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Alejandra Pizarnik
Flora Alejandra Pizarnik (Avellaneda, 29 de abril de 1936-Buenos Aires, 25 de septiembre de 1972) fue
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Portada una poeta y traductora argentina. Alejandra Pizarnik
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Índice [ocultar] Nombre
Flora Alejandra Pizarnik
completo
En otros proyectos 1 Biografía
Nacimiento 29 de abril de 1936
Wikimedia Commons 1.1 Infancia
Avellaneda, Argentina
Wikiquote 1.2 Primeros años y juventud
Fallecimiento 25 de septiembre de 1972
Wikisource 1.3 Educación (36 años)
1.4 Pizarnik en París Buenos Aires, Argentina
Herramientas
1.5 Relaciones personales Causa de la
Lo que enlaza aquí Sobredosis
muerte
Cambios en enlazadas 1.6 Caída emocional
Residencia Buenos Aires
Subir archivo 1.7 Muerte
Nacionalidad Argentina
Páginas especiales 2 Estilo
Educación
Enlace permanente 3 Premios y distinciones
Información de la Educada en Universidad de Buenos Aires
página 4 Obras
Información profesional
Elemento de Wikidata 5 Publicaciones póstumas
Ocupación Lingüista, diarista, poeta,
Citar esta página 6 Véase también traductora, crítica literaria y
7 Referencias escritora
En otros idiomas
8 Bibliografía Años activa 1955 - 1971
বাংলা Género
9 Enlaces externos Poesía y ensayo
Deutsch
Obras Árbol de Diana (1962)
English
notables Los trabajos y las noches
‫ﻓﺎر‬ (1965)
Français
Biografía [ editar ] Extracción de la piedra de la
Italiano locura (1968)
Português Infancia [ editar ] La condesa sangrienta (1971)

Русский Distinciones Premio Municipal de Poesía


La infancia de Pizarnik fue difícil y llena de inseguridades. Más adelante, la poeta utilizará estos acontecimientos familiares para conformar su figura poética. Cristina Piña expone dos grietas importantes que (1965)
Tiếng Việt
marcaron la vida de la poeta: la constante comparación con la hermana mayor propiciada por su madre y la condición extranjera de la familia (de origen ruso).1 En la adolescencia tuvo graves problemas de acné y Beca Guggenheim en Artes
13 más América Latina y Caribe (1969)
una marcada tendencia a subir de peso. Los problemas de asma, tartamudez y autopercepción física de la poeta minaron su autoestima: se trata de “esa sensación de angustia que trae el ahogo asmático y que,
Editar enlaces Beca Fulbright (1971)
muchos años más tarde y ya convertida en Alejandra, Buma interpretaría como la manifestación de una temprana angustia metafísica”;2 Este hecho aumentó la diferencia entre ella y Myriam, su hermana, que
[editar datos en Wikidata]
poseía todas las cualidades que sus padres apreciaban: “esa Myriam delgada y bonita, rubia y perfecta según el ideal materno, que todo lo hacía bien y no tartamudeaba ni tenía asma ni montaba líos en el
colegio”.3 Asimismo, la sombra del nazismo y la Segunda Guerra Mundial eran constantes entre los padres de Pizarnik, lo que “ensombreció la infancia de las dos –ante los horrores del nazismo, los avatares de la Segunda Guerra Mundial y las noticias acerca de
la familia masacrada en Rivne ”.4

Primeros años y juventud [ editar ]

