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NUDOS DEL ANÁLISIS / 1

Nudos del análisis


Para una clínica de la pareja-síntoma

Nieves Soria Dafunchio

Serie del Bucle


2 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 3
Soria Dafunchio, Nieves
Nudos del amor. Para una clínica de la pareja-síntoma - 1a. ed. - Buenos Aires:
Del Bucle, 2011.
400 p.; 20 x 13 cm. - (Del Bucle)
ISBN 978-987-21011-3-8
1. Psicoanálisis. I. Título
CDD 150.195
A Germán García, que con la sabia pericia de quien ha sabido remar en el remolino
© Nieves Soria Dafunchio, 2011 de las palabras se avino pacientemente a acompañar por un tiempo la travesía ciega y
apasionada de esta navegante del Aqueronte.
Edita:
Del Bucle, Buenos Aires
Diseño de colección
Wainhaus
Contacto
wainhaus@interlink.com.ar
Producción editorial
Factoría Sur
Impresión
Artes gráficas Delsur
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www.nievesoriadafunchio.com.ar
nievesoriadafunchio@gmail.com.ar
Prohibida la reproducción del material contenido en este libro, a través de cualquier medio
de impresión o digital en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cualquier
otro idioma, salvo autorización por escrito del autor. Hecho el depósito de ley 11.723.
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Presentación
Un barquero me lleva, confiada, entre aguas oscuras. Despierto
con la expresión conmover el Aqueronte. La busco hasta encontrarla:
la utiliza Lacan en “Intervención sobre la transferencia” para refe-
rirse al impase al que lleva la posición de Freud al análisis de Dora.
Esta vez no logró conmover el Aqueronte, en razón de su contra-
transferencia, por haberse colocado un poco demasiado en el lugar
del Sr. K.
El analista barquero, el analista Caronte (el barquero que llevaba
a los muertos al Hades a cambio de un óbolo, aunque recuerdo en
ese momento que algunos vivos, como Orfeo o Psyché lograron ir
y volver), que rema en las turbias aguas del Aqueronte (el río que
rodea al Hades)- inconsciente, me señala que ese viaje al Hades es la
visita al pasado, muerto, que se hace en un análisis. Añadiendo, con
una sonrisa, que finalmente el barquero es el analizante.
Qué nudo el de la transferencia…
Sin duda, quien se arriesga a navegar debe saber hacer nudos, o
debe aprenderlos. Este año 2010 remamos por ese Aqueronte tan
difícil de conmover, guiados por la enseñanza de Lacan, haciendo
y deshaciendo esos nudos que habitan nuestra práctica, los nudos
del análisis.
Te invito, lector, a acompañarnos en este oscuro recorrido sobre
el que intentamos echar algunas luces.
Nieves Soria Dafunchio
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Prólogo a Nudos del análisis
Sin duda, Las Meninas de Velázquez es una de las obras
más célebres en la historia de la pintura. Difícilmente el
visitante ocasional del Museo del Prado podrá acercarse a ella
sin comprobar que una valla humana de otros visitantes -que
parecen estar allí desde siempre- dificulta seriamente la vista
de la obra, de la que sólo vislumbra, no sin esfuerzo, la parte
superior. Habrá que esperar pacientemente que esa barrera
pierda su espesura para encontrar, con movimientos sigilosos, la
ubicación adecuada para apreciarla.
¿Qué es lo que otorgó a esta pintura tal celebridad? Después
de todo, a pocos metros de allí, hay varias obras maestras de
Velázquez -Las Hilanderas por mencionar sólo una de ellas- y de
otros grandes artistas que no concitan el mismo interés.
Es evidente que parte de su celebridad proviene de los
propios artistas ya que, como se ha dicho, “Velázquez es un
pintor de pintores”. Basta, para comprobarlo, ver la serie de 58
cuadros en los que Picasso frenéticamente reinterpretó la obra
que lo había “traumatizado” o cómo Salvador Dalí se refirió a
ella, entre otros. Pero su prestigio en el siglo XX ha excedido con
creces el campo del arte a partir de dos hitos fundamentales: los
comentarios de Michael Foucault y Jacques Lacan. Éstos han
aportado lecturas filosóficas y psicoanalíticas de la misma que,
sin duda, la marcarían profundamente.
De todos modos, es evidente que, más allá de lo que
han visto en esa obra figuras tan notables, aún el visitante
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menos informado puede resultar capturado por lo que hay de los bebedores parece convidarnos con su copa mientras otro nos
atrapante en el cuadro. Ahora bien, ¿qué es lo que nos atrapa? mira con gesto burlón, como si se riera de nosotros. Tal como
Es una pregunta que un analista no deja de hacerse en estas se ha dicho, sus personajes no sólo están en la profundidad del
circunstancias. Sin pretender develar todo el misterio que una cuadro sino que también parecen salir del mismo para venir a
obra maestra encierra uno no puede dejar de sospechar que la habitar el nuestro. A este uso de la orientación de las miradas de
cuestión no radica meramente en la técnica magnífica, en el uso los personajes se suma el valor del instante, la dimensión de un
de la luz o de los colores por parte de Velázquez, ya que dichos movimiento captado en su pura instantaneidad. Un estudioso
atributos están en otras obras del mismo autor. La lectura del del barroco español dio en llamar a la conjunción de estas
cuadro se orienta entonces a la composición y al uso particular propiedades proyección hacia fuera: “Somos como otro personaje
de la perspectiva, que se entrelazan para alcanzar un punto que hemos abierto otra puerta y, con la instintiva curiosidad,
culminante en la obra del artista. nos quedamos mirando lo que pasa en el recinto en que pinta
La perspectiva, según Erwin Panofsky1, implica ese Velázquez”2. Es una “puerta” particular, que entrelaza los ámbitos
momento en la historia de la pintura -ligado al Renacimiento- espaciales. La perspectiva es aquí utilizada entonces no sólo para
en donde los objetos no son meramente representados en escorzo dar profundidad sino que “añade algo impalpable como es la
sino en donde el cuadro mismo deviene “una ventana”, a través proyección hacia fuera”3. Que aquí la proyección sea utilizada
de la cual nos parece estar viendo la profundidad del espacio. La para añadir “algo impalpable”, pero que a su vez nos concierne,
perspectiva funda el “cuadro-ventana”, negación de la superficie, es una forma muy precisa de dar cuenta de por qué Lacan leyó
pues ésta “cava” un hueco en ella para crear un espacio puramente allí, en su Seminario 14 “El objeto del psicoanálisis”, la función del
matemático, organizado en torno a un punto muy singular: el objeto a en el campo escópico.
punto de fuga. Elemento paradojal que no representa nada en Es esa visión envolvente y su proyección hacia “afuera”
el cuadro pero hace posible que las figuras se organicen en el del cuadro lo que le da una topología particular, un “espacio
espacio perspectivo, punto al infinito en donde las paralelas “se continuo”. El marco del cuadro para Velázquez no es tanto
unen”. Como demostró Brunelleschi, con su célebre experiencia una ventana sino “una puerta” en cuyos dos lados se desarrolla
de 1425, el punto de fuga guarda una estrecha relación con una realidad. Eso se refuerza por la altura y el tamaño del
la mirada del pintor, aquella que también comanda, de modo cuadro, lo cual hace que el suelo en el que están las figuras se
invisible, el punto en el que espectador debe situarse para que se corresponda con el que el espectador está pisando. De allí la
constituya la visibilidad más adecuada de la obra. famosa exclamación de Théophile Gautier al ver la obra: “¿Pero,
La composición en el cuadro de Velázquez lleva las cosas dónde está el cuadro?”. Pregunta que se desprende porque
aún un poco más lejos. Seis de las nueve figuras que lo integran “sabemos bien que el artista no está pintando a la infanta ni a
están mirando al espectador. Este recurso fue utilizado por el las meninas, sino a una realidad aparte que está precisamente
pintor ya con anterioridad, en Los Borrachos, en donde uno de en el plano que corresponde al espectador. La mirada del pintor
1. PANOFSKY, E.: La perspectiva como forma simbólica, Tusquets Editores, 2. OROZCO DÍAZ, E.: El barroquismo de Vélazquez, Madrid, 1965, p.70.
Barcelona, 1985. 3. Ibid.
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lo acentúa aún más haciendo que nos sintamos parte del asunto la neurosis misma sufría una torsión, una singular deformación
del lienzo en que trabaja”4. Somos parte del asunto pero con un que llamó neurosis de transferencia. Aquella en la que “uno se
enigma: ¿qué está pintando Velázquez dentro del cuadro? No encuentra en su interior…en calidad de objeto, está situado
lo sabemos a ciencia cierta, él aparece con su tela dada vuelta. en su centro”. Objeto éxtimo en torno al cual se organizan los
A su vez, nosotros mismos, espectadores, estamos en el lugar síntomas y las historias que, en torno a ellos, se tejen y destejen
del modelo supuestamente representado. La lectura más clásica en un análisis. “Centro” que es más bien punto de fuga, punto
señala que lo que está siendo pintado es la pareja real, reflejada al infinito. En esa torsión que incluye al analista en el cuadro
también en el espejo ubicado en el fondo de la sala. Como es Lacan pensaba que está la posibilidad de fundar una clasificación
de imaginarse no han faltado otras conjeturas: ya sea que está distinta a la de la psiquiatría clásica. Distinción que tal vez
pintando el mismo cuadro a través de un espejo colocado en valdría la pena concebir no como una simple negación de ésta
el lugar del espectador o que por la utilización de una cámara sino, más bien, como una deformación de tipo topológica o
oscura y linterna mágica -objetos con los que el pintor habría anamórfica. Torsión esbozada por Freud, por ejemplo, cuando
presumiblemente experimentado- se produce, en un intrincado relee la demencia precoz y la paranoia de Kraepelin en función
juego de proyecciones y reflejos, la figura de los reyes con las que de su teoría de la libido en el historial de Schreber.
el artista sorprende a la infanta y sus acompañantes5. Sea como Por eso tampoco puede sorprendernos cuando, una década
sea, persiste el enigma que encarna muy bien la función del después, Lacan señale que “los psicoanalistas forman parte del
deseo del analista. Si Velázquez está dentro del cuadro no es por concepto de inconsciente, puesto que constituyen aquello a lo
la mera inclusión de su autorretrato, después de todo muchos que éste se dirige”7. Lo cual fue un modo novedoso de articular
otros pintores se incluyeron como personajes en sus obras. Lo el concepto de inconsciente con el de transferencia, tanto en
inédito es que está incluido en el acto mismo de pintarlo y que su función de apertura como de cierre. Es decir, tanto como
ese acto nos concierne en tanto introduce también una opacidad: suposición de saber como objeto libidinal.
la incógnita sobre qué somos -en tanto espectadores- allí dentro. El libro de Nieves Soria Dafunchio indaga de un modo
Lacan siempre buscó formalizar la inclusión del analista en exhaustivo y riguroso las distintas formas en que el analista puede,
la clínica. Siguió con esto a Freud y se alejó de los postfreudianos. en los avatares de la clínica, estar dentro del cuadro que pinta:
Freud descubrió la transferencia como una incógnita que no gran Otro, Ideal del yo, objeto a, partenaire-síntoma o sinthome.
entraba en el cálculo, algo “nuevo y proteico”6. Así captó que Sigue el paso de las suposiciones y desuposiciones de saber, busca
en cada caso los distintos anudamientos y desanudamientos
transferenciales que se producen en la cura y su relación con
4. Ibid.
el deseo del analista. También avanza -con originalidad- en las
5. Ver la reconstrucción que realiza el arquitecto SÁSETA VELÁZQUEZ,
modalizaciones sexuadas que adopta la transferencia, en especial
A. en “Las Meninas. Magia catóptrica. La reconstrucción tridimensional del
si se piensa la clínica desde el partenaire-síntoma. Cortes y
cuadro”. En Cuadernos de los amigos del Museo de Osasuna, N° 13, Osasuna,
2011, pp. 89-98 (dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3826738.pdf).
6. FREUD, S.: “Conferencias de introducción al psicoanálisis”. En Obras 7. LACAN, J.: “Posición del inconsciente”. En Escritos 2, Siglo XXI, México,
Completas, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1978, T. XVI, p. 404. 1984, p.813
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empalmes, nudos del análisis, que si el analista no logra situar siguen. El lector encontrará en ellas “una puerta” que lo lleva a
con cierta fineza lo dejarán enredado en sus cuerdas. explorar los nudos de la clínica psicoanalítica. Una que lo invita
Por supuesto, todo esto no podría lograrse si la propia también a encontrar, entre los hilos de la práctica, su lugar en el
autora no estuviera también decididamente dentro del cuadro cuadro.
que pinta. Es lo que el lector comprobará desde las primeras
páginas -en donde no casualmente se comenta la referencia Claudio Godoy
de Lacan al pintor sevillano- hasta el final. Si he escrito estas
líneas en torno a dicha referencia es porque -según mi lectura-
dice muy bien el espíritu que anima y atraviesa a Nudos del
análisis. Es también algo sobre lo que podemos dar fe los que
conocemos el trabajo de Nieves: la autenticidad en la trasmisión
de su experiencia psicoanalítica. Bernardino Horne -con la
sabiduría que le es propia- lo llamó poéticamente “sabor de real”.
Considero que su acierto radica en que dijo “real” y no “verdad”.
Esta última siempre fue definida por Lacan por su estructura
de ficción y devaluada, en sus últimos años, en provecho de un
real que desafía a sus redes. En la enseñanza del psicoanálisis no
podemos evitar construir nuestras ficciones y semblantes. Son
los modos en que el enseñante ordena sus referencias, la forma
en que las selecciona o las lee, los puntos de capitón que localiza
en los textos, las elucubraciones de saber y formalizaciones que
los prolongan o la manera propia de ponerlos en relación con la
clínica. La clínica misma es, en parte, una construcción. El caso
es lo que “cae” de la lectura que el analista hace de los dichos del
analizante, lleva la huella imborrable de su recorte y montaje.
Pero nada de esas construcciones valdrían si no trasmiten, más
allá de sus enunciados, en su enunciación misma, el modo en
que un analista se confronta con lo real de la clínica. Allí radica
su “sabor de real”, ese borde no-todo en donde se trasmite algo
de lo real de la experiencia, es allí en donde el artificio se revela
como arte: savoir faire con ese borde mismo. Sólo cuando esto
está presente en un libro se añade “algo impalpable” que nos
atrapa, que hace que el adentro y el afuera se comuniquen en
una torsión moebiana. Se lo podrá comprobar en las páginas que
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1. Introducción a los nudos del análisis
I. Un particular anudamiento
Bienvenidos. Éste es el cuarto de una serie de seminarios que
comenzó con los nudos en las psicosis, continuó con los nudos en
las neurosis, y los nudos del amor, hasta llegar este año a los nudos
del análisis.
Ya el año pasado habíamos empezado a trabajar con una idea del
nudo más compleja que el nudo como una estructura subjetiva.
Cuando abordamos los nudos del amor entramos en la lógica del
anudamiento entre los sexos; hicimos algunos nudos que intenta-
ban dar cuenta justamente de distintos lazos posibles entre los se-
xos, entonces nos dedicamos al nudo entre seres hablantes, es decir,
cómo dos (un hombre y una mujer) se anudan.
Este año avanzaremos sobre otro nudo, muy particular, entre
seres hablantes: el nudo del analizante con el analista, o del paciente
con el analista, ya que no es para nada el mismo lugar el que tiene
el analista cuando un sujeto se ubica en una posición analizante que
cuando lo hace desde una posición de paciente; el analista va a ser
un objeto distinto, un Otro distinto en un caso y en otro.
Mi punto de partida es un planteo que hace Lacan en El semi-
nario 15, El acto psicoanalítico, en una de las últimas clases que es la
clase del 27 de marzo del 1968, y que quisiera que inspire nuestra
búsqueda de este año. Allí se dirige al analista: “…una vez que entre
en el análisis que busque en el caso, en la historia del sujeto, de la
misma forma que Velázquez está en el cuadro de Las Meninas, que
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busque adónde estaba él, el analista, en tal momento y tal punto de desanudado, que tenga que construir su nudo, el ser hablante no
la historia del sujeto. En ese drama lamentable él sabrá lo que pasa llega al mundo con el nudo hecho. En cambio el animal llega al
con la transferencia: a saber, que como todos saben, el pivote de mundo con su nudo hecho y es un nudo muy sencillo, les propon-
la transferencia no pasa forzosamente por su persona, hay alguien go hacerlo así:
que ya está allí. Eso le daría otra manera de abordar la diversidad
de los casos, y a partir de ese momento quizás se llegará a encontrar
una nueva clasificación clínica diferente de aquella de la psiquiatría
clásica, que no ha sido tocada ni enhebrada nunca por una buena
razón: que hasta el momento sobre ese tema nadie pudo hacer otra
cosa que seguirla” (1).
La indicación es entonces que el analista se ubique adentro, no R I
afuera del cuadro. La diferencia entre hacer psicoanálisis y psiquia-
tría es justamente que el analista debe buscarse en el cuadro clínico, Instinto
en la historia del sujeto. Hay entonces un lugar, que es el lugar que
ocupa el analista, que antes han ocupado otros en la vida del sujeto, Es un nudo entre imaginario y real, que son los dos registros en
y hay que encontrar cuál es ese otro que está en juego en ese lazo los que se mueven, existen, viven y mueren los animales, anudados
analítico. por el instinto, que funciona como un saber que está inscripto en
Incluso es posible verificar en los casos llamados de reanálisis, lo real del cuerpo y que le dice qué hacer con el cuerpo del otro a
hasta qué punto se pueden hacer lazos muy distintos con un analista partir del encuentro con su imagen. Es algo que desarrolla Lacan en
y con otro analista, de modo que un analista para un mismo sujeto todos sus primeros seminarios, hasta qué punto el comportamiento
en determinado momento puede encarnar cierto lugar de su histo- animal está regido, desencadenado por imágenes y su contrapunto
ria, y en otro momento del análisis con otro analista puede tratarse con lo que ocurre en el ser hablante.
de un lazo absolutamente diferente. Si un animal se encuentra con la imagen de otro animal (ya sea
El analista formando parte del cuadro clínico es una visión más visual, olfativa, auditiva, etc.), según qué imagen sea, va a saber si
bien pictórica. La apuesta este año es intentar transformarla en una tiene que atacarlo, si tiene que defenderse, si tiene que copular con
topología, transformar el cuadro en un nudo. él. Lo va a saber enseguida, directamente, sin mediación, justamen-
te porque posee el instinto, un saber inscripto en lo real del cuerpo,
pero que obedece o funciona en base a imágenes. El animal llega al
II. El nudo en el espejo mundo con el nudo armado, el ser hablante no. Todo lo que desa-
rrolla Lacan en el estadio del espejo justamente tiene que ver con
Comenzaremos considerando cómo es concebido ese lugar del que en el ser hablante lo real y lo imaginario no vienen anudados.
Otro en distintos momentos de la enseñanza de Lacan, tomando
como punto de partida el hecho de que el ser hablante es un animal
social. Pero la pérdida del instinto hace que el ser hablante nazca
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él vive de un modo caótico pasa a quedar recubierto por esa imagen
unificada.
En la complejización del estadio el espejo que implican los es-
quemas ópticos Lacan va a situar el orden simbólico en el espejo
plano. Ésta es la primera versión de Otro, aquí el espejo plano, que
posibilita el entrelazamiento entre imaginario y real.
R I S
Freud plantea que el ser hablante primero es puro autoerotismo,
no hay ninguna unidad comparable al yo. Cuando el ser hablan-
te llega al mundo es un caos pulsional, tiene una experiencia de
su cuerpo como algo absolutamente fragmentado, llega como un
cuerpo real. El orden simbólico está desde antes, están el nombre
y la coyuntura de su venida al mundo, pero hay algo a construir. yo ése
Es lo que plantea Freud con la introducción del narcisismo como
un nuevo acto psíquico que se constituye por la proyección de una
superficie corporal.
No hay ninguna unidad comparable al yo desde el inicio, no Para que esta operación se pueda producir, tiene que estar ope-
hay una imagen unificada para el ser hablante en el inicio, ya que rando el espejo como un espacio simbólico que posibilita esta iden-
se encuentra en esa condición, señalada por Lacan en “El estadio tificación. En el caso de los niños autistas tenemos el contraejemplo,
del espejo como formador del yo en la experiencia psicoanalítica” no basta con que exista el objeto espejo para que se produzca el esta-
(2) de desmielinización del sistema nervioso, esa prematuración del dio del espejo. La imagen puede estar ahí y el niño no identificarse
cachorro humano que hace que dependa del Otro durante tantos con ella, porque justamente el espejo no está funcionando como el
años, como ningún animal. orden simbólico. En esos casos no se opera el anudamiento entre
La consecuencia es que el ser hablante constituye su nudo con imaginario y real. Que se pueda producir esta identificación implica
el Otro. que esté operando el registro simbólico como un orden garantizado,
¿Cómo se anudan los registros imaginario y real en el ser ha- legitimizado por la función del ideal del yo, como indica Lacan
blante? Se anudan por el espejo. Lacan plantea que el niño, que vive en “Observación sobre el informe de Daniel Lagache”: “Nuestro
su cuerpo como un caos pulsional, que siente que no lo domina modelo muestra que es tomando como punto de referencia I como
en absoluto, que no experimenta su cuerpo como una unidad, sin enfocará el espejo A para obtener entre otros efectos tal espejismo
embargo tiene una anticipación de la unidad cuando reconoce su del Yo Ideal”. (3)
imagen en el espejo. Allí se produce esa identificación imaginaria
que constituye el yo, y esa operación implica un primer anudamien-
to entre imaginario y real. A partir de ese momento ese cuerpo que
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x¹ En este matema i(a), “i” corresponde al registro imaginario,
Espejo mientras que “a” corresponde al registro real. La dimensión más
y S SI real, más pulsional del cuerpo, representada en el esquema óptico
a a¹ por las flores, queda entrelazada y envuelta por lo imaginario, velada
podríamos decir también, por eso Lacan pone el “a” entre parénte-
i(a)
i¹(a)
sis. Con ello quiere decir que la imagen cumple una función de velo
sobre el objeto pulsional, sobre el objeto real.
A
En este esquema encontramos estos cuatro elementos funda-
C
mentales: las flores como lo real, el florero como lo imaginario y la
posición del sujeto y el espejo como la duplicidad del orden simbó-
x
lico. La posición del sujeto y el lugar del Otro son las dos vertientes
y¹ de lo simbólico. Real e imaginario se anudan por mediación de un
registro, el simbólico, que se divide en dos.
Aquí corresponde una digresión. Tengamos en cuenta que en la
Por otra parte, Lacan señala que para que esta operación de en- enseñanza de Lacan los registros imaginario y real suelen presentarse
trelazamiento entre imaginario y real se produzca, además el ojo unificados, mientras que el registro simbólico siempre termina divi-
(que figura al sujeto) tiene que estar en determinada posición, de lo diéndose o duplicándose:
contrario tampoco se produce. Para que las flores queden dentro del
florero hacen falta dos condiciones, ambas ligadas al registro simbó- 1) el sujeto y el Otro
lico, a la duplicidad del sujeto y el Otro: en primer lugar el ojo tiene 2) NP y Φ
que estar en determinada posición, y por otro lado el espejo plano 3) S1 y S2
tiene que estar a 90º. En efecto, si está un poquito inclinado no se 4) símbolo y síntoma, que confluirá en simbólico/sinthome
produce la conjunción entre el florero y las flores, lo que lleva a dis-
torsiones de la imagen especular, tan frecuentes, por ejemplo, en la Esa duplicidad de lo simbólico da cuenta de que no existe un
clínica de anorexias y bulimias. Que esté a 90º quiere decir que ahí anudamiento perfecto de los tres registros, el nudo borromeo de
está operando el Ideal del yo como garante del orden Simbólico. Y tres no existe. Por eso en la lógica lacaniana siempre encontramos
por otra parte el sujeto tiene que estar posicionado en determinado un elemento que si bien es simbólico, a su vez plantea cierta exte-
lugar, alineado con el Ideal del Yo; de lo contrario, por más que el rioridad respecto del orden simbólico. La estructura lacaniana es
espejo esté a 90º, no se opera el anudamiento entre imaginario y siempre, en sus diferentes versiones, cuaternaria.
real. De allí que podamos, volviendo a nuestro planteo inicial, hacer
En el esquema óptico completo Lacan señala que las flores re- el nudo que posibilita que imaginario y real se entrelacen en el ser
presentan lo real del cuerpo, las pulsiones; algo que en principio se hablante, del siguiente modo, que encontramos en el seminario 23
presenta como un interior, algo que va dentro: a. Mientras que el (4):
florero representa lo imaginario, la imagen que envuelve lo real: i.
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para maniobrar con el autismo, para hacer entrar al Otro, o sea para
hacerlo entrar en transferencia.
Es muy interesante todo lo que podemos aprender de los analis-
tas de niños que trabajan con autismo, que muchas veces nos cuen-
tan de las maniobras que realizan justamente para poder convocar
al sujeto, para poder causarlo a dirigirse al Otro. Es frecuente la
I S R referencia a maniobras en relación con la mirada.
Este sería el caso cero, cuando no está la mirada del Otro:
Este es un nudo borromeo en el que lo simbólico dividido en
dos está anudando lo imaginario con lo real. Vemos así cómo en el 0) I(A)0
nudo subjetivo ya está incluido el Otro.
Volviendo al estadio del espejo, cuando Lacan lo describe en su Sabemos que en el entrelazamiento entre imaginario y real siem-
seminario, introduce al Otro bajo la forma de la mirada que le con- pre algo desacomodado queda, ya que siempre hay falla en la cons-
firma al niño que esa imagen que ve le corresponde, que ése es él. Es trucción del nudo neurótico. No es lo mismo que el espejo tenga
la vuelta lacaniana sobre el juicio de existencia freudiano, en el que una inclinación de 89º a que la inclinación sea de 20º, hay también
se trata de la referencia a un orden de algún modo exterior al sujeto, muchas variaciones en las deformaciones posibles de la imagen es-
al que éste pueda referirse y en el que puede sostenerse. El niño solo pecular. Hay muchos matices en las dificultades en el anudamiento
no puede hacer la operación, esa operación no es sin el Otro, sin la entre imaginario y real.
mirada del Otro, en la que ubicamos la función del Ideal del Yo, Quisiera deslindar por lo menos tres: el caso más feliz, que nun-
desde la cual el niño se mira. ca es del todo feliz, porque siempre es fallido -y porque además el
Es importante ir ubicando el lugar del Otro en el nudo, ya que neurótico siempre se las arregla para acordarse de la única vez que
nos va a dar la pista de adónde va a quedar, a su vez, ubicado el no lo miraron, o que miraron más al hermanito:
analista.
1) I(A) i(a)
III. Clínica del espejo Estamos hablando de esos casos en los que las cosas funcionan
más o menos bien, donde se constituye el yo ideal a partir del Ideal
Volvamos a lo determinante que es la función de la mirada del del yo y el sujeto puede verse como amable en el espejo y hasta sen-
Otro, del Ideal del Yo, para que el anudamiento se produzca. En este tir una satisfacción en esa experiencia -el “jubiloso ajetreo” al que
punto encontramos varias posibilidades, la del autismo por ejem- se refiere Lacan (5)-, puede armar su narcisismo, puede amarse a sí
plo, quizás la menos feliz, cuando el niño no encuentra en el Otro mismo, mirarse al espejo y decirse “qué lindo que soy”.
una mirada desde donde poder mirarse y reconocerse en el espejo. Luego me parece que hay al menos dos alternativas más:
No puede realizar esta operación de anudamiento, por eso en el Una sería que esa instancia ideal se constituya como una mirada
autismo hay un rechazo del Otro, y por eso la dificultad también demasiado exigente, demasiado idealizante, transformándose fun-
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damentalmente en una instancia crítica para el sujeto, es cuando no entre imaginario y real, pero ese anudamiento no se da por la vía del
hay ninguna diferencia entre el Ideal del Yo y el superyó: yo ideal, y el extremo de estos casos es la melancolía:
2) I(A)≡ syó I(A) ≡ syó a
No se trata necesariamente de una mirada que lo está aniquilan- El melancólico se unifica, adquiere una identificación, pero
do al sujeto, sino de una mirada que cuando lo mira le hace saber -como ya señalaba Freud en “Duelo y melancolía” (6)-, se identifica
todo lo que espera de él. No necesariamente es un enunciado, sino con el objeto, con el resto: “soy lo peor del mundo”.
que es algo que puede trasmitir esa mirada, que puede trasmitir una
exigencia. Estamos hablando de una mirada idealizante, una mirada
exigente, que cuando mira al sujeto mira en él todos sus propios IV. El analista como Otro
anhelos. Cuando ese sujeto se mira en el espejo, se va a mirar con
cierto temor, a ver si está respondiendo a las expectativas que hay Voy a hablarles de una chica de quince años anoréxica a la que
sobre él. Entonces no es esa experiencia jubilosa y lúdica del reco- llamaré Morticia, ya que el primer nombre que le pone la madre
nocimiento y la satisfacción, esa especie de enamoramiento de sí tiene efectivamente esa connotación mortífera, mientras que su se-
mismo que consigue el niño que se constituye como yo ideal, sino gundo nombre, también puesto por la madre, era el nombre de una
más bien es alguien que está todo el tiempo escrutando a ver si no hermana de ésta que había muerto. De modo que los nombres que
hay alguna falla, a ver si hay algo que está andando mal. hace portar a su hija llevan todo ese peso, tienen un lazo directo con
Hay un matiz allí: está la mirada del Otro, está el Ideal del yo, la muerte. Por parte del Otro materno hay en el acto de nominación
pero está fundamentalmente esa connotación, esa exigencia, que va un interés en que esa propia experiencia con la muerte pase a su hija.
a dar una modalidad distinta al lazo de ese sujeto con su propia Su padre no creyó necesario intervenir en esa nominación, y de
imagen y con el Otro. chica solía insultarla, tratándola de “vaca”, “gorda”, “fea”. De niña
Luego está la mirada del Otro que aniquila, que injuria, que se atiborraba de comida, en la adolescencia adelgaza excesivamente
desautoriza. No se trata de que el sujeto no sea mirado: es el niño y entra en una anorexia. Cuando la recibí estaba muy delgada, con
que se da vuelta preguntando: “¿ése soy yo?” y encuentra la respues- cierto riesgo clínico, con amenorrea y demás, pero -como suele ocu-
ta: “sí, ese tonto, feo, inútil, etc., sos vos”. Recuerdo a una paciente rrir en estos casos- se veía gorda; ahí podemos ubicar justamente un
cuya madre, desde que tiene uso de razón, cada vez que se dirigía a efecto de deformación en el espejo. Ustedes habrán visto quizás en
ella le decía: “¡qué lastima que a vos no te salió el pelo rubio como a algún parque de diversiones esos espejos deformantes en los que
fulanita de tal!”, “¡qué lástima que vos tenés la nariz un poco torci- una se mira y se ve gorda o flaca.
da!”, siempre estaba señalándole la falta. ¿Qué ocurre cuando la mirada del Otro no encarna esa función
Hay casos más dolorosos todavía, en los que directamente el su- de legitimización del orden simbólico, cuando -por ejemplo- un
jeto es injuriado, es insultado. En todos estos casos cuando el sujeto padre insulta a su hija, justamente en cuanto a su aspecto físico?
se mira en el espejo tiende a deprimirse, es una experiencia de de- Ahí se produce un efecto deformante del espejo, entonces ella se
cepción. Hay reconocimiento, hay unificación, hay anudamiento reconoce en el espejo, pero se ve gorda, a pesar de estar peligrosa-
26 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 27
mente flaca. pantalla que había en una vidriera a una chica. Me dice: “Era asque-
No voy a detenerme en el caso, sólo voy a comentar algo de mi rosamente flaca. Pensé “qué mal que está, en cualquier momento se
posición en la transferencia, siguiendo algunos movimientos que se muere". Me llamó la atención su ropa, me resultaba familiar, miré
produjeron. La posición que asumí frente a este panorama –en el un poco más detenidamente y me di cuenta que era yo. Apenas me
que por el lado de la madre estaba nombrada para la muerte, y por el di cuenta que era yo, me empecé a ver gorda de nuevo”. Fue un
lado del padre estaba nombrada en el lugar del objeto inmundo- fue momento muy importante, ya que inmediatamente asoció con que
ofrecerle el espacio de una mirada amable, mostrando interés por el padre le decía “gorda”, “vaca”, etc. Así verificó que ella se miraba
las cosas que ella me contaba, por todo aquello que diera cuenta con la mirada del padre. Tuvo por un instante la experiencia de ver-
de alguna posibilidad para ella de hacerse desear, querer o llamar la se desde otro lugar, con sus propios ojos, con esos ojos que estaba
atención del Otro. empezando a abrir en el análisis, ya que esto no pasó en cualquier
Ella había empezado a hacer lazo con la anorexia -como suele momento. Pasó en un momento en que podía pasar, en el que se
pasar muchas veces- entonces se metía en internet en las páginas pro había abierto algún espacio, posibilitado por esa mirada amable que
anorexia, chateando, siendo aconsejada acerca de cómo engañar a encarnaba la analista. A partir de ese momento, lenta pero decidida-
los padres y a los nutricionistas, etc., y de pronto me cuenta que no mente, el capullo comienza a abrirse.
se qué chiste le hizo a una, a lo que ésta respondió: “vos tenés que
ser la líder del grupo”. Le pregunto por el chiste, me río con ella.
Se va produciendo cierto movimiento por el que ella se empieza V. Clínica de la constitución del fantasma
a despegar de las páginas pro anorexia y todo ese ambiente obsesivo,
para terminar armando un blog en el que se inventa un nuevo nom- Vamos a pasar ahora a otro momento de la enseñanza de Lacan,
bre. El nombre con el que se nombra en ese blog es muy interesante, que es la construcción del fantasma en la constitución subjetiva. Se
sería algo así como Capullo. De modo que ahora se trata de un trata de un movimiento conceptual que se inicia en el Seminario 8
nuevo nacimiento, hay una potencialidad a desplegar, se trata del y culmina en el Seminario 16. Nos detendremos un momento en
estadio inicial de algo que tiene que desplegarse, que tiene que ma- las dos operaciones lógicas de alienación y separación que Lacan
durar, que tiene que florecer. En ese blog empieza a escribir, a pintar, formaliza en el Seminario 11:
a dibujar, desplegando con bastante talento cuestiones relacionadas
(A) S A
con la imagen, con el dibujo, con la fotografía, estableciendo nue-
vos lazos por ese lado. Comienza entonces un tiempo de vaivenes
(B) S A
entre momentos en los cuales ella podía desplegar estas cuestiones y
otros en los cuales entraba en un estado más bien melancólico y de
inhibición. Yo estaba preocupada por su delgadez, ya que persistía El sujeto mítico, por venir, tiene que engancharse en el Otro
el riesgo clínico y ella continuaba viéndose gorda, por lo que decidí para poder constituirse (A); se trata de la operación de alienación,
transmitirle mi preocupación. que justamente es rechazada en el autismo. Una vez que el sujeto
A la sesión siguiente me cuenta que tuvo la siguiente experien- se aliena, acepta pasar por los significantes del Otro, consiente a la
cia: había ido a comprar ropa con una amiga, y de pronto ve en una determinación del orden simbólico, pueden pasar diferentes cosas.
28 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 29
En el mejor de los casos el sujeto vive la experiencia de hacerle falta no encontrar el sujeto un lugar en el Otro se experimenta como no
al Otro, entonces encuentra un lugar en ese Otro (B). amado, no deseado, por ende un resto y puede identificarse con ese
Pero puede pasar que el sujeto se dirija al Otro, que busque un objeto desechado por el Otro.
lugar en el Otro y que no lo encuentre, que el sujeto viva la expe- Otra posibilidad es que, lejos de melancolizarse, comience a pro-
riencia de que no le hace falta al Otro. Esta posibilidad es indicada vocar al Otro, es decir, entra en acting. Por ejemplo, empieza a hacer
por Lacan cuando se refiere al fantasma de la propia desaparición una anorexia y cuando ya está realmente grave los padres se preocu-
(6). Allí señala que en la constitución del niño siempre hay un mo- pan, tienen miedo de que se muera, van a la nutricionista, entran en
mento en el cual fantasea con su propia muerte -generalmente el pánico, entonces les hace presente que puede desaparecer de verdad,
niño se imagina muerto y toda la familia llorando a su alrededor. que se puede morir. En el Seminario 11 Lacan plantea a la anorexia
Por ello esta fantasía conlleva una satisfacción, la de hacerle falta como una detención en el fantasma de la propia desaparición (7), el
al Otro, que el Otro sufra su pérdida. Hay un juego infantil que sujeto queda detenido en ese momento de la constitución subjetiva
ejemplifica muy bien ese momento lógico, que es cuando el niño sin encontrar la salida. Están los sujetos que toman pastillas, o que
pequeño juega a esconderse en la casa, y que lo tengan que buscar. hacen intentos de suicidio través de los cuales convocan esa mirada
En el caso feliz, el niño se esconde, al rato los padres notan su au- que no encuentran por otra vía. Es una posición muy frecuente en
sencia y comienzan a buscarlo, preocupándose cada vez más, para los casos de adicciones, tanto a drogas como a la comida, también
satisfacción del pequeño que escucha que lo buscan. Cuando nota en casos de obesidad. Otra modalidad frecuente en la infancia es la
que ya están muy preocupados sale diciendo: “¡acá estoy!”. Enton- repetición de enfermedades o accidentes (D).
ces, encuentro feliz, abrazos. Ese niño hizo la experiencia de faltarle
(D) S A
al Otro, y de ese modo se asegura que tiene un lugar en el Otro.
Hay otras dos posibilidades en ese juego. Un caso sería el del
niño que se esconde y nadie lo busca. Pasan los minutos y nadie lo a
busca, pasan las horas y nadie lo busca, entonces tiene que salir de
su escondite sin que nadie se entere de que estuvo escondido, ha- A veces esta posición toma la vía de provocación más claramente
ciendo la experiencia de no hacerle falta al Otro. Es una experiencia desafiante o agresiva, donde la posición del sujeto es: “¿así que no
muy común en casos de sujetos melancolizados -particularmente me querés?, entonces te voy a sacar todo, te voy a destruir”. El niño
en casos de toxicomanías-, en los que suelen escucharse episodios de que roba, pega, lastima, reacciona a la falta de amor potenciando
la vida del sujeto que tienen esa estructura, momentos en los que el el desamor en su propia posición. No se trata de una demanda de
sujeto se escapa, se fuga o desaparece y nadie lo registra(C). amor sino de una especie de venganza.
Luego está la tercera posibilidad, cuando el niño no se puede
(C) S A esconder porque la madre lo está mirando todo el tiempo: “cuidado,
no toques esto, no vayas para allá, ni se te ocurra meterte adentro
a
del placard”, ya no tiene gracia esconderse. Aquí se trata de un exce-
so de mirada, muy frecuente en los casos de anorexia. En este caso
Por eso, esta posibilidad puede llevar a la melancolización. Al el niño vive la experiencia de completar al Otro, no de hacerle falta.
30 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 31
No le puede faltar ni un instante. V. Lógica del fantasma
Hacer falta implica la posibilidad de la castración, la posibilidad
del deseo, cuya condición es que el niño no sea todo para la madre. El rombo del fantasma son las dos operaciones lógicas de aliena-
En estos casos en los cuales la madre no le quita la mirada de enci- ción y separación, que se corresponden con la flecha de ida y la de
ma, donde el niño la completa, la colma, la llena, podemos encon- vuelta respectivamente:
trar al niño como falo o como objeto del fantasma materno. Son dos
posibilidades diferentes, pero que tendrían ese punto en común. Si
S a
la completa como falo se trata de un falo imaginario, no atravesado
por la función de la castración (E).
Podríamos escribirlo así: Se establece una relación sutil, topológica entre sujeto y objeto.
No se trata de una identificación con el mismo, ya que ese obje-
(E) S jA to que extrae del Otro es, paradójicamente un objeto perdido de
su propio cuerpo. Se trata de un objeto que no está ni adentro ni
afuera, que no es ni del sujeto ni del Otro, es éxtimo. Ese objeto
En los casos en que el niño queda ubicado como falo o como va a estar agalmatizado, va a tener un valor libidinal para él, y es su
objeto que completa a la madre, tenemos dos grandes posibilidades: extracción la que le va a posibilitar entonces armar el campo de la
la fobia o la perversión. En la fobia el sujeto está angustiado ante la realidad, por eso Lacan indica que la realidad es fantasmática.
presencia del deseo de la madre, es una angustia de separación que De modo que la fórmula del fantasma implica el anudamiento
no termina de encontrar la salida. En el caso de la perversión, por de los tres registros, ya que el sujeto pertenece al registro simbólico,
el contrario, lejos de angustiarse, el niño encuentra una satisfacción mientras que el objeto es real, y por otra parte está el brillo ima-
en completar a la madre, arma su fantasma con el fantasma de la ginario que cae sobre el objeto, velándolo, por la incidencia de la
madre. función de la castración:
Ahora volvamos a los casos más felices, en los que el sujeto
se dirige al Otro, encuentra que le hace falta al Otro, encuentra S ◊ (-j)
un lugar en el Otro, y eso le permite irse de ahí, pero irse con un a
objeto; puede pasar de la alienación a la separación. Encuentra
un lugar en el Otro, extrae un objeto del Otro, y con eso arma su Como plantea Lacan en “Subversión del sujeto…” (8), en el
fantasma (F): fantasma siempre está el menos phi en algún lado. Si cae sobre el ob-
jeto, le va a dar brillo fálico al objeto, transformándolo en ágalma, y
S◊a (-j) si pasa al otro lado va a darle brillo fálico al sujeto. De modo que el
(F) S A fantasma es un aparato de anudamiento entre los tres registros que
sigue esta lógica precisa.
En este aparato el lugar del Otro, de la alteridad, es ocupado por
el objeto, que encarna algo que soy pero con lo que no me puedo
32 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 33
identificar. El fantasma opera un anudamiento moebiano entre el nada lo que está haciendo. Pero hay un apego, es decir que el analis-
sujeto y el Otro, entonces el sujeto está formado por el Otro, el ta se ha transformado en un objeto libidinal y se trata de averiguar
Otro está en él y a la vez está afuera. El sujeto es una banda moebia- cuál es ese objeto, y en qué fantasma está enmarcado.
na, entonces el sujeto es también el Otro, o eso que le queda de su
pasaje por el Otro, que es el objeto a.
Ese objeto a es cedido al Otro en el primer tiempo de alienación, VI. El analista como objeto
es extraído del cuerpo como efecto de la incidencia del significante
sobre el cuerpo, en este primer tiempo hay un vaciamiento de goce Quisiera hablarles ahora de un sujeto que se encuentra en cierta
del cuerpo por efecto del lenguaje. En el segundo tiempo, de se- dificultad en el armado del fantasma, se trata de alguien que de
paración, ese objeto es extraído del Otro bajo la forma del plus de muy pequeño sufre la muerte de su madre, que es significada por
gozar, encarnando lo que le queda de goce al ser hablante afectado él como un abandono ante la falta de una palabra mediadora al
por el lenguaje, implica un retorno localizado del goce en los bordes respecto de parte del padre. Esta dimensión traumática significada
del cuerpo, alrededor del agujero, donde la pulsión se satisface en como abandono en su mito individual se repite una y otra vez, con
el recorrido por ese circuito. El fantasma fundamental del sujeto se diferentes mujeres que aparecen y desaparecen tan inesperadamente
constituye entonces alrededor del objeto de la pulsión, que es un como habían llegado a su vida sin mediar palabra alguna del padre.
objeto particular que se puso en juego en el lazo pulsional libidinal Este sujeto tiene una posición homosexual que está fundamen-
con algún Otro fundamental, con Otro cuerpo. Ese objeto es a la talmente armada alrededor del único lazo con una mujer que siem-
vez lo más propio y una suerte de pedazo del Otro con el que se pre estuvo allí, que es su abuela, quien tenía la modalidad de no sa-
arma el sujeto. carle el ojo de encima, quedando en posición de colmar su deseo. El
En nuestra clínica constatamos que hay pasos intermedios, en análisis comienza cuando él logra hablar de ciertas prácticas sexuales
los cuales se puede recortar un objeto en el lazo con el Otro, sin que de tinte masoquista en las que pone de alguna manera en riesgo su
llegue a operarse el anudamiento moebiano entre sujeto y objeto. vida, y que se consolidan alrededor de un fantasma de paliza que
Cuando en el Seminario 11 Lacan hace referencia a la transfe- tiene como agente al padre. De ese modo él consigue extraer algún
rencia como la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente goce del lazo con un padre autoritario, rígido y silencioso.
(9), está diciendo también que la transferencia es la puesta en acto Pero otro lado insiste en un anhelo de amor que se revela una
del fantasma y que el analista encarna el objeto del fantasma del y otra vez imposible: quiere vivir un amor pero no lo consigue. En
analizante. En esta dimensión el analista encarna al Otro, pero ya esta vía despliega una modalidad oral que toma la forma de una
no en esa dimensión ideal de la mirada del Otro -que también está y satisfacción en la que se refugiaba en su infancia frente a la mirada
forma parte de la dimensión imaginario-simbólica de la transferen- de la abuela, atiborrándose de dulces. En sus intentos de establecer
cia- sino en la dimensión simbólico-real del objeto pulsional, que lazos amorosos entra en una posición de demanda absoluta, de de-
no se encuentra en estado puro, sino enmarcado en un fantasma. El manda loca al otro, sin dejarle un espacio libre, sin falta. De modo
analista es entonces un objeto libidinal, de allí el apego transferen- que las parejas que arma, sobre el modelo de la identificación con su
cial, ese apego que hace que el paciente vuelva, y vuelva, a veces sin abuela, rápidamente se desarman a causa de esta modalidad ansiosa,
saber por qué o para qué, o vuelve a quejarse de que no le sirve para oral.
34 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 35
Esto mismo comienza a ponerse en juego en la transferencia. 2. Nudo transferencial y fantasma
Cuando llega parece que me quiere comer, se abalanza sobre mí
para saludarme, para preguntarme cómo estoy. Me pregunta mu-
chas cosas, me pide que le conteste, me dice por ejemplo: “quiero
exprimirte”, poniendo constantemente a prueba mi interés por él.
