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Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Derecho y Criminología.


Responsabilidad social y desarrollo sustentable

Evidencia de aprendizaje 2

INFORME DE LA LEGISLACIÓN EN MATERIA DEL DESARROLLO


SUSTENTABLE EN EL ÁREA PROFESIONAL DEL ESTUDIANTE

Andrés Cantú Damaris Nayelli Peraza Alvarado


17-Marzo-2019 Grupo: 030
TABLA DE CONTENIDOS (ÍNDICE)
Legislación sobre el desarrollo sustentable relacionada el área 3-5
profesional.
 El desarrollo sustentable dentro del Derecho Económico 5-6
 El desarrollo sustentable dentro del Derecho Ecológico 6-7
 El desarrollo sustentable dentro del Derecho Ambiental 7-8
Conclusiones 9
Bibliografías y links 10
INFORME DE LA LEGISLACIÓN EN MATERIA DEL DESARROLLO
SUSTENTABLE EN EL ÁREA PROFESIONAL DEL ESTUDIANTE

En el presente ensayo argumentaremos que el Derecho tiene varios papeles en el proceso de


construcción del desarrollo sostenible. Puede por un lado contribuir a generar el marco dentro
del cual construir el contenido de lo que es el propio desarrollo sostenible. De otro lado puede
establecer los mandatos y obligaciones que tanto privados como el Estado deben cumplir
para avanzar hacia la sostenibilidad del desarrollo. Finalmente, el Derecho establece un
conjunto de herramientas destinadas a asegurar el cumplimiento de los mandatos
mencionados. Iniciaremos analizando el concepto de desarrollo sostenible, y sus
limitaciones, para luego presentar los distintos retos que debe emprender el Derecho para
aportar a su concreción fáctica.
Primero para entender la relación entre sustentabilidad y derecho, definamos lo que es el
derecho y la sustentabilidad por separado.
El Derecho se origina por los grupos y fuerzas que de manera desigual operan en cada
sociedad concreta. por tanto; es parte de ella y se relaciona con los demás factores y productos
sociales. (demográficos. políticos. económicos. culturales entre otros). de tal manera se puede
afirmar que existe una conexión entre los contenidos de las relaciones jurídicas, las diferentes
relaciones sociales y los factores que las condicionan.

Por otro lado la Sustentabilidad es algo que se puede sustentar o defender a base de razones.
También suele utilizarse como sinónimo de sostenible en ecología. Un proceso sustentable o
sostenible es aquel que puede mantenerse a través del tiempo por sí mismo, sin ayuda exterior
y sin que se desarrolle una escasez de los recursos existentes.
Por lo tanto, el desarrollo sustentable permite satisfacer las necesidades actuales sin arriesgar
las posibilidades de las generaciones futuras; un ejemplo podría ser la explotación del
petróleo, ya que esta actividad no es sustentable debido a que el petróleo es un recurso no
renovable que se acabará tarde o temprano y trae daños al medio ambiente.
El desarrollo sustentable debe considerar los siguientes aspectos:

 El aspecto económico (la creación de la riqueza en todos los sectores).


