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Parate y Pensá

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como autor.

Este libro le ha sido entregado por www.reflexionesdevida.com


propiedad de Pablo Córdoba y Pablo Carreño.

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Índice

Acerca de Pablo Córdoba

Nota del autor dirigida al lector


Parate y Pensá

Temario

1. No sea que tu flor se marchite

2. ¿Te gustaría lucir un rostro luminoso y alegre?

3. ¿No serás tú el culpable?

4. No siempre el que busca encuentra

5. El más feliz del planeta

6. ¿Será que no soy feliz?

7. La receta de la Felicidad

8. ¿Te parece mucho tiempo una hora?

9. Bienvenido al manicomio

10. ¿Quisieras recibir un anticipo?

11. ¿Para quién fuiste creado?

12. Felicidad de aspirina

13. No me olvides

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Pablo Córdoba tiene 39 años. Es argentino, actualmente vive en
Córdoba, junto a su esposa y sus dos hijas.

En 1988 fue estudiante de intercambio en Alaska – Estados Unidos.


Allí cursó un año escolar en el Juneau – Douglas High School.

En las clases de teatro compuso un monólogo, protagonizando por un


joven que, luego de haber fallecido, regresaba para dar un mensaje de
esperanza a sus seres queridos.
Parate y Pensá

Había llegado el tiempo de regresar y, debido a una crisis económica


familiar, no contaba con su ticket de regreso. Angustiado tomó su
bicicleta y fue hasta la playa, allí le pedió a Dios que le ayudara a
conseguir el dinero para comprar su ticket de regreso.

Esa misma tarde presentó su monólogo en un concurso teatral en el


colegio donde asistía. La obra resultó ganadora del Primer Premio. Se
le explicó que el concurso era organizado por el padre de Tomás, un
joven universitario amante del teatro que, veranos atrás, había
fallecido en un accidente.

El galardón era una importante suma de dinero. Justo la cantidad que


le faltaba para completar su ansiado ticket. De este modo y, gracias a
la generosidad de aquel padre, Pablo conoció la caricia providencial de
su Padre del Cielo y pudo regresar a su país.

Ya de regreso, intentó dejar por escrito aquel monólogo. Comenzó a


escribir y, una palabra llamó a otra palabra, una idea a idea y, un
personaje a otro. Parecía que no podría dejar de escribir.

Al cabo de varios años de trabajo, aquel monólogo de diez páginas era


una novela de doscientas. Después la novela se había convertido en la
Colección Parate y Pensá.

De esta Colección es el libro: ¡No pierdas tu Tren! Aprende a ser


Feliz, que hoy te presento en su versión digital.

Lucrecia Rego de Planas


Directora de Catholic.net

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Querido Lector:

¡No pierdas tu Tren! es uno de mis libros favoritos. Tal vez lo sea por
su mensaje, tal vez porque gracias a este libro, muchas personas han
aprendido a ser felices y ahora, lo son de verdad.

Este libro es parte de la Colección Parate y Pensá. Tiene el mismo


formato que el resto de los libros de la Colección.
Parate y Pensá

Por un lado corre la historia. Una aventura protagonizada por un joven


que, jamás pudo imaginar siquiera, estar viviendo las experiencias de
vida que le tocan vivir, después de su muerte.

Por otro corren las reflexiones. Siempre vinculadas al tramo de la


historia que has leído; pero orientadas a ti, querido lector. Un espacio
para que reflexiones, te encuentres contigo y con Dios.

Los momentos a solas, entre tú y Él, hará de este libro, una


experiencia única de lectura.

Puedes leerlo como más te guste. Puedes leer sólo la historia, sólo las
reflexiones, o bien, avanzar con la historia y detenerte en cada
reflexión… Lo que tú prefieras.

En el libro anterior…

El protagonista conoció al Dolor. Juntos recorrieron parte del camino.


El anciano, le contó sus secretos. Le reveló las claves para convertir el
dolor en una flor y le enseñó a ser feliz a pesar de las dificultades.

Antes de separarse, el Dolor le entregó una carta cambió el rostro del


protagonista para siempre. Antes de separarse, le indicó el camino
para llegar al puente.

Llegó a destino, pero sin saber qué hacer. ¿Cruzar el puente?


¿Regresar al pasado? ¿Seguir el consejo del anciano o tomar por el
camino de los árboles dorados?

¿Tú qué crees que hará el protagonista?

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1. No sea que tu flor se marchite

De este lado del puente todo era distinto. El camino se habría


paso entre una pradera de hierbas finas. El viento jugaba con los
pastos, como si fueran amigos.

Luego de andar varias horas, detuve el carro, dejé descansar a


los caballos. Me bajé, caminé unos metros y me senté sobre un tronco
ubicado a la vera del camino.
Parate y Pensá

El viento vino a jugar con mis cabellos. Sentí el alma llena de


consuelo.

¡Qué curioso! Pasó el dolor y me llegó la calma –pensé, mientras


miraba el cielo que estaba nublado.

Al bajar los ojos descubro que entre mis manos, había una
hermosa flor de pétalos rojos. Su interior reflejaba el color del ocaso.

“¿Será ésta la flor que mencionó el Dolor? –pensé.

En ese momento escuché una dulce voz que dijo:

–No habías visto una flor tan bella, ¿verdad?

"Mis ojos dieron con una joven mujer que, desde una bicicleta,
me ofrecía una simpática sonrisa.

Parecía una muñeca. Su rostro era pequeño. Dos bucles dorados


le llegaban hasta las cejas. El resto del cabello, más corto, le daba un
halo de alegría.

El color del cielo descansaba en sus ojos.


Estaba agitada. ¿Quién pudiera decirme de dónde venía?

Volví a mirar la flor, creyendo que la estaba imaginando. Pero, al


sentirme tan atraído por brillo de sus ojos, alcé la vista y le pregunté
quién era.

Su primera respuesta fue una dulce sonrisa.

–¿No me recuerdas? –me dijo al bajarse de su bicicleta.

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Después de las tormentas siempre llega la calma. Luego del
sufrimiento, el consuelo. Esa paz que en los momentos de angustia
uno tanto añora. ¡Sé paciente que siempre llega!

Tras el paso del arado, la tierra se renueva. Luego de la


molienda, el grano se hace harina. Después del trapiche, la uva se
convierte en vino. Parecido ocurre con el dolor: es arado que hace
fértil, molino que purifica y trapiche que transforma.

