa, Krishna Menon, en que Pekín no atacaría nunca, y
su supeditación a las presiones políticas y su actitud desafiante, provocaron la ofensiva
china que tuvo lugar el 20 de octubre de 1962.11=
Según Pekín, las tropas indias se habían establecido más allá de la MeMa/ion
Une. Incluso si se acepta la aseveración india de que no se sobrepasé la frontera y de
que, en cualquier caso, la ubicación exacta de los distintos puestos era extremadamente
dificil de demostrar, sin duda alguna el establecimiento de puestos cerca o en la misma
frontera de imprecisa delimitación supuso una provocación que se debería haber
•‘ “1-a cuestión acerca de qué parte (de Ladakh) nos pertenece y qué parte pertenece a otro está sujeta a
argumentaciones”. NOORANI, AG. Op.cit. Pág. 128. En 1950, cuando por primera vez llegaron noticias
sobre la presencia de chinos en Aksaí Chin, Nehru restó importancia a las evidencias de esta ocupación y
subrayó lo remota e inaccesible que era aquella parte de Ladakh. Ver DHAR, Pannalal. India, Her
Neighbours and Foreign Po/lev. Deep and Deep Publications. Nueva Delhi 1991. Pág. 28
112 Un análisis del por qué de esta política en VARMA, SP. Op.cit. Págs. 200-206
253
114
<~ El general Kaul rebatió con resistencia al historiador Maxwell por haberle acusado de ser uno de los
principales artífices de la “política de progresión” y por inculpar a la India por haber situado sus puestos
en un territorio que pertenecia a China. KAUL, BM, Conf,ontation with Pakistan, Págs 268-281
254
Brines aciertan cuando afirman que el propósito de China era humillar a la India y
reafirmar su papel de gran potencia asiática, sus objetivos sólo fueron alcanzados
parcialmente.1 5
Ayub Khan, que tres años antes (cuando sugirió alguna forma de defensa
conjunta del subcontinente) había temido los designios imperialistas de China, no vio en
esta ocasión ninguna amenaza tangible para Pakistán por dos razones. Por un lado,
consideró que las actividades militares de China tenían una naturaleza limitada. Pero
sobre todo, desde 1959 Pakistán había puesto en práctica una nueva estrategia política
destinada al establecimiento de relaciones estrechas con Pekín, y las virtudes de esta
estrategia se estaban viendo firmemente confirmadas. A finales de 1962 el acercamiento
de Pakistán a China, que en principio sólo fue testimonial, comenzó a definir un perfil
totalmente distinto en la estructura básica de la diplomacia pakistani.
‘‘~ Ver KAUL, BM. Confrantation with Pakistan. Pág. 187, y BRINES, R. Op.cit. Págs. 208 y 198. En
235
17
Cachemira. Los infructuosos debates en la ONU habían contribuido a la pérdida de
prestigio de los poderes occidentales. Los pakistaníes se tuvieron que enfrentar con la
realidad de que aunque la Guerra Fría les ofrecía la posibilidad de construir una
formidable maquinaria de defensa, no les daba ningún tipo de garantías para una
eventual adquisición de Jammu y Cachemira.
Pero 0W. Choudhury puntualiza que, sobre todo, fue la entrada de annamento
occidental en la India en 1962 lo que llevó a Pakistán ‘a buscar una nueva seguridad y a
reformar su política de exteriores . En estas circunstancias, a pesar de que la ayuda
norteamericana a la India se demostró posteriormente de una naturaleza temporal, no es
Dawn publicó en diciembre de 1961: ‘... la China comunista es cl amigo político más grande de
Pakistán. No nos dejemos engañar más (pensando) que eventualmente cualquier poder, por buenas que
sean sus intenciones vendrá corriendo en nuestra ayuda a través de los océanos si estamos en peligro, Una
alianza más cerca de casa en contra de un enemigo común es mucho más lógica’. CHOPRA, 5.
Perspecíives on Paki.stan¶s Foreign Po//cv. Pág. 280. Ehutto declaró: ‘Sentimos que los poderes
occidentales nos han defraudado. Tenemos motivos para sentir esta decepción porque estamos seriamente
preocupados por la avalancha de armas a la India”. BHUTTO, ZA. Foreign Fo/ley of Pakistan. Pág. 66
118 Ver CHITKARA, MG. Op.cit. Págs. 77 y 78
‘‘9
La elección de Kennedy como presidente de EEUU en noviembre de 1960 introdujo una nueva era en
las relaciones de su pais con la India por su estrecha relación con el senador Sherman Cooper, anterior
embajador de EEUU en Nueva Delhi y acérrimo defensor de una política de ayuda económica a la India
destinada a convertirla en el principal arma de contención del comunismo en Asia. CHOUDRURY, G.W.
Op.cit. Pág. 223. El comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas pakistaníes, Asgar Khan, reconoció que
“aunque la ayuda que recibía la India no era mucha’ causó gran ansiedad en la opinión pública pakistaní y
alimentó el resentimiento que ya prevalecia en contra de EEUU. KHAN, Asgar. E/it’ First Round indo-
Pakistan war 1965. Vikas Publishing House. Londres 1979. Pág. 88
‘2”CHOUDHURY, 0W. Op.cít. Pág. 231
256
de extrañar que Ayub Khan decidiera investigar más a fondo lo que su alianza con
China le podía ofrecer. 21
121 Existe una escuela de autores que denuncian que Pakistán asumió su alianza con Occidente de forma
mucho más comprometida que EEUU. Asi, a pesar de que EEUU ayudó a Pakistán en la lucha contra el
comunismo, se mostró equívoco en lo que afectaba a su rivalidad con la India. Ver, por ejemplo, BURKF,
SM, y ZIRING L. Op.cit. Cap. 12. Zulfikar Ah Bhutto, en su E/ir Myth of Independenee publicado en
¡969, desmitílica ¡o que era internacionalmente admitido como un posicionamiento de EEUU junto a
Pakistán en su rivalidad con la India para justificar sus intentos de acercamiento a China. BHUTTO,
Zulfikar Ah. Ehe /i’fyth oflndependenee. Oxford University Press. Karachi 1976. Prefacio y Cap. 1
¡23 Ver BURKF, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 214-218. Aunque China no apoyó todavía a Pakistán en
su causa por Jammu y Cachemira, aceptó las explicaciones de Ah Bogra durante la Conferencia de
Bandung de 1955 acerca de que el alineamiento de Pakistán con EEUU no estaba dirigido en contra de
China, sino de la India, y el pragmatismo político prevaleció. CHOPRA, 5. Peespeetives on Pakistan Sr
Eoreign Po/lev, Pág. 273
257
Resulta importante subrayar que en la política de defensa y de exteriores de la
India existió un antes y un después a octubre de 1962. Desde el desastre del Ejército
indio en la guerra sino-india todo el enfoque de la política de exteriores de Nueva Delhi
sufrió una gran convulsión. China ha supuesto desde entonces para la India un elemento
de constante intranquilidad, mucho más de lo que nunca lo ha llegado a suponer
Pakistán. No obstante, Alastair Lamb destaca que en 1962 Ayub Khan denuncié que la
amenaza china no era más que un mito que la India estaba utilizando como argumento
para recibir unas armas del extranjero que, en realidad, necesitaba para reforzar su
desafio a Pakistán en el territorio de Cachemira.124
B.L. Sharma ilustra la opinión mayoritaria entre los autores indios al presentar
este acuerdo como una prueba de la confabulación establecida entre Pakistán y China
con el objetivo de dañar y humillar a la lndia.’2~ La respuesta facilitada por el bando
contrario asegura que detrás del acuerdo no había nada más que un deseo compartido
por formalizar una realidad administrativa. Choudhury y Alastair Lamb afirman que ni
Pakistán ni China concibieron este tratado como semilla de una alianza militar,
simplemente era la solución a un problema específico. Subrayan que chinos y
pakistaníes se esforzaron por aislar la negociación de la frontera del Karakoram de la
dialéctica del conflicto indo-pakistani.’26
¡24 El presidente pakistaní señaló que cuando la crisis sino-india de 1962 se encontraba en su punto mas
álgido la mayoría del Ejército indio continuaba en sus puestos a lo largo de la frontera con Pakistán.
Kl-JAN Ayub. ‘The Pakistan-American Alliance. Stresscs and Strains’. Forejen Affairs, enero de 1964.
En LAME, A. Kas/unir. A DisputedLegaey. Pág. 241
¡25 SHARMA, EL. E/e Kas/unir Star». Págs.. 118-119, 144-160, l87, 192, 198, 205, 208, 210-213
26 CHOUDHURY, 0W. Op.cit. Pág. 238, y LAME, A. Kas/unir A Disputed Legue». Págs. 242-243
258
Así, el preámbulo del acuerdo de 1963 declaraba: “el gobierno de la República
Popular China y el gobierno de Pakistán, habiendo acordado, con la intención de
asegurar la actual paz y tranquilidad en los limites, delimitar formalmente y demarcar la
frontera entre el Sinkiang chino y las áreas contiguas cuya defensa se encuentra bajo el
control de Pakistán, con un espíritu de justicia, sensatez, mutuo entendimiento y mutua
adaptación, y sobre la base de los diez principios enunciados en la Conferencia de
Bandung”.’27
De esta forma, se dejó claro que los derechos o las transgresiones de la posición
pakistani en aquella parte de .lammu y Cachemira no eran competencia de China, que
simplemente quería definir los limites de su propia soberanía, y se le daba un rasgo de
eventualidad al acuerdo dejando la puerta abierta a nuevas negociaciones con la India en
caso de que finalmente acabara por establecer su soberanía sobre aquel territorio.
259
reclamación india sobre este territorio, lo cierto es que este fragmento de la frontera
entre el Imperio británico y China nunca se llegó a definir formalmente.
260
quisieron imponer ninguna condición en relación con su ayuda militar a la India. La
atmósfera en la India se había transformado rápidamente a favor de los poderes
occidentales. Según el embajador norteamericano Galbraith, uno de los principales
valedores del acercamiento de EEUU a la india, Nueva Delhi estaba deseando “trabajar
con los Estados Unidos, tanto política como militarmente en el resto de Asia”.’25
La India ofreció a Pakistán toda la parte que ya controlaba más unas 3.000 millas
cuadradas de ricos bosques de las provincias de Cachemira y Poonch. Pakistán rechazó
la oferta repudiando cualquier esquema de división que no le concediera, además del
Valle de Cachemira y los territorios que ya ocupaba, la totalidad del valle del Chenab en
Jammu (lo que cercenaba la carretera Pathankot-Srinagar y sólo dejaba a la India 3.000
¡28 (3ALBRAITH, J. K. Ambassador’s .Journat Nueva York 1969. Pág. 436. En BLINKENEERG, L.
Op.cit. Pág. 366. Z. A. Bhutto describió esta situación como “una cruel ironía... las dos naciones del
subeontinente que todos estos años han perseguido políticas diametralmente opuestas, hoy se han
asentado de tal forma que en la India se defiende la alianza con Occidente mientras que la neutralidad se
ha convertido en la invocación en Pakistán”. BHUTTO, ZA. Foreign Po/iey o/Pakistan. Pág. 44
‘~‘ Según algunos autores pakistaníes, Pakistán también propuso la celebración de un plebiscito
restringido al Valle de Cachemira que debía ser precedido por un período máximo de 15 meses bajo
administración directa de algún organismo internacional. Ver BURKE, SM. y ZIRINO, L. Op.cit. Pág.
280, y CHOUDHURY, (3W. Op.cit. Págs. 134-139
261
millas cuadradas de las 85.000 que componían el Estado).’32 Pakistán intentó
amortiguar unas pretensiones claramente inaceptables para la India concediéndole
derechos de tránsito temporales a través de Jammu para que pudiera continuar frenando
a los chinos en Ladakh. 33
Esta fue la última ronda de encuentros entre ambos países durante la que se
desarrolló una aproximación realista al problema de Cachemira antes de la guerra de
1965. La división negociada del Estado presentaba la mejor vía para salir del punto
muerto, pero antes de que finalizaran las negociaciones se habían conjugado dos
factores que despertaron profundas suspicacias mutuas e impidieron la consecución de
un acuerdo: el aumento del potencial militar de la India gracias a la ayuda de los países
occidentales, y la confirmación de la alianza política entre China y Pakistán.
¡32 Ver RAI-IMAN, M. Op.cit. Pág. 163. Gupta admite que la amenaza china hacia urgente para la India
encontrar una solución para sus conflictos con Pakistán, pero como los chinos habían ofrecido un alto el
fuego unilateral la urgencia ya no parecía tan inmediata. Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 353- 354. Según
Lamb, Pakistán adoptó una actitud de regateo, porque lo que realmente quería era la totalidad del Valle de
Cachemira además de la aceptación por parte de la India de su posesión de Azad Kashmir y las Áreas del
Norte. LAMB, A. Kas/unir. A Disputed Legaev. Pág. 239
~ Un amplio artículo sobre todas las posibilidades que se barajaron en estas negociaciones en “The
~ Resulta significativo que durante las conversaciones ambos bandos estuvieran dispuestos a negociar
propuestas de división del Estado y que, sin embargo, al explicar públicamente las posturas que se habían
adoptado durante las conversaciones, tanto los líderes pakistaníes como los indios definieran las opción
de la partición de Jammu y Cachemira como desventajosa. GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 355
‘~ Bhutto declaró ante la Asamblea Nacional que Pakistán ya había ganado al entrar en las
conversaciones porque había demostrado que el problema de Cachemira seguía existiendo. BHUTTO, Z.
A. Foreign Po/ley of Pakistan, Pág. 78
262
Cuando Nehru explicó el fracaso de las negociaciones denunció que Pakistán
había escogido deliberadamente el día anterior al comienzo de las conversaciones para
hacer público su tratado fronterizo con China.136 De la actitud de Pakistán sólo se podía
extraer la conclusión de que su objetivo era “obtener capital político de la situación
creada por la agresión china en contra de la India”. El aumento de la cooperación sino-
pakistaní no tenía otra finalidad que dañar a la India, y Bhutto se había descubierto al
declarar que un ataque desde la India a Pakistán ya no estaba limitado a la
independencia y la integridad territorial de Pakistán, “sino que también implicaría la
seguridad e integridad territorial del Estado más grande de Asia”.’37
En efecto, si había existido alguna benevolencia por parte de Ayub Khan hacia
la India en sus momentos de crisis que no hubiera sido impuesta por EEUU, ésta se
había evaporado. Es probable que las alegaciones de Nehru a propósito de la poca
voluntad conciliadora de Pakistán en las conversaciones no carecieran de fundamento.
Pakistán se resentía de la intransigencia de la India y probablemente creyó que podría
obtener unas concesiones desmesuradas a raíz de su debilidad tras la derrota de 1962.
Pero Jawaharlal Nehru demostró no estar más dispuesto a hacer concesiones de lo que
lo había estado en 1951, 1953 o 1954, y su insistencia por vincular de forma tan
estrecha la firma del tratado fronterizo sino-pakistaní con el desarrollo de las
negociaciones sobre Jammu y Cachemira tampoco se puede aceptar como un argumento
cargado de justificación. Sin duda alguna, las mutuas suspicacias indo-pakistaníes
habían determinado la intransigencia de sus posiciones, y cualquier coyuntura, por poca
que fuera su relevancia, podía frustrar la consecución de un acuerdo negociado.
¡36 Nehru consideró que el anuncio del acuerdo fronterizo sino-pakistaní “aparentemente intentaba
provocar a la India para que reehazara comenzar las conversaciones la mañana siguiente”. Kuldip Nayar
afirma que Ayub Khan se disculpó ante el jefe de la delegación de la India en la apertura de la ronda de
conversac¡ones afirmando que la fecha del anuncio no había sido elegida intencionadamente. Sin
embargo, también recoge que Bhutto declaró más tarde que esta fecha se había fijado con la aprobación
de Ayub Khan. NAYAR, 1<. Op.cit. Pág. 154. En I3LJNKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 233
Discurso del 17 dejulio de 1963. BHUTTO, ZA. Foreign Po/lev of Pakistan. Pág. 75
263
evidente que el propósito de Pakistán era más mantener viva la cuestión de Jarnmu y
Cachemira y reforzar sus apoyos exteriores que encontrar una solución para la disputa.
Desde que la ONU propiciara la declaración del alto el fuego en enero de 1949
no había sido capaz de realizar ningún progreso en la búsqueda de un acuerdo. Aunque
había jugado un papel importante en la demarcación y vigilancia de la CFL,
neutralizando el peligro de un nuevo enfrentamiento armando, en lo que a la búsqueda
de una solución se refería, teniendo en cuenta que la India ya no deseaba su mediación y
que ahora contaba con el apoyo del veto soviético, había muy poco que la ONU pudiera
hacer. Mientras la India siguiera insistiendo en la conveniencia de las negociaciones
bilaterales, y Pakistán continuara aferrándose a la búsqueda de un apoyo internacional
que equilibrara la balanza de fuerzas, sería imposible la celebración de un plebiscito
imparcial o la consecución de algún acuerdo alternativo.
propios ases, y aludiendo al factor que según B.L. Sharma impulsó a la Comisión a
secundar sus observaciones, la India se presentó como el único país capaz de hacer
frente al expansionismo chino y subrayó la importancia de Jammu y Cachemira en ese
contexto.
38 La India negó que se estuviera produciendo una sublevación en el Fstado y afirmó que existía una
armonía comunal absoluta. La India también señaló que Pakistán estaba permitiendo el suministro de
armas a los civiles de Azad Kashmir alegando que era algo necesario “para resistir a las tropas indias que
asaltan pueblos” cuando los observadores de la ONU habían descubierto que eran las tropas pakistaníes
las que violaban el territorio de Cachemira. Ver BL[NKENBFRG, L. Op.cit. Págs. 235 y 236
¡~ MC. Changla, ministro de Educación indio, declaró en el Consejo de Seguridad en febrero de 1964:
“Tengo que destacar un hecho que el representante de Pakistán ha ignorado intencionadamente, es decir,
que en el contexto dc lo que ha ocurrido recientemente, Jammu y Cachemira es vital para la India no sólo
por recobrar un territorio que China ha ocupado ilegalmente, sino también para resistir futuras agresiones
de China. La defensa de Ladakh, que está al noreste de Jammu y Cachemira, de la continua amenaza de
China resulta imposible si no es a través de Jammu y Cachemira”. Ver SHARMA, B.L. E/e Kashmir
Story. Págs. 49 y 147, y GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 357
264
lEn esta ocasión, la actitud de los países occidentales reflejó una desconfianza
creciente en las ventajas de la mediación. El presidente del Consejo señaló en su
conclusión del 18 de mayo de 1964, para satisfacción de la delegación india, que no
había existido unammtdad acerca de si la mediación podría dar algún fruto. La Unión
Soviética y Checoslovaquia habían secundado la posición de la India, que consideraba
que una resolución del Consejo en aquella coyuntura sólo contribuiría a complicar la
situación y, aunque lo hubiera deseado, el Consejo se contuvo de elaborar un proyecto
de resolución que, sin ninguna duda, se habria tenido que enfrentar al veto soviético.
La evidencia sugiere que, a estas alturas, Nehru se había dado cuenta de que la
mera repetición de los derechos morales de la causa india no iba a aportar ninguna
solución para un problema que estaba drenando las economías de la India y Pakistán y
acercando cada vez más a los dos países a las puertas de la guerra. Algunos influyentes
líderes socialistas pedían que la India demostrara que realmente deseaba alcanzar la paz
por medio de negociaciones en lugar de hacerlo por medio de la obstinación.
265
Y para ello la India tenía una importante baza en la figura de Sheikh Abdullah.
Teniendo en cuenta que Abdullah seguía siendo el principal líder político de los
cachemiris, que era musulmán y que sus avenencias con el primer ministro indio no se
había resentido a pesar de los muchos años pasados en cautiverio, su liberación se
presentaba como una medida inaplazable. Nehru consideró que la trayectoria política de
Abdullah, perfilada siempre en función de los que el líder cachemiri consideraba ser los
intereses de su Estado, aunque ello le hubiera llevado a ser reprobado tanto en la India
como en Pakistán, le convertía en la figura idónea para mediar entre ambos países sin
olvidar la voluntad mayoritaria de los cachemiris.
Sheikh Abdullah fue liberado el 8 de abril de 1964 y, tras reunirse con Nehru,
ambos acordaron que Abdullah viajaría a Pakistán e invitaría a Ayub Khan a Delhi con
la intención de “considerar todas las propuestas anteriores y también cualquier otra
propuesta alternativa que pueda presentarse durante las conversaciones para llegar a un
resultado justo, libre y mutuamente aceptable”. De forma simultánea, Ayub Khan dio su
aprobación a la iniciativa e invitó a Abdullah a reunirse con él en Pakistán. El 24 de
mayo Sheíkh Abdullah llegó a Rawalpindi para conversar con el presidente pakistaní y
sondear las posibilidades de alcanzar un acuerdo “que no produzca una sensación de
derrota en ninguna de las partes, reforzando las bases del secularismo en la India y
satisfaciendo la necesidad de libertad de la población de Cachemira”.’4’
[42 Ayub Khan relató en sus memorias: “Cuando Sheikh Abdullah y Afzal Beg vinieron a Pakistán en
1964, ellos también trajeron la absurda propuesta de una confederación entre la India, Pakistán y
Cachemira. Les dije claramente que nosotros no aceptariamos nada parecido. Resultaba curioso que,
mientras nosotros estábamos buscando la salvación de los cachemiris, ellos se habían visto forzados a
mencionar una idea que si prosperaba conduciría a nuestra esclavitud”. KHAN, Ayub. Op.eit. Pág. 128,
en ELINKENBERG, L. Op.cít. Pág. 236. Ayub Khan afirma que Nehru obligó a los líderes cachemiris a
llevar con ellos tal proposición, pero Sheikh Abdullah negó la exactitud dc esta versión y afirmó que
Nehru no les había forzado a st¡gerir ningún esquema particular. En PALIT & PALIT PUBLISHERS. E/e
Eestamento/S/eik/Abdul/a/. Palit & Palir Publishers. Nueva Delhi 1974. Pág. 81-82
266
mediante la incitación de todo tipo de obstáculos para impedir su firme establecimiento.
Esta propuesta fue considerada como un nuevo intento por introducir a Pakistán en el
ámbito de control de la India, que como resalta SM. Burke, en una confederación
tripartita se habría erigido como el poder dominante.
269
4.1. 1943-1953. XL FRACASO DR S~!KH AROOLLCH LV LA
ESrASILIZACIÓN ra~frn DX JAMMTI Y CAC&LWRA NLOLCJVTR
XL EJERCICIO DEL AUTOCORIERifO
Dando por hecho que Nehru había asumido un compromiso sincero con la
celebración del plebiscito, surgían tres incógnitas que había que responder con urgencia
para recuperar la estabilidad política y el funcionamiento ordenado en Jammu y
271
colegas de la Conferencia Nacional. Las relaciones de Srinagar con Mahajan y fiad
Singh, que ya encabezaba un régimen agónico, nunca fueron fáciles.
2 Este enfrentamiento personal, en consonancia con las implicaciones políticas y religiosas que lleva
inherente, queda reflejado en el tratamiento que los distintos autores hacen de esta fase de la historia de
Jammu y Cachemira. Así no es de extrañar que según Sheikh Abdullah y su biógrafo, R.N. Kaul, el
Marajá movilizara a la población hindú para crearle problemas a su administración. Ver KAUL, R.N.
Op.cit. Pág. 50, y ABDULLAH, 5, Op.cit. Pág. 114. Otros adversarios del líder caehemirí sitúan toda la
responsabilidad por estas desavenencias en Sheikh Abdullah, asegurando que siguió una política
sistemática de desacreditación, humillación y denigración del monarca. Ver, por ejemplo, las dos partes
de la biografia del hijo del Marajá, Raran Singh, Heir Apparent An autobiography. Oxford University
Press. Nueva Delhi 1982, y Sadar-i-Riyasat An autobiograp/y. Vo/. 1S 19S3-1967 Oxford University
Press. Nueva Delhi 1985, y RAINA, Dina Nath. Un/app}’ Kas/un ir. E/e 11k/den Storv. Reliance
Publishing House. Nueva Delhi 1990. Pág. 121
272
Jammu, Mirpur y Poonch habían sido los principales valedores de la propakistaní
Conferencia Musulmana. Por el contrario, la Conferencia Nacional estaba dominada por
los musulmanes del Valle de Cachemira. De esta forma, más allá de las diferencias
ideológicas inherentes a dos partidos islámico y secular respectivamente, esta división
también conlíevó diferencias étnicas. Pero si Abdullah aún podía contar con algún
apoyo en la región de Jammu, en lo que se refiere al budista Ladakh carecía de
cualquier respaldo. Al igual que la mayoría de los hindúes de Jammu, Ladakh también
se resentía de lo que consideraba un gobierno dominado por musulmanes.
KAPOOR, OP. Op.cit. Págs. 18-20, 36-37,y 7O-71,y RAINA, D.N. Un/appyKashnoir. Págs. II 1-165
273
a la conveniencia de obtener el apoyo de los musulmanes de Jammu que se habían
opuesto a la integración en la India.5
Sheikh Abdullah pretendió compensar con este gesto a los hindúes de Jammu.
Pero la pérdida de privilegios de esta comunidad superaba con mucho las posibles
ventajas que pudiera obtener de que un miembro de la dinastía Dogra siguiera
conservando un puesto simbólico en las instituciones cachemiris. Los fundamentos para
futuras complicaciones ya estaban asentados. Las fuerzas del nacionalismo hindú, que
274
habían sido alimentadas por el monarca,7 tomaron cuerpo entre los hindúes de Jammu, y
los partidos nacionalistas indios comenzaron a dirigir su atención al Estado. Esto
despertó las suspicacias de los musulmanes cachemiris con respecto a Nueva Delhi,
donde Nehru se fue encontrando cada vez más aislado en su pulso con los nacionalistas.
Y estas suspicacias se manifestaron en la persona de Abdullah con su creciente
insistencia por consolidar la autonomía del Estado. Ello daba más razones a sus críticos
para poner en entredicho su derecho a decidir el destino de los hindúes de Jammu,
alimentándose de esta forma un círculo vicioso.
Cuatro delegados cachemiris, entre los que se incluía Sheikh Abdullah, tomaron
parte en el diseño de la Constitución de la India de 1950, que entre otros cometidos
debía reglamentar la integración de los ex estados nativos. Para estas fechas,
prácticamente todos los estados nativos habían dejado de detentar poderes reales y,
eventualmente, todos serían integrados en la Unión sin ninguna prerrogativa adicional.8
Mientras que Han Singh deseaba este tipo de estrecha vinculación con el Centro, que le
garantizaba una mayor reserva de poderes en sus manos, Sheikh Abdullah dejó claro
275
que no aceptaría ningún modelo que negara al Estado el estatus de excepcionalidad que
se le había garantizado en el momento de la adhesión.9
‘ter TENO, Krishen Mohan. State Govc’rnrnent and Palitíes. Jamrnu & Kas/rnir. Sterling Publishers
Private Limited. Nueva Delhi 1985. Págs. 4-12. El grado dc compromiso de Abdullah con la obtención de
la autonomía que le había prometido Nehru quedó de manifiesto cuando impidió que su administrac¡on
hiciera frente con efectividad durante años a una grave crisis de alimentos que afectaba a todo el Estado.
El rechazo se debía a que Abdullah consideraba que la dependencia económica conduciría con el tiempo a
la dominación política y llegó a aconsejar a la población que comiera patatas en lugar dc arroz “para
salvar su honor”. Hasta que la situación no alcanzó unas proporciones alarmantes en 1951, Abdullah no
accedió a recibir la ayuda de Nueva Delhi. KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 60
276
delegados que eran, su Asamblea Constitucional tenía la potestad de revocar
unilateralmente la cesión.~>
En palabras del autor indio Krishen Mohan Teng, “la doctrina de la autoridad
compartida que desarrolló Sheikh Abdullah tenía dos serias implicaciones: Primero: la
Asamblea Constituyente era independiente de la Constitución de la India y ejercía
poderes inherentes, que no adquiría de la Constitución de la India. Segundo, la
afirmación de que la Asamblea Constituyente poseía el derecho de determinar la
consumación de Ja adhesión del Estado, equivalía virtualmente a repudiar la adhesión
del Estado a la India”.11 La contemplación de este privilegio en el mismo príncipio legal
que garantizaba la autonomía del Estado provocó que, a la larga, los dirigentes indios se
vieran disuadidos a impedir un eventual desarrollo político que pudiera conducir a la
independencia frenando el adyacente ejercicio del autogobierno.
El Art. 370 demostró que Nehru estaba dispuesto a llegar lejos para acomodarse
a tas sensibilidades de Sheikh Abdullah, pero ambos líderes interpretaban de distintas
formas la naturaleza de este estatuto. Nehru estimaba que el Art. 370 no debía ser
considerado como una provisión destinada a sobrevivir eternamente, pero su intención
era que su alcance fuera reducido gradualmente en concierto con los dirigentes
‘TENO, Krishen Mohan. Kash,niriríicle 370. Anmol Publications. Nueva Delhi 1990. Pág. 96
277
cacherniris. Gopataswami Ayyengar, uno de los artífices de la Constitución india,
admitió que la intención era que, a su debido tiempo, .Jammu y Cachemira estuviera
“preparado para el mismo tipo de integración que ha tenido lugar en el caso de otros
estados”.’2 Estimulando esta interpretación se encontraban aquellos dirigentes indios
que abogaban por una integración plena inmediata en la India.
Por su parte, Abdullah consideraba que el contenido del Art. 370 era inalterable.
“El hecho de que el Art. 370 haya sido considerado como una provisión temporal en la
Constitución, no significa que pueda ser derogado, modificado o reemplazado
unilateralmente”. De hecho, como señala A.G. Noorani, la razón de que se le confiriera
esa condición de temporalidad radicaba en que la potestad de finalizar la relación
constitucional entre el Estado y la Unión India habla sido conferida a la Asamblea
Constituyente cachemiri. Se estipuló que cualquier modificación que fuera necesario
aplicar al Art. 370 o a cualquier otro articulo de la Constitución que afectara al estatus
del Estado estaba sujeta a las decisiones de aquel cuerpo soberano.
¡2 En palabras de Ayyengar, el Art. 370 fue incorporado en la Constitución de la India con la idea de que
“Cuando la Asamblea Constituyente del Estado se haya reunido y haya tomado su decisión sobre la
constitución del Estado y la extensión de la jurisdicción federal en el Estado, el presidente pueda, bajo
recomendación de esa Asamblea Constituyente, promulgar una orden para que el Art. 370 deje de estar
vigente o siga estando vigente sujeto sólo a tales excepciones y modificaciones que puedan ser
especificadas por él”. PURI, B. Kas/mit towards Insurgency. Págs. 24 y 25
3NOORANI, A.G. “Jammu and KashmirAccords- 11”. The Statcsinan. 12 de diciembre de 1995
‘~ Ver MADI-IOK, BR. Op.cit. Págs. 1806-1809, y RAINA, Dina Nath. Kas/mit. Distartions andReality.
278
confianza de los musulmanes cachemiris está en que la India devuelva al Art. 370 toda
la fuerza con la que fue diseñado en el momento de su redacción en 1950.15
Este último principio entraba en clara contradicción con las resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU que disponían para la celebración de un plebiscito
auspiciado por la organización internacional. Pero las protestas del Consejo de
Seguridad se tuvieron que enfrentar con la realidad de que, aún antes que Nehru,’7
Sheikh Abdullah ya había descartado la conveniencia de realizar el referéndum. El líder
cachemiri consideraba que el apoyo popular del que gozaba convertía en una medida
innecesaria la celebración de un plebiscito auspiciado por una organización víctima de
las intrigas internacionales. Tal procedimiento sólo serviría para abrir “las compuertas
de la fragmentación y una era de incertidumbre en la que Ja India y Cachemira no
‘5
debían tomar parte
‘~ Ver SOZ, Saifuddin, ¿ W/yAutonontv to Kas/mir? (Actas del debate sobre Cachemira celebrado en el
Nehru Memorial Museum & Library el 6 de mayo de 1995). Saifuddin Soz. Nueva Delhi 1995
~Documentos oficiales a propósito de la constitución y funciones de la Asamblea constituyente en
“Yuvraj Karan Singh’s Proelamation Regarding Setting Up of Constituent Assembly (Dated 20 April,
1951). SINON, Jusrice Jaswanr. Op.cit. Págs. 202-233
“Nehru todavía era partidario de confirmar la adhesión por medio de un plebiscito. MIJLLIK, EN. My
Year.s wit/ Nc/ru. Kas/mit. Allied Publishers. Nueva Delhi 1971. Pág. II
18 Ver lS. “Ihe Sheikh on Plebiscite and Sclf Deterinination”. World Affairs. Nueva Delhi, Diciembre dc
1995
279
4.1.2.2. El Acuerdo de Delhi de 1952
Ver Summary of E/e Eight/-Poinr Agreenwnt between India and Sheik/ Abdulla/ ‘s Ciovernment
Annaunced Iw Mr. Ve/ru on 24”’ JuIy 1952. En BIRDWOOD, Lord. Op.cit. Págs. 223, GUPTA, 5.
Op.cit. Págs. 371-373, y KORBEL, J. Op.cit. Pág. 224
280
Cualquier intento por alterar unilateralmente estas bases de nuestra relación con la India
no sólo constituiría un incumplimiento del espíritu y la letra de la Constitución, sino que
tendría consecuencias negativas sobre la armoniosa relación de nuestro Estado con la
India”.2<1
LAMB, A, Kas/mit. A Disputed Legacy. Pág. 195, y NOORANJ, A.G. “Jammu and Kashmir Accords-
II”. Ihe Statesman. 12 de diciembre de 1995
281
Jawaharlal Nehru presentó, en un principio, gran resistencia ante aquellos asesores que
le proporcionaban informes que desmentían los valores por los que siempre había
respaldado a Abdullah. Pero finalmente se rindió ante las múltiples denuncias de
autoritarismo y comunalísmo, y posibles anhelos independentistas, o incluso
propakistaníes, en confabulación con poderes hostiles a la India. No es posible prever
cuál habría sido el rumbo de Abdullah si Nehru hubiera ignorado las voces,
provenientes de círculos nacionalistas hindúes, que insistentemente pedian su
destitución. Pero en vistas de lo que ocurrió después, se puede afinnar que esta decísion
supuso el primero de una larga serie de errores que explican, más que ningún otro
factor, el inicio en 1989 de una sublevación secesionista en el Estado.
SHARMA, DL. Kas/mit Awakes. Vikas Publications. Nueva Delhi 1971. Pág. 185. Vertambién
KORBEL, J. Op.cit. Págs. 207 y 208, y PUR!, Balraj. “Kashmir’s Exelusion from Indian Democracy”.
Peace Initíatives. Nueva Delhi, enero-febrero de 1997, Balraj Puri, otro miembro histórico de la
Conferencia Nacional, ha relatado sus muchos intentos en aquellas fechas por promover reformas que
acabaran con la arbitrariedad dcl gobierno dc Abduííah y compensaran la falta de garantías democráticas
en la Constitución del Estado. Su primera proposición fue que se separara a la Conferencia Nacional de la
administración en el foro del partido, pero “estando bajo la influencia de los comunistas... (que)
ostentaban cargos en la Conferencia Nacional, (Sheikh Abdullah) prefería el modelo soviético en el que el
partido controlaba todas las ramas de la administración”. En una carta enviada a Nehru, Puri prevenía que
“la identificación del gobierno con la Conferencia Nacional conduciría al establecimiento de un régimen
totalitario”, pero Nehru consideraba que la sola presencia de Abdullah ya presentaba suficientes garantías
democráticas.
282
En su primera fase de gobierno, la Conferencia Nacional administró el Estado
sin ningún tipo de limitación o contrapeso constitucional, sin ninguna Asamblea o
partido en la oposición, y sin tener que responder ante Nueva Delhi, lo que provoco
numerosas situaciones de abuso de poder y deterioro moral. Existe unanimidad entre los
investigadores de la cuestión de Cachemira a propósito de que las primeras elecciones
22
para la Asamblea Constituyente en 1951 carecieron de plenas garantías democráticas.
Sheikh Abdullah y sus compañeros de la Conferencia Nacional ganaron todos los
escaños, 75 en total, por medios poco escrupulosos. La popularidad de Abdullah entre
los cachemiris es un hecho suficientemente bien documentadoj pero las dificultades
con las que se enfrentaba su gobierno le tentaron a impedir cualquier eventualidad que
pudiera desestabilizar su administración o desviarle de los objetivos marcados.
Como cabeza del gobierno democrático, Sheikh Abdullah continuó con una
actitud autoritaria que cada vez resultaba más dificil de ignorar. Su régimen adoptó una
forma de exagerada arbitrariedad que se tradujo en arrestos indiscriminados de sus
22 Tanto la elaboración de las listas electorales como el registro de las nominaciones fueron supervisados
con gran cuidado por los simpatizantes de Sheikh Abdullah. De un censo total de 2.950.975 personas sólo
votaron ¡64.185, y 73 dc los 75 escaños fueron adjudicados sin oposición. Por otro lado, todo el proceso
fue boicoteado por el único partido que hacía oposición en el Estado, el Praja Paris/ad que representaba
a los hindúes de Jammu y que contaba con cierto apoyo de los sijs, después de que se rechazara la
candidatura dc 41 de sus 46 aspirantes. La antigua Conferencia Musulmana, muy debilitada, no participó
en las elecciones. Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 365-366, TENO, KM. Kas/mit Article 370. Págs. 86-87,
y PURI, Balraj. ‘Kashmir’s Exclusion from Indian Democracy’. Peace Initiatives. Nueva Delhi, enero-
febrero de 1997. Acerca del desarrollo dc las elecciones, Korbel afirma que “ningún dictador lo podria
haber hecho mejor”. KORBEL, J. Op.cit. Pág. 222. Birdwood comenta el fraudulento procedimiento
preguntándose si, en vistas de la enorme popularidad de la que gozaba Sheikh Abdullah, su Conferencia
Nacional no podría haber salido victoriosa sin necesidad de eliminar a sus oponentes de la forma que lo
hizo. BIRDWOOD, Lord. Op.cit. Pág. 152
22 Algunos reporteros de periódicos indios afirmaron que “la popularidad de Sheikh Abdullah deslumbra’
y hablaron de la “dispersa fuerza de la oposición’ y de que las elecciones “constituyeron un gran triunfo”
que demostró qt¡e ‘el régimen de Sheikh Abdullah se estaba ganando la buena voluntad de la población”.
Incluso el periódico pakistaní Dawn afirmó que Abdullah “obtiene el apoyo entre su pueblo’. Taya Zinkin
escribió en Mane/ester Cuardian que “el dominio de Sheikh Abdullah sobre los cachemiris es único,
probablemente sólo comparable a aquel del Mahatma Gandhi en la India”. En BL[NKENBERG, L.
Op.cit. Pág. 185. Michael l3recher obtuvo de una visita que realizó al Valle en 1951 la impresión deque
los cachemiris no eran ni pro-India ni pro-Pakistán, pero que existía un “respeto y admiración universal
por Sheikh Abdullah’ y que la causa de la India se había visto reforzada por la violencia sufrida a manos
de los invasores del Paihan y por las nuevas reformas del gobierno de la Conferencia Nacional.
BRECHER, M. Opeil. Págs. 167-168
283
adversarios políticos y en la censura de la prensa,24 y que degeneró en prácticas de
nepotismo y un alto de grado de corrupción en las instituciones.25
Sheikh Abdullah consideraba que los problemas con los que se enfrentaba
Jammu y Cachemira merecían una respuesta y unas medidas urgentes para cuyo
tratamiento la obtención de la independencia no suponía una alternativa favorable. No
obstante, sus designios a largo plazo estaban menos claros. Abdullah ha sido criticado
por numerosos investigadores de la cuestión de Cachemira por haber desarrollado un
discurso demagógico y ambiguo.26 Es cierto que el posicionamiento del líder cachemiri
a propósito de la integración en la India o de la necesidad de celebrar un plebiscito varió
considerablemente a lo largo del tiempo. Siempre defendió que la decisión final debía
depender del deseo manifiesto de la población cachemiri. Pero como líder popular
ampliamente reconocido se vio con el derecho de debatir distintas soluciones que
25 Lamb denuncia que la India toleró este escenario para amparar a la figura sobre la que se asentaba su
principal argumentación para mantener su presencia en el Estado. LAME, A. Kas/mit. A Disputed
Legacy. Pág. 184. Pero Blinkeubcrg, sin negar el carácter autoritario del líder cachemiri, le disculpan
aludiendo a la situación a la que se tuvo que enfrentar: una atmósfera de emergencia en la que las
amenazas de desestabilización provenían desde el interior (Jammu y Ladakh), desde Pakistán, y desde los
integracionistas de la India. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 182
26 B.L. Sharma reitera en toda su obra esta particularidad de la trayectoria política de Abdullah. Ver, en
concreto SHARMA, EL. KashmirAwakes. Capítulo lO. Págs. 124-137. Ver, también, 1-IEWITT, V.
Op.cit. Pág. 139, y LAM E, A. Kas/mir. A Disputed Legacv. Pág. 187
284
pudieran responder a las necesidades de Cachemira en función de la evolución que fue
percibiendo en el tratamiento que merecía desde Nueva Delhi. Aparentemente esto le
llevó a defender ideas contradictorias, pero en realidad la posición del líder cachemiri
estaba clara. Su defensa de la permanencia en la India estaba condicionada por el grado
de compromiso de Nueva Delhi con aquellas garantías que él consideraba implícitas en
el acuerdo de adhesión.
285
Esta polémica revelación ha sido interpretada por autores como Balraj Puri, M.J.
Akbar o Han Jaisingh, como una prueba de las intrigas de EEUU por incluir a Jammu y
Cachemira en su ámbito de influencia.29 El historiador británico Vernon Hewitt refuerza
esta apreciación al introducir esta declaración en el marco de un escenario en el que
EEUU, irritado por la politica de no alineación de Nehru, dio lugar a las intrigas para
convencer a Abdullah de la conveniencia de instaurar un Estado independiente. Dando
por hecho, como Abdullah señaló a Henderson, que los cachemiris no optarían por
Pakistán, una Cachemira independiente parecia erigirse como la segunda mejor opción
posible para EEUU.30
No obstante, Gowher Rízvi y Ajit Bhattacharjea, dos de los autores indios que se
pueden incluir en la escuela “pro Abdullah” (el líder cachemiri cuenta en la India con
fervientes defensores y acérrimos detractores), creen que la estrategia de Abdullah
contemplaba dos alternativas. Según la exposición de Ajit Battacharjea, “la primera
implicaba un proyecto para perpetuar el estatus especial de Cachemira. Pero (Abdullah)
no estaba seguro de si el estatus especial sobreviviría, puesto que los líderes nacionales,
incluido Nehru, lo contemplaban como una característica temporal... La segunda
ramificación consistía en asegurar el apoyo internacional, fundamentalmente de EEUU,
para una Cachemira independiente”.31
29 pum, B. kas/mit towards lnsurgency. Oricnt Longman. Nueva Delhi 1993. Págs.20-21, AKBAR,
Mi. Kas/mit: Be/indt/e Valer Viking. Penguin Books India. Nueva Delhi 1991. Pág. 147,yJAISINGI-1,
H. Op.cit. Págs. 174-176
30 I4LWITT, V. Opeis. Págs. 125-126
“ Ver BHATTACI-{ARJEA, A. Op.cit. Págs. 196-198, y RIZVJ, Gowher. “India, Pakistan, and the
KashmirProblem, 1947-l972”. En THOMAS, R.G.C. Op.cit. Pág. 75
32 Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 367-370, AKBAR, Mi. Kas/mit: Be/indt/e Vale. Págs. 140-142, y
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 186
286
políticos indios percibieran síntomas de que el líder cachemiri estaba paulatinamente
retomando los objetivos del programa ideológico New Kashmir de 1944.
Según Alastair Lamb, este es el significado que la palabra “adhesión” tenía para
Sheikh Abdullah, lo que explica muchas de las aparentes contradicciones de sus
declaraciones públicas a lo largo de los años.33 Abdullah había apoyado la adhesión de
Jammu y Cachemira a la India para evitar que fuera anexionado por Pakistán, y hasta
que los cachemiris indicaran lo contrario, los guardianes indios del Estado tendrían
derecho a permanecer en su suelo. La opinión de Alastair Lamb estaba presente en la
mente de algunos políticos en Nueva Delhi que solicitaban la abrogación del Art. 370
con el temor de que la integración del Estado pudiera volver a ser matería de discusión,
en un futuro próximo o en uno lejano.
~ Ver, por ejemplo, BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 42-43, LAME, A. Kas/mir. A Disputed
Legacv. Pág. ¡93, y JAISINGE, H. Op.cit. Págs. 83-85
287
Akbar y Y.D. Gundevia sostienen que su deseo era garantizar que el Estado obtuviera el
grado de autonomía que se había pactado en el momento de la adhesión. Una autonomía
que se hizo aún más necesaria cuando Abdullah comprobó que en la India existía un
influyente círculo político de ideología nacionalista hindú que podría eventualmente
poner en riesgo el bienestar de la comunidad musulmana cachemirí. Abdullah sólo
consideraba la independencia como un recurso que debía estar disponible en caso de
que la evolución política en la India llegara a suponer una amenaza para Jammu y
35
Cachemira.
Algunos de los informes proporcionados por los servicios de inteligencia, sin ser
concluyentes, se han demostrado ciertos con el tiempo. Pero otros, en especial los que
implicaban a Abdullah en supuestas intrigas propakistaníes, no sólo eran inconsistentes,
sino que interpretados en el marco de la biografia política de Abdullah resultan
claramente descartables. Ello demuestra, como poco, que el líder cachemiri fue objeto
de una clara campana de acoso y derribo que no siempre estuvo justificada por las
razones que se enarbolaron ante la opinión pública y ante el propio Nehru. Si todas las
pruebas utilizadas para implicar a Abdullah en actividades antínacionales hubieran
tenido una base sólida, el líder cachemiri podría hoy ser elogiado por su gran capacidad
para desarrollar complicadas cabriolas diplomáticas.
Por un lado, se le acusó de planear, en unión con los líderes de Azad Kashmir,
un proyecto de reunificación y establecimiento independiente de todos los territorios del
‘~Ver, por ejemplo, AKBAR, M.J, India: T/e Siege Wit/in. UBSPD. Nueva Delhi 1996. Págs. 241-243 y
Kas/mit: Re/indt/e Vale. Págs. 141-142; y Gundevia. YO. en PALIT & PALIT PUBLISHERS. T/e
Tesament of S/eik/ Abdulla/. Palit & Palit Publishers. Nueva Delhi 1974. Págs. 70 y 91
288
anterior Reino Dogra.36 Por otro, de estar manteniendo contactos con diplomáticos
pakistaníes para lograr la adhesión a la nación islámica.37 Y por último, de buscar el
apoyo de EEUU para instaurar un Estado independiente protegido por el bloque
occidental.38
~ En mayo de 1953 los servicios de inteligencia informaron de que Abdullah habia repetido al líder
demócrata norteamericano Adlai Stevenson prácticamente las mismas ideas de las que anteriormente
había informado el embajador Henderson. MULLIK, B.N. My Years wit/ Nehru. Kas/mir. Pág. 9. Hubo
otros contactos con diplomáticos de otros países en los que Abdullah insistió en la idea de que, aunque
prefería la independencia, siesta opción era inviable la mejor alternativa posible era la permanencia en la
India. Ver BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Págs. 196-197
289
cuando el compromiso de los dirigentes indios con el secularismo y con la autonomía de
Jammu y Cachemira comenzó a verse debilitado.
~‘Esta fue la idea expuesta por Maulana Mohammed Sycd Masoodi, secretario general de la Conferencia
Nacional y uno de sus líderes más respetados, en un comunicado enviado a la prensa de Nueva Delhi
pocos días antes de que Abdullah fuera destituido. Ver BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 200
290
4.1.3.3. Loa “deaequllibrios regionales’
Entre las tensiones divergentes a las que se tuvo que enfrentar Abdullah hubo
una que, más que ningún otro factor, resultó determinante a la hora de impedir que
consiguiera llevar la estabilidad política al Estado y acabara adoptando un hasta
entonces inédito discurso de confrontación con el Centro: la existencia de los
denominados “desequilibrios regionales”. Estos desequilibrios regionales, que
combinaban un conflicto de naturaleza comunal con unas reclamaciones de carácter
nacionalista regional,40 supusieron la principal causa de la destitución de Sheikh
Abdullah.
40 l3irdwood considera que el detonante fue el rabioso sentimiento hindú de los hindúes de Jammu que
querían dominar Srinagar. BIRDWOOD, Lord. Op.cit. Pág. 166. Balraj Puri defiende que el movimiento
de oposición a Sheikh Abdullah se basó en exigencias que no estaban relacionadas con el comunalismo
sino con el nacionalismo regional. PURI, Balraj. .Jammu. A Clue lo Kas/mit Tan gle. Balraj Puri. Nueva
Delhi 1966. Pág. 33
291
El enfoque del primer ministro no era en ningún caso comunal, pero su esfuerzo
por compensar el tradicional relegamiento de los musulmanes, unido a un
desconocimiento de las particularidades de las otras regiones, ha llevado a autores como
OP. Kapoor, D.N. Rama o HL. Sharma a denunciar que puso en práctica políticas
comunales y discriminatorias.42
42 Ver RAINA, D.N. Kas/mit. Distottions and Reality. Págs. 9 y 66, KAPOOR, OP. Op.cit. Págs. 66-
106, 51-IARMA, B.L. Kas/mirAwakes. Cap. II. Págs. 138-155, y MULLIK,B.N. My Years wit/ Nc/ru.
Kashmir. Pág. 20,
~ Ver KAUL, R.N, Op.cit. Págs. 55-56 y SWGH, Karan. HeirApparent Op.cit. Pág. ¡39-141
~ Se puede encontrar un estudio pormenorizado sobre los desequilibrios regionales en PURI, Balraj.
.Jammu & Kas/mit. Triump/ <md Ttagea’v of India Pederalisation. Sterling Publishers Private Limíted.
Nueva Delhi 1981, PIJRI, Balraj. Si~n~nering Volcano. Studv of.Jan¡mu 1 Relations wit/ Kas/mit. Sterling
Publishers Private Limited. Nueva Delhi 1983. Y PURI, Balraj. Jammu. A Clue tú Kas/mit Tangle.
292
los grupos sociales más desfavorecidos perjudicaron enormemente a la clase hindú,
propietaria de importantes latifundios y protagonista de la vida económica del Estado.
Esta comunidad reaccionó con indignación ante un histórico plan de abolición de las
grandes propiedades que concedió las parcelas superiores a 23 acres a los arrendatarios
sin ningún tipo de compensación a los propietarios expropiados.45 La decisión de no
indemnizar las confiscaciones y la anulación de las deudas de las personas con pocos
recursos supusieron un duro golpe para esta comunidad, que no pudo hacer nada en
contra de estas medidas al encontrarse dentro del ámbito de decisión estatal.46
Las campañas del Praja Parishad en Jammu, las señales de apoyo provenientes
de determinados círculos políticos en la India, y la creciente insistencia de algunos
importantes dirigentes indios por “normalizar” Cachemira irritaron a Sheikh Abdullah.
Muy especialmente, el líder cachemiri adoptó una actitud desafiante ánte el anuncio de
que se estaba estudiando la posibilidad de reducir las prerrogativas del Art. 370.
Abdullah se expresó con rabia en contra de estas injerencias acusando a la India de
~ Sheikh Abdullah se situaba a la izquierda de Nehru y muchos de sus colaboradores, como CM. Sadiq y
B.P.L. Bedi, habían pertenecido al Partido Comunista. La ideologia de la Conferencia Nacional, reflejada
en el programa New Kas/mit, cantaba las alabanzas de un sistema de partido único en Jammu y
Cachemira dedicado a llevar a cabo reformas sociales influidas por la ideologia liderada por la Unión
Soviética, especialmente en el campo de la educación, las comunicaciones, la irrigación y la salud. Ver
KORBEL, 3. Op.cit. Págs. 210 y 254, BIRDWOOD, Lord. Op.cit. Pág. 163, y BRECHER, M. Op.cit.
Pág. 153
46 Ver SINGH, Narinder. PolitiúalAwakening in Kas/m ir. H.K. Publications. Nueva Delhi 1992. Págs.
130-13 3
~ Ver MADHOK, BR. Op.cit. Pág. 1106
293
comunalismo y avisando de que no permitiría que se llevara a cabo la propuesta de
ampliar las competencias de la Constitución de la India en Cachemira.48
Por primera vez, Sheíkh Abdullah se pronunció con ira en contra de la India,
dirígiendo sus críticas a la nación y reconociendo los esfuerzos de Nehru por
49
contrarrestar a las fuerzas políticas comunales. Abdullah fue reaccionando con mayor
rotundidad a medida que las presiones iban creciendo. Unas cuantas declaraciones que
cuestionaban la consumación de la integración de Jammu y Cachemira y ponían en tela
de juicio el carácter secular de la India despertaron la indignación de muchos círculos de
opinión indios.50 Abdullah, al rebelarse de esta forma ante las presiones estaba dando
los primeros síntomas de haber perdido la batalla en contra de aquellas fuerzas
SI
determinadas a crearle problemas y acabar con su regímen.
* Abdullah calificó el proyecto de “poco realista, infantil y con un toque de locura’ añadiendo: “nadie
puede negar que en la India existe un espíritu comunal”. KORBEL, J. Op.cit. Pág. 223
~ “Muchos cachemiris están preocupados por lo que podria pasarles a ellos y a su situación si, por
ejemplo, le pasara algo a Pandit Nehru... si se produce un resurgir del comunalismo en la India, cómo
vamos a convencer a los musulmanes dc Cachemira de que la India no pretende engullir a Cachemira...
Aquellos que están levantado el eslogan de la aplicación total de la Constitución de la India en Cachemira
están debilitando la adhesión. Son las mismas personas que han masacrado a los musulmanes de Jammu’.
KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 59
~“ Sheikh Abdullah subrayó en marzo dc 1952 que si la población de Cachemira no ratificaba su adhesión
a la India, “esto no significaría que como consecuencia Cachemira se convertiría en parte de Pakistán...
Recuperaría el estarus del que disfrutaba inmediatamente antes de la adhesión”. Times o/india escribió:
“Sheikh Abdullah mete la pata. Cada vez que Sheikh Abdullah abre la boca, sus amigos rezan para que no
meta la pata mientras sus enemigos se regocijan. La última serie de declaraciones del Sheikh en Jammu
subieron un nuevo grado sus indiscreciones”. Times of India. ¡3 de abril dc 1952, en BLINKENBERG,
L. Op.cit. Págs. 167-189. Ver también AKBAR, M.J. India: T/eSiege Wit/in. Op.cit. Pág. 246
~‘Muchas crónicas describen al líder cachemiri en esta coyuntura como un hombre desconcertado que
había acabado por perder el control y la confianza en sí mismo y se había dejado llevar por los nervios
hacia una actitud intolerante e irreflexiva. Ver KORBEL, .1. Op.cit. Pág. 233, BIRDWOOD, Lord. Op.eit.
Pág. 162, y KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 66
Hasta aquel momento Nehru se había resistido a claudicar ante las presiones de
aquellos que exigían la destitución de Abdullah, pero los últimos acontecimientos le
hicieron sentir por primera vez “dudas sobre el futuro de Cachemira”. Nehru terminó
por ser convencido de que tan drástica medida era ya inaplazable.
~ Ver AKBAR, Mi, India: T/c Sic ge Wir/in. Págs. 244-245 y Kas/mit: Be/ind t/c Vale. Págs. 144-145,
y BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 194
~ Ver MULLIK, B.N. Mv Years vvit/ Nc/ru, Kas/mit. Págs. 29, y KORBEL, J. Op.eit. Pág. 232-233
56 Ver MADHOK, BR. Op.cit. Pág. 1107, BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. ¡95 y MULLIK, B.N.
Mv Yearv wit/ Nc/nt. Kas/mir. Págs. 38-39
295
por un círculo de personalidades entre las que se encontraban miembros de la
Conferencia Nacional de .Jammu y Cachemira y del Partido del Congreso de la India.59
~ El Sadar-i-Rivasat tomó medidas de precaución como la puesta en alerta de las Fuerzas Armadas del
Estado y la infiltración de la noticia a algunos periódicos indios para que incluyeran referencias a posibles
actividades antinacionales que Abdullah podría estar llevando a cabo. No obstante, la cobertura que la
mayoría de los periódicos indios dio a la noticia el 10 de agosto demuestra que sorprendió enormemente.
Ver BLrNKENBERG, U. Op.cit. Pág. 192, y ABDULLAH, 5. Op.cit. Pág. 125
Bakshi ordenó el arresto de Abdullah, Mirza Afral Bcg y otros 33 de sus más estrechos colaboradores
exponiendo que era una medida necesaria para poder conducir su administración con una calma relativa.
AKBAR, Mi. India: T/e Siege Wit/in. Pág. 248, y EHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 202
KAUL, R.N. Op.cit. Págs. 66-67. La razón alegada por G.M. Sadiq para retirar su apoyo a Abdullah fue
que la amplia autonomía exigida por el líder cachemirí no implicaba necesariamente una mayor libertad
política, y mucho menos una mayor libertad económica, y que ello había quedado de manifiesto durante
su gobierno, en el que el Estado había gozado de una autonomía substancial pero a la población se le
habían negado ¡os derechos fundamentales. En SHARMA, HL. Kas/mirAwakes, Pág. 183
62 Cuando Sheikh Abdullah propuso a sus compañeros de la Conferencia Nacional “una revisión de la
adhesión del Estado a la India”, la mayoría de los miembros dcl partido rechazaron la propuesta de
Abdullah y firmaron una resolución que apoyaba la adhesión del Estado a la India. Más tarde, Abdullah
solicitó a uno de los ministros disidentes, Sham Lal Saraf, que dimitiera bajo una acusación de
corrupción. Sham Lal Saraf, l3akshi Ghulam Mohammed y un tercer ministro contestatario presentaron un
memorándum al Sadar-i-Riyasat en el que acusaban a Abdullah de adoptar decisiones arbitrarias y de ser
el responsable del deterioro de la administración por nepotismo, incompetencia y despilfarro de los
recursos públicos. Ver GUPTA, 5. Op.cit. Págs. 263-264, Ver también ABDULLAH, 5. Op.cit. Pág. 126
63 Ver KORBEL, i. Op.cit. Págs. 237-240, KAUL, R.N. Op.cit. Págs. 66-67, BHATTACHARJEA, A.
Op.cit. Págs. 198-199. Narinder Singh matiza que “la tragedia fue que Sheikh Abdullah fue mal
interpretado y su reclamación de mayor autonomía para el Estado fue interpretado como (una
reclamación) por la independencia”. SINGH, Narinder. Op.cit. Págs. 145-146
296
adoptar esta medida después de considerar que su posicionamiento era ya claramente
64
independentista. Sheikh Abdullah también señaló en sus memorias que los factores
desencadenantes fueron que algunos agentes hicieron creer a Nehru que, por un lado, se
disponía a mantener una reunion desleal con un emisario de Pakistán, y, por otro, que
estaba introducido en una conspiración con EEUU para establecer a .Jammu y
Cachemira como un Estado independiente.65 No obstante, algunas personalidades
cercanas a Nehru, como Y.D. Gundevia, 5. Copal o el general Kaul, han sostenido que
Nehru nunca creyó las acusaciones de actividades antinacionajes y se opuso a que la
destitución de Abdullah fuera seguida de su arresto y encarcelamiento.66
Por otro lado, no había nada de nuevo en que Abdullah jugueteara con la idea de
la independencia, que incluso fue debatida durante el discurso de inauguración de la
Asamblea Constituyente. Más bien parece que las acusaciones de actividades
antinacionales no fueron más que instrumentos incorporados por los enemigos del líder
cachemiri para minar la confianza de Nehru y para presentar una justificación firme de
la medida adoptada de cara a la opinión pública. En pleno período de Guerra Fría, un
año antes de que Pakistán hiciera oficial su inclusión en el bloque militar occidental,
64 MULLIK, B.N. Mv Years vvit/ Nc/ru. Kas/mit. Págs. 40-42, y QASIM, Mir. My Lijé and Times.
Allied. Nueva Delhi 1992, Pág. 162, en BHATTACI-IARJEA, A. Op.cit. Pág. 199
6S ABDULLAH, 5. Op.cit. Págs. 125 y 127
297
eran comunes las denuncias sobre supuestas injerencia de poderes externos en la no
alineada India. Los rumores a propósito de los planes de EEUU en Cachemira en
confabulación con Sheikh Abdullah corrieron libremente y fueron explotados por la
prensa.
EN. Mullik, que en sus memorias reconoció que no creía que Abdullah
estuviera tentado ni por Pakistán ni por la independencia total, admitió que el problema
se centraba en la cuestión del autogobierno. Cualquier nueva concesion en materia
autonómica sólo se habría podido justificar sobre la base de que se trataba de un Estado
de mayoría musulmana. y eso no se nodía hacer en una~~ India secular.67 Además. las
demandas de separación de Jammu y Ladakh se habrían vuelto insostenibles. En efecto,
la destitución de Sheikh Abdullah aportó unos cuantos años de relativa calma para el
gobierno de la India sobre el problema de los desequilibrios regionales.
67 B.N. Mullik afirma que lo que realmente buscaba era un estarus dc semí independencia en el que la
India actuara como protectora mientras su Estado se beneficiaba económicamente, gracias a la industria
turística y otras fuentes dc riqueza cachemiris, libre de la interferencia de lo que consideraba un gobierno
central dominado por los hindúes. Ver MULLIK, B.N. My Ycars wit/ Nc/ru. Kas/mir. Págs. 39 y 47
298
Pero ni Nehru ni el resto de los dirigentes indios parecieron entender el
significado que derivaba de este suceso. Lo acontecido supuso el peor golpe para la
estructura básica de la posición de la India en Jammu y Cachemira. Esta posición se
asentaba, sobre todo en su proyección internacional, sobre el argumento de que Sheikh
Abdullah debía ser considerado como la expresión viva del deseo de la población
cachemiri. La voluntad de los cachemiris, expresada a través de Sheikh Abdullah, había
pedido que Jammu y Cachemira permaneciera dentro, o estrechamente vinculado, a la
India. Si Sheikh Abdullah era un falso profeta, como sugería lo ocurrido la noche del 8
al 9 de agosto de 1953, se podía decir que Nehru había interpretado mal el deseo de los
habitantes de Jammu, Ladakh y el Valle de Cachemira. En otras palabras, Pakistán,
cuya reclamación territorial había tenido hasta entonces como única base su defensa de
la Teoría de las Dos Naciones, tenía ahora argumentos para defender que la India no se
encontraba en el Estado como libertadora y garante de la democracia, sino como otro
dominador colonial.
299
4.2. 195*1965. EL COMIENZO DEL CONTROL POL/TICO
flLtECIY> DE JAMAR! Y CAC&EIW¿4 DESDE mr~ DELIA’ Y SUS
TÍMIDAS REPERCUSIONES SOCLCLES
Segundo: la abolición del Art. 370, que habría sido bien recibida en Jammu y
Ladakh, provocaría el malestar en el Valle de Cachemira donde, con toda seguridad, se
producirían disturbios y se dificultaría la labor de gobierno. Además, también daría
lugar a las protestas dc la ONU y dc Pakistán. Aunque la India ya no se sentía obligada
por las resoluciones de la ONU, prefería evitar una condena pública.
301
La mayoría de los dirigentes indios se inclinaba ya claramente por esta segunda
opción. Pero la presencia de Nehru, las reclamaciones de la población del Valle y la
perseverancia de la disputa territorial impidieron que la anulación del derecho de
autogobierno de los cachemiris se realizara de forma descubierta y rotunda. Mediante la
designación de los primeros ministros del Estado y la celebración de elecciones sólo
simuladamente democráticas que ratificaran estos gobiernos, Nueva Delhi intentó
disfrazar el proceso de integración definitiva con el halo de la democracia. Sin embargo,
desde Bakshí Ghulam Mohammed todas las personalidades escogidas por el Centro para
encabezar el gobierno estatal no fueron más que comparsas del Partido del Congreso. El
único líder que podía representar los intereses de la población musulmana cachemirí,
Sheikh Abdullah, permaneció encarcelado o exiliado durante la mayor parte de este
proceso integrador que se tradujo en la reducción material del alcance del Art. 370.
302
El escenario político también varió sensiblemente tras el arresto de Sheikh
Abdullah. A partir de 1953 salieron a la luz numerosos políticos que, aunque eran
conocidos en el Valle, habían pasado desapercibidos y permanecido a la sombra de la
figura del líder cachemiri. Estos políticos, que habían participado en la misma lucha
democratizadora durante los últimos años del régimen monárquico, tuvieron después
problemas para seguir unidos bajo un mismo programa ideológico porque entre ellos
existían grandes diferencias a tres niveles.
303
centralizadores del gobierno indio. No obstante, como era de esperar, su decisión fue
interpretada como un nuevo ejemplo de sus anhelos propakistaníes.1
Por último, aquel grupo minoritario de políticos más sensibles a los fundamentos
religiosos, y que defendían la integración en Pakistán o la instauración de Jammu y
Cachemira como un Estado islámico independiente, habían cruzado al otro lado de la
frontera, habían sido encarcelados o, de alguna forma, se habían visto obligados a
mantenerse al margen de la actividad política.
Entre todos estos políticos, los musulmanes Bakshi Ghulam Mohammed, G.M.
Sadiq y Syed Mir Qasim, los miembros de la Conferencia Nacional que se sucedieron
en el cargo de primer ministro desde 1953 hasta que en 1975 Abdullah pudo recuperar
el cargo, representaron al jefe de gobierno ideal para Nueva Delhi. Todos habían
participado con Sheikh Abdullah en los movimientos nacionalistas de democratización
y en la resistencia a la invasión pakistaní en 1947-1948. No obstante, sus perspectivas
políticas eran mucho menos radicales que la de Abdullah, y estaban más en la línea de
los políticos más moderados del Partido del Congreso indio. Del mismo modo, ninguno
de ellos gozó, en ningún momento de sus mandatos, de un respaldo popular semejante
al de Abdullah. Todos ellos fueron hombres fuertes instaurados por Nueva Delhi en
Srinagar con la intención de someter a Jamníiu y Cachemira a una relación de estrecha
dependencia con la India.
