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EL SANTÍSSIMO SANTORAL
CATÓLICVS, VIDAS Y EXEMPLOS
QUE AVRIRÁN LAS MENTES Y LAS
ALMAS DE LOS QUE VIVEN EN LA
OSBCVRIDAD
Año 1520
El verdadero santuario católico 3
EL SANTÍSSIMO SANTORAL
CATÓLICVS, VIDAS Y EXEMPLOS
QUE AVRIRÁN LAS MENTES Y LAS
ALMAS DE LOS QUE VIVEN EN LA
OSBCURIDAD
Año 1520
Dime cuenta de inmediato que el autor no era el que figuraba en la tapa, por la
sencilla razón que nombra superficialmente a San la Muerte que es una
creencia religiosa muy arraigada en el Chaco en su versión masculina y en
México con la versión femenina de Santa Muerte, como menciona también al
Gauchito Gil de Corrientes, y que son fábulas nacidas trescientos años después
de su época, y por lo tanto él no podía tener conocimiento alguno de ello.
Muy posiblemente, un vil enemigo del catolicismo escudóse tras su nombre, de
gran fama por reformar la religión católica, usurpando su nombre y
escondiéndose en el anonimato detrás de su pluma diciendo, lo que él nunca
dijo, ni por pienso pasó por su cabeza.
Seguí pues acomodando y compaginando el rotoso libro por los números de
hojas y de capítulos, y de ciento treinta y seis mil semblanzas de santos que
escribiera el supuesto autor, solo pude recopilar una veintena, los que leí
ávidamente por estar redactados en un estilo gracioso y maleducado, con
mucha sorna y picardía.
Ruégote que tu también los leas, no para abandonar la idolatría que sientes
siendo católico, sino porque veas que el autor no le va en zaga a cuanto concilio
o canonización decretan las veneraciones a las que eres tan afecto.
Ahí te enterarás, como yo, quien era verdaderamente San Valentín, San
Francisco de Asís, San Fermín del Toro (que precisamente está en primer
lugar), Santa Inés, San Antonio Gil (que está segundo), Santa Cecilia, Santa
Casilda, el indio San Diego correo de Nuestra Señora de Guadalupe, San Jorge
y su batalla con el Dragón, Santa Teresa de Jesús, Santa Lucía protectora de la
vista, Santa Engracia y otros cientos de santos y santas que yo recopilara con
gran trabajo y esfuerzo, lamentando ser solamente una pequeña parte de tan
prolífica e ingeniosa obra.
Pero la que a mí más me gustara es la biografía que hace de San Valentín, el
santo de los enamorados, donde explica que al terminar una última carta a su
amante, la hija ciega del carcelero o el verdugo que le decapitó con filosa hacha,
puso la frase “De tu Valentín”, lo que con el correr de los años se transformó
en “Día de San Valentín” que festeja la iglesia católica el 14 de febrero de
cada año hasta éstos actuales tiempos con besos y regalitos a la persona que
uno quiere.
Por otro lado, amado lector, te cuento que ya terminé “El Viaje
Extraordinario” y “El Gran Circo Infantil”, que son muy entretenidos
pero extensos, y no hay otro modo de hacértelos llegar que en libros que ya se
están imprimiendo.
Arturo Beresi
El Recopilador
El verdadero santuario católico 7
San Fermín del Toro (siglo IV), santo, mártir y evangelizador hispano,
fue primer obispo de la ciudad gala de Amiens y patrono de la
española de Pamplona (Navarra).
La festividad en honor al santo, se celebra el 7 de julio, fecha en que
también comienzan los famosos sanfermines, fiesta taurina que se
inicia en la mañana del 7 hasta el 14 de julio, cuando los pamplonicas se
reúnen poco antes de las doce del mediodía en las puertas del
Ayuntamiento, o sea la Intendencia para nosotros.
Los sanfermines nacieron en la época medieval como feria comercial y
fiesta secular, usando para ello las fechas de fiestas religiosas cristianas,
que a su vez usaban fechas festivas de orígenes más anteriores, como
las del paganismo vasco y latino.
Como las ferias eran lugares de encuentro de mercaderes, ganaderos y
aldeanos, no tenían otro fin que mercar diversos productos entre ellos,
pero con el tiempo se convirtieron en pretexto para festejar
onomásticos de santos y comenzaron a organizarse corridas de toros
como parte de la tradición, coincidiendo también con las festividades
religiosas católicas. Estas ferias y fiestas religiosas, se unificaron en
1592 para aprovechar mejor el tiempo, comenzando el día séptimo del
séptimo mes: el 7 de julio, aprovechando el fluido arribo a Pamplona
de turistas, mercaderes y ganaderos.
En la tarde del día 6, las autoridades locales y todo el pueblo se dirigen
a la iglesia de san Fermín para rezar las Vísperas en honor a su patrón.
Van rodeados por la multitud, la música de los txistus, tamboriles y
gaitas, los gigantes y cabezudos, y los zaldik (hombres a caballo).
La fiesta continúa en las calles, plazas y bares, en espera del primer
encierro y corrida taurina, que se celebran los siete días en que dura el
evento. Todos ellos, hombres y toros, aguardan que suene el estallido
del “chupinazo”, un gran cohete que provoca el júbilo y la alegría entre
los asistentes.
A las ocho de la mañana del día 7 se escucha el primer cohete que
anuncia la salida de los bravos toros del corral.
Cientos de nerviosos pamplonicas comienzan a correr por las calles
cercadas de Pamplona, un recorrido que tiene casi nueve cuadras hasta
la plaza de toros.
Los mozos, ataviados con camisas y pantalones blancos y pañuelos
rojos en la cintura y el cuello, corren y conducen por delante a los toros,
a primera hora de la mañana, desde el Corral del Gas a la plaza, donde
se lidiarán por la tarde.
8 El verdadero santuario católico
Es una carrera frenética que suele durar entre cuatro y ocho minutos y
en la que, a veces, se producen momentos escalofriantes debido a las
caídas de los mozos, con el consiguiente riesgo de cornadas y pisadas
de los toros. Con suerte, cada año muere solamente un pamplonica, o
dos. Hasta la actualidad, la suelta de los toros produjo más de treinta
muertes, siendo la primera registrada en 1924, cuando un joven fue
atravesado en el estómago por las astas de un toro que sacóle las tripas
al aire, y que el escritor Ernest Hemingway relata el hecho en su libro
“Fiesta”:
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1 Base Bíblica: Salmos 22; l2: “Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado”
12 El verdadero santuario católico
2 "La gente casi siempre cree de buena gana lo que quiere" (Julio César).
Por más que la mona se vista de seda, mona se queda (Encíclica de Pío XII Monun in Orbit)
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Ese dato, junto al que sus hermanos le llamaban Eufrosina, son muy
importantes, importantísimos, para la redacción de su biografía, pero
nadie sabría ni remotamente el porqué.
Al año siguiente, durante la epidemia de peste negra que asoló Europa,
su madre tuvo el último parto que no prosperó. Otro dato vital.
Catalina no tuvo una educación formal; desde temprana edad mostró
su gusto por la soledad y la oración, y siendo niña todavía, a la edad de
siete años, se consagró a la mortificación e hizo voto de castidad.
A los doce años sus inadvertidos padres comenzaron a hacer planes de
matrimonio para Catalina, pero ella reaccionó rapándose la cabeza y
vendiendo todo su cabello al peluquero, cuyos dineros repartió entre
los pobres para después encerrarse en su cuarto con un velo sobre su
cabeza.
Con el objetivo de persuadirla, sus padres la obligaron a realizar
fatigosas tareas domésticas, sin embargo Catalina se encerró más en sí
misma, aún más convencida, que antes de lavar platos debía seguir al
Señor.
Sólo un evento inusual, una paloma que se posó en la cabeza de
Catalina mientras oraba, convenció a Jacobo de la sincera vocación de
su hija.
