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Exposición de la Epístola de San Juan a los Partos.

Dentro de las catequesis del santo obispo de Hipona nos encontramos con una, donde su oficio de
pastor se ve en todo momento como también su preocupación por la unidad de la Iglesia y del
misterio de Cristo en ella. En el prólogo de la Epístola nos comenta sobre sus trabajo del
Evangelio de San Juan, y que por el santo tiempo se vio interrumpido pero no culminada la
catequesis del mismo, y escoge la epístola porque en ella radica una especial exhortación a la
Caridad, por consiguiente la Caridad ocupara en primer lugar el trabajo de Agustín en la Epístola
pues donde hay caridad hay Paz, y donde hay humildad hay caridad.

TRATADO I
1 JN 1 Y 2, 1-11.

1. Agustín en el este numeral expone de manera clara y contundente el misterio de la


encarnación de nuestro Señor Jesucristo, en las Palabras el Verbo se hizo carne y habito entre
nosotros, manifestando que Cristo es el Verbo de Vida, y que esta Vida se manifestó en la
carne para que lo único que nosotros podíamos ver con los ojos del corazón lo viéramos
también con los ojos de cuerpo, pues dice Agustín que el Verbo se puede ver con el corazón
pero la carne con los ojos del cuerpo, por tanto al hacerse el verbo carne lo podemos ver con
el corazón y con la vista.
2. Para el santo Obispo de Hipona la interpretación de la carta sobre la palabra testigos,
trasciende las fronteras de lo humanos pa elevarse a lo divino, pues de ahí que los primeros
Apóstoles de Cristo, vieran y fueran testigos, que significa Mártires, pues testigos de Dios son
todos los Mártires, pues al ser los hombres testigos o mártires de Dios, tienen por testigo a
Dios. Y la luz es la que los ilumina por esta razón vieron y son testigos. También nos permite
ver la íntima relación entre el esposo y la esposa, entre Cristo y su Iglesia; pues cuando se
unen son una sola cosa siendo la Iglesia el Cuerpo, y Cristo la Cabeza.
3. El anuncio de la vida eterna, está en la manifestación gloriosa de Jesucristo en medio de sus
Apóstoles. Pero nos permite observar dos aspectos primero: que los Apóstoles le vieron y
anunciaron sus palabras y segundo que nosotros anunciamos sus palabras pero no le vimos.
Por tanto la fe, en la cual nosotros depositamos nuestra esperanza nos permite tener confianza
en que aun sin verle creemos en él. Pues tenemos la recta confianza de la felicidad futura. En
suma el gozo pleno es el que se vive en la Santa sociedad, en la Unidad y en la Caridad.
4. Para entender aún más las palabras que dicen sobre, el Verbo se encarnó, tenemos que ver a
Cristo como la luz, como ese hombre, que por amor sufrió el tormento de la Cruz, que
permitió ser abofeteado por las manos que el mismo creó; nos invita también a reconocer a
Cristo como la luz, y que en él no hubo, hay ni habrá nunca rastro de tiniebla pues el mismo
nos lo dice, Yo soy la luz del mundo. Pero nosotros corremos el riesgo de ser tinieblas,
cuando nos reconocemos pecadores, y no nos dejamos iluminar por el que es la luz y cuando
esto suceda no nos avergonzaremos de levantar nuestro rostro; dejando de lado nuestra
fealdad para acercarnos a nuestra hermosura.
5. El tema de la comunión con las tres divinas personas ocupa principalmente a Agustín, ya que
solo cuando el hombre asume un estado de Luz, es decir a la Luz misma esta en comunión
con ella. Pero el hombre que vive en pecado no participa de esta sociedad pues en Dios no
hay rastro de tinieblas, y estas nos fuerzan a no estar en comunión con Dios, en conclusión las
tinieblas son los pecados. Caminar por el camino de la luz es la recomendación de nuestro
padre, para que podamos estar con él, es decir en sociedad con las tres divinas personas.
6. El tema del perdón de los pecados tiene como premisa fundamental el estar arrepentido de
ellos y confesase como lo que uno es en realidad; para que la verdad pueda habitar e nosotros
pues la persona que entra en gracia es como aquella de la cual habla Cristo que puede nacer
de nuevo, entrando viejo y saliendo nuevo. Por tanto lo que debe y tiene que hacer el hombre
es hacer lo que este a su alance y más aún confesarse hombre reconociendo su debilidad para
que la fortaleza de Cristo se manifieste en él. Pues la caridad borra los pecados, y la soberbia
apaga la caridad, y la verdad que procede de Dios habitará en nosotros cuando nosotros
habitemos en él.
7. El señor perdona, pues es fiel y justo, pero no podemos escudarnos en que él va a
perdonarnos pues si no cambiamos de vida no obtendremos el perdón de los pecados; aunque
hay que tener en cuenta de que tenemos un juez justo pero solo cuando al habernos confesado
pecadores cabíamos nos ganamos a juez justo, acarreado a nosotros la vida.
8. El obispo de Hipona nos exhorta a fijarnos en la figura de Juan, en su humildad, y como esta
le permitió darnos a conocer tantos misterios que bebió de la fuente viva; pues el en su
abajamiento a semejanza del Creador presento a Cristo, no a sí mismo, no ocupo el puesto del
abogado y exhortaba a los soberbios que se condenan a sí mismos. Pero hay que tener en
cuenta que la oración de intercesión de los santos, obispos y sacerdotes de Cristo nos sirve
ante el Juez justo, que es Jesús. Por otro lado nos invita a encontrar en la Santa Iglesia esposa
de del Cristo Total na fuente de salvación y de misericordia.
9. El cumplimiento de los mandamientos es algo primordial dentro de la catequesis del santo,
pues una persona que dice conocerlos pero no los pone en práctica no puede decir que la
verdad está en él, porque el mandamiento de Dios, es la Caridad, por esto nos recomienda
amar a nuestros enemigos para tenerlos como hermanos. Y el signo más hermoso del amor es
el de aquel que pendiente de la cruz nos redime, como el caso de los soldados romanos que lo
insultaban, a lo cual el Señor decía “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” no los
condenó sino que intercede por ellos ante el Padre. en ultimas el camino perfecto hacia la
caridad es la Cruz, pues orando por los enemigos transitamos por el camino del Señor.
10. Agustín explica el mandamiento viejo y el mandamiento nuevo, no porque el nuevo
remplazara al viejo sino porque se nos había dado desde antiguo, y el nuevo se hace novedad
en Él y por ende en nosotros; y es totalmente nuevo porque disipo las tinieblas pertenecientes
al hombre viejo, dando luz al hombre nuevo.
11. El estar en la luz implica amar al hermano, pues el que no obra de esta manera no está en la
luz, sino en las tinieblas, por esto nos exhorta a examinar el corazón a no odiar a los
hermanos ni siquiera de palabra, pues el que odia no camina en la luz y mucha menos en
Cristo. Es importante tener en cuenta el cuidado que siente la Santa Madre Iglesia por
nosotros pues aunque hayan dejado de adorar al mundo tenemos hacernos conscientes del
cuidado maternal de la Iglesia.
12. Agustín deja claro quiénes son los que se escandalizan tanto en la Iglesia como en Cristo,
pues la persona que se cuida y anda en la luz, pero que más aun contiene la retiene la caridad
no escandaliza tanto a la Iglesia como a Cristo. Logrando escandalizar quienes se apartan de
Cristo y de la Iglesia; y este punto está dirigido a los donatistas que al haberse separado de la
Iglesia lo único que hacen es escandalizar no estando en la luz y dividiendo a la Iglesia, pues
por esta razón nos recomienda en mandamiento del amor ya que por esto se nos recomienda
sobrellevar mutuamente las carga de nuestros hermanos.
13. El odio es indicio de tinieblas y estas no permiten que podamos ver con claridad lo que nos
pide el Señor, también expone con la alegoría de la roca con la cual tropiezan los que andan y
caminan en tinieblas; que es Cristo. Y esta luz que es Cristo se en él, que es la promesa hecha
a Abraham; pues por el fueron benditas todas la naciones de la tierra, por otro lado el santo
pone la figura de Cristo como la ciudad puesta en la cima del monte donde es imposible que
no se vea y los que no la ven es porque caminan en tinieblas.