Pero no todos llevaron a cabo su tarea con el mismo talante. En especial Bakshi
Ghulam Mohammed fue un político de gran autoridad y eficacia administrativa, pero de
pocos principios, poco respeto por las libertades y, sobre todo, muy inclinado hacia
ciertas prácticas corruptas que le pennitieron amasar una fortuna considerable.2 Bakshi
ocupó el puesto de primer ministro hasta 1963, diez años durante los que los vínculos de
Cachemira con la India se consolidaron más allá del punto de no retorno.3 Para evitar
obstáculos, el nuevo primer ministro cachemiri llevó a cabo una altamente represiva
Ver lS. “The Sheikh on Plebiscite and SelfDeíermination”. World Affairs. Nueva Delhi, diciembre de
1995
2 Ver BHATTACI-IARJEA, A. Op.cit. Pág. 205, y SHARMA, HL. Kas/mir Awakes. Pág. 207
Nada más ocupar su puesto, Bakshi declaró que Cachemira era definitivamente parte de la India y que
“ningún poder sobre la tierra puede separar las dos naciones”. KORBEL, J. Op.cit. Pág. 244
304
política de obstaculización a cualquier partido político o líder que supusiera una
amenaza para los intereses de Nueva Delhi.4
Bakshi “continuó los métodos dictatoriales de Abdullah y aparentemente estaba muy lejos de desear que
la población de Cachemira decidiera su destino libremente. Contaba con la confianza de Nehru, que
inexplicablemente cerró sus ojos ante los métodos totalitarios aplicados en la política de Cachemira-
métodos que nunca habría tolerado en la propia India”. KORBEL, J. Op.cit. Pág. 245. Ver también
GUPTA. S. Op.cit. Pág. 383, SINGI-l, Narinder. Op.cit. Pág. 87, ABDULLAH, S. Op.cit. Pág. 126, y
AKBAR, Mi. India: T/c Siége Wir/in. Págs. 252-253. Nehru se justificó de la siguiente forma: “Es cierto
que la libertad política no existe aquí en igual medida que en el resto de la India. Al mismo tiempo hay
mucha más de la que solía haber”. AKBAR. Mi. Kas/mit: Bc/ind 1/e Vale. Pág. 159
El impacto del desarrollo económico en la opinión pública fue desigual. Mir Qasim, que entonces era
ministro en el gobierno de Jammu y Cachemira, señala que “la gente estaba contenta. con nuestro trabajo,
pero no nos perdonaba por la situación de Sheikh (Abdullah) y por ello no cooperaba completamente con
nuestros proyectos de desarrollo”, BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 207. P.N. Bazaz también destaca
305
situación política. La inconclusa disputa territorial con Pakistán y las ansias de
autogobierno de la población cachemiri fueron ignoradas, tolerándose un escenario
proclive al desarrollo de un núcleo de oposición que en el futuro minaría la posición de
la India en el Estado.5
que “estos elogiables logros fueron contrarrestados por la salvaje represión desplegada en el período”.
BAZAZ, P.N. Kas/mitin Ctuciblc. Pág. 69. R.N. Kaul considera que la corrupción de la administración
de Bakshi y la sensación entre los cachemiris de que se estaba comprando su derecho al voto
determinaron que “la juventud se convirtiera en la primera víctima de la degeneración moral e intelectual,
y la integridad se convirtió en un bien muy escaso”, KAUL, R.N. Op.cit. Pág. 76
9Afzal Beg y otros miembros del Frente fueron excarcelados para participar en las deliberaciones sobre la
nueva Constitución, pero boicotearon los debates denunciando que Sheikh Abdullah continuaba en
prisión, que la Cámara había perdido su carácter representativo, y que el proyecto de Constitución era
inaceptable. Al día siguiente volvieron a ser encarcelados. Ver SINGH, Narinder. Op.cit. Pág. 150. Un
estudio sobre la progresiva erosión del estatus especial de Jammu y Cachemira en TENG, Krishen Mohan
y KAUL, S. Kas/mit Spccial Status. Oriental Publishers andDistributors. Nueva Delhi 1975. Págs. 35-Sl
lo
Texto de la Constitución y sus enmiendas en SINGH, Justice .Jaswant. Op.cit. Págs. 247-355. Ver
también TENG, K. M. Sta/e Governmentandl’olitics. Págs. 46-159
306
yugo en el cuello del Congreso y en el cuello de cualquier político suficientemente
valiente como para encabezar el gobierno de Srinagar”.
‘2 Abdullah mantuvo un contacto ininterrumpido con Nehru durante sus años en cautividad. El lider
cachemirí nunca durante toda su vida se pronunció públicamente en contra de Nehru, aunque sí lamentó
en contactos privados que el primer ministro hubiera sucumbido a las presiones de los que deseaban su
aislamiento. En su biografia y en diversas entrevistas, el líder cachemiri presentaba al primer ministro
indio como una víctima más de las intrigas de los “elementos reaccionarios”. Ver GUNDEVIA. Y.D. en
PALIT & PALIT PUBLíSI~IERS. Op.cit. Págs. 47, 48, 107, 114 y 116, ABDULLAH, 5. Op.cit. Caps. 18
y 19, y AKBAR, M.J. India: T/c Siege Wit/in. Págs. 253-254
Como declaró a la prensa cl 17 de febrero de 1958: “Uno de los principales objetivos presente en todo
cl movimiento político en el Estado.., ha sido garantizar el derecho de autodeterminación para la
población del Estado. La expresión del deseo del pueblo a través de un plebiscito es la única fórmula en
que han coincidido todas las partes implicadas, y en un conjunto de desacuerdos puntuales, este
denominador común ha mantenido la unión hasta el momento... La población del Estado considera la
fórmula del plebiscito como una interpretación clara de sus largamente deseadas aspiraciones y como una
solución definitiva para el complicado problema con el que se enfrenta”. Ver LAMB, A. Kas/mir. A
Disputed Legaev. Pág. 203, y AKBAR, Mi. India: T/e Siege Wit/in. Págs~. 254
6 Por ello, en palabras de Mullik, “como las cosas estaban llegando a su clímax y estaba claro que Sheikh
estaba haciendo todo lo posible para unir sus fuerzas a Pakistán y darle una razón a Pakistán para
intervenir directamente creando desórdenes en el Estado, volvió a ser arrestado el 30 de abril de 1958”.
307
consiguió que Abdullah volviera a ser arrestado y procesado junto a otros 26 acusados
por un presunto caso de consporacion.
Al igual que había ocurrido durante el proceso que culminó con su primera
destitución y arresto, las pruebas que se presentaron para sostener la acusación,
reproducidas por EN. Mullik en su narrativa, son copiosas pero en ningún caso
6 17
concluyentes, y nunca se pudo demostrar ninguna de las imputaciones. Hasta 1964,
seis años después de su segundo arresto, no fructificaron los intentos de Nehru por
liberar a Abdullah.’8 Algunas personalidades, como Mullik y Bakshi, frenaban
sistemáticamente cada nueva tentativa afirmando estar a punto de contar con las pruebas
necesarias para demostrar su culpabilidad.’9
Dando por descartado que Abdullah hubiera acabado dirigiendo sus intereses
hacia Pakistán, las razones de que permaneciera tanto tiempo encarcelado son evidentes.
Por un lado, perseveraban todos aquellos temores a propósito de permitir un desarrollo
político autónomo en un Estado dotado de tales prerrogativas como las contempladas en
el Art. 370. Por otro, el nuevo núcleo dirigente en Jammu y Cachemira presenció con
temor que la presencia de Abdullah en el Valle alimentaba el rechazo popular hacia
Bakshi. Y por último, la India ya no tenía la certeza de que un plebiscito en el Valle de
Cachemira le fuera a resultar favorable.
MULLIK, B.N. My Years wií/ Nc/ru. Kas/mit. Pág. 84-85. Vernon Hewitt considera probado que
Abdullah aceptó la ayuda de Pakistán para financiar el Frente por el Plebiscito. HEWITT, V. Op.cit. Pág.
127. También se implicó a Abdullah en las reyertas que habia suscitado su presencia en Srinagar. Según
Mir Qasim. más tarde se supo que “las algaradas habían sido ideadas por los colaboradores del Sr. Bakshi
para proporcionar una justificación para volver a arrestar al Sr. Sheikh”. EHAITACHARJEA, A. Op.cit.
Pág. 213
MULLIK, B.N. My Years wit/ Nc/tu. Kas/mit. Págs. 279-3 13
‘7
Ver AKBAR, M.J. India: T/c Siege Wií/in. Págs. 250 y 257
‘En 1964, durante una reunión celebrada en Srinagar al más alto nivel, ante la insistencia de algunos de
sus colaboradores que se obstinaban en la culpabilidad del líder cacherniri, Nehru acabó golpeando la
mesa y declarando irritado: “Si una maldita cosa no puede ser demostrada en cuatro años ni en seis años,
entonces obviamente es que no hay nada que demostrar”. BI-IATTACHARJEA, A. Op.cít. Págs. 211-212.
Ver también AKBAR, Mi. India: T/e Siege Wit/in. Pág. 259
308
Asamblea Legislativa de 1957 y 1962, con Abdullah todavía en la cárcel, como una
ratificación popular de la adhesión que le eximía de su compromiso con el plebiscito.20
No obstante, los investigadores de la historia política de Jammu y Cachemira coinciden
en señalar que todas las elecciones desde 1951 hasta 1962 fueron fraudulentas y que de
ellas no se puede obtener un testimonio del panorama ideológico en el Estado.2’ Con
toda probabilidad, en cualquier consulta libre Abdullah, al margen de las siglas del
partido bajo el que se presentara, y puede que incluso de la opción política que
defendiera, habría obtenido la victoria, por lo menos, en el Valle de Cachemira.
26 En abril y mayo de 1957 se celebraron las primeras elecciones para la Asamblea Legislativa desde
1947. La Conferencia Nacional ganó 68 de los 75 escaños existentes, siendo los siete restantes ocupados
por miembros de partidos hindúes (5 por el Praja Paris/ad en Jammu), que se veían representados por
primera vez y recibían con agrado la tendencia pro-India de Bakshi. En estas elecciones votó un 62,1 %
de la población. GUPTA, Sisir. Op.cit. Pág. 385. En 1962 se volvieron a celebrar elecciones generales y
la Conferencia Nacional afianzó hasta tal punto suposición, al obtener 70 de los 75 escaños posibles, que
Nehru se vio obligado a aconsejar a Bakshi: “De hecho, su posición se vería mucho más reforzada si
concediera algunos escaños a oponentes con buena fe”. BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 213
2’ Ver BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 213,yAKBAR, Mi, Kas/mit: Be/indt/e Vale. Pág. 159
23 La opinión pública fue informada dc “los métodos vergonzosos con los que los cachemiris han sido
gobernados por la Conferencia Nacional” hasta aquel momento, aunque sin reconocer que detrás de ellos
sc encontraba cl Partido dcl Congreso de la India, BAZAZ, P.N. Kas/mitin Crucible, Pág. 75
24 Este grupo abandonó desde 1957 hasta 1960 la Conferencia Nacional y fundó un nuevo partido, la
Conferencia Nacional Democrática, Sadiq discrepaba, fundamentalmente, de las prácticas abusivas y
309
Antes de analizar el nuevo periodo de gobierno de Sadiq, resulta necesario
mencionar un episodio que marcó un punto de inflexión en la evolución política interna
en Jammu y Cachemira. A finales de diciembre de 1963 desapareció de la mezquita de
Hazratbal, cerca de Srinagar, una reliquia sagrada supuestamente perteneciente al
Profeta Mahoma, el Moe-i-Muqaddas. El robo de la reliquia provocó graves disturbios
en el Valle de Cachemira que perduraron hasta febrero de 1964, después de que la
reliquia reapareciera misteriosamente y se certificara su autenticidad. Como hemos visto
en el capítulo anterior, Pakistán informó al Consejo de Seguridad de la ONU definiendo
de forma excesiva los desórdenes como el inicio de una sublevación popular en contra
del dominio de la India.
corruptas que estaban proliferando durante el régimen de Bakshi. Al abandonar el partido, Sadiq declaró
que era imposible para los “miembros honestos trabajar dentro de la Conferencia Nacional’. GUPTA, S.
Op.cit. Pág. 386
25 MULLIK, B,N. My Ycars ivitli Nc/ru. Kas/mit. Pág. 112
26 Mullik rechaza esta insinuación como “inconcebible” y afirma que el propio ex primer ministro había
solicitado su destitución. MULLIK, B.N. My Ycars wit/ Nc/ru. Kas/mir. Pág. 121. Según P.N. Hazaz,
todas las iras de la población se dirigieron en contra de los circulos relacionados con Bakshi. BAZAZ,
P.N. Kas/mitin Gucible. Pág. 74, también en AKHAR, M.J. Kas/mir: Bc/ind t/e Vale. Pág. 160
20 Ver MULLIK, B.N. Mv Ycars wit/ Nc/tu, Kas/mir. Págs. 155-156, y PALIT & PALIT
PUBLISHERS. Op.cit. Pág. 120
29 Ver BAZAZ, P.N. Kas/mitin Crucible, Pág. 75, y SHARMA, HL. Kas/mit Awakcs, Pág. 115
~ Avub Khan señaló que la India ordenó el robo para “someter a los musulmanes de la Cachemira
ocupada a más y más atrocidades”. SHARMA, B.L. Kas/mit Áwakcs. Pág. 114. Según Lamb, los
cachemiris sospechaban que existia un complot inspirado desde Nueva Delhi con la intención de
fortalecer el control de la India sobre la región. LAMB, A. Kas/mit. A Disputed Legacy. Págs. 206-207
310
alguna autoridad india, ello supondría el reflejo de una mal calculada acción política.
No era dificil de prever el problema que el robo de la reliquia conllevaría para el
gobierno de Nueva Delhi. El movimiento religioso de protesta, que dirigió sus iras más
hacia las autoridades estatales que hacia unas autoridades centrales volcadas en la
recuperación de la reliquia, asumió rápidamente “una inconfundible complexión
31
política
32 Un movimiento que “asumió proporciones formidables. Nunca desde 1932 habían presentado los
cachemiris un frente unido por una causa como en el invierno de 1963-1964”. BAZAZ, P.N. Kas/mir in
Crucible. Pág. 74
311
4.2.1.2. 1964-1965. GM. Sadiq. La muerte de Nehru y el triunfo del
nacionalismo hindú
~ Los desordenes comunales que tuvieron lugar en Bengala en respuesta a la crisis en Cachemira son
interpretados por Mullik como una prueba de la implicación de Pakistán en la desaparición de la reliquia
con la intención de promover una sublevación dentro del Valle. MULLIK, EN. My Yeats wit/ Nc/ru.
Kas/mit. Págs. l44y 151
~ Uno de estos hombres fue Jayaprakash Narayan, el veterano líder indio del Ptaja Socialist Party,
considerado durante algún tiempo como sucesor de Jawaharlal Nehru, que definió la cuestión de
Cachemira en un artículo de prensa ampliamente difundido como “una cuestión moral y política” y no
como una disputa sobre tecnicismos legales. Ver “Nuestra gran oportunidad en Cachemira”. Artículo
recuperado en The Radical Humanist. Noviembre dc 1990
312
para sucederle, por G.M. Sadiq. Desde el primer momento, el nombramiento de Sadiq
redujo la agitación popular, los cachemiris no ignoraban la relación que existía entre
Shamsuddin y Bakshi y recibieron con satisfacción su destitución.37 En segundo lugar,
impulsó la liberación de Sheikh Abdullah en abril de 1964 y solicitó al líder cachemiri
que mediara en un proyecto de reconciliación con Pakistán. 38 En esta ocasión, Abdullah
hizo un esfuerzo por no dar alas a las críticas y las intrigas evitando hacer
pronunciamientos inequívocos sobre la adhesión de Jammu y Cachemira hasta reunirse
con el que denominó como su “querido amigo y camarada” Nehru.39
La personalidad del nuevo primer ministro cachemiri era muy distinta a la de Sheikh Abdullah y a la de
Bakshi. Reservado y sin autoridad directa sobre las masas no educadas de Cachemira, gozaba no obstante
de la fama de ser un hombre honesto cuya integridad podía ayudar a devolver la normalidad política a
Cachemira. Ver BAZAZ, P.N. Kas/mitin Crucible. Págs. 76 y 77, y GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 389.
Alastair Lamb considera que el nombramiento de Sadiq se decidió para ser mejor aceptado por a opinión
pública cachemiri y para, al mismo tiempo, colocar en el gobierno de Jammu y Cachemira un político
enérgico y leal a los intereses de Nueva Delhi. LAMB, A. Kas/mit. A Disputed Legacy. Pág. 207. Por el
contrario, Blinkenbcrg defiendc que sólo respondió a la sincera voluntad de Nehm de dar una orientación
radicalmente nueva al tratamiento de Cachemira. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 293
~ Ver GUPTA, 5. Op.cit. Pág. 39l,y AKEAR, M.J. Kas/mir: Bc/indt/e Vale. Pág. 166
revivió entonces
“‘ Sheikh Abdullah declararía más tarde que había notado un cambio de actitud muy positivo en Nehru y
que si no hubiera fallecido se habria llegado a una solución definitiva del conflicto. PALIT & PALIT
PUBLISHERS. Op.citt Págs. 79y 80
42
AKBAR, M.J. India: The Siege Wit/in. Pág. 264
Según Abdullah, “Shastri era muy cordial y parecia estar deseoso por completar el trabajo iniciado por
Jawaharlal Nehru... pero le faltaba la capacidad de convocatoria popular de Nehru y no tenía la fuerza
para congregar a sus colegas alrededor de sus puntos de vista”. ABDULLAH, 5. Op.cit. Pág. 157
314
Y esta fuerza creció tanto que el 20 de noviembre de 1964 la mayoría de los
miembros del Parlamento indio apoyó la propuesta de abolir el Art. 370. No obstante,
CM. Sadiq, que había adquirido cierta reputación fuera de las fronteras de Jammu y
Cachemira y mucho más respeto dentro de ellas que su predecesor, consiguió convencer
al gobierno indio de las graves repercusiones que tal medida podría acarrear en el Valle
de Cachemira. Sadiq y el gobierno indio llegaron a un acuerdo alternativo para ejecutar
una reducción gradual de su alcance.
44
Algunas de estas medidas “eran manifiestamente democráticas... Pero la fom~a en la que se adoptaron
estos pasos y el contexto en el que los articulos fueron aplicados en el Estado alimentaron el temor y las
suspicacias de los musulmanes del Estado”. BAZAZ, P.N. Kas/mir in Crucible. Pág. 85
~‘>Nehru siempre se había opuesto a esta medida. Algunos observadores entendieron que la disolución del
principal partido nacionalista de Cachemira suponia un grave error político y muchos periódicos indios se
mostraron escépticos ante la medida adoptada. En palabras de un estrecho colaborador de Sadiq, Mir
Qasim, “en lugar de convertirse en una fuente de fortaleza para nosotros, el Congreso se convirtió en un
conducto para el vertido de toda la basura política del país en Cachemira”. Con el tiempo, Qasim acabó
denunciando que “siempre que Nueva Delhi siente que un líder en Cachemira está creciendo demasiado,
emplea métodos maquiavélicos para cortarle las alas”. BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 220. Ver
también BLINKENBLRG, L. Op.cit. Pág. 294, y BAZAZ, P.N. Kas/mir in Crucible, Págs. 81 y 82
315
aumento de la tensión social dentro dc iammu y Cachemira, del que algunos elementos
dentro del gobierno de la India no dudaron en culpar a la influencia del líder cachemrn.
Esta situación de inestabilidad se vio introducida en una crisis aún mayor con el
comienzo de la segunda guerra indo-pakistaní durante el verano de 1965. Cuando
Pakistán comprobó que los cachemiris no iban a gozar del autogobierno en asociación
con la India que se les había garantizado en el momento de la adhesión, consideró que
no sentirían tantos recelos ante la idea de su unión con la nación islámica. Algunos
hombres de fuerza en Pakistán alimentaron esta convicción y decidieron que era
necesario intervenirpara dar aliento a la supuestamente incipiente rebelión popular.
46 Una amplía exposición de las incriminaciones que provocó este encuentro en SHARMA, HL. Kashmír
Awakcs. Págs. 148-153
316
un ambiente de apoyo popular a las operaciones de las guerrillas. La nula colaboración
de los cachemiris con los infiltrados dejó en evidencia que los anhelos propakistaníes
eran prácticamente inexistentes, y que la sensibilidad islámica que Pakistán había
intentado exacerbar todavía no suponía un estímulo fuerte en las políticas estatales.
317
durante los últimos meses de su vida, en la adopción de medidas políticas destinadas a
dar respuesta a las reclamaciones tanto de los nacionalistas cachemiris como de los
pakistaníes.
Pero a la muerte de Nehru Abdullah se quedó sin ningún firme valedor para
continuar en la dirección iniciada. La problemática fue enfocada como un asunto de
seguridad e integridad nacional y no como lo que realmente era: un conflicto de
naturaleza política. En Nueva Delhi prevaleció la opinión de aquellos convencidos de
que el inmovilismo y la resistencia eran las únicas vías para derrotar a nacionalistas
cachemiris y pakistaníes. A finales de 1965, los líderes de las principales ramas de
oposición al régimen de CM. Sadiq en el Valle de Cachemira se encontraban todos
encarcelados.
318
TERCERA PARTE
321
Thomas relaciona con una India donde las fuerzas nacionalistas y fundamentalistas han
adquirido mucha fuerza, cada vez son más los intelectuales que, como O.P. Kapoor o
Balraj Madhok, acusan a Nehru y al Partido del Congreso de haber impulsado una
política “débil” en esta disputa indo-pakistaní.
Desde un enfoque opuesto, hoy en día persisten los intentos de algunos autores
pakistaníes, como Aziz Beg, 0W. Choudhury o Shaheen Akhtar, de deslegitimar la
imagen moralista que ha trascendido del emblemático líder indio.2 No obstante, un
análisis global y desapasionado de las políticas impulsadas por Nehru lleva a la
conclusión de que su gobierno no se caracterizó por respetar la tradicional doctrina de
Maquiavelo. De hecho, la mayoría de sus sucesores ha renegado implícitamente de su
concepción de la política asumiendo la rentabilidad de la puesta en práctica de los
consejos del autor italiano.
Ver THOMAS, R.G.C. Op.cit. Pág. 42, nota 17, KAPOOR, OP. Op.cit. Págs. 45, 60-61, 142-1 60, y
MADHOK, B. Op.cit. Págs. 717,805, 002-903, 917, y 1601-1602
322
pudo desasirse plenamente de la creciente fuerza de las organizaciones políticas,
religiosas y sociales nacionalistas y reaccionarias.
Todo apunta a que una figura clave en la escalada de tensión que se suscitó
durante 1965 fue el ministro de Exteriores de Pakistán, Zulfikar Ah Bhutto. Este
carismático político había adquirido una influencia notable sobre el presidente Ayub
Khan durante los cinco años previos. Contando con el apoyo presidencial, Bhutto estaba
decidido a devolverle a la política exterior pakistaní, especialmente con respecto a la
cuestión de Cachemira, una iniciativa que siempre había estado en manos de la India.
323
Ni las invocaciones de Pakistán a la ONU ni el apoyo, moral y militar
internacional estaban consiguiendo frenar la integración definitiva de la parte del
anterior Reino Dogra ocupada por la India. Parecía necesario dar un nuevo giro a la
estrategia pakistaní con respecto a Cachemira, y las nuevas medidas integradoras
adoptadas por Nueva Delhi no hacían más que confirmar esta necesidad.
En 1965 ya estaba claro que la ONU no tenía más capacidad para reunificar el
antiguo Estado nativo de Jammu y Cachemira de la que había tenido para evitar la
división de Corea o de Vietnam, una conclusión que se había visto reforzada con el
desenlace de los debates de 1964. La segunda posibilidad, intentar persuadir a los
pakistaníes de que se olvidaran de la cuestión de Cachemira, ofrecía tan pocas
expectativas como la confianza en las iniciativas de la ONU. En Pakistán la opinión
pública llevaba muchos años concediéndole a este asunto la categoría de vital, y varios
estadistas avisaron al presidente de que cualquier intento por enterrar la cuestión tendría
serias repercusiones.
324
otro de arrogancia. Este último estuvo estimulado por: a) la inestabilidad política interna
en la India a principios de 1965; b) los recuerdos de su reciente descalabro en la guerra
con China en contraste con la facilidad que demostraba Pakistán para edificar
adhesiones con países de cualquier signo e ideología; e) la firme convicción del Ejército
pakistaní en que, una vez finalizado su “rearme preventivo”, al que se había visto
forzado ante el rearme del Ejército indio tras la guerra con China, Pakistán estaba
mucho mejor preparado para infligir una derrota a su oponente en un enfrentamiento
militar directo; y d) la figuración de que la población de Jarnmu y Cachemira estaba al
borde de levantarse en rebelión.
325
pakistaní para la celebración del plebiscito, lo que dio lugar a airadas protestas en
Nueva Delhi en contra de la “confabulación sino-pakistani en Cachemira en contra de la
India”.
Bhutto se sintió lo suficientemente respaldado para afinnar que tenía “buenas relaciones con todos
nuestros vecinos, cercanos o distantes, excepto la India”, mientras que la India tenía “malas relaciones no
sólo con nosotros, sino también con la mayoria de sus otros vecinos”. Discurso de Bhutto a la Asamblea
Nacional pakistani enjulio de 1963. BHUTTO, ZA. Foreign Policy o/Pakistan. Pág. 82
326
creciente construcción armamentística, una falsa percepción de paridad con la India, y la
belicosidad en su contra”
Por último, Pakistán también quiso explotar de una manera más activa el nuevo
clima político en el interior de Jammu y Cachemira. La desaparición de la reliquia de la
mezquita de l-Iazratbal había dado lugar a una conmoción de la comunidad islámica
tanto en Jammu como en el Valle de Cachemira. Después de la muerte de Nehru,
Abdullah había vuelto a la actitud reivindicativa que había provocado su destitución y
encarcelamiento en 1953. La presión de los nacionalistas hindúes había provocado el
nuevo encarcelamiento de Abdullah en mayo de 1965 y una oleada de protestas por todo
‘‘El primero sin dejar de suministrar armamento también a Pakistán. La India recibió entre 1962 y 1965
unos 80 millones de dólares americanos en armamento, mientras que Pakistán recibió entre 1954 y 1965
unos 730 millones. SUBRAHMANYAM. K. Institutejár Dejénce Studies andAnalyses. 8 de noviembre
de 1970. Págs. 1 y 6. En BLINKENHFRG, L. Op.cit. Pág. 241
~ En 1965 los gastos en defensa habían aumentado del 2.1% del presupuesto nacional en 1961-1962 al
4.5% entre 1964-1965. La India también hizo nuevas adquisiciones militares y aumentó el capital
humano, RAZA, M. Op.cit. Pág. 43
327
el Estado. Todo esto fue exageradamente interpretado en Pakistán como un indicio de
que .Jammu y Cachemira estaba al borde de una rebelión. Todo lo que se requería era
ejercer una presión adecuada y dar estímulo a los cachemiris para que se levantaran en
masa en contra del dominio indi.o.
La crisis indo-pakistaní de 1965 debe ser estudiada desde este nuevo trasfondo.
Pakistán había llegado a la conclusión de que no alcanzan a ninguna solución
satisfactoria para la cuestión de Cachemira por otro medio que no fuera la fuerza. El
Consejo de Seguridad se había rendido, los poderes occidentales habían intentado
persuadir a la India para alcanzar un acuerdo con Pakistán, pero no estaban en situación
de imponerle una renuncia, fuera porque comprendían que existía justificación para su
causa, o fuera porque habría resultado demasiado peligroso alienar este poderoso país
asiático. EEUU parecía estar dirigiendo ahora sus intereses hacia la India e incluso los
países socialistas, incluido China, no eran susceptibles de interferir en contra de ella.
Además, la inestabilidad política interna en Pakistán también aconsejaba a los líderes
militares distraer la atención hacia asuntos externos. Cachemira seguía siendo una
cuestión que enardecía los sentimientos de la población, y la impaciencia en Azad
Kashmir era mayor que nunca. A medida que el tiempo pasaba se iba alejando cualquier
solución en beneficio de Pakistán. Por lo tanto, había que actuar.
La superficie del Rann (palabra que significa “desierto pantanoso”) se calcula entre las 7.000 y las
8000 millas cuadradas- Sobresaliendo por encima de as placas de barro hay zonas desuelo más alto que
se convierten en islas durante el Monzón. En la estación seca el Rann se puede cruzar fácilmente con
camiones. En la estación húmeda constituye una barrera insuperable. Esta región supone gran parte del
año un suelo de fango seco que en la época de los monzones se inunda completamente, pero aunque
económica y estratégicamcntc tenía un valor muy reducido, suponía una fuente productora de sal y un
territorio para el pasto estacional de camellos, sin contar con que también se barajó la posibilidad de que
su subsuelo contuviera reservas de gas y petróleo. MADHOK, BR. Op.cit. Pág. 1305
328
Pakistán mantuvo que el Ranin era realmente un mar muerto y que la línea
divisoria entre Sind (parte de Pakistán Occidental) y Kutch (incorporado en el Estado
indio de Gujarat) debía extenderse en una frontera intermedia entre ambas costas, a lo
largo del paralelo 24, lo que dejaba una extensión de 3.500 millas cuadradas de
territorio en disputa.’5 La India negó que existiera una disputa territorial y ninguna de
las esporádicas negociaciones indo-pakistaníes sobre esta materia aportaron algún
avance hasta enero de 1960. Entonces, la India acordó con Pakistán desarrollar
negociaciones con la intención de llegar a un acuerdo.’6 Mientras tanto, los
comandantes militares establecerían algunas leyes sobre el terreno para mantener el
statu quo hasta que se estableciera una frontera definitiva.
El alto el fuego fue seguido el 30 de junio por un acuerdo mediado por Gran
Bretaña que establecía que el statu quo del 1 de enero de 1965 sería restaurado y ambos
bandos se retirarían a las posiciones que ocupaban antes de esa fecha. L.a frontera final
sería negociada directamente por dos delegaciones india y pakistaní y, en caso de que
resultara imposible alcanzar un acuerdo, se remitiría a un Tribunal neutral cuyo
dictamen seria vinculante.’7 Como era de esperar, la atmósfera de hostilidad impidió la
consecución de un acuerdo bilateral.’8
‘~ Dos versiones discrepantes sobre estas reclamaciones en LAMB, A. Kas/ini ir. A Disputed Legacy. Pág.
255, y BLINKJ3NBERG, 1.. Op.cir. Pág. 245.
Shastri rechazó las peticiones de algunos círculos castrenses que exigían continuar la lucha e infligir
una derrota militar definitiva sobre Pakistán. SINOR, Bhupinder. Op.cit. Pág. 7. El Partido del Congreso
y la mayoría de la prensa elogiaron el acuerdo, pero los partidos nacionalistas lo criticaron y tacharon de
“destruir el honor del país”. GUPTA. NR. TheKutchÁfthir. Delhi 1969. Págs. 313-320. En
ELINKENEERG, L. Op.cit. Pág. 250
329
El Tribunal neutral, presidido por un sueco nominado por el secretario general
de la ONU y compuesto por otros dos miembros nominados por la India y Pakistán, no
dio a conocer su decisión final hasta eJ 19 de febrero de 1969, sin que ninguno de los
países implicados se resintieran de la tardanza. La India obtuvo todo el territorio del
Ram excepto 350 millas cuadradas de las 3.500 que exigía Pakistán.’9 No obstante, las
características del territorio cedido a Pakistán hicieron que se declarara satisfecho con la
concesión. Es improbable que la nación islámica creyera en algún momento realista su
reclamación del todo el territorio al norte del paralelo 24.20 Lo que sí fue considerado
todo un triunfo en Pakistán fue esta demostración de las posibilidades que ofrecía
recurrir a un árbitro. Desde su punto de vista, ello constituía un precedente valido para
solucionar la cuestión de Jammu y Cachemira.2’
La verdadera naturaleza de la crisis del Rann de Kutch en 1965 todavía está sin
aclarar. ¿Estaba Pakistán poniendo a prueba la fuerza y la determinación del Ejército de
la India como muestra para un eventual enfrentamiento en Cachemira?. ¿Estaba la India
ofreciendo a Pakistán una demostración para persuadirle de cualquier aventura en
Cachemira que sospechaba en fase de planificación? Ciertamente el Rann de Kutch era
un terreno de combate poco apropiado para realizar campañas militares. Era más un
territorio para desplegar maniobras de demostración que invasiones.
El análisis del político nacionalista indio BR. Madhok es que Pakistán ya había
decidido pasar de la búsqueda de una solución diplomática a la imposición de otra
militar en iammu y Cachemira. “Pero antes de acudir a las armas tenía que comprobar
dos cosas. Quería saber la reacción de América si utilizaba armamento de procedencia
americana en contra de la India. EEUU había asegurado a la India que las armas
suministradas a Pakistán no serían utilizadas en su contra, 22 Segundo, quería tener una
26 Por lo general Pakistán aceptó la concesión con satisfacción, al igual que ocurrió en la India. Pero
también se alzaron muchas voces en contra de esta nueva concesión a Pakistán de unos territorios que
además de pertenecer a la India eran de los pocos que se situaban a suficiente altitud durante todo el año
como para patrullar y mantener vigilancia sin la complicación dcl barro y las inundaciones. KAUL, BM.
Confrontation ivith Pakistan. Pág. 20
22 La India denunció que Pakistán estuviera utilizando tanques Patton de fabricación americana, un
armamento que había prometido no emplear en contra de la India. Pakistán lo negó, pero pilotos indios
fotografiaron los tanques y Nueva Delhi pudo demostrarlo. BI-IARGAVA, OS. Crush india- Gen. Yahya
330
medida de la capacidad del nuevo líder indio” 23 Otro autor indio, H.R. Gupta, indica
que Zulfikar Ah Bhutto reconoció el verdadero origen de la crisis al declarar: “El Rann
de Kutch no es una disputa en sí. Forma parte de una cuestión mucho más amplia. El
corazón de la disputa indo-pakistaní está en el Valle de Srinagar”.24 Bliupinder Singh y
P.N.K. Bamzai llegan a la conclusión de que China también se encontraba detrás de la
decisión de Ayub Khan de provocar refriegas en el Rann.25
Una vez más existe un conflicto de evidencias, puesto que Pakistán niega estas
acusaciones, pero algunos analistas extranjeros como Russel Brines o Vernon I-lewitt
han coincidido con los autores indios en que probablemente Pakistán provocó el
conflicto en el Rann como una “exploración de bajo coste de la voluntad y la capacidad
de la India”,26
Si se acepta esta tesis, resulta sorprendente, como observa MaroofRaza, que por
el simple hecho de que los logros militares de Pakistán en esta contienda superaran a los
de la India, y de que la India aceptara el alto el fuego y la remisión del conflicto a un
Tribunal neutral, los líderes pakistaníes interpretaran “esta respuesta india- o falta de
27
respuesta- como un síntoma de debilidad”. El comandante de las Fuerzas Aéreas
pakistaníes reconoció que “el enérgico y victorioso combate del Ejército de Pakistán
con las fuerzas indias en el área de Ran.n de Kutch reforzó aún más la creciente fe de
Ayub Khan en nuestra fuerza inherente”.28 Pero los expertos militares pakistaníes
deberían haber entendido que, logísticamente, la posición de la India era muy
complicada en el Rann y que su debilidad en ese territorio no tenía por qué servir como
modelo de su disposición en otros lugares.
Khan. ISSD Publícations. Nueva Delhi 1972. Pág. 38. New York Times señaló que la India también había
usado annamento proporcionado por EEUU. BURKE, SM. y ZIRINO, L. Op.cit. Pág. 326
25 SINGII, Bhupinder. Op.cit. Pág. 8. Lal Hahadur Shastri declaró: “nuestros vecinos, tanto China como
Pakistán, han elegido adoptar una actitud de hostilidad agresiva hacia la India. Parecen haber unida sus
manos para actuar en concierto en contra nuestra”, BAMZAI, P.N.K. History of Kashnsir. Pág. 810
26 BRINES, R. Op.cit. Pág. 288. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 246, y HEWITT, V. Op.cít. Pág. 83
331
5.1.1.3. Las intrusiones fronterizas de agosto y el comienzo de la
‘Operación Gibraltar”
29 Ya en junio, el gobierno pakistaní promulgó una ordenanza que obligaba a los patronos a dejar libres a
los reservas militares en caso de que se les convocara. SHARMA, B.L. The Kashmir Stoy. Pág. 161
~‘Ver CHEEMA, P. 1. “Pakistan, India, and Kashmir: A Historical Review”. THOMAS, R.G.C. Op.cit.
Pág. 106, y CHOUDHURY, 0W. Op.cit. Págs. 251-252. Choudhury reconoce que “no hace falta decir
que Pakistán concedió su simpatía y apoyo a la población de Cachemira: puede que también sea verdad
que este apoyo y simpatía no siempre se limitaran a simples expresiones verbales. Pero poner toda la
culpa en el lado de Pakistán es ignorar eí factor básico de la cuestión de Cachemira. Cuando los primeros
disturbios comenzaron en agosto, Pakistán le dijo al mundo que la población de Cachemira se había
sublevado.., Por su parte, la India intentó hacer creer que la población no estaba implicada; eran los
infiltrados pakistaníes los que tenían la responsabilidad de todo el problema. Probablemente, la verdad se
encuentre entre ambas afirmaciones”. Más adelante, Choudhury admite que los cachemiris de Azad
Kashmir pudieron haber “cruzado la muy artificial línea de alto el fuego” sin haber sido frenados por
Pakistán “porque la India babia cerrado definitivamente la puerta a las negociaciones”. Ver también,
BURKE, SM. y ZIRINO, L. Cp.cit. Págs. 330-331, RAZVI, M. Op.cit. Pág. 128
32
LAME, A. Kashmir. A DisputedLegacw. Pág. 258
332
Si se hace un estudio de las posibles motivaciones que pudieron haber
provocado las primeras refriegas fronterizas, lo cierto es que parece poco probable que
la India deseara arriesgar con un nuevo conflicto armado una situación que para ella era
satisfactoria. Exceptuando algunos círculos políticos y castrenses minoritarios, el interés
de la India por integrar Azad Kashmir no era suficientemente fuerte como para
conducirle a una nueva contienda. Sin embargo, Pakistán sí conservaba el deseo de
integrar Cachemira y se sentía frustrado a causa de los muchos fracasos en el foro de la
ONU y con los distintos contactos bilaterales.
~ KHAN, Asgar. The First Round Indo-Pakistan war 1965. Vikas Publishing I-louse. Londres 1979.
Algunos autores pakistaníes no dudan ya en reconocer que “Pakistán realmente animó el movimiento de
los guerrilleros por la libertad a través de la línea de alto el fuego”. RAZVI, M. Op.cit. Pág. 128
24El nombre elegido para la operación, Gibraltar, es muy significativo. Hacía referencia a “Tariq”, el
apelativo de guerra adoptado en la guerra de 1947-48 por Akbar Khan en honor al conquistador
musulmán que llegó a España y quemó sus naves para hacer imposible una retirada.
tesis es plenamente asumida por cl investigador de tendencia propakistaní Alastair Lamb. Ver
~<‘ Esta
LAMB, A, Kas/unir. A Disputed Legacy. Págs. 258-259
333
Parece ser que los primeros ¡nujahidin cruzaron la CEL de forma experimental
en un número reducido durante el invierno de 1964-65. La infiltración aumentó durante
la primera mitad de 1965 para alcanzar su clímax entre julio y agosto. El 5 de agosto se
empezó a ejecutar la segunda fase del plan, la denominada Operación Malta, que
transformó el inestable escenario en una guerra abierta cuando, como informó el
observador militar jefe de la ONU, general Nimmo, “hombres armados, generalmente
sin uniformar, cruzaron la línea de alto el fuego desde el lado pakistaní... con la
intención de iniciar operaciones armadas en el lado indio”.36
~ SHARMA, B.L. The KashmirStorv. Pág. 161 y 162. Los autores pakistaníes suelen pasar por el
desarrollo de la Operación Gibraltar sin dar apenas datos. Muhammad Yusuf Saraf, en su obra Kashrn~rs
FightforFreedomn, página 1148, sólo menciona de pasada lo ocurrido, aunque coincide con Asgar Khan
en que la operación fue diseñada por el teniente general Malik poco después del conflicto del Rann de
V,,tr’I, nrh,nnmnc A~ OAS
27 Según Bamzai, se reagruparon en 8 fuerzas, cada una dc ellas compuesta por seis compañías de líO
hombres. BAMZAI, P.N.K. I-Iistorv of Kashniir. Pág. Sl 1. La India informó deque 3.000 invasores
habían cruzado la CFL para el 9 dc agosto, y que otros 2000 se infiltraron más adelante, L’amb sugiere la
cantidad de 3.000 infiltrados, y BM. Kaul de 10.000. LAMB, A. Kashmir. A Disputed Legacy. Pág. 259,
y KAUL, BM. Confrontation with Pakistan. Pág. 22
Por su parte, Lal Bahadur Shastri contaba con dos alternativas para enfrentarse a
la crisis: buscar el cese de la contienda por medio de la apertura de negociaciones con
Pakistán, o embarcarse en un enfrentamiento directo que contenía el riesgo de crear una
escalada de violencia incontrolable. En vistas de las críticas que había suscitado en
algunos círculos políticos y castrenses su aceptación del alto el fuego en el Rann de
Kutch, Shastri tuvo que evitar cualquier gesto de debilidad.4’ La inteligencia india podía
demostrar que lo que estaba ocurriendo era resultado directo de los designios del
gobierno pakistaní. De forma que Shastri dio carta blanca a los militares que
consideraban que la mejor manera de frenar la infiltración desde Azad Kashmir y
Punjab Occidental era avanzar a través de la CFL y ocupar algunos pasos clave.
~ El 16 de agosto más de 100.000 personas marcharon hacia el Parlamento indio para mnanifestarse a
favor de una politica fir~ne en Jammu y Cachemira. LAMB, A. Kashmir. A Disputed tegacy. Pág. 261
335
La consumación de esta política comenzó el 14 o el 15 de agosto (dependiendo
de la fuente) con un ataque indio a un puesto pakistani en el sector norte de Kargil,
(desde el que se podía advertir cualquier amenaza desde Pakistán a la carretera de
Srinagar-Leh, asegurando la principal línea de comunicación hacia el frente sino-indio
en Ladakh). La estrategia pakistaní de incitación de una sublevación popular no había
funcionado, y para finales de agosto las fuerzas indias habían controlado la mayoría de
los distritos y habían cerrado las principales rutas de infiltración conquistado algunos
pasos y puestos de gran importancia estratégica al otro lado de la CFL (ver mapa
336
Pakistán y la India.43 Pakistán pretendía cortar la principal línea de comunicación de la
India con el Estado y aislar a las tropas que vigilaban la CFL y la frontera sino-india en
Ladakh.44
~ El asalto pakistaní Ñe de una gran intensidad. Pakistán utilizó sus poderosos y numerosos tanques
Pation mientras que la India sólo conté con una pequeña cantidad de tanques menos potentes. Según BM.
Kaul, “Pakistán atacó con 80 tanques mientras que la India sólo tenía allí 15”. La India siempre temió una
arremetida con estos potentes carros de combate que tenían un equipo mucho más sofisticado que los
suyos. El propio Ayub Khan había “provocado abiertamente a Shastri alardeando de que sus tanques
podrían alcanzar Nueva Delhi a través de la carretera Grand Trunk en pocas horas”. FI terreno que
rodeaba Chhamb era llano y apropiado para las maniobras con carros de combate. Por su parte, la India
sóto tenía una franja de terreno llano desde donde defenderse, con montañas a la retaguardia donde el
estacionamiento de tanques no sólo era de una utilidad dudable, sino también dificil de realizar. Ver
KAUL, BM. Confrontation with Pakistan. Pág. 31, y BRINFS, R. Op.cit. Pág. 272. Fn
BLINKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 258
BAMZAJ, P.N.K, History of Kashmir. Pág. 808. A pesar de que la India había recibido un aviso de los
observadores de la ONU acerca de estos movimientos, la magnitud del asalto sobrepasó sus expectativas.
El general del Ejército indio BM. Kaul reconoció que no habían anticipado un ataque en esa zona.
KAUL, BM. Confrontation vvith Pakistan. Pág. 3. La India utilizó sus Fuerzas Aéreas para ayudar al
Ejército de tierra en una situación que presentaba tan malos pronósticos en el sector de Chhamb-Akhnur,
y Pakistán reaccionó adoptando la misma medida. Pero, a pesar de que ambos bandos se han sentido
especialmente orgullosos de la actuación de sus fuerzas aéreas, no se llegaron a producir importantes
bombardeos de blancos civiles y la lucha aérea nunca fue un elemento esencial en esta guerra.
~ Aquel día el presidente de Pakistán avisó a sus compatriotas: “Estamos en guerra”. La India no declaró
la guerra a Pakistán y siempre ha preferido no utilizar esta expresión para describir las hostilidades que se
produjeron en septiembre de 1965 porque siguió manteniendo relaciones diplomáticas con Pakistán y
porque cl objetivo de la escalada bélica era limitado.
CHOUDHURY, 0W. Op.cit. Pág. 254. Si esta perspectiva resultaba agradable para la India en general,
“<‘
en Nueva Delhi cobraba un significado aún mayor puesto que existía una gran colonia de sijs y punjabis
que habían tenido que abandonar Lahore después de los enfrentamientos comunales de 1947 y seguían
sintiendo nostalgia de su ciudad.
337
El conflicto de Cachemira había dado lugar finalmente a una guerra general
indo-pakistaní. Probablemente en esta coyuntura Pakistán temió hasta dónde podrían
llegar las intenciones de la India, puesto que Nueva Delhi nunca anunció que su
intención estuviera limitada a defender Jamniu y Cachemira. También en la India Ja
tensión era muy alta porque existía la posibilidad de un nuevo ataque relámpago
pakistaní en las zonas donde se dejaba notar su superioridad logística. Los sentimientos
nacionalistas se exacerbaron, y las poblaciones de los dos países se concentraron como
una piña alrededor de sus líderes.
Los relatos sobre las virulentas batallas presenciadas en los sectores de Sialkot y
Lahore son bastante vagos. Ambas partes presumen de victorias improbables. Parece
más bien como si se hubiera llegado rápidamente a una situación de empate en la que
ningún bando fue lo suficientemente superior para vencer al otro. Pakistán no pudo
cortar las lineas de comunicación indias en Cachemira, y el avance indio en territorio
pakistaní tuvo que frenar ante el sistema de fortificaciones de canales que protegia
Lahore. Poco a poco, la guerra reflejó un igualamiento que fue acompañado de
frenéticos esfuerzos diplomáticos en la escena internacional.
~ El general indio Kaul admitió que se habían producido ¡2.500 bajas en su bando, 2.700 muertos, 1.500
prisioneros o desaparecidos y 8.400 heridos, afirmando que las cifras en el bando pakistaní eran muy
similares, rondando la cifra de 3.000 víctimas mortales. KAUL, BM. Confrontation with Pakistan. Pág.
68. Alastair Lamb proporciona las siguientes cifras de bajas estimadas por el Instituto de Estudios
Fstratégicos de Londres: Pakistán, 3.000 a 5.000 hombres, la India, 4.000 a 6.000 hombres. En LAMB
A. Kashmir. A Disputed Lc’gacv. Pág. 274
~ El de la India estaba compuesto por más de 800.000 hombres y cl de Pakistán rondaba los 200.000,
además de un número equivalente dc milicianos armados.
~“Los circulos militares en Washington concluyeron que Pakistán había perdido 200 tanques, además de
haberse dañado 150 (que eran recuperables), lo que constituía un 32% dc los 1.100 tanques que tema
antes de la guerra. Según las mismas fuentes, la India perdió entre ¡50 y 190, más otros 200 tanques fficra
dc uso temporalmente, lo que indicaba que la India se había visto privada de un 27% dc los 1.450 tanques
de los que disponía. EMNES, R. Op.cit. Págs. 344-348. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 260.
338
Los cómputos proporcionados por los diversos autores para facilitar una
percepción general del resultado de la guerra son heterogéneos y contradictorios, en
especial si nos limitamos a contemplar las estimaciones oficiales de la India y Pakistán
a propósito de las pérdidas territoriales y militares)1 Sin embargo, está claro que a pesar
de la virulencia de la contienda no existió un claro vencedor, aunque todo depende de
los resultados que cada Ejército esperara obtener de la guerra.
Durante la guerra ambos bandos proporcionaron cifras exageradas que merecen poca credibilidad: la
India afirmó haber destruido 471 tanques pakistaníes y Pakistán 516 tanques indios. FI general Kaul da
unas cifras algo más altas de pérdidas pakistaníes y menores de las bajas indias. KAUL, BM.
Confrontation with Pakistan. Págs.. 68-69. En el aire las pérdidas de la India fueron mayores, de 65 a 70
aviones, si hacemos caso de las fuentes mencionadas por Brines, mientras que Pakistán sólo perdió 20. La
batalla en el mar fue muy limitada, se redujo a una actitud defensiva y el único ataque por mar que
merece la pena señalar fue el bombardeo de Dwarka.
339
a gran escala del blindaje enemigo y otros equipos militares. Por el contrario, el Ejército
pakistaní no consiguió” liberar” Cachemira, probablemente su único empeño, el que
daba sentido al conflicto del Rann de Kutch, a las hostilidades de agosto, y a la mucho
más peligrosa guerra de septiembre.
El empate técnico, que suponía más una victoria para la India que para Pakistán,
se alcanzó a causa de los errores inherentes a la planificación pakistaní de la guerra. La
Operación Gibraltar y las otras operaciones de apoyo planeadas por Pakistán padecieron
de serias deficiencias que condenaron al fracaso una contienda que en principio le fue
favorable. En primer lugar, su estrategia sólo podría haber triunfado si la población
local se hubiera levantado en apoyo a los invasores. No obstante, prácticamente nadie se
les unió, y la prensa internacional tampoco secundó la versión del conflicto que estaban
proporcionando los dirigentes pakistaníes.57
Puede ser que algunos sectores de la población hubieran deseado unirse a los
invasores, pero se reprimieran para evitar represalias del Ejército indio. Russel Brines
señala que la falta de apoyo popular “no se debió necesariamente a una fuerte lealtad
hacia la India o a la determinación de resistir el ataque pakistaní, como afirmaron los
indios. Probablemente, se debió principalmente al hecho de que unas cuestiones
políticas relativamente estériles no eran suficientes para conducir a la gente a arriesgar
sus vidas”.58 Blinkenberg añade que la desilusión producida por el arresto de Abdullah y
el descontento entre los cachemiris económicamente activos a causa de la crisis, que
dañó tanto al comercio como al turismo, pudo haber contribuido a la pasiva actitud de
los cachemiris en general?9 Asgar Khan reconoce que el principal error de su Ejército
fue pensar que el sentimiento de decepción hacia la India se podría movilizar en un
breve período de tiempo, y seleccionar unos soldados que ni conocían el territorio ni
hablaban el idioma de los nativos.”0 También es necesario recordar que el movimiento
nacionalista cachemiri siempre fue más una lucha por el autogobierno/independencia
que por la integración en Pakistán.
~‘ Ver SINGH, Bhupinder. Op.cit. Págs. 9-lO, y V.D. Chopra. Op.cit. Págs. 7 1-72
340
En segundo lugar, el conocimiento de las operaciones militares estuvo
restringido a un círculo muy reducido de personas alrededor de Ayub Khan. Asgar
Khan, comandante de las Fuerzas Aéreas pakistaníes hasta el 23 de julio de 1965, y el
Ministerio de Información no tuvieron idea de lo que estaba a punto de ocurrir hasta que
ocurrió. Esta no era la manera más conveniente de prepararse para lo que se podía
convertir en una gran guerra.61
real (Afganistán movilizó tropas, según alegó para evitar disturbios durante las
63
elecciones que se prestaba a celebrar) y tuvo su peso.
62 Asgar Khan añrma que Zulfikar Ah Bhutto garantizó que la incursión pakistaní no provocaría que la
India extendiera las hostilidades a través de la frontera internacional. KHAN, Asgar. Op.cit. Pág. 6
63 Ayub Khan reconoció que la amenaza afgana influyó mucho en su decisión dc firmar la Declaración de
Tashkent. En LAMB, A. Kas/unir. A Disputed Legaúr. Pág. 260. Asgar Khan también recuerda que Ayub
Khan temía las desconocidas intenciones de los afganos. KHAN. Asgar. Op.cit. Pág. 101
341
Operación Gibraltar pakistaní se estaba encontrando con serias dificultades y lo
principal ya no era vislumbrar un medio para continuar con la guerra, sino para salir de
ella. No es de extrañar que ambos ejércitos estuvieran dispuestos a alcanzar un acuerdo
para el 24to el fuego, siempre que esto fuera posible sin aparecer como denotados ante
sus respectivas opiniones públicas. Mientras más se prolongara la guerra, más se iba a
implicar la opinión pública y más dificil iba a resultar buscar la paz.
Pero además de la unánime presión internacional para que se pusiera punto final
al aumento de la tensión, hubo tres intervenciones en particular que de distintas formas
impulsaron la declaración del alto el fuego, la de la ONU y su secretario general, U
Thant, la de Gran Bretaña y Estados Unidos, y la de China.
342
Cuando en agosto de 1965 comenzaron las hostilidades en Cachemira, después
de un rápido incremento de las violaciones de la CFI. del que ambos bandos se habían
responsabilizado mutuamente, Pakistán no consideró pertinente invocar al Consejo. Sin
duda alguna esperaba que de la guerra derivara un resultado más favorable que de la
renovación de la mediación internacional. Por su parte, Nueva Delhi también estimó
más conveniente contestar a la agresión emprendiendo un ataque directo al territorio
enemigo.
64 Ver SINGH, Bhupinder. Op.cit. Págs. 12-13 y BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 253
343
ONU debía garantizar primero el cumplimiento de las anteriores resoluciones para la
celebración de un plebiscito de autodeterminacion.
Por una vez, la ONU presenció un frente común apoyando al secretario general
en su petición de que ambos bandos retiraran sus tropas a sus respectivos márgenes de
la CEL y declararan un alto el fuego. También por primera vez, para satisfacción de la
India, la ONU no se implicó en el análisis del problema político original y no hizo
referencia a las anteriores resoluciones. La urgencia requería acción, pero tal acción
debía limitarse a parar la lucha, por lo que tampoco existió ninguna condena a Pakistán
por agresión. El Consejo de Seguridad actuó con rapidez y el 4 de septiembre aprobó
una resolución unánimemente, resolución que fue seguida por otra el 6 de septiembre,
después de que el Ejército de la India atravesara la frontera internacional con Pakistan. 66
Todos los miembros del Consejo, exceptuando Jordania, que había apoyado la
causa de Pakistán y ahora se abstuvo, votaron a favor de la resolución. Por una vez la
ONU, donde, afortunadamente, ninguna de las súper potencias estaba demasiado
comprometida con ninguna de las partes beligerantes, actuó con rapidez, firmeza y
unanimidad en este conflicto. Sin duda alguna, en una situación de guerra general entre
dos grandes estados miembros, no había tiempo para profundizar en los dilemas de la
cuestión política. Sobre todo teniendo en cuenta que los esfuerzos del pasado no habían
sido capaces de solventarlos y que, como se verá más adelante, existía un riesgo
adicional en la posibilidad de que China interviniera en la contienda.69 De hecho, la
resolución del 20 de septiembre contuvo un aviso implícito a la única gran potencia
fuera de la ONU, China, cuyo papel en el conflicto había sido bastante sospechoso, para
que se abstuviera de “cualquier iniciativa” que pudiera “agravar la situación en la
región”.
69
BURKF, SM. y ZIRINO, L. Op.cit. Págs. 340, 347-348
345
mundial”.7t1 Pakistán sólo anhelaba un alto el fuego que garantizara una solución
política, pero se vio obligado a aceptar esta petición del Consejo de Seguridad porque
fue secundada hasta por sus aliados occidentales. Además, el hecho de que Pakistán se
hubiera mostrado tan reticente a aceptar el alto el fuego debió convencer a sus
miembros de que había sido su gobierno el que había elegido otros métodos contrarios a
la Carta de la ONU para intervenir en la disputa territorial.
Fueron muchas las razones que llevaron a la India y a Pakistán a aceptar el alto
el fuego. La India, básicamente, no buscaba más que mantener su posición en Jammu y
Cachemira. No estaba interesada en la supervisión internacional de acuerdos y
rechazaba que el estatus de su parte del anterior Reino Dogra todavía fuera objeto de
confirmación. En lo que a ella afectaba, la cuestión de Cachemira era un tema cerrado.
Jammu y Cachemira era parte integrante de la India antes deJ nacimiento de la guerra y,
con el alto el fuego, continuaba siéndolo.
346
subcontinente acarreaba para la paz mundial podía provocar que la opinión pública
internacional jugara un papel más activo en la búsqueda de una solución adecuada. Por
último, aunque remota, la posibilidad de celebrar el deseado plebiscito seguía en el aire.
Estados Unidos y Gran Bretaña, dos de los principales proveedores de armas del
subcontinente, tenían en su poder un poderoso instrumento para forzar a los dos países a
dejar de combatir.
347
El 8 de septiembre Estados Unidos y Gran Bretaña anunciaron la interrupción de
72
la ayuda militar a la India y a Pakistán mientras continuaran las hostilidades. Esto
habría tenido gran repercusión a medio plazo puesto que ambos países se abastecían de
armamento proveniente de Occidente. Pero sobre todo, Pakistán sería incapaz de
soportar una guerra prolongada en la que la India, gracias a su tamaño y a su capacidad
industrial, incluyendo su producción militar, tenía más posibilidades de resultar
victoriosa.73
72
A este respecto merece la pena mencionar que la Unión Soviética no siguió a EEUU y Gran Bretaña en
su decisión de cesar el suministro militar, a pesar de coincidir con ellos en la necesidad dc acabar con la
contienda. Brines señala que en caso de que la URSS también hubiera aplicado el embargo, podria haber
animado a Pakistán a seguir confiando en la guerra, puesto que sólo la India se habría visto seriamente
perjudicada por tal decisión. BRINES, R. Op.cit. Pág. 355. En IRLLNKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 272
B.L. Sharma ilustra el sentimiento de los dirigentes indios al lamentar que “II años antes, el presidente
Heisenhower había asegurado a la India que si Pakistán utilizaba la asistencia militar de EEUU en contra
de la India, EEUU acudiría en ayuda de la India”. SHARMA. B.L. 77w Kas/unir Stoiy. Pág. 174
348
elemento persuasivo de esta decisión no debe buscarse ni en la situación militar o
política, ni en la resolución de la ONU, sino en la intervención de China”.76
349
infructuosamente que un observador neutral realizara una inspección sobre el terreno
para demostrar que los informes chinos no eran ciertos. El 16 de septiembre China
envió un ultimátum al gobierno de la India: si no desmantelaba sus estructuras militares
y se retiraba en un periodo de tres días se enfrentaría con “graves consecuencias” ~ El
ultimátum expiraría el 19 de septiembre. Justo antes de esta fecha, China amplió el
plazo tres días, hasta la medianoche del 22 de septiembre.
78 RAHMAN, M. Op.cít. Pág. 112. Ver también BIJRKF, SM. y ZIRING, L. Op.eit. Págs. 346-349. La
nota estaba redactada con un lenguaje extremadamente conminatorio: “Apoyado por los imperialistas
norteamericanos y sus camaradas, el gobierno de la India siempre ha perseguido una política de
chauvinismo y expansionismo hacia sus países vecinos... Esta fue la lógica que motiyó el ataque armado a
gran escala en contra de China en 1962, y es la misma lógica que motiva cl masivo ataque armado que
ahora está lanzando contra Pakistán... este (ataque) no puede si no despertar preocupación en el gobierno
chino... China no dejará de apoyar a Pakistán en su justa lucha en contra de la agresión”. Más adelante, la
nota hacia referencia en unos términos muy vagos a las supuestas violaciones indias de la frontera con
China y demandaba una retirada total en el plazo de tres días, sin la que el gobierno indio “acarreará toda
la responsabilidad por todas las graves consecuencias que surjan desde ese momento”, BLINKENBFRG,
L. Op.cit. pág. 345
~ FI 30 de septiembre de 1965, coincidiendo con la guerra, el premier Chou-En-lai hizo las siguientes
declaraciones: “El pueblo de China apoya firmemente al pueblo de Cachemira en su lucha por la
autodeterminación nacional y apoya firmemente al pueblo de Pakistán en su lucha contra la agresión que
está sufriendo”. El 24 de septiembre de 1965, el gobierno Chino babia afirmado: “La India ha privado
alevosamente al pueblo de Cachemira de su derecho a la autodeterminación con la intención de
apoderarse de la totalidad del Estado”. Cuando el ministro dc Asuntos Exteriores de Pakistán visitó China
en 1966, el ministro chino de Exteriores le aseguró en un banquete: “En la lucha del pueblo de Jammu y
Cachemira por conseguir la autodeterminación, el pueblo de China y su gobierno se mantendrán unidos a
vosotros en el futuro al igual que en el pasado”. SHARMA, B.L. Thc’ KashmirStory. Pág. 210
350
posición que, ante la opinión pública pakistaní, podía parecer de superioridad, fueran
cuales fueran las circunstancias reales.80
~‘<Elgrado de coordinación que existía entre Pekín y Rawalpindi en aquel momento es dificil de adivinar.
Pero resulta interesante señalar que el ministro chino de Exteriores mantuvo conversaciones en Karachi
con su homólogo pakistaní el 4 de septiembre, en vísperas de la ofensiva india hacia Lahore, y declaró
que apoyaba la iniciativa abordada por Pakistán para oponerse a la política expansionista de la India.
BHARCJAVA, CtS. Op.cit. Pág. 213. Parece probable que en este momento se hubiera propuesto algún
plan de contingencia. Asgar Khan también viajó a China el 9 de septiembre para estudiar la disposición
de Pekín a proporcionar equipamiento militar, pero al final Ayub Khan prefirió no implicar directamente
a China en la guerra para evitar molestar a sus aliados occidentales. KHAN, Asgar. Op.cit. Capítulo IV
<‘ JAISINGI-I, 1-1. Op.cií. Pág. 99, y LAMB, A. Kashnsir. A Disj,uted L«gacy. Pág. 268
$2
Por un apoyo que “permanecerá siempre presente en nuestros corazones”. SHARMA. B.L. Tite
Kas/unir Story. Pág. 213
351
Durante los meses que quedaban para finalizar el año, el Consejo de Seguridad
debatió la cuestión de Cachemira en varías ocasiones, especialmente por iniciativa de
Pakistán)3 En una nueva resolución el 5 de noviembre de 1965 se solicitó a la India y a
Pakistán que respetaran el alto el fuego y retiraran las tropas que habían cruzado la CII
o la frontera internacional.54 Pero Pakistán evitó comprometerse sobre este aspecto
insistiendo en la necesidad de alcanzar un acuerdo político. Probablemente esta
insistencia estuviera más dirigida a apaciguar los ánimos de la opinión pública pakistaní
que a buscar una respuesta concreta de la Asamblea General, que ya había señalado que
sus objetivos inmediatos eran otros.
~ Ante la insistencia de Pakistán de discutir un acuerdo político el delegado indio se retiró de la mesa de
negociaciones. En una nueva resolución dcl 27 de septiembre el Consejo simplemente expresó su grave
preocupación ante el hecho de que la cesación del fuego convenida no se estuviera observando y requirió
a la India y a Pakistán que cumplieran el compromiso que habían contraído invitando al representante de
la India a que volviera a la mesa de negociaciones. Resolución 214 (1965) de 27 de septiembre dc 1965
352
Durante la contienda, tanto la India como Pakistán se habían sentido
traicionados por los que consideraban sus aliados y por otros países de los que
lamentaron su falta de neutralidad. De forma que cuando se acordó el alto el fuego
ninguno de los poderes occidentales que hasta el momento hablan ofrecido su
mediación (Gran Bretaña, Estados Unidos, la ONU...), conservaban suficiente crédito
ante las dos partes como para poder volver a hacerlo. Los estados afroasiáticos tampoco
podían ofrecer mucho. Aquellos que se habían alineado con Pakistán, como Indonesia,
se habían ganado la enemistad de Nueva Delhi, y aquellos que habían, tomado parte por
la India, como Malasia, no podrían ejercer ninguna influencia en Rawalpindi. Los que
se habían mantenido neutrales eran contemplados con gran suspicacia por ambos
bandos. El mayor poder asiático de entre todos ellos, China, después de haber
intervenido como ningún otro en favor de Pakistán, estaba descartado. El único país con
posibilidad de hacer una contribución seria a favor de las negociaciones pacíficas indo-
pakistaníes era la Unión Soviética.
El interés de Pakistán por forjar unos vínculos amistosos con Moscú, con la
intención de neutralizar su posicionamiento pro-India y obtener ciertas garantías de
inmunidad ante un país mucho más poderoso, coincidió con la formulación de una
~ Uno de los principales obstáculos para las relaciones entre Pakistán y la URSS fue la amistad entre
Rusia y Afganistán, un país con el que Pakistán, por distintas razones, mantenía tensas relaciones. En
principio, Pakistán tenia pocos motivos para temer a su irás débil vecino (15 millones de habitantes frente
a 75), pero con el rearme soviético de Afganistán iniciado en 1950, este último disfrutó de un importante
reforzamiento y se convirtió en un problema añadido para Pakistán. La Unión Soviética aumentó su
programa de ayudas a Afganistán en 1955, el mismo año que comenzó la decisiva alineación de Rusia
con la India en el conflicto de Cachemira. Ver BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 68-90
353
nueva política de exteriores en la URSS, en especial tras la guerra sino-india de 1962.
Las duras críticas que había suscitado en Pakistán la concesión de ayuda militar
norteamericana y británica a la India sugerían las ventajas que la URSS podía obtener
de un distanciamiento entre Pakistán y el bloque occidental. Pero, como destacan S.M.
Burke y Hemen Ray, a la URSS tampoco le convenía que ello derivara en una
proximidad excesiva entre Rawalpindi y el otro enemigo ruso: Pekín.
Por otro lado, la guerra de 1962 había demostrado que la India no estaba en
situación de constituir por sí sola un contrapeso para la extensión de la influencia china
en Asia. Todo ello llevó a los dirigentes rusos a diseñar una política cuyo objetivo era
reducir las influencias norteamericana y china en el subcontinente, y buscar una
solución del conflicto de Cachemira que pudiera facilitar el camino hacia una deseada
alianza entre la URSS, Pakistán y la India. Desde cualquier punto de vista, la
finalización de la hostilidad indo-pakistani era un reto que, si se alcanzaba, revertiría en
beneficio de la URSS. 87
~ Ver BURKF, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Pág. 349-351, y RAY, H. Op.cit. Pág. 73
<~ Cuando Ayub Khan visitó Moscó a principios de abril de 1965, Kosygin se mostró mucho más flexible
en su perspectiva sobre Cachemira de lo que se había mostrado Khrushchev. Ver BURKE, SM. y
ZIRING, U Op.cit. Pág. 302
Estas pudieron haber sido las razones negativas que condujeron a Pakistán a
aceptar la mediación de la Unión Soviética, pero también se dieron algunas
motivaciones positivas. Moscú había manifestado su respeto por lo estipulado en las
resoluciones de la ONU, que disponían que las tropas se debían retirar a las posiciones
que ocupaban antes del 5 de septiembre. La India había conquistado más territorio que
Pakistán y ahora, con la intervención soviética, existía la posibilidad de obtener una
retirada general que favorecería a Pakistán, Además, Pakistán llevaba poco tiempo
disfrutando de unas relaciones amistosas con Rusia y se pensó que la aceptación de su
oferta supondría una prueba de su buena disposición.
