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To cite this article: Eugenia Pizarro, Silvana Estrella, Fernanda Figueroa, Francisca Helmke,
Claudia Pontigo & Gail Whiteford (2018): Entendiendo la justicia ocupacional desde el concepto
de territorio, una propuesta para la ciencia de la ocupación, Journal of Occupational Science, DOI:
10.1080/14427591.2018.1487262
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Originally published as: Pizarro, E., Estrella, S., Figueroa, F., Helmke, F.,
Pontigo, C., & Whiteford, G. (2018). Understanding occupational justice
from the concept of territory: A proposal for occupational science.
Journal of Occupational Science. doi:10.1080/14427591.2018.1487261
Este artículo se presenta como una invitación al Sobre esta base, este documento discute
diálogo acerca del aporte que puede significar la la relación entre territorio y justicia ocupacional
noción de territorio para la comprensión de la e invitar a explorar el concepto de dislocación
Justicia/Injusticia Ocupacional. Este se presenta ocupacional como una nueva forma de injusti-
como fruto de otro diálogo, surgido entre las cia ocupacional y a identificar su potencial
autoras de este artículo en el marco del l Semi- aporte para la Ciencia de la Ocupación. Para
nario de Justicia Ocupacional e Inclusión Sociali, esto, en primer lugar, se revisa el concepto de
en Chile en 2016. En este encuentro, a partir de justicia ocupacional y se presentan brevemente
la exposición en una mesa redonda2, discutimos las formas de injusticia ocupacional descritas
la importancia de incorporar el concepto de ter- hasta el momento, sugiriendo una relación
ritorio al análisis de los contextos -políticos, eco- entre ellas a partir de nuestro análisis. Luego
nómicos, culturales y sociales- que se encuentran se explica el concepto de territorio desde la pers-
a la base de la Justicia/injusticia ocupacional. pectiva del académico latinoamericano, Gilberto
Esta reflexión condujo a la propuesta de discutir Giménez, y se discute la relación entre el
una nueva forma de injusticia ocupacional aso- lugar, el territorio y la justicia ocupacional. A
ciada al territorio, que hemos denominado dislo- continuación, sugerimos un diálogo sobre el
cación ocupacional. concepto de dislocación ocupacional, que
individuo que limitan su participación. En este personas en ocupaciones no satisface sus requer-
sentido, se comprende que la deprivación no se imientos naturales de ejercicio físico social y
debe a factores internos a la persona. Este es mental o de descanso, o no satisface sus necesi-
caso de las personas privadas de libertad, quienes dades únicas de hacer, ser y convertirse” (Wil-
se ven impedidos de involucrarse en ocupa- cock, 2006, p. 170), lo que implica un impacto
ciones que realizaban fuera de prisión, viendo negativo en su salud y bienestar. De esta
limitada su participación (Falardeau, Morin, & forma, la falta o exceso de trabajo puede consid-
Bellemare, 2015; Molineux & Whiteford, 1999). erarse como una situación de desequilibrio ocu-
La alienación ocupacional se refiere a la pacional, no obstante, el concepto no sólo se
experiencia prolongada de un individuo o comu- refiere a tener demasiadas actividades o pocas,
nidad de “desconexión, aislamiento, vacío, falta sino a las ventajas y privilegios asociados a
de sentido de identidad, expresión limitada o estas ocupaciones (Durocher et al., 2013;
confinada del espíritu o una sensación de falta Townsend & Wilcock, 2004). De acuerdo con
de significado” (Townsend & Wilcock, 2004, lo anterior, el énfasis en el concepto de desequi-
p. 80), lo que no se debe necesariamente a la librio ocupacional se encuentra en la distribu-
falta de acceso a recursos materiales. En cambio, ción de las ocupaciones en el tiempo, en
el foco está puesto en la limitación de opciones función de una limitación de las oportunidades
para participar en experiencias significativas o para escoger e involucrarse en una variedad de
enriquecidas. En este sentido, dado que este con- ocupaciones necesarias para la salud. Por ejem-
cepto se centra en la experiencia, la misma ocu- plo, en el caso de un grupo de mujeres con dis-
pación puede estar carente de sentido para una capacidad, descrito por Jakobsen (2004), las
persona, mientras que proporciona una expe- actividades de autocuidado, sobre todo traslado
riencia significativa para otra (Townsend & Wil- y uso de servicios de salud, demandan una can-
cock, 2004). Por otra parte, este concepto tidad significativa de tiempo, lo que constituye
releva el impacto de la alienación sobre la cons- un importante desequilibrio ocupacional.