TRATADO II
1JN 2, 12 – 17.
1. El cumplimiento de las profecías que de nuestro Señor Jesucristo aparecen en las sagradas
escrituras sirven para combatir el pensamiento de los herejes, por esto nos invita nuestro
padre a acordarnos de nuestro Señor que murió por nosotros para salvarnos del pecado y que
resucitó. Otro aspecto es el relato de los discípulos de Emaús que se lo encontraron y no le
reconocieron porque tenían sus ojos cerrados. No comprendieron lo que de él se decía en las
escrituras por esta razón él, en sus capacidad de maestro les enseño los profetas. por
consiguiente la firmeza de la fe está basada en que todo aconteció en Cristo y únicamente le
reconocieron cuando partió el pan.
Y todo esto aconteció para que no hubiese duda alguna de lo que es verdad que Cristo, se
encarnó, murió y resucitó que ascendió a los cielo y que está sentado a la derecha del Padre,
confirmándose lo que dicen las escrituras y que no solo lo que le vieron sino que los que no le
vieron también creyeron Él incluso aquellos que le habían crucificado. En suma Cristo ocupa
el antiguo testamento pues todo el, habla de y pregona Cristo. Por esta razón así como el
Señor les abrió el entendimiento nosotros también debemos pedirle que nos abra nuestros
sentidos.
2. Sigue con la explicación de porqué convenía que Jesús padeciera en la cruz, y que resucitaría
al tercer día. Pues esto era la prefiguración de las bodas de Cristo con su esposa la Iglesia de
la cual él es cabeza y ella su cuerpo, formando un conjunto inseparable pues no puede
desligarse Cristo de su esposa. Pero surgieron los cismas y las herejías que intentan arruinar
tan vínculo, como lo fueron los arrianos y los donatistas; pero no se dice que estos deben ser
separados sino que se debe procurar que vuelvan al seno de la Iglesia y esta tiene toda la
autoridad para hacerlo.
3. Para Agustín la unión de la Iglesia es importante y por esta razón nos invita a mantener una
comunicación con todos los miembros de la Iglesia incluso aquellos que mataron a Jesús pero
que en su infinita misericordia también se vieron beneficiados de su salvación, pues creyeron
en el después. Y deja claro que no podemos dividir la Iglesia como lo hacían los donatistas
que rechazaban los sacramentos suministrados por los católicos. Por esta razón el Espíritu
Santo les permitió a los discípulos hablar en toda clase de lenguas para que el mensaje de
salvación se predicara y así pudiésemos conocer Cristo y amasemos la unidad que de él
procede.
4. El perdón de los pecados no se da por mediación de los hombres nos lo deja claro Agustín,
pues no es por él ni por Donato que se perdonan los pecados de los hombres; el por el nombre
de Cristo que se perdonan los pecados de los hombres ya que el mismo Apóstol de los
gentiles nos lo dice no fue Pablo y tampoco Apolo es el nombre de Cristo, por el amor
infinito que nos tiene. Y es de esta manera como refuta la postura donatista de que la
salvación solo está con ellos considerándose los puros.
5. Nosotros somos hijos en el Hijo, y el por su paternidad, por su salvación que nosotros hemos
sido liberados de la muerte y hemos renacido a una nueva vida. Pues Cristo en cuanto a la
carne es un hombre nuevo pero en cuanto a la divinidad es antiguo, pues todo cuanto existe
fue hecho por él. Dios es el Ser que lo trasciende todo y no puede ignorar el ser pues Dios lo
engendro desde la eternidad y para la eternidad no conociendo nunca el ocaso. En conclusión
conocer la dignidad de los padres nos constituye en padres conociendo lo que es desde el
principio.
6. Agustín nos clasifica en unas categorías, padres, jóvenes e hijos, pues padre es el conoce al
que es desde el principio, jóvenes son aquellos que vencieron al maligno y los hijos lo que
han nacido, el padre es anciano, el joven es fortaleza y el hijo el que ha nacido. Pero la
fortaleza se muestra solo mediante la Gracia de Cristo.
7. Ser hijos implica conocer al Padre, y que solo perdemos el ser padres cuando nos olvidamos
del ser, y nos vencen cuando no tenemos a Cristo de nuestro lado, y solo teniéndole de
nuestro lado podemos vencer al maligno.
8. El conocer al Padre, ser padres, ser jóvenes y ser hijos implica un conocimiento de Dios, pero
aún más este conocimiento implica “la caridad” pues el que conoce ama; y el conocimiento
sin la caridad no salva. Condicionalmente hay dos clases de amor el del mundo y el de Dios y
si habita en nosotros el amor al mundo no puede entrar Dios por ende debemos amar a Dios
antes que al mundo, pues el que ama al mundo no tiene en él, el amor del Padre.
9. El amor a Dios no pide que dejemos de amar al mundo pues quien ama al mundo y a sus
cosas no tiene en el amor del padre, ya que la caridad es el principio de toda obra buena. Por
tanto debemos nosotros como vasos derramar todo cuanto poseamos de en el para poder
recibir lo que no tenemos; el amor que procede del Espíritu, y nos exhorta a que seamos como
un bosque en donde se siembra semilla buena y no un terreno árido donde por su sequedad no
produce nada. En conclusión quien ama al mundo no tiene en él, el amor del Padre que es
signo eficaz de salvación.
10. El amar al mundo es amar la codicia que no proviene del Padre, es amar lo temporal, pero
amar a Dios es amar lo eterno lo que nunca desaparece es vivir eternamente con Dios. Nos
invita nuestro Padre amar a Cristo pues el en su misericordia se hizo temporal para que nos
hiciésemos eternos. Pero aunque se hizo temporal sigue siendo eterno; nosotros nacimos
temporales y por el pecado nos mantenemos así pero por la misericordia y por la salvación de
Cristo somos eternos. El Señor bajo por su gran misericordia y se encarnó, nos redimió y
cambio para siempre nuestra esperanza. Pero si bien llevamos la mortalidad en la carne
presentimos la futura inmortalidad.
11. Dentro de las cosas del mundo encontramos la codicia de la carne, el deseo de los ojos y la
ambición del siglo. Pero solo podemos amar al mundo cuando comprendamos que todo
cuanto en el mundo hay es obra de Dios y si usamos las cosas del mundo sin moderación
estamos despreciando a Dios. Y fallamos nosotros que adoramos a las creaturas en vez de
rendir adoración al creador, que es digno de toda alabanza por los siglos de los siglos. Lo que
prohíbe nuestro Padre es poner nuestra felicidad en las cosas no amar las cosas. Dios nos dio
todas las cosas y es nuestra obligación amarlo a Él. Pues él nos quiere seguir dando mucho
más de los que nos dio pero amando no a las cosas sino amando entrañablemente al creador
de ellas.
12. Casa se puede definir según nuestro padre de dos formas de la material o la espiritual ya que
aquellos que aman las cosas del mundo dejándose llevara de la hermosura del mármol
pertenecen al mundo, pero quien tiene su amor en las cosas de arriba pertenece no al mundo
sino a Dios. Pero los que tienen su amor en el mundo desean tres cosas la codicia de la carne,
el deseo de los ojos y la ambición de los siglos. Pero guardar la medida en el comer, beber y
cohabitar nos permite no estar encadenado a estas cosas, corriéndose el riego de amarlas y
gozarlas cuando se deberían usar y poseerlas en su medida pues sería concupiscencia el deseo
de las cosas que pertenecen a la carne.
13. La curiosidad es el deseo de los ojos, y en específico a todo deseo, y también esta curiosidad
nos ínsita a tratar de comprobar si Dios oye o no, por tanto curiosidad de los ojos según
Agustín es el deseo que no proviene del Padre. pero lo más importante es que las obras que
realicemos sirvan para ganar el reino y no para el sometimiento de los demás, por tanto el
poder que hemos recibido hay que usarlo con humildad y no con soberbia que es la ambición
del siglo.
14. La concupiscencia humana se verá tentada por estas tres cosas distintas de las anteriores, pues
en tres cosas fue tentado nuestro Señor, le tentó en primera vez cuando dijo: Si eres Hijo de
Dios, di a estas piedras que se conviertan en panes. A lo que el señor le venció diciendo: No
solo de pan vive el hombre sino de toda palabra salida de la boca de Dios. tentándole en con
la codicia de la carne; enseñándonos a luchar. Le tentó de nuevo en los deseos de los ojos al
decirle: Arrójate abajo, porque está escrito: a sus ángeles ha dado órdenes cerca de ti, para
que te sirvan en sus manos, no sea que tropieces con el pie contra una piedra. A lo que
respondió, Aléjate de mí, satanás, pues escrito está: no tentaras al Señor tu Dios
enseñándonos como responderle a la tentación. Y le tentó con la ambición de siglo cunado le
dijo: todas estas cosas te daré si, postrado, me adoras. Pues solo con grandeza de reinos
terrenos quiso tentar al rey de los siglos. Enseñándonos a responder de esta manera le venció:
Escrito está: Adoraras al Señor tu Dios y a él solo servirás. Y solo cuando observemos estas
cosas no tendremos la codicia del mundo y no teniendo esta tampoco la codicia de la carne, ni
los deseos del ojo ni mucho menos la ambición del siglo.
Por otro lado el tomar las enseñanzas de nuestro señor nos permite darle paso a la Caridad,
que viene para que amemos a Dios, ya que poseyendo el amor a Dios le poseeremos
eternamente. Últimamente dirá nuestro padre Agustín somos lo que amamos, es decir si
amamos la tierra somos tierra, pero si amamos a no tenemos que tener miedo de decirlo
somos de Dios y ser de Dios implica ser hijos del Altísimo.
TRATADO III
JN 2, 18-27.

