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COMPETENCIAS
Distingue y analiza las diversas fuentes de la doctrina social de la Iglesia.
Expresa diversas reflexiones basadas en la confrontación de la realidad
social con el contenido de las fuentes de la doctrina social de la Iglesia.
Valora el uso y la interpretación de las fuentes de la doctrina social de la
Iglesia para proponer principios de reflexión y acción frente a la realidad
social en la que nos desenvolvemos.
1.1. Introducción
Todos los documentos que escriben los Papas, obispos o teólogos de la Iglesia se
consideran una fuente importante en la doctrina social cristiana. Cartas encíclicas,
Exhortaciones apostólicas, Constituciones apostólicas, Cartas apostólicas, Bulas, breves,
Documentos conciliares, Conferencias episcopales, etc.
Los documentos a los que más haremos referencia en el desarrollo del curso son las
Encíclicas, algunas Exhortaciones apostólicas, Documentos conciliares y Conferencias
episcopales. Todos ellos contienen la reflexión de la Iglesia en materia de doctrina social y
nos ayudarán a discernir sobre principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de
acción que deben guiar nuestra práctica cristiana en el mundo en el que nos
desenvolvemos.
En la antigua iglesia cristiana, una Encíclica era una carta circular enviada a todas las
Iglesias de una zona. En nuestros tiempos una Encíclica, en el sentido más estricto, es una
carta solemne, que versa generalmente sobre un aspecto de la doctrina católica, y que
el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos de todo el mundo. Proviene del latín
“encyclia” y del griego “enkyklios” que significa “envolver en círculo”.
Las encíclicas sociales son documentos del magisterio ordinario de la Iglesia, que
desde finales del siglo XIX han enriquecido la tradición de la Iglesia; siendo articuladas en
diferentes maneras y aplicadas a varios problemas, el corazón de las enseñanzas de los papas
ha sido la defensa de la persona humana creada a imagen de Dios.
A continuación presentamos una línea del tiempo con las diferentes encíclicas
sociales a tener en cuenta para su estudio. Como dijimos anteriormente, cada encíclica social
responde al tiempo en el que fueron escritas, por eso se presentan algunos de los eventos más
importantes en los diversos contextos históricos:
2
Encíclicas Sociales POPULORUM CENTESIMUS
PROGRESSIO ANNUS 1991
1967
PACEM IN
Alocuciones TERRIS SOLLICITUDO LAUDATO SI
y mensajes 1963 REI SOCIALIS 2015
OCTOGESIMA
MIT BRENNENDER ADVENIENS 1987
SORGE 1971
1937
XIII
PIO X
BENEDICTO
XV PIO XI PIO XII XXIII
PABLO VI Pablo
I
JUAN PABLO II Benedicto XVI FRANCISCO
FIN FIN
I GUERRA COMUNICACIONES
II GUERRA CRISIS
MUNDIAL TOTALITARISMOS MUNDIAL Gorbachov la ECOLÓGICA
DESCOLONIZACIÓN perestroika y
DERECHOS la glasnot
SINDICALES INICIO SEGUNDA GUERRA Caída Muro de Berlín
CMT – CISC - CSI GUERRA MUNDIAL FRÍA 1
GUERRAS DE
desintegración de
URSS YUGOSLAVIA
2. ALGUNOS ALCANCES DE LAS ENCÍCLICAS SOCIALES
Defiende el derecho de PROPIEDAD PRIVADA, pero esta tiene una función social.
Subraya el derecho de los trabajadores (y de todo ser humano) a acceder a la propiedad.
Testamento espiritual y social de PP. Juan XXIII porque fue publicada tres meses
antes de su muerte. Primera Encíclica que no sólo se dirige a los cristianos sino a “TODOS
LOS HOMBRES de buena voluntad”.
Aboga por una justa relación entre Estados basada en el diálogo y la solidaridad.
Reconoce que todas las naciones tienen igual dignidad y DERECHO a un desarrollo propio
y aboga por la REVISIÓN DE LA DISTRIBUCIÓN DE RECURSOS y por el monitoreo de
las corporaciones multinacionales.
A los creyentes de las diversas confesiones les hace una invitación al compromiso
por integrar la fe, la razón y la acción. Se le considera la “DECLARACIÓN UNIVERSAL
DE LOS DERECHOS Y DEBERES HUMANOS HECHA POR LA IGLESIA”.
Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II (1965) “La Iglesia en el mundo actual”
Enfatiza la dignidad del ser humano, imagen de Dios, que se realiza y vive en
sociedad. Insiste en que la sociedad es justa cuando favorece la realización de todos los
individuos, aporta principios reguladores de la vida social y económica, e insiste en que el
bien común y la solidaridad son generadores del desarrollo de los pueblos.
2
Octogesima Adveniens, de Pablo VI, Carta apostólica de 1971. “Llamada a la acción”
Trata del trabajo del hombre a la luz del Génesis, desde una visión filosófica y
teológica del trabajo. Visto como COLABORACIÓN CON EL CREADOR, lo que le da
una especial dignidad por estar basada en la dignidad humana y divina de la persona. Expone
así una espiritualidad del trabajo como medio de expresión y compromiso desde la fe en
la construcción de un orden social justo y fraterno para todos y todas. Demanda que la justicia
en el lugar de trabajo sea responsabilidad tanto de la sociedad como de los empleadores y
trabajadores. Afirma el derecho de todos los trabajadores a formar asociaciones y a
defender sus intereses vitales; y la prioridad del trabajo sobre el capital. Pide el fomento
de salarios justos, de la propiedad colectiva y de la participación de la fuerza laboral en la
administración y en los beneficios de las empresas públicas y privadas.
