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PROGRAMA No. 0143

MARCOS

Capítulos 13:28 - 14:21

Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro viaje por el evangelio según San Marcos. En
nuestro programa anterior dejamos pendiente dos aspectos en nuestro estudio del capítulo 13 de
este evangelio, y vamos a considerarlos en esta oportunidad. El primero de ellos es la parábola
de la higuera. Leamos los versículos 28 al 33 del capítulo 13:

28
De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las
29
hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que
suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30De cierto os digo, que no
31
pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán,
32
pero mis palabras no pasarán. Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 33Mirad, velad y orad; porque no
sabéis cuándo será el tiempo. (Mar. 13:28-33)

Hemos dicho antes que la higuera habla de la nación de Israel. Reconocemos que hay un
desacuerdo aquí, y en realidad no importa que haya quienes no estén de acuerdo con nosotros y
que crean que la higuera simbolice otra cosa. Personalmente creemos que hay suficiente
Escritura que revela con claridad que la higuera simboliza la nación de Israel. Después de todo,
Israel es el reloj de Dios. Él dice que debemos mirar la higuera. El reloj de Dios no es un
Omega o un Longines, sino Israel. Eso es lo que dice aquí. ¡Y les manda que velen! Y el último
aspecto en consideración en este capítulo 13 del evangelio según San Marcos, es el programa
para el pueblo de Dios. Leamos los últimos versículos de este capítulo 13, versículos 34 al 37
que dicen así:

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34
Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a
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cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis
cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del
gallo, o a la mañana; 36para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. 37Y
lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad. (Mar. 13:34-37)

Esa es la instrucción para usted y para mí hoy en día. Uno puede velar con ansiedad o puede
velar con temor. Pero el hijo de Dios debe velar, anhelando aquella esperanza bienaventurada y
la manifestación gloriosa. Esa es la alegría y la expectación del creyente. En aquel día, en la
tierra habrá gran temor; pero el velar del creyente será con gran gozo y muy alejado de cualquier
ansiedad.

Y así concluye el capítulo 13 del evangelio según San Marcos. Llegamos ahora al capítulo
14, el capítulo más largo del evangelio de San Marcos. Este capítulo tiene 72 versículos. Es
cierto que ahora nos hallamos en un capítulo de acción. Sin embargo, la acción en este capítulo
ya no centra su atención en Jesús. Él no es el personaje que sobresale por su acción en este
capítulo. Vemos aquí que tanto los enemigos como los amigos de Jesús, están influyendo en el
rumbo que lleva Su vida. Ha llegado el momento de ser entregado. Su ministerio terrenal
termina con el cumplimiento de la profecía que dice en Isaías, capítulo 53, versículo 7: “. . .como
cordero fue llevado al matadero. . .”. Se entrega en las manos de los hombres. María le unge.
Judas le traiciona. Pedro le niega; y el Sanedrín lo arresta. Se entrega a la voluntad de Su Padre.

Al pasar bajo la sombra de la cruz, el corazón reverente siente como si fuera necesario
quitarse el calzado de nuestros pies espirituales. Hay profundidades que no han sido sondeadas y
alturas que no han sido escaladas. La acción de este momento tiene que ver con la angustia y la
agonía de Su alma. ¡Su hora ha venido! ¿Recuerda usted que, en las bodas de Caná, Él había
dicho a Su madre: “Aún no ha venido mi hora?” (Juan 2:4). Pero, ¡Ahora, amigo oyente, sí ha
llegado!

En este capítulo y en el capítulo siguiente, hay un acuerdo extraño entre el Cielo y el infierno.
La luz y las tinieblas van juntas en la misma dirección. La justicia y el pecado van a la cruz, y

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Dios y Satanás han decidido que Jesús será crucificado. Estas son decisiones individuales que
convergen en la cruz. Y a propósito, esto todavía es cierto hoy en día. Veamos, pues, el
bosquejo de este capítulo 14:

Primero, los principales sacerdotes conspiran para matar a Jesús. (Versículos 1 y 2).