Asumir el dolor, hacerlo propio y superarlo cuesta. Pero el


Parate y Pensá

perfume de su flor... ¡bien vale el esfuerzo! ¿No te gustaría sentir su


aroma?

¿No te parece que es hora de aceptar lo que parecía inaceptable


y de ponerle fin al sufrimiento? ¿No te parece que es el tiempo de
respirar fragancias nuevas?

Antes de avanzar, permíteme unas preguntas: ¿Eres una


persona feliz? ¿Tiene sentido tu vida? ¿Has descubierto el para qué de
tu existencia?

En tu opinión, ¿qué significa ser feliz? ¿Es posible ser feliz? ¿Por
qué aún no eres feliz? ¿Quién es el culpable de que no lo seas? ¿Qué
debes hacer para ser feliz?

Estas páginas fueron escritas para ayudarte a encontrar


respuesta a estos, y a muchos interrogantes más. Y, para que
descubras las claves necesarias para ser feliz.

Hablaremos de la felicidad. Conocerás en qué consiste, donde


buscarla, qué hacer para encontrarla. Sobre el final, descubrirás su
secreto más secreto.

Pero por favor, no te encierres. Abre las puertas de tu corazón,


sin miedo. No sea que por tu culpa, la flor de la felicidad se te
marchite entre tus dedos.

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2. ¿Te gustaría lucir un rostro luminoso y alegre?

–¿Será posible que me hayas olvidado? ¿Has olvidado el día que


aprendiste a andar en bicicleta? ¿De tu primer excelente en la
escuela?

“Creí que estaba enloqueciendo. Me puse de pie para regresar al


carro. Ella se acercó y me dijo:
Parate y Pensá

–¿Te has olvidado del trofeo?

"Sus palabras me llevaron al mundo de los recuerdos. Mis


compañeros de la escuela, la amistad que nos unía, los partidos de
fútbol... Aquellos goles...

–¡Es imposible que hayamos sido compañeros! Fui a un colegio


de varones –respondí agresivamente.

–De todos modos, fuimos compañeros. Yo soy la Felicidad,


¿ahora me recuerdas?

–Perdón, pero no te ubico.

–Es posible. Llevamos mucho tiempo sin vernos. Desde que


dejaste los juegos –dijo con esa sonrisa que descansa en los rostros
serenos.

–Así que la Felicidad... ¿No me digas? ¡Qué gracioso! Y, ¿cómo


estás, querida amiga? –dije en tono irónico.

–Aquí me ves: feliz y contenida.

–Habrás querido decir: feliz y contenta.

–No, bien dije, contenida. Es decir, sostenida, acompañada...


Olvídate, ahora no podrás comprenderlo.

–Creo que ya ni recuerdo lo que significa ser feliz.


A propósito, ¿me podrías explicar qué pasó? ¿Por qué hace
tiempo que yo no puedo ser feliz?

Su rostro irradiaba alegría. Su mirada, ternura. Sus labios,


dulzura. Había algo en su mirar que me tenía cautivo.
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Las personas que transmiten paz. Cuyos rostros irradian alegría son
irresistiblemente atractivas. Hay algo en ellas que nos cautiva y que en
el fondo, admiramos.

Si las observas, verás que son personas contenidas. Unidas al


Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Por paradójico que parezca, la
felicidad no se obtiene en forma aislada, por más dinero o fama que
se posea. La verdadera felicidad requiere de la contención, nada más
y nada menos, que de Dios.
Parate y Pensá

Piensa en Juan Pablo II, en Teresa de Calcuta... Personas


fuertemente unidas a Dios. Acostumbradas al trato íntimo, al diálogo
sincero con el Padre del Cielo.

¿Te gustaría tener un rostro luminoso como el de ellos?


Comienza por la oración. Tener trato íntimo con Dios, todo los
días, es la primer clave para ser feliz.

Tal vez tu último encuentro con la felicidad fue hace tanto


tiempo que ni siquiera lo recuerdas. ¿Te gustaría recordarla?

Cierra los ojos. Respira despacio y recuerda. Trae a tu memoria


los rincones donde jugabas, tus juguetes, tus sueños... Evoca los
aromas y los sabores que tan feliz te hicieron... Trae a tus recuerdos
el rostro de tu madre, de tu abuela, de tus tíos, tus hermanos, tus
amigos de la infancia...

Saber disfrutar de los buenos recuerdos es una de las claves


para ser feliz.

Una última pregunta, actualmente ¿eres feliz?

Probablemente no eres muy feliz, pero tampoco te sientes un


absoluto desdichado. Podríamos decir que te mueves en una zona
intermedia. Con días tristes y días más o menos felices.

Todo depende de lo que quieras para tu vida. Pero, si quieres


ser feliz, tener un rostro luminoso y alegre, deberás dejarte contener
por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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3. ¿No serás tú el culpable?

–Pasó que, cuando empezaste a manejar tu vida a tu antojo, me


dejaste afuera –sostuvo llevándose la mano a la cintura, como si fuera
una maestra dolida por la falta de atención de los alumnos.

Si no nos volvimos a ver, no fue por mi culpa –concluyó.

–Tampoco fue culpa mía.


Parate y Pensá

–Eras un niño muy cariñoso. Te recuerdo con la pelota bajo el


brazo, las rodillas sucias y las medias bajas. Eras muy feliz con pocas
cosas.

Era suficiente un delantal de cocina para convertirte en un


superhéroe que volaba. Bastaba con que te pintaran los bigotes para
que apareciera "El Zorro" en la casa.

Fuiste creciendo y de a poco te fuiste encerrando como una


ostra, hasta que tu carácter cambió por completo.

No quisiste compartir tus problemas con nadie. Sentías que


todos estaban en tu contra.

Ya de grande, seguiste actuando como niño. Uno más de los


“adolescentes” que, fingiendo madurez, andan por la vida vistiendo
trajes de adultos.

La mayor parte del día, la pasabas en tu trabajo. Buscando la


forma de ganar más y más dinero. El resto del tiempo, buscando la
manera de gastarlo.

Era el tiempo de diseñar tu proyecto de vida, de definir a dónde


querías llegar, de soñar tu futuro, de terminar la tarea que tendrías
que cumplir.

Era el momento de definir tu proyecto de vida… Y tú, estabas


pendiente del bienestar económico, de pasarla bien... ¡Tú y tus
benditos miedos!

"El cielo se fue cubriendo de nubes oscuras. Todo hacía suponer


que vendría una tormenta de verano.

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Uno de los principales enemigos de la felicidad es el miedo.
Miedo a la vida, miedo al futuro. Miedo a fracasar en definitivas.
Quien quiera ser feliz deberá estar dispuesto a reconocer sus miedos y
enfrentarlos.

