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FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y


ESTUDIOS ORIENTALES

ESCUELA DE LETRAS

MARGUERITE DURAS: UN EROTISMO MODERADO Y CANTANTE

PROFESORAS: PELOSSI, CLAUDIA Y ESPÓSITO CONSTANZA

ALUMNA: STECCONI, SOFÍA

MATERIA: LITERATURA FRANCESA CONTEMPORÁNEA

CAMPUS USAL NUESTRA SEÑORA DEL PILAR


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INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia se han visto distintos tipos de erotismos esbozados en obras


literarias, pinturas, esculturas, etc. En el caso de Moderato Cantabile, una obra escrita por
Marguerite Duras, nos encontramos con un uso literario del erotismo que es tan sutil como
la melodía a la que le hace honor el título de la obra. Es un erotismo moderado y cantante,
una pequeña sujeción del erotismo que nace entre una mujer casada y un hombre de los
estratos bajos.

El erotismo de ambos va creciendo conforme van creando una historia de un crimen


pasional que sucedió en el mismo bar donde ellos se encuentran todos los días y donde, a
través del vino, entran en un estado de ebriedad que los lleva a una especie de pasión
erótica disimulada y para nada carnal, pero no por eso, menos importante.

En un perfecto uso del nouveau roman Duras pone en relieve el aspecto psicológico
de los personajes y no tanto el argumento o la parte de la acción en la novela.

En este trabajo estudiaremos la conformación del erotismo en la obra y luego la


conformación de un erotismo para la muerte estrechamente ligado con el crimen pasional
de la pareja del bar.
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UN PEQUEÑO ACERCAMIENTO AL EROTISMO

En la obra Moderato Cantabile de Marguerite Duras se pueden realizar múltiples


lecturas, hay variadas líneas de abordaje del texto que provocan distintas interpretaciones y
diversos estudios. En este trabajo, como bien dijimos en la introducción, nos centraremos
en leer el texto en clave erótica. Podemos vislumbrar pequeños esbozos de un erotismo
como censurado o suavemente delineado a lo largo del texto y, luego veremos,
estrechamente ligado a la muerte.

En La llama doble, Octavio Paz hace un estudio sobre temas recurrentes a lo largo
de la historia pero con límites poco delimitados por los estudiosos. Esos temas son el
erotismo, la sexualidad y el amor. Para comprender mejor esto, él dice: “El sexo es la raíz,
el erotismo es el tallo y el amor es la flor ¿Y el fruto? Los frutos del amor son intangibles.
Éste es uno de sus enigmas” (Paz, 1994: 37). Por ende, podemos distinguir tres factores, el
uno del otro es distinto pero también se pueden complementar. Puede haber amor y
sexualidad sin erotismo, sexualidad y erotismo sin amor, y así las combinaciones pueden
ser muchas y de lo más variado. Cabe preguntarse por qué se habla de erotismo y de
sexualidad como dos cosas distintas y Georges Bataille explica: “Si el erotismo es la
actividad sexual del hombre, es en la medida en que ésta difiere de la sexualidad animal. La
actividad sexual de los hombres no es necesariamente erótica. Lo es cada vez que no es
rudimentaria, cada vez que no es simplemente animal” (Bataille, 1990: 20). Entonces, lo
que difiere al erotismo de la sexualidad, es que lo sexual es puramente el acto carnal, lo
físico, aquello que también pertenece al mundo animal, pero lo erótico es meramente
humano, el erotismo tiene de interesante que se puede dar de mil formas distintas, como por
ejemplo en el caso de Moderato se relata lo siguiente: “Él levantó la mano, la dejó caer
cerca de la de ella encima de la mesa y la dejó allí. Ella reparó en esas dos manos, una al
lado de la otra por primera vez” (Duras, 1999: 38). En este caso, se percibe cómo él le
impone su mano al lado de la de Anne, marca una especie de postura que no se somete ante
la figura de ella, deja la mano allí colocada como demostrando que él le hace frente, no
tiene miedo de sentirse un igual, a pesar de las distintas condiciones sociales, y
automáticamente hace que ella se percate del detalle de las dos manos juntas, una al lado de
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la otra, la cercanía de los cuerpos es mínima, pero ese erotismo es tan sutil como el título de
la Nouvelle. Es un erotismo moderado y cantante, o sea, moderato cantábile.