1. Para empezar es preciso decir que la edad del cuerpo mencionada por Agustín corresponde a
la Voluntad de la persona, pues nadie nace y crece en cuanto a su querer pero el nacimiento
del que habla el Santo depende en últimas de la voluntad y de esta también el crecimiento.
Pero este nacimiento se da solo por las Aguas del Bautismo, y si quiere crece y si quiere
también decrece. Pues progresar en la fe es crecer y decrecer es decaer en la fe, y tenemos
también a la Iglesia por madre y nos alimentamos como dice el autor de sus pechas que son el
antiguo y nuevo testamento pues de aquí salen los sacramentos y por ellos conocemos al cual
es el Principio, es decir el Verbo que estaba en Dios y era Dios. por tanto esa leche es el
Cristo humilde quien nos da primero la leche para darnos el luego el Pan. Porque dirá Agustín
que conocer espiritualmente a Cristo es conocer que es igual al Padre.
2. El obispo de Hipona explica las razones por las cuales no quería que María lo tocara después
de sus resurrección, pero no porque no fueran dignas sino para que por ellas fuese llevado el
mensaje de la salvación, venciendo de esta manera a la serpiente que hizo pecar a la primera
mujer, por tanto Cristo quería que le tocasen no de manera corporal sino espiritual y es
fundamental la fe para esto saber que el resucito; purificando con su toque toda carne y solo
con un corazón limpio se le toca, y quien no ha comprendido la divinidad de Cristo llega
hasta la carne y no hasta la divinidad. Lo verdaderamente importante según nuestro padre es
entender al Verbo de Dios en el principio en Dios por quien fueron hechas todas las cosas,
pues quien le ha visto a Cristo le ha visto a Dios.
3. La venida de nuestro Señor Jesucristo se dará en la última hora, y por esto nos exhorta a no
sentirnos seguros, pero se dice que solo vendrá el Señor cuando este el anticristo, pero ¿Quién
o quiénes son los anticristos?
4. No solo hay un anticristo sino muchos pues de los cristianos salieron los anticristos, es decir
los herejes, los cismáticos pero no se puede decir que eran de los nuestro pues no pertenecían
ya a la Iglesia. El ser anticristo significa contrario a Cristo. y los que no son contrarios a
Cristo no pueden salir fuera pues son de Cristo y está unido a la Iglesia pues la integridad del
cuerpo consta de todo el cuerpo y supone todos sus miembros, por esta razón el sufrimiento
de un miembro es el de todos sus miembros y esta concordia no tiene anticristos. Y estos
anticristos para lo único que sirven es para causar daño a la Iglesia de Cristo, y cuando salen
se alivia la Iglesia,
5. No pertenecen a la Iglesia pues compartiendo todo con los demás cristianos no pertenecen a
ella, pues se dejan llevar por la tentación y volar como polvo no siendo semillas del Pan que
es Cristo. Y solo nos dice Agustín por nuestra voluntad somos anticristos o no, pero que aún
hay la posibilidad de la conversión por esta razón se explica que salieron de nosotros pero no
son de nosotros. También nos habla de la unción espiritual, como sello visible del Espíritu
Santo y los que tienen esta unción conocen a los malos y a los buenos y no necesita que se les
enseñe pues la misma unción les enseña.
6. Agustín nos muestra cómo podemos reconocer al anticristo, pues hay que tener en cuenta que
Cristo es la verdad, y el que no está en la verdad y está en la mentira no está en Cristo.
Ninguna mentira procede de la verdad. Pero reconocer a Jesucristo como salvador es signo de
verdad pues en su nombre propio se presentó y no lo reconocieron pues era humilde y más
aún se presenta como el ungido es decir Cristo como misterio, y el seria piedra de tropiezo
pues en su humilde condición no le reconocieron y tropezaron; por esta razón se nos dice que
quien no tropieza en el humilde no temerá al majestuoso.
7. Por tanto nos expone el autor que apartase de la unidad es hacerse anticristos, y lo son por la
mentira, y mentiroso es el que niego que Jesús es el Cristo y en esto hace referencia a los
herejes. Y con esto arremete contra los donatistas que aunque confiesan que Jesús es Cristo,
no posiblemente podríamos llamarlos anticristo pero se separaron del Cuerpo de Cristo, y
niegan que seamos nosotros de la Iglesia, teniendo a los testamentos por testigos, tenemos la
multitud universal redimida por la sangre de Cristo y también al resucitado por el cual se nos
perdonaron los pecados. Y deja claro Agustín que está seguro de la unidad de la heredad y
todo el que no participa de la heredad esta por fuera.
8. Todo el que se ha salido de la Iglesia es un anticristo, el que lo niega un mentiroso. Pero los
donatistas decían que era la iglesia católica la que había salido de ellos y nos llamaban
anticristos a nosotros somos los anticristos pero la carta de san juan dice los contrario, ya que
todo el que niegue a Cristo es anticristo, pero ellos confiesan de labios que Jesús es Cristo,
pero no solo con las palabras sino también con las obras debemos reconocerle a él. En estas
personas nos deja ver nuestro padre que las obras hablan de la fe que tenían, y cada árbol se
conoce por sus frutos y estos son cínicos por que dicen una cosa y hacen otra.
9. Pero así como existen muchos anticristos por fuera de la Iglesia podemos observar en el
escrito que también quedan muchos por dentro todavía; hay muchos renegados en contra de la
Iglesia los defraudadores, hechiceros, averiguadores de hechizos, adúlteros, borrachos,
usureros, vendedores de esclavos todos estos hacen cosas contrarias a la doctrina de Cristo
haciendo que todo cuanto es contrario a él, sea anticristo. Por esta razón se nos exhorta a
corregir lo que nosotros hemos hecho para que se salve lo que Dios ha hecho en nosotros; y si
bien fuera o dentro eres anticristo.
10. Por otro lado negar al hijo también es negar al padre, y son anticristos. Pero se nos exhorta a
cambiar para que podamos ser grano en vez de pasto que arrebata el viento y solo podemos
saber si somos o no cuando examinamos nuestra consciencia, y si alguno que es considerado
un anticristo y lo es, se llena de ira dice Agustín, debemos alegrarnos pues más ofensas
recibió Cristo, sino tenemos que estás de acuerdo con nuestra consciencia, pues si tememos al
oír mucho más al ser.
11. Hay que mantener una madures en la lucha contra las cosas del mundo para que lo que hemos
oído desde el principio permanezca en nosotros, pues se nos pedirá fruto de eso. Y hay que
ser fuertes es por la recompensa prometida, y si nosotros trabajamos por un salario prometido
por un hombre porque nos trabajamos con más ganas por uno prometido por Dios y el salario
que nuestro Señor nos promete es la vida eterna que es lo bueno pues también al que no hace
su voluntad promete el fuego eterno.
12. Agustín dice no debemos dejarnos engañar por aquellos que nos apartan de la vida eterna que
es la promesa de Cristo, y por otro lado nos invita a temer a aquello con que nos amenaza el
Señor “el fuego eterno” y amar lo que nos promete “la vida eterna”. Y esto lo podemos
obtener mediante el sacramento de la unción invisible del Espíritu Santo que es la Caridad
que en cualquiera que este le servirá como raíz y todo lo que tiene raíz se nutre del sol mas no
lo seca.
13. Este santo varón y siervo de Dios se pregunta, por la enseñanza recibida por la unción de
Espíritu Santo, pues el instruye ¿Por qué tiene el que explicar? Ya que no todos los que
asisten tienen la unción se les debe por el magisterio recibido explicárseles, enseñárseles y
solo podemos verdaderamente aprender cuando encontramos en nuestro interior al maestro
interior, pues Él es quién enseña, Cristo enseña su inspiración enseña. Y si no está su
inspiración y unción no están sus palabras. Y realiza Agustín una comparación con el
agricultor que siembra un árbol, lo siembre, lo abona, le hecha agua pero no tiene el agricultor
el poder formar sus frutos, y tampoco viste de follaje al árbol ya que todo ocurre
internamente. Y para que nos quede más claro nos lo explica con las palabras del Apóstol de
los gentiles: Yo planté, Apolo regó; pero Dios dio el crecimiento. En conclusión aunque
plantemos reguemos, no somos nosotros lo que hacemos crecer sino Dios.

TRATADO IV
JN 2, 27-29 Y 3, 1-8.

1. Se retoma la conclusión de que no la unción es la que enseña que el predicador es como el


agricultor que siembre pero que no es él el que hacer crecer a los arboles sino Dios, por tanto
dice Agustín que ha sido de valde el haber predicado sino ha prestado atención impidiendo la
obra de Dios en ellos, pues Dios habla interiormente a los que dejan sitio en su corazón. Pero
también hay que tener en cuenta de que el príncipe del mundo seduce a las personas, y este
fue lanzado fue de los corazones de los creyentes; por ende lanzado fuera el invasor debe
reinar el redentor.
2. El Espíritu Santo habla y dice que es veraz, pues enseña a los hombres que no pueden mentir.
Y este no es mendaz, porque creemos, en Cristo a quien no hemos visto. Y este mensaje lo
hemos recibido de quienes le vieron y tocaron predicándolo a todo el mundo y esperamos su
llegada. Hay que esperar con fe, pues los que permanecen en las palabras de Cristo son sus
discípulos, en suma nuestra salud está basada en la esperanza no en la realidad, pues aún no
tenemos lo que se nos prometió sino que lo esperamos con esperanza. La verdad no miente.
Debo ser consecuente con lo que profeso, no decir una cosa y hacer otra, guardar la fidelidad
es requisito de que el guardara su promesa.
3. La justicia proviene de Dios, pero dice Agustín que en las únicas creaturas que existe
verdaderamente la justicia, es en los ángeles buenos que siguen la voluntad de su creador, no
dejándose llevar por la soberbia y se gozan en la contemplación y adoración del verbo. En el
hombre el principio de la justicia es la confesión de los pecados y somos justificados cuando
en la lucha no nos gloriamos de nuestras victorias sino que damos gracias a Dios que es
nuestro alentador. También debe habitar en nosotros lo que no puede ser vencido, para vencer
al que ha sido vencido, y si hemos nacido de Él, tenemos que ser perfectos.
4. El ser hijos de Dios, nos viene de su Caridad infinita pues, de que nos sirve a nosotros decir
soy hijo de Dios y no serlo en realidad, si conociéramos el amor tan grande que nos tiene. Por
otro lado cuantos decimos ser cristianos y no lo somos pues nuestras obras no lo atestiguan,
pues el cristiano vive en la fe, la esperanza y la caridad. Pero el mundo no lo conoce, a Cristo,
pues en él hay cristianos e impíos, pero cuando se habla de mundo se habla de sus habitantes
como se llama casa a sus habitantes también. Pero el mundo en mal sentido es aplicado a los
amadores del mundo y el mundo no conoció a Cristo porque reprendía los pecados.
5. El tema del ser cristianos, hijos de Dios ocupa un papel importante para Agustín pues hay que
fijarse en el Es, es decir no sufre cambio es inmutable, no conoce el cambio, no se corrompe
ni se perfecciona porque es perfecto en sí, ni tiene pérdida, porque es eterno y esto es el
Verbo que era desde el principio y que está junto a Dios. y a Cristo Verbo de Dios no pueden
verle los malos pero en cuanto a Verbo encarnado podrán verle los malos en el juicio final en
la misma forma de hombre aunque Dios. pues nos dice la escritura maldito el hombre quien
pone su confianza en el hombre. Por tanto nos invita a que nos convirtamos a que volvamos a
los caminos de Dios para poder ver, lo que el ojo no vio, ni el oído oyó, la gran belleza en la
que son bellas todas las cosas.
6. por otro lado se nos promete ser semejante a EL, porque le veremos tal cual es. No se nos
habla de cómo podrá ser sino de cómo es, y nuestra vida debe ser un santo deseo es decir
desear las cosas buenas, las cosas de Dios. por esto se nos recuerda nuevamente que debemos
vaciar nuestro baso para llenarlo del Agua Viva, derramando todo el mal.
7. La paciencia se ejercita en el santo deseo, pues cuando nosotros permanecemos el también
permanece con nosotros. También encontramos que solo uniendo nuestra voluntad con la de
Dios nos purificamos.
8. Todo el que peca es perverso, pues aunque nos dice Agustín que hay quienes dicen una cosa
es iniquidad y otra pecado se equivocan pues habas van de la mano y el que peca no ha
conocido ni mucho menos visto a Cristo del cual viene nuestra justicia. Solo quien le ha visto
le conoce, es decir no está en pecado pues Él, vino para salvarnos del pecado. Y solo
mediante la fe podemos verle, y por la fe en Cristo viene la justicia; y el que permanece en él
es decir pone su fe en la no peca.
9. Es importante tener en cuenta de que hemos sido creados semejantes a Dios, no como Dios,
solo el Hijo es como Dios, pues está en Él, no siempre el cómo designa igualdad sino también
semejanza como lo somos nosotros creaturas de Dios. y nuestra relación debe ser como la de
Dios Padre con el Hijo y Espíritu Santo en la relación del amor; y esto será posible cuando
sea perfecta nuestra justicia.
10. Cometer pecado implica ser del diablo, pero este no hace ni ha creado a nadie pero se vuelven
a él imitándole no por nacimiento. En el caso de Abraham que creyó en Dios y por su fe fue
padre de muchas naciones, nosotros somos hijos en la fe por imitarle en la fe que el profesó,
por tanto imitar la al diablo en su soberbia es ser del Diablo.
11. En el caso de Adán que es creatura de Dios, nació del diablo cuando peco. Nosotros por su
culpa nacemos con la misma concupiscencia y antes de añadir nuestras propias deudas
nacemos con esta, pero cuando nacemos somos bautizados para borrar de nosotros el
nacimiento del hombre hombre, y nacer al Hombre Dios ya que por el primero somos
pecadores por el segundo somos justificados haciéndonos resurgir a la vida, el primero nos
trajo pecado el segundo nos libra de ese pecado. Fue por es to que vino Cristo hombre para
perdonarnos nuestros pecados.
12. Y lo que se dijo anteriormente del texto es para concluir que somos pecadores, pues el que no
reconoce ser pecador es un mentiroso, y nos estamos engañando a nosotros mismos pues el
que nace de Dios no peca y si pecamos es porque no le hemos visto ni conocido.

