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Cada método tiene sus ventajas y su uso dependerá de la situación a investigar, el campo que
se quiera estudiar o el enfoque que se quiera tener.
El razonamiento deductivo funciona trabajando desde lo más general hacia lo más específico.
Se puede comenzar pensando en una teoría sobre algún tema de interés. Luego se reduce a
alguna hipótesis específica que se quiera probar.
Por su lado, el método inductivo trabaja de modo opuesto: se empieza desde lo más específico
hasta las generalizaciones y teorías más amplias. En el razonamiento inductivo, se comienza
con unas observaciones y medidas específicas para llegar a unas conclusiones generales.
Estos dos métodos son muy distintos y ofrecen elementos diferentes a la hora de llevar a cabo
una investigación. Por su naturaleza, el método inductivo permite ser más flexibe y se presta
para la exploración, sobre todo al principio. El método deductivo es más cerrado por
naturaleza y está más orientado a probar o confirmar hipótesis.
En casi todos los estudios es probable que se haya recurrido a ambos procesos en algún
momento. Incluso en los experimentos más cerrados, los investigadores pueden observar
patrones en la información que los puede llevar a desarrollar nuevas teorías.
Tanto el método inductivo como el deductivo son estrategias de razonamiento lógico, siendo
que el inductivo utiliza premisas particulares para llegar a una conclusión general, y el
deductivo usa principios generales para llegar a una conclusión específica.
Establece conclusiones a
partir de generalizaciones.
En lógica, la conclusión de
Se basa en la observación de un razonamiento está
hechos y fenómenos. incluida en las premisas.
Dirección del
De lo particular a lo general. De lo general a lo particular.
razonamiento
La ciencia se encuentra en constante desarrollo. Aun contando con leyes generales que
predicen acontecimientos o fenómenos, quienes se dedican a la ciencia saben que es posible
que haya casos en los que las conclusiones no apliquen.
Es por esto que el método inductivo como tal puede ser insuficiente a la hora de construir
conocimiento y ampliar la comprensión de la realidad, si no se ponen a
prueba constantemente sus conclusiones.
Según el filósofo escocés David Hume (1711-1776), no existe certeza absoluta de que aquello
que observamos una determinada cantidad de veces, se vaya a repetir de la misma forma en el
futuro.
Este argumento es válido, sin embargo, no es verdadero. Su validez radica en el hecho de que
la conclusión está implícita en las premisas. Pero la afirmación contenida en la premisa 1
(“todos los hombres son malos”) no es una afirmación verdadera, ya que su veracidad no se
desprende de las premisas, por lo que aún es necesario comprobarla.
En este sentido, las conclusiones del método deductivo son válidas y correctas cuando las
premisas también lo son. De la misma forma, si las premisas son verdaderas, la conclusión
también lo será.
Tipos de explicación
Se acostumbra decir que explicar es reducir un fenómeno a sus causas. Es decir, se explica un
fenómeno cuando se consigue descubrir su causa. Sin embargo, el
concepto de “causa” en la actualidad es bastante discutido y, por lo general, se acostumbra
referirse a otros conceptos como ley, función, condición, y otros.
Carl Hempel, filósofo que se ocupó del tema de la explicación como ningún otro,
denominó “explicación por subsunción deductiva bajo leyes generales”, a la explicación causal
o deductiva.
E Enunciado “explanandum”
Torricelli consiguió explicarlo por la presión atmosférica. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que la presión atmosférica era entonces sólo una hipótesis “inventada” por Torricelli,
no un hecho o una ley establecida. Será Pascal quien verificará la hipótesis de Torricelli
mediante un experimento que ha quedado como ejemplo paradigmático de lo que es la
explicación del método científico a la explicación de un fenómeno físico.
a) Sea cual fuere el emplazamiento, la presión que la columna de mercurio que está en la parte
cerrada del aparato de Torricelli ejerce sobre el mercurio de la parte inferior es igual a la
presión ejercida sobre la superficie del mercurio que está en el recipiente abierto por la
columna de aire que halla encima de él.
b) Las presiones ejercidas por las columnas de mercurio y de aire son proporcionales a sus
pesos, y cuanto más cortas son las columnas, tanto menores son sus pesos.
d) (Por lo tanto), la columna de mercurio en el recipiente cerrado se fue haciendo más corta
durante el ascenso.
Aquí d es el explanandum que se deduce de a y b, que son leyes generales que expresan
conexiones observables uniformes y de c, que es un enunciado que describe ciertos hechos
concretos.
2. EXPLICACIÓN PROBABILÍSTICA
Tiene la misma estructura que la anterior, pero con una salvedad importante: las leyes que
se utilizan para la explicación son leyes no universales, sino únicamente probabilísticas (como
pueden ser, por ejemplo, las leyes de Mendel). Se la llama también, a veces, explicación
“estadística”.
