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Elizabeth Vasco Matus

BOSQUEJO EXEGÉTICO

Romanos es un libro que ha cautivado mi corazón al leerlo, junto a la lectura saltan


muchas dudas acerca del significado real del texto, especialmente Romanos 7 lo he
leído una gran cantidad de veces, sin embargo, es necesario hacerle un estudio
profundo para la comprensión de éste, y por supuesto, pedirle al Espíritu Santo me
dirija para que sea en mi algo vivencial.
ROMANOS 7:8-10 Biblia de las Américas
8 Pero el pecado, aprovechándose del[d] mandamiento, produjo en mí toda clase
de codicia[e]; porque aparte de la ley el pecado está muerto. 9 Y en un tiempo yo
vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; 10 y
este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte;

La pregunta Histórica: ¿En dónde encontramos Romanos 7:8-10?

El pasaje citado se encuentra en el Nuevo Testamento de la Biblia cristiana,


específicamente dentro de las 13 cartas paulinas.
A. ¿Cuál es el contexto Romanos 7?
1.- Literaria: ¿Cuál es el género literario de Romanos 7?
Una de las primeras tareas aquí es distinguir entre carta o epístola, para ello es
importante mencionar a Adolf Deissman hace una distinción simple entre carta y
epístola. Acerca de epístola, él menciona que “son obras cuidadosamente
redactadas, obras literarias de dominio público y cartas son comunicaciones no
elaboradas y de carácter privado”, Deissman puso todas las cartas de Pablo en la
última categoría, su argumento era que los escritos de Pablo, eran precipitados y
no tenían composiciones literarias.
Las cartas de Pablo siguen el modelo de todo el mundo. Deissmann dice de ellas:
«Son diferentes de las otras que encontramos en las humildes hojas de papiro de
Egipto, no en cuanto cartas, sino en cuanto cartas de Pablo.» No son ejercicios
académicos ni tratados teológicos, sino documentos humanos escritos por un amigo
a sus amigos; especialmente Romanos no es una teología sistemática, sino una
carta escrita en circunstancias históricas concretas
Sin embargo, frente a estos argumentos que Deissman presenta, se puede decir
que en la actualidad que no se pueden establecer este tipo de distinciones tan
rígidas entre cartas privadas y públicas.

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La naturaleza exacta y el propósito de Romanos es muy controvertido, y es difícil
determinar si se trata de una carta teológica, ensayo, un testamento, una
introducción de Pablo a los cristianos de Roma, o una respuesta a problemas
particulares en Roma, este es uno de los problemas a los que me enfrento en esta
investigación, es bastante complicado, por ello es importante proseguir con la
investigación.
Es de suma importancia hacer una distinción más entre estos dos términos: “La
carta sirve para el diálogo entre personas separadas, mientras que la epístola es un
ejercicio literario, destinado al gran público”.(Ediciones paulinas, nuevo diccionario
de teología bíblica)
Las cartas de Pablo son cartas apostólicas; están por completo al servicio de su
trabajo misional. El apóstol Pablo evidentemente no tenía ni la mínima idea que
sería leído por tanto público a lo largo de la historia, creo que hubiera sido de pánico
para él; solo fue inspirado por el Espíritu Santo, y su intención en ese momento era
resolver asuntos concretos, y sobre todo anunciar el Evangelio y abrirle camino en
el corazón de los hombres; se considera que “Quiso alentar a los desfallidos,
amonestar y corregir a los que pecaban. Con la fuerza de su fe y de su amor, que
han logrado una forma viva en sus cartas, han pretendido robustecer a sus dirigidos,
que debían luchar duramente, en un ambiente hostil y moralmente desbocado, por
afirmar su fe y su vida cristiana, y a quienes de momento no podía ayudar con su
presencia directa porque otras obligaciones le retenían lejos.” Realmente tenía una
situación inmediata que debía atender lo cual lo inspiró a escribir durante su tercer
viaje misionero cartas dirigidas a un destinatario concreto y no al público en general,
motivadas por razones determinadas y que tocan cuestiones relacionadas con
situaciones concretas, con comunicaciones y saludos personales.
“Las cartas a los Gálatas y a los Romanos son tratados teológicos, pero conservan
el carácter de verdaderas cartas dirigidas a las respectivas comunidades. Por tanto,
se trata de cartas ocasionales, nacidas de la exigencia de la misión” (Ediciones
paulinas, nuevo diccionario de teología bíblica)
Por lo tanto es de gran descanso poder escribir que Romanos es una carta, después
de haber hecho las diferencias, que hermoso es saber que se siguen leyendo al
transcurrir de los siglos, y que si no fuera inspiración divina, no tendría ni un mensaje
que transmitirnos hoy, sin embargo, después de más de diecinueve siglos, una carta
escrita por un judío de Tarso de Cilicia y ciudadano romano a algunos habitantes de
Roma, Dios aún sigue hablando a través de esta carta a nuestra tan apresurada
generación contemporánea.

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Las cartas de Pablo son el conjunto de documentos más interesante del Nuevo
Testamento; y eso, porque una carta es la forma más personal de todas las que se
usan en literatura. Demetrio, uno de los antiguos críticos literarios griegos, escribió
una vez: «Cada uno revela su propia alma en sus cartas. En ellas abría su mente y
su corazón a los que tanto amaba; en ellas, aún ahora podemos percibir su gran
inteligencia enfrentándose con los problemas de la Iglesia Primitiva, y sentimos su
gran corazón latiendo de amor por los hombres, aun por los descarriados y
equivocados.

Casi todos los documentos de Pablo, están estructurados así:

 A quién está dirigido


 Por qué se escribió
 Tema central
Es una lástima que las cartas de Pablo se llamen epístolas. Son, en el sentido más
corriente, cartas.

En casi todas las cartas de Pablo encontramos estas secciones:


(i) El saludo: Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1; 2 Corintios
1:1; Gálatas 1:1; Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:1s;
1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:1.