Durante este periodo comienza a descubrirse como un ser distinto, integrando así en su carácter caótico e inestable la necesidad de ser reconocida por los demás (a pesar de la discordancia consigo misma), se trata de “un personaje en el que todo parecía
adoptar la forma opuesta a “lo-que-debe-ser”, delineando una imagen perturbadora e inquietante por lo desconocido”.5 «Buma», como la nombraba su familia, comenzó a desdeñar este apodo y, con ello, también los lazos familiares. “Supongo que tuvo que ver
con la voluntad de ser otra, de abandonar a la Flora, Buma, Blímele de la infancia y la adolescencia y construirse una identidad diferente a partir de esa marca decisiva que es el nombre propio, esa inscripción de la ley y el deseo paternos en el sujeto que llegamos
a ser”.6 Después, durante la adolescencia, su incursión en las letras supone el inicio de la desgarradura: “ya en el secundario Buma estaba fascinada por la literatura. No sólo la que enseñaban en el colegio o la que, secretamente, iba descubriendo y haciendo
circular entre las compañeras –Faulkner, Sartre-, sino la que escribía”.7 El existencialismo, la libertad, la filosofía y la poesía fueron los tópicos de lectura favoritos de la poeta, así como la identificación, que durante toda su vida mantuvo con Antonin Artaud,
Rimbaud, Baudelaire, Mallarmé, Rilke y el surrealismo; reconocimiento por el que ha sido considerada una poeta maldita.8

Pizarnik se enfrentó al modelo ideal de estudiante durante su estancia en la escuela secundaria, “el prototipo de adolescente que forjó el imaginario social entre las familias de clase media argentinas tiene que ver con el recato y la discreción, la buena conducta y
la aplicación en la escuela”.5 Es un proceso que derivó en una joven mujer rebelde, estrafalaria y subversiva frente a la imagen del adolescente de los años cincuenta: “se producen cambios notorios y definitivos que irán configurando su personalidad y la
convertirán en la “chica rara” del colegio, llena de excentricidades y, para algunos padres, en la imagen exactamente contraria a la que aspiraban para sus hijas”.9 La concepción de su cuerpo cobró una importancia médica cuando las anfetaminas tomaron
importancia en su estilo de vida: su obsesión por el peso corporal inició la progresiva adicción a los fármacos, “quienes la conocieron entonces y luego supieron de su adicción progresiva –alguien recordó que siempre se refería a la casa de Alejandra como “La
farmacia” por el despliegue de psicofármacos, barbitúricos y anfetaminas que desbordaba de su botiquín”;10 adicción que tomaría otro nivel en años posteriores, cercanos a su muerte.

A esta anticonvencionalidad y cuestionamiento se suma la pasión, cada vez mayor, por la literatura. Lectora de muchos y grandes autores durante su vida, intentó ahondar en los temas de sus lecturas y aprender de lo que otros habían escrito. También lectora de
la filosofía existencialista: El ser y la nada, El existencialismo es un humanismo, Los caminos de la libertad.11 Así, la lectora se convirtió también en creadora: hacía circular textos suyos con “el deseo de sobresalir, de triunfar”.12

Se puede enumerar el nacimiento de varias obsesiones poéticas perdurables durante este periodo: la búsqueda de identidad, la construcción de la subjetividad, la infancia perdida y la muerte. “Ya desde su más temprana juventud, de una fascinación que se
convertirá en la cifra de su escritura, y en cierta forma en el signo de su vida: la muerte”.13

Educación [ editar ]

En 1954, tras cursar bachillerato, y con grandes dudas, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Sus expectativas académicas le hacían imposible permanecer en un solo sitio, “como lo demuestra el hecho de que pasara de
la carrera de Filosofía a la de Periodismo, luego a la de Letras, al taller del pintor Juan Batlle Planas para, finalmente, abandonar todo estudio sistemático y formal y dedicarse plenamente a la tarea de escribir”.14 Varias perspectivas brillaron en este horizonte,
como las discusiones con Luisa Brodheim (compañera de Filosofía y Letras)15 y la cátedra de Literatura Moderna que impartía Juan Jacobo Bajarlía. Juan actuó como protector y guía en la carrera literaria de Pizarnik: corregía sus primeros textos poéticos e
introdujo a su primer editor, Arturo Cuadrado, y a varios artistas surrealistas de la época como Juan Batlle Planas, Oliverio Girondo y Aldo Pellegrini.15

Durante este camino de aprendizaje leyó a Proust, Gide, Claudel, Kierkegaard, Joyce, Leopardi, Yves Bonnefoy, Blaise Cendrars, Artaud, Andrè Pieyre de Mandiargues, George Schehadé, Stéphane Mallarmé, Henri Michaux, René Daumal y Alphonse Allais. La
poeta encontró en ellos marcas de su propia identidad “porque a través de esa “escritura” secreta que son los subrayados se puede seguir y captar la configuración de su subjetividad, tanto como percibir sus grandes problemas interiores de esa época”.16 Las
lecturas se transformaron en temas que construyeron su personaje poético: la atracción a la muerte, la orfandad, la extranjería, la voz interna, lo onírico, Vida-Poesía y la subjetividad.

