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PROBLEMÁTICA Y CONFLICTO DE
LA SITUACIÓN (1 ESTADO / 1 NACIÓN). PRIMERAS MONARQUÍAS. ABSOLUTISMO Y
PARLAMENTARISMO.
1. Nación
Las naciones existen desde la Edad Media. En esta época, la lengua era
importante para identificar a la nación. De todas formas lo más importante
para entender la nación es la “conciencia” y si se pierde esta conciencia la
nación también puede llegar a desaparecer.
2. Estado
Otro concepto que tenemos que tener en cuenta es el de Estado-Nación. A partir del
siglo XVIII aparecen los primeros Estados-Nación y toma forma en el siglo XIX con las
revoluciones liberales. El Estado-Nación se puede definir como:
1. Culturales. Tanto la cultura en un sentido clásico como por ejemplo una literatura culta que de prestigio
2. Lingüísticos. Es necesario destacar que no es imprescindible tener una lengua propia. Sería el caso por
ejemplo de EEUU que por su lengua propia no entraría en la categoría de Nación.
3. Territoriales / Fronteras.
4. Mitos. Juana de Arco fue un elemento de aglutinación.
5. Símbolos (banderas, escudos, referencias, etc.).
6. Aspecto físico y el carácter de los individuos. Importante de cara al exterior y en relación a
otras comunidades. Se trata de los estereotipos y clichés, todo y que en una nación encontramos mucha
variedad.
7. Estructuras políticas estables y un cuerpo jurídico propio. Son otros elementos que
ayudan al éxito para consolidar una Nación.
La desaparición de una Nación no siempre tiene que ver con el Estado. Hay muchas
naciones que no disponen de Estado propio actualmente y que reúnen los requisitos
para convertirse o aspirar a ser un Estado. Un ejemplo sería Catalunya que tiene todos
los ingredientes de Nación.
Bibliografía recomendada:
- Josep Llobera – El Dios de la modernidad. Ed. Anagrama. Análisis del fenómeno del
nacionalismo desde un punto de vista antropológico.
- Hagen Schulze – Estado y Nación en Europa. Ed. Crítica. Análisis de cómo se construyeron las
naciones y los estados en Europa.
Según el sociólogo Norbert Elias, para que un estado llegue a consolidar su poder son
necesarios 4 elementos:
El siglo XVII y XVIII se mantiene una idea de la política impregnada de la religión. Hay
que tener en cuenta que la tradición escolástica era la predominante en las
universidades. Se mantiene el principio de que Dios ha dotado a los individuos de
capacitarse e interrelacionarse socialmente y por tanto serán capaces de organizar su
vida colectiva pero siempre teniendo en cuenta los valores religiosos.
Delega poder
El acto de coronación del Rey ejemplificaba muy bien los pactos que debía cumplir el
Rey. Así, en Francia cuando el Rey iba a la catedral con las máximas autoridades
eclesiásticas y todas las familias nobles para que le impusieran la corona, debía
permitir también la entrada a la catedral de gente del pueblo hasta llenar su aforo. El
Rey debe hacer sus promesas delante de todos, de respetar el testamento y de
defender los intereses colectivos. Cuando se hacía la aclamación, el pueblo tenía que
dar una respuesta positiva y decir que sí a este proceso. Después el Rey hacia actos
como tocar a los leprosos que le esperaban o lanzar monedas a los asistentes.
Es en los siglos XVII-XVIII cuando unos cuantos individuos comienzan por una parte a
plantear teorías absolutistas del control del poder y por otra parte a formular las
teorías constitucionalistas.
TEORIAS ABSOLUTISTAS
Maquiavelo era una persona pesimista, que quería un poder fuerte, que defendía un
amoralismo político, separando religión de la política. Esta es su gran aportación. La
religión no tiene que inspirar a los principios de poder. A pesar de que estos
postulados tienen connotaciones negativas, se considera que representan un paso
adelante ya que se desvincula religión y poder.
Bodin vive en un contexto difícil y nota a faltar que exista un auténtico poder. De
hecho es una persona que estuvo exiliada. Bodin insiste en la necesidad de un Rey
“fuerte” y postula un Rey con más atribuciones y que no se tiene que sentir ligado a las
leyes. Es una idea absolutista pero es moderada en el sentido de que el Rey también
tiene que respetar ciertas cosas.