(ii) La oración: en todas sus cartas Pablo pide la gracia de


Dios para las personas a las que escribe: Romanos 1:7; 1 Corintios
1:3; 2 Corintios 1:2; Gálatas 1:3; Efesios 1:2; Filipenses
1:3; Colosenses 1:2; 1 Tesalonicenses 1:1; 2 Tesalonicenses 1:2.

(iii) La acción de gracias: Romanos 1:8; 1 Corintios 1:4;


2 Corintios 1:3; Efesios 1:3; Filipenses 1:3; 1 Tesalonicenses
1:3; 2 Tesalonicenses 1:3.

(iv) El tema de la carta: de lo que trata cada una.


(v) Saludos especiales y recuerdos personales: Romanos
16; 1 Corintios 16:19; 2 Corintios 13:13; Filipenses 4:21s;
Colosenses 4:12-15; 1 Tesalonicenses 5:26.

2.- Histórico: ¿En qué contexto histórico se originó el libro?

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 Escritor(es)

Pablo fue el escritor de esta carta. "De la tribu de Benjamín, y miembro celoso del
partido de los fariseos, había nacido en Tarso como ciudadano romano. Perseguidor
de la iglesia, poseía dos nombres; uno Judío "Saulo" y el helenista " Pablo" ; es
llamado por revelación en Damasco donde inicia su ministerio. Discípulo de
Gamaliel, buen conocedor del A.T. y de las enseñanzas rabínicas. Pablo se
identifica como judío, sin embargo su ministerio fue principalmente con los gentiles.
Él hacía lo que la mayoría de la gente de su tiempo: no escribía él mismo las cartas,
sino se las dictaba a un amanuense, y añadía al final su firma, a veces con algunas
palabras más. (Conocemos el nombre de uno de los que escribieron para Pablo: en
Romanos 16:22, Tercio, el amanuense, introduce su propio saludo antes del final
de la carta). En 1 Corintios 16:21 Pablo dice: «Esta es mi firma, mi autógrafo, para
que estéis seguros de que esta carta os la mando yo.»

Romanos 1:1 identifica al autor del libro de Romanos, cuyo nombre ya he


mencionado anteriormente.
Es importante, tener conocimiento de la condición y la forma en que escribió esta
carta, la mayoría de nosotros tiene en mente a Pablo, sentado pensando en qué
más escribir, sin embargo, debemos vencer la tentación de imaginárnoslo sentado
tranquilamente a su mesa de despacho, puliendo cuidadosamente cada frase; sino
más bien recorriendo de un lado a otro la habitación, dictando apasionadamente su
carta, mientras su amanuense se daba toda la prisa. Cuando Pablo componía sus
cartas, tenía presentes en su imaginación a las personas a las que iban destinadas.
Casi puedo imaginarlo dictando cada palabra.

 Lugar y fecha

Resulta completamente interesante descubrir dónde se encontraba Pablo cuando


escribió

Indudablemente, Pablo pasó la mayor parte de tiempo en Corinto (2 Corintios 13:1,


10), algunos estudiosos consideran que Pablo se puso a escribir en Corinto, el año
58 d.C., esta carta a la Iglesia de Roma.

Dos factores favorecen a Corinto como ciudad de origen: 16:1 recomienda a Febe,
diaconisa al servicio de la iglesia en Cencrea; y 16:23 menciona a Gayo,
hospedador de Pablo.

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Por lo cual puedo concluir que el libro de Romanos fue escrito probablemente entre
el 56-58 d.C; Al escribir, Pablo considera terminado su trabajo en el Oriente (15:23-
27) y quiere continuarlo entre los gentiles del Occidente; pero antes proyecta un
viaje a Jerusalén, a fin de llevar la colecta hecha en Macedonia y Acaya (15: 25, 1
Cor. 16:1-14; 2 Cor 8:1-9:15, Hchs 19:21) De esto se deduce que fue escrita durante
el tercer viaje misional; decir que data de principios del año 58 d. C. concuerda
bastante con otros documentos

 A quién está dirigido


Pablo escribió a los cristianos, en su mayoría desconocidos para él, vivía en la
ciudad más importante del mundo antiguo. No se sabe quién llevó el evangelio a
Roma, probablemente ningún apóstol había estado allí cuando la carta se escribió,
Pablo mismo no la visitaría sino hasta tres años después (61 d.C. Hch 28:14) “Pablo
no sólo no fundó la comunidad cristiana de Roma, sino que tampoco la había
visitado; sólo la conoce de oídas.” (ediciones paulinas)
Algunas tradiciones tempranas señalan a Pedro como el fundador de la iglesia
romana, pero esto es improbable. Es más probable que peregrinos judíos de Roma,
convertidos a través de la predicación de Pedro el día de Pentecostés, sembraron
el evangelio entre la numerosa comunidad judía en la ciudad capital (en Hechos
2:10 Lucas indica que judíos de Roma estuvieron presentes ese día). El historiador
Suetonio señala que el emperador romano Claudio expulsó de Roma a los judíos
“porque estaban permanentemente alborotando, instigados por Cresto” (Life of
Claudius,25:2).

Por lo tanto, aun cuando para el tiempo en que Pablo escribe Romanos los judíos
habían sido autorizados a regresar a Roma, Priscila y Aquilas, p. ej. habían
regresado (Romanos 16:3, 4) los gentiles eran mayoría en la iglesia, y dominaban
tanto su liderazgo como su tono teológico.

