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REGLAS DE INTERPRETACION CONSTITUCIONAL

La complejidad e importancia que presenta la interpretación constitucional imponen la necesidad de


sistematizar los procedimientos o reglas que se deben seguir para abordar exitosamente
semejante tarea.
Las reglas aplicables en materia de interpretación constitucional pueden ser clasificadas de la siguiente
manera; 1) interpretación teleológica o finalista; 2) interpretación semántica; 3) interpretación
sistemática; 4) interpretación dinámica o progresista; 5) reglas complementarias de interpretación.
A su vez, entre estas últimas, es posible distinguir: a) la razonabilidad; b) interpretación restrictiva de las
excepciones y privilegios; c) Presunción de constitucionalidad de los actos públicos; d) in dubio pro
libértate.
Si nos ajustamos a un criterio científico, en cada caso concreto el intérprete deberá aplicar las cuatro
primeras reglas. Si, como consecuencia de ello, se arriba a un resultado uniforme, no habrá dudas
sobre que ese resultado refleja la fiel interpretación de la norma. Sin embargo, es posible que no se presente
esa uniformidad en las conclusiones. En tal caso, el intérprete deberá tener la habilidad intelectual suficiente
como para, con la ayuda de las reglas complementarias de interpretación, decidir cuál es el criterio que mejor
se adecua a los hechos, y cual o cuales son las reglas idóneas para arribar a esa interpretación fiel de la
norma.

INTERPRETACION TELEOLOGICA O FINALISTA


Toda constitución consagra jurídicamente una finalidad que es, en definitiva, la idea política dominante en la
sociedad que determina su creación y funcionamiento. Así como no es concebible una sociedad desprovista
de fines, tampoco lo es un texto constitucional carente de objetivos que reflejen a aquellos. Como la
constitución no es simplemente un documento jurídico, sino también un instrumento de gobierno y un
símbolo de la unidad nacional, la labor del interprete estará destinada al fracaso si no es
precedida por un cabal conocimiento de los motivos políticos y sociales
que la inspiran. La finalidad de toda constitución democrática generada por el movimiento constitucionalista
reside en limitar y controlar el poder en salvaguarda de la libertad y dignidad del ser humano. Todas las
instituciones constitucionales responden a esa finalidad, de modo que su interpretación debe ser realizada de
la manera más eficiente posible para garantizar la plena vigencia de la libertad y dignidad de
las personas. La regla teleológica de interpretación constitucional fue aplicada en numerosas oportunidades
por la Corte Suprema de Justicia. Una de las más relevantes fue el caso "Siri" (85), donde por vía
jurisprudencial y a través de una interpretación finalista, fue establecida la acción de amparo, que careció de
previsión legal hasta que, en 1966, fue sancionada la ley No 16.986 y, con la reforma de 1994, se le atribuyo
jerarquía constitucional en el art. 43.

Interpretación SEMÁNTICA
La eficacia de la interpretación semántica está condicionada por la aplicación correcta de las reglas de
formulación constitucional, particularmente las referentes al empleo del lenguaje común, la claridad
y la concisión. Todo vocablo constitucional tiene un significado que responde a
una idea determinada. La interpretación semántica es recomendable en aquellos casos en que las palabras
empleadas por el constituyente tienen un significado indeterminado, ambiguo, carente de claridad o cuando
se incurre en errores de redacción o cuando el significado atribuida a la palabra, priva de coherencia a la
norma objeto de análisis. En tales casos, corresponde verificar fehacientemente que el lenguaje
constitucional presenta tales defectos, porque si las palabras son claras y las ideas fluyen nítidamente es
incorrecto apartarse de ellas.
El lenguaje constitucional permite formular ideas que deben ser valoradas con la interpretación semántica.
Ella no consiste simplemente en una interpretación literal y mecánica, ya que los contenidos
gramaticales deben ser relacionados con la interpretación lógica de la finalidad tenida en cuenta por el
constituyente al expresados. En síntesis, al acudir al enfoque semántico, el intérprete debe procurar
ubicarse en la situación de quienes sancionaron la norma, y desentrañar su significado en función de las
prácticas y lenguaje empleadas al tiempo de su sanción y no al momento de la interpretación.
En cuanto al sentido que corresponde asignar a las palabras empleadas para redactar una constitución, este
debe ser el sentido común y corriente, recordando que una ley fundamental no se dicta
para ser conocida solamente por los especialistas, sino por todo el pueblo. Solamente cabe referirse al
sentido legal técnico de las palabras, cuando es evidente que el constituyente quiso dar ese significado
especifico a los vocablos utilizados.