Asimismo, en esta época comenzaron sus sesiones de terapia con León Ostrov, y eso fue un hecho fundamental en su vida y en su poesía (cabe recordar que uno de sus poemas más famosos “El despertar” fue dedicado a él). Gracias a su psicoanalista se motivó
tempranamente por la unión entre la literatura y el inconsciente, lo que a su vez hizo que se interesara por el psicoanálisis, “significó un elemento capital para la constitución de su práctica poética y, con el tiempo, se convirtió en un instrumento privilegiado para
indagar en su subjetividad”.17 No sólo buscaba restituir su autoestima y aminorar la ansiedad, sino también era un ejercicio poético en el que practicaba la reflexión sobre la subjetividad y los problemas internos.

Pizarnik en París [ editar ]

Alejandra Pizarnik decidió emprender un viaje a Paris, de 1960 a 1964, en el que se desarrolló como traductora y lectora de escritores franceses (entre ellos Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont). París fue para la poeta un refugio literario y emocional, “sola o
con amigos, cruzar una mirada cómplice con los bellos ojos azules de Georges Bataille, hacer cadáveres exquisitos hasta el amanecer, perderse en las galerías del Louvre o descubrir la belleza imposible del unicornio en el museo del Cluny. La perfecta
articulación de soledad y compañía que, como una luz intermitente, necesitaba Alejandra para vivir”.18 Trabajó en la revista Cuadernos, trabajo “obtenido tal vez gracias a Octavio Paz, por entonces agregado cultural de la Embajada de México en Francia, quien la
presentó a Germán Arciniegas, director de la revista Cuadernos para la Libertad de la Cultura, de la UNESCO, o tal vez gracias al mismo Cortázar, que trabajaba en el organismo internacional”19 y en algunas editoriales francesas. “Había algo radicalmente
incompatible entre Alejandra y cualquier tipo de trabajo que no fuera el exigente y lúcido pulimiento de su propio lenguaje, la plasmación de esas extrañas historias que escribía en su época en París, los artículos con los que luego contribuirá en Sur, Zona Franca,
La Nación y otras publicaciones”.20 Publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Césaire, Yves Bonnefoy (del cual realiza una traducción con Ivonne Bordelois)21 y Marguerite Duras. Además, estudió historia de la
religión y literatura francesa en la Sorbona.22 Allí entabló amistad con Julio Cortázar, Rosa Chacel y Octavio Paz. Este último fue el prologuista de Árbol de Diana (1962), su cuarto poemario, en el que ya se refleja plenamente la madurez como autora que estaba
alcanzando en Europa.19 Finalmente, “en 1964 regresó a Buenos Aires como una poeta madura que, en cierta forma, ya había configurado definitivamente su poética y sólo necesitaba tiempo para desarrollar el programa de su creación”.23

Relaciones personales [ editar ]