Sin duda fue un milagro portentoso, tomado del mismo Jesús, cuando
fuera bautizado en el Jordán por el bautista.
A los dieciocho años tomó el hábito de la Orden Tercera de los
dominicos.
Se sometía al cilicio y a prolongados períodos de ayuno, sólo
alimentada por la Eucaristía.
Parece que fue santa Catalina de Siena la que difundió y comenzó a
usar el cilicio en la versión actual, cuyo uso no produce grandes
molestias y es llevadero, como confirma la experiencia de siglos por
todo tipo de personas.
Se llama así porque la materia provenía especialmente de Cilicia: un
vestido de piel de cabra o de camello que, al contacto con la piel, era un
instrumento de penitencia.
Un ejemplo entre muchos es el del Canciller de Inglaterra, santo Tomás
Moro, que usó el cilicio hasta su muerte.
En esta primera fase de su vida, estas prácticas eran llevadas a cabo en
solitario, sin que nadie lo supiera, y de hecho nadie lo sabe hasta ahora.
Lo que se afirma sin pruebas, puede ser negado sin ellas.
Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres
de su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado Diálogo de la Divina
Providencia, donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y
donde se enseñan los caminos para hallar la salvación.
El verdadero santuario católico 15
Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica,
de gran profundidad teológica.
Expresa los pensamientos con vigorosas y originales imágenes.
Se la considera una de las mujeres más ilustres de la edad media,
maestra también en el uso de la lengua italiana.
Es probable que aprendiera a leer a temprana edad, aunque no pudo
escribir hasta que llegó a ser adulta, o quizá escribiera sin saber leer de
niña o de adulta, porque en estas historias de santas o santos, nada es
confiable pero si factible.
A los 16 años ingresó en la Tercera Orden de Santo Domingo en su
ciudad natal, o sea la Orden de Predicadores, donde se destacó por su
disposición a la contemplación y por su entrega a los pobres.
Siendo algo fea, se contemplaba todo el santo día frente a un espejo y
pobre con el que se encontraba, pobre al que se entregaba de alma y
cuerpo.
Muy pronto comenzó a dictar cartas sobre temas espirituales que le
proporcionaron todavía más admiración ya que no sabía escribir,
siendo una prueba evidente que eran inspiradas por Dios, por
semejarla a los profetas bíblicos, o quizá era tan haragana que no
gustaba ni siquiera levantar una lapicera, lo que también podría ser.
No en balde se puso en su biografía que sabía leer, pero no escribir, o al
revés.
Lo que sí o no se sabe que ella dictaba sus escritos a un amanuense.
O quizá quiso asemejar a Juan Milton, el celebrado autor inglés de “El
Paraíso Perdido” que siendo ciego de nacimiento, dicto su obra a una
secretaria de punta a rabo en varios años de trabajo conjunto.
En 1366, Santa Catalina experimentó lo que se denominaba un
“matrimonio místico” con Jesús.
Cuando ella estaba orando en su habitación, se le apareció una visión
de Cristo, acompañado por su madre y un cortejo celestial.
Tomando la mano de Santa Catalina, Nuestra Señora la llevó hasta
Cristo, quien le colocó un anillo y la desposó consigo, manifestando
que en ese momento ella estaba sustentada por una fe que podría
superar todas las tentaciones.
Para Catalina, el anillo estaba siempre visible, aunque era invisible para
los demás.
¡Oh, si las mentiras fueran visibles, de cuantos males nos libraríamos!
Esta hermosa y dulce visión da una idea cabal del embrollo que tenía
en su cabeza, y que aun los sicólogos más refutados del mundo no
pueden desentrañar en concordancia, pues unos dicen que estaba
totalmente loca y otros medio rayada.
16 El verdadero santuario católico
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El verdadero santuario católico 19
Papa Formoso:
(Santo y mártir)
Nada mejor ni más relevante hay entre los santos católicos como éste
papa Formoso para comprender perfectamente cómo nuestra santísima
iglesia católica tuvo sus épocas de oscurantismo, indecisiones,
descalabros y estupideces con que ha tratado de mejorar y superarse a
través de los siglos sin conseguirlo, hasta llegar a ser hoy peor de lo que
antes era.
Hoy el ambiente eclesiástico se llenó de intercesores fútiles e inútiles, y
Dios, que odia a los ídolos y nos pide que seamos santos en el
comportamiento y fieles en la fe, más odia y rechaza a quienes hacen y
veneran santos inventados como éste papa Formoso.
Nos prohíbe el Señor que el hombre adore o venere, idolatre o rinda
culto a otros hombres.
Puterío no es con el Señor.
Según la tradición, el papa Formoso (papado 891-896) probablemente
nació en Roma, ¿quién puede saberlo si todo se puede achacar a según
la tradición que usan los curas?, y que en el año 864 fue nombrado
obispo de Porto, distinguiéndose con posterioridad en calidad de
legado pontificio en los territorios franceses, germanos y búlgaros.
Más tarde, acusado de conspirar contra la Santa Sede y de abandonar
su diócesis, sufrió destierro por orden del papa Juan VIII, andando por
el mundo fugitivo de sus propios congéneres, hasta que a la muerte de
Juan lo sucedió Marino I quien lo volvió a recibir en la iglesia con
pompas y honores en el año 883, hasta que fue elegido papa en el 891.
Enfrentado con la nobleza italiana, que no quería pagar las pesadas
ofrendas y donaciones que el prelado les exigía, solicitó ayuda al rey
germano Arnulfo de Baviera, a quien coronó emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico en el año 896 (afrentando al otro
pretendiente, Lamberto de Espoleto de Italia).
Esto produjo en la Germanía cruentas batallas que dieron muchas
almas al cielo y cuerpos a los cementerios, hasta que finalmente
Lamberto derrotó a Arnulfo, y se dispuso ir a Roma a decapitar al papa
en venganza de haber favorecido a su enemigo.
Por suerte, Formoso falleció el 4 de abril de ese mismo año.
Tras recobrar el control de Italia, Lamberto obligó al papa sucesor
Esteban VII a exhumar el cadáver de Formoso, que fue juzgado en el
denominado Concilio Cadavérico, en enero de 897.
A Esteban VII lo había precedido Bonifacio VI, un hijo de obispo que
reinó doce días y murió de gota.
20 El verdadero santuario católico
Este papa Esteban, hijo de un sacerdote (en aquélla época los clérigos
podían casarse), tenía un odio ancestral contra el finado papa Formoso
por haber cambiado el obispado de Porto por el de Roma.
En represalia, lo primero que hizo fue anular todas las disposiciones
efectuadas durante su pontificado y ordenó que su cuerpo fuera
exhumado aunque ya llevaba nueve meses muerto, para ser juzgado en
el famoso “sínodo del cadáver” en el que lo revistió de sus ornamentos
pontificios, lo sentó en la silla de Pedro, lo juzgó por tres días y lo
condenó por "ambición desmedida de papado".
Le arrancaron las vestiduras papales, aunque se le dejo el cilicio que
llevaba puesto (un instrumento de auto martirio, como un látigo con
pinchos), lo vistieron con harapos, le cortaron tres dedos de la mano
derecha para que se curara del vicio de bendecir, lo arrastraron por las
calles entre risotadas y burlas, lo volvieron a enterrar (ahora en una
cueva), lo volvieron a desenterrar, lo desnudaron, y así, desnudo,
mutilado, vejado y putrefacto lo tiraron al Tíber para alegría de todos
los hambrientos pececillos, aunque ya poco de carne quedaba del Santo
Padre.
El Papa Esteban, además, acabó el concilio enfurecido, porque mientras
gritaba e insultaba al fétido cadáver, este no hacia nada para
defenderse, sino que sabiamente se quedaba callado escuchando, que si
llegara hablar se morirían de susto todos los que lo juzgaban.