355
ningún mito de victoria indiscutible. El resultado de la guerra fue mucho más digerible
para los indios que para los pakistaníes porque las fuentes de información eran libres y
de una naturaleza más independiente. La opinión general en la India era que la guerra
había terminado en tablas y que la ausencia de una victoria pakistaní garantizaba el statu
quo, algo con lo que la India se sentía satisfecha.
Por último, además de intentar fomentar una alianza con Pakistán y la India para
hacer frente a los designios imperialistas de chinos y norteamericanos en Asia, Rusia
tenía otras motivaciones al sugerir esta conferencia. La Unión Soviética, tal y como
exponen Lars Blinkenberg y SM. Burke, estaba determinada a erigirse como potencia
pacificadora en contraposición a China, en la cima de su revolución con todo lo que ello
implicaba de actitud “antí-intrusos”. También le interesaba comparar en Asia los
Se puede afirmar que al final los más satisfechos ante los resultados de la
reunión en Tashkent fueron los soviéticos. El politólogo Crankshaw publicó un
significativo artículo el 9 de enero de 1966 en el que declaraba: “en este momento... un
primer ministro ruso, el primer honorable del único poder en el mundo que ha
mantenido intacto su imperio del siglo XIX, preside en Tashkent... como mediador y
pacificador entre los belicosos herederos de la India Británica... El Sr. Kosygin, si tiene
algún sentido histórico, debe estar disfrutando como un premio esta reunión en el
corazón de su imperio musulmán con un primer ministro hindú y un dictador
musulmán, con Bretaña, inevitablemente, y América, que tan estrepitosamente han
92
BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 277, y BURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 352
JEJA, C.S. From Bandung to Tashkent. Glinipses o/Indias Eoreign Policy. Sangam Books. Madrás
1983. Pág. 231. iba era miembro de la delegación que acompañó a Shastri
357
La conferencia de Tashkent no prometía demasiado cuando fue inaugurada el 3
de enero de 1966. Las actitudes india y pakistaní parecían irreconciliables. Los líderes
de ambos gobiernos dieron muestras de inflexibilidad. Ayub Khan seguía insistiendo en
un acuerdo político para Cachemira, y Shastri en el hecho de que Cachemira no era
negociable. Pero también hubo algunos factores positivos. Los tiroteos cesaron en las
fronteras de Jammu y Cachemira y durante la jornada de llegada de los mandatarios
indios y pakistaníes a Tashkent se oyeron múltiples expresiones de buena voluntad.94
Ver DAS, Durga. [ron? Curzon to Nehru. Pág. 398. En BLINKFNBERG, L. Op.cit. Pág. 279, y JHA,
C.S. Op.cit. Pág. 230
96 lilA, C.S. Op.cit. Pág. 230
358
Pero los delegados pakistaníes se habían mostrado contrarios a cualquier acuerdo o
declaración que no tratara la cuestión de .Jammu y Cachemira.97 De esta forma, el
obstáculo que estuvo a punto de conducir al fracaso fue provocado por la cuestión de
cómo introducir la asignatura de Cachemira en la declaración, una especie de “tratado
de amistad”, que ambas delegaciones estaban redactando de forma conjunta.
359
Después de esta declaración se incluían dos apartados, uno acerca de la retirada
de las tropas y otro de las relaciones comerciales, para regular los pasos concretos que
se debían emprender para reducir la tensión y restablecer unas relaciones normales. El
“personal armado” de las dos naciones se retiraría, antes del 25 de febrero de 1966, a las
fronteras internacionales reconocidas y a las posiciones que ocupaba antes del 5 de
agosto de 1965. De esta forma se restablecía la CEL del 27 dejulio de 1949. También se
reanudarían las relaciones diplomáticas totales entre los estados y se haría todo lo
posible para parar el flujo de propaganda hostil que estaban lanzando ambos paises,
comprometiéndose a respetar el principio de no injerencia en asuntos internos,’0’
Resulta dificil afirmar cuál de las dos partes hizo mayores concesiones en
Tashkent. Shastri no cumplió la promesa de que la India no se retiraría de los puestos
ocupados durante la guerra, volvió a comprometer a su gobierno con el reconocimiento
de la jurisdicción de la ONU en la disputa, y, como observó London Times, la
Declaración de Tashkent quedó “lejos de la declaración de exclusión de la guerra que le
habría garantizado a los indios que Cachemira estaba libre de violencia futura”.’02 Por
su parte, Ayub Khan tuvo que conformarse con una simple declaración de buenas
intenciones que no aportaba nada nuevo a la disputa territorial. De hecho, lo único que
consiguió la Declaración de Tashkent fue que Pakistán aceptara exactamente los
mismos términos que le había sugerido la ONU. Nos encontramos con un claro ejemplo
de un acuerdo de compromiso internacional, obtenido en este caso después de una
acertada mediación, que implicó personalmente al primer ministro de uno de los dos
súper poderes. Pero como otros muchos compromisos de esta índole, el texto que lo
ilustró se redactó intencionadamente de una forma muy imprecisa. Esta vaguedad fue
especialmente evidente en el párrafo que trataba el tema de Cachemira. “El problema de
Cachemira estuvo, claramente, lejos de ser solucionado en Tashkent”.’03
El primer ministro indio y el presidente pakistani accedieron a estudiar medidas para restaurar las
relaciones económicas y comerciales, las comunicaciones y los intercambios culturales entre la India y
Pakistán. Los prisioneros de guerra serían repatriados y se discutirían los problemas de los refugiados y la
devolución de las propiedades y bienes expropiados como consecuencia del conflicto. Por último, se
declaraba la intención de celebrar en el futuro nuevas conversaciones a los más altos niveles entre ‘os dos
estados “sobre materias que afectan directamente a ambos países” y crear organismos conjuntos de
información que asesoraran a ambos gobiernos sobre las nuevas iniciativas que se pudieran abordar.
102 RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 116
360
La Declaración de Tashkent fue recibida como un compromiso muy prometedor
en la mayor parte del mundo, especialmente en la Unión Soviética, donde la prensa lo
elogió al unísono. También fue bien acogido en la ONU porque suponía el primer paso
en el proceso de normalización de las relaciones entre los contrincantes, y su respeto por
las obligaciones impuestas por las resoluciones del Consejo de Seguridad. Además, este
éxito soviético en una misión pacífica no despertó ningunas suspicacias en Occidente.
Como señala Choudhury, el acuerdo “no solucionó ninguno de los problemas existentes
en las relaciones indo-pakistaníes, pero allanó el camino para la restauración de la
situación anterior al conflicto armado. No fue ninguna garantía de que los dos países
fueran a vivir en paz y como buenos vecinos, pero ciertamente suavizó la explosiva
situación creada por la guerra”.’04
Sin embargo, las repercusiones en los paises implicados fueron de una indole
muy distinta y mucho mas longeva, especialmente en Pakistán, donde la guerra y su
desenlace crearon unas condiciones de inestabilidad que pronto desembocarían en el fin
del régimen de Ayub Khan. Mushtaqur Rahman considera que si las reacciones y los
rostros de los miembros de las dos delegaciones el día de la firma del acuerdo
supusieron alguna señal, “pareció que la Declaración de Tashkent fue una proclamación
de rendición para Pakistán”.
Pero Shastri tampoco contó con un apoyo generalizado. Antes de partir hacia
Tashkent el primer ministro había prometido que no aceptaría la retirada de las tropas
361
indias de los puestos en Kargil y el paso de Haji Pir que se hablan conquistado durante
la guerra.’06 Cuando se conoció el acuerdo y se vio que la India había devuelto estos
territorios, muchos consideraron que Shastri había hecho demasiadas concesiones. Pero
a las pocas horas de firmar la declaración su repentina muerte consagró el acuerdo y los
líderes políticos se sintieron obligados a apoyar la última intervención de su respetado
primer ministro. Como deduce Lamb, la muerte de Lal Bahadur Shastri rodeó la
Declaración de Tashkent de un aura de santidad que le concedió mucha más aceptación
de la que habría tenido en otro caso. ID?
~ No fue la ániea, también se produjeron otras reacciones virulentas entre las que se incluyeron
manifestaciones de estudiantes en Lahore, sobre todo en contra del embargo y el cese de la ayuda militar
de EEUU. A pesar de que Ayub Khan había interpretado el acuerdo de Tashkent como una victoria, al
igual que había hecho después de la guerra, las escuelas y las universidades tuvieron que ser cerradas
durante una temporada como medida de prevención para evitar demostraciones de rechazo.
362
Las protestas obligaron a Ayub Khan a dirigirse personalmente a la población
para explicar el acuerdo y solicitar su cooperación y su comprensión. Los pakistaníes
más moderados, en especial los miembros del Ejército que conocían la realidad de la
situación militar en el momento del alto el fuego, hablan llegado a la conclusión de que
“la aceptación por parte de Ayub de la Declaración de Tashkent se basó en un enfoque
realista de la situación militar y diplomática que prevalecía en aquel momento”.’ Sin
embargo, el rechazo era mayoritario y, suponiendo que el presidente pakistaní hubiera
deseado sinceramente respetar las obligaciones impuestas por la Declaración, muy
pronto tuvo que claudicar ante las presiones para limitar su cumplimiento.
363
estuvieran próximas a alcanzar un nuevo punto muerto. Muy pronto se volvieron a
escuchar las antiguas recriminaciones y Pakistán retomó el hábito de quejarse ante la
ONU por las violaciones de la CFL y otras reformas integradoras introducidas por la
India en .Jammu y Cachemira.
364
5.2. DESDE TASRKAWT A S~A. 1966 A i~ra, SL PERIoDO
DE ENTREGLZRRAS Y SL DEStP/L4CN DE LA TERCERA 0C152R4
rpmo.pArJsrAIvt
Pero las consecuencias directas más amplias de la guerra de 1965 suscitaron otra
serie de nuevos elementos que, desde aquel momento, se combinaron para complicar la
configuración de la disputa territorial en Jammu y Cachemira.
365
5.21.1. La carrera armamentistica
En la India, donde Indira Gandhi, hija de Nehru, había sustituido a Lal Bahadur
Shastri después de su muerte, las consecuencias de la guerra de 1965 también fueron
patentes. Los militares indios tampoco se sentían satisfechos con la forma en que había
finalizado la guerra. Para muchos de ellos, la India había desaprovechado una
oportunidad para lograr una solución militar definitiva. De hecho, contra un oponente
más débil y con menos medios, como era Pakistán, la India había consentido que la
lucha se liquidara con un empate. Ello indicaba que a pesar del importante esfuerzo
Este rearme se dejó notar en las arcas de ambas naciones. Entre 1966 y 1967 Pakistán contó con un
presupuesto de defensa de 473 millones de dólares norteamericanos, equivalente al 19% de sus ingresos.
En el mismo periodo la India gastó en defensa 1.171 millones de dólares, el 17% de sus ingresos.
BRINES, R. Op.cit. Pág. 426. En BLINKF.NEERCi, L. Op.cit. Pág. 287. En 1970-71, sise dan por ciertas
las afirmaciones del general indio BM. Kaul, el presupuesto militar pakistaní creció hasta el 32%, es
decir, 625 millones de dólares norteamericanos, mientras que el incremento de la India llegó hasta cl 25%
en el mismo período, alcanzando 1.467 millones de dólares. KAUL, BM. Confrontation with Pakistan.
Págs. 114-115. Las fuentes de información pakistanies han apodado unas cifras mucho más altas dc los
presupuestos de defensa tanto propios como de la India. Según Msishtaqur Rahman, entre 1965 y 1970 los
gastos en defensa, en millones de rupias (la rupia oscila sobre las 4 pesetas), en la India y Pakistán fueron
los siguientes:
Ind¡a Pakistán
8.058 1.263
8.848 2.855
9.086 2.294
9.684 2.187
10.332 2.427
1970 11.047 2.761
BRANDS, William, India, Pakistan and the Great Powers. Nueva York 1972. En RAI-IMAN, M. Op.cit.
Pág. 121. Pakistán tenia más tanques, 1.439 en oposición a los 1.320 de la India, pero la hegemonía de la
India se mantuvo en la posesión de aviones de guerra, 745 en comparación con los 447 de Pakistán.
El 4 de abril de 1967 Dawn recomendó: “<Pakistán) debería librarse de lo que quede de la euforia post
Tashkent, volver a darle un repaso a su realismo y continuar preparándose- internamente y a través del
reforzamiento de las relaciones exteriores puestas a prueba y dignas de confianza- para lo que pueda traer
el futuro”, BRINES, R. Op.cit. Pág. 418. En BLINKENBFRC, L. Op.cit. Pág. 286
367
5.2.1.2. Las nuevas alianzas y repartos de influencia
China
Para asegurar que en el futuro hubiera un vínculo directo con este leal aliado,
inmediatamente después del alto el fuego de 1965 comenzaron unos importantes
trabajos de mejora de las comunicaciones terrestres entre Pakistán Occidental y
Sinkiang a través de las montañas del Karakoram, el extremo occidental de la antigua
Frontera del Norte.4
En 1971 se abrió al tráfico la carretera del Khunjerab, que atravesaba el paso que
le daba nombre, a 15.800 pies por encima del nivel del mar, en una grandiosa empresa
conjunta de ingeniería sino-pakistani. En 1973 esta carretera se transformó en una
autopista terraplenada de doble dirección capaz de soportar el peso de cualquier medio
de transporte militar. La autopista del Karakoram fue inaugurada formalmente el 18 de
‘En 1959 cl gobierno de Pakistán comenzó a construir una carretera al norte del valle del Indo para
sustituir la ruta que cruzaba el paso dc Babusar. Probablemente la intención era enfrentarse a lo que
todavía se percibía como una amenaza china para Hunza, pero su valor como enlace entre los nuevos
aliados fue patente muy pronto. La nueva carrctera comenzaba en la antigua carretera Grand Trunk en
Hassan Abdal para atravesar Havelian, Abbottabad y Mansehra hasta Thakot en el Indo, el cual cruzaba
para continuar hacia arriba por su margen occidental antes de cruzarlo de nuevo hacia Chilas. Después de
cruzar el indo una vez más al norte de Jalipur, la carretera se dirigía a Gílgit a través de Jaglot. En 1965,
cuando comenzó la guerra. los últimos trayectos de la carretera antes de llegar a Gilgit estaban sin
asfaltar. En 1964 se decidió en un acuerdo secreto sino-pakistaní extender la carretera desde Gilgit hasta
más allá dcl Karakorarn, a través del paso de Mintaka, hacia Sinkiang. Una consecuencia inmediata de la
guerra dc 1965 fue que cl trabajo de construcción de esta carretera se aceleró. En 1968 estaba
prácticamente acabada, aunque en algunos de sus trazados más importantes el asfaltado sólo era adecuado
parajceps, y se inauguró formalmente en agosto dc 969. Ver CHOPRA, V.D. Op.cit. Págs. 139-142
368
junio de l978.~ De esta forma, la antigua delegación de Gilgit del periodo británico,
parte de las Áreas del Norte de Pakistán, se materializó finalmente, pero no como una
barrera de contención, como era la intención de los británicos, sino como una
~mpoflante linea de comunicación entre las llanuras del indo y Asia Central.
Estados Unidos
Ver RARMAN, Xl. Op.cit. Pág. 120. En 1986 la carretera se abrió a los extranjeros y viajar a lo largo de
esta ruta entre Pakistán y Kashgaria se convirtió en un reclamo para el turismo de aventuras.
6El 25 de junio de 1969 la India comunicó a Islamabad: “Pakistán no puede ignorar que esta carretera
ayudará a extender la red de carreteras chinas en las áreas de Tíbet y Sinkiang hacia el norte de
Cachemira. De hecho, esta nueva carretera dará un acceso más fácil a las tropas chinas desde las áreas
que han ocupado ilegalmente en el nordeste de Cachemira... (Ladakh)... y desde Tibet hacia las áreas de
Gilgit en la Cachemira ocupada por Pakistán, al norte de la línea de alto el fuego que separa las Fuerzas
Armadas de la India y Pakistán en Cachemira. Teniendo en cuenta que esto se ha realizado con la
aprobación del gobierno de Pakistán, está claro que esta carretera forma parte de un plan calculado y
coordinado”. Pakistán respondió el 9 de agosto de 1969: “El Estado de Jammu y Cachemira no está, y
nunca lo ha estado, reconocido como parte del territorio indio, y por ello el gobierno de la India no tiene
locus standi para presentar ninguna queja contra el gobierno de Pakistán a propósito del asunto a que se
refiere en su nota”. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 121
369
conocido por su actitud pro-Occidente, “para aplacar a sus aliados comunistas o para
demostrar su independencia de Estados Unidos”.7 La caída en 1969 de Ayub Khan, “el
amigo de América”, también contribuyó a emplazar sobre un cimiento de incertidumbre
las relaciones entre Pakistán y Occidente.
Hasta 1969, la política de EEUU hacia Asia pareció haber dejado a un lado la
prioridad de la defensa de los intereses de Islamabad (nueva capital de Pakistán desde
1967), hasta tal punto que Indira Gandhi se aventuró a afirmar que las políticas
norteamericanas en Asia se estaban “acercando mucho a la india”.6’ Pero a principios de
los 70, el valor que Nixon concedía a Pakistán como plataforma de su ansiado
acercamiento a China (con la que deseaba entablar una alianza en contra de Moscú),
determinó una nueva era de fructíferas relaciones entre EEUU y Pakistán que tuvo su
equivalente en las relaciones indo-soviéticas.
8La petición india de 500 millones de dólares a EEUU para llevar a cabo un programa de modernización
de defensa de cinco años fue respondida con la concesión de una ayuda militar por valor de 80 millones
entre 1962 y 1965, lo que suponía un 36% de la ayuda prometida, un 4o5% dc los presupuestos de
Defensa dc la India, y alrededor de una vigésima parte de la ayuda militar estadounidense concedida a
Pakistán en los diez años anteriores. WIRSINC, R. Op.cit. Pág. 90
320
libres, y en esta argumentación Nueva Delhi contó con el apoyo de muchos políticos
norteamericanos influyentes.
La Unión Soviética
Según sus propias palabras: “si no podíamos entablar relaciones normales con todos nuestros grandes
vecinos, lo mejor era tener un buen entendimiento con dos de ellos (China y la URSS). Puede que ellos
tuvieran diferencias internas, pero no necesitábamos vernos implicados en eso. Este era un elemento vital
de nuestro razonamiento”. En MADHOK, BR. Cp.cit. Pág. 1402
Enjulio de 1966 la India promovió una reunión entre Indira Gandhi y Kosygin que no añadió nada
nuevo al posicionamiento adoptado por Rusia en Tashkent. RAY, 1-1. Op.cit. Pág. 102
37’
convencieron a Rusia de que la India era un aliado mucho más interesante que Pakistán
en aquella coyuntura. De forma que en agosto de 1971 la Unión Soviética decidió
posicionarse en exclusiva del lado indio por medio de un tratado de amistad.
‘~ Ver RAY, H. Op.cit. Pág. 105. Texto integro en RAHMAN, M. Op.cit. Págs. 127-128. En el
documento se estipulaba que: “entre los dos países y sus poblaciones prevalecerá una paz y amistad
duraderas.., además declaran su determinación de continuar sus esfuerzos para preservar y reforzar la paz
en Asia y en todo el mundo, parar la carrera armamentística y alcanzar un desarme general y completo,
que incluya tanto (armas) nucleares como convencionales... La India respeta la política amante de la paz
de la URSS y ella respecta la política dc no alineación de la India...”. Después de la inclusión de algunos
artículos que expresaban el deseo de mantener una cooperación continua y cada vez más cercana en
campos como el comercio, la ciencia, la cultura.., los artículos VIII y IX introducían el siguiente
contenido: “Cada una de las partes declara solemnemente que no se introducirá ni participará en ninguna
alianza militar dirigida en contra de la otra parte. Cada parte se compromete a abstenerse de cualquier
agresión en contra de la otra parte y a prevenir la utilización de su territorio para la comisión de cualquier
acto que pueda infringir un daño militar a la otra parte”. (Art. VIII). “Cada parte se compromete a
abstenerse de proporcionar cualquier ayuda a un tercer país que se implique en un conflicto armado con la
otra parte. En el caso de que una de las dos partes sea objeto de un ataque o una amenaza del mismo, las
partes comenzarán inmediatamente consultas mutuas para acabar con tal amenaza y adoptar las medidas
apropiadas para asegurar la paz y la seguridad de sus paises”. (Art. IX). El Art. X también estipulaba:
“Las partes declaran solemnemente que no asumirán ninguna obligación, secreta o pública, con uno o más
estados que sea incompatible con este tratado”.
372
El gobierno de la India negó que este Tratado fuera un pacto de defensa o una
alianza militar y subrayó que la India seguía siendo un país no alineado. En la década de
los 70 las delimitaciones en política exterior ya no eran tan agudas corno lo habían sido
durante la primera década después de la Segunda Guerra Mundial. Pakistán había
conseguido seguir siendo miembro de las alianzas occidentales a pesar de su próxima
cooperación con China, e Indira Gandhi pensó que ella también podría establecer un
pacto de amistad y colaboración con la URSS y, al mismo tiempo, mantener sus buenos
vínculos con otros países. “~ Sin embargo, muchos analistas, como Ross H. Munro,
consideran que el Tratado constituyó un paso claro de alejamiento de la política de no
alineación de la era de Nehru.’~
‘~ Indira Gandhi intentó reafirmar su postura de independencia frente a los dos grandes bloques realizando
a principios de noviembre de 1971, poco después del pacto indo-soviético, un viaje que le llevó a los
principales paises occidentales, Francia, la República Federal Alemana, Reino Unido y EEUU.
0 l&2. Otoño-Invierno de
~ Ver MUNRO, Ross H. “The Loser India of the Nineties”. Strateeis Studies. N
¡993. Págs. 80-89
373
5.2.2. 1966-1970. UN BREVE PERIODO DE DISTENSIÓN. LA
PRIMACÍA DE LOS PROBLEMAS INTERNOS SOBRE LA DISPUTA
TERRITORIAL
18 White Paper. Gobierno dc Pakistán. 1977. Op.cit. Pág. 117. En LAMB, A. Kashmir A Disputed
Legacy. Pág. 283
374
que Ayub y puso nuevas restricciones a los pocos vínculos que todavía existían entre
ambos países. Esta situación de inestabilidad en Pakistán, especialmente en su mitad
oriental, persistió hasta explotar en 1971, como estudiaremos en el siguiente apartado.
375
India y Pakistán habían seguido prácticamente la misma política hacia Israel durante y
después de la guerra árabe-israelí de 1967.
La gran crisis del sur de Asia de 1971, que dio lugar al nacimiento de
Bangladesh y a la tercera guerra indo-pakistaní, incluye multitud de facetas que deben
ser obviadas en este estudio en interés de la concisión. Pero muchos de sus rasgos sólo
pueden ser comprendidos a la luz de los acontecimientos presenciados antes y durante la
contienda armada de 1965 por el territorio de Jammu y Cachemira. Aunque en este
estudio no se va a analizar con profundidad el nacimiento de Bangladesh, si resulta
necesario estudiar su trasfondo puesto que afectó al conflicto objeto de esta tesis. De
nuevo, un problema particular que sólo afectaba a una de las dos naciones en pugna se
convirtió en un problema común que vigorizó la confrontación indo-pakistani por
Jammu y Cachemira.
La ruptura de los vínculos entre Pakistán Oriental y Occidental tuvo sus raíces
en el curso inestable de la historia política pakistaní tal y como había evolucionado
desde el momento de la Transferencia de Poderes en 1947. Pero merece la pena
subrayar que en 1971 uno de los motivos más recientes de disconformidad en Pakistán
Oriental era que la mayoría de sus líderes políticos se había dado cuenta de lo
perjudicial que resultaba para su provincia, especialmente para su precaria economía, la
continua confrontación indo-pakistaní. La finalización de la guerra de 1965 y la
Declaración de Tashkent, al contrario de lo que había ocurrido en Pakistán Occidental,
‘~‘ Ver BRINES, R. Op.cit. Pág. 417. En BLINKENBERG, 1.. Op.cit. Pág. 289
376
20
habían sido recibidos con satisfacción en Pakistán Oriental. Por otro lado, sus
habitantes denunciaron que Rawalpindi les había dejado indefensos ante la amenaza de
que la India atacara su territorio como había atacado al Punjab pakistaní.2’
378
Según Pakistán, en febrero de 1971 los requisitos de Agatala fructificaron
cuando el secuestro de un avión indio, presuntamente por unos rebeldes cachemiris, dio
una excusa a la India para cerrar su espacio aéreo a los aviones pakistaníes. El episodio
de secuestro del avión Ganga es uno de los más controvertidos de la historia de la
hostilidad indo-pakistaní, y no sólo resultó determinante para los rebeldes bengalíes,
sino que también tuvo sus repercusiones en el interior de Jammu y Cachemira.
24 El 31 de enero Zulfikar Mi Uhurto pasó por el aeropuerto de Labore y abrazó a los dos secuestradores y
les agasajó como verdaderos defensores de la causa pakistaní. El 4 de febrero publicó un comunicado en
el que afirmaba que los dos secuestradores eran “hombres valientes” y que su hazaña había demostrado
que “ningún poder sobre la tierra podía ahogar la lucha de los cachemiris por la liberación”. RAHMAN,
M. Op.cit. Pág. 125
2$ Indira Gandhi anunció que su gobierno “consideraba al gobierno de Pakistán totalmente responsable
por permitir el cobarde crimen”. BLIiNKENBERG, L. Op.cit. Pág. 304
379
criticó la actuación de Islamabad en todo el asunto. Rahman consideró que el secuestro
había sido orquestado por el gobierno pakistaní con la intención de sabotear el proceso
de concesión de autonomía y un gobierno popular a Bengala Oriental.26 En la India se
pensó que Islamabad pretendía desviar la atención de la crisis de Bangladesh y subrayar
que todo lo que ocurría en el subcontínente debía ser analizado a la luz de la
confrontación indo-pakistaní.27
Los diplomáticos pakistaníes, cuya labor se estaba viendo perjudicada por las
múltiples manifestaciones públicas de apoyo a los secuestradores, especialmente por
parte de Zulfikar Ah Bhutto, diseñaron una respuesta poco eficaz. El ministro de
Exteriores declaró que la entrega de los secuestradores comprometía complicadas
cuestiones de soberanía nacional y justificó así el episodio: “El incidente del secuestro
es resultado directo de las medidas represivas tomadas por el gobierno de la India en la
Cachemira ocupada. El gobierno de Pakistán lamenta que en lugar de haberse empleado
los procedimientos diplomáticos normales para su solución, el gobierno de la India haya
utilizado este incidente para aumentar la tensión entre los dos países” 29
26 SHARMA, EL. Kashmir Awakes. Pág. 238. Rahman también definió el denominado “Caso de la
Conspiración de Agartala” como “Caso de la Conspiración de Islamabad”, alegando que todo había sido
inventado por Ayub Khan y sus burócratas en Pakistán Occidental. SIDDIQUI, K. Op.cit. Pág. 162
27 The People, un periódico cercano al partido de Mujibur Rahman, publicó: “la voladura del avión indio
parece ser un movimiento calculado destinado a envenenar nuestras relaciones con la India... Apreciando
muy bien las implicaciones de la mayoría parlamentaria de la Awanii League, el Sr. Bhutto... ha dado
apoyo a la insensata acción de los secuestradores de forma que Pakistán y la India se vean envueltos en
otro conflicto sangriento”. SI-IARMA, EL. KashnuirAwakes. Pág. 239
29 La nota continuaba: “Además de la suspensión de los vuelos de todos los aviones pakistaníes sobre el
territorio indio, la misión diplomática pakistaní y su personal en Nueva Delhi han sido objeto de
continuas manifestaciones durante los últimos días que culminaron ayer (4 de febrero de 1971) con el
380
Pakistán no accedió a las peticiones de la India y la prohibición no se revoco,
por suerte para los independentistas de Bengala, durante el poco tiempo de vida que le
quedaba al Pakistán formado por un territorio occidental y otro oriental. Esta decisión
resultó determinante en el triunfo del movimiento separatista de Pakistán Oriental, y se
ha acusado a la India de haber actuado guiada únicamente por este interés.
incendio de una propiedad del alto comisionado y daños a su personal”. LAMB, A. Kashniir. A Disputa]
Legacv Pág. 289. Las manifestaciones a las puertas del Alto Comisionado pakistaní fueron realmente
inesperadas por su intensidad y por su espontaneidad. Aquel no era un momento de especial tensión en las
relaciones indo-pakistaníes, pero la cuestión del secuestro había desbordado la situación. Alrededor de
10.000 estudiantes, además de miembros de distintas facciones hindúes entre las que se incluía el Jane
Sangh, atacaron la sede del Alto Comisionado e incluso se introdujeron en ella. Las manifestaciones
tuvieron que ser reprimidas con lathis y gas lacrimógeno produciéndose algunas muertes.
RAI-IMAN, M. Op.cit. Pág. 125. El propio Sheikh Abdullah apuntó esta posibilidad y declaró el 9 de
febrero de 1971: “Existen graves dudas en mi mente y probablemente en las mentes de otros muchos
acerca de la veracidad de las historias facilitadas a propósito de los agentes responsables de este acto”.
Abdullah afirmó que el jefe de los secuestradores era un empleado de la Fuerza de Seguridad Fronteriza
india y que todo el asunto había sido organizado con total conocimiento de esta fuerza fronteriza.
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 306. Ver también., SHARMA. B.L. Kashmiriwakes. Pág. 240
3M
32
El epílogo del episodio del secuestro del Ganga, que tanta repercusión tuvo en el
aumento de la tensión en ambos paises, es muy curioso. En abril de 19’71 una Comisión
de Investigación pakistaní proporcionó una larga serie de pruebas para demostrar que la
inteligencia india había planeado el secuestro.34 En la India no se publicó ninguna
respuesta oficial al informe, pero la opinión pública, que ya estaba mucho más
interesada por la crisis de Bangladesh que por las secuelas del secuestro, tachó sus
conclusiones de absurdas. De cualquier forma, la mano oculta tras el suceso sigue
siendo objeto de una polémica a la que se le ha dedicado minuciosas investigaciones
desde diferentes ámbitos.
32 No obstante, Lars Blinkenberg, que se encontraban en la India a principios de 1971, afirma que la
atmósfera predominante era una de “esperar y observar” el desarrollo político interno en Pakistán, y que
la India no intervino en la crisis en su primera fase. BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 307
~‘El informe dictaminaba que Pakistán no era responsable del incidente y que no se le podía culpar por
no haber sido capaz de impedir la voladura del avión puesto que en el aeropuerto se habían reunido
grandes aglomeraciones de personas. Acerca de los posibles motivos de la maniobra, el informe consideró
que la India intentaba impedir las comunicaciones dentro de Pakistán y trastornar los movimientos de
personas y provisiones entre las dos mitades de su territorio para generar tensión entre sus dos regiones.
Blinkenberg hace notar que el informe fue publicado bastante después de que la grave crisis de
Bangladesh hubiera explotado para volver a trasladar la confrontación indo-pakistaní a primera fila. En
aquel momento, Pakistán se regía por medio dc una estricta ley marcial en la que la prensa sufria una
severa censura, y sus rotativos consideraron que el informe hacia cncajar todas las piezas como un puzzle.
BLINKENBERG, L. Op.eit. Pág. 307
382
con su esfuerzo por enfrentarse al proceso de división interna que sufría en 197 ~ Por
el contrario, Alastair Lamb concede en su obra Kas/unir. A Disputed Legacy varias
páginas a exponer los resultados de una pormenorizada investigación que le llevan a la
conclusión de que el tribunal pakistaní había acertado en sus conclusiones.36
Los autores que se resisten a creer que el secuestro fuera una operación
proyectada por la India lo hacen porque el gobierno de Pakistán no consiguió suficientes
pruebas para demostrarlo, y porque no consideran que la India pudiera ganar nada con
ello. Esta segunda apreciación es más que discutible. La derrota militar de Pakistán en la
guerra de secesión de Bangladesh, facilitada con la prohibición de sus vuelos sobre
territorio indio, fue más que beneficiosa para la India. Y en un orden más inmediato, la
prohibición de la participación de Abdullah en las elecciones generales de 1971
favoreció la amplia victoria de Indira Gandhi. De cualquier forma, hoy en día siguen sin
existir datos que demuestren de forma concluyente si el informe de Pakistán era
consistente o si las acusaciones de la India tuvieron más fundamento.
~ SISSON, R y ROSE, LE. War and Secession: Pakistan, Jndia and 0w Creation ofBangladesh.
Berkeley, California. 1990. En LAMB, A. Kash,nir. A DisputedLegacy. Pág. 299. Nt. 16
36 Ver LAMB, A. Kashniir. A Disputa] Legacv. Págs. 287-293
~ El mismo nombre de “Pakistán” fue elaborado con las sílabas de las provincias occidentales de mayoría
musulmana, sin tener en cuenta a Bengala. Y la Declaración de Lahore de 1940 que perfilaba por primera
vez la creación de Pakistán declaraba que “las áreas en las que los musulmanes sean mayoria numérica en
las zonas noroccidentales y orientales de la India deberán agruparse para constituir estados
independientes”. RAZVI, M. Op.eit. Pág. 17
383
No obstante, el hecho es que Pakistán se creó como una unión de esos dos
territorios. Pero según muchos analistas, el territorio oriental nunca disfrutó de
suficiente fuerza política como para evitar ser explotado como una posesión colonial de
Pakistán Occidental.38 En 1954 tuvo lugar la primera crisis política de gravedad que
condujo al fracaso total en las elecciones en Bengala del Ah Pakistan Party, la Liga
Musulmana, mientras que el Frente Unido local obtuvo 223 de los 237 escaños
musulmanes. Estos políticos que sólo pedían más autonomía, no la independencia,
fUeron declarados traidores, se disolvió la Asamblea Legislativa de Pakistán Oriental y
se proclamó la Governor’s ru/e.3~>
~‘Para una descripción más detallada sobre el plan de autonomía de seis puntos ver RAHMAN, M.
Op.cit. Pág. 123 y BURKE, SM. y ZIRIiNG, L. Op.cit. Pág. 398. Pie 1
“ A finales de 1968 la oposición política había avisado a Ayub Khan de que “el colapso del sistema
político establecido por él conduciría a una guerra civil”, y uno de los elementos que provocó su caída el
26 de marzo de 1969 fue el conflicto en Bengala Oriental. Ver SIDDIQUI, K. Op.eit. Pág. 124
384
Oriental y causó la muerte d~ 200.000 a un millón de personas no obtuvo la respuesta
esperada por parte de Islamabad. Yahya Khan tardó 13 días en visitar la zona afectada y
no se hicieron esperar las críticas del partido de Sheikh Mujibur Rahman y las
acusaciones de que Bengala era manejada como una colonia.42
En un momento dado, Yahya Khan anuncio que SM. Rahman sería el futuro
primer ministro de Pakistán al haber obtenido la mayoría en la Asamblea.44 Sin
embargo, a mitad de febrero de 1971 Bhutto advirtió que no aceptaría la puesta en
práctica del programa de seis puntos de Rahman, que no toleraría la ir~stauración de una
administración central politicamente débil, y que por ello su partido no participaría en la
sesión de la Asamblea Nacional prevista para el 3 de marzo en Dacca.45 Cuando el
presidente de Pakistán declaró el 1 de marzo que la reunión de la Asamblea Nacional se
42 “FI sentimiento de alienación impregnaba cada pueblo”. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 123
~ En Pakistán Occidental la opinión pública no apoyó unánimemente a Bhutto, y algunas voces criticaron
esta decisión que iba en contra de los principios democráticos tan vehementemente defendidos por el que
pronto se convertiría en primer ministro. Ver BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 312
385
había pospuesto sine die, SM. Rahman llamó a la población de Pakistán Oriental a un
movimiento de desobediencia civil que forzó la convocatoria de la Asamblea para el 25
de marzo.
explotaron. Lo que no está claro es que la India fomentara o alentara a los disidentes
bengalíes a adoptar una actitud más radical que anteriormente. Según Lars Blinkenberg,
en la primera etapa de las negociaciones entre los líderes de Islamabad y Dacca existía
~ White Paper Qn the Crisis in East Pakistan. gobierno de Pakistán, 5 de agosto de 1971. En
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 313
386
en Nueva Delhi un ambiente de preocupación por el aspecto que estaba tomando este
conflicto interno pakistaní. El autor danés afirma que no existía un sentimiento de
anhelo ante una eventual división de Pakistáni’t A la India le perjudicaba más que a
Pakistán resucitar sus disputas y tampoco le interesaba una repetición de la guerra de
Vietnam en Bengala Oriental. Esta opinión no es unánime, y otros historiadores como
Lawrence Ziring y Alastair Lamb subrayan la importancia que tuvo la injerencia de la
India en el triunfo del movimiento separatista. Lamb considera que la denominada
conspiración de Agartala y el secuestro del Ganga fueron claros ejemplos de esta
implicación.49
~ Hindustan Times escribió el 20 de enero: “existe un fuerte interés, del que no faltan pruebas, en que las
tres personas- el presidente, el Sheikh (Mujibur Rahman, lider de los independentistas de Bangladesh) y
el señor Bhutto- que están directamente implicados en el actual proceso político, dirijan sus esfuerzos a
proporcionar la respuesta apropiada que necesita la cohesión nacional”. Hindustan Times. 20 de enero de
1971. En BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 304
LAMB, A. Kas/unir, A Disputa] Leg’acv. Pág. 294, y BURKE, SM. y ZIR1NG, L. Op.cit. Pág. 402 y
455
387
manifestar su preocupación por la evolución de la crisis y su simpatía por la lucha de
democratización de la población bengalí. El 29 de marzo, el gobierno de la India instó a
la ONU a “tomar la iniciativa e indicar o sugerir moderación al gobierno de Pakistán e
impedir la matanza de masas” que se estaba produciendo en Bengala Oriental.5t>
Pero las ramificaciones del conflicto afectaban cada vez más al desarrollo de las
relaciones indo-pakistaníes y provocaron un airado intercambio de comunicados entre
Nueva Delhi e Islamabad. La India acusaba a Pakistán de desahuciar intencionadamente
a los hindúes con la intención de acabar con el problema de las minorías en Bengala
Oriental, y Pakistán acusaba a la India de estar interviniendo directamente en la crisis.54
~ Según Sumit Ganguly, la inteligencia india, en concierto con el Ejército y con las fuerzas paramilitares,
especialmente la Fuerza de Seguridad Fronteriza, organizaron, entrenaron y proporcionaron santuarios a
los grupos de guerrillas que luchaban en contra del Ejército de Pakistán. GANGULY, S. Op.cit. Pág. 58
~ El 18 dejunio dc 1971 la India afirmó: “El Ejército de Pakistán está destruyendo los hogares de
ciudadanos pakistaníes que son hindúes o simpatizantes de la Au’ami League... (esto) impedirá seriamente
la vuelta a sus hogares del gran número de ciudadanos pakistaníes que se han visto obligados a buscar
389
Como en ocasiones previas, los avisos al bando opuesto para que se contuviera de
utilizar la fuerza eran recibidos como amenazas de guerra por la otra parte.55 Muy
pronto, el gobierno de la India llevó la atención en el Parlamento al peligro de que se
produjera un ataque de represalia en Cachemira.
refugio temporal en la India”. El presidente de Pakistán realizó unas declaraciones por radio el 28 de junio
acusando a la India de su “continuada interferencia” presentándola como “una infiltración armada y una
clara incitación y asistencia a los secesionistas (que) ha aumentado la tensión entre los dos paises”.
BLJNKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 317
“ Yahya Khan declaró el 24 dejulio de 1971 en una entrevista a Statesman Weekly que ante cualquier
intento de la India por apropiarse de una parte de Pakistán Oriental declararia la guerra y que Pakistán no
se encontraría solo, sin dar más detalles acerca del apoyo exterior que esperaba encontrar. Pero en los
titulares de la prensa india la declaración se resumía afirmando que Yahya Khan se disponía a declarar la
guerra. RAI4MAN, M. Op.cit. Pág. 128
56 DAWSON, P. Op.cit. Pág. 260
390
En opinión de Siddiqui, la victoria de la India en el campo de la propaganda
internacional fue la que le indujo a implicarse en la guerra oficialmente.57 Según
Siddiqui, “la India entró finalmente en la guerra cuando quedó claro que la Awami
League o los numerosos Mu/di Bahini (guerrilleros bengalíes), a pesar de estar armados
y entrenados por la India, eran incapaces de expulsar o dañar seriamente por sí solos al
Ejército de Pakistán” 58 Pero sobre todo, como expone con detalle Lawrence Ziring, esta
decisión no se tomó hasta confirmar que China no respondería a la implicación de la
India. ~
~‘El autor pakistaní Kalim Siddiqui considera que esta corriente de opinión adversa se debió
fundamentalmente a una mal calculada politica oficial hacia los medios de comunicación internacionales
que se habían trasladado al subeontinente. Cuando la situación se complicó para el Ejército pakistaní,
enfrentado con un rechazo popular imbatible, y la represión militar alcanzó unos niveles de crueldad
insospechados, Yahya Khan decidió que sobraban los testigos y ordenó la destrucción de materiales
gráficos y escritos y la expulsión de la comunidad de corresponsales en Dacca. Siddiqui cree que la
reacción de los informadores fije, por ello, de animosidad en contra del régimen pakistaní, y que ello
influyó en que Pakistán fuera considerado por primera vez como un país agresor. Ver SIDDIQUI, K.
Op.cit. Pág. 164
« Enjulio los servicios secretos de la India habían interceptado un comunicado de Pekín a Islamabad en
el que el primero informaba de que, aunque Pakistán podía contar con su apoyo político, China no le
apoyaría militarmente en caso de que entrara en guerra con la India. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 127, y
SIODIQUI, K, Op.eit. Pág. 175
391
Además de los argumentos expuestos (la garantía del apoyo soviético y de la no
intervención china) existían otras muchas razones que indujeron a la India a implicarse
plenamente en la guerra de secesión de Bangladesh: l~. La India sabia que no iba a
recibir suficiente ayuda para superar el gravísimo problema provocado por la riada de
refugiados, situación que no estaba en condiciones de soportar durante mucho más
tiempo. 2~. El gobierno de la India ya estaba seguro de la incorruptibilidad del anhelo
independentista de los bengalíes, un deseo que les había impulsado a luchar en
inferioridad de condiciones en contra de un Ejército brutal. 30• Si la India no ayudaba a
los Mukti Bahini se arriesgaría a una dificil relación con un territorio vecino que
eventualmente se transformaría en una nación independiente. 40• Además, una lucha
prolongada provocaría la radicalización del gobierno que alcanzara el poder en Bengala
Oriental. 5O~ La India también se arriesgaba a sufrir un trastorno político serio en su ya
de por sí problemático territorio de Bengala Occidental si no se encontraba una solución
rápida para la crisis. Y, por último, (6~) muchos indios vejan en la lucha por la libertad
de Bangladesh una oportunidad para librarse de un vecino hostil en el este y para
debilitar al núcleo occidental de ese país hostil.
62 Mientras, Indira Gandhi seguia adelante con su gira por algunos países occidentales. Gandhi centró sus
alegatos, básicamente, en recordar la carga que Los refugiados habían impuesto sobre la India. También
denunció que Pakistán había intentado ensombrecer la cuestión básica implicando a la ONU e
introduciendo la lucha de la población de Bangladesh en la dialéctica de la confrontación indo-pakistaní.
392
5.2.4.2. La tercera guerra indo-pakiztani
Alastair Lamb defiende que la “guerra de los catorce días” no fue una guerra
deseada por Pakistán porque no era una guerra que Pakistán pudiera ganar.64 Lo mejor
que podían esperar los estrategas pakistaníes era algún tipo de empate en el que sus
aliados chinos y americanos proporcionaran la necesaria presión diplomática en su
apoyo, reforzada por la amenaza de lo que podría ocurrir si la diplomacia fallaba.65 Pero
puede que, una vez que la secesión del este se había convertido en algo más que
probable, Pakistán intentara salir de una situación desesperada, de la que creía
responsable a la India, despertando su eterna rivalidad en Jammu y Cachemira. El autor
pakistaní Siddiqui reconoce que aunque es dificil saber con seguridad quién abrió el
frente occidental, “lo más probable es que lo hiciera Yahya”.6<~
63 Ver RAMPAL, iN. India Winsthc¿ Wc,-. Army Educational Stores. Nueva Delhi 1971. Págs. 86-87
393
Inmediatamente después del comienzo de las hostilidades, las fuerzas Indias
entraron en Bengala Oriental anunciando que la liberación de Bangladesh era un
objetivo primordial de la India. El 6 de diciembre, la India reconoció la nación
independiente de Bangladesh. Pakistán rompió sus relaciones diplomáticas con la India
por primera vez desde la independencia.
En el frente occidental la India conquistó algún territorio (ver mapa 9). En Sind
los indios consiguieron varios logros significativos y en Punjab avanzaron en dos
sectores, Sehjra, cerca de Ferozepore, y Shakargarh, en las proximidades de Sialkot. En
Jammu y Cachemira, Pakistán lanzó un ataque hacia Chhamb con el objetivo de cortar
la principal carretera entre Jammu y Srinagar. Consiguieron capturar Chhamb, perdida
en 1965, pero no llegaron más lejos. Los indios lanzaron ataques al norte de Kargil (lo
67 lina descripción ponnenorizada dc los 14 días de guerra desde el punto de vista indio en RAMPAL,
J.N. Op.cit. Págs. 86-119
~ Nada mós comenzar la contienda, EEUU asumió el liderazgo en un intento por utilizar la presión
diplomática internacional en contra de la India, pero sus esfrerzos fallaron y decidió realizar un
despliegue militar naval unilateral en la Babia dc Bengala. Por su parte, el embajador soviético en la India
aseguró a Nueva Delhi que la flota soviética en el Océano Indico no permitiria que EEUU interviniera en
favor de Pakistán. Ver RAI-IMAN, M. Op.cit. Págs. 128-129. China, como babia avisado, se limitó a
apoyar verbalmente a Pakistán con entusiasmo en la ONU. La Organización dc la Conferencia Islámica
expresó unánimemente su apoyo a Pakistán en su intento por mantener su integridad territorial y condenó
la injerencia india. Arabia Saudí, Libia, Jordania e Irán aportaron a Pakistán una significativa ayuda
militar.
394
que les proporcionó más control sobre la carretera hacia el extremo oriental de la
Frontera del Norte en Ladakh) y al este desde Tithwal, Un y la ciudad de Poonch,
obteniendo pequeñas recompensas territoriales en cada caso.
A pesar de la desafiante postura inicial del jefe del Ejército pakistaní en EJacca,
el 16 de diciembre dc 1971 se publicó la rendición de su gran Ejército de alrededor de
93.000 hombres. A la India le bastaba con conservar el statu quo en el oeste y con la
clara victoria de los independentistas en Bengala tras la ocupación de Dacca por las
tropas indias, por lo que el 17 de diciembre anunció un alto el fuego unilateral en el
frente occidental. Cuando a las pocas horas Yahya Khan ordenó a su Ejército que
ratificara la iniciativa de la India, los indios habían logrado alguno§ éxitos en varios
puntos a lo largo de la CFL, exceptuando Chhamb, pero su posición en el Estado de
Jammu y Cachemira no había cambiado substancialmente.
Pero aunque la India no obtuvo una victoria definitiva, causó grandes pérdidas
en las Fuerzas Armadas de Pakistán, que con realismo decidió no arriesgar la mayor
parte de sus contingentes en una guerra perdida de antemano.69 No obstante, lo más
humillante para Pakistán fue el número de prisioneros de guerra capturados por el
Ejército indio, 91.000 según el autor pakistaní Rahman, y de 93.000 a 97.000 según los
indios DR. Mankekar y Jasgit Singh. También se produjo un elevado número de
victimas en relación con la brevedad de la contienda, unas 10.633 sólo en el caso de la
India.7<>
~ Según el White Paper pakistani de 1977, la India ganó algo más de 880 Km2 y perdió poco más de 150
Km2. Según el autor indio Jasjit Singh, la India arrebató a Pakistán 12.800 Km2. SINGH, Jasjit. Pakistan
OecupiedKashn;ir. UndertkeJackboop Cosmo Puhlications. Nueva Delhi, 1995. Pág. 17. La India
publicó los siguientes datos acerca de las pérdidas materiales de su Ejército y del Ejército pakistaní.
Según el artículo de Statesnian Weekly dcl 25 de diciembre de 1971 que reprodujo esta información,
Pakistán habria perdido 246 tanques y la India 73, los aviones dañados serian 94 de Pakistán y 45 de la
India y, en tanto que la India sólo habria dilapidado un buque de guerra, Pakistán se habría visto privado
de 22. BLINKENBFRG, L. Op.cit. Pág. 26!
~ MANKEKAR, DR. Pakistan Cut to Size. Indian Books Company. Nueva Delhi 1972. Pág. 93, y
SINGH, Jasjit. Op.cit. Pág. 17. Estos prisioneros fueron enviados a campamentos en distintas ciudades
Indias. Durante su reclusión recibieron la visita de indios musulmanes provenientes de escuelas y
universidades que acudieron para convencerles deque la Teoria de las Dos Naciones era un error, al igual
que la posición de Pakistán en Cachemira. ‘Nunca antes los pakistanies se enfrentaron con tal
humillación; nunca antes en la historia de los musulmanes se habían rendido tantos soldados o habían
sido capturados por el enemigo”. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 129
395
Además, Pakistán tuvo que enfrentarse en la guerra de 1971 con el mismo
dilema de 1965: cómo explicar a la opinión pública una derrota no esperada. Desde
marzo se había impuesto una estricta censura en los medios de comunicación que
impidió a la población conocer la realidad de lo que estaba ocurriendo. Mientras que su
Ejército estaba siendo expulsado de numerosos frentes en el territorio oriental, la prensa
informaba de victorias de proporciones épicas. La fiebre bélica había invadido a los
pakistaníes y la población esperaba el desmoronamiento de la India. Aunque el resto del
mundo sabía que China no intervendría en la guerra, la población de Pakistán había
interpretado el viaje de Bhutto a Pekín como el comienzo de la incursión de las tropas
chinas en territorio indio a través del I-{imalayai1
72 El White Paper pakistaní de 1977, publicado en cl último año de la era Bhutto, admitia: ‘Pakistán
sufrió un desastre... La diferencia entre su fuerza militar y la de la India era más grande de lo que lo había
sido nunca... Políticamente, Pakistán estaba aislado... Pakistán estaba destrozado económicamente y
machacado psicológicamente mientras que la India sentia la euforia del triunfo”. White Papar. 1977.
Op.cit. Pág. 119. En LAMB, A. Kashrniv. A Disputad Legux. Pág. 296
396
importancia para la disputa por .lammu y Cachemira. Primero, a ojos de las autoridades
indias, socavé la principal base de la reclamación de Pakistán sobre Cachemira, que se
basaba fundamentalmente en que la religión predominante era la musulmana. Si
Pakistán no podía mantener su propia integridad sobre una base religiosa, dificilmente
podía presentar un argumento basado en la religión para reclamar Cachemira.
Nada más finalizar la guerra, la India y Pakistán comenzaron los contactos para
restaurar las relaciones normales entre ambos países. La India dejó claro desde un
397
principio que no aceptaría terceras partes.73 Indira Gandhi sugirió a Bhutto un encuentro
de emisarios de ambos países para preparar una cumbre. La India estaba proyectando
alcanzar un acuerdo general que acabara con todas las causas de controversia entre los
dos países en un momento en el que podía sacar partido de su victoria en la guerra.
Desde el 26 de abril de 1972 se celebraron varios encuentros a nivel de delegados entre
la India y Pakistán acompañados por una incesante intervención diplomática
internacional.
~‘ La India propuso 3 mapas, uno reflejando la anterior CEL convenida en frontera internacional, otro con
La frontera propuesta durante las conversaciones que siguieron a la guerra sino-india de 1962, y el último
con una nueva frontera basada en consideraciones estratégicas indias. RAI-IMAN, M. Op.cit. Pág. 131
398
Los párrafos más importantes del Acuerdo de Simía que no estaban centrados en
la cuestión de Cachemira también estipulaban: “... los dos países están decididos a
solucionar sus diferencias por medios pacíficos a través de negociaciones bilaterales o
por cualquier otro medio pacifico acordado mutuamente entre los dos. Antes de llegar a
un acuerdo final sobre cualquier problema entre los dos países, ningún bando alterará
unilateralmente la situación y ambos impedirán la organización, ayuda e incitación de
cualquier acto que perjudique la conservación de relaciones armoniosas.... Las
principales cuestiones y causas de conflicto que han envilecido las relaciones entre los
dos paises durante los últimos 25 años serán resueltas por medios pacíficos, y siempre
respetarán la unidad nacional del otro, su integridad territorial, su independencia política
y soberanía.... De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, se abstendrán de la
amenaza o el uso de la fuerza en contra de la integridad territorial o de la independencia
política de cada uno’.
Una implicación directa del Acuerdo de Simia es que la CII, que desde aquel
momento se conoce como Línea de Control o Línea de Control Actual (LOC o LOAC),
es considerada a todos los efectos la frontera de/&cto entre las esferas de influencia de
la India y Pakistán. La LOC de 1972 siguió las pautas de la CFL de 1949 con unas
variaciones fronterizas mínimas.76 Pero, además de acordar lo que en realidad suponía
poco más que un mero cambio en la denominación de la frontera, ¿qué pasaba con el
estatus del Estado de Jammu y Cachemira? El Acuerdo de SimIa evitaba
cuidadosamente este lugar común con la referencia hecha a la necesidad de resolver por
medios pacíficos “las principales cuestiones y causas de conflicto” que tanto habían
perjudicado a las relaciones indo-pakistaníes durante las dos décadas y media anteriores.
En comparación con el mapa de 1949, en 1972 la India había ganado territorio en las áreas al norte del
río Jhelum, incluyendo la orilla oriental del Kishinganga entre Titwhal y Lunda, y la zona en la orilla
norte del Indo en la que se encuentran Thang y Turtok. Ver detalles sobre la nueva delimitación fronteriza
en CI-IOPRA, 5. Post Simia Indo-Pakistan Relations. Págs. 60-77
399
llevaba defendiendo y que tan poco interesaba a Pakistán por ser la parte más débil en la
disputa. Pero Zulfikar Ah Bhutto se apresuró a moderar las esperanzas indias nada más
llegar al aeropuerto de Lahore desde Simia el 3 de julio de 1972: ‘Sobre la cuestión
fundamental de Cachemira- declaró Hhutto- no hemos suscrito ningún compromiso. Les
dijimos a los indios categóricamente que la población de Cachemira debe ejercer su
derecho a la autodeterminación. Esta era una cuestión que sólo puede ser decidida por la
77
población de Cachemira
No obstante, el texto del Acuerdo de SimIa determina que ambos países deben
respetar la LOC, que se distingue con este término de una frontera internacional, y
De esta forma, Pakistán sostiene que el Acuerdo deja claro que la solución final
del conflicto de Cachemira es ~~unade las principales cuestiones y causas de conflicto”
que está en espera de solución. También que protege explícitamente las posiciones
reconocidas de cada bando, con lo que la posición de Pakistán está reconocida por la
comunidad mundial. A propósito de la exclusividad de las negociaciones bilaterales
para alcanzar una solución, Pakistán declara que el párrafo 1(i) prevé concretamente que
los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas gobernará las relaciones
entre las partes, y que el párrafo 1(u) no excluye recurrir ~ cualquier otro medio
pacífico acordado bilateralmente” para alcanzar un acuerdo en las disputas y diferencias
según la Carta de las Naciones Unidas.
Pero además de esta disparidad de interpretaciones del texto oficial del Acuerdo,
actualmente los autores indios defienden que la extensión real de lo acordado en Simía
superó con mucho la versión oficial que los dos países implicados expusieron frente a
sus respectivas opiniones públicas, y que Bhutto accedió a reconocer la LOC, a largo
plazo, como frontera internacional definitiva entre los dos países.
401
Según Dhar y un ex secretario de Exteriores de Indira Gandhi, T.N. Kaul, Bhutto
acabó coincidiendo en que la solución propuesta por la India era la única posible, pero
se negó a incluir estas disposiciones en el Acuerdo porque exaltaría a Ja opinión pública
de su país.78 Pakistán no sólo estaba psicológicamente afectado por su derrota en la
guerra, sino que además se enfrentaba con el reto de consolidar una democracia reciente
después de 14 años de dictadura militar. Así que Bhutto se comprometió a trabajar para
conseguir su aplicación en la práctica después de cierto tiempo, y propuso renovar las
negociaciones sobre esta cuestión cuando la situación en su país se hubiera
normalizado. Sus interlocutores indios aceptaron el compromiso verbal.
Así es también como algunos testigos neutrales que siguieron las negociaciones
desde cerca interpretaron el Acuerdo, Peter l-lezelhurst, corresponsal en Simia de The
London Times, en su artículo “Concesiones en la conferencia de SimIa generan
esperanza de un acuerdo en Cachemira”, describió el acuerdo como un histórico paso
78 Ver DI-lAR, P.N. ‘Kashmir: The SimIa Soltition”. Mainstream. 15 de abril de 1995, IAISINGI-I, 1-1.
Op.cit. Pág 209, y NOORANI. A.U,. Op.cit. Págs. 200-204
402
adelante en los prolongados esfuerzos por resolver las diferencias entre los dos países.
Acerca de la sub-cláusula 4 escribió: “aparentemente esto significará que Pakistán ha
aceptado solucionar la cuestión de Jammu y Cachemira bilateralmente con la India y
que el presidente Bhutto de Pakistán no trasladará la disputa a Naciones Unidas... Esto
supondría una importante concesión a Indira Gandhi, primera ministra de la India, que
ha invocado el bilateralismo como medio para solucionar la cuestión de Cachemira y
otras disputas con Pakistán. El Acuerdo también estipula que las dos partes han
acordado reconocer la línea de alto el fuego en Jammu y Cachemira tal y como se fijó
79
después del final de la guerra en diciembre y convertirla en una frontera de paz
~ The Times. Londres. 4 dejulio de 1972, en DHAR, P.N. ‘Kashmir: The Simia Solution”. Mainstream
15 dc abril de 1995
403
.
frontera formalmente reconocida, durante los cuales él preparará a su población sin que
se produzcan revueltas y sin que su gobierno sea desalojado”.80
OP. Kapoor y Surendra Chopra son dos de los autores indios que defienden que
éste fue el verdadero compromiso alcanzado por los dos líderes, y que ésta fue la
solución de Simia para el conflicto.8’ Pero Bhutto se desvinculé posteriormente de su
promesa y retomó el anterior posicionamiento de su país acerca de la cuestión de
Cachemira, disposición que el tratado habla hecho posible con su ambigua redaccion.
Por su parte, el pakistaní Abdul Sattar niega categóricamente que Bhutto accediera en
secreto a una solución que perjudicaba tanto a los intereses de su país y denuncia el
poco fundamento de una teoría sobre la que no existe ni un solo documento que la
corrobore.82
y>STERBAR, James. “The Simia Agreement. Behind the Progress Reports Ihere is thc Possibility of a
Secret Agreement’. The New York Times. 3 dejulio de 1972, en DI-lAR, P.N. “Kashmir: The SimIa
Solution”.
<> Ver CI-IOPRA, 5. Post Simia Indo-Pakistan Reiations. Págs. 43-44, y KAPOOR, OP. Op.cit. Pág. 51
$2 SATTAR, Abdul. “Simia Pact: Negotiation Under Duress” Recional Studies. Islamabad, verano de
1996
404
misma situación del 1 de enero de 1949. “El Acuerdo de Simía firmado enjulio de 1972
transformó una vez más la victoria militar de la India en una derrota política y
diplomática” 83
La India creyó que con la firma del Acuerdo de Simía Pakistán había perdido
definitivamente los instrumentos que le habían permitido mantener su desafio porque
durante muchos años no hizo un uso significativo de ellos. En efecto, Pakistán pareció
renunciar a la presión internacional y al recurso a las armas para evitar que el mundo se
olvidara del conflicto y para intentar apoderarse de Cachemira por medio de la fuerza.
Pero no lo hizo porque se considerara comprometido por la firma del Acuerdo de SimIa,
sino porque se convenció de que no le iban a aproximar al desenlace deseado. Por ello
no es de extrañar que, cuando durante la segunda mitad de la década de los 80 se
presenciaron los primeros síntomas de lo que pronto se convertiría en una sublevación
islámica, Pakistán aprovechara esta nueva vía de intervención en Jammu y Cachemira.
Ello también explica su impugnación al que debió ser el compromiso real de Simía, el
que defiende la India, puesto que de otra forma no se explica que Indira Gandhi no
sacara más provecho de la debacle pakistaní de 1971. Pakistán sabe que en el escenario
actual, con un levantamiento armado en Jammu y Cachemira, puede luchar por sus
reclamaciones territoriales desde una posición mucho más favorable a la que tenía en
1972.
MADHOK, BR. Op.cit. Pág. 1407. Ver también DI-lAR, P. Op.cit. Pág. 112
405
CAPÍTULO VI. TRASFONDO POLÍTICO Y SOCIAL DE LA
SUBLEVACIÓN NACIONALISTA EN JAMMU Y CACHEMIRA
Ver HEWITT, y. Op.eit. Pág. ¡33, BAZAZ-MALIK, Cauri. ‘Frosion of Indian Nationalism anó
Democracy in Kashmir’. Tbe Radical 1-Iumanist. Abril de 1991. Págs. 39-46, y GANGULY, S. Op.cit.
Págs. 64-66
408
forma: 60 para el Pradesh Congress, 8 para la nueva Conferencia Nacional revivida por
Bakshi Ghulam Mohammed, 3 para el .Jana Sangh (que en 1964 había aceptado la
fusión con el Jammu Praja Parishad en su organización política a nivel nacional), y 2
para independientes. Los resultados demostraron que la política de democratización de
Sadiq había permitido un abanico algo más amplio de representación, y, según P.N.
Bazaz, “al contrario que en las ocasiones anteriores, hubo poca evidencia de que el
partido gobernante se dedicara al bandolerismo para aterrorizar a los oponentes”.2 No
obstante, como ya era normal, el proceso fue corrompido por medio de la presentación
de muchos candidatos sin oposición y del control estricto de las candidaturas. La
mayoría de los líderes de la oposición más influyentes seguían encarcelados, por lo que
el Frente por cl Plebiscito boicoteó las elecciones, y sólo el 50% del electorado votó.
Los cachemiris eran descritos a mitad del siglo XX como un pueblo más inclinado a huir que a luchar,
que “invita a la opresión... una sucesión de conquistadores han hecho usual su inclinación natural hacia la
esclavitud. una población sin remedio”. FOREES, Rosita. India ofthe Princesw. The Right Book Club.
Londres 1939. Pág. 277. Dos autores citados por Blinkenberg hablaban de una “raza de varones
afeminados, del cachemiri común como un cobarde, un hombre sin autoestima”, y de “gente amable,
amistosa, de poco nervio, que cuando hay problemas ladra con fuerza pero rara vez muerde”. Ver
BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 63
409
la sociedad cachemirí a lo largo de la década de los SO fueron capaces de provocar por
primera vez una reacción popular, que ya no estaba únicamente protagonizada por la
minoritaria clase política, en contra de unos abusos que habían comenzado más de 3
décadas antes.
Ver SHARMA, B.L. Kashmh-Áwakes. Págs. 125 y 166. B.L. Sharma dedica el Capitulo II de su obra a
exponer algunos datos que, presuntamente, incluso implicarian a Abdullah en la invasión pakistaní de
1965. Ver también KAPOOR, OP. Op.cit. Págs. 20, 24, 26-27
410
En ambas sesiones se presentaron múltiples propuestas para solucionar la
cuestión de Cachemira desde muy variadas perspectivas, siendo la defensa de la
autodeterminación apoyada casi de forma unánime, y la integración en Pakistán sólo por
uno o dos, según la fuente, de los ponentes.7 Las resoluciones que siguieron a ambas
convenciones no se pronunciaron con claridad a propósito de la vinculación del Estado
con la India, Pakistán o su establecimiento independiente. Sólo se centraron en la
propuesta de dividir administrativamente Jammu y Cachemira dentro de un programa
de descentralización a nivel nacional, en sus unidades constituyentes organizando todo
el Estado con una estructura federal. Una vez que esto se hubiera logrado, seria posible
y necesario negociar la futura instauración del Estado.8 Las resoluciones de ambas
convenciones dejaron “la puerta abierta para Pakistán, la India, o la independencia”.9
Esta pragmática actitud de Abdullah fue aplaudida por aquellos indios que le
seguían prestando su apoyo desde un punto de partida de moderación y defensa del
cumplimiento de aquellos compromisos que la India había adquirido en el momento de
la adhesión.10 Pero fue denunciada por algunos de sus adversarios dentro del Estado
como un deshonesto recurso a la ambigiledad destinado a conseguir que Nueva Delhi le
permitiera volver a encabezar el gobierno de Srinagar.’ Por su parte, los grupos
Ver SHARMA. B.L. KashmirAwakes. Pág. 170, BLINKENBERG, L. Op.cit. Pág. 299, y PALIT &
PALIT PUBLISHERS. Op.cit. Pág. 139
SHARMA. B.L. Kashmir Awakes. Pág. 171. La perspectiva de la creación de una federación en el
Estado tampoco era considerada como algo conveniente por el gobierno indio, probablemente ante el
temor de que ello diera alas a las ansias independentistas del Valle de Cachemira.
Según la declaración de Mirza Afzal Beg a Times of India el 14 de junio dc 1970. Én SHARMA. RL.
KashmirÁwakes. Pág. ¡72. Pero según algunos autores que defienden la tesis pakistani, como Mushtaqur
Rahman, sólo se consideraron dos posibilidades: Jammu y Cachemira sería independiente o se integraría
en Pakistán. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 123. Tampoco hay consenso a la hora de dictaminar si el Comité
de Acción Áwan>i de Mirwaiz Mohammed Farooq aprobó las conclusiones de la conferencia. Mientras
que Sharma afirma que no, probablemente porque sólo estaba dispuesto a aceptar la integración en
Pakistán, Rahman puntualiza que las secundó plenamente.
ver PURI, Balraj. Economie and Political Weeklv. 12 de septiembre de 1970, en BLINKENBERG, L.
Op.cit. Pág. 300. Según DL. Sharma un autor muy crítico con el líder cachemiri, Sheikh Abdullah
“asumió una actitud de mesurada sensatez”. SHARMA. HL. Kashmir Awakes. Pág. 170. Ver también
PALIT & PALIT PUBLISHERS. Op.cit. Pág. 139
Esta era la opinión de Prem Nath Bazaz, que decidió romper con la Convención porque no estaba
dispuesto a conveñirse “en instrumental para ayudar a Abdullah a alcanzar sus intereses personales”.