TRATADO V
JN 3, 9-18.

1. Se continua con la exposición del tema tratado en el anterior numeral diciendo: que quien
declarar que se está sin pecado es peligroso ya que es mentira, y el que miente no posee la
verdad en él, y se dice que lo nos tiene desde el día de su nacimiento en Dios, y no hay
problema en confesar que hemos sido pecadores pero que ahora somos justos.
2. El tema del pecado ocupa un punto importantísimo dentro de la explicación del Siervo de
Dios pues retoma nuevamente las posturas, de que el que peca no ha nacido de Dios, y el que
no peca ha nacido pues le ha visto y le conoce pero es interesante que retome nuevamente el
carácter de semejanza de los hijos para con Dios la palabra “como” pues son como el diablo
quienes han pecado, pero somos como Dios, en momento de nuestro nacimiento es decir en el
bautismo. Y el pecado más grande es obrar en contra del mandamiento del amor, el cual es la
Caridad, y no tener esta es la raíz de los pecados y el pecado más grave.
3. Agustín toma una postura y esta, está orientada al mandamiento por excelencia es decir el
amor, pues aquel que la posee no comete pecado y borra todos los cometidos pero el que
comete pecado en contra de este no solo lo comete sino que afianza los demás cometidos. Y
el que obra contra la caridad y el amor fraterno no puede decir que ha nacido de Dios pues el
que está basado en la caridad fraterna no comete pecados y mucho menos contra los
hermanos, y hay que tener en cuenta que cuando se tiene caridad esta cubre la multitud de
pecados.
4. Por esta razón continua recomendándonos la Caridad como se lo pregunto a Pedro después de
la Resurrección, y por tres veces que le negó tres veces le dijo con el corazón contrito que le
amaba encomendándole el cuidado de su rebaño. Pero la intención de nuestro Señor es que
nos llenemos de su amor que lo demos a los demás hermanos que dejemos el odio, pues él
nos lo enseña en la cruz cuando pide perdón a Dios su Padre el pecado cometido por los
soldados pues no sabían lo que hacían. Y el amor, es decir la Caridad se demuestra en un
acto, en dar la vida por los hermanos pues nadie tiene amor más grande que el que da la vida
por los hermanos y el que lo hace es porque en el reside la caridad perfecta en suma la
Caridad de Cristo; quien quiso vivir por los que estuvo dispuesto a morir.
5. La Caridad perfecta proviene de Dios, como lo atestigua el Evangelio pues, es esa misma
Caridad la que se hospedo en casa de Zaqueo derrotando la avaricia, es la misma caridad la
que le pregunto a Pedro si lo amaba. Pero la figura de Cristo según Agustín es la de un
médico que siente compasión por sus hijos y los cura; por esta razón tenemos que recibir a
Cristo en calidad de Justo, para que podamos nosotros obtener un galardón de justos. Por esta
razón nos explica el Santo que Cristo encomendó a Pedro la misión de cuidar de su rebaño
para que el cuidara de ellas como el cuido de él y que nosotros no tenemos por qué tener
miedo a morir por él.
6. La caridad perfecta viene del misterio tan grande de la pasión muerte y resurrección de
Cristo, y nosotros la hemos recibido si hemos nacido de él, mediante la aguas del bautismo
que borran nuestros pecados pero hay que examinar nuestro corazón y si nos damos cuenta de
que no está en nosotros no podemos decir que somos de Dios, ya que quien tiene los
sacramentos y le falta la caridad de nada de sirve, nada es.
7. Según Agustín el Apóstol, siempre orienta toda su predicación entorno a la caridad, pues
refiriéndose al pecado se puede decir que es el atentado contra la caridad, porque la Caridad
distingue a los hijos de Dios de los del diablo. Por otro lado nos dice que el gran distintivo de
los cristianos es la Caridad que se manifiesta en la Cruz de Cristo. Y que a pesar de poseer
muchas cosas si nos falta la caridad nos falta todo y que debemos adiestrarnos en la fe y el
amor al hermano, pues quien ama al hermano ama a Dios pues se ve la Caridad que brota
dentro del interior de la persona.
8. La envidia es indicio del amor fraterno y quien envidia a un hermano no ama, nos lo deja
claro Agustín, ya que la envidia no cabe en la Caridad. Como lo es el caso de Caín que tanto
en el cómo en sus obras había envidia llevándole a asesinar a su hermano, pero si su ofrenda
hubiese sido bueno no habría cometido tal pecado. Pues Dios en el caso de los hermanos no
miró las ofrendas de sus manos sino las del corazón y aceptó la ofrenda que tenía caridad, y
vio con gracia la ofrenda de Abel, y no miro las que tenían odio por el hermano, matando a su
hermano mostrándonos que Caín era hijo del diablo y Abel hijo de Dios. y terminando este
numeral nos dice Agustín que los hombres se prueban en las tentaciones.
9. Para Agustín es significativo que sus fieles entiendan que el mundo no es ni el cielo, la tierra,
ni toda la creación de Dios sino los amadores del mundo, por esta razón dice que no es
extraño si el mundo nos odia, pues tomado en un buen sentido el mundo es el cielo, la tierra y
las obras creadas por Dios y también habla del mundo como todos los fieles esparcidos por
toda la tierra. Y los que aman el mundo no aman a sus hermanos.
10. Siguiendo con el punto anterior si somos odiados por el mundo quiere decir que hemos
pasado de la muerte a la vida, ya que si se encuentre en nosotros la caridad en favor de
nuestros hermanos es otro signo del paso de la muerte a la vida y quien no ama está muerto.
Agustín toma esta sentencia “Quien odia a su hermano es homicida” para decir lo siguiente,
que quien menosprecia el amor fraterno mueve sus manos para matar al hombre y es tenido
por Dios como homicida y no poseerá la vida eterna.
11. Ya como lo hemos visto anteriormente la máxima expresión de la Caridad es el dar la vida
por los hermanos, pues nadie tiene amor más grande que el que realiza esta acción. es la
explicación del pasaje evangélico anteriormente visto donde Cristo encomienda a Pedro el
cuidado de sus ovejas, de sus rebañito de su amada gray pues con todo esto nos dice nuestro
Padre le estaba enseñando a Pedro a dar su propia vida por ellos y así fue.
12. La caridad viene del sacrificio que es capaz de hacerse por los hermanos, pero nos queda la
intriga de si somos capaces de hacer algo como esto, es por esta razón que nos recomienda
Agustín que la fomentemos para que esta no se ahogue. La caridad comienza abriéndole
nuestras entrañas a los hermanos y esto hay que hacerlo no por obligación sino por
misericordia; pues si ni siquiera somos capaces de dar de lo que nos sobro mucho menos la
vida por nuestros hermanos y hay que tener en cuenta el precio de nuestra salvación es
mismo, la cruz de nuestro Señor Jesucristo. En suma si la caridad no nace de nuestros
corazones no está en nosotros la caridad del Padre y cómo podemos gloriarnos de ser
cristianos.
13. Agustín termina este tratado preguntándose por ¿Qué valor tiene la Caridad? A lo que
responde, la caridad es aquella que abre el corazón, que saca las espinas y siembra la buena
semilla en nosotros preparándonos como granos buenos para el granero y no como paja para
el fuego, es estas palabras que describe Agustín la Caridad.
TRATADO VI
JN 3, 19-4 Y 4, 1-3.