Sobre sus relaciones personales hay que mencionar el acercamiento a los varones y el descubrimiento de su sexualidad durante la adolescencia. Pizarnik se agenciaba en dos tendencias: era, a ratos, una chica rebelde que controlaba su coquetería y se mostraba
atrevida y sensual; sin embargo, era también una chica tímida que se caracterizaba por el silencio y la informalidad.12 Durante su adolescencia conoció a Luisa Brodheim (compañera de Filosofía y Letras), Juan Jacobo Bajarlía, Arturo Cuadrado, y a varios artistas
surrealistas de la época como Juan Batlle Planas, Oliverio Girondo y Aldo Pellegrini. Es después de este periodo que realiza el viaje a París, donde se rodea de intelectuales con quienes comparte fiestas y pláticas artísticas: entre ellos cabe destacar Orphée y
Miguel Ocampo, Eduardo Jonquières y su mujer, Esther Singer e Italo Calvino, André Pieyre de Mandiargues y Bonna, su mujer, Julio Cortázar y Aurora Bernárdez, Laure Bataillon, Paul Verdevoye, Roger Caillois y su mujer, Octavio Paz, Roberto Yahni, Ivonne
Bordelois, Sylvia Moloy, y Simone de Beauvior.24 En 1965 expuso sus pinturas y dibujos con Mujica Lainez, “los pintores y escritores que se daban cita en “El Taller” –Alberto Guirri, Raúl Vera Ocampo, Enrique Molina, Olga Orozco, Mujica Lainez y tantos más– y
Sur”.25

Caída emocional [ editar ]

La crítica menciona que la fusión entre vida y poesía de Pizarnik alentó las crisis depresivas y los problemas de ansiedad que poseía. Ana Calabrese, amiga de Alejandra Pizarnik, “considera en parte responsable de la muerte de Alejandra al mundo literario de la
época, por fomentarle y festejarle el papel de enfant terrible que ella actuaba. Según Ana, ese ambiente fue el que no la dejó salir de su personaje, olvidándose de la persona que había detrás”.22 Sin embargo, un hecho que marcó su vida fue la muerte de su
padre el 18 de enero de 1967: “Elías murió de un infarto. Alejandra estaba en Buenos Aires y le avisó sólo a su íntima amiga Olga Orozco, quien fue al velorio (velatorio) para acompañarla”.26 Desde este momento, las entradas de sus Diarios se volvieron más
sombrías: “Muerte interminable, olvido del lenguaje y pérdida de imágenes. Cómo me gustaría estar lejos de la locura y la muerte (…) La muerte de mi padre hizo mi muerte más real”.27 Durante el año 1968, Pizarnik se mudó junto a su pareja, una fotógrafa, y a
estos cambios se sumó también su continua adicción a las pastillas: “También llegaron las pastillas que cada vez le resultaban más necesarias para explorar la noche y la escritura o convocar el sueño, siempre a riesgo de confundirse y agudizar, en lugar de
apaciguar, la angustia que la empujaba a lanzar esos S.O.S. telefónicos a las cuatro de la mañana, los que, como recordaba Enrique Pezzoni, podían llevar al borde del asesinato a quienes más la querían”.28 Su búsqueda para encontrar en París un país al cual
pertenecer marcó la brecha para su desgaste emocional, “los amigos señalan que, luego de su vuelta de este frustrado viaje, Alejandra inició un lento proceso de clausura progresiva que tendría una primera culminación en el primer intento de suicidio, en 1970. No
es que dejara de verse con los habituales habitantes de su reino personal –inclusive aparecerían nuevos amigos como Antonio López Crespo y Marta Cardoso, Ezequiel Saad, Fernando_Noy, Ana Becciú, Víctor Richini, Ana Calabrese, Alberto Manguel, Martha
Isabel Moia, Mario Satz, César Aira, Pablo Azcona, Jorge García Sabal –sino que la “errancia” alegre se iría reduciendo y cada vez más sería su casa el lugar de reunión”.29

Muerte [ editar ]

El 25 de septiembre de 1972, a los 36 años, se quitó la vida ingiriendo 50 pastillas de Seconal durante un fin de semana en el cual había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires; hospital donde se hallaba internada a consecuencia de su
cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio. El día siguiente, “martes 26, el velorio (velatorio) sumamente triste en la nueva sede de la Sociedad Argentina de Escritores que, prácticamente, se inauguró para velarla”.30 En el pizarrón de su recámara se
encontraron los últimos versos de la poeta:

no quiero ir

nada más

que hasta el fondo31

Estilo [ editar ]

