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CONCEPTOS Y TEORIAS EN EL ESTUDIO DE LA INTELIGENCIA

definiciones: tesina previa a la obtención del título de licenciada en


ciencias de la educación en la especialidad de psicología educativa.
http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/2326/1/tps626.pdf

 Las definiciones más comunes h han puesto énfasis en la inteligencia


como capacidad para pensar y para desarrollar el pensamiento abstracto,
como capacidad de aprendizaje, como manipulación, procesamiento,
representación de símbolos, como capacidad para adaptarse a
situaciones nuevas, o para solucionar problemas (Mayer, citado del libro
de O`Conor, 1999: 25).
 “Proceso complejo y evolutivo de adaptación al medio, determinado por
estructuras psicológicas que se desarrollan en el intercambio entre el niño
y su ambiente. (Piaget, citado de Schneider, 2003: 22)
 Capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos
en una o más culturas. (Gardner, 1983, 26).
 La palabra inteligencia resulta de la unión de los términos logos y nous.
Logos significa recoger, reunir, juntar, elegir, escoger, contar, enumerar,
computar, referir, decir, hablar, y corresponde al desarrollado en un
discurso argumentado. En cuanto al término nous, este se relaciona con
la facultad de pensar, reflexionar, meditar, percibir y memorizar (Martín,
2007).

1.2 Modelos de medición de la inteligencia


El fracaso escolar no es un fenómeno nuevo. A principios del siglo XX, el
Ministerio de Educación y Cultura francés, preocupado por descubrir aquellos
alumnos que mostraban dificultades en la escuela, pidió la colaboración de los
psicólogos Alfred Binet y Théophile Simon. El principal objetivo de su misión era
diseñar un procedimiento que permitiera detectar a tiempo a los alumnos más
rezagados en el programa curricular. Transcurridos dos años de intensa labor,
ingresó a la escena psicoeducativa el primer test de “inteligencia”, test que en
muchos lugares del mundo todavía hoy se aplica a millones de niños y decide su
futuro académico... y su futuro personal. Originalmente era una batería de
preguntas que servían para evaluar objetivamente las capacidades mentales de
los niños con edades comprendidas entre los tres y los once años. Entre las
pruebas que sugirieron Binet y Simon encontramos las siguientes: citar los
colores que figuran en una imagen, encontrar los sinónimos de una palabra
extraña, recordar una lista de la compra, clasificar pesos por orden creciente, e
incluso desenvolver un caramelo y comérselo. Los test de Binet y Simon pronto
gozaron de una gran aceptación no sólo en Francia, sino también en Estados
Unidos. Partiendo de la observación directa de las respuestas de los niños, Binet
tomó conciencia del concepto de edad mental que, posteriormente, denominó
“nivel mental”. De esta forma percibió que, a medida que crecían, los niños
conseguían asimilar nociones cada vez más complejas. Por ejemplo, Binet
observó que, a los cinco años, un niño era capaz de reproducir fielmente un
cuadrado, mientras que, a los ocho años, podía dibujar un rombo y, finalmente,
a los diez años, un cilindro. Años más tarde, estudiando los trabajos de Binet, el
psicólogo alemán Wilhelm Stern transformó el concepto de nivel mental en el de
edad mental, y propuso dividir la edad mental de un niño por su edad cronológica
y de esa manera obtuvo un cociente más estable a través del tiempo.

Stern ideó una fórmula fácilmente comprensible para el cálculo de la inteligencia


que designó con el término de “cociente mental”. La ecuación que proponía era
la siguiente: el cociente mental es la edad mental dividida entre la edad real y
multiplicada por 100. Así, un niño de 8 años con una edad mental de 10 años
tendría un CI de 10/8 × 100 = 125. (O`Conor, 1999: 130 -133)

1.3 Funciones principales de la inteligencia

a) La Inteligencia Anticipa: Permite prever lo que puede o va a ocurrir, evitando


reaccionar a último momento. El animal no puede representarse, salvo en forma
extremadamente rudimentaria, las consecuencias (ley de causa-efecto) de una
situación, ya que vive mentalmente solo en el instante presente. b) La
Inteligencia Construye: La inteligencia es activa; trabaja con los datos de la
experiencia, tanto si la actividad es manual como si es intelectual; el ser humano
construye estructuras de pensamiento que le permiten avanzar en el
conocimiento de la realidad. c) La Inteligencia crea y se vale de símbolos: Las
palabras, las cifras, los códigos sustituyen a los objetos que representan y son
utilizados e interrelacionados por el pensamiento sin necesidad de referencia
permanente al mundo real. d) La Inteligencia establece relaciones: Entre datos
diversos, alejados en el tiempo y en el espacio. La habilidad de hacer
comparaciones entre ideas o hechos aparentemente extraños, caracteriza al
razonamiento y la invención, así como a la mayoría de los actos considerados
inteligentes.

