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CONVIVENCIA Uno

Hay dos caminos posibles para pensar la Convivencia:

 Desde una perspectiva inespecífica y


 Desde una perspectiva específica

Hay que pensar que detrás de toda situación problema hay una situación
conflictiva no resuelta ya sean en situaciones que tienen lugar en el ámbito
familiar y repercuten en la escuela, son los que se denominan técnicamente
“síntoma en la escuela” o aquellas generadas por la propia institución
educativa, son las que se denominan técnicamente “síntoma escolar”.
UDS. COMO TUTORES trabajando en y para instituciones educativas deben
atender los síntomas escolares ya que los mismos tienen que ver con la misma
institución educativa, como dije antes, y pueden ser resueltos por los mismos
actores institucionales involucrados o no en la problemática. Los otros
síntomas, en la escuela, les corresponden a otros profesionales fuera del
ámbito escolar atenderlos para su resolución. Volviendo a los dos caminos, me
referiré primero a la prevención inespecífica que es lo propio de la
Convivencia

 Prevención inespecífica

CONVIVENCIA Y DISCIPLINA
Muchas veces se confunden ambos términos. Sin embargo la convivencia es
mucho más amplio. Se habla de alumnos disciplinados o indisciplinados o de
grupos. A cada acto de indisciplina le corresponde una sanción de acuerdo a la
norma que se transgredió.
Convivencia como su nombre lo indica significa “vivir con”. No podemos
negarnos a esta realidad, siempre estamos conviviendo y el asunto es poder
analizar ¿Cómo lo hacemos?
En el aula, en la escuela se vive con el otro. Esto se inicia desde el comienzo
cuando se inicia la escolaridad en el Jardín maternal, el período de adaptación
hace referencia a esta realidad el poder adaptarse uno con otros, estando con
esos otros, es decir aprendiendo a convivir. Así año tras año que inician, cada
etapa que comienzan hacen ajustes, readaptaciones y adecuaciones entre sus
pares, con los docentes y con la institución escolar.
La convivencia es:
 poder pasar del yo al nosotros.
 Reconocer y afrontar los conflictos entre personas.
 Buscar alternativas de solución.
 Aprender a llevar a cabo acuerdos.
 Respetar y reconocer los valores que la sustentan como la
participación, la solidaridad, la cooperación, el respeto mutuo.

Con respecto a la Participación en la unidad escolar me gustaría hacer


algunas consideraciones generales:
 La participación reafirma o ayuda a generar el sentimiento de pertenencia
institucional.
 Se debe contar con la responsabilidad y el compromiso del actor que
participa.
Además debemos conocer que hay muchas maneras de participar: a nivel
informativa: a conocer los acontecimientos , consultiva: se requiere la
opinión, decisoria: se da lugar y se toma la desición por lo general en este
nivel sólo se encuentran los equipos de conducción, ejecutiva: se opera sobre
la realidad sobre una desición tomada y evaluativa: se evalúa lo realizado por
otro.

Cuando se habla de disciplina uno se refiere solamente a los alumnos,


cuando uno habla de convivencia nos referimos a toda la comunidad educativa.
Cuando se habla de disciplina se hace alusión solamente a las reglas, a
aquello que se puede y no se puede hacer, así como de las sanciones y
castigos que corresponden a la trasgresión de la reglas construídas
unilateralmente. Cuando en una institución ocurren hechos reiterados de
indisciplina deberíamos preguntarnos sobre las normas y reglas que sustenta
esa institución y su sentido y significación para los actores institucionales

Es difícil separar la interacción con el acto pedagógico-didáctico se implican


mutuamente, allí donde las relaciones son facilitadas y hay un buen clima de
trabajo se pueden cumplir mucho mejor con los objetivos pedagógicos y más
aún la construcción de la convivencia implica en sí misma un hecho para
aprender.