Busca una hoja en blanco y deja por escrito tus miedos. Indaga.
Defínelos. Ponle nombre y apellido. Pueden ser muchos o pocos. Más
adelante veremos qué hacemos con ellos. Por ahora importa que los
dejes por escrito.
Parate y Pensá

Otra de las claves es tener un proyecto de vida. Cuando este


falta, cuando se ha roto, comienza la penosa tarea de encontrar un
motivo para la dura tarea de vivir. Será muy difícil despertar y no caer
en la infelicidad que nos estará esperando al pie de la cama.

Toma otra hoja y define qué quieres para tu vida. Define


prioridades. Plantéate objetivos a corto, mediano y largo plazo. Sueña,
embriágate de optimismo, sin perder de vista lo fundamental, lo que
realmente importa. Es el momento de querer ser más, mucho más de
lo que somos y de dejarlo por escrito.

Busca entre estas preguntas las causas de tu desdicha:

¿No estás encerrado, aislado del resto de tu familia y seres


queridos? ¿No sería mejor que te abras y compartas tus
preocupaciones? ¿Quién te hizo creer que están todos en tu contra?
Dialoga, busca el diálogo. Dialoga.

¿No estarás dejándote llevar por impulsos o caprichos? ¿No


estarás aferrado a tu egoísmo, buscando sólo tu comodidad y
satisfacción personal, sin tener en cuenta a los otros?

¿No le dedicas demasiado tiempo a tu trabajo? ¿Qué momento


del día puedes reservar para ti? ¿En que gastas tu dinero? ¿Podrías
gastarlo en otras cosas?

¿No estarás pendiente de ti mismo, creyendo que tus problemas


son los únicos que importan? ¿Hasta cuándo te comportarás como un
niño? ¿Cuándo comenzarás a tener actitudes adultas en tu trabajo y
en tu casa?

¿Tanto te cuesta aceptar la voluntad de Dios? ¿No serás el


responsable de que la felicidad no esté contigo?

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4. No siempre, quien busca encuentra

“Mirándome a los ojos, me preguntó:

–¿Cuándo fue la última vez que contemplaste un amanecer, o


que pisaste hojas secas descalzo? ¿La última vez que saboreaste un
chocolate, que compartiste un café con tu padre, un helado con tu
hermana o con un amigo? ¿Cuándo?
Parate y Pensá

–Ya ni me acuerdo.

"Para defenderme le repliqué:

–¿Qué culpa tengo yo, si tú no te dejaste encontrar? Si en más


de una ocasión... ¡Qué digo una!, ¡cien...! ¡Más de mil veces, te
busqué desesperado!

...Cuándo gasté todos mis ahorros en las vacaciones... Las veces


que me alcoholicé... ¡Las cosas que me compré para ser feliz... Y tú no
apareciste!

"Ella permanecía tranquila.

–¿Por qué no dejas que te explique?

–Cuando compré la moto... Ni siquiera cuando alcancé lo que me


había propuesto tener, te pude ver.

Por más que quise, no puede salir de esa maldita sensación de


vacío y de angustia. Estaba tan desilusionado que llegué a sentir
hastío por la vida.

–¡Podrías escucharme!, por favor –me dijo mientras que, con


movimientos tiernos, se quitó la bufanda de seda que cubría su cuello.

–Vine hasta aquí para evitar que termines en una extinción


emocional. Estoy para ayudarte.

“Sentí que hirió mi amor propio y, pese a que quería hablar con
ella, le grite:

–¡No te metas en mi vida! ¡No necesito tu ayuda! ¡Ni la de nadie!


¡Déjame en paz!
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Muchas personas culpan de su infelicidad a sus padres, a la
enfermedad, al desempleo, a tal o cual desgracia... Buscan afuera lo
que se encuentra dentro. Excusas, tan solo excusas, para eludirse de
la tarea de construir a diario su felicidad.

¡Cuidado!, que mis palabras pueden lastimar tu orgullo. No


caigas en la trampa del enojo, tan común en quienes consienten los
caprichos del orgullo herido. No des cabida a la intolerancia y cuando
alguien te ofrezca ayuda: ¡Déjate ayudar!
Parate y Pensá

Quizás tú también la has buscado en el bienestar, sin saber que


éste, es uno de los requisitos de la dicha, pero no es la felicidad
misma. Tú y yo sabemos que, después de tener lo que nos habíamos
propuesto, no logramos salir del vacío existencial que nos ahoga.

¿Para qué insistir con lo mismo? ¿Por qué no buscarla en otra


parte? Haz el intento. Busca un momento para disfrutar de algo
sencillo. Salir a caminar con tu esposa/o, jugar con tus hijos,
programar el fin de semana, leer un buen libro, reunirte con tus seres
queridos... Disfrutar de un momento feliz en familia.

Cosas sencillas que te gusten, que disfrutes, que le den a tu


corazón entristecido esas alegrías que desde hace tiempo, anda
buscando. Saber disfrutar de lo que se posee es otra de las claves.

¿Y si perdura la tristeza, qué?


Busca un sacerdote y has una buena confesión. ¡Anda y
confiésate!, que el egoísmo es la causa de tu pecado y el pecado, es la
causa de tu tristeza.

Luego busca un Sagrario y acepta con tranquilidad la Voluntad


de Dios; que tu felicidad no depende de que se hagan realidad esas
hazañas que forjamos con la imaginación, sino de que aceptes
confiado la Voluntad de Dios.

¿Cuál será su Voluntad?


El deseas que seas feliz. Muy pero muy feliz. Que estés siempre
contento y contenido. Eso quiere.

Otra clave en tu camino hacia la felicidad será la aceptación de ti


mismo. Con tus limitaciones y tus miserias. Con tus virtudes y tus
aciertos. Tal como eres. Sin cirugías plásticas innecesarias.

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5. El más feliz del planeta

"Se escucharon truenos. Relámpagos fugases surcaron el cielo


anunciando que venía un aguacero.

–No tengo por qué soportar tus reproches –dijo con firmeza, y
ofendida, se marchó.

"El viento trajo el perfume de la lluvia. Volví a mis recuerdos: me


vi feliz, jugando con mis hermanas. Rodeado del cariño familiar en el
Parate y Pensá

día de mi cumpleaños…

Curiosamente, en todas las imágenes estaba ella, con sus bucles


dorados y las muecas de su sonrisa.