En segundo lugar, María de Betania unge la cabeza de Cristo. (Versículos 3 al 9).

En tercer lugar, Judas piensa traicionar a Jesús. (Versículos 10 y 11).

Cuarto, Jesús prepara la última Pascua y la primera Cena del Señor. (Versículos 12 al 25).

En quinto lugar, tenemos que Pedro promete su lealtad. (Versículos 26 al 31).

Sexto, Jesús ora en el Huerto de Getsemaní. (Versículos 32 al 42).

Séptimo, Jesús es arrestado. (Versículos 43 al 52).

Octavo, Jesús es puesto a prueba ante el Sanedrín. (Versículos 53 al 65).

En noveno y último lugar, Pedro declara que no conoce a Jesús. (Versículos 66 al 72).

Consideremos pues, en primer lugar, el complot para matar a Jesús. Leamos los primeros dos
versículos de este capítulo 14 de Marcos:

1
Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura; y buscaban los
principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por engaño y matarle. 2Y decían:
No durante la fiesta para que no se haga alboroto del pueblo. (Mar. 14:1-2)

La Pascua era guardada en el catorce del primer mes, que es el mes de Nisan en el calendario
hebreo, y que corresponde a nuestro mes de Abril. En Levítico 23:5 leemos: “En el mes primero,
a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová”. Luego, la fiesta de los panes

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sin levadura se guardaba el quince del mismo mes y continuaba por siete días más. En el mismo
capítulo 23 de Levítico, versículo 6 leemos: “Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne
de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura”. Creemos que la
intención de estos príncipes era de prender a Jesús al fin del tiempo de la Pascua, después que las
multitudes hubieran salido de Jerusalén, para luego matarle.

Decidieron que no lo prenderían en los días de la fiesta, es decir, durante el tiempo de la


Pascua, la fiesta de los panes sin levadura que se prolonga por siete días. Esperaban que al fin de
aquellos días las multitudes saldrían de Jerusalén, y entonces podrían prender a Jesús. Ahora, el
motivo por el cual no querían prenderle durante los días de la fiesta era por que las multitudes
estaban en Jerusalén para celebrar la fiesta, y sabían que el pueblo estimaba muchísimo a Jesús.
La gran mayoría del pueblo le escuchaba de buena gana, y no se olvidaban que Jesús les había
dado de comer y que había sanado a muchos de ellos. Consideremos ahora el siguiente aspecto
en este capítulo 14: María unge a Jesús. Leamos el versículo 3:

3
Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una
mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y
quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza. (Mar. 14:3)

Tenemos aquí un incidente conmovedor. El Evangelio de Juan, capítulo 12, versículo 1,


coloca este incidente como a seis días antes de la Pascua. ¿Quiere decir entonces que Mateo y
Marcos se equivocaron al colocar este incidente en las horas antes de la Pascua? La respuesta es
que no. Es que debemos recordar que ni Mateo ni Marcos tratan de dar un orden cronológico.
Su propósito obvio es poner este incidente bello al lado del hecho atroz de Judas, el de su
complot para traicionar a Jesús. Están pintando el contraste y el conflicto dramático que hay
entre la luz y las tinieblas; y por eso mismo, juntan así a estos dos incidentes. Mateo y Marcos
no tratan de dar una biografía cronológica de Cristo. Tanto los enemigos como los amigos están
moviéndose hacia la cruz, pero por diferentes rutas. María de Betania llega por la vía de la luz y
el amor. Judas es persuadido por medio de motivos viles y atroces. Es Juan, quien en el capítulo
12 de su evangelio, versículos 1 al 8, nos dice que esta mujer era María, la hermana de Marta y
Lázaro. Leamos ahora los versículos 4 y 5 de este capítulo 14 de Marcos:
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4
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este
desperdicio de perfume? 5Porque podía haberse vendido por más de trescientos
denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella. (Mar. 14:4-5)