No puede haber justicia para el vencido, si el que lo juzga es su
vencedor.
Su cuerpo fue enterrado en la fosa común de extranjeros, pero, no
contento con ello, Esteban ordenó sacarlo de ahí y arrojar sus restos al
rio Tíber. Se hundieron los restos de Formoso en las aguas del Tíber
para que desapareciesen de la faz de la tierra, pero se enredaron en las
redes de un pescador, que lo extrajo de las aguas y lo escondió.
El pueblo romano al conocer los hechos prendió a Esteban VI en el
palacio Laterano, y en el mismo día fue depuesto y asesinado por
estrangulamiento, el 14 de agosto de 897. Y lo sucedió el papa Romano,
hermano del papa Marino I y ambos hijos de cura.
No hay entre los hombres ni entre los animales, ni aún en los santos, la
abstinencia sexual de la que hace gala el catolicismo, y ya en aquéllos
tiempos a los clérigos les gustaba fornicar en los ratos libres, igual que
ahora, y eran muy dados a las relaciones carnales más palpables y
positivas que las idílicas que supuestamente guardan con María.
Este desmedido amor fantasioso visible que llevan en el corazón hacia
la “madre de Dios”, sin provecho para ganar el cielo, sin agregar ni
quitar nada para ser salvos, los lleva en la actualidad a ser pajeros u
homosexuales, y en la mayoría de los casos violadores o abusadores.
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22 El verdadero santuario católico
Santa Inés:
(Virgen hasta donde se sabe)
Santa Inés, virgen y mártir cristiana del siglo IV, venerada tanto en la
Iglesia oriental como en la occidental, tenía sólo 12 o 13 años cuando
fue ejecutada. ¡A la puta, aquí la imaginación y fantasía clerical ya
traspasó todos los límites de la racionalidad!
Varios relatos afirman que fue decapitada, violada, ultrajada, quemada
viva, estrangulada, acuchillada, descuartizada o de cosquillas que le
hacían con una pluma en la planta de sus santísimos pies, pero no en
ese orden específico.
Cada uno puede elegir la forma que más le cuadre en cuanto a su
muerte.
La Sagrada Tradición católica siempre deja en libertad la imaginación
del que lee la vida de los santos, dándoles tres o cuatro posibilidades
para elegir, total todo es mentira, y ni siquiera se puede comprobar que
lo sea.
Inés era una bella joven proveniente de una noble familia romana.
Tuvo varios pretendientes, a los que rechazó por declararse fiel amante
de Cristo.
¡Cómo! ¿A los doce años ya tuvo varios pretendientes?
Entonces no era muy santa que digamos.
Entre ellos se contaba el hijo del prefecto de Roma, quien la denunció a
su padre por ser cristiana, hijo de la gran puta.
En aquellos tiempos, los cristianos se encontraban bajo la persecución
de Diocleciano y se les condenaba con la muerte si se negaban a
sacrificar a los dioses romanos.
¡Otra vez este hijo de puta de Diocleciano matando santos!
Según la leyenda, ya que nada verdadero se puede probar
fehacientemente en éstas cuestiones santorales, después de rechazar a
numerosos pretendientes, fue denunciada como cristiana por el que te
dije y enviada a una casa de prostitución como castigo.
Prestad atención, por favor, a estos muchos pretendientes que tenía la
mina, los cuales siempre son rechazados, lo que da pie a que uno de
ellos, despechado y furioso, la denuncie ante las autoridades.
En las santas, siempre la misma historia: primero un rechazo y después
una denuncia.
Los herejes enemigos de Cristo, o sea la Santísima Inquisición, como
quien duerme sobre un angosto muro, no se andaban con vueltas en
esos días, y tenían los más dolorosos castigos para los que eran
acusados de cristianos, y que se negaran adorar al papa.
Ella tenía sólo doce o trece años cuando fue martirizada.
El verdadero santuario católico 23
Fue entonces puesta en una hoguera que no la quemó pues las llamas
se apagaban antes de tocar su cuerpo, que ya relaté antes, y luego
decapitada en año 304 A.D., y enterrada luego en la Vía Nomentana, en
una catacumba a la que se le puso su nombre, aunque podría ser en la
vía Appia, en la vía Láctea, o bajo las vías de un tren, y raro sería
además que le pusieran a la tumba el nombre de otra santa. Hoy en día
hay infinitas tumbas de santa Inés dispersas por el mundo, todas
verdaderas y originales, que recaudan cuantiosas donaciones y objetos
de oro y plata por los milagros concedidos.
Milagro sería más bien que estas fortunas fueran a parar a los pobres
antes que al riquísimo Vaticano.
Todo es posible viniendo de la Sagrada Tradición Católica.
Dicen que el verdugo lloraba cuando tuvo que decapitarla con su filosa
hacha al ver la pureza y la fidelidad de la santa para con su esposo el
señor papa.
Reza. Inclina la cabeza. Acomoda sus cabellos a un costado para
preservarlos de la filosa hacha. Se arregla el vestido planchándolo con
las manos, acomoda sus ultrajados corpiños por el ciego curado.
Hubierais visto temblar el verdugo lleno de miedo, como si fuera él
quien estuviera condenado a muerte. Su mano tiembla. Palidece ante el
horror que va a ejecutar, en tanto que la jovencita mira sin temor la
llegada de su propia muerte. He aquí dos triunfos a un mismo tiempo
para una misma niña: la pureza y el martirio. Pocos días después de su
muerte, su mejor amiga y hermana de leche, una chica de su edad
llamada Emerenciana, rezando junto a la tumba de Inés, fue sacada a
patadas por los soldados de guardia.
Furiosa, Emerenciana los mandó a la puta que los parió e increpó a los
soldados romanos por matar a su amiga, y fue muerta a pedradas,
pasando a ser una nueva santa católica con la calidad de mártir.
Hacia el año 350 se construyó una iglesia sobre la tumba de Inés.
En el arte, se la suele representar con un cordero blanco mamando de
su teta símbolo de inocencia y de las mamadas de infinitas guascas por
las que tuvo que pasar estando en el lupanar.
El 21 de enero, el día tradicional de su fiesta, se bendicen dos corderos
en su iglesia de Roma, y con la lana se tejen unas bandas blancas, que el
papa coloca sobre los hombros a los arzobispos como un símbolo de su
potestad.
Con las finas tripas del animal, rosáceas y transparentes, se hacen
infinitos condones que el santo vicario hasta hoy reparte en un
sobrecito entre los más cojudos sacerdotes de la grey, cansado ya de
pagar juicios perdidos por culpa de las violaciones que éstos cometen a
jovencitas dejándolas embarazadas en sus respectivas diócesis.
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El verdadero santuario católico 27
San Antonio Gil, “el gauchito milagroso” como se lo conoce entre los
católicos, nació en Mercedes, Ctes., y de niño fue callado, tímido y muy
introvertido, a tal punto que sus padres temían que Antonito saliera
con el tiempo un trolo remachado. Le encantaba jugar a las muñecas y
hacer tortitas de barro, aparte de usar pulseritas y aritos, y pintarse de
rojo las uñas y los labios, color al que fue muy inclinado ya que desde
la cuna tenía preferencia por el Partido Autonomista. Sus maestras de
la primaria lo recuerdan como un niño muy educado, respetuoso y
gentil, tanto que al llegar a séptimo grado llevó la bandera como
recuerdo de su paso por escuela de Varones Nº 1 Gral. San Martín, sin
que la devolviera hasta el día de la fecha. Sin embargo, a los quince
años destripó con un facón de medio metro de largo a un policía que lo
quiso detener por estar escuchando chamamés con su radio portátil a
todo volumen en la esquina de la plaza, frente a la Intendencia.
A los veinte, ya había eviscerado con su filoso cuchillo a una docena de
personas, doctores, comerciantes, maestros y obreros, pero se salvó de
ir a la cárcel al salir electo concejal por el Partido Autonomista por
corrimiento de lista, siendo candidato en el puesto número trece del
voto de dicho partido.