Thomas Hobbes (1588-1679). Vive de pleno el periodo revolucionario inglés del siglo
XVII. En su exilio en Holanda escribe “Leviatán” que se considera la obra máxima del
absolutismo político (curiosamente lo escribe en Holanda que era una República).
Hobbes invierte los términos del contractualismo medieval. Su teoría plantea que el
pueblo cede el poder al Rey porque es incapaz de gobernarse porque además no es
capaz de vivir en sociedad. Es pues una visión pesimista. El Rey, príncipe o leviatán es
el que tiene que poner orden y es el que establece unas leyes que si quiere las cumple
o no. Además, la religión no se tiene en cuenta para establecer el poder. No se trata de
una dictadura o un fascismo porque no hay poderes para controlar a la población.
Hobbes da “un cheque en blanco” al Rey, que representa un modelo individualista que
necesita un poder que evite guerras al pueblo.
El Parlamento o las Cortes dictaban cómo debía administrar el dinero el Rey. Así el Rey
tenía menos capacidad de maniobra para poner por ejemplo más impuestos. De todas
formas, hay que destacar que las Cortes o el Parlamento no tienen un poder por
encima del Rey y no se pueden imponer a él pero sí limitar este poder.
Los jesuitas llegan a establecer unos límites muy considerables y Juan de Mariana
(1536-1624) es el máximo teórico del “tiranicidio” (matar al tirano). En efecto, si el Rey
es un tirano o déspota, el pueblo tiene la “obligación moral” de hacer un tiranicidio.
Esto es un planteamiento radicalista y que generó en aquella época muchos intentos
de asesinato de Reyes y regicidios (En la Europa del siglo XVII, más de la mitad de los
reyes sufrieron atentados).
Otro jesuita, el padre Francisco Suárez (1548-1617) planteaba una sociedad donde el
depositario del poder fuese el pueblo. Esto ya es un planteamiento muy avanzado para
esta época, y que se acerca a las ideas democráticas. Suárez estaba en contra del
control de las colonias ultramarinas y era partidario del precio justo para las cosas.
Locke es optimista y piensa que las personas pueden convivir y regirse sin necesidad
de un monarca. Algunas de sus obras más conocidas son “Ensayo sobre el gobierno
civil” y “Carta sobre la tolerancia”. En el primer texto, se plantean aspectos como que
el monarca absolutista es incompatible con la sociedad civil porque va en contra de sus
propios intereses. La sociedad civil es posible organizarla sin necesidad del monarca
mediante unos representantes escogidos y que hacen las leyes.
Nota: Montesquieu (1689-1755) es muy poco original y copia a John Locke. Todo y
esto, lleva un poco más allá sus ideas y postula la división de poderes.
John Locke
Introducción
El panorama político a finales del siglo XVIII es de una extraordinaria diversidad con
vestigios del Sacro Imperio, monarquías absolutas en muchos territorios como en
Francia y en España, monarquías constitucionales con un Rey limitado por un
parlamento como en Suecia e Inglaterra, Repúblicas como en varias zonas de Italia o
las Provincias Unidas, territorios al servicio de la nobleza como Rusia o Polonia, etc.
El estado moderno
El estado moderno se presenta ya a finales del siglo XVIII y los factores que ayudan a
su formación son los siguientes:
ABSOLUTISMO
ABSOLUTISMO EN FRANCIA
La Francia de siglo XVII gobernada por el Rey Luis XIV es un caso de absolutismo
imperfecto fruto de la incapacidad de estos monarcas absolutos de poner en práctica
sus deseos.
En Francia el poder está dividido en miles de parcelas de soberanía. Esto era así
porque existen los estratos de poder o jurisdicciones y porque el Rey no tenía los
suficientes medios para controlar este poder.
La necesidad de pactar del Rey para mantener el poder dio lugar a lo que se denomina
clientelas de poder que giran en torno al Rey y sus ministros y que se convierte en
imprescindible para gobernar.
Francia no puede hacer lo mismo que Inglaterra para cobrar impuestos. El Rey de
Francia establece un pacto con los grupos dirigentes formales y deja que hagan ellos la
recaudación de impuestos siempre a cambio de que un porcentaje de estas
recaudaciones vaya a parar a sus arcas.