Desde el inicio de la escolaridad el alumno ve o siente pautas dichas o no que


debe realizar: los saludos, los silencios, los permisos para desplazarse, etc.
son pautas que regulan lo convivencia. Podemos decir entonces que la
convivencia podrá ser más o menos placentera, que la convivencia podrá ser
más o menos armónica, pero siempre los actores institucionales están
conviviendo entre pares o no (directivos, docentes, alumnos, padres). Esta es
justamente la función socializadora que la escuela debe cumplir.
En las instituciones se articulan entonces dos dimensiones de regulación de
comportamientos:
1. El orden normativo: que es el que identifica, clasifica y valora los
comportamientos individuales en relación a los valores y objetivos de la
institución.
2. Los mecanismos de disciplina que es aquel que regula el acatamiento o
no a las normas (horarios, inasistencias, etc,).
Se debe prestar especial atención a la injusticia y a la impunidad:
La injusticia es cuando algo esta permitido y en un determinado
momento, sin aviso previo, que se cambió el hecho es sancionado
cuando antes no era pasible de sanción (por ejemplo el permiso de llegar
hasta 5 minutos tarde).
La impunidad es cuando los comportamientos institucionales prohibidos
son aceptados en las prácticas cotidianas sin sanción, (por ejemplo no
fumar en las clases y el docente fuma).
Ambas cuestiones generan un alto grado de disolución en lo normativo.

COMO UNA CUESTIÓN PEDAGÓGICA


La función primordial de la escuela es la transmisión y apropiación de
conocimientos socialmente significativos, es decir el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Pero, para que el aprendizaje sea posible los intercambios entre los miembros
de la institución deben construirse cotidianamente y renovarse según los
valores universales ya vistos. Podemos decir que una institución “trabaja en
convivencia” cuando el respeto mutuo, la solidaridad, la participación son sus
ejes principales, porque creo que una institución sólo así posibilita el
aprendizaje. Crea el clima necesario para lograrlo.
Convivencia y aprendizaje se condicionan mutuamente. Cada uno es
condición necesaria pero no suficiente para que se dé el otro.

Pienso un ejemplo: un docente que dicta y no explica, los conocimientos son


desactualizados genera en el alumno abulia y apatía que termina en un acto de
indisciplina abierta o encubierta (escribe los bancos). Otro ejemplo: los alumnos
están activos pero dispersos, el docente no tiene autoridad se genera un clima
de confusión que no permite el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En ambos casos además de que los alumnos no se apropian de los contenidos
curriculares, la relación docente-alumno está perturbada. Se pierden los
contenidos curriculares pero también los actitudinales, los que hacen a la
convivencia.

Quiero destacar aquí también que aprender a trabajar en convivencia es


pedagógico porque implica un aprendizaje de “otros quehaceres” que hacen a
la escuela y la constituyen como tal. Son los procesos de socialización que es
otro de los ejes de su tarea. Trabajar en y con los valores universales es
ayudar a los alumnos para la vida, el respeto, por ejemplo, se aprende
respetando y así con los otros valores. Poniéndolos en ejercicio, en acción.
El aprendizaje en convivencia es un duro camino a recorrer, es un desafío
permanente pero debemos tener presente si queremos trabajar en convivencia
lo siguiente:

 Sólo se aprende a través de la experiencia.


 Sólo se aprende si se convierte en una necesidad.
 Sólo se aprende si se producen cambios duraderos en la conducta de la
persona.
La energía de las escuelas que aprendieron a trabajar en convivencia está
puesta no sólo en la realización personal sino en el logro del bien común.

COMO UNA CUESTIÓN INSTITUCIONAL


Vamos a considera aquí las implicaciones que tienen las cuestiones
institucionales sobre la convivencia escolar.