 El aspecto social (tomar en cuenta las consecuencias debido a la actividad económica
de la sociedad en general).
 El aspecto ambiental (las actividades económicas no deben perjudicar a la
preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas).
Antes, se decía que los problemas del desarrollo eran competencia exclusiva de la economía
y de la política, hoy el desarrollo sustentable requiere de un Derecho del Desarrollo
Sustentable, un derecho que traspasa la línea que divide el derecho público y el derecho
privado, un derecho de acción, para una civilización en transformación, es decir, el Derecho
Económico, el que dentro de sus ramas contempla el llamado Derecho Ecológico, Derecho
Ambiental, Derecho del Entorno o Ecoderecho.
Debido a que la globalización ha traído consigo la necesidad de que los pueblos tengan una
legislación igual, que permita la instrumentación de una política consonante, el marco
jurídico de un modelo de desarrollo sostenible debe tener un enfoque distinto al que tiene la
legislación existente.
IGUIÑIZ ha resumido las distintas perspectivas en cuatro visiones: El desarrollo como
aumento de productividad, el desarrollo como productividad con equidad, el desarrollo
como acceso a todos los bienes necesarios, y el desarrollo como expansión de capacidades.
El desarrollo como productividad, “…que registra el aumento en la productividad de la
actividad humana con sus medios de trabajo y las energías que se presta o que desencadena
en la naturaleza como el indicador fundamental” (IGUIÑIZ: 9), es la visión más estrecha y
limitada, siendo al mismo tiempo la dominante, y no sin razón, pues como ha señalado Paul
KRUGMAN la elevación de la productividad es la variable económica más estrechamente
relacionada con el mejoramiento de las condiciones de vida (IGUIÑIZ: 9). Esta visión está
vinculada a la medición del desarrollo como un aumento sostenido del Producto Bruto
Interno (PBI) de un país, a un ritmo mayor que el crecimiento poblacional.
En esta perspectiva lo ambiental tiene una importancia secundaria por dos motivos. En
primer lugar, porque las distintas metodologías no consideran el valor de los bienes y
servicios ambientales en el cálculo del PBI. En segundo lugar, porque aún si las cuentas
nacionales incluyeran los costos ambientales esta perspectiva no dice nada sobre los
problemas de equidad ni sobre la calidad de vida real de las personas. Así, podrían existir
poblaciones sujetas a gravísimos problemas de contaminación y enfermas por dicha razón,
pero cuya situación no tendría porque afectar el crecimiento del PBI. Esto último es un
argumento de peso para no quedarnos sólo con la productividad, pues su progreso “… está
trayendo consigo un conjunto de preocupaciones harto primitivas: inseguridad vital
cotidiana; instrumentalización y sacrificio de personas para asegurar el progreso y la
competitividad, ésta no guerrera sino económica…” (IGUIÑIZ: 17). Aun más, un modelo
pensado sólo desde la productividad podría encontrar un límite en la capacidad de los
ecosistemas de la tierra para sostenerlo, poniendo en peligro la supervivencia de las futuras
generaciones humanas (IGUIÑIZ: 18).
La segunda perspectiva concibe el desarrollo como productividad con equidad. Se constató
que el aumento de la productividad no implicaba un aumento homogéneo de los ingresos de
los distintos sectores sociales, por lo que se consideró importante incluir la equidad como
agregado a la productividad. Esta visión desde luego incorporó un elemento de gran
importancia para la concepción del desarrollo (de hecho es un tema central en países como
el Perú), pero mantiene la perspectiva anterior en lo que respecta a considerar la producción
de bienes el centro de las preocupaciones. Por lo tanto, la equidad se mide mediante
coeficientes que expresan diferencias en el ingreso per cápita de los distintos grupos que
conforman las sociedades. No obstante, como ya hemos visto, los ingresos pueden resultar
engañosos, y tienen muchas limitaciones en su papel de indicadores del desarrollo. De
hecho, poblaciones con niveles de ingreso homogéneo pueden presentar disparidades que
no se muestran en el PBI per cápita, como la esperanza de vida, factor que podría ser
afectado, entre otras variables, por las condiciones ambientales. Podría entonces mejorarse
el ingreso de muchas poblaciones, y reducirse la inequidad en la distribución del mismo,
pero con problemas de contaminación ambiental creciente y afectando de manera
precisamente desigual a distintos sectores de la población.
La tercera perspectiva la denomina IGUIÑIZ el desarrollo como acceso de todos a los
bienes necesarios (IGUIÑIZ: 21), o de las necesidades básicas, que partía de “… la
constatación de carencias graves o necesidades básicas insatisfechas de ciertas personas. La
pobreza absoluta adquiere en este enfoque una gran importancia” (IGUIÑIZ: 21). Aunque
no se trata propiamente de una estrategia general de desarrollo si es un llamado de atención
sobre la importancia del ser humano como fin valioso en sí mismo, y no sólo como
instrumento para mejorar la producción. Desde luego, gozar de un ambiente saludable
donde vivir debería considerarse un bien básico, debiendo por lo tanto entenderse que las
personas que no gozan de dicho bien, se encuentran en una situación de carencia que debe
ser resuelta.
Finalmente, IGUIÑIZ presenta la perspectiva del desarrollo como expansión de
capacidades. Aquí el asunto es preguntarse por lo que las cosas (los bienes) hacen por la
vida de las personas, y no por las cosas que las personas pueden producir durante sus vidas.
Este es un enfoque que, a pesar de su aparente simplicidad, representa un giro radical en la
manera de comprender el desarrollo.

