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Política Exterior Panameña y la Soberanía después que

los Estados Unidos se retirara de la República de Panamá


Introducción
En el presente trabajo se presenta en la primera parte una revisión analítica de los
manuscritos presentado por embajador Nils Castro, embajador de Panamá en
México, en la revista del Centro Multilateral Antidrogas en el año 1999, y otro por
Ricardo Calderón describiendo un nuevo modelo de relaciones con los Estados
Unidos. Se destacan los aspectos de importancia en las relaciones históricas entre
Panamá y los EE. UU. desde la firma del tratado Torrijos-Carter en 1977, donde se
expresan las diferentes estrategias empleadas por el gobierno norteamericano para
mantener su hegemonía sobre el área del Istmo con particular énfasis en el Canal y
de bases militares en la época de la guerra fría y que para Panamá representaba una
cuestión de nacionalismo sobre un país con grandes posibilidades de desarrollo con
una ruta de comercio de alcance mundial de gran importancia económica para el
país.

En la segunda parte, se destacan algunos planteamientos de la política exterior y la


soberanía panameña luego de la retirada de las fuerzas norteamericanas del
territorio, donde se presentan como se estas relaciones se han desarrollado y su
importancia para el país. Se hace énfasis en los últimos dos años, debido a que,
aunque Panamá tenía una política exterior después de 1999, esta no era explicita.
Recordemos que hasta 1999, la política exterior panameña estuvo definida, de
manera estricta, por las relaciones bilaterales entre Panamá y los Estados Unidos.

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I. Resumen analítico de los documentos: Objetivos Estratégicos
de los Estados Unidos en Panamá y hacia un nuevo modelo de
relaciones con los Estados Unidos
El análisis
En general EE. UU. dio importancia a su presencia en Panamá, no sólo por sus
políticas de expansión de sus dominios territoriales, sino que consideraron la
importancia de ubicación militar en los momentos de la guerra fría. La presencia
estadounidense durante estas etapas nacionalistas conllevo a situaciones
conflictivas que emergieron de la población desde los años 60, donde se incluyeron
decesos de panameños y que llamaron la atención del gobierno norteamericano por
lo aguerrida fuerza nacionalista mostrada por la población panameña.

Se resalta la importancia del general Torrijos quien busco el apoyo de las


comunidades nacionales e internacionales para lograr mejores acuerdos ante la
hegemonía que querían lograr los estadounidenses. Esas acciones terminaron con
la firma del tratado Torrijos-Carter el 7 de septiembre de 1977, con el cual, a través
de un proceso progresivo se ponía en manos panameñas (el 31 de diciembre de
1999) la administración del Canal con el retiro de las tropas y posterior defensa de
este por parte de las fuerzas militares panameñas.

El gobierno norteamericano no quedó conforme con el proceso de entrega de esta


posición estratégica al gobierno de Panamá y con el pasar del tiempo presionó, de
muchas formas y a cualquier precio, para renegociar su permanencia en la zona
hasta mas allá del 2000, especialmente en lo relacionado con las bases militares
argumentando una condición de estrategia para la seguridad del estado americano.
En general el tratado contuvo una serie de imperfecciones que dieron puerta para
muchas de las acciones que intentarían los estadounidenses para intentar continuar
en el área del Istmo.

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Los norteamericanos ejercieron presión sobre los conflictos centroamericanos que
estaban en crescendo y donde la influencia de ellos era patética. Señala la influencia
que ejercían sobre las negociaciones de Contadora en su intento por sabotear ese
proceso diplomático en la búsqueda de otros desenlaces y que hace resaltar a los
movimientos nacionalistas locales, generando cierta aversión en los países hacia los
americanos.

En estos años los EE. UU. en la idea de crear dependencia de ellos otorgan
prestamos a los países, lo que ocasiona endeudamientos que van a generan
situaciones críticas en los mismos al generarse compromisos impagables.

Un descredito manifiesto se le sumó al gobierno americano al darle apoyo a los


británicos en el conflicto de las islas Malvinas, muy a pesar de que las fuerzas
armadas del continente cuentan con el apoyo americano en la Junta Interamericana
de Defensa, por lo que se muestra una vez más la imagen de la colonización que se
quiere imponer con estos hechos.

Igualmente se hace alusión a la importancia que le van a dar los norteamericanos a


los recursos energéticos de la región a raíz de conflictos bélicos en otras latitudes
más distantes.