Los doce candidatos que estaban en la lista antes que él fueron los
destripados misteriosamente, lo que llevó a la Junta Electoral a
designarlo concejal sin que nadie sospechara tan criminal fraude.
Es más, por procurar inmunidad, al terminar su mandato, entró a
trabajar en la Intendencia Municipal como Secretario de Relaciones
Exteriores, puesto al que debió renunciar seis meses después por falta
de voluntad, y ser de carácter demasiado bueno, reemplazándolo en
ésa oportunidad el famoso catedrático y licenciado en Literatura don
Eduardo Buera. Antonito Gil se dio cuenta que la política no era para
él, que dentro de ella se escondía la maldad, el engaño, la mentira, la
falsedad, la envidia y el robo de los dineros públicos, y su vida dio un
vuelco profundo en procura de labrarse un porvenir y un futuro
promisorio, basado y acorde con su siempre rectitud moral y honradez.
Pasó entonces a integrar la banda de forajidos liderada por Mate
Cocido y el Samacola, que asaltaban estancias y countrys de ricos,
asesinando y violando a todos sus dueños, peones y animales.
A las mujeres degollaban despiadadamente y a los hombres los
violaban amorosamente porque había tal salvajismo en Corrientes en
aquélla época, que todavía no se sabía muy bien para qué servían las
mujeres, igual que ahora.
28 El verdadero santuario católico
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El verdadero santuario católico 31
Santa Cecilia
(Mártir cristiana, patrona de los músicos)
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36 El verdadero santuario católico
Santa Casilda
(Santa y virgen española de origen musulmán)
Esta Casilda era hija del soberano del reino taifa de Toledo, Almanerín
Al Manerado, que reinó entre 1038 y 1075 y fue famoso por ser medio
puto como su nombre lo indica, y por el gran número de cautivos
cristianos que hizo.
Que hizo pomada en las hogueras, por ser acérrimo enemigo de la
virgen María, de la cual no soportaba ni siquiera escuchar su nombre.
Sobre su condición, unos lo describen como un sanguinario
perseguidor de los cristianos, mientras que otros lo presentan como
apacible y bondadoso, que repartía caramelos y juguetes a los niños.
No se sabe a ciencia cierta cuándo nació Casilda, pero se cree que
murió en el 1050, en 1051, en 1052, en 1053, en 1054 o en 1055, que por
ahí no más andaba la cosa.
Aunque bien podría ser en 1049, en 1048 o en 1047 o mucho antes o
mucho después.
En realidad no se sabe ni lo uno ni lo otro, pero la vida de los santos
comienzan siempre cuando muere, pues sería ilógico que se supiera
con exactitud cuando nace un bebé qué destino tendrá dentro de
ochenta o noventa años, cuando ya sea consagrado santa o santo.
En las fábulas católicas el nacer es indiferente, pero es muy importante
la fecha de su muerte para poder celebrar su onomástico con
procesiones y bombas de estruendo cuando son patronos de un pueblo
o en épocas de fiestas de guardar. Su propio nombre -Casilda en árabe
significa cantar- es como un verso con alas de canción.
Casilda se dedicó desde joven a auxiliar a los cautivos que su padre
hacía, prisioneros en un gran patio cercado de altas paredes pegado al
palacio.
Estos cautivos eran rescatados por sus parientes a través del pago de
una exorbitante suma de dineros, oro o plata, o bien cambiados por
cautivos musulmanes en poder de los ejércitos españoles.
Miguel de Cervantes, el celebrado padre de las letras castellanas,
siendo prisionero de los moros después de la famosa batalla de
Lepanto donde perdiera un brazo, pasó cuatro años prisionero hasta
que sus parientes juntaran los dineros para su rescate, en éstas mismas
condiciones.
Por una ventanita del palacio, desde su habitación, Casilda hacía bajar
con una cesta atada a una piola, los restos de comida que sobraban en
los banquetes diarios que hacía su padre.
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El verdadero santuario católico 39
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El verdadero santuario católico 43
Santa Bárbara
(Mártir Explosiva)
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48 El verdadero santuario católico
San Roque
(Patrono de los perros)
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El verdadero santuario católico 51
La virgen de Coromoto
(Leyenda de fantasía)
Había una vez, niños bobos que tomaréis en breve la comunión, hace
muchos años, una tribu de indios patas sucias que habitaban la región
de Venezuela, llamados los Cospes por haber inventado los cospeles
actuales para viajar en tren, trescientos años antes de que éstos
existieran.
Estos indios rotosos vivían de la caza y de la pesca.
Siempre estaban a la pesca de los viajeros que pasaban cerca para
cazarlos y robarles hasta el último centavo o cospel.
He aquí que en el año 1591, la legión de los capuchinos españoles
fundó un pueblo de marianos muy cerca de la tribu, llamado Guanare,
o Guanaco, y que levantaron estatuas e ídolos a troche y moche en sus
repulsivas iglesias.
Siendo los capuchinos los más grandes bellacos y asesinos que diera la
iglesia católica, quisieron bautizar y hacer creer sus estúpidas leyendas
de vírgenes y santos a todos los que encontraran a mano, ya sea
hablándoles suavemente o haciéndolos cenizas en las hogueras.
-¡Minga que vamos a ser idólatras como ellos!- dijo el cacique
Arturo Sorete Duro, hijo del anterior cacique Sorete Duro, quien fuera
hijo del cacique Duro, descendientes todos del Rey David y parientes
de Abraham, Jacob y de Leví.
A Leví nunca lo vieron, pero se ufanaban de ser sus descendientes.
Los indios, que eran monoteístas desde la cuna de esterillas y lianas, no
querían ser politeístas como los invasores marianos.
No querían cambiar a Dios por su madre.
Querían seguir siendo fieles a Yavéh, al Elhoím de los ejércitos.
Huyeron todos en tropel a la selva llevando sus camas, sus cocinas, sus
heladeras y sus baños químicos.
Los capuchinos ardieron de furia porque esto dificultaba la
evangelización sangrienta y terrorífica que los curas y sacerdotes
habían emprendido trayendo a la Santísima Inquisición a éstas tierras.
En realidad lo que querían era esclavizarlos pagándole sueldos
elevadísimos, los que debían donar por entero en concepto de diezmos
para el Vaticano, sin los cuales el papa no podría vivir, y hacerlos
trabajar como burros en la construcción de sus iglesias y basílicas
marianas, donde había tantos ídolos de yeso que casi no se podía
caminar por falta de espacio entre ellos.
Además querían que rindieran homenaje a la madre de Dios, cosa
incomprensible porque Dios no tiene madre, ni género, ni barbas ni
pelos en el culo. Ni culo siquiera.
52 El verdadero santuario católico
Dios está muy por encima de las cosas mundanas y lo creado no puede
crearlo a El.
No sabían estos indios de mierda que pronto, en el siguiente renglón,
ocurriría un milagro transcendental que cambiaría sus vidas y sus
maneras de pensar.
El 8 de septiembre de 1652, se le apareció al cacique Arturo Soreteduro,
la mismísima virgen María en la puerta de su choza. En realidad no era
puerta, sino una loneta mugrienta colgada de una piola.
-Indio pajero y la puta madre que te parió– le dijo la sin pecado
concebida- ¿Porqué huyes de mí que soy tu madre y tu reina en el cielo
y en la tierra? - al revés de lo que Nuestro Señor le dijo a Pablo: Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues?
El cacique Arturo Soreteduro, que estaba armado y protegido con las
armas del Señor, tensó su arco y disparó una filosa flecha contra la
Soberana del Cielo, la que al salir salió tan dura como el picho de un
novio que está con su amada en la oscuridad de un cine, pero a medio
camino, se volvió flácida y torcida como la de un viejo choto, y cayó a
los pies de la virgen sin dañarla, como si fuese una flecha de plastilina.