BAZAZ, Prem Nath. Democracy trough Intinuidation and Terror. The Untoid Story <4 Kashmir Polities.
Heritage Publishers. Nueva Delhi 1978. Pág. 20
411
polfticos islámicos se mostraron desacordes con el irrenunciable secularismo del líder
cachemiri y de la amplia mayoría de los 42
>3 Abdullah se limitó a insistir en que el destino dcl Estado debia ser decidido en primera instancia por la
población cachemiri. Lo que Abdullah si hizo fije admitir que se habia equivocado cuando permitió la
adhesión a la hsdia sin la celebración de un plebiscito y censurar con dureza el incumplimiento de los
compromisos que la India había adquirido. Abdullah declaró que la India, “hoy ha cambiando de actitud”
y añadió dc modo desafiante: “La historia del mundo nos enseña que una vez que una nación está
decidida a libertarse, ninguna fuerza ha conseguido oprimirla. La India puede gobernar sobre nuestros
cuerpos pero nunca podrá ganar nuestros corazones”. BLINKENBERG, L. Opeil. Pág. 299. En una
extensa entrevista concedida por Sheikh Abdullah en 1968, el lider cachemiri sumó puntos a la
incertidumbre a propósito dc su posicionamiento real añadiendo algunas observaciones fundamentales
como que no era partidario de la independencia absoluta de Jammu y Cachemira porque no consideraba
que el Estado pudiera defenderse por si solo, y que tampoco le agradaba la idea de la división del Estado
porque el desenlace natural de cualquier esquema de resolución apuntaba a la reunificación de todo el
territorio comprendido antes dc ¡947. PALIT & PALIT PUJBLISHERS. Op.cit. Págs. 88 y 90
‘~Indira Gandhi dejó clara su postura en Srinagar en julio de 1970: “La adhesión de Cachemira es parte
de nuestra historia, y la historia no se puede invertir o cambiar. La cuestión de Cachemira se ha cerrado
de una vez por todas”. LAMB, A. Kashrnir. A DL’puted Legary. Pág. 285
412
nacional, sino que colocaría a la cabeza del gobierno de Srinagar a un político con
posibles anhelos independentistas.’5 En una iniciativa propia de su estilo de gobierno,
Indira Gandhi decidió adoptar medidas drásticas para impedir esta eventualidad.
>~ En opinión de EL. Sharma, Abdullah pretendia “tratar la elecciones como un Caballo de Troya” y
“disfrazar la subversión como cooperación” mediante la presencia del Frente por el Plebiscito en el
Parlamento indio. 51-JARMA. EL. Kash,nirAwakes. Pág. 175
6 LAME, A. Kashn,ir. A DisputedLegacy. Pág. 286
Ver RAI-IMAN, M. Op.cit. Pág. 125, BLINKENEERG, L. Op.cit. Pág. 306, y SEARMA, EL.
Kas/unir Áwakes. Pág. 240
413
propakistaníes. Más de 300 simpatizantes del Frente por el Plebiscitofueron arrestados
y Mirza Afzal Beg y Sheikh Abdullah fueron inhabilitados para visitar .Jammu y
Cachemira durante tres meses.
Nunca ha quedado muy claro cuánto había de verdad y cuánto de falsedad en las
informaciones que se publicaron a propósito de Al Fatah. Como ejercicio de
propaganda fue causa de innumerables alegatos en la India, pero Lars Blinkenberg cita
multitud de medios de comunicación independientes que encuadraron lo ocurrido en las
estrategias pre-electorales de la primera ministra.18 Las denuncias que se volvieron a oír
en Cachemira a propósito de la manipulación de las elecciones fueron ignoradas por
Indira Gandhi, que mientras tanto había obtenido una cómoda mayoría en el
Parlamento.
414
definitivamente el camino hacia el plebiscito, sino que la posibilidad de la obtención de
la autonomía reivindicada por los nacionalistas cachemírís se vio, por estas y por otras
razones, más lejos que nunca.
Por último, existió un tercer factor coyuntural que impidió que Jammu y
Cachemira siguiera siendo considerado como un territorio merecedor de un tratamiento
de excepción: la peculiar personalidad de Indira Gandhi. La hija de Nehru disfrutaba en
1971 de una imagen pública envidiable, hasta sus más férreos críticos habían alabado su
capacidad para enfrentarse a la crisis de 1971. Pero, como señala Sumit Ganguly, “a
pesar de este enorme grado de popularidad personal... siguió siendo una líder
profundamente insegura~’ 20 Esta inseguridad llevó a la primera ministra a desvirtuar
sistemáticamente todas las instituciones democráticas de la India. Gandhi se resistió a
permitir el desarrollo de cualquier organización autónoma que pudiera amenazar la
supremacía del Partido del Congreso. Además, como consecuencia de su propensión a
415
reunir todo el poder en Nueva Delhi, llegó a incumplir algunos acuerdos que había
alcanzado con líderes locales de distintos estados de la Unión.
2> BI-IATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 233, y AKBAR, Mi. India: The Siege Wirhin. Pág. 270
22
416
políticos encarcelados y derogó las órdenes que impedían a Sheikh Abdullah y Mirza
Afzal Beg entrar en Jammu y Cachemira.
No obstante, al igual que había ocurrido en 1963, Qasim se tuvo que enfrentar
con una de esas crisis íntimamente relacionadas con la explosión de las sensibilidades
islámicas como forma de expresión del descontento político que de cuando en cuando
surgían a modo de aviso de lo que ocurriría a finales de la década de los SO. El
descubrimiento en una universidad cachemiri de una enciclopedia que contenía una
ilustración tachada de blasfema por las autoridades islámicas provocó en mayo de 1973
una oleada de huelgas, marchas estudiantiles y otras muestras de indignación pública
dirigidas en contra de la India.24
Por otro lado, los años pasados por AbdulIah en el exilio o en prisión habían
debilitado notablemente la imagen internacional de la India. Indira Gandhi apreció la
necesidad de proporcionar un gesto de acercamiento a las reclamaciones políticas de los
cachemiris?5 Y en esta ocasión su interés confluyó con la nueva percepción política de
Abdullah y sus seguidores, conscientes de que habían perdido la baza de la presión
pakistaní para conseguir prerrogativas de Nueva Delhi. A pesar de que Abdullah volvió
a rechazar que la adhesión fuera una cuestión cerrada, tanto Afzal Beg como él
renunciaron a continuar con su campaña para la celebración del plebiscito. En aquel
momento, las reclamaciones de Abdullah partían de la base de que no existía “una
417
controversia con el gobierno de la India acerca de la adhesión; sino acerca de la
26
Las provisiones clave del Acuerdo eran las siguientes: ninguno de los poderes
del Centro, ampliados durante los gobiernos de Bakshi y Sadiq, sería revocado. Aunque
algunos poderes residuales permanecerían en la Asamblea Legislativa de Jammu y
Cachemira, el Parlamento de la Unión continuaría teniendo poderes para legislar en
cualquier materia que afectara a la integridad territorial y la soberanía de la India. El
reparto de poderes se basó en la premisa de que la responsabilidad del Centro sería la
28
unidad del país mientras que el Estado se haría cargo de su btenestar. De esta forma,
cualquier acto por parte de la Asamblea Legislativa de Jammu y Cachemira que pudiera
facilitar el avance hacia la independencia podría ser corregido por el Parlamento de la
Unión, una posibilidad que neutralizaba gran parte de la fuerza del Art. 370.
26
BHATTACIÁARJEA A. Op.eit. Pág. 234. En su autobiografia Abdullah señala que su “disposición a
sentarnos en la mesa de negociaciones no implicaba un cambio dc nuestros objetivos, sino un cambio en
nuestra estrategia”. ABDULLAH, S. Op.cii. Pág. 164
27 Ver Six ?oint Indira- Sheikh Pací of /975. En SINGI-I, Justice Jaswant. Pág. 234, y NOORANI, ARt
“J&K Aecords-l1J”. The Statesman. 13 de diciembre de 1995
418
Para maquillar tal concesión a la completa soberanía de la India se afirmó que el
acuerdo respetaba el Art. 370 que concedía a Jammu y Cachemira más autonomía que
cualquier otro Estado en “medidas de bienestar, asuntos culturales, seguridad social,
derecho privado y leyes de tramitación de forma acorde con las condiciones especiales
del Estado”. 29 Pero ciertas leyes sólo podrían ejecutarse después de pasar por un
procedimiento constitucional que culminaba con la petición de consentimiento al
presidente de la India que, en su caso, podría denegarlo.
Las críticas ante esta claudicación provinieron incluso de los círculos más
próximos a Abdullah, que mostró evidentes signos de cansancio y de certidumbre de
que la lucha por una autonomía completa sería estéril. No obstante, Abdullah traducía el
Acuerdo de Cachemira como un compromiso del gobierno de la India por respetar un
mayor grado de autogobierno que el que había caracterizado a las administraciones
anteriores. Cualesquiera que fueran las promesas que le hizo Indira Gandhi muy pronto
se pudo comprobar que la primera ministra había explotado su debilidad, y Sheikh
Abdullah acabó arrepintiéndose de haber dado su visto bueno al acuerdo.30
Abdullah, que ocupó el puesto de ministro jefe con las coacciones de una
Asamblea Legislativa dominada por el Pradesh Congress, se centró muy pronto en la
tarea de reafirmar sus credenciales como fuerza política independiente y retomó el
anterior discurso centrado en la necesidad de recuperar la autonomía del Estado. En
julio de 1975 revivió la genuina Conferencia Nacional, y en noviembre propuso definir
algunos flecos del Acuerdo de Cachemira que se habían reservado para ser discutidos en
el futuro. Pero Indira Gandhi dio las negociaciones por finalizadas subrayando que las
reformas básicas de la Constitución de Jammu y Cachemira, desarrolladas mientras él
permanecía arrestado, no serían alteradas.3’
3>La carta de respuesta de Abdullah denunciaba “la traición y los sufrimientos y las tribulaciones que
hemos tenido que soportar durante años... Lo único que puedo hacer es empezar desde el punto donde lo
dejé en 1953”. NOORANI, A.G. “J&K Accords-Jll”. The Statesínan. 13 de diciembre de 1995
419
formidable reordenación de las políticas nacionales que jugó a favor del líder cachemin.
En las elecciones generales de marzo de 1977 Indira Gandhi se vio inesperadamente
derrotada por una nueva coalición de partidos encabezada por Morarji Desai, el Jancuta
Party, que se comprometió a restaurar las garantías democráticas anuladas durante el
periodo de emergencia decretado entre 1975 y 1977. Así, desde el 30 de junio hasta el 3
de julio de 1977, Abdullah lideró a la Conferencia Nacional en una campaña electoral
libre de las injerencias de Nueva Delhi por primera vez desde las elecciones para la
Asamblea Constituyente de 1951.32
~ PURÍ, E. Triumph and Tragedy of India Federalisation. Pág. 18* Ver también AKBAR, Mi.
Kas/un ir: Behiad the Vale. Pág. 192. P.N. Bazaz, que estaba asociado a la rama del/anata en el Estado,
mantuvo que las elecciones no fueron libres y que la campaña demostró un enorme grado de intimidación
estimulado por Sheikh Abdullah, que hizo uso del reclamo comunal y levantó el espectro de la abolición
del Art. 370 si ganaba el Janata. BAZAZ, P.N. Democrac Th;-ough Intirnidation and Terror. Págs. 66-62
420
ilustrando el gran apoyo del que, a pesar de todo, todavía gozaba Abdullah. Ningún
miembro del Pradesh Congress fue elegido en el Valle de Cachemira, otro síntoma del
cansancio de los cachemiris con el control directo desde Nueva Delhi. En Jammu, la
Conferencia Nacional sólo obtuvo once escanos. En este distrito fue donde los
miembros del Pradesh Congress obtuvieron todos los suyos y los del Janata
consiguieron otros once. Los dos escaños de Ladakh fueron para ladakhis que ejercían
una política exclusiva de esta región.
Con la perspectiva que da el paso del tiempo, ahora se puede afirmar que las
elecciones de 1977 marcaron un punto de inflexión en la historia del Estado de Jammu y
Cachemira. Abdullah había confirmado, por primera vez en unas elecciones totalmente
libres, que gozaba del apoyo de la mayoría de la población cachemiri. El dilema en
aquella coyuntura era prever si retornaría a las caducas doctrinas a propósito de la
celebración del plebiscito o si su deseo de alcanzar la reconciliación con los líderes
indios era genuino. Lo que hizo Abdullah, legitimado por el resultado electoral, fue
retomar el mismo posicionamiento de 1953 y exigir, sin cuestionar la adhesión del
Estado a la India, la preservación del Art. 370. De forma que durante los últimos años
de su vida se reprodujeron las causas de desavenencia con Nueva Delhi, tanto durante el
gobierno del Janata, contrario a revivir el espíritu del Art. 370, como con el cada vez
más centralista Partido del Congreso, de nuevo en el gobierno bajo el liderazgo de
Indira Gandhi desde enero de 1980.
El mandato popular que Abdullah supo recuperar debería háber marcado una
nueva era tanto en el gobierno estatal como en las relaciones del Estado con el Centro.
Se puede decir que la situación era la misma que en 1947, cuando Abdullah fue
Por su parte, al igual que habla hecho desde 1947 hasta 1953, Abdullah volvió a
caer en la tentación de utilizar métodos autocráticos para impedir frenos a sus objetivos
provocando, por un lado, la disensión interna en su partido y, por otro, la vigorización
de los desequilibrios regionales. Por último, Vernon Hewitt también destaca que la
vehemencia de Abdullah por preservar un Estado secular y una cultura cachemiri
esencialmente secular “estuvo abstraída de una asertiva influencia islámica que, para el
momento de su muerte en 1982, estaba transformando rápidamente el escenario político
del Estado y de toda la región del sur de Asia” ~
36 Ver SHARMA, B.L. KashmirAwakes. Págs. 201-202, BAZAZ, P.N. Democracy Thraugh Intinzidation
aud Terror. Págs. 26 y 161, y KAPOOR, OP. Opcit. Págs. 20-27, 89-95. Prem Nath Bazaz, que después
de la lucha compartida en contra del Marajá en la década de los 30 se convirtió en uno de los más firmes
opositores a Abdullah, publicó un libro en 1978 con cuyo titulo, “Democracia a través de la iniimidac~on
y el terror”, quena ilustrar las principales caracteristicas del gobierno de Abdullah.
422
Ganguly, Ajit Battacharjea y Mi. Akbar dan una descripción muchos más favorable de
sus años de gobierno. A pesar de los muchos problemas con los que se enfrentaba,
Abdullah consiguió llevar a cabo iniciativas que mejoraron notablemente los resultados
de la gestión de la administración estatal. No obstante, estos autores no niegan que el
ministro jefe recurriera a ciertas medidas autoritarias y reconocen que fue incapaz de
frenar la creciente corrupción en las instituciones.37
~‘ Ver GANGULY, S. Op.cit. Pág. 69, BHATTACBARJEA, A. Op.cit. Págs. 238-239, y AKBAR, M.J.
40 En el abandono de Beg también influyó uno de los elementos que estaban desestabilizando a la
Conferencia Nacional: las luchas internas por la sucesión de Abdullah. El yerno de Abdullah, CM. Shah,
consiguió aislar al veterano político para neutralizar sus posibilidades de sucesión. Aunque él mismo sería
mas tarde desplazado por Farooq Abdullah, hijo de Sheikh.
423
De cualquier forma, los verdaderos desafios con los que se enfrentó Abdullah
adquirieron un significado mucho más amplio, dibujando un nuevo escenario en el que
diversos factores se interrelacionaron para transformar definitivamente el panorama
socio-económico y político: la aparición de una nueva generación de jóvenes educados
y políticamente comprometidos cuyas expectativas de trabajo no se vieron respondidas,
la disolución del nacionalismo cachemiri como expresión intercultural e
interconfesional, y el subsecuente reforzamiento de los desequilibrios regionales como
respuesta a la progresiva “des-secularización” de las políticas a nivel nacional.
~> Ver SINGH, Narinder. Op.cit. Pág. 104, y PURI, B. Jammu. A Clac to Kashmir Tangle. Págs. 77-78
424
Jammu y Ladakh. Y en el lado opuesto, cualquier signo de disposición pro-musulmana
era tachada en estas dos regiones como discriminación económica y laboral.43
La respuesta más inmediata que recibió el proyecto de ley fue que pondría en
peligro la seguridad del Estado. Los cachemiris que habían abandonado Jammu y
Cachemira en 1947 y habían emigrado a Azad Kashmir o a Pakistán podían ser
reclutados como espías o agentes desequilibrantes y ser enviados de vuelta al Valle.46
Pero a nivel local el proyecto despertó las más enérgicas reacciones de reprobación en
~‘Las exigencias de los líderes de Ladakh obtuvieron una recompensa para la región, eí gobierno del
Estado accedió a que algunos Iadakhis fueran nombrados miembros de “tribus catalogadas”, lo que les
concedía ciertos dcrechos y ayudas específicos. LAMB A. Kashmir. A Disputed Legacy. Pág. 318
Ver SITNGI-1, Narinder. Op.cit. Págs. 157-159,yAKBAR, Mi. Ka.shmir: Behindthe Vale. Pág. 197
><‘ El propiojefe del Estado Mayor del Ejército de la India, el general Krishna Rao, en unas declaraciones
atipicas en un pais en el que se respeta la tradición de evitar la injerencia en cuestiones políticas por parte
de militares, manifestó públicamente que la aprobación y puesta en práctica de la ley podría crear serios
problemas de seguridad nacional en la India. GANGULY, S. Op.cit. Pág. 79
425
Jammu. Los hindúes y síjs que habían adquirido propiedades que anteriormente habían
pertenecido a musulmanes sintieron amenazadas sus posesiones. Además se consideró
que la ley haría aún más grande la diferencia numérica entre musulmanes y no
47
musulmanes y alentaría una mayor discriminación para hindúes y síjs.
Ver KHAN, Mohammad lshaq. Perspecti ves on Kas/unir. Historical Dimensions. Gulshan Publishers.
Srinagar 1983. Págs. 126.127
426
poco en común con las otras ramas del islamismo en Asia. El humanismo se convirtió
en el componente esencial del islamismo cachemiri, un humanismo que derivaba de las
tradiciones místicas desarrolladas y alimentadas por ascetas llegados al Estado desde el
exterior. Los sofistas, preceptores de religión musulmanes influidos por el Hinduismo,
“indianizaron” el mensaje del Islam haciéndolo más universal, menos dogmático y
menos austero. De hecho, los cachemiris eran criticados por los ortodoxos musulmanes
por su poca entrega a las costumbres impuestas por su credo.50
La primera de estas fuentes supone una paradoja. El triunfo del gobierno central
en la promoción del desarrollo económico en el Estado provocó el descontento de los
jóvenes cachemiris. En 1931, cuando la Conferencia Musulmana de Sheikh Abdullah
vio la luz, el Estado tenía un pequeño número de licenciados universitarios con un
potencial muy considerable. Hombres como Sheikh Abdullah, G.M. Sadiq, Chaudhri
Ghulam Abbas y Mirza Afzal Beg eran miembros de una pequeña elite que dirigiría los
destinos del Estado durante décadas. Pero en 1975 los licenciados universitarios en
SO La impresión que suscitaba el carácter de los cachemirís en los observadores extranjeros es ilustrativa.
Lawrence escribió en 1895: “en sus corazones son hindúes y la religión del Islam es demasiado abstracta
para satisfacer sus supersticiosos anhelos.., cx~ste una agradable tolerancia entre las dos religiones,
básicamente gracias al hecho de que los musulmanes cachemiris nunca abandonaron totalmente la antigua
religión hindú del país”. En BLINKENBERG, L. Op.eit. Pág. 62. En palabras de Walter R. Lawrence,
Comisionado de Asentamiento en el Estado a finales del siglo XIX, “los musulmanes sunitas (95% de la
población musulmana) no me dieron la impresión de ser celosos o ardientes en la profesión de su fe, y,
exceptuando sus enfrentamientos con los shiís, parecen limpios cíe cualquier forma de fanatismo... No
baso mis ideas sobre la apatía de los cachemirís en sus obligaciones religiosas sólo en mis observaciones.
Hombres Santos en Arabia me han hablado con enfado sobre la débil llama del Islam que arde en iammu
y Cachemira y los Mulla/is locales acusan con indignación la desidia de la población”. SINGI-1, Tavícen.
Kas/unir. A Tragedy of Erroes. Penguin Books India. Nueva Delhi 1995. Pág. 8
427
Jammu y Cachemira habían dejado de ser un fenómeno excepcional, y estos graduados
tenían muy pocas posibilidades para acceder a profesiones acordes con su capacidad.
~ Entre 1947 y 1957 Nueva Delhi invirtió en Jammu y Cachemira más de mil millones de dólares
norteamericanos. HEWITT, y. Op.cit. Pág. 153. Ver también SHARMA, S.L. Kashmiriwakes. Págs.
181, 186-187, y GANGULY. Op.cit. Pág. 74. Porcentaje de los ingresos totales del Estado provenientes
de:
428
los licenciados en paro, se protestaba en contra de los “desequilibrios regionales”, es
decir, el abandono de Jammu y la promoción del Valle de Cachemira.55
~ Ante estas protestas la policia estatal solia reaccionar con considerable virulencia. Ver LAMB, A.
Kas/unir, A Di.sputedLegaey. Pág. 316
~ Ver JHA, Prcm Shankar. “Frustrated Middle Class. Roots of Kashmir Alienation”, en ENGINEER,
Asgar Ah. Secular Crown on Fire: The Kashnzir Probletn. Ajanta. Nueva Delhi 1991. Pág. 36
429
convencidos de la inexistencia de la India secular, que fueron contratados en el Estado
como maulvis o preceptores religiosos en las madrassas. La entrada de estos
inmigrantes alentó el desarrollo de un nuevo modelo de sentimientos etno-religiosos
dirigidos en contra de la nación india. De igual modo, Vernon Hewitt observa que la
Ley de Reasentamiento abrió las puertas a unos 20.000 inmigrantes, provenientes en su
mayoría de Azad Kashmir, que también trajeron consigo una cultura distintiva y la
apreciación de que existía “otra Cachemira” de la que formaban parte todos los
musulmanes del anterior Reino Dogra.~7
430
estas organizaciones, pero los agravios de base que habían alentado estos movimientos
no recibieron una respuesta adecuada por parte de la administración.
Abdullah no puede ser elogiado por haber desarrollado una actividad politica
lineal e inequívoca, y se mostró incapaz de dominar ciertos retos. Pero era el único líder
que gozaba de la moderación suficiente y el respaldo popular necesario para haber
obtenido y trabajado en unión con algún gobierno favorable en Nueva Delhi por la
solución de la cuestión de Cachemira. Pero no sólo los musulmanes cachemiris
perdieron a un líder que estaba profundamente comprometido con la labor de trabajar
por aquello que consideraba mejor para su Estado conservando sus signos de identidad
nacional. Sobre todo fue la India la que perdió a la única figura política nacionalista,
moderada y secular capaz de arrastrar consigo el apoyo de los musulmanes cachemiris
hacia la integración en la India con la única condición de que se les confiriera el
autogobierno garantizado en el momento de la adhesión. Con Abdullah desapareció la
barrera que hasta entonces había impedido la infiltración del fundamentalismo islámico
y la materialización de esa corriente en la aparición de un importante núcleo político y
social abiertamente propakistaní.
431
6.2. LA DÉCADA DE LOS SO. CAUSAS DIRACflIS DE LA
SUBLEVACIÓN POPIU~4R Y DEL RECURSO A LA LUCHA ARIMDA
CONO FORME DE leE,J~A~DICA CrÓNFOL/TICA
433
secularismo de la India, y para la cuestión de Jammu y Cachemira, fueron profundas.
Este período concedió, siendo exactamente la contraria la intención de Indira Gandhi,
autoridad a los partidos extremistas y chauvinistas hindúes, que desde entonces no
dejaron de ampliar su apoyo electoral. Ello puso en peligro la posición de las minorías
indias, especialmente la musulmana, y conlíevó una profunda crisis de identidad del
nacionalismo indio que afectó a la naturaleza y viabilidad del secularismo que había
supuesto uno de los pilares fundamentales de su construcción nacional.
Por otro lado, en esta segunda etapa de gobierno de Indira Gandhi, también se
manifestó con más rotundidad que nunca su nula disposición a permitir el desarrollo de
cualquier activismo político que no estuviera subordinado al Partido del Congreso y a
Nueva Delhi. Como expone Paul Brass, ‘las medidas centralizadoras y nacionalizadoras
adoptadas por la Sra. Gandhi incluyeron: la destrucción politica de los jefes políticos
estatales; la selección de los ministros jefes de los estados dominados por el Congreso
por la propia Sra. Gandhi en consulta con su pequeño corrillo de consejeros; el aumento
de la imposición de la PresidenPs rule en los estados~,~ el incremento de la presencia de
la policía central y las fuerzas de inteligencia para investigar y controlar las oposiciones
regionales; las invocaciones populistas y demagógicas a categorías nacionales de
votantes como los pobres, los sin tierras, y las minorías; y cierta manipulación del
nacionalismo xenófobo y paranoico en contra de Pakistán y la CIA americana~~~2
Esta estrategia derivé a menudo en profecías que se veían cumplidas por las
propias actuaciones de Indira Gandhi. El gobierno central insistió en identificar
cualquier petición de autonomía local como un potencial movimiento secesionista, y a
cada líder regional como un traidor. En respuesta, la primera ministra hizo uso de
medidas como la destitución de gobiernos elegidos democráticamente. Con la prácticas
políticas socavadas de esta forma, el desacuerdo dentro de algunos estados tomó un
talante más radical. Tal y como explica Sumit Ganguly, a medida que estos
movimientos adoptaban medios violentos e ideologías secesionistas, Gandhi acudía más
a los poderes represivos contemplados por la legislación. En el proceso se corrompió la
naturaleza de la vida política de la India. Las normas establecidas se debilitaron, los
434
procedimientos institucionales se perturbaron, y los métodos de gobierno corruptos y
deshonestos fueron considerados aceptables.3
GANGULY, S. Op.cit. Pág. 85. Ver también BAZAZ-MALIK, Gauri. “Erosion oflndianNationalism
and Democracy in Kashmir”. The Radical Humanist. Abril dc 1991. Págs. 39-46
La figura dc Farooq Abdullah en la India, sin provocar unos sentimientos tan encontrados como los que
provoca su padre según se trate de círculos progresistas o reaccionarios, despierta en la mayoria de los
analistas politicos la consideración de que cometió los errores propios de un neófito en politica. Además
de carecer del carisma, del conocimiento de los asuntos públicos y de los antecedentes de reivindicación
politica con los que contaba su padre, Farooq despertó desde el principio la sospecha deque se habia
hecho con el poder sin contar con la capacidad necesaria para enfrentarse a los problemas que acuciaban a
Jammu y Cachemira. A lo largo de su carrera politica, que se prolonga hasta la actualidad, Farooq ha sido
especialmente atacado por sus detractores por dar la imagen de un político excesivamente trivial y tentado
por los reclamos del lujo y la frivolidad. Ver SINGH, Tavleen. Op.cit. Págs. 18-20, KAPOOR, OP.
Op.cit. Págs. 114-119, y BHATTACHARJIiA, A. Op.cit. Pág. 242. Pero Farooq también cuenta con
muchos adeptos que le elogian por haber combatido con firmeza la corrupción de la administración, por
haber intentado actuar en su relación con el Centro según el ejemplo de las etapas más moderadas de su
padre, y por haberse enfrentado con contundencia a la proliferación de las actividades de los grupos
comunales hindúes y musulmanes. En medio de las dos corrientes, se puede considerar como una
valoración moderada la siguiente: “Cuando le dieron el trabajo intentó hacerlo lo mejor posible, pero su
ineptitud politica le salió cara a Cachemira”. BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 239
Fin lo que sí se mostró dispuesto a iniciar una nueva fase fue en la lucha contra la
corrupción que había florecido entre los sucesivos gobiernos cachemiris, incluyendo los
de “su indulgente padreS Farooq relegó a todos aquellos ministros, por larga y
acreditada que hubiera sido su carrera política, que se hubieran visto salpicados por
casos de corrupción. Esta iniciativa, que le acarreó la enemistad de numerosos políticos
no poco influyentes, se vio directamente relacionada con otro de los problemas que a la
larga resultarían fatales para su supervivencia a la cabeza del gobierno cachemirí: la
existencia de una enconada rivalidad con su cuñado G.M. Shah, que no asumió su
derrota después de un breve periodo de luchas internas en la Conferencia Nacional por
la sucesión de Sheikh Abdullah.7
M.J. Akbar alude a otro importante cambio estratégico introducido por Farooq y
que nunca había sido explotado por Sheikh Abdullah. A pesar de que el ministro jefe
mantenía unas cordiales relaciones con Indira y Rajiv Gandhi, las experiencias pasadas
le persuadieron de la necesidad de neutralizar cualquier circunstancia que pudiera ser
explotada en una eventual situación de inestabilidad para volverle vulnerable a nuevas
acusaciones de tendencias independentistas o propakistaníes. De esta forma, Farooq
creó una línea de comunicación directa con Nueva Delhi desde la que informaba y
explicaba todos y cada uno de los pasos que adoptaba su administración. Pero sobre
todo, Farooq asumió que no podía supeditar su permanencia en la cabeza del gobierno
cachemiri, como había hecho su padre, a la buena o mala voluntad de un solo partido
político. Así, el ministro jefe cachemiri construyó puentes de unión y comunicación
entre la Conferencia Nacional y todos los partidos políticos de la oposición, nacionales
o regionales, de la Unión India.8
436
constitución de los gobiernos estatales retomando una propuesta que siempre había
resultado inaceptable para Sheikh Abdullah: una alianza electoral con la Conferencia
Nacional que más que alianza suponía una absorción por parte del Congreso. Para
Farooq esta alianza habría supuesto un seguro contra posibles futuras maquinaciones del
Congreso en su contra. Pero por lo demás, teniendo presente antiguas traiciones, no
estaba dispuesto a aceptar ninguna medida que pusiera en peligro la presencia
mayoritaria de su partido en la Asamblea Legislativa, por lo que rechazó la oferta.9 Esta
muestra de su compromiso con la independencia de la Conferencia Nacional le
recompensó con la disposición del Comité de Acción Awami a establecer una
pragmática y simbólica alianza electora1.~>
La actitud del nuevo líder cachemirí supuso una gran contrariedad para Indira
Gandhi, pero la ficción definitiva entre el Partido del Congreso (1) y la Conferencia
Nacional no se materializó hasta mayo de 1983, cuando Farooq acudió a una
convención de líderes políticos de la oposición a nivel nacional en el sur de la India. El
objetivo de este cónclave era crear un foro de activismo político que tuviera peso a la
hora de negociar y tratar todos los problemas referentes a las relaciones Centro-estados.
Pero también existía el deseo de que tal reunión diera a luz un frente unido en contra del
Partido del Congreso en las siguientes elecciones generales.
La respuesta dc Earooq fije: “Una alianza tan sólo va a creamos problemas. Ustedes luchen a su manera,
nosotros lucharemos a la nuestra; después podremos alcanzar algún acuerdo”. AKBAR, Mi. Kas/unir:
Rehind dw Vale. Pág. 200. Ver también BI-IATTACI-IARJEA, A. Op.cit. Pág. 243
“El resultado fue el establecimiento de la solidaridad musulmana en contra del dominio exterior y un
punto de inflexión en la politica de Cachemira”, RAI-iMAN, M. Op.cit. Pág. 141
437
De esta forma, las elecciones estatales de 1983, que se celebraron el 5 de junio,
se convirtieron en una lucha directa entre la Conferencia Nacional y el Partido del
Congreso (1), siendo este último presidido en el Estado por Mufti Mohammed Sayeed.
En términos relativos el desarrollo electoral fue pacifico (toda convocatoria electoral en
la India puede provocar en cualquiera de sus territorios desórdenes que serían
inconcebibles en Europa), pero dentro del escenario cachemiri supuso la campaña
electoral más beligerante que se había conocido hasta el momento, algo que resultó
desastroso para las relaciones entre la Conferencia Nacional y el Congreso (1)12
>2 Se produjeron amenazas de bomba y varias manifestaciones que tuvieron que ser dispersadas con gases
lacrimógenos. El 19 dc mayo las oficinas del Partido del Congreso (1) en Srinagar Ñeron incendiadas por
una banda de manifestantes y algunos discursos de Indira Gandhi también fueron boicoteados. El
Congreso (1> culpó a la Conferencia Nacional, que negó cualquier responsabilidad. FI caso más
significativo tuvo lugar después de las elecciones en Srinagar cl 14 de junio, donde las algaradas costaron
la vida a una persona y dejaron varios cientos dc heridos, lo que provocó la declaración de un toque de
queda de veinticuatro horas. Tavícen Singh, que cubrió toda la campaña electoral como enviada de
Te/egraph, afimia que durante aquel verano no hubo desórdenes en el Valle “a pesar de los intentos del
Congreso para crearlos”. Su observación, y la de otro enviado dc un periódico nacional, fue que las
elecciones habian tenido un desarrollo tan pacifico y normal como el de cualquier otro Estado de la India.
SINCJH, Tavícen. Op.cit. Pág. 38. Parece exagerada la apreciación de Alastair Lamb de que “en el Valle
de Cachemira se estaba inyectando lo que sólo puede ser descrito como la primera fase de una rebelión
islámica general en contra de la dominación hindú dc Nueva Delhi”. LAMB, A. Kas/unir. A Disputed
Legacy. Pág. 329
438
Cuando se conocieron los resultados de las votaciones se vio con claridad que, al
igual que en 1917, únicas elecciones libres celebradas en el Estado hasta 1983, la
Conferencia Nacional había barrido en el Valle de Cachemira y había obtenido 46
escaños en la Asamblea (uno menos que en 1977). Por otro lado, el Partido del
Congreso (1) volvió a encontrar su bastión en Jammu, y obtuvo 26 asientos para la
Asamblea, lo que le permitió erigirse como el principal partido de la oposición. Jamaat-
e-Islami, que durante sus mitines había introducido en la campaña un simbolismo
político específicamente islámico, sólo obtuvo un escaño, y el Rharatiya Janata Party
no obtuvo ni un solo escaño en Jammu. De hecho, Farooq obtuvo un 38% de los votos
en esta región, un significativo incremento en relación con los logros de su padre.’3 Los
resultados electorales volvieron a subrayar la división entre los musulmanes del Valle y
los hindúes de Jammu, pero sobre todo supusieron una victoria de Farooq sobre las
fuerzas comunales tanto musulmanas como hindúes y. por extensión, sobre Pakistán.
‘5F1 nuevo ministro jefe realizó las siguientes declaraciones nada más conocerse ¡os resultados de las
elecciones: “Lucharé contra ellos (el Congreso) en la calle y en cualquier rincón del país. Yo ya he pasado
la pníeba. Pero ellos tienen que enfrentarse al electorado en cl resto de la India pronto y vamos a ver
cómo les va”. Earooq también anunció que continuaría construyendo una estrecha relación con los
partidos de la oposición que “han acudido a nuestro lado en nuestros momentos de necesidad”. AKBAR,
Mi. India: Tite Siege Within. Págs. 284-285. Farooq, aunque no olvidó su condición de rival del Partido
dcl Congreso (1), hizo un llamamiento al gobierno de Indira Gandhi solicitando su cooperación para llevar
a cabo un proceso de desarrollo económico y politico en el Estado y manifestó su deseo de alimentar unas
buenas relaciones Centro-Estado en interés de la población, “pero cl Congreso respoñdió negativamente a
la oferta”. S[NGH, Narinder. Op.cit. Pág. 162. Según Mir Qasim, Indira Gandhi “era como una tigresa
439
Cachemira como una derrota de la India, cuando lo que se produjo realmente fue una
muestra de apoyo generalizado a una coalición que no ponía en entredicho la
integración del Estado, aunque tampoco renunciaba a su reivindicación de autogobierno.
Algunas de las facetas más negativas del ejercicio político de la primera ministra a nivel
nacional, como su oposición a permitir el desarrollo de ninguna fuerza política local, se
estaban acentuando a principios de los 80, y los planes para preparar el terreno para una
pronta destitución de Farooq Abdullah comenzaron inmediatamente.
Pero sobre todo, Earooq fue criticado por haber mantenido una reunión con Sant
Jarnail Singh Bhindranwale, el carismático y belicoso líder separatista sij, y acusado de
haber permitido que organizaciones separatistas sijs se adiestraran en Jammu y
herida buscando una oportunidad para saltar sobre el Dr. Earooq Abdullah y su gobierno”. QASIM, M.
Op.cit. Pág. 162, en BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 244
Jagmohan Malhotra explica los cargos en contra de Abdullah en su auto complaciente biografia My
Frozen Turbulenee in Kashn,ir. Allied Publishers Limited. Nueva Delhi 1992. Págs. 255-3 17
A pesar de que el ministro jefe declaró públicamente sentirse avergonzado por lo ocurrido. AKBAR,
Mi. India: Tite Siege Within. Pág. 286
Según sus propias declaraciones, aunque Mirwai: Farooq seguía defendiendo un esquema de resolución
de la cuestión de Cachemira que partiera de la celebración de un plebiscito de autodeterminación, partía
de la idea de que la familia Ahdullah había convencido a los cachemiris de que sus intereses estarían
mejor protegidos, dadas ciertas garantías, dentro de la Unión India y. por el momento, él ofrecia su apoyo
a la Conferencia Nacional. SINGH, Tavícen. Opcit. Pág. 33
440
Cachemira. ‘» Hay que decir que en 1984 había pocas cuestiones que pudieran crear
tanta conmoción en la India como la existencia de una relación de estas características.
En junio Indira Gandhi llevó a cabo la Operación Estrella Azul en Punjab durante la que
su Ejército asaltó la sede política y religiosa de los sijs, el Templo Dorado de Amritsar,
provocando una masacre que se llevó, entre otras, la vida de Bhindranwale. El 31 de
octubre esta crisis llegaría a su clímax con el asesinato de Indira Gandhi por miembros
sijs de su guardia personal.
Pero toda esta maniobra se encontró con un firme obstáculo en la figura del
gobernador de Jammu y Cachemira, H.K. Nehru, primo de la primera ministra y
conocido por su reputación de hombre íntegro y honesto. 8K. Nehru se opuso a que
el régimen de Farooq fuera suspendido siguiendo un procedimiento antijurídico, por lo
que fue cesado el 26 de marzo de 1984 y sustituido por Jagmohan Malhotra, un hombre
de gran determinación y fidelidad al Centro que ya había demostrado sus habilidades en
la tarea de suprimir desórdenes siendo teniente-gobernador de Nueva Delhi durante el
estado de emergencia.
‘~ Sumit Ganguly considera que ambas afirmaciones eran ciertas, aunque todo apunta a que respondieron
más a una negligencia gubernativa y a una falta de percepción de las principales sensibilidades politicas
dc Nueva Delhi que a la voluntad de apoyar al movimiento secesionista de Punjab. GANGULY, 5.
Op.cit. Pág. 87. Ver también AKBAR, Mi. Kas/unir: Behind tite Vale. Págs. 207-208
441
administrador y como un funcionario incorruptible, en lo que a dinero se refiere. Pero
por otro lado, muchos intelectuales en la India le acusan de suponer una de las
principales causas de la alienación y el levantamiento de los cachemiris musulmanes.
Estos críticos a menudo ignoran que más censurable que su estilo de gobernación fue la
substancia de la filosofia que subyacía bajo sus políticas, y éstas sólo eran el reflejo de
los diseños impuestos por Nueva Delhi.
22 Ver WIRSING, R. Op.cit. Págs. 117-118, BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 251, SINGH, Tavícen.
Op.cit. Págs. 56-57 y 162 y PURI, B. Kashrnir Towards Insurgeney. Págs. 36-37, y 60
23 Una defensa de la figura de Jagmohan en KAPOOR, OP. Op.cit. Págs. 121-135, 130-135, y 137-141
24 El error se puso pronto de manifiesto y en octubre de 1983. a raiz de su oposición a que Srinagar
acogiera un nuevo cónclave de partidos de la oposición a nivel nacional, G.M. Shah fue expulsado de la
ConferenciaNacional. BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 237,yl-IEWITT, V.Op.cit. Pág. 150
442
El 2 de junio de 1984, 12 miembros de la Conferencia Nacional en la Asamblea
Legislativa (con el apoyo de un independiente) retiraron su apoyo a Farooq y se lo
concedieron a G.M. Shah, algunos después de recibir importantes sumas de dinero, y
otros la promesa de una cartera ministerial.25 Con la unión de los 26 miembros que
representaban al Congreso (1), el 2 de julio Jagmoban pudo sustituir a Farooq por G.M.
Shah antes de que se hubiera cumplido el primer año de su gobierno.
Indira Gandhi ignoró las protestas emitidas por los ministros jefes de numerosos
estados indios en contra de estos procedimientos. Earooq había demostrado a todos los
partidos políticos de la oposición su apuesta por la permanencia del Estado en la India
en un marco de plena autonomía. De esta forma, las acusaciones de actividades
antinacionales fueron rápidamente desestimadas. Numerosos miembros de la oposición
en el Parlamento indio y medios de comunicación independientes pidieron la expulsión
de Jagmohan de Jammu y Cachemira. Por su parte, Farooq recibió múltiples apoyos
regionales para una campaña a nivel nacional en contra del gobierno central. La
destitución de Sheikh Abdullah en 1953 y la de su hijo 31 años después tuvieron
muchas cosas en común, pero MI. Akbar llama la atención sobre una diferencia
fundamental: “esta vez el país no se mantuvo en 28
28 AKBAR, M.J. India: Tite Siege Within. Pág. 289. Ver también BHATTACI-IARJEA A. Op.cit. Págs.
249-250
443
6.2.1.3. 31 régimen de G.M. Shah y la explosión de las tenuianes
comunales
29 Para contrarrestar estas fuerzas, CM. Shah organizó un sub-comité para investigar las actividades del
anterior gobierno y su informe determinó que el régimen de Farooq había cometido irregularidades
financieras y había ignorado las informaciones de los agentes de inteligencia que avisaban del aumento de
las actividades secesionistas dentro del Estado. GANGULY, 5. Op.cit. Pág. 88
30 En febrero dc 1986 se produjo un episodio que conmocionó a toda la India cuando la policia abrió
fuego sobre una multitud dc musulmanes que se habia reunido para protestar en contra de la apertura a
fanáticos hindúes de una mezquita en Ayodhya, Ultar Pradesb, supuestamente construida sobre 3as minas
de un templo hindú. Las campañas politicas comunales exacerbadas por esta disputa tendrían como
desenlace la destrucción de la mezquita en diciembre de 1992 por grupos de extremistas hindúes. En
Jammu y Cachemira, a la inestabilidad provocada por esta crisis se unieron las protestas de activistas
políticos hindúes en Jammu en contra de la construcción de un centro de oración islámica al lado de un
templo hindú en las oficinas estatales. Muy pronto comenzaron los enfrentamientos que se extendieron
con rapidez a otros territorios del Estado y obligaron a las autoridades a decretare1 toque de queda en
muchas ciudades del Valle.
444
Sobre todo, se produjeron escasos esfuerzos destinados a analizar y remediar las
causas de descontento de la población. La policía local no pudo hacer frente a la
escalada de violencia, y el reto de mantener la paz y el orden se fue trasladando poco a
poco al Ejército y a las fuerzas paramilitares. Cada vez más, la política interna en
Jammu y Cachemira se observaba desde el estrecho prisma de la ley, la seguridad y el
orden. El gobierno central recurrió a la utilización de una severa legislación, cuya
existencia sólo se justificaba como medio para frenar actividades terroristas por medio
de la represión, con una ausencia absoluta de iniciativas políticas.3’ Estas medidas de
seguridad consiguieron limitar las actividades de organizaciones propakistaníes y
secesionistas, pero supusieron una pesada carga sobre la población civil que acentuó su
resentimiento.
Nueva Delhi se dio cuenta muy pronto de que había cometido un grave error al
designar al ministro jefe, pero para cuando ordenó a sus miembros en la Asamblea
Legislativa cachemiri que retiraran su apoyo a CM. Shah el daño ya estaba hecho. El
~> El5 de junio de 1985, Nueva Delhi extendió a Jammu y Cachemira las provisiones del Acta de
Prevención de Actividades Terroristas y Transgresoras (TADA), que concedía a la policía y a las fl~erzas
paramilitares amplios poderes de arresto y detención. En septiembre el gobierno de Jammu y Cachemira
declaró que unos 600 pueblos del Estado eran zona restringida. Todos los varones mayores de 19 años
fueron provistos de un carnet de identidad, y las patrullas paramilitares aumentaron su presencia. El
gobierno justificó estas medidas afirmando que esta zona era uncí dc los principales poros de infiltración
desde Pakistán. GANGULY, 5. Op.cit. Pág. 90
445
gobernador de Jammu y Cachemira, Jagmohan, destituyó a G.M. Shah el 7 de marzo
acusándole de corrupción e incapacidad para frenar la creciente inestabilidad social.32
La Asamblea Legislativa fue suspendida para dar paso a la Governor’s rule en el
Estado. El gobierno directo de Jagmohan duró seis meses, el máximo estipulado por la
ley. Al finalizar en septiembre, en lugar de acceder a las peticiones de Farooq y
convocar elecciones, Rajiv Gandhi decidió dar paso por primera vez a la Presiden¡’s
rule y al gobierno directo de Nueva Delhi en Jammu y Cachemira.
32 BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Págs. 248-250. Jagmohan criticó al hasta entonces ministro jefe por
haber liberado a militantes propakistaníesy secesionistas, por iniciar el reclutamiento de “elementos
comunales conocidos” para la administración estatal y dos batallones adicionales de la Policía Armada de
Cachemira (KAP), por vender tierras del gobierno a mitad del precio de mercado y por practicar el
nepotismo en la adjudicación depuestos de trabajo público. GANGULY, 8. Op.cit. Pág. 95. La
destitución se hizo aún más urgente cuando se temió que Shah estuviera iniciando un proceso de
reunificación dc las dos facciones de la Conferencia Nacional con la intención de dar mayor fuerza al
partido. SINGI-I, Narinder. Op.cit. Pág. 165
446
Estas iniciativas consistieron en el establecimiento de una alianza electoral entre
la Conferencia Nacional y el Partido del Congreso que acabó de desautorizar el
concepto de la Conferencia Nacional como partido político puramente nacionalista, y la
celebración de unas elecciones en las que los responsables de la coalición recurrieron a
la manipulación de los resultados para evitar un previsible ascenso de tos partidos
políticos musulmanes. Este segundo hecho lanzó con fuerza el mensaje de que la lucha
política convencional no permitía la expresión de opiniones discrepantes y que se hacía
necesario recunir a otros medios.
Los líderes del Congreso (1) eran conscientes de que nunca podrían obtener el
apoyo de los musulmanes de iammu y Cachemira. Por otro lado, Farooq Abdullah era
su único recurso para intentar mejorar las condiciones en el Estado y terminar de
solucionar las controversias acerca de su relación constitucional con el Centro.
Asimismo, en septiembre de 1986 había visto la luz una amplia coalición de partidos de
orientación islámica o secesionista que anunció su concurso en los procedimientos
democráticos y electorales)3 Este Frente Unido Musulmán (MUF) podía reducir las
bases sociales de la Conferencia Nacional a favor de partidos extremistas.
~ El Frente Unido Musulmán se formó en respuesta a varios sucesos dentro de Jamit~u y Cachemira y en
otros lugares de a India. Entre ellos el acuerdo Rajiv-Farooq, la creciente tensión comunal y el desarrollo
de los sentimientos fundamentalistas en el mundo musulmán. Los principales miembros del MCE eran
Jamaat-e-lslami, Ummca-e-Islam, Án/umane luehad-ul-Musalmeen. Tite Jslamic Study Ch-cíe. Tite
Mus/ini Educa(ion T,ust, Tite Muslim We/Jhre Sacie/y, Islam it Jamaat-e- Tulba, Maj/is Tahafazul u/-
Islam!, Mahaz-i-Ázadi, .Iamiat-ul-Hadis, Sitia Rabita Com,nittee y, por último Idara Taitquiqat ls/ami En
opinión de Vernon l-lewitt, el desafio de esta coalición ffie lo que convenció a Earooq y a Rajiv, más que
ninguna otra cosa consideración, de la necesidad de unir sus fuerzas. 1-lE WITT, V. Op.cit. Pág. 152.
Según Narinder Singh. se unieron con la sana intención de acabar con una confrontación Conferencia-
Congreso que se había demostrado contraproducente para el mantenimiento dc la harmonía comunal, la
paz y la estabilidad política. Ver SINGII, Narinder. Op.cit. Págs. 166-167
447
Después de 8 meses de duras negociaciones, el 6 de noviembre de 1986 Rajiv
Gandhi y Farooq Abdullah firmaron un acuerdo que revocaba la PresidenPs rule y la
suspensión de la Asamblea Legislativa y devolvía a Farooq el puesto de ministro jefe de
Jammu y Cachemira en un gobierno provisional compartido con el Congreso (1). Los
términos del Acuerdo Rajiv-Parooq no se hicieron públicos, pero los analistas políticos
consideraron que se había centrado en la proyección de medidas para garantizar los
principios comunes a ambos partidos: el secularismo, el socialismo y la unidad e
integridad de la India. La Conferencia Nacional y el Congreso unirían sus fuerzas en
contra de los elementos comunales, secesionistas y extremistas y los miembros de
ambos partidos se apoyarían en la Asamblea Estatal.34 No obstante, Farooq reconoció
posteriormente que Rajiv había condicionado tanto la concesión de los fondos para el
desarrollo económico que el Estado requería como la también inaplazable celebración
de elecciones a su preliminar aceptación de la coalición gubernamental.35 Para
completar un proceso que quería dar la imagen de respetar los procedimientos
democráticos, Rajiv anunció nuevas elecciones estatales para marzo de 1987.
El establecimiento de esta alianza, sólo dos años después de que Farooq hubiera
sido ilegalmente destituido, fue percibida por muchos cachemiris como un síntoma de
que el dirigente cachemiri había renunciado a la lucha de la Conferencia Nacional por la
autonomía. Pero sobre todo fue considerado una traición al legado por el que Sheikh
Abdullah había luchado y había sido tantos años encarcelado por aquellos con los que
ahora se aliaba su hijo. En Jam.mu y Cachemira esta estrategia fue asumida como un
cínico pacto, en la tradición de otros anteriores, destinado a devolver el gobierno a
Farooq desde una asunción plena de su sumisión al Centro. El acuerdo, en lugar de
atenuar las divisiones comunales, provocó una reacción adversa. Puesto que la única
fuerza política secular del Estado había sido absorbida por el Congreso (1), las únicas
vías de oposición política en el Valle de Cachemira quedaron reducidas a los partidos de
orientación secesionista y fundamentalista. La presencia de estos partidos en Jammu y
Cachemira, aunque prolongada, nunca hasta entonces había convocado un apoyo
significativo de la población.
448
Pero también el Congreso (II) dañó su imagen en Jammu con esta maniobra.
Hasta el momento el apoyo recibido por el Congreso (1) en esta provincia lo debía a su
imagen de defensor de la región de la dominacion musulmana. Después de firmar un
acuerdo con la Conferencia Nacional no podía seguir desempeñando ese papel. En
consecuencia, las críticas al acuerdo provinieron, por distintos motivos, de los diferentes
grupos sociales del Estado. M.J. Akbar asegura que “tanto Farooq Abdullah como Rajiv
Gandhi reconocieron a posteriori que su alianza electoral y el ulterior gobierno de
coalición fueron errores muy serios que condujeron indirectamente a la aparición del
movimiento secesionista violento de 1990’’ 36
Anjal~ Nirmal y Virendra Bartaria son algunos de los autores que describen las
elecciones para la Asamblea Legislativa de Jammu y Cachemira de abril de 1987 como
las más fraudulentas de la historia de Jammu y Cachemira.37 La Conferencia Nacional
obtuvo 36 escaños (10 menos que en las elecciones de 1983), de nuevo concentrados en
el Valle de Cachemira. El Congreso (1) obtuvo 24 asientos, ratificando su bastión en
449
Jammu. El hindú Rharahya Janata f-’arty, que entró por primera vez en la Asamblea
cachemiri, obtuvo 2 escaños, y el MU? consiguió 4. Resulta interesante destacar que
aunque la alianza Congreso (1)-Conferencia Nacional reunió dos tercios de la Asamblea,
sólo obtuvo cerca del 50% de los votos. Es más, en la propia circunscripción de Earooq
Abdullah, Ganderbal, el porcentaje de votos recibidos por el político cachemiri se
redujo un 20% y el candidato del MU? que se enfrentaba a Farooq consiguió obtener el
18% de los votos.
~ De hecho, tres miembros del MUF, Hamid Sheikh, Hashfaq Iviajid Wani y Yasim Malik fueron más
tarde figuras importantes de la resistencia armada. GANGULY, 5. Op.eit. Pág. 98
30 Los votantes fueron intimidados, las urnas fueron manipuladas y los funcionarios que trabajaron
durante los comicios acosados y hasta expulsados por miembros de las Fuerzas de Seguridad. Es más, dos
semanas antes dc las elecciones unos 600 miembros de los partidos de la oposición fueron arrestados en
aquellas áreas conocidas como bastiones del Frente Unido Musulmán.
450
de haber sido sometido a innumerables agravios históricos, las acusaciones de fraude
total fueron ampliamente creídas.
Según Abdul Ghani Lone, candidato del MU?, la manipulación de las elecciones
intensificó los sentimientos de la población en contra del gobierno de la India. Si a la
gente no se le permitía emitir su voto ¿adónde podía ir a parar su enfado si no era hacia
la expresión de sentimientos antinacionales?.42 Cuando el gobierno de Farooq Abdullah
se propuso iniciar una nueva etapa en Jammu y Cachemira se tuvo que enfrentar con
una sociedad polarizada y notablemente radicalizada que ya no se dejaba seducir por las
antiguas dispensas y que ya no respondía a los antiguos remedios.
451
44
A nivel nacional, Rajiv se enfrentaba a una imparable tensión comunal y a una oposición cada vez más
hostil que acusó al partido gobernante de haber recibido sobornos por la compra de amias para el Ejército
indio. La base electoral del partido se reducía rápidamente y el Congrcso (1) ya sólo permanecía en el
poder en 12 de los 25 estados de la Unión. En lo referente a politica internacional, en enero dc 1987 la
India y Pakistán habian rozado las puedas de una nueva guerra durante un ejercicio militar indio masivo,
la “Operación Brass/acks”
~ La súbita decisión del ministro jefe de no continuar con el traslado de toda la administración y la
capitalidad del Estado durante el invierno desde Srinagar a Jammu, una gravosa y complicada tradición
que se remontaba a 1870, fue recibida con gran indignación por lideres políticos y empresarios de Jammu.
Enfrentado con disturbios públicos y con la presión del gobierno de Nueva Delhi, Farooq tuvo que
revocar su decisión, lo que provocó en respuesta airadas quejas en el Valle de Cachemira. Al igual que en
Jammu, la cuestión se cubrió rápidamente con el velo comunal y el MUY declaró que el ministro jefe
estaban minando los intereses de los caehemiris. Para finales de la década dc los 80, con un personal que
superaba los 5.000 funcionarios y con unos 37 departamentos distintos, este traslado se había convertido
en una pesada carga logística y económica. Desde 1967, tras eí informe de una comitión encabezada por
el juez Gajendragadkar, se puso en entredicho la conveniencia de esta costumbre y sc comenzó a estudiar
una solución alternativa, pero ni los representantes de Jammu ni los dc Srinagar querían que su capital
quedara relegada a un segundo lugar, sin mencionar a los poseedores de restaurantes y hoteles o a los
múltiples trabajadores que cada año se beneficiaban de este traslado.
46 En una entrevista concedida a un periódico pakistani cl 31 dc julio dc 1988, Amanullah Khan, uno de
los principales líderes dcl Frente de Liberación de Jammu y Cachemira, sentenció: “la insurrección se ha
convertido en una lucha annada”. BHATTACI-IARJEA, A. Op.cit. Pág. 256
452
Según los servicios de inteligencia indios, de 200 a 300 guerrilleros se habían infiltrado
en el Estado después de recibir adiestramiento en campamentos situados al otro lado de
la LOC.47 Tanto el gobierno de Farooq Abdullah como el gobierno de Nueva Delhi
manifestaron que la escalada de violencia en Jammu y Cachemira era producto de una
campaña de desestabilización impulsada por Pakistán.
Por otro lado, las actividades subversivas adquirieron una nueva dimensión con
el secuestro de la hija del nuevo ministro de Interior del gobierno de la India y ex
cabeza del Partido del Congreso (1) en .lammu y Cachemira, Mufti Mohammed Sayeed.
El secuestro finalizó cuando el gobierno indio accedió al chantaje y liberó a varios
detenidos de la principal organización guerrillera cachemiri, el Frente de Liberación de
Jammu y Cachemira, que recibieron asilo en Pakistán. En 1990, la vuelta del
gobernador Jagmohan (que había sido sustituido en julio de 1989) para poner en marcha
políticas de represión y medidas de contrainsurgencia en lo que ya era un Estado
azotado por una amplia sublevación popular significaron la dimisión de Farooq
Ahdullah, que no volvería a encabezar el gobierno del Estado hasta 1996, después de las
únicas elecciones estatales celebradas desde 1987.
453
Congreso, de que cualquier proceso genuinamente democrático en el Estado acabaría
identificándose con el Islam y desarrollando un proceso religioso de oposición al
Centro)9 En otras palabras, la India cada vez perdía más su confianza en el triunfo del
secularismo en sus territorios. En la misma línea de argumentación de flewitt, el
político cachemiri hindú Balraj Puri denuncia que esta desconfianza explica toda la
lógica del erróneo enfoque indio de quidpro quo. 50 La intervención política arbitraria en
el Estado se pretendió compensar con unas ayudas económicas desorbitadas en
comparación con las inversiones en el resto de los estados indios y una notable
generosidad destinada a fomentar el desarrollo y la educación.
Pero el temor no desapareció nunca, y al final fue este temor el que arruinó los
planes de la India al provocar exactamente aquello que había deseado evitar: una
reacción islámica al gobierno indio que minó el orden político en Jammu y Cachemira y
la posición regional e internacional de la India sobre la cuestión de Cachemira. La
destitución de Farooq Abdullah en 1984 desató unas fuerzas que hasta ahora han
frustrado todos los intentos de Nueva Delhi por devolver la normalidad al Estado. Es
necesario señalar que la responsabilidad por este fracaso recae enteramente en la India
por haber sido incapaz de prever la reacción de la población ante su alejamiento del
compromiso Neliruviano con el federalismo, la democracia y el secularismo. Este había
sido el compromiso sobre el que se había cimentado la aceptación de los musulmanes
del Valle de Cachemira de su integración en la India.
457
Durante este largo periodo se produjeron pocos incidentes dignos de mención y
algunas alusiones a la cuestión de Cachemira por parte de Zia-ul-Haq (sucesor desde
1977 de Yahya Khan en el gobierno militar de Pakistán después de 5 años de
administración civil bajo ZA. Bhutto) en el foro del Movimiento de No Alineación y
ante la Asamblea General de la ONU. En todas las ocasiones, la India argumentó que
según lo estipulado en Simia la cuestión de Cachemira sólo debía ser discutida de forma
bilateral y que Pakistán estaba dañando el proceso de normalización de las relaciones
indo-pakistaníes al intentar despertar el conflicto en los foros internacionales.
Pero este largo período de distensión no impidió que desde SimIa hasta la
actualidad la cuestión de Jammu y Cachemira haya entrado en una nueva y radicalmente
distinta fase de su historia. Esta nueva etapa, siguiendo el esquema de estructuración
propuesto por Robert O. Wirsing, se caracteriza por tres importantes combinaciones de
cambios en el contexto geopolítico de la disputa?
458
nuclear; la existencia desde 1984 de un frente bélico permanente en el glaciar de
Siachen, más allá del punto donde finaliza la Línea de Alto el Fuego! Línea de Control
(CFL/LOC); y el irrenunciable compromiso de la India, desde la firma del Acuerdo de
Simía, con el principio de bilateralismo para tratar sus discrepancias con Pakistán.
A esto se ha añadido la interrupción que han sufrido durante los últimos años las
relaciones de defensa entre Moscú y la India, la conversión de China a una economía de
mercado y su aparición como gran potencia regional, las derivaciones del deterioro de la
importancia de Pakistán para EEUU, y el nacimiento de nuevas normas gJobales en
relación con la protección de las minorías étnicas y la observancia de los derechos
humanos. Estos factores han provocado la aparición de una nueva categoría de actores
internacionales, dando otro significado a la ocupación militar de China de Aksai Chin,
poniendo sobre la mesa inciertas cuestiones acerca de las posibles intenciones de EEUU
459
en la región, y en general provocando incertidumbre a propósito de la participación en
la disputa de los vecinos asiáticos de Jammu y Cachemira.
460
la denominada por Pakistán ‘cuestión de la conspiración”, según la cual la integración
del Reino Dogra en la India fue orquestada por medio de un complot conjunto del
Partido del Congreso y Lord Mountbatten (y que ya ha sido analizada en su contexto en
el capitulo 1, apartado 1.3, y capitulo 11, apartado 2.1. y 2.3.2.2.). (20) En segundo lugar
está la denominada por la India “cuestión de la agresión”, que expone que el apoyo de
Pakistán a las tribus del Pathan en los meses que precedieron a la adhesión
constituyeron un acto de agresión que precipitó y justificó tanto la integración como la
intervención militar de la India (anteriormente analizada en el capítulo II, apartado
2.1.2.). (30) Por último, nos encontramos con la “cuestión del plebiscito”, que deriva de
la alegación de que la adhesión de Jammu y Cachemira a la India fue provisional, por
ello legalmente inválida, porque dependía de una ratificación popular ejercida en un
plebiscito de autodeterminación, tal y como se estipuló en varias resoluciones de la
ONU (analizada en el capítulo 11, apartado 2.1.3.).
La otra materia que requiere una investigación dentro del análisis del problema
fronterizo son las cuestiones de delimitación que, obviamente, se superponen con las de
la legitimidad aunque son distintas. Esta materia se refiere a la concepción que cada país
tiene a propósito de las fronteras existentes, a propósito de su administración, y a
propósito de las modificaciones que deberían sufrir para responder a sus reclamaciones
territoriales. Con el paso del tiempo, algunas convulsiones políticas en torno a Jammu y
Cachemira, los enfrentamientos bélicos protagonizados por uno o ambos de los
adversarios, y la extensión del separatismo étnico en el Valle de Cachemira han
aumentado notablemente la importancia de esta materia.
461
de provisional, es susceptible de presenciar en cualquier momento una crisis que puede
desembocar en una nueva guerra indo-pakistaní.
A pesar de sus limitaciones, esta frontera interina que separa a las fuerzas indias
de las pakistanies en Cachemira ha cumplido su quinta década de existencia, y hay
quien argumenta que se puede considerar como la frontera internacional de ficto entre
la India y Pakistán. El gobierno indio, en particular, ha indicado en repetidas ocasiones
que está dispuesto a establecer una división permanente de Jammu y Cachemira sobre
las bases de la frontera actual. Propuesta que, de cualquier forma, nunca ha sido
oficialmente bienvenida por Pakistán.
462
Esta precariedad fronteriza sitúa en parte las reivindicaciones territoriales de
Pakistán en Cachemira en una posición de desventaja en relación coñ la India. Ambos
paises no se han puesto de acuerdo en reconocer que el territorio de Jammu y
Cachemira está en disputa. Desde que retiró su oferta de celebrar un plebiscito, la
argumentación oficial de Nueva Delhi es que la CFL/LOC se extiende por el centro de
un Estado integrado de forma definitiva en la India, y que el problema de Cachemira se
reduce a una agresión pakistaní en contra de un país vecino. La solución de este
problema exige la retirada militar dc Pakistán de la “Cachemira Ocupada por Pakistán”,
el cese de su agresión, y no una redivisión territorial. Este posicionamiento ha permitido
a la India adoptar pasos constitucionales hacia la integración definitiva de Jammu y
Cachemira sin entrar en contradicción con la exposición de su causa.
Ver WATERS, Alan, Pakistan. Tite ,Vothern Arcas. South and South East Researeh Unit (Informe del
gobierno Británico) Londres, diciembre de 1994
Las ansias de cambio entre la población de las Áreas del Norte ante su situación de desventaja frente a
los habitantes de Azad Kashmir y del propio Pakistán se aeentuó con la construcción de la autopista del
Karakoram. Esta carretera expuso a las sociedades de Gilgit Huiiza y Haltistán a influencias del exterior
sin precedentes, alentando las demandas de una mayor autonomía y aumentando las sensibilidades
estratégicas de la región. La insatisfacción popular en las Areas del Norte con su ambigua y poco
democrática situación creció en os últimos años setenta y ochenta. Una consecuencia del aumento a la
463
El autor indio Jasgit Singh entiende que por esta razón las Áreas del Norte
conforman una entidad que no encuentra definición en la Constitución de Pakistán,
puesto que no tiene legitimidad constitucional para ello, y los expedientes del gobierno
pakistaní, como los informes económicos, no incluyen nunca datos sobre esta región. El
caso de este territorio, continúa Jasgit Singh, supone un fenómeno único en términos
políticos, constitucionales y humanos internacionales puesto que supone un área que ni
ha sido integrado en el país que lo ocupa ni ha disfrutado de autonomía, permaneciendo
así en un limbo de indefinición administrativa.6
exposición de influencias exteriores fue la explosión de las tensiones comunales, hasta entonces
prácticamente desconocidas en la región. La rnayoria shii, radicalizada por la revolución de Jomeini en
Irán y reaccionando ante la guerra contra las fuerzas soviéticas en el vecino Afganistán, se hizo más
asertiva creando una reacción sunita que en 1988 condujo a una explosión dc violencia sectaria en la
región. A pesar de que el conflicto tuvo su origen en las diferencias religiosas, también reflejó
insatisfaeción por la manera en que Pakistán manejaba los asuntos de la región. El resentimiento creció
más adelante por la conciencia entre los habitantes locales de que sus vecinos en Azad Kashmir
disfrutaban de una autonomía politica considerable y estaban capacitados para ejercer una mayor
influencia en los políticos de Islamabad. Ver WATERS. A, Op.eit. párrafos 29-38
SINGII, Jasjit. Op.cit. Págs. 5-6, 82-92. En estas circunstancias, el control defecto de Pakistán sobre las
Arcas del Norte sólo pudo ser reflejado tímidamente en la Constitución del país. Definir esta relación
politica y como debía ser ejercida fue, en su momento, una labor delicada para los juristas
constitucionalistas. Las efimeras constituciones de 1956 y 1962 mantuvieron una definición territorial
bastante vaga de Pakistán e intentaron distinguir las áreas que ya habían pasado a ser parte del pais de
aquéllas que podrían hacerlo en el futuro. El modo en que las áreas incluidas dentro de esta segunda
categoría podían ser administradas no fue explicado en la declaración que fue hecha vía Orden
Presidencial. La Constitución de abril de 1973 establece una definición territorial de Pakistán en la que
sigue sin aparecer una definición territorial de Azad Kashmir o las Areas del Norte, dejando esta cuestión
pendiente hasta una resolución final de la disputa de Jammu y Cachemira. El Art. 1 delimita Pakistán de
esta forma: a) La provincia dc Baluchistán, la Frontera del Noroeste o NoriA West Prontier Province,
Punjab y Siud; b) El territorio de La capital dc Islamabad; e) Las Arcas Tribales Federalmente
Administradas; d) Otros estados y territorios incluidos, o que puedan serlo, en Pakistán bien por anexión
o de otra forma... Las referencias a Jammu y Cachemira, en el Art. 257 dicen: “cuando el pueblo del
Estado de Jammu y Cachemira decida unirse a Pakistán, la relación entre Pakistán y ese Estado se
determinará de acuerdo con los deseos de la población de este último Estado”. El Art. 258 proporciona
una descripción mucho más clara de las realidades administrativas. “Sujeto a la Constitución, hasta que el
Parlamento provea por ley el presidente puede, por orden, prevenir para la paz y el bucn gobierno de
cualquier parte de Pakistán que no forme parte de una provincia”. En WATERS, A. Op.cit. Anexo 3 y
“The Constítutional Status”, párrafos 19-28.
