La agricultura ecológica, orgánica o biológica1 es un sistema de cultivo de
una explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos sintéticos, u organismos genéticamente modificados (OGMs) —ni para abono ni para combatir las plagas—ni para cultivos, logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. Todo ello de manera sostenible, equilibrada y mantenible
Abonos Artificiales Son compuestos formados por sales de nitrógeno, fósforo y potasio, que se agregan a los suelos para aumentar el rendimiento de las cosechas.
El impacto de la introducción de los fertilizantes artificiales ha sido enorme en
todo el mundo, especialmente después de que Haber desarrollara, en Alemania, su proceso para captar nitrógeno del aire y transfórmalo en amoníaco. Para los agricultores dejaron de ser necesarios los periodos de barbecho para recuperar la fertilidad de los suelos, como asimismo la rotación de los cultivos empleando legumbres que fijan el nitrógeno: también se volvió innecesario mantener animales para obtener estiércol como abono; en cambio comenzaron a plantar el mismo cultivo año tras año.
Abono natural o abono orgánico
El Abono natural, también conocido como abono orgánico, es un tipo de
fertilizante que se hace a partir de plantas, animales, restos de alimentos, restos humanos y cualquier otra fuente orgánica y natural. Por el contrario, los abonos inorgánicos se fabrican mediante procesos industriales, como es el caso del abono nitrogenado (que se hace a partir de petróleo y aire) como por ejemplo la urea, también hay abonos obtenido mediante la minería, como el fósforo, zinc, calcio, etc., lo cual luego se echa sobre los cultivos.
Debido a la alta demanda de alimentos frescos y sanos, el uso de abono orgánico ha
aumentado muchísimos últimamente. El Abono natural presenta ciertas ventajas frente a los abonos que son preparados en masa por la industria.