Con estas pocas pinceladas quería esbozar ese cuadro en el que yo
me encuentro como uno de esos objetos orales en los que él buscó
refugio a lo largo de su vida.
Quedo ubicada en ese lugar, lo acepto, y desde allí intento todo
el tiempo introducir una falta, introducir un espacio vacío, lo cual I. El Otro sexo
ha tenido toda una serie de consecuencias tanto en su vida laboral
como afectiva. Habíamos partido de la indicación que da Lacan en el Seminario
15 de que el analista se busque en el cuadro clínico, que busque
Clase del 28 de abril de 2010 adónde estaba en la historia de su paciente, y con esa perspectiva
habíamos comenzado un desarrollo por los distintos modos en que
Lacan va ubicando el lugar del Otro en la estructura del sujeto.
Bibliografía Entonces habíamos comenzado por el estadio del espejo, ubicando
el lugar del gran Otro como el espejo mismo. Continuamos con la
1) Lacan, J. Seminario El acto psicoanalítico. Inédito, clase del 27 de constitución del sujeto en el campo del Otro y la construcción del
marzo de 1968. fantasma, una estructura que está suplementada por un objeto que
2) Lacan, J. “El estadio del espejo como formador del yo en la experien- el sujeto va a extraer de ese campo del Otro.
cia psicoanalítica”, en Escritos 1. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Hay un tercer gran momento en la enseñanza de Lacan, que es
3) Lacan, J. “Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache”, en cuando él termina de extraer las consecuencias de la disimetría en-
Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Pág. 659. tre los sexos en el Edipo y desarrolla las fórmulas de la sexuación y
4) Lacan, J. El seminario. Libro 23. El sinthome. Paidós. Buenos Aires, posteriormente el nudo borromeo. Cuando Lacan establece las fór-
2006. Pág. 22. mulas de la sexuación y distingue dos lados, el lado macho y el lado
5) Lacan, J. Ibid 2. Pág. 87. hembra, de alguna manera comienza a construir una nueva versión
6) Freud, S. “Duelo y melancolía”. En Obras Completas. Amorrortu. del Otro. Hasta ese momento el Otro era el Otro del significante, el
Buenos Aires, 1985. Tomo XIV. Pág. 246. Otro de lo simbólico, el Otro de la ley, que es justamente el Otro tal
7) Lacan, J. El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales. como se vehiculiza en la operatoria edípica, es decir la función pa-
Paidós. Buenos Aires, 1986. Pág. 222. terna. Por eso Lacan ubica al Ideal del Yo regulando la posición del
8) Lacan, J. “Subversión del sujeto… en Escritos 2. Buenos Aires, siglo espejo plano en el esquema óptico, o plantea que el fantasma es una
veintiuno, 1985. Pág. 806. versión del padre, una père-versión. De modo que en estas primeras
9) Lacan, J. Ibid 7. Pág. 152. versiones del Otro que encontramos en la enseñanza de Lacan, se
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trata finalmente de la función paterna. A partir de las fórmulas de la Pero sabemos que el objeto a es un objeto asexuado, de modo
sexuación Lacan comienza a desarrollar una lógica que daría cuenta que el fantasma es asexuado, es una versión asexuada del sexo. En
del goce femenino en su distinción con el goce macho, con el goce ese sentido el objeto a, si bien tiene una relación con lo real, es un
fálico; en esa operación surge un nuevo tipo de alteridad. A ese producto de la lógica simbólica, de la operación de constitución
nuevo tipo de alteridad, Lacan lo va a llamar Otro cuerpo u Otro del sujeto en relación con el Otro del significante. Cuando Lacan
sexo, y lo va a distinguir del Otro del significante, del Otro de la ley. comienza a desarrollar las fórmulas de la sexuación y a dar cuenta
El Otro cuerpo o el Otro sexo van a estar en una relación más de una lógica propia de lo femenino, introduce el concepto de Otro
estrecha con lo real, mientras que la existencia del Otro del signi- cuerpo, el concepto de Otro sexo, y para dar cuenta de aquello que
ficante, el Otro de la ley, es puramente simbólica. El Otro cuerpo en la estructura subjetiva vendría a encarnar el lugar de ese Otro, ya
y el Otro sexo ya implican un anudamiento entre simbólico y real, no se va a referir ni al gran Otro, ni al espejo, ni al objeto a, se va a
y finalmente Lacan va a decir que el Otro sexo es el femenino. En- referir al síntoma.
tonces de alguna manera podríamos ubicar cierto movimiento en la El sintagma partenaire-síntoma propuesto por Miller es el resul-
enseñanza de Lacan desde un primer tiempo en el cual el gran Otro tado de una lectura de aquello que viene en el último Lacan a so-
está encarnado fundamentalmente por la función paterna, por el portar la alteridad en la estructura subjetiva, que va a ser la noción
padre, hacia un segundo tiempo donde surge un nuevo tipo de alte- de síntoma, que es compleja, no es unívoca. Sabemos incluso que a
ridad, en relación con lo femenino. Podría decirse que el recorrido veces lo escribe con h, etc. No es sencillo delimitar qué es el síntoma
del gran Otro en Lacan va del padre a una mujer. en la última enseñanza de Lacan, pero cuando decimos el analista
Si ustedes se quedan esta noche, justamente comienza un ciclo como partenaire-síntoma ya estamos hablando entonces de que el
sobre el curso de Miller titulado El partenaire-síntoma, curso que el analista en la estructura subjetiva está encarnando no solamente el
dictó en el año ‘98 y cuyas dos primeras clases comentaremos Mar- Otro del significante sino también el Otro cuerpo, el Otro sexo. En-
celo Barros y yo esta noche. Justamente en ese curso Miller extrae tonces la pregunta clínica que se plantea a partir de esta formulación
las consecuencias de la introducción por parte de Lacan de esta otra del partenaire-síntoma es: ¿cuál es el partenaire sexuado con el cual
dimensión del Otro, que es el Otro sexo, el Otro cuerpo; y por eso está anudado el sujeto?
tomo ese sintagma que propone Miller en ese curso, que es el de Si el goce para el ser hablante siempre es sintomático, siempre
partenaire-síntoma. Cuando decimos partenaire-síntoma para refe- es fallido debido a la inexistencia de la relación sexual, ¿qué ma-
rirnos a la dimensión que tiene el Otro en la última enseñanza de nifestación del Otro cuerpo, del Otro sexo, es aquella con la cual
Lacan, ya estamos yendo más allá de aquella dimensión puramente determinado sujeto está haciendo su nudo? Responder esta pregun-
simbólica a la que hacíamos referencia la clase pasada. No solamente ta es determinante en el análisis para situar el lugar del analista en
es más allá de la dimensión puramente simbólica, es también más el nudo transferencial. Nunca es casual que un paciente elija a un
allá también de la dimensión puramente objetal. El objeto a es un analista hombre o a una analista mujer; seguramente que ya esa
resto de la lógica macho, ya que se constituye por medio de las elección inicial, ligada al sexo del analista, tiene que ver justamente
operaciones de alienación y separación del sujeto. El resto real de la con cuál es el lugar del Otro cuerpo en el nudo, si está encarnado
división entre el sujeto y el Otro del significante es el objeto a, con de modo masculino o femenino para un sujeto determinado. Y más
él se arma el fantasma. allá de si se trata de un analista hombre o mujer, se trata también de
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qué posición sexuada tiene ese Otro y con qué posición responde de lo femenino; pero lo propiamente femenino se sitúa en este La
el sujeto a esa posición sexuada del Otro. En el nudo del análisis tachado que se desdobla entre una relación con el goce fálico y una
se trata entonces fundamentalmente del analista como partenaire- relación con el Otro goce, que va a estar ligado con una ausencia.
síntoma para el sujeto. De modo que la problemática del partenaire-síntoma introduce
El Otro cuerpo y el Otro sexo son nociones que surgen a partir en el cuadro clínico no solamente la lógica fálica -la lógica edípica,
de la construcción de las fórmulas de la sexuación en Lacan. No voy la lógica del fantasma-, sino que además introduce la relación que
a desarrollar las fórmulas, ya lo hice en seminarios de años anterio- tiene el sujeto con lo femenino en tanto está más allá del orden
res, pueden leer esos desarrollos en los libros que están publicados, fálico; por eso Lacan a partir del Seminario 22 va a empezar a decir
fundamentalmente Nudos del amor (1). Lacan lo que intenta captar que una mujer es síntoma para el hombre (2). Se trata allí de lo
con esas dos formulaciones lógicas distintas, la lógica macho y la ló- femenino en la medida en que impide el cierre absoluto del or-
gica hembra, son dos modalidades de goce diferentes, simplemente den fálico, existiendo entonces como síntoma. Allí Lacan define al
voy a escribir las fórmulas. síntoma como un punto de interrogación en la inexistencia de la
relación sexual, es decir que ahí donde no hay un significante de la
mujer, ahí donde no hay complementariedad entre los sexos, viene
∃x Φx ∃x Φx el síntoma como ex - sistencia a posibilitar algún tipo de lazo que va
x Φx x Φx a estar caracterizado por la falla, por lo que no cierra, y allí es donde
viene una mujer a encarnar esa alteridad radical, que es la alteridad
S (A) del Otro cuerpo, del Otro sexo, que no es capturable por el orden
S
simbólico. El hecho de que una mujer sea, en esta última enseñanza
a La
de Lacan, la versión más específica que propone del síntoma, indica
Φ justamente que él está introduciendo la dimensión del sexo -más
allá de la dimensión del Otro del significante- en el síntoma mismo.
De allí que al año siguiente, en el Seminario 23, proponga que el
En la parte superior del lado macho (lado izquierdo) encontra- sinthome está soportado en el Otro sexo (3).
mos la función de la excepción que posibilita la constitución del En esta última enseñanza de Lacan los tres registros están sueltos
universal, en la parte inferior encontramos al sujeto y al falo, cons- en el ser hablante, y viene un cuarto redondel a anudar. Ese cuarto
tituidos por la lógica edípica. Del lado derecho está la lógica feme- que viene a anudar los tres que están sueltos es en primera instancia
nina: en la parte superior el punto de partida es la inexistencia de la lo que Freud llama complejo de Edipo o realidad psíquica, es la fun-
excepción, que desemboca en el no-todo. De modo que una mujer, ción paterna. Lo interesante es que en esta última versión lacaniana
si bien pasa por la lógica edípica, es no-toda fálica, hay algo más en del síntoma se produce un desplazamiento del padre a una mujer,
ella. En la parte inferior tenemos por un lado el objeto a, que si bien que se puede localizar en estos últimos seminarios, fundamental-
está del lado femenino, es el producto de la lógica del lado macho, mente en la clase de RSI a la que estamos haciendo referencia, don-
por eso la flechita va del lado izquierdo al derecho, del lado macho al de justamente Lacan va a definir a la función paterna a partir de la
lado hembra. Entonces el objeto a vendría a ser una versión macho posición del padre como hombre respecto de una mujer (2). Allí
40 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 41
Lacan definirá al padre que es digno de amor y de respeto como que en la gran mayoría de los casos basta con el deseo de la madre,
aquél que hace de una mujer la causa de su deseo, cumpliendo ella quien designa un proyecto para el hijo, para que esta nominación
entonces función de síntoma para él, de modo que en esta última opere. Lacan indica que este tipo de nominación instala un orden
versión que da Lacan de la función paterna ya está incluido lo fe- de hierro y se pregunta si lo que está en juego allí no es la forclusión
menino. Entonces el cuarto que anuda los tres sueltos en el nudo del Nombre del Padre.
neurótico es este padre que vehiculiza un deseo por una mujer, que En ese sentido podemos hablar de cierta tendencia al matriarca-
encarna lo que está fuera del padre como Otro cuerpo, como Otro do en la sociedad actual, y es de señalar que en referencia a este tipo
sexo. De modo que el padre, que encarna al Otro de la ley, el Otro de nominación Lacan indica que “lo social toma allí prevalencia
del significante, está a su vez sintomatizado por una mujer, es decir de nudo” (5). Por eso es interesante la teoría de los nudos, ya que
él a la vez está descompletado por el lazo con una mujer, que su- permite dar cuenta de cómo puede llegar a hacer lazo el ser hablante
plementa la función paterna con el Otro cuerpo, que responde a la cuando no cuenta con el nombre del padre.
lógica del Otro sexo.
Intentaremos seguir esa lógica y esa topología para poder hacer
distinciones en ese cuarto anillo. Ese cuarto anillo que anuda la es- II. Clínica del partenaire-síntoma
tructura subjetiva encarna el lugar del Otro, con la particularidad de
que es a la vez el Otro del significante pero también el Otro cuerpo Voy a hablarles del caso de un joven que llega en un estado de
en su apertura al Otro sexo. Ese cuarto anillo introduce la dimen- gran desvitalización, sumamente mortificado, viviendo en una es-
sión social en el nudo subjetivo. Esta perspectiva ya está esbozada en pecie de nebulosa. El tiempo que no trabaja está en su casa junto a
el Freud de “Psicología de las masas y análisis del yo”, quien plantea su abuela paterna, sumido en penosos pensamientos, caído en una
que el yo tiene la estructura de la masa (4). La función paterna, suerte de angustia existencial que solamente logra calmar fuman-
encarnada en el cuarto anillo, introduce la dimensión social porque do marihuana. No siempre la marihuana tiene el efecto de calmar
introduce la ley, el para-todos, posibilita entrar en un conjunto, en su angustia existencial, hay momentos en los cuales la potencia, y
un discurso. Pero también en aquellos casos en los cuales lo que es en uno de esos momentos de potenciación de esa angustia que
anuda no es la función paterna, ese cuarto término que anuda tiene consulta. En la primer entrevista me habla del desierto afectivo que
una dimensión social. es su vida: su madre se suicidó cuando él tenía once años; su padre
Por ejemplo, en el Seminario 21, Les non-dupes errent, que es -violento, totalitario, tiránico- falleció cuando él tenía dieciocho,
homofónico entre “Los nombres del padre” y “Los no incautos ye- quedando él a cargo de esta abuela paterna enferma, cuidándola.
rran”, hay una clase que comenté en mi seminario sobre psicosis, Enseguida me empieza a hablar de lo que va a constituir el
en la cual Lacan hace referencia a la pérdida de la dimensión amo- leitmotiv de su análisis: el abismo que hay entre él y las mujeres,
rosa en la época, calificándola como una degeneración catastrófica. un abismo que le resulta insalvable. No consigue abordarlas, no
En ese punto señala que cada vez más se prefiere otro tipo de no- encuentra las palabras, siente que no tiene nada para decir. Nun-
minación a la nominación paterna, al Nombre del Padre, y a ese ca tuvo una mujer, mucho menos una novia; su sexualidad se en-
otro tipo de nominación él lo llama nombrar-para, indicando que cuentra confinada a la masturbación. En el último tiempo previo
generalmente esta nominación está ligada al deseo de la madre, y a la consulta esta práctica había tomado visos exhibicionistas, lo
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que también era causa de angustia, ya que últimamente sentía un Empieza a estudiar, a capacitarse, consigue ser valorado por su tra-
empuje -que le resultaba muy angustiante a posteriori- a masturbarse bajo. Comienza a estudiar música, recurre a la escritura, sale de ese
en lugares públicos, por ejemplo el jardín de la casa del vecino, lu- lugar pasivo en el que estaba al leer poesía y escuchar música -que si
gares en los que estaba siempre la posibilidad de la irrupción de una bien de alguna manera le permitían vivir algo de su subjetividad, lo
mirada. Trabajaba en una edificio que tenía ciertos pasillos no tan dejaban confinado a la soledad más absoluta, ya que en algún sen-
concurridos, pero en los cuales podía eventualmente llegar a pasar tido él se quedaba afuera. Digamos que empieza a pasar a la acción.
alguien; también allí se entregaba eventualmente a la masturbación. El primer pasaje a la acción había sido ese acting de llamarme por
Otra causa de angustia era que últimamente había sido abordado en teléfono diciéndome que me quería hacer el amor.
varias oportunidades por hombres que le hicieron propuestas sexua- Después -por supuesto- le costó venir, faltó un par de veces,
les; hombres de los que él huye pero que le traen el penoso recuerdo finalmente vino con mucho pudor diciéndome que había sido él
de escenas de sometimiento sexual en su infancia por parte de pri- quien me había llamado y que había sido muy importante para él
mos mayores. Una infancia desértica, de mucho desamparo, en la poder decirle eso a una mujer. De a poco, con grandes dificultades y
que quedó librado a su suerte, y así fue cómo en algunos momentos gran timidez comienza a entrar en acción con las mujeres. De modo
había caído en las manos de estos primos. que a partir de esta dimensión a la que la analista le presta cuerpo en
El silencio que reina en su vida sólo se apaga cuando escucha la transferencia, es que él puede empezar a construirse una vida. ¿A
música o lee poesía, lo que lo deja sin embargo con un sentimien- qué lugar viene la analista en este caso? En el cuadro hay una mujer,
to redoblado de soledad. Lo escucho con gran interés, le pregunto esa madre que se había suicidado. Él estaba en buena medida iden-
por la música, por la poesía, le pido las poesías que lee, le paso yo tificado con ella, y esa identificación lo estaba llevando a quedar,
algunas a él también. Su decir en los encuentros conmigo se vuelve por un lado, en ese agujero absoluto de la angustia melancólica, y
poético, habla del enigma, del agujero que abrió el suicidio de su por otro lado a no poder abordar a las mujeres -ya que él mismo
madre, Ese enigma queda ligado con un relato familiar según el cual estaba de algún modo feminizado por esa identificación y termina-
ella habría sido violada por un tío y no había podido nunca superar ba siendo abordado por hombres. De modo que él se terminó de
ese trauma. Me habla de su amor por ella, de su desconsuelo al per- enterar de que estaba feminizado cuando veía que los tipos le hacían
derla, y de la identificación con su dolor, de modo que cada vez se propuestas.
va desplegando más claramente en él una posición melancólica de Parece que lo que ocurre en la transferencia es el encuentro con
identificación con esta madre que se había suicidado. una presencia femenina viva, encuentro que le permite empezar a
Una noche me llama exaltado, diciéndome “necesito decirte armar un nuevo nudo. De alguna manera, y de a poco muy lenta-
algo, te quiero hacer el amor” y corta el teléfono. Yo ni siquiera mente, la analista empieza a sustituir a esa mujer muerta que era
sabía quién era, después me enteré que era él. A partir de este mo- la madre, pero armando un nudo distinto, ya que el nudo que lo
mento una puerta se abre. Por ella, de a poco, va a salir de la casa de tenía atado a la madre muerta lo dejaba confinado a la angustia, al
su abuela, va a poder estudiar hasta conseguir un trabajo valorado, goce autoerótico, y a una inhibición bastante generalizada en su
ya que una de las cuestiones que él traía en este primer tiempo, en vida, mientras que el encuentro con una presencia femenina viva le
el que estaba efectivamente en una posición melancolizada, eran posibilita un movimiento donde él retoma su virilidad, en el sentido
sentimientos de ruina, que estaban también ligados con el trabajo. de que toma las riendas de su vida.
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III. Nudos transferenciales el suicidio de la hija de Breuer -producto de un embarazo que se
produjo justamente en una segunda luna de miel precipitada que
Hay algo que es fundamental de la transferencia: es que en sí tiene Breuer con la mujer después de que Anna O. se le tira a los
misma implica una direccionalidad al Otro, es decir que la transfe- brazos- como resultado de una renuncia del deseo de Breuer en ese
rencia pone en primer plano el lugar del Otro. Si tomamos como momento. Freud ya lo decía, el amor de transferencia no es un es-
referencia los textos freudianos que les propuse trabajar hoy, “Di- pejismo, es un amor genuino y tiene toda la dimensión dramática
námica de la transferencia” (6) y “La iniciación del tratamiento” (7), que puede eventualmente tener el amor en la vida de un sujeto. En
encontramos que Freud plantea que en el encuentro del paciente este caso la dimensión dramática queda del lado de un analista que
con el analista, lo que se pone en juego es eso que él llama los clisés, no puede hacer con eso.
planteando que la modalidad del lazo que adquiere la transferen- Lacan, por su parte, planteaba que el amor se produce cada vez
cia está fundamentalmente determinada por la modalidad típica de que surge el sujeto supuesto al saber: “A aquél a quien le supongo
lazo que ha establecido el sujeto durante su vida, lo que con Lacan el saber, lo amo” (11). De modo que el amor es una estructura li-
podemos leer como la matriz fantasmática. Recordemos la defini- gada al saber, de allí la prevalencia de la transferencia en el análisis,
ción lacaniana de la transferencia en el Seminario 11, como la puesta donde se abre la dimensión del sujeto supuesto al saber, de la Otra
en acto de la realidad sexual del inconsciente, es decir del fantasma escena que es el inconsciente, donde el analista viene a encarnar esa
(8). En Televisión Lacan define a la transferencia como un nuevo dimensión. Entonces la transferencia surge como negativa, como un
amor (9). De modo que, más allá de la repetición, hay algo nuevo, obstáculo. ¿Qué hacemos ahora con esto? El sujeto, en vez de hablar
y lo nuevo ¿qué es?, es el analista. En el encuentro con el analista el de sus cosas empieza a hablar de su amor por la persona del médico
sujeto no pisa sobre terreno conocido, la respuesta del analista no es -dice Freud, planteando que cuando se detienen las asociaciones
la misma que la de aquel partenaire infantil del fantasma. En algún seguramente es porque el paciente está pensando en el analista, por
lugar Lacan señala que el analista es el único partenaire que realmen- lo que indica interpretar ese fenómeno. De modo que el problema
te responde. Responde como Otro, como alteridad, no allí donde el clínico es que el paciente se detiene en hablar del analista, y ya no
sujeto va a buscarlo. Responde por sí mismo, responde como Otro, quiere hablar más que del analista. En ese punto toma todo su relie-
no responde tomado por la lógica del fantasma del sujeto. Es decir ve el propio análisis del analista y el saber hacer con eso.
que realiza un doble movimiento, se deja tomar por esa lógica, pero En el caso que comenté recién la transferencia no continuó por
responde desde otro lugar. la vía erótica, fue un momento muy puntual en el que este sujeto
La transferencia surge en la práctica freudiana como resistencia, pudo asumir un deseo del que estaba absolutamente alejado o res-
surge como transferencia erótica. Los inicios del psicoanálisis están pecto del cual estaba dormido. Cuando la transferencia se erotiza es
marcados por esa irrupción, que resultó bastante dramática. Según difícil continuar el análisis, y se vuelve central la posición del ana-
considera Lacan en su seminario La transferencia, los orígenes del lista respecto de eso que se despliega, y allí entra en juego el punto
psicoanálisis están marcados por la irrupción de la transferencia de en que está el analista mismo respecto del amor, el deseo y el goce.
Anna O. con Breuer, señalando que lo que le ocurrió a Breuer con Lacan pone de relieve que Freud, a diferencia de Breuer, no retroce-
esta paciente fue algo dramático. Breuer no soporta la transferen- de frente al amor de transferencia, ya que consigue sublimarlo, por
cia de esta paciente, de alguna manera sale corriendo, y Lacan lee lo que consigue alojarlo. Podemos agregar que por eso lo hace con
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ciertas limitaciones -particularmente su desconocimiento radical de nante del padre y el abandono de su amada. Esto ocurre cuando
lo femenino, que lo extravía en análisis como el de Dora o la joven ella empieza a soñar que se casa y tiene hijos y demás, no dejándose
homosexual. En este punto se trata de cómo encarna el sexo el ana- Freud engañar por el inconsciente de la joven, que no tenía la me-
lista. Al encarnarlo en posición de padre de la ley, padre muerto, pa- nor intención de llevar una vida heterosexual. En ese punto la deriva
dre ideal, Freud desconoce esa otra vertiente de la función paterna, a una analista mujer, Lacan indica que la deja caer (14).
más viva, en la que una mujer opera como causa. Es en este sentido Volviendo a la cuestión de la transferencia y el analista como
que podemos ubicar con Lacan la transferencia negativa como un partenaire-síntoma, podríamos decir que en estos casos Freud no da
producto de la resistencia del analista -aunque no siempre es el caso, lugar a lo femenino, por lo que el nudo trasferencial se vuelve rígi-
ya que hay sujetos que viven en esa modalidad transferencial, lo- do, ya que el analista encarna solamente al Otro de la ley. En ese
grando repetirla con cada analista con que se encuentran. punto el analista -con su prejuicio acerca de las relaciones entre los
Les propuse como bibliografía “Intervención sobre la trasferen- sexos- empuja, en el caso de Dora y de la joven homosexual, el aná-
cia”, que es un escrito en el cual Lacan critica la posición de Freud lisis hacia cierta vertiente ideal. Podríamos decir que estas mujeres
con Dora, planteando que la irrupción de la transferencia negativa no son escuchadas por Freud en lo que están llevando al analista.
en Dora es el resultado de su insistencia en arrojarla a los brazos del En ambos casos se trata del conflicto de una hija mujer con el pa-
Sr. K sin permitirle desplegar su pregunta por la femineidad, sin dre, que toma fundamentalmente la modalidad del acting-out. En
darle a la Sra. K el lugar que tenía en el discurso de Dora. Lacan ambos casos el acting se redobla en la transferencia, con la posición
señala su prejuicio acerca de la complementariedad de los sexos, que de Freud. Por eso podríamos preguntarnos cuando un sujeto histé-
se evidencia cuando da por sentado que si el Sr. K se interesó eróti- rico se histeriza más todavía en la transferencia, cuando su posición
camente en Dora y a ella si le dio asco, era porque seguramente le histérica se radicaliza, qué tipo de Otro está encarnando el analista,
había gustado (12). Todas estas suposiciones cierran el camino a que qué tipo de partenaire-síntoma es. Ya sea erótica u odiosa, la transfe-
la transferencia funcione como motor de la cura, entonces emerge rencia es negativa cuando es un obstáculo, cuando impide el trabajo
la transferencia negativa, como resistencia, y como des-suposición analítico. En ambos casos lo que hay que evaluar en primer lugar
del saber. Cuando Dora deja el análisis, en la última sesión, Freud es la posición del analista como partenaire-síntoma. En los casos de
subraya lo interesante que había surgido en esa sesión y Dora le Dora y de la joven homosexual podemos situar la emergencia de
responde “¿acaso ha salido mucho?” (13). En ese pasaje del relato se la transferencia negativa del lado del odio, de la des-suposición de
pone en evidencia el desfasaje entre el registro que tienen el analista saber.
y el sujeto de lo que acontece allí. Freud está tratando de conven- En el caso de la transferencia erótica, como es el caso de Anna
cerla, está contento porque le parece que argumentó bien, y Dora le O, o el que les comenté recién, el problema es cuando se intensifica
responde que le está diciendo lo mismo que siempre, entonces inte- y no encuentra salida. Si en este sujeto la cuestión hubiese llegado a
rrumpe el análisis. En este caso se trata de una posición del analista que si no hacía el amor con su analista no podía continuar, eso que
que no da lugar a lo femenino. fue posibilitador se hubiese transformado en un verdadero obstácu-
Lacan indica que también a la joven homosexual Freud la deja lo para la continuación del análisis. El asunto fundamental es cómo
caer, pasando al acto, redoblando aquel pasaje al acto que ella había se ubica el analista respecto de eso. Aquí más que nunca debemos
realizado al tirarse a las vías del tranvía luego de la mirada fulmi- tener en cuenta que el analista no sólo encarna al Otro simbólico,
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sino también a un Otro Real, que está ahí con un cuerpo, con una por la tendencia absolutamente aniquiladora de la transferencia me-
presencia viva. Esto hace a la cuestión del deseo del analista. Lacan lancólica, que quiere que todo sea siempre igual, que todo vuelva
señala que sin duda a un analista le pasan cosas con sus pacientes, a al mismo lugar y demostrarle al Otro que todo es una porquería,
algunos les quiere hacer el amor, a otros los quiere tirar por la ven- poniendo en primer plano el sinsentido radical de la existencia. En
tana; pero hay un deseo más fuerte (15). En efecto, se trata de en efecto, la vida no tiene sentido, pero uno se lo puede tomar de otra
qué punto está él respecto del deseo del analista, de cómo se ubica manera. La reacción terapéutica negativa va en el mismo sentido, es
respecto de ese fenómeno que es tan legítimo como cualquier amor. un ataque al deseo del analista.
Hay analistas que se dejan tomar demasiado por el amor de trans- Un capítulo aparte es la transferencia obsesiva, marcada por la
ferencia y que a veces generan una erotización de la transferencia. ambivalencia. Es una transferencia que tiende a la estasis, lo que
En el otro extremo están los analistas que huyen, que viven defen- hace tan difícil de mover el análisis de un obsesivo, que neutraliza
diéndose de la transferencia amorosa, que de algún modo se sienten todo lo nuevo que pueda venir. Más allá de su apariencia bondadosa
perseguidos por sus pacientes. Dejarse tomar del todo o no dejarse y de las buenas intenciones que declara tener para con su analista,
tomar en absoluto por el amor de transferencia puede desembocar la transferencia obsesiva es fundamentalmente odiosa, así como la
en la transferencia negativa. transferencia histérica es fundamentalmente amorosa. Ciertamente
hay amores que matan, no es tan sencillo maniobrar con la transfe-
rencia histérica en ciertos casos. Así como hay una relación directa
IV. Clínica de las posiciones transferenciales entre el amor y el sujeto supuesto al saber, también existe una rela-
ción estrecha entre el odio y la des-suposición de saber al Otro, que
Dicho lo cual me parece fundamental señalar que hay posicio- tiene su faz interesante en el análisis cuando logra conmoverse. El
nes subjetivas en las cuales prevalece la transferencia negativa, que odio como fenómeno transferencial fue estudiado por distintos ana-
hacen lazo en la vertiente del odio. Hay posiciones subjetivas que listas a partir de Ferenczi, y J.-A. Miller le dedicó todo un seminario
están más cerca del odio y posiciones subjetivas que están más cerca en Barcelona (16). La cuestión de la transferencia negativa surge en
del amor. Suele escucharse casos de sujetos que hacen un primer relación con la problemática clínica del carácter en su oposición al
análisis en el que surge transferencia negativa. Podríamos adjudi- síntoma, fundamental en la posición habitual del obsesivo.
carlo a la posición del analista en cuestión, pero resulta que con el La des-suposición de saber es interesante, porque es lo que va a
segundo analista les pasa lo mismo y con el tercer analista también. posibilitar que en algún momento el análisis se termine, va a posibi-
Encontramos allí una repetición de algo muy fundamental de la po- litar ciertos efectos de caída de ideales, pero a la vez es necesario que
sición del sujeto que consigue una y otra vez hacerle pisar el palito haya una dialéctica entre la suposición de saber y la des-suposición
al analista. Hay posiciones subjetivas del ser en las que prevalece el de saber. El problema surge cuando se produce un estancamiento en
odio, por ejemplo en la transferencia melancólica. La transferencia alguno de estos dos polos. Así como en la transferencia melancólica
melancólica es una transferencia odiosa, que eventualmente puede en forma cruda y en la transferencia obsesiva en forma velada preva-
virar al amor, contingentemente, con buena suerte y cierta posición lece el odio, en la transferencia histérica prevalece el amor, que pue-
muy particular del analista para que eso ocurra. El analista tiene que de llegar a la erotomanía transferencial. Podría decirse que el odio
estar en un punto tal con su deseo como para no quedar tomado está más ligado con la lógica macho y la erotización el amor está más
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ligada con la lógica femenina. La transferencia erótica histérica tiene Intervención: En ese poder interviene el hecho de que el psi-
una raíz femenina, que es la ausencia de límite que se abre en ese lu- quiatra medica…
gar en el que no hay un significante que cierre el conjunto, responde
a eso que no cierra en la lógica del no-todo. Por eso el aún del amor Nieves: Es cierto, aunque un psiquiatra puede medicar desde una
es encarnado por una mujer, y es lo que hace síntoma, lo que impide posición de castración y no generar un efecto persecutorio cuando
que se cierre el conjunto universal del lado macho. esté medicando, digamos que en todo caso se trata de la posición de
Los fenómenos de amor son femeninos en sí mismos, incluso enunciación del médico respecto de los poderes de la medicación.
Lacan en el Seminario 20 plantea que un hombre puede hacerle No es lo mismo el psiquiatra que le dice al paciente “usted tiene que
el amor a una mujer si pasa por la castración -es decir, si de algún tomar esto”, al psiquiatra que le dice “vamos a probar, vamos a ver,
modo sale del lugar de la lógica macho, de la lógica fálica-, de lo lo fundamental es su análisis”. Me parece que la gran receta para la
contrario cree que aborda a una mujer pero sólo está abordando al transferencia negativa, ya sea erótica u odiosa, es la castración del
objeto a de su fantasma (17). El amor, como dice Lacan en el Se- lado del analista. Lo que más claramente genera transferencia nega-
minario 20, parte de una falla que hace que siempre haya algo que tiva es la posición del analista como un Otro sin barrar, por lo que
no cierre, por eso es “aún”, de allí que esté directamente ligado con o bien se vuelve un ídolo adorado en la transferencia erótica, o bien
la demanda: el amor siempre pide amor, lo pide sin cesar, lo pide se vuelve -como en el caso de Dora y la joven homosexual- un Otro
aún (19); el amor nunca alcanza, allí está la raíz de la transferencia que no escucha, que sólo escucha su propio saber.
erótica. El asunto en la maniobra transferencial es entonces cómo Volviendo a Freud, quería comentarles que así como tuvo dificul-
ese sin límite de lo femenino va a quedar desdoblado en la relación tades en la maniobra trasferencial con las mujeres, es muy interesante
con el falo, con la ley y con el deseo. Cuando se juega solamente el cómo escucha a un hombre como el Hombre de las Ratas, por ejemplo.
análisis en relación con el vacío de lo femenino, la transferencia se Podemos contrastar la respuesta transferencial positiva del Hombre de
intensifica cada vez más, llegando a ser estragante. Entramos en la las Ratas, que da lugar a un notable éxito terapéutico, ya que permite
dimensión del estrago analista-analizante, sabemos que hay transfe- levantar síntomas, hacer caer identificaciones y demás, con los fracasos
rencias que toman esa vertiente. debidos a la negativización de la transferencia en Dora y la joven homo-
En la erotomanía propiamente dicha el asunto es más complejo, sexual. Lacan señala que la genialidad de Freud con el Hombre de las
ya que se trata del campo de las psicosis, en las que se hace más Ratas es que él puede escuchar muy bien la conexión entre el fantasma
difícil introducir un límite al sin límite de lo femenino. De todos y el mito individual, la configuración que rodeó su nacimiento y esa
modos siempre me llamó la atención escuchando durante años en historia de la doble deuda del padre, con el amor y con el honor, que
supervisiones casos de psicosis tratadas en hospitales, que es mucho se repite en el sujeto. Lacan plantea que Freud pudo intervenir tan
más frecuente la erotomanización de la transferencia con el psiquia- claramente sobre ese punto y permitirle atravesar ciertas cuestiones al
tra que con el psicólogo tratante, que por su formación suele ser Hombre de las Ratas porque él mismo se había visto en una situación
menos ingenuo respecto de la transferencia. De modo que la ma- similar, se le había propuesto un plan matrimonial con una mujer adi-
niobra transferencial es muy importante en el surgimiento o no de nerada y él había elegido casarse con la mujer amada (19).
esos fenómenos. También es más frecuente la posición de amo, del
lado del saber, en el médico que en el psicólogo. Clase del 2 de mayo de 2010
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Bibliografía 3. ¿Cómo entra el analista en el nudo?
1) Soria Dafunchio, N. Nudos del amor. Del Bucle. Buenos Aires, 2011.
2) Lacan, J. Seminario 22. RSI. Inédito. Clase del 21 de enero de 1975.
3) Lacan, J. El seminario. Libro 23. El Sinthome. Paidós. Buenos Aires,
2006. Pág. 99.
4) Freud, S. “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras Com-
pletas. Amorrortu. Buenos Aires, 1985. Tomo XVIII.
5) Lacan, J. Seminario 21. Les non dupes errent. Inédito. Clase del 19
de marzo de 1974. I. Del Otro en el fantasma al Otro en el nudo
6) Freud, S. “La dinámica de la transferencia”, en Obras completas.
Amorrortu. Buenos Aires, 1985. Tomo XII. Hoy hablaremos de la contratransferencia y el deseo del ana-
7) Freud, S. “La iniciación del tratamiento”, Ibid. lista guiados por la pregunta acerca de cómo entra el analista en el
8) Lacan, J. El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales nudo. Para ello vamos a comenzar retomando el tema de la clase
del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1986. Pág. 152. pasada para detenernos en la figura topológica del cross-cap, que es
9) Lacan, J. “Televisión”, en Radiofonía & Televisión. Anagrama. Barce- la que Lacan propone para dar cuenta del fantasma. El cross-cap es
lona, 1977. Págs. 114-155. una superficie cerrada, una suerte de disco que se cierra como una
10) Lacan, J. Le séminaire. Livre VIII. Le Transfert. Seuil. París, 1991.- bolsa, pero moebianamente, es decir que el borde es una banda de
Cap. XII. Moebius. En una nota al pie que encontramos en el escrito “De una
11) Lacan, J. El seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Buenos Aires, 1981. cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1)
Pág. 83. Lacan indica que el sujeto está soportado por la banda de Moebius
12) Lacan, J. “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos 1. Siglo en el fantasma, mientras que el objeto a sería ese disco que queda
veintiuno. Buenos Aires, 1985. Págs. 211-213. como el resto de la banda si recortamos la superficie del cross-cap.
13) Freud, S. “Fragmento de análisis de un caso de histeria”, En Obras De modo que el fantasma es una figura topológica que pega dos ele-
Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1985. Tomo VII. Pág.92. mentos que son heterogéneos entre sí, que son el sujeto y el objeto.
14) Lacan, J. Le séminaire. Livre X. L’angoisse. Seuil. París, 2004. Pág. Son heterogéneos porque la banda de Moebius es una superficie no
133. orientable, ya que se puede pasar de un lado al otro sin pasar por
15) Ibid 9. Pág. 220. un borde, mientras que el disco es una superficie orientable, ya que
16) Miller, J.-A. La transferencia negativa. Escuela del Campo Freudia- para pasar de un lado al otro tengo que pasar por un borde, por lo
no de Barcelona. Barcelona, 1999. tanto hay un lado del derecho y hay un lado del revés. En el cross-cap
17) Lacan, J. Ibid 11. Pág. 88. esas dos superficies quedan pegadas, y Lacan plantea que el fantas-
18) Ibid. Pag. 12. ma es un pegado de dos elementos que son heterogéneos entre sí,
19) Lacan, J. “Variantes de la cura-tipo”, en Escritos 2. Paidós. Buenos un elemento simbólico que es el sujeto dividido (el sujeto barrado,
Aires, 1985. Págs. 340-341. el sujeto del inconsciente, que es un efecto de la relación entre los
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significantes), y por otro lado el objeto, que es un resto real de esa encuentro entre un hombre y una mujer. ¿De qué hombre y qué
operación simbólica. mujer se trata?, de Joseph Breuer y Anna O. Lacan señala que se
Habíamos dicho en la primera clase que la alteridad del lugar del trata efectivamente de un encuentro amoroso, ya que el sentimiento
Otro en el fantasma está justamente dada por el objeto, lo que me amoroso surge no solamente del lado de la paciente, sino también
llevó a desarrollar unas formulitas en el pizarrón para dar cuenta de claramente del lado de Breuer, quien corre a refugiarse en los brazos
cómo el sujeto se constituye en el campo del Otro, pescando allí un de su mujer. Tomando como referencia al Sócrates de El Banquete,
objeto con el que arma su fantasma; pero ese objeto no es del sujeto Lacan plantea que es Freud quien toma la posta. Recordemos que
ni del Otro. La posibilidad de pescar ese objeto en el Otro supone en ese seminario define al amor, Eros, como un demonio bastante
un tiempo anterior en el que el sujeto cede un objeto, extraído de su malicioso y astuto que actúa por sorpresa (2). Así plantea al comien-
propio cuerpo, un objeto perdido, al campo del Otro. Y finalmente zo del seminario: “El pequeño Eros, cuya malicia, en lo repentino
el objeto a es el resultado de estas dos operaciones, por intermedio de su sorpresa golpeó al primero, empujándolo a la fuga, encuentra
de las cuales adquiere su consistencia lógica. Por eso Lacan plantea su amo en el segundo, Freud” (3). A partir de allí Lacan hará un
que el objeto es éxtimo, la extimidad del objeto quiere decir que es contrapunto entre las posiciones de Freud y de Sócrates. Sócrates
y no es del sujeto, que está adentro y afuera a la vez. Ésa es toda la decía que de lo único que sabía era del amor, y Lacan aproxima
complejidad del lugar del Otro en el nudo, del lugar del analista en su posición a la de Sócrates en ese punto, ya que lo que tienen en
la estructura del sujeto, en el cuadro clínico del sujeto; se trata de común es que sirven a Eros para servirse de él.
una alteridad, pero de una alteridad que forma parte del cuadro, A continuación se verá llevado a definir a la llamada célula ana-
forma parte del nudo. lítica como un lecho de amor, poniendo de relieve la legitimidad,
Podemos entonces hacer un correlato entre este lugar éxtimo, la dimensión real del amor de transferencia. Justamente porque el
lugar del Otro, que encarna el objeto en el cross-cap y el lugar que consultorio del analista es un páramo, una suerte de refugio para
tiene el cuarto anillo, que es el Nombre del Padre o algo que lo sus- el amor, éste se vuelve más paradojal que en cualquier otro lado.
tituye, y que encarna el lugar del Otro en la estructura subjetiva al Ustedes saben que en el seminario de La transferencia Lacan plantea
anudar los tres registros que están sueltos. que el fenómeno del amor es el efecto del encuentro entre alguien
que está en posición de amante y alguien que está en la posición de
amado. Podríamos decir entonces: entre un sujeto y un objeto. El
II. El nudo del amor de transferencia fenómeno del amor es el resultado de una sustitución metafórica, a
la que Lacan definirá como metáfora del amor. Una sustitución tal
Hoy haremos recaer el acento sobre la posición del analista, so- que en ese encuentro entre un sujeto y un objeto -entre un amante
bre cómo se ubica el analista en ese nudo transferencial. Les propuse y un amado- se produce una transformación por la que de pronto
como bibliografía los seminarios de La transferencia y La angustia. el que era objeto queda ubicado ahora como sujeto y el que era el
Voy a tomar cuestiones de distintos capítulos de estos seminarios, amado queda ubicado como amante. La sustitución metafórica del
algunas ya comencé a comentar la clase pasada. El primer capítulo amado por el amante da lugar al fenómeno del amor. Los términos
del Seminario 8 fue titulado “Al comienzo era el amor”, y allí La- que emplea Lacan son los términos griegos de érastès y érôménos.
can justamente va a plantear que el psicoanálisis surge a partir del Ustedes recordarán que Lacan señala en varias oportunidades
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que el amor es siempre recíproco, lo que despertó sorpresa tanto mientras que el analista pasa a ocupar el lugar del objeto del fantas-
en sus lectores como en su audiencia, particularmente las mujeres, ma del paciente, encarnando el ágalma, encarnando ese objeto que
que luego iban a decirle ¿cómo puede ser?, ¿qué ocurre con los amores también es una falta, es una conjunción del – phi de la castración
no correspondidos por los que sufrimos tanto las mujeres? Pero para con el objeto a.
Lacan el fenómeno del amor -que quizás debiéramos distinguir del
enamoramiento- implica cierta dimensión de reciprocidad, ya que (-j)
a
supone este pasaje de amado a amante. Lacan plantea entonces qué
pasa con el amor en el análisis. En primer lugar la pregunta es si en
el análisis se produce el fenómeno del amor, si se opera esa sustitu-
ción metafórica. Y va a responder que en algún sentido sí, ya que III. De la contratransferencia al deseo del analista
el paciente -decimos el paciente porque no es seguro que sea un
analizante- llega en posición de amado, ofreciéndose como objeto Por otro lado está lo que le pasa al analista con el paciente. En el
de interés al analista. Alcibíades se sirve de la metáfora del sileno seminario La transferencia encontramos referencias interesantes, por
para referirse a Sócrates como alguien que guarda un objeto muy ejemplo en el capítulo XIII, titulado “Crítica de la contratransferen-
valioso en su interior, situando como causa de su amor a ese objeto cia”, dice Lacan: “¿por qué un analista, con el pretexto de que está
tan precioso, que es ágalma. El ágalma sería ese objeto precioso que bien analizado, sería insensible a tal erección de un pensamiento
parece ocultarse en el interior de aquél a quien se dirige nuestro hostil que percibe en su paciente?”, o: “Cuanto más pleno y normal
amor, y que le da un brillo especial, que lo hace distinto a todos los lo supongamos [al analista], más legítimamente podrán producirse
demás. Lacan señala que cuando el paciente llega, él es el ágalma, él en su presencia todas las especies posibles de reacción, ¿por qué el
es el amado, ya que el analista está ahí para él, para escucharlo. Él movimiento del amor o del odio serían excluidos?, ¿por qué desca-
viene a contar su historia, a hablar de eso tan valioso que va a en- lificaría al analista en su función?”, o “Cuanto mejor analizado esté
tregarle al analista de su propio ser. De modo que en ese momento el analista más posible será que esté francamente enamorado o en
inicial podemos ubicar el ágalma del lado del paciente. La pregunta franco estado de aversión, de repulsión bajo los modos más elemen-
es si allí opera la metáfora del amor, siendo que el paciente que llega tales de los cuerpos entre ellos, respecto de su partenaire”.
como amado va a pasar al lugar de amante, y el analista va a quedar Entonces se refiere Lacan a que a pesar de que legítimamente
en el lugar del objeto amado. Ya que si bien en primera instancia el al analista le pasan cosas con su paciente, “si a pesar de ello con-
paciente es el amado -es el ágalma- a la vez está lo que Lacan en La sideramos que debe haber algo fundado en la exigencia de la apa-
transferencia llama la inciencia (4): eso que él, el paciente, no sabe. tía analítica, es necesario que encuentre su raíz en otro lugar”: “el
El paciente va al analista porque quiere averiguar algo, porque analista es poseído por un deseo más fuerte que aquél que podría
hay algo que no sabe, no sabe qué es lo que le falta, no sabe lo que experimentar por su paciente”. Es este deseo más fuerte -el deseo de
desea, y le supone al analista eso que a él le falta, también le supone analista- el que va a interrogar, en eso consiste la crítica de la con-
un saber sobre eso que le falta. Es a partir de la suposición de saber tratransferencia. Más que de una contratransferencia se trata de un
al analista que el ágalma se mueve y queda del lado del analista. Se efecto de la transferencia misma, en la medida en que está en juego
instala la transferencia y el paciente pasa de ser amado a ser amante, este fenómeno del amor.