1. La continuación del tratado anterior y sus posturas sobra la caridad y en que consiste, ocupan
nuevamente a Agustín pero matiza en este principalmente en lo siguiente, que la perfección
de la Caridad está en dar la vida por el otro. y también nos permite ver que la perfección en la
Caridad es un camino que hay que seguir para poder conseguir la Caridad perfecta que
proviene de Cristo; y esta comienza dando de lo superfluo a los necesitados pues la necesidad
de los hermanos debe ser alimentada.
2. Agustín deja claro que aquellos que viven en la herejía y el cisma y que se proclaman a sí
mismos mártires no pueden si son capaces de hacer algo por los hermanos, pues si en verdad
dieran su vida por los hermanos no estarían en el cisma y la herejía; y estos solo se proclaman
mártires por vanagloria y no por caridad ya que solo dios es el único que puede penetrar en
los secretos del corazón pues quienes no poseen la caridad dividen la unidad. Por esta razón
se nos recomienda el testimonio de la conciencia pues si examinamos nuestras conciencias y
vemos que nuestras obras son de caridad estamos por el camino correcto.
3. Solo seremos reconocidos por la verdad si amamos con nuestras obras y de verdad, también
nos explica Agustín en que consiste la mano izquierda y la derecha, y porque se nos
recomienda que la izquierda no sepa lo que hace la derecha pues la derecha es la consciencia
pura y la izquierda la codicia mundana, y otro paso fundamental es confesarse ante él, no huir
de él, reconociendo a Dios como nuestro refugio y que solo sea Dios quien vea las acciones
que realizamos.
4. La condena viene del corazón es decir si este no nos condena, es porque amamos y hay en
nosotros caridad no fingida sino sincera ya que nuestra confianza no está puesta en los
hombres sino en Dios que ve en el corazón. Todo el que posee caridad fraterna y siendo
atestiguado por su conciencia posee la raíz de donde brota todo lo bueno, ya que tiene su
confianza puesta en Dios y todo lo que pidamos en su nombre lo tendremos porque en
resumidas cuentas hemos guardado sus mandamientos.
5. Agustín explica el porqué de pedir algo a Dios y no recibirlo puesto si Dios no concede algo
no podemos en ningún momento decir no tiene caridad, ya que Dios da según nosotros
necesitamos, es decir si Dios niega algo no lo hace por no tener caridad sino porque sabe que
no es conveniente para nosotros, pues el mismo Pablo le pidió a Dios, que lo apartara de todo
pero Dios no lo escuchó porque lo que pedía no le servía para su salvación en esto concluye
nuestro padre en que Dios da las cosas orientándolas para nuestra salvación.
6. La permanencia en la Iglesia de Dios se da mediante la caridad, y que solo mediante la Gracia
se puede vencer al aguijón de la muerte ya que a Pablo el Señor le dijo: te basta mi Gracia; ya
que a su Apóstol no le convenía lo que pedía sino lo que era mérito para su salvación es decir
ser obediente al Señor. Por esto dirá Agustín que lo santos son escuchados en lo referente a la
salud eterna.
7. San Agustín nos invita a distinguir lo distintos modos de oír de Dios: los que no son oídos en
su querer pero si para su salud, y los que fueron oídos en su querer y no para su salud, los
primeros tenían caridad y Dios lo escuchó para su salvación en cambio, los segundos, pero en
el caso del diablo y Job, el diablo fue escuchado en su voluntad más no en su salud
condenándose a la perdición. Testimonios que encontramos en el Nuevo y Antiguo
Testamento, por tanto fueron accedidos los deseos del diablo pero para condenación el
Apóstol para su salud.
8. Agustín muestra la figura de Dios como un médico, que sabe lo que le conviene al paciente,
pues conoce lo que puede ayudarte en tu salud dándotela, pero si no te conviene no la da. Y
asimismo nosotros según Agustín debemos declarar la enfermedad para que el aplique el
tratamiento, y si duele aunque duela él sabe hasta dónde llega la herida sabiendo hasta donde
debe llegar con el cauterio. Por otro lado os dice Agustín que si no sabemos que pedir el
Espíritu intercederá por nosotros, pue él es Caridad, y la caridad intercede por nosotros.
9. El mandamiento que nos recomienda San Juan es, que creamos el nombre de su Hijo
Jesucristo y nos amemos mutuamente, y quien obra en contra de este mandamiento peca y no
ha nacido de Dios, y lo único que se nos recomienda es amarnos mutuamente y esto solo es
posible mediante el Espíritu Santo que obra en nosotros el amor de Dios, pues si vemos que
en nosotros existe la Caridad, tenemos el Espíritu Santo que nos permite entender todas las
cosas.
10. La explicación de porqué los Apóstoles hablaban en muchas lenguas después de la venida del
Espíritu Santo nos la muestra Agustín de la siguiente manera, que era preciso que el mensaje
fuera llevado al orbe entero siendo testigo el mismo Espíritu del mensaje llevado por las
personas, convirtiéndose en signo de unidad de la Iglesia, y también nos exhorta que
preguntemos a nuestro corazón si hemos recibido el Espíritu Santo pues de nada vale tener el
Sacramento y n la virtud del Sacramento puesto que es imposible que haya caridad sin el
Espíritu Santo.
11. El tema del bautismo y de la venida del Espíritu Santo es muy importante puesto que el
Señor, envió solo el Espíritu subió a la Gloria del Padre, dando un bautismo de salvación
mientras que el bautismo de Juan fue de preparación, es decir de conversión. También explica
Agustín que uno de los atributos del Espíritu Santo dado por el Señor es el de Agua, pero no
cualquier agua sino el Agua viva, que brota de él y da la vida eterna.
12. Entendemos que el Señor nos dio el Espíritu Santo, por la Caridad que es la que nos enseña
todo los referente él ya que es unión. Y esto lo dice por los fasos profetas, que son los herejes
y cismáticos puesto que el que confiesa que Cristo vino en la carne es de Dios, y el que no, no
ha venido de Dios, los primeros son del Espíritu Santo y los segundos son pseudoprofetas.
Pero Agustín también reconoce que estos dicen que Cristo vino en la carne: los Arrianos,
eunonianos, macedonianos, catafrigas, novacianos pero dirá Agustín que son anticristos que
salieron de la Iglesia pero que no son ella.
13. Continuación del numeral anterior: es Espíritu confiesa quien es de Dios, puesto que no hay
que atender a los ruidos de la lengua sino a las obras puesto que lo que afirman todos estos
herejes, con la boca lo borran con las obras y la caridad no habla de su verdad y mucho
menos su Espíritu; puesto que Jesucristo vino en la carne siendo Dios y hombre que murió y
resucitó cosa que niegan los herejes. Mostrándonos que nos es espíritu de Dios el que niega
que Jesucristo ha venido en la carne. Y esta confesión dada por el Espíritu Santo que Cristo
vino en la Carne debe ser de palabra y obra, y se debe demostrar con la vida pues hay algunos
dentro que dicen estarlo pero están fuera y no pertenecen a la unidad.
14. La persona que niega que Cristo vino en la carne no es de Dios porque desata y rompe la
unidad, ya que Cristo vino a unir no a romper como lo hacen lo herejes y cismáticos. Las
personas que dispersan y se oponen a Cristo, son anticristos dentro o fuera. Estas son las
explicaciones que Agustín da sobre las personas que no son de Cristo es decir los anticristos.

