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MANIFESTACIÓN EXPRESA
Las personas que celebran el acto jurídico son identificadas con sus
nombres y apellidos, su documento nacional de identidad, su licencia de
conducir, etc., tratándose de personas jurídicas con su Registro Único de
Contribuyente (RUC), etc. En el acto jurídico electrónico la identificación de
las personas se hace por medio de “códigos, claves, “login”, “passwords”,
“passphrase”; las características biométricas del individuo: la firma
electrónica, la firma gráfica digital y las tarjetas electrónicas con banda
magnética o con chip incorporado (inteligentes) que constituyen elementos
individualizadores de las partes”.
Según el Art. 141-A, si el acto jurídico requiere de firma, ésta podrá ser
generada o comunicada a través de medios electrónicos, ópticos o cualquier
otro análogo. La firma electrónica (digital) tiene los mismos cometidos que la
digital, pero expresa, además de la identidad del remitente, la autoría, la
autentificación, la integridad del documento, la fecha, la hora y la recepción,
a través de métodos criptográficos asimétricos de clave pública (RSA,
GAMA, PGP, DSA, LUC, etc.), técnicas de sellamiento electrónico y
funciones Hash, lo que hace que la firma esté en función del documento que
se suscribe (no es constante), pero que la hace inimitable porque sólo es
descifrable por el destinatario con el uso de la clave privada con la que está
encriptada, verdadera atribución de la identidad y autoría. Cuando las firmas
son mancomunadas o conjuntas, se aplicarán claves múltiples compartidas.
La Ley de firma digital del Estado de Utah de EE.UU. de 1996 establece que
la firma digital es una transformación de un mensaje utilizando un
criptosistema asimétrico, de tal forma que una persona que tenga el mensaje
cifrado y la clave pública de quien lo firmó, puede determinar con precisión el
mensaje en claro y si se cifró usando la clave privada que corresponde a la
pública del firmante.
Una de esas claves se utiliza para crear tina firma numérica o transformar
datos en una forma aparentemente ininteligible (clave privada), y la otra para
verificar una firma numérica o devolver el mensaje a su forma original (clave
pública). Las claves están matemáticamente relacionadas de tal modo que
cualquiera de ellas implica la existencia de la otra, pero la posibilidad de
acceder a la clave privada a partir de la pública es técnicamente infirma.
MANIFESTACIÓN TÁCITA
18.1. Sujetos incapaces.- El Art. 43 del Código Civil establece quiénes son
las personas absolutamente incapaces:
18.1.1. El menor de 16 años, salvo para los casos determinados por ley. La
ley (Art. 42) estableció que tienen plena capacidad de ejercicio de sus
derechos los mayores de 19 años, salvo lo dispuesto en los Art. 43 y 44.
Entre los 18 y los. 16 años queda un lapso en que la persona tiene
discernimiento y puede obrar por sí. De ahí que a los menores de 18 años y
mayores de 16, se les considere relativamente incapaces (Art. 44, inc. 1o.).
Se supone que a los 18 años la persona está dotada de suficiente “madurez
intelectual, equilibrio sicológico, poder de reflexión y sentido de
responsabilidad ". (Exposición de motivos y comentarios al Libro Primero del
Código Civil peruano.- Derecho de personas. Carlos Fernandez Sessarego,
en la colección: de Delia Revorado de Debakey, P. 124 1985). De acuerdo a
las condiciones sociales y económicas de la sociedad, se supone qué quien
ha llegado a los 18 años tiene capacidad de discernimiento. De ahí que se le
considere capaz.
Los actos autorizados por la ley a los menores de 16 años son diversos. Así,
el Art. 1358 en forma general, refiriéndose a todos los incapaces, dice que
"Los incapaces no privados de discernimiento, pueden celebrar contratos
relacionados con las necesidades ordinarias de su vida diaria". El niño que
va al colegio alquilando un ómnibus, que compra un cuaderno, o un lápiz,
que compra un alimento, es un sujeto incapaz que está celebrando contratos
relacionados con las necesidades de su vida diaria.
