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El humo del samovar

Ángel Pushkin
EN LA AZOTADA INTEMPERIE

En cada joven la pólvora de Marinetti,


en cada viejo la sabiduría de Hugo
VLADIMIR MAIAKOVSKI
ELOGIO DE LO ÍGNEO

abrazará todos los corazones y los fundirá en uno solo


MÁXIMO GORKI

Ensamblaje de carbón y cobre


extraídos de lo profundo,
por manos agrietadas
y huérfanas de caricias,
elevadas al cielo
de los Bajos Fondos.

Este humo no es el veneno


que atora el tracto respiratorio,
que restañará el agua fría
convertida en maternal arrullo.

Protejamos
el último refugio del calor humano
que exhala esta chimenea
sobre la que flotan las ilusiones
que detendrán la hipotermia impuesta.

Pobres gentes,
humillados y ofendidos.

Vástagos del desarraigo corpóreo,


sin abrigo en las mañanas gélidas
y destino en los asilos de noche.

Explosión de antocianina
que cubrirá la tierra
con el coraje del subsuelo.
HIMNO GENERACIONAL

¿Plural mayestático?,
¿identidad colectiva?

No son esas ínfulas


las que encienden este fuego,
solo la actitud observadora
de los rostros circundantes.

¡Qué extraño paisaje nos contempla!

Crecimos sin fe y sin tabúes


con las incógnitas casi despejadas
en busca de lo empírico
y su fugacidad abyecta.

Somnoliento espejismo
arropado por la indiferencia,
con el ocio por todo trabajo.

Más tarde, la máscara griega


nos mostró su mueca amarga
apenas comenzada la función de la edad adulta.

Inútil plenitud biológica


en la que se marchita
la paternidad probable
y su responsabilidad inasumible.

Y una vez probado el luto


flaquean las fuerzas
para buscar una escala de grises.
No nos entregarán las llaves,
tendremos que crearlas
del hierro ardiente de los iguales,
para que bajo cada umbral
el frío sólo sea un recuerdo triste.
CAMBIO DE AGUJAS

¡Reposa tu cabeza sobre mi hombro!


Ahora que nos invade la angustia
por olvidar estas calles ingratas

Roto por fín,


el arresto domiciliario
forzado por la estrechez,
la denegación de auxilio
de las estanterías del supermercado.

La dinámica vigilante
en la que se diluye el calendario
para descubrir un número de dos cifras
en la cuenta bancaria.

Una huida calculada, sin maletas.

Felicidad densa
que en pocas horas desbordará
la clepsidra del hoy,
antes de poner a cero
el contador de la serotonina.

Estos son todos los planes


que podemos permitirnos.

Resistir es un objetivo estratégico.


Quizá, también lo sea
recobrar la fe en Dios.
TRAVESÍA

Nada calienta el alma en esta tarde fría,


la deseada infusión de recuerdos
tampoco cambiará este paisaje
teñido de grises
en escala descendente.

La prisa camina guardada en bolsas,


plastificado consumo sin objeto,
tenencia ilícita.

Titilan los colores sobre los pasos de cebra.

Alguien espera una llamada


que destruya esta languidez crepuscular.

Pisadas cortas e inseguras


de rastro ignoto,
que habitan estas impersonales calles
repletas de nombres y apellidos.

Miradas sobre un punto ciego


bajo luminancia apática,
zona de penumbra en que asumir
la dirección errónea.
FIESTA DE GUARDAR

Acostarse es un titánico ejercicio,


biológica tribulación.

Violentas
cuelgan de la bóveda del techo
las prioridades impuestas.

¡Estuvimos tan próximos a burlarlas!

Aquella tarde de “Ramos”


en busca del café con leche
que distrajera el hambre
y el vacío en los bolsillos.

–Nosotros no encajamos aquí


entre la gomina y las palmas.

Evitada la tentación de las vitrinas


desde fuera de aquellos bares
habitados por ansias infelices,
sobrevolamos la vacuidad por un momento.

