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El descubrimiento de América se produjo gracias a los acontecimientos que impulsaron el apoyo hacia los proyectos de

navegación, como la conquista del reino de Granada en 1492 con la rendición del rey Boab-dil en la ciudad de Santa Fe,
de esta forma le quedó libre el camino a Castilla para adoptar una política agresiva que atajara los progresos obtenidos
por Portugal en la conquista del Atlántico y en los mercados del África Negra.

Los Reyes Católicos estaban dispuestos a ayudar a cualquier empresa de navegación que alcanzase los objetivos que se
proponían en su competencia con Portugal.

En esas circunstancias, aparece ante los reyes un piloto y navegante desconocido que promete villas orientales a cambio
de una ilota con la que viajar hacia Occidente, para llegar a Cipango y Catay (China y Japón).

Cristóbal Colón
Cristobal Colón
Se cree que Colón nació en Génova, de donde en múltiples escritos afirmó proceder, a pesar de que jamás se encontró
papel escrito de su puño y letra que no estuviese en castellano. La fecha exacta de su nacimiento se desconoce, pero se
calcula alrededor de 1451. Varias ciudades de Italia se disputan su cuna. Se le ha considerado también gallego, extremeño
o catalán, y no faltan quienes afirman un origen étnico hebreo.

Su convicción de que la Tierra era redonda (aunque la creía más pequeña de lo que en realidad es) y, en consecuencia,
que el Atlántico tenía menos extensión, le llevaron a ofrecer sus servicios a Juan II de Portugal y a presentarle un proyecto
de navegación hacia el oeste. Al consultar con sus asesores y consejeros marítimos, el monarca recibió una rotunda
negativa, dado que Portugal se empeñaba en lo contrario, en encontrar un camino hacia Oriente, siguiendo las rutas de
ccircunnavegación de África hacia el este.

En 1484 ó 1485, Colón solicitó hospedaje en el convento de La Rábida, donde conoció a fray Antonio de Marchena y a fray
Juan Pérez, uno de los confesores de la reina Isabel. Convenció a los frailes de la viabilidad de su empeño y fray Juan
Pérez lo puso en contacto con el prestigioso marino Martín Alonso Pinzón. Éste, después de escucharle, se adhirió a la
empresa.

Algunos autores sostienen que Colón tenía la certeza de que existían tierras hacia occidente, lo cual habría participado a
fray Juan Pérez, quien a su vez lo habría contado a la reina, suposición que explicaría la diligencia de los reyes y el apoyo
que prestaron a Colón.

En 1486 consiguió una entrevista con los Reyes Católicos, quienes sometieron las ideas de Colón a dos consejos de
expertos, uno en Córdoba y otro en Salamanca. En el segundo le sonreirá la suerte, gracias a la intervención de fray Diego
de Deza, tutor del príncipe Juan, que apoyará plenamente su tesis. Dos años vivirá bajo la hospitalidad del duque de
Medinaceli, terrateniente andaluz que quiso participar de la gloria que intuía en la empresa. La reina, celosa de la
exclusividad de la Corona para auspiciar la tarea, decide acometerla por su cuenta. Pero, ante las peticiones excesivas de
don Cristóbal, rechazó el proyecto.

Colón se retiró a La Rábida, con la decisión de marcharse de España. Pero el prior del convento de Santa María escribió
a la reina rogándole que reanudara los tratos con el navegante. Colón regresó a Santa Fe para entrevistarse con Isabel y
nuevamente fracasaron las negociaciones.

Gracias a la intervención de Luis de Santángel, escribano de la Corona de Aragón, la reina aceptó las onerosas condiciones
de Colón. Una vez aprobadas por el rey Fernando, se firmaron las capitulaciones en Santa Fe (abril de 1492), compromiso
más que beneficioso para Colón quien, según sus términos, de descubrir algo, se convertiría en el más rico e influyente
personaje del país. Sus ilusiones, ideas y enorme ambición le convertirán en el Gran Almirante de la Mar Océana.

Los viajes del descubrimiento de América


La Corona procuró dos carabelas que «encargó» a los vecinos de Palos de Moguer por mandato real, así como también
«solicitó» a las ciudades costeras de Andalucía vituallas, abastecimientos y pertrechos militares para la empresa. Se eximió
a Colón del pago de derechos y se le concedió la categoría de Embajador de Sus Majestades ante el Gran Khan.

No resultó fácil al genovés reunir una tripulación. Para los marineros, Colón era un desconocido con fama de iluso, por lo
que les sorprendió el respaldo que suponía la real cédula leída en la iglesia de San Jorge, en mayo de 1492. Martín Alonso
Pinzón prestó a don Cristóbal un apoyo decisivo, gracias a la intervención de fray Juan Pérez y procuró la leva de la
tripulación para las tres carabelas, ya preparadas. En junio de 1492 comenzó el alistamiento.

Primer viaje
Con tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María (esta última propiedad de Juan de la Cosa, quien embarcó en ella
como maestro o piloto), bajo el mando, respectivamente de Martín Alonso Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón y del mismo
Colón, se hicieron a la mar el 3 de agosto de 1492 en el puerto de Palos y se dirigieron hacia las islas Canarias, donde
recalaron para reparar algunos desperfectos de la Pinta y la Niña y para que Colón realizara algunas visitas antes de
arrostrar el océano.
Continuaron viaje el primero de septiembre desde Las Palmas, impulsados por vientos alisios favorables. Dos incidentes
notables ocurrieron en la lenta travesía: la desviación observada en la aguja de la brújula (que achacaron a la variación de
la latitud), y el creciente nerviosismo de los marineros, después de un mes de navegación sin resultados. La inquietud se
hizo crítica el 7 de octubre, poco antes de avistar tierra, cuando ya indicaban su proximidad leños, pelícanos y plantas
terrestres flotantes. Colón y los hermanos Pinzón colaboraron para sofocar algunos conatos de rebelión.

En la madrugada del 12 de octubre, Rodrigo de Triana, lanzó el grito de ¡tierra! La expedición arribó a una islita del
archipiélago de las Lucayas o Bahamas, que los naturales conocían por Guanahaní y que el marino llamó San Salvador
(probablemente la actual VVatling). Colón tomó posesión de ella en nombre de la Corona de Castilla y Aragón, treinta y
dos días después de salir de las Canarias.