TRATADO VII
JN 4, 4 – 12.
1. La patria celestial es un tema fundamental dentro de la doctrina agustiniana, pues en este
numeral Agustín nos exhorta a que busquemos este lugar como el pueblo de Israel en el
desierto, pero que mientras dura nuestro trayecto y caminar bebamos de las fuentes del Agua
Viva, y solo al fin podemos ver lo que el ojo ni vio, ni el oído oyó, ni llego al corazón del
hombre y para no morir en la sed del pecado debemos beber la fuente de la caridad, pues solo
la caridad perdona. También centro su atención en la oración por excelencia Padre nuestro,
pues nosotros que decimos ser, hijos pedimos perdón a Dios, y nos perdona nosotros también
debemos perdonar a nuestros hermanos. En conclusión nos dice Agustín que la caridad n
debe apartarse del corazón y de la boca.
2. Las personas que niegan a Cristo son anticristos y violan la caridad, y la venida de Nuestro
Señor Jesucristo es imagen del amor tan grande que nos tiene. Asimismo nos muestra Agustín
que el diablo vence a los soberbios, y la soberbia se vence con la humildad por esta razón más
que una recomendación es un mandamiento del Señor, ser humilde para vencer la soberbia;
levantando la cabeza como signo de victoria, pero siempre debemos estar guiados de la mano
de Dios, pues la libertad sin Dios pierde a la persona.
3. Las personas que son del mundo son los anticristos, pues hablan según el mundo y son
escuchados por el mundo y estos no son más que aquellos que pecan contra la caridad dirá
Agustín en este numeral. La verdad reside en el cristiano, por ende el cristiano cree que Cristo
es la verdad. Los anticristos hablan del mundo y el mundo les escucha pero también son unos
amadores del mundo. Por otro lado nos enseña que no somos jueces, sino solo Cristo, el cual
teniendo el poder para hacerlo no condeno a los que lo maltrataban sino que rogó al Padre por
ellos, pidiendo los perdonara. Por esta razón quienes somos nosotros para a nuestros
hermanos.
4. ¿Cómo sabemos que somos de Dios? Agustín lo explica: pues el que conoce a Dios oye sus
palabras, teniendo la verdad y el que no oye está en el error. Y el espíritu para distinguir
quien es de Dios es que escuche sus palabras y el que no, no oye sus palabras. Pero también
se nos recomienda la caridad ya que el que ama ha nacido de Dios y Dios está en él, pero el
que no ama no ha nacido de Dios; es por esta razón que se nos recomienda la caridad pues
viene de Dios.
5. Continua Agustín diciendo que quien obra contra la caridad obra contra el Espíritu, puesto
que si se peca contra el hermano, también se peca contra Dios porque Dios es Caridad. Dios
es Caridad significa que de Dios procede la Caridad, y por medio de esta fueron creadas todas
las cosas del orbe entero. Son las palabras con las que expone Agustín la epístola de San juan.
6. ¿Cómo procede la caridad de Dios si se dijo que Dios es Amor? Es una pregunta que Agustín
responde de la siguiente manera: Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Hijo es Dios
de Dios, el Espíritu Santo es Dios de Dios, y quien ama lo hace porque habita en él, el
Espíritu Santo. Por esta razón se dice que Dios es Caridad puesto que procede de Dios. el
Espíritu Santo es aquel que no pueden recibir los malos dice Agustín; puesto que no ama a
Dios siendo anticristo pero estos pueden tener el bautismo incluso dones como Saúl, pero los
malos que come el cuerpo y la sangre de Cristo como su condenación. Por tanto dice Agustín
que tener caridad y ser malo es imposible siendo este un Don personal.
7. Hay una ruta que recorre todos los tratados de esta epístola y es la caridad ya que siempre
Agustín exhorta a la Caridad nos invita a mar a Dios, pero nosotros no amamos a Dios
primero él es quien nos amó primero, nos amó siendo perversos y nos salvó, nos visitó
estando enfermos y fue tan grande su amor que, envió a su Hijo unigénito para que
viviéramos por él, y su caridad se confirma en el sacrificio de la cruz. Por esta razón debemos
alabar la caridad y odiar la iniquidad.
8. Dios no castiga por ser malo sino por amor, pues que padre no castiga a su hijo para
corregirlo de la mala vida. Y ¿si tuviéramos que escoger? dice Agustín: entre los halagos y la
corrección ¿Qué escogeríamos? El señor castiga por amor, por esta razón nos dice Agustín
una célebre frase “Ama y haz lo que quieras; si callas, clamas, corriges, perdonas; calla,
clama, corrige, perdona movido por la caridad.” Pues donde hay caridad no puede brotar
mal alguno.
9. Nuevamente nos dice Agustín que no le amamos primero nosotros a Dios sino que él nos amó
primero para que nosotros le amaramos después; y se ofreció a sí mismo como hostia, como
sacrificio y se mostró como víctima para nuestra salvación.
10. Dios no puede ser visto con los ojos sino con el corazón, y por esta razón debemos purificar
el corazón para poder verle ya que dice la Escritura bienaventurados los limpios de corazón
porque ellos verán a Dios. pero ojo nos dice Agustín que no podemos forjar un Dios según
nuestros caprichos, lo único que debemos saber y pensar es que Dios es Caridad, imaginar el
rostro del amor, los pies del amor y las manos del amor debe ser nuestro único pensamiento.
Sus manos son las del necesitado, sus ojos los del indigente pues hay que recordar que
hacemos parte Cuerpo de Cristo. Y en últimas nos recomienda Agustín que poseamos la
caridad, la amemos, y nunca la intentemos comprar ni mucho menos robar ya que gratis la
dio, gratis la recibimos y gratis debemos darla.
11. Para conservar la caridad es preciso que nos mantengamos lejos de las cosas viles y
desidiosas, nos alienta nuestro padre Agustín, pues no amamos cuando no corregimos a
nuestros hermanos pues esto no podemos llamarlo caridad sino indiferencia; ya que la caridad
se hace presente cuando corregimos y castigamos. Tenemos en otra instancia que amar al
hombre y no al pecado pues Dios creo al hombre pero el hombre creo el pecado. Por otro lado
el Padre cuando castiga lo hace para corregir al hijo, se encruelece el amor pero sin hiel como
la paloma buscando siempre defender a sus hijos, y esto lo indica para refutar a los donatistas
que no tenían en cuanta el bautismo de la Católica, siendo que esta reconoce la inscripción
del hermano, desatándolo de todo lo malo.

TRATADO VIII
JN 4, 12 – 16.

1. Es interesante el significado que da Agustín a la palabra amor, pues dice que es los más dulce
que el hombre puede pronunciar, y que deberíamos hablar de ella en todo momento y lugar
pero que también es consciente de que no en todo momento se puede hablar de ella; como no
se puede hablar en todo momento del aleluya, ni alabar a Dios con los labios pero afirma que
es posible con las costumbres. Por otro lado dirá el santo que las obras de misericordia, el
afecto de la caridad, la santidad de la piedad, la integridad de la castidad y la moderación de
la sobriedad siempre deben conservarse tanto en público como en privado. Pues estas virtudes
antes mencionadas se ven con los ojos del corazón y son alabadas, y nuestra vida y voluntad
debe estar siempre orientada a la voluntad de Dios pues es inspiración de la caridad que brota
del Espíritu Santo internamente.
2. La acción del hombre no debe estar orientada a que los hombres de te vea pues toda acción
buena es digna de imitar pero, no podemos hacer las cosas solo para que nos vean ya que el
señor nos recomienda despreciarnos a nosotros mismos cuando nos alaban, para que sea
alabado el que hizo la hombra nosotros. Poniéndonos siempre por debajo dándole el puesto
que se merece nuestro Señor por encima de nosotros, dejar la soberbia y ser humildes siendo
consciente de que lo bueno en mi es por Dios no por mí, afianzando así la caridad en el
corazón. y nos pone el ejemplo del Apóstol Pablo, que reconoce que fue un perseguidor de la
Iglesia pero que Cristo fue quien, lo ilumino dando muerte en el al odio llamándolo a la vida
reconociéndose como el menor de los Apóstoles y el más pequeño de los santos siendo él, el
mensajero de los gentiles.
3. Nos exhorta Agustín a que no interrumpamos en ningún momento la caridad, pues aunque no
podamos estar todo el tiempo hablando, callando, reparando las fuerzas corporales, ayunando,
dando de comer al hambriento y vistiendo al sediento, visitando al enfermo y enterrando a los
muertos no puede nunca callar ni mermar la caridad permaneciendo la caridad fraterna.
4. Dentro de la exposición de la epístola siempre se nos recomienda la caridad para con Dios,
los hermanos, los enemigos y para con nosotros mismo pero el amor a los que os aman no
tiene mérito alguno, que amar a los que nos odian, es como el fuego primero consume lo que
está cerca luego lo lejano, de igual forma con los enemigos. Hay que extender el amor y
coartarlo.
5. La dilectio, es un término latino utilizado por Agustín para referirse a una dirección que lleva
consigo cierta benevolencia para con los que son amados. Por otro lado la amistad lleva
consigo la benevolencia puesto que de vez en cuando la obsequiamos a quienes se ama, pero
no todo lo que decimos amor es para siempre pues decimos que amamos un alimento que se
consume la amistad no se consume. Por esta razón decir amo, es cumplir con las obras de
misericordia erradicando de nosotros toda necesidad de nuestros hermanos.
6. Agustín dirá que la raíz del mal es la avaricia, y del pecado la soberbia. Pues ser avaro es
sobrepasar las fronteras de lo necesario, y es igual a la soberbia pues que puede haber más
avaro que al que no le basta Dios, como le pasó a Adán. Por otro lado dice Agustín que la
semejanza de Dios y el hombre radica en el entendimiento a la mente interior donde radica la
verdad. Pero como el hombre en su avaricia y soberbia abandonó a quien debería estar
sometido se encuentra el sometido bajo los seres que le debieran estar sometidos a él.
7. Continuando con lo anterior dice el obispo de Hipona que hay que reconocer lo que está por
encima de nosotros, para que nos reconozca lo que está por debajo de nosotros. Por esta razón
a Daniel lo reconocieron los leones, Dios sometió a los egipcios con ranas y moscas, es decir
con sus soberbia. Pues perdimos por el pecado la vestidura de incorruptibilidad pero una vez
nos volvamos a Dios recobraremos la vida incorruptible y la inmortalidad teniendo la
inmortalidad. En conclusión nos dice Agustín que todo nos está sometido cuando nosotros lo
estamos a Dios.
8. El principio del cristiano es el de no gloriarse nunca sobre los demás. Pues si estamos por
encima de los demás somos soberbio, pero si somos prudentes, amables y fuertes y nuestros
hermanos no, debemos luchar para que lo sea pues somos todos iguales ante los ojos de Dios.
por esta razón nos recomiendo que no enseñemos envidia sino humildad a los hermanos,
porque ir en contra de la humildad es soberbia.
9. Es importante tener en cuenta de que la caridad alimenta al hambriento al igual que la
soberbia, la primera lo hace para gloria de Dios y la segunda para gloria de sí mismo. Pero de
qué sirve dar todos los bienes y ser consumido por el fuego, si como dice Pablo, no tengo
caridad nada soy y de nada me servirá. Por eso nuestras obras no deben ser querer vistas por
lo hombres sino por Dios, y realizarlas con humildad sabiendo que la bondad me viene de
Dios y no de mis fuerzas.
10. Hay que amar a nuestros hermanos pero aún más a nuestros enemigos puesto que amando a
nuestros enemigos deseamos que sean nuestros hermanos y amándoles amamos a nuestros
hermanos, ya que no amamos en él lo que es sino lo que queremos que sea puesto que
tenemos que amar lo que nacerá de esta relación. La caridad perfecta consiste en el amor a los
enemigos pues se da en caridad fraterna.
11. Agustín nos muestra como lámparas que se llenan de Caridad, pues si en nosotros hay oídos
abiertos a estas palabras la caridad es como aceite para ellas, iluminado con fuerza. Pues el
alguno aumento lo que existía y en otros nació lo que hacía falta. No hay que devolver mal
por mal, pues si lo hacemos la codicia del siglo reina en nosotros devolviendo mal por mal,
nos invita también a que nuestro corazón sea ancho para que exista en nosotros la caridad.
12. La perfección del hombre se encuentra en el amor son las enseñanzas de Agustín en este
numeral, puesto que a Dios no le ha visto nadie, pero cuando se ama se posee a Dios en sí, ya
que quien ama a nacido a dios y le ha visto. Y si empezamos a amar es indicio de que Dios
mora en nosotros, y aún más si tenemos en nosotros el Espíritu tenemos caridad.
13. Los cristianos debemos ser testigos de que Dios envió a su único Hijo para salvar al mundo
pues, estábamos enfermos a causa del pecado y de la muerte pero, tales enfermedades fueron
destruidas por Nuestro Señor Jesucristo, si el pecado el grave tenemos que recordar que
nuestro médico es omnipotente, y nuestra esperanza debe estar puesta en él, como nuestro
Santo deseo, aunque nos lo deja claro Agustín que quien no posee y tiene su esperanza puesta
en Dios no podrá llegar a la realidad que en Cristo.
14. Cuando confesamos que Jesucristo es Hijo de Dios, es fundamento para decir que Dios habita
en nosotros y nosotros en Dios. pero esta confesión no es simplemente de palabras sino de
hechos y con la vida, puesto muchos confiesan pero no dan testimonio. Dios habita en
nosotros para que no caigamos en la tentación, y somos curados de nuestra enfermedad por la
Caridad que habita en nosotros. Por otro lado hay que considerarnos siervos pues Dios nos
necesita de siervos, somos nosotros lo que necesitamos de Dios y la caridad es la mejor
recomendación, y predicación del Apóstol San Juan en la esta epístola ya que no debemos ser
ingratos con tan inmensa Gracia que nos es dada por Dios.