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Entonces dice “lo que se nos presenta como contratransferencia analista, ya que cuando el analista se rehúsa a mostrarse barrado,
no tiene razón de ser especialmente calificado así, no se trata allí más cuando se ubica un poco demasiado en el lugar de amo, o de ideal, o
que de un efecto irreductible de la situación de transferencia”. En de saber, ahí es donde se estanca la transferencia amorosa, se erotiza
la medida en que la situación de transferencia es el fenómeno del y eventualmente se vuelve transferencia negativa.
amor, se produce este efecto que es irreductible, y a Lacan le pareció La otra cuestión que va a plantear es que la función del analista
un forzamiento llamar a eso contratransferencia, ya que más bien se comporta un duelo, tiene que operar una pérdida.
trata de cómo se preserva el deseo en el acto analítico, cómo opera el ¿Cómo entra el analista en el nudo, cómo responde a ese irre-
analista con eso, con ese efecto irreductible del fenómeno del amor ductible fenómeno del amor que se despliega de modo más o menos
de transferencia. En esa vía se podría plantear que es una contrain- velado en ese lecho de amor que es la célula analítica? Lacan plantea
dicación que el analista, aún sin saberlo, ubique -aunque sea por un que lo hace con un deseo más fuerte que aquellos que podría des-
instante- su propio objeto a, su ágalma en el paciente; el asunto es pertar su paciente en él. Ese deseo opera a contrapelo de la dimen-
que no es algo que se pueda localizar tan claramente. Porque para sión sugestiva y narcisista que conlleva el amor de transferencia,
hacer una contraindicación al respecto, la función del analista de- como todo amor. En efecto, cuando el paciente ama al analista, se
bería no estar en absoluto soportada por un sujeto barrado, lo que está amando a sí mismo en el analista, por eso se trata de un duelo
es imposible, por más analizado que esté el analista. Siempre va a a realizar. Atravesar esa dimensión narcisista implica una pérdida
haber cierta dimensión que va a escapar a su posibilidad de hacer un de goce para el paciente y también para el analista, si lo habitaba
cálculo de lo que pueda pasar con su paciente. Siguiendo el planteo algún goce en esa posición de amado. Este deseo que es más fuerte
de Freud acerca del amor de trasferencia como motor del análisis, va se caracteriza por su separación respecto del ideal. En el Seminario
a decir que en ese lecho de amor que es la célula analítica, se trata XI Lacan va a definir justamente el deseo de analista como el deseo
de aislarse con Otro para enseñarle al analizante la propia falta: eso de abrir la máxima distancia entre el ideal y el objeto (5).
que le falta -dice Lacan- lo va a aprender como amante. Eso que le Quiero introducir ahora un planteo de Lacan en “Subversión del
falta lo va a aprender amando al analista, como amante en el amor sujeto y dialéctica del deseo…”, en el que dice: “El fantasma, en su
de transferencia. La posición del analista respecto de ese amor del estructura definida por nosotros, contiene el (-j), función imagina-
analizante no es buscar su bien sino enseñarle a amar. En eso acerca ria de la castración bajo una forma oculta y reversible de uno de sus
la posición del analista a la posición de Sócrates. términos al otro. Es decir que a la manera de un número complejo,
Otra cuestión importante que plantea sobre el final del semina- imaginariza (si se nos permite este término) alternativamente uno
rio, en el capítulo XXVII, titulado “El analista y su duelo”, es que el de esos términos en relación con el otro” (6). Por lo tanto, la fórmu-
analista tiene que ausentarse de toda dimensión ideal, tiene que evi- la del fantasma en realidad habría que escribirla así:
tar encarnar el ideal para su analizante. En la medida que el analista
se ubica en lugar del ideal, promueve la dimensión más imaginaria S ◊ (-j)
y más sugestiva de la transferencia; en algún sentido podríamos de- a
cir que no está como analista cuando se ubica en esa dimensión S ◊ a
ideal. Por eso les decía otro día que la mejor receta para cuando la -j
transferencia se erotiza es poner en juego la propia falta del lado del
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En efecto, si no fuese por esta presencia de –phi, el fantasma no analítica en las cuales justamente la estática del fantasma se ve per-
cumpliría una función de homeostasis, de transformación del goce turbada, irrumpiendo la angustia en sus distintas variantes topoló-
en placer, de liberar al sujeto de la angustia, de hacerlo entrar en gicas. Vamos a poner el acento en dos fenómenos clínicos que son
un mundo, de sostener cierto equilibrio libidinal. El sujeto no está el acting out y el pasaje al acto. En ambos Lacan destaca la presencia
lisa y llanamente confrontado con el objeto en el fantasma, sino del objeto en su dimensión más real, haciendo referencia a una zona
que está siempre el velo imaginario, la dimensión de la escena. La de la práctica, la zona del acting out, de la trasferencia salvaje, zona
tensión entre sujeto y objeto está mediada por la función de la cas- en la que el analista se encuentra en dificultades para operar, parti-
tración. Por eso cuando aparece el objeto en toda su crudeza Lacan cularmente para intervenir en la vía de la interpretación, lo que lo
habla de vacilación del fantasma; se pierde esa tensión y el sujeto se lleva a considerar en primer plano la maniobra transferencial.
eclipsa, cae, ante esa presencia real del objeto. Lacan se va a referir a distintas situaciones de la práctica plan-
Si bien el analista es convocado a encarnar el ágalma del objeto teadas por diferentes teóricos de la contratransferencia, destacando
del fantasma para el analizante, el deseo del analista apunta a atra- particularmente un caso de Margaret Little. Se trata de una paciente
vesar ese velo fálico con que el amor de transferencia viste al objeto. cleptómana que atraviesa una pérdida fundamental en el curso del
Por eso la estática del fantasma se conmueve con el análisis, de allí análisis: muere la única persona que realmente se había interesado
la frecuencia con que la angustia se hace presente a lo largo de una por ella en su infancia -una persona que la había cuidado y queri-
experiencia de análisis. Si retomamos el planteo de Lacan que ubica do- lo que la lleva a un estado melancólico. Margaret Little señala
en el cross-cap -que es el fantasma- al objeto (encarnado por el ana- que ninguna intervención la conmueve, ni la roza siquiera, y que
lista en la transferencia) en el disco, y al sujeto en el borde moebiano, la paciente empeora de sesión en sesión hasta llegar a una sesión
podemos preguntarnos qué ocurre con esa superficie si en el disco, muy atravesada por el dolor, con signos evidentes de haber estado
que es una superficie orientable -que tiene dos lados- se opera una llorando mucho, refiriendo que cruza la calle sin mirar los autos. La
reversión. Retomaremos este punto a la luz de planteos ulteriores de analista le dice que le da mucha pena verla así, pero que no sabe qué
Lacan, particularmente el Seminario 24, en el que Lacan combina la hacer por ella. Lacan señala que a partir de esta intervención algo se
topología de superficies con la topología nodal, operando reversio- mueve y la paciente sale de ese estado melancólico.
nes en toros que se anudan para dar cuenta de la experiencia analí- Hay dos momentos posteriores que recorta Lacan. En uno de
tica. Por ahora lo que me interesa es hacerles llegar esta idea de que ellos la paciente está hablando por enésima vez de las historias de
hay algo que se revierte ahí. Y dirigirnos al seminario de La angustia plata en las que se enredaba con su madre, hasta que la analista le
para buscar los primeros planteos de Lacan al respecto. dice que no la aguanta más, que la está durmiendo, que la termine.
En otra oportunidad Margaret Little había hecho un cambio en la
decoración del consultorio y atiende a esta mujer al final del día,
IV. La operación de corte después de haber escuchado a todos los pacientes que hacían ob-
servaciones o acotaciones sobre su decorado nuevo. Esta paciente le
Este seminario es interesante respecto de lo que estábamos plan- hace una observación especialmente agresiva, la analista le dice: “Me
teando, ya que allí Lacan se detiene en el fenómeno de la angustia, importa un bledo lo que a usted le parezca”. La paciente prorrumpe
interrogando especialmente aquellas coyunturas de la experiencia entonces en gritos de entusiasmo.
62 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 63
Lacan plantea que las tres son intervenciones de corte. No son V. Pasaje al acto y acting out
interpretaciones en un sentido estricto, sino vacilaciones de la neu-
tralidad analítica, maniobras transferenciales. A cada una de ellas Lacan distingue el pasaje al acto del acting out en el punto preciso de
le sigue un movimiento libidinal (7). Esos movimientos libidinales cómo juega el objeto en cada uno de ellos. El pasaje al acto es definido
operan un corte en una doble vía: corte con cierta dimensión de en relación con el dejar caer, tomando como ejemplo fundamental el
goce (melancólico, agresivo, enredado con la madre, etc.) por un caso de la joven homosexual, que se deja caer en las vías del tranvía,
lado, corte que llega al hueso de la estructura subjetiva por otro. después de ser abandonada por la mujer que cortejaba, cuando el padre
Estas intervenciones permiten delimitar “uno de sus problemas, era le dirige una mirada fulminante. Pero también la cachetada que le da
que ella nunca había podido hacer el menor esbozo de sentimiento Dora al Sr. K es considerada por Lacan un pasaje al acto: en ese instante
de duelo respecto de un padre que admiraba” (8). Algo de este duelo Dora cae de la escena, de esa escena que había estado sosteniendo du-
no realizado empieza con estas intervenciones. rante tanto tiempo con el Sr. K, con la Sra. K y el padre.
¿Qué es el duelo? ¿De qué se trata en el duelo? Y también, ¿de Hay una ruptura con el lugar del sujeto en la escena, donde en
qué se trata en la operación analítica como un duelo? ¿Qué es lo tanto sujeto es fundamentalmente historizado. De pronto el pasaje
que perdemos en el duelo? ¿Qué es lo que tenemos que elaborar? al acto se precipita y bascula fuera de la escena, sale de ese lugar de
Lacan indica en este seminario que perdemos lo que éramos para sujeto, historizado, y cae como objeto. Cualquier acto -ya sea la
el otro, que los seres hablantes somos tan narcisistas que no pode- cachetada de Dora como el arrojarse a las vías de la joven homo-
mos realmente hacer un duelo por el otro, siempre es por nosotros sexual- que implique una salida de una escena, implica cierta desti-
mismos, encontramos allí nuevamente la dimensión narcisista del tución subjetiva, cierta identificación con el objeto. El sujeto va en
amor. Cuando pierdo un ser querido, estoy perdiendo lo que yo la dirección de evadirse de la escena.
era para ese ser que me quería, estoy perdiendo ese lugar de ágalma. Mientras que en el acting out -dice Lacan- se trata de mostrar
¿Qué ocurre cuando el sujeto no se sentía querido por el Otro, no el objeto en una escena. El acting out es esencialmente mostrativo,
sentía que le hacía falta al Otro, no se sentía deseado -que es la ex- pero lo que se muestra allí es justamente ese resto, lo que cae en el
periencia que había tenido esta mujer con sus padres? Respecto del asunto. A diferencia del pasaje al acto, aquí no es que el sujeto cae
padre, nunca sintió haberle hecho falta. Con respecto a la madre como objeto de la escena, sino que arma la escena y muestra en ella
dice Lacan: “había hecho de ella una prolongación de sí misma, un ese resto, como ocurre con los robos de esta paciente cleptómana,
mueble, un instrumento de chantaje y amenazas, pero nunca algo a través de los cuales muestra el objeto ése que no fue tomado en
que tuviese relación con su deseo” (9). consideración por nadie, obligando al Otro a mirarlo. También se
Estas intervenciones de la analista recortan este problema, po- ve en los casos de obesidad infantil por ejemplo -Lacan hace alguna
niéndose en evidencia que los robos cumplían la función de designar referencia al respecto en el Seminario 4-, en los que suele ocurrir que
que su deseo podía ser tomado en consideración. Lacan propone allí el niño que no es registrado por el Otro, encuentra como manera
el texto del robo cleptómano, que me parece que se puede extender de mostrar ese objeto que no ha sido tenido en consideración por el
a otros casos también: “Muestro un objeto que sustraje por la fuerza Otro, el imponer su presencia con ese cuerpo inflado. Lo que pone
o por la astucia, porque en otro lugar hay un objeto, el mío, el a, que en juego el sujeto en el acting out es el objeto como libra de carne,
merecería ser considerado, que se lo deje aislarse un instante” (10). como algo que cae de su goce.
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También señala Lacan que el acting out es transferencia salvaje, En ese punto hay una pasión por la verdad en Freud que tiene que
transferencia sin analista, es decir que ese Otro al cual se dirige el ver con cierto punto ciego respecto de lo femenino.
sujeto en el acting out viene a encarnar un Otro que, por alguna
razón, no está siendo encarnado por el analista si el sujeto está en
análisis. Allí Lacan se refiere a que el análisis tiene un costado de VI. Deseo del analista y angustia
seguro contra enfermedad o contra accidentes. Pero dice “a la vez,
cuando el accidente ocurre, muy regularmente es puesto a cuenta En el capítulo XI del Seminario de La angustia, que se llama
del análisis por el paciente y su entorno” (11). Y Lacan dice que “Puntuaciones sobre el deseo”, Lacan sitúa a la angustia como la
tienen razón, si es un accidente en un análisis es un acting out, se dimensión temporal del análisis, en la medida en que el deseo del
dirige al Otro, si se está en el análisis se dirige al analista. Al analista analista encarna el deseo del Otro. Una vertiente fundamental de la
que está mal ubicado por alguna razón. En ese punto se detiene en angustia, tal como la conceptualiza Lacan en este seminario, es su
los sueños de la joven homosexual, que se pueden considerar como manifestación como efecto de división subjetiva, allí donde no sé
acting out porque ella, que sueña que se casa y tiene hijos y demás, qué objeto soy para el deseo del Otro. El deseo del analista, en tanto
a la vez le hace saber a Freud que no tiene la menor intención de deseo del Otro, me interroga en la raíz misma de mi deseo, desde el
volverse heterosexual. En ese sentido estos sueños tienen valor de lugar de a causa del deseo y no como objeto del fantasma. Es pre-
actings, porque están dirigidos a provocar al analista, le están mos- ciso establecer esta distinción, que dará cuenta del franqueamiento
trando algo. de la estática del fantasma que propone la operación del deseo del
De allí la respuesta de Freud del lado del pasaje al acto, deján- analista:
dola caer al igual que el padre, no soportando esa verdad mentirosa.
a ◊ S
Lacan interroga ese punto de la mentira: ¿cómo hay que tomar la
=
mentira, el engaño por parte del paciente? Lacan indica la dirección
(S ◊ a)
del síntoma, señalando que el problema de toda mentira sintomá-
tica es lo que el sujeto quiere decir al mentir. ¿Qué es lo que está
diciendo a través de la mentira? Está diciendo algo que no puede Se trata entonces de una inversión de la fórmula del fantasma
decir de otra manera, es la misma estructura del sujeto cleptómano, tal como se presenta en el discurso del amo, que es también la di-
que está diciendo algo de su objeto a través de ese acto por el cual mensión del inconsciente transferencial. El discurso analítico opera
sustrae un objeto del campo del Otro. En toda mentira sintomática a contrapelo, como reversión del discurso del amo, dejando abierta
se trata de lo que el sujeto quiere decir al mentir. Lacan señala como una hiancia cuando el a se sitúa delante del sujeto, desgarrando el
síntoma de Freud el dejar caer a la joven frente a esto que se traba en velo que se cierra en el lugar del objeto del fantasma, atrás del sujeto.
la maquinaria en lugar de preguntarse qué es lo que la está trabando. En esa hiancia se despliega la angustia, localizando la función de la
Si la maquinaria se trabó es porque ahí cayó algún objeto, que justa- castración. Dice Lacan: “Esta dimensión temporal de la angustia es
mente se trata de aislar. Pero en ese punto Freud pasa al acto porque la del análisis. Es porque el deseo del analista suscita en mí la dimen-
no soporta la estructura de ficción que tiene la verdad, lo que tiene sión de la espera, que soy tomado en la eficacia del análisis” (12). En
como correlato la pretensión freudiana de que la mujer le diga todo. efecto, Freud destaca la dimensión fundamental de la expectativa,
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de la anticipación, del apronte, en la estructura de la angustia. La una superación de la angustia en el análisis. De modo que lo que
angustia es puro tiempo, se abre al futuro, y por eso es fundamental permite una superación de la angustia en el análisis es el deseo del
en ella la dimensión de la espera. Es en esa espera que se abre lo analista.
que falta, desgarrándose el velo del fantasma, de allí que la angustia Y el deseo del analista ¿qué implica? Implica que quien detenta
misma conlleve la dimensión del corte. el lugar del analista no se relacione con el objeto del fantasma como
objeto de goce sino como causa del deseo, soportando ese espacio,
Intervención: ¿Dijiste que el deseo del analista encarna el deseo esa hiancia, esa dimensión de la falta que está en juego. Es decir
del Otro? que el analista mismo haya podido hacer en su propio análisis esta
reversión del fantasma.
Nieves: Claro, Lacan señala que el deseo del analista encarna el
deseo del Otro en tanto tal, por eso en este seminario desarrolla la
angustia como una respuesta a la dimensión enigmática del deseo VII. Momentos de la práctica
del Otro, que es lo que queda velado por la estructura del fantasma,
por lo que se presenta como objeto del fantasma. Más adelante, en Voy a comentar algunos momentos de la práctica para trabajar
el capítulo XXIV, que es la última clase del seminario, titulada “Del algunas de las cuestiones de las que estuvimos hablando.
a a los nombres del padre”, él dice: “La única vía en la que el deseo Comenzaremos por el caso de una adolescente que viene por
puede entregarnos aquello en lo que deberíamos reconocer el objeto sugerencia de su madre, en una posición de querer contentarla. Se
a, en tanto que en última instancia es nuestra existencia más radical, encuentra en un estado francamente anoréxico, peligrosamente del-
sólo se abre al situar al a como tal en el campo del Otro. No es otra gada, pero cuando viene me dice que está muy bien, que está muy
cosa que la posibilidad de la transferencia” (13). contenta, que nunca se sintió tan bien, pudiendo hacer tantas cosas,
La importancia de la transferencia consiste en que posibilita co- que ella está bárbara, y que quien está preocupada es la madre, y
locar el a como tal en el campo del Otro, lo que es la clave de toda que ella no quiere enfrentarse con la madre, que quizás la madre
la operación analítica, de allí que más adelante, en Televisión, Lacan tiene razón.
la definiese justamente como un nuevo amor (14). Y un poco más En las primeras entrevistas empieza a desarrollar todo el rechazo
adelante dice: “Lo que hace de un psicoanálisis una aventura única que le produce la angustia de la madre, cómo la invade mirándola
es la búsqueda del ágalma en el campo del Otro” (15). Entonces se cuando come, etc. La escucho en silencio hasta que en una entrevis-
pregunta: “¿Qué conviene que sea el deseo del analista para que el ta me cuenta que hace un año murió su padre -como al pasar, para
trabajo sea posible, más allá de los límites de la angustia?” (16). Ya hacer referencia a que su casa ahora es muy distinta, que está todo
que si bien se pone en juego la dimensión temporal de la angustia, muy deshabitado, que la casa se siente muy vacía, que era el padre
la finalidad del análisis no es angustiar al sujeto, sino más bien abrir quien llenaba con su presencia vital esa casa en la que quedaron sólo
esa dimensión para ir más allá -se trata de atravesar ese campo. En- mujeres: ella, su hermana y su madre.
tonces dice que el analista tiene que ser aquél que haya podido hacer Recuerda entonces que la casa estaba siempre llena de comida,
entrar su deseo en aquel objeto a irreductible, que eso es lo que de todo tipo de comida, ya que al padre le gustaba mucho comer,
ofrece una garantía real al concepto de la angustia, lo que posibilita para él era toda una fiesta ir al supermercado y comprar cosas que
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le gustaban; me aclara entonces que el padre era medio gordito, que En un momento determinado este joven se va unos meses por
tenía unos rollos. Termina diciendo que desde que el padre murió trabajo de viaje a otro lado. Entonces ella empieza a extrañarlo, y
la comida ya no tiene lugar en su casa. En la entrevista siguiente me es frente a su ausencia que comienza a darse cuenta de que lo que
cuenta que estaba muy malhumorada porque se había mirado en a ella le pasa con él va más allá del goce sexual, y que en verdad
el espejo y se había visto unos rollos. Le digo entonces que quien hay algo del orden del amor. Con mucha dificultad, muy de a poco
tenía rollos era su padre. Esa simple intervención, que tocó algo de va dándose cuenta de esto. Cuando ya le queda muy claro, decide
la identificación narcisista, melancólica, al padre muerto, abrió el hablar con él y plantearle lo que le pasa, estando ella convencida de
camino del análisis, para su sorpresa. que eso significaba el fin de la amistad, y que él no iba a querer saber
Podría decirse que con esa intervención el sujeto sale del acting nunca más nada con ella, ya que hablarle de su enamoramiento sig-
en el que consistía su anorexia, una escena en la que ella estaba nificaba la ruptura de un pacto implícito. Pero para su sorpresa él le
mostrando algo que no sabía qué era. Es a partir de la lectura de que responde que a él también le pasaba lo mismo, agradeciéndole que
ella está identificada con ese objeto perdido que es el padre, que el ella se haya animado a plantearlo. Quedan entonces en vivir juntos
gordo era el padre, y que el verse gorda era una manera de no per- a la vuelta de su viaje. En ese tiempo de espera, en la modalidad
derlo, sale de esa autoafirmación narcisista en la que había llegado. imperiosa propia del acting, es tomada por una pasión totalmente
A partir de ese momento comienza a manifestarse la dimensión de avasalladora por una mujer, quedando totalmente fascinada y cap-
la falta de distintas maneras, incluso empieza a sentir cansancio en turada por ella, no pudiendo dejar de ir a su encuentro, lo que la
el cuerpo, cosa que no sentía, extrañamente para el estado en el que lleva a un estado de angustia masiva. Ella me pregunta entonces si
se encontraba hasta ese momento. Me pide de venir dos veces por no se habrá equivocado, si no será que en verdad ella es homosexual.
semana, tomando entonces ella una posición deseante en relación Le respondí si no se trataba más bien del temor a ocupar un
con el espacio analítico y comenzando un análisis al poco tiempo. lugar de mujer al lado de un hombre. Surge entonces un recuerdo
Otro ejemplo es el de una joven que consulta cuando su madre, infantil: cuando era chica vivía en un pueblito del interior. Para
con quien la une una relación que ella define como de devoción, se volver del colegio a la casa tenía que atravesar un descampado, cosa
está muriendo. Me llama la atención desde el principio su posición que hacía con una compañera del colegio, ya que vivían las dos en
provocadoramente varonil. Corta la primera entrevista, a la que ha- el mismo barrio. Ese día se había desatado una tormenta fuerte en
bía llegado vestida con ropa deportiva, diciéndome que debía irse a medio de la travesía por ese campo, por lo que ambas corrieron a
jugar al fútbol, ya que la esperaba un equipo de diez hombres, en el refugiarse en una garita de seguridad en la que encontraron a un
que ella era la única mujer que jugada. Agrega con satisfacción que tipo que estaba armado. El tipo comenzó a toquetear a la amiga
ella juega mejor que algunos tipos, por eso sigue estando en el equi- delante de ella. Las dos tenían miedo, ninguna dijo nada, y todo el
po, y además no tiene inconveniente en compartir con ellos el asado tiempo que duró la tormenta ella se quedó mirando lo que el tipo
posterior en el que todos -ella incluida- hablan de sus proezas sexua- le hacía a la amiga.
les. Se dedica a experimentar con diferentes hombres, participando Asocia entonces con las escenas sexuales en las cuales ella se que-
también de sesiones de sexo grupal, sin ningún tipo de pudor. Una daba mirando cuando este hombre que le gustaba tanto -y a quien
y otra vez volverá en su relato la figura de un compañero de correrías recientemente le había declarado su amor- tenía sexo con otra mu-
sexuales con el cual hacen de todo, particularmente el sexo grupal. jer, precisando además que ella trataba de imaginarse lo que sentía
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él en ese momento. A partir de esta sesión cae totalmente su pasión 10) Ibid.
por esa otra mujer, comenzando a desplegarse una cuestión muy 11) Ibid.
fundamental -que va abrir el camino del análisis para ella- que es 12) Ibid. Cap. XII.
la cuestión del amor por su padre, al que adoraba, pero quien sólo 13) Ibid. Cap. XIV.
tenía ojos para su hermano varón, destinándola a acompañar a su 14) Lacan, J. “Televisión”, en Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión.
madre. El padre y el hermano se iban juntos a pescar, a cazar, a ha- Anagrama. Barcelona, 1977. Págs. 114-115.
cer deportes, mientras ella tenía que quedarse teniéndole la vela a la 15) Ibid 7. Cap. XXIV.
madre; por eso no es casual que ella consulte justamente cuando le 16) Ibid.
está teniendo la vela a la madre que se está muriendo. Ella había de-
dicado toda su infancia a mostrarle al padre que ella podía más que
el hermano, que a pesar de ser mujer era mejor hijo, y la escena del
fútbol con la que había llegado al análisis se devela entonces como
respondiendo a esa estructura fundamental de su posición.
Clase del 26 de mayo de 2010
Bibliografía
1) Lacan, J. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible
de la psicosis”, en Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Pág.
535.
2) Lacan, J. Le Séminaire. Livre VIII. Le transfert. Seuil. París, 1991.
Pág. 156.
3) Ibid. Pág. 17
4) Ibid. Caps. III, XI y XIII.
5) Lacan, J. El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1986. Cap. XX, ptos. 2 y 3.
6) Lacan, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el incons-
ciente freudiano”, Ibid 1. P. 805.
7) Lacan, J. El seminario. Libro 10. La angustia. Paidós. Buenos Aires,
2006. Cap. XI.
8) Ibid. Cap.X
9) Ibid.
72 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 73
4. Lo que se teje y lo que se desteje en el análisis
I. Interpretación y construcción
Abordaremos hoy estas dos operaciones fundamentales en la
trama del análisis: lo que se teje y lo que se desteje. Haremos un
recorrido por algunos textos para situar estas dos dimensiones de
la práctica, aproximándonos lo más posible al despliegue de una
topología que dé cuenta de las intervenciones analíticas, de lo que
ocurre en el nudo del análisis. Hoy nos vamos a centrar justamente
en las intervenciones analíticas, y me parece que desde la perspecti-
va topológica una buena manera de hablar de lo que ocurre en un
análisis es que mientras hay algo que se teje, hay algo que se desteje
-o al revés, mientras algo se desteje en un lugar, algo se teje en otro
lado.
Comenzaremos por el texto freudiano de Construcciones en el
análisis, donde Freud plantea que el trabajo analítico consta de dos
piezas por entero diferentes, que van a ser la interpretación y la
construcción (1). Son dos tipos de intervenciones muy distintas, y
en algún sentido podríamos pensar hasta que se oponen. Vamos a
plantear que la oposición entre lo que se teje y lo que se desteje en
el análisis es una oposición dialéctica, no es una oposición rígida,
de modo que ambos forman parte de una operación que es la ope-
ración analítica.
Cuando el sujeto consulta en un momento de desencadenamien-
to, ya sea de una psicosis ya sea de una neurosis -en un momento
de desarmado de la estructura-, en esos casos lo que prevalece desde
74 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 75
el inicio, de un modo casi unilateral, es la construcción, tanto para construcción como la intervención del analista mediante la cual esas
un caso como para el otro. Del lado de la neurosis, cuando alguien lagunas en el recuerdo, esos agujeros en la rememoración, van a ser
llega en un momento de vacilación fantasmática, cuando general- traducidos por el analista en una construcción. Y va a plantear de al-
mente se hace presente la angustia de un modo masivo, el analista guna forma una relación dialéctica entre construcción e interpreta-
interviene más bien aportando algún tipo de construcción para que ción, diciendo: “todo analista sabe que en un tratamiento analítico
algo empiece a tejerse, a rearmarse en otro lugar distinto de donde ambas modalidades de trabajo corren lado a lado, adelante siempre
estaba armado antes. De algún modo lo mismo ocurre cuando el la una y la otra reuniéndosele” (2). O va adelante la interpretación
sujeto llega en el momento del desencadenamiento de la psicosis. y viene la construcción a reunirse con ella o al revés, lo que también
También la operación apunta a construir algo alrededor del agujero da la idea de un movimiento dialéctico. Son dos piezas por entero
que se hizo presente en la estructura. diferentes: por un lado está la interpretación, por otro lado está la
Pero es más habitual que la consulta se produzca a raíz del sufri- construcción, pero se van reuniendo, siempre va una adelante y la
miento que conlleva lo que se ha construido como posición subjeti- otra atrás, pero terminan anudándose.
va. En esos casos -ya sea del lado de la neurosis, ya sea del lado de la La interpretación se refiere a lo que uno emprende con un ele-
psicosis- el sujeto viene con una construcción hecha, y en el análisis mento singular del material, una ocurrencia, una operación fallida,
se trata de destejer algo de ese tejido que el sujeto hizo por su cuen- etc. En la construcción, en cambio, al analizante se le presenta una
ta, para que aprenda a tejerlo en otro lado. Estrictamente, la función pieza de su prehistoria olvidada. Podemos ubicar entonces la inter-
del análisis es del orden de la separación, la división, la fragmenta- pretación del lado de lo que se desteje en el análisis. Desde la pers-
ción. Pero eso no es todo lo que ocurre en el análisis, ya que a la vez pectiva de Freud la situamos en relación con ese elemento que se
que hay algo que se desarma, hay algo que se está construyendo en recorta: la ocurrencia, el lapsus, el sueño, etc. Interrogaremos luego
otro lugar. Y podría decirse que lo que se está construyendo en otro con Lacan cómo opera ese recorte. Mientras que la construcción
lugar está sostenido fundamentalmente en la transferencia. Que el más bien tiene que ver con un trabajo de tejido que hace el analista,
analista se autoriza a desarmar, a deconstruir, a destejer, porque él ahí donde se hace presente un agujero en el recuerdo.
mismo con su presencia, está sosteniendo un lazo en otro lado, en-
tonces la estructura no queda totalmente desarmada -está ese doble
movimiento. II. Transformaciones y permutaciones
Volviendo al texto de Freud, allí plantea que el trabajo analítico
consta de dos piezas por entero diferentes, relacionando el trabajo de Pasaremos ahora a algunos textos de Lacan. Me interesa comen-
construcción con el trabajo del arqueólogo. En Freud la construc- zar por el Seminario 4, en el que Lacan dilucida la lógica de la cura
ción queda directamente ligada con el recuerdo, con la rememora- de Juanito. El trabajo fundamental del Seminario 4 se centra alrede-
ción. Aquello que el sujeto no puede recordar es lo que el analista va dor de esa cura, y es muy interesante cómo Lacan va siguiendo con
a reconstruir más que construir, a la manera del arqueólogo, a partir mucha minuciosidad el relato clínico que hace el padre de Juanito, y
de los restos conservados. Freud plantea que la diferencia entre el va estableciendo la estructura del trabajo lógico que se lleva adelante
analista y el arqueólogo es que el empeño del analista se dirige a algo allí como un sistema compuesto por elementos que pueden sufrir
que todavía está vivo. Entonces va a plantear la construcción o la re- distinto tipo de transformaciones o permutaciones.
76 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 77
Lacan destaca la dimensión espacial de la fobia, deteniéndose blema de no poder terminar de tejer la neurosis. Los circuitos fóbi-
en los mapas de Viena, con los distintos lugares por los cuales pasa cos manifiestan por un lado ese impasse, por lo que el sujeto tiene
Juanito, por dónde no quiere pasar y demás; Lacan se refiere así a que limitar sus movimientos y recortar el espacio alrededor de ese
los circuitos de la fobia, que diseña, delimita un espacio. Porque el agujero, ese abismo que localiza el caballo. Los circuitos mantie-
problema clínico de la fobia es que no termina de constituirse el nen una distancia de ese punto suelto en el tejido, que en cualquier
lazo moebiano entre el adentro y el afuera; por eso la angustia como momento podría generalizarse. A la vez que recortan y localizan el
manifestación del interior del cuerpo en el espacio circundante. Ese agujero esos circuitos arman un tejido alrededor, que son los pa-
recorte del espacio es lo que Freud llama los parapetos fóbicos, que rapetos fóbicos. Lacan distinguirá en la cura de Juanito dos tipos
emplaza en el espacio exterior lo que no pudo terminar de cons- de operaciones: permutaciones y transformaciones. Las permuta-
tituirse como extimidad o anudamiento moebiano entre interior y ciones son movimientos por los cuales los elementos que forman
exterior. De modo que el espacio exterior es una prolongación del parte de la estructura van cambiando de lugar: primero el caballo
nudo del sujeto, y todas aquellas cuestiones que cuando se termina solo, después el caballo enganchado, etc. Hay distintos elementos
de constituir la neurosis (histérica u obsesiva) ocurren en otro es- que van permutando y a través de esos movimientos lógicos que se
pacio, otra escena, en el caso de la fobia ocurren en el espacio real. van realizando en la estructura, se producen transformaciones. De
Por eso la fobia es la detención en un momento de la constitución modo que podríamos ubicar las permutaciones del lado de lo que se
del sujeto, una placa giratoria que puede virar hacia la neurosis o la desteje, en el sentido de que había un tejido en el cual los elementos
perversión -ya que no es una estructura en sí misma, es más bien un estaban ubicados de un modo rígido en la estructura, y a través de
impasse en la estructuración subjetiva. estas permutaciones -de estos cambios de lugar de los elementos-
Lo que demuestra Lacan en el Seminario 4 es cómo gracias a se producen transformaciones que van a permitir armar un nuevo
una serie de transformaciones y permutaciones en la estructura, el tejido, en este caso una estructura histérica, operándose la caída del
niño consigue construir una neurosis histérica y salir de la fobia. La síntoma fóbico, de modo que el sujeto ya no necesita más de esos
tesis de Lacan es que como el padre de Juanito no acepta encarnar circuitos para poder sostener una trama subjetiva.
el lugar de agente de la castración, la metáfora paterna no termina
de operar, aunque el Nombre del Padre está en la estructura. Es un
elemento que está en la estructura pero no está operando, queda III. La dialéctica de la interpretación
fuera de juego. Y es a través de la transferencia del padre de Juanito
con Freud, mediante la cual éste se instala como Sujeto Supuesto Quisiera detenerme un momento en el capítulo II de “La di-
al Saber -como padre simbólico- comienza a operar una versión del rección de la cura y los principios de su poder”, titulado “¿Cuál es
padre que empieza a tener efectos y a producir las transformaciones el lugar de la interpretación?”, para situar un par de cuestiones. El
que no se habían terminado de producir debido a esta posición del contexto es una crítica a los posfreudianos, en la medida en que se
padre de Juanito, siempre tan amable, tan amigo del niño y tan im- quedan del lado de los enunciados, de los dichos, de lo que el ana-
posibilitado de imponerse por sobre el deseo de la madre (3). lista efectivamente hace o deja de hacer, de la modalidad que asume
Podemos situar los circuitos fóbicos de Juanito entre lo que se la intervención del analista, distinguiendo entonces señalamien-
teje y se desteje, ya que la fobia es un intento de solución al pro- to, confrontación, e interpretación. Lacan se aparta de ese planteo,
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apuntando a la dimensión más ética de la posición del analista: no entre lo que se desteje y lo que se teje. Podemos ubicar la dimensión
se trata de si es una confrontación o un señalamiento, sino de los más enigmática de la interpretación del lado de lo que desteje, de
efectos que tiene en el sujeto -es decir, si tiene o no efecto de inter- lo que desarma, de lo que hace caer el sentido, de lo que hace caer
pretación. Va a definir entonces a la interpretación por el efecto que las identificaciones, de lo que hace caer lo ya sabido, mientras que
produce en el sujeto; no importa qué es lo que dice el analista, si podemos ubicar la dimensión del desciframiento más del lado de
hace una pregunta, si hace una afirmación, si cita lo que dice el pa- lo que se teje, de lo que hace surgir algo nuevo. La interpretación
ciente, no pasa por ahí la cuestión. Nada que se pueda decir a nivel a la vez que desteje el sentido conocido, el sentido con el que llega
del enunciado dará cuenta de lo que es la interpretación, pero sola- el sujeto, produce algo nuevo, un nuevo punto -si pensamos en un
mente se puede decir que una interpretación lo es retroactivamente, tejido- que empieza a tejerse en otro lugar.
si opera lo que Lacan va a llamar acá una trasmutación en el sujeto.
La interpretación tiene que producir algo nuevo, introduciendo en
la sincronía de los significantes algo que bruscamente haga posible IV. Inconsciente y transferencia
su traducción. Esa novedad va a impactar como trasmutación del
sujeto (4). Daremos ahora una vuelta por el Seminario 11. En él podemos
Por otro lado Lacan señala que los posfreudianos, al obsesivizarse situar un contrapunto entre todo lo que Lacan despliega del lado de
con estas distinciones se olvidaron de la dimensión, del alcance de lo que es el inconsciente como falla, como tropiezo, como hiancia,
mántica que tiene la interpretación en Freud (5). La mántica tiene como causa -aquí Lacan le da un estatuto evanescente al inconscien-
que ver con las prácticas de adivinación, remite al oráculo. En la te, en tanto es algo que se abre para volver a cerrarse, que se mani-
tradición griega, quien se dirigía al oráculo lo hacía con una pregun- fiesta y existe sólo en ese instante de la formación del inconsciente
ta absolutamente singular, personal, muchas veces ligada al propio -lapsus, acto fallido, sueño. Su estatuto es pulsátil, hace agujero,
futuro. Podemos aproximar la posición subjetiva de quien se acerca- está del lado de lo que se desteje, y su correlato en la práctica es la
ba al oráculo en la antigüedad griega con la posición del analizante, interpretación.
que se dirige a Otro que encarna el Sujeto Supuesto al Saber con Por otra parte, siguiendo a Freud, Lacan planteará que cuando
una pregunta que lo concierne en su ser más íntimo, en su subjeti- se cierra el inconsciente es cuando se hace presente la transferencia,
vidad. La respuesta del oráculo es una respuesta enigmática, se trata estableciéndose un contrapunto entre inconsciente y transferencia.
de una respuesta que todavía hay que interpretar, y su emblema Lacan va a utilizar el esquema de la nasa, que es un dispositivo que
es Tiresias, figura a la que recurre Lacan en varias oportunidades se usa para pescar. Se trata de una red de pesca pasiva, que consiste
para hablar del analista. En este texto el analista, como Tiresias, va en una forma de cilindro, más precisamente un embudo invertido,
a interpretar y la interpretación implica a la vez esta dimensión más de forma que cuando el pez o marisco entra en la red, ve dirigido
enigmática de la respuesta que da el oráculo, e implica también el su recorrido, cayendo en un depósito del que es imposible salir.
trabajo de desciframiento que conlleva. Cuando se cierra con la presa adentro, en ese lugar Lacan ubica la
La otra cuestión que va a situar Lacan en “La dirección de la presencia del objeto a en la transferencia, que a su vez es el lugar del
cura…” es la dimensión dialéctica de la interpretación. Parte de los analista.
decires del sujeto para regresar a ellos, va y vuelve, quedando situada Por un lado inconsciente e interpretación, por el otro transfe-
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rencia y presencia del analista. La interpretación tiene esa misma ción analítica no alcanza con la interpretación. Y agrega que además
estructura del inconsciente, de abrirse para volver a cerrarse, podría- es necesario que tenga tetas (7). Allí hace referencia a una obra de
mos decir que toca y se va. Mientras que la presencia del analista teatro de Guillaume Apollinaire -un escritor francés surrealista- Les
está ahí todo el tiempo sosteniendo la operación analítica. En este Mamelles de Tirésias (Las tetas de Tiresias (8)), cuya protagonista es
seminario va a plantear que la interpretación apunta al sin sentido, una mujer que se llama Thérèse, jugando con la proximidad fonemá-
a un agujero en el tejido del sentido. El correlato de esta dimensión tica con Tiresias. Ustedes saben que Tiresias fue mujer durante siete
del sin sentido es que va a hacer surgir un significante irreductible años como castigo de los dioses por haber separado a dos serpientes
para el sujeto. Un significante que deja de deslizar, un significante que había encontrado copulando en su camino. En esta obra de
último, que es la fórmula del discurso analítico: Apollinaire Teresa se transforma en hombre, y hay una escena don-
de pierde las tetas que se vuelan como globos.
Discurso del analista Esta referencia a las tetas se continúa sobre el final del semina-
rio con el apólogo del restaurant chino, cuando señala que cuando
a S alguien quiere comer en la dimensión de lo exótico, va a un restau-
S2 S1 rant chino, mira el menú y no entiende nada. Entonces llama a la
camarera y le pide que le interprete lo que está escrito en chino. Ella
El discurso analítico produce significantes sueltos, que no vuel- traduce por ejemplo: pastel primavera. Ubicamos en esa traducción
ven a encadenarse. Por eso la interpretación es un punto de deten- la dimensión de la interpretación. Ya en “La dirección de la cura…”
ción de la asociación libre, destejiendo la trama del sentido. Por otro Lacan había definido a la interpretación como una traducción que
lado va a definir a la transferencia como presentificación de la rea- posibilita el surgimiento de un nuevo sentido (9), la mesera al tradu-
lidad sexual del inconsciente -se trata allí de la dimensión más real cir hace surgir un sentido. Pero Lacan observa que quizás no alcanza
del inconsciente. No la dimensión más simbólica del inconsciente con esa traducción que hace la mesera, quizás también el comensal
-que es falla, lapsus, hiancia- sino la dimensión más real, que atañe tenga ganas de pellizcarle las tetas (10). En ese punto entra en juego
a lo real del fantasma, y es lo que se va a poner en acto en la trans- la dimensión del objeto a, ligada con la presencia del analista.
ferencia. Podríamos decir que la realidad sexual del inconsciente es
el fantasma, y la presencia del analista va a venir a ubicarse ahí en el Intervención: No termino de entender por qué la presencia del
lugar de objeto del fantasma del analizante (6). analista queda del lado de lo que se teje, cuando es un momento de
Entre lo que se teje en la transferencia y lo que se desteje en la detención de la asociación libre. Si uno piensa en la asociación libre
interpretación encontramos una relación dialéctica. En esa opera- como un tejido sería más bien como lo contrario.
ción el analista responde manteniendo la máxima distancia entre
el ideal y el objeto, no prestándose a ubicarse en ese lugar al que lo Nieves: Por eso señalaba que se trata de una oposición dialéctica.
convoca el analizante, como hace Sócrates con Alcibíades. Se corre Podemos situar a la asociación libre del lado de lo que se desteje, ya
de ese lugar al que es convocado para encarnar de modo decidido que lo que se le dice al analizante es “diga lo que se le ocurra”, con la
ese objeto que no es especularizable. En este punto Lacan señala que finalidad de que en esa deriva algo se desteja, algo se escape. El su-
no alcanza con que el analista sea Tiresias, es decir que en la opera- jeto habla y de pronto, un lapsus, un significante que tiene un peso
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especial, y ahí es donde interviene el analista con la interpretación, dialéctica entre lo que se teje y lo que se desteje. Es esta operación
apuntando al sin sentido, a aislar un significante y quitarlo del cam- la que le posibilitará al sujeto tener una relación con su goce que no
po de la significación del que viene, quitarle sentido a la neurosis. sea por la vía del ideal, ni de las identificaciones, que caen del lado
La presencia del analista la ubico del lado de lo que se teje por- de lo que se desteje en el análisis, así como el atravesamiento del
que es la constante, el objeto a es lo que está siempre en el mismo fantasma (11).
lugar. También es lo que sostiene un tejido allí donde otro se desteje.
Si tomamos la definición de la transferencia como puesta en acto de
la realidad fantasmática del inconsciente, nos encontramos allí en V. Efecto de sentido y equívoco
la estructura topológica del cross-cap o mitra, que, como dijimos, es
una superficie cerrada por una banda de Moebius, que establece una Siguiendo nuestro hilo les propongo incursionar brevemente en
relación paradojal entre interior y exterior, porque el adentro de la el Seminario 22, en el que Lacan se refiere al efecto de báscula del
mitra está afuera, y el afuera está adentro. De modo que lo más real análisis -efecto que podemos ubicar entre lo que se teje y lo que
de la operación analítica se juega en ese cross-cap. En el Seminario se desteje- cuya operación consiste en que lo simbólico y lo real se
11 Lacan recorta en el cross-cap la figura del ocho interior, que son anuden de otro modo. Dice: “No se trata entre lo simbólico y lo
dos vueltas que pasan de adentro hacia afuera y viceversa. En esas real de cambio de orden o de plano, se trata simplemente de que se
dos vueltas hay un solo punto de confluencia, y allí ubica Lacan a anuden de otro modo, pues anudarse de otro modo, es lo que hace
la transferencia. La transferencia es lo que anuda lo que se teje con a lo esencial del complejo de Edipo y es en eso que opera el análisis”.
lo que se desteje. Y agrega: “La interpretación analítica implica en efecto una báscula
en el alcance del efecto de sentido, ella llega de una manera que va
Ideal mucho más lejos que la palabra. La palabra es un objeto de elabo-
D ración para el analizante pero ¿cuáles son los efectos de lo que me
Repetición Deseo del analista dice el analista?” (12)
Pulsión Se trata de una báscula entre lo que sería la palabra como objeto de
elaboración del analizante y el efecto de sentido que provoca el decir
T
del analista. Va a referirse entonces al decir del analista como un decir
silencioso, que no está del lado de la palabra, de la siguiente manera:
“El efecto de sentido exigible del discurso analítico es preciso que sea
Punto de transferencia
Objeto a
real”. ¿Cómo va a definir esta dimensión real de la interpretación ana-
lítica? La va a definir en relación con la jaculación de las palabras, es
En ese punto preciso, al que llama el punto de la transferencia decir con el hecho de que son proferidas, no con su eventual sentido.