El desarrollo sustentable y la actividad económica. (DERECHO ECONÓMICO)

La sociedad realiza dos funciones económicas básicas: producción y consumo. La primera


corresponde a los bienes y servicios creados, así como a la organización y medios técnicos
que los hacen posible; mientras que la segunda es la forma como esos bienes y servicios son
divididos o distribuidos y agotados por los individuos que forman la sociedad (Field & Field,
2003). Evidentemente, los procesos económicos no pueden ser excluidos de las leyes de la
naturaleza, ya que esta provee la diversas materias primas y energía necesarias para la
producción y el consumo (Field & Field, 2003). Por esta razón, el crecimiento económico
basado en modelos mercantiles ha contribuido desfavorablemente en el uso y
aprovechamiento de los recursos naturales y ha ocasionado cuantiosas pérdidas ocultas en
prácticas comerciales (Quintero & Fonseca, 2008). Como consecuencia, algunos de los
recursos con los que cuenta la naturaleza se agotan, además de que el ser humano realiza
acciones que perjudican o demeritan la calidad de los recursos, dejándolos inservibles para
el consumo humano futuro.

 La banca sustentable

Los bancos, y las instituciones financieras en general, no son ajenos a las crecientes
demandas de un mayor compromiso social que la sociedad ha exigido a todo el sector
empresarial, traducido en una gestión empresarial responsable y comprometida con el
desarrollo sustentable de la economía (PNUMA, 2012). Sin embargo, esta visión de la
responsabilidad social es muy limitada para el sector financiero, ya que evaluar el desarrollo
de la actividad bancaria desde una postura meramente económica no abarca la totalidad de
los impactos de sus operaciones (CISL & UNEP FI, 2014). Particularmente, existe un
impacto adicional que es exclusivo del sector financiero y que es pertinente atender, al cual
se le llama huella financiera (PNUMA, 2012). Esta huella financiera implica que, para que
una entidad financiera se considere responsable con el medio ambiente y con la sociedad,
debe estar consciente de que sus productos tienen efectos particulares, de manera que estos
deberían estar diseñados de tal forma que tengan un impacto positivo. El crecimiento
económico tiene que ser compatible con el bienestar humano, pero también con un ambiente
saludable; lo que requiere una responsabilidad compartida de gobiernos, negocios e
individuos en tres aspectos fundamentales: el compromiso con un desarrollo sustentable, una
gestión empresarial responsable y la consciencia y comunicación pública. Sobre este tema,
es importante precisar dos conceptos. El primero es el de finanzas sustentables, el cual es
definido por Grigoryeva et al. (2007) como "la provisión de capital y productos de
administración de riesgos a los proyectos y negocios que promuevan, o no dañen, la
prosperidad económica, la protección ambiental y la justicia social" (p. 7). El segundo
concepto es el de banca sustentable, el cual se define como "la decisión de los bancos de
brindar productos y servicios sólo a clientes que tomen en consideración los impactos
sociales y ambientales de sus actividades" (Grigoryeva et al., 2007, p.7). Aunque los términos
finanzas sustentables y banca sustentable parecen utópicos, el sector financiero internacional
ha mostrado evidencias de que es realista aspirar a un sector sustentable, según las mejores
prácticas internacionales. Concretamente, se ha observado que un adecuado control de los
riesgos ambientales contribuye a mejorar la calidad del portafolio de los bancos, así como a
reducir los costos por pasivos de seguros y reclamaciones; lo que impacta directamente a la
generación de utilidades, facilita el acceso a nuevos mercados y revalora la marca de la
institución (Grigoryeva et al., 2007).
Otro de los retos más importantes para la banca sustentable se encuentra precisamente en el
área de financiamiento de proyectos, particularmente los relacionados con industrias con
elevadas huellas de carbono. Algunas razones para ello son la misma complejidad de los
proyectos, la regulación inadecuada y el poco interés del sector público por promover la
energía limpia (PwC & The Climate Group, 2011).
Por su parte, Lamb, Hair & McDaniel (2013) afirman que la responsabilidad social se
manifiesta en la preocupación de las corporaciones por satisfacer, o no perjudicar, el bienestar
social. Esta definición no contradice el fin económico empresarial, ya que es admisible
suponer que las empresas socialmente responsables pueden obtener una ventaja en el
mercado al identificar oportunidades de negocio en los mismos problemas sociales. De
hecho, estos autores revelaron en un estudio que un pequeño incremento en los niveles de
responsabilidad social dio lugar a un aumento de $17 millones en las utilidades de una
empresa. De tal forma, que el concepto de responsabilidad social también suele ser
equiparado al de sustentabilidad, el cual considera la viabilidad de la empresa en lo ambiental
y social, pero también en lo económico.
Derecho Ambiental