trucción de la identidad individual o colectiva El apartheid ocupacional se refiere al impacto
(Durocher et al., 2013; Townsend & Wilcock, de la desigualdad en status y valor de una per-
2004). Esto puede implicar, además, la consoli- sona en relación a otras, en la participación ocu-
dación de patrones ocupacionales alterados que pacional. Esta desigualdad se asocia a
generan insatisfacción ocupacional y suponen circunstancias sistemáticas, muchas veces deli-
un factor de riesgo para la salud (Durocher beradas, que generan y sostienen sistemas de
et al., 2013). Entonces, el énfasis recae en el estratificación que mantienen las situaciones de
impacto de los factores contextuales en la signifi- injusticia (Kronenberg & Pollard, 2005). De esta
cación de la actividad y sus efectos. Por ejemplo, forma, de acuerdo a Kronenberg y Pollard, las
los desafíos que encuentran los profesionales de oportunidades para participar en la sociedad e
la salud para desarrollar una práctica significa- involucrarse en ocupaciones son otorgadas a
tiva, frente a las tensiones entre su ética del cui- algunos individuos y limitadas a otros, de
dado y las limitaciones de un sistema centrado acuerdo a categorías como sexo, raza, edad,
en una agenda neoliberal de salud (Durocher situación económica, entre otras. Otra caracte-
et al., 2016). rística asociada a este concepto es la instituciona-
El concepto de desequilibrio ocupacional se lización de la injusticia ocupacional, mediante la
refiere a la distribución desigual en la población expresión explícita de las diferencias, en la forma
del trabajo remunerado, de sus beneficios y pro- de políticas y normas que sostienen la desigual-
ductos, lo que constituye un tema de justicia dad (Durocher et al., 2013; Kronenberg & Pol-
(Townsend & Wilcock, 2004). Esto se asocia a lard, 2005). El énfasis en este concepto, por lo
falta de oportunidades para promover, a través tanto, se encuentra en el carácter sistemático,
de la ocupación, un estado de salud y bienestar explícito e institucionalizado de la injusticia ocu-
acorde a la cultura y a las necesidades de cada pacional. Este es el caso, por ejemplo, de médicos
comunidad (Wilcock, 2006). A nivel individual, inmigrantes no angloparlantes en Nueva
el desequilibrio ocupacional implica “un estado Zelanda, quienes se ven limitados por la legisla-
que ocurre porque el involucramiento de las ción para ejercer su profesión, lo que representa
4 E. PIZARRO ET AL
barreras para la ocupación e implica consecuen- se relaciona con una perspectiva transaccional
cias emocionales (Mpofu & Hocking, 2013). de la ocupación, inspirada en los argumentos
Por último, la marginalización ocupacional, de John Dewey (Cutchin & Dickie, 2013). Sobre
se refiere a las circunstancias invisibles que lim- esta base, la ocupación como situada puede
itan el poder de los individuos y grupos para rea- entenderse como “las formas en que la ocupación
lizar elecciones ocupacionales. Esta situación se es formada dentro de y contribuye a dar forma a
sostiene en la “estandarización normativa de factores contextuales económicos, sociales, cul-
las expectativas acerca de cómo, dónde, cuándo turales y otros” (Prodinger et al., 2015, p. 73).
y por qué las personas ‘debieran’ participar” En este marco, Frank (2011) destaca la relación
(Townsend & Wilcock, 2004, p. 81). De esta transaccional entre ocupación y lugar, descri-
forma, no se refiere a leyes escritas o políticas biendo cómo las transformaciones del lugar habi-
sociales, sino a normas informales dentro de tado por los pueblos indígenas en Estados Unidos
una estructura sociocultural, es decir, hábitos, han tenido un impacto en sus ocupaciones, las
tradiciones y expectativas de comportamientos que se encontraban directamente relacionadas
que restringen la participación de determinados con estos espacios.
