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El
éxito de su monarquía se debió a dos factores:
a. Su casa real, la dinastía de los Habsburgo, se benefició más que ninguna otra
familia real europea de los pactos matrimoniales propios de la realeza. Esto le dio
a España un volumen de territorio e influencia que ninguna otra monarquía
europea pudo igualar.
De esta manera, los Habsburgo construían el primer imperio colonial del mundo
moderno. En mis dominios jamás se oculta el sol, decía con vanidad Carlos V.
Ahora la hegemonía española sobre Europa era total: Italia y el papado cayeron
bajo su dominio; la política francesa se movía al son de España, el peligro de una
invasión turca a Europa fue suprimido por los ejércitos de este Emperador nacido
en Gante (Bélgica). Sin embargo, Carlos V no pudo con la Reforma en Alemania.
Además, era muy difícil gobernar este imperio tan múltiple y diverso. España
misma no era un país totalmente unificado. Las diferencias regionales eran muy
fuertes: Carlos V debía gobernar pueblos tan disímiles como vascos, catalanes,
castellanos, andaluces o gallegos. Y si a esto le sumamos holandeses, belgas,
napolitanos, indios aztecas, e indios andinos, por ejemplo, el panorama se
complicaba aún más.
En síntesis, un mundo cristiano unido era para Carlos V una misión sagrada. Se
creyó destinado por Dios para levantar a una Cristiandad unida en armas contra el
enemigo externo, el turco mahometano y, más adelante, contra los enemigos
internos, los herejes luteranos. El problema es que no muchos europeos de
entonces creyeron, o estuvieron de acuerdo, con ese ideal. Por ello, su reinado fue
el fracaso de la última tentativa de restablecer el concepto medieval de una
unidad cristiana bajo la guía de un emperador y un Papa.
f. El acceso al trono francés de Enrique IV de Borbón fue una derrota política para
España.
A finales del siglo XVI, los envíos de plata llegaron a sus niveles más altos. Las
rentas totales de Felipe II se habían más que cuadriplicado, pero a pesar de todo
hubo una bancarrota oficial en 1596. La respuesta no es tan compleja: durante
años España había gastado mucho más de lo que tenía, siempre pensando en la
renta fácil de las minas americanas, y no había promovido la producción local. Las
antiguas manufacturas españolas estaban casi sin operar. A pesar del oro
americano, España no era una nación moderna. Como si esto fuera poco, en 1599
la peor peste de la época abatió la Península, diezmando su población. Así se
cerraba un siglo aparentemente esplendoroso para los españoles.
En la segunda mitad del siglo XVI se produjo un cambio de orientación en las
relaciones internacionales: el fin de las aspiraciones de unidad de la Europa
cristiana y el surgimiento de los particularismos. Laseparación de la Casa de
Habsburgo en dos ramas significó la formación de una política exterior
específica de la Monarquía española y el sometimiento a aquélla de todos los
Estados que la componían. En el Imperio, por la paz de Augsburgo de 1555 el
emperador reconoció a los príncipes luteranos el derecho a su religión, con la
obligación de los súbditos de acatar la de su soberano (cuius regio, eius
religio), y la secularización de las propiedades eclesiásticas llevada a efecto por
los príncipes hasta ese momento, pero vetándola para el futuro. Este acuerdo
no sólo significó la aceptación de la división religiosa del Imperio, sino la del
particularismo de sus Estados; y, por tanto, los Habsburgo de Viena se
centrarán también en los intereses de sus Estados patrimoniales.
Por otro lado, se produjo un cambio en las relaciones de las principales
Monarquías. Los largos años de lucha entre Francia y los Habsburgo darán
paso a un respiro. Desde la paz de Cateau-Cambrésis de 1559, se inició un
período de paz entre los viejos contendientes, que no reanudarán sus
hostilidades hasta finales de siglo. Por el contrario, a la tradicional amistad
anglo-española sucedió una enemistad irreconciliable en el terreno político,
religioso y colonial, que no cesará hasta la desaparición del Imperio colonial
español, ya en el siglo XIX.
Cada vez con más fuerza, los antagonismos religiosos no sólo eran un factor de
desorden interno sino que estarán presentes en todos los conflictos
internacionales, entremezclando de forma inseparable las razones políticas y
religiosas. No sólo se percibían en el tradicional enfrentamiento entre cristianos
y musulmanes, sino en la rebelión de los Países Bajos, la oposición de Felipe
II a Enrique de Navarra y hasta en las rivalidades coloniales, que aparecieron
como un nuevo factor conflictivo.
