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EL PSICOANALISIS

Erika Córdoba González

PROGRAMA: Psicología 4c
MODULO: Psicoanálisis

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS


UNIMINUTO

2017

Apartado Antioquia
PSICOANALISIS

Se dice que el psicoanálisis inicia con Sigmund Freud en 1896, sin embargo, es

importante mencionar ante este hecho su evolución desde los años 1880 y 1881, donde aparece la

intervención del doctor José Breuer, de Viene, quien se desempeñaba como médico internista y

perito de la Fisiología experimental, a través de una de sus pacientes dio aportes significativos a

los inicios del psicoanálisis, por la cual, libero a dicha chica de sus inhibiciones y parálisis,

porque esta presentaba histeria por una situación tediosa al atender a un integrante importante de

su familia, durante una temporada larga de dolor y enfermedad. La terapia con la cual, fue

atendida esta paciente fue el hipnotismo. A pesar del éxito de esta intervención, el medio decide

callar este logro, hasta 1886 donde inicia a trabajar con Freud acerca del tema y publican dos

libros a partir de los cuales le otorgan a este tipo de terapia el nombre de “método catártico”.

La catarsis permitía al paciente comunicar mientras se aplica en él la hipnosis, lo efectos

e ideas que lo dominaban, y en este procesos volver a su estado psíquico normal. Para lograr

resultados satisfactorios en esta terapia, se hacía necesario un trabajo de tiempo y dedicación,

además de capacitación por parte del médico, debido a que este método era la luz guía hacia la

conciencia y a la descarga normal del afecto. Por tanto, se entiende, el psicoanálisis como una

práctica terapéutica y técnica de investigación, que trabaja con el inconsciente del individuo.

Luego de la catarsis, aparece una técnica terapéutica que sustituye la hipnosis, esta

consistió en la asociación libre, a partir de la cual, Freud; intentaba llevar con sus paciente una

comunicación de sus asociaciones, apoyándose en la demostración de Bernheim, donde decía

que lo vivido estaba en estado de sonambulismo, y que podía ser recordado con la sola
afirmación medica de que no habría otro camino más que hacerlo. A esta técnica se le atribuye

tanta confianza que se establece como regla fundamental en la labor psicoanalítica.

La práctica de esta nueva técnica provoca un acercamiento entre el medio y el enfermo,

por lo que se plantea una determinación diferente a la de la catarsis. Por consiguiente, Freud

escoge el nombre de psicoanálisis a este nuevo procedimiento terapéutico que podía ser

extendido a varias formas de neurosis. Desde aquí, la asociación libre le otorga al psicoanálisis

un valor de interpretación fundamental, donde las ocurrencias del paciente daban paso a

encontrar el sentido de los síntomas neuróticos o actos psíquicos omitidos presentados en cada

caso.

La penetración en el psicoanálisis se da gracias al estudio de actos fallidos y casuales,

donde se descubren las explicaciones a diferentes actos psíquicos repetitivos en los hombres

aparentemente normales, como; olvido de propósitos, extravió de objetos, tics, movimientos

habituales sin intensión y por juego, accidentes, errores y tararear sin pensar, etc. A partir de

aquí, empiezan a interesarse por temas como la interpretación de sueños, el simbolismo, la vida

sexual, sexualidad infantil, el libido, complejo de Edipo, represión, lo que le agrega

fundamentación a la teoría del psicoanálisis y es de suma importancia la aceptación de todas

estas hipótesis para ser vistos como psicoanalíticos.

Desde el año 1906 algunos psiquiatras empiezan a interesarse por el análisis, y en 1920 el

doctor Max Eitingon se atreve a fundar la primera “Policlínica psicoanalítica”, destinada al

tratamiento de los enfermos nerviosos pobres.

Freud le atribuye unas características al aparato psíquico, en dos tópicas.


En la primera habla de tres sistemas; inconsciente, preconsciente y consiente, con

distintas funciones, contenidos, energía y procesos. Entre los tres esta las censuras como ese

punto de control que da pasó la una a la otra.

Se conoce al inconsciente como los actos fallidos, los sueños y síntomas neuróticos antes

mencionados, como vida anímica del ser. El primero entendido como actos no casuales sin

aparente explicación y equivocaciones, errores de la vida diaria como; olvidar algo pendiente, un

nombre, un objeto, un error escrito o oral. El segundo como ese intento de satisfacer un deseo

inconsciente reprimido, que para interpretarlo se debe tener en cuenta; el contenido manifiesto, el

contenido latente, la censura y el trabajo del sueño. Y los síntomas neuróticos aparecen en

respuesta a un sentido inconsciente, el cual, consiste en la representación de lo reprimido en una

forma diferente para ser aceptado por el consciente.