464
celebrara el plebiscito, el gobierno central administraría estas áreas como depositario
provisional de una potestad que luego se destinaría al gobierno de Jammu y Cachemira.7
‘Ver HAID, Samuel. “Azad Kashmir”, en SINGH, Jasjit. Op.cít. Pág. 79. Hasta que la Constitución
provisional de Azad Kashmir fue promulgada en 1974, la relación entre Pakistán y los territorios
ocupados se estuvo guiando por el Tratado dc Karacbi de 1949 firmado por el gobierno pakistani y el
presidente del partido político propakistani Conferencia Musulmana de Jammu y Cachemira. En este
Tratado se decidió que materias como Defensa, Asuntos Exteriores y la administración de Azad Kashmir
se dejarían en manos del gobierno pakistaní. Ver también ROSE, Leo E. “Ihe Polities of Azad Kashmir”.
En THOMAS, R.G.C. Op.cit. Págs. 235-253
465
pertenece a la India, que divide el territorio en disputa de Jammu y Cachemira, o que
hace las dos cosas simultáneamente. De cualquier forma, conceptuada enteramente en
términos de reivindicaciones territoriales formales, no se puede afirmar, y en esto están
de acuerdo ambos países, que la CFL/LOC separe a la India de Pakistán.9
En la práctica, como concluye Robert. G. Wirsing, esto significa que existe una
extensión de territorio entre la CEL/LOC al este y la frontera reconocida de Pakistán al
oeste que está ocupada por Pakistán pero es reivindicada formalmente sólo por la India.
Esta anomalía no habría surgido, y la disputa de Cachemira habría sido más sencilla, si
las fuerzas de Pakistán se hubieran retirado a la frontera pakistaní en el momento que se
acordó el alto el fuego, y sólo desaparecerá el día que Pakistán o la India sean capaces
de extender su control sobre la totalidad de Jammu y Cachemira o acuerden una división
negociada. Pero tal y como se desarrollaron las cosas, la LOC dejó a Pakistán en
posesión fisica de gran parte del territorio en disputa.10 Los pakistaníes siempre han
rechazado los derechos de la India sobre estos territorios, pero, al mismo tiempo, se han
mostrado reacios a asentar su propia potestad. Esta estrategia ha concedido a las
reivindicaciones territoriales de Pakistán en Jammu y Cachemira, incluso en las partes
bajo su control, un carácter de contingencia que la reclamación de la India niega
explícitamente.
466
Si, por el contrario, las Fuerzas Armadas indias se movieran hacia el oeste a
través de la CFL/LOC, ello también podría ser considerado como un acto de agresión
por la comunidad internacional, aunque Pakistán no tendría argumentos para defender
que se trata de una agresión sobre su propio territorio por su continua insistencia en que
el Estado es un sector en disputa y la CFL/LOC una frontera temporal. Al contrario que
sus rivales indios, los pakistaníes se han visto obligados por las circunstancias a poner
en riesgo la parte de Jammu y Cachemira bajo su control con la intención de
salvaguardar su reivindicación sobre las partes que no lo están.
2 Ver WATERS A. Op.eit. párrafos 29-38. Lo que sí hizo Bhufto en los años setenta fue crear el casi
federal Consejo de Cachemira, encabezado por el primer ministro de Pakistán y conformado por
467
La progresiva participación pakistaní en la administración de Azad Kashmir y la
creciente concurrencia de representantes de las Áreas del Norte en el gobierno central y
viceversa, han sido denunciados por los líderes de Azad Kashmir y el gobierno indio
como pasos que apuntan a la integración definitiva de estos territorios en Pakistán. En
Azad Kashmir muchos políticos defienden que, al igual que ella, las Áreas del Norte
estaban gobernadas por el Marajá Dogra y, por lo tanto, conformaban una misma
entidad antes de 1947. Por esa razón deberían reunificarse en espera de una solución
definitiva para la totalidad de Jammu y Cachemira.
3
Así, Azad Kashmir solicita tener jurisdicción sobre las Areas del Norte, pero
Pakistán cada vez insiste más en que en estos territorios se desarrolló una sublevación
3 Una sentencia del Alto Tribunal de Azad Kashmir del 8 de marzo dc 1993 sentenció que las Áreas del
Norte eran parte integrante del anterior Estado de Cachemira y declaró que. como solicitaban los líderes
de Azad Kashmir, debían integrarse bajo el mando del gobierno de Muzaffarabad. FI Alto Tribunal
también declaró que los habitantes de las Áreas del Norte debían disfrutar de los beneficios y de los
468
popular a favor de la integración en Pakistán que le concede derechos, por lo menos,
sobre la antigua delegación de Gilgitt’ Más allá de estas discrepancias, las poblaciones
de POK apoyan la proclama oficial pakistaní: el principal objetivo del gobierno de Azad
Kashmir y de la población de las Áreas del Norte es liberar la Cachemira ocupada por la
India. Pero el gran temor de Pakistán es que, una vez liberada, los cachemiris de ambos
lados de la LOC opten por el establecimiento de un Estado independiente antes que por
la integración en Pakistán.
14 Mucho antes de que se iniciaran reformas políticas y administrativas en POK ya había indicios en
algunos mapas oficiales pakistanies del deseo de su gobierno por reducir el tamaño del territorio en
disputa. Este deseo quedó manifiesto en la descripción en estos mapas de la denominada delegación de
Gilgit como parte integrante de Pakistán o, como poco, como territorio ajeno a los sectores en disputa.
Aunque se considera que este cambio comenzó a mitad de la década de los 50, no fue hasta la década de
los 80 cuando los mapas pakistaníes excluyeron a la delegación de Gilgit de las áreas denominadas
“territorio en disputa”. Para realizar este cambio Pakistán se basé en la rebelión popular que se produjo
después de la adhesión a la India. Teniendo en cuenta que el gobernante no pudo reafirmar su autoridad
sobre este territorio y que el levantamiento popular triunfó, la agencia de Cilgít se excluyó de la arena del
conflicto en Cachemira. En la actualidad, los cartógrafos pakistaníes se retraen a la hora de
comprometerse acerca del estatus territorial de la delegación de Gilgit. El atlas dc 1985 no incluía este
territorio en su lista de divisiones administrativas pakistaníes. Dc hecho, en un gesto que dejó la cuestión
del estatus territorial de las Áreas del Norte más confusa que nunca, nombraba a la delegación de Gilgit
en una categoría diferente, fuera tanto de la lista de los territorios pakistaníes como de los territorios en
disputa de Jammu y Cachemira. WIRSINcI, R. Op.cit. Págs. 65-67
469
oeste de la CFL/LOC bajo control pakistaní (Azad Kashmir y las Áreas del Norte,
incluyendo la delegación de Gilgit y Baltistán), los territorios al norte de la presente
frontera sino-pakistaní que la india acusa a Pakistán de haber cedido a China en 1963 y,
en alguna ocasión, incluso el distrito de Chitral actualmente integrado en la North West
Frontier Province pakistaní (cuya discutible integración en el antiguo Reino Dogra ha
sido objeto de estudio en el capitulo 1, apartado 11)i5 En la definición pakistaní de la
extensión de Jammu y Cachemira sólo se introducen las partes ocupadas por su Ejército
y aquellos territorios anexionados por la India.
Este grupo, desde el Acuerdo de Simia por el que la India creyó obtener el
compromiso de Pakistán para transformar la CFL/LOC en frontera internacional y para
excluir cualquier injerencia desde el exterior, enfrenta a Nueva Delhi con el dilema de
470
cómo conciliar la presencia de UNMOGIP con el bilateralismo que hoy supone un pilar
fundamental de su posicionamiento. El segundo caso hace referencia a la lucha armada
que se inició en 1984, y que perdura como una guerra localizada de baja intensidad, a
causa de la falta de delimitación fronteriza en un sector deshabitado en las montañas del
Karakoram en el extremo norte de Jammu y Cachemira, el glaciar de Siachen.
Por su parte, la LOC fue el resultado directo del Acuerdo de Simia de 1972, un
tratado bilateral en eJ que no hubo ninguna participación ni garantía internacional,
firmado por los primeros ministros de la India y Pakistán al terminar la guerra de
Bangladesh. Este acuerdo, sobre el que la India estaba en posición de ejercer gran
influencia, no estaba destinado a fijar una línea de alto el fuego, sino una linea de
control basaba en las posiciones mantenidas por las Fuerzas Armadas de ambos países
en el momento del alto el fuego el 17 de diciembre de 1971. Las modificaciones fisicas
de la anterior CEL fueron mínimas, pero en su denominación y concepto, especialmente
en la mente de los dirigentes indios, la nueva frontera debía remplazar a la CFL
establecida bajo auspicio de la ONU, aunque esta sustitución no fue total puesto que
parte de la construcción legal e institucional de la primera frontera se mantuvo intacta.
472
otras misiones de mantenimiento de la paz orquestadas durante años por la ONU,
UNMOGIP se sitúa con mucha distancia entre el grupo de las más reducidas.’8
473
Tradicionalmente la tolerancia de Pakistán ha sido mayor que la de la India, bastante
escasa desde la firma del Acuerdo de SimIa en 1972.
474
que las funciones de UNMOGI? sólo se referían a la CFi de 1949, y no a la nueva
LOC, UNMOGIP ya no tenía ninguna labor que desarrollar. Cualquier nueva
consideración sobre la observación del alto el fuego tendría que ser negociada y
decidida bilateralmente por los mandos militares de la India y Pakistán sin la
implicación de los observadores de la ONU. La retirada de tropas en Jammu y
Cachemira después de la guerra de 1971 se desarrolló en septiembre sin ninguna
participación de UNMOGIP.22
La India no creyó necesario llegar tan lejos. Nueva Delhi nunca ha adoptado
pasos formales para acabar con las operaciones de UNMOGIP, y hoy en día continúa
proporcionándole cuarteles y estaciones de observación con apoyo logístico y
administrativo. Parece ser que la India considera que la reafirmación simbólica del
estatus de permanencia de la LOC que supondría la retirada de UNMOGIP no
compensa el daño que le provocaría solicitar formalmente la retirada de la misión,
iniciativa que, sin ninguna duda, seria reprobada por la comunidad internacional.
475
decir, los dos principales objetivos perseguidos por la India, que ingenuamente creyó
obtener.
476
un bando sobre las funciones de UNMOOIP no liberan a la Secretaría General de sus
responsabilidades, por lo que hasta que su mandato sea modificado o finalizado, los
observadores deben seguir haciendo su trabajo lo mejor posible. UNMOGIP no ha
dejado de controlar las posiciones militares, pero sólo en el lado pakistaní y con menos
margen de actuación que anteriormente. En el lado indio sólo conserva una presencia
testimonial.26
477
elevadas, una situación que a menudo invita a la represalia por el traspaso, real o
imaginario, de los límites en el otro territorio.
Antes de Simía, UNMOGIP era elogiado por triunfar en su tarea de evitar que el
precario alto el fuego degenerara en un conflicto abierto y por desarrollar con
efectividad sus funciones de mantenimiento de la paz.29 Desde SimIa, estos análisis
exudan un pesimismo considerable. El especialista británico en programas de
mantenimiento de la paz, Alan James, a la vez que reconoce que durante el período de
1949 a 1922 la labor de UNMOCJIP propició una calma relativa en Cachemira, sugiere
que, incluso entonces, el grupo dependía para su éxito de un contexto político favorable.
Si ambos bandos deseaban la paz, las cosas iban bien para los observadores de la ONU,
si querían la guerra, las cosas iban de todo menos bien. En el primero de los supuestos,
‘existe la duda de si UNMOGIP era necesario para el mantenimiento de la paz’, y en el
478
segundo de los supuestos, ante una amenaza de guerra, “no había prácticamente nada
que UNMOGIP pudiera hacer, o que se pudiera esperar que hiciera, para impedirla”.30
En lo que se refiere a la etapa post SimIa, Alan James mantiene que las
justificaciones para el mantenimiento de UNMOGIP cada vez tienen menos peso.
Admite que desde 1972 hasta finales de 1989 la CEL/LOC permaneció relativamente
tranquila. Pero, teniendo en cuenta que la India dejó de cooperar con los observadores,
“esta estabilidad dificilmente puede ser atribuida al papel de mantenimiento de la paz de
la ONU”. Alan James sugiere que “el argumento más fuerte” para la conservación de
UNMOGIP es que desmantelarlo “daría una clara apariencia de sometimiento a la
reivindicación unilateral de la India de que Cachemira ha dejado de ser una cuestión
internacional”. Pero incluso esta función, “podría perfectamente ser realizada por un
UNMOGIP más reducido’.
479
Pakistán y que habían mejorado las comunicaciones en el lado pakistaní en esa
dirección. Estas exploraciones provenientes de Pakistán fueron respondidas por la India
con el envío de otras expediciones de la Escuela de Arte Militar de Alta Altitud. La
India instaló esta escuela de montaña, estableció puestos militares y en 1984 envió un
batallón al territorio. Desde entonces se ha desarrollado una historia incesante de
enfrentamientos de patrullas que siguen teniendo lugar en la actualidad.
La elevación de 6.086 metros sobre el nivel del mar convierte este territorio en el
frente de batalla de mayor altitud del mundo. Esta guerra de baja intensidad está
provocando alrededor de un centenar de muertes anuales, la mayoría ocasionada por las
durísimas condiciones de supervivencia, un enorme gasto para las arcas de ambos
países, calculado en 2 millones de dólares al día,3’ y un daño ecológico al ecosistema de
consecuencias incalculables:
32 ARYA, D.K. y SHARMA, R.C. Manage,nent Issues aud OperaNona! Planinglur Indias Borders.
Scholars Publishing Forum. Nueva Delhi 1991. Pág. 148
480
En el Acuerdo de SimIa se decidió que ambos países respetarían la LOC tal y
como estaba el 1’! de diciembre de 1971 y que ningún bando intentaría “alterarla
unilateralmente”. La cuestión era que no se había elaborado una delimitación exacta de
la frontera ni una definición verbal. En aquellos territorios donde las tropas indias y
pakistaníes habían estado enfrentándose y defendiendo sus posiciones no existía
ninguna duda. Sin embargo, en su extremo norte la CFL/LOC desaparecía en la
coordenada NJ 9842. A partir de ese punto, el Acuerdo de Karachi establecía que la
frontera se extendía “desde allí al norte hacia los glaciares”, y que la delimitación se
realizaría en una etapa posterior.
~ Un importante periódico norteamericano comentaba en 1980 las noticias sobre una expedición militar
india en el glaciar dc Siachen y su conquista del pico Apsarasas afirmando que resultaba “sorprendente
que una fuerza del Ejercito indio hubiera cruzado la línea de alto el fuego y se hubiera introducido en lo
que es comúnmente reconocido como Pakistán”. The Ámeriúan Alpineiaurnal. 1981. Pág. 298. En Ver
WIRSINC, R. Op.cit. Pág. 78, y DAWSON, P. Op.cit. Pág. 288
481
los 80, la mayoría de los atlas más prestigiosos reflejaban una CFL/LOC que se
extendía unas 55 millas más allá de la coordenada Ni 9842 en dirección noreste hacia el
paso de Karakoram en la frontera con China, dejando el glaciar de Siachen en el margen
pakistaní de la frontera.35 Los motivos que provocaron este aparente consenso no están
muy claros, aunque sin duda alguna las fronteras presentes en varios mapas oficiales
diseñados por agencias del gobierno de EEUU tuvieron un peso considerable.
En relación con esta última cuestión se ha dado mucho estudio a las palabras
utilizadas en la redacción del Acuerdo de Karachi de 1949 y en concreto a la frase en la
que se estipula que la CFi, desde su extremo fijado (la coordenada NJ 9842), se
extiende “desde allí al norte hacia los glaciares”. El autor indio Jasgit Singh ha
desarrollado una argumentación asumida por el Ministerio de Defensa indio basándose
en las pocas palabras del Acuerdo de Karachi referentes a la extensión de la CEL: hay
dos grupos de glaciares principales al norte de la coordenada Ni 9842, los glaciares de
Siachen al este, y los glaciares de Baltoro Kangri al oeste de la cordillera de Saltoro que
forma la vertiente entre los dos grandes grupos de glaciares. Esta vertiente se extiende
hacia el norte desde la coordenada Ni 9842. Por ello, teniendo en cuenta la norma
internacionalmente aceptada para designar las fronteras en zonas montañosas siguiendo
482
las cumbres de las vertientes principales, la India defiende que según el Acuerdo de
Karachi de 1949, la extensión de la CFL debería seguir el recorrido de la cordillera de
Saltoro.37
Desde un análisis imparcial se deben rechazar tanto éstas como cualquier otra
argumentación india o pakistaní por una sencilla razón: la CFL/LOC simplemente no
existe al norte de la coordenada NJ 9842. Por mucho que algunos atlas occidentales
reflejen su presencia, lo cierto es que la coordenada Ni 9842 marca el final de la
frontera y no hay ningún acuerdo internacional que pueda servir de base para ningún
tipo de delineación de ningún tipo de frontera entre el paso de Karakoram y la
coordenada Ni 9842.~~
Como subraya Jasgit Singh, tampoco existe nada en el acuerdo fronterizo sino-
pakistaní de 1963 que sustente la tesis de Pakistán de que, al haber establecido China y
Pakistán una frontera internacional que se extiende hasta el paso de Karakoram, se
sancione aunque sea de forma indirecta que la CFL/LOC debe finalizar en ese punto. El
preámbulo de este tratado menciona los territorios al sur de la nueva frontera sino-
pakistaní como “las áreas contiguas cuya defensa está bajo el control actual de
Pakistán”. En ningún párrafo del acuerdo se afirma que se trate de territorio pakistaní.
~ De hecho, en el Acuerdo de Karaehi ni siquiera se mencionaba esta coordenada ni los glaciares en los
que se consideraba que termina la CFL. Los extensos ejercicios de delimitación que siguieron a la firma
de los acuerdos de 1949 y 1972 dieron como resultado pormenorizadas propuestas fronterizas de ambos
bandos, pero en ambos casos la CFL/LOC finalizaba abruptamente en la coordenada NI 9842. Fue
durante estas negociaciones, pero no en la redacción formal de los acuerdos, cuando se señaló que la
coordenada Ni 9842 debía servir como punto de referencia, pero en ningún caso se hizo mención alguna a
la extensión de la frontera a partir de este extremo. Ver WIRSING, R. Op.cit. Págs. 81-82
483
De hecho, se subraya el estatus provisional del acuerdo y su supeditación a una solución
definitiva de la disputa indo-pakistaní por Jammu y Cachemira.4u
41 “Ilí-Timed Intervention”. Prem Shankar Iha. Outlook. India, 23 de noviembre de 1998, y “Dialogue and
Stalemate”. Frontline. India, 4 dc diciembre de 1998
484
mantener esta situación, debido a las ventajas tácticas y logísticas del Ejército pakistaní,
debe hacer frente a una situación mucho más dificil y comprometida.
Hay quien considera que este frente de batalla ha servido como sustituto para
evitar otros conflictos armados más serios en otros puntos de la CFL/LOC. No obstante,
como recuerda Alastair Lamb, su divulgación en los medios de información no hace
más que radicalizar a la opinión pública y a las autoridades en ambos paises, 42 sin
mencionar los costes en vidas humanas y la dilapidación de dinero que supone mantener
presencia militar en este territorio de tan escaso valor estratégico. Además, se ocasiona
una situación de tensión permanente que ante determinadas coyunturas puede propiciar
una ampliación de la contienda. Sin ninguna duda, la existencia de este singular frente
bélico supone una manifestación muy ilustrativa de la fuerza que el componente
psicológico y emocional adquiere en cualquier disputa que enfrente a la India y a
Pakistán, en especial si está relacionada con la cuestión de Jammu y Cachemira.
485
aparecido nuevos factores que se han conjugado para hacer que en la actualidad este
riesgo sea más verosímil y temible que en tiempos anteriores.
Las acusaciones de la India en los años 80 acerca del apoyo pakistaní a los
separatistas sijs de Punjab y, ya en la década de los 90, las acusaciones de Pakistán
acerca de la responsabilidad de la India en la violencia étnica y sectaria en Sind y los
territorios fronterizos a Afganistán. La integración de la India y de Pakistán en la
categoría de países que cuentan con armamento nuclear. La nunca plenamente
alcanzada conversión de Pakistán al gobierno civil y el reciente golpe de Estado que ha
suscitado una nueva incógnita a propósito de los designios del nuevo régimen militar en
Jammu y Cachemira. La inestabilidad política en la India y la creciente pujanza de
fuerzas reaccionarias del nacionalismo hindú. La lucha por el glaciar de Siachen, y, por
último, el inicio de la sublevación separatista en iammu y Cachemira que ha propiciado
un cruce de acusaciones a propósito de la ayuda pakistaní a los guerrilleros y la
violación sistemática de los derechos humanos por parte del Ejército de la India.
Todo ello lleva a analistas como Moonis Ahmar, Judith Miller o James Risen a
afirmar que desde la interrupción del proceso de normalización entre Nueva Delhi e
Islamabad, iniciado el 14 de mayo de 1976, cuando tras laboriosas jornadas de
negociación Pakistán y la India consiguieron reanudar sus relaciones diplomáticas,
interrumpidas desde la guerra de diciembre de 1971, el verdadero reto en el
subeontinente no es cómo mantener la paz, sino cómo evitar una nueva guerra que en
esta ocasión tendría unas consecuencias mucho más dramáticas que los dos
enfrentamientos bélicos anteriores. 43
~ Ver “War Avoidance Between India and Pakistan: A Model of Confliet Resolution and Confidence-
0 1 &2, otoño-
Building in the Post CoId War Era”. ARMAR, Moonis. Strategic Studies. Islamabad. N
invierno de 1993, y MILLER, Judith and RISEN, James. “A Nuclear War Feared Possible Over
Kashmir”. New York Times. 8 dc agosto de 2000
486
Estado en los primeros años después de la independencia. Pero este entumecimiento de
la disputa indo-pakistaní no fue acompañado por una mejora de la atmósfera
prevaleciente entre ambas naciones. Muy por el contrario se presenciaron numerosos
factores que fueron empeorando sus relaciones.
~< En las elecciones generales de marzo de 1977 en Pakistán, el Partido Popular de Pakistán (PPP),
liderado por 7. A. Bhutto, ganó por abrumadora mayoría (155 escaños en una Asamblea de 200). La
oposición denunció fraude electoral y reaccionó con actos de violencia. Ehutto intentó llegar a un acuerdo
y convocar nuevas elecciones, pero rotas las conversaciones en Ltn clima de guerra civil latente, el 5 de
julio de 1977 intervino el Ejército derrocando a su régimen. El país quedó regido por un Consejo Militar
cuyo nuevo dirigente, Mohammed Zia-ul-Haq, jefe del Estado Mayor, tomó el control del país bajo la ley
marcial y encarecIó a Zulfikar Ah Bhutto, que fue ejecutado en 1979.
~ La causa directa fue un masivo ejercicio militar, el mayor realizado por la India desde la independencia,
denominado Operación Brasstacks. Se considera que el ejercicio militar, desarrollado muy cerca de las
fronteras con Pakistán, quiso lanzar un mensaje a Islamabad para que cesara su apoyo a los separatistas
sijs. Los dos ejércitos se movilizaron como en una situación de guerra, pero una ronda de conversaciones
maratonianas consiguió en el último momento frenar la crisis, que terminó en una rápida retirada militar.
Ver “War Avoidance Between India and Pakistan”. AHMAR, M. Strategic Studies. Islamabad. N0 l&2,
otoño-invierno de 1993
487
Interior del gobierno indio a cambio de la excarcelación de varios separatistas
cachemiris.
46 Para un estudio sobre la evolución de las políticas de Benazir Ehutto con respecto a la India ver
NOORANI, A.G. “BenazirSurrenderíoflenerals”. En ENGINEER, AA. Op.cit. Págs. 123-128,y
CI-IOPRA, V.D. “Benazir Bhutto Toes the Oíd Line”. Op.cit. Págs. 117-126
488
siempre, estos escenarios de desequilibrio político afectaron de forma negativa a la
disputa territorial.
Los detalles concretos sobre la crisis que en 1990 estuvo a punto de provocar
una nueva guerra indo-pakistaní todavía son oscuros y objeto de debate internacional.
Según algunas fuentes, los líderes indios, cada vez más frustrados ante la imposibilidad
de restaurar el orden en Cachemira, habían contemplado la posibilidad de atacar
santuarios rebeldes en centros de adiestramiento en la Cachemira pakistaní. El gobierno
de Pakistán, al conocer estas noticias por medio de sus servicios de inteligencia, declaró
la alerta nuclear en sus Fuerzas Aéreas. Los servicios de inteligencia norteamericanos
recogieron pruebas de movimientos de tropas pakistaníes y posible movilización de
armamento nuclear y las respectivas réplicas indias.47 Hay quien argumenta que el
mediador enviado a Nueva Delhi e islamabad por Washington, Robert Gates, se
anticipó al conflicto evitándolo de esta forma, y hay quien defiende que la crisis ya
había terminado antes de que Gates llegara el subcontinentei’8
Ver CANCULY, 5. Op.cit. Págs. 110-111, y AHMAR, M. “War Avoidanee Between India and
Pakistan”. Strateeie Studies. Islamabad. N0 l&2, otoño-invierno de 1993
En Islamabad Cates informó que según los escenarios de simulacro de guerra del Pentágono, en un
enfrentamiento bélico entre la India y Pakistán este último aparecía como claro perdedor. Por ello, Cates
subrayó que por su propio interés Pakistán debía cesar su ayuda a los rebeldes. En Nueva Delhi Cates
recomendó que los políticos indios practicaran una política moderada en Cachemira y que sus Fuerzas de
Seguridad observaran el respeto de los derechos humanos. GANGULY, 5. Op.cit. Pág. III
489
Measures o CBM’s). Estas CBM’s fueron acompañadas por declaraciones oficiales que
descartaban la posibilidad de una nueva guerra, pero Moonis Ahmar considera que las
CBM’s adoptadas eran de tal naturaleza que en caso de un agravamiento serio de la
situación podían resultar insuficientes.49
Este fue el escenario hasta 1996, año en el que la India pudo llevar a cabo con
considerable éxito, y con la aprobación internacional, unas elecciones en Jammu y
Cachemira que acabaron con ‘7 años de gobierno directo desde Nueva Delhi. La victoria
de la Conferencia Nacional y la notable merma de la capacidad de las organizaciones
guerrilleras presentó un nuevo panorama poco favorable para los designios de Pakistán.
Las elecciones de 1996, aunque no habían acabado con la sublevación en Jammu y
Cachemira, habían permitido un nuevo e inesperado escenario que podía muy bien
desembocar en una situación similar a la anterior a 1989, cuando las reclamaciones
pakistaníes no podían esconder el hecho de que la CFL/LOC se estaba convirtiendo
paulatinamente en la frontera de/acto entre ambos países.
Ante esta nueva situación pareció, en un primer momento, que con la subida al
poder en Islamabad en febrero de 1997 del moderado Nawaz Sharif se iba a producir un
acercamiento entre Pakistán y la India. Así, del 28 al 31 de marzo y del 19 al 22 de
junio de 1997 se celebraron dos rondas de conversaciones indo-pakistaníes con la
intención de establecer diferentes Grupos de Trabajo Conjunto que trataran las múltiples
causas de desavenencia entre los dos paises. La mayor innovación en estas
conversaciones fue que Pakistán no condicionó, como había hecho tradicionalmente, la
solución de otros problemas a la resolución preliminar de la cuestión de Cachemira.50
Pero como había ocurrido tantas veces con anterioridad, a finales de agosto se
produjo un nuevo recrudecimiento de la situación en algunos sectores de la CEL/LOC
con nuevos enfrentamientos que causaron un número considerable de víctimas en
ambos bandos. Pakistán acusó a la India de haber provocado esta escalada de tensión
con la intención de sabotear una nueva ronda de negociaciones en cuya agenda se
contemplaba la cuestión de Cachemira. La India acusó a Pakistán de haber causado los
Una descripción de las CEM’s en AHMAR, M. “War Avoidance Between India and Pakistan”.
Strategic Studics. Islamabad. N~ l&2, otoño-invierno de 1993
~>VerNOORANI, A.G. “Kashmirlssue (1,11 y III)”. The Statesman. 2,3 y4 de junio de 1997
490
enfrentamientos para desestabilizar la aplacada situación en el interior del Estado.
Ambas posibilidades son factibles, puesto que en Pakistán la posición de los islamistas
y del Ejército seguía siendo lo suficientemente fuerte como para reducir el margen de
maniobra de Sharif, y en la India algunos círculos políticos estaban sacando
conclusiones excesivamente triunfalistas de la victoria de la Conferencia Nacional en
las elecciones en Jammu y Cachemira.
Para entender el proceso que ha llevado a esta situación hay que remontarse al
pasado. Después de su independencia en 1947, la India de Nehru decidió dar prioridad
al desarrollo de sus gastos civiles, necesarios para el despegue de su economía, en
detrimento de sus gastos militares. Nehru consideró que el mundo surgido de la Segunda
Guerra Mundial abría un espacio favorable a su política pacifista y de no alineación. Sin
~ Ver BURNS, John, E. “India and Pakistan HoId First Meeting Since A-Test”. New York Times. 30 de
julio de 1998, “India Reports 34 Killed By Rebels Over Kashmir”. New York Times. 4 de agosto de
1998, y MILLER, Judith and RISEN, James. “A Nuclear War Feared Possible Over Kashmir”. New York
Times, 8 de agosto de 2000
491
embargo, desde el primer momento tuvo una preocupación no reconocida y mucho más
profunda que la que le producía Pakistán: China.
492
ambos países existe una gran diferencia que favorece a la India. Esa es la única razón de
que Pakistán, cuyo programa nuclear fue iniciado a mitad de la década de los 60,
emprendiera después de su propia derrota ante la India en la guerra de 1971 un
programa intensivo de puesta al día y fabricación de dispositivos nucleares para el que
contó con la ayuda de países como China, EEUU, Reino Unido y Corea del Norte.
“Foghorns of War’ Time. India, 30 de noviembre de 1998. *La información sobre tanques se refiere a
1996 y está extraída de “Tambores de gt~erra en el Himalaya”. ABC. 30 de mayo de 1999. Se considera
que la India tiene uranio enriquecido suficiente para equipar 90 cabezas nucleares, mientras que Pakistán
solo podría cargar 10. Ver “An Arms Race in A Hostile Zone”. New York Times. 29 de mayo de 1998, y
¿Quién aprieta el botón?. El Mundo. 31 de mayo de 1998. El presidente de la Comisión de Energía
Atómica de la India precisó que la India había activado una bomba de hidrógeno de 45 kilotones, una
bomba de fisión dc 15 kilotones y un artefacto de baja potencia de 02 kilotones. Las dos siguiente
493
lo cierto cuando presume de ir por delante de la India en su capacidad nuclear y está
capacitada para incorporar cabezas atómicas a sus misiles de largo alcance, 53 con lo que
se vería confirmada la teoría de Islamabad de que los ensayos nucleares de 1998 “han
establecido el equilibrio estratégico” en la zona. 54
Las grandes potencias están pagando hoy el haber hecho oídos sordos durante
mucho tiempo a las denuncias sistemáticas por parte de la India del “apartheid nuclear
internacional” y del expansionismo militar de China en Asia que le ha obligado a
reforzar sus defensas. Pero la comunidad internacional, que durante décadas no ha sido
capaz de consensuar un programa completo y global de desarme nuclear que no resulte
discriminatorio, se declara hoy aterrorizada ante lo que considera un peligroso escenario
en el que dos paises subdesarrollados que son enemigos acérrimos cuentan con la
bomba nuclear.55
~ “Alarma mundial por el sexto ensayo nuclear pakistaní”. E! Mundo. 31 de mayo de 1998
~‘ “Pakistán acusa a la India de preparar otro ensayo nuclear”. El Mundo. 1 de junio de 1998
~ En junio dc 1998, después de los 5 ensayos nucleares de la India y los 6 de Pakistán, el Boletín de los
Científicos Atómicos, una agrupación antinuclear con sede en Chicago, avanzó 5 minutos su Reloj del Fin
del Mundo, que mide los riesgos de una guerra nuclear, colocándolo a las 1151 horas de la noche, las
agujas más próximas al Apocalipsis desde la crisis de los misiles de Cuba en 1962, a sólo? minutos de la
peor crisis vivida en 1953 cuando EEUU probó con éxito su bomba de hidrógeno, y a 9 minutos de las 12
de la noche, “la hora final”. “Nueve minutos para el fin del Mundo”. El Mundo. 12 de junio de 1998
494
la paz, y cuando se preguntan: ¿por qué este equilibrio basado en el terror no podría
funcionar en el sudeste asiático igual que funcionó entre el Este y el Oeste?,56 sólo cabe
responder que en estas cuestiones no tienen cabida las comparaciones y que no se está
hablando de un progreso matemático del que se pueda conocer el desenlace.
Es cierto que indios y pakistaníes saben que una nueva guerra, estando ambos
países capacitados para utilizar armamento nuclear, podría resultar suicida, y que
ninguno de los dos cuenta ya con los que fueron durante la Guerra Fria sus principales
valedores en el exterior. La URSS se ha desintegrado y EEUU ha perdido su fascinación
por el interés estratégico de Pakistán. Pero la intensidad, duración, intratabilidad y en
ocasiones irracionalidad (como los enfrentamientos en el glaciar de Siachen) del
conflicto indo-pakistaní por Jammu y Cachemira no tienen ningún parecido con la
configuración de las rivalidades de las potencias durante la Guerra Fría, y aunque
existan posibilidades de que las armas nucleares desempeñen una labor de disuasión,
¿merece la pena asumir el riesgo?
56 SOMMER, Theo, “Los ricos y los pobres de la bomba atómica”. El Mundo. 23 de junio de 1998
Ver “War Avoidance Between India and Pakistan”, AHMAR, M. Strateuic Studies. Islamabad. N0 l&2,
otoño-invierno de 1993, y MILLER, Judith and RISEN, James. “A Nuclear War Feared Possible Over
Kashmir”. New York Times. 8 de agosto dc 2000
495
En un campo más inmediato, también hay que subrayar que las inestabilidades
políticas internas que viven ambos países aumentan los riesgos de una nueva guerra.
Cuando en febrero de 1997 la Liga Musulmana obtuvo la mayoría en Pakistán todo el
mundo pensó que el islamismo moderado de su presidente, Nawaz Sharif, habla
triunfado. Pero no fue así. La reelección de este dirigente liberal, uno de los pakistaníes
que mejor se ha entendido con sus colegas de la India, sólo fue posible gracias a la
incomparecencia en la campaña electoral de Jwnaat-e-Jslami, de ideología islámica
fundamentalista. Sharif contó con la mayoría de los votos emitidos, pero no con el
apoyo de la mayoría de la población que se abstuvo de votar. A partir de ahí el
movimiento fundamentalista pakistaní empezó a crecer hasta llegar a cotas sólo
alcanzadas en los años SO por el dictador Zia-ul-I-Iaq. Una de las razones por las que la
comunidad internacional no está actuando con rotundidad en contra del golpista
N4usharraf es que este líder militar es contrario al reforzamiento de los grupos
integristas.
Otro tanto ha ocurrido en la India. A los gobiernos moderados del Partido del
Congreso sucedió en 1998 otro de talante nacionalista radical hindú dirigido por el
Sharatiya Janata Party, partido que durante la campaña electoral ya había prometido
una férrea política en .Jammu y Cachemira, que aumentaría los presupuestos de gastos
para la Defensa y reavivaría la política nuclear de la India, y que se reservaría el
derecho de desplegar armas nucleares.
Por otro lado, estas dos series de pruebas han provocado una reacción en cadena
en la región del sur de Asia que corre el riesgo de manifestarse en una proliferación
nuclear aún mayor en un continente que carece de estructuras de seguridad del estilo de
la OTAN o la OSCE en Occidente. China ha considerado que las pruebas indias se
dirigen en su contra, y cabe esperar algunas reacciones. Tokio tampoco se ha mostrado
indiferente ante los ensayos indios y pakistaníes. A esto hay que sumar la sensación de
descontrol que existe sobre los arsenales nucleares de la antigua Unión Soviética, la
preocupación de otras potencias regionales como Irán, cuyo programa de rearme se
alimenta de la amenaza iraqul, y todo ello sin olvidar que las naciones musulmanas de la
496
región sueñan con la “bomba islámica” que pueda hacer frente a las armas atómicas que
posee Israel.55
Hay otro aspecto que despierta especial preocupación. La India y Pakistán han
llevado a cabo sus ensayos nucleares con tanta precipitación que todavía no han puesto
en marcha una estructura ni una cadena de mando coherente. Estableciendo mas
diferencias con la rivalidad EEUU-URSS en los años 50 y 60, cabe señalar que la India
y Pakistán, que comparten fronteras comunes, carecen de algo equivalente al famoso
“teléfono rojo”, aquella línea directa entre la Casa Blanca y el Kremlin que se instaló
para evitar una confrontación causada por algún malentendido. En una franja de
territorio como es la CFL¡LOC donde todos los días se desarrollan escaramuzas entre
los ejércitos indio y pakistaní, donde se derriban aviones enemigos sin posibilidad de
demostrar que hayan violado el espacio aéreo prohibido, donde se apresan soldados que
a menudo aparecen muertos y con señales de torturas, donde un país envía guerrilleros
para cometer acciones subversivas en territorio ajeno, y donde no existen mecanismos
para prevención de accidentes nucleares (se han producido cortes de energía incluso en
la residencia del primer ministro indio) ni sistemas de mando y control adecuados, las
posibilidades de que se produzca un aumento de la tensión son estremecedoras.
~ Ver MILLER, iudith and RISEN, James. “A Nuclear War Feared Possible Over Kashmir”. New York
Times. 8 de agosto de 2000
497
La India se ha negado desde 1974 a firmar el Tratado de no Proliferación
Nuclear porque afirma que no sirve más que para consagrar la hegemonía de las
potencias nucleares. Es cierto que a éstas les resulta muy fácil exigirle que abandone sus
pruebas nucleares subterráneas cuando ellas han llegado a una etapa en la que ya no les
hace falta realizar dichas pruebas para progresar en el manejo del armamento nuclear.
Por otro lado, la India subraya que el TNP constituye en realidad más un tratado de
proliferación que de no proliferación nuclear. Al prohibir a las potencias que están ya
nuclearizadas la práctica, para ellas obsoleta, de las pruebas subterráneas, el TNP les
incita a multiplicar las pruebas en laboratorios que, gracias a los avances de la
miniaturización, permiten la producción de armas nucleares muy perfeccionadas y
susceptibles de ser utilizadas con fines presuntamente tácticos sobre el terreno. Aunque
el desarme total sea imposible, sólo mediante una revisión completa del TNP que
garantice la no proliferación vertical (el aumento de los arsenales de las potencias
nucleares) será posible frenar la no proliferación horizontal (el aumento del número de
países nuclearizados)9
~ Durante las intensas negociaciones celebradas por la Conferencia de Desarme en 1994, la India expresó
con claridad su posición frente a la adopción de una política de desarme nuclear de ámbito universal: “el
tratado debería perseguir el cese general y completo de los ensayos nucleares por todos los estados en
todos los medios y para siempre. Debería inhibir de manera no discriminatoria la proliferación de armas
nucleares en su dimensión horizontal y vertical. No puede ser concebido como un instrumento destinado a
frenar el proceso tecnológico ni a perpetuar la división del mundo en dos categorías de naciones.
Pensamos que no debe realizarse ningún ensayo so pretexto de fines de seguridad. La prohibición debe
ser completa, sin fijar umbrales”. KUMAR, Ajit. “El aún evasivo TPCE’. Desarme. Revista periódica de
las Naciones Unidas. Naciones Unidas. Vol. XVIII, ni. 1995. Pág. 131
~> SAIIAGUN, Felipe. “Una Oportunidad Para la Paz”. El Mundo. 3 de junio de 1998
498
indefinidamente en 1995 se basa en un principio inaceptable: “yo (las potencias
nucleares) soy responsable y puedo tener armas atómicas. Los demás no podéis tenerlas
porque sois irresponsables’.
62 Ver “An Arins Race in A llostíle Zone”. New York Times. 29 de mayo de 1998, y ¿Quién aprieta el
botón?. El Mundo. 31 de mayo de 1998
499
Mientras tanto, el conflicto de Jammu y Cachemira supone una causa potencial
de guerra nuclear. Tanto la India como Pakistán se declaran dispuestos al diálogo, pero
ambos lo condicionan al comportamiento del otro. Pakistán, en una estrategia de
rentabilización de la inquietud presente en Occidente desde las pruebas nucleares,
reclama una “solución justa” negociada ante un árbitro o mediador internacional. La
India exige que Pakistán renuncie a la conquista militar de Cachemira y no quiere saber
nada de árbitros ni de mediadores.63 Es un callejón sin salida mientras las grandes
potencias no ejerzan la presión necesaria y no ofrezcan incentivos suficientes a la dos
partes. Y es en este apartado en el que se hace imprescindible una modificación de la
política seguida hasta ahora por Occidente, Rusia y China en relación con la disputa por
Jammu y Cachemira en la que prevalezca el interés por acabar con un conflicto
internacional de tal magnitud sobre los intereses estratégicos de estas potencias en la
región.
63 Ver BURNS, John, E. “India and Pakistan Hoid First Meeíing Since A-Test”. New York Times. 30 de
julio, 1998, y KIFNER, John. “Through Nuclear Crisis, Pakistan Publicizes Kashmir Struggle”. New
York Times. 3 de junio, 1998
64 SOMMER, Theo. “Los ricos y los pobres de la bomba atómica”. El Mundo. 23 de junio de 1998
500
7.2. SL EVFOQUE’ INTSRJVACJONAL. LOS FACTORES OS
DArSSSTABILJZACJÓNDS 1.48 flOrERAS 5*752 VAS EN JASU Y
CACILBWRA FLAS ATVALm.4D59 DE LIS GRANDES .POTElVCMS EV
XL SUR DE AASZI
sol
La segunda diferencia principal entre las implicaciones de la importancia
estratégica de Jammu y Cachemira, antes y después de la independencia, estaba
relacionada con el escenario global que siguió a la Segunda Guerra Mundial. La Guerra
Fria nació prácticamente al mismo tiempo que la India y Pakistán alcanzaron su
independencia, y se introdujo en el desarrollo de la disputa de Cachemira transformando
su contexto geopolítico por medio de la superposición de la dinámica del conflicto
global sobre la dinámica del conflicto regional. Los efectos de esta transformación,
aunque fueron igualmente importantes sobre ambos países, adoptaron formas muy
diferentes en cada caso.
Por último, al igual que el orden internacional propio de la Guerra Fría tuvo unas
repercusiones profundas en la disputa indo-pakistaní por iammu y Cachemira, es de
esperar que el nuevo orden mundial, todavía en proceso de remodelación, también tenga
sus efectos en el conflicto, aunque la forma en que se dejarán notar estos efectos todavía
es incierta. De cualquier forma, existe un amplio margen para el optimismo una vez que
la hostilidad entre estos dos países ya no es susceptible de dar beneficios a aquellas
potencias (con la posible excepción de China, poco interesada en cualquier medida que
favorezca el desarrollo de la India) con capacidad para intervenir de forma constructiva
en la consecución de una solución de la disputa.
502
parcialmente de la hostilidad indo-pakistaní, no fueron menos responsables en la
confusión de acontecimientos que dieron forma a la disputa de Cachemira durante la
Guerra Fría de lo que lo fueron las fuerzas “extralocales” emanadas de las rivalidades
entre los grandes poderes.
Pero también se puede colegir que, como asevera Vernon Hewitt, los agentes
determinantes de la existencia de la disputa por Jamrnu y Cachemira no se encontraron
en el exterior, sino en la hostilidad y las discrepancias que acompañaron al nacimiento
de la India y el Pakistán independientes.3 En este contexto, desde la perspectiva de G.W.
Choudhury y SM. Burke, lo que impidió que la India abordara su proyecto de
destrucción de la nación islámica y de anexión de sus territorios fueron las garantías de
defensa que Pakistán encontró en el exterior. Así, se podría afirmar que la alianza entre
Pakistán y EEUU, al proporcionar una garantía externa informal pero vital de la
integridad de las fronteras pakistaníes, fue precisamente el factor que mantuvo a los dos
países alejados de lanzarse a una guerra general.4
2 Ver MADHOK, E. Op.cit Cap. XI, y SHARMA, EL. Op.cit. Págs. 92-96
Ver CHOUDHURY G.W. Op.eit. Pág. 6, y EURKE, SM. y ZIRING, L. Op.cit. Págs. 39,220-22]
503
coyunturales que dañaron los vínculos entre Pakistán y EEUU, como la concesión de
armamento a la India en la guerra sino-india de 1962 o el embargo militar durante la
guerra de 1965, han servido para negar la alianza que ambas naciones sustentaron en
Asia.
Así, SM. Burke acota el período de alineación militar de Pakistán con EEUU al
período transcurrido entre 1953 y 1962. Y Ross H. Munro asegura que si ha habido una
nación en el subcontinente que ha explotado las mareas de la Guerra Fría, esa ha sido la
India. Este analista norteamericano cataloga a la India como el país no comunista más
traumatizado por el colapso de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría. Desde su
perspectiva, la URSS ha desplegado tradicionalmente una enorme generosidad militar y
económica que la India, escudándose en su inexistente no-alineamiento, ha pagado
cicateramentei
6 MI.JNRO, Ross H. “The Looser India of the Nineties”. Strateeic Studies. Otoño-invierno de 1993. Págs.
80-8 9
504
como denuncia SM. Burke, Pakistán asumió su alianza con Occidente de forma mucho
más comprometida que EEUU. Así, a pesar de que EEUU ayudó a Pakistán en la lucha
contra el comunismo, se mostró equívoco en lo que afectaba a su rivalidad con la India.8
EEUU siempre ha desarrollado una política más determinada por consideraciones
estratégicas globales que por un enfoque regional de las políticas en el subeontinente
Indostánico. Esto explica que coyunturas como la primera fase de acercamiento de
EEUU a China o la invasión soviética de Afganistán propiciaran fructíferos períodos en
las relaciones entre Washington e lslamabad.9
Entre sanción y sanción para evitar o castigar el desarrollo del programa nuclear pakistani, EEUU ha
continuado con su aprovisionamiento de armamento a Pakistán hasta la actualidad. Carter propuso en
enero de 1980 un paquete de ayudas militares a Pakistán por valor dc 400 millones de dólares, pero Zia-
ul-l-laq lo rechazó por considerarlo insuficiente. En septiembre de 1981 se aprobó un paquete de ayudas
económicas y militares de 6 años de duración por valor de 3’2 billones de dólares. En 1987 se concedió
otra por valor de 4 billones de dólares, de nuevo repartidos en un período dc 6 años. Informe facilitado
por Douglas A. Hartwick, agregado de la Embajada de EEUU en Nueva Delhi para Asuntos Económicos
y Científicos en noviembre de 1996
505
Nueva Delhi para navegar en las mareas de la Guerra Fría era limitada. De cualquier
forma, tras la debacle militar de Pakistán en 1971 y el letargo de la disputa indo-
pakistaní que siguió al Tratado de SimIa, la implicación de los bloques mundiales
también decreció, en parte por la atmósfera de inmovilidad reinante en el subeontinente,
y en parte porque los enfrentamientos propios de la Guerra Fría se habían suavizado
sensiblemente.
Por otro lado, tampoco es descabellado considerar que la disputa por Jamrnu y
Cachemira habría finalizado hace décadas si no hubiera sido por la ayuda militar y el
apoyo moral recibidos por Pakistán de los poderes occidentales. Es de suponer que la
diferencia de fuerzas ente la India y Pakistán habría llevado a este último a asumir, en
caso contrario, el statu quo posterior a la guerra de 1947-1948. Esta opinión, que
muchos denunciarán por insinuar un reconocimiento de que la mera superioridad militar
de la India sería suficiente para permitirle conservar su ocupación de Jammu y
ZA. Ehutto reconoció ante la Asamblea Nacional pakistaní en 1962: “... las muy calumniadas
democracias occidentales... siempre nos han concedido su total apoyo en el Consejo de Seguridad”.
EI-IUTTO, ZA. Foreign Po//ev oJPaki.ston. Pág. 61
506
Cachemira, se basa, no obstante, en consideraciones muy distintas. En primer lugar, en
la certeza de que Pakistán nunca ha necesitado ni para su supervivencia ni para su
desarrollo económico o su defensa nacional los territorios integrados en la India. La
base de su argumentación es fundamentalmente de índole religiosa. Y en segundo lugar,
en la creencia de que en 1947 la mayoría de la población del Valle de Cachemira no
anhelaba su integración en Pakistán. El reparto de territorios que trazó la primera guerra
indo-pakistaní por Jammu y Cachemira reflejaba, con cierta exactitud, la realidad
ideológica que prevalecia entonces. Por otro lado, como expone con detalle Saifuddin
Khaled, la raíz de la política india de negación del autogobierno que ha generado la
sublevación nacionalista en Jarnmu y Cachemira no sólo estuvo relacionada con el
desafio pakistaní, también con los temores a propósito de los desconocidos designios de
Occidente en el Estado.í2
De cualquier forma, hoy por hoy se puede afirmar que ningún país se ha
introducido con un impacto tan duradero en la disputa de Jammu y Cachemira como lo
ha hecho China. La sola proximidad geográfica del gigante asiático al Estado garantiza
su papel preponderante en el conflicto, pero este papel se ve acentuado ante su
ocupación de territorios que unen la frontera exterior de Jammu y Cachemira con las
dos provincias más occidentales de China, Sinkiang y el Tíbet.
Teniendo en cuenta la gran importancia política de China, el papel que este país
ha jugado en el conflicto de Jammu y Cachemira ha sido objeto de una intensa
controversia entre los investigadores internacionales. Gran parte de este debate se ha
centrado en asignar las responsabilidades por el desarrollo de la enemistad entre la India
y China. Una vez analizados los hechos históricos, el siguiente estudio se va a centrar en
la propia controversia, en las argumentaciones y contra argumentaciones que durante
cuatro décadas han defendido los distintos investigadores de la “hostilidad sino-india”.
El examen de esta controversia, que sigue el esquema de estudio propuesto por Robert.
Ver KI{ALED, Saifuddin. “CoId War in the Subcontinent. President Eisenhower and the Kashmir
Dispute, 1953-1954”. Strateeic Dieest. Junio de 1996. Págs. 808-818
507
O. Wirsing, no sólo enriquecerá la perspectiva sobre la relación existente entre la
disputa “local” y la disputa “regional” originada por la Guerra Ería)3 Siguiendo las
mismas pautas del apartado anterior, ayudará a conjeturar sobre las posibilidades de que
el enfoque de China acerca del conflicto indo-pakistaní varíe en el marco del nuevo
orden mundial.
PAITERSON, George. Peking Versus Delhi. Nueva York. Praeger 1964. Pág. 46. En WIRSING, R.
Op.cit. Pág. 94. Según Brines:”el primer y principal proyecto (chino) es dominar Asia y adquirir talla
mundial... La maniobra parece estar avivada por una complicada combinación ideológica, la arrogancia y
xenofobia y el imperialismo nacionalista chino”. ERINES. R. Op.eit. Pág. 160. En ELINKENBERG, L.
Op.cit. Pág. 333
508
Una segunda argumentación defiende que la política fronteriza de China con
respecto a la India, anclada en el engaño, la provocación y la intimidación, reflejaba con
claridad siniestros designios, no sólo en contra de la integridad territorial de la India,
sino de su misma posición independiente en el mundo. Según esta opinión, la agresión
militar a la India en el otoño de 1962 no sólo estuvo destinada a reforzar el control
chino sobre el estratégico corredor que une el Tíbet y Sinkiang a través de Ladakh, sino
que también persiguió desacreditar a la India ante los países asiáticos y africanos.í5
Enfrentada con este desafio, la India no tuvo otra alternativa que hacer frente a los
designios chinos con una firme y resolutoria política propia.
‘~ Fiseher y Huttenbach llegaron a la conclusión deque “las conversaciones de 1960 no sólo fracasaron a
la hora de proporcionar una base para la negociación sino que también dejaron claro que los chinos no
tenían verdadero interés por negociar”. FISCI-IER, M, ROSE, L y HUTTENBACH, R. Op.cit. En
BLINKENBERG, 1,. Op.cit. Pág. 333, y WIRSING, R. Op.cit. Pág. 94. Brines cree que la intención de
China era humillar a la India a los ojos del tercer mundo para reafinnar su hegemonía. Entre los autores
indios, el ex general Kaul también sostiene esta opinión. KAUL, BM. Confrontaban with Pakistan. Pág.
187. Brines también afirma que las concesiones territoriales que China aceptó cuando definió sus
fronteras con estados más débiles no debían ser considerados como un ejemplo del talante general de
China ni como una muestra de que la India fue la culpable deque no se llegara a un acuerdo antes de la
guerra de 1962. La explicación de la actitud china se encontraba en realidad en “la antigua tradición
oriental de que grandes poderes pueden hacer concesiones a otros más pequeños sin dañar su imagen,
pero hacerlo a un Estado de tamaño semejante supondría un enoíme síntoma de debilidad”. BRUÑES, R.
Op.eit. Págs. 208 y 198. En BLINKFNBERG, L. Op.eit. Pág. 343
Entre los autores no indios, ver WOODMAN, D. Op.eit. Pág. 82. Dorothy Woodman considera que los
británicos asumieron la frontera propuesta en 1912 por el virrey Lord llardinge que dejaba Raskam,
Aksai Chin, Shahidullah y Taghdumbash dentro de los límites del Imperio Británico, y que esta frontera
quedó reflejada en los Atlas dc The Times y Oxford hasta 1933 sin que China llegara nunca a oponerse
509
Tal y como expuso Sarvepalli Gopal, “la inclinación de algunos funcionarios
británicos a finales del siglo XIX a renunciar a la soberanía india sobre partes de la
meseta de Aksai Chin no proporciona a China derechos tradicionales en esta zona... Los
chinos son imprecisos acerca de sus delimitaciones, no pueden proporcionar una
evidencia que substancie ni levemente sus demandas y basan su caso exclusivamente en
la ocupación de un territorio que ellos sabían que la India consideraba propio~~ .‘~ De
hecho, China no se preocupó por diseñar una argumentación hasta que tuvo que
justificar su agresión.
GOPAL, Sarvepalli. Jawaharlal Nehru: A Biography. Harvard University Press. 1979. Pág. 305. En
WIRSING, R. Op.eit. Pág. 95
18 MYRDAL, G. iLion Drania. Pág. 185. En BLINKENHERG, L. Op.eit. pág. 332
510
enfrentaba la India, desde esta perspectiva, no era el expansionismo chino, sino una
frontera mal definida. Al negar esta realidad e impedir negociar con los chinos sobre
esta base, Nueva Delhi adoptó una política de confrontación que las circunstancias ni
justificaban ni requerían.
Pero la obra más conocida y más crítica con la política fronteriza de la India fue
la publicada en 1970 por el historiador Neville Maxwell, Jndia~s China War.2’
Destinada a acabar con la percepción generalizada de China como un poder belicoso,
chauvinista y expansionista, la descripción proporcionada por Maxwell está lejos de ser
condescendiente con la política fronteriza desarrollada por la India. Según Maxwell, el
posicionamiento chino era más que razonable. “La opinión de China era que la frontera
nunca había sido delimitada, que existían disputas, y que éstas sólo podrían ser
solucionadas mediante deliberaciones mutuas y un análisis conjunto”. Pero
profundamente persuadido del acierto de su posicionamiento con respecto a las
fronteras del norte de la India, el gobierno de Nehru adoptó una actitud absolutista,
irracional e incomprensible.22 Su injusta interpretación de las intenciones de Pekín le
20 Ver LAMB, Alastair. The China-India Border. 1964. En WJRSING, R. Op.eit. Pág. 96. Para Lamb, la
frontera “avanzada” en Aksai Chin defendida por la India fue el resultado de un período expansionista y
de una actitud de rebeldía basada en la interpretación errónea de los hechos históricos. La frontera más
justa, y reconocida por los británicos aunque no delimitada fonnalmente, fue la propuesta por Maeartney
y MaeDonald en 1898-1899, que dividía en dos Aksai Chin dejando la mitad norte enteramente bajo el
control de China. Ver también LAMB, A. Kashnñr. A Disputed Legacv. Pág. Sí
El estudio de Maxwell se basa en los conocimientos adquiridos por el autor mientras fue corresponsal
en la India para un periódico británico y en eí examen de ciertos documentos clasificados oficiales que le
fueron facilitados por una fuente anónima. La obra fue publicada en Bombay en 1970. En WIRSINCi, R.
Op.cit. Págs. 96 y 97. Ver también BL[NKISNBERG, L. Op.cit. pág. 333
22 Muchos pakistaníes coinciden con Maxwell en que cl gobierno indio, bajo asesoramiento de Krishna
Menon, adoptó una actitud dc arrogancia y rechazó las negociaciones. Ver RAZA, M. Op.cit. Pág. 40
511
llevó a dejar pasar muchas ocasiones para negociar una frontera mutuamente aceptable,
y cuando más tarde se enfrentó con su incapacidad para sonsacar una respuesta positiva
al gigante comunista, inició una serie de provocativas maniobras militares a lo largo de
su frontera con China que evidenció la poca preparación de su Ejército.
Por otro lado, Hoffmann subraya que ambas naciones se adherían a psicologías
nacionales básicamente diferentes. Nehru se equivocó al llegar a la conclusión de que
los chinos estaban motivados fundamentalmente por una hostilidad anti-India y unos
designios expansionistas. Pero los chinos no estuvieron más dispuestos a comprender
los intereses fronterizos de Nueva Delhi. “Pocos gobiernos con dignidad aceptarían que
una frontera de 2.000 millas pudiera estar abierta a concurso, incluso si se les asegurara
que las negociaciones tendrían un resultado favorable y que el otro bando no tiene
designios expansionistas”. De cualquier forma, Hoffmann está de acuerdo con Maxwell
en que la India tomó decisiones cargadas de defectos y en que la arrogancia del
gobierno de Nehru le condujo a una aceptación inflexible de la legitimidad de su causa.
23 HOFFMANN, Steven A. India and the China Crisis. Uníversity of California Pres.s 1990. Fn
WIRSING, R. Op.cít. Pág. 98
512
vez en 199 1.24 Palit participó activamente en la guerra de 1962, por lo que su
profundamente crítica alusión al desconcierto organizativo y a la toma de decisiones por
parte de las autoridades indias debe ser tenida en cuenta. Subrayando una “deficiencia
de organización” fundamental en las relaciones entre civiles y militares en la India, Palit
describe el manejo de la crisis de 1962 por las ramas militar y política del gobierno
indio como “incomprensible”, “inexplicable” y “tan inepto que se aproximó a lo
grotesco”. Palit se pregunta como su gobierno pudo “haber cometido errores e
infracciones de los procedimientos establecidos tan graves”. La moderación y la
consideración calculada de alternativas políticas fueron sustituidas “en favor de
actitudes emocionales y consideraciones indefendibles”. Y el Ejército fracasó a la hora
de “contrarrestar o moderar las directivas ministeriales que claramente auguraban un
desastre; y abyectamente aceptó la injerencia política en la supervisión de las
operaciones u 25
24 PALIT, D.K. ¡Var in High Himalayas. The Indian Arniy in Crisis /962. Lancer International. Nueva
Delhi 1991. Palit sirvió como director de operaciones militares en los cuarteles del Ejército de la India en
Nueva Delhi cuando comenzó la guerra y tuvo acceso privilegiado a los centros de decisión tanto antes de
que surgiera la contienda como durante su desarrollo.
25 PALIT, D.K. Op.cit. Págs. 1-2. Ver también VARMA, SP. Op.cit. Págs. 200-206, 223-228
513
Llegados a este punto, ha quedado patente que la implicación de Occidente y
Rusia en la disputa por Jammu y Cachemira estuvo clara y plenamente determinada por
la dinámica de las políticas internacionales durante la Guerra Fría. No obstante, como
indica Robert O. Wirsing, el análisis sobre los orígenes de la hostilidad sino-india que
acabamos de realizar, aunque no excluye a la Guerra Fría como uno de los factores
causales de la disputa, lleva a la conclusión de que su impacto fue menos decisivo de lo
que se ha llegado a afirmar, por lo menos en el caso de China.27
Todo apunta a que la hostilidad sino-india tuvo más que ver con circunstancias
locales que con circunstancias extra locales relacionadas con el sistema de alianzas de la
Guerra Fría. En este caso, parece que la inevitable rivalidad entre las dos mayores
naciones asiáticas, la inmadurez de los regímenes indio y chino, los desequilibrios
militares entre ellos, los temores que compartían por su seguridad y por la integridad de
las extensas y mal delimitadas fronteras que les separaban, por no mencionar los
prejuicios y equivocaciones que estos temores generaron, formaron un cocktail
explosivo.
514
La evolución de las políticas chinas hacia la India y Pakistán
durante la segunda mitad de la Guerra Fría
Cualesquiera que fueran las razones que determinaron la política de Pekín hacia
la India en los años que precedieron a la guerra de 1962, no hay duda de que su política
en el sur de Asia durante los siguientes años llevó el sello de la conexión global y
triangular de China con la Unión Soviética y Estados Unidos, y que esta conexión se
convirtió en el componente principal de sus cálculos estratégicos a propósito de la
región. Estos cálculos, como indica Vertzberger, estaban enraizados en la convicción de
Pekín de que la Unión Soviética buscaba construir un cinturón de influencia que se
extendiera desde Oriente Medio formando un amplio arco hasta el noreste asiático. El
sur de Asia le proporcionaría un puente terrestre y el Océano Indico el puente marítimo
que conectara ambas regiones. Los chinos necesitaban impedir este proyecto, porque lo
contrario supondría permitir a los soviéticos crear una pinza que rodearía a China desde
el este y el oeste.2t
La estrategia adoptada por China para frenar estos designios ha sido objeto de
cierta controversia. La mayoría de los investigadores subraya la importancia de Pakistán
en una maniobra que también incluyó la ayuda a la resistencia afgana después de la
invasión soviética de 1979 y el desarrollo, desde principios de la década de los 70, del
poder naval y la influencia de Pekín en el Océano Indico. Pero en los últimos años se ha
impulsado una labor de investigación destinada a demostrar que la estrategia de China
en el sur de Asia durante la Guerra Fría no estuvo circunscrita a la consolidación de los
vínculos con Pakistán y también incluyó prácticas destinadas a crear una relación
amistosa entre Pekín y Nueva Delhi.29
~<‘ En un discurso pronunciado el 17 dejulio de 1963. BHUTTO, ZA. Foreign Poliúy o/Pakistan. Pág. 75
515
tenía entonces que hacer frente a dos agresores en Jammu y Cachemira, Pakistán y
China.3’ Más tarde, esta alianza se reforzó con una profusión de proyectos de
cooperación que comenzaron en 1965 con la construcción de la autopista del Karakoram
que uniría a ambos países. Esta carretera reforzó considerablemente el control de
Pakistán sobre su parte de .Jammu y Cachemira, unió simbólicamente a Pakistán y
China, y convirtió la posición india en Ladakh en aún más vulnerable que
anteriormente. Más todavía que la firma del acuerdo fronterizo, este proyecto de
ingeniería implicó definitivamente a China en la disputa de Jammu y Cachemira por su
aceptación implícita del dominio pakistaní en las Áreas del Norte y por la consolidación
de su posición en Aksai Chin. Los vinculos sino-pakistaníes se reforzaron, entre otras
cosas, con la aprobación de un importante programa de ayuda militar destinado a
modernizar los tres ejércitos de Pakistán, con el apoyo diplomático y político durante
las guerras de 1965 y 1971, y con la asistencia encubierta al programa de desarrollo de
armamento nuclear pakistaní.
516
China a pesar de que “Pekín no pronunció ni una palabra sobre los sucesos en
Bangladesh”, habiendo quien considera que China tendía “en secreto a apoyar a las
fuerzas de liberación en Bangladesh”.32 No obstante, Pekín apoyó a Pakistán en la ONU
con sus duras acusaciones a la India por su responsabilidad en la guerra.
John Garver ha argumentado que la política exterior china en el sur de Asia entre
los años 1977 y 1988 coincidieron con las pautas generales de la diplomacia antí-
hegemónica dirigida en contra de la Unión Soviética. Pero esta política, lejos de basarse
exclusiva o principalmente en el cultivo de unas relaciones especiales con Pakistán,
fueron conducidas, en gran parte, de acuerdo con el profundo deseo de Pekín de mejorar
sus vínculos con la India:
Las razones de este deseo fueron diversas. En primer lugar, Pekín reconoció que
la India, después de la desmembración de Pakistán en 1971 y del éxito de las pruebas
nucleares de la India en 1974, era el poder dominante en el sur de Asia, y que una
política destinada a equilibrar el dominio indio por medio del apoyo a sus pequeños
rivales “simplemente no era solvente”. En segundo lugar, después de la guerra de 1971
Pekín comenzó a percibir que la política exterior de la India era más independiente de la
Unión Soviética de lo que había parecido ser anteriormente. En tercer lugar, Pekín,
aparentemente preocupado por la más agresiva política exterior de Moscú después de la
derrota norteamericana en Vietnam y de su aparente inclinación hacia el aislamiento,
intentó equilibrar la balanza abriendo puertas a la India. Por último, la ávida búsqueda
de Pekin de distintos objetivos de progreso en la década de los 80 estimuló una campana
GARVER, John W, The Indian Factor in Recent Sino-Soviet Relations. The China Ouarterlv n0 125,
~‘
517
de política exterior “para reducir la tensión y expandir las relaciones con la mayoría de
los vecinos de China, incluida la India”.