El efecto Guerra Fría y las bases militares en Panamá


En las fechas de la firma del tratado, las superpotencias (USA y Rusia) inician
conversaciones para el desarme del arsenal nuclear. Con estos convenios entre las
superpotencias se baja la intensidad de la amenaza nuclear y se adoptan otras vías
para la defensa del continente y del país norteamericano hacia los potenciales
conflictos de baja intensidad que pudieran ocurrir. Ahora, en estas condiciones las
bases militares americanas en Panamá pasan a jugar un rol de primordial

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importancia para los EE. UU. en la defensa de su seguridad nacional, mas que
defender el Canal per se.

Pero, por otro lado, se señala en el documento, que los tratados firmados por
Panamá y los EE. UU. marcaron muchas limitaciones de acción a los americanos,
sobre todo en la búsqueda de una vía para la independencia de esas fuerzas militares
y de control, acciones que no agradaron mucho a los norteamericanos.

Igualmente se consideraron los planteamientos del Centro Multinacional


Antidrogas (CMA) como una vía donde se podría palpar la vinculación de
dependencia o sumisión de Panamá hacia los EE. UU., abriendo unos compases de
situaciones que podrían mostrar estas condiciones de dependencia, aunque lo más
importante era el reflejo de ser acciones civiles y no militares.

La presencia del Comando Sur le daba supremacía a los EE. UU. en la región,
condición que no estaba estipulada en el tratado Torrijos-Carter, por lo tanto, fue
considerado una especie de intervención que le podría traer conflictos a Panamá
dado los adversarios que tenían las fuerzas militares estadounidenses. Esta
presencia fue considerada por el gobierno panameño como un riesgo, para la
República y los usuarios del Canal. La Asamblea Legislativa panameña exigió el
retiro de estas fuerzas militares de Panamá.

Los EE. UU. insistieron con el pasar del tiempo en buscar a cualquier costo
renegociar su permanencia en la zona hasta mas allá del 2000 sobre todo de las
bases militares, argumentando sobre todo la seguridad estratégico-militar de
cuatro bases, entre otras importantes establecidas en Panamá enfocadas en las
condiciones planteadas por los efectos de la guerra fría.

En lo convenido en el Tratado de 1977, se acuerda una salida progresiva de las


fuerzas estadounidenses a partir de 1987; sin embargo, en su afán por permanecer

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o quedarse con el Canal y mantener las fuerzas militares, los estadounidenses
inician en 1985 unas series de presiones de orden político y económicas sobre la
Republica panameña, aunque enmascaran las verdaderas intenciones a través de
retóricos discursos de democracia y derechos humanos.

De nada sirvieron los argumentos esgrimidos por los EE. UU. para el mantenimiento
de las bases militares sobre las cuales argumentan los norteamericanos ser
importantes para la defensa y seguridad de su nación, y explican al gobierno
panameño que esas bases deben ser americanas, ya que de quedar en manos de los
rusos estos podrían tener mucha ventaja sobre los EE. UU. Esto fue un argumento
inconcebible desde la perspectiva panameña ya que las únicas fuerzas militares que
debían existir en Panamá tenían que ser las panameñas y las bases militares de
cualquier otro país en el territorio resultarían contrario al principio de neutralidad y
seria atentatorio a la dignidad nacional, de la soberanía y en contra del país. Bajo
esa intervención el Canal y el Istmo en si pudiera llegar a ser un blanco objetivo
victima de alguna represalia de adversarios. Lo que resultó una excelente
justificación para evitar la presencia de fuerzas militares distintas a la panameña.
Por otro lado, la creación del CMA, plantea disyuntivas de la sumisión hacia la
presencia militar estadounidense.

Otros objetivos de los norteamericanos y sus estrategias


En general los cuerpos diplomáticos negociadores de los EE. UU. resultaron mas
ávidos y sagaces que los del lado panameño, sobre todo porque este último carecía
de fuerza de respaldo nacional, una condición sine quanon para las negociaciones.

Entre otras se destacaron las acciones unilaterales emprendidas por el congreso


americano para entorpecer lo acordado en el tratado Torrijos-Carter, legislando

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para contradecir los acuerdos que ellos mismos habían aprobado para ir en perjuicio
de la República panameña.

Se tomaron acciones para tratar de mostrar balances financieros de la


administración del Canal no concordantes con el flujo naviero y con operaciones
infladas en costos a fin de desestimular las intenciones de Panamá hacia el Canal.
Igualmente pretendiendo minimizar los planes de Panamá para la ampliación de
este.

