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UN DISCURSO DE ACCIÓN SOCIAL

PARA UNA ACCIÓN SOCIAL SIGNIFICATIVA


Lección 1: Introducción
Vivimos tiempos muy convulsionados en la vida de la
humanidad; son momentos tanto de peligro como de
oportunidad. El espíritu de la época despierta en nosotros el
anhelo de trabajar por el mejoramiento de la sociedad, sin
embargo, no siempre es fácil saber cómo podremos contribuir
para lograr un cambio positivo y duradero.
Lección 2: Participando en un discurso de acción social
Participar en la acción social requiere de rigor, compromiso y
disciplina. Hoy en día muchas personas en el mundo abrazan los
ideales de una sociedad buena – pacífica, justa y conducente a
la prosperidad de todos-. Sin embargo, la mayoría de ellas nuca
logra llevar estos ideales a la acción de manera significativa.
Sueñan con un mundo mejor y, sin embargo, manejan su vida
como cualquier conformista, simplemente haciendo lo posible
por no lastimar a nadie. Aquellos de nosotros que hemos
decidido encauzar nuestras energías hacia la transformación de
la sociedad, tenemos que ser conscientes de que la acción
esporádica, no importa que tantos efectos inmediatos
produzca, no puede conducirnos a un cambio perdurable. La
acción social tendrá que ser sistemática y sostenida; deberá
lograr un grado de consistencia tal, que solo el análisis
cuidadoso y pensamiento profundo pueden producir.
Para trasladar a la realidad la visión de un mundo mejor,
debemos examinar el espacio social en el que podamos
trabajar, actuar, reflexionar sobre nuestras acciones, estudiar y
consultar con otros acerca de lo que hemos aprendido. Las
instancias específicas de acción deben responder a
circunstancias locales, es decir, a necesidades específicas de
una población específica. La participación en un discurso de
acción social es requisito indispensable para un progreso sólido
y constante.
Si el discurso ha de darle rumbo a la acción, dotarla de propósito
y salvaguardar su integridad, no podrá ser un discurso
superficial. En el centro de un discurso de acción social está la
cuestión de la generación, aplicación y difusión del
conocimiento como fuerza motriz de la civilización.

Lección 3: Procesos de integración y desintegración


Nosotros nos adherimos a una concepción de la historia que
considera la etapa actual en la vida colectiva de la humanidad
como un periodo de transición, comparable con los años
turbulentos de la adolescencia de una persona. Si en efecto la
humanidad está llegando a su edad adulta, los cambios
revolucionarios que están ocurriendo a desconcertante
velocidad en cada aspecto de la vida colectiva asumen el
carácter de dos procesos paralelos, uno integrador, y otro de
desastrosa desintegración. Las señales de destrucción del viejo
orden son fácilmente identificables; palabras como crimen,
corrupción, desastre y violencia, tan comunes en el lenguaje
diario, han perdido su impacto original. Cuanta gente no acepta
ya como algo inevitable el temor, la ansiedad y la confusión que
engendran las actuales circunstancias. En cambio, la
cristalización de una civilización mundial es un proceso más
sutil; aunque progresa con fuerza considerable no es tan
fácilmente perceptible.
Todos tendemos a mirar las causas inmediatas de todo aquello
que consideramos incorrecto con la sociedad, y las declaramos
como principales culpables. Pero en algún momento debemos
darnos cuenta de que atribuirles la culpa a los distintos