TRATADO IX
JN 4, 17 – 21.

1. La misión de Agustín como pastor le obliga en la caridad a terminar de exponer en sus


homilías la epístola de San Juan. No obstante nuestro padre nos dice recaudadores
amabilísimos puesto hay caridad, pero sino la hubiera seria desagradable. A pesar de las
molestias la Caridad hace que sean llevaderas. Por otro lado se nos dice que si poseemos la
caridad espiritual parecida a la de una madre que amamanta a su hijo no es gravoso para nadie
el exigir explicación. El santo nos deja ver que esta epístola es breve en el contenido pero,
eminente en la alabanza hecha a Dios; y en últimas se nos invita a que Dios sea nuestra casa y
nosotros la casa de Dios. Dios mora en nosotros para preservarnos del pecado y nosotros
moramos en el para no caer, puesto que dice el Apóstol la Caridad nunca cae.
2. Para nosotros es importante demostrar cómo hemos crecido y progresado en la caridad, es por
eso que la caridad como dice Agustín, atiende a lo que dice nuestro corazón. pero la
verdadera confianza se manifiesta en la de en el día del juicio que esperamos con esperanza.
El principio de la vida eterna es el temor de Dios pues quien teme está expectante y seguro
para no caer el pecado, mortificando los miembros que se encuentran en la tierra,
haciéndonos vírgenes los adúlteros mediante la fe en Cristo. Por tanto hay que orar con la
confianza que proviene de la caridad. La muerte para el hombre puede ser con paciencia, pero
también hay hombres que viven con paciencia, hay que aceptar la voluntad de Dios en
nuestras vidas esperando siempre en su infinita misericordia, pues quien espera morir espera
vivir en Cristo.
3. La confianza en Dios nos hace ser como él, semejantes a él. Y para entender esto se nos
recomienda la caridad en amar a nuestros enemigos con la esperanza de que sean hermanos,
ya que esta también lo realizamos a ejemplo de Dios nuestro Padre que hace salir el sol sobre
buenos y malos y llover sobre justos e injustos, y si amamos como Dios ama, tenemos
confianza en el día del juicio.
4. Continuando con el tema de la confianza en el día del juicio dice Agustín que quien tiene
caridad no teme. Pues la caridad es justicia perfecta. Pero fijémonos bien en que caridad pues
la caridad perfecta expulsa el temor pues cuando más se interna más se expulsa el temor; a
mayor caridad menor temor y a menos caridad mayor temor. Por otro lado y no menos
importante la conciencia del pecado atormenta el corazón y por esta razón debemos estar
limpias evitando que haya algo que hiera al corazón. nuevamente utiliza Agustín la figura de
Cristo como médico que conoce que necesitamos para nuestra enfermedad, pues dirá Agustín
que el temor es la medicina pero la caridad es la salud.
5. Para Agustín es importante distinguir entre el temor, y el temor casto de Dios que dura por los
siglos de los siglos y que es inspirado por el Espíritu Santo. El primero es el miedo al castigo
eterno el segundo es el cambio de vida ya que se desea el mundo futuro los bienes eternos, y
no cambiamos por miedo sino porque se tiene la esperanza de que hay algo mejor y temer a
Dios para que no se aparte de nosotros es un deseo casto ya que este procede de Dios.
6. El primer temor expulsa la caridad el segundo el temor casto permanece por los siglos de los
siglos. Agustín pone el ejemplo de dos mujeres casadas una que teme que su marido la
sorprenda amando la perversidad, el otro teme deshonrar a su esposo, se guarda para él, le
ama, espera, y teme a que se aparte el esposo. Nos invita nuestro Padre a que apliquemos esto
a la vida cristiana y encontraremos el temor que hecha fuera la caridad y el que permanece
por los siglos de los siglos.
7. Agustín realiza una explicación sobre la primera mujer esa que teme ser castigada por su
esposo, pues ama la perversidad. Nos exhorta nuestro padre a que seamos para Dios como
nosotros queremos sea una muer para nosotros es decir, amorosa, fiel, temerosa y de su casa
una mujer digna no manchada por el pecado; de esta forma debemos ser nosotros ante Dios,
pues la primera mujer teme ser descubierta y condenada, así mismo nosotros cuando no
amamos tememos ser descubiertos. Y hay que tener en cuenta que todo se sabe y nada haya
fuera del conocimiento del esposo es decir Cristo.
8. Siguiendo con la explicación nos muestra o mejor dicho nos explica el segundo temor, el
temor que dura por lo siglos de los siglos. Dice Agustín que cuando nos topamos un alama
como ésta, estamos al frente de un alma santa, ardiente que desea el reino de Dios y espera en
la esperanza de Dios a que venga en su Reino, pues como dice la escritura esta alma camina
por el sendero inmaculado guardándose de toda senda mala, para no ser arrojada al fuego
eterno. La primera mujer tiene temor de ser condenada y la segunda un temor por ser
abandonada; el primero expulsa la caridad el segundo dura por los siglos de los siglos.
9. Dentro de la exposición de la epístola el santo obispo de Hipona nos repite constantemente
que, nosotros no amamos primero a Dios, sino que él, nos amó primero a nosotros como sus
enemigos para hacer nos sus amigos, pues amándole nos hacemos amigos de Dios. también
nos invita a que amemos no la belleza corporal sino la belleza casta que hay en el ser amando,
como lo es el caso de la doncella. Por otro lado el alma se hace fea debido a la iniquidad y
amando a Dios se hace hermosa, ya que el que es siempre hermoso nos amó primero a
nosotros que éramos feos para hacernos hermosos y cuanto más amor hay en nosotros más
hermosos somos en últimas lo que quiere decir Agustín que la hermosura del alma es la
caridad.
Cristo murió por amor a los injustos y feos, es decir el Justo por los injustos, y el Hermoso
por los feos. Y Cristo es hermoso pues la Gracia del Padre se derrama sobre él, pues el que al
encarnarse tomo nuestra mortalidad y fealdad lo hizo solo para enseñarnos amar la hermosura
interior. Y es Hermoso pues es Hijo de Dios, y feo pues tomó la condición humana para
enseñarnos y darnos a nosotros forma y belleza, el que fue desfigurado y nada hermoso con
su sangre nos hizo bellos para Dios. Se pregunta también Agustín ¿Qué forma y de belleza
nos dio? Respondiéndonos el amor a la caridad para que amando corramos y corriendo
amemos. En conclusión haya que ser hermosos para que Cristo nos ame, y temer apartarnos
de él, existiendo en nosotros el temor casto y amemos a Dios ya que él nos amó primero.
10. Hay razones para amar a Dios empezando porque nos amó primero, amó a los impíos dice
Agustín para hacerlos piadosos, amó a los injustos para hacerlos justos, amó a los enfermos
para salvarlos. Por tanto es nuestro deber ser hermosos para que ÉL nos ame y exista en
nosotros el temor casto. En consecuencia de ese amor que decimos profesar a nuestros Dios
debe verse reflejado en los hermanos pues quien odia los hermanos y dice amar a Dios es un
mentiroso, pues es preciso amar a Dios para amar al mismo amor, ya que quien ama al amor
ama a Dios, conque se ama de igual forma al hermano. El ver a Dios nos dice Agustín solo se
puede hacer mediante el amor, y hay que odiar todo en el camino con la esperanza puesta en
la meta deseando la unión con Dios. al final del numeral dice Agustín, que encontremos otra
cosa mejor fuera de Él, y Él nos la dará.
11. Para terminar este tratado retoma nuevamente Agustín la premisa de que, ¿cómo podemos
nosotros decir que no amamos a nuestro hermano a quien vemos y decimos amar a Dios a
quien no vemos? Pues resulta que como ya se había dicho anteriormente quien odia a su
hermano es un homicida, y por tanto no amo a quien digo yo amar es decir a Dios.
puntualmente como decimos nosotros que amamos si estamos despreciando el mandato de
Dios de amar a nuestros enemigos como hermanos que son nuestros, y esto lo debemos hacer
nosotros por mandato de Cristo, no cansarnos de hablar sobre la Caridad. Hay también otra
recomendación y es la de tolerar al mundo, tolerar los tropiezos de las tentaciones pero nunca
abandonar el camino que conduce a la salvación manteniéndonos siempre en la unidad de la
Iglesia, ni nos separemos de la fe permaneciendo seguros siempre en Dios con la ayuda del
Espíritu Santo.

