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Hacia una ética del Cuidado necesario.

Susana López Nandayapa


La sostenibilidad es un término que trata de garantizar las condiciones fisicoquímicas y
ecológicas que sustentan la producción y reproducción de la vida. Pero como sustantivo exige
un cambio de relación, un nuevo paradigma para entender el sistema-naturaleza, el sistema-vida
y el sistema-tierra. Por ello se debe pensar en un nuevo paradigma que si bien no sustituye al
de sostenibilidad, si aporta una nueva visión, respetuosa y no agresiva, que se denomina:
Cuidado: Que es un concepto que deriva de la naturaleza del ser humano, en el sentido de
desvelo, atención sobre algo o alguien y también en un sentido de preocupación, de inquietud.
El cuidado como preocupación que demanda protección y los apoyos necesarios, pertenece a
la condición humana.

Pero todo paradigma necesariamente implica una ética: principios, pautas, hábitos, prácticas que
ordenan la vida particular y social. Y esto necesariamente cierto porque el cuidado pertenece a
la esencia concreta del ser humano y se presenta también como la respuesta más holística a la
crisis que afecta a todo el sistema tierra. Para hablar de una ética del cuidado, necesariamente
tenemos que abordar a la justicia, la ética de la justicia como un paradigma que se articulan y
complementan.

La ética de la justicia tiene dos dimensiones que lo afectan: lo masculino y lo femenino, presentes
siempre en cada ser humano. La ética de la justicia históricamente a estado influenciada por la
influencia de los masculino, por lo que ha estado insuficiente por no incluir el modo de ser y la
experiencia de la mujer. El cuidado es por excelencia el cuidado de lo femenino en el hombre y
en la mujer, pero principalmente de la mujer. La mujer tiene mucho más capacidad de acoger y
proteger la vida, de establecer relaciones de reciprocidad y de cuidar. Por ello debemos buscar
la justa medida como sinónimo de justicia, adornada por las virtudes.

Una sociedad no puede ser buena si no está constituida por ciudadanos buenos, amantes de la
justicia, entendida como la disposición consiente y voluntaria del ciudadano de buscar el bien
social. La vida ética y feliz consiste en la práctica de la justicia a nivel personal (como virtud) y a
nivel social (como principio ordenador) con todas las virtudes que lo acompañan. Según John
Rawls una sociedad está bien ordenada, cuando garantiza, como derecho para todos, una
libertad de base, la más amplia posible.

El cuidado y la justicia son recíprocos. La justicia preside las relaciones adecuadas en las
instituciones de suerte que construyen el bien común y atiendan el interés general. Y aquí es
donde entra el cuidado. Él siempre tiene que ver con las relaciones humanas, con la protección
de la vida, bajo un contrato social. La visión a partir del cuidado, implica al ciudadano ligado con
todos, en la lógica de cuidar y ser cuidado. La justicia y cuidado son los dos pilares de un tipo de
ética buena para los humanos y amigable con la naturaleza.

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