W. G. Kümmel resume la ambigüedad de esta evidencia: “Romanos manifiesta un


doble carácter: es en esencia un debate entre el evangelio paulino y el judaísmo, de
modo que parece obvio que los lectores eran cristianos judíos. No obstante, la carta
contiene declaraciones que indican de manera específica que la comunidad era
cristiana gentil”

Frente a esta evidencia conflictiva, algunos estudiosos han llegado a la conclusión


de que Pablo tenía en mente una audiencia definidamente judía, otros opinan que
él estaba escribiendo a una audiencia en su totalidad gentil, y aun otros, que él se
estaba dirigiendo en algunos momentos a judíos y en otros a gentiles. La evidencia
se explica mejor, a través de la suposición de que la audiencia a la que Pablo se
dirigía estaba compuesta por cristianos tanto judíos como gentiles. Sin embargo, la
manera en que Pablo relaciona a la iglesia con su ministerio a los gentiles en

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Romanos 1:5, 6, sugiere que los gentiles constituían una mayoría tal que la iglesia
había adquirido tanto una identidad como características gentiles.

 ¿Por qué se escribió?

Con unas pocas excepciones, Pablo escribió todas sus cartas para salir al paso de
una situación inmediata, y no como tratados elaborados en la paz y el silencio de
su despacho. Si se había producido una situación peligrosa en Corinto, Galacia,
Filipos o Tesalónica, Pablo escribía una carta para solucionarla. No estaba
pensando en nosotros, sino solamente en aquellos a los que escribía. Deissmann
dice: «Pablo no estaba pensando en añadir unas pocas composiciones nuevas a
las ya existentes epístolas judías; y menos en enriquecer la literatura sagrada de
su nación… No tenía ningún presentimiento del lugar que sus palabras llegarían a
ocupar en la historia universal; ni siquiera de que se conservarían en la generación
siguiente, y mucho menos de que llegaría el día en que se consideraran Sagrada
Escritura.»

Pablo siempre había estado muy interesado en Roma. Uno de sus sueños era
predicar allí. “La carta representa, pues, el comienzo de un intercambio de fe (Rom
1,11-12), que se continuará y completará luego, cuando Pablo esté presente en
persona en Roma. En este intercambio Pablo no olvida la vocación de fondo de
anunciador del evangelio, que le hace deudor de todos (Rom 11,14). Aunque al
escribir a los romanos no les lleva el primer anuncio del evangelio (ediciones
paulinas)
.
Pablo se encontraba en Corinto. Estaba a punto de culminar un proyecto que le era
muy querido: la Iglesia de Jerusalén era la madre de todas las demás, pero era
pobre, y Pablo había organizado una colecta entre las iglesias más jóvenes para
ayudarla (1 Corintios 16:1; 2 Corintios 9:1). Esa colecta tenía un doble sentido: (a)
Era una oportunidad para que los convertidos más recientes manifestaran su amor
cristiano. (b) Era una manera práctica de enseñar a todos los cristianos la unidad
de la Iglesia Cristiana; y que no eran simplemente miembros de congregaciones
aisladas o independientes, sino de la Iglesia universal, en la que cada parte tiene
una responsabilidad con las demás. Cuando Pablo escribe Romanos, está a punto
de ponerse en camino con esa colecta para la Iglesia de Jerusalén

Pablo sabía que el viaje a Jerusalén no estaba exento de peligros. Sabía que tenía
enemigos allí, y que ir a Jerusalén era arriesgar su libertad y su vida. Deseaba las
oraciones de la Iglesia de Roma antes de emprender la expedición: “Así es que
apelo a vosotros, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu,
que contendáis juntamente conmigo pidiéndole por mí a Dios para que me libre de
los de Judea que no creen en Jesucristo” (Romanos 15:30). Pablo estaba
movilizando las oraciones de la Iglesia antes de comenzar.

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Tenía grandes proyectos por realizar, siendo un discípulo tan activo y deseoso de
hacer la voluntad de Dios, se ha dicho de él que “le alucinaban las regiones más
allá.” Nunca veía una nave anclada sin desear embarcarse para llevar la Buena
Nueva a los del otro lado del mar.

Así es que escribió esta carta para exponerle a la Iglesia de Roma la quinta esencia
de su fe a fin de, cuando llegara el momento de la acción, poder encontrar en Roma
una iglesia que estuviera en simpatía con él, desde la que pudieran salir las líneas
de comunicación al Oeste y a España.

También es importante mencionar que la comunidad cristiana adolecía del mal de


la desunión. La sección ética de la carta (12:1-15:13), que exhorta a guardar la
caridad y la paz, y la sección doctrinal (1:8-11:36) señalan los antídotos para este
mal. Tal parece que los cristianos gentiles que constituían la mayoría de la
comunidad, se sentían superiores a los de origen judío; por tanto, las secciones
sobre pecaminosidad universal (1:18-5:21) y el significado de la vocación en Israel
(9:1-11:36) les serviría de correctivo)

 Tema central
Su tema central es la salvación divina, aportada por la predicación del Evangelio,
primero entre los judíos y después entre los gentiles, y el poder de Dios que la fe
hace suyo (1:1-16)
Se puede resumir que su tema es la justicia de Dios en el evangelio de Cristo.
Según el nuevo diccionario de teología bíblica nos menciona lo siguiente: “El gran
tema de fondo: el "evangelio...", fuerza de Dios, que lleva a la salvación, en el cual
"se manifiesta la justicia de Dios" (1,16-17). Por otro lado también menciona que
Pablo ve el evangelio aplicado a los diversos aspectos de la vida.