individuos o grupos (Townsend & Wilcock, Al mismo tiempo, Huot y Rudman (2010)
2004). El énfasis, en este caso, está en la invisibi- plantean que lugar-identidad-ocupación se
lidad de las fuerzas que restringen la participa- encuentran intrínsecamente relacionadas. Su
ción en ocupaciones, las que están inmersas en propuesta se fundamenta en la comprensión de
aspectos culturales. Este es el caso en el estudio lugar como un concepto que excede al mero
de Galvaan (2015), sobre las limitaciones en las espacio o a la idea de ambiente, entendido
elecciones ocupacionales de los jóvenes que resi- como algo separado del ambiente. Sobre esta
den en una comunidad en Sudáfrica, las que se base, Huot y Rudman entienden el lugar como
asocian a la inequidad social, subdesarrollo un constructo social, referido a un espacio espe-
estructural y al riesgo ocupacional de esta área cífico con significado, donde se encarna la rutina
residencial. En ese contexto, los jóvenes tienden cotidiana.
a reproducir patrones de elecciones ocupacio-
nales restringidas, que tienden a reproducir la
desigualdad.
Fundamentos del lugar y la ocupación
Este artículo explora la relación entre lugar y
Territorio y Justicia Ocupacional
ocupación a partir del concepto de territorio
Numerosos estudios han abordado la relación descrito por Gilberto Giménez (1996, 1999,
entre el espacio habitado y la ocupación. Entre 2005). Giménez propone un enfoque transdisci-
estos se encuentran el fenómeno de la migración plinario, que acerque el estudio de la geografía y
en el mundo globalizado (Gupta, 2013; Huot & de las ciencias sociales, entrelazando la com-
Rudman, 2010), la experiencia de los refugiados prensión del espacio, el tiempo y el contexto
políticos (Whiteford, 2005), las personas en social. En este marco, el concepto de territorio
situación de calle (Marshall, Lysaght, y Krupa, es coherente con el lugar, descrito desde una
2017), la relación entre pueblos originarios y su perspectiva ocupacional, en el sentido en que
territorio (Frank, 2011; McNeill, 2016), la viven- ambos abordan el espacio y su relación con
cia en sectores segregados. (Galvaan, 2015), los aspectos simbólicos necesarios para la vida social
cambios en las ocupaciones asociados a la trans- y, podríamos decir, las ocupaciones. El concepto
formación del barrio donde se reside (Fritz & de territorio, tal como describiremos en los pá-
Cutchin, 2017), entre otras, las cuales presentan rrafos siguientes, aporta otras perspectivas que
implicancias implícitas o explícitas para la justi- permiten profundizar en la relación entre el
cia ocupacional. espacio y la ocupación, al mismo tiempo que
Al mismo tiempo, existe una creciente con- favorecen el diálogo con la perspectiva de justicia
sideración de la naturaleza situada de la las ocu- ocupacional. De esta forma, nuestro objetivo es
paciones (Galvaan, 2015; Kantartzis & Molineux, aportar a la reflexión respecto a las implicancias
2014; Prodinger, Rudman, & Shaw, 2015), lo que del concepto de territorio para la satisfacción de
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las necesidades ocupacionales de individuos y Runge, 2008). Las autoras analizan cómo las
comunidades. mujeres que residen en este campo son afecta-
Territorio puede entenderse como “el espacio das, no solo por la separación de su contexto
apropiado por un grupo social para asegurar su familiar, sino debido a las restricciones para
reproducción y la satisfacción de sus necesidades abandonar el campo de refugiados y a las carac-
vitales, que pueden ser materiales o simbólicos” terísticas de los espacios y casas dentro del
(Giménez, 2005, p. 9). El territorio, así compren- campo, donde cohabitar con personas descono-
dido, es un espacio de inscripción de la cultura, cidas conduce a importantes limitaciones para
que actúa como marco de distribución de insti- la privacidad. Consideramos que en este caso
tuciones y prácticas culturales, así como espacio las barreras para la ocupación se presentan al
de apego y pertenencia (Giménez, 1999). Sobre menos en tres niveles del territorio, esto es, en
esta base, destacamos cuatro aspectos de este el distanciamiento del propio país, estar confina-
enfoque, con la intención de desentrañar los das al campo de refugiados y la residencia en
fenómenos que se encuentran al centro de situa- casas compartidas.