Rozando lo puro,
sabiéndonos imperfectos,
vimos vaciarse las calles.

Hoy me volverá a acoger


el pasillo mudo y la cama vacía,
germen del pan y del sudor exigido.
El fiero rugido que anuncia el instante
de asirse a la yunta de las horas cotizadas,
el cuerpo rígido y yerto
sobre el colchón del frágil futuro
y sus muelles de incertidumbre.

El insomne soñador continúa afirmando:


el sólo hecho de vivir, permanece.

Y su complicación poliédrica
no abandonará las esquinas del aire,
dejando doloridos los pulmones
que oxigenan los motivos imprescindibles
que permiten el avance.
NO HAY ENÉMIGO PEQUEÑO

Muchos años después,


fui consciente.

Aquella volea de Van Basten


cerraba la persiana del siglo XX,
cautivo y desarmado me di cuenta:
era demasiado tarde.

Dans le Port D`Amsterdam


los estibadores soñaban con Kronstadt
acordando tácticas y estrategias
en el Congreso de La Haya.

Un color en que sumergir la pubertad,


vivo y agonizante.
Herencia de un pequeño plantígrado
y las noches de mi infancia.
Hallazgo que sentaría
las bases de una disonancia cognitiva
persistente y continua.

Y las décadas siguientes


fueron sólo un muestrario de espejismos.

Esporas en movimiento
de indefinido rumbo,
sumergidas en el conjunto impostado
de los cofee shop`s y los vuelos de bajo coste.

Moscú fue nuestra Meca


a la que peregrinar una vez en la vida,
con las venas rebosantes de ardor y humanidad.
Hoy soy testigo
de la barbarie y su avance meteórico,
convertidos los referentes
en retratos descoloridos,
condenados a las estanterías de la Historia.

La certeza de la esencia
y su fuerza telúrica
hoy recorre laberintos
sin hilos proletarios de Ariadna.

En busca de un París 1871


para agruparse
y poner en pie el “Gran experimento”
en el que el fantasma ocupe los castillos y mansiones.
POÉTICA

Creo que las poéticas


están hechas del aire
que barre las tormentas
MACARENA TRIGO

La tinta sobre la cuadrícula


dibuja imperfecciones
de naturaleza oculta.

Pequeños artefactos
plasmados en papel
en explosión inocua

Sintaxis invertida
que acaricia las estrías del alma.

Inexacta métrica,
léxico de corrección difusa
y voluntad megalómana.

Empatía pretendida,
ardua tarea, al fín
sólo agua entre las manos.

Juicio sumarísimo,
sin posibilidad de defensa
bajo aguerrida crítica fiscal.

Cuño viejo, con rima consonante


quien lo probo lo sabe,
o procedencia oriental
7/5/7.
Ejercicio matemático
de subjetivo resultado.
ADAPTACIÓN AL DUELO
I. RUPTURA

Mientras haya
alguna ventana abierta
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza
PEDRO SALINAS

En un acto desesperado
pretendí correr detrás
de los instantes amables.

Había olvidado los motivos


para mantenerme en pie,
la práctica de asomar la cabeza
entre la maraña de dolorosos recuerdos.

Porque el lapso
que separa lo real, de lo inconstante
es extremadamente angosto
y volátil: planeé la huida.

Sobre la cama un bolso


repleto de dudas y anhelos,
de búsquedas incómodas.

Herramientas oxidadas,
inservibles para este trance,
tan sólo tinta seca,
para lo abrupto del día a día.

El riesgo evidente
aparentaba ser una ráfaga
de viento favorable,
el impulso necesario.
Las montañas de la incertidumbre,
cumbres accesibles,
para ser coronadas sin oxígeno.

No importaba el pasivo,
ni la evidente insolvencia.

El paso adelante
que rechazase la invitación al ácido convite
de sentarse a la mesa con la angustia.

La huida de las frases hueras asumidas,


fueron poderoso antídoto
para no asumir los errores previos.