Tras recorrer varias islas, en las que se detuvo poco, llegó el 27 de octubre, guiado por las noticias recibidas de los
arauacos, a una isla mayor, Cuba. Desembarcó en el puerto de Bariay en el extremo oriental de la isla, que bautizó con el
nombre de Juana. A continuación, exploró la isla de Santo Domingo, que denominó La Española. En ella pierde la Santa
María al encallar cerca de las costas septentrionales y con sus maderas fabrica el fuerte al que nombró Natividad, en el
cual dejó una pequeña guarnición.
Colón inició el regreso a la Península el 16 de enero de 1493. La Pinta y la Niña se separaron en el camino debido a una
tempestad. Los hermanos Pinzón llegaron en la Pinta a Galicia y el Almirante, en la «Niña» (que había recalado en las
Azores, donde tuvo dificultades legales con los portugueses de las islas) arribó al puerto de Lisboa. Después de muchos
inconvenientes regresó a Palos, desde donde se trasladó a Barcelona, para reunirse con los Reyes Católicos, que le
recibieron como correspondía a la magnitud de la empresa realizada.
Primer viaje de Colón

Segundo viaje
Ante el éxito conseguido por el navegante genovés, los reyes, una vez obtenida la bula Inter caetera del papa Alejandro
VI, que ratificaba, de iure y ante Dios, la posesión de las islas y tierras descubiertas en nombre de la Corona, se apresuraron
a organizar una segunda expedición ya que los portugueses se disponían a preparar otra y a tratar de variar los términos
de la bula. El 7 de junio de 1494 se firmó en Tordesillas un tratado, por el cual las nuevas tierras quedaban divididas por
un meridiano a trescientas setenta leguas al oeste de las islas Cabo Verde, base de los derechos que reclamará Portugal
para su colonia de Brasil. Toda la zona situada al oeste de la línea pertenecía a España; la del oeste, a Portugal.
Colón partió del puerto de Cádiz en su segundo viaje con una poderosa flota compuesta por diecisiete naves el 25 de
septiembre de 1493. Los navios iban cargados de pertrechos, colonizadores y soldados, además de animales domésticos
y plantas europeas. La empresa contaba con doce misioneros y con los célebres Antonio de Marchena, Juan de la Cosa,
Diego Colón, Alonso de Ojeda (conquistador de Santo Domingo), el padre y un tío de fray Bartolomé de Las Casas y Juan
Ponce de León, entre otros. La expedición, financiada por el duque de Medina Sidonia, recaló en la Gomera el 5 de octubre
para proveerse de alimentos y agua. El domingo 3 de noviembre Colón tocó tierra americana por segunda vez, en una
islita, a la que da por nombre Dominica y, posteriormente, en otras islas que bautizó como Marigalante y Guadalupe, en
honor de la virgen extremeña. Descubrió la isla de Puerto Rico el 16 de noviembre del mismo año, a la que llamó San Juan
(los naturales la llamaban Boriquén).

Al llegar a La Española, experimentó un profundo disgusto, pues encontró el fuerte de Navidad incendiado y muertos sus
moradores por las tribus aborígenes, dirigidas por los caciques Caonabo y Guacanagi. Poco después de fundar otro fuerte,
La Isabela, recorrió la costa sur de Cuba y denominó a sus innumerables cayos Jardines de la Reina. Convencido el
navegante de hallarse en las Molucas o Indias Orientales, descubrió también la isla de Santiago (Jamaica).

La expedición —una proeza náutica— se mostraba cada vez más como un fracaso económico. Las duras condiciones del
lugar, la escasez de comodidades, los desmanes de algunos expedicionarios y la hostilidad de los indios, le crearon muchos
problemas al genovés.
Colón decidió poner proa de vuelta a la Península, después de convalecer durante cinco meses en el fuerte La Isabela,
única colonia europea en el continente americano por entonces. Reemprendió el viaje de retorno, en medio de las
dificultades y errores provocados por algunos abusos de los colonizadores y del propio navegante. Nombró a Bartolomé
Colón, su hermano, Adelantado de la isla, y partió en la «Niña» el 10 de marzo de 1946. Después de un azaroso viaje,
desembarcó en Cádiz el 11 de junio con un grupo de indios que había encabezado el propio Caonabo (fallecido durante la
travesía). Los reyes le recibieron de buen grado y le concedieron las mercedes que solicitó; Colón rechazó, sin embargo,
los títulos nobiliarios que le ofrecieron. A pesar de la mala fama que había adquirido por el trato que daba a sus
subordinados, pudo montar otra expedición por cuenta de la Corona.

Segundo viaje de Colón

Tercer viaje
Colón zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498 con seis naves, hizo escala en La Gomera y,
después de atrapar un bajel corsario, se dirigió al Nuevo Mundo. Una vez atravesadas las zonas de la calma chicha, que
agotaron sus provisiones, avistó el 31 de julio una tierra agreste, a la que impuso el nombre de Trinidad (que aún conserva).

El día 1 de agosto desembarcó por primera vez en tierra firme venezolana en las penínsulas de Paria y Cumaná, a las que
confundió con islas.

Remontó hacia La Española donde conoció la despoblación del fuerte La Isabela y la fundación de Santo Domingo, a orillas
del río Ozama. Colón, muy enfermo de gota y de oftalmía, se enfrentó a la rebelión del justicia Francisco Roldán y se
produjo un desorden general en la colonia que el almirante no pudo evitar.

La Corona mandó al comendador Bobadilla, quien acusó a Colón y le envió a España encadenado, pero al llegar a la
Península se le devolvieron sus prerrogativas. Las medidas de Bobadilla quedaron anuladas y le sustituyó en su cargo
Nicolás de Ovando.

Colón fue rehabilitado en sus antiguos privilegios, que se hicieron extensivos a sus herederos, si bien no se le confirmó
como virrey de aquellas regiones, cargo que jamás volvió a recuperar, por lo que renunció a ejercer el mando en La
Española.