ciones de injusticia ocupacional. Estos aspectos Respecto a los polos de apropiación del espa-
son: la naturaleza multiescalar del territorio, los cio, Giménez (1999, 2005) plantea que la apro-
polos de la apropiación del espacio, las rela- piación y valoración de un territorio
ciones de poder que los atraviesan y la relación determinado puede tender a ser principalmente
del territorio con la construcción de identidad. utilitario-funcional o simbólico-expresivo. El
polo utilitario-funcional se refiere a la relación
de necesidad material de/con el espacio. Desde
Justicia ocupacional y territorio
esta perspectiva, el territorio se entiende como
La naturaleza multiescalar implica una com- un medio para la subsistencia o para el intercam-
prensión de distintos niveles en la escala geo- bio, una zona a controlar política o militarmente,
gráfica que pueden ser considerados territorio. un espacio de refugio, entre otros. Por otro lado,
Estos niveles son históricamente constituidos y el polo simbólico-expresivo se asocia a significa-
se encuentran imbricados entre sí (Giménez, ciones del territorio como espacio sagrado,
1999). Se describen la escala local, regional o reserva ecológica, paisaje característico, raíz de
subnacional, nacional, plurinacional, mundial un grupo social, origen de una historia u otras
(Giménez, 2005; Ramírez Kuri, 2009). Desde formas de inscripción simbólica (Giménez,
este enfoque, una persona o grupo puede perte- 1996, 1999).
necer a distintos territorios al mismo tiempo, Ambos polos son relevantes para la ocupa-
que corresponden a escalas diversas, como su ción, tal como se evidencia en la descripción
casa-hogar, su barrio, su región, continente, que hace Mcneill (2016) de los Tapuika, tribu
etc. (Giménez, 2005). Desde una perspectiva de Māori en Aotearoa, Nueva Zealandia, quienes
justicia ocupacional, esto implica considerar las comparten una epistemología que comprende
distintas escalas de pertenencia que confluyen el bienestar basado en una relación holística
en las necesidades y oportunidades ocupacio- con el mundo, en la que la naturaleza, la huma-
nales de un individuo o grupo. Incluimos en nidad y los dioses se encuentran imbricados. Así
este enfoque la distinción entre los hemisferios mismo, mantienen una estrecha relación con el
sur y norte, así como entre el este y el oeste, con- río, de tal forma que la vida y las ocupaciones
siderando las diferencias y las tensiones que exis- se organizan en su entorno. Este razonamiento
ten entre éstos, asociadas a los procesos de habla tanto del polo simbólico-expresivo del te-
colonización y a la hegemonía Norte/Oeste, rritorio, como del polo utilitario-funcional, dado
tanto a nivel ideológico como político (Galheigo, que la vida junto al río permitía la sobrevivencia,
2011; Galheigo & Simó, 2012; Phelan & Kinsella, mediante los cultivos, la pesca y la recolección de
2009). medicinas, entre otras ocupaciones. La coloniza-
La relación entre la naturaleza multiescalar ción europea trajo consigo una separación de los
del territorio y la justicia ocupacional se refleja Tapuika de gran parte de sus tierras ancestrales
en la situación de los refugiados en el campo y, posteriormente, la destrucción y contamina-
Taiskinchen, en Austria (Steindl, Winding, & ción de este territorio, perdiéndose ocupaciones
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relacionadas con la vida junto al río, las que la migración, el que produce una interrupción
actualmente se intentan recuperar. Este caso o cambio de la identidad, debido a la transfor-
apunta a una estrecha relación entre la vivencia mación de las rutinas cotidianas, la pérdida de
del territorio y la justicia ocupacional, dando significado de las ocupaciones y el abandono
cuenta de una alteración de las ocupaciones y de los lugares familiares (Farías & Asaba, 2013;
del bienestar, producto de la separación del Gupta & Sullivan, 2013; Nayar, Hocking, &
territorio. Giddins, 2012). Al respecto, Huot y Rudman,
El caso del pueblo Tapuika hace patente el (2010) abordan la relación entre identidad y
tema del poder en la relación entre el Estado migración internacional, comprendiendo la
Neo Zelandés y la tribu, y su impacto en la viven- identidad como un fenómeno fluido y dinámico,
cia del territorio. Al respecto, Giménez plantea surgido de una interdependencia entre aspectos
que la constitución de los territorios se encuen- individuales y estructurales, que se reflejan en
tra atravesada por relaciones de poder que la ocupación y su significado. Así, proponen
toman diversas formas de un grupo humano a entender la ocupación como “hacer la identidad
otro. Estas relaciones permiten controlar la en lugar” (Huot & Rudman, 2010, p. 69), lo que
forma en que se organiza la distribución de puede transformarse frente a la vivencia de la
aquello que puede ser poseído dentro del terri- migración.