Desplazada la constancia
de una identidad discontinua,
pesado lastre para afirmar
lo dinámico de la existencia.
II. ITINERANTE

Un billete de tren
y una revista atrasada
que diluya las horas
en la lástima.

Diminuta presencia
entre la constelación de pasajeros,
estaciones y andenes
filmados en primer plano.

Y mi disnea
es ya el óxido de estos raíles.

No existe analgesia
para este duelo.

Unicamente ponerse a prueba,


excitar el dolor con que convives
y sus instintos agresivos.

Que el buitre mitológico


devore con saña el hepático banquete
para generar las llamas que iluminen tu universo.

Salir por medios propios


de la negrura espesa de la culpa
con las piernas firmes
y los ojos abiertos.

Entrar de manera apresurada


en territorio extraño,
en esa nebulosas absurda
de las preguntas incómodas.
Una vez elaborado el maniqueo inventario
que ponga en orden los minutos perdidos
y someta la generosidad innata
a Consejo de Guerra.

Aúlla la megafonía
que anuncia el fin del trayecto
sobresaltando al pasaje,
que asumo con desconocido sosiego.

Esta vez no hay bienvenidas.

La afectividad toma cuerpo


en una camarera rubia
con ojeras y pelo recogido.
III. SUBURBANO

Expulsado del hipogeo


en el momento exacto
de las llamadas telefónicas
en las paradas de autobús,
origen de esta expedición
con conocido final.

La Gran Vía mantiene su identidad


de crisol recordado
en el que la vida florece
entre el espeso olor a salitre.

Reconocer estas esquinas


impone de forma terca
la presión sobre mis sienes
con la misma fuerza que sujetan
el puente estos vetustos pilares.

Ha comenzado la búsqueda
de la remembranza en línea recta,
este incómodo rechinar de dientes
sobre un camino de baldosas inconexas.

Desconsuelo explícito
colgado de cada uno de los escaparates
y los estrechos cantones
en los que anidaron
las palabras dichas.
La saliva gastada
que nunca generó consensos
es una parte más del paisaje,
anudada al aire
como un dolor de muelas.

Elementos indicativos
del instante vivo y pretérito
ya superado.

Y si, visceral e intermitente


intenso e irreflexivo.

Constatación de una pérdida


que permite abandonar
la voluntad negadora
gestante de la nueva.
IV. EN LA PLAZA NUEVA

Hostoak erortzen badira Prauan


eta usoak plaza berrian agurtzen
etxerako bidean
(Caen las hojas en el prado
y te saludan las palomas en la plaza nueva,
camino a casa)

KIRMEN URIBE

Como estas calles laberínticas.

Así se mostraba lo que intentamos edificar.

Nunca encontramos la salida,


aunque creímos ser conscientes
cuando cruzamos el umbral de los afectos.

Distancia y niebla,
ausencia y lluvia.

Todo lo conseguido
lo hundió la aritmética de los días,
reduciendo a cenizas
los esfuerzos realizados.

Niebla y distancia,
lluvia y ausencia.

Hoy no es primavera,
sobre estas antiguas marismas
y bajo los dinteles
quedaron los años detenidos
anunciando una madurez
que llegó para quedarse.
PEQUEÑA GALAXIA

Largo se le hace el día a quien no ama,


y él lo sabe
CLAUDIO RODRIGUEZ
INSTANTE

Así siempre, como agua, flor o llama


vuelves entre la sombra, fuerza oculta
LUIS CERNUDA

El tiempo es siempre exiguo.


Para nosotros también lo fue.

Mirarnos a los ojos,


un lujo alejado de lo posible
en esta época,
exenta de pretiles en que refugiarse
del abismo de los trabajos y los días.

Fuimos las víctimas propiciatorias


de un estilo de vida impuesto,
de las prisas obligadas
y la geometría financiera.

Siempre en lucha encarnizada


contra los arbitrios,
te recordaba celosamente
que la vida es eterna en cinco minutos.