La poesía de Alejandra Pizarnik es pura indagación, si afirmasemos algo sobre ella, sería una continua pregunta: “Siempre es el mismo interrogante: ¿de qué soy culpable?, ¿por qué este eterno sufrir?, ¿qué hice para recibir tanto golpe duro y malo?”.32 La
necesidad de reconocimiento hace mella en Pizarnik, dando pauta a una de muchas ambivalencias que sufrió: “Temo que mis deseos de escribir no sean más que medios para conseguir el fin anhelado éxito, gloria, fe en mí. También pueden ser excusas, ya que
no estudio “en serio”, ya que no vivo “en serio”. Puede ser también, que, dada mi escasa facilidad de expresión oral, apele al papel de no atragantarme, para escupir el fuego de mis angustias".33 Para Pizarnik escribir no sólo representaba el reconocimiento sino,
también, la posibilidad de desahogarse, de manifestar esa sensibilidad que poseía. Si bien Pizarnik estaba convencida de que la comunicación oral no era una opción viable para expresarse, encontró en la escritura la manera de transmitir sus sentimientos,
evolucionando así del lenguaje poético a un tipo de silencio constructivo-destructivo que permite al lector vivir y revivir la visión interna de la poeta: “Pizarnik gestó su identidad desde un sentimiento de excepcionalidad, y creer que estaba predestinada a ser una
gran escritora le sirvió para justificar su fracaso en la vida personal”.34

El extranjerismo es otro de los temas presentes en su poesía: “En Pizarnik, la alteridad judía/argentina la hizo outsider, un personaje sin un sitio en la sociedad, con pocas posibilidades de disolverse en la masa amorfa y atomizada de una comunidad”.35 La
muerte y la infancia es otro de los ejes ambivalentes más importantes en la poesía pizarnikiana: la infancia es la excepción de la realidad, por lo tanto, representa la vida, el paraíso deseado para una poeta que busca reinventar ese periodo que nunca fue
satisfactorio: “Yo no sé de la infancia / más que un miedo luminoso / y una mano que me arrastra / a mi otra orilla / Mi infancia y su perfume / a pájaro acariciado”.36 Ensalza la delicadeza del carácter infantil, pero, también, el peligro que la rodea; dentro de ese
miedo se encuentra la carencia: “Porque a veces no soy muy mala conmigo, a veces, en medio de aquella desgracia y del anochecer, me digo palabras lentas, cálidas, de una delicadeza que me hace llorar, porque son las que no te dice nadie, los que jamás te
dijeron, ni siquiera cuando cabías en la palma de una mano".37 No sólo el deseo de atención y amor envuelve el último fragmento, también la imagen de niña solitaria se muestra más expresiva que nunca. La muerte, al contrario, siempre está presente, su poesía
coquetea con ella al igual que con la locura y huye una vez que la siente cercana. Se esconde en la oscuridad y la acoge como hogar: “Afuera hay sol / Yo me visto de cenizas”.38

Dentro del mundo pizarnikiano uno de los principales encuentros es el de la voz múltiple: “da la impresión de que la argentina no se acerca al poema para decir lo que ve o lo que piensa, sino, más bien, para escuchar qué sienten las demás: las que fueron, las que
serán y las que son en ella!".39 Toda la poesía de Pizarnik es un diálogo infinito entre ella y todas las que es: “la lengua común se encripta y se hace ajena. Ella construye un lenguaje poético que abandona a conciencia todo anclaje a lo real referencial”.40 Es una
voz del yo que está detrás del yo, aún si éste se aleja. La búsqueda infinita de lo que se encuentra perdido, una incesante travesía que, incluso hasta el final de sus días, la absorbió en una terrible ambivalencia: el paraíso infantil y la tentación de la muerte, la
enajenación absoluta y la vocación amorosa. Expresa Enrique Molina: “Toda su poesía gira en torno a estos dos polos magnéticos, dos solicitaciones extremas que se funden en su voz”.41 Francisco Cruz menciona: “La pretensión de que el lugar del yo sea el
poema, conduce a la necesidad de que el yo sea, a su vez, el sitio del poema. Vida y poesía deberían ser para Pizarnik lo mismo”39 lo que Pizarnik confirma a lo largo de sus Diarios: “Las imágenes solas no emocionan, deben ir referidas a nuestra herida: la vida,
la muerte, el amor, el deseo, la angustia. Nombrar nuestra herida sin arrastrarla a un proceso de alquimia en virtud del cual consigue alas, es vulgar”.42