Para ello retomamos aquí lo visto en el tema Instituciones educativas


recordando algunos conceptos:
Recordamos aquí que las instituciones son constructos sociales (que
responden a una demanda social) con cuerpos normativos-jurídicos-culturales
compuestos de ideas, valores, leyes, creencias, etc. que permiten el
intercambio social. Por lo tanto; el trabajo, la salud, la educación, la religión son
instituciones universales que se particularizan en cada sociedad y en un
momento histórico determinado.
Recordemos también aquí dos términos: lo intituído (la normas, las leyes, los
códigos escritos o no) es decir la que está establecido. Y lo instituyente, que
son la protesta, la queja. Esta confrontación permanente es lo que permite el
cambio social.

Una escuela puede estar atravesada por otras instituciones, no sólo por la
institución educativa Ellas son:
1. la institución trabajo: los que trabajan como docentes, que tienen un
sueldo y un horario.
2. la institución economía: se generan recursos y se producen gastos.
3. la institución familia: desde todas las personas que la conforman que
aportan desde lo personal sus modelos, costumbres, etc.
4. la institución tiempo (ocupado y libre): las clases y los recreos..

Cada establecimiento tiene su propia organización que se manifiesta en todos


los órdenes (recursos, distribución de horarios y tareas, etc.). Es decir que cada
Escuela puede estar organizada de diferente manera. Entre los actores
institucionales (docentes, alumnos, directivos) y las instituciones hay lazos,
están unidos por ellos, implicándose necesariamente ya que, no pueden vivir
uno sin el otro y ambos le dan existencia a la institución. No hay alumnos sino
hay docentes y tampoco a la inversa y ambos le dan forma a la institución
educativa que existe por ambos. Esto constituye un entramado de relaciones
sociales, laborales y vinculares.
Las personas al interrelacionarse conforman un grupo que se concreta en la
acción cumpliendo o no los objetivos de la organización.

En la Escuela esta red de relaciones se concretiza en la convivencia. Y


cada actor deberá comprender que en la convivencia hay partes suyas que
están puestas en juego y que a veces se contraponen con la organización
generando malestar.
En el interjuego de relaciones afectivas e intelectuales habrá envidia, celos,
rivalidad y a veces tensión fruto del renunciamiento personal en pro de la
institución.
Por otra parte, muchas veces los actores institucionales consciente o
inconscientemente desarrollan estrategias para poder satisfacer necesidades
personales y/ o profesionales.
Es frecuente escuchar de las personas la queja, permaneciendo, sin embargo
en esa organización, tenemos que pensar entonces que si bien hay aspectos
negativos que molestan y desagradan hay otros más fuertes que nos
mantienen ligados a la institución y por ellos se permanece en ella.

Pensemos que malestar, queja y conflicto siempre hay y habrá en las


instituciones, el grado de salud no está dado por las ausencias de las mismas
sino por la forma en que cada organización los reconoce y los afronta y en el
mejor de los casos puede darles solución.

Las instituciones crean valores y normas que es lo que posibilita su


funcionamiento pero la normativa no resuelve los conflictos. Podemos decir que
toda ley o normativa tiene un doble aspecto, dos caras de la misma moneda:
 dice no, limita.
 Ofrece seguridad y protección.
Este doble carácter genera en los actores institucionales una relación
ambivalente, provoca acercamientos y alejamientos de y hacia la institución.

En síntesis, el cumplimiento o la transgresión de las normas, su


inmutabilidad o su revisión, las formas de sanción o reparación.
Comprender el malestar, la tensión y la queja. Identificar las fuentes de
conflicto. Nos hablarán en la escuela de la manera como esta trabaja en
convivencia

COMO CONSTRUCCIÓN
Toda sociedad es una organización, en la que se mezclan, las leyes, las
normas, las costumbres, etc., que sustentan la misma pero que restringen o
coartan las apetencias personales. Vivir es entonces, lograr un equilibrio entre
lo personal y lo social, entre lo propio y lo común.
El convivir entonces puede generar malestar allí donde el ser humano esté, por
lo tanto también en las instituciones donde son múltiples las interrelaciones.

En esa complejidad intervienen múltiples variables, alguna de ellas:


1. La diversidad de funciones que la escuela tiene que cumplir
2. El empobrecimiento de recursos.
3. La desactualización de las herramientas.
4. Las distancias generacionales y la diferencia de valores e intereses entre
los jóvenes y los adultos.