Felipe II
Contesta a las siguientes cuestiones:
1.- ¿Qué territorios heredó Felipe II de sus familiares?
2.- ¿Por qué se caracterizó su política interior?
3.- Explica que sucedió con las tres grandes direcciones que siguió
en su política exterior
En política exterior, fueron los matrimonios que contrajó que les permitieron proteger
su imperio :
unidad religiosa fue una prioridad en la vida de Felipe II y uno de los principos
rectores de su política europea
uvo que afrontar numerosos conflictos externos: España luchó con Francia por el
control de Nápoles y el Milanesado; y debido al elevado gasto económico de estas
pugnas, pactaron la paz en Cateau-Cambrésis en 1559.
Felipe II logró un gran triunfo político al conseguir la unidad ibérica con la anexión de
Portugal y sus dominios
Su imperio se formó por una enorme herencia, debido a una política matrimonial comenzada por
los Reyes Católicos con el objetivo de aislar a Francia.
Durante su gobierno crecieron enormemente los dominios americanos, conquistó Milán y fue
coronadoemperador del Sacro Imperio Germánico, en 1519, con el nombre de Carlos V.
-La revuelta de las Comunidades de Catilla: esta revuelta (1520-1522) estuvo protagonizada por
varias ciudades del interior de Castilla. La rebelión tuvo un carácter político.En la Batalla de
Villalar, en 1521, los comuneros fueron derrotados, y sus líderes, Juan de Padilla, Juan Bravo y
Francisco Maldonado, ejecutados.
-La revuelta de las Germanias: las germanías eran hermandades armadas, que fueron creadas,
con la autorización del monarca.
Valencia en el siglo XVI, para protegerse de los piratas berberiscos.
La política exterior de Carlos V tenía como objetivo la defensa de su herencia. Para ello tuvo que
recurrir casi constantemente ala guerra contra tres enemigos principales:
-Francia
-Imperio turco
-Príncipales protestante alemanes.
Monarquía Hispánica de Felipe II. La unidad ibérica
Carlos V abdicó en 1556, y renunció a sus dominios hispánicos, en Indias, Flades, Franco
Condado e Italia, a favor de su hijo Felipe II. cedió sus derechos imperiales y dominios a su
hermano Fernando. A diferencia de su padre, Felipe II (1556-1598) no se ausentó de la Península
a partir de 1559. Felipe II tuvo de adaptarse a unas condiciones diferentes a las existentes en
tiempos de Carlos V. Así:
-Su política se hispanizó, ya que el rey era castellano por nacimiento y formación.
-Rebelión de las Alpujarras, 1568-1571. El aumento político y religioso de Felipe II terminó por
reactivar las rebeliones en el interior de la Península.
-Rebelión de Aragón, 1590-1592. Esta revuelta vino motivada por un enfrentamiento entre el rey y
el Justicia Mayor de Aragón, que empezó el secretario del rey Antonio Pérez, perseguido por la
justicia real y por la inquisición.
En cuanto a la unidad ibérica, durante su reinado se produjo la unión de Portugal con España
(1580). Tras morir el rey de Portugal, Felipe II convinó la guerra con la diplomacia para hacerse con
el poder.
En el exterior de España, Felipe II tuvo que hacer frente a cuatro problemas principalemente:
-La defensa del Mediterráneo occidental frente a los turcos y a los piratas berberiscos. Formo así la
Liga Santa, junto con el papa Pio V y la República de Venecia, que, al mando de don Juan de
Austria, consiguió ganar a los turcos en la Batalla de Lepanto, en 1571.
-Rebelión de los Países Bajos. Las protestas comenzaron por la política represiva que se seguía
respecto a los calvinistas y al autoritarismo del rey. En 1566 estallaron una serie de disturbios, y el
rey envió como gobernador al duque de Alba, que llevó a cabo una dura represión. Guillermo de
Orange se hizo fuerte en las provincias del norte, comenzando una larga lucha que no pudo evitar.
- Enfrentamiento con Isabel I, reina de Inglaterra, que apoyó a los rebeldes holandeses, con
motivos políticos y religiosos. Felipe II organizó la gran Armada contra Inglaterra en 1588.
Finalización de la guerra con Francia. En la batalla de San Quintín, 1557, y en la Batalla de Las
Gravelinas, 1558, Felipe II derrotó los Franceses firmando la Paz de Cateau-Cambresis, en 1559.