Comenzó a llover. Desesperado, tomé la bicicleta y fui a


buscarla. Cuando más me acercaba, más lejos la tenía. Cuanto más
me esforzaba por alcanzarla más, se alejaba.

Las gotas de lluvia pegaban en mi cara. Estaba completamente


mojado cuando desistí de atraparla. Paradójicamente allí la encontré.

Se dio vuelta.

–Ahora te recuerdo –dije avergonzado.

"Nos miramos en silencio. Me disculpé por mi trato tan grosero.


Y, mirándola a los ojos, le pedí perdón.

Aceptó mis disculpas y sonrió.

No llovía, pero ella aún tenía el pelo mojado.

–Durante este tiempo, te eché de menos.

“Del cielo comenzaron a caer pétalos de rosas.

–Yo también –y, secándose las lágrimas, añadió:

Soy muy escurridiza. No me dejo atrapar. La felicidad sólo se


consigue cuando no se la persigue. La felicidad se alcanza cuando uno
no la busca en forma explícita y directa. Cuando uno más se empeña
en conseguirla, ella más se aleja.

"El cielo estaba despejado. El aire olía a tierra mojada.

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¿La felicidad es algo que se consigue o es que se encuentra?
¿Será cierto que no se deja atrapar? ¿Por qué será que sólo se
encuentra cuando explícitamente no se la persigue? ¿Qué te parece?

Controla tus reacciones y, de modo especial, evita la violencia.


¡Mide tus palabras! ¡Sé prudente! Cuida de no ofender a quienes te
ofrecen ayuda. Sé abierto al diálogo, escucha y, con humildad, acepta
tus errores.

Si te has equivocado, busca una ocasión para pedir disculpas. Si


Parate y Pensá

tu arrepentimiento es sincero, cualquier pretexto será bueno para


propiciar el reencuentro ¡No tengas miedo! ¡Vence la vergüenza! que,
para ser feliz, tu alma debe estar limpia de rencores y de ofensas.

Volvamos a los recuerdos. Respira profundo, busca el silencio y


recuerda los momentos más felices de tu vida: el día de tu graduación,
de tu casamiento, el nacimiento de tus hijos, el regreso a casa, aquel
reencuentro...

No fuiste a buscarla y a pareció como un efecto secundario, una


recompensa por haber alcanzado ciertas conquistas. Afloró como lo
que es: un regalo. La felicidad es esencialmente un regalo. Algo
radicalmente gratuito que ni siquiera tiene precio.

¿No despierta en tu corazón el deseo de encontrarla? ¿Sabías


que, los mejores días de tu vida son los que están por venir?

Si supieras cuánta dicha tiene reservada para ti, no tendrías esa


cara. Alza la vista y verás... ¡Cuántas alegrías te esperan! Eso es rezar.

Entusiásmate con la idea de encontrar alegrías nuevas... Una,


otra, otra y otra más. Multiplica tu dicha por dos, por diez, por cien,
¡por miles! Hasta que puedas decir con Cristo: ¡¡¡Soy la persona más
feliz del Mundo!!! Pese a todos tus problemas... ¡La más feliz del
Planeta!

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6. ¿Será que no soy feliz?

“Su mirada se tornó más dulce aún. Los rayos de sol iluminaban
su rostro. El viento, con sus caricias, terminó de secar sus lágrimas.

–Conmigo ocurre como cuando quieres dormir y te resulta


imposible conciliar el sueño. Haces mil y un intentos: pasan los
minutos, las horas y sigues despierto. Hasta que dejas de pensar en el
desvelo y te duermes por completo.
Parate y Pensá

Cuando dejes de preocuparte por tu felicidad y te ocupes por la


felicidad de los demás... Me encontrarás.

"Sus palabras, dulces caricias para mis oídos. Su mirada, un


manto de ternura. Su sonrisa, un nuevo sol para mi vida...

Buscando atraer su atención, aclaré:

–Crecí convencido de que la felicidad era un derecho. "Tengo


derecho a ser feliz", me decía para adentro.

–La felicidad no es un derecho sino una tarea. Quien piensa que


es un derecho, termina reclamando a Dios una "injusticia", que en
realidad no existe. Se enoja, y lo culpa de sus desgracias.

"No aguanté más. Rompí las cadenas de la vergüenza y le conté


mi secreto:

–Siempre quise ser feliz. Fuiste lo más importante para mi vida.


Estudié para llegar a tener un trabajo importante. Trabajé para
comprar todo lo que podría comprar, con tal de ser feliz.

–Ese fue tu error. Creer que estaba en el bienestar económico.

¿Por qué no tomas la bicicleta y volvemos al camino? Creo que


vamos al mismo destino.

Así lo hicimos. Yo me predispuse a pedalear y ella, apoyándose


en mis hombros, se paró en la parrilla trasera.

Cuando emprendimos viaje, el sol había conquistado todo el


paisaje. Ya nada sería como antes, todo tenía un brillo nuevo.

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¿No habrás caído en el error de creer que tienes derecho a ser
feliz? ¿Quién te dijo que las cosas deben ser como tú pretendes que
sean, o no es acaso “eso” lo que insistentemente le reclamas a Dios?

No lo culpes de tus desdichas. Ni pienses que son un castigo.


Ocurre que, aquello que para Él son oportunidades para tu madurez
personal, para ti son sólo desgracias. Eso es todo.
¿Existirá algo más importante que ser feliz? ¿No te estarás
equivocando al pensar que no? ¿Qué otra cosa puede estar primero en
la existencia humana y en tu vida?
Parate y Pensá

No es creación humana, ni sale de ninguna de sus fábricas. No


es el resultado de una fórmula química, de una ilusión sentimental o
de energías mágicas. Gráficamente se parece al sueño. ¿Podrías
explicar por qué?

Podrás decirme que “todo” lo haces por la felicidad de tu familia.


Y está muy bien. Pero cuidado, que con sólo alcanzar el bienestar
económico, no serás feliz.

Ahora, te pregunto: ¿Además de los bienes materiales, no


necesitan también de bienes espirituales? ¿Pones el mismo empeño
por ofrecerles tanto bienes morales como económicos?

Además de tu dinero, ¿no necesitan de tu tiempo, de tu buen


humor, de tus muestras de afecto? ¿No le has preguntado a tus hijos,
a tu cónyuge, qué prefieren, qué necesitan?

¿Cuánto valen para tus hijos una caricia tuya? ¿Cuánto más que
tu dinero, valoran unas palabras de aliento y que le digas: te quiero?
Para ellos, ¿existe algo más preciado que tu cariño, que tu tiempo?