-que es la confluencia entre estas dos dimensiones del análisis que Dice: “Si nos damos el trabajo de aislar la categoría del significante,
venimos distinguiendo- Lacan ubica el deseo del analista. Es preci- la jaculación guarda un sentido aislable, la palabra desliza, se desplaza,
samente el deseo del analista en tanto deseo de obtener la diferencia mientras que la jaculación detiene, aísla un significante. Esto quiere
absoluta entre el ideal y el objeto, el que va a realizar esta operación decir que ahí, en esos puntos, el decir hace nudo” (12).
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Por un lado tenemos el deslizamiento de la palabra, la meto- Otra cuestión interesante del Seminario 22 es que el registro
nimia, el bla bla bla de la asociación libre, y por otro lado el in- imaginario adquiere valor de real. Esta perspectiva amortigua cierta
consciente hace nudo. En ese bla bla bla de pronto hay algo que depreciación previa del efecto de sentido que surge del trabajo analí-
hace nudo. Es por el hecho de que está el inconsciente que en la tico. Aquí Lacan le da un valor de real al efecto de sentido, añadien-
palabra del analizante hay algunas cosas que hacen nudo; hay un do: “Que los analistas sepan que lo que trenzan de imaginario no ex
decir. Podemos ubicar el decir del lado de lo que hace nudo, de lo - siste menos. Esta ex - sistencia es lo que responde a lo real”. Aclara
que teje, en contraposición con la palabra que se desliza y se pierde entonces: “Se ve aquí que el término imaginario no es sinónimo de
en el sin sentido, con el efecto de fuga del sentido que produce la pura imaginación. Si podemos hacer que lo imaginario ex - sista, es
asociación libre. El analizante va teniendo la experiencia de que el que se trata de otro real. Yo digo que el efecto de sentido ex - siste y
sentido de lo que quiere decir se le escapa todo el tiempo. Es un que en esto es real” (12). De modo que en el análisis no se trata de
efecto de castración, es un efecto de destejido, de agujero, de falta. dejar perplejo al analizante, que todo sea puro enigma y puro sin
Pero la asociación libre no es solamente esa experiencia de que algo sentido. Porque eso sería solamente destejer. El efecto de sentido
se escapa; también es lo que hace nudo en su decir, lo que va a ser teje, hace nudo, constituye un decir. Se trata de un imaginario que
aislado en la interpretación. se realiza, que pasa a la ex - sistencia.
En el Seminario 23, en cambio, lo que va a desarrollar Lacan
Intervención: Ese hacer nudo ¿tendría que ver con el surgimien- respecto de la intervención analítica va a girar fundamentalmente
to de un nuevo sentido? alrededor del equívoco. Ubicamos al equívoco del lado de lo que se
desteje, porque desarma el sentido con el que se viene hablando -La-
Nieves: De algún modo sí, ya que cada vez que hay un nudo can lo define como arma contra el síntoma. En la primera clase del
empieza una cadena nueva. Salvo que sea el último nudo de ese seminario dice: “Es únicamente por el equívoco que la interpreta-
tramo de análisis. El tejido en algún momento se termina, salvo que ción opera” (13), volviendo equivalentes interpretación y equívoco.
seamos Penélope. Hay análisis que se vuelven interminables, todo También en El Atolondradicho Lacan hará referencia a la in-
el tiempo se está tejiendo y destejiendo. Lo mejor es que el tejido terpretación como equívoco, distinguiendo tres niveles dentro del
se termine, lo que no siempre ocurre. Que el tejido se termine no equívoco, que son el equívoco homofónico, el equívoco gramati-
quiere decir que sea el último, mientras haya deseo siempre hay tela cal y el equívoco lógico. Me parece importante distinguir estas tres
para cortar. Pero también momentos en los que algo se termina. dimensiones, ya que a veces se reduce el equívoco a la homofonía:
Más adelante abordaremos el planteo de Lacan en el que introduce pareciera que solamente hacemos equívocos cuando jugamos con
la operación del contrapsicoanálisis para interrogar cómo se puede las palabras, cuando jugamos con el significante, y no es así. ¿Cuál
concebir el fin del análisis desde la perspectiva topológica. Hay mu- es el ejemplo que da Lacan en El Atolondradicho del equívoco gra-
chas cuestiones interesantes para trabajar al respecto. La perspectiva matical? El ejemplo que da es lo que los posfreudianos llamaban el
lineal de comienzo-fin no es una perspectiva topológica para pensar adoctrinamiento que hace Freud al Hombre de las Ratas. Se trata
la cura. Pero eso es una cuestión y otra cuestión es que el análisis de toda la explicación que le da Freud al Hombre de las Ratas acer-
en algún momento se termina. Hay algún nudo que es el último de ca de la teoría analítica; a eso Lacan lo llama equívoco gramatical.
ese tejido. “Sólo destaco que tal cosa se la imputan púdicamente los analistas
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a Freud como desliz hacia el adoctrinamiento (cf. La del Hombre ca decir acerca de algo-, en las que se afirma o niega algo, que tienen
de las Ratas)… Así, los analistas que se aferran al parapeto de la el valor de un juicio lógico, tienen valor de acto -quedando el resto
“psicología general”, no son siquiera capaces de leer, en esos casos de las enunciaciones del lado de la retórica, por fuera de la lógica.
deslumbrantes, que Freud hace que los sujetos “repasen su lección”
en su gramática (14)”. En el equívoco gramatical se trata entonces
de hacer pasar por la gramática del sujeto algo nuevo, que en este VI. Suturas y empalmes
caso sería el psicoanálisis mismo en tanto tal.
Para referirse al equívoco lógico va a centrarse en la paradoja, En la clase 4 del Seminario 23 Lacan plantea que en el análisis se
cuando la intervención del analista es paradojal, es decir que no se trata de suturas y empalmes entre los tres registros. Dibuja entonces
deja tomar por el principio de contradicción de la lógica clásica, el nudo borromeo con las tres áreas del sentido, el goce fálico y el
que es lo que los epistemólogos duros tanto le criticaron siempre goce del Otro distinguidas como oposiciones a cada uno de los re-
a Freud. Recordemos el pasaje de Construcciones en análisis en que gistros, ya que cada una de ellas queda por fuera de un registro. Así
le responde a la crítica a la posición del psicoanalista respecto de la el sentido se opone a lo real, el goce fálico se opone a lo imaginario
interpretación, que piensa en términos de cara: gano, seca: pierdes. y el goce del Otro se opone a lo simbólico:
Freud fundamenta que en muchas oportunidades la interpretación
o la construcción no dan en el blanco, pero que el asunto no es ése, I
sino verificar lo que pasa después. Es en ese punto que no valen ni el
no ni el sí que el paciente responda eventualmente. Que el paciente
diga sí, sí, sí, tampoco quiere decir que dimos en el blanco. Quizás
al contrario, quizás quiere decir que justamente le viene bien para sen
tido JA
su resistencia, dice Freud (15). El fundamento estructural es que en
el inconsciente no existe el principio de contradicción, por lo que la
lógica del análisis es necesariamente paradojal. La dimensión dialéc- Jj
tica de la experiencia analítica encuentra su raíz en esta estructura
paradojal del inconsciente. Es algo más complejo que hacer una S R
mera oposición entre sí o no, verdadero o falso.
Por eso también Lacan va a decir en El Atolondradicho que la Se va a detener entonces en el hecho de que no hay Otro del
interpretación no es proposicional sino apofántica. No es proposi- Otro, que no existe una alteridad a lo simbólico, planteando que
cional, es decir que no responde a la lógica proposicional clásica, en es allí que va a tener lugar cierta dimensión de la operación analíti-
la que todas las proposiciones son verdaderas o falsas, según el prin- ca: “Si pensamos que no hay Otro del Otro, al menos no goce del
cipio de contradicción. En este punto Lacan toma como referencia a Otro del Otro, es necesario que hagamos en algún lugar la sutura
Austin, quien en su teoría de los actos del habla (16), planteaba que entre ese simbólico que solo se extiende aquí y este imaginario que
no todas las enunciaciones son verdaderas o falsas, sino solamente está aquí. Es un empalme entre lo imaginario y el saber incons-
las que llama apofánticas -término que proviene del griego y signifi- ciente. Todo esto para obtener un sentido, lo que es el objeto de
88 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 89
la respuesta del analista a lo expuesto por el analizante a todo lo I
largo de su síntoma (17)”. La sutura hace referencia a una super-
ficie a cerrar, a los registros abordados como toros que se pueden
agujerear y cerrar, como hará luego Lacan en el Seminario 24. El
empalme hace referencia a la manipulación del nudo, e implica
cortar esos dos redondeles de lo imaginario y lo simbólico y po-
nerlos en continuidad:
I
S R
En este modificación del nudo por la que el sentido se realiza como
anudamiento efectivo entre registros podemos situar la dimensión más
real del efecto de sentido que comentábamos anteriormente, como un
efecto de la interpretación, que es la operación que realiza el analista. Por
otro lado está la que realiza el analizante: “Cuando hacemos este empal-
me, al mismo tiempo hacemos otro entre lo que es simbólico y lo real. Es
S R decir que, por algún lado, enseñamos al analizante a empalmar, a hacer
empalme entre su sinthome y lo real parásito del goce. Lo que es caracte-
rístico de nuestra operación es volver ese goce posible, es lo mismo que
escribiré j’ouis-sens (17).” A la vez que el analista realiza un empalme entre
imaginario y simbólico enseña a su analizante a empalmar sinthome y real:
I
I
S R
S R
90 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 91
I I
S R S R
Se trata de una operación que está por fuera del campo del sen- ANALISTA
tido, de allí el juego de palabras con j’ouis-sens, a la vez goce y “oigo
sentido”, apuntando a la dimensión del goce más real, invocante, Entonces acá ya podemos poner al psicoanalista como sinthome.
que está en juego por detrás del sentido. Por otra parte, volver el Es porque el analista pasa a ocupar esa función tan fundamental
goce posible es ir a contrapelo de la lógica neurótica, es poder gozar en el anudamiento que el sujeto puede destejer la trama que hacía
del goce que es posible, no del goce de lo Otro que no existe, figu- del goce del síntoma un goce necesario, que no cesa de escribirse, y
rado en el fantasma. pasar al estatuto del goce como posible, que cesa de escribirse.
De modo que la operación analítica opera una transformación
del nudo, para lo cual es fundamental que el analista sepa cuál es el Intervención: La dirección en la que va el análisis ¿es la de la
nudo de partida de cada sujeto: “Encontrar un sentido es saber cuál intersección entre imaginario y real, hacia la inexistencia del goce
es el nudo y empalmarlo bien gracias a un artificio(17)”. En efecto, del Otro?
se trata de realizar un nuevo tejido, diferente del que constituía la
neurosis. El resultado de esta doble operación es una reducción al Nieves: En efecto, lo que se desteje es la creencia en el goce del
nudo de trébol, al calce del nudo, es decir, al objeto a. Otro, es otra manera de plantear el atravesamiento del fantasma,
no exactamente como un instante de pasaje de un lugar a otro, sino
como el destejido de una trama que le da consistencia al goce del
VII. El analista como sinthome Otro. Más que de un atravesamiento se trata de una travesía entre lo
que se va destejiendo y lo que se va tejiendo. Hay un lugar del nudo
Siguiendo con la vía del tejido, encontramos también en este en el que es imposible el empalme, es entre imaginario y real: al no
seminario una referencia al psicoanalista como sinthome, en este lu- existir el goce del Otro, no hay material con el cual tejer algo allí.
gar de anudamiento de los tres registros que por sí mismos estarían
sueltos en la neurosis: Intervención: Me acordé del nudo de la paranoia, donde hay
una cierta solución de continuidad, empalman pero sin cortes…
92 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 93
Nieves: El empalme implica el corte, necesariamente, sino no es 12) Lacan, J. Seminario 22. RSI. Inédito. Clase del 11 de febrero de
empalme. Cuando hacía estos anudamientos también pensé en la 1975.
paranoia, recordaba que al principio de su enseñanza Lacan decía 13) Lacan, J. Le séminaire. Livre XIII. Le sinthome. Seuil. París, 2005.
que el psicoanálisis era una paranoia dirigida (18), tomando el mé- Pág. 17.
todo paranoico crítico de Dalí. En efecto, hay una relación entre el 14) Lacan, J. “El atolondradicho o las vueltas dichas”, en Escansión nº
psicoanálisis y la paranoia, por el lado de este efecto de sentido real. 1. Buenos Aires, 1984. Págs. 64-65.
Pero hay una diferencia fundamental entre este nudo y el de la 15) Ibid 1. Pág. 259.
paranoia, y es que aquí no hay empalme entre imaginario y real, 16) Austin, J. L. “Cómo hacer cosas con palabras”, en Ensayos filosófi-
quedando ese lugar vacío, verificándose la inexsistencia del goce del cos. Madrid. Revista de Occidente, 1975. Págs. 169-192.
Otro, que es justamente lo que hace existir la paranoia. Ese vacío 17) Ibid 13. Págs. 72-73.
tiene que ver también con la caída del Sujeto Supuesto al Saber, que 18) Lacan, J. “La agresividad en psicoanálisis”, en Escritos I. Siglo vein-
posibilita salir del análisis. En ese sentido, es la operación inversa. tiuno. Buenos Aires, 1985. Pág. 102
Clase del 9 de junio de 2010
Bibliografía
1) Freud, S. “Construcciones en análisis”, en Obras Completas. Amo-
rrortu. Buenos Aires, 1985. T. XXIII.
2) Ibid. Pág. 262.
3) Lacan, J. El seminario. Libro 4. La relación de objeto. Paidós. Buenos
Aires, 1994. Pág. 367.
4) Lacan, J. “La dirección de la cura y los principios de su poder”, en
Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Pág. 573.
5) Ibid. Pág. 577.
6) Lacan, J. El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1986. Pág. 152.
7) Ibid. Pág. 278.
8) Apollinaire, G. El encantador putrefacto. Las tetas de Tiresias. Losada.
Buenos Aires, 2009.
9) Ibid 4. Pág. 574.
10) Ibid 6. Pag. 277.
11) Ibid. Pag. 281.
94 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 95
5. La dimensión sexual del nudo del análisis
I. Una vuelta más sobre el corte
Quisiera que le demos una vuelta más a la función del corte tal
como la propone Lacan en su Seminario La Angustia, particular-
mente cuando hace referencia al caso de la paciente de Margaret
Little que se encuentra melancolizada. En ese momento hice re-
ferencia a la posibilidad de considerar el corte como una reversión
operada sobre el toro luego de agujerearlo.
corte
Cuando la analista se muestra francamente castrada, diciendo a
su paciente que realmente está muy preocupada y que no sabe qué
hacer, algo se mueve, por lo que finalmente la paciente sale de ese
estado melancólico. Ella se encontraba identificada con ese objeto
perdido, la única persona que la había amado en su infancia: la
sombra del objeto había caído sobre el yo. En este caso podríamos
decir que, efectivamente, si distinguimos la superficie exterior de la
superficie interior del toro, en ese momento de melancolización el
afuera es el a y el interior es el i, ya que la identificación narcisista
96 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 97
incorpora al objeto amado, que en verdad constituye una imagen Estas intervenciones operan un corte contrario al que situába-
amable de sí: mos recién en el toro, ya que operan cierta caída del velo, produ-
ciendo vía el corte una nueva reversión.
Intervención: ¿Es necesario el corte para que se produzca la re-
versión?
i a
Nieves: Claro, es imposible revertir un toro sin realizar un corte,
para abrir un agujero por donde darlo vuelta. Estas intervenciones
En ese momento entonces ella no puede vestirse con ese velo hacen presente la dimensión del objeto frente a esa inflación narci-
del amor, cuya función es recubrir el objeto a. La intervención de sista por la que la paciente se siente en derecho de criticar la decora-
Margaret Little opera un corte y produce una reversión por la cual ción del consultorio del analista:
lo que estaba adentro (i) va a quedar afuera y lo que estaba afuera
(a) va a quedar adentro: Intervención “Me importa un bledo”
Intervención “Me preocupa”
i
a
a a
i
i i a
i a a i Pero ocurre que en el plano de estas reversiones no estamos todavía
en presencia del sujeto del inconsciente, el analizante. En efecto, Lacan
El interés que muestra la analista puede ser leído como signo de señala que el acting out es transferencia sin analista. Para que ese sujeto
amor por la paciente, y la salida del estado melancólico es el resultado advenga es necesario otro tipo de corte, que se agrega al anterior:
de una reinstalación del velo narcisista, se siente nuevamente amada
por alguien. Ahora bien, es interesante que en el devenir ulterior de la
cura hay dos intervenciones que van en un sentido casi contrario a ésta.
Una de ellas ocurre cuando la paciente está hablando interminablemen-
te de un asunto de dinero con la madre, y Margaret Little le dice: “Me
tiene podrida, me duerme, basta”, y otra cuando ante una observación Otro corte
bastante agresiva de la paciente sobre la nueva decoración de su consul-
torio, ella le dice: “Me importa un bledo lo que a usted le parezca”. El Con estos dos cortes podemos establecer una nueva superficie,
efecto de ambas intervenciones es de entusiasmo, de movimiento (1). que va a dejar de ser orientable, de tener un derecho y un revés, ya
98 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 99
que se transformará en una Botella de Klein, cuya superficie tiene II. Inconsciente simbólico, inconsciente real
una estructura moebiana:
Cuando el sujeto se queda en posición de paciente, la cura trans-
curre entre estos dos primeros tiempos, entre esos dos tipos de corte
que operan reversiones de un lado a otro del toro. A veces por una
cuestión de estructura, a veces por una cuestión de posición subjeti-
va, a veces por una dificultad del lado del analista, hay casos en los
cuales no se produce un analizante. Cuando hay un buen encuen-
tro, en cambio, se produce el sujeto del inconsciente, que asume
la posición de analizante, abriéndose el margen de intervención a
Recién con este corte podemos situar la conjunción i(a). Este otros tipos de cortes y empalmes. Cuando esto ocurre, se desplie-
tipo de corte -que no siempre es realizable en la práctica- posibilita gan dos dimensiones del inconsciente: por un lado, el inconsciente
una salida de la escena del acting out, por la que el sujeto del incons- como saber, objeto de elaboración en el análisis por medio de la re-
ciente se hace presente en su duplicidad y su anudamiento con la versión que el discurso del analista opera sobre el inconsciente como
Otra escena. Aquí no se trata ni de un narcisismo inflado ni de un discurso del amo. La relación entre S1 y S2 se corta a medida que
sujeto melancolizado, sino de un analizante. Y podríamos decir que se producen los significantes fundamentales del análisis, que van a
el análisis consiste en ir pasando de un lado al otro, ya que el sujeto quedar aislados de todo lo que se elabora como saber, desencadena-
del inconsciente es evanescente. Ahora hay una continuidad, una dos, fuera de sentido.
relación dialéctica entre un lado y otro, ya no es necesario hacer una
Discurso del amo
reversión para pasar de uno a otro.
Estas reversiones y nuevos armados producto de los cortes son el S1 S2
equivalente topológico de la dimensión dialéctica de la experiencia S a
analítica en el nivel lógico. El primer corte y la primera reversión
es el equivalente de la primera inversión dialéctica que opera Freud Discurso del analista
con Dora cuando interroga su lugar en aquello de lo que ella se a S
queja, según la perspectiva lacaniana -inspirada en la dialéctica he- S2 S1
geliana- de “Intervención sobre la transferencia” (2). El segundo
corte y la segunda reversión implican una nueva inversión dialéctica A contrapelo de esta elaboración de saber, que ocurre en el nivel
por la cual se niega lo que se afirmaba en la operación anterior. El superior del discurso del amo, el análisis opera en la lógica del fan-
tercer paso -que es la negación de la negación, la aufhebung- no es tasma, en el nivel inferior de dicho discurso. Allí el cuarto de vuelta
la vuelta al primer momento sino otro tipo de corte, que da lugar a que opera el discurso analítico sobre el discurso del amo lleva al
algo nuevo, que topológicamente es la Botella de Klein. analista al lugar de objeto del fantasma, pero como causa que divide
al sujeto, ya que ahora está delante y no detrás de él. En tanto la
transferencia gira alrededor de la presencia del analista, se va ope-
100 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 101
rando cierta reducción al objeto. En el nivel superior del discurso El lado izquierdo está organizado a partir del discurso del amo:
analítico encontramos la dimensión del objeto y en el nivel inferior, esta x para la cual no se cumple la función fálica es un S1 distinto
la dimensión del saber. a todos los demás, que se descuenta y permite cerrar el conjunto
Sin embargo, existe otra dimensión del inconsciente, que en al- del saber, que es la parte superior del discurso del amo. Se trata de
gunas oportunidades Lacan llama inconsciente real. No es el incons- la existencia de un S1, que es el agente de la función del padre -el
ciente como discurso del amo, no es el inconsciente de la articulación Nombre del Padre como un significante excepcional, distinto de
significante, no es el inconsciente que en términos freudianos liga todos los demás, que garantiza, legitimiza y posibilita el armado del
representaciones, sino que es más bien lo que en Freud es el ombligo conjunto en el que los significantes se ordenan como un saber, S2.
del sueño. El inconsciente real está más cerca del Ello, de lo que no En la parte inferior de las fórmulas de la sexuación encontramos la
se puede representar. En efecto, la relación de representación impli- fórmula del fantasma, que a su vez es la parte inferior del discurso
ca la articulación significante, lo que representa un significante para del amo. Ustedes ven que el a queda del lado femenino, pero como
otro. El inconsciente real es el significante que está solo. El discurso resultado de la operación edípica, por eso la flecha se dirige desde
analítico transforma el inconsciente puro saber al separar el S1 del S2. el lado izquierdo hacia el derecho. En efecto, la operación edípica
Esta operación nos lleva a la lógica femenina. Del lado macho de produce un resto, que cae del otro lado, pero vean ustedes que no
las fórmulas de la sexuación encontramos la función de la excepción toca lo femenino. El a vendría a ser entonces la única relación que
paterna, que da lugar al universal. Del lado femenino partimos de la tiene con lo femenino el sujeto edípico.
inexistencia de la excepción, en consecuencia no se cierra el conjunto,
no se produce el universal de las mujeres -por eso no se puede decir S1 ∃x Φx ∃x Φx
La mujer, que queda no-toda en el goce fálico: no todo x phi de x. Del
lado macho están el sujeto y el falo, mientras que del otro lado están S2 x Φx x Φx
el objeto a y el significante de La mujer tachada, que está desdoblada
entre una relación con el falo y una relación con un significante que S (A)
S
falta, que es el tercer término que encontramos en la parte inferior a La
del lado derecho de las fórmulas: el significante de la falta en el Otro.
Φ
∃x Φx ∃x Φx
x Φx x Φx
Del lado derecho podemos ubicar una lógica distinta, que parte
de la inexistencia de la excepción, lo que implica que no hay nin-
S (A)
S guna posibilidad de hablar de saber ahí, ya que el saber implica
a La necesariamente la conexión entre los significantes y conlleva nece-
sariamente el armado de conjuntos. Lacan señala que, al no haber
Φ conjunto de las mujeres, hay que contarlas una por una. Se trata
entonces de otra dimensión del inconsciente, que es real, que son
102 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 103
S1 sueltos, lo que Lacan con un juego de palabras -entre S1 y essaim zable, no se puede analizar la femineidad. En el seminario El saber
(enjambre), que son homofónicos- llama enjambre significante; se del psicoanalista Lacan plantea que si bien lo analizable es lo que per-
trata de significantes sueltos, que no están articulados, que no re- tenece al orden fálico -al orden falo-castración, al orden simbólico-
presentan unos para otros. Por eso, como un sujeto es lo que un sig- y lo femenino no es analizable, en el discurso analítico ese goce que
nificante representa para otro, del lado derecho no hay sujeto, está no está en análisis cumple función de real (4). No se trata entonces
del lado izquierdo, por lo tanto es masculino. Lo femenino en tanto de realizar un trabajo de elaboración de saber que sirva para reforzar
tal no tiene conexión con la subjetividad -lo que no quiere decir el horror a lo femenino, a lo inanalizable, a lo imposible de decir y
que las mujeres no seamos sujetos, ya que también pasamos por la por ende de saber.
lógica fálica, por la lógica edípica. Pero nuestro ser femenino queda Cuando el análisis se despliega en una dimensión de rechazo de
por fuera de la subjetividad, y eso es lo que hace que a veces sea lo inanalizable, yendo la cosa exclusivamente por el lado del saber,
insoportable la feminidad para una mujer. Estar en el lugar de mu- se termina transformando en una defensa obsesiva inexpugnable.
jer implica una destitución subjetiva, perder el lugar de sujeto. Por Distinto es cuando lo que se dice en el análisis gira alrededor del
eso Lacan en “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad deseo del analista -aunque no solamente, ya que tiene que haber un
femenina” decía que “el hombre sirve de relevo para que la mujer consentimiento del lado del deseo del analizante. Cuando el sujeto
se convierta en ese Otro para sí misma, como lo es para él (3)”. La está muy decidido en la posición obsesiva, a veces es muy difícil
lectura que hago de esa frase es que cuando una mujer se encuentra mantener abierto ese centro ciego de lo femenino, de lo que no se
en el amor con un hombre, puede descansar de la función de sujeto puede decir, de la alteridad. El sujeto obsesivo tiende a hacer un
en la pareja, dejarle al hombre que encarne ese lugar de sujeto, y autoanálisis, de distintos modos busca neutralizar la alteridad que
dejarse habitar por esa alteridad de lo femenino. Esto implica cierta encarna el deseo del analista.
dimensión de destitución subjetiva que es difícil de soportar para la En el análisis se trata de esa doble vía -esa topología podríamos
mujer neurótica, particularmente la mujer histérica que embandera decir también- en la que por un lado hay algo que se elabora, hay
la subjetividad. No sólo rechaza ubicarse como objeto del deseo de algo que se puede decir y hay algo que se puede saber, pero por otro
un hombre, sino también la pérdida de la subjetividad. Cuando una lado y correlativamente cada vez queda más situado el agujero, cada
mujer sale un poco de la neurosis puede aceptar que el hombre la vez queda más cernido lo que no se puede decir, lo que no se puede
releve del lugar de sujeto en la pareja, por otra parte ella tendrá sus saber, lo que no hay. Eso que no se puede decir, que no se puede
asuntos como sujeto en la vida. Sin duda esto produce un efecto de saber y que no hay es lo femenino. Phi es el significante que hay, La
alivio en una mujer. tachado es el significante que no hay. No es posible hacer que haya
Del lado izquierdo ubicamos el inconsciente como saber, el in- lo que no hay, pero sí es posible con lo que hay bordear lo que no
consciente simbólico, del lado derecho situamos el inconsciente en- hay. Esa es la dimensión más poética del análisis, bordear lo que no
jambre, inconsciente real. Entonces, ¿qué es lo que se analiza? Lo hay con lo que hay.
analizable, que es el inconsciente como saber, el inconsciente de
las formaciones del inconsciente, que opera en la dimensión de la
representación. Ubicamos entonces lo analizable del lado izquierdo,
de lo que entra en el discurso. Lo femenino en tanto tal es inanali-
104 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 105
Excepción ∃x Φx ∃ x Φ x Inexistencia de a
la excepción Tetas de tiresias
universal
x Φx x Φx No-todo
La
S (A) No hay
S
El analista tiene que ser como Tiresias, que fue hombre y mujer.
a La
Ser Tiresias es poder estar del lado del no-todo, lo que implica ne-
Hay Φ cesariamente una relación con el orden fálico, con el discurso -de lo
contrario el análisis se volvería estragante. De modo que es necesaria
Inconsciente como saber Inconsciente enjambre esta pata que engancha con el discurso, pero a la vez es necesaria esta
Discurso Fuera de discurso otra pata que engancha con la ausencia, con lo que no hay. Por eso
Lo analizable Lo inanalizable Lacan decía que las analistas mujeres son las mejores, cuando no son
las peores. En el Seminario 22 Lacan planteaba que las psicoanalistas
mujeres están más a gusto respecto del inconsciente (6). Pero es en
una intervención titulada Un Otro Falta, que plantea: “Contraria-
III. El analista y el ser-para-el-sexo mente a lo que se dice, «la» mujer, si me atrevo a decirlo ya que ella
no existe, no está privada del goce fálico. No lo está menos que el
En la jornada de clausura sobre las psicosis infantiles Lacan plan- hombre al cual se engancha su instrumento (organon). Por poco
tea que los analistas estamos llamados a portar el ser-para-el-sexo provista que esté ella, (pues reconozcamos que es de poca monta),
(5). De esta manera deslinda y hasta opone el psicoanálisis a la filo- no deja por ello de obtener el efecto de lo que limita la otra orilla
sofía. No se trata aquí del ser-para-la-muerte sino del ser -para-el- de este goce, a saber el inconsciente irreductible. Precisamente por
sexo. La filosofía como ser-para-la-muerte puede quedar toda del eso «las» mujeres que, ellas, sí existen, son las mejores analistas –las
lado izquierdo de las fórmulas, ya que es puro discurso, mientras peores ocasionalmente. A condición de no aturdirse con una na-
que el asunto del psicoanálisis es el ser-para-el-sexo, que es en tanto turaleza antifálica, de la cual no hay la menor huella en el incons-
tal el sexo femenino. Por esa vía hay una conexión entre la posición ciente, ellas pueden escuchar lo que de este inconsciente no tiene
del analista y la femineidad. En ese sentido es interesante la refe- ganas de decirse, pero que tiene que ver con lo que de él se elabora,
rencia del Seminario 11 a las tetas del analista-Tiresias –ya que allí como procurándoles el goce propiamente fálico (7)”. Eso les permi-
Lacan no está hablando de la teta que da leche sino de una teta que te desprenderse más fácilmente de todo lo que puede llegar a pesar,
a un hombre le gustaría pellizcar, con lo cual es una teta femenina, embarazar y obstaculizar en un análisis la dimensión del saber. Del
no es la teta materna. Se trata aquí de una versión del objeto a que saber sabido, que tanto peso tiene en lo fálico, lo viril.
se puede conectar con la femineidad: En ese sentido la analista mujer tiene más disposición a acom-
pañar al sujeto un poco hacia la orilla del inconsciente real. Pero el
riesgo es que pierda la conexión con la otra orilla. Ahí es cuando
son las peores: las analistas mujeres se pueden volver estragantes,
106 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 107
devastadoras, transformarse en un superyó materno, que es peor todo, cada uno tendrá sus límites, y hace muy bien en tenerlos. Me
que el superyó paterno por lo caprichoso. parece que el deseo del analista también tiene que ver con eso, con
poder elegir, hasta dónde, cómo y demás.
Intervención: El otro día se planteaba en una clase que lo feme- Pero ubicarse en ese lugar no es lo mismo que identificarse con
nino ofrece una resistencia a dejarse reducir al objeto, en ese sentido ese lugar. Creo que es en el Seminario 23 donde Lacan dice que hay
sería un obstáculo para la analista mujer, la posición de analista. que pasar por esa basura decidida, para poder soportar encarnar el
objeto del fantasma del analizante: “… fui yo quien comenzó por
Nieves: Entiendo el planteo, pero no acuerdo con él. Por un lado darle su estatuto al discurso analítico partiendo de simular [faire
es pensar al analista desde la neurosis, ya que una mujer se resiste a semblant de] el objeto a minúscula, es decir, de lo que nombro de-
quedar ubicada en el lugar de objeto cuando es histérica. Una mujer bido a que el hombre se pone en el lugar de la basura que es -por
en tanto tal no es el objeto, pero cuando una mujer no es histérica lo menos a los ojos de un psicoanalista, que tiene una buena razón
puede avenirse al lugar de objeto sin creer que su ser pasa por ahí. Y para saberlo porque él mismo se pone en ese lugar. Es preciso pasar
lo mismo vale para el analista, es un problema si realmente se cree por esta basura decidida para, quizá, reencontrar algo que sea del
el lugar en el que su paciente lo pone. No se trata de que la analista orden de lo real (8)”. Hay que pasar por ese lugar de basura, de res-
se crea que es ese objeto, ni que una mujer crea que es ese objeto to, de desecho, es una experiencia que tarde o temprano se hace en
cuando entra en el juego del deseo con un hombre. Pero poder ave- el propio análisis. Quizás lo que se decía en esa clase es que a veces
nirse a eso o no, está en relación inversamente proporcional con su se cree que la mujer tiene una afinidad con el lugar de objeto, cosa
neurosis. que no se piensa naturalmente del hombre, y quizás se aclaraba que
no, que el hecho de que una mujer ocupe el lugar de objeto en el
Intervención: El otro día lo escuché más planteado como del encuentro sexual no implica que se encuentre a gusto en ese lugar.
otro lado, que algo de lo propiamente femenino le haría obstáculo
a esa posición.
IV. Presencia del analista: gramática y goce
Nieves: No me parece de ningún modo que ni lo femenino ni
lo masculino en sí mismos sean obstáculo, lo que hace obstáculo Volviendo a la presencia del analista, se trata allí del objeto a, que
es la neurosis. Siguiendo ese argumento podría decirse que para el en tanto tal se encuentra del lado femenino de las fórmulas. Las te-
hombre su posición sexuada sería un obstáculo mayor aún, ya que tas de Tiresias son ese objeto a que conecta con lo femenino. Dejarse
el lugar de objeto constituiría un atentado contra su virilidad. Sin pellizcar las tetas es una metáfora de que el analista debe entrar en la
embargo, cuántos analistas hombres se pueden avenir muy bien al dimensión del goce en juego en la transferencia, que no se trata de
lugar de objeto. Por otra parte, hay objetos y objetos, no es lo mis- una mera operación lingüística. La semana pasada me invitaron a
mo las tetas que el objeto anal. Ciertamente, hay transferencias y participar de un espacio de conversación con autores en una institu-
transferencias; no es lo mismo soportar una cosa que soportar otra, ción psicoanalítica, para trabajar un texto mío que fue publicado en
y seguramente que todos los analistas tenemos ciertos límites en lo la revista Ancla Nª1, acerca del tratamiento de una paciente psicóti-
que podemos soportar. No creo que ningún analista pueda soportar ca (9). Se trata de una esquizofrénica que presentaba distintos tipos
108 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 109
de alucinaciones verbales, fue un tratamiento muy lindo porque ella decían “cualquier cosa que necesites avísame”, dejaban librado el
tenía recursos interesantes y logró una estabilización bastante sólida asunto a que si necesita sí y sino no, que no le estaban imponiendo
-quizás también una suplencia, eso no lo pude verificar. En el relato nada. Este colega planteaba que hubiera sido mejor esa interven-
clínico distingo los tipos de alucinaciones, comento varias interven- ción.
ciones que tengo. Me llamó la atención cómo toda la conversación Es en este punto que planteo que es un problema enredarse en
acerca del caso era puramente gramatical y lingüística, lo único que la gramática perdiendo de vista la dimensión del goce. ¿Qué quiere
les interesaba era la estructura gramatical de las alucinaciones verba- decir si no hubiera sido mejor otra intervención? Cuando ya la in-
les que tenía la paciente y la estructura gramatical de mis interven- tervención ocurrió y tuvo la consecuencia de disolver esa interpreta-
ciones. Y esto tiene consecuencias muy importantes, les voy a dar ción delirante que estaba adquiriendo un grado de certeza -de modo
un ejemplo. Esa paciente presentaba un delirio interpretativo, era la que fue eficaz-, apuntó a lo que efectivamente estaba pasándole a
forma que tomaba en ella el empuje a la mujer. Cuando empezaba esta mujer en el plano de su goce, que era el empuje-a-la-mujer de
a relacionarse mucho con mujeres, de pronto lo que le decían le su goce, que se le hacía presente en lo que le decían las otras mujeres.
empezaba a hacer signo sexual, lo que tomaba la significación de La intervención apuntó a cortar ese goce con un equívoco lógico,
que querían hacerle caricias vaginales. En un momento determina- diciéndole “¿Quién dijo que usted necesita caricias vaginales?” La
do del tratamiento, en que ella estaba retomando sus relaciones con intervención que proponía este colega como alternativa tenía que
mujeres (que había dejado en un momento muy complicado de su ver con una consideración puramente gramatical del asunto, según
vida antes del tratamiento), viene y me dice: “todas mis amigas me él tendría que haber seguido con la línea del condicional y entonces
están ofreciendo caricias vaginales”. Le pregunto “¿de qué modo habría que haberle dicho que no es obligación -finalmente se pro-
lo hacen?” Me responde: “Me dicen: cualquier cosa que necesites, ponía confirmarle que le estaban ofreciendo caricias vaginales. Lo
avisame”. Entonces le digo, “¿Quién dijo que usted necesita caricias más importante en el plano del goce, que era desarmar esa certeza,
vaginales?” La vez siguiente viene y me dice “la verdad que realmen- no se tenía en cuenta; creo que habría sido un desastre decirle eso.
te yo puedo ser amiga de ellas, no tiene por qué pasar otra cosa”, se Volviendo a la cuestión de que el analista tenga tetas, me parece
había disuelto la certeza delirante. que se trata de que el analista tiene que estar ahí operando sobre
En este espacio donde estábamos conversando sobre el caso, el goce, obviamente que lo hace con la palabra -no lo va a hacer
se pone a consideración una intervención. La paciente había teni- haciéndose pellizcar las tetas realmente- pero con una palabra que
do una serie de alucinaciones verbales, primero le decían “hacete apunta a la dimensión del goce.
la paja”, después con el tratamiento hay un momento en el cual
las alucinaciones, en lugar de mandarla a masturbarse le dicen “si
querés librarte de esto tenés que rezar”. En esta reunión interviene V. Modalizaciones en el análisis
un colega que empieza a hablar del condicional, y plantea que en
este otro momento en que la paciente dice que todas las amigas La presencia del analista y el deseo del analista: por un lado está
le estaban ofreciendo caricias vaginales, hubiera sido mejor que la la dimensión del objeto, de esa nada que hay, luego por otro lado
intervención apuntara -en lugar de la que yo hice, que fue “¿Quién se pone en juego una ausencia, lo que no hay, dimensión que debe
dijo que usted necesita caricias vaginales?”- a que las amigas que le quedar abierta. Hay un texto de Miller que se llama “El homólogo
110 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 111
de Málaga” (10), que es muy interesante, donde propone una lectu- birse, ese punto de excepción en el que cesa de escribirse la función
ra temporal de la lógica de las fórmulas de la sexuación, a partir de la fálica, que se pone en suspenso. Del lado de la inexistencia de la
imagen de un tarro lleno de caramelos: no sé si son todos caramelos excepción ubica lo imposible, es lo que no cesa de no escribirse; y
o si puede también haber bombones. Los caramelos vendrían a ser del lado del no-todo ubica lo contingente, que es lo que cesa de no
el significante fálico y los bombones vendrían a ser el significante escribirse:
de la mujer que no hay. Plantea entonces que por más que haya sólo
caramelos (ya que lo único que hay es significante fálico), no es lo Posible Imposible
Inexistencia de
mismo si yo digo “acá no hay más que caramelos”, si ya sé que lo Excepción ∃x Φx ∃x Φx
la excepción
que saque va a ser un caramelo -ésa sería la lógica de lado izquier- universal
x Φx x Φx No-todo
do- que decir: “vamos a ver, a ver… ¡ah, un caramelo!, a ver… ¡ah, Necesario Contingente
un caramelo!” En este caso no sé qué hay, en el sentido de que no
presupongo un todo ahí. Así entiendo el planteo de que lo que no S S (A) No hay
hay tenga un lugar en el análisis. No es que vamos a inventar el a
significante de la mujer. Pero no es lo mismo que ese significante en Tetas
tanto inexistencia tenga un lugar a que no lo tenga. La
Hay Φ
Es fundamental la eficacia que tiene el psicoanálisis sobre el
superyó. ¿De qué sufre el neurótico? Sufre del superyó. Y ¿de qué Inconsciente como saber Inconsciente enjambre
sufre el psicótico? Sufre del superyó también. La cuestión es que el Discurso Fuera de discurso
superyó es un mandato al goce que se sostiene de la lógica fálica, Lo analizable Lo inanalizable
Interpretación Presencia del analista
como plantea Lacan en el Seminario 20: el superyó es el correlato
de la función fálica, el correlato de la castración (11). Entonces el
superyó justamente es el que dice “son todos caramelos, nunca vas Entonces se puede hacer un recorrido en el análisis, en el que
a encontrar otra cosa que caramelos. No busques, o sino buscá todos partimos de lo necesario del síntoma, cuando un sujeto se encuentra
los caramelos y comételos todos”, puede decir un montón de cosas con que “para todo x phi de x”, que cada vez que quiere hacer tal
pero siempre del lado del todo. cosa le pasa tal otra, no aguanta más y va al analista. Es lo necesario
Lacan lo que va a plantear en “El Atolondradicho” es que la ope- del síntoma lo que empuja al análisis, la experiencia de que es más
ración analítica apunta a refutar, inconsistir, e indecidir el superyó fuerte que yo, que se impone una y otra vez lo necesario. El pasaje
(12). Se trata justamente de poner en cruz esa lógica. En esta vía por lo posible implica la función de la castración como algo que
Lacan articula las fórmulas de la sexuación con la lógica modal. En cesa de escribirse allí. El análisis lleva al sujeto de lo necesario a lo
“para todo x phi de x” ubica lo necesario, lo que no cesa de escribir- posible, es decir que algo cesa de escribirse, que pueda ser que no.
se, que es el estatuto que tiene el síntoma en la neurosis. Ahí está la Les daré el ejemplo de una paciente que desde chica había te-
función de la repetición: “para todo x phi de x”, cada vez tropezar nido una serie de operaciones muy complicadas ginecológicas y en
con la misma piedra -lo que hace a la repetición del síntoma. En un momento determinado del análisis vuelve a tener molestias. Le
“existe una x que no phi de x” ubica lo posible, lo que cesa de escri- hacen un estudio y tiene un quiste, hay que ver qué pasa, le dicen
112 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 113
los médicos, hay que ver cómo evoluciona. Ella entra en un estado Seuil París, 2001. Pág. 365.
melancólico: otra vez va a ser lo mismo, la van a volver a operar, ella 6) Lacan, J. Seminario 22. RSI. Inédito. Clase del 11 de febrero de
no soporta más, no quiere vivir más. Entonces yo pongo en cuestión 1975.
esto. Ella decía “para todo x phi de x”, cada vez que tuve un quiste 7) Lacan, J. Un Otro falta. Intervención inédita.
pasó todo eso. Le dije que el que hubiera pasado todas la veces no 8) Lacan, J. El seminario 23. El Sinthome. Paidós. Buenos Aires, 2006.
quería decir que volviera a pasar. En este caso lo que ocurrió es que Pág. 122.
a los pocos meses el quiste desapareció. Podría no haber sido así, yo 9) Soria Dafunchio, N. “Nadia. Un caso de psicosis”, en Ancla. Psicoa-
no le dije que se le iba a ir el quiste, sino que no sabíamos lo que iba nálisis y psicopatologia Nº1.¿Género o sexuación? Buenos Aires, 2007.
a pasar. Algo cesa de escribirse. Lo posible. Págs. 106-110.
Y eso posibilita justamente el encuentro con lo imposible, con 10) Miller, J.-A. “L’homologue de Malaga”, en La cause freudienne Nª
lo que no cesa de no escribirse, que es lo femenino, que es el signi- 26. París, 1994.
ficante de la mujer. Contingentemente, algo de esto puede escribir- 11) Lacan, J. El seminario 20. Aún. Paidós. Buenos Aires, 1981. Pág.
se. En la contingencia puede haber encuentro entre un hombre y 15.
una mujer, más allá de la neurosis. En ese instante algo cesa de no 12) Lacan, J. “El Atolondrado, el atolondradicho o las vueltas dichas”,
escribirse, pero eso que se escribe en este encuentro singular entre en Escansión Nº1. Paidós Biblioteca Freudiana. Barcelona, 1994. Pág.
un hombre y una mujer no es una relación ratificada en lo real, no 39.
pasa a ser necesario. Acá se termina el movimiento del análisis: no
se puede pasar de lo contingente a lo necesario, que es lo que busca
todo amor.
Clase del 23 de junio de 2010
Bibliografía
1) Lacan, J. Le séminaire. Livre X. L’angoisse. Seuil. París, 2004. Pág.
170.
2) Lacan, J. “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos 1. Siglo
veintiuno. Buenos Aires, 1985.
3) Lacan, J. “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
na”, en Escritos II. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Págs. 710-711.
4) Lacan, J. Seminario 19. El saber del psicoanalista. Inédito. Clase del
4 de mayo de 1972.
5) Lacan, J. “Allocution sur les psychoses de l’enfant”, en Autres écrits.
114 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 115
6. El analista como ayuda contra
I. Volver un goce posible
Quisiera retomar el pasaje del Seminario 23 a partir del cual pro-
puse la operación analítica como pasaje de lo necesario a lo posible.
Por un lado Lacan plantea allí que en el análisis se trata de un em-
palme entre lo imaginario y el saber inconsciente (operación que
queda del lado del analista), mientras que por otro le enseñamos al
analizante a hacer un empalme entre el sinthome y lo real parásito de
su goce (1). Es en ese punto que plantea que la operación analítica
consiste en volver ese goce posible.
Retomando la partición que propuse la vez pasada entre lo anali-
zable y lo inanalizable, ubicamos el trabajo analítico con el síntoma
del lado de lo analizable, situando allí el paso de lo necesario a lo
posible. Cuando el sujeto llega al análisis, generalmente llega empu-
jado por un síntoma que tiene justamente este estatuto de necesario:
“con esto no puedo”, “es más fuerte que yo”, que no cesa de escri-
birse. Veremos cómo precisamente en el Seminario 22 Lacan liga
directamente al síntoma con el concepto de repetición (2). Lo que
no cesa de escribirse es la compulsión de repetición freudiana que se
escribe, se vuelve a escribir y se vuelve a escribir, no termina nunca
de escribirse. Es por eso que Lacan define allí al síntoma como unos
puntos suspensivos.
Éste es el estatuto del síntoma cuando el analizante llega al aná-
lisis. Y por eso en el Seminario 23, cuando habla de los empalmes
Lacan plantea que la operación analítica consiste en volver ese goce
116 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 117
posible -es decir, pasar de lo necesario a lo posible. De lo que no cesa centro de todo lo que ocurre entre un hombre y una mujer no debe ser-
de escribirse a lo que finalmente cesa de escribirse. Por medio de la virles a ustedes para ahogar las miserias de la propia vida amorosa bajo
operación analítica algo cesa de escribirse en el síntoma, por lo que el justificativo de que el malentendido es estructural. Y agrega: “hablar
pierde su carácter de necesario. No desaparece, sino que entra en de malentendido no equivale en absoluto a hablar de fracaso necesario
una lógica diferente, que implica un pasaje por la lógica femenina. (3)”. En su decir Lacan pone el acento en la contingencia en tanto tal.