La virgen huyó echando culo. Se borró, desapareció.
Según la tradición oral, que es mejor que la carnal, el cacique Arturo
contó lo sucedido a dos o tres fanáticos de la virgen, hipócritas que
abandonaron al Señor por fantasías, cuyos nombres están anotados en
los infiernos y son: el cura, no padre, Héctor Pernía, Esther Valderrama
que fuera la madre del Pibe Valderrama, Richard Rojas, Wilfred
Laouhd, Sigreth Belisbeht, Omaña Marcheña, y una tal Conchita
Martínez Del Buen Olor, cuyo corazón estaba lleno de amor por los
marianos y papistas solamente y vacío de Jesucristo para con los fieles
al Señor, llamándolos de engendros, quienes le pidieron
respetuosamente que en ocho días estuviese lista y preparada la tribu
toda para ser bautizada, bañados y perfumados, caso contrario les
cortarían las bolas a todos los hombres, excusando a las mujeres.
Muchos nativos de la tribu se bautizaron y se convirtieron en marianos
en el nombre del papa Berboglio, Santa María y la Puta Madre que los
Parió, y brotó cercano un manantial donde los gurises, hijos de los
conversos, iban a mear y a buscar agua para beber en baldes, a los que
se les aparecía una señora muy hermosa.
Como no podía ser menos, el agua curaba de todo, sífilis, sida, tos
convulsa, insomnio, caries, y si se la mezclaba con jabón, los malos
olores de los sobacos y las bolas.
Pero el cacique Arturo no se dejaba bautizar, pues sentía gran temor de
Dios, que es el principio de toda sabiduría, el que volvió a huir
adentrándose en la selva.
El verdadero santuario católico 53
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54 El verdadero santuario católico
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3
En el año 3000 AC., en Babilonia existía una mujer a la cual se la conoce como Semiramis. La
Biblia se refiere a ella como Astoret y Astarté, quien llegó a ser reina del imperio. Semiramis
adopto un niño a quien llamó Nimrod, pero después se convirtió en su esposa. Los babilónicos
llegaron a considerar a Semiramis como una diosa. Todos los que querían tener acercamiento a
Semiramis, y gozar de sus atributos sexuales o ganar privilegios, tenían que traer un niño recién
nacido, que era desbarrancado o tirado en la hoguera, en un culto diabólico en honor a su esposo
Nimrod. Muerto Nimrod, para continuar en el poder, se embarazó de un sacerdote he hizo creer al
pueblo que el niño nacido era hijo del Sol, al que llamó Tamuz. Ella dejó correr la voz de que el
bebé no tenía un padre humano, sino que le había sido dado el ser mediante un mágico haz de luz
del gran dios Sol. Hay en la historia de Semiramis gran similitud con la virgen María y Jesús, y es
ella la que instituye el 25 de diciembre como día del nacimiento del Sol, o nuestras Navidades. Y
es ella la que impone a la T del nombre de su hijo Tamuz la actual cruz católica, que por su orden,
todos debían colgar del cuello con una cadena.
58 El verdadero santuario católico
Benedicto IX
(Papa-caliente)
Así por ejemplo, Inocencio VIII fue elegido a los 37 años, a la misma
edad de Giovanni de Médicis: pocos comparados con los 78 con que se
encaramó al trono de Pedro nuestro Benedicto XVI, ahora papa
suplente de Francisco, pero muchos frente a los 20 a que fue elegido
Juan XI, o los 16 a que fue elegido Juan XII, y ni se diga de los 11 a que
fue elegido Benedicto IX, llamado como dijimos el Mozart o Rimbaud
de los papas.
Cuatro de los primeros papas eran hijos de curas, y el número 40, San
Inocencio, era hijo del 39, San Anastasio; y San Silverio, el 58, era hijo
de San Hormisdas, el 52.
Nadie que tenga hijos puede ser papa, porque tiene la lengua sucia.
El papa que tenga hijos es un criminal, pues bendice a los fieles con sus
atrevidos dedos que antes reconfortaron vaginas.
Para un papa, tener hijos es tan fácil como tocar el piano: basta pulsar
la nota justa en el momento justo y con la intensidad justa.
Así, aviesamente tomado de la Biblia, la iglesia católica romana busca
apartarnos de Jesús para que vayamos tras un santo padre infalible
sentado en un sillón de oro sobre almohadones de pana granate bajo el
culo.
Huid de éstas tonterías católicas y seguid solamente al Padre de los
cielos y a su hijo Jesús, aquel que anduvo caminando sobre la mar.
Para Dios, lo que importa es tu fe puesta sobre su Hijo, y no tu
esclavitud sumisa en papas y santos.
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El verdadero santuario católico 61
Como las plumas blancas eran escasas por no tener el gallinero muchas
aves de ése color, las mismas solo alcanzaron para hacer un único
disfraz de ángel que se ocuparía alternadamente uno después del otro.
Se pegaron pues con cola una por una las plumas en los brazos,
quedando como dos enormes alas del Espíritu Santo y como blancas
palomas, y de los dos pícaros curas solo uno entraba cada noche, para
que la hermosa y joven monja no junara el engaño si el otro entrara sin
disfraz, el que esperaba afuera hasta la siguiente noche su turno de
ocupar las plumas y coger, para continuar la tarea dejada por el
anterior. Era un trabajo de locos el despegar las plumas del uno para
pegárselas al otro.
Como los ángeles que veía santa Teresa aparecían desnudos sin tener
un miembro a la vista, ya que son híbridos y carecen de ellos al no
haber casamientos en el cielo, y que solo portaban una corta espada o a
veces una larga lanza resplandeciente en la mano derecha, los
atorrantes sacerdotes entraban al cuarto de Teresa de la misma forma,
desnudos con los brazos cubiertos de plumas, y a falta de armas
portaban solamente sus ardientes vergas en la mano derecha.
Según la tradición, el primero en entrar fue el padre Juan de Heredia, y
la noche siguiente lo hizo su compinche Antonio, y así por largos años,
sin jamás cambiar los lugares y los turnos, porque eran hombres justos
y piadosos, y ninguno quería ser más que el otro, ni menos tampoco.
Santa Teresa, pobrecita, cayó en la trampa, y sus alucinaciones le
hicieron ver a un ángel alado antes que a los peludos curas en bolas
que la visitaban noche tras noche, uno por vez sosteniendo su verga
como una ardiente espada o roja lanza.
Y la confusión de ella en creer que unas veces le atravesaba una corta
espada y otras una larga lanza, se debe seguramente a que fray
Antonio era garchudo y bien dotado sexualmente, con una poronga tan
larga como una lanza, de veintitrés centímetros de largor, mientras que
fray Juan tenía una verga normal y corriente de no más de diez
centímetros, como una espada cortita de juguete.
La pobre santa afirmaba que los ángeles la visitaban en sueños, por lo
cual fue santificada y canonizada como la primera Doctora de la
Iglesia, y aunque tenía acólitos que la endiosaban, tenía también
obispos y cardenales enemigos que la defenestraban diciendo que era
la más puta mujer que madre echara al mundo, lo que hizo que su
devoción se diluyera en sus principios.
Se la quitó del santuario católico por dos siglos.
En 1970 volvió a entrar en la lista de santas (junto con santa Catalina de
Siena) gracias al papa Pablo VI, como la primera mujer elevada por la
Iglesia católica a la condición de Doctora de la Iglesia.
El verdadero santuario católico 65
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4 “Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño,
hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece
todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener
un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las
entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de
Dios. Su gran lanza dorada... henchida de fuego... me penetró varias veces... hasta mis entrañas...
una dulzura tan extrema que nadie habría podido desear que se detuviera. Era tan grande el dolor
que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor
que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal,
sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave
que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que
miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino
abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado.”