Pero la señal más significativa, según Garver, fue el cambio del posicionamiento
chino respecto al conflicto de Jammu y Cachemira. Mientras que desde 1964 Pekín
había apoyado la reclamación de Pakistán para la celebración de un plebiscito, desde
1980 China dejó a un lado su defensa de la autodeterminación de los cachemiris y
comenzó a hablar de la disputa como de un conflicto bilateral que debía ser resuelto
pacíficamente de acuerdo con el Tratado de SimIa y las resoluciones de la ONU que
fueran relevantes, una postura equilibrada que consiguió aplacar a la India sin dar la
espalda a Pakistán.
518
expansionistas de la Unión Soviética, Yasmeen subraya que la política de exteriores
china a lo largo de las cuatro décadas que transcurrieron desde el ascenso de los
comunistas demostró muy poca consistencia: A medida que las percepciones y las
respuestas de Pekin a las amenazas a lo largo de sus fronteras se iban alterado, así lo
hacia su política hacia el sur de Asia y su posicionamiento en la disputa de Jammu y
Cachemira. La política de Pekín a propósito del punto muerto indo-pakistaní, sostiene
Yasmeen, no fue consistente y rotundamente propakistaní ni siquiera después de la
guerra de 1962, así como tampoco lo fue después de las guerras de 1965 y 1971.
Yasmeen defiende que la política de Pekín a propósito de Cachemira se fue decantando
paulatinamente hacia un posicionamiento de imparcialidad desde mitad de los años 70.
Para mitad de la década de los 90 ya era un hecho que China estaba cada vez menos
dispuesta a alinearse con Pakistán respecto a Cachemira, y su posición era indistinta de
la neutralidad que había practicado durante los primeros años del régimen comunista.
YASMEEN, Samina. “The China Factor in the Kashmir lssue”. En THOMAS, R.G.C. Op.cit. Págs.
3 19-40
36 WIRSING, R. Op.eit. Pág. 104
519
relativamente cooperante podría sugerir un menor interés externo en la región (el sur de
Asia) y la eliminación de los compromisos militares de los grandes poderes en el
subcontinente... La fase actual puede significar la tolerancia de la dominación regional
de la India y la aceptación de las reclamaciones en disputa según los términos de la
India” .‘~
~ THOMAS, Raju C.C. The C,-eat-Power Triangle andAsian Security. Lexington Books. 1983. Págs.
16-17. En WIRSING, R. Op.cit. Pág. 104
520
7.2.2. PRONÓSTICOS SOBRE LOS DESIGNIOS ESTRATÉGICOS
DE CHINA Y EEUU EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
7.2.2.1. China
Pero al mismo tiempo, durante muchos años también han existido indicios
significativos de que se estaba alentando una aproximación a la India. A finales de junio
de 1993 se celebró en Nueva Delhi la sexta ronda de conversaciones del Comité de
Trabajo Conjunto fundado en 1988 para crear un foro institucional de negociación sobre
los dilemas fronterizos. En septiembre, Pekín dio una inusualmente calurosa bienvenida
al primer ministro indio Narasima Rao. Aunque no se anunció ningún tratado fronterizo,
el 7 de septiembre se firmó una serie de acuerdos entre los que se encontró un pacto
para la reducción de las tropas destinadas en las fronteras en disputa, se reafirmó el
respeto por las líneas de alto el fuego y se anunciaron diversas medidas para la creación
de una atmósfera de confianza a lo largo de la línea de control actual (LAC) en las
fronteras que les separan.39 Otro pacto fronterizo con China, concluido el 3 de febrero
de 1994, se refirió al trazado de la LAC y previó una reducción de las fuerzas militares
destacadas en las fronteras, así como la mutua renuncia a realizar maniobras militares y
la prevención de incursiones aéreas. Del 18 al 20 de agosto de 199S se desarrollaron
~ Los chinos fueron acusados de violar el Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR) por
suministrar a Pakistán, a finales de 1992, los componentes necesarios para la fabricación de misiles de
medio alcance M II. Esta sospecha acerca de los misiles M 11, con los que en la actualidad ya cuenta
Pakistán, fue suficiente para que Washington impusiera sanciones a China y Pakistán. WIRSING, R.
Op.cit. Pág. 105
521
unas conversaciones sobre las fronteras entre los dos países que culminaron con un
acuerdo para retirar las tropas de cuatro puestos fronterizos a lo largo de la frontera del
Himalaya en la región de Arunachal Pradesh. En la misma línea, en 1996 Jiang Zemin
realizó una visita a la India durante la que recibió una calurosa bienvenida y se
comprometió con los líderes indios a desarrollar los foros de negociación y a continuar
buscando una solución para sus disputas de forma negociada.
522
enorme población, su riguroso nacionalismo y su deseo de convertirse en el principal
poder en Asia sugieren que a medio y largo plazo, la política internacional en Asia
volverá a estar dominada por la conflictividad. China puede hallarse en el corazón de
estos conflictos 4í
Un dato poco difundido cuando la India realizó sus ensayos nucleares en marzo de
1998, a pesar de que fue denunciado por George Fernandes, fue que poco antes de las
pruebas indias China había instalado misiles nucleares en el Tíbet y había abierto
estaciones de escucha electrónica en Birmania dirigidas contra la India, y que además
Pekin está reforzando su arsenal estratégico con ayuda de EEUU.43 En opinión de
muchos analistas, es esta amenaza potencial desde China, y no la disputa indo-pakistaní
por Jammu y Cachemira, la principal motivación de la India para desarrollar su
armamento nuclear y disparar sus presupuestos en Defensa.44
~ “Chinas Military Program Said to Threaten India”, United Press International wíre-service. 27 de
noviembre de 1993. En WIRSING, R. Op.cit. Págs. 106-107
<~ SAHAGUN, Felipe. “Una Oportunidad Para la Paz”. El Mundo. Madrid, 3 dc junio de 1998
En junio de 1998 cl gobierno indio dio a conocer su presupuesto de Defensa, que creció un 14% con
respecto a 1997. Los 361.000 millones de rupias de 1997 (13 billones dc pesetas), aumentaron a 412.000
(15 billones de pesetas), y el gasto en energia atómica se incremnentó un 68%, anunciando el ministro de
Finanzas que se contemplaba la posibilidad de aumentar estos presupuestos a lo largo del año. “India
dispara su presupuesto militar”. El País. Madrid, 2 de junio de 1998
523
las rivalidades entre países como Rusia, Turquía, irán, EEUU y la India por conseguir la
amistad de los estados del cinturón islámico en Asia, lo más lógico es que China se
centre en reforzar la influencia con la que ya cuenta en éste ámbito. Por su parte, al
depender en gran medida de la ayuda china, en especial su colaboración militar,
Pakistán es el país más susceptible de toda la región de convertirse en un aliado
incondicional de China.
Por último, existe una tercera razón que obstaculiza la creación de una relacion
estrecha entre Pekín y Nueva Delhi: China no tiene ningún incentivo especialmente
poderoso para solucionar sus disputas fronterizas con la India. En la guerra de 1962
China consiguió dominar los territorios que le interesaban, y aunque indudablemente
preferiría que la India reconociera formalmente su soberanía sobre estos territorios, no
corre ningún peligro de perderlos. De hecho, los múltiples acuerdos alcanzados por
ambos países para preservar la paz mediante el mantenimiento del statu quo han
demostrado que, al contrario de lo que ocurre con Pakistán, la indefinición oficial de
estas fronteras no impide que China y la India puedan disfrutar de progresos en otras
cuestiones menos sensibles.45
Del mismo modo, China tampoco tiene ningún motivo de peso para ayudar a
solucionar la disputa indo-pakistaní por Jammu y Cachemira. En China no existen
minorías de origen étnico cachemiri, lo que sumado a las circunstancias geográficas,
hace del peligro de contagio algo muy improbable. Asimismo, más de la mitad del
Ejército regular indio está destinado a labores de mantenimiento de la seguridad interna,
gran parte de él en Jammu y Cachemira. Esto peijudica el adiestramiento de sus tropas y
su preparación para la guerra, por lo que el perpetuamiento de la vulnerabilidad india al
movimiento separatista en Jammu y Cachemira supone para China una garantía sin
costes en contra de posibles aventuras indias en el Tíbet o Sinkiang. En su beneficio
también ha revertido el equilibrio de fuerzas que se ha establecido en el subcontinente
tras los ensayos nucleares de 1998, por lo que no es de extrañar que Jiang Zemin
defendiera la cooperación nuclear de su país con Pakistán afirmando que tiene “fines
~ Ver AHMED, Samina. “Sino-indian Relations in a Changing World”. Recional Studies. Verano de
1993
524
pacíficos”, y añadiendo que la India había “apuntado a China~~ con sus ensayos
nucleares y que ella era la responsable de la escalada de tensión en el sureste de Asia.46
~ “Jiang Zemin acusa a India de “apuntar a China” con sus pruebas nucleares”. El País. Madrid, 4 de
junio de 1998
~ “China se apoya en Pakistán para frenar a India como potencia militar en Asia”. El País. Madrid, 1 dc
junio de 1998
525
7.2.2.2. Estados Unidos
~ Informe facilitado por Douglas A. Hartwick, agregado de la Embajada de EEUU en Nueva Delhi para
Asuntos Económicos y Científicos en noviembre de 1996
526
gran preocupación que suscitaba en la India)0 Para sustentar esta teoría los analistas se
basan en algunas decisiones como la ayuda económica que la India comenzó a recibir
desde 1958, la ayuda militar que la India recibió durante el conflicto sino-indio de
1962. el cese de ayuda militar a Pakistán durante la guerra de 1965 y los intentos por
frenar su programa nuclear.5’
~<>BURKE, S.M. y ZIRINO, L. Op.cit. Págs. 240-272 y HEWITT, V. Op.cit. Pág. 177. Z. A. Bhufto
intentó en 1969 en The Mvth of Independence desmitificar el apoyo de EEUU en la rivalidad con la India,
demostrar que su alianza con EEUU siempre estuvo desequilibrada, y justificar sus intentos de
acercamiento a China. BHUTTO, Z. A. Thc Myth of Independence. Ver Prefacio y Cap. 1.
~‘El ¡9 de mayo de 1974 la India hizo su primer ensayo nuclear y los informes de prensa anunciaron que
Pakistán había comenzado su proyecto de investigación nuclear meses antes. Los embargos de EEUU se
prolongaron hasta febrero de 1975, pero en abril de 1976 se volvió a imponer sobre Pakistán Bajo las
disposiciones de la Enmienda Symington al Acta de Control de Asistencia para la Seguridad Internacional
y Exportaciones de Armas. Pakistán también ha sido sancionado bajo las disposiciones de la Enmienda
Pressier. Ver HEWITT, V. Op.cit. Pág. 177
527
suponer la adopción de una postura de neutralidad por parte de EEUU, sino que estaba
provocando una actitud de creciente hostilidad hacia Pakistán.
La impresión en Pakistán de que EEUU le era cada vez más hostil contenía un
grado importante de exageración y autoexculpación, pero la creencia de que el nuevo
orden mundial iba a provocar un cambio en la percepción de Washington sobre los
intereses de EEUU en la región no carecía de fundamentos. No obstante, aunque
efectivamente Nueva Delhi ha disfrutado de una mejora de sus relaciones con
Washington, siguen apareciendo algunos puntos de discordia y a cada síntoma de
avance le sucede otro de retroceso. En octubre de 1993 las relaciones entre la India y
EEUU se deterioraron notablemente a causa de una serie de manifestaciones
provenientes del Departamento de Estado de EEUU en las que se mencionaban las
violaciones de los derechos humanos en Jammu y Cachemira y Punjab y se cuestionaba
la validez del Instrumento de Adhesión del Estado a la India.
Las polémicas declaraciones, que aún hoy en día siguen suponiendo en la India
un testimonio irrenunciable en cualquier debate a propósito de las relaciones entre
Pero también existen otros temores en la India. En 1994 un informe indio sobre
Defensa en Jammu y Cachemira advertía de que “el Gran Juego” que los británicos
jugaron en el siglo X[X ha sido resucitado por la administración de EEUU. Según los
~ “Cachemira y las relaciones Indo-pakistaníes: problemas y perspectivas”. VINOD, M.J. Gran Vía
Mínotauro-Cínanco. Revista de Estudios Euro-Asiáticos. Ni. Universidad Moderna de Lisboa. Madrid,
Febrero 1996, Págs. 42-43
529
.
expertos militares responsables de este informe, EEUU está interesado por establecer un
Estado independiente que le sirva como centro de operaciones desde el que ejercer su
influencia en la India, Pakistán y toda Asia Central, y desde el que afianzar una
resistencia directa al dominio chino del Tíbet. EEUU no necesita la independencia de
todo el Estado para conseguir sus objetivos, por lo que es posible que esté estudiando
que el Valle de Cachemira y algunas partes de Ladakh se establezcan como una entidad
semi-independiente bajo la tutela de EEUU. Según lo expuesto, la parte de Cachemira
ocupada por Pakistán y Jammu podrían conservar su estatus actual.56
De hecho, existen otros intereses en liza que pueden desplazar a la firma del
TNP y a la supuestamente anhelada creación de una Cachemira independiente a un
segundo plano. EEUU y Occidente saben que les va a resultar imposible convencer a la
India de que firme el TNP mientras no aborden una reforma de las políticas de desarme
que acabe con la discriminación. De igual forma, parece poco probable que EEUU vaya
a enfrentarse a China, que se opone férreamente a la instauración de un Estado
independiente en Jammu y Cachemira, para provocar una nueva configuración en Asia
de resultados inciertos.
56 KARIM, Afsir, and the Indian Defence Revíew Team. Kash,nir. The Trouhled Frontier. Lancer
Publishers. Nueva Delhi 1994. Págs. 140-141
~ Ver “US. lnterest in Kashmir”. DHAR, ON. Ihe Hindu. Madras, 12 de agosto de 1995, “The Kashmir
Issuc. USA Working for Independence”. KAUSHISH, Poonam 1. The Tribune. Chandigarh, 22 de febrero
de 1995, “US. Stand on Kashmir. Wisner Linean Improvcment”. C1IAKRAVARTTY, Nikhil. The
Tribune. 8 de junio de 1995.
~ Esta tic la idea que me transmitió la periodista india Tavícen Singb en una entrevista concedida el 13
dc noviembre dc 1996
530
Así pues, no sería de sorprender que EEUU hiciera un cada Vez menor uso de
sus armas de presión y adoptara paulatinamente una actitud de indemnización a la India
por su tradicional alianza con Pakistán con tres objetivos fundamentales: reducir la
fuerza del integrismo musulmán en Asia Central, favorecer el fin de la hostilidad entre
dos países nuclearizados, y acceder al prometedor mercado económico indio. Los mil
millones de habitantes de la India y sus 300 millones de consumidores de clase media
alimentan un mercado económico potencial de gran interés. ¿Habrá esto influido en la
inusual acusación a Pakistán implícita en las declaraciones del Grupo de los Ocho por
los graves enfrentamientos que se desarrollaron en junio de 1999 en la CFL/LOC? ~
Desde esta perspectiva, Vernon I-Iewitt observa que los tradicionales esfuerzos
de Pakistán por utilizar la religión para obtener apoyo internacional se han demostrado
con el tiempo contraproducentes, dando a la India la posibilidad de presentar la
sublevación en Jammu y Cachemira como un caso más de desestabilización provocada
531
por la propagación del fundamentalismo islámico.62 De esta forma, varios países entre
los que se encuentran EEUU, Rusia, China, Japón miembros de la Unión Europea y de
la OIC (Marniecos, Argelia, Egipto, Túnez...) han rechazado los intentos de Pakistán
por internacionalizar el conflicto y han manifestado su apoyo a unas negociaciones
bilaterales dentro del marco de lo estipulado en el Tratado de Simlaf3 El autor pakistaní
Shad Moarif llama la atención sobre otro factor que revierte una importancia
considerable. Incluso los países que han sido tradicionales enemigos de la India temen
las repercusiones que podría conllevar una eventual separación del Valle de Cachemira.
El riesgo es que en la India se repita un proceso de desintegración semejante al
presenciado en la ex URSS, y que ello pueda provocar un efecto. dominó en otras
64
naciones vecinas.
No hay duda de que la India recibiría con gran satisfacción cualquier cambio
claro de actitud por parte de EEUU que le permitiera justificar el establecimiento de una
estrecha alianza. Aparte de la importancia de las ayudas económicas que recibe de
EEUU,65 la India está especialmente interesada en el apoyo de Washington a la causa de
los tibetanos. La eventual independencia del Tíbet devolvería a la India un territorio de
contención frente a la amenaza china, incluso podría ayudarle a recuperar Aksai Chin y
otros territorios ocupados.66 Desde la perspectiva de Ross H.Munro, la opción que
presenta más posibilidades, y sobre la que Nueva Delhi ya está trabajando, es la de
ofrecer a Washington una alianza en contra de la expansión del integrismo musulmán en
Asia.67
62 Ver HEWITT, y. Op.cit. Pág. 182. Un estudio sobre la evolución de las relaciones de la India con los
países de la OIC y sobre el posicionamiento de esta organización en el conflicto de Jammu y Cachemira
en PASHA, A.K. India and OIC. Strategy and Diplornacy. Centre for Peace Studies. Nueva Delhi 1995
64 MOARIF, Shad. “Kashmir: A Pakistani View Stranded in the Middle of Nowhere”, en WANI, (iull
Mohd. Kashrnir. Need ¡br a Subeontinental Political initiative. Ashish Publishing House. Nueva Delhi
1995. Págs. 51-53
65 Su volumen anual es de 164 millones de dálares<’Clinton congela desde Alemania las ayudas a Delhi”.
El Mundo. Madrid, 14 de mayo de 1998
67 MUNRO. Ross H. “The Looser India of the Nineties”. Strateuie Studies. Otoño-invierno de 1993. Págs.
80-89
532
De cualquier forma, la India sigue recibiendo desde EEUU mensajes
contradictorios que, por ahora, no le permiten adoptar una postura de tranquilidad y
optimismo acerca de un apoyo claro de la gran potencia en su disputa con Pakistán.
Stephen Cohen mantiene que aunque EEUU “no tiene intereses vitales en el sur de
Asia- algo por lo que merezca la pena ir a la guerra- debe afianzar su presencia y
fomentar una nueva Iniciativa Regional para el Sur de Asia (SARI), y para ello debe
continuar presionando a la India acerca de Cachemira”.68
En esta línea, resulta curioso comprobar que las dos corrientes enfrentadas de
analistas indios, aquellos ansiosos por reconocer en la actitud de EEUU un cambio de
posicionamiento que favorezca el acercamiento entre ambos paises, y aquellos que no
perdonan la tradicional alianza de la gran potencia con Pakistán y necesitan mucho más
que ambiguas declaraciones para restaurar su confianza, ponen deliberadamente el
énfasis en estas o aquellas actitudes del gobierno norteamericano para sustentar sus
tesis. De esta forma, Han Jaisingh previene a sus gobernantes de que no esperen
grandes cambios por parte de la gran potencia mundial y recuerda que en 1994, mientras
Bilí Clinton manifestaba que compartía “con Pakistán su preocupación por los derechos
humanos” (refiriéndose a la parte de Jammu y Cachemira bajo ¿ontrol indio), su
secretario de Estado, Warren Christopher, afirmaba que no tenía evidencias de que
69
Pakistán apoyara el terrorismo.
Otros analistas como BY. Saha prefieren subrayar que Robín Raphael matizó
sensiblemente en 1994 sus declaraciones de 1993 en las que cuestionaba la validez del
Instrumento de Adhesión de Jammu y Cachemira a la India.70 En la misma línea, Saha
se basa en los informes de un legislador de la Cámara del Comité de Asuntos Exteriores
y de un miembro republicano de la Cámara de Representantes de EEUU, en articulos
Durante la visita que la secretaria de Estado para el sur de Asia realizó a la India en 1994 declaró que la
administración Clinton deseaba fervientemente mantener relaciones amistosas y productivas con la India
y acusó a los medios de comunicación de haber malinterpretado el posicionamiento de EEUU, que no era
propakistani y que mantenía las mismas lineas que anteriormente. Aunque Raphael volvió a definir a
Jammu y Cachemira como un territorio en disputa, reconoció que tantos los grupos guerrilleros como las
Fuerzas de Seguridad indias eran responsables de violaciones de los derechos humanos, y defendió, en
consonancia con la India, la búsqueda de una solución por medio de negociaciones bilaterales indo-
pakistaníes dentro del marco de lo estipulado ene1 Tratado de Simia.
533
publicados en prestigiosos diarios, revistas e instituciones norteamericanas, y en
declaraciones de congresistas u otras personalidades influyentes de EEUU (en los que se
sustenta ampliamente la tesis india y se afirma la “responsabilidad de Pakistán en los
horrores de Cachemira”) para anunciar que los “siniestros” designios pakistaníes han
sido descubiertos y para insinuar un cambio de actitud por parte de la gran potencia.7í
La conclusión que se puede extraer de todo lo expuesto es que algo debe haber
mejorado la implicación de EEUU en este conflicto indo-pakistaní cuando ninguna de
las dos naciones se siente plenamente satisfecha con su enfoque. Se puede dar por
felizmente finalizada la era en que Washington observaba esta disputa desde el
exclusivo prisma de sus intereses estratégicos en el sur de Asia, y parece cierta la
afirmación de que frenar la proliferación de armamento nuclear en la región y evitar un
nuevo enfrentamiento armado entre la India y Pakistán son los principales retos que
Washington ha asumido en el subcontinente. En la actualidad, parece imposible que la
India y Pakistán puedan alcanzar un acuerdo bilateral sobre Cachemira sin una presión y
un esfuerzo paralelo por parte de la comunidad internacional liderada por EEUU. Pero
Washington, como demostró la visita realizada por Clinton al subcontinente en marzo
del 2000, tiene ante sí el dificil reto de ganarse la confianza de Nueva Delhi, y de hacer
ver a Pakistán que tendrá que conformarse con algo menos que el desproporcionado
apoyo político y moral con el que Occidente le premió durante la Guerra Fría.
535
Fatah, supuestamente fundada en 1969. Al Fata/i, una organización supuestamente
creada al amparo de la Operación Gibraltar para continuar con la lucha a favor de
Pakistán, desapareció después de la guerra de secesión de Bangladesh en 1971. Pero el
JKLF se ha convertido en la organización más longeva y popular en Jammu y
Cachemira.
Al margen del JKLF y de Al Fatah, lo que más proliferaron durante los años 70
fueron numerosas organizaciones islámicas sociales o políticas que no estuvieron
vinculadas a la lucha armada. No obstante, supusieron el núcleo de formación de los
jóvenes fundamentalistas que desde finales de los 80 recurrirían a la guerra santa en
contra del “dominio hindú”. La más importante de estas organizaciones fue Jamaat-e-
ls/ami, que estaba estrechamente vinculada con el partido fundamentalista homónimo
de Pakistán. Tras la firma del Acuerdo de Cachemira de 1975 Jamaat adquirió
popularidad en el Valle de Cachemira y cierta influencia en algunas zonas rurales. No
obstante, su rama política nunca estuvo en situación de vencer electoralmente a la
Conferencia Nacional.2
El Frente por el Plebiscito, el partido que cubrió el vacio dejado tras la subordinación de la Conferencia
Nacional al Congreso indio, fue la primera organización política que, de forma taimada, hizo alusión a un
posible recurso de la población caehemiri a la violencia. El propio Sheikh Abdullah, durante sus años de
mayor enfrentamiento con Nueva Delhi, realizó ciertas declaraciones que, sin suponer un aviso implícito
de su disposición a recurrir a la lucha armada, han sido denunciadas por algunos autores indios como una
incitación al recurso de la violencia. Ver SHARMA, B.L. KashníirAwakes. Págs. 141-143, 146-148, 154-
155. HL. Sharma reproduce varios pronunciamientos públicos de Abdullah, ciertamente polémicos, para
sustentar su no obstante desmesurada teoría. Ver también RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 152
2 Obtuvo cinco escaños en las elecciones dc 1972, uno en las de 1977 y ninguno en las de 1983, el 718
%, 359 ‘Mc y 388 ‘Mc devotos respectivamente. SINGH, Tavicen. Op.cit. Pág. lOO. En el verano de 1980,
Janiaat-e-Islami creó el movimíentojuvenil Jarnaat-e-Tulba, que propugnaba utilizar una solución
inspirada en la revolución iraní para acabar con el dominio indio sobre Cachemira. Pero los paralelismos
con el escenario iraní eran pocos y Janwut-e-Islami acabó relacionándose con otros grupos musulmanes
similares de Pakistán. De cualquier forma, la base de las reivindicaciones de estas organizaciones no era
propugnar la integración de Jammu y Cachemira en Pakistán, sino defender el derecho de
autodeterminación de la población eacbemiri, LAMB, A. Koshníir. Á L)isputed Legacy. Págs. .333-334
536
se materializó la gran transformación social, que será analizada con profundidad en el
siguiente apartado, que hizo desaparecer para siempre la anterior susceptibilidad e
incluso indiferencia entre los cachemiris a propósito de que algún tipo de acción directa
en contra de Nueva Delhi pudiera producir algún cambio.
A juzgar por los informes de prensa, para marzo o abril de 1989 el Valle de
Cachemira se había convertido en un lugar conflictivo y en un nuevo ejemplo, aunque
con un carácter distinto, de confrontación islámica en contra de un dominador infiel,
algo a lo que el mundo ya estaba habituado gracias a las retransmisiones televisivas de
la intiJbda Palestina. Las manifestaciones y las protestas públicas fueron sustituidas por
despliegues de jóvenes armados que dieron la misma imagen, en el resto del mundo,
que las guerrillas de Afganistán.
537
atentados terroristas en 1990 que, por primera vez, excedieron las fronteras de Jammu y
Cachemira para ponerse de manifiesto en la propia capital de la India.4
En febrero de 1990 fue raptado y asesinado el jefe del servicio de la televisión estatal. El 25 dc marzo un
político local, sospechoso de ser confidente de la policía, fue asesinado por una facción islámica, y el
mismo día un veterano comunista caehemiri, también notable poeta, Abdul Satar Ranjoor, también fue
asesinado. En otro suceso que encendió a las opiniones públicas en la India y en Pakistán, tropas Indias
dispararon sobre una manifestación de simpatizantes del JKLF que intentaba cruzar la línea de control
desde la Cachemira pakistaní causando tres víctimas mortales. El 6 dc abril, el director general de la
Fábrica Hindustan de Herramientas de Maquinaria en Srinagar fue tomado como rehén junto al
vicerrector de la universidad de Cachemira y su secretario. Los secuestros fueron reivindicados por un
grupo que se proclamó portavoz del Frente de Liberación Estudiantil de Jammu y Cachemira y que exigió
la liberación de tres presos. Cuando vieron que su exigencia no iba a ser cumplida asesinaron a los tres. El
10 de abril de 1990 sendas bombas explotaron en dos estaciones de policía en Nueva Delhi iniciando una
campaña de violencia fiera de los límites del Estado.
Entre ¡989 y 1990 los medios oficiales estimaban que había de 40 a 300 guerrilleros, 400 como mucho.
En agosto dc 1990 se dio la cifra de 1.500, y en octubre el número fue aumentado a 4.000 (con otros
4.000 esperando introducirse en territorio indio desde Pakistán). RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 151
538
que Pakistán estaba planeando una “sublevación a gran escaía”Y En respuesta, Nueva
Delhi desplegó de 200.000 a 250.000 soldados (cerca de una cuarta parte del Ejército),
una fuerza paramilitar, y contingentes de la policía de la Reserva Central y de la Fuerza
de Seguridad Fronteriza para mantener bajo control a la población cachemiri.9
Amanullah Khan, el líder del JKLF, declaró en 1990: “Básicamente luchamos por la reunificación de
nuestra tierra natal que ha sido dividida en cuatro partes: la Cachemira india, Azad Kashmir y Baltistán-
que actualmente se encuentran en Pakistán; y Aksai Chin bajo los chinos. Queremos que estas panes sean
reunificadas y transformadas en un estado completamente independiente. Estamos luchando por nuestra
independencia tanto de la India como de Pakistán”. BI-IATTACHARJEA, A. Op.eit. Pág. 259
539
habitantes del Valle de Cachemira) y otros muchos miembros de distintas comunidades
minoritarias ya habían abandonado para 1990 sus tierras y todas sus propiedades.’2
‘~ Ver SINGH, Tavicen. Opeil. Pág. 130, y BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Págs. 260, 267-268
540
versión de la “Operación Gibraltar”)’ Todo respondía a las injerencias de Pakistán, por
lo que la población se debía preparar para otra guerra indo-pakistaní.’5 La estrategia de
Nueva Delhi se limitó a compensar su absoluta carencia de previsiones e iniciativas
políticas con el despliegue de medidas masivas de seguridad y contrainsurgencia que, en
un país con un Ejército poco aleccionado en la observancia de los derechos humanos,
lejos de facilitar la reconciliación de la población cachemiri, la dificultó en extremo.
1-lan Jaisingh, Salman Kurshid y B.P. Saha son tres de los muchos autores
indios que defienden esta teoría expuesta por el gobierno de la India. Según esta
541
versión, la sublevación separatista en Jammu y Cachemira es poco más que el resultado
de un proyecto de financiación del terrorismo promovido por Pakistán como una
estrategia alternativa a la incitación de choque directos con el Ejército de la India que
nunca le han rendido beneficios. Pakistán, favorecido por el fenómeno fundamentalista
de expresión política presenciado en el mundo musulmán, se introdujo en una estrategia
sistemática de infiltración de la ideología fundamentalista islámica en el Valle de
Cachemira desde finales de la década de los 70. Pakistán, que parecía haber sido
expulsado de la ecuación después del Tratado de Simía de 1972, decidió no continuar
ignorando los acontecimientos que se desarrollaban en el territorio vecino y que tanto
afectaban a su sentimiento de identidad nacional.’7
Ver JAISINGI-I. 1-1. Op.eit. Págs. 131-146, SAHA, B.P. Op.eit. Págs. ¡22-152, y KURSHID, Salman.
Bevond Terrori.sm. New Hope for Kas/unir. UBSPD. Nueva Delhi 1994. Págs. 58-79
542
en las políticas islámicas, tanto en el mundo sunita como en las relativamente
restringidas áreas de dominación shií, porque se demostró que los más poderosos
regímenes, equipados con todo el arsenal de maquinarias de guerra de finales del siglo
XX, podian ser derrotados por hombres armados con poco más que su fe en el Islam. En
Asia nació una nueva militancia islámica incluso entre poblaciones
que
tradicionalmente habían sido consideradas tan dóciles como la cachemiri.’8 El
componente islámico de la política en Jammu y Cachemira, que Sheikh Abdullah había
conseguido mantener bajo control, fue asumiendo tal proporción que imposibilitó ser
contenido por una administración no musulmana y. menos aún, por el gobierno directo
de Nueva Delhi.
~ Cachemira no es predominantemente shii en su configuración, pero parece ser que los antepasados de
Jomeiní vivieron en el Estado antes de asentarse en Irán. Jomeiní, en sus propias composiciones poéticas
se refería a sí mismo como “Hindí”, el de la India. Los musulmanes cachemiris conocían estos detalles y a
principios de 1979 corria ci rumor de que una vez que Jomeiní hubiera afianzado su régimen en Irán, iría
a Cachemira para visitar su hogar ancestral. TAI-IERJ, Amir. [he Spirit ofA 1/ah. Khomeini and Ihe
Isicunie Revolution. Londres 1985. Pág. 28, en LAMB, A. Kas/unir. A DisputedLegacy. Pág. 333
543
contra las Fuerzas Armadas israelíes en los territorios ocupados animó a muchos
estudiantes universitarios en Cachemira. ‘~
Por último, como expone con detalle Mustapha Kamal Pasha, el colapso de la
Unión Soviética y la reafirmación islámica en todos los rincones del mundo
proporcionó una conciencia de fe y poder colectivo de la que dificilmente podían
escapar los musulmanes, especialmente aquellos que vivían en condición de
subordinación y encontraban que la forma alternativa de vida secular carecía de
materializaciones prácticas y morales. Los sueños de una hermandad islámica que se
extendiera desde el Valle de Cachemira a través de Pakistán y Afganistán hasta Asia
Central animaron a las guerrillas y a sus colaboradores dentro del Valle?0
Prem Shankar Jha también menciona como uno de los principales impulsores de
la islamización de la población cachemirí en los años 80 a la rápida propagación de
escuelas islámicas (madrassas) por todo el Valle. En estas madrassas, los alumnos son
rigurosamente adoctrinados en los preceptos del pensamiento fundamentalista islámico
y alentados a retar el mandato del Estado secular indio. Organizaciones como Jamaat-e-
ls/ami y su rama juvenil, .Jamaat-e-Tulba, recibieron financiación de Pakistán y otros
paises musulmanes para construir estos centros de adoctrinamiento que dieron a luz a
ji
~ Un análisis de las vinculaciones entre Jammu y Cachemira y las corrientes politicas en el mundo
islámico en CHAND, Attar. ls/amia Nations ami Kashníir Problem. Raj Publications. Nueva Delhi 1994
21) Para un análisis desarrollado sobre el impacto del islamismo transnaeional en el nacionalismo
cachemirí ver PASHA, Mustapha Kamal, “Beyond Ihe Two-Nation Divide: Kashmir and Resurgent
Islam”, en THOMAS, R.G.C. Op.cit. Págs. 369-387
21 JHA, Prem Shankar. “Frustrated Middle Class. Roots of Kashmir Alíenation”, en ENGINEER, AA.
Op.cit. Págs. 34-35
544
guerrillas colmadas de fervor islámico fueron infiltradas de vuelta hacia el Valle a
finales de la década de los SO. Una vez que se encontraron en el Valle lanzaron una
extensa campaña de violencia y terror.
Esta segunda teoría se centra en subrayar que los caminos para encauzar la
expresión legítima de un deseo político en Jammu y Cachemira han sido cada vez más
escasos, provocando la transformación del resentimiento de los cachemiris en un
antagonismo desafiante al dominio indio. Desde la perspectiva de Shaheen Akhtar, la
progresiva corrupción de las instituciones, la adulteración sistemática de los procesos
electorales, y la restricción de formas alternativas de expresión política dentro de un
contexto institucional en declive, empujaron decisivamente a la oposición politica a la
arena extra constitucional.23
23 Ver AKI-ITAR, Shaheen. “Uprising in Jndian-l-Ield Jammu & Kashmir”. ReQional Studies. Islamabad,
Primavera dc 1991
545
En opinión del autor pakistaní Mushtaqur Rahman, los cachemiris optaron por la
sublevación indígena musulmana como medio para alcanzar su derecho de
autodeterminación después de convencerse de que nadie haría el trabajo por ellos. En
1990 estaba claro que la India no celebraria el plebiscito prometido; que Pakistán no
podría forzar ni persuadir a la India para que cumpliera su compromiso internacional, y
que el conflicto de Cachemira ya no era importante o urgente para la ONU. Estados
Unidos comenzó a desvincularse del problema hasta indicar que ya no consideraba
conveniente la celebración del plebiscito y que defendía la búsqueda de una solución
que partiera del establecimiento de negociaciones bilaterales entre la India y Pakistán.
El nuevo posícionamiento de EEUU quedó de manifiesto con su amenaza, entre abril y
mayo de 1990, de sancionar a Pakistán si seguía apoyando a las milicias cachemiris.24
Incluso dentro de la India son muchos los intelectuales y políticos que tienden a
quitar importancia a factores externos y religiosos y a situar la mayor parte de la
responsabilidad en las políticas practicadas por Nueva Delhi. George Fernandes, ex
ministro de Asuntos para Cachemira, ha admitido que detrás de la sublevación militar
en el Estado se encuentran tres errores de Nueva Delhi. 10 La corrupción
institucionalizada, 20 el fracaso del gobierno a la hora de aliviar los problemas
económicos, y 30 los adulterados y estériles procesos electorales que los cachemiris han
presenciado en el Estado.25 Esto ha creado un sentimiento de desaliento y alienación que
ha dado lugar a una creciente movilización política de rechazo. La intifada es tan sólida
que toda la autoridad básica del gobierno, emocional, administrativa, psicológica,
logística y política, ha sido suprimida. La sublevación en este Estado ha adoptado las
características de las luchas de liberación clásicas.
25 FERNANDES, George. “Indias Policies in Kashmir”, en THOMAS, R.G.C. Op.cit. Pág. 288
546
religiosa, privación económica y represión estatal, además de 43 años de desgobierno y
manipulación por parte de Delhi”.26
Por otro lado, Sumit Ganguly contradice la afirmación de G.M. Wani de que el
gobierno de la India ha recurrido a sutiles tácticas para negar la identidad sociocultural
de los cachemiris.27 Ganguly asegura que dentro de Jammu y Cachemira ha existido
muy poca si es que alguna, discriminación religiosa sistemática. La discriminación real,
impuesta por los usos sociales pero no por políticas oficiales, ha sido la misma que en el
resto de la India. Más bien se debería tablar de una privación de la materialización
práctica en la representación política de ese innegable sentimiento de identidad
distintiva que siempre ha caracterizado al nacionalismo cachemiri. Esta privación se
produjo, en su primera expresión, en la supeditación de la Conferencia Nacional al
Partido del Congreso y, en último término, en la restricciones impuestas a los otros
partidos musulmanes que surgieron a raíz de la desautorización del tradicional partido
nacionalista cachemiri. Pero en este caso se estaría aludiendo a la falta de libertad
política que nadie debería negar que se ha producido en Jammu y Cachemira, y no a una
negación de la identidad sociocultural.
26 Ver AKHTAR, 5. “lJprising in Indian-HeId Jammu & Kashmir”. Regional Studies. Islamabad,
Primavera de 1991. Pág. 48, yAl-IMED, Akbar 5. “Kashmir, 1990: lslamicRevoltorKashmiri
Nationalism”, en WANI, CM. Op.cit. Págs. 16-17
27 Ver WANI, (3M, Op.cit. Pág. 7 y GANGULY, 5. Op.cit. Pág 16
547
educación gratuita hasta la universidad. Vernon Hewitt insiste en que, en no pocas
ocasiones, Nueva Delhi ha intentado neutralizar la falta de apoyo popular de los
gobiernos que ha impuesto en el Estado mediante la concesión de ayudas y
subvenciones económicas desproporcionadas en relación con las recibidas por otros
estados indios.29 De hecho, uno de los recelos de la población del resto de la India hacia
los cachemiris se basa en la creencia de que en Jammu y Cachemira existe menos
30
pobreza. De igual forma, cuando se habla de la corrupción institucionalizada, aunque
efectivamente ha sido, y sigue siendo, patente, no es mayor que en otros muchos estados
de la India mucho más pobres que Cachemira en los que no se ha producido una crisis
ni remotamente cercana:
29VerHEWITT V. Op.cit. Pág. 153. En 1977-1978 el porcentaje de población que vivía por debajo de
los índices de pobreza en la India era de un 4813%. En Jammu y Cachemira este porcentaje se situaba en
cl 3406%, siendo 6 los únicos estados con un porcentaje menor (Haryana con un 2484%, Ilimachal
Pradesh con 2723%, Manipur con un 2971%, Rajasthan con un 3376%, Punjab con un 1513% y
Nagaland con un 411%), los ¡4 restantes mostraban porcentajes que alcanzaban hasta el 6640%, como
era cl caso de Orissa. KARIM, A. Op.cit. Pág. 244. Ver también JAISINUR, U. Op.cit. Págs. 120-130
30 Ver RAINA, D.N. Kas/unir. Distortions and Reality. Págs. 47-52, y JAISINGH, FI. Op.eit. Págs. 120-
130
548
8.1.2.3. 31 fervor ctno-nacional¡sta. La desaparición del concepto
de KasAmir/pat
Los sociólogos han intentado proporcionar una explicación más matizada del
nacimiento de la insurrección. Todos sus argumentos son variaciones de un mismo
tema, la aparición o desarrollo del sub-nacionalismo étnico en Cachemira y su desafio al
Estado indio. Tal explicación alude a la desaparición del espíritu de Kashmiriyat, un
poco claro y casi inefable concepto sobre la pacífica confluencia de las corrientes
culturales islámica, hindú y peculiarmente cachemiri en la región. En un intento por
definir las particularidades del Kashmiriyat, Riyaz Punjabi explica: “El linaje de la
población cachemiri le ha dado apariencias características; la fusión y asimilación de
distintas religiones y culturas ha resultado en su particular y especifico origen étnico. La
tierra, el clima, la geografia dieron forma a la evolución de su perfil étnico particular.
Una lengua común les reunió en un grupo cultural diferente” 3=
No obstante, en su origen las distintas regiones del Estado tenían poco en comun
unas con otras. La formación del Estado de iammu y Cachemira fue producto directo de
los logros militares y diplomáticos del fundador de la Dinastía Dogra, combinados con
la astucia política que acompafió a la expansión del poder británico en el norte de la
India, lo que permitió reunir a varios territorios con culturas, lenguas y religiones
distintas bajo una misma unidad administrativa.
32 PUNJAD!, Riyaz. “Kashmir: The Bruised Identity”, en TI-lOMAS, R.G.C. Op.cit. Págs. 131-152
549
distintivo tipificado, en el caso de los varones con el gorro de dos puntas y la camisola
sin mangas para todas las ocasiones, el farran” 1~
Probablemente fue el recuerdo de los sufrimientos del pasado bajo los distintos
gobernantes tiránicos lo que comenzó a generar cierto sentimiento de nacionalidad. En
concreto, en el Valle de Cachemira los gobernantes Dogra nunca fueron aceptados
como un símbolo de esa nacionalidad, y los hindúes pandits se unieron a los
musulmanes en su lucha contra el régimen despótico durante la lucha de la Conferencia
Nacional. Por otro lado, el régimen monárquico no consiguió unificar realmente las
distintas partes de Cachemira y se tuvo que esperar a que los acontecimientos históricos
lo hicieran en un periodo demasiado tardío. Donde se podría admitir, con matices, que
existió cierta confluencia de rasgos diferenciadores en una misma identidad étnica y
cultural es en el interior del Valle de Cachemira, pero dificilmente se puede sostener lo
mismo cuando se hace referencia a la unión de los territorios de Jammu, Cachemira y
Ladakh.
~ COPLAND, lan. 7/w Ábdullah Factor. Pág. 224, en GANGtJLY, 5. Op.cit. Pág. 40
551
argumenta que los vínculos tradicionales que habían unido a los hindúes y a los
musulmanes en esta visión compartida del Kashmirivat se deshizo. Los musulmanes del
Valle ya no tenían tanta afinidad con sus conciudadanos hindúes ni con sus líderes
musulmanes establecidos.
T.N. Madan no apoya la mayor parte de los supuestos que los sociólogos
enarbolan para defender la existencia del Kashmiriyat y ofrece una formulación
alternativa del concepto.37 La noción del Kashmiriyat, afirma Madan, sólo podría
asentarse sobre la existencia de una misma lengua y unas mismas costumbres o formas
de vida. Acerca de la utilización de una misma lengua, Madan señala que los lingúistas
han distinguido en el Valle de Cachemira el cachemirí con influencia del sánscrito que
hablan los pandits del cachemiri con influencia del persa que hablan los musulmanes,
un proceso de diferenciación léxica que no ha dejado de acentuarse. De hecho, ambas
comunidades han utilizado expresiones claves, como los saludos, como signos de
identidad para distinguir una comunidad de otra. A propósito de la participación en
costumbres idénticas, Madan señala que aunque hay elementos comunes, predominan
los diferenciadores, no sólo en lo que afecta a preceptos religiosos y morales, sino
36 SINGH, Tavleen. Op.cit. Pág. ¡94. Ver también BHATTACI-IARJEA, A. Op.cit. Págs. 261-265
~ MADAN, IN. “Meaning ofKashmiriyat: Cultural Means aud Political Ends”, en WANI, CM, Op.cit.
Págs. 63-66
552
igualmente en la práctica del matrimonio, organización doméstica, regulación de las
herencias, vestimenta, hábitos alimenticios...
~ VARSHNEY. Ashutosh. “Three Compromised Nationalisms: Why Kashmir Has Been a Problem”, en
THOMAS, R.G.C. Op.eít. Págs. 191-234
553
Una idea similar es la que se extrae de los argumentos del profesor cachemiri
Mohammed Ishaq Khan. Khan considera que “el papel del Islam en Cachemira y el
del Islam en el resto de la India antes de la división fue necesaria e intrínsecamente
divergente. Los líderes musulmanes de Cachemira dejaron sin ningún valor la
generalmente aceptada opinión de que el nacionalismo y el íslam se oponen uno a otro y
construyeron una armoniosa relación entre los dos. Así, los musulmanes cachemírís
generaron una concepción positiva de lo que deseaban y una lealtad operativa para
obtenerlo. La relación particular entre ese objetivo y esa lealtad tanto hacia el Islam
como hacia el nacionalismo ha ocupado más que nada la atención de los líderes
musulmanes en Cachemira. Con su carácter distintivo y con su propias particularidades
geográficas, históricas, económicas, culturales.., el nacionalismo de los musulmanes
cachemiris estuvo influido en gran medida por las ideas del nacionalismo indio... Es
esta característica única de la lucha nacionalista de los cachemiris musulmanes lo que
explica por que sus líderes se unieron a la India puesto que estaban seguros de que
Cachemira podría conservar su identidad separada sólo en la India, donde la existencia
de otras varias sub-nacionalidades podría salvaguardar su identidad”.39
~‘Algunos libros recientes merecen especial atención. Los autores indios Ajit Bhattaeharjea y Mi. Akbar
proporcionan una muy acertada descripción histórica y analitica de las fuerzas politicas Indias que
contribuyeron a la crisis actual. BHATTACHARJEA, Ajit. Kas/unir. [he Wounded VaIley. UBSPD.
Nueva Delhi 1994, y AKBAR, M.J. Kashmir: Behind ehe Vale. Viking. Penguin Books India. Nueva
Delhi ¡991. Han Jaísingh proporciona una versión de este conflicto más acorde con la perspectiva de los
nacionalistas indios, JAISINOI-!, Han. Kashmir Tale ofShame. UBSPD. Nueva Delhi 1996. La reciente
obra de la periodista india Tavleen Singh no alcanza los estándares establecidos por Baifacharjea y Akbar.
Su descripción, centrada en la década de los 80, aunque muy rica en detalles, es ampliamente anecdótica.
Singh enfatiza personalidades y acontecimientos al coste de análisis cuidadosos y desapasionados.
SINGI-1, Tavícen. Kas/unir. Á Tragedy of Erroes. Penguin Books India. Nueva Delhi ¡995. También
merece una mención especial el politólogo Vemon Hewitt, que ha desarrollado una exposición de base
histórica sobre la crisis de Cachemira, El trabajo de 1-Iewitt no sólo traza los antecedentes históricos y
politicos del problema, sino que también sitúa el conflicto en el contexto de la evolución de las politicas
dc la India desde la independencia. HEWITT, Vernon. Reclaitning the Fas!? [he Searehfor a Political
ant] (.‘,¿ltí.rral Unitv in ContemporarvJaminu ant] Kashmir. Portland Books. Londres 1995. El autor
británico Alastair Lamb también proporciona una minuciosa labor de investigación, que se remonta a los
orígenes históricos más remotos de la crisis actual, para ilustrar con mayor precisión que los propios
autores pakistanies una teoría que secunda ampliamente la versión pakistani sobre los origenes tanto del
555
Vernon Ivlewitt y Alastair Lamb han publicado recientemente un conjunto de obras
variadas e interesantes. No todas son de la misma calidad, pero por lo general no
proporcionan una explicación científica de los orígenes de la crisis, se limitan a exponer
el continente político sin profundizar en el contenido. Aunque no cabe duda de que
estos sucesos contribuyeron a viciar la confianza de los cachemiris en las autoridades
centrales, una sublevación de la dimensión y la duración de la de Jammu y Cachemira
necesita más que elecciones fraudulentas o primeros ministros destituidos para surgir
con tal fuerza.42
conflicto territorial como del conflicto nacionalista en Jammu y Cachemira. LAMB. Alastair. Kashrnir A
Disputed Legacy. 1846-1990. Roxford Books. Hertfordshire 1991
556
bienestar. En algunas sociedades, los grupos pueden ser conscientes de sus derechos
políticos pero, sin embargo, permanecer indiferentes y evitar enfrentarse al orden
establecido, pero cuando se inclinan por un mayor activismo político, en determinados
contextos, pueden generar políticas desestabilizadoras, y este escenario es el que ha
caracterizado la evolución de las políticas indias.
~ HUNTINTONO, Samuel P. Political Order in Changing Societies. New Haven. 1968, en GANGULY,
5. Op.cit. Pág. 26
~ WEINER, Myron. Sons’ ofrhe Soil: Migration ant] Ethnic Conflice in India. Princeton Univcrsity Press.
1978, en CJANCULY, 5. Op.cit. Pág. 27
557
del Congreso en cuestiones cruciales implicaba necesariamente negociaciones y
compromisos entre varias facciones ideológicas y regionales.
De todos los países del mundo post-colonial la India era la que parecía reunir
más garantías para el reto de la construcción nacional y para evitar el declive político:
instituciones políticas fuertes, un servicio civil altamente profesional, un sistema
electoral bien desarrollado y un partido político, el Partido del Congreso Nacional indio,
que servía de paraguas para múltiples intereses. De hecho, en las dos primeras décadas
de su historia independiente la India se enfrentó con éxito a muchas de las “tendencias
divisorias” que habían sido profetizadas para su futuro.
558
magnificarías. El Estado indio respondió con rotundidad, abusando de los poderes de
emergencia y exacerbando el problema inicial en un ciclo de incitación.46
46 Un estudio sobre las carencias del sistema federal indio, con alusiones al caso específico de Jammu y
Cachemira en ARORA, Balveer y Vemey, Douglas. Mu/tiple Identities in a Single State. Kornak
Publishers PVT LTD. Nueva Delhi 1995. Ver, en concreto, Págs. 123-126
559
formó un nuevo movimiento de guerrillas maoísta que recibió apoyo ideológico y
material de la República Popular China en el distrito fronterizo de Naxalbari. Otros
partidos, tal al ultranacionalista irma Sangh, el predecesor del actual Bharatiya Janata
Party (BJP), buscaron la movilización politica explotando y alentando a la vez las
tensiones religiosas y entre castas. Tal movilización contribuyó significativamente a
extender la inestabilidad política y la violencia comunal. Esta agitación socavé
proffindamente los procedimientos legales y administrativos provocando el declive de
las normas parlamentarias y promoviendo políticas cada vez más populistas.
Por otro lado, para hacer frente a la emergente fuerza del nacionalismo hindú, en
su segunda etapa de gobierno (1980-1984), Indira Gandhi decidió hacer uso de los
mismos reclamos que el RIP. Tal y como explica Hewitt, “a pesar de que el Hinduismo
carecía de la cohesión necesaria para proporcionar una alternativa al secularismo- y esta
tampoco era, después de todo, la intención de Indira Gandhi- puso a disposición del
Centro una serie de reclamos electorales, si no heterogéneos, prefabricados”.48 Lo que
hizo que esta estrategia resultara exitosa fue que, por algunas complejas razones ajenas
a las ambiciones políticas de Indira Gandhi (más relacionadas con ciertas
transformaciones socio-económicas estructurales), los hindúes de la India se estaban
demostrando paulatinamente más asertivos a propósito de sus signos de identidad
religiosa vis á vis las minorias.
~‘Ver HFWITT, y. Op.cit. Págs. 131-132. Un estudio sobre el origen de los partidos nacionalistas
hindúes y la revivificación hindú en ANDERSEN, Walter y DAMLF, Shridar. fle Brotherhood in
Sa//Pon. Tite Ras/itria Swayainsevak Sangh and Hindu Revive/km. Westview Press. Londres 1987
560
Existía la impresión de que las minorías, más compactas en sus reclamaciones y,
por lo tanto, en sus logros políticos, habían conducido a los sucesivos gobiernos a
ejercer políticas que beneficiaban a las facciones minoritarias en detrimento de la
mayoría. Pero a Gandhi tampoco le interesaba dejar de lado una base electoral que
tradicionalmente le había beneficiado, por lo que se implicó en una complicada
estrategia de neutralizar a los partidos hindúes utilizando su misma dialéctica política al
mismo tiempo que desplegaba el idioma de las minorías, De hecho, en ocasiones trató
deliberadamente de crear ansiedad en las minorias a propósito de la amenaza de una
dominación hindú. Siguiendo con la exposición de Hewitt, este sutil efecto de
balanceo, en el que Indira Gandhi y el entonces renombrado Congreso (1) actuaron
como pueda giratoria para la opinión e impulsión de la minoría y la mayoría, fue
virtualmente una fórmula para el desastre, siendo el resultado que la religión se
convirtió en algo destacado en un proceso político que una vez fue secular’.49
Rajiv Gandhi, que sucedió a su madre en 1984, combinó una ambigua e ineficaz
política para hacer frente a la espiral de tensiones comunales con la perpetuación de las
políticas centralistas diseñadas por Indira Gandhi, acentuando la transformación
impulsada durante la década anterior. Para 1989, el gobierno de Rajiv Gandhi se debatía
entre su reticencia a adoptar ninguna medida que pudiera ofender a los hindúes y su
temor por perder el voto musulmán. El resultado fue un punto muerto político que
permitió a los partidos comunales tomar la iniciativa desde entonces en adelante,
dejando a sus sucesores un escenario en el que ya ningún partido ni coalición política
pudo resistir la creciente fuerza del nacionalismo hindú.~0
561
las elecciones nacionales, estatales y locales las que han jugado un formidable papel en
el reforzamiento de la movilización del electorado.
562
la Unión en una asignatura pendiente de gran relevancia para los líderes indios, lo que
explica, en parte, que la desconfianza fuera el ingrediente permanente en el enfoque de
Nueva Delhi de cualquier desarrollo político autónomo en Jamrnu y Cachemira.52
563
demandas, el rápido avance de la modernización económica da lugar, como ha ocurrido
en Jammu y Cachemira, al declive político y eventualmente a la inestabilidad.
La siguiente tabla demuestra que también se ha producido un crecimiento notable en los accesos a
instituciones educativas. Número de estudiantes en instituciones de Jammu y Cachemira, 1950-1993
en KARIM, A. Op.cit. Pág. 187
564
comunicación,56 y ha adquirido, gracias al desarrollo económico, una mayor movilidad
fisica y social. Pero simultáneamente ha adquirido una mayor comprensión de las
fuerzas sociales y políticas que afectan a sus vidas, se ha concienciado de sus derechos
políticos, y ha comprobado que en el resto de la India la participación de los ciudadanos
en los procesos electorales se ha desanollado sin trabas. Esta nueva generación de
cachemiris también está al tanto de las políticas fuera de las fronteras de su Estado y
está mucho más preparada para analizarías y evaluarías que las generactones anteriores.
Esta nueva sociedad participativa y concienciada ya no demuestra la anterior
indiferencia o suspicacia a propósito de que su intervención directa pueda provocar
cambios en un modelo de sociedad con el que no están de acuerdo. Después de años de
intentos frustrados por crear medios reales de participación política, y ante la ausencia
de vías institucionales para expresar su disensión, el recurso a los métodos violentos se
ha convertido en algo inevitable.
La pregunta que queda por responder es por qué esta movilización tuvo lugar
siguiendo parámetros etno-religiosos. Sumit Ganguly señala cuatro factores enlazados
directamente con algunas de la teorías que ya han sido analizadas para explicar el
nacimiento de la sublevación en Jammu y Cachemira.57 En primer lugar, la división de
~ La expansión de los medios de comunicación también alentó el proceso de movilización política. Entre
1965 y 1984 surgieron muchas nuevas publicaciones en la India en general yen Cachemira en particular.
Por ejemplo, en 1965 sólo salían ala calle 46 publicaciones en Cachemira, lO años más tarde se estaban
publicando 135 cabeceras y para 1991 la cifra habia aumentado hasta 254. En un período de unos
veinticinco años la cifra de publicaciones creció, aproximadamente, un 450%. Además de la aparición de
nuevas cabeceras, Cachemira presenció un notable aumento de su circulación. Aunque los datos son
incompletos resultan bastante significativos. En 1982 un total de 119.000 periódicos circulaban entre la
población. Dos años más tarde esta cifra babia aumentado hasta 192.000, y cinco años después alcanzaba
369,000. Para 1990 cl número de ejemplares en circulación descendió ligeramente hasta 280.000. En
1992 se fijó en 297.000, probablemente debido a las amenazas de los terroristas contra varios rotativos ya
la emigración departe de la población. GANGULY, 5. Opeir. Págs. 34-35. Periódicos publicados en
.Jammu y Cachemira yen la India.
Por último, al igual que otros territorios de la India, Cachemira ha contemplado un aumento significativo
de los medios electrónicos, especialmente la televisión y los reproductores de video y aparatos de radio.
Debido a su ubicación geográfica, Cachemira fue uno de los primeros estados indios en contar con acceso
a la televisión, el gobierno de la India no quena que su población sólo estuviera expuesta a las ondas
pakistanies. La capacidad de la población rural para acceder a emisiones de radio y televisión fue alentada
por un programa estatal de electrificación rural. De esta forma, en 1972 Srinagar ffie el tercer puesto
televisivo autorizado en la India después de Delhi y Bombay. Ver GANGULY, 5. Opeir. Págs. 35-36
565
Jammu y Cachemira en tres regiones con tres religiones predominantes distintas
fomenta las tensiones regionales-comunales. En segundo lugar, el aislamiento
geográfico del Valle ha determinado una configuración del Islam cachemiri que se ha
mantenido al margen de las grandes corrientes de las políticas musulmanas en el resto
de la India. Los cachemiris nunca han encuadrado sus reivindicaciones en el marco de la
comunidad musulmana india, sino como parte de una sub-comunidad nacional, con
ansias e inquietudes privativas locales. Por otro lado, Ganguly asume que ‘aunque
resulta dificil demostrarlo sobre la base de evidencias sistemáticas, hay pocas dudas
sobre la discriminación a la que se enfrentan los musulmanes en los principales círculos
de la sociedad india. Al no haber una comunidad de expatriados sustancial en ningún
lugar de la India, los musulmanes del Valle eran comprensiblemente reacios a
aventurarse a buscar fortuna en el resto del paist.SS
566
Al transformar el escenario socloeconómico de Cachemira y producir una
generación de cachemíris comprometidos políticamente al mismo tiempo de permitir
que las instituciones se desvirtuaran y corrompieran, los gobiernos locales y nacionales
dejaron abiertos escasos canales para la expresión del descontento y la disensión
política. Las demandas de mayor autonomía política fueron interpretadas como
incipientes corrientes secesionistas y se reprimieron de forma desproporcionada.
Inevitablemente, esta combinación de elementos irreconciliables condujo a la nueva
generación de cachemiris hacia formas alternativas de reivindicación más extremas, y
como los instrumentos de expresión política seculares e institucionales se obstruyeron,
la movilización y el activismo político se sumergieron paulatinamente en una dimensión
etno-religiosa y extra constitucional, también alentada por los cambios que se estaban
produciendo en el mundo musulmán.
567
8.2. BSSARROtLO BR LA IA”SORGMCIA Y COA?FJGTJRACIÓlV
ACTUAL DEL AWCRNAJ&O FOL/rICO FBI SN?OL2R~DAD
Desde el Tratado de Simia de 19’72 hasta la década de los 80, las posibilidades
de que Pakistán hubiera logrado la “liberación” de Jammu y Cachemira eran demasiado
remotas como para merecer un esfuerzo significativo de sus dirigente~. La superioridad
del Ejército indio excluía la conveniencia de provocar otra guerra, y la gradual
569
capitulación de Pakistán a la transformación de la CFL/LOC en una frontera
permanente, aunque no se admitía públicamente, parecía inevitable. Pero el nacimiento
por primera vez en la historia de Jammu y Cachemira de un poderoso movimiento
separatista musulmán en 1989 alimentó las esperanzas de Pakistán, que acababa de
sufrir un duro golpe por la depreciación de su valor para las potencias occidentales en el
nuevo escenario geopolítico posterior a la finalización de la Guerra Fría. Entre muchos
líderes civiles y militares pakistaníes prevalecía la opinión de que la historia ya estaba
presenciando los últimos años de supervivencia de los “conglomerados multinacionales”
o “estados imperiales”. Jammu y Cachemira, con la ayuda de Pakistán, sería uno de los
primeros territorios en escindirse de la Unión India.
1 Alastair Lamb es uno de los autores no pakistanies que también considera que la India se dirige
inexorablemente hacia un proceso de desintegración que a la larga desembocará en su descomposición en
distintos estados independientes. LAMB, A. Kas/unir. A Disputed Legaey. Pág. 343
John Mallot, ex viceprimer secretario de Estado adjunto para Asuntos del Sur de Asia en EEUU, declaró
en 1993: ‘En Jammu y Cachemira los combatientes han lanzado una insurrección y han recurrido a actos
terroristas.., de los que tienen pruebas los grupos internacionales defensores de los derechos humanos.
Nos siguen preocupando los informes creibles de que el gobierno de Pakistán ha estado apoyando
oficialmente a algunos de los combatientes. Hay que acabar con dicho apoyo, tanto por nuestra futura
relación, como por el futuro de las relaciones indo-pakistanies y la solución del problema de Jammu y
Cachemira”. El laborista británico Jakc Cunningham declaró en 1994: “sería absolutamente erróneo
concluir que la violencia de los combatientes en el Estado es la respuesta de la juventud de Jammu y
Cachemira a la brutalidad de las Fuerzas de Seguridad. Lo que está ocurriendo hoy en Jammu y
Cachemira es una auténtica Insurrección armada apoyada desde fuera. Es inaceptable y hay que pararla’.
VINOD, M.J. “Cachemira y las relaciones Indo-pakistaníes: problemas y perspectivas”. Gran Via
Minotauro-Cinanco. Revista de Estudios Euro-Asiáticos. Ni. Universidad Moderna de Lisboa. Madrid,
Febrero 1996. Pág. 41
El ex jefe del Estado Mayor de Pakistán Mirza Aslam Beg reconoció en noviembre de 1991 que desde
1986 cientos de cachemiris indios habían sido entrenados por cl 151 y habian participado en la resistencia
afgana para ser más tarde devueltos a Cachemira. También en 1991, el periodista pakistaní Mushahid
Hussein analizaba la estrategia del gobierno de Pakistán de la siguiente forma: ‘... El enfoque que
aparentemente ha adoptado Pakistán es un “modelo afgano”, básicamente una guerra. continua, que ha
convertido a Cachemira en una herida sangrante dc la India”. KURSHID, 5. Op.cit. Págs. 68-69
570
.
Algunas milicias cachemiris también han admitido recibir ayuda de Pakistán, y las tesis
oficiales de la India a este respecto han sido generalmente aceptadas por investigadores
extranjeros como y. 1-lewitt y RXii. Wirsingt En los circulos occidentales e indios se
considera que el Ínter Services Intelligence (ISI) de Pakistán, su principal agencia de
información, es el instrumento fundamental, más o menos independiente del gobierno
central, para la organización y el adiestramiento de los combatientes cachemiris, y el
principal vehículo para el aprovisionamiento de armas a los grupos propakistaníesi
Ver, entre otros, HEWITT, V. Op.cit. Págs. 160, 184-188, y WIRSING, R. Op.cit. Pág. 118-124
Ver KURSHID, S. Op.cit. Págs. 58-79, y SAL-lA, H.P. Op.cit. Págs. 122-132
Un estudio sobre la utilización del contrabando de drogas para la financiación del terrorismo en Punjab
y Jammu y Cachemira en JAISINGH, 1-1. Op.cit. Págs. 191-198. Ver también SAHA, H.P. Op.cit. Págs.
13 1-134
esponsorización del terrorismo internacional y la subversión separatista no es algo nuevo para Pakistán.
Desde los años 70 Islamabad ha estado entrenando a los sijs y a otros movimientos separatistas indios
como parte de la estrategia de Zulfiqar Ah Bbutto de ‘promover la penetración estratégica’... Habiendo
presenciado el impacto inicial del mensaje islámico en la Cachemira india, Pakistán comenzó a ampliar
sus horizontes y situó sus miras en objetivos más ambiciosos. De esta forma, en 1986, con una
experiencia creciente en el adiestramiento, la organización y la dirección de los mujahidin afganos y
contando con suministros militares (a través de ayuda norteamericana, saudi y otras ayudas externas),
Pakistán comenzó a intensificar sus operaciones para promocionar y alentar el separatismo y el terrorismo
especialmente en Cachemira, como un programa estratégico a largo plazo”. KURSI-IID, 5. Op.cit. Pág. 68
Ver WIRSING, R. Op.cit. Pág. 114, y KUMAR, DR. Kas/unir: Pakisran~s Proxy War. Har-Anand
Publications. Nueva Delhi 1994. Págs. 118-121
572
Con esa intención, el ISI creó Markaz Dawat-ul Arshad (MDA), un centro para
la organización de actividades islámicas a nivel mundial. Los instructores del MDA
provenían principalmente de Argelia, Sudán y Egipto, y la mayoría tenía sobre sus
espaldas más de 10 años de experiencia en Afganistán. A principios de 1992, muchos de
estos veteranos de la guerra de Afganistán se trasladaron a la Cachemira pakistaní,
donde el Ejército de Pakistán había construido nuevos campos de adiestramiento. Según
un ex ministro de Estado de Asuntos Exteriores de la Unión India, Salman Kurshid,
para principios de 1993 había alrededor de 1.000 mujahidin “afganos” sólo en el MDA,
muchos de ellos más comprometidos ideológicamente con el concepto de un Estado
pan-Islámico que con una Cachemira pakistaní. Entre ellos se encontraban miembros de
algunas de las organizaciones más desestabilizadoras del mundo islámico, teniendo
vínculos estrechos con otros grupos de Oriente Medio como Hizbola o Mamas. La
siguiente etapa fue la de introducir estos mujahidin en Cachemira, Argelia y Egipto.’0
lO KURSHID, S. Op.eit. Pág. 71,yI-IEWITT, V. Op.cit. Págs. 160 y 186. Según la India, muchos de los
principales centros del terrorismo islámico están en Peshawar. Cada dia llegan a esta ciudad voluntarios
provenientes de Karachi, donde un departamento especial se encarga de comprobar que sean aptos para
ser enviados a los numerosos campos de adiestramiento de Afganistán. Estos centros de adiestramiento y
aprovisionamiento de armas han perfeccionado sus estrategias y han avanzado mucho en la calidad del
armamento utilizado, además de haber introducido sofisticados sistemas de comunicaciones.
573
Según estos informes, el arresto o la muerte de gran parte de los guerrilleros de
base y alto rango provocó la desmoralización entre las filas de las principales
organizaciones terroristas. Y Pakistán necesitaba que la violencia continuara, entre otras
razones porque estaba propiciando un cambio demográfico (con la huida de las
minorías) que eventualmente podría favorecer la “liberación” de Jammu y Cachemira.