En efecto, el pasaje de lo necesario a lo posible implica un rodeo por También está la lectura melancólica de la contingencia, el melan-
lo imposible (lo que no cesa de no escribirse) y lo contingente (lo cólico sabe que eso que pasó ya nunca va a volver a pasar así, como
que cesa de no escribirse). prueba Kierkegaard en La repetición (4), que es una referencia del Se-
Podemos abordar la lógica modal a partir de la escritura del 0 y minario 11. Kierkegaard lleva a tal punto esa lógica que no se casa con
el 1 de la siguiente manera: el amor de su vida justamente porque nunca va a poder volver a ser
tan maravilloso como fue al principio, entonces prefiere conservar ese
11111 necesario - no cesa de escribirse recuerdo de lo maravilloso del encuentro y no arruinarlo casándose
00000 imposible - no cesa de no escribirse con ella. Es la perspectiva de los no incautos, de los que no creen en
11110 posible - cesa de escribirse el amor, de quienes saben todo el tiempo con un saber triste que nada
00001 contingente - cesa de no escribirse volverá a ser lo que fue. El psicoanálisis, como señala Lacan en Televi-
sión, propone más bien un saber alegre, ligado a la contingencia (5).
Lo necesario es el uno que se escribe al infinito, lo imposible
es la ausencia de escritura que se perpetúa. Lo posible es de pron-
to la aparición de un cero, de una ausencia de escritura, luego de II. Posición del analista y posición femenina
una serie de unos. Y lo contingente es lo contrario, la emergencia
de la escritura ahí donde se repetía la ausencia de la misma. Es en Volvamos a la posición del psicoanalista-Tiresias, que debe tener
esta lógica que Lacan sitúa el problema del amor: es producto de tetas, que con su presencia debe soportar ese núcleo ciego de lo
la contingencia del encuentro, pero hay algo insoportable en esa inanalizable. Es una posición femenina en tanto el analista encarna
contingencia, por lo que se pretende volverlo necesario: es el ideal el significante que falta en el Otro, el significante de La Mujer que
de eternidad del amor. La dimensión de lo necesario despunta de no existe, y tal como ocurre con ese significante en la parte inferior
manera diferente en el horizonte de la histeria y de la neurosis ob- de las fórmulas, eso no le impide estar en conexión con el otro lado,
sesiva: en la histeria más bien como anhelo de completud, en la con el falo que organiza la cadena simbólica:
neurosis obsesiva como condena. Son dos vertientes de lo necesario.
S (A)
Lo insoportable es que no hay nada escrito que indique que eso que a
se escribió una vez vuelva a escribirse.
Cuando decimos que el encuentro entre un hombre y una mujer Φ La
es sintomático quiere decir precisamente que está hecho de malenten-
didos, que hay algo fallido ahí. Pero Lacan no deja de señalar en el Se-
minario de La angustia que el hecho de que el malentendido esté en el
118 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 119
En esa vía opera el psicoanálisis como discurso, que realiza cor- significante, sino que está dentro de la madre, es comido, devorado
tes en la cadena simbólica, haciendo caer los S1. Se trata allí del por esta lógica ajena al orden falo-castración. No es necesario que
orden falo-castración, pero tratado desde el lado femenino, desde una mujer analista sea kleiniana para que haga estragos. Éstos sue-
lo imposible decir. En ese punto Lacan ubica el silencio del analis- len ser estragos de mayor alcance que aquellos que podemos situar
ta como trasfondo de la interpretación. El silencio como un sitio como consecuencia de una posición del analista unilateralizada del
abierto siempre más allá de la palabra. La posición del analista es otro lado, del lado macho, como podría decirse en algún sentido
entonces equivalente a la posición femenina, que está desdoblada que fue la posición de Freud como analista.
entre el goce fálico y el goce femenino, pero en otro plano. En el Él mismo encontraba un límite en su posición de excesiva iden-
caso del analista no se trata de dos goces sino de dos órdenes lógicos tificación con el lugar de padre, que lo llevó a situarse en el lugar del
distintos. Es fundamental distinguir también la posición del analis- amo respecto de sus histéricas, con los impases que conocemos. No
ta de la de la mujer, porque cuando hablamos del desdoblamiento es casual la pregunta que insiste para él: ¿qué quieren las mujeres?,
en una mujer estamos hablando del goce femenino. pregunta planteada justamente desde el lado macho. También una
Entonces las analistas mujeres son las mejores porque si están en analista mujer puede estar del lado macho:
posición femenina están por estructura en relación con esta doble
vertiente. Pero son las peores cuando se confunden y creen que hay
algún tipo de naturaleza antifálica, cuando entran en un rechazo ∃x Φx ∃x Φx
del orden fálico, cuando cortan la vía del anclaje fálico y se quedan x Φx x Φx
solamente con la dispersión propia de lo femenino.
S
∃x Φx ∃x Φx Analista a
x Φx x Φx
Φ
S S (A)
a El analista del lado macho promueve la elucubración de saber,
lo que tapona la dimensión de lo indecible. Cuando el analista está
Φ La en posición de amo baja línea, conduce hacia determinado lugar
la cura, hacia un lugar que él sabe cuál es, que no es lo mismo que
Analista
conducir al analizante hacia un determinado lugar que no se sabe
cuál es, que sería la posición del analista del lado femenino.
Una mujer que no se deja atravesar por el orden fálico puede ser En la posición del analista como posición femenina hay una dia-
una mujer fálica: hay analistas fálicas, hay analistas que son madres léctica entre lo que se puede decir -lo que hay-, y lo indecible -lo
fálicas, como Melanie Klein por ejemplo. En la versión que da Mela- que no hay.
nie Klein del falo, en teoría y en acto, el falo no está operando como
120 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 121
III. Del síntoma es susceptible de traducirse por una letra” (2). Se trata de una ope-
ración de traducción por la que toda esa cadena se transforma en un
Vayamos a la clase del 21 de enero de 1975 del Seminario 22. Es uno. Esta operación de traducción a un uno la ubicamos del lado
una clase muy interesante, sobre cuyo final se van articulando cues- macho. En efecto, se trata de la función de excepción: existe una x
tiones que venía planteando en clases anteriores. Primero habla del para la que no se cumple phi de x. Es a partir de esta función de la
síntoma, después del padre, y finalmente de una mujer. Se establece excepción que se cierra el conjunto abajo: para todo x phi de x, que
esa serie: el síntoma, el padre, una mujer. es un conjunto cerrado.
En ese momento está estudiando el nudo borromeo, particular-
mente el modo en que cada uno de los registros entra en el nudo. ∃x Φx Excepción
Va concibiendo la entrada de cada registro como desborde de un Universal
registro sobre otro1, planteando al síntoma como un desborde de lo x Φx
simbólico sobre lo real. Define al síntoma como lo que del incons-
ciente hace ex -sistencia, pasa a ex - sistir, es decir sostenerse afuera. Universal
Es una letra que se extrae del inconsciente y empieza a sostenerse en
lo real y no ya en lo simbólico, que sería el lugar propio del incons- χ
ciente. Plantea entonces que la función del síntoma es una función Excepción
en el sentido matemático del término: f(x). Se pregunta qué es esa x,
y se responde: “Es lo que del inconsciente puede traducirse por una A este conjunto cerrado podemos llamarlo uno, y a ese uno po-
letra, en tanto que es solamente en la letra que la identidad de sí a sí demos traducirlo por una letra. Es a partir de una operación que se
es aislada de toda cualidad” (2). Para que la función se cumpla tiene produce del lado fálico, en el orden discursivo, que se cierra el con-
que venir algún valor, algún elemento, a ocupar este lugar. junto, y sólo a partir de entonces es posible la operación de pasaje
Situamos la letra del lado derecho de las fórmulas y el signifi- a la lógica femenina. Esto es muy importante, porque el síntoma
cante del lado izquierdo. El significante es binario, es diferencial, también está entre los dos lados de las fórmulas de la sexuación. Por
se define necesariamente en relación con otro significante, no es un lado es el cierre del uno y tiene una dimensión fálica, conlleva
igual a sí mismo. Por eso el efecto que produce justamente es el de un goce fálico, pero a la vez hay algo que está abierto, que son los
la duplicidad del sujeto. El sujeto está divido porque es represen- famosos puntos suspensivos. Es decir que al operarse esa traducción
tado por un significante para otro, el significante es distinto de sí del inconsciente todo uno a una letra pasamos a la lógica femenina.
mismo porque está dividido entre dos. En la letra, en cambio, se El síntoma entonces vendría a ser una segregación, una suerte de
aísla la identidad de sí a sí, por eso es igual a a. Este es el pasaje de secreción que sale del orden fálico y pasa a lo real. El síntoma, el
lo simbólico a lo real. Lacan señala: “Del inconsciente todo uno en padre, una mujer y el analista son elementos que conectan los dos
tanto que sostiene el significante en el cual el inconsciente consiste lados de las fórmulas.
En efecto, la función de excepción paterna es una negación del
1. Para ver este punto más en detalle, véase Inhibición, síntoma, an- universal, es también la función de la castración, por la que es ne-
gustia. Hacia una clínica nodal de las neurosis, de la misma autora (5). cesario pasar para llegar al no-todo. Si partimos del cuantificador
122 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 123
de la inexistencia de la excepción sin pasar por el cuantificador de ra. No es preciso que la excepción arrastre en cualquiera para por
la excepción, únicamente llegamos al rechazo del orden fálico, no este hecho constituir un modelo. Cualquiera alcanza la función de
al no-todo. Para entender este punto clínicamente basta remitirse excepción que tiene el padre, se sabe con qué resultado, el de su
al edipo freudiano, en el que una mujer para arribar a la posición verwerfung en la mayoría de los casos para la filiación que engen-
femenina tiene que pasar por la lógica fálica, particularmente por la dra, con el resultado psicótico que he denunciado (…) un padre
vía del padre. Es en la medida que se deja tomar por el amor al pa- no tiene el derecho al respeto, al amor, más que si dicho respeto,
dre, por la función del “al-menos-uno” que podrá quizás encontrar dicho amor, están père-versamente orientados, es decir, si hace de
su lugar de mujer con un hombre. una mujer objeto a que causa su deseo (2)”. Señala entonces que la
père-versión es precisamente esta orientación hacia una mujer como
causa del deseo, y que ella “es la única garantía de su función de
∃x Φx ∃x Φx padre, la cual es la función del síntoma. Basta con que allí sea un
x Φx x Φx modelo de la función, he ahí lo que puede ser el padre en tanto que
sólo puede ser excepción (6)”. La referencia aquí es a la función
paterna como función de excepción: existe una x que le dice que no
a la función fálica, encarnada por el padre terrible, único que tiene
acceso a todas las mujeres. Por su parte los hijos, afectados todos por
la castración, forman un universal, configuran un conjunto: para
Volviendo a los puntos suspensivos del síntoma, Lacan señala la toda x rige phi de x.
importancia de la referencia a la escritura “para situar la repetición Pero lo que señala Lacan en la clase que estamos estudiando del
del síntoma tal como se presenta en mi práctica (2)”. En ese senti- Seminario 22 es que no alcanza con la función de la excepción para
do es importante distinguir el síntoma de las otras formaciones del que haya función paterna -de hecho el lugar del padre en el primer
inconsciente, cuyo estatuto es precisamente evanescente, por lo que tiempo del mito es compatible con la psicosis y no con la neurosis,
no alcanzan la dimensión de lo real. El sueño, el lapsus, el acto falli- como señalaba Freud en Sinopsis de las neurosis de transferencia (6).
do se ubican entre simbólico e imaginario, mientras que el síntoma Precisa entonces que es necesario que sea modelo de la función. En
se distingue por situarse entre simbólico y real, justamente porque matemática el modelo de una función es un conjunto para el cual
se repite y en la repetición hay algo real. De hecho en Freud lo real se cumplen todas las proposiciones que se derivan de los axiomas
se hace presente por la vía de la compulsión a la repetición. de esa teoría. Entonces, no cualquier conjunto va a ser modelo de
la función, va a haber conjuntos para los cuales se van a cumplir
algunas proposiciones y otras no, entonces no van a ser modelos de
IV. La función paterna: excepción y modelo la función.
No alcanza con que tenga la autoridad porque es el padre, sino
Vuelve entonces a la función paterna, indicando que “es pre- que tiene que ser un modelo, también en el sentido de que el hijo
ciso que cualquiera pueda ser excepción para que la función de la varón -si volvemos a la referencia al edipo freudiano- pueda iden-
excepción se convierta en modelo, pero la recíproca no es verdade- tificarse con él, o la hija mujer tomarlo como modelo de lo que es
124 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 125
un hombre. Es esta función del modelo la que tiene que ver con la Es interesante que el síntoma del padre es lo que le permite ha-
dimensión del respeto. Es interesante que aquí Lacan pone en serie cer síntoma para el hijo, de modo que es por el lado de la falta que
el amor con el respeto, de modo que el respeto del que es digno el realiza la función. El síntoma es la falta real, estructural, el pecado
padre está directamente ligado con el amor que promueve por su original, el sin del sinthome al que hace referencia Lacan en el Semi-
posición deseante respecto de una mujer. No se trata de ese falso nario 23 (7).
respeto -que en realidad es un temor- que generan ciertos padres al
estilo del padre de la horda, por la violencia que ejercen. No se trata
entonces de la posición de excepción que tiene en la familia por el V. Una mujer como síntoma
mero hecho de ser el padre, cuestión que a veces confunde a los
practicantes del psicoanálisis, que creen que el padre es un padre por Entonces plantea Lacan: “Para quien está estorbado por el falo
tener ese rol en la familia. No alcanza con ese lugar, debe asumir de- ¿qué es una mujer? Es un síntoma. Es un síntoma y eso se ve por
terminada posición, particularmente en el punto en que vehiculiza la estructura que estoy por explicarles, a saber, que no hay goce
la ley a través de su propio deseo como hombre, no por imposición. del Otro como tal, que no hay garante encontrable en el goce del
Por eso la función paterna es un nudo entre ley y deseo vehicu- cuerpo del Otro, que haga que gozar del Otro exista, ejemplo mani-
lizado por un hombre que hace de una mujer la causa de su deseo, fiesto del agujero, o sea de lo que no se soporta más que del objeto
entonces dice Lacan: “sólo puede ser modelo de la función al realizar a, pero siempre por error, por confusión.” Y agrega: “una mujer, en
el tipo de ésta. Poco importa que él tenga síntomas, si añade a ellos efecto, no más que el hombre, no es un objeto a. Hacerla síntoma a
el de la père-versión paterna, es decir que su causa sea una mujer, que esta una mujer es decir que el goce fálico es también su asunto. La
lo haya adquirido para hacerle hijos y que a éstos, los quiera o no, les mujer no tiene que sufrir ni más ni menos castración que el hom-
brinde un cuidado paternal (2)”. No se trata tampoco de que tenga bre, en relación con eso de lo que se trata en su función de síntoma,
una vocación por la paternidad, ni de que tenga un supuesto deseo de ella está completamente en el mismo punto que su hombre.” Y un
tener hijos, no tiene que ver con eso. Y añade: “La normalidad no es poco después continúa: “los puntos suspensivos del síntoma son
la virtud paterna por excelencia, sino justamente el me-dios, el medio de hecho unos puntos de interrogación en la no relación. Esto es
decir, el medio Dios justo al instante, o sea el justo no dicho (2)”. lo que justifica esta definición que les doy: que lo que constituye el
Otro aspecto fundamental para realizar el modelo de la función es síntoma, ese algo que se besuquea con el inconsciente, es el que se
este medio decir, que haya una dialéctica entre el silencio y la palabra. cree en ello (2)”.
Cuando subraya “père-versión, única garantía de su función de padre, Hay un error, una confusión, porque el hombre, estorbado por
la cual es la función del síntoma (2)”, está indicando que un padre va el falo, aborda a la mujer como objeto a porque no se puede gozar
a ser síntoma para sus hijos en la medida en que él a su vez esté atra- del cuerpo del Otro en tanto tal. El hombre entonces cree abordar el
vesado por una mujer como síntoma. Si concebimos el síntoma como cuerpo del Otro, el cuerpo de esa mujer, pero en realidad está abor-
una traducción del inconsciente simbólico a lo real, que se produce a dando su propio objeto a. Es una confusión porque a su vez una
partir de la función de la repetición, que conlleva los puntos suspen- mujer no es un objeto a -tendríamos que situarla en el lugar del La
sivos, podemos abordarlo como la insistencia fallida de la escritura tachado. Hay dos cuestiones en este punto: por un lado el planteo
fálica, como manifestación real de lo imposible de escribir. de Lacan en el Seminario 20 acerca de que si un hombre pasa por la
126 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 127
castración puede amar a una mujer y no abordarla desde el fantasma pone nombres a los animales?, ¿es ese tipo de nominación que sería
(8), cuestión que trabajamos en detalle el año pasado en el semina- como pegar un nombre a una cosa?, ¿o se trata de un estatuto más
rio sobre los Nudos del amor (9). En ese punto me interesa subrayar real de la nominación, más cercano al momento inaugural de la
la función de causa como diferente de la función de objeto, ya que creación divina según el relato bíblico? En ese punto abre el hori-
en este caso la flecha va del objeto al sujeto y no al revés. zonte a cierta dimensión real de la nominación paterna, que está en
relación con la función del padre como síntoma (12).
S a
Esta función de causa ya implica un franqueamiento del uso VI. El analista como ayuda contra
neurótico del fantasma. Cuando el objeto está como causa queda
en primer plano la hiancia, como señala Lacan en el Seminario 11 Esto es lo que va a retomar en el Seminario 23, interrogando
(10), haciendo referencia al Ensayo sobre las magnitudes negativas de el estatuto del síntoma en su conexión con la función paterna, lo
Kant (11). Esta función de hiancia se opone a la función de cierre, que hace paradójicamente a través de un sinthome psicótico, que
de obturador, que tiene el a como objeto del fantasma. Cuando una repara la ausencia de Nombre del Padre. Es un seminario en el que
mujer es causa del deseo para el hombre se opera una reversión del hay muchas contradicciones, se vuelve evidente que se trata de una
fantasma y en ese punto se abre la dimensión del síntoma. Por eso búsqueda. Me parece que la escritura del sinthome que él propone es
la definición: “los puntos suspensivos del síntoma son puntos de una redefinición del síntoma, particularmente de su función en la
interrogación en la no relación (2).” Hay una pata del síntoma que estructura. No considero que esta operación anule o se oponga a sus
está del lado fálico, es lo que se escribe y se vuelve a escribir, lo nece- concepciones previas del síntoma. Me parece que le da un valor más
sario. Y después están los puntos suspensivos, que dejan un espacio fundamental de anudamiento, más estructurante que hasta ese mo-
abierto. Cuando escribimos los puntos suspensivos ya dejamos de mento. A veces se dice un poco rápidamente que el sinthome es una
escribir significantes. solución, sin tener en cuenta que en todo caso es una solución que
En el Seminario 22 Lacan está construyendo el nudo borromeo, conlleva una falla. Por eso una de las primeras referencias de Lacan
intentando dar cuenta de cómo se anudan los tres registros en el ser en ese seminario es el pasaje del Génesis en el cual Dios le da una
hablante, distinguiendo la inhibición como nominación de lo ima- mujer a Adán, pasaje en el que Lacan lee que se trata de una ayuda
ginario, el síntoma como nominación de lo simbólico y la angustia contra. Y precisamente define al sinthome así, como una ayuda con-
como nominación de lo real, planteando sobre el final del seminario tra. Es una buena definición para tener presente cuál es el estatuto
cada una de estas nominaciones como duplicaciones de alguno de del sinthome. Y es precisamente en este seminario que Lacan plantea
los registros. Pero en el Seminario 23 se va a detener en la función que el psicoanalista es un sinthome. En este seminario el cuarto que
del síntoma, dejando de algún modo de lado las otras dos nomina- anuda es el sinthome, siempre viene a reparar algún lapsus del nudo.
ciones. Ya sobre el final del Seminario 22 había dejado abierta una El analista como sinthome vendría justamente a ese lugar de
interrogación acerca del estatuto del síntoma en su articulación con cuarto que anuda, lo que también implica una falla.
la función del padre: ¿se trata de una nominación de lo simbólico Que haya un hombre y una mujer no significa que haya encuen-
reducida a lo simbólico, como cuando en el relato bíblico Adán les tro, que haya alguien que quiere analizarse y que vaya a ver una
128 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 129
analista no quiere decir que haya encuentro. Cuando eso ocurre, primo. El niño le pregunta al padre qué piensa -le pide que le diga
quien se dirige a ese Otro se encuentra con una respuesta en ese lu- algo- y el padre le dice: “la sexualidad es como una linterna que
gar. Es por medio de esa respuesta que el analista se constituye como puede iluminar cualquier lugar, hasta el más recóndito, es como un
sinthome, que empieza a ocupar un lugar en el nudo del sujeto. El abanico que se abre y se puede ir para cualquier lado”.
analista pasa a formar parte del inconsciente del sujeto, que sueña El padre se niega a orientarlo, y este sujeto, ya un hombre gran-
con él, pero también de su conciente y su preconciente, dialoga con de, sigue con la duda sobre si es gay, no encuentra cómo orientarse.
él, su mirada y su voz están presentes, pasa a formar parte de su es- El problema con la linterna es que puede iluminar cualquier cosa.
tructura, está cenando con ella y su marido, está todo el tiempo ahí, En ese punto es fundamental la referencia de Lacan al medio decir,
a veces hasta puede estar en la cama. ¿Cómo entra el analista ahí? como atinente tanto a la función del padre como a la del analista.
Entra como respuesta enigmática, como respuesta que deja abierta No tiene que decirlo todo, pero tiene que decir algo. La referencia
la dimensión de la pregunta, como ayuda contra. a la linterna es no decirle nada. Quizás ese padre no tenía un deseo
claro respecto de su posición sexual para trasmitirle al hijo y en-
Intervención: pero el analista tiene que ser provisorio, tiene que tonces le trasmitió su propia desorientación. Si hubiera habido un
proveerle una otra solución más allá del análisis. deseo claro, seguramente le hubiera podido decir otra cosa, desde
sus entrañas le hubiera dicho otra cosa. Hay una proximidad entre
Nieves: Hacia allí vamos. De todos modos, parece ser más fácil la función paterna y la función del analista en este punto de la fun-
la entrada que la salida. Es el problema del análisis interminable. Es ción de orientación, una orientación que tiene que ver con el lugar
interesante la respuesta de Lacan a la pregunta sobre si el psicoaná- de una causa del deseo, que orienta a que el sujeto asuma su deseo,
lisis es un sinthome. Él dice que no, el psicoanálisis no, el analista es no para que vaya en determinada dirección. Entonces, cuando La-
un sinthome. Se puede tener una relación con el psicoanálisis más can dice que el psicoanalista es sinthome como cuarto que anuda,
allá de que haya terminado, pero lo que anuda es un analista, lo que concluimos que durante todo el tiempo que dura el análisis, de al-
anuda es la transferencia. guna manera, es el analista mismo con su presencia el que encarna
Lo que anuda es un deseo. En el caso del padre, es el deseo del y sostiene el anudamiento entre los registros, a través del análisis los
padre como hombre por una mujer; en el caso del analista, es el registros se empiezan a anudar de otra forma.
deseo del analista. Hay un punto de juntura entre el deseo del padre Vamos a retomar la cuestión de los empalmes del nudo en el Se-
y el deseo del analista, pero hay una diferencia. La diferencia es que minario 23, donde él dice “Si pensamos que no hay Otro del Otro,
hay deseo del analista en tanto tal, independientemente de su subje- o al menos no goce del Otro del Otro, tenemos que hacer en algún
tividad -el deseo del analista es atinente a la función; en cambio no lugar una sutura entre lo simbólico y lo imaginario, es un empalme
hay deseo del padre en tanto tal, sino deseo de un hombre por una entre lo imaginario y el saber inconsciente. Todo esto para obtener
mujer. La juntura se sitúa en la función de orientación que tanto un un sentido, lo que es el objeto de la respuesta del analista a lo ex-
padre como un analista cumplen para el sujeto: se abre una puerta, puesto por el analizante todo a lo largo de su síntoma” (1).
hay un camino, aunque no se sabe adónde llevará. Me estaba acor-
dando de una supervisión que hice hoy, se trata de un sujeto que a
los siete años es encontrado por el padre en un juego sexual con un
130 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 131
I I
S R S R
Ahí la operación analítica produce algo nuevo: que se empal- Si hacemos los dos empalmes quedan dos falsos tréboles anuda-
men lo imaginario y el saber inconsciente. En el estado neurótico dos borromeanamente, de modo que por un lado quedan el simbó-
común el saber inconsciente y lo imaginario están separados, no es- lico y el imaginario y por otro lado quedan el sinthome y el real. Son
tán empalmados, están distinguidos. El imaginario de un analizante dos nudos triviales –como pueden ver si los ponemos por separado-
cambia con el análisis porque pasa a ser un imaginario que está em- que están anudados borromeanamente.
bebido, bañado de inconsciente -ya no es el imaginario común. Por
eso también cuando alguien se empieza a analizar comienza a ser un
bicho medio raro y quizás hay cierto tipo de lazos o cierto tipos de
goces que ya no puede compartir con otros, porque forman parte de
un imaginario que está desligado del inconsciente.
Lacan agrega una segunda operación: “Al tiempo que hacemos
este empalme hacemos otro, entre lo que es simbólico y lo real, es
decir que por algún lado [escuchen esto porque encuentro aquí la
clave de la cuestión de la salida del analista del nudo] enseñamos
al analizante a empalmar, a hacer empalme entre su sinthome y lo
real parásito del goce. Lo que es característico en nuestra operación, S I R
volver este goce posible, es lo mismo que escribiré j’ouissens [es decir
a la vez que goce oigo sentido]. En el análisis se trata de empalmes Es interesante este segundo empalme que le enseñamos a hacer
y suturas (1).” al analizante, lo que retomará Lacan al año siguiente en el Seminario
24, cuando se refiere al saber hacer allí con el síntoma, como fin
posible del análisis. Cuando se enseña una habilidad, en algún mo-
mento el otro aprende, se apropia de eso, y prescinde de nosotros,
132 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 133
por eso el fin de análisis como saber hacer allí con el síntoma, creo 7. El contrapsicoanálisis
que está exactamente en ese punto del empalme entre lo real y el
sinthome.
Clase del 14 de julio de 2010.
Bibliografía:
1) Lacan, J. Le séminaire. Livre XIII. Le sinthome. Seuil. París, 2005. I. La temporalidad del análisis
Págs. 72-73.
2) Lacan, J. Seminario 22. RSI. Inédito. Clase del 21 de enero de 1975. Hoy interrogaremos la temporalidad del análisis, lo que implica
3) Lacan, J. El Seminario 10. La angustia. Pág. 194. fundamentalmente la pregunta por lo que se llama el final del análi-
4) Kierkegaard, S. La repetición. Alianza Editorial. 2009. sis. Les propuse como referencia freudiana el texto Análisis termina-
5) Lacan, J. “Televisión”, en Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión. Ana- ble e Interminable o Análisis finito e infinito, porque me parece que
grama. Barcelona, 1977. Pág. 99. él ahí deja planteados todos los problemas respecto de la cuestión de
6) Freud, S. Sinposis de las neurosis de transferencia. Ariel, 1989. la temporalidad del análisis. Seguiremos algunos puntos del texto y
7) Ibid 1. Pág. 13. luego iremos a algunas referencias en Lacan.
8) Lacan, J. El Seminario 20. Aún. Paidós. Buenos Aires, 1981. Pág. 88. Freud plantea como primera cuestión ¿a qué nos referimos cuan-
9) Soria Dafunchio, N. Nudos del amor. Del Bucle. Buenos Aires, do hablamos de fin de análisis?, y hace dos grandes planteos, uno que
2011. tendría que ver con un punto de vista práctico: “En la práctica es fácil
10) Lacan, J. El Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del decirlo. El análisis ha terminado cuando analista y paciente ya no se en-
psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1986. Pág. 29. cuentran en la sesión de trabajo analítico. Y esto ocurrirá cuando estén
11) Kant, E. “Ensayo de introducción del concepto de magnitudes aproximadamente cumplidas dos condiciones: la primera, que el pa-
negativas a la filosofía”, en Referencias en La Obra De Lacan (Vol. 9 IV ciente ya no padezca a causa de sus síntomas y haya superado sus angus-
Abril), 1997. tias así como sus inhibiciones, y la segunda, que el analista juzgue haber
12) Ibid 2. Clase del 13 de junio de 1975. hecho conciente en el enfermo tanto de lo reprimido, esclarecido tanto
de lo incomprensible, eliminado tanto de la resistencia interior, que
ya no quepa temer que se repitan los procesos patológicos en cuestión
(1)”. Este planteo será retomado por Lacan en diversas oportunidades.
En segundo lugar dice Freud: “El otro significado de “término” de un
análisis es mucho más ambicioso. En nombre de él se inquiere si se ha
promovido el influjo sobre el paciente hasta un punto en que la con-
tinuación del análisis no prometería ninguna ulterior alteración (1)”.
134 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 135
Habría entonces en primer lugar una dimensión terapéutica, punto podemos captar algo incompleto en la estructura del análisis,
en segundo lugar una profiláctica y en tercer lugar una dimensión en la medida que hay cuestiones que no aparecen, y puede ocurrir
ética que iría más allá de las dos anteriores. De modo que podría que ciertos sucesos de la vida hagan que esas cuestiones aparezcan
terminarse la cuestión terapéutica, del síntoma, la inhibición y la posteriormente. Eso no se puede prevenir ni se puede tratar por
angustia, y sin embargo alguien seguir analizándose porque habría anticipado, a lo sumo -dice Freud- se le puede advertir al sujeto,
otras cosas que quisiera cambiar en su vida más allá de estos proce- pero ya sabemos el valor que tiene el saber racional. Freud es muy
sos patológicos. La diferencia que está marcando Freud aquí es entre escéptico al respecto, como debe ser cualquiera que haya pasado por
una perspectiva terapéutica y otra perspectiva más allá de lo terapéu- la experiencia de un análisis.
tico para pensar el final del análisis. Freud plantea que en este caso Por otro lado Freud plantea que hay dificultades que no se en-
“Primero examinaremos la experiencia para ver si tal cosa ocurre, y cuentran sólo del lado de la naturaleza del yo del paciente sino
luego la teoría, para saber si ello es en general posible (2)”. Y agre- también del lado del analista, de lo que él llama en este texto la
ga: “En vez de indagar cómo se produce la curación por el análisis, individualidad del psicoanalista, señalando que no puede negarse
cosa que yo considero suficientemente esclarecida, el planteo del que los psicoanalistas no han llegado invariablemente en su propia
problema debería referirse a los impedimentos que obstan a la cu- personalidad al nivel de normalidad psíquica hasta el cual desean
ración analítica (3)”. Se trata de abordar la cuestión del obstáculo. educar a sus pacientes. De modo que también está el problema de la
Un primer punto que señala Freud es el factor cuantitativo, al que neurosis del analista, de la subjetividad del analista. Entonces dice:
se reprocha no haberle dado suficiente lugar en sus consideraciones. “Y hasta pareciera que analizar sería la tercera de aquellas profesio-
Con Lacan podríamos decir que hay un real en el plano del goce, nes “imposibles” en que se puede dar anticipadamente por cierta la
sobre el cual hay un margen de intervención -más o menos acotado insuficiencia del resultado. Las otras dos, ya de antiguo consabidas,
en función de lo que Freud llama factor cuantitativo- donde se trata son el educar y el gobernar (4)”. A la vez que es importante no
de la cantidad de goce. soslayar la cuestión de la subjetividad del analista, del análisis del
La otra cuestión que él señala como problema -a partir de repro- analista, etc., también es importante dimensionar el grado de auda-
ches que surgieron de parte de ex analizantes suyos, particularmente cia que implica asumir cualquiera de estas profesiones, tanto la de
de Ferenczi, quien le reprochaba no haber tenido en cuenta la im- educar, la de gobernar, como la de psicoanalizar. Allí donde sabemos
portancia de la transferencia negativa, y en consecuencia no haberla que es imposible un éxito contundente, y donde lo más probable
analizado- es precisamente la cuestión de los restos transferenciales. es que siempre, ya sea el analista, ya sea el maestro, ya sea quien
Al reproche de Ferenczi Freud le responde que es imposible interve- gobierna, vaya a quedar un poco mal parado. Hay cierto grado de
nir sobre algo que no es actual, algo que no se había hecho presente valentía en asumir ese lugar sabiendo que eso va a ocurrir necesaria
en el análisis en la transferencia y que a lo sumo lo que podría hacer e irremediablemente.
el analista es advertirle al paciente de la existencia de la transferencia A continuación Freud señala algo que dará lugar al título de un
negativa, pero que el efecto que tendría esta intervención es que escrito de Lacan, que es el problema del poder que da la transfe-
el analizante no se sentiría concernido, de modo que ese tipo de rencia, particularmente porque por desgracia -dice Freud- cuando
intervención no tocaría algo real, por lo que Freud concluye que un hombre está investido de poder le resulta difícil no abusar de él.
no ve la manera de intervenir sobre algo que no es actual. En este Sabemos que es así, y sabemos también que el problema del poder
136 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 137
está en el centro de esas tres profesiones. Por otra parte también cuestión en la teoría, la terminación de un análisis es, opino yo, un
habla de los peligros del psicoanálisis, de los cuales es importante asunto práctico (5)”.
que estemos advertidos los psicoanalistas. Considero que el psicoa- Quiero invitarlos justamente a pensar qué quiere decir que sea
nálisis es una práctica bastante estragante para el analista, eso no me interminable cuando no quiere decir que no se termina nunca. No
hace retroceder en mi deseo de practicarla, pero no dejo de ver ese es tan sencillo, no es evidente. Freud continúa así: “Todo analista
aspecto del asunto. No es una práctica saludable, no es una práctica experimentado podrá recordar una serie de casos en que se despidió
terapéutica para quien la ejerce. Sabemos que el deseo en tanto tal del paciente para siempre “rebus bene gestis” [porque las cosas an-
no necesariamente es saludable, no es el paraíso sino más bien un duvieron bien]”, hay casos en los cuales el análisis termina y bien.
infierno, como señaló Lacan repetidas veces. Es importante tomar Luego se refiere a la finalidad del análisis: “Uno no se propondrá
nota de este señalamiento que hace aquí Freud, y que también La- como meta limitar todas las peculiaridades humanas en favor de
can retoma en muchas oportunidades: los peligros del psicoanálisis. una normalidad esquemática, ni demandará que los “analizados a
Freud lo compara con quien se dedica a trabajar con los rayos x, fondo” no registren pasiones ni puedan desarrollar conflictos inter-
que está con una exposición permanente a esos rayos, lo que hace nos de ninguna índole. El análisis debe crear las condiciones psico-
a cierto riesgo. Se trata aquí de esa proximidad permanente con el lógicas más favorables para las funciones del yo; con ello quedaría
goce del semejante en la vida analítica, esa especie de visita diaria a tramitada su tarea (6)”.
ese goce en sus distintas manifestaciones, que en la vida común es El último punto es la “roca viva de la castración”, que conforma-
algo que el sujeto tiende a mantener a la distancia. ría un escollo más estructural del análisis en lo atinente a la sexua-
En efecto, toda la organización social, la urbanidad, está justa- ción, y entonces la envidia del pene en la mujer y la lucha contra la
mente destinada a que haya cierta distancia entre el goce de mi se- actitud pasiva frente a otro varón en el hombre -que remiten ambas
mejante y el mío, y el analista se mete ahí en esa intimidad del goce al complejo de castración- son el límite que encuentra Freud en el
de cada sujeto y eso tiene consecuencias. Freud lo dice así: “No sería trabajo analítico, ya que van a dar cuenta de las resistencias más im-
asombroso que el hecho de ocuparse constantemente de todo lo portantes, de la reacción terapéutica negativa, etc. Aquí Freud pro-
reprimido que en el alma humana pugna por liberarse conmoviera y pone nombrar este obstáculo último del análisis como repudiación
despertara también en el analista todas aquellas exigencias pulsiona- de la femineidad, tanto para la mujer como para el varón.
les que de ordinario él es capaz de mantener en la sofocación (4)”. Me interesa la cuestión de la temporalidad del análisis en dos as-
En este punto sitúa una cuestión fundamental -que va a ser el eje de pectos. Por un lado, como vimos recién -me parece que es el punto
lo que quiero plantearles hoy-, dice: “Todo analista debería hacerse fundamental- la cuestión del final del análisis en relación con la ter-
de nuevo objeto de análisis periódicamente, quizá cada cinco años, minación del análisis, y por otro lado cómo concebir la temporali-
sin avergonzarse por dar ese paso. Ello significaría, entonces, que el dad de la cura en su progreso mismo. Hay una relación entre ambas
análisis propio también, y no sólo el análisis terapéutico de enfer- cuestiones, ya que la concepción que tengamos del final del análisis
mos, se convertiría de una tarea terminable {finita} en una intermi- va a estar directamente ligada con la concepción que logremos de
nable {infinita}. No obstante, es tiempo de aventar aquí un malen- la temporalidad del análisis, de lo que ocurre en cada sesión, y la
tendido. No tengo el propósito de aseverar que el análisis como tal perspectiva temporal que tengamos del análisis.
sea un trabajo sin conclusión. Comoquiera que uno se formule esta
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II. Detrás del espejo titución de la imagen especular. Lacan distingue las flores como el
objeto a, y el florero como la imagen del cuerpo, que envuelve las
Comencemos por un breve recorrido por el escrito de Lacan, flores, que representan las pulsiones. En “Observación sobre el in-
“Observación sobre el informe de Daniel Lagache”, texto contem- forme de Daniel Lagache” Lacan aplica este esquema a la experien-
poráneo del Seminario 10, el seminario de La angustia, en el que cia analítica, entonces lo que plantea es que en el análisis se produce
Lacan retoma los esquemas ópticos que había desarrollado al co- una traslación, un cambio en la posición del sujeto, representado en
mienzo de su enseñanza. Si bien él reconoce en este texto que cuan- el esquema por una traslación del ojo al punto del ideal.
do estudió el estadio del espejo -y luego cuando diseñó el esquema
óptico- todavía no tenía el concepto de objeto a –mientras que en 180º
el momento en que escribe este texto ya lo tiene-, de todos modos a Espejo
él le parece que es posible dar cuenta de lo que ocurre en el análisis S1 I

recurriendo a ese esquema, agregando el objeto a. Mantiene el es- A
S2
quema pero le da una vuelta más, proponiendo un movimiento en i(a)
un espejo para dar cuenta de la operación analítica.
i¹(a)
90º A
x¹ i¹(a)
Espejo
y S SI
a¹ i¹(a) - 180º
a a¹
i¹(a)
i(a)
Esquema completo
A
C Este movimiento del sujeto es correlativo de un cambio del lugar
del Otro, representado por el espejo plano, que pasa de vertical a
x horizontal, quedando rebatido. Al quedar ubicado el sujeto en el
lugar del ideal y estar rebatido el espejo plano, tiene la posibilidad
y¹ de ver directamente lo que se encontraba oculto. Se trata de un
franqueamiento de la pantalla del fantasma que le posibilita un en-
El planteo del esquema óptico es que el espejo plano como el cuentro con lo real del objeto prescindiendo de esa pantalla. Como
Otro de lo simbólico debe estar ubicado exactamente perpendicular se verifica en la forma terminal del esquema, no por eso se queda sin
a la línea que va del ojo –soporte del sujeto- al punto del Ideal. Si el ideal o sin imaginario o sin imagen ideal. Lo novedoso es que puede
espejo plano está a 90º y el ojo está ubicado a la misma altura que ver el objeto real, ya no una imagen virtual de una imagen real, que
ese punto ideal se produce el espejismo del ramillete invertido, se era como lo veía anteriormente.
logran ver las flores dentro del florero, lo que da cuenta de la cons- Lacan señala que en este movimiento se trata de un franquea-
140 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 141
miento o atravesamiento -podríamos decir parafraseando a Lewis de lo que se había transformado según su parecer en una ritualiza-
Carroll que se trata de pasar detrás del espejo. Alicia a través del ción del psicoanálisis y en una suerte de obsesivización religiosa.
espejo realiza la experiencia de encontrarse con el inconsciente en Lacan propone una escuela habitada por un contrapunto entre
estado puro, más allá de ciertos velos, particularmente el del senti- la jerarquía y lo que él llama el gradus, que sería otro tipo de nomi-
do. En la página 662 encontramos una conclusión de este planteo: nación distinta de la jerárquica, que tendría que ver justamente con
“Esto es lo que le permitirá tomar en el término verdadero del aná- la posibilidad de nombrar a alguien analista en la medida que ese
lisis su valor electivo de figurar en el fantasma aquello delante de alguien pudiera testimoniar de haber atravesado un análisis. En ese
lo cual el sujeto se ve abolirse realizándose como deseo, para llegar punto propone el dispositivo del pase para evaluar a aquellos que
a este punto más allá de la reducción de los ideales de la persona. quieran hacerse nombrar como psicoanalistas de la escuela, no por
Es como objeto a del deseo, como lo que ha sido para el gran Otro la jerarquía, no por ser analistas viejos que analizaron un montón
en su elección de vivo, como el wanted o unwanted de su venida al de gente y escribieron libros y dieron seminarios, sino porque lle-
mundo como el sujeto está llamado a renacer, para saber si quiere garon hasta el final de un análisis. Propone entonces un dispositivo
lo que desea (6)”. En este momento de confrontación con el objeto para poner a prueba esa experiencia, y el centro de toda esa lógica
a Lacan ubica un momento de elección, donde el analizado tiene es precisamente el fantasma. En este texto Lacan hace girar toda
que elegir si quiere lo que desea. Dice: “Tal es la especie de verdad la experiencia analítica alrededor de la noción de atravesamiento o
que con la invención del análisis Freud traía al mundo. Es éste un travesía del fantasma. El término francés traversée se puede traducir
campo donde el sujeto, con su persona, tiene que pagar sobre todo de las dos maneras, no es lo mismo traducirlo de una que de otra.
el rescate de su deseo. Y en esto es en lo que el psicoanálisis exige La propuesta del pase se produce en un momento en el cual Lacan,
una reedición de la ética (6)”. Propone entonces una investigación a partir de la lógica del fantasma, lleva a su máximo despliegue la
de los efectos del complejo de castración a partir de la escritura del formalización del orden simbólico, recurriendo al discurso del amo
significante fálico. para dar cuenta de lo que acontece en el análisis.
Discurso del amo
III. La propuesta del pase S1 S2
S a
Vamos a pasar ahora a la “Proposición del 9 de octubre de 1967
para el psicoanalista de la escuela (7)”, que es donde Lacan propone En la parte superior del discurso del amo encontramos la lógica
el pase. Estamos a la altura del seminario de La lógica del fantasma, del inconsciente, S1 – S2, el saber inconsciente -que se sostiene
unos años después del texto sobre Lagache. Lacan había escrito tem- siempre a partir de significantes amos, significantes fundamentales-
pranamente un texto llamado “Situación del psicoanálisis en 1956” que en su relación con el conjunto de los significantes tienen como
(8), donde hacía una descripción muy irónica de lo que eran las efecto el sujeto dividido. En esa parte inferior del discurso del amo
sociedades psicoanalíticas tal como Freud había querido que fueran, encontramos el fantasma y este resto que es el objeto a, resto real que
lo que dio lugar a la IPA, de donde él había sido expulsado en 1964, no se vuelve a asimilar en la cadena simbólica, un resto en el sentido
justamente porque su deseo lo llevó a conmover ciertos estándares, matemático del término, que deja de intervenir en las operaciones
142 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 143
posteriores, que cae. Para formalizar lo que ocurre en un análisis La- original, llevarlo hasta el punto que figura su finitud para permitir el
can toma como referencia el discurso del amo y sobre ese esquema après coup, el efecto de tiempo que, como se sabe, le es radical (9)”.
hace esta fórmula: El pase como una experiencia de après coup, como una experiencia
retroactiva, que sigue la lógica del significante. Luego dirá: “La ter-
S Sq minación del psicoanálisis, llamado en forma redundante didácti-
S (S1, S2,… Sn) co, es en efecto el paso del psicoanalizante al psicoanalista. Nuestro
propósito es plantear al respecto una ecuación cuya constante es el
Por un lado el significante de la transferencia, por el otro el signi- ágalma (10)”.
ficante cualquiera, abajo la s minúscula, que es el saber, compuesto De modo que propone el atravesamiento del fantasma, que da-
por el conjunto de los significantes del inconsciente. Esta es la fór- ría cuenta del pasaje del psicoanalizante a psicoanalista como una
mula del sujeto supuesto al saber, de la transferencia. El significante ecuación en la que hay una x a despejar, esa x resulta ser el deseo
de la transferencia implica entonces la puesta en función de un sig- del analista. “La estructura así abreviada les permite hacerse una
nificante singular, ligado a la presencia del analista, que representará idea de lo que ocurre al término de la relación de la transferencia,
al sujeto para un significante cualquiera. Es a partir del significante o sea, habiéndose resuelto el deseo que sostuvo en su operación el
de la transferencia que se organiza el saber inconsciente como con- psicoanalizante, éste ya no tiene ganas de aceptar su opción, es decir
junto, en el cual se van a empezar a desgranar los significantes de el resto que determinó su división lo hace caer de su fantasma y lo
la cadena inconsciente de este sujeto en particular. Lacan plantea destituye como sujeto (11)”. Aquí estamos en el nivel inferior del
que esto es lo que prevalece en un primer tiempo del análisis y que discurso del amo: se trata del atravesamiento del fantasma, la desti-
a medida que se van desgranando los significantes del inconsciente tución subjetiva, y queda ese resto que es el objeto a. Más adelante
en la vertiente de elaboración del saber del análisis, cada vez se va plantea: “El paso del psicoanalizante al psicoanalista tiene una puer-
haciendo más presente el objeto a que estaba latente. Va a plan- ta cuyo gozne es el resto que hace su división, pues esa división no
tear entonces que en el final del análisis lo no sabido se ordena en es más que la del sujeto cuya causa es ese resto. En este vuelco donde
el marco del saber, se produce un atravesamiento por el cual todo el sujeto ve zozobrar la seguridad que le daba su fantasma, donde se
este trabajo simbólico, que da lugar al saber, cae y se hace presente constituye para cada quien su ventana sobre lo real, se percibe que el
este objeto a que estaba latente hasta entonces. Lacan señala que en asidero del deseo no es más que el de un deser. En ese deser se revela
este momento se produce una destitución subjetiva, una caída de la lo inesencial del sujeto supuesto al saber (12)”.
subjetividad. En este segundo tiempo, más ligado al final, cae la ela- Tanto “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” como
boración de saber, cae la asociación libre, y se hace presente el ser de “La proposición del 9 de Octubre de 1967…”, son planteos de la
objeto a. El dispositivo del pase propone entonces una duplicación temporalidad del análisis desde una perspectiva en la cual todavía
de esta operación, en la que se trataría justamente de dar cuenta de hay una prevalencia del orden simbólico, particularmente de la ló-
este recorrido. gica del significante, lo que resulta en cierta perspectiva lineal de
Les propongo leer algunas partes del texto para pasar a los pro- temporalidad, de modo que, si bien podemos apreciar el efecto de
blemas. Allí plantea Lacan: “Se olvida en efecto la razón de su preg- retroacción, no deja de haber un despliegue así:
nancia, que reside en constituir al psicoanálisis como experiencia
144 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 145
cristiana, en cuyo horizonte se encuentra en última instancia Dios.