También se describen las presiones de la administración Reagan sobre las


autoridades panameñas sobre la participación en el grupo Contadora y la inherencia
panameña en la resolución de los conflictos centroamericanos. Con propuestas para
que Panamá se convirtiera en la base logística de la Contra Nicaragüense y para que
fuerzas especiales panameñas participaran en operaciones militares contra
Nicaragua. Este aspecto fue rechazado de inmediato al considerarse que este tipo
de actuación implicaría una renuncia de Panamá a su tradición diplomática y política
de no alineamiento y neutralidad, que hubiese llevado a la Republica a ser un brazo
más de la política estadounidense.

Los EE. UU. también pusieron coto a las relaciones a manera de represalia, al no
lograr que el gobierno de panameño cediera ante sus pretensiones buscaron
impedir el establecimiento de relaciones económicas y diplomáticas panameñas
con otros países del mundo.

El no sometimiento a esos pedimentos de los EE. UU. trajo consecuencias a los


principales dirigentes panameños con acciones de represalias y desestabilización
política, desprestigio y aislamiento internacional.

Se hace alusión a algunos grupos panameños y representantes oficiales de la época


que desarrollaron esfuerzos para fomentar divisiones en la colectividad nacional y

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de las fuerzas de coalición políticas y sociales que apoyaban al gobierno y la
constitucionalidad.

Con la Cruzada Civilista intentaron o trataron de presionar a grupos políticos y


empresariales para interrumpir el proceso constitucional y democrático e impedir
las elecciones que se celebrarían en 1989 intentando instalar un gobierno de facto.
A través de la presión económica bilateral los estadounidenses buscaron cerrar las
puertas de otras fuentes y medios internacionales con las que el gobierno
panameño intentaba abrirse camino.

Es destacado igualmente la influencia norteamericana en el intento fallido de buscar


la destitución de militares panameños como el General Noriega y otros con férreos
principios nacionalistas manifiestos que no eran del agrado de las políticas de los
estadounidenses. Querían forzar la implantación de una casta militar que ellos
llamaban “profesional, democrática y apolítica” para garantizarle a los americanos
el poder imponer sus intereses.

Igualmente se describe el interés en suspender el programa de desarrollo social y


productivo emprendido por las fuerzas armadas panameñas en áreas rurales
marginales, hacia otras a favor de los intereses militares norteamericanos y de cierta
oligarquía panameña.

Se intenta igualmente involucrar a la fuerza militar panameña en los conflictos


intervencionista centroamericanos y desviar así la atención de estas fuerzas hacia lo
primario que era la defensa y protección del Canal. Y se hacen intentos para
fragmentar a los miembros de las fuerzas militares panameñas y formar grupos
torristas y norieguistas.

Las políticas intervencionistas de los EE. UU. con el objetivo de mantener su


hegemonía sobre la Zona de Canal en el desarrollo del proceso de independización

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panameña causó daños evidentes, no sólo en lo económico sino también en el
prestigio del país, sin lograr el objetivo de someter a la nación.

Los norteamericanos buscaban crear tal grado de control sobre el gobierno


panameño, en la idea de tener un aliado dócilmente manejable, pero se encontraron
con una fuerte resistencia en el pueblo panameño.

Estas prácticas expansionistas y de dominación implementadas por los EE. UU. han
sido visibles en otros estados de la región, y en intentos de dominación militar como
es el caso de la invasión de Grenada y en donde el dialogo o la intervención política
no se intento o por el contrario no hizo sino la aproximación militar para entrar en
dominación política o económica, casos Haití y Filipinas. En todos los casos
actuando en contra de la libre autodeterminación de los pueblos.

Por su parte en Panamá, algunos de los individuos envueltos en ese proyecto


neocolonial llamaron a una intervención directa del ejército estadounidense
basados la experiencia de Granada. Intentaron por un lado acabar con Fuerzas
Armadas de Defensa de panameñas y dejarlas subordinadas a ciertos grupos
oligárquicos y retrotraerlas a la condición de un cuerpo de policía para otorgar
nuevamente al ejército norteamericano.

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II- Investiga sobre la política Exterior Panameña y la
Soberanía y realiza algunos planteamientos referentes a
como se ha dado esa política, después que los estados
unidos se retirarán de la republica de panamá.

La política exterior en cierto sentido es una especie de superestructura que ejercen


los países en la medida en que tienen influencia de poder o de instrumentos que los
coloca en una determinada posición. En el caso actual, Panamá está en la política,
no sólo americana sino también mundial, porque tiene un instrumento de decisión
que es el Canal.