Interpretación SISTEMÁTICA
Las normas constitucionales que integran un documento juridicoorganico llamado constitución no son
disposiciones aisladas carentes de relación entre ellas. Una constitución, especialmente si
es codificada, configura fundamentalmente un sistema que abarca un conjunto de normas y principios
relacionados entre sí en función de una idea política dominante que determina sus contenidos
axiológicos. Como todo sistema, presupone la existencia de una armonía interna, de coherencia y
homogeneidad entre todas sus partes, que imponen al interprete el deber de respetar esa estructura. Todas las
instituciones contenidas en la constitución, y los objetivos políticos especificados en ella, deben ser
interpretados como partes de un conjunto y en función del sistema que integran, procurando preservar
la armonía de sus disposiciones. En caso de ambigüedad y aparente conflicto entre las clausulas
constitucionales, la interpretación correcta no es la que conduzca al desconocimiento de alguna de ellas
como solución del conflicto, sino la que procure establecer un equilibrio armónico entre esas clausulas
y las restantes contenidas en la constitución. En diversas oportunidades se ha planteado la presunta
existencia de cláusulas contradictorias en el texto constitucional. Una de ellas, sería el art. 22, conforme al
cual el pueblo no delibera ni gobierna directamente, sino por medio de sus representantes y autoridades
establecidos por aquella, y los arts. 39 y 40 que confieren a los ciudadanos participación decisiva en la
formulación de las leyes mediante la iniciativa y la consulta popular. Nada Mas inexacto. El art. 22 establece
un principio genérico, que cede si se cumplen las condiciones previstas en los arts. 39 y 40 para el
funcionamiento de las formas de democracia semidirecta. Son dos excepciones al principio general, cuya
armonía se concreta mediante la interpretación sistemática.

INTERPRETACIÓN DINÁMICA
La interpretación dinámica o progresista considera que la ley, como manifestación de la vida humana, está
sujeta a una constante e ininterrumpida evolución por obra de la interpretación de sus contenidos de la
manera más razonable y conveniente para satisfacer las necesidades sociales del presente.
El dinamismo de la vida social impone la. necesidad de que la ley, reguladora de las conductas humanas, se
adecue a las variaciones que se operan en ellas para evitar que la realidad desborde a la norma jurídica
conduciendo a un sistema jurídico nominal carente de vigencia.
Un texto constitucional, dotado de la suficiente flexibilidad y generalidad, es un instrumento de gobierno
destinado a satisfacer de manera permanente la idea política dominante que determino la formación de la
organización política global y las cambiantes necesidades sociales que se operan en el ámbito de aquella
Idea. Esa función del texto constitucional requiere que la interpretación constitucional no se limite a valorar
las condiciones y necesidades existentes en el momento en que fue sancionada la constitución, sino también
las condiciones y necesidades existentes en el momento en que ella es aplicada, sin apartarse de los fines
genéricos que motivaron su elaboración.
Cuando a la luz de una Interpretación tradicional, la constitución no ofrece una solución eficiente para las
nuevas modalidades y demandas sociales, corresponde acudir a la interpretación dinámica de sus cláusulas
para adecuarlas a los cambios que se operan en la comunidad. Frente a tales situaciones, debe ser desechada
toda interpretación literal y restrictiva del texto constitucional, procurando adaptar ese texto a las nuevas
necesidades, pero no configura una técnica ilimitada. Con ella no es posible violar o reformar el texto
constitucional. Es aceptable solamente si con su aplicación no se desconocen los preceptos inequívocos
Contenidos en la constitución, o si no se desconocen los grandes objetivos personalistas que motivaron su
sanción.

