Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
LOS PATRIARCAS
MOISÉS
“Hartos de los israelitas, los egipcios les impusieron trabajos penosos y les
amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos del barro, de
los ladrillos y toda clase de trabajos del campo” (Ex 1, 13-14)
David, el rey que sucedió a Saúl, reinó hacia el año 1000 a.C. y es considerado
modelo de los reyes de Israel, sobre todo por su amistad con Dios.
Dios lo eligió siendo muy joven para ser rey de Israel y le prometió estar siempre a
su lado. David intentaba ser fiel a Dios en todo lo que hacía y también trataba de que
el pueblo que gobernaba se mantuviera fiel a la Alianza.
LOS PROFETAS
No tenían tierras
No tenían rey. YA NO SON UN PUEBLO
No tienen templo con su sacerdote.
“Así dice el Señor, Dios de Israel, a todos los deportados que yo llevé de
Jerusalem a Babilonia: Cuando se cumplan setenta años en Babilonia, me
ocuparé de vosotros, os cumpliré mis promesas trayéndos de nuevo a este lugar.
Yo conozco mis designios sobre vosotros: designios de prosperidad, no de
desgracia, de daros un porvenir y una esperanza”
(Jeremías 29, 10 – 11)
EL RESTO DE ISRAEL
Los israelitas saben que Dios es fiel, y esperan la llegada del Mesías
anunciado por los profetas.
Un grupo de israelitas, los pobres de Yahvé, ha seguido fiel a Dios.
EL MESÍAS Y LA NUEVA ALIANZA
A través del Mesías, Dios va ha sellar una Alianza nueva y definitiva con su pueblo. No
va ha ser como la que selló con sus antepasados y que éstos rompieron. La Nueva Alianza
va ha ser:
- Personal: Pues Yahvé va ha pactar con cada uno de sus hijos de Israel.
- Colectiva: Porque va ha pactar con todo el pueblo.
La Nueva Alianza va a ser interior. Lo más importante no va a ser los pactos exteriores,
sino la sinceridad y la fidelidad de cada israelita hacia Dios y hacia el prójimo.
Para designar a los hombres y mujeres del pueblo de Israel que tenían, pese a las
dificultades, una fe autentica, se utiliza la expresión: EL RESTO DE ISRAEL, los pobres
del Señor. Son los que creen en Dios de corazón y cumplen sus preceptos.
Son gente humilde y sencilla, profundamente creyente, que espera con ansiedad la
venida del Mesías, que les traerá la auténtica salvación.
Eclesiastés 44, 1 – 15