Palabras de santa Teresa de Jesús en el libro “Las Moradas”
66 El verdadero santuario católico
Santa Flora
(Virgen y mártir hispana)
Como casi todos los santos católicos, no se sabe en qué año nació Santa
Flora, virgen y mártir hispana, pero sí que murió el 24 de noviembre
del año 851. Esto está muy de acuerdo con éstas fábulas pues sería
ilógico que cuando naciera una niña, sin prever que treinta años
después sería una santa y mártir, alguien se tomara el trabajo de anotar
la fecha de su nacimiento para recordarla. Para ello solo basta la fecha
de su supuesto martirio.
En algunas de estas fantasías, se cometen graves errores, pues hay
santas que pasaron a mejor vida en el año tal o cual, y luego se agrega
que “murió a los treinta y cinco años después de sufrir horrorosas torturas,”
cuando al principio se puso que se desconocía la fecha en que viniera al
mundo.
¿Cómo saben los historiadores su cierta edad si no saben el año de su
nacimiento?
¿No saben restar o solo están entretenidos en restar la gloria al Señor?
Sí se sabe aunque no con certeza que era hija de padre musulmán y
madre cristiana, y que nació en Sevilla durante el reinado de Abd al-
Rahman II que estuvo en el trono más de ochenta años, lo que hace por
lo largo que ningún mago o astrólogo pueda fijar la fecha de su
nacimiento, y el nombrar a éste personaje de la historia, persigue
solamente el dar un tizne verídico al cuento.
Santa Flora se aferró a la religión de su madre, siendo devota católica a
escondidas de la gente, lo cual trajo la envidia de su hermano cuyo
nombre se desconoce, porque él quería ser pastor evangelista y no
católico, y llevado por los celos la denunció ante su padre de ser
acérrima papista y mariana, cosa muy rechazada y prohibida por la
Biblia.
Alrededor del año 1324, la santa ingresó al convento de las monjas
"hospitalarias" de la orden de San Juan de Jerusalén. Desde su ingreso
Flora tuvo que hacer frente a toda clase de pruebas espirituales.
En una época le asaltó el deseo insidioso de volver al mundo.
A consecuencia de esto sufrió una depresión nerviosa, y la tristeza que
se revelaba en su rostro enfadaba a sus compañeras, las cuales insistían
en tratarla como demente. Sin embargo, bajo la ayuda de un confesor
que sí creyó en ella, la santa hizo grandes progresos en la vida
espiritual, y Dios le concedió al fin las más extraordinarias gracias
místicas. Tal vez, la más curiosa de estas experiencias fue la sensación
que tenía la santa de que llevaba dentro de su cuerpo una cruz de
madera donde pendía el cuerpo del Salvador.
El verdadero santuario católico 67
¿Ese musulmán marido era tan pelotudo que perdonó a la vieja chota
de su esposa y decapitó a su joven y hermosa hija? ¡Yo lo haría al
revés!
¿Tan idiota era el hermano que quería ser pastor dando la vida por los
fieles y sin embargo denunciar a su propia hermana quitándosela?
¿Quién se metió al fondo del río para recuperar las cabezas?
¿No había en su ciudad yesos y hueseros para enderezar las piernas
quebradas de la santa, castigo bien merecido por cierto, para lo cual la
llevaron a Jaén?
¿Cómo santa Flora se trasladó a Jaén si tenía las piernas quebradas?
Ay, hermanos marianos, tened por seguro que si tus sacerdotes te
enseñan éstas patrañas y fantasías y no los Santos Evangelios, tarde o
temprano el Señor destruirá esta iglesia de demonios porque sus
cimientos están asentados sobre las arenas de las fábulas, y antes que
caiga el edificio, debes huir de allí para ser libre conociendo solamente
la verdad que emana de la Palabra de Dios.
Debes esperar un poco más para que el Señor te saque de la telaraña en
que estás atrapado, pero si puedes y confías en Jesús... huye lejos de tan
detestable iglesia antes que venga el Señor a destruirla y te encuentres
dentro de ella con tus imágenes y estampitas, pues arderás junto con
sus estúpidas fábulas. Quedas debidamente notificado.
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70 El verdadero santuario católico
Santa Quiteria
(Virgen y mártir hispana)
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74 El verdadero santuario católico
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78 El verdadero santuario católico
Santa Engracia
(Santa en desgracia)
Valiente y guiada sin duda alguna por el Espíritu Santo, santa Engracia
se presentó -junto con su séquito- ante Daciano y le reprochó su cruel
conducta y actitud.
El gobernador, desoyendo los reproches de la santa, intentó, con
halagos y promesas, que renegase de su fe, recibiendo de ella la más
firme negativa, pues santa Engracia permaneció firme en su amor al
papa y a María.
Engracia volvió a protestar contra las injusticias que sufrían los
cristianos, y fue condenada a ser arrastrada alrededor de la ciudad
atada a la cola de dos caballos, aunque algunos historiadores afirman
que lo fuera de los dos guevos de un burro, que esto tampoco se sabe
bien. Pero no murió.
Después los verdugos desgarraron su carne con garfios, le sacaron el
hígado y le arrancaron un pecho, le cortaron tres dedos, le aplastaron
un ojo, hasta que Daciano, gobernador en Hispania del emperador
Diocleciano, ordenara que la dejaran desangrarse hasta que muriera.
Pero tampoco murió.
Ella se reía de todas estas infantiles torturas mientras decía en voz alta:
“Quod non me necat, fortior me facit”5
Ordeno entonces el gobernador que se le atravesase la cabeza con un
clavo de cinco pulgadas, y sí, ahí murió irremediablemente el 16 de
abril del año 303.
Esto de Daciano y Diocleciano son personajes reales, o quizá no, que los
sacerdotes toman al azar, por hacer el relato verídico y ubicarlo en la
historia y hacer creer al imbécil católico la fábula, pero muy
posiblemente ellos no tuvieron el menor conocimiento ni trato con la
santa, y en su putas vidas la vieron.
O sea, para hacer santas, la iglesia católica hace demonios a los santos.
Los dieciocho pelotudos que le acompañaban, también fueron
decapitados sin piedad, y se los conoce como los Mártires de Zaragoza.
Analicemos la condena: fue arrastrada por caballos o por burros por
toda la ciudad y no murió, lo cual hace conjeturar que la ciudad tendría
menos de media cuadra, o que los animales eran de madera.
Aún viva, sus verdugos le arrancaron las carnes con filosos garfios, y
quedando hecho un esqueleto, le arrancaron un ojo y tres dedos,
además de sacarle el hígado para que muriera, aunque lo lógico sería
que le sacaran el corazón para lograrlo.
Y para rematar, le cortaron una teta con un cuchillo, cosa innecesaria
porque ya antes le habían arrancado las carnes con los garfios.
¿O las tetas no son buenas carnes?
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El verdadero santuario católico 81
San Valentín
(Santo de los Enamorados)
Valentín dijo que haría el milagro investido con el poder del Señor y lo
intentó, pero las cosas dieron un giro inesperado, ya que a fuerza de
haber visto a tantos enamorados ante el altar, por imitarlos, se enamoró
perdidamente de la hija ciega del carcelero, que tendría no más de doce
años y que ya andaba calienta.
Este Asterius es otro nombre inventado por la iglesia, ya que bien
podría ser Aslaurius, Asaurus, o Vinagrus que todos quedan bien para
que la historia sea creíble, siempre que termine en us, por darle un
toque latino.
Créase o no, en su fe Valentín devolvió la vista a la ciega, pero le quitó
la virginidad en un tempestuoso romance entre barrotes.
Los fríos hierros de la celda no impidieron el amor de los dos
enamorados, cogiendo parados mientras el verdugo, padre de la chica,
dormía en la celda contigua.