En efecto, la perspectiva lineal es idealizante, supone una meta a al-
canzar, y es el problema que plantea la transmisión de la experiencia
a través de un relato, que propone un abordaje finalista del análisis
que puede funcionar como una referencia que de alguna manera le
Esta perspectiva sigue la metáfora freudiana del juego del aje- impide al sujeto hacer su propia experiencia, habitado por una idea
drez, del que sólo es posible formalizar la apertura y el final. Es en- de progreso.
tonces posible formalizar la entrada en análisis y el final del análisis. El problema es que la única manera que tenemos de hablar de la
Siguiendo esta lógica, el final del análisis permitiría cierto efecto de experiencia es a través de un relato. El asunto es si necesariamente el
retroacción sobre el inicio. La perspectiva lineal que supone este testimonio pasa por un relato, o si hay otras formas de testimonio,
planteo comienza a desmenuzarse en el Seminario 21, culminando que alcanzan al decir y se juegan en el nivel del acto. En un análisis
en cierto planteo del Seminario 24. muchas cosas que lógicamente serían anteriores ocurren cronológi-
camente después, entonces el paciente afirma estar retrocediendo, o
volviendo al punto de partida. La idea de regresión supone el ideal
de la evolución, y es lo que fracasa en un análisis. No hay un antes y
Entrevistas Final de un después, no hay superación, no hay progreso. Tanto Freud como
preliminares análisis Lacan terminan poniendo el acento en el obstáculo, en lo que no
cierra. Sería interesante intentar abordar los momentos de franquea-
miento, de pasaje, en un análisis con otra lógica que no suponga ese
Entrada Pase punto ideal a alcanzar, lógica que sin duda remite a una topología.
en análisis En esa vía situaría el testimonio de Lacan, quien decía que se la
pasaba pasando el pase. En ese pasar nos deslizamos desde la idea
de atravesamiento a la de travesía. El atravesamiento implica pasar
IV. El contrapsicoanálisis de un lado al otro, la travesía no supone un antes y un después. Sin
duda haber hecho un análisis hace una diferencia, el asunto es si esa
En el Seminario 21, Les non-dupes errent, que se puede traducir diferencia es captable en términos de antes y después, de principio
como Los nombres del padre, pero también Los no incautos yerran, y final.
Lacan está poniendo en un pie de igualdad lo simbólico, lo imagi- En este último tiempo de su enseñanza Lacan ya no tiene tanto
nario y lo real, a partir del encuentro, dos años antes, con el nudo entusiasmo en el abordaje de la experiencia en términos del saber.
borromeo. En este seminario Lacan empieza por poner en cuestión De hecho, en la conferencia dictada en Bruselas y titulada Palabras
la perspectiva lineal al abordar la vida. El no incauto, el que no se sobre la histeria (13), llega a plantear seriamente la pregunta acerca
deja tomar por la lógica del inconsciente y por ello termina errando, de si el psicoanálisis es una estafa. Y en el Seminario 24 echa por tie-
es quien cree que la vida tiene un principio y un final, que la vida rra la pretensión de cientificidad del psicoanálisis, afirmando que el
es un camino. Lacan plantea que en realidad ésta es una perspectiva mismo “es una forma moderna de la fe religiosa (14)”, lo que impli-
146 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 147
caría considerar la importancia que tiene la creencia en dicha expe- referencia a un recorrido que hay que distinguir de lo que sería un
riencia. Es en este punto que Lacan pone el acento en la dimensión trayecto en el sentido de punto de partida y un punto de llegada.
poética de la experiencia analítica, dimensión que fue retomada por Plantea entonces la pregunta acerca de si en el análisis de lo que se
J.-A. Miller en uno de sus últimos cursos, Un esfuerzo de poesía (15). trata es de identificarse con el síntoma.
En la clase del 16 de Noviembre del 76, que es la primera clase Antes de plantear esta cuestión lo que se pregunta es si es posible
del Seminario 24, Lacan introduce el título del seminario que es identificarse con el inconsciente. Si tomamos el planteo freudiano
L’insu que sait de l’une bévue s’aile à mourre, que tiene muchas tra- de hacer consciente lo inconsciente, ¿entonces el fin del análisis sería
ducciones posibles; las que más se aproximan a lo que trataremos identificarse con el inconsciente? Lacan niega rotundamente esta
ahora son: Lo no sabido que sabe de la una equivocación es el amor y posibilidad, porque el inconsciente siempre va a permanecer como
Lo no sabido que sabe del umbewusste -del inconsciente freudiano- Otro, ya que su estatuto estructural es la alteridad. Es imposible
es el amor. Lo no sabido que sabe: el acento está en lo no sabido, no identificarse con el inconsciente. Deja entonces planteada la cues-
en el saber, a diferencia de “La proposición…”, donde lo no sabido tión de si se trataría de la identificación con el síntoma. Pero aclara:
finalmente se ordenaba en el campo del saber. Acá lo importante es “tomando sus garantías de una especie de distancia”. Un tipo de
lo no sabido, l’une bévue, la una equivocación. identificación que se distinguiría del lugar que puede ocupar el sín-
Aquí Lacan comienza una discusión con la concepción esférica toma en el estado neurótico común, del síntoma llamado por Freud
del hombre que encuentra en Freud, particularmente en la segunda egosintónico, que sería una identificación con el síntoma también,
tópica, que describe como un huevo, como una forma esférica. La- pero sin distancia. Aquí, en cambio, se trata del resultado de un
can indica que Freud no se dio cuenta de que la estructura del ser trabajo realizado sobre el síntoma, por el que identificarse con él
hablante es tórica -es decir, agujereada- no esférica. La diferencia “quiere decir conocerlo, saber hacer con él, saber desembrollarlo,
entre el toro y la esfera es precisamente que la esfera no tiene agu- saber manipularlo, saber hacer allí con su síntoma, ése es el fin del
jero, ya que el vacío de la esfera se puede reducir totalmente, toda análisis”. Se trata de cierto conocimiento, hasta podríamos decir
la esfera se puede reducir a un punto, en cambio el toro no, porque cierta familiaridad con el síntoma, lo que da cierta posibilidad de
tiene el agujero en el medio. hacer con eso, de no quedar sufriendo del mismo. En este punto
Otra cuestión que inquieta a Lacan en este último tiempo de Lacan distingue el saber hacer -savoir faire, que está del lado de la
su enseñanza es el problema de la conciencia. Ya Freud había dicho père-version, del uso de manual, del uso estandarizado- del saber
que iba a escribir un texto sobre la conciencia que no escribió, Lacan hacer allí -savoir y faire-, que está del lado de la invención, del arte
interroga una y otra vez el estatuto de la conciencia en su enseñanza. de cada cual.
¿Cuál es la relación entre inconsciente y consciente? Freud plantea- En la clase siguiente -del 14 de diciembre- se define como histé-
ba el fin del análisis como hacer consciente lo inconsciente. ¿Cuáles rico, haciendo una salvedad: “la diferencia entre la histérica y yo es
son los impases de su planteo? En esta clase del 16 de noviembre que la histérica está sostenida en su forma de garrote por una arma-
Lacan plantea que existe algo que se llama un interior, que suele lla- dura distinta de su consciente que es su amor por su padre. Todo lo
marse endopsiquismo y que habría que ver qué es eso. Un poco más que conocemos de esos casos enunciados por Freud concernientes a
adelante se pregunta ¿de qué se trata un análisis?, “¿En qué consiste la histeria, ya se trate de Anna O., de Emmy von N, o Isabel Von R
esta demarcación que es el análisis?” Al hablar de demarcación hace lo confirma: el montaje es la cadena, la cadena de las generaciones”.
148 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 149
Conciencia
Inconsciente
GARROTE HISTÉRICO
En la neurosis, por el contrario, el adentro y el afuera se distin-
guen en este punto. En la histeria hay un afuera y un adentro: está la
Se trata aquí del anudamiento entre consciente e inconsciente. conciencia adentro y el inconsciente afuera. Podría pensarse que en
Parte entonces de dos toros entrelazados -es decir que uno pasa por la neurosis obsesiva sería al revés, que está el inconsciente adentro y
el agujero del otro- y luego a uno de esos dos toros le hace un aguje- la armadura es la consciencia:
ro para que envuelva al otro. La armadura del amor al padre –que es
Inconsciente
el inconsciente- pasa a envolver al consciente, de modo que el nudo
entre consciente e inconsciente queda resuelto así en la histeria. Por
eso plantea que la histérica, la histórica, no tiene en suma para ha-
cerle consistir sino un inconsciente. Es la radicalmente otra porque
es puro inconsciente. Plantea entonces: “la diferencia entre la histé-
rica y yo, quien en suma a fuerza de tener un inconsciente lo unifico Conciencia
con mi consciente...”. A diferencia de la histérica, que envuelve su
GARROTE OBSESIVO
consciente con su inconsciente, él -Lacan- los unifica. ¿Cómo pen-
sar esta unificación? En este punto podemos retomar el planteo del En ese caso también encontramos uno envolviendo al otro, in-
Seminario 23, en el que por medio de empalmes se unifican dos cluso podría plantearse la histerización en la neurosis obsesiva en
registros que estaban separados. Pero como a su vez Lacan enfatiza tanto efecto de la intervención analítica como una perforación de
que el inconsciente permanece como Otro en el final del análisis -es la armadura de la conciencia que deshace este envolvimiento para
decir que no deja de ser una alteridad- entonces no podemos pensar operar luego un envolvimiento por el inconsciente.
que se trata de una unificación de ese orden, en la que los dos toros A partir de este planteo de Lacan podríamos proponer para dar
se cortarían y se juntarían, que no quedaría ninguna diferencia. Me cuenta del final del análisis la botella de Klein como una unifica-
parece que una posibilidad de pensarlo -es una hipótesis- es la bo- ción de los dos toros, pero esa unificación tendría un anudamiento
tella de Klein. Porque la botella de Klein posibilita justamente una moebiano, por lo que se seguirían distinguiendo un interior y un
torsión moebiana entre el adentro y el afuera: exterior en cada momento, solamente que a la vez se podría pasar
de uno al otro.
Sobre el final de esta clase Lacan plantea un riesgo en la opera-
ción analítica. En un momento plantea que “en efecto, el psicoa-
nálisis se aficiona a poner en el afuera lo que está en el interior, a
150 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 151
saber el inconsciente”, es decir que habría cierta relación entre el mente cuando dice que él unifica el consciente con el inconsciente
psicoanálisis y la estructura histérica. Y agrega: “esta transformación está diciendo que él hizo un contra-psicoanálisis. También en otro
que hace envolvente lo que está en el interior no deja de tener que momento, cuando dice que se la pasa pasando el pase, retoma esta
ver con el psicoanálisis”. Dice a continuación: “supongamos tres perspectiva freudiana de volver a hacer una tajada cada tanto y de
toros, especialmente lo real, lo imaginario y lo simbólico, ¿qué va- volver a desarmar ese nudo en el que los dos registros quedan en-
mos a ver al volver sobre sí mismo lo simbólico, procediendo por vueltos por lo simbólico.
un corte una disposición completamente diferente del nudo borro- En ese sentido me parece que el Lacan del nudo borromeo es un
meo? Al volverlo, el toro de lo simbólico envuelve totalmente lo Lacan que se acerca más al planteo de Freud respecto del fin del aná-
imaginario y lo real, es en eso que el uso del corte en relación a lo lisis, donde entra una dimensión topológica que hace a la vertiente
simbólico corre el riesgo de provocar al final de un psicoanálisis, una interminable del análisis, más allá del hecho de que los análisis efec-
preferencia dada en todo al inconsciente”. Un poco más adelante tivamente terminan. En efecto, sabemos que terminan, y también
dice: “Experimentar un psicoanálisis marca un pasaje. El hecho de sabemos que vuelven a comenzar más adelante, que el reanálisis es
haber franqueado un psicoanálisis no podría ser vuelto a llevar al la regla. El asunto es cómo se pone en acto en cada análisis, para
estado anterior salvo al practicar otro corte, que sería equivalente a cada sujeto, esta dialéctica entre lo interminable y lo que se termina,
un contra psicoanálisis. Es precisamente por eso que Freud insistía cómo se pone en acto en cada análisis y para cada sujeto.
para que los psicoanalistas, vuelvan a hacer lo que corrientemente
se llama una tajada, es decir, que hagan una segunda vez el corte Clase del 11 de agosto de 2010.
restaurando así el nudo borromeo en su forma original”.
Aquí Lacan retoma el planteo de Freud de hacer más de un tra-
mo del análisis. El punto de partida es un nudo borromeo entre Bibliografía
imaginario, real y simbólico. La operación analítica introduce la
función del corte en lo simbólico. Se hace un corte y con eso se 1) Freud, S. “Análisis terminable e interminable”, en Obras Completas.
envuelven los otros dos: Buenos Aires, 1986. T. XXIII. Pág. 222.
2) Ibid. Pág. 223.
3) Ibid. Pág. 224.
I
R 4) Ibid. Pág. 250.
5) Ibid. Pág. 251.
6) Lacan, J. “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: “Psi-
S coanálisis y estructura de la personalidad””, en Escritos 2. Siglo veintiu-
no. Buenos Aires, 1985. Pág. 662.
7) Lacan, J. “Proposición del 9 de octubre de 1967 acerca del psicoa-
Lacan plantea que en el final del análisis los tres registros quedan nalista de la Escuela”, en Momentos cruciales de la experiencia analítica.
así, es decir que imaginario y real quedan envueltos por lo simbóli- Manantial. Buenos Aires, 1987.
co, entonces sería necesario hacer un contra-psicoanálisis. Evidente- 8) Lacan, J. “Situación del psicoanálisis en 1956”, en Escritos 1. Siglo
152 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 153
veintiuno. Buenos Aires, 1985. 8. Contar hasta diez
9) Ibid 7. Pág. 10.
10) Ibid 7. Pág. 16.
11) Ibid.
12) Ibid 7. Pág. 18.
13) Lacan, J. Palabras sobre la histeria. Conferencia inédita pronuncia-
da en Bruselas el 26 de febrero de 1977.
14) Lacan, J. L’insu que sait de l’une bévue c’est l’amour. Seminario
inédito. Clase del 17 de diciembre de 1974.
15) Miller, J.-A. Un esfuerzo de poesía. Curso inédito 2002-2003. Nieves Soria Dafunchio: Le damos la bienvenida a Fabián Sche-
jtman. Es psicoanalista miembro de la EOL y de la AMP, docente
del ICdeBA, Profesor Titular de la Cátedra II de Psicopatología de
la Facultad de Psicología de la UBA y Director de la Maestría en
Psicoanálisis de la UBA.
I. Contar
Fabián Schejtman: Quiero agradecerle a Nieves la invitación
para participar en éste que es su espacio de enseñanza en la escuela.
No me detuve a contar hasta diez para proponerle el título de esta
clase, es decir, me dejé llevar por lo que se me ocurrió en deter-
minado momento. No me detuvo, entonces, una vertiente quizás
un poco superyoica que puede oírse en ese “contar hasta diez”. Se
conoce la frase que dice “hay que contar hasta diez antes de…”,
antes de abrir la boca para decir alguna boludez, o antes de pasar al
acto. Como si en ese contar, lo que se llama pensamiento pudiese
detener el acto, aun el de hablar. Lo que se denomina, a veces, pru-
dencia: “¡deténgase usted por un instante, cuente hasta diez antes
de hacer… tenga precaución!”. No conté hasta diez, entonces, y me
dejé llevar por esa ocurrencia proponiendo ese título. Tiene algo de
paradójico, seguramente: propongo “Contar hasta diez”… ¡pero no
cuento hasta diez para proponerlo!
Bien, la cosa se va a ir acercando -ya lo veremos- a la canción in-
154 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 155
fantil que abre la última clase del Seminario 22 de Lacan. Él se remi- En cuanto a ello -la cuenta con los dedos de las manos-, es muy
te allí en efecto, a un especie de canturreo que sirve evidentemente curioso, puede notarse que al contar con los dedos, al comenzar a
para que los niños -en francés- aprendan los números, ese que dice: contar -uno, dos, tres…- cuando se pasa al cuatro las cosas se com-
“Uno dos tres, iremos al bosque, cuatro cinco seis, a recoger cerezas, plican: quiero destacarlo porque es el punto en el que está Lacan en
siete ocho nueve, en mi cesta nueva…”. En realidad la canción con- el Seminario 22, pasar del tres al cuatro. Ustedes ¿qué dedo utilizan
tinúa, pero él se detiene allí en el nueve. El canto sigue: “diez, once para el cuatro? Ven que en el pasaje del tres al cuatro hay una difi-
y doce todas ellas -las cerezas- rojas”1. Lacan lo interrumpe, efectiva- cultad, hay un umbral que atravesar, lo mismo pasa si ustedes siguen
mente, en el nueve, en el marco de proponer para su vigésimo tercer con la otra mano y siguen contando seis, siete, ocho, nueve, nueva-
seminario el título “Cuatro, cinco, seis”, dice algo así en esa última mente allí se juega una complicación -al pasar al nueve, cuarto dedo
clase del Seminario 22: “Este año fue Uno, dos, tres -es decir, RSI-, de la segunda mano-. ¿Llegaremos a decir, parafraseando a Freud:
el año que viene será Cuatro, cinco, seis”. Y, como se sabe, Cuatro, algunas consecuencias matemáticas de la… anatomía, de la exten-
cinco y seis, no es otra cosa que… inhibición, síntoma y angustia. sión de los tendones de la mano, de las posibilidades musculares de
Es decir, los nombres del padre -incluso padres del nombre- que La- la mano humana?
can encuentra en Freud y que propone al final de ese Seminario 22 Y, por lo demás, uno llega a preguntarse ¿qué sistema numéri-
como los responsables de mantener enlazados lo real, lo simbólico co tendríamos si tuviésemos, digamos, manos de tres dedos? ¿Sería
y lo imaginario. Cada uno de esos miembros del trío freudiano de un sistema que tenga por base el número seis? No es imposible, a
1925 podría funcionar, en efecto, como cuarto que venga a sostener nosotros nos parece que el diez es un número… redondo. Pero es
el lazo borromeo de aquellos uno, dos y tres: RSI. Lo retomaremos. que estamos acostumbrados a ello, ¿no? Para un sistema en el que
Pero, en fin, es preciso comenzar indicando que nuestro siste- la base sea seis, o doce -del que se constatan vestigios en el uso del
ma numérico es decimal, es decir que tenemos por base el diez… número- sería totalmente disimétrico el diez. Veamos brevemente
porque tenemos diez dedos en las manos. Aparentemente estaría esos residuos de otros sistemas numéricos. En francés, por ejemplo,
aceptado eso. En general no nos ponemos a contar también con los ochenta se dice quatre-vingt, cuatro-veinte, o cuatro veintenas. Se
de los pies, ¡habría que sacarse los zapatos!: en ese caso sería vigesi- tienen restos allí del sistema vigesimal. O si nos metemos con la
mal. Pero eso no quita que de hecho haya sistemas vigesimales, es medición del tiempo, ahí en general no tenemos por base el diez,
decir, de base veinte. Pero, en principio, el nuestro es básicamente sino el doce -para las horas- o el sesenta - para los minutos-. Lo que
un sistema decimal, es decir que tenemos en las cuentas por base conlleva las complicaciones conocidas para el aprendizaje de la lec-
los diez números que van del 0 al 9, después se empieza a construir tura de la hora en los relojes con agujas… cosa que mi hijo menor,
más adelante por una vía que combina estos diez números, estos Ezequiel, experimenta ahora que está aprendiendo a leer los relojes
diez dígitos. Claro, ahí también se escucha que se trata de los dedos: de este tipo. Claro, hace años que estamos en la era del reloj digi-
están en juego los dígitos. tal -una vez más ¡digitales!- pero vieron que los de agujas resisten,
¿verdad? Tienen un encanto, se ve, que no pasa de moda. En fin,
1. La versión francesa: “Un, deux, trois, nous allons au bois. Quatre, tiene su dificultad, en efecto, explicarle a un niño que cuando la
cinq, six, cueillir des cerises. Sept, huit, neuf, dans un panier neuf. Dix, aguja grande marca el doce y la chiquita el diez, son las diez, o que
onze, douze, elles seront toutes rouges”. si la aguja grande marca el uno ya son las diez… ¡y cinco! Hay ahí
156 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 157
una superposición de los dos sistemas, duodecimal y sexagesimal, lo II. Sinthomanalista y analista-síntoma
que se pone de manifiesto en algunos relojes en los que aparece eso,
justamente, el uno que es uno y es cinco a la vez… en fin. Entonces, no sé si llegaré, en efecto, a diez. Me voy a detener
Todo esto no está tan alejado, en verdad, del asunto que nos seguramente en los nudos neuróticos que se siguen de continuar
convoca, que no se refiere ciertamente a cuestiones propiamente contando, después del 1, 2, 3 -que son R, S e I-, 4, 5, 6, claro está,
matemáticas o de historia de sistemas numéricos, sino al del número pero también 7, 8 y 9. Pero verán que no solamente para quedarnos
en psicoanálisis, porque Lacan llega a ubicar en el nivel del núme- en la neurosis como tal -ya en otra oportunidad, y también en este
ro eventualmente lo que él considera real en un sentido fuerte. Él espacio invitado por Nieves, puede referirme a los anudamientos y
lo dice así en la “Introducción a la edición alemana de un primer desanudamientos neuróticos-. Claro que tendré que pasar por allí
volumen de los Escritos”, que el número es de lo real, lo que queda necesariamente, pero esta vez orientado, digamos, hacia el trata-
ligado a la indicación siguiente: que “hay tipos de nudos, hay tipos miento analítico de las neurosis, esto es, al campo de los anuda-
de síntomas”. Es decir, se trata de lo que “hay en lo real”, y conduce mientos y desanudamientos bajo transferencia. En fin, veremos si
a lo que he llamado el “realismo nodal” de Lacan -puede leerse al eso me permite, esta es la cuestión, llegara proponer seis versiones
respecto el prólogo que escribí, justamente, para un libro de Nie- del sinthomanalista -esto es el analista como sinthome-, a las que
ves, Confines de la psicosis- que quizás podríamos llamarlo también agregaré -lo que no es lo mismo-, tres versiones del analista-síntoma
realismo numeral, porque en realidad el nudo puede reducirse a -ahora, sin “th”-. Y luego, quizás quedará una más, y así serían diez.
una escritura numérica. De hecho, en culturas antiguas se contaba Voy a invitarlos, digamos, a formalizar las posiciones del psi-
efectivamente introduciendo nudos en una soga. coanalista en una cura. Me parece que no son infinitas: al menos
No sé si voy a llegar a contar hasta diez. De hecho Lacan se tomando en cuenta -justamente en cuenta- las combinatorias posi-
propuso contar hasta seis… ¡y no llegó! Quiero decir, luego de que bles que se siguen del hecho de incluir la inhibición, el síntoma y la
propuso -sobre el final del Seminario 22- Cuatro, cinco, seis como angustia en el nudo de lo real, lo simbólico y lo imaginario, de allí
título para su vigésimo tercer seminario, iniciado éste -el Seminario se seguirían nueve -en principio-, nueve posiciones para el analista:
23- confiesa que hubiera sido demasiado contar hasta seis y decide, tres que corresponden a un psicoanalista que desencadena, esto es,
como se sabe, quedarse en el cuatro, lo que termina por ser justa- un analista-síntoma, signo de lo que no anda en lo real. Y seis que
mente el sinthome, a la postre, título de ese seminario: El Sinthome. comporta la localización de un analista-sinthome, que anuda, que
Y bien, son varias las razones que pueden proponerse para explicar encadena: el sinthomanalista. No insistiré excesivamente aquí sobre
por qué Lacan se desvía -el término es suyo, lo encuentran en la el distingo en el que machaco hace tiempo: el que opone síntoma y
primer clase del Seminario 23- de su proyecto inicial, que era titular sinthome, sólo brevemente enseguida y, luego, pueden leerse algunas
a ese seminario Cuatro, cinco, seis. En diversos trabajos le dí varias cosas sobre ello2.
vueltas a ese asunto, así que no volveré aquí sobre eso, pero es cierto Del analista que desencadena, que desanuda, podría decirse que
que al menos él señala que tal desvío se produjo por una invitación
apremiante de Jacques Aubert a que abra con una conferencia el Vº 2. Cf. p. ej. Schejtman, F., "Síntoma y sinthome”, en Schejtman, F.
Simposio Internacional James Joyce: es decir, se habría desviado de (comp) y otros, Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis, Grama, Buenos
su proyecto inicial debido a su abordaje de Joyce. Aires, 2012.
158 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 159
está en el filo mismo de su tarea, al menos si se atiende a la etimo- Si ustedes leen los textos que usualmente se escriben en la ac-
logía de “analizar”, que proviene del griego Αναλuω -analýo- que tualidad sobre el sinthome podrán corroborar que, en general, se lo
es “desato”. Analizar en un sentido estricto es desatar. El análisis, superpone con la cara real del síntoma y/o se lo supone un resultado
para Freud, no es síntesis, es… ¡análisis! Ciertamente que al analista al que se accede en el fin de la cura. En efecto, se llega a oponer por
no le toca solamente desatar, pero quizás uno puede decir que pro- ejemplo, el síntoma metáfora en el primer Lacan, al sinthome, la
piamente, radicalmente, él es analista en un sentido estricto, en el cara real del síntoma, desplegada más bien en su última enseñanza,
nivel de la función de su deseo en tanto que desata, desencadena, vertiente a la que se accedería además llevando un análisis hasta su
eventualmente cuando inspira cierto “deseo de despertar” -Miller lo término, lo que adicionalmente entregaría la posibilidad de un “sa-
propone así en un artículo de hace muchos años3- aun cuando sepa ber hacer” con ese real.
que el despertar es imposible. El deseo, en un sentido estricto, quie- Y bien, me parece que no hay versiones más alejadas del sintho-
bra la homeostasis, si es que uno entiende a la homeostasis como el me que propone Lacan que aquellas, toda vez que, para empezar,
nombre freudiano de la estabilidad del aparato, es decir del enca- el sinthome para Lacan no es real, ni simbólico, ni imaginario, sino
denamiento. Pero, es cierto, que el analista tampoco es un fanático aquello que permite que lo real, lo simbólico y lo imaginario se
del desencadenamiento… tantas veces le toca acompañar, a quien mantengan enlazados: reparación del o de los lapsus del nudo que
lo consulta, en el re-anudamiento. Por no señalar que muchas veces dejan sueltos a los registros. Lacan lo expone con mucha claridad
ata al desatar y desata al atar. Pero aquí, a los fines de lo que hoy les de ese modo entre los capítulos V y VI del Seminario 23. De modo
propondré, veremos tres versiones del analista que desencadena y que el sinthome no es real en sí mismo, por lo menos entendido
vamos a ver si podemos establecer además seis versiones del analista como noción. Después sí, podemos ver, caso por caso, si algún ele-
que encadena, que ata, que anuda, que enlaza. mento de lo real, para alguien, puede funcionar como sinthome,
Como les decía, sin insistir demasiado en ello, parto del distingo pero también se pueden abordar estructuras sinthomadas, sostenidas
-que creo puede leerse en el Seminario 23 de Lacan- entre el síntoma en la prevalencia de algún elemento de lo imaginario o bien de lo
-que en francés se escribe symptôme- y la grafía que Lacan recupera simbólico.
de una versión antigua del síntoma en francés e introduce en la Por otra parte, tampoco se sigue del Seminario 23 de Lacan que
conferencia “Joyce el síntoma”, el sinthome. A mí me parece que en se halle el sinthome al fin del análisis. De hecho, cuando Lacan tiene
el Seminario 23 -queda especialmente claro entre los capítulos V y que dar el ejemplo de alguien para el cual propone un sinthome, no
VI de ese seminario- se puede plantear una oposición fuerte entre el sólo se refiere a alguien que no llevó un análisis hasta su término,
síntoma y el sinthome. Entiendo que allí -entre esos dos capítulos- el sino a alguien que no lo comenzó jamás: James Joyce. Y ello abre,
sinthome alcanza una suerte de estabilidad conceptual cuando se lo entonces, la interesante posibilidad de concebir estructuras sintho-
empareja con la noción del lapsus del nudo. Porque, precisamente, madas, es decir estabilizadas sirviéndose del artilugio del sinthome,
Lacan va a definir al sinthome como una reparación del lapsus, de antes del análisis, por fuera del análisis, durante el análisis y, claro
la falla del anudamiento, que permite a sus tres registros enlazarse. está, también, luego del mismo.
En cualquier caso, si el sinthome tiene función de anudamiento,
3. Cf. Miller, J-A., “Despertar” en Matemas I, Manantial, Buenos como lo propone Lacan en el Seminario 23, es bien claro que sólo
Aires, 1987. se consulta a un analista cuando para alguien el sinthome deja de
160 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 161
funcionar anudando: es decir, se consulta cuando algo se ha des- guardo para siempre de los embates de lo real. Si la cosa concluyera
encadenado. Cuando la angustia, que es signo de ese desencadena- de ese modo tendríamos una versión lacaniana de la novela rosa
miento, empuja. O bien, cuando el síntoma -sin th- indica que algo abrahamaniana que Lacan critica tan fuertemente en “La dirección
no anda en lo real: la piedra en el zapato que impide caminar, que de la cura y los principios de su poder”. Claro que ya no lo vamos a
impide circular. Se concurre al analista cuando la cosa no marcha. Y llamar “felicidad genital”, o cura absoluta, pero a veces ciertos abor-
la transferencia ya es re-anudamiento, el analista allí re-enlaza lo que dajes de la identificación con el síntoma al fin del análisis se acercan
se ha desanudado: sinthomanalista, como pude anticipar. bastante a eso.
Así, hay sinthome antes del análisis -lo que sostiene estable y más Lo que digo es que, además del sinthome que se puede conseguir
o menos adormecida una neurosis-, después es su vacilación la que al fin del análisis y que me parece dable encontrar -porque efec-
lleva a alguien a consultar con un analista, y luego el analista puede tivamente luego de verificar la inexistencia del Otro, tanto como
ser un buen remedio que venga a reparar esa falla que trajo a su del hecho de que no hay relación sexual no dejamos al analizado
paciente a la consulta. Y de allí, como se sabe, surge muchas veces angustiado, inerme en ese punto, tuvo que haber inventado alguna
del entorno del paciente la queja de que éste ahora depende de ese salida más o menos novedosa para el asunto, algo menos reiterativo
analista como una muleta. Pocas veces falta la novia, el hermano, el que su neurosis, algo menos estereotipado que la perversión fan-
padre, en fin, el allegado que denuncie hasta qué punto el consul- tasmática-… bien, además del sinthome resta el síntoma: algo del
tante depende de ese analista que, de pronto, se ha vuelto un punto síntoma (sin th) queda, se corrobora. Eventualmente se consigue un
firme de amarre en la existencia. Y ese punto es tan firme, el remedio remedio no tan neurótico para enfrentar el hecho de que no hay re-
tan bueno frente al hecho de que no hay relación… que hay que ver lación sexual -y eso es el sinthome post-analítico-, pero además, hay
si los análisis no se prolongan justamente por eso. Una vez que se lo incurable del síntoma que convive con las eventuales invenciones
encontró una suplencia tan adecuada… ¿por qué dejarla? En fin, lo sinthomáticas.
que destaco aquí entonces es que, efectivamente bajo transferencia Al síntoma conviene abordarlo en el nivel de esa letra de goce
se halla esta función del sinthomanalista y vamos a ver que pueden que se pone en cruz e impide que las cosas anden, y un psicoaná-
encontrarse seis posiciones distintas para ese re-anudamiento trans- lisis, por más lejos que llegue, no lo anula. Si en el nivel del sintho-
ferencial. me post-analítico se encuentra un saber hacer ahí con determinado
fragmento de real, un fin de análisis también deja un resto de no
saber hacer ahí de ningún modo con eso. Y mejor que quede bien
III. El sinthome y el síntoma post-analíticos ceñido... sino uno puede creer que ese sinthome lo puede todo. Es-
toy refiriéndome estrictamente a lo incurable. Vale la pena indicar-
Por fin, seguramente podemos encontrar también al sinthome lo. Dejémosle la idea del pragmatismo extremo, al nominalismo y
al fin del análisis. Del que tendremos que pensar, ciertamente, sus relativismo actual que cree poder reducir lo incurable del síntoma
diferencias con las versiones del sinthome neurótico, ya sea de antes de un modo absoluto: esa no es la vía del psicoanálisis.
del análisis o del que se pone en juego bajo transferencia.
Pero, independientemente de ello, es claro que el fin del análisis
no entrega al analizado un sinthome eterno que lo pondría a res-
162 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 163
IV. Seis encadenamientos, tres desencadenamientos (sigma) y α (alfa), respectivamente, a la inhibición, el síntoma y
la angustia, y luego, siguiendo a Lacan, se insertan en esos seis or-
Dicho eso, quisiera pasar a indicar por qué es que propongo denamientos de los registros, redoblando -como señalé recién- el
que hay seis posiciones para el sinthomanalista y tres para el ana- síntoma a lo simbólico, la angustia a lo real y la inhibición a lo ima-
lista-síntoma. Todo el asunto parte de lo siguiente. Lacan propo- ginario, de allí resulta entonces la construcción de estas seis tétradas
ne, como ustedes saben, tres registros, que son lo real, lo simbólico en las que el integrante del trío freudiano aparece en segundo lugar
y lo imaginario. La exahución de sus combinaciones entrega seis siguiendo al registro que redobla:
posibilidades. Ello porque el factorial de tres es seis. Factorial es
la operación matemática por la que se alcanza el número de todas S σ I R
las combinaciones posibles de un conjunto de elementos. Es decir S σ R I
que en un conjunto de tres elementos -como el de los tres registros R α I S
lacanianos-, si ustedes quieren combinarlos exhaustivamente, sólo R α S I
encuentran esas seis posibilidades. Para el caso de los tres registros, I ι R S
las siguientes: I ι S R
S I R
S R I Para cada uno de los miembros del trío freudiano de 1925, en-
R I S tonces, hay dos posibles ubicaciones en el nudo:
R S I
I R S Dos para el síntoma:
I S R
I I
Ahora que ya tenemos todas las combinaciones posibles entre
los tres registros de Lacan, es decir aquellos seis ordenamientos se- σ
ñalados, podemos agregar a cada uno de ellos un integrante del trío
freudiano de la inhibición, el síntoma y la angustia, que es el que
los enlaza de modo borromeo según la propuesta final del Seminario
22.
Eso nos da seis tétradas: seis secuencias de cuatro elementos (los R S R σ S
tres registros lacanianos más uno del trío freudiano) que, en verdad, SσIR SσRI
no son sino eslabones efectivos de una cadena borromea de cuatro
anillos. Y en esa cadena ese elemento en más (la inhibición, el sínto- Dos para la inhibición:
ma o la angustia) hará pareja con el registro al que redobla: el sínto-
ma a lo simbólico, la inhibición a lo imaginario, la angustia a lo real.
Así, si se designan con las letras griegas minúsculas ι (iota), σ
164 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 165
I I
que introduce Lacan sobre el final del Seminario 22, habría en efecto
dos modos del síntoma que encadena, dos modos de la inhibición
ι ι que encadena y, también, dos modos de la angustia que encadena.
Y luego podemos agregar tres modos del desencadenamiento: de
la inhibición, el síntoma y la angustia en tanto que desencadenan. Y
contamos entonces ya: siete, ocho y nueve. Sumando a esos seis anu-
damientos neuróticos básicos, estas tres posibilidades de desencadena-
R S R S miento. Es más fácil, claro está, pensar a la angustia compatible con
IιSR IιRS el desencadenamiento. Lo mismo respecto del síntoma que, definido
como aquello que se pone en cruz e impide que las cosas anden, des-
Dos para la angustia: encadena. Por fin, eventualmente podemos llegar a concebir -aunque
también es difícil, análoga aunque inversamente a lo que ocurre con
I I
la angustia que encadena- una inhibición que desencadene.
No presentaré ahora ejemplos de estas nueve posibilidades en el
α
nivel de los encadenamientos y desencadenamientos neuróticos, lo
he hecho en otras ocasiones4. Me interesa dirigirme más bien -es la
orientación misma de la clase de hoy- hacia el planteo de las posi-
ciones del analista en la cura, en tanto que puede venir al lugar de
lo que encadena o desencadena bajo transferencia: sinthomanalista o
R α S R S analista-síntoma respectivamente. Y entonces, declinar al sinthoma-
RαSI RαIS nalista a partir de las seis posibilidades indicadas para los modos del
encadenamiento y al analista-síntoma en función de los tres modos
Como se ve, cuento aquí hasta seis: son los seis modos en que la señalados para el desencadenamiento.
inhibición, el síntoma y la angustia constituyen respuestas diversas,
cada vez, sinthomáticas y neuróticas, frente al lapsus fundamental
del anudamiento, que no hay relación. V. ¿Sólo el síntoma a la entrada?
Se trata entonces de la cuenta de las seis cadenas borromeas
neuróticos básicas en las que la inhibición, el síntoma y la angus- Pero antes viene una pregunta que puede formularse. En gene-
tia tienen función de encadenamiento, es decir, tiene función de ral se considera que en el nivel de la entrada al análisis el psicoa-
sinthome, leyéndolos desde la perspectiva que se introduce luego,
en el Seminario 23. Con la dificultad evidente que puede llegar a 4. Cf. p. ej. Schejtman, F., “Encadenamientos y desencadenamientos
presentar el hecho de que aquí también la angustia funciona enca- neuróticos: inhibición, síntoma y angustia”, en Schejtman, F. (comp) y
denando, porque uno usualmente se imagina más bien a la angustia otros, Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, Grama, Buenos Aires,
desencadenando, ¿no? Pero en principio, a partir de la perspectiva 2012.
166 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 167
nalista viene a formar parte, como les decía antes, a completar el ciertos casos en los que en efecto, no es el síntoma lo que aparece en
síntoma. Quiero decir que la entrada al dispositivo analítico está primer plano en la entrada.
concebida a partir de que el síntoma toma al analista en su estruc- En fin, estoy proponiendo entonces que el analista puede venir
tura. El síntoma en tanto que sinthome, el síntoma como modo a encadenar, a reparar el fallo de la estructura -es decir el fallo del
de re-encadenamiento. Pero, y este es el punto, ¿no habrán otras nudo que ha llevado a alguien a un análisis- a partir de cualquiera
posibilidades? Pregunto si es concebible una entrada al análisis de las seis posibilidades que entrega la formalización borromea en
donde el analista no sea tomado necesariamente como síntoma la cadena de los tres registros más el sinthome… de la inhibición, el
-en función de encadenamiento, claro está-, pregunto si no es po- síntoma o la angustia.
sible concebir entradas en las que, más bien, el psicoanalista sea Y, luego, quizás pueda considerarse la intromisión del deseo del
tomado en función de una inhibición que encadena (inhibición- analista en tanto que desata, en su operación más propia, desde la
sinthome), o eventualmente en función de una angustia que enca- perspectiva del síntoma, desde la perspectiva de la angustia, o inclu-
dena (angustia-sinthome). so desde la perspectiva de la inhibición. ¿Será una exageración plan-
La perspectiva de las seis posibilidades que nos da la clínica bo- tearlo de esta manera, una excesiva atención a las posibilidades que
rromea nos empuja a considerar la posibilidad de ampliar la con- da la combinatoria nodal, o nos puede ayudar en algo en el abordaje
cepción que tenemos de la entrada en análisis. Y ello nos daría una clínico? Hay que contrastarlo con lo que nos entrega la práctica.
entrada eventualmente no tan orientada exclusivamente por la fun-
ción del síntoma.
Pregunto de nuevo: ¿todos los análisis, comienzan tomando al VI. Un caso
analista en el campo del síntoma de quien consulta? Más aún, ¿en
todos los casos se trata de la puesta en forma del síntoma… o po- Aquí presentaré solamente un caso y después me voy a detener
dremos plantear eventualmente que podrían ponerse en forma la así podremos conversar un poco. Desde hace algunos años atiendo
inhibición o incluso la angustia? a Julia, que llegó a la consulta cuando tenía dieciséis.
O puede plantearse también así el interrogante: en su función de Julia dice en las primeras entrevistas que siempre fue muy feliz.
sinthome, el significante de la transferencia -si tomamos el algorit- De hecho, la llamaban “la gordita feliz”, especialmente en su casa.
mo de la transferencia de Lacan 1967- ¿concierne exclusivamente al En efecto, desde niña era “rellenita”, pero eso nunca le molestó,
síntoma o pueden proponerse también inhibiciones bajo transferen- no al menos durante su infancia. “La gordita feliz” era además, “el
cia, o angustias bajo transferencia? Ello podría permitirnos pensar corazón de la casa”, risueña todo el día, una “nena sin problemas”.
entradas en análisis en las que lo que esté en función sea alguno de Bien, eso se termina cuando se pone de novia, entre los quince
los otros miembros del trío freudiano de 1925 y no sólo el síntoma. y los dieciséis años. Específicamente unos meses luego del inicio de
Lo indico como una pregunta porque estamos tan habituados a ese noviazgo, cuando su noviecito pretende tener relaciones sexuales
considerar que la entrada al análisis supone la puesta en forma del con ella. Al principio ella se niega, luego ya no. Pero desde allí algo
síntoma, que quizás se nos pasen algunos casos en donde no sea cambia, se acaba la “felicidad infantil”, la felicidad de la “gordita fe-
precisamente el síntoma lo que está tomado centralmente por la liz”: comienzan a molestarle esos “kilitos de más”. Especialmente se le
transferencia. Me parece que esto nos permitiría avanzar, así, sobre vuelve insoportable desnudarse frente a su novio, termina “colorada,
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roja de vergüenza”. Señala que sacarse la ropa frente a él “es una tor- de su abuelo a sus mejillas. Julia se ríe y avanza aún más, terminando
tura”. Comenta las maniobras que implementa para “ocultarse”: casi por despejarse una identificación con él: “Se supo algo de él, tiempo
no se desviste para tener relaciones sexuales, los encuentros sexuales después de que se lo llevaron, fue torturado”. Recordarán que ella de-
con el novio deben ser siempre en la oscuridad. En fin, la avergonzaba cía que la “torturaba” desnudarse frente al novio. En fin, llega a relatar
enormemente que él la vea desnuda. Angustia y vergüenza. algunas de las torturas que ese abuelo habría padecido, ya que por
La madre, que era quien insistió en que hiciera la consulta, agre- alguna vía se habría enterado del destino de ese “abuelo colorado”.
ga además su preocupación por las dietas “muy rigurosas” que su Se pone así en marcha el trabajo de la asociación libre, a partir de
hija había iniciado. Ciertamente Julia había comenzado una restric- allí algunos significantes comienzan a encadenarse, Julia comienza a
ción alimentaria, conteo de las calorías que consumía, se impone reescribir su historia: es la entrada en análisis propiciada por la pues-
adelgazar. La madre sospecha que su hija está entrando en una ano- ta en forma del síntoma bajo la égida de ese significante “colorada”
rexia. Es cierto que no una muy severa, de ningún modo hay riesgo -que podría eventualmente plantearse como significante de la trans-
clínico, pero es preocupante, también para el padre aun cuando sea ferencia-. Y ello apoyado en la contingencia de un encuentro que
la madre la que más lo manifiesta. acontece fuera del consultorio y luego, ya en la sesión, del acto del
En fin, pasan las primeras entrevistas y, cierto día, Julia tiene un analista que se reduce aquí a una breve indicación -la del diván- que,
encuentro inesperado que ofrecerá la oportunidad de un viraje que por supuesto, alude al objeto que se presentifica bajo transferencia:
marcará el inicio de su análisis. Sorpresivamente se encuentra con el la mirada. Esa que, en última instancia, llega a torturarla.
psicoanalista fuera del consultorio, ¿dónde?: ¡en el supermercado! Pero Lo que quisiera es que pensemos ahora la cuestión de la entrada en
claro, nadie es psicoanalista full time y, en efecto, llegado el caso pue- análisis en este caso en función de estas mínimas cuestiones que intro-
den haber estos encuentros en lugares de los más comunes. Pero, claro duje hoy respecto de las seis posiciones del analista que encadena, del
está, no es poco importante que en este caso se trate del supermercado, sinthomanalista, y de las tres que desencadena, del analista-síntoma.
lugar al que ella concurre a comprar algunos productos… dietéticos. A Pero para llegar a eso es preciso comenzar por formalizar el tiem-
la sorpresa inicial le sigue el consabido ponerse colorada. No dice nada, po de “la gordita feliz”, el de la neurosis estabilizada. Allí supongo,
inicialmente, pero el rubor le sube a las mejillas. Luego del saludo cor- entonces, una nominación imaginaria manteniendo estable la es-
tés, como no puede ser de otro modo, cada cual sigue con sus compras. tructura: inhibición-sinthome que opera enlazando los registros:
En la entrevista siguiente -ella estaba aún en entrevistas cara a cara-
I
no dice palabra. Yo sostengo unos diez minutos, quizás un poco más,
ese silencio hasta que nuevamente… se pone colorada. Allí le hago
una seña, no le digo nada, sólo le indico el diván. Ella pasa al diván, ι
en efecto, y comienza a contar un relato que me sorprendió, porque
hasta ese momento no había hablado sobre este asunto: la historia
de su abuelo desaparecido. Su abuelo era un militante comunista
-ella cuenta- desaparecido en la época de la dictadura militar. Ella lo
nombra así: “mi abuelo comunista, el colorado” -aparentemente por R S
comunista y “un poco pelirrojo”- . Se le señala el “colorado”, que va IιSR
170 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 171
I
Ubico aquí, para el caso de Julia, a la inhibición que encadena,
entre imaginario y simbólico, por el efecto de sentido que aporta,
precisamente el que coagula la posición del sujeto como “gordita ι
feliz”. La inhibición, en efecto, ya estaba allí. Que ella fuera el “co-
razón de la casa” la retenía en su hogar suficientemente.