Hay que considerar que el régimen absolutista francés necesitaba un ejército con un
apoyo incondicional al Rey y que controlara las posibles revueltas. Para mantener este
ejército se necesitaban grandes cantidades de dinero por parte del estado.
Así, se llegan a crear las figuras de los fermies, personas que su oficio es recaudar
impuestos para la corona. Estas personas acabarán haciendo una gran fortuna y
llegarán incluso a hacer préstamos hasta al propio Rey. Son prestamistas de la Corona
El estado de Francia se divide en un núcleo central que depende del Rey y una
periferia donde no hay funcionarios a su servicio, y en los cuales el Rey necesita la
figura de los fermiers para seguir cobrando impuestos. Se tienen pues dos tipos de
territorios en Francia:
El Rey Luis XIV desplegó una política de intendentes, que actuaban de portavoces del
reales, y de técnicos que no llegaban al centenar de individuos para toda Francia. Esto
es del todo insuficiente para tener este control absolutista.
Ante esta falta de control del Rey y también por una cierta incomunicación geográfica
de algunos territorios, es muy normal que los Pays d’États dirijan su propia vida
política. En estos casos existía una representación del pueblo, la nobleza y la iglesia
que se organizaban a nivel geopolítico. Además, cada uno de estos Pays d’États tenía
un embajador en París. Es necesario especificar que la soberanía del Rey no estaba en
cuestión en ninguno de los Pays d’États. De todas formas, no se admitía que el Rey se
saltara “las reglas de juego” como podría ser por ejemplo un aumento indiscriminado
Uno de los Pays d’États con desarrollo modélico fue el Languedoc. De aquí emergió
uno de los personajes históricos del liberalismo francés: Alexis Tocqueville. Ya en 1848
Tocqueville plantea que se hizo una mejor y más elaborada política en la región del
Languedoc que en el abolutismo de la Francia de Luis XIV a todos los niveles
(educativo, gestión de la pobreza y bienestar social, sanidad, potenciación de la
economía, etc.).
El Rey de Francia llegó hasta poner a la venta cargos de todo tipo para tener más
ingresos. Se ponían a la venta cargos municipales, judiciales, militares, etc. con lo cual
se ponían en manos de intereses privados los cargos públicos. (En España, se llegaron a
vendar cargos de juez hasta para niños de 15 años o en Francia existían militares de
muy alto rango para personas con apenas 18 años de edad gracias a la compra del
cargo).
Los parlamains eran cargos comprados al Rey e incluso se podía transmitir por
herencia a los hijos. Estos parlamains acabarán enfrentándose al Rey, llevándole
sistemáticamente la contraria en materias fiscales, económicas, de religión, etc.
Inglaterra a partir de la Revolución gloriosa de 1688 que derroca al rey Jacobo II inicia
una nueva etapa donde el parlamento legisla y se reconocen derechos a los individuos.
Es ahora cuando comienzan a presentarse cambios importantes y así nace el “habeas
corpus” (tener derecho a un juicio justo), desaparece el feudalismo, se crea el Banco
de Ingaterra (por lo que el Rey deja de controlar directamente las finanzas) y aunque
este rey tiene aún funciones legislativas, la soberanía recae sobre el Parlamento.
El parlamento ingles se constituye en forma de dos cámaras. Por una parte se instala
la cámara de los comunes donde se incluían a personas de un nivel determinado de
renta y que daba voz especialmente a los comerciantes y burgueses. Por otra parte
estaba la cámara de los lores, que representaba a la aristocracia y defendía los
intereses de los grandes propietarios, personas de la corte real o personalidades
religiosas anglicanas.
1. Estructuras económicas.
Las estructuras económicas francesas son muy restrictivas. El modelo inglés es más
abierto y más competitivo.
2. Política fiscal.
3. Política financiera.
Nota: Libertades - El modelo inglés es también más libre que el francés a partir de la Revolución Gloriosa
ya que existe libertad de prensa o los debates políticos salen a la luz al día siguiente. El Parlamento había
implantado ya la libertad de opinión. Por eso cuando Voltaire viaja a Londres queda impactado de lo que
observó a nivel de libertades.