Por otro lado, el preconsciente esta en medio del consciente e inconsciente, sus

contenidos se diferencian del inconsciente porque, a pesar de no estar en el campo actual de

consciente son accesibles a este, por lo tanto, pueden ser evocados con mayor facilidad o aflorar

a ella sin dificultad alguna, un ejemplo claro de este acto, son los saberes previos que tenemos y

la forma como lo recordamos al momento de la acción o ejecución de un atarea o actividad, o los

recuerdos que surgen a partir de una imagen o experiencia, por lo que se le considera como un

espacio de tránsito entre lo consciente e inconsciente.

El sistema consciente, está ubicado en la periferia del aparato psíquico, recogiendo la

información del mundo exterior e interior enmarcada en sensaciones y recuerdos que permiten al

ser humano dar cuenta de vivencias mediante un acto de percepción interna. Freud logro

desaparecer algunos síntomas haciendo consciente lo reprimido en la teoría de la cura.


En la segunda tópica, menciona las instancias intrapsíquicas (el ello, el yo y el súper yo).

Cada una de estas instancias psíquicas conduce al ser en la búsqueda de intereses que provocan

un encuentro de unas con otras. Por lo tanto, esta lucha o encuentro según Freud rige la forma de

pensar y actuar de un individuo.

El ELLO aparece desde los primeros momentos de vida del ser, por lo que está formado

por pulsaciones que rigen en función al principio de placer. Se ubica al ello en lo inconsciente

por manifestarse con deseos, excitaciones, fantasías y representaciones.

Las pulsiones son entendidas por Freud como un fenómeno biológico evidenciado a

través de una representación psíquica. El concepto que este médico neurólogo le da a la pulsión,

dirige al instinto, como ese reflejo a la herencia animal que obtiene la especie humana. En el

caso de las pulsiones sexuales, se ven presentes las etapas del desarrollo de la libido.

La libido en el psicoanálisis es relacionado con placer y deseo sexual, sin embargo, se

aclara que para este todo lo genital es sexual, pero no todo lo sexual es genital, ampliando su

concepto a el objetivo fundamental de obtener placer, lo que ocurre desde los primeros instantes

de vida del bebe.

La búsqueda de placer es latente a lo largo de la vida y va cambiando de manera gradual,

según la evolución libidinal. Al nacer se inicia con el logro de placer a través de la boca (el

lactante, aun después de haber calmado su hambre fisiológicamente continua con le chupeteo).

En la etapa anal, se establecen hábitos de higiene justo después del destete y se nota entre los 6 y

12 meses, pero se frecuenta aun más a los 18 y 24 meses. Luego, sigue la etapa fálica-genital a

los 3 años, hasta los 5 o 6 años. De ahí se habla del periodo de latencia, en los 5 o 6 años. Y en

ultimas la pubertad, que inicia entre los 11 y 13 años.


De otra manera se habla del YO, entendido por Freud como una modificación hecha por

la interacción o impacto de las pulsiones internas y estímulos del medio, básicamente se reduce a

una adecuación del ELLO.

Se hablo que, desde los inicios de vida, se está en la búsqueda de un placer propio donde

solo se evidencia el ELLO, así que el YO aparece después, luego de un mundo de representación

a partir de las cuales, se forjan la personalidad con la que el niño empieza a identificarse desde el

primer año de vida, y en las que tiene en cuenta la afinidad con la que encaja, dejando de lado su

yo ideal, por la aparición del ideal del yo.

El SUPERYO, empieza a aparecer entre los 5 años de edad, cuando el infante inicia a

resolver y terminar el complejo de Edipto, hasta esta etapa el Yo toma en cuenta

significativamente el principio del placer, por lo que se deja llevar por las pulsaciones del Ello,

su comportamiento va reflejado por el yo ideal, que hasta ese momento haya logrado forjar. El

superyó se desempeña de manera importante en el proceso de perfeccionamiento del ideal del yo,

y de este modo, el niño abandona el estado narcisista del YO como lo define Freud, para

representar con nuevas acciones psíquicas la admiración que tiene hacia alguien cercano o bien

sea sus padres, por su cercanía o interacciones diarias.

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