El inicio de los encuentros sexuales con el novio sitúa el desen-
cadenamiento. Se trata del surgimiento de la angustia frente a una
mirada que la deja inerme. Me parece que no conviene situar la R S
anorexia, que desde ese momento se instala, como un tratamiento IιRS
de la angustia. Más bien acompaña, es solidaria del surgimiento de
angustia. Es, así, menos sinthome que síntoma. No anuda, está del Es decir, aquí la vergüenza llega a ser un tratamiento para la
lado mismo del desanudamiento. La escribo aquí: α-norexia, desta- angustia, volviendo a hacer lugar a la inhibición… aunque la deja
cando con ello la dimensión de angustia que la acompaña. a merced de la consistencia que se le otorga al goce del Otro. Esta
inhibición, entonces, no es la de la “gordita feliz”, que ubiqué recién
I
entre imaginario y simbólico: se localiza entre imaginario y real. Y
la posición de Julia termina siendo inestable: el anudamiento de la
ι inhibición no permite un tratamiento absolutamente efectivo de la
angustia/anorexia. Así llega a la consulta.
El psicoanalista -no podía ser de otro modo- es tomado también
en esa escena, hasta que se produce el acontecimiento imprevisto
del encuentro en el supermercado, redoblado en la sesión siguiente:
R S silencio, presencia de la mirada, y “ponerse colorada”. Diríamos que
α-norexia se repite aquí de modo compactado el desencadenamiento angus-
tioso -ahora bajo transferencia- y la solución de la inhibición que
Sí puede indicarse, en cambio, la vergüenza que toca al cuerpo encadena tomando ahora al analista en sus redes:
en el rubor de las mejillas, como una respuesta fantasmática al des-
encadenamiento. La mirada se monta así en una escena en la que
no deja de dársele consistencia al goce del Otro. Eso indica que la
reparación se sitúa ahora entre imaginario y real, donde Lacan ubica
la posible consistencia que se le da a ese goce. Se trata de una de las
formas de la inhibición que encadena:
172 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 173
I I
encarna el capitán cruel. Y bien, hay allí una dimensión de angustia
-bajo transferencia-, que le da consistencia al goce del Otro: la an-
ι ι gustia se sitúa así entre real e imaginario:
I
α
R S R S
α IιRS
Ahí tienen al analista-síntoma-mirada que desencadena y, de inme-
diato, al sinthomanalista que reanuda bajo transferencia… ¡la inhibición! R S
Por fin, la diferencia termina por introducirse con el acto analíti- RαIS
co, aquí limitado a la indicación del diván: la separación del objeto
mirada -aludido en el acto- permite que se desate el trabajo de las Si se quiere ser estricto, la angustia que desencadena -que no es
cadenas significantes y así, bajo la égida del significante de la trans- ésta- supone el encuentro con el sin-sentido del deseo del Otro. Pero
ferencia aislado -“colorada”-, se produce la apertura del inconsciente lo que tenemos aquí es diferente: no es ese sin-sentido lo que está en
y la puesta en forma del síntoma que deviene metáfora: primer plano sino, al contrario, la certeza del goce del Otro encon-
trada en la consistencia que se le da por esta angustia que encadena.
I
Pueden ir al Seminario 10 para encontrar a Lacan abordando la
pesadilla. Indica allí que la angustia de la pesadilla pone en juego el
σ “colorada” peso mismo del goce del Otro: el íncubo o el súcubo montándose
sobre el pecho del durmiente, hundiendo al durmiente con el peso
de ese goce oscuro. El goce del Otro no es el deseo del Otro y esa es
la distancia misma que separa a la angustia que encadena (en esta
versión que abordo, la que se localiza como sinthome entre real e
R S imaginario) de la angustia que desencadena.
SσIR En este nivel del goce del Otro, se trata en efecto de una di-
mensión pesadillezca, eventualmente horrorosa. Recuerden que es
Hasta allí el caso. Puedo aludir brevemente ahora a la entrada precisamente horror lo que Freud lee en la cara del Hombre de las
en análisis de otro paciente -uno que ustedes conocen bien- para ratas, en el relato del tormento: horror ante un goce ignorado por él
agregar aquí un ejemplo de la angustia que encadena: el Hombre de mismo. Cuando el Hombre de las ratas tiene que contarle a Freud
las Ratas. Como saben, en sus primeras entrevistas, Freud viene -en el tormento, se detiene y dice que lo va a dispensar del relato de los
la transferencia- al lugar de la figura de goce que para su paciente detalles. Se levanta entonces del diván, se aleja de Freud. Allí Freud
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le indica: “yo no quiero torturarlo, pero si usted no entrega estos ya en sí misma una respuesta -sinthomática- y puede prolongarse en
detalles no vamos a poder seguir avanzando en el tratamiento”, algo el tiempo. Claro que, en general, se acostumbra pensar el sinthome
así. Es casi como si le pusiera una lámpara en la cara y le dijese: ¡ha- en otros términos pero, ciertamente, hay encadenamientos sintho-
ble! En esa sesión el Hombre de las Ratas termina llamándolo Herr máticos nefastos. El sinthome no es siempre el mejor de los mundos.
käpitan. ¿Se ve como Freud le hace el juego al fantasma del sujeto? En fin, si se quiere, podemos hablar de una angustia en un senti-
Al punto que ese fantasma se realiza -hasta donde puede hacerlo- do restringido limitándola a la que desencadena. Pero hay cantidad
bajo transferencia. de fenómenos clínicos que están ligados a diversas dimensiones de la
Incluso hay otro momento más en que el Hombre de las Ratas se angustia que se tocan con el pánico, con el terror, con el horror, que
levanta del diván. Es aquel en el que insulta a Freud y a su familia. no comportan el enfrentamiento con lo insondable del deseo del
Y argumenta que si lo va a insultar, tiene que hacerlo de pie, ya que Otro, sino más bien con la certeza del goce del Otro y usualmente
es un hombre digno, digamos. Y Freud le señala: “no, usted no me éstas se mantienen en el tiempo. Y, eventualmente, como en el caso
insulta de pie porque es un tipo digno… lo hace porque tiene temor freudiano recién comentado, se ponen en juego bajo transferencia.
de que yo le pegue: de pie se aleja”. Bien, es la interpretación de la Es que la transferencia no está apoyada solamente en el sujeto-
transferencia. En fin, quizás podría criticarse la intervención, pero supuesto-al-saber, también está la dimensión del Otro-supuesto-
aquí destaco en todo caso que, tal como lo indica Freud, sólo por el gozar que no puede ser soslayada. Y ello porque, como Freud pudo
“doloroso camino de la transferencia” el sujeto llega a la convicción hacer notar, en la transferencia el fantasma del neurótico encuentra
en relación con la escena construida por Freud. ¿Cuál? Aquella en la algún orden de satisfacción. Y hasta que este fantasma no sea atra-
que es pegado por el padre, la escena de la paliza. vesado alguna de sus “realizaciones” puede dar como resultado en-
Recordarán seguramente que es una escena que el sujeto corro- loquecimientos bajo transferencia, ligados a la suposición del goce
bora, luego, preguntándole a la madre. La paliza se detiene cuando, del Otro.
precisamente, el jovencito insulta a su padre… aunque, dado que él Como puede suponerse, lo que se llama deseo del analista ope-
todavía no conocía palabras injuriosas, lo hace con términos comu- ra allí a contramano. Se entiende que si el sinthomanalista anuda
nes: “plato, lámpara, toalla”. A lo que el padre responde “éste será haciéndole el juego al fantasma neurótico -enlazando a partir de
un gran hombre o un gran criminal”. En fin, se ve bien que en la alguna de las seis formas antes aludidas-, lo que ubiqué como el
transferencia, al insultar a Freud, el sujeto lleva a su analista al lugar analista-síntoma que desencadena -tres versiones más-, introduce la
del capitán cruel, pero entonces, también, al del padre, y por esa vía objeción que Lacan llamó, primeramente, deseo del analista. Con
le da consistencia -angustiante- al goce del Otro. No se trata aquí de eso se cuenta hasta nueve. Y una más… queda para la invención.
la pregunta por el deseo del Otro -che vuoi?, ¿qué me quiere?- sino Allí me detengo.
de la certeza de su goce.
Por lo demás, es indudable, que la angustia que encadena, por lo Intervención: Me quedé pensando en el ejemplo que pusiste
general supone un despliegue temporal que el desencadenamiento para proponer la inhibición como momento de entrada, y el tiempo
angustioso no tiene. En relación con este último, el aparato psíquico anterior del desencadenamiento en el que la angustia, la anorexia y
-la psyché- procura usualmente algún orden de respuesta reparatoria la vergüenza están en primer plano… ¿cómo pensarlo?
más o menos inmediata. La angustia que encadena, en general, es
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Nieves: Y la entrada en cierto sentido me parecía, más que ex- esto le contesto a Nieves-: me parece que en el nivel del discurso
tracción de una letra, por el contrario, una vuelta a la conexión analítico el significante de la transferencia se produce como un S1
con la cadena y el inicio del despliegue fantasmático en relación al suelto, a eso lo llamaba yo extracción de una letra, aislamiento de
abuelo desaparecido y demás. una letra. Pero luego -porque aquél sería el significante de la trans-
ferencia en tanto que producido en el marco del discurso analítico-,
Fabián: Bien, en general yo usualmente ubico a la inhibición ya en el nivel de la puesta en marcha del trabajo del inconsciente -y
como un modo de encadenamiento, por ejemplo, para el caso de esto es ya el algoritmo de la transferencia- lo que hay, en efecto, es
Juanito, un primer tiempo -que Lacan destaca en el Seminario 4 articulación significante, St -significante de la transferencia- llaman-
como de identificación con el falo materno- me parece claramente do al Sq -el significante cualquiera-, lo que es un antecedente, en
un encadenamiento soportado de una de las formas de la inhibición el año ’67, de lo que Lacan construirá poco tiempo después como
que anudan. Me parece que la identificación con el falo, petrifica, discurso del amo: su parte superior, S1 - S2.
inhibe, es lo que Lacan llama en ese seminario “el sujeto-sujetado”.
Sujetado por haber elegido participar de esa identificación, de ese Nieves: lo estuvimos trabajando justo la semana pasada.
juego engañoso con su madre. Para Juanito lo ubico como una in-
hibición entre imaginario y real: lo real del cuerpo del niño tomado Fabián: Es decir, indicaría que ese “colorada” se produce inicial-
por la identificación con el falo de la madre. Es la inhibición-sintho- mente como un S1, se aísla como una S1 a partir del acto analítico,
me escrita así en el nudo: IiRS. Me parece que las identificaciones y luego se echa a rodar entre significantes, como decías, conectado
con el falo de la madre dejan pocas opciones además de la inhibi- con la cadena.
ción. Se podría desarrollar más.
Luego, en el caso de Julia, de inicio tenemos una inhibición que Nieves: Estaba pensando en lo que dice Lacan en el Seminario
la nomina como gordita feliz (IiSR) y luego del desencadenamien- 11 cuando hace su propia versión, la propia versión del encuentro
to, la alternancia entre la α-norexia y esta otra inhibición IiRS que con lo real, con su nieto, y habla del significante viviente que él era
ya supone el advenimiento del goce del Otro. Decía que la ver- para su nieto en el momento del trauma. Entonces pensaba que
güenza como recurso no parece tramitar absolutamente la angustia. en ese momento de encuentro con lo real quizás el analista es un
Después ya tenemos el encuentro puntual con el analista, allí en el significante viviente, no se dice, pero ya el colorada estaba ahí, colo-
supermercado -que redobla lo traumático del encuentro para ella rada, colorado. Me resonó esta cuestión del significante viviente en
con el novio- y por fin, lo que ocurre en la sesión siguiente a partir el momento del trauma, encuentro traumático.
del pasaje al diván. Donde termina por localizarse ya, me parece, el
síntoma analítico (lo escribía destacando la perspectiva del síntoma Fabián: Creo que Lacan lo retoma en El saber del psicoanalis-
metáfora, que se localiza en el nudo entre simbólico e imaginario: ta del lado del “padre traumático”, porque yo les hablé hoy de los
SσIR), a partir, sí, del aislamiento de ese significante, “colorada” -seis- nombres del padre. Realmente la inhibición, el síntoma y la
como significante de la transferencia -como lo propone Lacan en angustia y en su función de sinthome, son nombres del padre…
el 1967). Pero luego están los nombres traumáticos del padre, que son estos
Pienso así el significante de la transferencia de dos modos -y en otros tres: los que numeré “siete, ocho, nueve”, donde efectivamente
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el analista traumatiza. Es que Lacan en El saber del psicoanalista jus- 9. Desde que soy mamá
tamente acerca la posición del analista a la del “padre traumático”.
Hoy queda del lado del analista-síntoma. El síntoma como letra de
goce, que es este… ¿cómo lo llamaste recién?
Nieves: Significante viviente.
Fabián: Eso, significante viviente. En el nivel más general, no
hay relación sexual, pero ¿cómo se enfrenta cada parlêtre, singular-
mente, con el hecho de que no hay relación sexual? Ahí se tiene Nieves Soria Dafunchio: Buenas tardes, tengo el gusto de pre-
la marca que deja esa falla en la estructura, singularmente, en el sentarles a Marcela Mas. Ella es psicoanalista, colaboradora docente
nivel del síntoma, la letra del síntoma. Y luego está el tratamiento del ICBA, es docente en la cátedra de Psicopatología de la Facultad
sinthomático que es el modo cómo se encadena eso, su tratamiento de Psicología de la UBA e integrante del equipo de trastornos graves
sinthomático. del Hospital Álvarez. Vamos a escuchar su caso.
Nieves: Antes de ir dejando te quería agradecer mucho y tam- Marcela Mas: Gabriela consulta a comienzos del 2008 a los cua-
bién comentarte que hay muchas cosas de las que dejaste planteadas renta y nueve años por sugerencia de la gastroenteróloga. Meses antes
hoy que seguramente vamos a seguir pensando. A mí lo que plan- de la consulta le diagnostican colon irritable. Gabriela ubica como el
teaste del analista como angustia o como inhibición me parece muy “detonante” de su enfermedad una cena con su marido y los amigos de
interesante, empecé a pensar en algunos casos, me parece que es algo éste, en la que “se hizo encima”. A partir de allí, comenzó a tener depo-
como para desarrollar más. siciones “sin previo aviso” y a rechazar invitaciones a cenar por temor
a que le ocurriese lo mismo. También padece de psoriasis, enfermedad
Clase del 25 de agosto de 2010. ésta que se ocasiona luego del 11 de septiembre del 2001.En aquel mo-
mento Gabriela no sabía si su esposo había muerto en el atentado. Una
semana después pudo contactarse con él y días más tarde le aparecieron
las primeras lesiones en los codos.
Aclara que éste es su segundo matrimonio. Gabriela se casó por pri-
mera vez a los veintitrés años para irse de su casa paterna, desoyendo las
opiniones desalentadoras de sus padres y amigos. Con su actual esposo,
con quien tiene dos hijos adolescentes se casó a los treinta años. Luego
de esto comenta que sus padres están separados desde hace doce años.
Menciona que la relación con su madre ha sido siempre muy mala ya
que siempre la ha criticado fuertemente al igual que su esposo, quien le
gritaba o la ridiculizaba delante de sus amigos en las cenas. Recuerda
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que en su casa paterna las cenas eran la ocasión de duras peleas entre se desliza hacia el padre como si fueran uno mismo. Al señalarle esto,
sus padres. Ante esta situación, Gabriela dejaba de comer para ir a Gabriela dice: “hay algo que me da mucha vergüenza y no sé por qué
encerrarse en el baño. Lo que ocasionaba las peleas eran las acusaciones me pasa, pero cuando estoy con mi marido teniendo relaciones sexuales
de infidelidad que la madre le hacía al padre. Tanto su padre como el se me aparece la cara de mi papá. No sé si tiene algo que ver, pero yo
primer esposo compartían el mismo rasgo, la infidelidad. le digo “papito.” Pero yo no tengo ninguna fantasía con mi viejo eh!”.
Quisiera mencionar un detalle que se repitió durante los dos pri- Señalo con énfasis: “¡Papito!”, y pongo fin a la sesión.
meros meses de entrevistas. Cada vez que Gabriela hablaba de cómo su Una nueva discusión con su esposo debido a su reticencia a mantener
marido la “cagaba a gritos”, al irse pedía pasar al baño. En una ocasión, relaciones sexuales pone en cuestión su falta de deseo. Frente a las “ganas”
Gabriela se refiere a los dolores que su hija tenía en el abdomen y que del esposo, ella intenta afearse para que no la mire, y agrega: “¡tampoco lo
atribuía a los nervios. Intervine señalando: “pescás rápidamente eso”. logré así!”Intervengo señalando: “¡Menos mal!”, y la despido.
Un primer efecto de esta intervención se evidenció en un gesto de alivio En una oportunidad en la que se quejaba de su falta de deseo, Ga-
en su rostro. Un posible segundo efecto podría ser ubicado en el modo de briela profiere una frase que pone al descubierto un punto de identifica-
concluir las entrevistas. Estas ya no volvieron a finalizar haciendo una ción con su madre. Según dice, esto le ocurre “desde que soy mamá”. Al
pasada por el baño. igual que su madre, se dedicó exclusivamente a la crianza de sus hijos
Una discusión con su madre culmina en una descompostura. A raíz sin tomar en consideración al marido, pero con una diferencia. A sus
de negarse a gestionarle un trámite, su madre le dice: “ojalá no hubieses doce años la madre la ponía al corriente de sus problemas de alcoba. En
nacido. Tendría que haberme desecho de vos.” Estos dichos de la madre aquel entonces le hablaba de su frialdad sexual en contraposición con
fueron sancionados por Gabriela con una prohibición a que le hable de lo fogoso de su padre. Recuerda que al volver su padre verificaba si era
esa manera. Recuerda que cuando su madre se enojaba le decía “te voy cierto que sólo había manejado desde su trabajo a la casa. Este cálculo
a meter la cabeza en el inodoro” e insistía en que se tendría que haber se hacía tocando el capot del auto, si éste estaba muy caliente, pues no
desecho de ella. Intervine preguntando: “¿por qué la descompostura?” venía del trabajo.
La respuesta de Gabriela fue la siguiente: "cuando me pongo nerviosa Posteriormente, un recuerdo pone a trabajar la frialdad que atribu-
recurro a eso". Señalé: “con hablar es suficiente” y puse fin a la sesión. ye tanto al marido como al padre. A los quince o dieciséis años desfilaba
Las quejas respecto de su esposo estaban centradas en lo que éste no le delante de su padre para que la mirase de la misma manera en que
dejó hacer, como por ejemplo, trabajar. Se acusaba de ser una “cagona” miraba a otras mujeres por la calle, sin conseguirlo. De aquella época
puesto que requería de su opinión para decidir. En ese punto expresó: recuerda que no comprendía muy bien las razones por las que su padre
“No quiero que mi marido me haga tanto de papá. Me protege como si era agradable con los demás y en la casa se tornaba “una tumba”. Re-
fuera una nenita, que me suelte un poco. No me cuenta”. Al interrogar conoce que se esfuerza en ser agradable con los demás por temor a que
sobre esa frase, “no me cuenta”, comenta que el marido siempre que sale no la acepten, pero sus dichos muestran que ese esfuerzo se encuentra al
con ella, no lo hace solo. Las salidas son siempre con los matrimonios servicio de mantener a distancia una fantasía que aparece cuando se
amigos de él. Si bien esto nunca fue de su total agrado, comenzó a evitar suscita algún conflicto: que se mueran su padre y su marido.
hacerlo puesto que las conversaciones terminaban ridiculizando a su En una sesión en la que dice que es “dura” o “blanda” con sus afectos,
padre por su nueva pareja treinta y cinco años menor que él. afirma que es mejor no decir lo que piensa “por si cae mal”. Al concluir
Gabriela acusa a su marido de ser frío, y es en este punto que su decir esa sesión critica despiadadamente un desafortunado corte de cabello
182 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 183
que por esa época yo tenía, aunque debo reconocer que con justa razón. ubica que es su padre el que siempre disfrutó de la clandestinidad. Al
Luego me rogó varias veces que no me enojara, con el rostro francamente decir esto, se angustia.
desencajado. La sesión siguiente tuvo su eje en el recuerdo de las discu- Se formula una interesante pregunta en relación a su madre: “¿cómo
siones de sus padres, remarcando que su papá le daba a la madre todo es que se llegaron a mezclar las cosas para mí?” Dicha pregunta permite
lo que pedía para “mantenerla calladita”. Se equipara con su madre actualmente poner en cuestión su idea de que por ser su hija debe ser
en que “ella no disfruta tampoco”. En una ocasión dice: “no sé por qué igual, idea que a veces desliza hacia su propia hija.
tengo la puta costumbre de fijarme que los demás disfruten y yo no me
ocupo de mí.” El señalarle “esa puta costumbre” permitió poner a traba-
jar que ella disfruta en su reticencia, vestida con las galas del altruismo. I. Yendo del baño a la cama
Un hecho acontecido a mediados del año pasado provoca en Gabrie-
la una crisis de angustia. Le diagnostican Alzheimer al padre. Meses Nieves: Gracias Marcela, voy a hacer un comentario del caso y
después de esto, su padre se separa. Gabriela denuncia que ella siempre después vamos a abrir a la cuestión del nudo. Se me ocurrió para
ha sido la única que se encargaba de las cuestiones de salud, compitien- comentar el caso parafrasear a Charly García, ya que en lugar de
do en su momento con la mujer del padre por estos asuntos, poniéndose “Yendo de la cama al living”, este caso parecería estar yendo del
“en el medio”. Al señalarle su posición dice que ahora siente como un baño a la cama. Gabriela consulta hace dos años; no consulta tanto
peso el tener que ocuparse del padre, quien no sólo cena con su familia por una iniciativa propia sino porque se lo sugiere su gastroenteró-
sino que la llama por cualquier tema, preocupándola. Califica de horri- loga, de modo que lo que la lleva al análisis es ese diagnóstico de
ble su pensamiento de que el padre se muera, ya que cree que la llama colon irritable, que no es el único fenómeno psicosomático que ella
“sólo para joder.” Hace mención a que tiene que indicarle como a un trae, ya que también padece de psoriasis.
hijo que no debe hacer determinadas cosas en la mesa, subrayando que Gabriela es una mujer de cuarenta y nueve años que viene por el
su padre siempre fue muy minucioso con los detalles para comer y su lado del cuerpo, particularmente de cierta dimensión más bien real
actual comportamiento le da asco. Interrumpo su decir señalando: “es del cuerpo, que se hace presente en estos fenómenos psicosomáti-
un papá enfermo, no un hijo”. Y finalizo la sesión. cos. Ambos fenómenos quedan directamente ligados con la figura
Hacia fines del año pasado, Gabriela vuelve a mencionar su temor del partenaire. Con respecto al colon irritable el detonante es una
a las descomposturas. A pesar de que no había vuelto a tener ningún cena con el marido y sus amigos en la que, según sus palabras, “se
episodio meses después de iniciado su tratamiento conmigo y de que su hace encima”, momento a partir del cual comienzan deposiciones
médica le diera de alta, el temor estaba. La ocasión que lo suscitaba era sin previo aviso. Parece tratarse de un cuadro bastante repetido, ya
la planificación de sus primeras vacaciones sola con su familia. Evité que según nos enteramos después, el marido rehuye el estar a solas
preguntar por las descomposturas para que desplegara el problema de con ella y siempre están sus amigos de por medio. Hablando mal
estar sola con su marido. Confiesa que desde su maternidad sólo accede y pronto, podríamos decir que en ese cuadro que arma el marido
a tener relaciones sexuales para evitar problemas con su esposo, sólo para ella lo caga, le hace un presente ahí con una dimensión muy real
complacerlo. Hizo propia la afirmación materna de que “una mujer tie- del objeto que introduce una dimensión obscena en la escena. Hay
ne que sufrir en el matrimonio.” Asegura que antes de casarse disfrutaba algo de la presencia real del objeto que desarma el cuadro, que hace
de las relaciones sexuales, a las que llama clandestinas. En este punto mancha en el cuadro.
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Lo mismo ocurre con la psoriasis, que también queda directa- cierto corte en una intervención de la analista cuando Gabriela está
mente ligada con el partenaire, pero ahora con otro aspecto de su hablando de los dolores abdominales de la hija, que atribuye a los
relación con su marido, que es al deseo de muerte hacia él, que nervios y la analista le dice “pescás rápidamente eso”. Es una in-
volveremos a encontrar en distintos pasajes del relato de Marcela. tervención que toca ese goce y produce un efecto de corte, hay un
La psoriasis se desencadena a partir de que ella teme que su esposo alivio y se detiene el acting, ya no pide pasar al baño después de la
haya muerto en el atentado del 11 de septiembre, haciendo presente sesión.
cierta dimensión, no ya del objeto anal sino de la mirada arrasando En otro momento del relato desarrolla, a partir de una descom-
la imagen del cuerpo. Algo se mancha en la imagen del cuerpo, postura que ella tiene en una discusión con su madre, toda la línea
desarmando, “ensuciando”, la dimensión más agalmática, narcisista, del deseo de muerte. La madre le dice “ojalá no hubieses nacido”,
de la imagen corporal. La mancha se hace presente a partir de la idea “tendría que haberme deshecho de vos”, de modo que la madre
de que el esposo podría haber muerto; hay claros deseos de muerte enuncia estrictamente un deseo de muerte donde ella queda como
hacia su esposo, que ella manifiesta como fantasías que surgen en desecho, queda como objeto anal, como resto; también cuando se
determinados momentos de conflicto en su vida. enojaba le decía “te voy a meter la cabeza en el inodoro” -esa madre
Por otra parte, respecto de la cena en la cual se despierta su sínto- iba siempre al mismo lugar, como va el goce de ella, siempre al
ma de colon irritable, resulta que ella realiza una equivalencia entre inodoro. Se trata de un goce sádico-anal de la madre, directamente
la posición del esposo y la de madre: ambos la ridiculizan ante otros, ligado con el deseo de muerte.
le gritan. En esa escena que ella vuelve obscena con su deposición Otra intervención de corte es cuando la analista le dice “con ha-
sin previo aviso, ese otro -su partenaire, su marido- encarna algo del blar es suficiente”, cuando ella dice que recurre a la descompostura.
Otro materno. Parece tratarse de un retorno casi en espejo, luego Una intervención que intenta tener en cuenta que lo simbólico se
nos enteraremos de que el marido “la caga a gritos” y que entonces hace presente en el plano más real del cuerpo. Hay cierto movi-
ella le caga la cena. Esta escena remite a la neurosis infantil: la cena miento ahí, esas intervenciones producen un efecto de corte sobre
era la ocasión de las peleas entre los padres, ante lo que ella había el goce anal y algo se desplaza al campo del significante. Hay cierto
encontrado como solución: el encierro en el baño. Vemos que ella efecto metafórico, ya no se trata ahora de cagarse encima, de pasar
recurre a defensas obsesivas: el encierro en el baño, el aislamiento en al baño, sino de que ella es cagona. Ya hay una dimensión metafó-
el goce anal. También ahí se abre la dimensión de la infidelidad del rica. Ahora el cagar ya está sustituyendo a otro significante, que es
hombre, el padre infiel -igual que su primer esposo- en un contra- tener miedo: ella es cagona, requiere de la opinión del marido, el
punto con su madre fría sexualmente, al igual que ella. marido la protege. Podemos ubicar cierta implicación subjetiva en
Es notable el lenguaje anal en Gabriela, es palpable hasta qué ese momento, en relación con el goce anal, porque ya no es el otro
punto los significantes están tomados por el goce anal: habla de que la caga a gritos, o la manda a cagar, o le mete la cabeza en el
que el marido la caga a gritos, después pide pasar al baño. En este inodoro, sino que ella es una cagona. También nos enteramos en
primer tiempo del análisis la analista está claramente en el lugar del ese momento que el marido no la convoca como mujer, más bien
inodoro, del receptáculo del objeto anal, incluso en esto que po- rehúye del encuentro a solas con ella, las salidas siempre son con
dríamos llamar un acting que ella realiza en todo el primer tiempo otros, interpone a otros.
del análisis, que es pasar al baño cuando se va. Este goce encuentra
186 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 187
II. La histerización III. El deseo de muerte
A partir de cierto deslizamiento que escucha la analista entre el En este punto se retoma la línea de la muerte: el padre como
padre y el marido en relación con la frialdad, surge -se hace presen- tumba en la casa, el padre con el deseo muerto en la casa, y el reverso
te, se anuncia- una fantasía incestuosa con el padre. Primero dice del deseo de muerte hacia el padre y hacia el hombre. Cuando se
que cuando está teniendo relaciones con el marido se le aparece la suscita algún conflicto la fantasía es que mueran su padre y su ma-
cara del padre, entonces bajo la forma de la negación dice “yo no rido. Para neutralizar esa fantasía ella tiene que ser agradable con
tengo ninguna fantasía con mi padre, ¡eh!”, y después cuenta que le todos, para que no haya conflictos, porque los conflictos se resuel-
dice “papito” a su marido. La intervención “¡papito!” nuevamente ven matando al padre o al hombre, al marido. En ese tiempo hay
recorta el goce en juego en esa fantasía. En ese punto podemos ubi- una sesión en la que en su lenguaje anal ella habla de que es dura o
car que en el mismo movimiento en el que Gabriela dice implicarse blanda con los afectos. Dice o no dice lo que piensa por si cae mal,
como sujeto en el goce anal, también la relación con el marido reto- todo esto es un lenguaje anal, ligado con que ella en efecto vive
ma la vertiente paterna. sus palabras para con el otro, sus lazos hacia el otro, como sádicos,
Notamos un efecto de histerización. Al principio el marido es- como un ataque al otro. Si ella dice lo que piensa, ¿después quien
taba equiparado a la madre, que la cagaba a gritos y la ridiculizaba le va a querer hablar? porque lo que tiene para decirle no es muy
delante de otros, mientras que ahora se abre la vertiente paterna: la lindo, como hace con la analista, objeto de una crítica despiadada a
frialdad del marido y del padre hacia ella y las fantasías sexuales con su corte de cabello, a quien después le dice “no te enojes” -pero pri-
el padre. También ahí habla de que ella se afea para que el marido no mero es el ataque. En ese momento se pone en juego una vertiente
la mire, pero que no lo consigue. Hay otra intervención enfática de sádica en la transferencia.
la analista, que le dice “menos mal”, señalando como deseable que El deseo de muerte hacia el padre recrudece con la enfermedad de
algo de mujer quede en ella, que siga causando el deseo del marido a éste. Y en el mismo tramo del relato nos enteramos de que si bien ella
su pesar, a pesar de sus intenciones. En este punto ella despliega un ya estaba de alta en relación con su colon irritable, el temor a la des-
punto de identificación con la madre: la falta de deseo con el mari- compostura está presente. La analista toma la decisión de no abrir esta
do que ocurre “desde que soy mamá”. Esto remite a la dedicación vertiente, sino más bien que despliegue el problema de estar sola con
exclusiva a la crianza de los hijos y a la frialdad sexual. Parece que a el marido, ya que se trataba de irse de vacaciones con su familia. Allí
la madre la única calentura que le interesaba era la del capot del auto ella confiesa que desde la maternidad sólo accede a tener relaciones
-para verificar si su marido había salido con otra o no-, no la del ma- sexuales para evitar tener problemas con el esposo, para complacerlo.
rido en su cama. En este punto surge el recuerdo de la adolescencia Hay un retorno de una frase materna: “una mujer tiene que sufrir en
cuando ella trata de provocar al padre como hombre, de buscar en el el matrimonio” y refiere que antes de casarse disfrutaba de las rela-
padre la misma mirada que éste le dirigía a otras mujeres. De modo ciones sexuales, a las que llama “clandestinas”, ahí surge un punto de
que si bien ella empieza ubicando un punto de identificación con la angustia que asocia con la clandestinidad del padre.
madre en la renuncia a la femineidad, en el refugio en la maternidad Entonces se conmueve la identificación de ella con la madre,
y el rechazo al deseo sexual, culmina en un recuerdo en el que ella se empieza a poner en cuestión la idea de que debe ser igual que
quiere provocar al padre como mujer, no está como hija. ella. Podemos decir que la femineidad de Gabriela quedó olvidada
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en la clandestinidad, como lugar de erotización del cuerpo en un
fantasma incestuoso con el padre. Ella, así como el padre, encontra-
ba satisfacción sexual en la clandestinidad: un punto de encuentro
entre ella y el padre. Es la vertiente histérica que desacomoda la
identificación estragante con la madre. i
a S
IV. El estatuto del cuerpo Ese corte hace pasar el goce anal a la palabra, y a través de ella al
significante: “pescás fácilmente eso”, “con hablar es suficiente”. La
Quisiera interrogar ese cuerpo que trae Gabriela al análisis, ese posición de la analista ya no es la misma que en ese primer tiempo
cuerpo en el que prevalece el objeto a sobre la imagen narcisista, de alojamiento, sino que intenta abrir cierta dimensión simbólica,
cuando ella se hace encima sin previo aviso y también cuando apa- introduciendo un corte. Cada corte negativiza algo de esa presencia
rece la psoriasis. Rápidamente nos enteramos de que hay una corre- real del cuerpo; hay un efecto de alivio, que también se puede leer
latividad entre esta presencia tan cruda del objeto a en el cuerpo y en el lenguaje anal -el alivio de soltar el objeto anal. Es el momento
el lugar de objeto anal, de resto, de desecho, que ella tiene para su en el que deja de pedir pasar al baño. Ese corte que introduce la
madre. Quisiera retomar aquí lo trabajado en alguna clase del Semi- dimensión de lo simbólico a la vez negativiza algo de lo real, posibi-
nario de La Angustia. Se trata de un cuerpo en el que prevalece el a, litando cierta inversión del toro. Haciendo un agujero y revirtiendo
objeto anal, desecho de la madre, por sobre la imagen del cuerpo. el toro, lo que estaba adentro queda afuera y lo que estaba afuera
queda adentro.
i a
i a
En el primer tiempo la analista es el inodoro, que aloja ese ob-
jeto, que se aviene a recibir ese objeto anal. Le permite pasar al Cada corte negativiza algo de la presencia real del objeto en el
baño, pero además la escucha y la aloja. En un segundo tiempo hay cuerpo, operando como velo, abriéndose entonces de modo muy
intervenciones de corte, que agujerean la superficie del toro, abrien- rudimentario la dimensión de un fantasma histérico, un fantasma
do la dimensión del agujero -la dimensión de lo simbólico- entre incestuoso con el padre. Cada uno de esos cortes son momentos
imaginario y real. de reversión del toro, que no llegan a estabilizarse todavía en una
nueva topología. En este corte que opera lo simbólico se abre la
dimensión del recurso al padre. El fantasma histérico, el recurso al
190 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 191
padre y la falla en este recurso a lo simbólico ya no se presentan di- a. Es el cuerpo “psicosomático” que ella trae al análisis. Ese signifi-
rectamente como objeto a, sino como falta, poniéndose en forma en cante frialdad, que daría cuenta de ese cuerpo como enfriado, sin
relación con el significante frialdad. Hay un deslizamiento del goce erotismo, remite también a la muerte. Donde más bien se nombra
anal hacia el significante frialdad, un desplazamiento del baño a la algo del deseo y del cuerpo erótico es en la clandestinidad, allí ella
cama. Frialdad es el nombre de la relación sintomática de Gabriela se orienta en la vía fogosa del padre. Ella logra ir a la cama en la
con el sexo. clandestinidad, orientada por la vía fogosa del padre, hasta que es
Por un lado remite a ese padre que se niega a mirarla como mu- mamá. Cuando es mamá literalmente pasa a ser su mamá.
jer, allí donde ella quiere ocupar el lugar que la madre dejó vacante.
El padre es frío con ella, pero es fogoso con la madre -el asunto es
que ella no es la mujer del padre. En ese sentido la frialdad del pa- V. El nudo de Gabriela
dre para con su provocación femenina es justamente una operación
de interdicción del incesto. La frialdad remite a esta respuesta del Vayamos al nudo. Propongo ubicar un primer tiempo en la in-
padre a su provocación femenina, y en ese punto el marido queda fancia, cuando la solución que ella encuentra al lapsus del nudo es
en serie con el padre, ya que si bien la que rehúye los encuentros del orden de la inhibición, de una nominación de lo imaginario:
sexuales con él es ella, en lo social él la ridiculiza delante de otros, encerrarse en el baño. En ese encierro, en el que se trata de un aisla-
no la cuenta, evita salir a solas con ella. De parte del marido se trata miento a solas con el goce anal -defensa obsesiva por excelencia- hay
de una frialdad más en la escena frente a otros, donde está en juego algo que está suscintamente velado ahí. Se encierra en el lugar de
la mirada de otros, que en el encuentro íntimo, ya que el marido la la angustia, en el mismo lugar en el que se hace presente algo real
desea sexualmente, aún cuando ella se afea la sigue deseando. del cuerpo. En efecto, los padres pelean y ella se refugia en el baño,
Es decir que ni el padre ni el marido son fríos, el significante que es adonde la deja el deseo de la madre: “no deberías que haber
frialdad más bien habla de su posición respecto de ellos, de cómo nacido”, “me tendría que haber desecho de vos”, “te voy a meter la
queda ella ubicada en esa serie del padre y el marido. Las que sí son cabeza en el inodoro”. El baño es el lugar del goce materno y ella va
frías son ella y la madre: la madre fría en la alcoba sostiene que la a refugiarse ahí, al mismo lugar de la angustia. Estas peleas entre los
mujer debe sufrir en el matrimonio, no sin antes controlar de cerca padres están directamente ligadas con ese goce de la madre, a quien
al marido e injuriar al fruto de esa relación, que es su hija. La madre lo único que le interesa es controlar al marido, sin avenirse al lugar
es fiel, ella también. Ella sólo accede a tener relaciones sexuales para de mujer. En ese momento hay una elección del sujeto -una elección
evitar problemas con el esposo, le presta su cuerpo pero no está ahí. de la neurosis diría Freud-, ya que ella podría haber tomado la vía
¿Dónde está? ¿Está en el baño materno? Hay algo crudo en la más histérica de entrar en una intriga con las infidelidades del pa-
sexualidad de Gabriela, en su cuerpo, algo que no termina de en- dre. Sin embargo, elige la vía obsesiva del aislamiento, del encierro
contrar el camino a la cama. Sin embargo, parece haber habido en el goce anal, más directamente ligado al goce materno, dejando
en algún momento una vía: la clandestinidad. Podemos hacer un de lado el recurso al padre. Se queda en el inodoro materno, sin
contrapunto entre frialdad y clandestinidad en este caso. Frialdad perfume, sin erotismo.
sería el nombre de ese cuerpo deserotizado, que cae de la dimensión
agalmática, fálica, del deseo y en el que se hace presente el objeto
192 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 193
puede incluso disfrutar del goce en la cama. En este segundo nudo
S R
sale del baño y hay un recurso al padre, al orden simbólico.
Infancia
S R
Adolescencia
inhibición
NP
I Clandestinidad
Ubicamos el lapsus entre simbólico y real. Ven que están los tres I
sueltos, el real arriba, el imaginario en el medio, y el simbólico aba-
jo. Para reparar el lapsus por alguna razón ella no recurre a la fun- Ésta es una reparación en el lugar del lapsus, una reparación
ción del padre, que sería lo que permitiría hacer pasar lo simbólico sinthomática, que vuelve a hacer pasar lo simbólico por encima de
por encima de lo real y que el cuerpo no quede en el inodoro. En- lo real. En este cuarto ubicamos en la clandestinidad el recurso al
tonces la primera solución que ella encuentra en la infancia, que es padre o el Nombre del Padre.
la inhibición, es una nominación de lo imaginario, una duplicación Un tercer tiempo es el del desencadenamiento de la neurosis de
de lo imaginario entre imaginario y real, en el nivel de la angustia. Gabriela, el nudo anterior empieza a deshacerse con su maternidad,
Es una inhibición que se juega directamente entre lo imaginario y lo cuando deja de tener el recurso a la clandestinidad y empieza a ser
real del cuerpo. El encierro como la manera de albergar ese real anal. fría con el marido. Pero esto recién le hace síntoma, recién toma una
Vamos a ubicar un segundo tiempo en la adolescencia, cuando dimensión de desencadenamiento cuando hay una irrupción de la
sí ella puede salir temporariamente del baño, volverse hacia el padre angustia bajo la forma de la presencia del objeto en el cuerpo como
en el sentido freudiano. En ella algo de esto se realiza tardíamente en fenómeno psicosomático. En esa irrupción de la angustia como
la adolescencia, cuando se dirige al padre como hombre, convocán- irrupción de lo real en lo imaginario del cuerpo -que es la manera
dolo como mujer, desfilando para su mirada en un intento de salir como Lacan define la angustia en RSI, como un desborde de lo real
de la inhibición y de rearmar el nudo, pero ya recurriendo a una sobre lo imaginario- se hace presente directamente en relación con
instancia simbólica paterna. El padre no la mira como mujer, rati- el odio al hombre, con el deseo de muerte al marido.
ficando esa función simbólica por excelencia que es la prohibición Por un lado está la escena con los amigos que ella le caga al ma-
del incesto, pero en esa operación ella puede tomar un significante rido. Por otro, la fantasía de muerte del marido que toma visos de
del padre con el cual orientarse en el camino a la cama, que es clan- realización con el atentado del 11 de septiembre. Son ocasiones de
destinidad. Entonces puede salir de la familia y relacionarse primero irrupción de acontecimientos en el cuerpo, fenómenos psicosomá-
con un hombre, después con otro y hasta que es mamá parece que ticos que indican una irrupción de la angustia, de lo real en lo ima-
194 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 195
ginario del cuerpo. Aquí ubicamos el desencadenamiento de la neu- ella trae su goce anal para depositar en el lugar del Otro, en el baño
rosis como una pérdida de recurso simbólico a la versión del padre, de la analista. Por esa vía ella vuelve a anudar lo que estaba suelto,
el Nombre del Padre, con la consiguiente irrupción de la angustia. desbordado por la angustia, volviendo a encontrar un lugar. Hay
En este caso lo que anuda es la angustia misma bajo la forma cierta dimensión casi de contención que configura la transferencia
del fenómeno psicosomático, entonces ubicamos el anudamiento en este primer tiempo, en el que ella “se despacha”. Allí el goce anal
como una duplicación del registro real, que hace pasar lo real por está en primer plano y se trata de un movimiento muy sencillo que
abajo. En este caso la angustia toma la forma de fenómeno psico- consiste simplemente en encontrar un lugar donde volcar ese goce.
somático: colon irritable y psoriasis, desencadena, llevando al su-
jeto al análisis. En este punto habría que distinguir los fenómenos
psicosomáticos que anudan de los que desanudan. Hay sujetos S R
que están desestabilizados, desencadenados en su neurosis o en su
psicosis y con un fenómeno psicosomático se anudan. En este caso
no, es al revés, la irrupción del fenómeno psicosomático va junto
con el desanudamiento. Entonces es interesante este nudo, porque
si bien hay una duplicación de lo real, que es la angustia, queda lo
simbólico suelto. baño del analista
I
S R
Eso mismo empieza a hacer cuerpo, introduciendo cierta di-
mensión de inhibición, de duplicación de lo imaginario. Se rearma
el cuerpo narcisista, el campo del goce encuentra un límite, a dife-
rencia del tiempo del desanudamiento anterior. Las intervenciones
de corte que realiza la analista -esas intervenciones que ubicamos
fenómeno psicosomático como produciendo cierta inversión en el toro que a su vez intro-
Angustia ducían la dimensión simbólica: “pescás rápidamente eso”, o “con
hablar es suficiente”- son intervenciones que le posibilitan al sujeto
I prescindir de la duplicación de lo imaginario, salir del encierro del
baño, pasar del baño a la cama.
Distinguiría dos momentos más, ya en el análisis. Un primer Es a través del significante cagona que algo de lo real del goce
tiempo del análisis en el que la analista queda ubicada como inodo- anal pasa a lo simbólico. Es el mismo momento en que ella pue-
ro. De alguna manera es una vuelta al nudo 1, al nudo de la infancia, de nombrarse como cagona, que se negativiza buena parte del goce
en el sentido de que ella encuentra en la transferencia ese refugio in- anal, que se implica subjetivamente y que se empieza a desplegar el
fantil -si tomamos la escena transferencial como esa escena a la cual fantasma histérico, al retomar la vía del padre, de modo que en ese
196 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 197
segundo momento del análisis podemos ubicar el mismo nudo que Intervención acerca del estatuto del significante cagona.
en la adolescencia.
Nieves: Lo ubiqué como significante de la transferencia, junto
con su emergencia se produce la implicación subjetiva. Hay una
S R entrada en el análisis en el punto en que se pasa de la presencia real
del objeto a que eso se metaforice y abra una cadena. El cagar pasa a
situarse en otro registro, ya no más en relación con el ser cagada por
el otro o cagar al otro -esa dimensión sádico-anal más ligada al goce
materno- sino que cagona ya queda ligado a sus dificultades como
sujeto y como mujer. Todo lo que ella no se animó a hacer, el pedirle
Cagona Clandestinidad
opinión al marido sobre todas las cosas, el no trabajar después de
ser madre siguiendo su parecer… En este punto ella se sitúa respon-
sabilizándose de todo lo que ella no hizo como sujeto, a diferencia
I
de esta madre que también quedó confinada al goce materno, pero
En este recurso simbólico al Nombre del Padre encontramos ca- localizando el goce afuera, en el marido y sus infidelidades, en lugar
gona como significante de la transferencia, que se articula con el de hacerse cargo de su propia responsabilidad de lo que no pasaba
significante clandestinidad en este tramo del análisis. Se reabre la con el marido.
dimensión de erotización del cuerpo, directamente ligada con la Le agradezco a Marcela su presentación y será hasta la próxima.
versión del padre, que es sede de un punto de angustia que funciona
como señal de la castración, anudando, cuando recuerda que ella Clase del 22 de septiembre de 2010
gozaba con las relaciones sexuales clandestinas y asocia con que el
padre encontraba también satisfacción en la clandestinidad. Es un
momento de histerización en el análisis que a la vez permite negati-
vizar el fenómeno psicosomático – recordemos que en este momen-
to ella es dada de alta en relación con el colon irritable.