Consecuente con su promesa de levantar un ejército para liberar los Santos Lugares del domino turco, intentó de su propio
peculio realizar una leva, exaltado por su celo religioso y un profundo misticismo.

Pero su afán descubridor le impidió poner el plan en práctica y, aunque viejo, todavía enérgico, emprendió su cuarta y
última aventura marinera, convencido todavía de que las tierras por él descubiertas antecedían a Asia, proponiéndose el
descabellado plan de remontar el río encontrado cerca de Trinidad, el Orinoco, hasta llegar al mar Rojo y, desde allí,
acceder a los Santos Lugares, para liberarlos de la opresión selyúcida.

Tercer viaje de Colón

Cuarto viaje
A cargo del erario público una vez más, Colón armó cuatro naves (tres carabelas y una pequeña embarcación) que zarparon
de Cádiz el 9 de mayo de 1502, con la recomendación de no acercarse a La Española salvo en caso de mucha necesidad.

Pisó América por postrera vez, el 13 de junio de 1502, en una isla que denominó Martinino (Martinica), pero tuvo que
dirigirse, muy a su pesar, a La Española, donde Ovando le negó el permiso de atracar, por lo que hubo de protegerse de
un ciclón en Puerto Bello, en el occidente de la isla. Ovando, ignorante de los consejos de Colón y de su experiencia en
aguas tropicales, se hizo a la mar y perdió veinte naves con sus hombres y tesoros, incluidos los enemigos de Colón,
Roldán y Bobadilla.

Desde La Española, el almirante partió hacia Jamaica, en busca de un paso hacia el océano índico. Atravesó los Jardines
de la Reina y llegó a una isla que bautizó como Guanaja, a unas cuarenta millas de la costa de Honduras. Allí capturó una
gran canoa cargada de ricos objetos de cobre y armas que anunciaban una cultura más importante que las conocidas por
ellos hasta entonces, la del imperio maya. El afán de Colón por llegar a la India le impidió prestar atención a aquellos
indígenas, que supuso pertenecían al imperio del Gran Khan.
Navegó hasta el cabo de Gracias a Dios (entre Honduras y Nicaragua) y el istmo de Panamá. Trató de colonizar la costa
de Veragua, pero los mosquitos y la hostilidad de los aborígenes se lo impidieron. Tras más de dos meses de un mal
tiempo que estropeó las naves y quebrantó la salud de muchos hombres, el almirante recaló en una bahía a la que llamó
Belén, y en ésta intentó dejar una guarnición al mando de su hermano Bartolomé y pedir refuerzos a la Península. Pero la
agresividad de los indios le obligó a reembarcar. Ante estos descalabros, volvió a Cuba en mayo de 1503. Después partió
hacia Jamaica, donde le recibieron pacíficamente y permaneció allí durante un año. Su falta de salud y los abusos de su
gente le crearon infinidad de problemas. Los indios le cortaron el suministro de víveres, pero lo volvió a conseguir
astutamente al anunciar un eclipse que conocía de antemano.

El tardío socorro desde La Española llegó en junio de 1504. Colón permaneció en Santo Domingo hasta que una expedición
lo condujo a España, el 7 de noviembre de 1504, tras mil penalidades y un fuerte ataque de gota que lo postró. A los pocos
días fallecía su protectora, la reina. Colón acudió a ver al rey en Segovia, sede de la Corte, en mayo de 1505. Murió el 20
de mayo de 1506 en su quinta de Valladolid, en medio del olvido general y en la creencia de que había descubierto el
camino occidental hacia las Indias y el Gran Khan, sin percatarse de que se trataba de un enorme continente intermedio,
completamente nuevo y desconocido.

ORIGEN DE LA POBLACIÓN LATINOAMERICANA


Antes de la conquista, América tenía aproximadamente algo más de 80 millones de habitantes, mientras que la población
europea era en esa época de 60 millones; los españoles y portugueses que llegaron al continente eran pocos en número,
pero superiores en armamento y destreza militar. Por otra parte, la población de las grandes civilizaciones precolombinas
como la azteca de México, la maya de Centroamérica y la inca de los Andes fue pronto diezmada por epidemias de
enfermedades traídas por los conquistadores.

Los que sobrevivieron, no más del 15% de la población, fueron puestos al servicio de los colonizadores para trabajar en
las plantaciones y minas. Cuando los indígenas empezaron a decrecer en número, para reemplazarlos se importaron
esclavos procedentes de África que fueron enviados a Brasil, a las islas caribeñas y también a otros países de la América
española. A pesar de la dominación ejercida por sus propietarios, los amerindios y los afroamericanos lograron conservar
aspectos significativos de los idiomas, costumbres, religiones, artesanías y estilos de vida que han hecho de la moderna
Latinoamérica un crisol de culturas de tres continentes.

Los españoles y los portugueses llevaron muy pocas mujeres a América y, como consecuencia de ello, se produjo la
unión entre conquistadores y conquistados. Al finalizar el periodo colonial, la mezcla de la población indígena y negra con
la española y portuguesa (mestizos y mulatos) era mayoritaria en muchas de las colonias. Esta diversidad de etnias y
culturas contribuyó a diseñar desde entonces una de las características más relevantes de la región.

A pesar de la diversidad racial, se desarrolló de forma notable una estructura social similar en toda la región. Un limitado
cuerpo de funcionarios reales gobernó las colonias en colaboración con el clero y una reducida clase terrateniente y de
mercaderes. Los burócratas, peninsulares o nacidos en América (criollos), formaban, junto con sus respectivas familias,
las clases dominantes, que tenían a su servicio a la mayoría de la población formada por indígenas, mestizos y negros.

Se desarrolló un sistema de comercio centralizado con la finalidad de excluir a competidores extranjeros, pero el
descubrimiento de oro y plata en las Américas atrajo a las restantes potencias, Gran Bretaña, Francia y Holanda, que
establecieron bases comerciales en la periferia de las colonias e influyeron de forma considerable en ellas.

