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Si bien los defectos congénitos son individualmente eventos poco frecuentes, del
orden de 1 en 1.000 o 1 en 10.000 nacidos vivos, en conjunto tienen un gran impacto
en la salud pública. Afectan aproximadamente a 3 de cada 100 recién nacidos. A su
vez, como algunos defectos se detectan más tardíamente (ceguera congénita,
sordera congénita, retardo mental, etc.), pueden llegar a afectar a un 10% de los
niños.
El labio leporino y la fisura palatina ocurren cuando los tejidos de la boca o del labio
no se forman correctamente durante el desarrollo fetal y queda una abertura,
división o fisura en la zona. El labio leporino es una abertura extensa entre el labio
superior y la nariz. La fisura palatina es una abertura entre el paladar y la cavidad
nasal. La fisura se puede reparar después del nacimiento con una operación.
La parálisis cerebral no suele detectarse hasta unas semanas o meses después del
nacimiento. Los niños con parálisis cerebral tienen problemas para controlar los
movimientos de los músculos (qué músculos se ven afectados y en qué medida
depende de cada caso). No existe una cura para la parálisis cerebral, pero las
terapias y otros tratamientos pueden ayudar a los niños a mejorar su calidad de
vida.
Los defectos del tubo neural ocurren en el primer mes de embarazo, cuando se
forma la estructura que más tarde se desarrolla para formar el cerebro y la médula
espinal. Normalmente, esta estructura se transforma en un tubo unos 29 días
después de la concepción. Cuando el tubo no se cierra totalmente, el bebé tiene un
defecto del tubo neural.
Malformaciones cardíacas
Las malformaciones cardíacas ocurren cuando una parte del corazón del bebé no
logra desarrollarse correctamente dentro del vientre materno. Estas malformaciones
son:
-Defectos septales atriales y ventriculares, que son orificios en las paredes que
dividen el corazón en los lados izquierdo y derecho
-Ductus arterioso persistente, que ocurre cuando el canal sanguíneo tubular que
permite que la sangre no vaya a los pulmones mientras el bebé se encuentra dentro
del vientre no se cierra (como es de esperar) después del nacimiento
-La estenosis pilórica, una afección en la cual la pared muscular del pasaje que
transporta los alimentos desde el estómago hacia el intestino delgado es
anormalmente gruesa, lo que estrecha el pasaje y fuerza a los alimentos hacia el
exterior a través del esófago (vómito)
-La enfermedad de Hirschsprung, en la que una parte del intestino grueso no tiene
los nervios que controlan sus contracciones, lo cual provoca estreñimiento grave y,
en algunos casos, una obstrucción intestinal
-La artresia anal implica la ausencia o el desarrollo incompleto del ano. En este
caso, el ano no está presente o es más pequeño de lo que debería ser y, con
frecuencia, la abertura se encuentra en el lugar incorrecto
-La artresia biliar, en la cual los conductos que transportan la bilis en el hígado no
se desarrollaron o se desarrollaron de forma anormal
La infección con el virus del herpes genital de la madre, que puede provocar daño
cerebral, parálisis cerebral, problemas en la vista o la audición, y la muerte del bebé
si se transmite el virus al bebé durante el embarazo o durante el nacimiento. En su
mayoría, las complicaciones del herpes se deben más a una infección durante el
proceso del parto y no se clasifican comúnmente como malformaciones congénitas.
La sífilis congénita, que puede hacerse visible cuando el niño es bebé (temprana) o
después de los dos años (tardía). En la sífilis congénita temprana, el niño tal vez
nazca prematuro o tenga el hígado o el bazo agrandados, el cartílago nasal
inflamado, cambios óseos y problemas en el sistema nervioso central. Los niños
con sífilis congénita tardía pueden tener anomalías en los huesos del rostro y los
dientes, problemas de la vista y sordera.
Enfermedades hereditarias
-Mucoviscilosis: Viene dada por un gen recesivo. Se trata de una anomalía por la
que las secreciones normales del cuerpo se alteran haciéndose viscosas. Puede
producir tos, gastroenteritis, esterilidad en hombres y poca fertilidad en mujeres.
-Albinismo: Viene dado por un gen recesivo; se debe a la falta de melanina. Como
consecuencia de esta falta tanto el pelo y los ojos como toda la piel y esto hace
correr graves riesgos de contraer cánceres de piel y ceguera.