Juan también nos informa que fue Judas quien encabezó la traición y detención buscando que
los otros le siguiesen. La sugerencia piadosa de que las utilidades fueran usadas para los casos
caritativos encubria su verdadero motivo. Judas quería consignarlos para sus propios objetivos
egoístas. Lamentablemente, a veces encontramos este mismo tipo de cosa en nuestros días en la
obra cristiana. Si le hubieran dado el dinero a Judas, ¿qué habría hecho Judas con el dinero?
Continuemos con los versículos 6 y 7 de Marcos capítulo 14 que dicen:

6
Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. 7Siempre
tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí
no siempre me tendréis. (Mar. 14:6-7)

Si fueran sinceros, habría muchas oportunidades para ayudar a los pobres, y podrían haber
aprovechado esas oportunidades. La presencia de los pobres es una de las características de esta
edad. No habrá ninguna eliminación de la pobreza sino hasta cuando venga Jesús. Esta idea hoy
en día de que se puede eliminar la pobreza entregando dólares y cheques de dinero es una
equivocación muy grande. Hay tantas otras cosas que son malas en el mundo, y que necesitan ser
corregidas primero. Continuemos con los versículos 8 y 9:

8
Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la
sepultura. 9De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el
mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. (Mar. 14:8-9)

Ella hizo lo que podía. Y eso es todo lo que Dios siempre ha pedido que hagan los hombres.
Pero lo importante que debemos notar aquí es que María tuvo un discernimiento espiritual en
aquel tiempo en particular y que tristemente les faltaba a los Apóstoles. Ella ungió el cuerpo de
Jesús para Su entierro. Piense usted en eso. Esta frágil mujer se paró al borde de los eventos que
conducían a la cruz, y le dejó saber al Señor lo que ella comprendía. Permítanos decir, amigo

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oyente, que ninguno de los Apóstoles infirió intuitivamente esto, pero ella sí lo comprendió. La
fragancia del vaso de alabastro que ella quebró aquel día ha sido llevado a través de los siglos por
el Espíritu Santo hasta el mismo día de hoy. Todavía, aún en esta misma hora, esta fragancia
llena los corazones con su dulzura. Esperamos, amigo oyente, que ahora mismo, la fragancia de
este frasco de alabastro pueda ser llevada por medio de las ondas radiales hasta donde usted se
encuentra y que usted pueda ver esta cosa tan conmovedora que hizo María. Aquí en la sombra
de Sus sufrimientos, los sufrimientos de Jesús, había alguien que comprendia.

Es muy fácil leer esto y puede llegar a tener poco significado para nosotros. Pero, ¿habrá
acaso entre nosotros alguien que haya quebrado el frasco de alabastro para derramarlo sobre
Jesús, de manera que haya una fragancia en nuestras vidas para que pueda servir de bendición a
otros? Creemos que quizá si alguno de nosotros quebráramos el vaso de alabastro de perfume,
sería con aquel mismo pretexto de ayudar a los pobres. Me pregunto, amigo oyente, si aquellos
que son de Dios realmente hacen lo que deben hacer. Necesitamos quebrar nuestros vasos de
alabastro de perfume hoy en día. Ahora, note usted que aquí al lado de esta cosa tan amable, tan
conmovedora que hizo María, la luz de ella y el amor de ella, tenemos el plan de Judas de
traicionar a nuestro Señor. Leamos los versículos 10 y 11 de este capítulo 14 de Marcos:

10
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para
11
entregárselo. Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero. Y Judas
buscaba oportunidad para entregarle. (Mar. 14:10-11)

Vemos aquí a Judas en su hecho atroz. Este hombre ahora está planeando matar a Jesús.
Piensa esperar. El complot tenía que esperar por un tiempo oportuno para traicionarlo. Pero,
ocurrió que el Señor estropeó los planes de estos hombres.