Hoy en día la política exterior panameña es mucho más activa, permitiendo que el
país eleve el perfil ante la esfera internacional, consolidándonos como un jugador
global relevante, con un claro liderazgo en los temas de la agenda de desarrollo, con
la capacidad de poner nuestras fortalezas al servicio de la comunidad internacional.
En el ámbito bilateral, bajo el liderazgo del presidente Juan Carlos Varela se han
consolidado lazos con los países de América, y nos hemos acercado a otros
jugadores importantes en la comunidad internacional, en búsqueda de nuevas
oportunidades para el país. La apuesta desde inicios de la administración ha sido
enfocar la política exterior en el desarrollo del país, con lo que los planes, proyectos
y políticas están todos alineados con la agenda y las prioridades nacionales.

En el año 2016, la política exterior panameña, con un claro enfoque en la agenda


social, contribuyó con significativos aportes en materia de educación, salud,
vivienda, seguridad, infraestructura, transparencia, entre otros, mediante la
suscripción de acuerdos de cooperación entre los que sobresale el apoyo financiero
con Japón de hasta B/ 2,600 millones para la construcción de la Línea 3 del Metro de

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Panamá, el proyecto de infraestructura pública más grande del país desde la
ampliación del Canal.

En materia de educación y deportes se gestionaron becas en Belice, India,


Marruecos, República de China, para que jóvenes panameños tengan la
oportunidad de estudios superiores y se tramitaron más de B/. 142 millones de
dólares para la construcción de canchas deportivas en Panamá Oeste.

Para incrementar el turismo y el comercio, la gestión diplomática contribuyó


al establecimiento de vuelos directos con Panamá con Turquía y Alemania;
además de la llegada de la línea de cruceros más importante de Alemania, y otros
acuerdos de promoción turística para incrementar el flujo de visitantes desde y
hacia Panamá.

Los acuerdos suscritos con la empresa estatal española INECO, con los Gobiernos
de la República de China (Taiwán) e Israel han fortalecido y enfocado el programa
de agua y sanidad básica. Importante destacar el apoyo logrado con Taiwán para la
consecución de 68 camiones recolectores de basura para diferentes municipios del
país.

Con un gran enfoque en la lucha contra el crimen transnacional y el narcotráfico,


Panamá ha recibido cooperación de Paraguay y Estados Unidos para la capacitación
de los estamentos de seguridad y la dotación de los equipos necesarios. Asimismo,
se concretaron acuerdos de intercambio de información de pasajeros y alertas
migratorias (APIS) con la región caribeña, con Estados Unidos, República
Dominicana, Honduras y Guatemala.

La gestión diplomática al más alto nivel que generó un acuerdo con la empresa
italiana Finmecanica y sus filiales, que liberó a Panamá de la obligación de pagar la
suma de 8.8 millones de euros, generando además un crédito que derivó en la

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entrega a Panamá de un helicóptero ambulancia y el ahorro de más de B/.100
millones. Como parte de la terminación del contrato, Panamá recibirá el próximo
año dos helicópteros más en base a este crédito que reforzarán las tareas de
seguridad y movimiento de tropas.

Con un nuevo enfoque en materia de Cooperación Internacional, Panamá ha dados


los primeros pasos como país cooperante, y está en capacidad de brindar
cooperación y experticia técnica en materia de desarrollo aéreo, portuario y
facilidades logísticas; además compartir mejores prácticas con otros países en
cuanto a proyectos sociales, como el de reinserción social ‘Barrios Seguros', y el
programa ‘Panamá Bilingüe’. Asimismo, destaca la activa diplomacia humanitaria
el apoyo a Costa Rica, Haití, Paraguay y Ecuador ante los desastres naturales; así
como el apoyo para garantizar el bienestar y sostenibilidad de campos de
refugiados sirios.

En el año 2017 la República de Panamá consolido su liderazgo en la agenda global


con más de una veintena de posiciones en organismos y foros internacionales,
convirtiéndose en país oferente de cooperación, concretando más de 85 acuerdos,
convenios y tratados, y fortaleciendo vínculos con aliados clave alrededor del
mundo.

Así es como se ha visto materializado el plan de política exterior de la administración


gubernamental del Presidente Juan Carlos Varela, enfocado en potenciar el rol de
Panamá en la dinámica internacional, articular una política exterior para beneficio
de los panameños, con una Cancillería moderna y fortalecida.