Pruebas de Cribado
-Edad materna y pliegue nucal del bebé, a mayor grosor de este pliegue, mayor es
la posibilidad de Síndrome de Down.
Con estos datos, sale una cifra que indica el riesgo de que el bebé tenga mayor o
menor posibilidad de malformación genética, nunca dará en sí sola un diagnóstico
de malformación, serán necesarias más pruebas.
-Se conjugan con la edad materna, raza, factores de riesgo como el tabaco y a
veces se puede añadir otro marcador más específico del S de Down.
Igual que en la prueba anterior, nos dan un índice de riesgo que podrá ser usado
para realizar más pruebas, en este caso invasivas.
Pruebas diagnósticas
-Cordocentesis. Extrae sangre del cordón fetal de una forma parecida a la anterior.
Hay que tener claro que existen dos tipos de pruebas, las relativas a la técnica del
cribado y las de diagnóstico. Ambas son necesarias para saber si nuestro bebé tiene
malformaciones congénitas. (Montes, s.f.)
Introducción a los trastornos metabólicos hereditarios
La mayoría de los alimentos y bebidas que ingieren las personas están constituidos
por sustancias complejas que el organismo tiene que descomponer en sustancias
más simples. Este proceso se desarrolla en varios pasos. Posteriormente, estas
sustancias más simples se utilizan a modo de piezas de construcción
ensamblándose para formar los materiales que el organismo necesita para
mantener la vida. El proceso de creación de estos materiales también necesita
varios pasos. Siguiendo esta analogía, los principales ladrillos o elementos
constructivos del organismo son los siguientes
Síntomas
Diagnóstico y tratamiento
Galactosemia
Síntomas
Los recién nacidos con galactosemia al principio tienen un aspecto normal, pero al
cabo de algunos días o semanas presentan inapetencia, vómitos, ictericia, diarrea
y un estancamiento en el crecimiento normal. La actividad de los glóbulos blancos
(leucocitos) resulta afectada y se desarrollan graves infecciones. Si el tratamiento
se retrasa, los niños afectados presentan baja estatura y discapacidad intelectual o
pueden morir.
Diagnóstico
Pronóstico
Tratamiento
La galactosemia se trata eliminando por completo de la dieta del niño afectado todos
aquellos alimentos que son fuente de galactosa, es decir, la leche y todos los
productos lácteos. La galactosa también está presente en algunas frutas, verduras
y productos del mar, tales como las algas marinas. Los médicos no saben con
seguridad si las pequeñas cantidades presentes en estos alimentos causan
problemas a largo plazo. Las personas que presentan este trastorno deben restringir
la ingestión de galactosa durante toda su vida.
Intolerancia Hereditaria A La Fructosa
Mucopolisacaridosis
A algunos niños con el trastorno les resultan beneficiosas las dietas a la vez altas
en grasas y bajas en carbohidratos o altas en carbohidratos y bajas en proteínas.
Los aminoácidos, los ladrillos que forman las proteínas, cumplen diversas funciones
en el organismo. Los trastornos hereditarios del metabolismo de los aminoácidos
son el resultado de cualquier defecto en la asimilación de los aminoácidos o en la
capacidad del organismo para llevar los aminoácidos a las células. Dado que estos
trastornos producen síntomas a edad temprana, se realizan estudios neonatales
para detectar varios trastornos frecuentes. En Estados Unidos se realizan estudios
neonatales para descartar fenilcetonuria, cetoaciduria de cadena ramificada,
homocistinuria, tirosinemia y otras dolencias hereditarias, aunque esta práctica
varía de un estado a otro.
Síntomas
Los recién nacidos con fenilcetonuria rara vez tienen síntomas inmediatamente,
aunque a veces están soñolientos o comen mal. Los lactantes afectados que no
reciben tratamiento desarrollan, de forma progresiva y durante los primeros años de
vida, retraso mental, que al cabo del tiempo llega a ser grave. Otros síntomas
consisten en convulsiones, náuseas y vómitos, erupción eccematosa, piel y pelo
más claros que los de sus familiares, comportamiento agresivo o autodestructivo,
hiperactividad y, a veces, síntomas psiquiátricos. Los niños afectados que no
reciben tratamiento suelen desprender olor ratonil en la orina y en el sudor debido
a la presencia de un derivado de la fenilalanina (ácido fenilacético).