B. ¿En dónde se encuentra Romanos 7:8-10 y qué papel desempeña en la


presentación del asunto?
Romanos comienza por comprobar la necesidad espiritual del ser humano, sea el
gentil que no tiene excusa porque ha sabido de Dios a través de la creación y la
conciencia, sea el judío que ha sido instruido en la ley de Dios, sin conformarse a
sus normas.
Cuando Adán pecó, toda la humanidad se rebeló contra Dios, y esta condición
universal, provocó que los seres humanos estén “muertos” en sus delitos y pecados.
Pero la condenación no constituye el centro del mensaje de Romanos; se conoce
mejor su doctrina de la justificación por la fe. Como la rebelión es absoluta y

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universal, y la perdida humana irreparable, la solución tiene que ser divina e infinita.
El Evangelio que Pablo anuncia es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree. Y tiene como fundamento la muerte y resurrección del Dios-hombre, suyo
sacrificio nos imputa justicia.
Mientras el hombre continúe bajo el pacto de la ley, y procure justificarse por su
obediencia, sigue siendo en alguna forma esclavo del pecado. Nada sino el Espíritu
de vida en Cristo Jesús, puede liberar al pecador de la ley del pecado y la muerte.
Los creyentes son liberados del poder de la ley, que los condena por los pecados
cometidos por ellos, y son librados del poder de la ley que incita y provoca al pecado
que habita en ellos

No hay manera de llegar al conocimiento del pecado, que es necesario para el


arrepentimiento y, por tanto, para la paz y el perdón, sino tratando nuestros
corazones y vidas con la ley. En su propio caso el apóstol no hubiera conocido la
pecaminosidad de sus pensamientos, motivos y acciones sino por la ley. Esa norma
perfecta mostró cuán malo era su corazón y su vida, probando que sus pecados
eran más numerosos de lo que había pensado antes, pero no contenía ninguna
cláusula de misericordia o gracia para su alivio.

William Barclay hace la siguiente división de Romanos:

Romanos 1:1-17——Prólogo
1:1-7— Presentación de Pablo
1:8-15— Acción de gracias y ocasión
1:16, 17— El tema de la carta
Romanos 1:18—4:25—El evangelio y la justicia de Dios por la fe
1:18-32— La ira de Dios sobre los gentiles
2:1—3:8— La ira de Dios sobre los judíos
3:9-20— La culpabilidad de toda la humanidad
3:21-26— La justicia de Dios
3:27—4:25 “Solamente por la fe”
Romanos 5:1—8:39— —El evangelio y el poder de Dios para
Salvación
5:1-11— La esperanza de gloria
5:12-21— El reino de la gracia y de la vida
6:1-23— Libertad de la esclavitud al pecado

7:1-25— Libertad de la esclavitud a la ley

Versículos 1—6. Los creyentes están unidos con Cristo para llevar fruto para Dios.
7—13. El uso y la excelencia de la ley.
14—25. Los conflictos espirituales entre la corrupción y la gracia en el
Creyente

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8:1-30— Seguridad de la vida eterna en el Espíritu
8:31-39— Celebración de la seguridad del creyente
Romanos 9:1—11:36—El evangelio e Israel
9:1-6a— El tema: la angustia de Pablo por Israel
9:6b-29— El pasado de Israel: la elección soberana de Dios
9:30—10:21 El presente de Israel: desobediencia
11:1-10— El presente de Israel: “un remanente por gracia”
11:11-32— El futuro de Israel: salvación
11:33-36— El sobrecogedor propósito y plan de Dios
Romanos 12:1—15:13—El evangelio y la transformación de la vida
12:1, 2— El corazón del asunto: una mente renovada
12:3-8— Humildad y dones
12:9-21— Amor
13:1-7— La responsabilidad del cristiano frente a las autoridades
13:8-10— El amor y la ley
13:11-14— Reconocimiento de los tiempos
14:1—15:13 Apelación a la unidad
Romanos 15:14—16:27—Conclusión de la carta
15:14-33— El ministerio y los planes de Pablo
16:1-16— Reconocimientos y saludos
16:17-20— Advertencia sobre falsos maestros
16:21-27— Saludos finales y doxología

Esto significa que nuestro texto se encuentra en dentro del “Evangelio y Poder para
salvación”, dentro de la subdivisión, “libertad de la esclavitud a la ley”, a la vez se
encuentra específicamente dentro del tema “ El uso y la excelencia de la ley”.
Quiero hacer mención de la división que hace Elvis Carballosa: “La lucha interna del
cristianismo”, la cual se me hace bastante enriquecedora para la investigación.

II
¿Qué significó Romanos 7:8-10 para los primeros lectores?
A. ¿Cómo busca comunicar su mensaje el Apóstol Pablo?
1. ¿Cuál es la forma y estructura de Romanos 7:8-10?

Otto Cuss menciona que estos tres versículos aparentemente sencillos, los explica
de esta forma:
 La ley no es pecado; pero ciertamente que entre ambos media una
relación bien precisa y estrecha. Sólo al tropezarse con la exigencia

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positiva de Dios toma el hombre conciencia de quién es realmente. Es
entonces cuando se conoce a sí mismo y su debilidad. El poder
pecaminoso se enseñorea de él, y al chocar el deseo inquieto y errante
con un límite toma conciencia de su realidad.
Para poder explicar a profundidad es necesario analizar el pasaje a partir del
versículo 7 al 13, los cuales están estructurado bajo el tema “el uso y la excelencia
de la ley”; estos nos hacen mención que no hay manera de llegar al conocimiento
del pecado, que es necesario para el arrepentimiento y, por tanto, para la paz y el
perdón, sino tratando nuestros corazones y vidas con la ley. En su propio caso el
apóstol no hubiera conocido la pecaminosidad de sus pensamientos, motivos y
acciones sino por la ley.
Esa norma perfecta mostró cuán malo era su corazón y su vida, probando que sus
pecados eran más numerosos de lo que había pensado antes, pero no contenía
ninguna cláusula de misericordia o gracia para su alivio. Ignora la naturaleza
humana y la perversidad de su propio corazón aquel que no advierte en sí mismo la
facilidad para imaginar que hay algo deseable en lo que está fuera de su alcance.
Mientras más humilde y espiritual sea un cristiano, más verá que el apóstol describe
al creyente verdadero, desde sus primeras convicciones de pecado hasta su mayor
progreso en la gracia, durante este presente estado imperfecto.
San Pablo fue una vez fariseo, ignorante de la espiritualidad de la ley, que tenía
cierto carácter correcto sin conocer su depravación interior. Cuando el mandamiento
llegó a su conciencia por la convicción del Espíritu Santo, y vio lo que exigía, halló
que su mente pecaminosa se levantaba en contra. Al mismo tiempo sintió la maldad
del pecado, su propio estado pecaminoso, y que era incapaz de cumplir la ley y que
era como un criminal condenado. Sin embargo, aunque el principio del mal en el
corazón humano produce malas motivaciones, y más aun tomando ocasión por el
mandamiento; de todos modos la ley es santa, y el mandamiento, santo, justo y
bueno. No es favorable al pecado lo que lo busca en el corazón y lo descubre y
reprueba en su accionar interior. Nada es tan bueno que una naturaleza corrupta y
viciosa no pervierta.
El alimento o el remedio, cuando se toman mal, pueden causar la muerte, aunque
su naturaleza es nutrir o sanar. La ley puede causar la muerte por medio de la
depravación del hombre, pero el pecado es el veneno que produce la muerte. No la
ley, sino el pecado descubierto por la ley fue hecho muerte para el apóstol. La
naturaleza destructora del pecado, la pecaminosidad del corazón humano son
claramente señalados aquí.
En realidad es un texto bastante profundo y rico al analizarlo, creo fielmente que
estas reflexiones de Pablo, no pudieron haber sido de otra forma sino a través del