componentes del sistema mundial es un ejercicio vano. Esto no
significa que debamos declarar libres de culpa a los guardianes
del sistema actual, o que neguemos la importancia de analizar
las fuerzas históricas que han moldeado la presente sociedad.
Es solo que, finalmente, debemos abandonar la tendencia a
contentarnos con respuestas simplistas y enfocar nuestras
energías en esfuerzos que busquen soluciones viables a los
crecientes problemas de la humanidad.
La búsqueda de soluciones realistas nos lleva inevitablemente a
plantearnos una de las preguntas más fundamentales de
nuestro tiempo: ¿Quiénes propiciarán los innumerables
cambios que tienen que ocurrir en las vidas de miles de millones
de protagonistas de la gran transformación que ha de ocurrir en
la vida del planeta? La respuesta, que a algunos puede
parecerles quiméricas, es que cada ser humano tiene la
responsabilidad de contribuir con esta gran transformación.
Todos somos los protagonistas en el drama actual de nuestra
historia. Que debamos empeñarnos en hacer nuestra parte no
es un asunto de opción personal, es una obligación que nos
impone la historia.
Lección 4: El Doble propósito
Para poder actuar efectivamente en el presente período de
transición de la humanidad de la infancia a la madurez, los
individuos deben estar imbuido, sobre todo, de un fuerte
sentido de propósito que les impulse a transformarse a sí
mismos y a contribuir a la transformación de la sociedad. En el
nivel personal, este propósito se centra en el desarrollo de las
vastas potencialidades que comprenden esas virtudes y
cualidades que deben adornar a cada ser humano, y aquellos
talentos y características de los cuales está dotado el individuo
y que lo hacen único. En el nivel social, se expresa dedicándose
a la promoción del bienestar de la raza humana. Estos aspectos
del doble propósito son fundamentalmente inseparables, pues
las normas y el comportamiento de las personas determinan su
entorno, y son moldeados a la vez por las estructuras y procesos
sociales. A menos que ambos aspectos se aborden
simultáneamente, no podrá hacerse realidad todo el potencial
de la edad de la madurez de la humanidad.
Una conciencia profunda de la relación recíproca que hay entre
el crecimiento personal y el cambio orgánico de las estructuras
de la sociedad es, entonces, esencial para la acción social. No se
puede desarrollar virtudes y talentos aisladamente, sino por
medio del esfuerzo y la actividad para el bien de los demás. Sin
interacciones con el exterior y sin metas sociales no se tienen
estándares para juzgar el progreso personal, ni resultados
concretos con los cuales medir el desarrollo de si mismo.
Una persona que se olvida de la dimensión social del propósito
moral esta propensa a desarrollar formas sutiles de egoísmo:
combinaciones de culpabilidad, prepotencia y autosatisfacción.
A la inversa, un sentido de propósito que esté impulsado solo
por el deseo de transformar la sociedad, sin prestarle atención
a las necesidades de crecimiento y transformación en el nivel
personal, se distorsiona fácilmente, La persona que culpa a la
sociedad de todos los males y que ignora la importancia de la
responsabilidad individual, pierde el respeto y la compasión por
los demás y tiende a realizar actos de opresión y de crueldad. La
transformación social, cuando se divorcia del deseo de
transformar el propio carácter, es una empresa sumamente
frágil.