A veces, se cae en el error de pensar que con el dinero les


alcanza, cuando en realidad, necesitan otras cosas mucho más
valiosas. ¿Por qué será que no nos ocupamos de ellas? ¿Por qué será
que sólo nos conformamos con buscar dinero?

A mí también me duele que, por momentos, no pueda ser el


sustento económico de mi familia. Pero mientras tanto, ¿no podríamos
ser sustentos en cosas más importantes?

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7. La receta de la Felicidad

–Es común caer en el error de identificar la felicidad con lo que


es sólo un requisito previo: el bienestar. El buen pasar, por sí mismo,
no produce felicidad. Una vez conseguida la felicidad del bienestar,
decepciona –me dijo con una sonrisa.

Están quienes proponen maximizar las experiencias de placer y


minimizar las del dolor, como fórmulas para ser feliz.
Parate y Pensá

La felicidad como ausencia de dolor, es una felicidad mal


entendida. Se puede ser feliz en medio de las dificultades.

Es muy común encontrar personas con "buena calidad de vida",


rodeados de éxitos y placeres y que, sin embargo, son infelices.

–Pero no me puedes negar que el dinero es importante…

–El dinero es necesario para alcanzar el bienestar, ese mínimo


de condiciones materiales que permiten vivir bien; pero la felicidad no
consiste en "estar bien", sino en "hacer bien" algo que nos llene la
vida.

Indudablemente la felicidad no se puede comprar con dinero.


Jamás estuve en venta –dijo con una pícara sonrisa.

“Por momentos la pradera era interrumpida por ramilletes de


flores blancas. El ambiente estaba completamente limpio. El día olía a
primavera. Afortunadamente el camino era cuesta abajo y ella, no era
muy pesada.

–¿Qué tal si seguimos conversando?

–De acuerdo –me contestó.

–Días atrás conocí a un ser maravilloso: el Dolor. Él me contó


sus secretos. Me explicó que, sólo quienes aprenden a convivir el dolor
llegan a ser felices. Pero no me dijo donde ir a buscarte. ¿Dónde
encontrarte, Felicidad?

Su primera reacción fue una corta carcajada. Después agregó:

–Si quieres saber, te cuento:

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A muchos no les alcanza con su trabajo para cubrir las
necesidades de la familia. Se sienten infelices. Tener trabajo digno y
un mínimo de bienestar, son requisitos para ser feliz.

Muchos deben dejar sus afectos, su historia e inmigrar a otras


tierras para conseguir el bienestar económico que no consiguen en sus
países. ¡Pero cuidado!, que con los dólares no alcanza. La felicidad
está en el ser y no en el tener. ¡Cuidado!

Con los requisitos no alcanza. Como tampoco es suficiente con


Parate y Pensá

tener los huevos, la leche y la harina, para tener una torta. Los
ingredientes deben estar en su justa medida, deben unirse con el
trabajo, y el horno debe estar en la temperatura apropiada.

Habrás verificado que, con el buen ingreso, la casa y el coche...


no alcanza. Son necesarios, pero no suficientes. ¿Qué es lo que falta?
¿Cómo hacer para unir los ingredientes? ¿Quién puede ayudarte con la
receta de tu felicidad?

Tener trato íntimo con Dios es la clave más importante de todas.


Fija una hora para hablar a diario con Él. A la mañana, a la tarde o la
noche. Busca un lugar apropiado para el encuentro. Podrá ser tu
habitación, tu lugar de trabajo, un oratorio, camino al trabajo o de
regreso a casa...

Comienza con unos pocos minutos diarios. Cuéntale tus cosas,


tus preocupaciones y problemas. Comparte tus alegrías y tus sueños.
El diálogo irá creciendo solo. Lo importante es que sea constante, que
no le falles.

Él te ayudará a conseguir trabajo, cuando no lo tengas. Te


ayudará a determinar la medida justa de los bienes materiales, y a
conseguir aquellos que te faltan.

Si se lo pides, Él te ayudará a preparar el gran pastel de tu vida.


Él te ayudará, siempre y cuándo se lo pidas. Te ayudará. ¡Confía en el
Señor! ¡Acude a pedir su ayuda!

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8. ¿Te parece mucho tiempo una hora?

–Yo estoy del lado de afuera, me dijo la Felicidad. Muchos me


buscan del lado de adentro. Por eso no me encuentran.

Suelo esconderme detrás de las cosas sencillas. Enfrente de la


tristeza, sobre la vereda de la amistad, casi esquina alegría, a pasos
de la belleza. Lejos de la soberbia... Allí me encontrarás.

Apreté los frenos, tomé una curva. Ella siguió diciendo:


Parate y Pensá

–Si supieras cuántas tardes pasé esperando que pasras a


buscarme para ir, escondida en un juguete, hasta la cama de algún
niño enfermo.

Muchos domingos te aguardé para ir a visitar a tu abuelo. Pensé


que al menos en el día de su cumpleaños vendrías a buscarme. Te
esperé vestida de primavera.

Así viviste mucho tiempo, buscándome en el placer de las cosas


mal hechas, sin imaginarte que yo te estaba esperando del lado de
afuera. Estuve años aguardando que abrieras la puerta...

"Caí en la cuenta de que había sido yo quien había fallado.


Pensar que se había quedado esperando...

Yo ni siquiera sabía que la puerta de la felicidad abría hacia


fuera, hacia los demás y; empeñado en mí felicidad, no hice más que
cerrarla con más fuerza.

–¿Qué más puedo hacer para encontrarte?

–Hay algo que nunca falla. –Y en voz baja me detalló:

Cumplir con entusiasmo tus tareas diarias. Hacer con cariño lo


que debas hacer. Si tienes trabajo, trabajando. Si estás desempleado,
buscando trabajo.

Lo importante no es lo que hagas, sino el amor que pongas al


realizar tus tareas diarias.

En cambio, cuando abandones tus obligaciones, cuando no estés


donde debas estar, tu corazón se irá llenando de amargura.

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¿Quién no quisiera conocer las claves de la felicidad?

Ahora, tú la conoces. Sabes qué hacer para encontrarla. Conoces


dónde ir a buscar. ¿Por qué no lo intentas?

Si sólo basta con una golosina, un juguete, una visita, un


llamado... ¿Qué te mantiene demorado? ¿Cuánto tiempo más vas a
perder aferrado a la comodidad del egoísmo? ¿Cuánto?