EL FINAL DEL SISTEMA COLONIAL


En el siglo XVIII, tras un siglo de decadencia de España y Portugal, se dio impulso a las reformas, manifestada sobre
todo en el desarrollo de las exportaciones agrícolas y mineras, la eficiencia administrativa, la defensa y la expansión de
las fronteras. Estas reformas, aplicadas en la América española y portuguesa, aumentaron la producción y los ingresos,
pero también contribuyeron al descontento de los criollos y ejercieron una gran presión sobre la población oprimida a
causa de sus lamentables condiciones socioeconómicas.

La filosofía de la Ilustración y la difusión de las ideas liberales tuvieron gran influencia sobre las clases altas de las
colonias, pero fue la invasión napoleónica (1808-1814) de la península Ibérica la que actualizó las ideas de emancipación
de Latinoamérica. Hacia 1825, toda la América española, excepto Cuba y Puerto Rico, se había independizado de la
metrópoli, dando lugar a la proclamación de repúblicas criollas. En 1822 los criollos brasileños establecieron una
monarquía independiente bajo un príncipe portugués.

COLONIZACIÓN EN NORTEAMÉRICA
Mientras España consolidaba su posición en la Norteamérica meridional, Francia y Gran Bretaña exploraron y
colonizaron el continente desde Canadá hacia el sur. En general, Inglaterra y España se habían aliado en política
internacional durante la primera mitad del siglo XVI, motivo por el que los ingleses no intentaron competir con España en
Norteamérica. Francia, el principal rival de España por la hegemonía del continente europeo, entró en la carrera por el
imperio colonial con algún retraso; no obstante, sus adquisiciones territoriales en el Nuevo Mundo fueron importantes. En
1524, el navegante florentino Giovanni da Verrazano, al servicio de Francia, recorrió la costa norteamericana desde el
cabo Fear, en el norte, hasta el punto que normalmente se identifica como cabo Bretón.

En el curso de este viaje exploró las ensenadas que hoy se llaman bahías Narragansett y Nueva York. El francés
Jacques Cartier realizó tres viajes entre 1534 y 1542 y exploró la costa que comprendía el golfo de San Lorenzo, el río de
San Lorenzo y un asentamiento de pueblos indígenas que más tarde se convirtió en el emplazamiento de Montreal.
Francia reivindicó la parte septentrional de Norteamérica a partir de estas expediciones. Debido a la crisis provocada en
Francia por la Reforma protestante, los franceses se vieron obligados a suspender la actividad colonial durante más de
medio siglo.

Desde 1599, no obstante, establecieron puestos de comercio de pieles a lo largo del río San Lorenzo. Posteriormente,
numerosos sacerdotes jesuitas franceses llegaron a estas regiones. Entre los más destacados de estos exploradores se
encuentran Samuel de Champlain, que fundó Quebec en 1608 y exploró lo que en la actualidad es Nueva York; el
misionero jesuita Jacques Marquette y el explorador Louis Jolliet, quienes en 1673 recorrieron juntos la parte superior del
río Mississippi y descendieron hacia el sur hasta la región que hoy día ocupa Arkansas. En 1682, uno de los más
destacados pioneros de Norteamérica, Robert Cavalier, señor de La Salle, y su socio, el italiano Henri de Tonty,
recorrieron el Mississippi desde su unión con el río Ohio hasta el golfo de México, y reclamaron todos los territorios
bañados por el río para Luis XIV, rey de Francia; en su honor llamaron a estas tierras Luisiana.

La Corona inglesa reclamó sus derechos sobre Norteamérica basándose en el viaje de Giovanni Caboto entre 1497 y
1498, pero durante casi un siglo no hizo ningún intento de colonización. La primera colonia británica de Norteamérica fue
fundada en 1583, cerca de la actual ciudad de Saint John’s (en Terranova), por el navegante y soldado inglés Humphrey
Gilbert, pero los colonizadores regresaron a Inglaterra ese mismo año. En dos ocasiones, 1585 y 1587, Walter Raleigh
intentó establecer una colonia en la isla Roanoke, en la actual Carolina del Norte, pero cuando los exploradores
británicos visitaron Roanoke en 1590 no encontraron rastro de los colonos.

La primera colonia británica permanente de Norteamérica fue Jamestown, levantada en Virginia en 1607. La colonia de
Plymouth fue creada en 1620, en las orillas de la bahía del cabo Cod, y la colonia de la bahía de Massachusetts se
estableció entre los años 1628 y 1630, a orillas de la bahía de Massachusetts. Después de 1630, los ingleses colonizaron
sistemáticamente todo el litoral atlántico entre Acadia, una colonia francesa, y Florida. En 1664, se anexionaron la colonia
holandesa de Nueva Holanda (fundada en 1624), que rebautizaron como Nueva York, y los asentamientos junto al río
Delaware que los holandeses habían arrebatado a los colonos suecos en 1655. La población y riqueza de las colonias
inglesas crecieron rápidamente. Para más información, véase Estados Unidos de América: Historia.

A comienzos de la década de 1690, la mayor parte del subcontinente norteamericano, desde Canadá hasta el golfo de
México, estaba ocupada por Francia y Gran Bretaña. Las colonias francesas estaban muy dispersas. Los principales
asentamientos se agruparon en Canadá y cerca de la desembocadura del río Mississippi; una línea de puestos
comerciales y militares, situada a lo largo de los cursos fluviales del Ohio y el Mississippi, conectaba ambas regiones.
Las posesiones inglesas consistían en doce colonias que se extendían por el litoral atlántico. La decimotercera, Georgia,
fue incorporada en 1733.

CAPITULO II
VISION DETALLADA DE LA COLONIZACION

CARIBE
A fines del siglo XV la Corona de Castilla aprueba el proyecto colombino de navegación del Océano Atlántico hacia el
Occidente como parte de la expansión en que se encontraba empeñada España y que incluía la búsqueda de oro y
especies y de una ruta hacia las Indias Orientales. Las primeras tierras descubiertas fueron las de las Antillas y
confundidas por Colón con tierras asiáticas. La primera fundación en las Antillas fue la ciudad de Santo Domingo, que se
convirtió en el núcleo de la primitiva ocupación española de América organizándose como factoría comercial bajo la
administración colombina.