Lección 5: Atracción hacia la belleza


Para lograr un balance entre la transformación personal y la
transformación colectiva, el propósito individual debe ser
moldeado por las fuerzas apropiadas, evitando que las fuerzas
negativas que abundan por doquier en esta edad de transición
puedan desviarlo. Dichas influencias, no siempre fáciles de
detectar, pueden ser recibidas pasivamente y erosionar las
estructuras morales, cuando no hay claridad de pensamiento, o
cuando los sentimientos están en desacuerdo con la razón. La
claridad necesaria se obtiene mediante convicciones
espirituales profundas y el correcto entendimiento de las
relaciones esenciales que existen entre los individuos y el
mundo a su alrededor.
Una de las fuerzas esenciales que potencia el sentido de
propósito individual y que lo direcciona apropiadamente es la
atracción hacia la belleza. La belleza y la perfección actúan
como estándares, como luces orientadoras por medio de las
cuales se puede juzgar el propio comportamiento.
Lección 6: La Investigación de la verdad
Como sucede con la atracción hacia la belleza, la sed de
conocimiento es una de las fuerzas primordiales que moldean
el propósito moral. El deseo inherente de conocimiento impele
a cada ser humano a lograr un mayor entendimiento de los
misterios del universo y de la infinita variedad de los
fenómenos, en los planos tanto visibles como invisibles. Dirige
también la mente a lograr una comprensión más completa de
los misterios del propio ser. Orientado por una visión de belleza
y perfección, el individuo que esté motivado por una sed de
conocimiento se aproximará a la vida como un investigador de
la realidad y un buscador de la verdad.
Si la investigación de la verdad ha de guiar el doble propósito
del individuo, necesariamente tiene que fundamentarse en un
entendimiento adecuado de la naturaleza humana. Tal
naturaleza tiene dos aspectos, uno material y otro espiritual. La
naturaleza material del hombre es fruto de su evolución física y
está moldeada por la lucha por la supervivencia; y aunque la
naturaleza material es indispensable para la existencia en este
mundo, si se permite que rija la conciencia, el resultado serán
la injusticia, la crueldad y el egoísmo. De otra parte, la
naturaleza espiritual del hombre se caracteriza por cualidades
como el amor, la misericordia, la bondad, la generosidad y la
justicia. Los individuos alcanzan su verdadera posición cuando
fortalecen su naturaleza espiritual, al grado que esta sea la que
domine su existencia.
Lección 7: El servicio
Un doble propósito que esté dirigido y moldeado por las fuerzas
de atracción hacia la belleza y por la sed de conocimiento, lo
mismo que por una firme convicción en la nobleza del ser
humano y la unicidad de la humanidad, solo podrá expresarse
mediante una vida dedicada al servicio.
Es únicamente a través del servicio consistente y desinteresado
que se puede ejercer influencia moral
Cada quien debe ser fuente de alegría e inspiración para los
demás.
La tesis que este programa de estudio propone es que un
liderazgo verdadero, que inspire y ayude a los demás a realizar
actos nobles, se logra mediante la consagración al servicio
desinteresado
Los entornos en los cuales nosotros podemos realizar actos de
servicio, entornos que influyen en nosotros, y sobre los cuales
nosotros ejercemos influencia:
Lección 8: La Familia Extensa.
Desde los albores de la historia, la familia ha sido reconocida
por la sociedad como su unidad más básica de organización. La
familia es el espacio social dentro del cual el individuo se
prepara para enfrentar los desafíos de la vida. Es el lugar donde
se aprende a amar, a ser tolerante y a actuar con justicia. El
sistema de valores que nos habrá de guiar a lo largo de nuestras
vidas se forma en gran medida durante los años que vivimos
bajo el abrigo de nuestra familia, y el grado en el que podamos
establecer relaciones sanas con los demás se determina casi por
completo en este periodo crucial. Pero también en la familia
podemos recibir las influencias más nocivas. Estos hábitos, una
vez formados, pasan de las familias a todas las instancias de
interacción social, obstaculizando el progreso y desintegrando
gradualmente el propio tejido de la sociedad.
Como todas las demás instituciones de la sociedad en esta edad
de transición, la institución de la familia se encuentra en crisis.
En un esfuerzo por remediar los males sociales que se originan
en el mal funcionamiento de la familia, en varias partes se ha
ensayado arreglos institucionales diferentes para la crianza de
los niños. En este momento de la historia no cabe duda que el
ambiente más apropiado para que los niños crezcan es aquel en
que los hijos viven con ambos padres, disfrutando al mismo
tiempo del contacto con los miembros de la familia extensa: los
abuelos, los tíos, los sobrinos y los primos. Si embargo, para que
esa familia pueda cumplir con su propósito, debe regirse por los
mismos principios que habrán de guiar la construcción de una
civilización mundial, material y espiritualmente próspera.
Dos de estos principios son la igualdad y la justicia. Pero además
de reconocer ciertos principios fundamentales, una concepción
adecuada de familia para la etapa presente de la historia
humana deberá concederle gran importancia a la búsqueda del
conocimiento, considerándola como una de sus
preocupaciones prioritarias.
Lo que es claro desde el comienzo es que necesitamos formular
una nueva concepción de familia que le ayude a la humanidad
a hacer la transición de la edad de la niñez a la edad adulta y
que dure más allá de la etapa actual de la adolescencia.