Todos podemos ser felices. ¿Quién no tiene un familiar enfermo,


una institución donde colaborar, un SÍ para dar? ¿Algo que hacer por
Parate y Pensá

los demás?

No me digas que "no tienes tiempo". ¿Te parece mucho diez


minutos menos de televisión por día?, ¿una hora menos a la semana?
¿Una tarde al mes? ¿Seguro que no tienes tiempo?

Si quieres ir por lo seguro, piensa en cuestiones concretas para


realizar en tu trabajo, como: ampliar el tamaño de tu sonrisa al
saludar, mejora tu actitud al escuchar, el modo de decir las cosas o de
dar indicaciones...

Siempre hay cuestiones técnicas y profesionales por mejorar.


Tareas pendientes de orden y limpieza por realizar. Recuerda que tan
importante como comenzar bien la tarea es terminarla correctamente.

Utiliza con más frecuencia las palabras: “gracias”, “por favor”,


“te felicito”, “me gusta”, “perdón”, “permiso”... Si te animas a ir por
más: ten con ellos detalles de afecto: una palabra de aliento, un gesto
de amistad, de agradecimiento.

Te aseguro que, si eres capas de pensar en ellos antes que en tu


comodidad, encontrarás maneras de ser más generoso, más cálido,
más servicial, más compresivo... Y recibirás la felicidad en
recompensa.

¿Te ilusionan las grandes hazañas?


Retoma los estudios y no abandones hasta terminarlos. Realiza
aquel sueño que lleva años postergado. Finaliza aquella tarea que
tienes pendiente... Decídete al matrimonio, si vives en concubinato…

Serás feliz en la medida que realices tus sueños postergados.


Esta es otra de las claves.

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9. Bienvenido al manicomio

–No hay como la fidelidad al estado de vida para encontrar la


dicha. Y, luego agregó:

Quién esté casado será feliz amando a su esposa y a sus hijos.


Quién viva en comunidad, amando a sus hermanos...
Honrar a tus padres, visitar a tus abuelos, cultivar la amistad,
tener buen trato con los vecinos... Te hará dichoso.
Parate y Pensá

Gustar de tus tareas diarias. Quien no encuentra la felicidad en


lo de todos los días, jamás podrá ser feliz.

–Todo hace pensar que la felicidad no se compra.

–Esencialmente es un regalo. Algo radicalmente gratuito.

Seguí sacando conclusiones:

–No es un derecho. No es lo más importante de la vida. No está


en el placer, ni en la ausencia de dolor. No está en el bienestar... Ni en
el reconocimiento social. ¡De acuerdo! Pero aún no me has dicho,
¡¿qué es?!

Se hizo un breve silencio. Con voz firme y decidida, afirmó:

–Es una consecuencia.

–¿Una consecuencia? Consecuencia, ¿de qué? –pregunté


desconcertado.

Avanzábamos bastante rápido. El aire se cortaba al pegar con


nuestros rostros. Noté que quitó sus manos de mis hombros y vi que
abrió sus brazos. Sentí miedo de perder el equilibrio.

Me pidió que hiciera lo mismo. Temeroso separé una mano del


manubrio, luego retiré la otra y estiré los brazos. Cuando ambos
teníamos los brazos extendidos, gritó bien fuerte:

–¡Consecuencia del amor! Sólo el que ama es feliz.

Tenía a la felicidad a mi lado. Sentí que el Universo festejaba


nuestro encuentro y que la naturaleza toda compartía nuestra alegría.

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¿No eres feliz?
Seguro que tampoco eres fiel. La fidelidad y la felicidad andan
siempre de la mano.

Amar a los que están cerca es otra de las clave. Esta es la tarea
a la que todo hombre y mujer están invitados a realizar en Tierra. Este
es el mandato:

"Ámense unos a otros, así como yo lo es amado".


Parate y Pensá

Cristo, no espera que realices grandes hazañas ni obras


majestuosas. Quiere que ames a quienes tienes cerca: a tu familia, tus
pacientes, tus clientes, tus alumnos, tus vecinos, los de otra religión,
también a los que te molestan.

Buena parte de la felicidad radica en tener a quien amar, y


amarle efectivamente hasta hacerle feliz. Esta es la clave esencial:
amar a los que están cerca.

Comienza por cosas pequeñas: una mirada de aliento, una


palabra comprensiva, un mensaje amistoso, una señal de afecto...
Para no equivocarse hay que ponerse en el lugar del otro y, actuar
pensando en sus necesidades.

En casa presta servicios sencillos como barrer la cocina, poner la


mesa, secar el baño... En el trabajo: ofrece tu ayuda sin
especulaciones, contesta gentilmente... Obra de esta manera. Yo te
aseguro que, recibirás la felicidad en consecuencia.

No importa el tamaño de tus obras. Las obras de amor son


siempre grandiosas. Aunque parezcan pequeñas en apariencia. Las
cosas más mínimas pueden generar grandes alegrías, depende del
amor que pongas al hacerlas.

En pocas palabras podríamos decir que es necesario tener trato


con Dios, amarlo y amar a los otros. ¿Te parece una locura? ¿Te
parece imposible que la felicidad sea la consecuencia de tu trato con
Dios y con el prójimo?

Haz la prueba. Sólo por hoy, prueba. Y si alguno sorprendido te


pregunta si te has vuelto loco, pásale este libro, reza por él, e invítalo
a ser parte del "manicomio" de personas que se han vuelto locas…
locas de amor por Cristo.

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10. ¿Quisieras recibir un anticipo?

“Nunca me había sentido tan feliz.

Volvimos a la posición habitual. Yo seguí pedaleando.

–¿Por qué no buscamos una sombra y almorzamos?

No había muchos árboles cerca. Cuando vimos uno, nos


Parate y Pensá

detuvimos. Dejé la bicicleta en el suelo y acomodé mis cabellos. Ella


se acomodó el vestido y me comentó:

–Estoy tan feliz de estar contigo.

"Su voz corrió como un cosquilleo por mi cuerpo. Era como un


sueño. Yo estaba perdidamente enamorado.

Pensé que ella sentiría lo mismo. Quise acariciarla, pero antes de


que mi mano tocara su mejilla, cambió bruscamente de tema:

–Muchos creen que para ser feliz hay que tener todo resuelto.
En realidad, lo que se necesita es un corazón como el tuyo. Un
corazón enamorado y dispuesto a la entrega.

Sé que me buscaste equivocadamente. A la mayoría les pasa lo


mismo: ponen sus esperanzas en el bienestar, la salud, el éxito, el
dinero y, pese a sus esfuerzos, no me encuentran.