Conflictos originados por la lucha de intereses privados y estatales promovieron el reemplazo de Colón y la
transformación de la factoría en colonia bajo la administración posterior. La experiencia de colonización en Santo
Domingo, del mismo modo que la realizada anteriormente por España a mediados del siglo XV en las Canarias, resultó el
primer ensayo de conquista y colonización española en América. Allí surgieron los puntos de partida de la administración
colonial (cabildos, audiencias) que más tarde serían trasladadas al continente.

La incesante búsqueda de oro y la explotación de yacimientos auríferos conseguidas mediante el abuso de la mano de
obra aborigen, condujo a un rápido y abrupto descenso demográfico en Santo Domingo, Por consiguiente se impulsó la
conquista de islas cercanas (Cuba, Puerto Rico, Jamaica) como fuente potencial de mano de obra. Hacia 1530, el
agotamiento de los yacimientos auríferos y la despoblación indígena tuvo como consecuencia la introducción de esclavos
provenientes del África. La introducción de la caña de azúcar favoreció el desarrollo de las plantaciones, que consistían
en grandes explotaciones trabajadas por mano de obra esclava. Estas nuevas unidades económicas, que encontrarán su
mayor desarrollo en los siglos XVII y XVIII, orientaron su producción al mercado europeo.

DARIÉN
El descubrimiento del Darién, región comprendida entre el Golfo de Urabá y el Istmo de Panamá, fue el resultado de
expediciones con fines mercantiles y de exploración iniciadas a principios del siglo XVI.

Desde 1509 la Corona impulsa la conquista del área, considerada potencialmente rica en oro y esclavos. Conflictos
provocados por luchas internas entre las huestes conquistadoras sumados a una tenaz resistencia indígena, provocaron
una ocupación inestable de la región. El descubrimiento del Mar del Sur (Océano Pacífico) en 1513, impulsó la búsqueda
de una vía de acceso marítimo más rápida que conectara el Atlántico con el Pacífico, expediciones que realizarán
posteriormente Solís y Magallanes.

El núcleo de la conquista y colonización de la costa atlántica trasladó al interior y posteriormente se fundó la ciudad de
Panamá sobre la costa del Pacífico, desde donde se realizó la expansión hacia América Central Ístmica y hacia Perú.
A partir de ese momento Panamá cobra importancia como asiento de puertos intermediarios en el tráfico comercial de
América y España, puerto que allí se concentraban fundamentalmente las exportaciones de metales preciosos peruanos
que se transportaban por rutas terrestres hasta alcanzar la región de puertos del Caribe.

MÉXICO
Expediciones privadas de exploración y conquista que tuvieron por base a la isla de Cuba llevaron a cabo el
descubrimiento del estado Azteca en 1a segunda década del siglo XVI.

Los Aztecas constituían un pueblo que había comenzado su expansión desde el Valle de México un siglo antes de la
llegada de los europeos y que estaban intentando estabilizar una unificación política sobre muchas otras poblaciones de
alto desarrollo cultural. En ese sentido la llegada de los españoles ofreció una oportunidad de independencia a esas
comunidades que se negaban a someterse al estado militarista azteca.

El éxito de las técnicas militares españolas y el apoyo de los pueblos descontentos con el dominio azteca provocaron el
derrumbe del estado azteca. Inmediatamente los españoles organizaron un rápido dominio del área cultural azteca y de
una numerosa población indígena que posteriormente fue repartida como recompensa militar entre los miembros de las
huestes conquistadoras. La experiencia previa de la colonización en las Antillas favoreció el traslado a México de la
encomienda corno institución de trabajo indígena para la explotación agrícola, minera y manufacturera, adaptándola a la
nueva situación cultural y demográfica.

La exploración minera se inició tempranamente y se caracterizó por la gran dispersión de sus yacimientos ubicados en su
mayoría fuera de los límites del antiguo imperio Azteca. A diferencia del caso peruano, en México se generalizó el trabajo
indígena pago, limitando el servicio de trabajo obligatorio de los indígenas a un número reducido de actividades mineras.

Poco tiempo después comenzó la diversificación de la economía mexicana convirtiendo a Nueva España en el área más
rica de toda América española: nuevos recursos económicos se explotaron en forma intensiva como la cría de ganado
ovino y del gusano de seda, 1a instalación de ingenios azucareros, la difusión de la industria de paños para el consumo
local, el cultivo de plantas tintóreas (cochinilla).

En Nueva España se dio un particular crecimiento del urbanismo (Valle de México, Puebla, Veracruz) y una magnífica
arquitectura urbana colonial se desarrolló en los mismos. Estos centros urbanos fueron también grandes centros
económicos en los que se concentraban las fortunas y a la vez resultaron activos mercados internos.

VENEZUELA
La mayor parte de la población aborigen que ocupaba las costas pertenecía a los grupos caribes quienes practicaban la
antropofagia, motivo por el cual la Corona justificó su captura como esclavos.

El difícil panorama que presentaba el sometimiento de los caribes y diversos compromisos contraídos por la Corona
española en Europa indujeron a la dirección de la conquista y colonización de Venezuela a la familia de banqueros
Welser, de origen alemán, representando esta área un caso atípico en el contexto de la conquista hispanoamericana.
Encarada como una empresa puramente comercial, el gobierno de los Welser en Venezuela no condujo a su
colonización, limitando su acción a la explotación económica de la región de Coro y a la explotación del occidente
venezolano y del este de Colombia.

Recién desde mediados del siglo XVI la Corona retoma una política de ocupación definitiva especialmente en la región
central. Los fértiles valles costeros, con una numerosa población indígena no belicosa y por lo tanto fácilmente
encomendable permitieron el establecimiento de ciudades que aseguraron la colonización de esos territorios.

COLOMBIA
Desde comienzos del siglo XVI empresas comerciales para la caza de esclavos indígenas exploraron las costas
atlánticas colombianas pero el interés colonizador de la región sólo surgió a partir de 1525 con la fundación de dos
ciudades sobre la costa del Caribe: Santa Marta y posteriormente Cartagena. Una expedición partiendo de Santa Marta
exploró el río Magdalena y desembocó en la aislada meseta de Bogotá en pleno territorio de comunidades chibchas.