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La palabra inteligencia resulta de la unión de los términos logos y nous. Logos


significa recoger, reunir, juntar, elegir, escoger, contar, enumerar, computar,
referir, decir, hablar, y corresponde al desarrollado en un discurso argumentado.
En cuanto al término nous, este se relaciona con la facultad de pensar,
reflexionar, meditar, percibir y memorizar (Martín, 2007).
En lengua castellana, la palabra inteligencia parte del sustantivo latino
intelligentia-ae, que traduce comprender, conocer o darse cuenta. Por esta
razón, se considera inteligente “el que comprende, conoce, o se da cuenta de
algo tras haber vuelto la mirada sobre sí mismo, con el propósito de recoger en
su interior” (Martín, 2007, p. 40).
Desde un punto de vista científico, a finales del siglo XIX, empezaron a
construirse las primeras teorías psicológicas, pero solo en el siglo XX el término
comenzó a ser empleado en el mundo científico, como resultado de la aplicación
y aceptación de los resultados de las pruebas de inteligencia (Braunstein, 1975).
Con posterioridad a la aceptación del término, se produjo una explosión de
definiciones, situación que no ha permitido lograr un acuerdo sobre lo que se
considera inteligencia.
Son tantas las teorías sobre inteligencia que algunos especialistas han optado
por agruparlas en diversas categorías. Por ejemplo, Sternberg (1990) las
clasificó en implícitas y explícitas, entendiendo como implícitas las elaboradas
por personas que no han investigado sobre el tema, de modo que sus
aseveraciones no tienen respaldo científico y se consideran propias del sentido
común. Las teorías explícitas, en cambio, son producto de investigaciones que
han utilizado pruebas que, se supone, miden el funcionamiento intelectual.
Binet (1983) concibió la inteligencia como un proceso psicológico superior
medible, por tanto, quien se acerque a resultados esperados para su edad y
contexto cultural, debe ser asumido como inteligente. La prueba Binet-Simon
permitió identificar la edad mental. Esta se encontraba por medio de los
resultados alcanzados por un sujeto al responder preguntas con dificultad
graduada. Cada pregunta caracterizaba una determinada edad mental si era
contestada por todos los sujetos, y si ninguna persona lograba hacerlo, era
porque las pregunta estaba formulada para una edad mayor. La creación del
concepto de edad mental permitió a Stern construir la fórmula más conocida del
mundo psicológico, la del Cociente Intelectual (CI), el cual se encuentra al dividir
la edad cronológica entre la edad mental, y multiplicando el resultado por 100 (CI
= EC/ EM x 100) (Pichot, 1960; Kantor, 1990; Gregory, 2001; Sattler, 2003).
La introducción de la prueba Binet-Simon en la sociedad americana por Lewis
Terman y su rápida aceptación, condujo a una enorme demanda de este tipo de
410 instrumentos, lo que propició la creación de numerosas pruebas. Algunas,
como las matrices progresivas de Raven, buscaban ser culturalmente neutrales
y, para ello, no plantearon preguntas que verificaran información aprendida en el
mundo escolar; otras siguieron la estructura planteada por la prueba de Binet-
Simon. Pero entre todas las diseñadas, las más exitosas fueron las de David
Wechsler, quien publicó en 1939 la Escala de Inteligencia para Adultos de
Wechsler (WAIS), dirigida a sujetos entre 16 y 74 años (Gregory, 2001). Como
fruto de sus investigaciones, en 1949, Wechsler (citado en Aiken, 2003) publicó
la Escala de Inteligencia para Niños de Wechsler (WISC), que se aplica a niños
entre seis y dieciséis años. Estas pruebas tienen la misma estructura: seis
subpruebas verbales (información, comprensión, aritmética, semejanzas,
vocabulario y retención de dígitos) y seis manipulativas (figuras incompletas,
ordenamiento de dibujos, diseño con cubos, rompecabezas, claves y laberintos).
Otras pruebas de inteligencia con alto reconocimiento son las tres elaboradas
por Kaufman y Kaufman (citados por Aiken, 2003). La primera fue diseñada
para medir la inteligencia de niños con edades comprendidas entre dos y medio
y doce años, a través del enfrentamiento a problemas solucionables por medio
de un procesamiento mental simultáneo y secuencial. Posteriormente, estos