Pero por favor, no te pongas triste.

–¿Cómo no voy a estar triste? Si pasé la vida buscando los


zapatos en el cajón de las medias…

–¿Cuántos buscan la felicidad en la profesión, los negocios o en


el reconocimiento social? Sólo después de conseguirlo "todo"
comprenden que: “todo” es poco para las aspiraciones del corazón
humano que, solo se conforma con la felicidad eterna.

–¡¿ Eterna?! –dije sorprendido.

–Una dicha permanente a los que todos los hombres y mujeres


están invitados a gozar, después de muertos.

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Solo quienes son capaces de olvidarse se sí mismos, gozan en la
Tierra de un felicidad que es anticipo de la dicha eterna.

¡Quien quiera ser feliz deberá estar dispuesto a la entrega! Esa


es otra de las claves para ser feliz aquí y ahora.

Además, debes tener un corazón enamorado, creativo, capaz de


imaginar nuevos modos de amar. Un corazón valiente que no le tenga
miedo al sacrificio de la entrega.
Parate y Pensá

Para ser feliz deberás disfrutar de las cosas sencillas de la vida.


Piensa en aquellas cosas que te gusta hacer. Elige de entre toda una
de ellas y, no dejes pasar de esta semana sin que la revivas. ¡Disfrutar
de la vida!, es otra de las claves.

Llevas tiempo "consumiendo" felicidad instantánea, de esa que


desaparece y termina en frustración. No te pongas triste que, tú
también estás invitado a vivir la felicidad eterna. Esa que dura para
siempre, para siempre, para siempre.

No importa lo alejado que estés de Dios en este momento. Si no


estás bautizado, si hace tiempo que no vas a Misa o que no te
confiesas. Si estás ofendido con Dios o enojado con su Iglesia.

Si tu situación laboral o tu estado de salud no son los deseados;


¡mejor! Desde la cruz se está más cerca de Cristo y, estando con Él,
seguro que llegarás al Cielo.

“En verdad, te digo, que hoy mismo estarás conmigo en el


Paraíso” –le dijo Cristo al "buen" ladrón que, en el último robo de su
vida, ¡se robó un pedacito de Cielo!

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11. ¿Para quién fuiste creado?

–¿La felicidad eterna es un regalo? –le pregunté.

–Digamos… que es un regalo que Dios le hace a la humanidad


entera. Una invitación para todos…

–O sea que, finalmente, ¡todos vamos al Cielo! –pregunté


preocupado por mi destino final.
Parate y Pensá

– No. No, todos.

–¿Por qué no?

–Precisamente por justicia. A cada uno le da lo suyo. Quien


quiere estar con Dios tiene el Cielo, quien no quiere estar con Él, el
Infierno. Tú deberás esperar antes de poder entrar en el Cielo.

"Recordar lo que había visto en la noche de mi muerte, me llenó


de impaciencia. Me puse triste con solo el recuerdo.

–No te angusties. ¿Qué tal si te convido con una manzana?

–Pensé que traerías sándwich de jamón y queso –le dije a modo


de broma.

Nos sentamos en el pasto y, entre anécdotas y chacotas,


compartimos el almuerzo. Afortunadamente, no sólo comimos
manzanas. También hubo sándwich de jamón y queso.

Cuando terminamos de comer, me dijo:

–Aquí está tu flor, te la devuelvo. Ahora que la has compartido


podrás contemplarla en la plenitud de su belleza.

Sólo al ser compartidas, las cosas y los momentos alcanzan su


esplendor. Yo me parezco a esta flor. Cuando me tengas en tus manos
querrás retenerme para siempre, pero no podrás hacerlo. Yo también
me marchito.

"No quise escucharla.

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¿Cuántas veces has intentado "congelar" los momentos de
felicidad y no has podido? ¿En cuántas ocasiones la felicidad se te
escapó de entre los dedos? ¿A quién no se le han marchitado las
ilusiones y los sueños? A todos nos pasa.

Y pese a todos los fracasos, tu corazón vuelve a intentarlo, una y


mil veces, y lo seguirá haciendo. Por que fuiste creado para ser feliz.
Es condición natural del hombre aspirar a ella.

Así lo explica Juan Pablo II:


Parate y Pensá

"Nuestro corazón busca la felicidad y quiere experimentarla en


un contexto de amor verdadero. Pues bien, el cristiano sabe que la
satisfacción auténtica de esta aspiración sólo se puede encontrar en
Dios, a cuya imagen el hombre fue creado. "Nos hiciste para Ti, y
nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti."

Así nos lo decía con su inconfundible voz:

"Sólo Dios es capaz de saciar la sed de vuestros corazones".

Quiero ser claro: en la Tierra no hay felicidad completa. Aquella


sólo se vive en el Cielo. "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni mente alguna jamás
imaginó todo lo que el Señor tiene preparado para aquellos que lo
aman", nos dice San Pablo refiriéndose al Cielo.

¿Y mientras tanto qué?

Mientras tanto, disfruta de lo que tienes y espera gozoso lo que


no posees. En la espera, piensa en los niños; se vive por anticipado la
dicha de lo que está por venir.

Suele haber más felicidad en esperar bienes futuros que en


poseerlos. Quien quiera ser feliz, deberá acostumbrarse a esperar
contento, sostenido, acompañado...

Si te interesa conocer sobre la Parusía o te inquita saber que


pasará contigo en ese momento, te animo a que busques un buen
libro, o a alguien de la Iglesia y le consultes. No sea que, por no
"querer escuchar", te pierdas de entrar en la Gloria eterna.

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12. Felicidad de aspirina

Tomó su bufanda, se la puso en el cuello. Cerró su mochila y se


despidió con la mirada triste.

–¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vas?

Sin ninguna explicación empezó a caminar.


Parate y Pensá

Sin comprender que sucedía, salí tras ella. Aceleró sus pasos, yo
aceleré los míos.

–Por favor, detente –grité desesperado.

Miró hacia tras, apuró su marcha. Empecé a correr. La tomé del


brazo y le pedí por favor que detuviera su marcha.

–No quiero que te vayas. Sé que tú también estás enamorada, lo


veo en tus ojos.

–Nunca había sentido algo parecido –me dijo temblorosa.

–Yo nunca fui tan feliz. No comprendo por qué te alejas.

–Si me voy ahora, nuestro amor vivirá por siempre.

Se soltó de mi mano y siguió avanzando.

–No te vayas. Aún no me has revelado tu secreto.