Viendo el milagro de Valentín a los ojos de su hija, y la felicidad en la
que estaba inmersa, Asterius se hizo cristiano y renunció a sus
funciones de verdugo, perdiendo su antigüedad y su próxima
jubilación que estaba ya a un paso de concretarse.
Cuando el verdugo que lo reemplazara, vino a buscar la cabeza de
Valentín con su afilada hacha, él le pidió un tiempito de retraso para
escribir una famosa carta de amor a su amada, la hija de Asterius, una
de las más sublimes que viera el mundo, la cual terminó con la frase
“De tu Valentín”, lo que con el tiempo se transformó en “Día de San
Valentín”
Por supuesto, como es una patraña inventada por los sacerdotes
encargados de desviar al pueblo hacia la adoración de un santo antes
que a Dios, no se encontrará ni la más mínima pizca de la carta.
El suceso se hizo tan popular que de ahí en adelante se fue celebrando
año tras año el Día de los Enamorados o Día de los Novios.
Pero la verdad es otra diferente a la que creen los católicos.
En la historia hay tres Valentines, pero no hay datos fehacientes que
protagonizaran ésta amorosa fábula, ni que vivieran en tiempos de
Claudio II y que huele a invento de sacerdotes imaginativos, por lo pía
y bondadosa.
Un amor idílico entre barrotes donde la ciega recupera la vista y el
sacerdote enamorado coge parado hasta perder la cabeza, o sea, no por
ella, sino por el hacha del verdugo.
Tampoco existe la carta que ella nunca leyó, porque siendo ciega, era
analfabeta, maldición peor que no ver, y tampoco se sabe que supiera
leer en Braille ni que Valentín escribiera en ese sistema.
El verdadero santuario católico 83
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El verdadero santuario católico 85
Sobrevivía por la zona un indio pelotudo llamado José que tenía dos
docenas de hijos a los que alimentaba con lo que sacaban del río, o sea
de la pesca, y en una ocasión en que el río bajó, sus hambrientos niños
se fueron a jugar hasta el recodo del profundo cauce del río, frente a la
llamada Isla Verde.
Cuál sería el asombro de los niños al ver sobre una piedra, parada, con
su misma indumentaria tallada y el mismo noble y piadoso porte de
súplica, la imagen arrebatada de la iglesia de la reducción, rodeada de
una luz brillante y de una música celestial interpretada con
instrumentos de cuerdas.
Sí, señores, parecía que la Sinfónica de Londres la arrullaba con
violines y contrabajos.
Para mentir, hay que mentir en grande.
El padre doctrinero fray Luis Gámez fue informado enseguida y
organizó el traslado de la imagen de Yaguarí.
Los curas se pusieron alegres y contentos cuando recuperaron su ídolo
tan preciado, e hicieron un gran asado con chupandina incluida.
Libaron vino como locos, hasta quedar dormidos, y he aquí que los
indios entraron nuevamente al campamento, y en vez de degollarlos a
todos, resolvieron darle un castigo peor que derramar sangre:
volvieron a robar el ídolo de pesada y dura madera.
Quítale al idólatra su ídolo y lo dejaras desnudo de amor.
Con la virgen a cuestas, huyeron sin que los sacerdotes despertaran de
la borrachera que tenían, y sin darse cuenta del peligro que pasaron
estando dormidos.
Los indios en medio de risas y olorosos pedos de burlas a la imagen la
volvieron a tirar al río para que fuera alimento de los peces y de la
pudrición.
Pero he aquí que tres días después la volvieron a encontrar en el mismo
sitio anterior, parada sobre una piedra, con lo que el padre doctrinario
comprendió que la virgen quería quedarse allí para que se la venerara.
Los sacerdotes locos de contentos la volvieron a abrazar y adorar
dándoles besitos y lamidas al ídolo hasta por el trasero.
Era para ellos el regreso del hijo pródigo, el José hallado en la
abundancia de Egipto, el Sansón que los vengara de los filisteos, y
volvieron a festejar con otro gran asado y nuevas borracheras.
Cuando se les pasó el efecto alcohólico comprendieron que la virgen
quería quedarse en ése lugar, quizá para ser nuevamente raptada y
bañada por los indígenas, vaya uno a saber.
En consecuencia, el padre Gámez resolvió trasladar la población a las
inmediaciones del lugar del hallazgo.
El verdadero santuario católico 87
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88 El verdadero santuario católico
Pero veamos cómo sigue esta interesante historia que me hace poner
los pelos de punta presintiendo que terminará con un milagro
extraordinario.
Transcurrió el tiempo, digamos, diez años de continuos rezos y
avemarías, todos al pedo.
Arrodillada ante el altar, meditaba un día la pasión de Cristo, cuando
vio desprenderse de un gran crucifico de madera una de las espinas de
la corona del Salvador, que fue a clavarse en su frente.
¡A la puta! ¿Eso pasó? ¿No te dije que presentía un cercano milagro
para transformarla en una santa después de coger con su marido y
pedir la muerte, la buena muerte, de sus dos hijos?
Muéstrenme la corona con la espina faltante, por favor, y creo en Santa
Rita siendo su más fiel devoto.
Y esa herida, la de la espina en su frente, no se cerró jamás.
No dice la fábula tampoco si la espina quedó clavada para siempre en
su frente, aunque la historia da entender que la llevó hasta su muerte,
que si no fuera así, no sería creíble, pues bien pudiera ser que algún
turista que visitara el lugar, la arrancara de la imagen para llevarla de
recuerdo, sin que Rita tuviera arte ni parte.
Envejecida, Rita recordaba con deleite su infancia, la casa grande y el
jardín donde naciera, y las rosas tan vistosas y perfumadas que su
madre regaba amorosamente todas las tardes al caer el sol, salvo los
días nublados o de lluvia.
Deseaba tener ante su vista una de aquellas rosas de pétalos alilados,
orgullo y creación de la paciente labor de su padre, que era jardinero.
Poco después enfermó gravemente.
Te apuesto, iluso católico, que en seguida viene otro milagro nunca
visto para hacer bien morir a santa Rita, ya que la frase “enfermó
gravemente” está puesta exprofeso para hacerla viajar a la estratósfera
en una muerte calma y apacible.
Ese año de 1457, enero fue castigado con tormentas de nieve,
aguaceros, lluvias y tornados, grandes inundaciones y un frío glacial.
¿Cómo se puede saber las inclemencias del tiempo de la edad media?
¿Ya había Infobae o Infoclima?
Lo que sí se sabe es que la santa no quería irse de este mundo sin tener
una rosa de pétalos alilados entre sus manos, para regalar a la virgen
María allá en el cielo, que estaba sentada a la derecha del Padre.
-¿Dó encontrar una rosa para la monja moribunda, siendo un
invierno de fríos y nieves? -se preguntaban vecinos y otras monjas del
convento. En el mercado de flores, escépticos respondieron:
- ¿Rosas en el mes de enero? Nunca.
El verdadero santuario católico 91
Se dice que la rosa alilada ascendió con el alma de la santa, pues por
más que se la buscara en la mesita de luz o bajo la cama, jamás
apareció. ¡Qué bien! ¡Qué suerte que se cumpliera su deseo!
De ahí en adelante, numerosos fieles acuden a ella, pues santa Rita es la
patrona de las cosas desesperadas, o como también se dice, de los
imposibles. Cuando se te pierde algo y lo buscas desesperado, así sean
las llaves de tu casa o el papel higiénico del baño, debes implorar a
santa Rita de la siguiente manera:
-Santa Rita, santa Rita, lo que se da no se quita- (pedir luego treinta
y tres veces, la edad de Cristo, lo que se haya perdido o el deseo, que
por su santa intercesión será cumplido)
O también orar de la siguiente manera:
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El verdadero santuario católico 93
El Gaucho Lega
(Santo Autonomista)
Algún día que ande al pedo como quien dice, visite Ud. el cementerio
de Saladas en la provincia de Corrientes por un rato, no eternamente
quiero decir, y quedará admirado y sorprendido al ver una fastuosa
tumba colorada bien en su entrada.
