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Análisis del Ensayo Qué le vamos hacer

Carmen Naranjo

La consolidación de la identidad nacional costarricense a finales del siglo XIX y principios del XX fue
marcada por una oligarquía cafetalera que tenía como objetivo sentar las bases de una sociedad
liberal e independiente en el aspecto religioso, político y económico. A la vez, los oligarcas de este
periodo a través de la literatura y el arte en general crean una imagen nacionalista e idealizada del
costarricense, la cual se ha mantenido hasta nuestros días. El problema de esta identidad colectiva
nacional es el espejismo que se crea en torno a la realidad del costarricense que va por el mundo
pensando que de verdad “somos la suiza centroamericana “y que no tenemos nada que envidiarles
a los goces de Europa como enfatizan algunas estrofas de la “Patriótica costarricense” (1856) de la
autoría de Roberto Gutiérrez y Carlos López:

Yo no envidio los goces de Europa

la grandeza que en ellos se encierra,

es mil veces más bella mi tierra,

con su palma, su brisa y su sol.

El problema no radica en el orgullo nacional que se debe sentir por la tierra que lo vio a uno nacer,
pero en la miopía que esta genera si no se canaliza desde una perspectiva más crítica y objetiva. El
libro, La formación de la Narrativa Nacional Costarricense (1890- 1910): Enfoque Histórico Social de
Álvaro Quesada Soto (1986), plantea claramente algunos de estos aspectos que nos ayudan a
vislumbrar las razones de la identidad nacional costarricense actual.

Quesada Soto argumenta que a diferencia de otros países latinoamericanos en Costa Rica no se
produjo una ruptura irreconciliable entre los oligarcas y el pueblo. Quesada Soto considera que: Es
dudoso, de acuerdo con estudios más recientes, que de veras existiera en Costa Rica colonial el
“tono democrático e igualitario” que pretende Facio; pero su descripción de la hacienda como
núcleo económico-social, y de las relaciones patriarcales, con su énfasis en los lazos personales y
familiares entre sus componentes, es, creemos, fundamental para comprender la concepción del
mundo y de la realidad del costarricense hasta bien entrado el siglo veinte. (Quesada 1986: 21)
Las relaciones patriarcales producidas en esta pequeña nación toman un camino muy sui generis
porque los grandes cafetaleros se aseguran de mantener un pacto con el pequeño propietario y sus
trabajadores, el cual crea una atmósfera para nada antagónica desarrollando más bien un
sentimiento igualitario, aunque la realidad sea muy diferente.

Lo que ha venido a crear un sistema paternalista que está intrínsecamente relacionado con las
relaciones familiares que abarcan la relación de trabajo. Esto crea una idiosincrasia muy particular,
típica del costarricense como bien los señala Quesada Soto al citar un texto del escritor inglés

Anthony Trollope quien hiciera un estudio del costarricense en su visita al país:

Son una raza lerda, resignada, tranquila, ordenada y amiga del dinero, pero en ningún caso de
arriesgarlo…Se muestran ansiosos de hacer pequeñas economías y políticamente satisfechos si se
les garantiza estas economías. Aún las clases altas o las que nosotros llamaríamos clase
comerciantes, parecen poco deseosas de adquirir educación ya sea religiosa o profana.

No tienen entusiasmo, ni ardientes deseos, ni aspiraciones. … Pero llegado el caso de tratar con
ellos, la cosa cambia. Su conciencia se hace elástica; y como en un trato libre de hombre a hombre,
harán cuanto puedan por engañarnos. (Quesada 1986: 32)

La idiosincrasia de un pueblo entonces va a determinar su carácter particular. En el caso del


costarricense nos encontramos frente a un individuo cuyos rasgos más relevantes se encuentran: la
tolerancia, el choteo, el conformismo, la desconfianza, la pasividad y la indiferencia “frente a los
problemas e intereses públicos y de la Comunidad” (1995: 56) como señala Jaime González Dobles
en su libro La Patria del Tico. Compartimos con González Dobles, el hecho que estas características
que han sido señaladas por muchos estudiosos como Eugenio Rodríguez, Luis Barahona, Gaetano
Cersósimo y Enrique Macaya no “constituyen características reales y precisas de la conducta
específicas de los ciudadanos: tan solo son elementos conceptuales que permiten detectar
tendencias dominantes o énfasis predominantes” (González 1995: 57).

Es conocida la interpretación de la modernidad como una experiencia mayormente vinculada al


protagonismo masculino, por cuanto sus transformaciones se realizan en la esfera de lo público,
frontalmente separada de la esfera de lo privado.
Según Carrillo Torrea , 2008 el efecto, el proceso de racionalización y jerarquización del mundo
moderno permitió designar (aunque muchas veces de modo difuso o subterráneo) los lugares de
visibilidad y acción permitidos a ambos géneros, incluyendo la atribución de modelos de
comportamiento y la “repartición” de géneros literarios, temáticas, estilos y formas expresivas
lícitos para cada uno. En este sentido, el imaginario de la nación costarricense y en general de la
región latinoamericana con sus tópicos respectivos, se desarrolla en el campo de lo público, y ha
sido el terreno de reflexión tradicional vertida en el discurso ensayístico y crítico de autoría
patriarcal.

Se considera, en esta ocasión, tres momentos de transgresión o desvío de esta práctica ensayística
canónica, en el contexto de la modernización de Costa Rica. Se trata de los pronunciamientos que
sobre ese país desarrollan tres importantes escritoras, las diferentes visiones de esa “comunidad
imaginada” se realiza a través de diferentes situaciones enunciativas: difusas o contundentes, desde
el gesto irónico y pesimista de las precursoras, al aislamiento y la marginación, o al discurso ficcional
altamente cifrado. En todos los casos, las visiones o imaginar a Costa Rica adquieren una importancia
capital dentro de la producción literaria y artística contemporánea, y marcan una filiación reflexiva
y contestataria de tema político alternativo, pocas veces considerado. El corpus que fundamenta
este trabajo se basa en los textos, de corte ensayístico, de Yolanda Oreamuno, Eunice Odio y Carmen
Naranjo

Bibliografía

Carrillo Torea, Guadalupe. 2008. “Irrupción de la temática Urbana el al Literatura Argentina y

Latinoamericana”. Revista de Estudios Latinoamericanos. 47: 65-77.

González Dobles, Jaime. 1995. La patria del tico. San José: Editorial Antares.

Martínez Santiago, Luz. 1987. Carmen Naranjo y la Narrativa Femenina en Costa Rica. San

José: Editorial Centroamericana Universitaria.

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