Tras el rápido sometimiento de las mismas se produjo el encuentro con huestes que provenientes de Venezuela y Quito
decidieron la fundación de Santa Fe de Bogotá núcleo de la colonización de Colombia. Otra expedición también
partiendo del Magdalena se desvió para explorar el valle del Cauca sin que se realizaran asentamientos definitivos.

La necesidad de vincular Quito con Bogotá promovió la fundación de Popayán y Cali que se convirtieron en puntos
intermedios entre la meseta de Bogotá y el área de Quito. La exploración del área del interior de Colombia en búsqueda
del Dorado no se detuvo hasta fines del siglo XVI.

En consecuencia Colombia resultó un área de escasa cohesión territorial (costas del Caribe y del Pacífico, valles del
Cauca y Magdalena, meseta de Bogotá, región selvática meridional y oriental) manteniéndose la desocupación de vastos
territorios y 1a concentración de la escasa población principalmente en la costa y la meseta de Bogotá hasta el siglo XIX.
La gran riqueza aurífera concentrada en las regiones del Atrato y el Alto Cauca fue explotada desde el siglo XVI y fue su
principal recurso económico hasta mediados del siglo XIX.

PERÚ
Como en el caso de la conquista de México, la conquista del Perú respondió al interés privado de huestes que se
asociaron para emprender la búsqueda de metales preciosos. En el caso de México se tornó como base a las Antillas y
en este caso a Panamá.

Confirmadas las informaciones sobre la existencia de un gran estado indígena al sur de Panamá en el área andina, la
conquista se realizó desde 1531. El área andina estaba ocupada por pueblos de alto grado de desarrollo tecnológico
desde mucho tiempo atrás, cuyos inicios se remontan al segundo milenio a.C. , momentos en que aparecen las primeras
aldeas de agricultores que van a localizarse en los valles costeros y en las tierras altas.

A lo largo de 3500 años estos pueblos fueron desarrollando sobre una misma base cultural distintas sociedades con
marcadas particularidades regionales. La rápida victoria militar española, obtenida por la debilidad del estado incaico
conmovido en esos momentos por luchas internas y también por la superioridad bélica hispánica, permitió la inmediata
sustitución de la administración de los Incas por la española.

Durante el primer siglo de dominación hispánica la agricultura intensiva, base de la economía de autosuficiencia de la
población indígena, no se interrumpe pero se inicia una intensiva explotación minera que va a proveer de grandes
cantidades de metales preciosos a Europa. El reparto de mano de obra indígena encomendada a particulares constituye
la primera etapa de la colonización del Perú la principal fuente de recursos económicos de los conquistadores.

Los encomenderos, apoyándose en la organización indígena preexistente canalizan esa mano de obra hacia la
producción de manufacturas (tejidos, metalurgia, etc.). La necesidad de aliviar tensiones sociales provocadas por esas
luchas internas condujeron al desplazamiento de huestes descontentas hacia áreas marginales del antiguo imperio
incaico: Chile y Tucumán. La incorporación de Tucumán y Chile afianzan la seguridad del Perú mediante la extensión de
la frontera meridional y la fundación de ciudades en esos territorios. Tucumán se desarrolló como área intermedia entre
el Atlántico y los principales centros mineros del Perú siendo su principal función económica la de proveer de alimentos,
transporte (mulas) y manufacturas a esos centros, en especial los localizados en el Alto Perú.

En esta misma época comienza la valorización de la tierra y la mano de obra indígena adquiere un valor económico aún
mayor que en la etapa de la organización del sistema de encomiendas, constituyéndose las haciendas como nuevas
unidades económicas en el Perú.

CHILE
La conquista de Chile está vinculada con el proceso de incorporación territorial que siguió 1a conquista del Perú. En 1540
grupos de huestes hispánicas residentes en el Perú emprendieron la conquista de Chile, alentadas por la difusión de la
leyenda del Reino del Rey Blanco, en búsqueda de metales preciosos.

Posteriormente estas huestes comprobaron la ausencia de grandes cantidades de metales pero en su lugar encontraron
una organizada resistencia indígena.
En consecuencia Chile representa un caso de pura conquista militar. La guerra contra los araucanos dio caracteres
epopéyicos a los intentos españoles por imponerse en un dilatado y poco accesible territorio. La falta de vinculación entre
las ciudades-fuertes sumado al aislamiento geográfico del área con respecto a1 Alto Perú y el Atlántico promovieron a
mediados del siglo XVI la incorporación de las regiones de Tucumán y Cuyo a la gobernación de Chile. E1 intento de
avanzar sobre el Tucumán fue rechazado por huestes hispánicas procedentes del Alto Perú y en consecuencia Chile sólo
retuvo bajo su jurisdicción el área de Cuyo.

Cuyo proveyó de ganado y mano de obra indígena a las demandas de los centros mineros ubicados del otro lado de la
Cordillera, y cuya incipiente producción metalífera se había iniciado a mediados del siglo XVI.

RÍO DE LA PLATA E INTERIOR DEL LITORAL


El descubrimiento del Río de la Plata a comienzos del siglo XVI se vincula con la búsqueda del paso interoceánico que
condujera a las Indias Orientales. El fracaso de este primer poblamiento por la carencia de metales y de mano de obra
indígena dócil y abundante convirtió al Río de la Plata en un área marginal dentro del contexto colonial
hispanoamericano. Simultáneamente, Asunción nucleaba el poblamiento español, alentado por la facilidad de acceso a
una numerosa población indígena.

MISIONES JESUÍTICAS
Diversas órdenes religiosas entre las que se cuenta la Compañía de Jesús promovieron dentro del contexto colonial
hispanoamericano la creación de establecimientos coloniales en territorios aislados a fin de lograr la captación de
comunidades indígenas mediante la actividad evangelizadora.

El estado español se mostró interesado en la cesión de territorios fronterizos para el desarrollo de la labor misional a fin
de proteger inmensas regiones amenazadas por la presencia hostil de comunidades indígenas no integradas al sistema
colonial español, o bien de otros rivales coloniales europeos.

En América del Sur las misiones jesuíticas se ubicaron en áreas limítrofes con el Brasil portugués, desde Ecuador hasta
el Río de la Plata.