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don del Espíritu Santo, aunque Pablo no sabía qué alcance tendrían sus cartas,
para los creyentes de nuestro tiempo, resultan de mucha edificación.

2.- ¿Cómo debe interpretarse el lenguaje de Romanos 7:8-10 en detalle?

En el versículo 8, nos hace mención de lo siguiente: Mas el pecado (el verdadero


culpable), tomando ocasión (oportunidad) por el mandamiento (el Décimo
Mandamiento), produjo (causó) en mí toda (toda clase de) codicia (anhelo, un
fuerte y ardiente deseo, pasión); porque sin la ley (antes de que viniera el
mandamiento-v.9) el pecado está muerto (inactivo, sin vida, dormido, mostrando
poca actividad)”. Sin el espejo, la persona no se da cuenta de su cara sucia, pero
cuando aparece el espejo, esa suciedad parece cobrar vida. “Guau, mira esa
suciedad”. Estaba allí todo el tiempo, pero el espejo lo hizo tomar conciencia de ella.
Piensa en una serpiente enrollada durmiendo al sol. Está inactiva y casi parece
muerta. Pero si vienes y la golpeas y molestas, esa serpiente realmente cobra vida
(es puesta en actividad). Esto es lo que la ley hace con el pecado.

Me llama la atención la siguiente ilustración, la cual abre un poco mi comprensión


del versículo:

Ilustración: Piensa en el Segundo Mandamiento en Éxodo 20:4. Este mandamiento


es santo y justo y bueno. Nada tiene de malo. Pero cuando el hombre pecador es
confrontado con un mandamiento santo, ¿qué es lo que hace naturalmente? Se
rebela y subleva en su contra. Dios dice TU DEBES y el rebelde responde ¡NO
QUIERO! Dios dice TU NO DEBES y el rebelde dice ¡POR CIERTO QUE QUIERO!
Así tenemos el trágico relato de Éxodo 32:7-8. El pecado de idolatría siempre estuvo
en sus corazones, pero el mandamiento lo despertó. El pecado de idolatría estaba
muerto e inactivo y dormido antes de que el mandamiento fuese dado. No habían
tenido antes el hábito de hacer becerros de oro. La ley despertó e incitó el pecado.
¿Podemos culpar al Segundo Mandamiento por el becerro de oro?

Ahora al observar el versículo 9, podemos observar lo siguiente: “En un tiempo” se


refiere al tiempo antes de que Pablo fuese confrontado con la ley de Dios, al tiempo
antes de que viniera la ley. “Vivía” conlleva el significado de inalterado,
despreocupado, no darse cuenta de la grave sentencia de muerte que pendía sobre
él. Todo parecía en orden (como la persona con la cara sucia que aún no se había
mirado en el espejo. Todo parecía bien, pero no estaba bien. El problema está, aún
cuando yo todavía no me doy cuenta). “El pecado revivió” significa “el pecado
volvió a la vida, volvió a vivir” (es una palabra que se usa para la resurrección). El
mandamiento hace revivir el pecado y resucita el pecado (tal como la serpiente que
repentinamente volvió a la vida). “Yo morí” –de improviso me di cuenta que soy un
trasgresor de la ley y los trasgresores de la ley merecen la muerte. Por lo cual la ley
es llamada “el ministerio de muerte” y “el ministerio de condenación” (2 Corintios
3:7,9). La santa ley de Dios convence y “mata” al pecador.

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Versículo 10: “Era para vida” – Esta expresión es explicada en Mateo 19:16-17 y
en Lucas 10:25-28. Todo lo que una persona necesita hacer para VIVIR y para
heredar la vida eterna es guardar la ley. Pero tiene que guardarla perfecta y
completamente y tiene que hacerlo así durante toda su vida. El problema es que
ninguna persona jamás ha hecho ésto y ningún pecador jamás hará esto. Los que
tienen sus caras limpias, no tienen que temer al espejo. El problema es que ninguno
de nosotros tenemos una cara limpia. Todos somos pecadores, de modo que la ley
nos condena a todos. “A mí me resultó para muerte”—Cuando fui confrontado con
la ley, me di cuenta de mi pecaminosa desobediencia a la ley y tuve que enfrentar
el horrible castigo de una ley quebrantada, que es la muerte.

B ¿Qué intentaba lograr el escritor en este pasaje?