torio. Al mismo tiempo, las relaciones de En este sentido, se destaca el impacto que las
poder configuran las organizaciones jerárquicas transformaciones del territorio pueden tener
y así como la producción, regulación y protec- sobre la identidad territorial y las ocupaciones
ción del territorio (Giménez, 1999, 2005). Esta de determinados colectivos, particularmente lo
forma de comprender la territorialidad, enfatiza que ha ocurrido con los pueblos originarios con-
la no neutralidad de su configuración, la que quistados a lo largo de la historia. Para el pueblo
estará dirigida por los intereses de quienes ejer- mapuche (gente de la tierra) en Chile, en el
zan el poder3. Esto se evidencia en diversas situa- territorio se articula la cosmovisión, la cultura,
ciones en la que la falta de oportunidades para la comunidad y la identidad territorial o
ejercer el poder limita la participación ocupacio- Tüwun, de tal manera que el mundo mapuche
nal de personas o grupos en un territorio deter- está imbricado en el país mapuche (Tricot,
minado. Esto también queda ejemplificado en el 2009). Luego de la invasión española, el país
caso del campo de refugiados austriaco, descrito mapuche o Wallmapu, fue desarticulado, alter-
anteriormente (Steindl et al., 2008). ado, durante un largo proceso económico y polí-
Por último, territorio se entiende como fuente tico que dura hasta nuestros días (Bello, 2002;
de identidades individuales y colectivas, así Tricot, 2009). En este marco, desde el siglo
como de relaciones basadas en lazos simbóli- XIX se ha producido un éxodo a la ciudad, aso-
cos-afectivos vinculados a la cultura en particu- ciado a necesidades económicas relacionadas
lar. Así, a través de los procesos de con la degradación y disminución de las tierras
socialización, los actores que pertenecen o se de la comunidad, vivida por muchos como una
apropian de un territorio adquieren un sentido derrota (Bello, 2002; Zapata Silva, 2006). Esto
de pertenencia y status socio-territorial, que se ha traducido en una transformación de la rela-
estará a la base de esta identidad (Giménez, ción de los migrantes con su territorio de origen,
1996, 2005). La identidad territorial, desde esta con el que se mantiene una relación simbólica y
perspectiva, implica una construcción enmar- material, que se identifica en la inscripción a una
cada en las formas en que la dimensión territo- cultura común, los lazos familiares y el apoyo
rial caracteriza la estructura de la colectividad y económico que un importante grupo de
la organización de sus actores. Cabe destacar migrantes brindan a sus comunidades de origen.
que, si bien los aspectos identitarios han tomado De esta forma, los mapuche migrantes pueden
nuevas formas en las sociedades globalizadas, la entenderse como parte de una comunidad exten-
evidencia sugiere que no han desaparecido, dida, cuya identidad continúa ligada al territorio
manteniéndose una relación de apego del ser de origen (Bello, 2002).
humano al territorio (Giménez, 2005; McNeill, En este ejemplo, se aprecia la vivencia de los
2016). Esto se ve reflejado en fenómenos como distintos aspectos del territorio, los que pueden
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comprenderse desde una perspectiva de justicia de Giménez, identificamos una nueva forma de
ocupacional. Se encuentran así, la naturaleza injusticia ocupacional que consideramos impor-
multiescalar del territorio, al menos en dos tante de explorar; la “dislocación ocupacional”.
niveles, el Wallmapu y Chile como país. Ade- Proponemos que la dislocación ocupacional se
más, se identifican ambos polos de apropiación relaciona con la falta de oportunidades para la
del espacio, que conducen a una relación con ocupación relacionadas con el territorio y su
aspectos económicos y simbólicos del territorio. impacto en la vida de las personas desde la pers-
Al mismo tiempo, la situación del pueblo pectiva de la ciencia de la ocupación. Este con-
Mapuche evidencia las relaciones del poder que cepto es relevante para la profundizar en la
se han desarrollado en el Wallmapu, respecto a comprensión de los fenómenos que afectan la
la intervención del Estado chileno. Por último, justicia ocupacional, en concordancia con lo
el ejemplo hace referencia a la construcción de propuesta de Giménez, quien llama a recuperar
una identidad colectiva e individual respecto al el sentido de contexto espacio-temporal, evi-
territorio. Estos aspectos conllevan implicancias tando “hacer girar las ciencias sociales en un
desde la perspectiva de justicia ocupacional, que espacio vacío y sin dimensiones” (2005, p. 8).