Estas variables ponen en evidencia que no se puede separar la convivencia del


conflicto, conflictos que se desarrolla entre individuos pero que es estructural,
inherente al ser humano, aunque no por ello imposibles de abordar.

Además debemos agregar que se puede vivir mal o bien, mejor o peor. De aquí
la necesidad de construir un proyecto de convivencia, ya que, un mayor
bienestar de los actores incidirá en el proceso enseñanza-aprendizaje por el
cual todos han sido convocados. Esto no se funda en un proyecto escuela-
guardería sino en el reconocimiento de una relación de afectación recíproca
entre los actores y la tarea. Podemos decir entonces que el malestar o el
bienestar en el ámbito de trabajo inciden en la producción, y en la escuela la
posibilidad y calidad de enseñar y de aprender. La preocupación por los
alumnos más allá del aprendizaje posibilita y facilita el marco propicio para que
esto pueda suceder.

¿Cómo se construye un sistema de convivencia?

Un sistema de convivencia no se construye con un detallado registro de


normas para cumplir, generalmente dirigidas hacia los alumnos y elaboradas
por un pequeño grupo de docentes y directivos (aquí correspondería hablar de
disciplina). Tampoco es cuestión de abolir las normas y “dejar hacer”. Normas
debe haber, pero elaboradas por todos, con consensos y acuerdos, y para
todos. Las normas de convivencia se construyen por medio de un proyecto
participativo y abarcador de todos los actores de la comunidad escolar para
que todos puedan aportar sus ideas y su mirada particular.
Debe haber entonces, un código de convivencia con las normas y sanciones
elaborado por todos y dirigido a toda la comunidad escolar.

Hay que crear equipos de trabajo que tengan diferentes instancias de consulta
y asesoramiento, como los consejos de aula, de convivencia, consultivo,
agrupaciones de estudiantes y padres. A esto se las denominan instancias
colegiadas, que no solamente son capaces de acotar el conflicto sino prevenir
su aparición. En estas instancias se aprenderá a participar, a escuchar al otro,
a aceptar las diferencias, etc.

Como se puede observar no se puede separar los valores de la convivencia,


respeto, solidaridad, cooperación, tolerancia, participación son valores
universales. Redefinirlos, discutir sobre ellos es la mejor manera de comenzar
a trabajar la convivencia. Una vez que se pueda avanzar en esto podremos
empezar con los proyectos, ya sea desde lo curricular o desde lo social
(salidas, visitas, etc.), que los actores no sean espectadores sino partícipes
activos en la elaboración de los mismos. Esto atenúa el malestar propio de las
relaciones humanas.
Los sistemas de convivencia no deben ser estáticos y acabados, la
comunidad educativa está en continuo movimiento y por lo tanto la
convivencia es dinámica y el sistema debe se dinámico también.
Otra consideración importante es no poner el acento en lo punitivo solamente
sino en lo educativo. No estoy a favor de la eliminación de las sanciones. Se
trata de pasar del temor al castigo al hacerse cargo de las faltas cometidas.
Cuando me refiero a lo educativo me refiero a apostar a la palabra.
Cuando la institución no da lugar a la palabra las cuestiones se vuelven en
contra del sujeto o aparecen en la acción “aquello que no se dice se actúa”.
Pensar en la palabra es buscar espacios para que ello sea posible. Es dar lugar
a la participación, la misma crea lazos, responsabilidades, personaliza. Saca
del anonimato.
Hablar aquí de la Ley 223 para los Consejos de curso y convivencia.

