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Planes de estudio y programas de formación

Propuesta

Calidad educativa

El término calidad está asociado con el del qualidad, provienen del relativo-interrogativo qualis:
cómo, de qué clase. De modo que qualis indica la cualidad, la manera de ser (Lerena). A este
respecto, pienso en el terreno educativo en el uso indistinto del término calidad para acreditar y
evaluar programas universitarios, pero interpretado en términos cuantitativos. Esta confusión de
los términos conduce a interpretar la realidad educativa en términos numéricos, en resultados,
pero no en procesos. Estos no pueden ser captados objetivamente, si no subjetivamente por el
maestro y el alumno quienes enfrentan esta situación. Probablemente en este sentido, Stenhouse
tenga razón de que el profesor sea el investigador de la realidad educativa en la que se enfrenta,
solo que ahora con las exigencias excesivas para cualquier docente es utópico pensar en ello, en
un profesor-investigador eficiente en ambas tareas. Súmele las tutorías, las planeaciones, las
ponencias, la participación en foros, el diseño y rediseño de planes y programas educativos. Hace
falta una planeación que dé a su debido tiempo una importancia cabal a cada de una de estas
tareas si pretendemos que cumpliremos en términos de calidad, más que en cantidad, que para
eso vamos bien, pero hemos interpretado mal la evaluación como examinación y la acreditación
como cuadros estadísticos. Así son impulsados los planes y programas educativos, es más se
diseñan en función de ciertos intereses claramente definidos en investigaciones al vapor, sin
tomar en cuenta a los especialistas en la materia. Así sucede en todas las modalidades educativas,
principalmente en la base para la formación universitaria.

Por otro lado, en el ámbito curricular se ha de romper con la estructura tradicional del plan lineal
por varios motivos, entre ellos señalo los siguientes: “parcelamiento de materias, exceso de
lecciones en un mismo día, cambio de atención del escolar cada veinte o cuarenta minutos para
enfrentar una materia nueva” (Díaz Barriga, p. 53). En este sentido, el estudiante se aproxima al
contenido para memorizarlo y repetirlo, no para construirlo ni modificarlo (Díaz Barriga, p. 26). En
este mismo tenor, los planes se construyen con 40 0 50 asignaturas y el estudiante tiene que
estudiar en un semestre seis u ocho materias, lo que provoca gran dispersión de los esfuerzos del
estudiante y un recorrido superficial sobre las informaciones de las asignaturas (Díaz Barriga, p.
28). No existen innovaciones en el plan de estudios, solo se sustituyen materias por otras o se las
cambia de lugar, o se añaden otras.

Este modelo tradicional de diseño curricular que debió haberse dejado de lado, le pasó lo mismo
que a la calidad y a la metodología de investigación científica, se la crítica mucho, se proponen
otras metodologías pero en el fondo sigue siendo lo mismo. Revísese cualquier plan de estudios
por competencias y nótese muy probablemente que su estructura obedece al modelo tradicional.
Ahora bien, este tipo de planes lineales, organizado por asignaturas resulta funcional para
cualquier institución educativa que evita tener profesores de tiempo completo (Díaz Barriga, p.
30). El docente es contratado para impartir una materia cuyo conocimiento posee. De esta forma,
el plan de estudios puede ser atendido por una amplia planta docente, los cuales pueden ser
sustituidos sin afectar seriamente el desarrollo del plan en operación (véase en ibid). Todas otras
problemáticas y otras más que no me voy a detener a exponer aquí atentan contra la calidad
educativa, pero no en contra de la cantidad educativa.

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