se asocian a las dificultades para mantener las Sobre esta base proponemos una definición
ocupaciones asociadas al territorio ancestral y inicial de dislocación ocupacional como fenó-
la necesidad de generar nuevas ocupaciones y meno en el cual un individuo o grupo es trasla-
reconfigurar la propia identidad. Desde esta dado a la fuerza, desalojado o desplazado por
perspectiva, esto puede entenderse como una razones ajenas a su control inmediato, dejando
tensión entre la vivencia en el Wallmapu y la territorios de relevancia ocupacional/ cultural/
residencia en la ciudad, debiendo abandonar económica, resultando en empobrecimiento o
aspectos del polo simbólico-afectivo, por el dete- limitación de oportunidades para la participa-
rioro del polo utilitario-funcional asociados a la ción en ocupaciones relevantes significativa y
colonización. ecológicamente. En este sentido, la dislocación
ocupacional se relaciona con el impacto negativo
que se produce en la vida ocupacional de un
Dislocación Ocupacional
sujeto o grupo, al ser desarraigado del territorio
A partir de los énfasis encontrados en la revisión apropiado. Esto tiene diversas implicancias, rela-
de las diversas formas de injusticia ocupacional y cionadas con los diversos elementos del terri-
de la discusión sobre del concepto de territorio torio (ver Tabla 1).
de Valdivia, Chile, 2016”, escrito por Silvana Estrella, M. Cutchin & V. Dickie (Eds.), Transactional perspec-
Fernanda Figueroa, Francisca Helmke, Claudia Pon- tives on occupation (pp. 1–12). London, UK: Springer.
tigo y guiado por Eugenia Pizarro. Falardeau, M., Morin, J., & Bellemare, J. (2015). The
3. Este tema encuentra puntos en común el concepto de perspective of young prisoners on their occupations.
apartheid ocupacional, no obstante, desde la perspec- Journal of Occupational Science, 22(3), 334–344, doi:
tiva que presentamos, el énfasis se encuentra en la 10.1080/14427591.2014.915000
relación entre el poder y el territorio. Farias, L. & Asaba, E. (2013). “The family knot”:
4. Se consideran diversos estudios que hacen parte de un Negotiating identities and cultural values through
creciente grupo de investigaciones preocupadas por the everyday occupations of an immigrant family in
los fenómenos asociados a las políticas de vivienda Sweden. Journal of Occupational Science, 20(1), 36–
del país. Destacan, entre otros, las líneas de investiga- 47. doi: 10.1080/14427591.2013.764580
ción de Isabel Brain, Francisco Sabatini y Rodrigo Frank, G. (2011). The transactional relationship between
Hidalgo (2007, 2008, 2010, 2017). occupation and place: Indigenous cultures in the
American Southwest. Journal of Occupational Science,
18(1), 3–20. doi:10.1080/14427591.2011.562874
Agradecimientos Fritz, H., & Cutchin, M. P. (2017). Changing neighborhoods
and occupations: Experiences of older African-
Las autoras agradecen a la Facultad de Medicina de la Americans in Detroit. Journal of Occupational Science,
Universidad Austral de Chile, por el apoyo al Seminario 24(2), 1–12. doi:10.1080/14427591.2016.1269296
que inspiró este artículo. A Lilian Magalhaes, por su guía Galheigo, S. (2011). What needs to be done?
y amables palabras. Este trabajo fue financiado mediante Occupational therapy responsibilities and challenges
una beca brindada a la primera autora, por la Comisión regarding human rights. Australian Occupational
Nacional de Investigación Científica y Tecnológica Therapy Journal, 58(2), 60–66. doi:10.1111/j.1440-
(Chile) [beca CONICYT-PFCHA/Doctorado Nacional/ 1630.2011.00922.x
2017-21171279]. Galheigo, S., & Simó, S. (2012). Maestras de la terapia
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http://orcid.org/0000-0002-5787-7642 occupational choice: Marginalised young adolescents’
Gail Whiteford experiences in South Africa. Journal of Occupational
http://orcid.org/0000-0001-6136-1844 Science, 22(1), 39–53. doi:10.1080/14427591.2014.
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