autores diseñaron la Prueba de Inteligencia de Kaufman para Adolescentes y
Adultos, así como la Prueba Breve de Inteligencia de Kaufman. Todas estas
pruebas se fundamentan en la teoría de Catell sobre la inteligencia fluida y
cristalizada.
Luego Vernon (citado por Andrés, 1997) postuló un modelo jerárquico,
compuesto por dos factores, el verbal-educativo y el mecánico-espacial, los
cuales, a su vez, subdividió así: el verbal educativo en inteligencia verbal, fluidez
ideacional, fluidez verbal e inteligencia numérica; los correspondientes al
mecánico-espacial son la inteligencia espacial, la memoria visual, la información
mecánica y la habilidad manual.
Teorías de las inteligencias múltiples Otras teorías son las denominadas de las
inteligencias múltiples. Ellas enfatizan en la adquisición, almacenamiento y
utilización activa de la información. Entre las más sobresalientes se encuentran:
la Teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, la Teoría de las inteligencias
múltiples de Elaine De Beauport, y la Teoría triárquica postulada por Robert
Sternberg. Para Gardner (2001), inteligencia es “un potencial biopsicológico para
procesar información que se puede activar en un marco cultural para resolver
problemas o crear productos que tienen valor para una cultura” (p. 45).
Inicialmente, Gardner (1997) propuso la existencia de siete inteligencias:
Inteligencia lingüística. Relacionada con la capacidad para manejar
adecuadamente el lenguaje, tanto hablado como escrito, y con la facilidad para
aprender idiomas. Inteligencia lógico-matemática. Corresponde a la capacidad
para analizar problemas de forma lógica, realizar operaciones matemáticas y
llevar a cabo investigaciones científicas. Inteligencia musical. Relacionada con
la capacidad para interpretar, componer y apreciar pautas musicales. Inteligencia
cinestesicocorporal. Corresponde a la utilización del cuerpo, en forma total o
parcial, para resolver problemas o crear nuevos productos. Inteligencia espacial.
Se vincula con la capacidad para reconocer y manipular pautas en espacios,
tanto grandes como pequeños. Inteligencia interpersonal. Deja ver la capacidad
para comprender lo que mueve a los otros a actuar, y en esa medida trabajar
eficazmente con ellos. Inteligencia intrapersonal. Corresponde a la capacidad
para comprenderse a sí mismo. Luego, Gardner agregó otros dos tipos de
inteligencia: inteligencia naturalista, que se relaciona con la capacidad para
conocer el mundo viviente y el talento para cuidar e interaccionar con los seres
vivos; y la inteligencia espiritual o existencial, que se asocia con la inquietud por
las cuestiones esenciales, así como con la capacidad para situarse en relación
con las facetas más extremas del cosmos y con ciertas características
existenciales de la condición humana, como los significados de vida y muerte
(Gardner, 2001). Y aún posteriormente, según Ander-Egg (2006), Gardner
planteó la existencia de otras dos inteligencias: la sexual, relacionada con la
forma de vivir el placer erótico sexual, y la digital, asociada con la habilidad para
manejar las nuevas tecnologías.

REFERENCIAS
- Andrés, A. (1997). Manual de psicología diferencial. Madrid: McGraw-Hill.
- Ander-Egg, E. (2006). Claves para introducirse en el estudio de las
inteligencias múltiples. Rosario: Homo Sapiens.
- Aiken, L. (2003). Test psicológicos y evaluación. México: Prentice-Hall.
- Braunstein, N. (1975). Psicología, ideología y ciencia. México D.F.: Siglo
XXI.
- Gregory, R. (2001). Evaluación psicológica. Historia, principios y
aplicaciones. México D. F.: Manual Moderno.
- Gardner, H. (2001). La inteligencia reformulada. Barcelona: Paidós.
- Kantor, J. (1990). El nacimiento de la Psicología científica. Madrid:
Síntesis.
- Sternberg, R. (1990). Más allá del cociente intelectual. Una teoría
triárquica de la inteligencia humana. Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Martín, M. (2007). Análisis histórico y conceptual de las relaciones entre
la inteligencia y la razón. Recuperado de
http://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/
handle/10630/2666/1685391x.pdf?sequence=1
- Torres, M. (1984). La gran revolución psicológica: del reptil al hombre.
Bogotá: Tercer Mundo.

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