Encontramos en el Evangelio según San Juan, capítulo 13, versículo 27, que el Señor dijo a
Judas: “Lo que vas a hacer, hazlo más pronto”. Por tanto, Judas debe haber ido
precipitadamente a los fariseos para decirles: “Mejor es que lo prendan ahora porque nuestro
complot se ha descubierto. Me dijo que hiciera más pronto lo que iba a hacer. Él puede salir del
pueblo”. Y así, pues, buscaron enseguida a los soldados y salieron para arrestarle. Volviendo al

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Evangelio según San Marcos, encontramos que la próxima cosa que se menciona es la
preparación del Señor para la Pascua. Leamos el versículo 12 de este capítulo 14 de Marcos:

12
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de
la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que
comas la pascua? (Mar. 14:12)

La Pascua debía ser comida con los panes sin levadura, y luego durante los siete días
siguientes, se continuaba comiendo panes sin levadura. Así lo vimos en Exodo, capítulo 12,
versículos 14 al 20. El Dr. J. Vernon McGee, autor de estos estudios bíblicos, relata el siguiente
incidente cuando estuvo en Israel una vez durante el tiempo de la Pascua y se hospedó en un
hotel en Jaifa. Decía él: “Comimos el pan sin levadura por los siete días. Y quiero decirle que
me cansé de ese pan. La demás comida fue muy sabrosa, pero aquel pan se hizo muy monótono.
Me gustó mucho la manera en que prepararon el cordero allí”. Pero, amigo oyente, uno no puede
menos, que reconocer que esto es lo esperado en un país donde se crían los corderos. Y no ha
habido mejor cuadro de Jesucristo que aquel del Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Ahora, aquí los discípulos fueron escrupulosos en demasía en su manera de guardar la
ley mosaica; porque se interesaron en la letra, antes que en su espíritu. Querían saber dónde iban
a comer la Pascua. Su preocupación principal era celebrar correctamente la Pascua. No se daban
cuenta que, dentro de unas pocas horas, Jesús iba a cumplir personalmente el significado de la
Pascua. Leamos los versículos 13 y 14 de este capítulo 14 de Marcos:

13
Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un
hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14y donde entrare, decid al señor de la
casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis
discípulos? (Mar. 14:13-14)

Una vez más creemos que esto revela el lado humano de nuestro Señor, y también revela el
hecho de que había aquellos que le amaban en aquel tiempo; es decir, los que le estaban
preparando la Pascua. También revela el hecho de que nuestro Señor era el Dios omnisciente.
Al parecer, el señor de aquella casa era algún seguidor desconocido de muestro Señor. No hay

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razón alguna para dudar que había una previa oferta del aposento para Jesús. Creemos que en
alguna ocasión durante aquellos tres años del ministerio público de Jesús, este señor había venido
al Señor Jesús ofreciéndole este cuarto para lo que se le ofreciera. Creemos que le dijo a Jesús:
“Ahora, cuando llegues a Jerusalén para la Pascua, tengo este aposento alto que está
completamente a Tus órdenes, y lo tendré preparado sólo para Ti”. Amigo oyente, este fue un
servicio maravilloso que hizo este hombre. Hay tantas cosas que podemos hacer para el Señor
Jesús, y esto es lo que hizo este hombre. Veamos los versículos 15 y 16:

15
Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí.
16
Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron como les había dicho; y
prepararon la pascua. (Mar. 14:15-16)

Note usted que Jesús celebró la Pascua en un aposento alto que pidió prestado. Pero es obvio
que el hombre ya había preparado el aposento para Jesús, y por eso creemos que había un previo
arreglo en cuanto a esto. Tampoco creemos que el huésped deba ser culpado por no estar allí en
esta ocasión para lavar los pies de los discípulos. Iba a ser una Pascua privada. El Señor había
dicho según el versículo 14 que leímos: “Comeré la pascua con mis discípulos”. Iba a ser un
tiempo privado y así el huésped no se inmiscuiría en la celebración.