Anne se encuentra en un momento clave de su vida, quizás es una especie de hastío


de la realidad que vive, ese sentirse encerrada por esas rejas alrededor de la casa, la rutina
de llevar a su hijo a las clases de piano, un marido que se presenta como una sombra, una
vida que se presenta como un equívoco. Bataille dice al respecto: “El erotismo, como dije,
es un desequilibrio en el cual el ser se cuestiona a sí mismo, conscientemente. (…) Si hace
falta, puedo decir que, en el erotismo, YO me pierdo” (Bataille, 1990: 22). Anne se puede
ver, desde el lector, como una extensión del jardín de la casa, y como ese jardín, ella vive
detrás de las rejas. Ella es como una flor en potencia, un capullo que quiere abrirse y no
puede, Anne se pierde a sí misma y el erotismo es la vía de escape y de encuentro.

En el siguiente extracto del texto leemos: “-. Cuando usted se inclina, esa flor roza
el contorno exterior de sus pechos. Usted la ha sujetado con descuido, demasiado arriba. Es
una flor enorme, la ha elegido al azar demasiado grande para usted. Sus pétalos están
todavía tersos, alcanzó precisamente anoche su completa eflorescencia” (Duras, 1999: 67).
Chauvin es quien se da cuenta de que Anne es como una flor, las flores tienen
reminiscencias eróticas y el hecho de que Anne haya colocado a una en sus pechos le da
una connotación de alta carga erótica. Pero es demasiado grande, porque Anne aspira a un
gran erotismo que luego veremos, quiere que la lleve a la muerte, es por eso lo exacerbado.
La flor alcanzó la efervescencia de noche, podemos tener en cuenta que simbólicamente la
noche y la luna se condicen con la mujer y el sol con el hombre, pero también, la noche es
símbolo de lo tenebroso, del erotismo asociado a la muerte como veremos en los siguientes
párrafos.

EROTISMO PARA LA MUERTE

Uno de los momentos clave de la obra es cuando se escucha el grito de una


mujer y Anne se obsesiona con ese crimen en donde un hombre mata a su pareja en un bar.
A partir de ese momento, Anne comienza a concurrir el lugar y es donde se abre paso a sus
encuentros con el vino y con un señor, que luego nos enteramos de que se llama Chauvin, y
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entre los dos intentan reconstruir la pasión de estos amantes que los llevan al asesinato.
Anne hace tan suya esa historia que esa sed de destrucción, querer salir de ese hastío, la
llevan a la búsqueda del erotismo y ese erotismo pasa a ser un erotismo para la muerte. En
un libro que se titula Marguerite Duras La textura del deseo, la autora, Amelia Gamoneda
Lanza dice que la destrucción es un tema clave en las obras de Duras y agrega: “La
destrucción no produce una modificación evidente, arruina una interioridad que, al igual
que la exterioridad no es espacial” (Gamoneda Lanza, 1995: 30). Y termina diciendo que la
destrucción es la apertura a la ausencia. A partir de esto, podemos entender que el conflicto
de Anne ya sea interior o exterior, no tiene que ver con el espacio, tiene que ver con ella
misma y las ausencias de su vida, como por ejemplo, la ausencia del marido, que, como
dijimos antes, no es más que una sombra en su vida.

La destrucción es un conector directo con la muerte, están estrechamente ligados y