Volviendo al tema de la prevención inespecífica

COMO PREVENCIÓN
Convivencia es prevención, puedo afirmar esto por lo que voy a explicitar en
este apartado.
Prevención significa “un venir” o “llegar antes”. Que algo temido o esperado no
tenga lugar, que no ocurra. Esto es lo que se conoce como prevención
primaria. La secundaria trataría de impedir la repetición de aquello que no pudo
ser evitado en un primer momento.
La preocupación de la escuela parecería centrarse en la prevención del
tabaquismo, alcoholismo y drogadicción y esto ¿cómo lo lleva a cabo? De dos
maneras:
1. Curricular, es decir, a través de los contenidos de algunas materias como
Biología, Educación Cívica, Psicología por los docentes de dichas
asignaturas.
2. Por otras instituciones a través de personas idóneas en estos temas, dando
conferencias a alumnos, docentes y padres.
Esto merece dos consideraciones:
1. En general son acciones aisladas, sin articulación, no incluidas en el
proyecto institucional.
2. Se abordan porque los adultos piensan que son necesarias, sin esperar que
surjan como demanda de parte de los adolescentes o niños.

Vemos además, que los casos de Sida, alcoholismo y drogadicción van en


aumento, surge así la pregunta ¿no sirve hacer prevención?, ¿no hay nada
para hacer?
Hay otro camino posible...
Las conductas de riesgo son conductas compulsivas, irreflexivas, donde
el sujeto desaparece para dar lugar a la acción. Si somos capaces de
apostar a la palabra promoviendo el diálogo, la reflexión sobre la base de
los valores universales; de estimular proyectos participativos de interés
para los alumnos con un adulto coordinador referente; estamos
impulsando la vida y dasarticulando los proyectos de no vida que
incluyen a la delincuencia y a la droga. Es imprescindible que la escuela
apueste a la vida.

Es sabido que no todos los actores instituciones de una Comunidad


Educativa comparten las mismas concepciones, es por ello necesario
crear condiciones institucionales que permitan a estos actores pasar
desde las perspectivas particulares a las posiciones de conjunto basadas
en acuerdos institucionales. Es decir, la creación de marcos referenciales
comunes.
Cuando se trabaja en la construcción de éstos marcos referenciales se está
realizando una tarea preventiva ya que se hace participar a todos los actores
en la definición de los principios que regirán la vida institucional esto mejora los
vínculos de cada sector y entre cada sector de la escuela.
¿Cómo hacerlo?

1. Generando los espacios y tiempos institucionales para la construcción


de los marcos referenciales.
2. Promoviendo la participación de todos los sectores de la Comunidad
Educativa a través de algún sistema de representación (consejos de
aula/consejo de convivencia, consejos asesores, o el que cada
comunidad designe para tal fin)
3. Acordando un marco normativo claro y preciso de acuerdo con el
ideario de la institución (si existiera). Las normas deberán ser justas,
apropiadas y aplicables.
4. Comunicando las normas consensuadas a toda la escuela y a los
futuros ingresantes a ella.
5. Creando condiciones para reuniones sistemáticas con el fin de
reflexionar sobre las dificultades que vayan surgiendo.
6. Buscando nuevos canales de comunicación con las familias de los
alumnos con el objetivo de conocerlos, de interesarse en las creencias,
valores y expectativas de los padres respecto de la escuela y de las
expectativas en relación con la educación de sus hijos.
7. Promoviendo la participación de los alumnos en proyectos escolares y
comunitarios con el propósito de desarrollar los valores de solidaridad y
cooperación.
En síntesis, trabando para el afianzamiento y desarrollo de una convivencia
institucional armónica. Cuánto más y mejor trabajemos en ésta línea menos
posibilidades tendremos de la aparición de situaciones violentas. La escuela
puede educar para la convivencia armónica ya que los valores pueden ser
enseñados y pueden ser aprendidos. Todos somos portadores (adultos y
chicos) de conceptos morales, todos podemos argumentar sobre lo que está
bien o está mal, lo que es justo e injusto, lo correcto o incorrecto. Contando con
espacios instituciones podremos confrontar y en ese intercambio es donde se
pueden revisar los propios planteos morales.
Hay que aprender a diferenciar qué aspectos de la conducta propia violan
derechos de los otros, revisando los valores implicados. Los valores que mas
cerca están en la formación de la convivencia armónica, por decirlo de alguna
manera, son: justicia, respeto, solidaridad, tolerancia y dignidad. Los valores no
son directamente observables, pero sí los son las actitudes y el respeto a las
normas así como el esfuerzo para comprenderlas y defenderlas. Ahora me
referiré al otro camino posible el de la:

 Prevención específica

Es la que incluye el abordaje directo de la situación conflictiva que sucede en la


escuela. Recordando que toda situación conflictiva no resuelta puede
desencadenar hechos violentos.
Tradicionalmente nuestra cultura ha entendido el conflicto como negativo
y la educación no se ha librado de ello, es más lo ha fomentado a través
de las reglas o normas todavía vigentes en algunas escuelas. Esta
manera de entender el conflicto condiciona el proceso educativo y el
desarrollo de la persona, porque el conflicto forma parte de la vida y
afecta a toda nuestra existencia.
Incluso desde pequeños nos enseñan a no discutir o a no pelear, asumiendo
que las diferencias con los otros son cosas “malas” y en la adultez dicha
concepción se suele mantener. Es más, en el día a día afrontamos situaciones
conflictivas ante las cuales no sabemos como responder y muchas veces
resolvemos sin saber como lo hemos hecho, porque no nos damos cuenta que
lo realmente conflictivo no es el conflicto mismo sino la forma que tenemos de
afrontarlo. Entonces habría que poner el acento en los procedimientos.
Porque el conflicto en sí mismo es neutro, ni positivo, ni negativo; y porque lo
realmente conflictivo no es el conflicto sino, repito, la forma que adoptamos
para afrontarlo. La manera como enfrentamos las situaciones conflictivas son
las que pueden perjudicar o beneficiar nuestras relaciones.
Por otro lado nos enteramos, a través de los medios de comunicación,
que vivimos en tiempos donde prevalece una cultura de litigio que
conlleva una forma específica de actuar de los hombres, guiados por el
individualismo, por el egoísmo, por el “sálvese quien pueda”, por el “si yo
gano tu pierdes”, y por un intento desenfrenado de alcanzar poder,
riquezas y prestigio con los consecuentes sucesos violentos que
encontramos en cualquier sitio (y que en muchos casos son producto de
actitudes competitivas). Se trataría de cambiar el paradigma “ganar-
perder” por “ todos perdemos y ganamos algo”.
También vemos en los medios de comunicación que esta cultura está sufriendo
un cambio, no vertiginoso pero cambio al fin, que está dando paso a una
cultura de diálogo, cooperación y que promete, en un horizonte bastante lejano,
una mayor calidad de vida para todos.
Por lo tanto, si queremos aprender a convivir y si queremos apoyar este cambio
de visión – y de cultura – debemos aprender y enseñar a resolver los conflictos
que se nos presentan en la actualidad y también a prevenir los futuros. Como la
escuela tiene la función de educar, entendiendo que “educar” no solo implica
instruir en conocimientos sino que también es otorgar una educación integral,
donde al alumno se le ayude a desarrollar capacidades, habilidades sociales,
actitudes y valores creo que es un lugar adecuado para emprender y sostener
este cambio.
Pero para ello debemos enfrentar el conflicto sosteniendo una visión positiva
del mismo , no eludirlo o esconderlo, reconociéndolo como tal. Deberemos
tratar de objetivarlo y pensar que lo que nos enfrenta con el otro no es el otro
sino que son diferentes visiones acerca de la problemática.
Ahora bien, todos tenemos diferencias porque todos somos distintos y
sin embargo no toda diferencia es causa de conflicto. Por lo tanto, ¿es la
diferencia la que causa el conflicto o es la posición que tomamos ante ella
la que lo genera?
Aquí tenemos que distinguir tres cosas, una es la realidad en sí misma, otra es
lo que cada persona percibe de esa realidad y una última cosa es la postura o
actitud que la persona desarrolla basándose en lo que ha percibido o entendido
acerca de esa realidad.