Afirma que dicha encíclica debe ser promovida en todos los estamentos de la
sociedad y en la comunidad internacional, como aporte de la Iglesia a la sociedad en la
búsqueda de un orden social justo, fraterno, solidario y pacífico. Haciendo presente que el
Evangelio es un camino de humanización válido y abierto a toda la comunidad humana.
Afirma que la libertad debe estar abierta a la verdad; que la propiedad privada no
debe ser tenida como derecho absoluto; que la economía de mercado debe basarse en el
comercio justo, el respeto a la creación y a los derechos de las personas y de las naciones,
desde un sistema ético cultural.
A mediados del S. XVIII y comienzos del XIX en Inglaterra se inició una radical y
vigorosa transformación de su industria y comercio: a través de un proceso de aplicación
técnica de la física mecánica en la producción (especialmente cuando comienza a utilizarse
como energía el VAPOR DE AGUA) y debido a la enorme existencia de materias primas
(especialmente de sus colonias) todo esto permitió un aumento enorme de productividad
por trabajador. El uso de la máquina fue un salto en la productividad.
4
La Revolución Industrial comprende 2 etapas: la primera (1850-1860) que se
caracterizó por los grandes logros alcanzados en la agricultura, y por la expansión de la
industria británica especialmente en la industria textil; y la segunda (se inicia a partir de
1860, se fortalece en el siglo XIX y se desarrolla extraordinariamente en el siglo XX) esta
etapa consolida el desarrollo del MAQUINISMO y la vigorización del capitalismo
industrial.
A la Iglesia le costó mucho pasar del mundo medieval al mundo moderno. Hasta
antes del cambio estaba acostumbrada a una sociedad donde había un orden establecido, que
estaba explicitada por la tradición eclesial. Disponía de normas y usos que desde siempre
habían funcionado en la vida social, política y económica. Por eso les resultaba casi imposible
imaginarse y menos aceptar que el orden social era construcción humana y que podía
cambiar, que se podía elegir a sus representantes para que los gobernaran.
5
El cambio se fue gestando durante el S. XVII y se materializó en el S. XVIII, la
imagen de la diosa Razón entronizada en el Altar central de la Catedral Notre Dame de París
el 10 de diciembre de 1793 es elocuente e ilustra la profundidad del cambio1.
3.3. El Sílabo
Con la reunificación italiana, PÍO IX (de 1846 a 1878) de un inicio auspicioso y con
“apertura al mundo moderno”, sufrió una profunda transformación interna en 1848.
Debió huir de Roma refugiándose en el Reino de Nápoles.
1
Pero este cambio fue acompañado de persecución y violencia contra la Iglesia, basta recordar los santos y
nuevas órdenes que surgieron en plena revolución francesa: Chaminade, Champagnat, etc.
2
AA.VV. Manual de Doctrina Social de la Iglesia, C.E.L.A.M. vol. IV, Bogotá 1997, p. 221.
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La Iglesia del S. XIX fue en general una Iglesia que vivió aislada: vivió sin
Estados Pontificios, sin estatuto jurídico público, sin reconocimiento internacional, en total
fueron 60 años (1870-1929) que se desenvolvió en una situación jurídica ambigua y
compleja.
En Italia hacia 1827 nacen las obras asistenciales de Cottolungo para albergar y
cuidar enfermos, huérfanos y desamparados. En 1873 las obras asistenciales, educativas,
para ayudar a muchachos pobres, de DON BOSCO son otro gran ejemplo. Y es necesario
mencionar a LEONARDO MURIALDO (1828-1900) quien (después de colaborar con Don
Bosco) en el contacto con los jóvenes obreros sintió la necesidad de crear para ellos y para los
trabajadores adultos ASOCIACIONES que luego serían “Unión de Obreros Católicos”.
De allí que se le considere un gran propulsor de las Uniones Obreras Católicas.
En Alemania surgen las Gesellenverein, sociedades de formación y asistencia a los
obreros aprendices que experimentaban un gran desarrollo bajo la dirección de A. Kolping.
Características comunes: - Eran movimientos que surgen en el seno de la Iglesia y
en los que se comprometen Obispos y sacerdotes, pero la responsabilidad está en mano de
los laicos. - Eran movimientos orientados a la acción y que afrontan los problemas con los
medios que cuentan. - Al inicio eran a-políticos pero que desembocan en la política, en
vistas a superar el asistencialismo (sólo obras caritativas) e intentando actuar sobre las
estructuras.
Ya en estos años (1869) Mons. Ketteler hablaba de problemas que todavía hoy sufrimos.
“La libertad de comercio, de trabajo y de circulación, al hacer caer las barreras del proteccionismo, ha
aumentado el poder del capital que, aliado con las máquinas y ayudado por el principio de la división del
trabajo y por la facilidad de transportes, se ha convertido en dueño absoluto; hasta tal punto que no sólo
el obrero, sino incluso el pequeño empresario y el pequeño comerciante, abandonados a sus propias
fuerzas, no pueden sostener la lucha contra los grandes capitales acumulados. Obligados pues a renunciar
a su independencia, tienen que adaptarse a trabajar como obreros, trabajando a jornal o a destajos”.4
Ketteler acerca del salario tenía una visión que después sería recogida por la D.S.I.
“...El salario no se regula de acuerdo con el mérito ni con las necesidades reales de la vida. Salvo raras
excepciones, el obrero no tiene esperanzas de levantarse del pobre estado en que se encuentra. En la
atmósfera material que envuelve al mundo industrial moderno, es contado como una mercancía más...”.5
3
ZAGHENI, La edad contemporánea p. 208.
4
VON KETTELER, W.E. Relazione Vescovile per la Conferenza degli Eccellentissimi Vescovi de Germania.
Fulda set. 1869. En Zagheni, ibid, pp. 208-209.
5
Ibid., 209.
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