Premios y distinciones [ editar ]

Premio Municipal de Poesía (1965)


Beca Guggenheim en Artes América Latina y Caribe (1969)
Beca Fulbright (1971)

Obras [ editar ]

Dejó como legado una vasta obra, a pesar de su corta vida: un diario de casi mil páginas, un extenso corpus de poemas, muchos escritos y relatos cortos surrealistas, y alguna novela breve.

La tierra más ajena, 1955.


Un signo en tu sombra, 1955
La última inocencia, 1956.
Las aventuras perdidas, 1958.
Árbol de Diana, 1962.
Los trabajos y las noches, 1965.
Extracción de la piedra de locura, 1968.
Nombres y figuras, 1969.
Poseídos entre lilas, 1969 (obra de teatro).
El infierno musical, 1971.
La condesa sangrienta, 1971.
Los pequeños cantos, 1971.
Una noche en el desierto,1978

Publicaciones póstumas [ editar ]

El deseo de la palabra (selección de poemas y textos críticos que Alejandra planeó con Antonio Beneyto y Martha I. Moia), 1975.
Zona prohibida,1982 (Poemas, muchos de ellos borradores de piezas publicadas en Árbol de Diana, y dibujos).
Poemas,1982.
Textos de Sombra y últimos poemas, 1982.
Entrevistas,1978.
Correspondencia Pizarnik, 1998.
Obras completas, 2000.
Poesía completa, 2000.
Prosa completa, 2002.
Diarios, 2003.

Véase también [ editar ]

La condesa sangrienta
Literatura argentina

Referencias [ editar ]

1. ↑ La pareja Pizarnik –constituida por Elías Pizarnik y Rosa Bromiker de Pizarnik (embarazada de Myriam, hermana mayor de Alejandra) – 21. ↑ Cristina Piña, pág. 154.
emigró de Rusia a Avellaneda en 1934 debido al avance del nazismo en Europa. Todos los familiares, tanto los Bromiker como los 22. ↑ a b Cristina Piña, pág. 123.
Pizarnik, que se quedaron en Europa fueron asesinados. Véase PIÑA. Alejandra Pizarnik. Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005, 23. ↑ Cristina Piña, pág. 91.
pp. 19-28. 24. ↑ Cristina Piña, pp. 96-98.
2. ↑ Cristina Piña. Alejandra Pizarnik, Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005, pág. 27 25. ↑ Cristina Piña, pág. 136.
3. ↑ Cristina Piña. Alejandra Pizarnik, Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005, pág. 27. 26. ↑ Cristina Piña, pág. 155.
4. ↑ Cristina Piña. Alejandra Pizarnik, Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005, pág. 28 27. ↑ Alejandra Pizarnik, Diarios, entrada 30 abril.
5. ↑ a b Cristina Piña, pág. 29. 28. ↑ Cristina Piña, pág. 159.
6. ↑ Buma era el sobrenombre usado por los padres e íntimos amigos de Pizarnik durante su infancia. Al llegar a la adolescencia pidió a 29. ↑ Cristina Piña, pág. 178.
todos que la llamaran Alejandra. “¿Por qué, directamente, el cambio de nombre? […] supongo que tuvo que ver con la voluntad de ser 30. ↑ Cristina Piña, pág. 200.
otra, de abandonar a la Flora, Buma, Blímele de la infancia y la adolescencia y construirse una identidad diferente a partir de esa marca 31. ↑ Últimos versos escritos por Alejandra antes de morir. Véase PIÑA. Alejandra Pizarnik. Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005.
decisiva que es el nombre propio”. (Cristina Piña. Alejandra Pizarnik, Una biografía. Buenos Aires, Corregidor, 2005, pág. 37). Pág. 200.
7. ↑ Cristina Piña, pág. 32. 32. ↑ Alejandra Pizarnik. Diarios…, pág. 45.
8. ↑ Cristina Piña, pág. 87. 33. ↑ Alejandra Pizarnik. Diarios, pág. 65.
9. ↑ Cristina Piña, pág. 28. 34. ↑ Patricia Venti, La escritura invisible: el discurso autobiográfico en Alejandra Pizarnik, pág. 55
10. ↑ Cristina Piña, pág. 35. 35. ↑ Patricia Venti, La escritura invisible: el discurso autobiográfico en Alejandra Pizarnik, pág. 166.
11. ↑ Cristina Piña, pág. 31. 36. ↑ Alejandra Pizarnik, "El despertar", Poesía completa.
12. ↑ a b Cristina Piña, pág. 33. 37. ↑ Alejandra Pizarnik. Diarios… Pág. 250.
13. ↑ Cristina Piña, pág. 37. 38. ↑ Alejandra Pizarnik. Antología de la Poesía Cósmica y Tanática de Alejandra Pizarnik. Comp. Por Fredo Arias de la Canal. México,
14. ↑ Cristina Piña, pág. 43. Frente de Afirmación Hispanista A.C., 2003, pág. 37.
15. ↑ a b Cristina Piña, pág. 44. 39. ↑ a b Francisco Cruz. “Alejandra Pizarnik: el extravío en el ser”. Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 520. Madrid, Ediciones Cultura
16. ↑ Cristina Piña, pág. 45. Hispánica, octubre 1993. Pág. 106.
17. ↑ Cristina Piña, pág. 46. 40. ↑ Patricia Venti, La escritura invisible: el discurso autobiográfico en Alejandra Pizarnik, pág. 174.
18. ↑ Cristina Piña, pág. 90. 41. ↑ Enrique Molina. “La hija del insomnio”. Ibíd. Núm. 5. Mayo 1990. Pág. 5.
19. ↑ a b Cristina Piña, pág. 95. 42. ↑ Alejandra Pizarnik. Diarios. Edit. por Ana Becciu. Barcelona, Lumen, 2003. Pág. 79.
20. ↑ Cristina Piña, pág. 94