Lección 9: La Sociedad.
Hemos dicho que, en esta edad de transición, el propósito
moral se ha de lograr por medio de dos tareas primordiales: el
crecimiento del individuo tanto intelectual como
espiritualmente, y la contribución a la transformación de la
sociedad.
La sociedad no es simplemente la suma de todos sus miembros
y sus relaciones, como tampoco el ser humano es la suma de las
células del cuerpo y sus interacciones. La integración de las
células hace posible el surgimiento de la conciencia humana, la
cual existe en un plano que sobrepasa los límites del universo
físico. La unión de los individuos en sociedad produce una
civilización cuyos poderes trascienden los que engendraría el
mero ensamblaje de hombres.
Una de las primeras ideas que llegan a nuestra mente cuando
consideramos a la sociedad como algo más que un ensamble de
individuos, es la de las instituciones. Es relativamente fácil ver
que en cada sociedad existen instituciones cuyos objetivos
trascienden los propósitos de las personas que las integran,
colaboran con ellas, trabajan para ellas y hasta las dirigen. Para
que pueda desarrollar las capacidades que le permitan servir a
la humanidad, usted deberá aprender mucho acerca de las
distintas clases de instituciones y entender la historia de cada
una, cómo funciona, cuáles son sus fortaleza y debilidades y en
qué forma deberá evolucionar.
Al tratar de contribuir con la transformación de la sociedad,
usted no solo tendrá que interactuar con individuos e
instituciones; en la sociedad operan fuerzas con las que deberá
lidiar, fuerzas que, o bien se oponen a los cambios que usted
está buscando, o los impulsan.
En la medida que usted vaya desarrollando su poder de
percepción, irá siendo más capaz de identificar las fuerzas
presentes en una situación dada. Así, entonces, cada vez que se
encuentre con empeños orientados a lograr la integración, ya
sea en el campo político, económico o social, observará cómo
es que las fuerzas positivas se generan y comienzan a tener
efecto. Se irá familiarizando con la manera en que las fuerzas de
la justicia, la verdad, la rectitud y el honor funcionan.
Fácilmente identificará las fuerzas que surgen de los sacrificios
que la gente realiza cuando persigue causas nobles. Y, por su
puesto, se volverá muy consciente de la poderosa fuerza de la
unidad: unidad de propósito, de visión, de pensamiento y de
acción.
Lección 10: La Comunidad
Con lo valiosa que es la familia extensa para nuestro
crecimiento, es un espacio demasiado pequeño para que sea la
arena en que se pueda desarrollar toda la gama de
potencialidades humanas. Pero también la sociedad como un
todo, especialmente bajo las tasas actuales de crecimiento – en
tamaño y complejidad – es una unidad demasiado grande para
que la mayoría de nosotros podamos intentar influirla
directamente. Entonces, es en la dinámica de la vida
comunitaria que debemos buscar respuestas a ciertas
preguntas básicas acerca de la organización de la vida colectiva
de la humanidad.
La palabra comunidad se usa para hacer alusión a algunos tipos,
más bien diferentes de organización social. Por miles de años de
años, la aldea ha sido la forma más difundida de organización
social y, en muchos casos, la única forma conocida por el
hombre. Actualmente la mayoría de las aldeas nos presentan la
imagen triste de lo que, a lo sumo, es la sombra débil de una
comunidad.
Con el crecimiento de la vida urbana, los pequeños pueblos y
barrios de las grandes ciudades asumieron algunas de las
funciones de la comunidad, hasta cierto punto con éxito. Sin
embargo, un examen de la situación que se vive actualmente en
la mayoría de los barrios de las grandes ciudades, nos deja con
el sentimiento inquietante de que, de algún modo, la
humanidad está perdiendo un elemento irremplazable de la
organización social; elemento que es absolutamente necesario
si queremos mantener la cohesión de la sociedad como un todo,
y sin el cual los individuos se convierten en víctimas de fuerzas
sociales que escapan a su comprensión.
Para la mayoría de nosotros, el servicio a la humanidad
implicará actividades que serán llevadas a cabo en el contexto
de algún tipo de comunidad.
Lección 11: El aprendizaje
El verdadero servicio requiere de una actitud humilde y sincera
de aprendizaje. Si el aprendizaje no se incorpora a nuestros
esfuerzos para transformar la sociedad, los actos de servicio
que realicemos irán perdiendo poco a poco su efectividad.
Al tomar la decisión de dedicarnos al servicio de la humanidad,
por supuesto que tenemos alguna noción de lo que podemos
hacer y de la manera cómo vamos a llevarlo a cabo. Nuestra
determinación de servir se traduce en acción a medida que
aplicamos a los programas y proyectos que realizamos cualquier
conocimiento o destreza que hayamos adquirido en campos
específicos. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, sin
importar qué tanta capacitación y educación hayamos recibido,
lo que desconocemos va a tener mucho más peso que lo que
conocemos. A medida que caminemos por el sendero del
servicio, debemos aprender de cada paso que tomemos: de los
libros y artículos que leamos, de los cursos que estudiemos, de
las interacciones que tengamos con otros, y de la reflexión que
hagamos sobre nuestras propias acciones. Sobre todo,
debemos saber que las personas a quienes deseamos servir
tienen mucho que enseñarnos, pero, desde luego, solo si
estamos dispuestos a escucharlas.
Para servir eficazmente debemos tener mucho cuidado de no
contaminarnos con actitudes de arrogancia o menosprecio por
las visiones de las demás personas a las que consideramos no
educadas y, por lo tanto, como ignorantes. Debemos
emprender nuestros actos de servicio con humildad. La
humildad nos protege del sentimiento de prepotencia que, con
más frecuencia de lo que parece, va acompañado del deseo de
controlar y manipular a los demás. Esta es la base sobre la cual
una verdadera actitud de aprendizaje podrá erigirse.

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