Los mediodías que se hacían madrugada


con su tristeza inconsolable
me entregaban el testigo amargo
de lo que quedaba atrás.

Concatenación de momentos
construidos sobre las noches
de la ropa arrugada
dentro de nuestra pequeña galaxia.
El teléfono gritó una tarde
en horario de oficina:

Respondí con un lacónico: -Hola.


-Sólo llamo para decirte que te quiero.
SESIÓN DE TARDE

Dreamers with empty hands may sight for exotic lands


VERNON DUKE

Hoy la digestión será menos molesta,


sobre la mesa dos tazas de café,
edulcorantes de fin de semana
que endulcen el sinsabor de los hábitos adquiridos.

Avenidas huérfanas de flores y neones


por las que no pasean detectives
que habitan el último refugio de la honestidad,
sólo frágiles cleptómanas y místicos de color de plata.

Almas solitarias en la puerta de un peep-show,


donde Caperucita actúa de tres a siete.

Manhattan es un castillo sin torres,


un cóctel profundamente freudiano.

No hay boxeadores, ni camareras


vendiendo su exuberancia a media jornada.

Estas no son las postales que recibirás,


apenas parecen los mismos lugares.

Es posible que hoy no aparezcan mis héroes,


no los necesito.

Tengo la tranquilidad nerviosa


de sentirte justo al lado.
Adivinar lo que sueñas sobre mis hombros
en esta tarde de cine,
filmado por nuestras voluntades:
fundidas a negro como tus párpados.

Cuando despiertes, haremos el amor,


final feliz a lo que queda de cierto,
¿quizá para olvidarlo?
FOLIE A DEUX (Trastorno de Locura Compartida)

impaciente de meses, furioso de semanas


PAUL VERLAINE

Casualidad consciente,
en los días de la ilusión limitada
y de cerrar los libros.

Víctimas del ansia púber


y la resignación estricta
regalada por los años.

A pesar del polvo acumulado,


de las señales y el frío,
detuvimos la conformidad.

Impetuoso sístole con forma enajenada


para transformar la arritmia
¿simbólica? ¿real? ¿imaginaria?

Cómplices de la locura soberbia


de olvidar los arañazos
y los días de cielo plúmbeo
tristemente conocidos.

El esfuerzo ímprobo
del desposeído
en su entrega de lo innecesario.

Derrotados los prosélitos


de la apatía,
protegidos de su metralla fiera.
Presos del hechizo,
recorrido el tramo
de los cristales rotos,
burlando los temores atávicos
para constatar lo imaginable.
SAINT JAMES PARK

Nos acogieron las hojas


con su quietud ocre,
sabedoras que huíamos
de los llantos subterráneos
y gentrificaciones distópicas.

¡Aprieta contra mi pecho


toda la gravedad
de este mundo en ruinas,
ahora que nadie nos observa!

¡Ayudemos a detener la angustia


de esta ciudad asesinada por el ocio!

Que salgan de cada boca


los silencios de la prisa
y se estremezca
el bronce de las estatuas.

Un abrazo que supere cada instante gráfico


y calme las ausencias venideras.
DEL CÉFIRO NOCTURNO
(Epílogo)
EN TIERRAS DE AL-MU`TAMID

¡Quién pudiera recorrer por fin estas calles,


para besar los labios de tu cara de mundo!

Hoy soy yo el que observa


el Guadalquivir ardiente
con mi vencida sombra
proyectándose sobre tus muros de albero.

Vigilado desde estas alturas


amenazantes y curvilíneas,
perseguido por los ecos de tu Taifa.

Evita en lo posible
que se borren las letras
que quedaron escritas
sobre los lienzos de tus vetustas murallas.

Permite que me sienta hoy acogido


en tus calles y plazas
mientras soportas la Historia
sobre tus hercúleas columnas .

Parecen escucharse ya los acordes


de la desordenada zambra
que me une a ti indisolublemente,
durante este tiempo que dista de mi regreso al Norte.

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