Veamos ahora entonces algunas herramientas que nos servirán para lograr la
objetivación del conflicto basándonos en los procedimientos Deberemos
para ello tener en cuenta lo siguientes elementos:
Origen: quiénes son las partes y cómo se las puede caracterizar: el conflicto
puede darse entre dos o mas individuos, dentro de un grupo, entre dos grupos.
Identificar las características culturales de las partes involucradas nos ayudará
en la resolución del conflicto (lenguaje, arte, tradiciones y conductas).
Hay que diferenciar a los protagonistas principales (implicación directa en el
conflicto) de los protagonistas secundarios (implicación indirecta en el conflicto)
a fin de:
 Poder saber que tipo de conflicto se nos presenta (interpersonal,
intergrupal, etc.).
 Asegurarnos que no hayan quedado al margen partes relevantes o
implicadas.
 Conocer con quien deberemos tratar el conflicto.
 Saber quienes influyen en las consecuencias del conflicto o a quienes
influyen las mismas.

Fuente: identificar el motivo del conflicto, se refiere a cuál es el motivo. Según


Tichy sugiere tres tipos: técnicos (conflictos por diseños: son los recursos),
políticos (por los premios y castigos y culturales (por normas y valores).
Tipos: Por un lado según Moore: habría de dos tipos de conflictos : los
innecesarios y los genuinos. Los innecesarios tienen que ver con las
percepciones y con la comunicación y los genuinos surgen de diferencias
más concretas como diferencia de intereses. Su resolución requerirá de
un mayor esfuerzo.
Por otro tendríamos cinco tipos que son: Conflictos de relación,
Conflictos de Información, Conflictos de Intereses. Conflictos
Estructurales y Conflictos de Valores.

Creencias: qué creen las partes sobre el resultado de la resolución del


conflicto. Lo que puede ser una solución en una cultura puede no serlo para
otra.
Postura: hay que analizar si las partes hablan desde una posición, desde un
interés o desde una necesidad. Posición: qué se pide, qué se quiere. Interés:
para qué o por qué se pide o se quiere. Necesidades: son individuales y
responden a una problemática personal.

Si bien este tema excede los objetivos de la presente exposición puedo


decir sintéticamente que algunos autores dicen que cada persona posee
una predisposición particular hacia un estilo de comportamiento el cual
está relacionado con variables de personalidad. En consecuencia la
persona se comportará de modo similar en cualquier contexto.
Por el contrario otros autores dicen que las personas que saben manejar
los conflictos eligen el comportamiento mas adecuado según sea el
contexto donde se esté desarrollando el conflicto. En consecuencia la
persona se comportará de distinta manera según sea el contexto en el
que actúe.
Por último hay autores que unifican las dos posiciones anteriores
diciendo que la elección de un estilo dependerá de las características
personales (variables de personalidad y experiencias pasadas) en
relación con la situación específica a la que se enfrenta. En consecuencia
la persona se podrá comportar de distinta o igual manera ante contextos
símiles o disímiles.
Entonces, ¿qué es lo que determina que una persona se comporte de una
manera u otra?
El modo de actuar de una persona será el fruto de un proceso de
evaluaciones y juicios sobre la situación (la contextualización que se
realice si es de ganancia o de pérdida, la incompatibilidad de objetivos o
de valores, etc.), sobre sí mismo (variables de personalidad, experiencias
previas, expectativas, valoración de habilidades propias, etc.) y sobre el
resto de implicados (percepciones que tenemos del otro, modo de
comportarse o responder en la situación presentes o en ocasiones
pasadas por parte del otro, etc.).
Para finalizar una recomendación final es importante que los actores
institucionales conozcan algunas técnicas colaborativas de resolución de
conflictos para utilizarlas como estrategia de intervención ante las
situaciones concretas.
Lic. CLAUDIA INÈS USUBIAGA

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