Se entiende por medio ambiente al entorno que afecta y condiciona especialmente las
circunstancias de vida de las personas o la sociedad en su vida. Comprende el conjunto de
valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y un momento determinado,
que influyen en la vida del ser humano y en las generaciones venideras. Es decir, no se trata
sólo del espacio en el que se desarrolla la vida sino que también abarca seres vivos, objetos,
agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como la
cultura. El derecho a un medio ambiente sano es un derecho humano reconocido en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el Protocolo adicional a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Asimismo, ha sido ampliamente reconocido en diversas declaraciones
y planes de acción de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.
El derecho ambiental es una de las bases para la sostenibilidad ambiental y la plena
realización de sus objetivos es cada vez más urgente debido a las crecientes presiones
ambientales. Las violaciones del derecho ambiental obstaculizan el logro de todas las
dimensiones del desarrollo sostenible y la sostenibilidad ambiental.
La legislación local contempla la protección ambiental desde el Constituyente de 1917, en su
artículo 27. De hecho, a medida en que pasa el tiempo se crean nuevas ordenanzas que
permiten ampliar el marco jurídico local en torno al ambiente.
De acuerdo a tratados firmados por el país, los estados locales deben comprometerse
apreservar, proteger y mejorar el medio ambiente, por tratarse este de un bien público.
De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, en 2018 los
niveles de ozono alcanzaron un 80% más de los parámetros normales, causando así cerca de
20.000 muertes por motivos de contaminación.
La calidad del aire, la mala gestión de los residuos, los problemas con la organización
del transporte y un uso poco consciente de los recursos naturales locales han llevado a
México a posicionarse en un estado de crisis ambiental. A tal punto, que diversos ránkings
lo califican como uno de los países más contaminados de Latinoamérica.
Como especialidad y opción formativa, el Derecho Ambiental cuenta con las herramientas
necesarias para revertir esta situación. Para ello, se hace necesario que los profesionales del
Derecho opten por especializarse en el área y así constituir una fuerza profesional cualificada
para tomar en sus manos el futuro ambiental del país.