La tumba es un mamarracho, y voto a Satanás que jamás le aconsejaría
yo a visitarla, pero como tengo que describir la vida y muerte del santo
Lega, allí enterrado, le aconsejo conocerla, para que vea Ud. ser verdad
lo que digo.
Toda pintada de rojo, con grandes banderas del mismo color, e infinitas
velas consumidas por doquier que semejan escupidas de borrachos, o
flemas de tos convulsa, jarrones rotos con restos de flores, cintitas
coloradas, herraduras con siete agujeros, cagadas de gatos y perros,
repulsivas cruces de madera y metal, vómitos y orines nauseabundos,
mantas, escapularios y mantillas religiosas, etc.
Si dije fastuosa tumba fue porque no se me vino otro término para
describir la pudrición y asquerosidad en la que se levanta, y la idolatría
que genera en el pueblo correntino el santo que ocupa semejante y
asqueroso mausoleo, descansando entre ésas inmundicias profanas.
Es la tumba del gaucho Olegario Álvarez, conocido con el nombre de
"Gaucho Lega", que nació en Saladas en 1871 y murió acribillado por la
policía el 23 de mayo de 1906.
Pasó doce años en la cárcel de la Penitenciaria de la capital de
Corrientes condenado por asesinato hasta que logra fugarse en 1904,
gracias a que los pelotudos policías salieron a la vereda a mirar los
corsos en una noche de carnaval que se realizaba en una amplia calle
de tierra que después se llamaría 3 de abril, y que actualmente termina
en el puente que une Corrientes y Resistencia.
Se le unen otros gauchos perseguidos o alzados y forman una banda
muy famosa en la región que se escondía en los montes y esteros de los
departamentos de Saladas, Concepción, San Roque y Mburucuyá.
Lega era un bandido rural, uno de esos que robaban a los ricos para
repartir entre la gente pobre, dicen los viejos.
Así, entre sus botines podían encontrarse dinero, monedas y lingotes
de oro.
Vivía en las entrañas de la tierra, y dormía bajo lo recovecos de un
tremendo ombú.
A partir de allí, integró una gavilla de matreros de la región, junto al
mentado Aparicio Altamirano (otro "santo profano y extrapartidario
católico"), junto con Adolfito Silva.
94 El verdadero santuario católico
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El verdadero santuario católico 97
Santa Lucía
(Santa de la buena vista)
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98 El verdadero santuario católico
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102 El verdadero santuario católico
Este papa Juan XII es el papa más hijo de puta que la iglesia católica
recuerde con amor y beatitud, conocido en la historia como “El papa
fornicario”, que fuera hijo bastardo de Alberico II y por tanto nieto de
Marozia (amante de Sergio III) y bisnieto de Teodora que fuera la
esposa del senador romano Teofilacto I, todos personajes muy
influyentes de aquéllos tiempos.
Esta Marozia, junto con su madre Teodora, fueron conocidas como las
más famosas prostitutas de la época, que a través de sus fornicaciones,
intrigas y asesinatos, consiguieron poner y deponer papas a su antojo.
Marozia fue amante de Sergio III, al cual impuso como papa a través
del senador Teofilacto su esposo.
Teodora su hija, que no tendría más de trece años, fue amante de dos
clérigos y después de la muerte de Sergio III, consiguió hacerlos papas
a ambos: Anastasio III (911-913) y a un tal Landón (913-14), de los que
mucho no se sabe porque se carecen de documentos sobre ellos.
Roma tiene la maldita costumbre de quemar todo papel o expediente
de los papas malignos a su historia pontificia pía y benigna.
La influencia de las dos prostitutas Marozia y Teodora, estaba fundada
en su riqueza y hermosura, y en sus intrigas políticas y amorosas.
El más esforzado de sus amantes era recompensado con la mitra
romana.... El hijo bastardo de Marozia, su nieto, y su bisnieto, (una rara
genealogía) se sentaron en la silla de san Pedro.
Juan XII fue impuesto por su padre antes de morir en 954, y elegido
papa tras la muerte de Agapito II.
De nombre Octaviano, tenía en el momento de su elección menos de
dieciocho años y una nula formación, tanto mundana como religiosa.
Informes de su tiempo concuerdan con su desinterés por lo espiritual,
su afición a placeres groseros y su vida disoluta sin inhibiciones.
Al acceder al pontificado tomó el nombre de Juan XII.
Durante su pontificado, considerado como uno de los más nefastos de
la historia de la Iglesia por la catadura moral del pontífice, el rey
Berengario II de Italia intentó extender su soberanía sobre territorios de
la Iglesia lo que impulsó a Juan XII, en 960 a solicitar la ayuda del rey
alemán Otón I, ofreciéndole como recompensa la corona imperial.
Otón penetra en Italia y toma Pavía, ciudad que ya había tomado
durante el pontificado de Agapito II, pero en esta ocasión se dirige
inmediatamente a Roma donde es coronado emperador el 2 de febrero
de 962, haciendo que tanto el papa como el pueblo romano les
prestaran juramento de fidelidad.
El verdadero santuario católico 103
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106 El verdadero santuario católico
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110 El verdadero santuario católico
Y esto es todo lo que pude rescatar del rotoso libro encontrado en la Biblioteca
Rivadavia de Santo Tomé, Corrientes, titulado “La Verdadera Vida de los
Santos”, escrito supuestamente por Martín Lutero, aquél que con absurdas
mentiras hendió a la religión católica en dos; por un lado dejó infinitas sectas
cristianas fanáticas de Jesús y por otro a la verdadera iglesia católica romana
fanática de María siempre virgen.
Mucho me lamenté que fueran tan pocos los santos rescatados, apenas una
veintena, de miles que tiene nuestra Santa Iglesia Católica, aunque no ha
muchos días el bibliotecario, encontrándome en la calle, me anotició que halló
en diferentes anaqueles innumerables hojas sueltas del referido libro, y que las
fuese a buscar cuando quisiera, para que continuara yo con la recopilación de
tan importantísima obra literaria.
Me dijo además que mucho le gustara la biografía de Teresa de Jesús, y que
estaba buscando en “Las Moradas” la frase en la que ella cuenta que los
ángeles la penetraban todas las noches con una corta espada o una larga lanza,
“ambas henchidas de fuego”, porque no lo cree. Que también le gustara la
fábula de san Jorge y el Dragón, aunque era, dijo, muy infantil.
Me dijo además que le parecía muy fantasioso que a todas las santas le dieran
tan horribles torturas y muertes, ya que eran decapitadas, arrancadas sus
carnes con garfios, cortadas sus lenguas, quitados sus dientes, quemadas,
quebradas sus piernas, dejadas ciegas con hierros candentes, escindidos sus
dedos, y sobretodo destinadas como prostitutas a lupanares, cosa que mucho le
apenaba que la Santísima Inquisición hubiera hecho algo tan inhumano y
maléfico.
Díjele que no penara por eso, que el autor mentía descaradamente para
ennegrecer a la santísima iglesia católica.
Que esto lo haría seguramente por envidia, ya que los evangelistas y luteranos
no tienen como los católicos una madre a quien adorar ni un papa a quien
idolatrar, y transitan por el mundo como parias abandonados llamándose de
hermanos unos a otros, sin tener una gran familia de santos y santas como
tendrían si viniesen a integrarse al catolicismo.
Y con esto doy por finalizado la recopilación, y prometo Dios mediante, que
mañana mismo, ya que hoy es domingo y está cerrada, llegarme hasta la
Biblioteca Popular Rivadavia a buscar las viejas hojas sueltas encontradas, y si
al acomodarlas y ordenarlas surgieran nuevas vidas de santos, siendo
entendibles, te las haré llegar a tu casa ya que para mí no es molestia ninguna.
Arturo Beresi
Recopilador