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Woolf, Stuart, La Europa napoleónica, Barcelona, Crítica, 1992, p. 283-298


(Historia del mundo moderno)
En este capítulo titulado Las prácticas sociales el autor nos adentra a las prácticas
sociales francesas que se introdujeron en la Europa napoleónica, es decir en la Europa
conquistada por el emperador Napoleón Bonaparte. Francia como base social y
modernidad administrativa, toma, de acuerdo al autor, a la masonería. la educación y a
la caridad como formas de sociabilidad. Era muy importante para las élites francesas la
idea de que el perfeccionamiento del hombre estaba vinculado a la sociabilidad, por lo
que esta tenía que ver con las virtudes privadas, los hábitos colectivos y el progreso de
la civilización y al tener una primacía Francia como estandarte de la civilización lo
demostraba con sus prácticas sociales. Por tanto, la sociabilidad tenía que ver con la
“calidad de sus instituciones que establecían las reglas públicas de las relaciones
sociales que trascendían las barreras convencionales de clase y status” como por
ejemplo en las academias, en las logas masónicas, o como el “modelo francés
desarrollado en el siglo XVII del salón parisiense que era una institución
específicamente femenina donde se reunían informalmente aristócratas y otros
personajes importantes para conversar. Estos salones se extendieron por Alemania,
Italia, Bélgica, Suiza y fue una forma de exportar formas francesas de socializar.
El autor afirma que para Napoleón “la sociabilidad constituía una parte esencial de las
responsabilidades administrativas”, así las recepciones, bailes, cenas se convertían en
acontecimientos sociales era un nuevo estilo francés que gustó de adaptarse en otros
países sobre las estructuras asociativas anteriores. Lo que era moda en París, se
volvía ley en toda la Europa imperial, siendo que las formas de sociabilidad que más
éxito tuvieron fueron el ejército y la masonería: el ejército con sus oficiales identificados
por su uniformes y medallas dedicados a la caza se dan a conocer en las cenas,
comidas campestres, en las ermitas, en los bailes y la masonería por su parte con
Napoleón, de acuerdo al autor “fue absorbida dentro de las estructuras oficiales y se
centralizó bajo un único rito…la cual funcionó como una manera eficaz de sociabilidad
que permitiría ganar la confianza de la élites locales…” Para los franceses las
instituciones sociales eran un medio esencial de expansión de sus ideas tanto en los
salones, cafés, asociaciones se podía regular o se podía espiar. Sin embargo, afirma
Woolf, había referencias a una identidad cultural en cada lugar ocupado por el imperio
francés, tanto en la lengua, como en la literatura, historia, como una forma de
resistencia a lo francés napoleónico y donde el autor nos dice que quizá la educación
fue la forma más clara de concepciones culturales opuestas.
Por otra parte, el autor afirma que no siempre las formas de sociabilidad tuvieron éxito
pues en ocasiones sólo se tomaba en cuenta a las élites y donde por ejemplo en
lugares donde se concentraban la gente común como en los cabarets y taberna donde
se bebía en exceso, se daban represiones por probables estallidos de violencia,
además de que en estos lugares se acentuaba la división de clases.
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Y en cuanto a la caridad y la pobreza se dieron actos de sociabilidad cuando por


ejemplo se establecían medidas para asistir a los pobres, no sin antes diferenciar entre
los “pobres buenos” a los que sí se les asistía y a los “pobres malos” que, por el
contrario, se les castigaba, estas medidas de acuerdo al autor pueden demostrar “las
formas de comportamiento social que resistieron el empuje racionalizador y
categorizador de los administradores franceses cuyo objetivo inalcanzable era la
conquista y uniformización absoluta de Europa por Napoleón”.
Me pareció interesante las formas que se utilizaron en la Europa napoleónica para
socializar pue nunca había cabido en la cuenta de que fue en Francia donde se
establecieron los bailes, cafés, sociedades, entre otras para por una parte tener control
de la población o para dar a conocer nuevas formas de estar en contacto con otras
personas. Creo que por esa razón a Porfirio Díaz le pareció importante importar
modelos franceses de sociabilidad para “mejorar” a la sociedad mexicana ya que es
sabido que Díaz era un ferviente admirador de la sociedad francesa.

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