La recuperación de los grupos armados desde finales de 1992 y principios de 1993,
según informaron las autoridades estatales y alguna prensa nacional e internacional, se
debió a la llegada de gran numero de mercenarios de otros países árabes, especialmente
Afganistán,12 oficiales de la agencia de inteligencia pakistaní (ISI), y guerrilleros del
Markaz Dawat-ul Anhad (MDA).’3
12 Un análisis sobre la participación de níu/ahidin afganos en Jammu y Cachemira en RAY, AK. “Afghan
Mujahideen and Terrorism in Kasbmir”. Himalavan Research and Cultural Foundation. Occasional
Papers 1. Nueva Delhi 1995
5 Parajunio de 1994 se calcula que alrededor de 1.200 extranjeros, la mitad afganos, estaban operando en
\‘ernon Hewitt secunda esta apreciación defendida por autores indios como B.P.
Saha o Salman Kurshid. Para 1994 estaba claro que las pautas de actuación de estas
organizaciones estaban alimentando el desencanto entre la población local y habian
contribuido a la generalización de las violaciones de los derechos humanos.’6 A pesar de
que este proceso ha dañado notablemente a la causa pakistani, el MDA y algunos
grupos armados continúan apostando por el reclutamiento de mercenarios extranjeros,
hasta el punto de que, según las autoridades indias, un 40% de los guerrilleros activos
actualmente en .iammu y Cachemira no son nativos. Ahmed Rashid ha destacado
recientemente, desde las páginas de Foreign Affairs, la estrecha relación que existe entre
la complicidad de Pakistán con el multimillonario saudí Din Ladin y el apoyo que este
segundo presta a los guerrilleros cachemiris.’7
HEWITT, y. Op.cit. Pág. 160. A finales de 1993 algunos de estos extranjeros abandonaron el Valle
afirmando que no estaban recibiendo suficiente colaboración de la población local. KURSI-IID, 5. Op.cit.
Pág. 78. Ver también SAHA, B.P. Op.cit. Págs. ~26-127
‘~Ver RASIJID, Ahmed. ‘The Taliban Exporting Extremism”. Foreien Affairs. Noviembre-diciembre,
1999. Pág. 28, y BEARAK, Barry. “Kashmir a Crushed Jewel Caught in a Vise of Hatred’. New York
Times. 12 dc agosto, 1999
575
injerencia india en algunos levantamientos separatistas en Pakistán y, por último, pero
no por ello menos importante, poseer un arma electoral que se pueda utilizar en contra
de los partidos integristas y los militares y para desviar la atención de la población de
los graves problemas internos que acucian a Pakistán.
576
8.2.1.2. Perfil de los principales grupos armados y del movimiento
de liberación cachemlri
577
Estado.20 No obstante, las mayorías no musulmanas de Jammu (un 704%) y Ladakh
(53’96) ya habían reducido para 1981 el porcentaje de población musulmana en la
totalidad de Jammu y Cachemira a un 64%.2L
Pero incluso estas cifras admiten cierta matización, puesto que la población
musulmana no es homogénea ni etno-lingtiística ni religiosamente hablando. La
mayoría de los musulmanes del Estado son sunitas, una comunidad que está dividida
entre las opciones de integración en Pakistán o independencia. Pero la minoría shií,
mayoritariamente a favor de la adhesión a Pakistán, es bastante influyente en algunas
localidades. El conjunto de los musulmanes que hablan cachemirí es muy superior a
cualquier otra minoria étnica, pero también hay núcleos importantes de parlantes de
dogri, balti, gujari, pahari o pothwari que luchan por preservar su principal seña de
identidad cultural.22
2<’
En 1994 la población de Jammu y Cachemira alcanzaba los 7.718.700 habitantes, concentrándose cerca
de la mitad en el Valle. The Europa Year Book. 35 Edition. Vol. 1. Ed. Europa ¡994. Pág. 1429. De
cualquier forma, en comparación con los más de 11 millones de habitantes que tiene la totalidad de la
región abarcada por el anterior Estado nativo, este porcentaje no es tan extraordinario. En Azad Kashmir
se estimaba que vivían 2.656.000 personas en 1992. KARIM, A. Op.eit. Pág. 44. Y en las Areas del Norte
se calcula que habitaban unas 650.000 en 1996. RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 18
2’ El Estado ha sufrido muchos cambios demográficos desde 1947. El más significativo es la reducción de
la población musulmana en Jammu (por las emigraciones e inmigraciones durante la crisis de la Partición
y la evolución de la sublevación) desde un 61% en 1941 a un 296% en 1981. Esta evolución demográfica
ha provocado que sólo 3 de los 6 te/isil» del distrito de Jammu (Doda, Poonch y Rajouri) continúen
teniendo una mayoria de población musulmana. WIRSING, R. Op.cit. Pág. 126
578
Entre las comunidades musulmanas minoritarias del Valle de Cachemira
también existe escepticismo acerca de los beneficios que pudiera conllevar una
independencia lograda por la mayoría sunita y de lengua cachemiri. No obstante, a pesar
de la importancia que algunos autores indios, tales a MD. Nalapat, pretenden conceder
a este factor, el componente étnico no parece suponer una barreta insalvable para la
unidad de los musulmanes en contra de la dominación india.24 Los separatistas del Valle
mantienen una estrecha alianza, y reciben un apoyo material substancial, de los
musulmanes de Azad Kashmir y de otras comunidades con pocas similitudes culturales.
En general, y a pesar de que existen excepciones, Robert Wirsing considera que la
división entre hindúes y musulmanes neutraliza cualquier diferencia que pueda existir
en el interior de la propia comunidad musulmana. Lo que no excluye la posibilidad de
que, si se llegara a producir la improbable independización del Estado, surgieran
tensiones entre estas comunidades destinadas a evitar la instauración de un régimen de
dominación étnica cachemiri.25
~ WIRSING, R. Op.cit. Págs. 127. El profesor eachemiri Mohammed Ishaq Khan señala que, a pesar de
que la comunidad musulmana cachemiri no es homogénea y de íue existen varios sub-grupos
diferenciados en términos de su origen geográfico, racial e incluso de casta, no ha perdido del todo su
homogeneidad. ‘El mismo hecho de que toda la población musulmana de Cachemira comparta un mismo
enfoque religioso y politico le da un carácter relativamente monolitico”. KHAN, M. 1. Op.cit. Pág. 129
26 Ver BLANK, Jonah. ‘Kashmir: Eundamentalism Takes Root’. Forcien Affairs. Noviembre-diciembre,
1999, Págs. 45-47, BURNS, John F. “25 Hindus Killed in Kashmir; Muslim Backed Guerrillas Blamed”.
NewyorkTimes. 20dejunio, 1998. SIMMCNS, Lewis II. ‘CachemiraEntreDosfuegos’.National
579
autoridades indias de haber provocado el desplazamiento con la intención de darle una
complexión comunal al movimiento separatista y de crear el escenario adecuado para
una impune represión violenta de los musulmanes.27
G,eoeranbic. Septiembre de 1999, ‘Toque dc queda tras una matanza en Cachemira ‘. El Pais, 21 dc junio
de 1998
27
Ver RAL-IMAN, M. Op.cit. Pág. 153. El gobernador Jagmohan recibió criticas por haber manifestado
públicamente, cuando los enfrentamientos comunales todavía eran inexistentes en Jammu y Cachemira,
que no podía garantizar la seguridad de los hindúes del Valle, alentando de esa forma su éxodo. Según los
criticos del anterior gobernador, Jagmohan estableció campos de refugiados en Jammu (una iniciativa que
ni siquiera sc adoptó cuando miles dc sijs fueron asesinados en Delhi en 1984 y cientos de musulmanes
murieron en Bihar en enfrentamientos religiosos> con la intención de darle una configuración comunal al
conflicto. Ver Report on Kashmir”. The Radical Humanisí. Nueva Delhi, Mayo de 1990. Págs. 30-32
29Vcr SIMMONS, Lewis H. ‘Cachemira Entre Dos Fuegos”. National (ieonranhic. Septiembre de 1999.
Pág. 12. WIRSING,R. Op.cit. Pág. 138,y “La disputa de Cachemira”. ElPais. 3Ode mayo de 1998
580
destrucción de centros de educación no islámicos, edificios gubernamentales, puentes,
instalaciones necesarias para el mantenimiento de los servicios públicos (estaciones de
electricidad, televisión...) y propiedades privadas de la comunidad hindú:
La administración cachemiri si que babia colapsado por entero para 1996, año en
el que se celebraron las primeras elecciones en el Estado desde 1987 y en el que se
abordó la dificil tarea de volver a poner en funcionamiento las instituciones. En 1995
muchos departamentos habían desaparecido, y otras agencias, como las relacionadas
con la enseñanza y la sanidad públicas, la recaudación de impuestos, el suministro de
alimentos, agua y electricidad.., estaban prácticamente paralizadas. El Ejército y la
policía cubrían en ocasiones el vacío administrativo donde la administración civil había
30 NIRMAL, A, y HARTARíA, V. Op.cit. Págs. 51-54. Ver también WIRSING, R. Op.cit. Pág. 140
~‘Según Wirsing, el 10% de la economía estatal que dependia del turismo ha sido absorbido por otros
sectores, y la agricultura y a industria artesanal, principales sectores de la economia cachemiri en la
actualidad, no se han visto perjudicados por la sublevación. WIRSING, R. Op.cit. Pág. 141
~ KARIM, A. Op.cit. Pág. 205. Ver también SARIN, Ritu. ‘MilitancyHas Eroded J-K Welfare System”.
ludian Exoress. 2 dc junio dc 1996
581
dejado de funcionar. Después de las elecciones de 1996 muchos de estos servicios
públicos empezaron una lenta andadura,34 pero actualmente la situación sigue estando
lejos de la normalidad.
~‘Ver NARAYANAN, M.K . ‘The J&K Balance Sheet: More Debit than Credit’. The Asian Ane. 6 de
octubre 1997, KHARE, Harish. “Seeking a Better Economie Deal”. The Hindu. 23 de septiembre 1997
36 Las autoridades indias consideran que las poblaciones rurales apoyan la independencia, mientras que
las zonas urbanas son propakistanies. KARIM, A. Op.cit. Pág. 312
582
compromiso con respetar la voluntad mayoritaria en caso de que ésta favorezca la
instauración del Estado independiente, democrático y secular que propugna el JKLF.39
Los expertos indios Anjali Nirmal y Virendra Bartaria subrayan que Hizbul
Mujahideen no sólo protagoniza enfrentamientos, a veces directos, con el JKLF. Su
deseo de convertirse en la organización puntal del movimiento de liberación le lleva a
disputar con otros grupos de igual ideología fuentes comunes de financiación (como la
extorsión), la labor de mantenimiento del orden público (cuyo vacío, en ausencia de una
administración efectiva, ha sido a veces cubierto por los guerrilleros), o simplemente la
potestad de reclutar a jóvenes para integrarlos entre sus filas)0
583
El Frente de Liberación de .Jammu y Cachemira (JKLF): El Frente de
Liberación de Jammu y Cachemira, considerado como la rama armada del antiguo
Frente por el Plebiscito, fue fundado en 1976 en el Reino Unido por Maqbool Butt y
Amanullah Khan, aunque tiene sus origenes en el Frente de Liberación Nacional de
Cachemira, fundado en 1966 por Butt, Amanullah y Hashim Qureshi. El JKLF tiene la
historia más larga y sólida de lucha militar contra la ocupación india. El JKLF apoya
una ideología nacionalista y democrática opuesta al fundamentalismo islámico. Se
declara un partido secular y pretende que .Jammu y Cachemira se reunifique con los
territorios ocupados tanto por Pakistán como por China para convertirse en un Estado
independiente.42 Ello le ha supuesto la pérdida de las ayudas que recibía de la nación
islámica y le ha convertido en el blanco de otras organizaciones propakistaníes y del
propio ISI, empeñados en provocar su hundimiento. No obstante, el JKLF, cuyo
principal dirigente, Yasim Malik, renunció a la lucha armada en l995,~~ se declara
dispuesto a aceptar la adhesión a Pakistán si esa es la voluntad manifestada por la
población a través de un plebiscito. Aunque sus infraestructuras están muy debilitadas y
sus miembros sobreviven con medios escasos, el JKLF sigue siendo considerado el
grupo político/armado con más respaldo popular dentro del Estado.
42 Algunos autores pakistaníes afirman que la organización se ha ido aproximando gradualmente a una
ideología islámica, sin embargo, la historia del JKLF apunta en sentido contrario. El JKLF ha reafirmado
su compromiso con un nacionalismo cachemiri secular. De hecho, el corpus ideológico de este grupo
tiene más en común con la tradición dc activismo politico de Sheikh Abdullah, sobre todo cuando
lideraba el Frente por el Plebiscito, que con cualquier otra organización islámica. La razón deque eí
JKLF y la Conferencia Nacional no mantengan una relación más estrecha se encuentra en la reputación de
colaboracionista y en la renuncia del plebiscito del segundo. Ver RAI-IMAN, M. Opcit. Pág. 154
584
la organización asegura a la población hindú que su lucha sólo se dirige en contra de la
ocupación india y que no debe considerarse blanco de sus actividades, se le acusa de ser
el principal responsables del éxodo de los pandits del Valle.
585
la cifra de 300 guerrilleros operando en sus filas. Sus objetivos políticos, más allá de la
extorsión, no están muy claros.
586
Capacidad y objetivos militares
Estas afirmaciones son rechazadas por los autores indios Anjali Nirmal y
Virendra Bartaria. En primer lugar, Nirmal y Hartaría señalan que no es cierto que sólo
haya jóvenes desempleados y analfabetos entre las filas de los guerrilleros. En segundo
lugar, según su análisis de las motivaciones que llevan a los jóvenes cachemiris a
participar en la lucha armada, efectivamente la coacción a las familias para que
sacrifiquen a alguno de sus miembros existe y se produce, pero en ningún caso en un
grado tan elevado como insinúan las autoridades indias.
Por el contrario, los principales factores estimulantes son los abusos de las
Fuerzas de Seguridad y su actitud prepotente y abusiva de fuerza de ocupación (los
cachemiris han visto que cualquiera, guerrillero o no, puede ser golpeado, humillado en
público, torturado o asesinado sin razón aparente), factores socio-políticos o ideológicos
(no hay que olvidar que el sentimiento nacionalista cachemiri ha estado presente en el
Estado desde tiempos inmemoriales), el factor islámico (aunque rec¡ente, ha asumido
proporciones importantes), el sentimiento de traición (promesas incumplidas, elecciones
fraudulentas, aplastamiento de la democracia...) y, por último, la criminalización del
587
movimiento de liberación, que ha convertido la lucha contra la dominación india en una
excusa para el robo, la extorsión y el enriquecimiento de los guerrillerós.50
De cualquier foi-ma, es necesario subrayar que hoy en día son mayoría los
observadores neutrales que reconocen que los guerrilleros están muy poco motivados,
que rutinariamente infringen sobre la población la misma violencia que las Fuerzas de
Seguridad, y que el movimiento de liberación se ha criminalizado)’ Muchos
guerrilleros se han entregado a la extorsión y han transformado el secuestro de
funcionarios o comerciantes en un negocio muy rentable.52 Esta mercantilización de la
“lucha por la libertad” ha corrompido el movimiento de liberación y lo ha debilitado, lo
ha alejado de sus objetivos y ha dañado su imagen pública.53 La desilusión de la
población y el descenso de jóvenes dispuestos a participar en la lucha armada sólo han
podido ser compensados con la mayor entrada de rnuja/zídi¡i extranjeros. Pero el
remedio ha sido peor, puesto que estos mercenarios están principalmente motivados, o
por un furor islámico que continúa sin contar con un respaldo mayoritario entre los
musulmanes cachemiris, o por los beneficios económicos que ádquieren de sus
actividades subversivas en Jammu y Cachemira:
~‘Ver BLANK, Jonah. “Kashmir: Fundamentalism Takes Root”. Forcien Affairs. Noviembre-diciembre,
1999, Págs. 45-47, y SIMMONS, Lewis 1-1. “Cachemira Entre Dos Fuegos”. National Geonranhie
Septiembre de 1999
52 En un informe de 1996, Human Rights Watch/Asia dedicaba tres capitulos distintos a las violaciones de
los derechos humanos cometidas en por las Fuerzas de Seguridad de la India, por el apoyo de Pakistán a
los grupos armados, y por las cada vez más abusivas actividades de estos grupos. Además del recurso de
estas organizaciones, con una importante participación de extranjeros, a atentados que provocan la muerte
de civiles o que suponen ataques a activistas pro derechos humanos o políticos independentistas
moderados proclives a la negociación con la India, esta ONG hace una mención especial a la proliferación
de la extorsión y el secuestro como medio de obtener financiación o concesiones políticas. Ver el informe
de Human Rights Watch/Asia dc mayo de 1996 en http://www.ummah.org.uk/kashmir/reports/backg.htm
~ Según un miembro de la Conferencia Nacional en el exilio, “hubo una vez en que se trataba de un
movimiento popular, en enero, febrero.. hasta mayo de 1990, pero no desde aquel momento en adelante”.
Hoy en día el movimiento está conducido básicamente por “canallas,, pistoleros, rateros... (gente) más
culpable... de matar a otra gente que las Fuerzas de Seguridad... Ya no es un movimiento popular... Las
violaciones de los derechos humanos cometidas por los guerrilleros son tan crueles como las cometidas
por las Fuerzas de Seguridad”. Ya no quedan líderes que se merezcan esa calificación, “los denominados
líderes son tipos malos.., analfabetos y endurecidos criminales. Practican la extorsión, el secuestro y el
asesinato; y la gente vive temiéndoles... El JKLF es algo mejor que el resto de los grupos en este aspecto;
Al timar Mujahidin e Hishul Mujahidin son los peores en Srinagar”. WIRSING, R. Op.eit. Pág. 137
Ver RASHID, Ahmed. “The Taliban Exporting Extremism”. Forcian Affairs. Noviembre-diciembre,
1999. Pág. 28. Según un artículo de la revista Time, hay guerrillas que cobran 5.000 dólares por un año de
actividades subversivas en el Estado. “Foghorns of War” Time. 30 de noviembre de 1998
588
.
A propósito del número aproximado de guerrilleros que actúa en el Estado, las
cifras ofrecidas por los diferentes agentes interesados varían considerablemente, pero se
da por precisa la afirmación de que en 1993 había unos 10.000 jóvenes cachemiris
alistados a uno u otro grupo armado, para 1996 esta cifra se situaba entre los 10.000 y
los 13.000, y actualmente las autoridades indias aseguran que apenas supera los 3.500.~~
Estas cifras, que de cualquier forma admiten discusión, sugieren una tendencia
descendente en los últimos años. De hecho, los analistas neutrales refrendan la
afirmación de las autoridades indias de que cada vez hay menos jóvenes cachemiTis
dispuestos a unirse a unas organizaciones que ya no representan los que deberían ser los
verdaderos ideales del movimiento de liberación. En este punto, resulta fundamental
señalar que la desilusión de la población con las organizaciones armadas no ha supuesto
que crezca en ella la voluntad de someterse a la tutela india. Por último, hay que decir
que aunque la cantidad de guerrilleros activos supone una proporción importante en
relación con la extensión geográfica del Valle de Cachemira, en ningún caso lo es en
relación con la abrumadora presencia de Fuerzas de Seguridad de la India.
Las autoridades indias también afirman que el 150/o de los guerrilleros activos en
Jammu y Cachemira ha recibido adiestramiento en Pakistán. La existencia de estos
campos de adiestramiento ha despertado, lógicamente, mucha polémica. Pakistán afirma
que ya no está financiando ningún campo de adiestramiento, pero la India sostiene que
no sólo los mantiene tanto en su territorio como en Azad Kashmir, sino que está
perfeccionando y especializando sus programas de adiestramiento, que ha mejorado la
calidad del armamento suministrado, y que ha introducido sofisticados sistemas de
comunicaciones, lo que ha dado lugar a una nueva generación de guerrilleros mucho
más capacitada para la lucha. Las autoridades indias utilizan la expresión “masiva” para
describir la cantidad de armamento con la que cuentan los guerrilleros, y silos informes
sobre las armas incautadas a los sublevados que proporcionan son ciertas, se puede
afirmar que los grupos armados cachemiris disfrutan de un aprovisionamiento
armamentístico actualizado y de calidad;
~ Ver NIRMAL, A, y HARTARíA, V. Op.cit. Pág. 80, WIRSING, R. Op.cit. Págs. 129-130, y
BEARAK, Harry. “Kashmir a Crushed Jewel Caught in a Vise of Hatred”. New York Times. 12 de
agosto, 1999
589
8.2.2. LA RESPUESTA DEL GOBIERNO INDIO EN EL CAMPO DE
LA SEGURIDAD. LA CUESTIÓN DE LA VIOLACIÓN DE LOS
DERECHOS HUMANOS
Ver informes sobre violaciones y estimaciones sobre víctimas mortales, civiles, militares o guerrilleros,
desde 1989 hasta 1993 en RAHMAN, M. Op.cit. Págs. 152, 156-157, y WIRSING, R. Op.cit. Pág. 138
~ En febrero dc 1991 tuvo lugar un suceso polémico. Los habitantes de la pequeña localidad fronteriza de
Kunan Poshpora, denunciaron que durante una operación de redada la noche del 23 al 24 de febrero,
miembros de los Rajputana Rifles habían violado a entre 23 y lOO mujeres mientras los oficiales
interrogaban a los hombres. En esta ocasión, la investigaciones desarrolladas apuntaron a que era posible
que lo ocurrido hubiera respondido a una estrategia de desinformación destinada a dañar la imagen de las
Fuerzas de Seguridad. Aunque no se pudo demostrar nada, como afirmó eí jefe de la comisión de
investigación, ‘eí simple hecho de que los aldeanos estuvieran deseosos de culpar a la unidad del Ejército
590
Ante el evidente daño que estas acusaciones hacen a la imagen de la India, ya en
marzo de 1990 el gobierno indio permitió que VM. Tarkunde, anterior miembro del
Tribunal Supremo de la India, encabezara la primera de varias misiones del Comité de
Coordinación sobre Cachemira, un grupo indio de defensa de los derechos humanos,
para investigar la situación sobre el terreno sin ninguna limitación. El informe del
Comité confirmó que se producían numerosos casos de graves violaciones y transmitió
los fuertes sentimientos anti-lndia que prevalecían en el Valle. El Comité condenaba
con la misma dureza los crímenes de los terroristas que las actividades de
contrainsurgencia impulsadas por el entonces gobernador Jagmohan.
de haberse comportado de una forma tan despreciable reveló la profundidad de la desconfianza en una
autoridad constituida legalmente”. En GANGULY, 5. Op.cit. Pág. 115
~ “La realidad es que la totalidad de la población musulmana del Valle de Cachemira está totalmente
alienada de la India y debido a la extremadamente represiva politica desarrollada por la administración en
meses recientes, especialmente desde la llegada de Shri Jagmohan en enero de 1990, su alienación se ha
transformado ahora en rencor y rabia... Los terroristas, por medio de sus violentas actividades no sólo
están privando a personas inocentes de sus libertades civiles, sino también dañando la causa de la libertad
y la democracia en el Valle. De hecho, con sus actividades los terroristas están reforzando la maquinaria
de represión del Estado y están facilitando una apariencia de justificación al gobierno para que asuma mas
y más poderes arbitrarios”. HI-IATTACHARJEA, A. Op.cit. Pág. 267
6<> BHATTACHARJEA, A. Op.cit. Págs. 268-269
591
de Seguridad Fronteriza (BSF), a los que se acusó de una utilización abusiva de la
fuerza y se proceso a varios de los responsables. La Comisión también consiguió
compensaciones económicas para los familiares de las víctimas y que la BSF adoptara
medidas para evitar que sus unidades volvieran a hacer un uso indiscriminado de la
fuerza.
Después del inicio de estas reformas en 1993, las autoridades indias afirmaron
que tenían bajo control la cuestión de las violaciones de los derechos humanos y dieron
datos sobre más de un centenar de militares que habían sido procesados, encarcelados o
expulsados. Pero las medidas adoptadas no fueron suficientes para enfrentarse a un
problema de enormes dimensiones. La exclusión de las Organizaciones No
Gubernamentales y de las Fuerzas de Seguridad indias de la labor de ordenación de la
NHRC causó frustración en los activistas pro derechos humanos. En 1994 la propia
NHRC aconsejó en su informe anual que se creara un cuerpo totalmente independiente
con unos poderes mucho más amplios.6’ De la misma forma, en sus informes anuales de
1994 y 1995 Amnistía Internacional criticó “las severas limitaciones impuestas sobre los
poderes, mandato y metodología (de la Comisión)”.62
El informe apuntaba a las posibles causas de estos abusos con las intención de
impedirlos: 10 Los cachemiris son considerados extraños o enemigos (un estorbo
63 “Los métodos de interrogación utilizados por nuestras fuerzas y agencias de inteligencia se basan en la
fuerza fisica y la tortura. Esta es una clara situación de abuso de los derechos humanos. Aquellos que
mueren a causa de estas torturas y cuyos cuerpos son arrojados fuera, relatan espantosas historias sobre
prácticas inhumanas. No hay ninguna utilidad en decir que los terroristas se implican en prácticas peores,
una democracia responsable no puede permitir de ninguna forma la violación de los derechos humanos
por sus Fuerzas dc Seguridad”. El informe también reconocía que otras prácticas comunes consisten en el
incendio de casas con sus habitantes dentro, el asesinato de masas mediante los disparos indiscriminados
como forma de represalia, las violaciones sexuales y los saqueos. KARIM, A. Op.cit. Pág. 109
592
sanguinario) por varias agencias encargadas de hacer cumplir la ley. 20 Los métodos de
interrogación no son científicos y están obsoletos. Con la intención de demostrar
resultados y alcanzar los objetivos de capturar terroristas y sus armas se traspasan los
limites. 30 Existe falta de adiestramiento en la observación de los derechos humanos en
nuestro Ejército y fuerzas paramilitares (últimamente se han introducido algunos
procedimientos). 40 Las prolongadas misiones sin descanso de las fuerzas paramilitares
en un ambiente hostil causan fatiga mental y pérdida de moral. 50 Los oficiales y
hombres de las fuerzas paramilitares.., están adiestrados profesionalmente para matar a
sus enemigos con la menor pérdida posible de sus propios hombres. Por ello la
tendencia es utilizar al máximo las armas de fuego sin preocuparse por sus efectos sobre
la población civil o las masas, porque se considera que todos los civiles apoyan a los
guerrilleros.
65 El primer ministro británico John Major dio la bienvenida a la autorización de la visita de observadores
extranjeros, inclttyendo una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja, y el presidente de la
delegación del Parlamento europeo que visitó Jammu y Cachemira alabé la politica india de
“transparencia en las cuestiones de los derechos humanos”. De igual modo, cuando el vicepresidente de ¡a
Comisión Europea, Manuel Marin, visitó Nueva Delhi en marzo de 1995, felicitó a la India por sus
“sinceros esfuerzos” destinados a frenar la violación de los derechos humanos a nivel nacional y estatal.
SAHA, B.P. Opeir. Págs. 183-187 y 209
593
No obstante, la creación desde 1995 de varias milicias de contrainsurgencia con
apoyo gubernamental ha aumentado de nuevo las denuncias de organizaciones como
Human Rights Watch/Asia. Después de desarrollar una investigación sobre el terreno en
1996, esta ONG llegó a la conclusión de que algunas categorías de abusos habían
disfrutado de una sensible reducción. Pero otras no demostraban “ningún signo de
atenuación, debido en parte a las actividades de las milicias de esponsorización estatal...
estos grupos operan sin control. Al no llevar uniforme sus miembros no pueden ser
identificados. No hay nadie a quien los civiles puedan transmitir sus quejas por las
actuaciones de estos grupos” ~66
Entre estas leyes las que más han centrado las criticas de las organizaciones de derechos humanos son
las Actas (de Poderes Especiales) de las Fuerzas Armadas, el Acta de Prevención de Actividades
Terroristas y Transgresoras JADA), el Acta de Arcas Conflictivas (DisturbedArcas) de Jammu y
Cachemira, cl Acta de Seguridad Nacional, y la imposición prolongada de la Presidents rule en cualquier
región considerada “área conflictiva”. Estas leyes conceden extraordinarios poderes a las Fuerzas de
Seguridad. Entre otras cosas, autorizan a cualquier magistrado u oficial de policía a partir del rango de
sub-inspector a “utilizar la fuerza incluso hasta el punto de causar la muerte” sin necesidad de contar con
la autorización de un superior. Cualquier región o la totalidad del Estado puede ser declarada “área
conflictiva” por ci gobernador o Nueva Delhi. Se prohíbe la reunión de más de 5 personas o la posesión
de armas. Se concede autoridad para arrestar a cualquier persona sin ninguna acusación previa ni estar
sometido ajuicio por un periodo máximo de un año, lo que unido a la dureza de las prácticas de
interrogación ha provocado un elevado número de víctimas durante los períodos de custodia. Se pueden
registrar domicilios sin aviso previo y los detenidos pueden ser condenados a la pena de muerte. Ver
AKHTAR, Shaheen. “Human Rights Violations in Indian HeId Kashmir”. Recional Studies. Islamabad,
Primavera de 1993, y HEWITT, V. Op.cit. Págs. 161-162, y 167
594
Por último, queda claro que este fenómeno proviene de una variedad de
circunstancias entre las que Robert G. Wirsing incluye: 10 El carácter internacional de la
disputa, el hecho de que el principal adversario de la India está interviniendo
activamente en la insurgencia y que esta participación impone a las Fuerzas de
Seguridad indias importantes coacciones ideológicas, estratégicas y militares. Y El
propio carácter de las Fuerzas de Seguridad indias, La brutalidad y la tortura son unas
tradiciones asentadas entre ellas a nivel nacional. Y Las diferencias etno-relígiosas que
aislan a las Fuerzas de Seguridad de la mayoria de la población del Valle e intensifican
la desconfianza entre ellos. Y, 40, la propia agresiva naturaleza de las operaciones de
contrainsurgencia. Este tipo de operaciones multiplican las oportunidades de que se
produzcan abusos, y mientras se desarrollen, sin duda alguna vendrán acompañadas de
estos abusost
595
edificios gubernamentales y militares, escolta de funcionarios) sólo deberían ser
ejercidas por la policía y las fuerzas paramilitares, la operaciones de contrainsurgencia
(medidas político-militares relacionadas con los grupos armados y las actividades
subversivas) deberían ser competencia exclusiva del Ejército, pero este desglosamiento
de funciones no es observado en la práctica.70
Pero por otro lado, los miembros de la JKP son muy vulnerables a las presiones
sociales y a las represalias de los guerrilleros. Alrededor del 20% de las familias de los
miembros de la JKP viven en colonias protegidas, pero el resto depende de la
596
estimación que los guerrilleros tengan de su “corrección política”. Por lo general, los
miembros de la JKP no son un objetivo primordial de los atentados de las
organizaciones armadas, pero también se han producido las suficientes victimas entre
sus filas como para recordar al resto que no merece la pena asumir riesgos
innecesarios.71 Tanto es así que, según 13.P. Saha, las relaciones encubiertas entre
ciertos policías y los insurgentes han sido puestas en evidencia durante la investigación
de algunos atentados, corroborando que el ISI ha conseguido penetrar en las filas de la
fuerza policial.72
~‘ Ver NIRMAL. A, y HARTARIA, V. Op.cit. Págs. 132-133, y WIRSING, R. Op.cit. Pág. 144
72 Ver SAHA H.P. Op.cit. Pág. 146. En 1995 se organizó una división especial de contrainsurgencia
formada básicamente por miembros no musulmanes y no cachemiris dentro de la JKP, la Specia/ Task
Forze, con la intención de crear la impresión de que la lucha contra los guerrilleros cuenta con el apoyo
popular. Informe de Human Rights Wateh/Asia de mayo de 1996.
http://www.ummah.org.uk/kashmir/reports/backg.htm
597
Al comienzo de la sublevación, la CRPF fue utilizada básicamente en
operaciones de contrainsurgencia, incluyendo la supervisión de los centros de
interrogación, pero desde 1993, y a causa en gran medida de su implicación en múltiples
casos de violación de los derechos humanos las responsabilidades de la CRPF fueron
trasladadas a la 13SF. Del mismo modo, la BSF tuvo que ser sometida a reformas
internas destinadas a frenar la intervención de sus tropas en este tipo de transgresiones.
Estas medidas destinadas a frenar los abusos de las Fuerzas de Seguridad indias
en el Estado se han visto contrarrestadas con la creación de fuerzas locales auxiliares, en
forma de milicias de contrainsurgencia esponsorizadas por el gobierno central. Estos
pequeños ejércitos de “Grupos de Operaciones Especiales”, que comenzaron actuando
como unidades de inteligencia, colaboran en las actualidad en todas las operaciones de
contrainsurgencia. Han conseguido importantes logros en áreas especialmente
problemáticas, pero la impunidad con la que operan ha provocado un nuevo aumento de
los abusos y las violaciones de los derechos humanos.73 Muchos de los miembros de
estas organizaciones paramilitares son antiguos guerrilleros que se han entregado o han
sido capturados, y que se pasan al otro bando bien por dinero, por venganza o incluso
presionados por las amenazas de las fuerzas indias a la integridad de sus familias. Estos
soldados no visten uniforme y operan al margen de las estructuras de mando del
Ejército o de las fuerzas paramilitares. Pero, como recuerda Human Rights Watch/Asia,
bajo la ley internacional son considerados agentes estatales.74
En concreto, se les acusa de ser los responsables de atentados contra activistas pro derechos humanos,
periodistas simpatizantes de la causa de los guerrilleros y miembros de la coalición de partidos políticos
cachemiris Hu,-rivat Conference. NOORANI, APi. “State Tenor (1, II y III)”. The Statesman. Nueva
Delhi, 17, 18 y 19 de abril de 1996, y “Normalcy Vies With Terror in the Valley”. The Statesman. 16 de
marzo de 1996
hftp://www.ummah.org.uk/kashmir/reports/backg.htm
598
Al igual que este cuerpo paramilitar, el Ejército está compuesto en su mayoría por
soldados de religión hindú. Existen tropas musulmanas integradas entre los distintos
rangos, pero, con muy pocas excepciones, los altos cargos han sido casi siempre
ocupados por oficiales hindúes.
~ Estos observadores señalan que ambas fuerzas operan bajo estructuras de mando separadas
dependiendo las fuerzas paramilitares del Ministerio de Interior y las tropas del Ejército regular de su
propia estructura jerárquica. Según estos observadores, los soldados del Ejército regular, gracias a su gran
experiencia en operaciones de contrainsurgencia, a su apropiado adiestramiento y equipamiento, a su
riguroso sistema de inspección y sanciones, y a su aislamiento de influencias políticas, no son propensos a
incurrir en este tipo de transgresiones. Por el contrario, las fuerzas paramilitares al carecer de experiencia
y de una cadena de mando sólida y al estar sometidos a manipulaciones políticas, cometen muchos errores
que dan lugar a situaciones de tensión extrema. RAZA M. Op.cit. Pág. 93
76 NIRMAL, A, y HARTARíA, V. Op.cit. Págs. 134135
Ver HAZEL Mohammed. “Muslim Kashmir Facing Genocide”. Pakistan Horizon. Julio de 1991
~ Raza Maroof afirma que cerca dc 300.000 hombres vigilan las fronteras con China y con la Cachemira
pakistaní. Ello sólo deja alrededor de 40.000 soldados para operaciones de contrainsurgencia en el Estado
lo que añadido a 40.000 hombres de la BSF 5.000 de la CRPF y 10.000 de otras fuerzas paramilitares,
supone que como mucho hay 100.000 hombres encargados dc operaciones de contrainsurgencia y
seguridad. RAZA M. Op.cit. Págs. 96-97. Ver también WIRSING, R. Op.cit. Pág. 146
599
Estado en los años más duros de la insurgencia, estas cifras reflejan hasta qué punto
llega la ocupación militar de Jammu y Cachemira por parte de las Fuerzas de Seguridad
indias.
‘~ La periodista india Tavleen Singh informaba en 1989: “Más de un año después del primer incidente la
policia y la administración de Srinagar todavía no tenían ni idea de cuántos o quiénes eran los líderes
rebeldes, o dónde se estaban escondiendo, y (los rebeldes> se las arreglaban para paralizar el Valle
siempre que querían... (los rebeldes) no tienen rostro y están escondidos pero consiguen controlar
Cachemira. Este es el aspecto más aterrador de la actual situación política en este inestable Valle”.
SINGH, Tavícen. Op.cit. Págs. 109-110
LAMB, A. Kash;nir. A Disputú’dLegaey. Pág. 338
600
también fracasó a la hora de diseñar una estrategia operativa coherente para enfrentarse
a la crisis política de Cachemira.
~< Partede la prensa nacional se hacía eco de la incompetencia del ministro jefe al que acusaba de pasar
demasiado tiempo jugando al golf paseando a estrellas de cine en su moto o viajando al extranjero. Ver
por ejemplo “Kashmir u Flames: Drastie Steps Needed”. Link. Nueva Delhi, 4 de febrero de 1990
601
El segundo mandato de Jagmohan como gobernador tuvo un mal comienzo. El
mismo día de su juramento de cargo, tropas paramilitares abrieron fuego contra una
manifestación pacífica reunida en el puente Gawakadal en protesta por una dura
operación de redada desarrollada esa misma mañana. Más de 100 personas murieron en
la que ha sido considerada una de las mayores matanza en la historia de Jammu y
Cachemira. Este episodio supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la crisis. Con
Jagmohan se generalizaron las violaciones de derechos humanos y el recurso a los
toques de queda en los principales centros urbanos, hasta el punto de que Tavleen Singh
denuncia que la población se veía sometida a un “arresto domiciliario” que le impedía
ejercer sus actividades profesionales y abastecerse de bienes de primera necesidad.
Mientras Jagmohan llevaba a la práctica su altamente represiva estrategia en Cachemira,
el cada vez más confundido gobierno en Nueva Delhi seguía culpando a Pakistán de
todo lo que ocurría.83
83 Ver CHOPRA Pran. “Re Cirele of Blunders”. Ihe Hindu. 18 de mayo de 1990, “Report on Kashmir”.
The Radical Humanist. Nueva Delhi, Mayo de 1990. Págs. 34-36, y SINGI-l, Tavícen. Op.cit. Págs. 132-
135
602
y reducir la violencia.86 El fl de mayo de 1990, en un acto que conmocionó como
pocos a la sociedad cachemiri, Mirwaiz Moulvi Mohammed Farooq, el pacifista
dirigente del islámico Comité de Acción Áwami, fue asesinado por dos pistoleros no
identificados. Durante el cortejo fúnebre por las calles de Srinagar unos francotiradores
abrieron fuego contra la multitud provocando la muerte de unas 47 personas y alrededor
de 200 heridos. Los responsables de la matanza no fueron identificados (pudieron ser
miembros de alguna organización armada, agentes indios o extremistas hindúes).87 Pero
los brotes de violencia generados por este suceso dejaron un balance final de más de
100 víctimas mortales, y Jagmohan fue finalmente destituido el 25 de mayo de 1990.
Parece ser que las autoridades de la India veían con preocupación que las
tácticas represivas de Jagmohan no dieran los resultados esperados. Pero todo apunta a
que el gobierno indio achacó más el fracaso del gobernador a su incompetencia que a la
nocividad de la represión policial en si, teniendo en cuenta que su sustituto, Oirish
Saxena, era un funcionario, aunque de mayor sutileza que Jagmohan, también de gran
experiencia en operaciones de contrainsurgencia, y había dirigido la principal agencia
de información de la India, la Research andAnalysis Wing.
~ Aunque en Nueva Delhi el apoyo al gobernador era mayoritario no era unánime, y V.P. Singh lo
compensó con el nombramiento de un nuevo ministro de Asuntos para Cachemira. George Fernandes, un
sindicalista socialista conocido por su compromiso con los derechos humanos y con la solución política
de los conflictos, fue encargado de liderar una estrategia de aproximación a los líderes de las facciones
separatistas. Fernandes intentó infructuosamente mitigar la dureza de la política de Jagmohan y tuvo
muchos enfrentamientos con el gobernador. SINGI-1, Tavleen. Op.cit. Pág. 145
67 Irónicamente, esta procesión había salido a la calle con un fuerte sentimiento antí [-JizbulMujahideen
porque se sospechaba que este grupo estaba detrás del asesinato (el Mirwaiz había hecho una fuerte
campaña a favor dc la resistencia pacífica y en contra del terrorismo y había negociado con Fernandes),
pero después de la matanza la responsabilidad recayó sobre la inteligencia india.
~ La ocupación iraquí de Kuwait en 1990 y la Guerra del Golfo tuvieron consecuencias muy graves para
la India. Entre otras cosas, Nueva Delhi se encontró con la dificil tarea de organizar la evacuación aérea
de más de 100.000 indios que trabajaban en los paises del Golfo y con la subida del precio del petróleo.
603
debate durante la campaña electoral. Los argumentos políticos habían sido
reemplazados por las actuaciones de los burócratas del Ministerio de Asuntos Internos
el gobernador Girish Saxena, y el Ejército y las fuerzas paramilitares indias.
Ello no impidió que Narasimha Rao, sin llegar a abandonar un enfoque en el que
las causas políticas de la crisis se veían eclipsadas por la urgencia de someter por medio
del control militar a los insurgentes, hiciera un llamamiento a los principales líderes
independentistas para mantener negociaciones. Para entonces, las relaciones entre
Hizbul-Mujah¡deen (I-IUM) y el JKLF ya habían tocado fondo. Yasin Malik, el líder del
JKLF, abogó por que Pakistán se retirara de Azad Kashmir para facilitar un acuerdo
general de la disputa de Cachemira. Pero el HUM se negó a negociar con el gobierno de
la India dentro del marco de la Constitución de la Unión.90
Algunos miembros del gobierno creyeron que aquel era un momento propicio
para proyectar un acercamiento al JKLF. Pero el mayor obstáculo con el que se enfrentó
Narasimha Rao fue la enorme y arraigada fuerza de los conservadores, de aquellos
influyentes núcleos de opinión tanto en el ámbito político como en el militar, contrarios
a cualquier concesion a los separatistas cachemiris?t Estos núcleos contaban, además,
con el apoyo mayoritario de una sociedad india que, según denuncia Tavleen Singh, no
92 “Las mentiras y las verdades a medias que se decían todos los días en la prensa india sobre Cachemira
no ayudaron tampoco. La mayoría dc la gente en la India sólo tenía una idea sobre Cachemira, que era un
Estado repleto de gente leal a Pakistán que no merecía ni simpatía, ni lágrimas ni negociación. Si la
prensa hubiera dicho por lo menos algo de verdad sobre los sufrimientos diarios con los que se
enfrentaban los cachemiris, podría haber ayudado a rectificar el daño. Prefirió no hacerlo”. SINGI-I,
Tavícen. Op.cit. Pág. 194
~‘Ver SINGH, Tavleen. Op.cit. Pág. 211, y BHATIA, Ashima. “Ekta Yatra”: The Last Leg”. Lipis. Nueva
Delhi, ide febrero de 1992
605
administración india subsistía la división entre aquellos partidarios de la negociación
con los líderes guerrilleros y aquellos aferrados a las tradicionales políticas de mano
dura. Esta división estuvo ilustrada desde principios de 1993 en las personas del
secretario de Estado para la Seguridad, Rajesb Pílot, y 5.13. Chavan, ministro de
Asuntos Interiores. Pilot estaba más dispuesto que su superior y que el gobernador de
Jammu y Cachemira a abrir nuevos canales de comunicación con los sublevados sin
condiciones previas. También consideraba fundamental restaurar un proceso político
plenamente democrático.94
~ Pílot fue tachado por algunos de sus colegas como un funcionario desinformado acerca de las
condiciones políticas que prevalecían en el Estado y como una persona que sólo buscaba su prestigio
personal. Ver “A.G. Noorani on Kashmir Problem (1 y II)”. Muslim India. Nueva Delhi, Junio y julio de
1994. Un análisis sobre el programa y las reformas de Pilot, nada merecedoras de estas críticas en
WIRSING, R. Op.cit. Págs. 173-180, 177-178. Vertambién GANGULY, 5. Op.cit. Pág. 118
~ Puede que la intención fuera revivir un escenario semejante al de la Operación Estrella Azul y forzar al
Ejército a realizar un violento asalto al templo sagrado que despertara la indignación de los musulmanes.
Pero el Ejército indio no realizó ningón asalto durante los 32 días que duró el asedio, y, aun mas
significativo los miembros de HizbuI Mujahidin se ganaron la animadversión de muchos musulmanes
locales, que les pidieron desde las afueras del templo que se rindieran, como finalmente ocurrió, y
evitaran cualquier daño al templo. Ver HEWITT, y. Op.cit. Pág. 163, yKURSHID, 5. Opeir. Pág. 90. El
ejemplo de moderación demostrado por las Fuerzas de Seguridad indias durante la crisis de la mezquita
de Hazratbal perdió cualquier significado cuando los disparos sobre una manifestación pacífica en la
ciudad de Bijbehara provocaron 50 victimas mortales. Ver “National Commission on Human Rights:
Findings on Hijbehara Massaere”. Muslim India. Julio de 1994. En abril también se produjo una asonada
de más de 1.00(1 miembros musulmanes de la policía estatal en protesta por la muerte de un compañero
mientras estaba siendo investigado por eí Ejército por posible colaboracionismo con los grupos armados.
606
tradicionales pautas de reivindicación de cuerpos de representación regionales que les
desvincularan de Srinagar, en el caso de Leh y Jammu, y del propio LeE, en el caso de
los musulmanes de Kargil. Estas reclamaciones se han visto cumplidas hasta el punto de
que hoy en día Jammu y Ladakh, que contemplan la sublevación en el Valle de
Cachemira como una crisis distante que no les afecta, disfrutan de dos tipos de relación
administrativa con Nueva Delhi diferenciadas de la del Valle.96
~ Ver HEWITT, V. Op.cit. Págs. 169-170. En el caso de la población de Ladakh, sus demandas fueron
parcialmente cumplidas con la formación en septiembre de 1995 de un Consejo Autónomo Supremo de
Desarrollo que proporcionó un mecanismo institucional para asociar a los representantes públicos con la
toma y puesta en práctica de decisiones en varios sectores dc las actividades gubernamentales. Con este
Consejo, la población de Ladakh vio cumplido su deseo de ser desvinculada de Srinagar, lo que provoco
las protestas de Hurrivar Conjérence. “Leb Council Launched Amid Cbanting of Victory Slogans”.
Bulletin ofResearch and Cultural Foundation. Nueva Delhi. N” 1 primavera dc 1996
607
secular y propakistani-islámica, y celebrar un plebiscito de autodeterminación que no
vulnere las fronteras del reino fundado por Gulab Singh en íS472~ Hurriyat Con/erence
afirma que la cuestión de Cachemira se reduce a un conflicto de naturaleza política, y no
religiosa, reafirmando su defensa de las minorías religiosas y repudiando oficialmente el
activismo militar, a pesar de que cuenta entre sus filas con miembros del JKLF y de
Hizbu/ A’!ujalzidin. La intención de I-furriyat Conference es erigirse ante Nueva Delhi
como el representante legítimo del activismo político moderado cachemiri. En efecto,
ha habido crisis en las que Hurriyat Conference ha desempeñado un papel de mediación
fundamental entre los grupos armados y las Fuerzas de Seguridad indias. Ello le ha
llevado, a pesar de su irrenunciable defensa de un plebiscito de autodeterminación, a ser
considerada por algunos políticos indios como la única esperanza de que surja un núcleo
político representativo capaz de negociar con Nueva Delhi.
En otro campo, cuya importancia es destacada por B.P. Saha, los nacionalistas
cachemiris y los grupos independentistas recibieron con irritación unas declaraciones
realizadas por Benazir Bhutto en mayo de 1994 en las que afirmaba que su país no
98 Ver ‘Winds of Change in Kashmir”. National Herald. Nueva Delhi, 5 de junio de 1995, SIMMONS,
Lewis H. “Cachemira Entre Dos Fuegos’. National Geotiranhie. Septiembre de 1999. Pág. 26 y
HEWITT, V. Op.cit. Pág. 163
608
contemplaba la denominada ‘tercera opción” o independencia para Jammu y
Cachemira. A esto le siguió el anuncio de que Pakistán se proponía adoptar medidas
administrativas que apuntaban a una posible integración de las Áreas del Norte en la
North West Frontier Province pakistaní. Las manifestaciones en contra provinieron
tanto del JKLF como de los líderes de Azad Kashmir, que se quejaron de la injerencia
del gobierno pakistani en sus asuntos internos y exigieron su unión con las Areas del
Norte para preservar las fronteras históricas y culturales cachemiris. Por su parte,
siguiendo con la exposición de Saha, el temor del HUM a que esta transfiguración de la
opinión pública pudiera favorecer algún acuerdo con Nueva Delhi le llevó a iniciar una
campaña de ataques a políticos cachemiris moderados proclives a la negociaciónt
Yasin Malik, líder del JKLF, propuso declarar un alto el fuego para mantener
conversaciones tripartitas con los gobiernos de la India y Pakistán, pero se negó a
negociar con las autoridades indias si éstas le imponían hacerlo en el marco de la
Constitución de la Unión. Abdul Ghani Lone y Syed Ah Shah Geelani, conocidos
miembros de Al/-Party Hurriyat Conference, anunciaron su decisión de boicotear los
comicios a no ser que se celebraran bajo el auspicio de la ONU y en forma de un
referéndum de autodeterminación que abarcara todo el territorio bajo ocupación india y
pakistaní. Shabir Shah, el líder de la Liga Popular, se opuso a las elecciones tal y como
~ Ver El presidente del Partido Nacional Popular de Jammu y Cachemira declaró que ‘la lucha en contra
de la India ahora podría convertirse en una lucha en contra de Pakistán”. SAHA, B.P. Op.cit. Pág. 226-
221
‘e»> SARAF, Pushp. “Hurriyat Leaders Are Not Drifting AparÉ Lone”. Indian Exnress. Nueva Delhi, 3 de
noviembre dc 1994
“JKLF: Vasin Malik for Unconditional Talks with Cease Pire’. Muslim India. Nueva Delhi, Octubre
de 1994
609
estaban proyectadas y animó a musulmanes, pandits, dogras, budistas y sijs a reunirse
en una lucha pacífica por la independencia. Por primera vez, junto a Yasin Malik, el
líder de la Liga Popular defendió un nuevo modelo de activismo político que, aunque
pacífico y secular, no renunciaba a ninguna de sus anteriores reclamaciones. 02 De esta
forma, ninguno de los principales líderes de la resistencia apoyaron el modelo de
consulta popular propuesto por Nueva Delhi, entre otras razones porque se sospechaba
que la India intentaba promocionar al desprestigiado Farooq Abdullah como ministro
jefe de Cachemira. Por su parte, Farooq Abdullah se comprometió á participar en las
elecciones sólo si se restauraba el grado de autonomía anterior a 1953.103
En la India surgieron algunas voces avisando de los peligros que podría acarrear
la celebración de unas elecciones que despertaran poco o ningún apoyo popular)04 Los
análisis sobre los eventuales beneficios que pudiera conllevar este procedimiento
llevaban a dos conclusiones distintas. Había un grupo de ministros que consideraba que,
al igual que había ocurrido en Punjab, aunque la participación fuera muy reducida seria
posible revivir el proceso democrático. Pero había otro círculo que advertía de que los
casos de Punjab y Cachemira no eran equiparables.105 Existían factores, como los
distintos trasfondos históricos, la existencia de la reivindicación territorial pakistaní, los
condicionantes étnicos y religiosos, la implicación de la ONU y la estratégica ubicación
del Valle, que hacían del escenario cachemiri uno radicalmente opuesto al de Punjab.
Para estos analistas, en Jammu y Cachemira sería imposible iniciar un proceso de
normalización política si la población no participaba mayoritariamente. ¡06
03 Ver AKI-ITAR, Shaheen. “Reviving the Election Farce in Jammu and Kashmir”. Strateeic Studies. N0
2&3 Invierno 1995- primavera 1996, y SAHA, H.P. Op.cit. Págs. 238-239
““ Ver ‘Prem Shankar Jha on Kashmir Situation”. Muslim India. Nueva Delhi, Diciembre de 1994,
CHODHLJRY, Neerja. “How Credible will He an Election in J-K Now?”. IMja~J ress. Nueva Delhi 6
de febrero de 1995, y NAYAR, Kuldip. “From Rao to Rao in Kashmir”. The Statesman. Nueva Delhi, 24
de mayo de 1995
~ Argumentación desarrollada por Girish Srinivasan en ‘Kashmir and Pun ab. Fundamental
Differences”. En ENGINEER, AA. Op.cit. Págs. 88-9i
~ Ver JHA, Prem Shankar. “Do Not I-lurry Elections in Kashmir”. The Hindu. Nueva Delhi, 1 de octubre
de 1994, y TARKUNDE, VM. “Kashmir- Prompt Action Necessary”. The Radical Humanist. Nueva
Delhi, julio de 1994
610
Durante este proceso, el conflicto entre ChaVan y Pilot se acentuó. Pilot defendía
que se debía conceder cierto grado de autonomía a Cachemira antes de que se
celebraran las elecciones. Por el contrario, Chavan se obstinó en aplazar cualquier
discusión sobre la ampliación de la autonomia hasta después de la consulta. El
enfrentamiento se trasladó al ámbito público a finales de octubre,107 y finalmente
Narasimha Rao acabó con la controversia desplazando a Chavan y convirtiéndose en el
interlocutor directo de Pilot mediante la creación de un Departamento de Asuntos para
Jammu y Cachemira de cuyas funciones se hizo cargo personalmente.
Chavan, en una entrevista a la BBC en Londres, señaló que las manifestaciones públicas de Pilot sobre
Cachemira no debían ser consideradas como manifestaciones de la política oficial de la India, y Pilot, en
una carta de protesta al primer ministro indio, declaró que estas declaraciones de Chavan habían hecho un
daño incalculable a la imagen internacional dc su gobierno. NAYAR, Kuldip. ‘Chavan- Pilot Feud Suits
Rao’. The Statesman. Nueva Delhi, 16 de noviembre de 1994
168 La determinación de Narasimha Ran por celebrar elecciones en Cachemira se enfrentó con serios
obstáculos institucionales. Hubo dos cuestiones que perjudicaron el proceso sobre todas las demás. Por un
lado, la elaboración de los nuevos distritos y censos electorales, que no se habían renovado desde 1915.
Hasta mayo de 1995 no estuvieron preparados los nuevos distritos y listas electorales que, por otro lado,
recibieron muchas críticas. Ver AKI-ITAR, Shaheen. “Reviving the Election Paree in Jammu and
Kashmir, Strateeic Studies. N0 2&3, Invierno 1995- primavera 1996. En segundo lugar, la maquinaria
cvii administrativa había colapsado después de cinco años de violencia ininterrumpida. La organización
de los comicios requería movilizar a muchos empleados gubernamentales para las tareas del deposito y
recuento de votos. Dada la desmoralización general, el descontento entre la gran mayoría de los
empleados gubernamentales, y el control que los guerrilleros habían adquirido sobre un segmento
sígniticativo de funcionarios, era poco probable que su trabajo fuera eficaz. Igualmente, las Fuerzas de
Seguridad, que no desarrollaban el papel dc protectoras de la autoridad civil, sino que constituían por si
solas la única autoridad en el Estado, rivalizaban a causa de sus atribuciones, se encontraban ampliamente
divididas y defendían su dependencia en distintos casos de las autoridades de Nueva Delhi o de Srinagar.
Ver SAWI-INEY, Pravin. “Elections in Kashmir Must Wait. Since Security Forces are Divided and
Administration is Defunct”. The Asían Ace. Nueva Delhi, 3 de noviembre de 1994
0$) En febrero de 1995, un rebelde de origen afgano se refligió en la mezquita con un número
indeterminado de adeptos (de 20 a 200 según la fuente) que fortificaron la mezquita con explosivos. En
marzo el Ejército sitió Charar-e-Sharief y en colaboración con la BSF comenzó a regular la entrada en la
localidad, pero se decidió no asaltar la mezquita. A mitad de mes las autoridades indias propusieron que
los rebeldes abandonaran la mezquita comprometiéndose a no adoptar ninguna acción de represalia, pero
la propuesta fue rechazada y la situación permaneció inalterable durante dos meses, inesperadamente,
según las autoridades indias, el 8 de mayo los sublevados prendieron fuego a varias casas anexas a la
mezquita, supuestamente para distraer a las Fuerzas de Seguridad y asegurarse la huida. Esta versión ha
sido puesta en duda y muchos analistas consideran más probable que el Ejército indio provocara el fuego.
De cualquier forma, los cruces de disparos entre los guerrilleros y las Fuerzas de Seguridad impidieron
frenar la propagación del incendio, que provocó la destrucción de la mezquita y de alrededor de cien
casas. La mayoría de los rebeldes, incluyendo al cabecilla, lograron escapar, y el número de víctimas
mortales no sc hizo público.
611
rebeldes, liderados por un mujahidin afgano, se refugió en la emblemática mezquita de
la ciudad de Charar-e-Sharief durante más de dos meses. El asedio de las Fuerzas de
Seguridad finalizó con el incendio, de origen desconocido, de la mezquita y de decenas
de casas adyacentes. La destrucción de la mezquita provocó graves altercados en el
Valle y una gran oleada de protestas en el resto de la India. Las críticas a las autoridades
por su mala actuación durante la crisis llegaron a tal punto que Sumit Ganguly relaciona
estas presiones con el anuncio de Narasima Rao, a finales de 1995, de que su gobierno
se proponía ampliar la autonomía de Jammu y Cachemira. iR)
NO GANGULY, 5. Op.cit. Pág. 127. Este episodio dio lugar a innumerables debates. Ver, por ejemplo,
CHAKRAVARTTY, Nikhil. “Do Not Put 0ff the Charar-e-Sharief Post Mortem”. The Pioneer. Nueva
Delhi, 15 de mayo de 1995, SETHI, Sunil. “Ihe Tragedy of Errors in J&K”. The Pioneer, 21 de mayo de
1995, GUPTA, Sujay. “Break Down that Left the Centre Nonplussed”. The Statesman Nueva Delhi, 25 de
mayo de 1995, SHAHABUDDIN, Syed. “The flurning of Charar-e-Sharief’. Muslim India. Nueva Delhi
junio de 1995
Hl Ver KHAN. Rasheeduddin. “India, the Federal State and the Kashmir Problem”. En Kashrnir
0 34. 1996. Págs. 48-
Challengc’s andProspeets. Raiiv Gandhi Institute for Contemporarv Studies. Paper n
50, y AKHTAR, Shaheen. “Reviving the Election Farce in Jammu and Kashmir”. Strateaic Studies. N0
2&3, Invierno 1995- primavera ¡996
612
Estas declaraciones formaron la base para el comienzo de una estrategia de
doble ramificación que se inició en 1996. La primera parte de la estrategia supuso el
inicio en febrero de negociaciones con líderes cacheiniris que habían sido recientemente
excarcelados, y la segunda la inclusión de iamrnu y Cachemira en las elecciones
generales que se celebrarían en mayo. Un grupo importante de líderes separatistas
accedió a mantener negociaciones incondicionales con el gobierno de la India. Una vez
hubieron comenzado los contactos, los sublevados manifestaron su deseo de continuar
las conversaciones, pero rechazaron participar en las elecciones para el Parlamento
indio.
613
elecciones de 1987, su comportamiento apremiante suscitó dudas sobre la legalidad de
los resultados.
Se debe señalar que el grado y la extensión de esta coacción son objeto de debate
y no están confirmados. Tampoco se puede ignorar la justificación del gobierno central.
Las coacciones y amenazas de los grupos rebeldes sobre la prensa y la población hacían
necesario el establecimiento de medidas de seguridad y de impulso sobre el electorado.
No obstante, a pesar de que el gobierno proclamó su victoria sobre los sublevados, la
sinceridad de su compromiso con el proceso democrático continuó estando en tela de
juicio, tanto entre los residentes del Valle como para los observadores extranjeros.í 13
113 Ver “Amnesty international. Human Rights Abuses in the Election Period in Jammu and Kashmir”.
World Kashmir Freedom Movement. Londres, 9 dc septiembre de 1996, y una selección de artículos de
prensa sobre este aspecto en hítp://www.ummah.org.ulc’kashmir/reports/eleetion.htm
614
figura de Farooq Abdullah no sólo estaba desprestigiada dentro de .Jammu y Cachemira,
los medios de comunicación a nivel nacional ponían de manifiesto las dudas de muchos
analistas a propósito del talento político y administrativo de Farooq para hacer frente a
una situación tan delicada.114
‘‘4 Farooq sostuvo que la mayoría de los cachemiris deseaban permanecer en la India, que Pakistán no
estaba legitimada para exigir un plebiscito porque cuando existió la posibilidad de celebrarlo lo impidió y
que lo que el Estado necesitaba era la restauración del grado de autonomía anterior a 1953. SAHA, B.?.
Op.cit. Págs. 235-236
‘‘~ Ver AKBAR, Mi, ‘Farooq can Regain the Paradise he Lost”. Asían Atie. 13 de octnbre de 1996,
SINGH, Janak. “Regaining Paradise. Lessons for Farooq from the Past”. The Times of India. II de
octubre dc 1996, y “A Vote for Peace. The Verdict in Jammu and Kashmir”. Frontline. 1 de noviembre de
1996
615
observadores tan poco sospechosos de connivencia con el gobierno indio como la
periodista india Tavleen Singh negaron que en las elecciones de septiembre se hubieran
producido irregularidades.116 Acerca de la participación, pocos medios de comunicación
dieron cifras concretas y se limitaron a asegurar que había sido muy satisfactoria. Los
más precisos afirmaban que había superado el 50%. En lo referente a las reacciones
internacionales, la India recibió numerosas felicitaciones por lo que se consideró un
proceso legítimo de restauración de las garantías democráticas.
6 En una entrevista concedida después de las elecciones. La Conferencia Nacional recalcó que los
desiguales porcentajes de participación en los distintos distritos demostraba que el Ejército, cuya
presencia había sido, no obstante, masiva, no había coaccionado a la población. Ver ‘Road to
Tranquillity’. The Hindu. II de octubre de 1996 y “Army’s Role in Kashmir Polí”. The Statesman. 4 de
octubre dc 1996
117 Henazir Bhutto describió las elecciones como una farsa destinada a intentar distraer la atención
internacional y afirmó que los 40.000 muertos desde el comienzo de “la lucha por la libertad” eran una
prueba de que la celebración del plebiscito todavía era un asunto pendiente. La primera ministra pakistaní
pidió que la ONU volviera a discutir la cuestión de Cachemira. “Bhutto Wants UN to Diseuss Kashmir’,
The Indian Exuress. Nueva Delhi, 4 de octubre de 1996
616
los analistas políticos subrayaron la necesidad de iniciar negociaciones inmediatas con
Hurriyat Con/érence. ~
A pesar del enorme optimismo generado por estos resultados, que superaron las
previsiones más optimistas, los retos del nuevo gobierno eran peliagudos y no faltaba
quien dudaba de la capacidad del nuevo ministro jefe para superar los muchos
obstáculos. Entre los objetivos inmediatos que se planteó el nuevo gobierno se
encontraban: poner en funcionamiento la administración estatal, para lo que resultaba
primordial iniciar un proceso de descentralización entre las tres provincias que
respondiera a las tradicionales reivindicaciones de .Jammu y Ladakh;1 19 devolver la paz
y el orden y resolver el problema de la reintegración social y política de aquellos
guerrilleros que quisieran participar en el proceso democrático; organizar la vuelta de
todos aquellos que se habían visto forzados a abandonar sus hogares; comenzar el
proceso de reglamentación de las relaciones Centro-Estado (que contemplara un amplio
grado de autogobierno),120 reconstruir la economía, altamente dependiente del turismo;
y abordar proyectos de desarrollo y creación de empleo.
~ El gobernador Krishna Rao pidió a las autoridades de Nueva Delhi que no volvieran a dejarse llevar
por nimios intereses políticos y respetaran la voluntad de los cachemiris. ‘Confio en que todos los
interesados respetarán el veredicto de la población... no deben repetirse los errores pasados de
desestabilizar gobiernos debidamente elegidos que tuvieron consecuencias desastrosás”. Ver “A Delicate
Balance”. Political Events. Op.cit. 17 dc octubre dc 1996. Pág. 16, “Kashmir: A New and Cautious
I3eginning’. Political Events. Weekly News Analysis Service. Nueva Delhi, 10 de octubre de 1996, Pág.
14, DUBEY, Muchkund. “Towards a Dialogue on Kashmir”. Mainstream. Nueva Delhi, 9 de noviembre
de 1996, y “No Victory Processíons for Farooq Abdullah’. The Pioneer. 3 de octubre de 1996
Ii’) La primera medida que se anunció en este sentido fue la celebración de elecciones en los cuerpos
locales de los distintos distritos y municipios, y más tarde se creó un Comité de Autonomía Regional para
que diseñara un sistema de desarrollo equilibrado e igualitario entre las tres regiones.
120 Se constituyó un comité encabezado por el anterior Sadar-i-Riyasat Karan Singh para inspeccionar las
cuestiones relacionadas con las leyes centrales aplicadas en el Estado y con la relación constitucional
entre Jammu y Cachemira y eí Centro.
617
llamamiento a la negociación tanto a esta coalición política como a los distintos grupos
armados. Hurriyat Conference catalogó la oferta de “ridícula” y de irrealizable puesto
que no reconocía ninguna autoridad al nuevo gobierno. La organización describió los
comicios como una práctica militar destinada a esconder a la comunidad internacional la
realidad de Jammu y Cachemira, y apuntó que si el gobierno hubiera creído realmente
en la democracia no habría encarcelado a sus líderes antes de las elecciones. i2i
Pero la primera tarea que tenían que abordar las administraciones estatal y
central era diseñar procedimientos que pennitieran que el autogobierno fuera una
realidad tangible. Deve Gowda, al contrario que sus predecesores antes de Narasimha
Rao, reiteró su compromiso con la concesión de mayor autonomía, aunque no aclaró si
121
Ver SWAMI, Praveen. ‘Plans, Strategies. The Hurriyat Weighs its future’. Frontline. Nueva Delhi, 1
de noviembre de 1996, y “Offer ofTalks”. Political Events. 17 de octubre de 1996. Págs. 17-18
‘22
En 1997 se creó una Comisión estatal de derechos humanos para investigar todas las alegaciones de
violaciones de estos preceptos cuya efectividad sigue siendo muy escasa actualmente. Ver BEARAK,
Harry. “Kashmir a Crushed Jewel Caught in a Vise of Hatred”. New York Times. 12 de agosto, 1999.