ligado a la muerte está el erotismo, recordemos los dos demonios de Eros y Thanatos.
Según Batalle: “El impulso del amor, llevado hasta el extremo, es un impulso de muerte”
(1990: 29). Frente al impulso de amor que Anne siente por tener esa vida que lo carece, ella
siente un impulso de muerte que se despierta cuando escucha el grito. Chauvin le comenta:
“Lo que sé es que él le disparó al corazón” (1999: 24). Ese mismo disparo al corazón de la
mujer, fue un disparo hacia Anne, tuvo la resonancia en el corazón de ella y despertó todo
su erotismo, su impulso por la vida y por la muerte. Gamoneda dice al respecto: “La
relación del sujeto con la muerte participa de los mismos atributos que la relación erótico-
amorosa. En el ser humano, la proximidad esencial entre el erotismo y la muerte se cifra en
la modificación de la discontinuidad individual” (1995: 35). Como dijimos antes, en el ser
humano y, sobre todo en Anne, el erotismo y la muerte están ligados y es sumamente
visible cuando se ve que ella con Chauvin tienen un juego erótico sutil en el bar y al mismo
tiempo reconstruyen con la imaginación la muerte de la mujer. También podemos saber que
Anne se siente tentada a morir y a que sea un crimen pasional como el que ellos suponen
que pasó con esos dos amantes. Chauvin coquetea con eso cuando dice: “Tal vez nos
equivoquemos, tal vez tuvo ganas de matarla enseguida, desde sus primeros encuentros”
(1990: 50) ¿Está hablando del hombre que asesina a la mujer o habla de sí mismo y Anne?
Por supuesto que a Anne le gusta y la erotiza esa doble interpretación.
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Gamoneda dice que a pesar de ese querer poseer la muerte, ésta no puede ser
poseída, al contrario, ella desposee y dice: “El lugar de la voluptuosidad es el lugar de la
decepción. La decepción es el fondo, es la última verdad de la vida. Sin la decepción
agotadora no podrás saber que la avidez de gozar es la desposesión de la muerte” (1995:
36). Por ende, Anne sabe que no puede poseer la muerte y está de acuerdo con eso, hay un
pacto con un coqueteo con la muerte pero con la verdad y la decepción de desposeerla.
Además de lo dicho, la autora dice que: “Esta congregación del erotismo y la muerte es,
como se verá, esencial en la obra durasiana” (1995:36). Ya vemos que en Marguerite Duras
el erotismo y la muerte son temas recurrentes y es sobre ese eje en donde se teje su
nouvelle Moderato Cantabile. Como hemos mencionado, el erotismo es muy sutil y la
alusión a la muerte, también, porque no se dice explícitamente, uno lo infiere porque Anne
se erotiza al entrar al bar y hablar con Chauvin y porque cuando reconstruyen la historia de
los amantes, la muerte y el porqué de la muerte son temas centrales. Así como atribuirle el
deseo de muerte a la mujer asesinada, que funciona como una especie de espejismo o alter
ego de Anne.

Anne y Chauvin quieren ser amantes. Están en el bar por ese motivo. Gamoneda
agrega: “La comunidad de los amantes se alimenta de la muerte; la aproximación entre los
amantes es mortal, una muerte que merodea, que se deja evocar pero no compartir, la
muerte de la que no se muere, la muerte sin poder, sin obra” (1995: 36). Tal como dice la
autora, la muerte está presente en la obra, entre Anne y Chauvin, pero no llega a concretarse
así como tampoco llega a concretarse el adulterio. Las pulsiones están pero no llegan a
cumplirse, son producto de un juego erótico, de una seducción apasionada, pero sin
concreción.

Por último, Gamoneda va a decir que Anne y Chauvin viven una particular relación
erótica consistente en reconstruir “mediante la conversación la muerte de una mujer en
manos de su amante” (1995: 36). Dado esto, no es necesario que haya una concreción
sexual de la pasión entre Chauvin y Anne. La pasión está, la pulsión erótica es tal que los
lleva a fantasear con la muerte o, mejor dicho, a Anne la llevan a fantasear con ese deseo de
morir, quizás propio de cualquier persona suicida. Anne en el erotismo busca una vía de
escape
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CONCLUSIÓN
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Para finalizar con la obra, hemos podido detallar las partes constitutivas de un
erotismo que comienza siendo muy sutil, sube un poco de tono y llega hasta un erotismo
para la muerte.

Es tan fuerte la forma en la que el erotismo cobra vida que se llega al extremo de
que Anne desee que Chauvin la asesine, tal como fue con el crimen que ellos reconstruyen
en sus encuentros clandestinos en el bar.

Anne es el fiel reflejo de una mujer mal-casada, una mujer que muestra el hastío de
la vida conyugal, de la vida que ella no eligió para sí. Chauvin, en cambio, es un personaje
de los estratos sociales más bajos que se encarga de ser quien encienda la pasión de Anne,
una chica de la alta sociedad y que vive el hartazgo de una vida que no quiso vivir.

Chauvin es su pase al erotismo y junto con la creación del crimen pasional de la


pareja del bar, ellos experimentan un elevado erotismo que la lleva a Anne a querer morir.

BIBLIOGRAFÍA

 Bataille, G., (1990), El erotismo, Barcelona, Tusquets.


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 Duras, M., (1999), Moderato Cantabile, Madrid, Millenium.

 Gamoneda Lanza, A., (1995), Marguerite Duras La textura del deseo,


España, Ediciones Universidad de Salamanca.

 Paz, O., (1994), La llama doble, Barcelona, Seix Barral.

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