Para mi mayor comprensión, me llamó la atención el comentario de William Barclay
al describir la intención de este pasaje, realmente abrió mi entendimiento en gran
manera:
“Pablo está hablando de la torturadora paradoja de la Ley. En sí misma, es algo
maravilloso y espléndido. Es santa, que es tanto como decir que es la misma voz
de Dios. El sentido de la raíz de la palabra santo (haguios) es diferente. Describe
algo que no es de este mundo. La Ley es divina, y transmite la misma voz de Dios.
Es justa. Ya hemos visto que la idea de la raíz griega de la justicia nos dice que
consiste en dar al hombre y a Dios lo que les es debido. Por tanto la Ley es lo que
establece todas las relaciones, humanas y divinas. Si una persona cumpliera
perfectamente la Ley, estaría en perfecta relación tanto con Dios como con sus
semejantes. La Ley es buena. Es decir, que está diseñada exclusivamente para
nuestro supremo bien. Su fin es hacer que el hombre sea bueno. Todo esto es cierto;
y, sin embargo, es un hecho que esa misma Ley es el medio por el que el pecado
se introduce en el hombre. ¿Cómo puede ser así? Hay dos maneras en las que se
puede decir que la Ley es, en cierto sentido, el origen del pecado.
1.- Define el pecado. El pecado sin la Ley, como dijo Pablo, no tiene existencia.
Hasta que la Ley define algo como pecado, no se podía saber que lo fuera.
Podríamos encontrar una cierta analogía con lo que pasa en los juegos, por ejemplo
el tenis. Un jugador podría dejar que la pelota botara más de una vez en su campo
antes de devolverla; si no hubiera reglas del juego, eso no sería ninguna falta. Pero
hay reglas, y establecen que la pelota no puede botar más de una vez antes de que
se devuelva al otro lado de la red; así que es falta dejarla botar dos veces. Las reglas
definen las faltas, y la Ley define el pecado.
Podemos tomar una analogía mejor: lo que se le puede permitir a un niño, o a una
persona sin civilizar de un país salvaje, no se le permitiría a un hombre maduro de
un país civilizado. La persona madura y civilizada reconoce unas reglas de conducta

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que no conocen el niño o el salvaje; por tanto, no se le perdonaría lo que a éstos se
les puede perdonar.
La Ley crea el pecado en el sentido de que lo define. Tal vez en algún lugar era
legal conducir un vehículo en cualquiera de los dos sentidos; pero luego se decidió
que no se podía nada más que en un sentido, y desde aquel momento está prohibido
hacer lo que antes estaba permitido. Así la Ley, al presentar sus prohibiciones, crea
el pecado.
2.- Pero hay un sentido mucho más serio en el que la Ley produce el pecado. Una
de las cosas raras de la vida es la fascinación de lo prohibido. Los rabinos judíos y
los pensadores descubren esa tendencia en el Huerto del Edén. Al principio Adán
vivía inocentemente. Entonces se le prohibió para su bien que no comiera el fruto
de cierto árbol; pero vino la serpiente y cambió astutamente la prohibición en una
tentación. El hecho de que estuviera prohibido hacía aquel árbol más deseable; así
es que Adán fue seducido al pecado por el fruto prohibido, y la muerte fue la
consecuencia.”
Me gusta este comentario porque nos aclara que la intención aquí de Pablo no es
reprobar la ley, sino más bien da a entender que a través de esta nuestra conciencia
se abre para conocer el pecado que habita en nosotros, el cual de no ser erradicado,
nos llevará a la muerte, por lo que es importante conocer la condición en la que el
ser humano está delante de Dios; la Ley es buena, y es importante no tomar este
texto como ocasión justificante para pecar, sino analizar la verdadera intención de
Pablo al escribir, el cual era la conciencia de pecado para salvación (es decir el
hombre decida morir a él) o condenación.
III
La pregunta de respuesta vivencial: ¿Cómo aplica el texto a la vida contemporánea?
A. ¿Qué escucho?
Mi reacción ante esta investigación fue de sorpresa, retos, alegría, asombro, en
realidad, no esperaba toda esta información tan rica para mi, al principio, no
lograba entender este juego de palabras y en realidad cada vez que lo leía
causaba un gran signo de interrogación, sin embargo ahora puedo escuchar que
a través de la ley mi conciencia de pecado fue abierta, mucho tiempo esto mismo
que ahora me resulta para vida, en otro tiempo resultaba para muerte debido a
mi negación a la salvación, aun cuando tenía bastante conciencia del pecado
que había en mí, no me volvía a Dios y eso me resultaba para muerte espiritual
en mi persona, pues en vez de acercarme más a Dios hacía lo contrario.
Quizás si yo hubiera leído esta información de Romanos 7:8-10 en otro tiempo,
sería un texto de gran tristeza a mi corazón, sin embargo por la gracia de Dios,
es vida y alegría a mi vida, doy gracias a Dios por la ley que ha puesto, entiendo
que es un medio a través del cual, busca la cercanía con el ser humano y que

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éste después de tomar conciencia, no se vuelva solo un remordimiento sino
conduzca a la acción.

1.- ¿Sobre mi entendimiento de Dios?


Puedo escuchar la gracia divina, el grande amor hacia el ser humano, lo cual va
de la mano con su justicia divina y perfecta, puedo ver la perfección de Dios
dándole la ley al ser humano, aunque muchos seres humanos aún viven en
oscuridad, llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo, Dios ha puesto la ley en
nuestros corazones y conciencias, de tal forma que ninguno encuentre
justificante para pecar; con qué tristeza vemos aún a los miembros de iglesias,
teniendo conciencia del pecado, les sigue resultando los mandamientos para
muerte.
Este pasaje me reafirma que Dios es Santo, y que para tener salvación es
necesario no solo conocer la ley, sino morir al pecado, para ello no nos deja solo
sino el Espíritu Santo es quien redarguye los corazones, es esa hermosa gracia
preveniente, la que acerca al pecador con Dios, por supuesto, que no se hace
de menos la labor del ser humano al responder a este llamado y hacer pactos
con Dios.
Así que entiendo la gracia y justicia divina en el ser humano.

2.- ¿Sobre mi relación con Dios?