Diagnóstico
Los padres y hermanos de niños con fenilcetonuria pueden ser analizados para
determinar si portan el gen que causa la enfermedad. Si dos portadores conciben
un hijo, este tiene una probabilidad de 1 sobre 4 de nacer con la enfermedad.
Pronóstico
Los lactantes gravemente afectados reciben tratamiento con diálisis (ver Diálisis).
Algunos niños con enfermedad leve mejoran con inyecciones de vitamina B1
(tiamina). Una vez controlada la enfermedad, los niños han de consumir una dieta
artificial especial, baja en 3 aminoácidos (leucina, isoleucina y valina). Durante
periodos de estrés físico o de reagudización de la enfermedad, es necesario realizar
controles mediante análisis de sangre y administrar líquidos por vía intravenosa.
Homocistinuria
Los lactantes con este trastorno son normales al nacer. Los primeros síntomas,
entre los que se encuentra la luxación del cristalino, que causa una disminución
grave de la vista, por lo general empiezan después de los 3 años de edad. La
mayoría de los niños presentan anomalías esqueléticas, incluyendo osteoporosis.
Los niños suelen ser altos y delgados, con la columna vertebral encorvada,
deformaciones torácicas, extremidades alargadas y dedos de las manos largas y
aracniformes. Sin un diagnóstico y tratamiento tempranos, son frecuentes los
trastornos mentales (psiquiátricos) y de conducta y la discapacidad intelectual. La
homocistinuria aumenta la propensión a la coagulación espontánea de la sangre,
dando lugar a accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial y otros muchos
problemas graves. El diagnóstico se confirma mediante una prueba de medición de
la funcionalidad de la enzima en el hígado o en las células de la piel. Algunos niños
con homocistinuria mejoran con la administración de vitamina B6 (piridoxina) o
vitamina B12 (cobalamina).
Tirosinemia
Las principales fábricas de porfirinas del organismo son el hígado y la médula ósea.
En esta, se sintetizan altas cantidades de grupo hemo para producir suficiente
hemoglobina, sustancia necesaria para el transporte de oxígeno. En el hígado, el
hemo se utiliza para formar otras sustancias que fundamentalmente sirven para
desintoxicar.
Diagnostico
La muy baja prevalencia que suelen tener estas enfermedades y el cuadro clínico,
a veces complejo y confuso, que presentan algunos tipos de porfirias, dificultan la
sospecha del diagnóstico. Es frecuente un retraso del diagnóstico de meses, e
incluso, años. El diagnóstico y tipificación de una porfiria se consigue mediante una
adecuada complementación entre la sintomatología clínica y la detección de
anomalías específicas del metabolismo del hemo. Hay signos que pueden orientar
hacia la presunción de una posible enfermedad porfírica, como orina con una
coloración rojiza o de vino tinto, que puede sugerir la existencia de una enfermedad
metabólica (como es una porfiria), una enfermedad hepática o biliar (coluria) o la
presencia de sangre (hematuria). Si se agita una orina de ese color rojizo, la
tonalidad amarillenta de la espuma formada hará pensar en coluria (presencia de
pigmentos biliares), mientras que la espuma blanca hará sospechar de la existencia
de sangre (hematuria) o de exceso de porfirinas.
Los síntomas de las crisis porfíricas pueden ser muy variados pero el médico debe
pensar en las mismas ante todo cuadro de dolor abdominal no filiado o de origen
desconocido, sobre todo cuando afecta a mujeres jóvenes. El dolor con frecuencia
se extiende a zonas lumbares (“riñones”) o a muslos, y suele acompañarse de
estreñimiento, vómitos y marcada ansiedad. Resulta comprensible que en
ocasiones se haya llegado al diagnóstico erróneo de apendicitis, anexitis o cólico
nefrítico. Si en la familia hay o hubo algún caso de porfiria, la aparición de estos
síntomas en algún nuevo miembro familiar, debe ser motivo de alerta, y se ha de
indicar al médico el antecedente para que pueda actuar con la máxima celeridad y
eficacia. Por ello, y para evitar errores, es especialmente importante que el paciente
ya diagnosticado lleve una pulsera o colgante de “alerta médica” en la que se
indique su enfermedad.