Por lo general se localizaron en zonas de asentamiento protegidas por la geografía, como las regiones selváticas o los
bosques subtropicales. En América del Norte las misiones jesuíticas se instalaron en la región occidental y septentrional
de México, incluyendo la península de California a fin de consolidar el dominio español en el área.

La experiencia misionera tenía como fin lograr el cambio cultural de las sociedades aborígenes hacia las formas de vida
europea basándose en las formas indígenas preexistentes. La intensificación de las actividades agrícolas corno parte del
programa misionero obtuvo éxitos espectaculares en aquellas comunidades que ya anteriormente practicaban la
agricultura. El carácter cosmopolita de la Orden Jesuítica le dio gran impulso a la actividad artesanal. Se importaron
técnicas avanzadas europeas en 1a producción artesanal de las Misiones y con mano de obra indígena se obtuvieron
productos de alta calidad tanto técnica como artística.

Cada misión constaba de un pueblo con una definida planificación integrada por calles, plaza, sectores artesanales y de
viviendas, una extensión de tierras dedicada a la agricultura y tierras de pastoreo (estancias) . Las misiones jesuíticas, en
especial las del Paraguay, habían adquirido una organización militar como consecuencia de la constante amenaza
portuguesa encarnada por grupos armados provenientes de la región paulista (bandeirantes) que buscaban capturar
esclavos indígenas.

BRASIL
El litoral atlántico del Brasil fue explorado por expediciones de origen español y portugués‚ desde los últimos años del
siglo XV. La carencia de metales preciosos desalentó la colonización portuguesa postergándola por más de tres
décadas.

Fracasado el sistema de colonización a través de las concesiones hereditarias (capitanías) la corona portuguesa
emprendió la colonización efectiva del Brasil a mediados del siglo XVI, e1 poder político y administrativo quedó
centralizado en la ciudad de Bahía y desde esta ciudad y la de San Vicente se impulsó la difusión del cultivo de 1a caña
de azúcar que se había iniciado anteriormente con éxito en 1a región de Pernambuco.

Dos áreas bien definidas constituyeron los núcleos de la producción azucarera durante un siglo y medio: el nordeste
(Pernambuco, Bahía) y el sur (San Vicente, Río de Janeiro) .

El desarrollo del cultivo de la caña de azúcar en Brasil condujo a la creación de una economía agrícola de exportación
basada en el sistema de plantaciones. Las plantaciones azucareras demandaban importantes inversiones de capital para
la instalación de ingenios, grandes extensiones de tierra y una mano de obra dócil que trabajara en las mismas. La
población aborigen de la región atlántica que practicaba una economía de recolectores resultaba poco apta para el
trabajo organizado de las plantaciones. En consecuencia se incorporó una numerosa mano de obra esclava africana.

La explotación azucarera quedo limitada en manos de una "aristocracia del azúcar" capaz de afrontar los elevados
costos de producción que exigía el cultivo del azúcar, Brasil mantuvo el monopolio mundial de la producción de azúcar
hasta mediados del siglo XVII cuando los holandeses y franceses iniciaron la competencia en las Antillas. Una franja
fronteriza en constante expansión hacia el interior fue sumando recursos ganaderos a las plantaciones e ingenios que
presentaban tan pocos vínculos de intercambio entre sí.

Mientras tanto la escasa población del interior del Brasil se expandía en búsqueda de indígenas para esclavizar y de
metales preciosos. La acción de esta población, conocida como bandeirantes, apoyó las pretensiones de Portugal por
superar hacia el oeste la línea de Tordesillas. E1 centro de estas expediciones de caza de esclavos fue la antigua misión
de San Pablo que comienza a desarrollar una actividad azucarera desde mediados del siglo XVII y consecuentemente
necesitaba mano de obra abundante. San Pablo cumplió también un papel trascendente como base para la expansión de
Portugal hacia el Río de la Plata. En ese sentido la fundación de la ciudad de Colonia del Sacramento en la margen
izquierda del Río de la Plata constituye uno de los intentos de Portugal por alcanzar el acceso directo al Río de la Plata.

Durante el siglo XVIII un gran movimiento migratorio proveniente de las áreas costeras condujo a la fundación de nuevas
ciudades y a la vinculación de las distintas regiones económicas del Brasil que hasta entonces se habían mantenido
como unidades productivas independientes.
El interior selvático de Brasil por sus condiciones de difícil acceso se mantuvo por dos siglos como región poco poblada y
aún inexplorada en gran parte.

ESTADOS UNIDOS
En la costa atlántica de América del Norte la colonización anglosajona se concentró en dos regiones: Virginia en el centro
y Massachusetts al norte. Esta ocupación colonial se caracteriza por la continuidad de poblamiento a lo largo del litoral
atlántico que perdure hasta las guerras de independencia.

La colonia de Virginia creada por una compañía por acciones pudo sobrevivir a las dificultades que presentaban los
primeros momentos de la colonización gracias a la introducción del cultivo del tabaco. En pocos años el tabaco convirtió
a Virginia en una colonia de monocultivo protegida por Inglaterra que monopolizó la comercialización de dicho producto.
En Virginia la distribución de tierras la realizó la compañía en forma directa a los colonos.

Estas grandes unidades de producción promovieron la distribución de la población en áreas rurales y consecuentemente
no se dieron las condiciones para que aparecieran las grandes concentraciones urbanas. Esta elite colonial de Virginia
practicaba el anglicanismo (religión oficial de la monarquía inglesa) y participaba activamente de la administración de la
iglesia anglicana y de los asuntos públicos.

Al norte la región de Massachusetts se convirtió en el segundo centro de colonización anglosajona. El puritanismo de


Nueva Inglaterra afectó profundamente la vida económica, política y social de la colonia. Generalmente obtuvieron tierras
las congregaciones de la iglesia puritana. La pretensión de mantener esa unidad política-religiosa fue un factor de
importancia en la colonización de Nueva Inglaterra, porque muchos colonos que se opusieron a la política o a la religión
de la oligarquía de Massachusetts fueron expulsados y se vieron obligado a fundar nuevas colonias ( Connecticut, New
Haven , Rhode Island).