La enseñanza en este pasaje me hace ver que si tengo una relación con Dios
es gracias a su amor, pues desde niña he conocido el Evangelio, de hecho nací
y crecí en el Evangelio, no conozco otra vida más que la que ha sido formada
dentro de la iglesia, en realidad me identifico con Pablo, pues era perfectamente
conocedora de la ley divina, sin embargo, por mucho tiempo me negué
pasivamente a entregar mi vida a Señor, “sin ley vivía en un tiempo” pero admiro
la gracia divina al insistir en mi vida y ayudarme a hacer conciencia de lo alejada
que estaba de Dios debido a mis pecados, si bien es cierto, siempre llevé una
vida moralmente alta, en verdad un buen testimonio, pero eso no me hacía salva
y lo comprendí en mi etapa joven, ahora que leo este pasaje descubro que si
tengo actualmente una relación con Dios, es porque “el pecado revivió y yo
morí”, realmente se me hace un nudo en la garganta al saber que aunque estuve
literalmente en peligro de muerte durante mi vida pecaminosa, Dios me guardó,
hasta que la conciencia de pecado fue tan clara en mí que decidí entregar mi
vida a Dios.
Agradezco a Dios porque la relación que ahora tengo con Él es gracias a todos
los medios que Él usó en mi para hacer posible mi salvación, claro, yo tuve que

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tomar decisiones firmes acerca de “morir”… De manera que puedo decir que la
ley del Señor es buena, agradable y perfecta.

3.- ¿Sobre mi estilo de vida delante de Dios en el mundo?


Cómo describir al ser humano, el cual conociendo que las reglas están hechas para
salvaguardar la seguridad de nosotros mismos, observamos a tantas personas
esconderse de las autoridad cuando hacen una infracción de tránsito, otros más se
quejan de las reglas, aún recuerdo cuando por regla cada conductor debía traer el
cinturón de seguridad, aun escucho que hicieron picadillo al gobierno, ¿Por qué?
He sido testigo de accidentes automovilísticos en los cuales el cinturón de seguridad
les ha salvado las vidas a toda una familia completa… gracias a que es obligatorio,
sin embargo, cualquier cosa que se presente como regla, el ser humano tiene la
tendencia que solo las cumple si hay alguna infracción o algo por el estilo.
Queremos hacer lo que está prohibido. En relación a lo espiritual, nuestro verdadero
problema es el pecado que mora en nosotros, no la ley.

"Pero el pecado, aprovechándose del mandamiento, produjo en mí toda codicia


porque sin la Ley, el pecado está muerto" (v. 8).

La ley tiene una forma de exponernos como cuando vemos los carteles que dicen:
"Límite de velocidad ," o "No pescar", "No caminar sobre la hierba" La ley saca lo
peor de nosotros. Me parece nos atrevemos a hacerlo. Expone a nuestra naturaleza
pecaminosa. Sabemos cuál es la ley y queremos lo que está prohibido,

Leí una anécdota que quiero compartir:

“Hace varios años, un hermoso hotel fue construido en Galveston, Texas, que
sobresalía por encima del agua en la bahía. Tenía grandes ventanas de vidrio de
placa que capturaron el Golfo de México. Los balcones en cada habitación hacían
una ideal pesca entre pares! Inmediatamente después de que se abrió un pescador
ansioso atrevido lanzo su carrete de un patio y golpeó las ventanas abajo en el
comedor. La administración rápidamente puso carteles en todas las habitaciones
del hotel que decía: ". No pescar desde los patios" La idea prendió rápidamente! La
gente pensó que es una gran idea! Todo el mundo decidió probarlo! Incluso aquellos
que no les importa nada la pesca se unieron Ellos se mantenían golpeando las
ventanas. Por último, un administrador brillante se le ocurrió la idea de eliminar las
señales de no pescar. Adivinen que sucedió. La gente salió de pescar!”

En realidad es completamente risible la condición del ser humano, claro que este
ejemplo no afecta nuestra vida eterna, por lo que podemos reírnos, pero la salvación
es mucho más seria que este ejemplo, el cual alumbra el tema, es importante tomar
conciencia de nosotros mismos y de la forma en que fácilmente el ser humano es
llevado de un lado a otro en este mundo, llevando un estilo de vida, exactamente

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igual al de los demás… ¿Qué necesito hacer? Llevar un estilo de vida agradable a
Dios, no acoplarme a este mundo ni lo que promueve, ya que por muy sencillo que
parezca no obedecer reglas, satanás lo ha usado por años y generaciones para
tenderles un lazo de engaño a las personas y que se nieguen a hacer lo correcto
ante los ojos de Dios.

Es urgente, mantenerme a la imagen de Dios en esa otridad que Él quiere formar


en mí, claro, no es sencillo ir en contra de la corriente, pero el Señor no nos deja
solos, El mismo nos ayuda.

B. ¿Qué necesito hacer ahora en respuesta a este texto?


"Cuanto más la luz de la ley brille sobre y en nuestros corazones depravados, más
la enemistad de la mente se despierta a la oposición, y cuanto más se pone de
manifiesto la mente de la carne no está sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede
estarlo "(John Murray, Principios de Conducta).

La ley no causa el pecado, sino que lo descubre y revela nuestra naturaleza


pecaminosa a nosotros. Se despoja de nuestros disfraces y engaños y lo trae a la
luz. "Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no
está en nosotros. " (1 Juan 1:9). Fue mi argumento por tantos años, por no vivir una
vida en vicios, consideraba ser una persona buena, pero cuando había oportunidad
de hacer lo malo, sin dudarlo lo hacía.