Será necesario añadir otros estudios para discriminar cada tipo de porfiria. Es muy
importante la confirmación del diagnóstico mediante la aplicación de técnicas más
sofisticadas como la medición de la actividad enzimática y los estudios genéticos
que permiten identificar las diversas mutaciones responsables de las diferentes
variedades de porfiria. Las mutaciones responsables de cualquier tipo de porfiria
son extremadamente heterogéneas. Una vez identificada la mutación en un
paciente es posible realizar un seguimiento de la transmisión de la mutación
mediante el estudio del ADN de las familias para diagnosticar a los portadores
asintomáticos (los que aún no han desarrollado la enfermedad, aunque pueden
transmitirla). Un estudio familiar de los portadores es imprescindible en la
prevención de la crisis aguda en las porfirias hepáticas graves o en el consejo
genético de las porfirias eritropoyéticas más severas.
Diabetes tipo 1
De los pacientes con diabetes tipo 1, el 85% presenta anticuerpos frente a las
células de los islotes circulantes, anticuerpos antiinsulínicos, en especial contra la
descarboxilasa del ácido glutámico del interior de las células beta.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 es más frecuente que el tipo 1 y representa hasta el 90% o más
de todos los casos de diabetes.
Las personas que presentan un riesgo elevado de sufrir diabetes tipo 2 son:
Las que tiene obesidad (más del 20% por encima de su peso corporal ideal)
Tienen un familiar con diabetes.
Pertenecen a un grupo étnico de riesgo.
Se les ha diagnosticado diabetes gestacional o han dado a luz a un recién
nacido de más de 4.1 Kg.
Tienen una presión arterial elevada 140/90 mmHg o superior.
Presentan una concentración de HDL (colesterol bueno) baja menor de 35
mg/dl.
Presentan una concentración de triglicéridos elevada, superior a 250.
Vida sedentaria.
Consumen grandes cantidades de alcohol.
Tenían valores alterados de glucosa en ayunas (100-125) o glucosa alterada
en el test de sobrecarga (menor de 199 a las 2 horas).
Edad avanzada. Más del 40% de los pacientes diabéticos tiene 65 años o
más.
El uso de medicación concomitante como diuréticos y corticoides
incrementan el riesgo de diabetes tipo 2.
Cuantos más altos sean tus niveles de azúcar en sangre, más hemoglobina con
azúcar unida tendrás. Un nivel de A1C del 6,5 % o más en dos pruebas individuales
indica que tienes diabetes. Un A1C de entre 5,7 % y 6,4 % indica prediabetes.
Debajo de 5,7 se considera normal. Si los resultados de la prueba de A1C no son
constantes, si la prueba no está disponible o si tienes ciertas afecciones que pueden
hacer que la prueba de A1C resulte poco precisa (por ejemplo, si eres mujer y estás
embarazada o si tienes una forma no común de hemoglobina, conocida como una
variante de la hemoglobina), es posible que el médico use las siguientes pruebas
para diagnosticar diabetes:
Prueba oral de tolerancia a la glucosa. Para esta prueba, debes ayunar durante
una noche, y se mide el nivel de azúcar en sangre en ayunas. Luego bebes un
líquido azucarado y los niveles de azúcar en sangre se analizan varias veces
durante las dos horas siguientes.
Un nivel de azúcar en sangre menor que 140 mg/dl (7,8 mmol/l) es normal. Un valor
de más de 200 mg/dL (11,1 mmol/L) después de dos horas indica diabetes. Un valor
de entre 140 mg/dl y 199 mg/dl (7,8 mmol/l y 11,0 mmol/l) indica prediabetes.
Si tu nivel de azúcar en sangre es más alto que lo normal, solo significa que tienes
un riesgo mayor de padecer diabetes gestacional. Tu médico te indicará una prueba
de seguimiento para determinar si tienes diabetes gestacional.
Si al menos dos de los valores de azúcar en sangre son más altos que los valores
normales establecidos para cada una de las tres horas de la prueba, te
diagnosticarán diabetes gestacional.
Enfermedades hematologías
Pruebas en hematología