REGLAS COMPLEMENTARIAS
DE INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
(concepto) Las reglas de interpretación teleológica o faltista, semántica, sistemática y dinámica o
progresista, constituyen las reglas básicas de interpretación constitucional a las cuales debe acudir el
intérprete para desentrañar el significado correcto de una clausula constitucional en su relación con un
fenómeno jurídico determinado. Sin embargo, la complejidad de las situaciones sometidas a su
consideración impone frecuentemente la necesidad de recurrir a ciertos procedimientos complementarios de
aquellas reglas que, sin importar la exclusión de su aplicabilidad, facilitan la comprensión
del texto constitucional. Tales principios son: a) la razonabilidad; b) interpretación restrictiva de las
excepciones y privilegios; c) presunción de constitucionalidad de los actos públicos; d) in dubio pro
libértate.

RAZONABILIDAD
El texto constitucional, como sistema armónico, establece las características generales que deben tener los
actos gubernamentales para satisfacer el bien común. Esas características generales configuran
el concepto constitucional de razonabilidad que aparece expuesto en el art. 28 de la Ley Fundamental. Es
razonable todo acto que no se traduzca en la violación de la Constitución, o en la desnaturalización de sus
preceptos.
La razonabilidad de un acto está condicionada a su adecuación a los principios del sentido común
constitucional en orden a la justicia, moderación y prudencia que ella establece. Es así como un acto
puede ser formalmente constitucional, pero esencialmente inconstitucional cuando su contenido no guarde
la debida proporción con las circunstancias que lo motivan, o cuando no responda a una finalidad
constitucional de bien común. En síntesis, el principio de razonabilidad requiere la existencia de
una necesidad cuya satisfacción no se pueda soslayar; que el medio empleado a tal fin resulte idóneo y
menos gravoso en orden a los derechos y libertades que restringe; y que exista una proporcionalidad
entre los medios propuestos y los fines que se desean alcanzar. Sin llegar a conducir a la inaplicabilidad
absoluta de las cláusulas constitucionales generando soluciones que estén en pugna con la Ley Fundamental.
En tal sentido corresponde tener en cuenta que, conforme al principio de razonabilidad, deben ser
ponderadas las consecuencias sociales y políticas de la interpretación, ella no puede desembocar en la
convalidación de normas que colisionan abiertamente con la Constitución.

INTERPRETACIÓN RESTRICTIVA
DE LAS EXCEPCIONES Y PRIVILEGIOS
Las excepciones consisten en soluciones especiales que se aplican a una especie determinada apartándose de
la regla general que rige a las restantes. Los privilegios son prerrogativas concedidas a una especie por las
cuales se la exime de dar cumplimiento a ciertas obligaciones o condiciones impuestas a las restantes.
El principio genérico de la igualdad establecido por el art. 16 de la Constitución, determina que las
excepciones y privilegios deben estar expresamente previstos en la norma jurídica, y que su Interpretación
no puede ser extensiva sino restrictiva en salvaguarda de la igualdad republicana.
La interpretación constitucional no puede conducir a la concesión de excepciones o privilegios cuando ellos
no aparecen formulados explícitamente en un texto. Asimismo, en caso de duda, la interpretación debe
desembocar en una solución que respete la regla general, desconociendo la excepción o el privilegio que se
pretenda implantar.

PRESUNCIÓN DE CONSTITUCIONALIDAD
DE LOS ACTOS PÚBLICOS
Uno de los principios elementales que acarrea el Estado de Derecho, reside en considerar que todos los actos
emanados de los órganos gubernamentales se presumen constitucionales, hasta tanto no se pruebe
fehacientemente lo contrario. Una ley, decreto, sentencia, ordenanza o un simple acto administrativo,
cuya validez formal es incuestionable, no puede ser calificada de inconstitucional, aunque, en el intérprete,
se suscite una duda razonable sobre el particular. Tampoco si el intérprete está convencido sobre la injusticia
o inconveniencia de la norma, pero no encuentra un reparo constitucional claramente definido para disponer
su invalidez.
Este criterio, siguiendo los lineamientos de la jurisprudencia norteamericana,
fue aceptado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación como doctrina oficial. Dispuso la
constitucionalidad de los actos dictados por los órganos de gobierno si no hay una demostración concluyente
en contrario; que la invalidez de una ley presupone una discordancia sustancial con los preceptos
constitucionales; y que
la injusticia o inoportunidad de una norma jurídica no es objeción suficiente para su validez constitucional.