¿Qué de Pablo? Antes de conocer a Cristo en el camino a Damasco, Pablo pensaba


que guardando la ley traería la vida eterna y agradaría a Dios, pero en lugar de caer
bajo su juicio. El orgullo arrogante fariseo estaba "vivo" en sus propios sentimientos
de autoestima religiosas. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo aplica a su
corazón la ley perdió esa buena opinión de sí mismo y el "murió". La ley revelada
de la naturaleza desesperada de Pablo. En lugar de hacer que se sitiera bien acerca
de su propia justicia, sólo condenó a su pecado. En realidad teníamos tanto
parecido, así que no puedo decir más que este pasaje prendió mi atención, esto
para recordarme lo que Dios ha hecho en mi vida y que tuvo tanta paciencia durante
mi vida religiosa, hasta que hice conciencia completamente, por lo que puedo hacer
dos cosas:

No olvidar que sin Dios no soy nada, siempre debo matar el orgullo arrogante de
pensar que soy buena persona y que solo por eso merezco el cielo, siempre debo
pedir la ayuda divina para que ese pecado del cual un día hice conciencia, se
mantenga muerto en mí. En este pasaje Pablo a esperar una cosa mientras que él
experimentó otra. "Esperaba la vida, y encontró la muerte esperaba felicidad, y
encontró la miseria. Buscaba la santidad, y se encontró en un aumento
de corrupción" (Hodge). Cuando se utiliza correctamente, es lo que la ley
siempre hace. Nos despoja de nuestro orgullo y arrogancia y nos lleva a ponernos
de rodillas para que podamos confiar en el único que nos puede salvar.

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Otra cosa que debo hacer es orar y tener paciencia con aquellos que todavía pasan
por un proceso como el de Pablo y mío, Dios a su debido tiempo hará la obra,
siempre y cuando la persona decida “morir” para el pecado y entregue su vida al
Señor. Dios es bueno y paciente, eso es digno de imitar para mí.

C. ¿Qué proclamo en la iglesia y/o mundo?


8¡Pero el pecado usó ese mandamiento para despertar toda clase de deseos
codiciosos dentro de mí! Si no existiera la ley, el pecado no tendría ese
poder. 9 Hubo un tiempo en que viví sin entender la ley. Sin embargo, cuando
aprendí, por ejemplo, el mandamiento de no codiciar, el poder del pecado
cobró vida 10 y yo morí. Entonces me di cuenta de que los mandatos de la ley
—que supuestamente traían vida— trajeron, en cambio, muerte espiritual.

Al leer este pasaje nos da la impresión de que Pablo parece decir que la ley y el
pecado están en un nivel de igualdad; justo entonces mostró que la ley en sí era
buena; pues revela la voluntad de Dios. El problema no está en la ley, sino en
nosotros y es nuestra condición humana la que tiene la culpa. Es aquí donde
comienzan a disiparse las dudas del pasaje, aclara un versículo antes que de
ninguna manera la ley es pecado, con esto desarma a todo aquél que quiera tomar
ocasión para pecar y hacer una negación de la responsabilidad personal frente al
pecado.

La ley le reveló a Pablo la grande maldad del pecado; si le pudiéramos poner una
figura que nos aclare la situación en la que Pablo se encontraba, podría mencionar
que la ley fue como una radiografía de su interior, y es así como se expusieron los
pensamientos e intenciones del corazón; esto fue la función de la ley, que le hizo
ver más allá del hombre exterior, y descubrió la realidad de su naturaleza interior,
es decir, la ley fue el espejo que le reveló todo, La culpa no la tiene el espejo, al
revelar suciedad y fealdad, sino la vieja naturaleza heredada de Adán. El espejo
revelará una mancha en la cara, pero no puede quitarla. La única forma de quitarla
después de hacer conciencia de ello, es a través de la sangre de nuestro Señor
Jesucristo.
Antes de que yo supiera que era malo codiciar, no sentía ninguna convicción de
pecado. Así que la ley revela lo que es el pecado. El pecado estaba latente hasta
que la ley fue dada. La Biblia sí presenta una norma y guía de conducta que ayuda
a todo aquel que quiera; sin embargo, la ley presenta un conflicto entre el ser
humano y el dador de la ley.
La ley no puede salvar, ni limpiar el pecado solo cumple su función; Pablo expone
que vivía sin la ley un tiempo, esto significaba que gracias al pecado estaba
separado de Dios, pero llegó el mandamiento y el pecado se hizo presente a sus

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ojos, ante lo cual su única opción al ser conocedor de su condición pecaminosa,
es morir a esa naturaleza, por lo que expresa, yo morí.
El guardar las ordenanzas y esos estatutos, resultó difícil. Ahora, la culpa no se
encontraba en la ley. La culpa se encontraba en aquel que creía que la ley traería
vida y poder. La ley no hizo ninguna de las dos cosas; sino que meramente
reveló la debilidad, la incapacidad del hombre y el pecado de la humanidad. Por
eso la ley tuvo un ministerio de condenación y muerte. Si hubiera habido una
ley que produjera vida, Dios la habría comunicado. Evidentemente, la vida y el
modo de vivir cristiano no provienen de la Ley.
Este pasaje bíblico sigue estando vivo para nuestra generación post moderna,
observamos nuestra generación tan apresurada y atareada, al mismo tiempo
buscando en un sinfín de cosas la paz y felicidad…únicamente nuestra alma
encontrará descanso al entregar nuestras vidas al Señor, es importante que al
día de hoy. La ley cumpla su función de quitarnos la ceguera y prontamente
nuestros ojos sean abiertos para observar el pecado que hay dentro de nosotros,
de continuar ahí, no habrá forma de acercarse a Dios, es urgente y necesario
morir para el pecado y empezar una nueva vida en Cristo, la ley no es mala, en
realidad, somos nosotros los que muchas veces a conciencia, seguimos
abrazando el pecado, pero hay salvación para todo aquél que quiera la vida
eterna, y deje de ser voluntariamente ciego a sus delitos y pecados, de nada
sirve negar algo que es una realidad, por lo que es importante que cada uno
diga como Pablo, aquel gran conocedor de la ley.. “venido el mandamiento el
pecado revivió y yo morí”.

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BIBLIOGRAFÍA

 Carta a los Romanos


Karl Barth
Biblioteca de autores cristianos
Primera edición

 Comentario de Ratisbona al Nuevo Testamento


Otto Kuss
Editorial Herder 1976

 Comentario de Martín Lutero Romanos


Volúmen I
Editorial Clie

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