Bibliografía [ editar ]

Unmothered Americas: Poetry and Universality (sobre Alejandra Pizarnik, José Lezama Lima, and Giannina Braschi), editor: Rodríguez Matos, Jaime, PhD, Columbia University, 2005.
CRUZ, Francisco, “Alejandra Pizarnik: el extravío en el ser”, Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 520, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, octubre 1993.
DEPETRIS, Carolina, Aporética de la muerte: estudio crítico sobre Alejandra Pizarnik, Murcia, Universidad Autónoma de Madrid, 2004.
MOLINA, Enrique, “La hija del insomnio”, Cuadernos Hispanoamericanos. Núm. 5. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, mayo 1990.
PIÑA, Cristina, Alejandra Pizarnik. Una biografía, Buenos Aires, Corregidor, 2005.
PIZARNIK, Alejandra, Diarios, edit. por Ana Becciú, Barcelona, Lumen, 2003.
______. Antología de la Poesía Cósmica y Tanática de Alejandra Pizarnik. Comp. Por Fredo Arias de la Canal. México, Frente de Afirmación Hispanista A.C., 2003.
______. Prosa completa, Barcelona, Lumen, 2002.
______. Poesía completa, Barcelona, Lumen, 2011.
______. Diarios. Nueva edición de Ana Becciú, Barcelona, Lumen, 2013.
______. Nueva correspondencia Pizarnik, compilación por Ivonne Bordelois y Cristina Piña, Guadalajara, Jalisco, Posdata Editores, 2012.
______. La condesa sangrienta; ilustraciones, Santiago Caruso, Barcelona, Libros del Zorro Rojo, 2009.
VENTI, Patricia, La escritura invisible: el discurso autobiográfico en Alejandra Pizarnik, Barcelona, Anthropos, 2008.

Enlaces externos [ editar ]

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Árbol de Diana (completo) y otros poemas en A media voz
Alejandra Pizarnik documental
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