Sin embargo, una aplicación rígida de esta regla que le asigna carácter absoluto se enfrenta con aquellas
concepciones que le otorgan, a ciertas libertades el carácter de preferentes. Tal es lo que acontece con los
derechos personalísimos, las libertades de religión, de prensa, de petición, de enseñanza, de propiedad
privada, entre otras.
En tales casos, cuando una norma jurídica lesiona, restringe o desconoce
los derechos resultantes de tales libertades, se debería presumir inconstitucional, salvo prueba en contrario.
La razón de ser de esta regla complementaria de interpretación reside en que, toda declaración de
inconstitucionalidad por la cual se niega la aplicación de un acto gubernamental configura una grave
perturbación para el desarrollo de la actividad del Estado y para el orden jurídico que establece. Solamente
es aceptable, en su condición de solución ultima e ineludible para preservar el principio de la supremacía
constitucional que impone el art. 31 de la Ley Fundamental.

INDUBIO PRO LIBERTATE


Así como en el Derecho Penal tiene raigambre constitucional 'la aplicación del principio "in dubio pro reo",
y en el Derecho del Trabajo la regla "in dubio pro operario", en materia constitucional la interpretación de
las cláusulas de la Ley Fundamental y de sus normas reglamentarias siempre debe ser realizada propiciando
la plena vigencia de la libertad y no de sus restricciones.
La finalidad personalista que nutre al texto constitucional revela que todas sus declaraciones, principios e
instrumentos, apuntan a consagrar y consolidar la libertad de las personas. De modo que todo limite que se
pretenda establecer para la libertad debe resultar de una disposición expresa que sea concordante con la
Constitución.
Al margen de un análisis teleológico, la vigencia de esta regla de Interpretación resulta de diversas clausulas
constitucionales. El art. 19 dispone que las acciones privadas, con referencia genérica a los actos de las
personas, están exentas de la autoridad de los magistrados. Ese principio básico solamente cede si esas
acciones ofenden al orden y a la moral pública, o perjudican ilegalmente los derechos de
un tercero. Asimismo, al establecer que nadie puede ser obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado
de lo que ella no prohíbe, queda claro que la regla general es la vigencia de la libertad y, sus excepciones,
resultan de los límites que imponga la ley. Pero, como toda excepción, debe ser objeto de una interpretación
restrictiva de
manera que, en caso de duda, se impone el principio "in dubio pro libertare".

EL PREAMBULO DE LA CONSTITUCION
El Preámbulo de la Constitución es la introducción al texto constitucional, en la cual se proclaman los
grandes principios, propósitos y fines de la Ley Fundamental.
Las fuentes a que acudieron los constituyentes para redactar el Preámbulo, no se limitaron al que procede de
la Constitución de los Estados Unidos y al propuesto por Alberdi. Fueron modelos adecuados a las
circunstancias históricas y políticas que determinaron el nacimiento y la organización de la Nación
argentina.
El Preámbulo, al exponer las causas, naturaleza y fines de la Constitución,
no forma parte del texto constitucional propiamente dicho, y sus disposiciones no pueden tener un alcance
contrario al resultante de las cláusulas de la Ley Fundamental. Sin embargo, es un elemento básico y
decisivo para la interpretación y aplicación de esas cláusulas, al expresar los fines que motivaron su
sanción y la idea política dominante sobre la cual se basan.
El Preámbulo carece de valor jurídico positivo, pero ello no significa que se trate de una simple formulación
teórica, porque revela la intención del constituyente y los fines que tiene el instrumento jurídico
fundamental. En este aspecto, resalta la importancia que tiene el Preámbulo en materia de interpretación
constitucional, al aportar al interprete los elementos causales que le permitirán desentrañar el significado y
alcance de las cláusulas de la Constitución.

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