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SEGUNDA PARTE

LA SUCESIÓN INTESTADA

128. Enunciación. En este capítulo analizaremos la evolución his-


tórica de la sucesión intestada y su concepto y campo de aplica-
ción.

129. Evolución histórica. La sucesión intestada ha experimenta-


do una marcada evolución.
Primero, la Ley de Adopción Nº 7.613, de 21 de octubre de
1943, al darle al adoptado los mismos derechos hereditarios del
hijo natural, sin modificar el texto de los arts. 980 y siguientes,
colocó a este heredero abintestato en varios órdenes de sucesión,
creando de paso una posible contradicción, ya que no era legiti-
mario, pero su concurrencia como hijo natural, que sí lo era,
podía llegar a vulnerar las asignaciones forzosas.
La Ley Nº 10.271, de 2 de abril de 1952, modificó el texto
mismo del Título II del Libro III, mejorando la situación heredita-
ria de los hijos naturales y del cónyuge sobreviviente.
La Ley de Filiación Nº 19.585, de 26 de octubre de 1998, al
suprimir la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos, tuvo que
cambiar nuevamente las disposiciones de la sucesión intestada.
En ella las reformas fundamentales de esta ley se refieren a
quienes son herederos abintestato, personalmente o representa-
dos por su descendencia cuando tiene lugar este derecho, y como
concurren a la herencia, con una evidente simplificación en am-
bas materias.
La Ley de Adopción Nº 19.620, de 5 de agosto de 1999, en la
línea de eliminar las distinciones entre las distintas filiaciones,
asimila a todos los adoptados a una sola categoría que produce los
mismos efectos de toda filiación determinada.
Ello significa una nueva modificación en la materia.

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LA SUCESIÓN INTESTADA

La Ley de Matrimonio Civil Nº 19.947, de fecha 17 de noviem-


bre de 2003, modifica la situación del cónyuge, para adecuarla a la
nueva reglamentación de la separación judicial y del divorcio.
130. Concepto y aplicación. Después de dar las reglas aplicables a
ambas sucesiones, el Código trata, en el Título II del Libro III,
arts. 980 y siguientes, las “Reglas Relativas a la Sucesión Intestada”.
En esta parte nos ocuparemos, pues, de esta forma de suceder.
Podemos definir la sucesión intestada como aquella que regla
el legislador. Y el legislador regla la sucesión del causante en los
tres casos que indica el art. 980:
1º Cuando el difunto no dispuso de sus bienes;
2º Cuando si dispuso, no lo hizo conforme a derecho, y
3º Cuando la disposición no ha tenido efectos.
Analizaremos cada una de estas situaciones.
1º El difunto no dispuso de sus bienes.
Pueden presentarse en este caso varias posibilidades: en primer
lugar, la más común de aplicación de la sucesión intestada, esto es,
cuando el causante no ha hecho testamento para ningún efecto.
También se aplica la sucesión intestada cuando el causante ha
hecho testamento, pero en él no dispone de sus bienes. En efecto,
es muy posible que el testador otorgue un testamento con otras
finalidades que no sean la disposición de sus bienes; en todo testa-
mento cabe distinguir las disposiciones y declaraciones del testa-
dor. Bien puede ser, entonces, que se haga testamento con el solo
objeto de efectuar en él declaraciones, como, por ejemplo, para
nombrar partidor o albacea o guardador por testamento, recono-
cer a un hijo, etc. Como el causante no ha dispuesto de sus bienes,
se aplica este primer caso del art. 980.
En tercer lugar, puede ocurrir que el testador se limite en su
testamento a instituir legados; en este caso, los herederos serán los
intestados.
2º El difunto dispuso de sus bienes, pero no lo hizo conforme
a derecho.
Es el caso de la nulidad del testamento por falta de algún
requisito de forma o de fondo.
Como el testamento anulado no produce efectos, pasan a apli-
carse las reglas de la sucesión intestada, y
3º El difunto dispuso de sus bienes, pero sus disposiciones no
han tenido efecto.
Ello acontecerá si el heredero testamentario ha repudiado la
herencia, o era incapaz o indigno y, en general, siempre que el

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DERECHO SUCESORIO

asignatario testamentario falte y no lleve su asignación. En su re-


emplazo concurrirán los herederos abintestato, salvo que operen
el acrecimiento o la sustitución.
Como se puede apreciar a través de los casos analizados, las
reglas de la sucesión intestada tienen un campo bastante extenso de
aplicación, contrariamente a lo que podría pensarse a primera vista.

131. En la sucesión intestada no se atiende al origen de los bienes,


sexo ni primogenitura. Los arts. 981 y 982 disponen que la ley no
atiende para reglar la sucesión intestada al origen de los bienes, al
sexo ni a la primogenitura. No se hacen diferenciaciones al res-
pecto.
Estos preceptos tienen una explicación histórica: en la legisla-
ción anterior el Código Civil, al reglar la ley la sucesión del cau-
sante, se hacían diferencias entre los bienes adquiridos por el
causante de la línea paterna o materna y se les gravaba con reser-
vas y restricciones; también se hacían distinciones según el sexo
del asignatario, y existía el derecho de primogenitura.
El Código Civil suprimió todas estas arcaicas diferenciaciones
y lo dijo expresamente para manifestar el cambio de criterio en la
legislación y evitar posibles dificultades.

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