ECODERCHO O DERECHO ECOLÓGICO


Ecoderecho o también derecho del entorno este es aquel el conjunto de normas jurídicas
que regulan las relaciones del derecho público y privado tendientes a mantener el medio
ambiente libre de contaminación o mejorar sus condiciones en caso de hallarse
contaminado. La finalidad última de esta novísima rama del Derecho, es, contando con
los estudios de las relaciones entre los organismos y su medio, crear las normas necesarias
para mantener o lograr el equilibrio natural.
El hombre, en su constante afán de progreso, es el causante del desequilibrio natural, con la
consecuente degradación o contaminación de la atmósfera, el suelo y el agua. Este
fenómeno, cuando sobrepasa los límites de impureza aceptados científicamente, resulta
nocivo para la vida, humana, animal y vegetal, e incluso para los minerales.
Ante ello, y especialmente los países más industrializados, han reaccionado con la creación
de una legislación ambiental variada, pero dispersa.
Asimismo, debido a la gravedad de ciertos acontecimientos –catástrofes producidas por
contaminación por energía nuclear, plaguicidas, derrame de petróleo, “smog”, etc.- ha
surgido –aunque muy lentamente- una conciencia ecológica que ha motivado reformas
legislativas de importancia, a partir de la década del sesenta.
Los factores políticos y económicos tienen influencia primordial sobre el problema, ya que
en muchas oportunidades y bajo dichas presiones, se adelantan o postergan soluciones, y
ello en definitiva en beneficio o detrimento del ser humano, ya que el mismo tiene derecho
a un mínimo de seguridad y sanidad ambiental.
Los deberes ambientales de los habitantes del país, como los deberes de contribución al
bien de todos, se encuentran implícitos en la Constitución de la Nación Argentina –
Preámbulo: “... promover el bienestar general...”- tanto como garantías que se extienden a
favor de la familia –art. 14 bis, “... protección integral de la familia...”-, como en las
facultades-deberes –art. 67, incs. 16 y 28, “... proveer a la prosperidad...”, “... hacer todas
las leyes convenientes...” que se reconocen al Congreso.
Los diversos ámbitos contaminables –aire, agua, suelo- tienen una estrecha interrelación.
La contaminación del aire ha provocado seria preocupación en América Latina,
especialmente en México y Brasil (conf. Boletín de Sanidad Panamericana, AB 2, 1972) y
últimamente en nuestro país (5ta. Conferencia del Aire Puro, Buenos Aires, nov. 1980).
La contaminación del agua por descarga de desechos provenientes de actividades
industriales, mineras, petrolíferas, por estancamientos de aguas en represas, uso de
plaguicidas en zonas de acequias, y la carencia de cloacas y aguas corrientes en zonas
densamente pobladas origina graves perjuicios a la salud del hombre y demás seres
vivientes. En el caso del suelo, las contaminaciones tienen diversos orígenes, tales como
los desechos industriales, las basuras, las inundaciones, obras públicas (calles, autopistas,
terraplenes, puentes, vías férreas y subterráneas), y obras particulares[2].
Todos los casos de contaminación originan responsabilidad, conforme al principio
universal establecido por la Enmienda Japonesa (1970), “quien contamina paga”, ya que el
ambiente es de la humanidad y el hombre tiene derecho a la vida, privacidad familiar,
trabajo, descanso, alimentación, y bienes libres de contaminación, según la Declaración de
Estocolmo (1974), Código Ambiental de Colombia, 5ta. Conferencia sobre el aire puro
(Buenos Aires, 1980, últimamente, ley 7343 de la provincia de Córdoba (Argentina), sobre
preservación, conservación, defensa y mejoramiento del ambiente.

Conclusión

El Derecho tiene un papel crucial en la construcción del desarrollo sostenible. Aunque


siempre se ha resaltado el papel instrumental del Derecho, es necesario dar énfasis al
proceso de dar contenido a la idea misma de desarrollo, sus fines y objetivos. En mi
conclusión personal creo que el derecho tiene un gran énfasis dentro del desarrollo
sustentable puesto a que gracias a el derecho se le puede dar una solución a las personas
que contamine algunos ríos o lugares puesto a que ni con todo el dinero del mundo se
podría comprar otro planeta. Los recientes conflictos sociales que enfrenta el país que
tienen como trasfondo el manejo de los recursos naturales en condiciones ambientales
sostenibles muestra la importancia de este último aspecto. Sin la definición de estas
prioridades y las reglas mediante las cuales se discuta ordenadamente sobre el futuro del
país, no podrá desarrollarse de forma adecuada la función instrumental del Derecho.
BIBLIOGRAFIAS
 IGUIÑIZ, Javier. (1996) Definiciones de desarrollo y experiencias de género. Lima,
Instituto Bartolomé de Las Casas.
 Desarrollo sustentable y el derecho PDF
 https://www.xing.com/communities/posts/ecoderecho-1003357781
 http://desarrollosustentableige.blogspot.com/2012/07/653-derecho-
ambiental.html?m=1
 http://sds.uanl.mx/el-concepto-desarrollo-sustentable/
 https://www.google.com/amp/s/mexico.leyderecho.org/derecho-financiero/amp/
 https://www.un.org/ruleoflaw/es/thematic-areas/land-property-
environment/environmental-law/

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