Según el Art. 457 del C.C., el menor capaz de discernimiento puede ser
autorizado por sus padres para dedicarse a un trabajo, ocupación, industria
u oficio. En este caso puede practicar los actos que requiera el ejercicio
regular de tal actividad, administrar los bienes que se le hubiesen dejado con
dicho objeto o que adquiera como producto de aquella actividad,
usufructuarios y disponer de ellos. La autorización puede ser revocada por
“razones justificadas”, Si el menor de 16 años revela discernimiento y es
suceptible de confianza, puede ser autorizado para el ejercicio de alguna
industria u. oficio y podrá, entonces, celebrar válidamente todos los actos
jurídicos que el ejercicio de esa actividad requiere, sean actos de mera
administración o actos de disposición.
El Art. 530 del C.C. autoriza al menor que ha cumplido 14 años (entonces el
mayor de 14 y menor de 18) a recurrir ante el juez contra los actos del tutor.
Se supone que al recurrir ante el juez ha de hacerlo directamente, sin
necesidad de representante. Entonces, cabe preguntarse si no habrá una
observación procesal, impidiendo al menor recurrir directamente ante el juez;
puesto que es principio de derecho procesal que para recurrir ante el juez se
ha de tener capacidad procesal para hacerlo. ¿Será suficiente la norma del
Art. 530 del C.C. para que el juez admita la petición del menor? Se trata,
pues de una excepción que concede capacidad al menor para instar al poder
jurisdiccional.
El Art. 557 del está relacionado con el anterior. Establece que el menor que
ha cumplido 14 años (mayor de 14 y menor de 18) puede pedir al juez la
remoción del tutor. Este derecho no constituye únicamente el ejercicio de
una potestad procesal, exige también conocimiento de las causales de
remoción del tutor. Según el Art. 554, será removido de la tutela el que
incurre en alguno de los impedimentos del Arta 515, si no renuncia al cargo.
3. Los deudores y acreedores del menor, o los fiadores de los deudores, por
cantidades considerables (¿qué es cantidad considerable? Es un
concepto relativo al nivel económico del sujeto), salvo que los hubiesen
nombrado los padres sabiendo que eran deudores o acreedores o
fiadores.
18.1.3. El inciso 3o. del Art. 43 del C.C. estima como absolutamente
incapaces a los sordomudos, ciegosordos y los ciegomudos, que no puedan
expresar su voluntad de manera indubitable. Es posible que los sordomudos,
o los ciegomudos, puedan comunicar su voluntad en forma
indubitablemente, a través del sistema de escritura en relieve (sistema
Braille). El código de 1936 (Art. 9; inc. 3o) sólo se refirió a los sordomudos;
en cambia el código actual comprende también a los ciegosordos y los
ciegomudos. Sumamente importante para la estimación de la capacidad es
saber si la persona puede o no comunicarse y expresar su pensamiento de
manera indubitable.
3. Los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre
voluntad.
4. Los pródigos.
7. Los toxicómanos.
Exige la ley que el objeto del acto jurídico sea física y jurídicamente posible.
Además el Art. 219 en el inciso 3o. sanciona con la nulidad al objeto física o
jurídicamente imposible y al objeto indeterminable. No será entonces
solamente necesario que el acto sea física y jurídicamente posible, será
necesario además que sea determinable.
El acto jurídico tiene que ser posible porque nadie se puede comprometer a
lo imposible.
Es preciso decir que dentro del C.C. de 1936, el objeto y el fin del acto
jurídico se confundían. Ahora que es requisito del acto jurídico un fin lícito,
se diferencia plenamente del objeto. Hay que estimar corno objeto los
bienes, relaciones, intereses sobre los cuales recae la manifestación de la
voluntad.
LA FORMA
ELEMENTOS NATURALES
ELEMENTOS ACCIDENTALES
Los elementos naturales del acto jurídico no son materia de nuestro estudio.
En los capítulos siguientes nos ocuparemos de la manifestación de voluntad
y de los requisitos de validez, y más adelante de los elementos accidentales.