También se creó un comité de investigación de posibles casos de corrupción que podría inspeccionar a los
ministros y al propio ministro jefe.
‘23 “The Tasks Ahead”. Political Events. 10 de octubre de 1996. Pág. 14
¡24
Se cree que en 1996 cerca de 5.000 milicianos pro-India estaban operando en el Valle. NAYAR
Kuldip. “Vital Decision for Kashmir”. Indian Exoress. 14 dc octubre de 1996. Entre estas milicias destaca
Ikhwan-e-M&,Nncon. Además de atacar a íos grupos rebeldes, Jkhwan-e-Mus/irnoon creó una rama
política, la Liga Awami, que se presentó a las elecciones y no obtuvo ningún escaño. Estas milicias
suponían uno de los principales escollos para la normalización política porque, habiendo contado con el
beneplácito de Nueva Delhi y con libertad de acción, se habían implicado no sólo en actividades en contra
de los sublevados, sino en gran número de actividades criminales destinadas a obtener financiación. El
hecho de que no estuvieran integradas en ninguna cadena de mando hacía muy dificil su control. Ver
Army in a Catch 22 Situation of Thcir Own Makíng”. The Statesman. 17 de marzo dc 1996
618
estaba dispuesto a restaurar el estatus anterior a 1953. De cualquier forma, Abdullah
demostró su disposición a la negociación afirmando que su gobierno buscaba una
“fórmula 1996, no una fórmula 1953”.
Los primeros meses del nuevo gobierno no fueron nada fáciles. Analistas como
Izhar Wani o Yusuf Jameel lamentaban que ninguno de los compromisos asumidos por
Farooq estaban respondiendo a las expectativas creadas. Por otro lado, medio año
después de las elecciones era palpable un nuevo aumento de las actividades subversivas,
que antes habian resultado prácticamente inexistentes, y la población local seguía
denunciando el exagerado poder y el talante prepotente que todavía caracterizaba a las
Fuerzas de Seguridad indias.125
25 A pesar dc que las autoridades estatales afirmaban que se había producido un notable descenso de las
actividades de los guerrilleros, las informaciones de prensa eran mucho más escépticas. SARIN, Ritu.
“Opting for Softer Targets”. Indian Exnress. 21 de junio de 1997, y WAN1, Izhar. “Miles toGo Before
Farooq Regains his Paradise”. Ihe Asían Age. 3 de noviembre de 1996. Ver también “Democracy Still a
Far Cry as Absentee Govt. Eails to Deliver”. The Statesman. 9 de enero de 1997, BUKHARI, S.S. “Will
Use Chinar Bloom Again?”. 23 dc marzo de 1997, JAMEEL, Yusuf “Kashmiris not impresoed by Anti-
Graft Drive”. The Asían Ace. 10 de octubre de 1997
[20 El líder de la Liga Popular, Shabir Shah, reconoció que “el gobierno ha alcanzado un grado de control
militar sobre la situación que puede mantener el movimiento suprimido durante los próximos anos
“Kashmir Situation II. There isa Greater Feeling of Security”. The Statesman. 24 dc agosto de 1997,
KHARE, Harish. “Wining The War Loosing the Peace”. The Hindu. 22 de septiembre de 1997
619
avances en el camino hacia la obtención de la autonomía prometida, la alienación de la
población cachemiri continuaba siendo el principal reto del gobierno de Farooq. i 27
127 MOJUMDAR, Aunohita. “Continuing Alienation of People a Mayor Obstacle”. The Statesman. 28 de
agosto de 1997
¡28 Tras las elecciones de 1996, cl BJP había denunciado que Deve Gowda se propusiera a ampliar la
autonomía del Estado y anunció medidas para conseguir la anulación del Art. 370. SWAMI, Praveen.
“Political Reactions”. Frontline. Nueva Delhi, 1 dc noviembre de 1996
129Ver NARAYANAN, M.K. “The J&K Balance Sheet: More Debit than Credit”. The Asían Me. 6 de
octubre de 1997, SARAF, Pushp. “Political Challenges”. The Pioneer. II de octubre de i997
620
En aquella fase de aparente mejora del conflicto nacionalista iniciada en 1996, el
recrudecimiento de la disputa territorial indo-pakistaní entre 1998 y 1999 impidió
comprobar hasta qué punto se estaba producido i-ealmente una transformación que
según los más optimistas se dirigía paulatinamente hacia una posición expectante, o
incluso ansiosa, de la sociedad cachemiri por obtener de la India las garantías de
autogobierno que le permitieran recuperar una vida en paz, aunque ello supusiera
renunciar a la utópica solución de la independencia. La mayoría de los musulmanes
cachemiris ha acabado por dejarse de identificar tanto con la India como con Pakistán,
pero II años de infructuosa y dolorosa insurgencia le han demostrado que la India es
una nación demasiado fuerte como para obtener de ella cualquier concesión que no sea
voluntaria. Sheikh Abdullah era consciente de esta realidad cuando firmó el Acuerdo de
Cachemira de 1975 y accedió a gobernar el Estado sin haber obtenido el grado de
autogobierno deseado.
A pesar de la falta de libertades políticas sufrida por los cachemiris desde 1953,
lo cierto es que la mayoría mira con nostalgia al pasado cuando comprueba que
entonces, por lo menos, Jammu y Cachemira era un Estado donde se vivía en paz y se
disfrutaba de cierta prosperidad.130 La histórica tradición pacífica, o sumisa según
algunos observadores, de los cachemiris se ha visto efectivamente rota durante la última
década, pero un análisis general de las causalidades y la evolución de esta
transfonnación permite considerar, sin pecar de optimismo, que si la India y Pakistán
alcanzaran un acuerdo para establecer una frontera divisoria definitiva del anterior
Estado nativo, y si ambos respetaran dentro de sus fronteras las peculiaridades
históricas, culturales, nacionales y políticas de sus poblaciones, seria posible alcanzar el
por ahora tan remoto fenómeno de la paz.
Ver BLANK, Jonah. “Kashmir: Fundamental ism Takes Root”. Foreien Affairs. Noviembre-diciembre,
‘~~‘
1999. Págs. 45-47, y SIMONS, Lewis H. “Cachemira Entre Dos Fuegos”. National Geonrauhie
Septiembre de 1999. Págs. 11, 27 y 28
621
.
CAPÍTULO IX: POSIBLES ESQUEMAS DE
RESOLUCIÓN PARA LAS CUESTIONES NACIONAL-
TERRITORIAL EN JAMMU Y CACHEMIRA
Una propuesta que los nacionalistas hindúes han manejado con un alto grado de
revestimiento populista ha sido la de incrementar la presión militar que se está
aplicando en Jammu y Cachemira desde 1989. El único objetivo de este enfoque sería
aplastar a los insurgentes por medio de la fuerza. Los sublevados serían considerados
simples delincuentes, excluyéndose la posibilidad de negociar o ceder ante ninguna de
sus reivindicaciones.
623
En el discurso popular a esta solución se la denomina “hacer otro Punjab”. En
este Estado indio, en 1984 los separatistas sijs fueron derrotados mediante un uso
desmedido y brutal de la fuerza. Las elecciones estatales de 1992, que sobrevinieron
después de cinco años de insurgencia y de gobierno directo de Nueva Delhi, convocaron
a un electorado extremadamente reducido que, sin embargo, dio paso a un gobierno
legalmente constituido. Las siguientes elecciones locales disfrutaron de una
participación electoral extraordinariamente alta, y la represión, que fue acompañada de
medidas políticas, pareció haber provocado las condiciones necesarias para la paz.
Sumit Ganguly expone las razones por las que es improbable que en Jammu y
Cachemira funcione la estrategia de “hacer otro Punjab”.’ En primer lugar, la
composición demográfica en Cachemira es diferente a la de Punjab. En Punjab la
población sij apenas supera a la hindú, mientras que Cachemira es mayoritariamente
musulmana. Es más, la mayoría de los sijs en Punjab no apoyaba la creación de un
Estado independiente. Por el contrario, en el Valle de Cachemira la gran mayoría de la
población no se siente identificada con la India.
624
por inculcar esta noción en sus Fuerzas de Seguridad. Tal estrategia minaría la imagen
que la India intenta adquirir a ojos de la comunidad internacional.
Esta estrategia sigue las pautas de las politicas aplicada por China en Tibet y de
la más reciente estrategia serbia en Kosovo. En la actualidad, los fundamentalistas
hindúes prefieren maquillar esta propuesta recordando que todos los musulmanes indios
una vez fueron hindúes. ¿Por qué no darles la posibilidad de convertirse o de marcharse
para unirse a sus correligionarios musulmanes de otros países, al igual que hicieron los
judíos de la Unión Soviética o los hindúes de la provincia pakistaní de Sind?
625
necesita la ayuda económica de una comunidad internacional que cada vez protege con
más fuerza el respeto a los derechos humanos.
Los simpatizantes de la causa india han esgrimido todo tipo de argumentos para
mitigar el daño que las resoluciones de la ONU hicieron a la legitimidad del
Instrumento de Adhesión. Entre ellos se encuentra la explicación de que la carta del
gobernador general Mountbatten que contenía el compromiso inicial de “hacer una
referencia a la población”, al ser estrictamente la expresión de un deseo personal
separada de la aceptación formal de la adhesión, no es vinculante para la India; que esa
referencia a la población podía ser ejercida por otros medios distintos al de un plebiscito
formal; que las resoluciones de la ONU quedaron obsoletas en el momento en que
Pakistán se negó a cumplir su parte del contrato (la retirada de sus tropas); y que la
población de iammu y Cachemira, habiendo tenido ya la oportunidad de expresar su
626
voluntad en varias elecciones libres y democráticas no obtendría ningún beneficio de
volver a despertar la cuestión de la adhesión.
627
capítulos anteriores y el lector ya ha tenido la posibilidad de extraer sus propias
deducciones.
Ver “Plebiscite And SelfDetermination in Jammu and Kashmir. lrrelevant Concepts”. Sin fecha. Folleto
informativo difundido por la Embajada de la India en Madrid
628
Partiendo de una aceptación de la argumentación india en lo que se refiere a las
resoluciones de la ONU, queda pendiente la parte de este compromiso que no había sido
adquirida con la comunidad internacional, sino con la propia población cachemiri. En
este punto, Nueva Delhi sostiene que la aceptación popular de la integración de Jammu
y Cachemira se materializó con el apoyo mayoritario a la Conferencia Nacional y su
líder, Sheikh Abdullah, y con la ratificación de la adhesión por parte de la Asamblea
Constituyente cachemiri entre 1954 y 1956.
629
Alto Tribunal del Parlamento en Gran Bretaña habían seguido estas consideraciones en
los casos de Texas y Australia Occidental respectivamente.5
DESAI, Damodar R. “The Origins of Kashmir’s International and Legal Status”. En THOMAS, R.G.C.
Op.cit. Pág. 91
6 DESAI, DR. Op.cít. En THOMAS, R.CJ.C. Op.cit. Pág. 91. Ver otros argumentos defendidos por K.
Menon, MC. Chagla e Indira Gandhi en CI-IOPRA, V.D. Op.cit. Págs. 225-230
630
obstáculos prácticos hicieron declarar a Josef Korbel, comisionado de la UNCIP, “que
la mera tecnicidad de realizar el plebiscito aparecía fuera del alcance de la realidad”.7
631
a 1989. Esta comunidad ha reivindicado en los últimos años la extracción de unas 3.000
millas cuadradas de territorio en el margen oriental del río Jhelum para establecer un
Estado propio, Pannun Kashmir. Esta petición surge del sentimiento de no pertenencia
al movimiento que pide la autodeterminación para el Valle y del éxodo al que han sido
compelidos por algunos elementos radicales del movimiento de liberación)>
Por otro lado, los propios musulmanes del Valle están divididos entre las
opciones de la independencia o de la integración en Pakistán. Aunque la coalición de
partidos políticos cachemiris Hurriyat Conference ha intentado que ambas ramas
ideológicas accedan a respetar el resultado de un plebiscito de autodeterminación,
algunas organizaciones propakistaníes han insinuado que no aceptarán ningún desenlace
que no sea la adhesión a la nación islámica. Incluso algunos miembros de comunidades
musulmanas minoritarias, como los shiís, los gujjars o los baltis recelan de los logros de
un movimiento secesionista que fortalecería la dominación sunita en el Valle.10
Ver HEWITT, V. Op.cit. Pág. 170, y “Living on the Edge of Kashmiriyat”. The Radical Humanist
Nueva Delhi, Febrero de 1994
‘1’Ver NALAPAT, MD. “A Mísstep in the Brink of Victory”. The Times of India. 1 de enero de 1996
Ver VAISHNAVI, Rughonath. “Kashmir Problem: How to end Miliiancy?”. The Radical Humanist
Julio de 1992, ANSARI Iqbal A. “Indian Muslims and Kashmir”. The Radical Humaníst. Noviembre de
1993, “5. Manzoor Alam Proposal for Solution”. Muslim India. Marzo de 1994, y JALAL, A. “Kashmir
Scars”. 23 dejulio dc 1990. En RAHMAN. Op.cit. Pág. 162
632
.
un nuevo modelo de Estado descentralizado, y con un esfuerzo de carácter prioritario
para el desarrollo socioeconómico en Jammu y Cachemira.
El primer paso exigible, según estos autores, sería restaurar a los cachemiris el
autogobierno contemplado en el momento de la adhesión y dar todas las facilidades para
la reinserción de los guerrilleros en los procedimientos políticos democráticos. Los
guerrilleros, una vez abandonadas las armas, y los partidos políticos que les representan
(Hurriyat Conference) deberían formar y dirigir el gobierno de iammu y Cachemira
hasta que se pudieran celebrar unas elecciones libres bajo la supervisión de la ONU y
del gobierno indio. El partido que ganara las elecciones dirigirla la administración
estatal sin ningún tipo de injerencia durante un período no menor a los 5 años y no
superior a los 15. Este período de gobierno autónomo supondría una etapa de transición
en la que se lograría la normalización política interna y la relajación de las relaciones
Centro-Estado. Al lograrse este objetivo, se debería organizar un referéndum en la
totalidad de .Jammu y Cachemira, incluyendo la parte ocupada por Pakistán, para saber
si los cachemiris desean el mantenimiento del statu quo o la celebración de un
plebiscito de autodeterminación.
‘2 Esta fue la opinión que Tavleen Singh transmitió a la autora en una entrevista concedida en diciembre
de 1996. Ver también TARKLFNDE, V.M. “Enlarged Autonomy-A Possiblc Solution”, en SOZ,
Saífuddin. Why Autonomy frr Kashmir?. Págs. 12-13
633
se convirtió en la tesis preferida por EEUU. Estas propuestas estudiaron un amplio
abanico de posibles resultados territoriales: dependiendo del principio de partición
adoptado, cada bando podría adquirir la totalidad, una parte, o ningún fragmento del
Valle de Cachemira. También previeron diferentes procedimientos: se podría celebrar
un plebiscito que asegurara el consentimiento formal de los cachemiris de la partición
territorial, pero el plebiscito podía abarcar la totalidad del Estado o, como sugirió Owen
Dixon, ser restringido a las áreas cuya disposición fuera incierta, es decir el Valle de
Cachemira.
Sin embargo, se puede dar por seguro que estas obstinadas reclamaciones son
más un conjuro ritual que una expresión real de sus posicionamientos. En el bando
pakistaní son frecuentes desde hace años los reconocimientos extraoficiales y privados
acerca de la escasa probabilidad de que se celebre un plebiscito. Y los observadores
imparciales han considerado que la India, cuando en ocasiones reivindica territorios
adyacentes a Cachemira en el propio Pakistán, adopta una actitud de contrapeso para
neutralizar sus reivindicaciones más inaceptables. En efecto, como se ha señalado
reiteradamente en este estudio, el gobierno de la India no ha hecho ningún esfuerzo por
esconder su disposición a renunciar a una parte importante del ex Estado nativo, lo que
no corresponde con su discurso oficial.
634
La transformación de la CFL/LOC podría llevarse a cabo de distintas maneras.
Por ejemplo, podría incluir pequeños ajustes o intercambios territoriales para rectificar
algunas irracionalidades en la frontera. Después de la guerra sino-india de 1962, la India
ofreció a Pakistán unas 1.500 millas cuadradas de territorio de las provincias de
Cachemira y Poonch, además de Azad Kashmir y las Areas del Norte. En las
negociaciones de Tashkent de 1965, Lal Bahadur Shastri también ofreció a Pakistán
territorio adicional, pero la oferta fue considerada insuficiente. Esta transformación
también podría incluir provisiones acerca del control fronterizo tales a la apertura del
tránsito en algunos puntos concretos a intervalos regulares, o al mantenimiento de una
frontera permeable al libre comercio, tránsito y empleo. Igualmente podría formar parte
de un amplio paquete multidimensional de autonomía que abarcara más que la simple
partición territorial.
635
Trieste fue dividido según un acuerdo alcanzado en 1954 por Italia y la antigua
Yugoslavia de forma que los residentes en ambos lados de la ciudad, una vez dividida
entre los dos países, tuvieran libre acceso a la otra parte. Raju Thomas destaca que el
presidente Ayub Khan y el primer ministro Nehru estuvieron a punto de alcanzar un
acuerdo sobre estas bases en unas negociaciones desarrolladas en 1964, pero el proyecto
fue frustrado por la muerte de Nehru ese mismo año.
Raju Thomas llega a la conclusión de que, a pesar de que una solución que siga
estos parámetros puede rio agradar a ninguna de las tres principales partes en la disputa,
eventualmente puede demostrarse como la alternativa de compromiso mínimo aceptable
por las tres.t4 No obstante dependiendo de a quién se le adjudique el Valle de
Cachemira, la solución disgustará en distinto grado a la India o a Pakistán. Resulta
difícil creer que la India vaya a plegarse a una división que le prive del Valle de
Cachemira, pero igual de improbable es que Pakistán acceda a renunciar a un territorio
por el que lleva luchando medio siglo.
‘~ THOMAS, R.G.C. “Refiections on ihe Kashmir Problem”. En THOMAS, R.G.C. Op.cit. Pág. 32
636
manteniendo así su acceso a China’’ ,í5 sin que la India perdiera tampoco sus necesarias
vias de comunicación con Ladakh y su frente de confrontación con China.
En caso de que la India y Pakistán alcanzaran un acuerdo sobre estas líneas para
dividir terrítorialmente el Estado de forma definitiva, ambas naciones estarían obligadas
a conceder a sus respectivos territorios la autonomía y las garantías democráticas que
fundamentan sus reivindicaciones mínimas. Las reformas democratizadoras y
descentralizadoras que ambas naciones tienen pendientes en sus respectivos territorios a
ambos lados de la CFL/LOC deberían disfrutar de un impulso rápido y rotundo. La
concesión de autonomía política es considerada por la mayoría de los investigadores de
la cuestión de Cachemira una parte inherente a cualquier propuesta de solución que se
pueda barajar, pero también hay quien cree que la concesión de autonomía, por si sola,
podría acabar no sólo con la sublevación independentista sino con~ la propia disputa
territorial,
‘~Ver GURR, Ted Robert. Minaruies ci Risk: Á Global Vicw o¡Ethnopoliflcal Conflicis. lJnited States
Institute ofPeace. Washington D.C. 1993. Pág. 301. En WIRSING, R. Op.eit. Pág. 225
637
obstante, en lo que respecta a .lammu y Cachemira, la concesión de autonomía sólo ha
sido el principal referente de debate, por lo menos público, para los indios y algunos
intelectuales cachemiris entre los que se distingue Saifuddin Soz.’7 Esta opción, por sí
sola, nunca ha recibido apoyo por parte de Pakistán, y su capacidad para despertar la
conformidad de los cachemiris, cuyas reivindicaciones independentistas o
propakistaníes se verían con ella denegadas, ha disminuido durante los años de la
sublevación. Por ello, el diseño de una propuesta de autonomía que seduzca de igual
forma a los tres actores principales en Cachemira, y que les satisfaga lo suficiente como
para dejar de lado otras alternativas, enfrenta a la politica regional con un extraordinario
reto.
17 Ver SOZ, Saifuddin, ¿ Why Autonorny tu Kas/unir? (Actas del debate sobre Cachemira celebrado en el
Nehru Memorial Museuín & Library cl 6 de mayo de 1995). Saifuddin Sos. Nueva Delhi i995, Kashmir
Crisis. Agenda ¡br an EJjéctive Dialogue. Kashmir Centre of Asian Studies. Nueva Delhi 1993,
‘~MENTA, Jasgaí 5. “Resolving Kashmir in the International Context of the 1990s”. En THOMAS,
R.G.C. Opeil. Págs. 388-409
638
En tercer lugar, se debería abordar la desmilitarización de la CFL/LOC y la
transformación de la línea divisoria en una frontera permeable que permita la libre
circulación y que facilite los intercambios comerciales. En cuarto lugar, Mehta propone
la celebración simultánea de elecciones en los sectores indio y pakistaní de Jammu y
Cachemira. Seguidamente, “se les debería permitir a los gobiernos electos en las dos
mitades mantener contactos mutuos y promover los intercambios culturales y
económicos entre estas partes de la antigua Cachemira”. Por último, el ex secretario de
Exteriores indio sugiere que la resolución definitiva de la disputa territorial se suspenda
por un periodo de tiempo determinado. Durante ese tiempo de transición, Pakistán
tendría que renunciar a internacionalizar el conflicto y a exigir la celebración de un
plebiscito, ya sea general o regional, celebrado bajo el auspicio de la ONU.
Este plan, a pesar del espíritu innovador con el que intenta cubrirse, no es mas
que una defensa maquillada de la propuesta del mantenimiento del statu quo territorial.
La única compensación que contempla es la concesión de una autonomía que por el
momento no se encuentra entre las reivindicaciones mínimas ni de pakistaníes ni de
cachemiris. Robert Wirsing anticipa las que, con toda probabilidad, serian las
objeciones de pakistaníes y cachemiris a la propuesta de Mehta.’9
639
En cuarto lugar, aunque la celebración de elecciones simultaneas no presenta
ninguna dificultad, el establecimiento de contactos entre los gobiernos de las dos
mitades es un proyecto demasiado insustancial y fácilmente interrumpible como para
proporcionar un fundamento estable para la regulaí-ización de la cooperación
transfronteriza. Por último, la sugerencia de que se congele la búsqueda de un acuerdo
durante un período de transición en el que se pueda construir una atmósfera de
confianza despierta el recelo de que la India aproveche este intervaló para reforzar su
protección ante eventuales inconvenientes, y no para prepararse a sí misma y a su
opinión pública para futuras concesiones. Evidentemente, la petición a Pakistán de que
abandone su estrategia de internacionalización del conflicto y su reivindicación de la
celebración de un plebiscito podría tener estos efectos.
No todas las propuestas realizadas por los analistas políticos indios que
defienden la solución de la autonomia siguen las mismas directrices fijadas en la
proposición del ex secretario de Exteriores del gobierno indio. De hecho, algunos de los
puntos propuestos por Mehta han despertado controversia. Por ejemplo, Rajender
Sachar y Ravinder Kumar defienden la preponderancia de la negociación con los
guerrilleros sobre las aproximaciones a Pakistán y la puesta en práctica de métodos de
represión para conseguir primero el fin de la violencia. Sudershan I3hutani, O.P. Shah y
Praful Eidwai considera que no se debe conceder autonomía a .lammu y Cachemira sin
antes haber llegado a un acuerdo con Pakistán por el que la nación islámica acepte la
iniciativa y se comprometa a hacer otro tanto en Azad Kashmir y las Areas del Norte. Si
Pakistán accediera a esta solución y finalizara su apoyo a la sublevación, las
organizaciones guerrilleras que actúan en el territorio indio perderían gran parte de su
fuerza. La India tendría entonces que iniciar un proceso de negociaciones con los líderes
guerrilleros que culminara con el establecimiento de un gobierno verdaderamente
representativo que abordara e> inicio de la devolución al Estado del grado de autonomía
del que disfrutaba antes de 1953. Satish Kumar advierte de la imposibilidad de abordar
ninguna reforma sin haber alcanzado anteriormente un amplio consenso entre todos los
partidos políticos de la India. Y MD. Nalapat y Balraj Puri dedican gran parte de sus
análisis a las reivindicaciones de las regiones de Jammu y Ladakh. Intelectuales y
activistas políticos de estos dos territorios han avisado sobre las nefastas consecuencias
640
que acarrearía la concesión de autonomía al Estado sin incluir al mismo tiempo
reformas destinadas a reducir la subordinación de estas regiones de Srinagar.20
~“ Todos estos intelectuales parriciparon en un debate sobre Cachemira celebrado en el Nehru Memorial
Muscum & Library cl 6 de mayo de 1995. Sus actas fueron publicadas en SOZ, 5. ¿WhyAulonornyto
Kashrnir?. Ver también NALAPAT MD. “Peace aud Polities go Together”. Ihe Times of India 2 de
enero de 1996
21 Ver WIRSING, R. Op.eit. Pág. 222
641
propuesta, y probablemente Pakistán tampoco podría ser persuadido para confiar su
dominio en las Áreas del Norte y Azad Kashmir a un organismo internacional.
23 Ver “Afghanistan and Kashrnir. Repon of a John Anjerican-Russian Study Mission”. The Asia Society
and Institute of Oriental Studics. Nueva York 1993. Págs. 29 y 30 y THOMAS R.G.C. Op.cit. Págs. 33-
34
642
poseer tierras en Cachemira. Por otro lado, la población de Jammu y Cachemira sí
podría vivir y trabajar tanto en la India como en Pakistán. Ambos países se esforzarían
por incentivar el turismo, cuyos beneficios serían gestionados por la administración
estatal. La India y Nepal mantienen este tipo de acuerdo, en el que la India además
proporciona a Nepal más de 14 rutas comerciales y de tránsito a los puertos indios en la
bahía de Bengala.
Raju Thomas se muestra partidario de esta solución, pero sólo como un primer
paso que conduzca en último término a la creación de una sola confederación
descentralizada y democrática de varias repúblicas autónomas en el sur de Asia. Por su
parte, Maroof Raza se muestra altamente escéptico a propósito de que un arreglo de
estas características pueda prosperar. Desde su punto de vista, teniendo en cuenta que la
India y Pakistán casi nunca han logrado ponerse de acuerdo en ninguna otra cuestión, es
inverosímil pensar que puedan gobernar Jammu y Cachemira de forma conjunta.24
643
que cada una de sus unidades componentes conserva un grado importante de autonomía
en cuestiones políticas y culturales. Como en Europa Occidental, los paises del sur de
Asia podrían integrar sus recursos naturales, defensas y sistemas económicos y de
mercado en observación de unos tratados específicos. Dentro de esta zona de estados
autónomos y libre mercado, el gobierno central de la confederación india sólo tendría
competencias en materias de defensa, asuntos exteriores, comunicaciones y divisas
situación que se repetiría en Pakistán, Bangladesh y cualquier país dispuesto y
preparado para incluirse en este modelo de organización.
Todos los autores que sugieren este tipo de solución siguen las pautas generales
señaladas por Raju Thomas, pero algunos proponen medidas adicionales que podrían
colaborar a garantizar el éxito del proyecto.26 Así, Mushtaqur Rahman propugna la
creación de varios estados autónomos, en consonancia con las diferencias étnicas,
religiosas y culturales de sus distintas regiones. Mientras que Ah Asli.raf y Amrit Lal
creen que se debería enfatizar y promover la asimilación de los elementos aglutinantes
en un Estado de Jammu y Cachemira reunificado, soberano e independiente.
26
Ver, por ejemplo, RAHMAN, M. Op.eit. Pág. 166, LAL, Amrit. India, Enough is Enough. Virgo
Publications. Nueva Delhi 1995. Pág. 100, ASHRAF, Ah. “Kashmir as a Member of South Asian
Community”. Muslim India, 13 de febrero dc 1994, JALAL, A. “Kashmir Sears”. 23 dejulio de 1990. En
RAHMAN, M. Op.cit. Pág. 162
644
Seguidamente, se celebrarla un referéndum en Azad Kashmir para determinar si desea
su unión con el Valle de Cachemira sobre la base de una asociación entre estados
independientes con Pakistán.
645
Por último, decir que la India ha propuesto a Pakistán este modelo de solución
en diversas ocasiones, y que la nación islámica lo ha rechazado al considerar que tal
modelo de confederación estaría supeditado al control de la India, al ser la nación más
fuerte, desde cualquier perspectiva, de todo el subeontinente. Acabar con estas
arraigadas suspicacias supone, hoy en día, el principal obstáculo para la consecución de
una solución que siga estas líneas.
28 GOTTLIEB Gidon. Nat/on Ágainst Sede. A New Approach Co Ethnic Conflict ant] che Decline of
Sovere¿gnty. Couricil on Foreign Relations Press. Nueva York 1993. En WIRSJNO, 14. Op.cit. Págs. 232-
233
646
minorías, no son una respuesta eficaz. Pero tampoco lo son los enfoques territoriales. En
particular, la creación de nuevos estados soberanos, señala Gottlieb, no soluciona el
problema. Por el contrario, la multiplicación de nuevos estados “es una fórmula para un
mundo aún más peligroso y anárquico”. La alternativa propuesta por Gottlieb saca
provecho de la transformación fundamental que está sufriendo el sistema internacional,
es decir, del declive del concepto de soberanía de los estados y del correspondiente
aumento del campo de acción para la intervención colectiva de la comunidad
internacional. Gottlieb llama a esta tercera alternativa “estados plus naciones”.
Las medidas adoptadas según este enfoque podrían incluir la emisión a los
habitantes de un país de dos pasaportes, uno que reconozca la pertenencia a un “hogar
nacional” (que puede traspasar las fronteras de los estados), y otro que reconozca al
ciudadano de un Estado político; la creación de acuerdos territoriales que permitan
capas de fronteras múltiples y con funciones específicas (una para la seguridad, otra
647
para el acceso al agua y a los recursos naturales...); o la reglamentación de garantías de
seguridad colectivas a los pueblos y las naciones que no tienen un estado propio.
Hoy por hoy este concepto de “estados plus naciones” de Gottlieb resulta
indudablemente futurista. Se aleja en aspectos muy fundamentales de las fórmulas
convencionales para establecer las relaciones estado-sociedad en países multi-étnicos.
Sin embargo, algunos de sus elementos están apareciendo en las prácticas de algunos
países occidentales, y no seria de extrañar que estos países actuaran en el futuro como
defensores de conceptos similares al de Gottlieb.
648
CONCLUSIONES FINALES Y UNA PROPUESTA DE
SOLUCIÓN
650
patrocinio del terrorismo en el Estado. Además, Islamabad se ha centrado en una
estrategia sistemática de internacionalización del conflicto, violando el pacto que
suscribió en 1912 en Simia e imposibilitando la búsqueda de una solución negociada de
forma bilateral que, en ningún caso, puede pasar ya por la celebración de un plebiscito.
651
resultado determinante, no sólo en lo que respecta al nacimiento del problema, sino
igualmente por lo que han influido en su negativo desarrollo.
652
victoria en los territorios con mayor porcentaje de población musulmana. Como subraya
V.D. Chopra, existían amplios segmentos de población musulmana que no comulgaban
con la doctrina islámica y secesionista de la Liga Musulmana.1 De hecho en vísperas de
la Transferencia de Poderes, las provincias musulmanas de Punjab y la North West
Frontier Province mantenían gobiernos “unionistas”.
653
Por lo que respecta a iammu y Cachemira, la negligencia de los colonizadores
tuvo su primera manifestación en la dejación a la hora de delimitar oficialmente sus
fronteras. Así, fue inevitable que cuando la India británica dejó de existir, sus herederos
tuvieran que hacer frente a un conflicto potencial que tuvo su más clara materialización
en la guerra sino-india de 1962 por el territorio de Akasi Chin.
654
disposición religiosa de los súbditos, además de indicar que no reconocerían la
instauración independiente de ningún Estado, sus leyes abandonaron en manos de los
monarcas la capacidad de tomar una decisión al respecto. De esta forma, antes de que
comenzara la crisis de integración de .lammu y Cachemira los gobernantes musulmanes
de Junagadh y Hyderabad, ambos con poblaciones mayoritariamente hindúes y
rodeados de territorio incluido dentro de las fronteras de la India, provocaron sendas
crisis de integración al ignorar las sugerencias de los británicos y optar,
respectivamente, por la integración en Pakistán y por la independencia.
Lamb, no fueron los británicos y el Partido del Congreso los que impidieron este
:3
desenlace. Por el contrario existían dos razones de peso para impulsar a Pakistán a
presionar al monarca más allá de la mera persuasión política, imponiendo primero un
embargo económico y, en el mejor de los casos permitiendo después la invasión de las
tribus de patizanes provenientes de la frontera entre Pakistán y Afganistán. Primero, la
contingencia de que el monarca triunfara en su proyecto de establecer un Estado
independiente. Y segundo la mucho más verosímil eventualidad de que el principal
líder político de los musulmanes del Valle de Cachemira, Sheikh Abdullah, liderara a
todo el Estado hacia la integración en la India.
Ver LAMB, A. Kashrnir A Disputa] Legacv. Capítulo VI, y CHOUDHURY G.W. Op.cit. Págs. 17-18,
y Capftulo III
655
La figura de este político cachemiri musulmán supuso, desde nuestro punto de
vista, el golpe más duro que recibió la idea de que la creación de Pakistán era el único
medio para garantizar la salvaguarda de los musulmanes del subcontinente. El
compromiso de Abdullah con el secularismo, la democracia y el socialismo, y su
adherencia a los principios ideológicos y a los líderes del Partido del Congreso, le
convirtieron en símbolo de la fortaleza de los principios de construcción nacional de la
India secular, y en impugnador vitalicio de la Teoría de las Dos Naciones de Ah .Jinnah.
Por otro lado, la India, en consonancia con su política de solucionar los dilemas
de integración mediante la celebración de plebiscitos de autodeterminación, y teniendo
en cuenta que legalmente no era necesario que el Estado se anexionara a la India para
recibir su ayuda militar, no debería haber exigido al monarca la preliminar firma del
Instrumento de Adhesión. Nadie niega que la sugerencia de este requisito partió del
gobernador general Lord Mountbatten, que persuadió a los dirigentes indios de los
peligros que acarrearía enviar tropas a un Estado neutral porque Pakistán podría hacer lo
mismo incitándose una guerra directa. Y silos dirigentes indios hubieran cumplido su
promesa de celebrar a posteriori un plebiscito, hoy se podría argúir que sus actuaciones
respetaron los ideales democráticos con los que se declaraban comprometidos. Pero el
hecho de que este plebiscito no llegara a celebrarse nunca alimenta la duda de si la India
no exploté los acontecimientos para obtener la integración de un Estado por el que
estaba profundamente interesada.
656
No obstante, tampoco se puede olvidar que la India solicitó a la ONU que
exigiera el fin de la invasión pakistaní como paso preliminar para la celebración de un
referéndum. Nehru asumió desde el primer momento su compromiso con la celebración
de un plebiscito de autodeterminacion. Pero el tratamiento de la crisis en el foro
internacional supuso una de las primeras causas de que la India fuera paulatinamente
sintiéndose menos atraída por la idea del plebiscito.
Y esta intransigencia estuvo cimentada, durante toda la década de los años 50,
en la convicción moral de Nehru de que los musulmanes de Jammu y Cachemira,
liderados por Sheikh Abdullah, apoyaban mayoritariamente, sin necesidad de
demostrarlo en un plebiscito que por su ordenación constituyera una humillación para
Nueva Delhi, la integración en la secular y democrática India antes que en el Estado
islámico de Pakistán. Nuestra reflexión es que efectivamente, si se hubiera celebrado el
plebiscito en aquellos primeros años de la disputa, se habría confirmado la tesis de
Nehru.
657
Las poblaciones de las Áreas del Norte y de Azad Kashmir, que permanecieron
bajo ocupación pakistaní al finalizar la guerra, habían manifestado con claridad su
voluntad de integrarse en Pakistán. Peto los hindúes, budistas y sijs de .lamniu y
Ladakh, y los musulmanes del Valle de Cachemira, que habrían seguido a Sheikh
Abdullali allí donde les hubiera indicado, habrían votado mayoritariamente por la
integración en la India. De esta forma, cuando en 1949 terminó la primera guerra indo-
pakistaní por Jammu y Cachemira, la división por zonas de ocupación militar del ex
Estado nativo también reflejó las zonas de dominación ideológica de la India y de
Pakistán. Y teniendo en cuenta la superioridad demográfica de los territorios que
permanecieron en el margen indio de la línea de alto el fuego, consideramos probable
que el resultado de un plebiscito que hubiera abarcado todo el Reino Dogra habría
determinado la integración de las regiones propakistaníes en la India.
Por ello, resulta dificil de comprender que los dirigentes indios no flexibilizaran
su posición en la ONU y claudicaran ante algunos de los requisitos presentados por
Pakistán para la organización y celebración del referéndum. Parece que los proverbiales
orgullo y arrogancia del gobierno de Nehru, más dispuesto a incumplir un compromiso
internacional que a volver a admitir ningún tipo de vejación por parte de poderes
externos, impidieron que el plebiscito de autodeterminación se celebrara en la mejor
coyuntura histórica para la India.
658
que merecía estudio y respuesta. También de que era una nación con la misma entidad y
legitimidad que ella para expresar esa o cualquier otra reclamación. En Pakistán, la
impaciencia se transformó con el tiempo en un sentimiento de profunda hostilidad, más
fuerte que el recíproco en la India. La cuestión de Jammu y Cachemira se convirtió en
objeto de debate entre la opinión pública, lo que determiné la supeditación de cualquier
iniciativa encaminada a la obtención de la paz al beneplácito de la radicalizada opinión
pública. Aún más lesiva resulté la insistencia de Pakistán por supeditar cualquier
proyecto general de mejora de las relaciones indo-pakistaníes a una preliminar solución
de la disputa por Jammu y Cachemira. Ello supuso un obstáculo insuperable para sentar
las bases de unas relaciones bilaterales más ordenadas y constructivas.
659
previsiones habían pecado de un exagerado optimismo. Los dirigentes pakistaníes se
vieron alentados por un período de inestabilidad política y social en la India y por el
reciente descalabro de su Ejército en la guerra sino-india de 1962. Pero sobre todo, por
los primeros síntomas de la decepción que sentían los musulmanes cachemiris ante las
políticas represivas y centralistas desarrolladas por Nueva Delhi. No obstante, el
Ejército de Pakistán, una vez finalizado su “rearme preventivo” con la ayuda exterior,
seguía sin ser, como había creído, más poderoso que el de la India. Pero lo más
elocuente, desde nuestra perspectiva, es que la población musulmana cachemiri no
estaba en disposición de hacer causa común con los designios territoriales de Pakistán.
660
tenido que aprender a sobrellevar tal impugnación de la Teoría de las Dos Naciones que
daba razón de ser a su existencia. Somos conscientes de que la aceptación o el rechazo
de esta teoría supone el embrión desde el que evolucionan los posicionamientos
proclives, respectivamente, a Pakistán o la India en esta disputa. Nuestra opinión es que,
más allá del debate sobre la necesidad de la creación de Pakistán, en el conflicto por
Jammu y Cachemira lo esencial es que la mayoría de sus habitantes musulmanes no
compartían la ideología de la Liga Musulmana. Por ello, la Teoría de las Dos Naciones
se habría visto igualmente impugnada si la nación islámica hubiera forzado al Valle a
pasar bajo su tutela en contra de su voluntad.
De hecho, en los años 80, sin que en Punjab existiera ninguna disputa territorial
con Pakistán, este Estado presenció un movimiento separatista violento suscitado por
unas tensiones Centro-Estado similares a las de Jain.mu y Cachemira. A lo largo de esta
tesis hemos pretendido demostrar que la evolución del movimiento secesionista
cachemiri ha tenido un desarrollo ajeno a la disputa territorial, y que la intervención de
Pakistán ha sido más un efecto configurador que promotor de la sublevación. No
obstante, en Punjab y en otros territorios de la Unión que han sido azotados por
guerrillas separatistas. la flexibilidad de la Constitución de la India ha permitido
conceder las garantías necesarias para que los grupos armados abandonaran la violencia
y trasladaran su lucha política a las prácticas parlamentarias. En Jammu y Cachemira los
resultados de las elecciones estatales celebradas en 1996 demostraron que, tal y como ha
expuesto .Jonah Blank, en el marco de una sociedad crecientemente hostil a las
actividades de los grupos annados, los esfuerzos de Nueva Delhi por recuperar la
661
confianza de la población musulmana tendrían más posibilidades de fructificar si no
friera por la persistencia de la reivindicación territorial pakistani.4
Ver BLANK, Jonah. “Kashmir: Fundamcntalism Takes Root”. Forcian Affairs. Noviembre-diciembre,
1999. Págs. 37-38
662
incontestable apuesta por la integración en la India. Ni siquiera en los años más duros
de represión india, Sheikh Abdullah contemplé la posibilidad de dirigir sus miras hacia
Pakistán. Fueron sus anhelos autonomistas/independentistas los que le llevaron a ser
destituido de su puesto de primer ministro en 1953 y encarcelado o exiliado
forzosamente durante largos años.
663
margen de diversas tácticas para limitar la soberanía de los dirigentes de Azad Kashmir,
su eterno temor a verse obligado a renunciar al Valle de Cachemira, a las Áreas del
Norte y a Azad Kashmir mediante un proceso de reunificación e independización de
toda la región, queda patente en su hostigación a las organizaciones guerrilleras
independentistas y en su estrategia de inculcación del fundamentalismo islámico entre
los musulmanes cachemiris.
En este punto, es nuestra intención insistir en otro enfoque de este conflicto que
pensamos que no siempre es adecuadamente percibido. Las poblaciones de Jammu y
Cachemira tienen una reconocida tradición histórica de coexistencia pacífica entre
distintas comunidades. Mirando hacia atrás en el tiempo se comprueba que el Estado ha
permanecido al margen de lo que hoy denominamos tensiones comunales. Muchos
autores pakistaníes, entre ellos Pervaiz Iqbal Cheema, interpretan el separatismo
musulmán cachemiri como una continuación y una ratificación de la Teoría de las Dos
Naciones que dio lugar a la división del subcontinente sobre la premisa de que
musulmanes e hindúes eran comunidades irreconciliables.S
~CHEEMA, Pervaiz lqbal. ‘Kashmir Dispute and International Communily”. Strategic Studies. Invierno
1995-Primavera ¡996. Págs. 57-79
664
excepcional de .lammu y Cachemira entre todos los estados de la Unión. Nehru,
convencido del compromiso de Abdullah con la permanencia en la India, concedió tal
grado de soberanía a la Asamblea Constituyente cachemiri que le dejó las puertas
abiertas a una futura instauración independiente.
Esta prerrogativa era tan innecesaria como improcedente y debió ser soslayada.
La concesión de una amplia autonomia no tenía por qué estar vinculada a un
reconocimiento de la potestad de los dirigentes cachemiris a decidir la fritura
instauración del Estado. Pero al hacer coincidir ambas garantías en un mismo principio
legal, los recelosos dirigentes indios se vieron disuadidos a impedir un eventual
desarrollo político conducente a la independencia frenando el adyacente desarrollo del
autogobierno. El imprescindible respeto por el autogobierno fue de esta forma lesionado
por aquellos temores a propósito de las supuestas ansias independentistas de Abdullah y
los nacionalistas moderados cachemiris.
665
No fue hasta finales de los SO cuando los núcleos ideológicos fundamentalistas y
propakistaníes consiguieron movilizar a un segmento significativo de la población
cachemiri. Y esta transformación social estuvo alentada, fundamentalmente, por la
yuxtaposición de varios factores: la erosión en la India del secularismo como ideología
de Estado, con la aparición correlativa de un fundamentalismo hindú amenazante, la
deslegitimación del principal partido nacionalista y secular en Cachemira, la inserción
de la disputa indo-pakistaní en el marco de un Islam políticamente asertivo como
fenómeno mundial, y la campaña de aleccionamiento desarrollada por Pakistán sobre la
juventud cachemiri. Todos estos condicionantes determinaron que la perspectiva de la
integración de Jammu y Cachemira en Pakistán despertara entre los musulmanes
cachemiris, durante los primeros años de la sublevación separatista, más apoyo que
nunca.
666
apareciera como lo más parecido a un triunfo ante sus respectivas opiniones públicas.
Esta es una tarea realmente complicada después de medio siglo de prejuicios, temores,
estereotipos y generalizaciones tanto en el ámbito oficial como a nivel social.
Lamentablemente, los escenarios políticos actuales en la India y en Pakistán estando el
gobierno de la primera dominado por un partido ultranacionalista hindú y ocupando el
poder en el segundo un régimen dictatorial militar, son los menos propensos para una
labor de tal magnitud. Sólo unos gobiernos fuertes y estables podrían permitirse
acometer un acercamiento definitivo al adversario, que en amb¿s casos exigiría
concesiones, sin poner en peligro su base electoral.
667
Como subraya Gulí Mohammed Wani, es necesario tener presente que el
conflicto de .Jammu y Cachemira no es inmune a las distintas corrientes sociales y
políticas que están azotando el sur de Asia y que su configuración actual está
íntimamente relacionada con una problemática global con amplias ramificaciones.7 Sólo
con un vasto proyecto común que abarque los campos político, económico y social, no
sólo en Jammu y Cachemira, sino en la totalidad del subeontinente, se podrá alcanzar
por primera vez desde la independencia un grado normal de relaciones bilaterales indo-
pakistaníes y un escenario político y social que acabe con la inestabilidad en Jammu y
Cachemira.
Desde la perspectiva oficial india, compartida por todos sus partidos políticos,
cuestionar la adhesión de iammu y Cachemira significa cuestionar su compromiso con
el secularismo y la democracia. Por ello, supone una amenaza para su modelo de
construcción nacional y para su integridad territorial. La India impugna la Teoría de las
Dos Naciones. Hay más de 125 millones de musulmanes esparcidos por la India (es la
segunda nación del mundo con mayor población de musulmanes), y en algunas zonas
son mayoría y no por ello se contempla la autodeterminación de estas áreas. Nueva
Delhi teme especialmente que la separación de Jammu y Cachemira provoque un
empeoramiento de la situación de los indios musulmanes y aliente las ansias
independentistas de algunos de sus estados más problemáticos. Demostrar que Nueva
Delhi puede administrar un territorio mayoritariamente musulmán es, observado sobre
Tal y como expone Vernon Hewitt, estos anhelos políticos sobre legitimidad y
construcción nacional, unidos a las presiones populistas y a los intereses de las elites,
han conducido a una cierta resistencia por parte de Nueva Delhi a abordar con firmeza
la cuestión cardinal de la concesión del autogobierno, elemento básico de la crisis en el
interior de Jammu y Cachemira, por temor a la balcanizactión de toda la nación.8
Para empezar, frente a las reclamaciones de los grupos armados cachemiris para
que se celebre un solo plebiscito de autodeterminación que reunifique y abarque todo el
antiguo Reino Dogra, cabe objetar que tanto un hipotético Estado independiente de
Jammu y Cachemira como un Estado integrado en Pakistán se convertiría en la réplica a
escala reducida del mismo drama de enfrentamientos étnicos y comunales que se
produjeron durante la partición de la India británica en 1947.
670
los partidos políticos de la India, hace aún más desaconsejable e improbable la
posibilidad de que este tipo de plebiscito llegue a celebrarse algún día.
VAISNAVí, Rugho Nath. ‘Kashmir CIai,ns Sovereign’, en WANI, CM. Op.cit. Pág. 67
671
musulmanes. En efecto, los peligros implícitos en la ‘desintegración de naciones”, en un
orden mundial cada vez más fragmentado, amenazan con superar en la mayoría de los
casos a los eventuales beneficios que la independencia pudiera generar. Actualmente, en
Kosovo los estadistas internacionales están poniendo en práctica un esquema de
solución basado en la evidencia de que la independencia de un grupo étnico no es
sinónimo de libertad y democracia. El desarrollo de instituciones democráticas robustas
y la concesión de autonomía ofrecen un remedio mucho más eficaz. í= Por último, el
riesgo de que la independencia de Jammu y Cachemira genere un efecto dominó por
todo el subeontinente es auténtico.
‘~Ver DHAR, FN. ‘Autonomy Needs tobe Defined’, cn SOZ, 5. Wky Autonoiny to Kashm ir?. Págs. 16-
21, y BALLARD, Roger. ‘Kashmir Crisis. View from Mirpur”, en WANI; CM. Op.cit. Págs. 35-36
672
por todas las razones que acabamos de exponer, la posibilidad y la conveniencia de esta
solución se nos antoja muy reducida.
4 Ver I-lEWITT, Vernon. Kashmir: The Unanswered Question’. fiistoz-y Today. Vol. 47, N0 9.
Septiembre de 1997, en http://www.rntholyoke.edu/acad/intrel/kjhíst.htm
673
El plan que proponemos se divide en tres grandes fases. La primera fase seguiría
el modelo de paz de Camp David para Oriente Próximo y se prolongaría por un período
mínimo de 5 años. En ella, los delegados indios y pakistaníes, asistidos por algún
organismo o mediador internacional, aplazarían las discrepancias más severas hasta una
etapa posterior para poder centrarse en la adopción de medidas inmediatas que
disminuyeran los riesgos de un nuevo enfrentamiento armado, que suspendieran la
proliferación nuclear y establecieran mecanismos de control de sus arsenales nucleares,
y que, en definitiva, asentaran un ambiente de confianza e instrumentos de diálogo
desde los que posteriormente poder abordar las cuestiones más espinosas.
En la segunda fase, una vez que los instrumentos de negociación y las medidas
de prevención de conflictos estuvieran firmemente asentados, los delegados indios y
pakistaníes comenzarían las negociaciones para acordar una división del Estado cuyas
observaciones fundamentales, a nuestro parecer, deberían ser prevenir los
desplazamientos de población y garantizar los intereses de seguridad nacional de la
India y Pakistán. Durante la tercera fase se abordarían medidas conjuntas y simultáneas
para la concesión del autogobierno a las distintas regiones de Jammu y Cachemira y
para la apertura y permeabilización de la frontera divisoria. Al mismo tiempo, tanto la
India como Pakistán deberían abordar reformas internas destinadas a la
descentralización de sus estados, al afianzamiento de la democracia, y a la apertura de
todas sus fronteras al libre comercio, la cooperación y el intercambio cultural, apertura
que sería interesante extender a todos los países del sur de Asia.
Por otro lado, a lo largo de nuestra investigación hemos podido comprobar que,
en demasiadas ocasiones, el temor a perder el apoyo del electorado ha conducido a los
dirigentes civiles de Pakistán a dar marcha atrás cuando han intentado abordar un
acercamiento a la India o han dado alguna señal de estar dispuestos a hacer concesiones.
En un país donde los partidos políticos han hecho de su intransigencia en relación con la
disputa de Cachemira uno de sus principales reclamos electorales, el establecimiento de
un gobierno con fuerza para frenar a los integristas y con capacidad para actuar sin la
supeditación de las urnas deja lugar a un escenario en el que desaparecen obstáculos.
Por lo tanto, el impasse actual, si bien supone un retroceso al haber frenado unos
acercamientos que ya se estaban produciendo, no tiene por qué degenerar en un nuevo
enfrentamiento armado. Es de esperar que la dependencia financiera de Pakistán y la
675
presión internacional le obligue, si no a restaurar el gobierno civil, sí a retomar las
negociaciones con la India.16
6 Ver articulos del diario El Mundo: “El Ejército de Pakistán destituye al Gobierno en un golpe
incruento”, “El Ejército de Pakistán toma el control de la capital y destituye al primer ministro”, “EEUU
habla de crisis política e India pone sus tropas en alerta”. 13 de octubre de i999, “Naciones Unidas exige
a los golpistas de Pakistán que restablezcan el Gobierno civil”, “Inquietud y prudencia en la India”. 14 de
octubre de 1999, “Pakistán empieza a retirar tropas de la frontera con la India”. 19 de octubre de 1999
17 “Clinton acusa a Pakistán de apoyar la violencia en Cachemira”. El Mundo. 23 de marzo dc 2000
“Ver KIEFNER, John. “Trough Nuclear Crisis, Pakistan Publicizes Kashmir Struggle”. New York
Times. 3 de junio, 1998, “Gujral Says Noto Priority Talks on Kashmir”. Pakistan Link. 22 de febrero,
1998, y BHUTTO, Benazir. “Paz en Cachemira”. El Mundo. II de junio, ¡999
676
un plebiscito que provocaría, fuera cual fuera su resultado, dramáticos desplazamientos
de población.
677
Estas concesiones mutuas que tanto se alejan de los discursos oficiales de la
India y Pakistán son, sin embargo, renuncias que los dos países se han mostrado
extraoficialmente dispuestos a aceptar. Suponemos que estuvieron presentes en el
denominado “proceso de Lahore” que se inició después de los ensayos nucleares de
1998. Este tuvo que ser el motor de arranque para activar las conversaciones antes del
golpe militar, y sin el mantenimiento de estas posturas es imposible que se reanuden las
conversaciones.
Dando por hecho que estas posturas se mantendrán, indios y pakistaníes deberán
centrar sus esfuerzos, en primer lugar, en la retirada mutua e incondicional de la mayor
parte de las tropas que tienen destinadas en ambos márgenes de la Línea de Alto el
Fuego/Línea de Control. Pero esta pacificación de la frontera interna no tendrá éxito sin
la puesta en práctica de dos medidas simultáneas que recogemos de una propuesta
realizada en 1993 por una misión de estudio ruso-americana:19 el cese de la ayuda
pakistani a los guerrilleros y su intervención para impedir las infiltraciones, y la
adopción, por parte de la India, de todas aquellas disposiciones que favorezcan la
mejora de las condiciones políticas, sociales, económicas y de seguridad en el interior
de Jammu y Cachemira.
Ti-lE ASIA SOCIETY AND INSTITUTE OF ORIENTAL SIUDIES. “Afganistan and Kashmir Report
of a Joint American-Russian Study Mission”, The Asia Societv. New York, 1993. Págs. 25 y 26
678
en la delicada cuestión de la desmilitarización, su presencia resultaria beneficiosa para
solucionar algunas de las materias más complejas. como ciertas deficiencias en la
delimitación de la CFL/LOC, y su vulnerabilidad a las infiltraciones desde el margen
pakistaní y a las consecuentes represalias del Ejército indio.
679
contención especialmente relevantes como son el glaciar de Siachen, Sir Creek y Wullar
Barrage. La retirada militar en estos lugares podría facilitar y servir de modelo para la
desmilitarización del resto de la CFL/LOC, y daría estímulo al cese de la intervención
pakistaní en la infiltración de guerrilleros. Y segundo, que se debe alentar el
protagonismo de las negociaciones bilaterales.21 Lo ideal sería que los procedimientos
sujetos a mediación fueran estipulados durante unas negociaciones bilaterales previas,
no que las precedieran. Y la estrategia que presenta mayor potencial es la reactivación
de estructuras para el tratamiento de conflictos que ya existen en la región, en especial,
el foro de negociaciones que se ha mantenido dinámico en numerosas ocasiones desde
que nació la disputa por el glaciar de Siachen en 1984.
680
alcanzados para la no utilización de ciertos tipos de armamento.23 Como hemos
indicado con anterioridad, un alto el fuego inicial en el glaciar de Siachen, Sir Creek y
Wullar Barrage seria el precedente ideal para su extensión al resto de la frontera.
Pero el avance más dificil, y que probablemente tendría que ser aplazado hasta
una etapa posterior, sería la inclusión en la desmilitarización de la CFL/LOC de
acuerdos conjuntos para la reducción mutua y equilibradas de las tropas presentes en las
dos partes del ex Estado nativo, el desmantelamiento de puestos militares adyacentes a
la frontera, y la creación de un cinturón de territorio a lo largo de toda la CFL/LOC
totalmente desmilitarizado. Estos pasos fueron contemplados en el Acuerdo de Karachi
de 1949, y su incumplimiento demuestran la dificultad de su nueva aceptación. Sin
embargo, una vez más el glaciar de Siachen ha sido escenario del éxito de unas
provisiones acordadas de forma extraoficial a este respecto, lo que podría servir como
un precedente eficaz.
23 Ver AHMAR, Moonis. “War Avoidance Between India and Pakistan”. Stratenic Studies. N0 l&2
otoño-invierno de 1993. Págs. 8-10, y 20-22
24 Ver WIRSING, R. Op.cit. Pág. 254
681
2~ FASE: DESARROLLO DE NEGOCIACIONES BILATERALES
DESTINADAS A LA PARTICIÓN DEFINITIVA DE JAMMU Y CACHEMIRA
ENTRE LA INDIA Y PAKISTÁN
Esta parte de nuestro plan general para la consecución de una solución definitiva
para el conflicto de Jammu y Cachemira está caracterizado por la clara definición de su
objetivo, pero no por la rigidez de las fórmulas propuestas para alcanzar dicho objetivo.
Es dificil establecer el límite de concesiones hasta el que la India y Pakistán están
dispuestos a llegar para alcanzar un acuerdo de partición. Por ello, en algunos de los
puntos de esta proposición se observarán alternativas distintas, que deberán ser
contempladas en función de las respuestas que provoquen en las partes negociantes,
pero que en último caso derivarán en un acuerdo que garantice el respeto por los
derechos de las poblaciones de las distintas regiones de Jammu y Cachemira, que evite
desplazamientos de población, y que responda a los intereses de seguridad nacional de
la India y Pakistán.
La primera cuestión que se debe tener en cuenta en esta fase ya fue estérilmente
subrayada por primera en 1950 por el mediador de la ONU Sir Owen Dixon:
exceptuando el Valle de Cachemira, el resto de las regiones del ex Estado nativo se
encuentran hoy en día integradas en la nación que mejor representa los intereses de sus
poblaciones. Azad Kashmir y las Áreas del Norte votarían por Pakistán en caso de un
plebiscito que les enfrentara con la única alternativa de la integración en la India, y en
lineas anteriores hemos expuesto por qué consideramos descartada la opción de la
reunificación total del anterior Reino Dogra y su establecimiento independiente. De
igual forma, Jammu y Ladakh no sólo defienden su condición de territorios indios, sino
que reclaman su desvinculación del Valle de Cachemira y su plena integración en la
Unión (cuando hablamos de estas dos regiones multiétnicas nos referimos a la que sería
la voluntad mayoritaria, pero no unánime, puesto que en las dos existen distritos, como
Doda y Kargil, en los que la población musulmana supera a la de otras religiones).
682
oficiales. En el caso de la India, siguiendo a su reconocimiento del Valle de Cachemira
como territorio en disputa, se requiere su disposición a negociar sobre el destino de este
territorio partiendo de la base de que debe estar preparada para renunciar a una parte
importante o a la totalidad del Valle. Por parte de Pakistán, es fundamental el abandono
de sus reclamaciones territoriales sobre la provincia de Jammu.
683
Por todo lo expuesto, no creemos que la India vaya a acceder sin más a una
cesión voluntaria y unilateral de la totalidad del Valle. La India aceptará, como mucho,
una partición que no dañe las vías de comunicación entre Jammu, Kargil y Leh y que,
mediante la conservación de extensiones importantes de territorio de la provincia de
Cachemira, evite la sensación de que se trata de una partición realizada exclusivamente
sobre bases religiosas.
684
Si Pakistán y la India llegaran a un acuerdo para la división del Valle, que podría
ser compensada en otras zonas de contención como el glaciar de Siachen o algunos
territorios fronterizos de la provincia de Jammu, se llegaría a una solución ideal en la
que, sin embargo, ambos bandos harían grandes concesiones difícilmente justificables
de cara a sus opiniones públicas. Por ello, sugerimos que este factor sea considerado por
ambos países desde el mismo momento del comienzo de las negociaciones para la
desmilitarización de Jammu y Cachemira y el establecimiento de una atmósfera de
confianza. Durante la primera fase del proyecto que estamos proponiendo, los gobiernos
indio y pakistaní deberían centrar sus esfuerzos en campañas de orientación de la
opinión pública que preparen a los ciudadanos indios y pakistaníes para una aceptación
de las concesiones que ambos países se verán obligados a pactar. Matin Zuberi y
Badruddin Tyabji aciertan cuando advierten a sus gobernantes de que no aborden
ningún proyecto sin haber obtenido primero el mayor consenso posible de los partidos
políticos en la oposición, que si no son incluidos en un procedimiento de ámbito
nacional se verán tentados a obstaculizar la consecución del triunfo del partido que esté
en el gobierno.25
685
Unión. A nuestro parecer, el escenario que siguió a las elecciones estatales de 1996
demuestra que la sublevación armada en Jammu y Cachemira ha perdido gran parte del
apoyo popular del que gozó en sus primeros años de existencia.
686
reacción de otros movimientos secesionistas, debería producirse simultáneamente al de
la ampliación de la autonomía dc los distintos estados de la India y provincias de
Pakistán.
687
dejaría un margen mínimo de 5 años a la india para poner en práctica las medidas que
aconsejan estos analistas.
Por último, hemos recogido una tercera propuesta de otros analistas que la India
y Pakistán podrían estudiar tanto si acuerdan una partición bilateral como si acceden a
celebrar un plebiscito de autodeterminación en el Valle de Cachemira: la aplicación en
la totalidad de los territorios del ex Estado nativo de un modelo de administración que
siga las pautas del acuerdo de Trieste de 1954 cntre Italia y la antigua Yugoslavia. En
688
especial, consideramos acertado el modelo propuesto por Selig Harrinson que hemos
analizado en el apartado 9.3. del capitulo IX»
DESCENTRALIZADA Y DEMOCRATICA
2? Ver KHAN Ah. “The Kashmir Dispute: A Plan for Regional Cooperation”. Columbia Joumal of
Transnational Law. 1 994. Págs. 495-550
689
nativos como bajo los extranjeros, desde los hindúes a los musulmanes y los británicos,
siempre retuvo una unidad poética que se tradujo según la época en una realidad política
concreta, tales a los imperios indios de Asoka, Akbar o la Reina Victoria.
690
sensación de inseguridad y desconfianza a propósito de una India que contempla como
una amenaza para su propia existencia, y ha reforzado su creencia en que musulmanes e
hindúes están condenados a vivir para siempre enfrentados a ambos lados de una
frontera religiosa divisoria.
Por su parte, los indios consideran que Pakistán aprovecha y busca cualquier
oportunidad para debilitarles y para mantenerse en igualdad de condiciones, en lo que a
potencia militar se refiere, mediante sus alianzas con Occidente, China y otros países
islámicos. Pakistán ha intentado minar la integridad territorial de la India mediante su
apoyo encubierto a los movimientos secesionistas que han surgido a lo largo de los años
en Punjab, Jammu y Cachemira y las regiones tribales del noreste. Pero la intervención
de la India también se ha dejado notar en algunos de los movimientos centrífugos
presenciados en territorio pakistaní, siendo el proceso de escisión y creación de
Bangladesh el ejemplo más ilustrativo. En este escenario, cualquier imputación al
adversario es respondida con una acusación equivalente, siendo las denuncias de
691
Pakistán por los abusos políticos en Jammu y Cachemira inmediatamente neutralizadas
con alegaciones semejantes sobre las políticas de Pakistán en Azad Kashmir.
Esta meta no es, desde ningún punto de vista, fácil de alcanzar, y existen muchas
barreras. Los nacionalistas musulmanes en Pakistán, que defienden con tesón la Teoría
de las Dos Naciones de Ah Jinnah, preferirían contemplar una confederación de
Pakistán con otros estados musulmanes al oeste del subcontinente en Asia Central u
Oriente Medio. Por su parte, los nacionalistas hindúes preferirían instaurar un estado
hindú donde las minorías religiosas estuvieran al servicio de los intereses de la
comunidad mayoritaria. Ninguno de estos objetivos resulta factible en vista de la falta
692
de interés que despierta en otros estados islámicos la creación de una gran
confederación musulmana, y a causa de la imposibilidad de ignorar en un estado
teocrático hindú a más de 160 millones de personas pertenecientes a minorías religiosas
y étnicas. Sin duda alguna, tal y como defiende Raju Thomas, la solución se encuentra
en el nuevo enfoque moral contemporáneo. Es imperativo que las distintas razas,
religiones y grupos étnicos aprendan a convivir juntos en una comunidad mundial
interdependiente y mixta, los hombres no pueden seguir escapando unos de otros.29
693
partida debe ser, en todo caso, la consolidación de las tradiciones, convenciones, e
instituciones democráticas en todo el subeontinente. La India y Pakistán tendrán que
hacer frente a las maquinaciones fundamentalistas que se pueden volver en cualquier
momento contra el propio equilibrio de la nación que las instrumentaliza según sus
intereses políticos coyunturales. Ambos han sufrido las consecuencias negativas de
haber puesto en práctica unos modelos de estado excesivamente centralizados y de no
haber evitado que los fundamentalismos religiosos actúen con tanta fuerza
condicionando la vida política y la convivencia social.
La historia compartida por la India y Pakistán evidencia que ambos poseen una
verificada capacidad para asimilar y adaptar ideas de otras culturas y civilizaciones. El
sur de Asia cuenta con una misma experiencia histórica, ha gozado de una estructura
politica y administrativa común, y disfruta de una profundamente articulada base
intelectual paralela para el diálogo. Los intercambios comerciales en la región, la
694
libertad de movimiento para las gentes que desean visitar localidades históricas y
religiosas situadas al otro lado de las fronteras nacionales, los intercambios en los
campos de las ciencias y la cultura, una región unida libre de la constante amenaza de
una nueva guerra, y una mejora de los estándares de vida para todos, serían los
beneficios inmediatos que generaria la cooperación regional.
695
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.
ANEXOS
u
1
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MAPA 2
conquistan en 1840 1
CACHEMIRA
t Vendido
pormonarca
los británlcos.
POoNc,$ tau ocora aLEN Intento fallido
de Tibet
invasión Dogra
de Occidental
PO O NC ¾ e» 1841
Reino budista
•1 JA MM U conquistado por
los Dogra en 1834
JSj” de Poonch dinastía Dogra
definllivamente
en Jamana y Cache,nl,a
en 1936
Mapa extraido dc LAMB Alastair. Birch of a Tragedv: Kas hn,¿r 1947. Oxford University Press. Karachi
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uSSA FGHANISTAN
MAPA 5
MAPA A
9 Miles 1~O
MAPA B
MAPA 6
Mapa extraído dc RAHMAN Mushtaqur. Divided Kashniir. Oíd Problenis, New Opportunitiesjór India,
Pakistan, and che Kashn¡iri Peop le. Lynne Rienner Publishers. Londres 1996. Pág. 86. (Adaptado)
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. Frontera do
Jainnsuy CachemIra, lSd?
1½ ‘Territorio ocupado por Pakistán
después del alto el fuego
— Invasión trival
MAPA 8
Mapa extraído de RAZA. Maroof Wars and no Peace over Kash,n ir, Lancer Publishers. Nueva Delhi
1996. Pág. 45. (Adaptado)
MAPA 9
~— Ofensiva hídia
Ofensiva
pakistani
• InciflsIán
aérea do
bombardeo
Bombardeo naval
aa~ naval
Línea de alto
.1 fuego