La especialización en la producción agrícola dio prosperidad económica a la región. Desde 1660 el comercio cobró una
importancia cada vez mayor. Los recursos económicos de Nueva Inglaterra (pesquería, pieles, maderas, cereales)
abrieron el intercambio con la metrópolis y con las colonias inglesas de las Antillas. El puerto de Boston se convirtió en el
centro de intercambio colonial del norte.

Los comerciantes fueron afirmándose económica y políticamente. A fines del siglo XVII reemplazaron a los magistrados
puritanos en el orden político y económico. Esta nueva clase social va a ser la promotora del movimiento de anticipación
basados en los principios del liberalismo político y económico. La prosperidad económica de la región favoreció el
crecimiento de su población, aumentada considerablemente por el aporte inmigratorio anglosajón.

La organización del espacio colonial del sur y norte de la costa atlántica se tradujo en lo económico en una clara
diferenciación productiva entre ambas. En las primeras (Virginia, Maryland, las dos Carolinas, Georgia) se desarrolló una
economía sustentado en la exportación del tabaco y del algodón cuya clase social y económica fue la plantación
esclavista.

La esclavitud negra prosperó debido a dos factores: la expansión territorial del sistema de plantaciones y la disminución
de la mano de obra aportada por la servidumbre por contrato de origen blanco quienes terminadas sus obligaciones
contractuales emigraban al norte y centro. De este modo la institución de la esclavitud quedó vinculada a las colonias del
sur hasta la guerra de Secesión. En las colonias del norte prevaleció el minifundio, la vida urbana y el comercio
diversificado de exportación. La mano de obra se componía en su mayor parte del trabajo familiar no remunerado y del
contrato temporario de una mano de obra especializada muy cotizada.

Las colonias centrales de la costa atlántica (Pennsylvania, New York, New Jersey y Delawere) se caracterizaban por un
predominio de la agricultura de cereales. Tan importante era esta producción que se consideraba a estas colonias
centrales como el "cesto de pan" de las restantes colonias atlánticas. Ambas ciudades dieron origen a una clase
comercial pujante que fijaba la cotización de los productos agrícolas dentro de incipiente sistema bursátil. Esta clase
comercial dirigente se asoció en el siglo XVIII a los intereses emancipadores de las colonias del norte, ya que una política
de librecambio les ofrecía la oportunidad de gravitar en el mercado mundial de productos agrícolas el que podían
abastecer con un gran volumen de la producción agrícola.

Otras dos naciones europeas participaron en el siglo XVII de la colonización América del Norte: Holanda y Suecia.

Las compañía por acciones de las Indias Occidentales y Orientales apoyadas por el Estado holandés‚s impulsaron la
expansión colonial tanto en Oriente como en América. Dentro de este proceso encontramos la ocupación holandesa en
Brasil, en el Caribe y también en la costa atlántica de América del Norte. La ocupación holandesa en América del Norte
fue breve. Y el núcleo más importante de esa colonización fue el puerto de Nueva Amsterdam (actual Nueva York)
verdadero centro cosmopolita de intercambio comercial. La colonia de Nueva Holanda, como se denominó a los
territorios holandeses en América del Norte, no significó un atractivo para el traslado de grandes contingentes migratorios
de origen holandés‚ pero en pocos años los colonos de Nueva Amsterdam se adueñaron del tráfico ilegal de las colonias
inglesas.

Por esta razón se entabla una guerra económica entre Inglaterra y Holanda que finalizará con la destrucción del poder
holandés en América del Norte.
Más breve que la holandesa y sin dejar consecuencias económicas importantes la colonización sueca se centralizó en la
región del río Delawere. La ocupación del Canadá se realizó a través de un poblamiento numéricamente reducido que,
sin embargo, mantuvo una continuidad en la ocupación territorial.

E1 extenso territorio oriental del Canadá estaba ocupado por diferentes grupos aborígenes, con distinto grado de
desarrollo cultural. Dentro de estos grupos, los aborígenes que practicaban una economía de cazadores caracterizada
por una gran movilidad, no pudieron ser incorporados a un régimen de trabajo similar al que los españoles pudieron
implantar en Mesoamérica y en el Perú.

En consecuencia, condicionada por la carencia de metales preciosos y de mano de obra indígena que pudiera ser
empleada en actividades agropecuarias, la colonización francesa se volcó hacia la exportación de materias primas muy
valorizadas en Europa desde mediados del siglo XVI. La formación de compañías dedicadas al comercio de pieles,
maderas y pesquerías, estuvo en manos de la iniciativa privada y su organización resultó similar a la de aquellas
compañías que formaron holandeses e ingleses.

CANADA
La ocupación del Canadá se realizó a través de un poblamiento numéricamente reducido que, sin embargo, mantuvo una
continuidad en la ocupación territorial. E1 extenso territorio oriental del Canadá estaba ocupado por diferentes grupos
aborígenes, con distinto grado de desarrollo cultural. Dentro de estos grupos, los aborígenes que practicaban una
economía de cazadores caracterizada por una gran movilidad, no pudieron ser incorporados a un régimen de trabajo
similar al que los españoles pudieron implantar en Mesoamérica y en el Perú.

Cuando el estado borbónico profundizó su interés por la colonización del Canadá , introdujo formas semifeudales de
acceso a la propiedad de la tierra, desalentando la inmigración de vastos sectores de escasos recursos, hecho que
constituyó el factor decisivo para el mantenimiento permanente de la colonización del Canadá.

CONCLUSIONES
La colonización de América permitió la expansión de la humanidad en todos los rincones de tierra del planeta, ya que
para el momento, el territorio conocido se limitaba a Europa, África y Asia, con población indígena en América, que no
buscaba una expansión tal como la planteada por los europeos.

La colonización fue un fenómeno totalmente forzado, que buscaba saciar los intereses de los españoles y demás países
conquistadores.

La colonización origino y transformo culturas, las mismas que se han desarrollado hasta el momento.
La conquista del continente sirvió para saldar deudas entre los países europeos, ya que los países que debían a otros
usaron como mecanismo el ceder tierras a su acreedor para que este las poblara.

La expansión de la economía fue notable ya que se generaron grandes ganancias en cuanto a la producción agrícola que
era mantenida por los esclavos e indígenas.

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