Usted recordará que enfocamos nuestra atención en otra experiencia similar a ésta cuando
Jesús envió a los discípulos a buscar el pollino sobre el cual Él montaría en su entrada a
Jerusalén. Y lo hallaron tal como Él dijo que lo hallarían. Creemos que Jesús había hecho un
previo arreglo para el pollino. Aparentemente nuestro Señor hacía los preparativos al proseguir
Su camino. Y pasamos ahora al siguiente aspecto. Leamos el versículo 17:

17
Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. (Mar. 14:17)

Note usted que Jesús vino por la noche. La Pascua empieza a la puesta del sol, y creemos
que Jesús vino cubierto por la sombra de la noche. Jesucristo no iba a permitir que Sus enemigos
hicieran nada sino hasta cuando Él estuviera listo. Pero más tarde en su debido tiempo, Jesús se

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entregaría en sus manos para ser crucificado. No sería según el horario previsto por los príncipes
religiosos, sino según el horario del mismo Señor Jesucristo. Esta es una cosa maravillosa.

Esta fue una ocasión amable. Comió la Pascua con ellos de una manera tranquila e informal.
Hemos convertido el servicio de la Santa Cena del Señor en un servicio demasiado formal.
Vemos que Él comió la Pascua con ellos aquí, y que la próxima comida que Él comió con ellos
fue después de Su resurrección cuando desayunaron juntos en la playa del mar de Galilea.
Creemos que este tiempo que pasaron en la última cena fue un tiempo de compañerismo.

A veces se sirve cenas en nuestras iglesias y es maravilloso que los hermanos se reúnan y
disfruten del compañerismo alrededor de la Persona de Cristo. Pero si Cristo no está en el
centro, entonces simplemente nos divertimos y no nos gozamos de una comunión como
hermanos comprados por la sangre de Jesucristo. Estas deben ser ocasiones para reunirnos
alrededor de la persona de Cristo. Y ese fue el propósito de aquellos que se reunieron en aquel
aposento alto. Leamos ahora los versículos 18 y 19 de Marcos 14:

18
Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que
uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19Entonces ellos comenzaron a
entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? (Mar. 14:18-19)

Todos sabían que eran capaces de hacerlo. Seguramente usted, amigo oyente, ha descubierto
que es totalmente depravado y que es pecador. Usted no es una buena persona, sino un pecador.
Y usted es enteramente capaz de volverle la espalda a Dios. Y si es que no lo ha descubierto,
entonces, no ha descubierto mucho.

Lamentablemente hay personas en la iglesia que no reconocen que son pecadores y que están
perdidos. Y hay algunos creyentes en la iglesia que no se dan cuenta que son capaces de volverle
la espalda a Dios. El Apóstol Pablo, en su primera carta a los Corintios, capítulo 2, versículo 14,
nos dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios”. Todos
podríamos preguntar: “¿Seré yo?” Bien, leamos ahora los versículos 20 y 21:

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El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 21A la
verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por
quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
(Mar. 14:20-21)

Fue Judas Iscariote, quien se decidió a traicionarle. La responsabilidad de Judas fue muy
grande, porque él tuvo la oportunidad de estar con Jesús durante los tres años de Su ministerio
público. El salmista escribió en el Salmo 41:9: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba,
el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Señaló a Judas Iscariote. Y creemos que
Judas Iscariote salió en este momento crítico.

Y pasamos a considerar el siguiente aspecto en este capítulo 14. Jesús instituyó una nueva
fiesta al ir desapareciendo la vieja. Erigió un nuevo monumento, no de bronce ni de mármol,
sino un monumento que tomó estos elementos que perecen tan fácilmente, como el pan y el vino.
La celebración tradicional de la Pascua judía había anticipado Su venida como el Cordero de la
Pascua; y ahora, la Cena del Señor, mira hacia atrás, hacia Su muerte. Y aquí vamos a
detenernos por esta ocasión. Continuaremos considerando este capítulo 14 del evangelio según
San Marcos, en nuestro próximo programa. Hasta entonces, amigo oyente, ¡quiera el Señor
bendecirle abundantemente!

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