En los tres primeros años de Gobierno, Panamá estableció relaciones diplomáticas


con la República Popular de China y Costa de Marfil, las reanudó con el Sahara
Occidental. Asimismo, más de 40 visitas oficiales al más alto nivel, logran forjar

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vínculos con líderes globales y una estrecha y fluida cooperación que redunda en
beneficios para el país.

El Ministerio de Relaciones Exteriores lanzó el primer Plan Nacional de Cooperación


“Panamá Coopera”, con el que no sólo se adecúa a las tendencias globales en la
materia, sino que logra enfocar la ayuda en las prioridades nacionales y evita una
cooperación dispersa, para mayor impacto. Panamá Coopera, formaliza además la
incursión de Panamá como país oferente de cooperación, ámbito en el que ya
hemos dado los primeros pasos. Panamá brindó apoyo a los Estados Unidos con
recurso técnico, material biológico especializado, equipo y logística para el control
de un brote de gusano barrenador del ganado en el Refugio Nacional de Venados,
en la Florida; ofrecimos formación en materia de seguridad y gestión de recursos
hídricos a países Centroamericanos y caribeños; ofrecimos asistencia humanitaria a
países de América Latina y El Caribe que han sufrido desastres naturales, aportando
insumos y personal de rescate, así como a refugiados afectados por la situación en
Siria.

El rol de Panamá a nivel global se ha visto también favorecido al acoger algunos de


los eventos más relevantes de la región en los últimos años: la histórica Cumbre de
las Américas, la inauguración del Canal Ampliado que reunió a mandatarios y
autoridades del mundo, la Cumbre de Transparencia más importante del mundo, y
de la Reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. A partir del 1
de julio y por los próximos 6 meses, Panamá presidirá el Sistema de Integración
Centroamericana (SICA) y en el 2019 será sede de la Jornada Mundial de la Juventud
(JMJ).

La Cancillería también ha buscado poner la experiencia de Panamá y los panameños


al servicio de la comunidad internacional, logrando casi una veintena de posiciones
relevantes en más de 10 conferencias, mecanismos y organismos

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multilaterales. Asimismo, la diplomacia panameña juega un rol preponderante en
la consolidación del país como “la gran conexión”, con proyectos como el Centro
Logístico Regional de Asistencia Humanitaria (CLRAH), el Hub Alimentario, el Hub
Farmacéutico, el Centro Internacional para la Implementación de REDD+ (ICIREED)
y el Centro Regional de Colaboración-Panamá para América Latina (CRC), entre
muchos otros.

Bajo el liderazgo e impulso de la Vicepresidenta y Canciller Isabel de Saint Malo de


Alvarado, la Cancillería ha puesto en marcha históricas iniciativas para robustecer la
Carrera Diplomática y Consular panameña. Luego de una actualización de la ley que
la rige, la rama diplomática se ha visto diversificada con profesionales no solo de las
relaciones internacionales, sino también disciplinas relacionadas con los Objetivos
de Desarrollo Sostenible. Como nunca antes, se han convocado tres concursos de
ingreso a la Carrera Diplomática y Consular, sumando más de 50 nuevos
diplomáticos de carrera que ya ejercen funciones desde Panamá y en diversas
representaciones alrededor del mundo.

Panamá y su posición estratégica.

Panamá, hoy más que nunca, está consciente de su posición estratégica y de su


responsabilidad en la administración y operación eficiente del Canal, lo mismo que
de su responsabilidad histórica frente a los problemas sociales, culturales y
económicos de su población.

El canal de Panamá tiene 18 años en manos panameñas, es estos años se ha logrado


mucho, esto reafirma la capacidad panameña para administrar el canal. Se realizó
la decisión soberana sobre el Canal, con respecto a su ampliación, esta obra fue
inaugurada en junio de 2017.

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Desde el mediodía del 31 de diciembre de 1999, cuando Estados Unidos entregó a
Panamá la autoridad sobre el canal, inició una etapa de modernización para ofrecer
un servicio seguro y confiable a sus clientes, a través de una operación rentable que
contribuya al desarrollo del país.

La administración del Canal ha otorgado al tesoro nacional 11.600 millones de


dólares desde que pasó a manos panameñas, una cifra que se alcanzó este
diciembre con el aporte directo de 1.013,1 millones de dólares.

En manos panameñas, el Canal reestructuró su sistema de peajes con un cambio de


modelo de negocio, el cual expandió con la construcción del tercer juego de
esclusas, el mayor proyecto que ha emprendido la vía interoceánica desde su
inauguración en 1914.