TRATADO X
JN 5, 1 – 3.

1. Las personas que no viven como mandó Cristo son las únicas que niegan que Jesús ha nacido
de Dios, pues de nada vale afirmar que creemos en Cristo cuando nuestras obras no dan
testimonio de lo que profesan nuestros labios. y puede que hagamos obras buenas, pero fuera
de la fe no tienen sentido pues se corre fuera del Camino; y quien está fuera del camino ha
corrido en vano hora tras hora extraviándose cada vez más. el único camino por el cual
debemos recorrer es Cristo, pues el mismo dijo “Yo soy el camino” pues por el corremos,
hacia el corremos y en el debemos descansar. Hay que tener en cuenta que hasta los demonios
saben quién es Cristo, por tanto debemos ser como Pedro, que habiéndole sido inspirada por
voluntad humana nada sobre Cristo, dijo que era el Hijo del Dios altísimo, consiguiendo de su
Maestro una bienaventuranza y esta respuesta de Pedro está acompañada del amor y a su vez
de la fe. En conclusión hay que profesar nuestra fe en Cristo para que permanezca en nosotros
por la fe que da a luz al amor, no como los herejes que hablan de creer pero no lo demuestran.
2. Agustín se pregunta ¿Qué es creer en Cristo? A los que responde con palabras del Apóstol, es
haber nacido de Dios. y es importante también esto, que la fe sin el amor es vana, ya que la fe
con el amor es la fe del cristiano, y la fe sin el amor es la fe de los demonios y peor aún quien
no quiere creer en Cristo es peor que los demonios. Hay que tener presente en todo momento
como lo hacía el Apóstol, que la fe obra por el amor que se tiene a Dios y a nuestros
hermanos, y si en el camino encontramos a un cristiano debemos seguirlo hacerlo nuestro
amigo, pues debemos amar al que engendró es decir, el Padre, y al engendrado es decir, el
Hijo. Y con esto lo que nos quiere decir es que si amamos al Padre amamos al Hijo.
3. Agustín realiza una explicación sobre el misterio de la paternidad Divina y cómo estamos
nosotros incluidos en medio de esta relación del Amor. Pues dirá Agustín, que el Apóstol nos
llama hijos de Dios pero esta filiación la tenemos por medio de la fe en el Hijo, ya que el que
cree que Jesús a nacido de Dios es Hijo de Dios, por tanto somos hijos en el Hijo, en otras
palabras Cristo es la Cabeza nosotros el cuerpo por tanto si somos miembros del cuerpo de
Cristo hacemos parte de Cristo y somos de Cristo haciéndonos hijos de Dios. por otro lado y
no menos importante dirá Agustín que el amor es indivisible, y nos pone en frente tres amores
invitándonos a escoger uno, dice: Amó solo a Dios, a Dios Padre y si escogemos este
metimos pues el que ama al Padre ama también al Hijo. En segundo lugar dice: que amamos
solo a Dios Padre y al Hijo de Dios, mentimos pues quien afirma, amar al Hijo, ama a los
miembros que son parte del cuerpo de Cristo, es decir, amas la cabeza, amas también los
miembros.
Y si no creemos, ¿porque la voz de Cristo le dijo a Saulo? ¿Por qué me persigues? A quien
perseguía era a los miembros y en los miembros a Cristo cabeza de la Iglesia. Y todos los
amores que el hombre puede sentir proceden de Dios, fundiéndose como el oro en uno solo y
buen amor, pero si el fuego de la caridad no arde es imposible que estos amores puedan
fundirse en uno solo porque cuando amamos a Dios amamos a los hijos de Dios.
4. Podemos saber que somos hijos de Dios si amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, pero
nos deja ver el autor que quien ama la avaricia, se impone trabajo, tribulaciones, peligros y
angustias y por ende perdemos la tranquilidad. Pero el amor de Dios es el mejor apoyo que
podemos encontrar por esto nos invita a que le amemos, pues quien los ama lo tiene presente;
en el mandamiento nuevo que renueva a todos lo que lo poseen y se cumple llevando
mutuamente las cargas de los hermanos. Por otro lado nuestras obras se tornaran perfectas
solo en la caridad.
5. Agustín nos muestra la figura de Cristo como un monte al cual debemos subir para
contemplar todo lo que es perfecto. Pues el fin del hombre según Pablo es la caridad, una
conciencia buena y una fe no fingida o, como lo deja ver en otro lugar la plenitud de la ley es
la caridad. También expone que el fin de la ley es Cristo, y es ÉL el fin porque Cristo es Dios,
y el fin del precepto es la caridad y Dios es Caridad por tanto Cristo es el fin de la ley, la
santísima trinidad es perfecta es decir es caridad. Seguido de esto nos muestra que el fin del
hombre es Dios pues una vez en el hemos conseguido la vida, aunque antes debemos dejar de
lado todo soberbia, avaricia y odio, todo deseo de sobresalir y de honores mundanos pues si
ponemos en nosotros el fin terminamos consumiéndonos, pero si nuestras alabanzas están
dirigidas a Dios no perecerán Dios no permitirá que su alabanza pase y se extinga como las
alabanzas mundanas.
6. La verdadera alabanza de la cual habla el Apóstol, es que cuando le veamos seremos
semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Y el fin de la perfección es su mandamiento y
su anchura es la caridad que lo abarca todo pues la caridad de la cual predicaba Pablo no
acepta en sí estrecheces y quien no padece estreches no habita en la amplitud de la caridad;
pues se ama a Dios, la fraternidad, la ley de Dios y su Iglesia más grande es ña amplitud de la
caridad. Hay que tener en cuenta el amor que prestamos a las insinuaciones mundanas como
los son el dinero, el juego, el comer, el beber, son acompañantes que llevan al mal. Pero Dios
siempre espera a que huyamos de esos males y volvamos a él.
7. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y toda la mente, y amar al prójimo como a
nosotros mismos, son los preceptos con los cuales se da sentido a la ley y a los profetas.
Agustín realiza un lista de los preceptos que se hablan en la epístola como, no hacer mal pues
quien ama no hace mal a nadie. Corregir, y corregir con amor no con crueldad pues si
castigamos no lo hacemos por maldad sino por caridad, y esta nos permite corregir a los
hermanos. Por otro lado hay que tener cuidado con la adulación, pues esta lleva al hermano a
la perdición pues si nuestro hermano comete un pecado y le adulamos, lo estamos doblemente
condenándolo al no ayudarlo y odiarlo y adularlo. En últimas Agustín dice que no basta que
nuevamente explique el precepto sino que nos volvamos a Dios, que amemos a nuestros
enemigos con la esperanza de que sean nuestros hermanos. Encaminando todo nuestro amor
hacia los hermanos, que son miembros de Cristo.
8. La invitación más grande que encontramos en el texto es el de seguir a Cristo, el verbo de
Dios, que se encarnó para salvarnos a nosotros del pecado y de la muerte y el amor de Cristo
se extiende por todo el orbe ya que los miembros de Cristo están en todo el mundo. Pues no
podemos amar solo a una persona o a un grupo sino a todos pues quien ama, a uno solo no
está en el cuerpo y mucho menos bajo la cabeza de la Iglesia que es Cristo. Agustín expone la
unidad de los miembros de Cristo en su Iglesia, y que lo que siente un miembro lo siente la
cabeza, por tanto si alabamos a la Cabeza alabamos al cuerpo en el amor que profesamos.
Todos formamos un solo cuerpo, el cuerpo místico de Cristo.
9. Dice Agustín que nuestro Señor Jesucristo previendo de que no fuesen pisoteando a sus
miembros indicó donde quedaban sus miembros, cuando ascendió a los cielos, dice Agustín
ya no habló más en la tierra; les habla desde el cielo para que no sean pisados sus miembros.
Y esto lo vemos en el pasaje del Apóstol Pablo, cuando el Señor desde los cielos le dice:
Saulo, Saulo ¿Por qué me persigues? Indicando que subió a los cielos pero que aún
permanece en la tierra. Donde está sentado a la derecha del Padre, dice Agustín, siente
hambre pues también es pobre y necesitado en sus miembros.
10. Es importante tener en cuenta que es mucho más peligrosa la espada de la lengua que la del
hierro porque con ella se persigue y se divide a la Iglesia dice Agustín. Y también nos motiva
a que nuestra alma sea humilde como la de un siervo que escucha la voz del amo, y que estar
fe debe estar cimentada en Cristo Jesús, que no miente al dejar su Iglesia al cuidado de los
Padres, y debemos creer primero a Cristo digno de toda fue ya que nosotros somos simples
humanos. Pues hablando del Evangelio dice Agustín citando al mismo que era conveniente
que Cristo muriera y resucitara al tercer día de entre los muertos, para salvación nuestra. Y
termina defendiendo la misión encomendada por cristo a los Apóstoles de los cuales hemos
bebido de las fuentes de la fe, en los sacramentos.

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