Se detuvo, me miró a los ojos y me dijo:

–Lo único que tendremos será el recuerdo. Quiero que nuestro


recuerdo sea hermoso y que dure por siempre.

Con lágrimas en los ojos, confesó:

–Si me voy ahora, me recordarás siempre joven y alegre.

Sentí arder mi corazón. No estaba dispuesto a dejarla ir. Noté en


ella un instante de duda. Sabía que cambiaría de actitud.

Una melodía llenó el ambiente de romanticismo.


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¿Cuál será el secreto de la felicidad?

Juan Pablo II, te lo revela: "Amar a Dios sobre todas las cosas
es además el secreto para conseguir la felicidad incluso ya en esta
vida. No busquéis la felicidad en el placer, en la posesión de bienes
materiales, en el afán de dominio. Se es feliz por lo que se es, no por
lo que se tiene: la felicidad está en amar, está en darse por el bien de
los demás sin esperar nada a cambio."

"Si el hombre quiere encontrar el modo de saciar su sed de


Parate y Pensá

felicidad que le quema las entrañas, es hacia Cristo hacia donde debe
orientar sus pasos."

"Solamente si volvéis a Cristo, hallaréis paz para vuestras


conciencias perturbadas y reposo para vuestras almas angustiadas. Él
es el Camino. Él es la Verdad. Él es la Vida". Le dice a tu corazón el
Papa Grande, desde el Cielo.

¡Decídete a volar! Toma la hoja de tus miedos. Revisa el listado,


tacha los temores inexistentes, frutos de tu imaginación. Espanta los
fantasmas del fracaso. Elimina aquellos que son fruto de tu
imaginación.

¿Y con el resto de los miedos, qué hago?

Busca de intimidar con Cristo. Podrá ser en tu habitación o


delante de alguna imagen suya o de su Madre, que te recuerden su
presencia y ¡rompe el listado!

¡Decídete a ser feliz! Entrégate a Dios. Déjalo actuar como Dios


y como Padre. Deja a Cristo actuar como Salvador. Sólo con Él, podrás
remontar vuelo y, con su ayuda, llegar al Cielo.

¡No pierdas tu tren! ¡Sé valiente! Afronta riesgos y; si vuelven


a inquietarte esas imágenes que habías construido de ti mismo, no las
mires más.

Ahora conoces a quién recurrir. El resto de las "alternativas" te


brindarán soluciones pasajeras. Tratamientos superficiales, disfrazados
de panaceas.

La felicidad "de aspirina" no existe. Es solo una mentira de la


Nueva Era, para mantener al hombre moderno engañado, mientras el
cáncer del egoísmo sigue avanzando y avanzando.
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13. No me olvides

–Yo sólo quiero estar contigo –dije desesperado.

–Siempre estarás conmigo –me respondió.

–Yo sólo quiero tenerte.

–Siempre me tendrás.
Parate y Pensá

Tomó su bufanda. Inclinó su cabeza, se la quitó del cuello y me


vendó los ojos. Apoyó su frente sobre la mía. Sentí el aire de su
respiración en mi boca. Sus labios estuvieron muy cerca de los míos,
pero no me besó.

–No me olvides –dijo con suave voz.

"No podía ver nada. Mientras se alejaba, alcancé a tocar su


mano con la punta de mis dedos. Sentí que mi corazón estallaba en
mil pedazos.

Hice un paso hacia adelante y alcé la mano para acariciarla, pero


no pude tocarla. Me quité la venda... Ella ya no estaba.

Apreté su bufanda entre mis dedos y la llevé a mi nariz para


sentir su perfume.

Busqué hacia los costados, pero mis ojos no la vieron.

Las flores blancas, únicas testigos de la despedida,


permanecieron calladas.

Ciento de mariposas revoloteaban cerca. Sentí que llevaban


pedacitos de mi corazón entre sus alas.

La tarde le cedió su lugar a las estrellas. Tomé su bicicleta,


envolví su bufanda en mi cuello y en silencio regresé al camino.

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La vida recobra sentido cuando tenemos una tarea que cumplir
en ella. Ahora tú la tienes: la tarea de construir tu felicidad, día a día.
Esta es la última de las claves: entender la vida y la felicidad como
una tarea.

Retoma la hoja con tus sueños, objetivos y aspiraciones.


Llegó el momento de convertirlos en propósitos claros, concretos y de
dejarlos por escritos. Pocos, pero precisos.

Comienza por el más importante: determina lugar y hora para


Parate y Pensá

encontrarse a solas. Sigue por casa. Uno o dos servicios que realizarás
durante la semana. Luego, elige una o dos actitudes que tomarás en
tu lugar de trabajo.

Es el momento de tomar decisiones y dejarlas por escrito:


Acabar con la infidelidad, decidirse al matrimonio, terminar con los
estudios... Mejorar el vínculo conyugal y con los hijos... Propósitos que
te ayuden a convertir tu sueño en realidad.

Y, si aún te queda tiempo y entusiasmo: busca una actividad


social para realizar en tu Parroquia o en las instituciones de tu barrio.
Ofrécete para ayudar... ¡Serás bienvenido!

No te dejes vencer por la pereza y por los miedos al cambio.


Presta atención a las evasivas que, suelen disfrazarse con apariencia
de causas razonables y certeras.

De este modo estarás en condiciones de arribar, junto a Juan


Pablo II, a la siguiente conclusión:

"La felicidad verdadera y profunda es mucho más que sólo


aprender a disfrutar las cosas pequeñas y cotidianas, o aceptar
nuestras cualidades y limitaciones. Una actitud positiva ayuda, pero no
es necesariamente la llave para la felicidad.

La llave de la felicidad está sintetizada en los dos mandamientos


fundamentales:

Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno


mismo."

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Si deseas hacerme alguna pregunta o tienes algo para decirme
puedes escribirme a pablocordoba@reflexionesdevida.com

Si quieres opinar sobre el libro y compartir tus experiencias,


sentimientos con otros lectores, puedes hacerlo en

http://www.pablocordoba.com/2008/04/14/no-pierdas-tu-tren-
aprende-a-ser-feliz/

Tus comentarios y preguntas serán bienvenidas.


Parate y Pensá

Pablo Córdoba
www.pablocordoba.com
www.reflexionesdevida.com

P/D: Nuestro amigo deberá volver al camino. Pero no estará sólo por
mucho tiempo, porque pronto conocerá al mismísimo Amor en
persona.

¡Encuentra lo que estás buscando! Aprende a Amar, es el libro


siguiente. En ese libro, el Amor, te enseñará a amar de verdad.

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