3. EXPLICACIÓN FUNCIONAL
La explicación funcional en lugar de responder a la pregunta “por qué” (que interroga por la
causa) responde a la pregunta “para qué” (que interroga por el fin o finalidad. Telos en griego).
Se explica así, por ejemplo, la emigración de las aves en invierno hacia países más cálidos; pero
sigue siendo un misterio inexplicable la emigración de las langostas en los fondos marinos. Este
tipo de explicación es muy utilizado en biología, que se concibe que en un organismo todas sus
partes u órganos están “en función” del mantenimiento del equilibrio y supervivencia del todo
u organismo. Así, por ejemplo, se explica la existencia de los pulmones por la necesidad
funcional del oxígeno para el organismo.
Sin embargo, este tipo de explicación es también muy discutida y muchos autores la reducen
a una explicación causal: según la famosa expresión: “Las aves no tienen alas para volar, sino
que vuelan porque tienen alas”.
4. EXPLICACIÓN GENÉTICA
Se explica así, por ejemplo, la situación histórica de una lengua a partir de las
vicisitudes porque ha ido pasando.
La creatividad no es un don que sólo algunas personas reciben, no es un regalo que reciben los
artistas y se traduce en bellos poemas, cuadros de exposición, músicas que emocionan, bailes
que embelesan…Las personas somos creativas por naturaleza. Es una facultad innata que
tenemos como seres humanos y desarrollarla depende de cada persona. Supone encontrar
soluciones a los problemas que nos vamos encontrando en nuestra vida, y que esas soluciones,
esas nuevas ideas que van surgiendo aporten valor. Necesitamos la creatividad para vivir, para
levantarnos cada mañana y crear nuestra propia vida, para Evolucionar.
Jaime Buhigas, experto en creatividad, nos muestra ese proceso creativo a través de la
metáfora de la Alquimia. “La creatividad es la alquimia de los antiguos químicos. De hecho, las
tres fases de la creatividad se corresponden con las fases de la alquimia: negro (muerte),
blanco (todo) y rojo (concreción)”
La fase negra es aquella en la que detectamos lo que no vale, lo que hay que destruir,
desechar. En todo proceso creativo hay un primer paso: tomar consciencia de lo que ya no nos
sirve, reconocer nuestros límites, aquello que no soy capaz de hacer. Para así, comenzar a
cambiarlo. No podemos ser creativos si hacemos siempre lo mismo.
Como padres, profesores, podemos preguntarnos: ¿Qué es aquello que sigo haciendo que ya
no me vale? Si lo que quiero es mejorar mi relación con mi hijo adolescente ¿qué es aquello
que se repite y que crea conflicto cada vez que sucede? ¿qué creencias limitantes,
expectativas, me están alejando de mi hijo, de mis alumnos?
La segunda fase es la fase blanca. Es el momento de la imaginación, de la libertad, de la falta
de juicios, de las ideas, de la fantasía, de la inspiración. Aquí todo es posible. Es la fase de las
posibilidades. La sensibilidad entra en juego en esta fase. Ser sensible a los cambios, a otros
puntos de vista, a otras posibilidades. Tras la destrucción, comienza la creación. Morir a algo
para que surjan las posibilidades, las nuevas ideas.
Por qué no buscar alternativas juntos, soñar, imaginar otra forma de relacionarnos, de vernos.
Apostar por una mirada creativa hacia nuestros hijos y alumnos. Buscar soluciones nuevas a
conflictos enquistados…conectar con la sabiduría de la Naturaleza para que nos inspire y surjan
nuevas ideas. Dejar la razón descansando y dejarse nutrir por las emociones, las ideas que
llegan desde el juego, el movimiento, el contacto con el otro, el arte.
En este proceso creativo, hay una tercera fase, imprescindible y a veces olvidada. Es la fase
roja, la del oficio. Es la fase donde hay que elegir y concretar. Escoger una idea y remangarse
porque comienza el trabajo. Es el momento del estudio, de la experimentación, del “prueba y
error”, de la constancia, la disciplina, de entrar en contacto con la materia.
Pasar a la acción. Cambiar hábitos que has identificado y que sientes que no te aportan nada;
crear otros más respetuosos contigo, con tus hijos y alumnos…atreverte a probar y ver qué
pasa. Y si no sabes cómo, sigue formándote. Dice Luis Emilio Oliver que “formarse” es decidir
qué forma o formas deseamos para nosotros en cada momento. ¿Qué forma quieres como
padre, como profesor? Probar, equivocarse, elegir, aprender.
Proceso de inversión
1. Fase de descubrimiento
Originación de la idea
o Investigación propia
2. Fase de evaluación
Tesis de inversión
o Análisis de la industria
o Solidez financiera
4. Fase de Portfolio
o Evolución de la cotización
o Monitorizados (eventos)