"Producto de la modernización de su negocio, basado en un modelo de gestión


pública consensuado por diferentes sectores de la sociedad nacional previo a la
reversión de 1999, el Canal de Panamá ha funcionado de manera eficiente y
rentable.

A 20 meses de su apertura del Canal ampliado ha alcanzado una nueva marca con
el tránsito del buque neopanamax número tres mil (3,000), un indicador que
reafirma el impacto que ha tenido la vía interoceánica para el comercio marítimo
mundial. Más del 50 % de ellos corresponde a buques portacontenedores, seguidos
de barcos de Gas Licuado de Petróleo (LPG) y de Gas Natural Licuado (GNL). Este
último segmento de mercado se abrió por las grandes dimensiones de las nuevas
esclusas.

El ensanche de la ruta acuática, se construyó para que pudieran pasar por la vía este
tipo de buques, que pueden llegar a transportar hasta 13.000 contenedores, casi tres
veces más que los barcos que pasan por las viejas esclusas.

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"El impacto mundial del canal ampliado ya es evidente. Hasta el momento, 10
servicios de línea neopanamax han sido redirigidos a la vía acuática reconociendo
el valor de la ruta. Los puertos de la costa este de los Estados Unidos, por ejemplo,
continúan invirtiendo en grandes mejoras de infraestructura para acomodar los
buques más grandes y el volumen de mercancías facilitada por el canal ampliado.

El canal de Panamá, por el que pasa cerca del 6 % del comercio mundial, une más
de 140 rutas marítimas y 1.700 puertos en 160 países distintos.

La ampliación comenzó a construirse en 2007 con un coste que ya asciende a 5.450


millones de dólares. El principal proyecto de la obra, las nuevas esclusas, las
construyó el consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por la empresa
española Sacyr.

La vía interoceánica fue entregada a Panamá a partir de la firma de los tratados


Torrijos-Carter en septiembre de 1977, cuando el jefe de Estado panameño, Omar
Torrijos, y el estadounidense, Jimmy Carter, rubricaron su acuerdo bajo la presencia
de multitud de presidentes iberoamericanos.

A partir de entonces, Estados Unidos se fue retirando paulatinamente del país


centroamericano hasta que el 31 de diciembre de 1999 se llevó a cabo la
transferencia definitiva del Canal.

Conclusiones
En este análisis se puede descifrar que hubo amplias evidencias sobre el interés del
gobierno de los Estados Unidos en buscar el derrocamiento del gobierno panameño
y obtener uno dependiente y sumiso con el cual renegociar los artículos claves
jurisdiccionales. Los intereses norteamericanos en el Istmo de Panamá estuvieron
centrados por un lado en la permanencia del Comando Sur en nuestro territorio,

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punto álgido en las relaciones bilaterales a lo largo de la historia del Canal y por el
otro, el cierre de sus bases militares a finales del siglo pasado, puntos que son
expresados por como los más objetados por los planificadores militares y los
geopolíticos de los Estados Unidos. Se muestra la visualización de los hechos que
antecedieron a la invasión, caracterizados por un agudo estrangulamiento
económico con miras a derrocar al gobierno panameño.

Las relaciones diplomáticas y de política exterior de la República de Panamá han


girado a través de la ventana de su posición estratégica en el Istmo
centroamericano, y en la actualidad se han realizado centenares de convenios de
tipo comercial y estratégicos que le permiten ubicar al país en una condición de
amplitud y de buen vecino global.

Referencias consultadas

Política exterior enfocada en el bienestar de Panamá. 29 Diciembre 2016.


https://www.mire.gob.pa/index.php/es/noticias-mire/10046-

Política exterior potencia el rol de Panamá en la dinámica internacional. 28 Junio


2017. https://www.mire.gob.pa/index.php/es/noticias-mire/10425-politica-
exterior-potencia-el-rol-de-panama-en-la-dinamica-internacional.

Revista Enfoques. 1999. Centro Multilateral Antidrogas. Entrevista al Embajador de


Panamá en México Neils Castro: Objetivos Estratégicos de los Estados Unidos en
Panamá.

Ricardo A. Calderón. 1999. Hacia un nuevo modelo de relaciones con los Estados
Unidos. Con Libertad: Reflexiones de actualidad 1967-1997.

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Romero, P. Política internacional y política exterior de Panamá. Estudios
Internacionales 158 (2007) - ISSN 0716-0240 • 219-223.

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