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Volanta

Jorge Dubatti, investigador y crítico de espectáculos

Título

“El teatro genera libertad”

Bajada

Hace varios años se entusiasmó con el teatro y desde entonces no paró de investigar y ver

espectáculos. Profesor regular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, doctor en

Historia y Teoría de las Artes por la UBA, Jorge Dubatti coordina y dirige varios institutos

ligados al arte. Con su extenso conocimiento sobre el tema, habla, entre otras cosas, del

momento que está viviendo el teatro hoy en todas sus facetas y hacia dónde se perfilan las

nuevas tendencias.

Autor

Cristian Disábato
- ¿Qué representa el teatro para vos?

- Para mí, ya es casi el trabajo de toda mi vida, porque empecé a trabajar en el tema teatral,

más o menos en el año 84, como investigador en la UBA (Universidad de Buenos Aires), en

el instituto Ricardo Rojas. Primero entro del lado de la literatura: mi primer título es

licenciado en Letras. En el año 83, gano un concurso de investigación y entro a trabajar con

Antonio Pagés. Él me dice que me dedique al teatro y en el 84 empiezo a hacer una

investigación relacionada con los temas teatrales; desde entonces, no paré.

- En estos últimos años, ¿te dedicaste más específicamente a la crítica?

- Yo empecé a hacer crítica en el año 89, en radio y después entré a escribir en los diarios,

en seguida hice televisión también y actualmente el fuerte mío es lo académico: la

investigación, la docencia en la UBA

- En los académicos ¿creció el interés por el teatro?

- Creo que sí. Cuando yo empecé, prácticamente faltaba todo, es decir, no había revistas

especializadas, no había una carrera en la UBA: el IUNA en esa época era un terciario, ni

siquiera era un instituto universitario. Creo que desde el año 84 la relación de la universidad

con las artes ha ido creciendo de una manera impresionante y se han ido multiplicando los

espacios institucionales, de docencia, de investigación, las publicaciones, los intercambios.

-¿Crees que todo esto, tiene que ver con el crecimiento de la actividad teatral en

Buenos Aires?
- Creo que el teatro es muy importante en Buenos Aires desde hace mucho tiempo, es decir,

comienza a tener un desarrollo realmente deslumbrante en cuanto a cantidad de producción,

de originalidad, formas de trabajo y de grandes figuras actorales, especialmente a partir de

la década del 10, cuando viene el gran ascenso industrial de teatro, vienen las grandes

figuras de la Argentina en el teatro, viene un Leónidas Barletta en el teatro independiente,

un Armando Discepolo con el grotesco criollo, el movimiento con el peronismo, el teatro

obrero, el que hacían los gremios y los sindicatos, el teatro comunitario, el teatro de estado

- ¿Notas una mayor diversidad de lenguaje a la hora de contar el teatro?

- Sí, del 83 para adelante, se produce una suerte de gran estallido, donde no hay líneas de

representación homogénea. Yo lo llamo el “cada loco con su tema” o el “auge de lo micro

político y lo micro poético”. En vez de ir a colgarnos todos de un mismo discurso, la idea es

de construir en el teatro territorios de subjetividad alternativos. Es como si yo te dijera, yo

construyo con mi grupo, nuestro propio campo de deseo con nuestras ideas, con nuestras

preocupaciones, estéticas, y los otros construyen sus propios campos de deseos. Cuando los

ves, son muy distintos, porque los procesos y los materiales fueron diferentes. Este auge de

lo micro político y de lo micro poetico generó una enorme diversidad de lenguaje

-¿Se podría hablar de un teatro más fraccionado o de una destotalización?

- Claro, destotalizacion, en el sentido de no poder pensar el teatro de Buenos Aires como un

único relato, con una única línea, Lo que hay más bien es una proliferación de miles de

relatos al mismo tiempo con grandes diferencias, con historias distintas, con campos de

deseos y subjetividad diferente; ése es el fenómeno actual. Lo que no quita que pueda haber

lienas, Por ejemplo, se está dando una suerte de gran florecimiento del teatro comercial de

arte, no berreta o de mal gusto, sino de altísima calidad, que se parece mucho a lo que antes
se llamaba el teatro profesional. Ese teatro está muy relacionado con la globalización. Los

productores van a ver teatro a Londres, a París o a Estados Unidos y traen esas obras, ya

probadas. Generalmente, es un público transnacional, o sea que no responden a la Argentina

o a Londres, sino que lo podés encontrar en México, en Japón, en Buenos Aires o en Chile.

-¿Pasa algo parecido en el teatro independiente?

- En el teatro independiente, observo una enorme diversidad. Basta con ver la cartelera para

darse cuenta de que hay todo tipo de espectáculos, unipersonales, de dos, tres, cuatro actores

y llegas a un espectáculo como el de Bartís, que en este momento tiene diecisiete actores y

es la meca del teatro independiente. En el teatro independiente es donde más se nota la

destotalización y es el lugar más creativo que tiene la Argentina, es el de la producción de

mayores valores, que después generalmente son aprovechados por el teatro oficial y el

comercial.

-¿Se vislumbra algún patrón en el fenómeno teatral de lo que la juventud está

queriendo contar?

- Me parece que el fenómeno es muy complejo porque forma parte de esa destotalización.

Lo que se nota es que hay un montón de pibes muy jóvenes que están produciendo. Te

podría nombrar 20 tipos de entre 20 y 30 años que están haciendo espectáculos fabulosos,

por ejemplo, Mariano Tenconi Blanco, Ignacio Bartolone, Sebastían Kirszner. Y dentro de

este grupo, tenés directores muy valiosos, como es el caso de Manuel Santos. Hay una

generación de menos de 30 y de menos de 40 que ha tomado el teatro por el centro y que

hoy es lo mejor que le está pasando al teatro de Buenos Aires. Es un grupo enorme de gente

que profundiza el tema de la micropolítica y la micropoética. Es decir, se arma un grupo con

un horizonte de deseo y de subjetividad que dice “vamos a hacer esto” y no están pensando
en los modelos internacionales, o en parecerse a Kartún o a Bartís, sino que cada uno está

laburando con su propia locura.

-¿Consideras que el teatro es un lenguaje independiente?

- Creo que sí, es una de las cosas maravillosas que tiene hoy el arte. Genera un gran espacio

de libertad, no sé si de emancipación, porque el arte está enmarcado a su vez en tensión con

las estructuras sociales, económicas y políticas, pero sí como construcción de territorio de

subjetividad alternativo, un espacio ya sea de resistencia, de refugio o de posible generación

de una futura macropolítica.


En el Centro Cultural de la Cooperación Jorge Dubatti.

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