Propongo distinguir entonces esta irrupción de la angustia en
relación con el fantasma histérico -que es una angustia localizada y
que funciona como señal en lo simbólico- de la angustia que la trae
al análisis, que es un desborde de lo real sobre lo imaginario -que es
una angustia sin límite y que más bien desanuda que anudar-, mien-
tras que esa otra angustia que surge en ese momento del análisis me
parece que es una angustia que anuda, y que en todo caso es motor
del análisis.
198 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 199
10. Un cuerpo encima
Nieves Soria Dafunchio: Les presento a Verónica Buchanan.
Ella es psicoanalista, residente del hospital Rivadavia y docente de la
cátedra II de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la UBA.
Verónica Buchanan: Gracias, Nieves por tu invitación para par-
ticipar, para mí es una alegría estar acá.
I. El encuentro: ustedes tienen piel
Carmen, de cuarenta y tres años, llega a la guardia, llega sin poder
llegar, aterrorizada. Llega la tercera vez que intenta salir de su casa y se
ve precisada a regresar frente a lo que ella denomina “terror”. Interro-
gada por esto responde: “a tener que pasar por el cementerio o cualquier
cosa que me haga acordar a eso, una casa de velorios, cualquier cosa”.
Ella no puede nombrar “eso”. Tanto la psiquiatra como la analista nos
conducimos con mucha precaución ya que pareciera que nombrarlo
podría tener para ella efectos devastadores. En ese momento, luego de
una entrevista por guardia de casi dos horas Carmen dice haberse sen-
tido escuchada, “ustedes tienen piel”, y decide comenzar el tratamiento.
II. Construcción de un recorrido
Comienza un recorrido en el cual relata una serie de ideas delirantes
200 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 201
que no llegan a constituir un delirio. Carmen confiesa por primera vez momentos en los que ella pierde la conciencia y sin embargo escucha a
que fue perseguida por “la mafia del loco de la ruta”, que en realidad los médicos decir que tiene la mayoría de los órganos muertos. También
son policías que matan prostitutas porque a través de ellas comerciali- es difícil construir su historia en los años siguientes.
zan droga. Esta situación hace que ella deba abandonar Bahía Blanca En esta diacronía Carmen ubica que todo fue soportado por ella,
(en donde estaba trabajando para un programa de rehabilitación de que siempre trabajó y mantuvo la casa en la que vive con el hijo y la
drogas para jóvenes) para venir a Buenos Aires, debido a que esta or- madre. Todos los trabajos que tuvo se caracterizan por compartir algu-
ganización mafiosa la perseguía y había entablado conexión con su ex nos rasgos como los ideales del bien, la caridad cristiana y la justicia.
marido, un jugador de fútbol que luego de su separación –hace dieciséis Hasta cierto momento de su vida ella se desempeñó en esos trabajos,
años- se había ido a jugar al exterior. Esta conexión tenía como objetivo capacitándose y viajando para trabajar a diferentes ciudades de Argen-
quitarle la tenencia de Pablo, único hijo de este matrimonio. tina y Latinoamérica. Durante este primer recorrido Carmen viene a
El ex marido ya había tenido conductas abusivas para con ella contarme esos eventos de su vida que nunca “confesó” a nadie. Si bien
cuando antes de la separación hacía que ella se quede parada en el esta- en general se circunscriben a los últimos años, desde lo ocurrido en
dio para que todos la señalen como culpable cuando él jugaba mal; o la Bahía Blanca, también hay algunas referencias a hechos puntuales de
obligaba a tener relaciones sexuales cuando el técnico lo indicaba. Sin su infancia, como el encuentro con una “bruja” que le señaló que ella
embargo, luego de su mudanza a Buenos Aires, tanto la organización tenía un poder y que si no lo desarrollaba hasta los treinta y tres años se
mafiosa como su ex marido desisten de quitarle la tenencia de su hijo y le volvería en contra. Es a los treinta y tres años cuando ella es operada
no tiene más noticias de ellos. en Paraguay y ubica que por ignorancia no pudo desarrollar ese poder
Otro evento especialmente destacado en su relato es lo que le ocurrió y se le volvió en contra.
en Paraguay en 1998, cuando estaba trabajando allí y tuvo que ser in- En las entrevistas yo me muestro interesada por su historia pero,
ternada y operada de urgencia por un cáncer de útero. Dice: “tuve que atenta a sus advertencias, no hago más preguntas que las permitidas y
firmar mi propia partida de defunción, no me querían operar porque en varias ocasiones acepto los límites en donde ella señala que ya no pue-
no había familiar responsable”, “Se me infectó todo el cuerpo, tenía el de responder. Respecto de lo ocurrido en Bahía Blanca, por ejemplo, dice
90% del cuerpo muerto”. Ella ubica que en ese momento fue Dios quien que sabe muchas cosas que no quiere compartir por seguridad y para no
la salvó y logró recuperarse. Agrega a este relato una serie de “malas cargarme con el peso de su saber. De ese modo, continúa la construcción
praxis” que le ocurrieron luego: “me internaron porque me intoxicaron de su fragmentado relato. Carmen llega a las entrevistas y me saluda con
con topiramato porque me dolía la cabeza… no lo querían reconocer”, un abrazo que ella llama “abrazo de oso” al tiempo que empieza a lla-
“Llegaron a decirme que tenía HIV para sacarme de encima”. marme su “hermanita mayor”. Cuando en esa época superviso el caso,
Carmen ubica que luego de esta internación se agravaron sus temo- presento a Carmen llamándola una “paciente muy amorosa”.
res a estar sola, a andar por la calle, temblores y sensaciones de ahogo,
no poder dormir por las noches y su extrañeza respecto del cuerpo: “en el
colectivo me daban el asiento porque parecía muerta”. Carmen refiere III. Sostén: el cuerpo del padre
además haber sufrido múltiples robos en los que fue agredida física-
mente y haber sido violada por su hermano en su infancia. Los relatos Hay un punto de su historia que queda como un vacío del cual ella
de Carmen de ese momento son extraños, desorganizados, con varios nada puede decir y al que se refiere como “eso” o “pensamientos feos”.
202 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 203
Hace diecinueve años falleció su padre. En ese momento ella había ido a sufren con él” y agrega que en ella sufren “el corazón y la zona genital”.
visitar un Cristo en Chile al que le pidió no estar presente cuando su pa- Preguntada por este sufrimiento aclara: “para mí no existe, es como que
dre muriese. Desde entonces se tacha de cobarde por eso y tiene la certeza existe pero no está en función”. En otra ocasión dirá que si yo tuviese
de que su presencia podría haberlo salvado. Ella duerme ahora en el unos anteojos especiales, podría ver que todos sus huesos están apilados
cuarto del padre y mantuvo en el ropero toda la ropa de él colgada, aun- en las piernas.
que no tenga lugar para sus cosas, “mi papá era mi sostén emocional”. En las sesiones intentamos buscar estrategias que le permitan venir
Recuerda que el padre le leía El Quijote y dice: “lo leía de un modo… al hospital, por momentos le sirven pero no llegan a ser soluciones es-
era como que yo estaba dentro del cuento”. Ante mis preguntas por la tables. Es así que por momentos puede viajar en colectivo si se asegura
relación con el padre antes de su muerte, Carmen responde que fue él asiento y se va tapando la cara haciendo como que lee un libro. En otros
quien le transmitió los valores cristianos y de responsabilidad social. momentos no puede salir por varias semanas, pero llama por teléfono
Carmen alude a la muerte del padre pero no lo puede nombrar, y relata sus miedos a la analista al tiempo que reprograma un nuevo
lo refiere como “eso” o “pensamientos feos”. En algún momento llega a horario.
decir que hubiese querido despedirse del padre. Le propongo escribir esa
despedida pero esto no tiene asidero y , a modo de respuesta, relata que
el último Día de los Muertos pasó por una Iglesia en la que había un IV. Un cuerpo encima
libro para pedir por los familiares muertos y dice: “no pude escribir su
nombre”. Tomo esto y le propongo que si quiere podemos conversar de A medida que avanza en su recorrido, comienza a aparecer el tema
él en análisis como modo de bordear una despedida. Ya Carmen había del sobrepeso. Carmen dice “como hasta lo que me hace mal, como hasta
preguntado a la analista si lo que le pasaba al no poder hablar de “eso” lo prohibido”, “mi cuerpo no encaja… entro a un lugar que es lindo y
era una fobia a la que había que bordear en lugar de acercarse direc- no puedo estar porque mi cuerpo no encaja y todos se dan cuenta”. Esto
tamente. llega al punto de no reconocerse en ese cuerpo: “ya no queda nada en mi
Carmen cuenta que ella siente ese dolor desde la muerte del padre, de lo que fui… no hay nada de la Carmen de antes”. En su recorrido
sin embargo es sólo a partir de la operación en Paraguay que algo en la en el análisis, Carmen fue produciendo una localización de los síntomas
realidad comienza a modificarse para ella. En ese momento, mientras con los que había consultado. Quiero decir que no se solucionaron, pero
la estaban operando, ella sintió la presencia del padre que le decía que sí se circunscribieron en una enunciación posible: Carmen comienza a
tenía que seguir viva. Desde entonces, comienzan a ocurrir algunos fe- decir que no puede salir de su casa por su sobrepeso, ya que no se reco-
nómenos en el cuerpo, temores, temblores y el hecho de no poder verlo: noce, y porque cuando sale tiene “pensamientos feos” acerca de que su
“no soporto mirarme en el espejo… sólo aguanto si paso de costado”. madre o su hijo pueden morir sin que ella esté presente.
En este momento comienzan también los síntomas de aislamiento: Estos dos síntomas están a su vez referidos a la muerte del padre.
el temor a salir sola, deja de trabajar y sólo está tranquila si está en su Respecto del temor a que muera su hijo o su madre, fue remitido en el
casa con su hijo y su madre… para saber que nada malo les ocurrió a trabajo analítico a la culpa y a la necesidad de encontrar el modo de
ellos. Carmen dice no reconocerse en ese cuerpo tan distinto de aquel que despedirse del padre. Esto tomó diferentes formas a lo largo del análisis,
tenía antes “cuando estaba bien”. En una ocasión trae una cita bíblica como el trabajo de armar en la sesión con su analista un relato acerca
(Corintios 12, 12-26) que dice “si un miembro sufre, todos los demás de su relación con el padre. Por otro lado, Carmen comenzaba a hablar
204 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 205
sobre la muerte del padre en continuidad con temas acerca del creci- miento en esa imagen. Es así que en análisis pensamos y diseñamos qué
miento del hijo. Ella estuvo durante dos años negándose a comprarle a es lo que ella puede usar el día de la entrega de diplomas de su hijo, le
su hijo de dieciséis años una máquina de afeitar: “todavía es chico, le va recuerdo alguna prenda con la que vino alguna vez y pensamos con qué
a quedar toda la piel áspera”. Esto fue nombrado por la analista como la podría combinar. Por otro lado, escucho su incomodidad respecto del
“temores de madre” frente al crecimiento del hijo que ella vive como sobrepeso, respeto las medidas que ella va tomando para modificarlo sin
“pérdida” y se habilitó un espacio en el análisis para hacer un relato y insistir en que tenga que cumplirlas con mucha rigidez; desde consultar
un trabajo sobre estos temores. a una nutricionista hasta asistir a algunas reuniones de ALCO en una
Fueron distintos modos en los que se fue tratando de circunscribir iglesia que está a pocas cuadras de su casa. Yo la acompaño en esta bús-
un agujero como pérdida, incluso en un momento, dándole a Carmen queda pensando con ella las estrategias y sosteniendo ese espacio en los
el pésame por la muerte del padre. Sin embargo, algo siempre queda distintos avatares.
sin poder cerrarse en ese relato, y cada vez es necesario volver a hacer en
análisis ese recorrido.
Por otro lado, es respecto del cuerpo que Carmen empieza a hablar V. Avatares de la nominación imaginaria
de la culpa de no haber estado en el momento del fallecimiento del
padre. Ella no reconoce su cuerpo porque ha engordado mucho en estos Nieves: Muchas gracias, Verónica. Es un caso difícil, complejo,
últimos años. Refiere que esto le pesa, que le cuesta moverse, que no si tratamos de abordarlo desde la perspectiva que proponíamos al
se siente cómoda en ningún lado, que “no encaja”. Este tema comien- principio de este seminario de intentar ubicar al analista en el cua-
za a ocupar un lugar central en el análisis cuando ella refiere “siento dro clínico. Se escucha una fragilidad en este relato clínico, como
que tengo un cuerpo encima”. Explica esto diciendo que está tan gorda si Carmen estuviese casi únicamente sostenida por la transferencia,
que siente que hay otro cuerpo encima del suyo, cubriéndolo. Hay algo por la presencia de la analista. En ese sentido me parece que en rea-
en esta situación que es paradojal y es de algún modo lo que me está lidad es un acto amoroso de la analista nombrar a su paciente como
orientando en su análisis a escuchar las vicisitudes de esta solución. Por amorosa, abriendo un espacio para la transferencia.
un lado, Carmen refiere que este “cuerpo encima” la “protege”, que la Les voy a proponer distinguir diferentes momentos en la lógica
resguarda de lo que ella enuncia de modo inespecífico como “miedo a de este caso, que en principio impresiona como una esquizofrenia
la gente”. Pero, por otro lado, este “cuerpo encima” la deja aislada en la paranoide, y que durante un tiempo del tratamiento pone de un
casa, sólo saliendo para concurrir con muy poca continuidad al trata- modo bastante dramático en juego ese vacío que hay en el lugar del
miento, y además no la resguarda de los “pensamientos feos”. cuerpo para el sujeto esquizofrénico, quedando en primer plano esa
Quiero decir que hay en esta solución de cargar otro cuerpo enci- duplicación del cuerpo como un intento de armar un cuerpo ahí
ma, algo muy problemático, que es la vertiente melancólica en la que donde no lo hay. Propongo entonces que el lapsus inicialmente es
queda ubicada, aplastada por ese cuerpo. En algún punto, es como las una falla del anudamiento que deja suelto el registro imaginario.
armaduras medievales que hechas para proteger, terminan aplastando
a quien las porta.
Por ahora el trabajo continúa en lo que se va constituyendo en la
búsqueda de una solución que le permita un poco más de reconoci-
206 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 207
I no está reparando el lapsus en el lugar de la falla, mantiene los tres
registros unidos, de modo que no hay desencadenamiento hasta los
veinticuatro años.
I
S R
Ubicamos entonces el lapsus entre simbólico y real, por lo que
el registro imaginario queda suelto y hay una interpenetración entre
simbólico y real. Propongo entonces distinguir un primer tiempo S R
del nudo hasta la muerte del padre de Carmen, que ocurre cuando
ella tiene veinticuatro años. Podemos conjeturar que en ese tiempo Un primer quiebre se produce a esa edad cuando muere el padre
operaba una compensación imaginaria del Edipo ausente sostenida y Carmen se melancoliza. Entonces algo cambia, en el nudo del
en la presencia del padre, en su figura y sus ideales: “mi papá era mi Carmen hay algo que se suelta entre lo imaginario y lo simbólico, a
sostén emocional”. partir de la muerte del padre. En este tiempo la nominación imagi-
En ese sentido es elocuente el relato del padre leyéndole el Qui- naria ya no es la misma que antes, no logra compensar el Edipo au-
jote: “lo leía de un modo… era como que yo estaba dentro del cuen- sente. Se trata de una identificación imaginaria con el padre muerto,
to”. La presencia efectiva de ese padre le arma un marco, una esce- una identificación melancólica en la que la sombra del objeto cae
na, un cuadro donde ella puede entrar, tener un lugar en el cuento sobre el yo. Entonces Carmen duerme en el cuarto del padre, guar-
del padre. Es esta función de sostén emocional con la presencia la da la ropa del padre, se sostiene de los ideales del padre. Con eso
que en el tratamiento pasa a cumplir la analista. Se trata entonces logra tener un trabajo, tener una vida, viajar a distintos lugares.
de una compensación imaginaria del Edipo ausente sostenida en la Pero si bien está esa identificación imaginaria con el padre, hay
presencia del padre, en ese modo de incluirla en un cuento, de in- algo que está suelto ahora, por lo que en este segundo momento ya
cluirla en sus ideales, de trasmitirle sus ideales cristianos, de justicia hay una culpa delirante, que consiste en una certeza de ser la causa
social y demás. de la muerte de su padre, precisamente a causa de su ausencia, de
Se trata entonces de una duplicación del registro imaginario en- no haber estado allí con una presencia efectiva. Es el autorreproche
tre imaginario y simbólico, en toda esta dimensión del relato, el delirante de la melancolización. Al perder la presencia viva del padre
cuento, los ideales. El Quijote de alguna manera también encarna algo se suelta en el nudo, la identificación melancólica no anuda
algo de lo fallido del ideal, pasa a la historia justamente con la figu- bien los tres registros, por lo que queda un nudo en cadena.
ra del combate contra los molinos de viento, que es el punto en el
que el ideal no tiene ningún anclaje real. Si bien este anudamiento
208 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 209
Verónica: En esta misma época, cuando cuenta lo del estadio
de fútbol, también cuenta algunas escenas que son muy difíciles de
entender, en las cuales el marido aparecía con otras mujeres y la pre-
sentaba a ella como la hermana. Habla de un hombre que se volvió
completamente abusivo, dominante, arrasador.
Nieves: En ese punto se rompe cualquier dimensión imaginaria
S I de relación entre un hombre y una mujer, por lo que, como resul-
R Ni
tado de la irrupción de un padre en lo real, ella o bien queda situada
Algo queda suelto entre simbólico e imaginario, y es lo que se como hermana, o si tiene relaciones sexuales, es por indicación del
manifiesta como culpa delirante y como imposibilidad del duelo, técnico; lo que sostenía esa pareja se desarma. En este momento
así como la adherencia a los objetos físicos del padre, a todo lo que el anudamiento anterior se deshace y se produce un desencadena-
rodeaba su cuerpo: su cuarto, su ropa. Allí ella misma está en lugar miento paranoide, cuando se hace presente la irrupción de un padre
del cuerpo del padre, por eso entre imaginario y real. en lo real como iniciativa del Otro, donde lo que anuda es la signi-
ficación delirante.
Ns: Delirio paranoide
VI. Encuentro con P0
Ubico un tercer momento, tres años después de la muerte del
padre, a los veintisiete años, momento en el que coinciden el naci-
miento del hijo y la separación del marido. ¿Se tratará de la irrupción
de un padre en lo real en ese momento? Con la paternidad de este
hombre, el hecho de que se transforma en el padre de su hijo Pablo.
Parece que en este momento algo de lo real se suelta, podemos ubi-
car un desencadenamiento paranoide en este momento, cuando se S I
R
hace presente la iniciativa del Otro, que se hace patente en la escena
del estadio de fútbol, cuando tiene la certeza de que el marido hace Soltamiento de Ni anterior
que se pare todo para que la señalen a ella como culpable cuando
él juega mal al fútbol, y también de tener relaciones sexuales con el El delirio paranoide anuda entre imaginario y simbólico, como
marido por indicación del director técnico. El marido se hace pre- una nominación de lo simbólico, una duplicación de lo simbólico
sente como un padre en lo real, y comienza la persecución del loco que intenta armar el campo de la significación alrededor del agujero
de la ruta, que conspira con el ex marido para sacarle el hijo, el fruto enigmático que se hace presente en el lugar del Nombre del Padre. En
de la paternidad de este hombre. este momento ella se confronta con P0, con la forclusión del Nombre
del Padre, agujero que da lugar a una significación enigmática que ella
210 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 211
interpreta en el sentido de la iniciativa del Otro y del delirio persecu- se cierra entre imaginario y real, pero no tenemos datos suficientes
torio. Nos enteramos que desde este momento hasta los treinta y tres pata conjeturar acerca de este cuarto momento del nudo, quizás
años hace una mudanza de Bahía Blanca a Buenos Aires, empujada Verónica quiera comentar algo al respecto.
por este delirio, para escapar de la mafia del loco de la ruta.
Hay una eficacia de la mudanza como consecuencia del aleja- Verónica: La verdad que son años muy difíciles de pescar, es
miento físico, de un cambio de lugar que produce un apacigua- muy desorganizado el discurso en ese punto. Lo único que puedo
miento del delirio. Si bien ella sigue sosteniendo que fue perseguida indicar como constante es el trabajo, en esa época trabajó y trabajó.
por la mafia del loco de la ruta, tanto la organización mafiosa como
su ex marido desisten de quitarle la tenencia de su hijo y no tiene Nieves: Incluso se fue a Bolivia a trabajar.
más noticias de ellos. El delirio de que le quieren quitar al hijo des-
aparece con una mudanza, a diferencia del caso Aimeé -el caso de Verónica: De hecho ella a Bolivia fue a unos programas de ayu-
la tesis de psiquiatría de Lacan- que justamente es una mujer que da a jóvenes que están o alfabetizándose o dejando las drogas, siem-
delira con que le quieren quitar el hijo, y termina encontrando una pre en el marco de alguna cuestión social. Cuando se va a Bolivia
solución para ese delirio -que es angustioso, que deja algo suelto se va trabajando muchísimas horas, todos los días, completamente
entre imaginario y real-, que es un pasaje al acto en el que ella ataca dedicada a eso. Es lo único que puedo decir de esa época.
a su perseguidora, una actriz famosa a la que acusaba de ser parte de
una conspiración para quitarle el hijo. Nieves: Pareciera que algo se logra anudar ahí entre imaginario y
Se trata del mismo punto de desencadenamiento frente al na- real, el asunto es cómo pensar ese nudo, ya que el delirio paranoide
cimiento del hijo, que pone en juego algo del Nombre del Padre cae o es reducido al mínimo. Obviamente ella declara que fue per-
imposible de asimilar simbólicamente, entonces el delirio es que le seguida, pero ya no es algo actual.
van a quitar el hijo, como una significación que le viene a dar algún
sentido a ese agujero que es la paternidad en la psicosis. Aimeé pasa Verónica: Lo que me acabo de acordar que quizás sirva para
muchos años sufriendo hasta el momento del pasaje al acto, cuando pensarlo –algo que dijo sólo una o dos veces- es que mientras ella
ataca, hiriendo a la actriz. La tesis de Lacan es que la solución en ese durante esos años trabajó y viajó tanto, en sus viajes dejaba al hijo,
caso no es el pasaje al acto en sí mismo sino la consecuencia del cas- que era muy chiquito, con la madre viviendo acá.
tigo, de allí que proponga la categoría de paranoia de autopunición.
Carmen encuentra un camino más fácil para salir del problema Nieves: Pero ella tenía una posibilidad de despegarse del hijo y
de lo que deja suelto ese momento de desencadenamiento paranoi- de la madre que no vuelve a tener después del desencadenamiento
de: su solución es la mudanza. No es casual que la solución venga franco. En ese momento puede separarse de la pareja hijo – madre,
por el lado de la distancia física, ya que la dimensión corporal, es- puede moverse, viajar, trabajar, quizás con algún impulso maníaco.
pacial, del cuerpo que puede moverse, es central en el caso -interro-
garemos luego la gran dificultad que tiene la paciente para moverse. Verónica: Hay algo maníaco, incluso ella en algún momento
Pero cuando logra moverse de Bahía Blanca a Buenos Aires hay algo me muestra la foto de su documento de esa época: era otra persona,
del orden del acto, algo del nudo se cierra. En este momento algo teñida, muy flaca, y tenía verdaderamente un aspecto maníaco.
212 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 213
Nieves: Precisamente, tengo la idea de que la manía es un nudo ción de mala praxis. Pero no tiene la consistencia del delirio con la
entre imaginario y real, es una duplicación de lo imaginario que mafia del loco de la ruta.
arrasa sobre lo real. Hay algo que se desliza ahí: “tuve que firmar mi propia partida
de defunción”, “se me infectó todo el cuerpo”, “tenía el 90% del
Verónica: Sin un anclaje simbólico. cuerpo muerto”, “me internaron porque me intoxicaron con topi-
ramato, porque me dolía la cabeza”, “no lo querían reconocer, lle-
Nieves: Quizás justamente al poder irse de Bahía Blanca y con garon a decirme que tenía HIV para sacarme de encima”, pero a la
ese movimiento espacial quitar el cuerpo del escenario de ese cuen- vez dice que tenía un cáncer de útero. Hay algo que no ancla en esas
to, logra acotar al mínimo el delirio, rearmándose entre imaginario significaciones delirantes, con las que ella intenta adjudicarle a un
y real. Otro gozador esos fenómenos de órgano. El lenguaje de órgano pasa
Ns
al primer plano: deja de reconocerse en ese cuerpo que tenía antes:
si un miembro sufre todos los demás sufren con él, en ella sufren el
corazón y la zona genital -ahí se escucha claramente el lenguaje de
órgano: no se trata del amor sino del corazón, no se trata del deseo
sino de la zona genital.
Y luego los huesos apilados en las piernas, de modo que la ima-
gen que ella tiene ni siquiera es la del esqueleto, en el que los hue-
sos están enganchados, articulados, sosteniendo el cuerpo; es muy
impresionante esta imagen. También se hace presente la imagen del
S I padre diciéndole que tiene que seguir viva cuando la están operan-
R do. También los temblores, los temores, el no soportar mirarse en el
Mudanza espejo, etc. Y los anteojos especiales que tendría que tener la analista
Restablecimiento Ni para ver los huesos apilados, en una suerte de transparencia por la
que ella ve directamente sus huesos, sus órganos.
Todo esto acompañado de una significación en relación con la
figura de Cristo. Por un lado, cuando el padre se está muriendo ella
VII. El desarmado del cuerpo va a pedirle a Cristo no estar presente, y de esa forma logra culparse
por su muerte, siguiendo la lógica cristiana. Además está la edad de
Así se sostiene bastante estabilizada hasta los treinta y tres años, treinta y tres años, que ya había sido marcada por la bruja, que jus-
cuando se produce esa operación de un supuesto cáncer de útero en tamente es la edad de la muerte de Cristo, y ella en esa operación en
Bolivia. En ese momento se produce un desencadenamiento fran- la que tiene que firmar su certificado de defunción viene a morir por
camente esquizofrénico, quedando en primer plano el lenguaje de su padre, como Cristo. ¿Sabés si efectivamente tuvo cáncer de útero?
órgano, la fragmentación corporal, los fenómenos de pérdida de la
imagen especular. Hay cierta dimensión paranoide, que es la acusa- Verónica: Parece que sí.
214 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 215
Nieves: En ese caso es probable que haya necesitado darle alguna VIII. Avatares del cuerpo encima
significación delirante a ese real que invadió su cuerpo. La dimen-
sión hipocondríaca del goce esquizofrénico no soportó la irrupción Ahora viene el problema del nudo tan inestable del análisis en
de esa enfermedad en el cuerpo, es un momento en el que a ella cla- este caso tan problemático, tan difícil de tratar. En efecto, se trata
ramente se le desarma la imagen especular, se suelta lo imaginario. de una paciente que concurre con dificultad, que no puede sostener
Hay un caos corporal y a la vez el intento de darle algún sentido: una continuidad del tratamiento, de modo que el nudo del análisis
por el lado de la mala praxis -pero eso no anuda demasiado- y por esta sostenido fuertemente por la presencia del analista. ¿A qué lugar
el lado de darle algún sentido a que esto le haya ocurrido a esa edad. viene la analista, por lo menos en este primer tiempo? Viene al lugar
de esa presencia viva que la sostiene, la analista y la psiquiatra como
Verónica: Sí, efectivamente hay una época al principio de las piel. Esa referencia a la piel justamente habla de cierta dimensión
entrevistas en la cual ella pareciera que va a hacer algo megalómano de cierre narcisista del cuerpo, ya que la piel la tiene el otro, no la
o místico, del estilo Cristo y yo, tiene ella. Se trata de la presencia de la piel del otro sosteniéndola,
no dándole una piel a ella.
Nieves: Pero no lo puede armar.
Verónica: Algo que envuelva esos huesos apilados.
Verónica: La verdad es que nada de eso se arma.
Nieves: Claro, tiene que ser la presencia del cuerpo del otro.
Nieves: Por eso me parece que en este quinto momento, cuan- Otra dimensión que adquiere la analista es la de voz, cuando ella no
do tiene esta operación, se vuelve al lapsus inicial, pero ahora sí se puede viajar pero al hablar con la analista por teléfono de lo que le
suelta lo imaginario, es un momento de desencadenamiento franco pasa y poder programar una nueva sesión, de alguna manera sigue
de la esquizofrenia. sosteniendo algún lazo, un nudo se sostiene en esa conversación.
También hay una dimensión de la analista como testigo en este pri-
I
mer tiempo en que ella se confiesa, confiesa cosas que no le contó a
nadie, en el marco de la estructura religiosa, de los valores cristianos
que le trasmitió el padre. En la religión cristiana el sacramento de
la confesión conlleva una absolución del pecado, de modo que hay
cierto efecto sobre la culpa, sobre la dimensión más melancólica.
Verónica: Y además la confesión es hablarle a otro, pero se le
habla a Dios padre en última instancia. Pero es por la mediación de
S R otro que tiene que escuchar, uno no se autoconfiesa en la religión
católica, sino que tiene que pasar por el cura para ser absuelto en
los pecados.
216 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 217
Nieves: De todos modos no se llega a armar la dimensión del lución. El grado de sufrimiento y lo pegada que está a la dimensión
Otro simbólico. tan imaginaria de la presencia del cuerpo del otro. Es el recurso que
hasta los veinticuatro años le funcionó eficazmente, con la presencia
Verónica: No, no hay mediación, y tampoco hay temporalidad. del padre como sostén emocional, como quien le hacía un lugar
Lo de la presencia es algo constante, es cada vez llamar, cada vez en el cuento. Parece que el recurso al padre tenía esa limitación de
hablar por teléfono o que venga. estar ligado a su presencia viva, es algo que Lacan señala en varias
oportunidades en el Seminario sobre Las psicosis: la figura, la ima-
Nieves: Sí, lo que le hace cuerpo es directamente el cuerpo de gen del padre como compensación imaginaria del Edipo ausente. Es
la analista, la piel de la analista, la voz de la analista, la mirada de un recurso que caduca con la muerte del padre, y que no vuelve a
la analista, el abrazo de oso, la posición amorosa de la analista tam- recuperar su eficacia. Ya que esto que arma ahora con el cuerpo del
bién. En cuanto a la mirada -cuando la analista le habla de tal ropa otro no termina de configurar un anudamiento. Éste es un punto
que le vendría bien ponerse-, esas intervenciones que apuntan a lo que habría que investigar más, ya que la perspectiva estructuralista
que la analista puede ver gracias a que no tiene los anteojos ésos, lo a veces impide entender bien qué es esto del antes y el después para
que la analista puede ver en ella y ella no. La analista como piel, un desencadenamiento psicótico, que tantas veces escuchamos en
como voz, como mirada, como testigo, como presencia viva, como los casos de desencadenamiento franco, donde el sujeto claramente
otro cuerpo que la sostiene ahí donde ella hace nudo con el cuerpo habla de algo que se perdió y a lo que no se puede volver, como si esa
del otro, que puede ser el cuerpo del otro en el sentido de la presen- posibilidad de la estructura desapareciera. Hay algo ahí interesante
cia efectiva en la sesión, o puede ser el cuerpo del otro como la voz para seguir pensando, para seguir interrogando.
en el teléfono. Parece que algo de esa dimensión más desregulada En “Cuestión preliminar…”, Lacan propone el esquema R para
del goce que había irrumpido en el desencadenamiento logra cierto dar cuenta del establecimiento del campo de la realidad en la neu-
alivio, pero lo que no se consigue es que algo haga cuerpo en el tra- rosis y el esquema i, que da cuenta de la recomposición del campo
yecto. En efecto, cuando ella está en la casa está en continuidad con de la realidad en el período terminal del delirio de Schreber, pero no
su madre y con su hijo, haciendo cuerpo con ellos. Cuando está en nos da un esquema de la psicosis antes de su desencadenamiento,
el hospital entra en continuidad con el cuerpo de la analista, pero que no sería ni el esquema R, sustentado en la metáfora paterna, ni
en el trayecto se le desarma el cuerpo. Está toda esa cuestión de ir el esquema pos encuentro con el agujero. ¿Cuál sería el esquema de
en el colectivo pero tapándose con un libro, por eso está tan pegada la psicosis no desencadenada, cuando todavía no se encontró con el
a la presencia. agujero? No es el mismo que después, porque hay algo del agujero
que, hasta que el sujeto no se lo encuentra, es como si no estuviera.
Verónica: Es como vos decís, se desarma en el trayecto. Se sube Me refiero al taburete de tres patas: hasta que no se saca una pata,
al colectivo y se tiene que bajar porque se desmaya, vomita, se queda funciona igual que uno de cuatro, pero una vez que se la saca ya no
en la vereda un rato y se le desarma el cuerpo. se la puede volver a poner.
Si tejemos un suéter y nos salteamos un punto y ese punto no se
Nieves: Ese es el punto más grave del caso. Grave en el sentido toca, es lo mismo que tener un suéter perfecto. Ahora, si engancha-
del sufrimiento y de la dificultad para encontrar algún tipo de so- mos ese punto nos quedamos sin suéter, se desteje todo. ¿Cómo dar
218 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 219
cuenta de esa diferencia de un modo que sea contundente para la la muerte del padre y el duelo imposible por esa muerte. Hay unos
transmisión clínica? Tengo mucho interés en avanzar en la interro- intentos: la analista que le da el pésame, los relatos de despedida, y
gación de cuál sería el esquema del sostenimiento del campo de la a la vez algo que nunca cierra. A la vez que se va circunscribiendo
realidad en una psicosis no desencadenada. No es el esquema R, que ese agujero de la pérdida imposible del padre surge un nombre, que
depende del Nombre del Padre, ni tampoco es el esquema i, que es es el sobrepeso.
cuando ya el sujeto se encontró con los dos agujeros P0 y Φ0 ; son El sobrepeso como una nominación simbólica, que nombraría
cuestiones para pensar. ese cuerpo que ella tiene encima. Esta nominación podría llegar a
configurar un anudamiento. No es algo que efectivamente ocurra en
Verónica: Estaba pensando que cuando dibujaste la primera no- el análisis, sino que tiene cierto valor de condensación este trabajo
minación imaginaria, la tejiste de modo borromeo, con lo cual dejó que se hace, ya que la analista lo ubica como localización de los
a los cuatro anudados, de modo no borromeo porque estaban inter- síntomas, que se circunscriben en una enunciación posible, y donde
penetrados simbólico y real, pero después ya no pudiste dibujarla, todo lo que ella padece queda articulado: no puede salir de su casa
quedó todo interpenetrado. por su sobrepeso, ya que no se reconoce, y porque cuando sale tiene
pensamientos feos acerca de que a su madre o su hijo pueden morir
Nieves: Como cadena. sin que ella esté presente. Pero luego ambos síntomas, el sobrepeso
y los pensamientos feos, quedan ligados con la muerte del padre.
Verónica: Quizás ahí se podría pensar algo. Por un lado está la presencia de la analista como piel, como mi-
rada, como voz, y por otro lado está este trabajo que toma una di-
Nieves: Sí, me parece interesante lo que planteás, que hay cierta rección hacia el orden simbólico. Con ese nombre que comienza a
configuración del nudo que se pierde y no hay vuelta atrás. decantar se abre cierta dimensión de algún Otro en el que ella pueda
Un último punto es la cuestión del sobrepeso, que comienza a sostenerse más allá de la presencia. Pero es más una orientación que
surgir. Lo que planteaba recién del analista como cuerpo sería un un anudamiento eficaz.
intento de vuelta al segundo nudo, al nudo posterior a la muerte
del padre. Porque en el nudo posterior a la muerte del padre, en el Verónica: Me doy cuenta ahora escuchándote que esta paciente
que nos referíamos a una identificación narcisista en la que se ju- marcó para mí de algún modo una pregunta que me surge siempre
gaba una identificación con el cuerpo del padre y demás, hacíamos en el tratamiento con pacientes psicóticos, que es si se puede armar
referencia a una duplicación de lo imaginario entre imaginario y una solución que prescinda de la analista. Efectivamente, creo que
real. La voz, la piel, la mirada de la analista anudan, pero algo entre en el trabajo con Carmen el tema la presencia fue condición, no
imaginario y simbólico sigue quedando suelto, e incluso eso que había otro modo en realidad. Yo no me di mucho cuenta en el mo-
anuda entre imaginario y real no anuda todo el tiempo, ya que están mento de eso, de hecho he escrito varias veces algún recorte de este
esos momentos en los que el cuerpo se desarma en el trayecto, en caso y siempre incluyo la frase del principio de “ustedes tienen piel”,
los que se vuelve a soltar totalmente lo imaginario. Después algo del y hasta que te mandé el caso a vos, nunca había podido pensar por
registro simbólico se teje en el trabajo analítico, que va de la mano qué incluía eso, hasta que lo anudé con “el cuerpo encima”. Enton-
con la articulación de todo lo que ella padece con ese agujero que es ces me puse a pensar que no sé hasta qué punto algo de la presencia
220 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 221
de la analista no se volvió también un cuerpo encima. Con la am- escuchar y estudiar en detalle a esa paciente, de hacerse su secretario,
bigüedad, con esta doble vertiente que envuelve algo de un cuerpo sino también de nombrarla amorosamente.
que no hay, pero también que aísla, que encierra, que impide el Le agradecemos a Verónica y esperamos volver a tenerla con no-
recorrido en un trayecto. Para que haya un recorrido en un trayecto sotros en algún otro momento.
habría que apostar por esta otra vía, que vos señalás.
Clase del 29 de septiembre de 2010
Nieves: A veces no es posible. Por algo en tantos casos el psicó-
tico termina internado. En este caso, quizás si ella no tuviera a la
madre habría que ver si podría estar, si podría volver a algún lugar.
En el Seminario El saber psicoanalista, que dictó en Sainte Anne,
Lacan se detuvo en la cuestión del muro. En efecto, los muros del
asilo, los muros del hospital, muchas veces funcionan justamente
como ese cuerpo que el sujeto psicótico no tiene y hay veces en que
no se puede armar otra cosa. Hay casos en los cuales realmente no se
puede armar otra solución, pero no es posible saberlo de antemano,
por lo que el tratamiento del psicótico siempre es una apuesta.
Verónica: Es interesante por ahí que a la vez que se sostiene ese
cuerpo encima, esa mirada, esa voz, se puedan armar trayectos. A
principios del año pasado, planteaba que no iba a poder ir a la entre-
ga de diplomas del hijo. Insistí mucho en esa propuesta, fue trabajar
ese trayecto para poder ir. Me parece que esa es una vía interesante
para pensar para este caso.
Intervención: ¿Y ella ahora sigue en tratamiento?
Verónica: Sí, ahora sigue en tratamiento. Yo la derivé porque
terminé mi trayecto en el hospital por ahora. Esa derivación fue
todo un tema para mí, porque es verdad lo que dice Nieves, que esa
nominación amorosa venía de mi parte.
Nieves: Es lo que suele ocurrir en la psicosis cuando hay trans-
ferencia: que está invertida y es el analista el que ama al paciente.
Recordemos en el caso Aimée, la necesidad de Lacan, no sólo de
222 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 223
11. De perros y gatos
Nieves Soria Dafunchio: Les presento a Mariana Schwartzman.
Ella es psicoanalista y docente en la Cátedra II de Psicopatología de
la Facultad de Psicología de la UBA.
Mariana Schwartzman: B es una paciente que atiendo desde
hace un año y medio. Quisiera comenzar situando algunas coorde-
nadas del primer tiempo del tratamiento, luego comentar breve-
mente una supervisión en la cual se situó una hipótesis de diagnósti-
co y de la dirección de la cura. Por último relatar cómo siguió el caso
luego de la supervisión (lo que también dejará abierto el caso con un
nuevo interrogante). Incluiré dentro de los cuatro puntos algunas
intervenciones que fui realizando a lo largo del tratamiento, para
pensar algo relacionado con el nudo que se armó o podría armarse
entre paciente y analista.
I. Primer tiempo de tratamiento
B tiene diecinueve años. Vive en una casa con sus padres, una her-
mana mayor, una hermana melliza y un hermano menor. A lo largo de
las primeras entrevistas su malestar gira alrededor de cuatro ejes, pero
principalmente se queja de Ernesto, el novio de su hermana mayor. Su
presencia la angustia, le resulta insoportable, dice que “está todo el día
ahí, no trabaja, no hace nada” y que encima le ocupa los días de visita a
su propio novio, Patricio, con quien B está hace cinco años. Pasa mucho
224 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 225
tiempo con él: cuatro de los siete días de la semana vive en su casa junto gundos. Se situó en la supervisión la hipótesis diagnóstica de que podría
a su familia; allí dice sentirse muy bien. Todas las sesiones B vuelve una llegar a tratarse de un caso de melancolía, en el que lo que estaría suelto
y otra vez sobre su cuñado y eso la irrita tanto que a veces llega al llanto. sería lo simbólico. Un ejemplo que da cuenta de esto es el hecho de que
El segundo tema que la hace llorar es el de su mamá, con la que cuando lee no entiende, lo que daría cuenta de que imaginario y sim-
se lleva muy mal. Dice acerca de ella: “nunca me dijo nada bueno”. bólico están desencadenados. También se trabajó en la idea de que un
Agrega que siempre la critica y le exige constantemente que trabaje sin posible desencadenante de la consulta pudo haber sido el encuentro con
importarle nada. A su vez se muestra en contra de su tratamiento con- el novio de su hermana como un padre en lo real. Por otro lado se situó
migo. De su padre B dice que “no acota nada”, “es un boludo” y que que su novio ocuparía para ella un lugar de referente imaginario con el
nunca tuvo una relación con él. Agrega que siempre hace y piensa lo que que completa su imagen, como también lo harían los gatitos a los que
indica su mujer y que él también se opone a su tratamiento conmigo, lo ella socorre, teniendo estos últimos un cuerpo destrozado, siendo más
que se pone de manifiesto algunas sesiones en las que no le daba dinero resto de lo que ella es para el Otro. Ayudar a estos animales la ayudaría
a B para abonar el “copago” de la sesión (una parte la paga la prepaga, a restablecer algo de su velo imaginario.
el medio por el cual atiendo a B, y otra parte ella). De esta supervisión tomé sobre todo la importancia de la atención
El tercer tema es el de los “gatitos”. Ella tiene un gatito al cual que ella dirige a los animales destrozados y el hecho de que lo simbólico
llevaba todo el tiempo al veterinario al encontrarle una enfermedad o y lo imaginario estén desenganchados, cuestión que hasta la actualidad
un problema nuevo. No solamente lleva al propio, también encuentra no halla una vía de posible “reencadenamiento”.
siempre algún animal lastimado al que socorrer.
Por último, B habla de sus estudios. Hace dos años está intentando
ingresar a la carrera de psicopedagogía sin lograrlo. Dice que le cuesta III. De gatos a perros
estudiar, que a veces está todo un día leyendo sin entender nada. Estu-
dia y le va mal y no sabe por qué. Luego de la hipótesis de que los gatos enfermos podrían llegar a ser-
Antes de pasar al siguiente punto quisiera comentar brevemente algo virle para el armado de su propio velo imaginario, empecé a dedicarle
que gira en torno a la posición del analista en este primer tiempo del a este tema especial atención. B había comenzado, tras uno de los fra-
tratamiento y que consistió en que en los momentos en que B asistía a casos en la universidad, un curso de peluquería canina. Poco tiempo
la sesión sin dinero porque su padre no se lo daba -decidida a dejar el después y acompañada por el análisis, comenzó a buscar trabajo en una
tratamiento por este tema - yo intervine diciéndole que ella podía pagar veterinaria y quedó como encargada algunos días de la peluquería para
del modo que pudiera. Es así como más de una sesión asistió pagando perros.
con algún chocolate, pulserita, etc. Hubo un cambio en las sesiones. En vez de llorar, B contaba anéc-
dotas con los perros -acerca de sus baños, cortes que le quedaran más o
menos bien, etc.- y se reía muchísimo. Por mi parte, no solamente escu-
II. ¿Por qué llora tanto? chaba durante el tiempo que fuera necesario y demostraba interés ante
las historias de tal o cual perro, tal o cual peinado canino a la moda
Supervisé el caso porque me llamaba la atención lo mucho que B o secretos de tijeras, uñas y sacanudos de los caniche toys, también reía
lloraba durante las sesiones, pasaba de reírse a llorar en cuestiones de se- mucho junto a ella.
226 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 227
Mejoró, a su vez, su relación con su familia, pero aunque su cuñado Ella prepara las clases, escribe todo lo que va a decir. Dice que mucho no
no le resultara tan persecutorio, desde ese momento hasta la actualidad le gusta dar clases, aunque no sitúa bien por qué. Agrega a lo anterior que
siempre hay algún jefe o peluquero hombre que cae en ese lugar. En lo que le queda pendiente es el tema de los estudios. Creo que esto que dice
los momentos en que venía -y sigue viniendo- a sesión tomada por la es así, que hay algo a abrochar de lo simbólico que, pese a que por ahí las
angustia que le genera ubicarse como objeto del Otro gozador, mis inter- clases podrían haberlo hecho, no lo hicieron -ya que no le gusta.
venciones fueron siempre del orden del humor, aprovechando la nueva Antes de finalizar quisiera aclarar que cada tanto su posición me-
modalidad que tomaron nuestros encuentros, ridiculizando a estos per- lancólica (denotada en su llanto ilimitado) vuelve a primer plano.
sonajes masculinos, barrándolos, aunque sabiendo que se trata de algo Quisiera tomar como ejemplo una época en la que su padre comenzó
inherente y en un punto ineludible de su estructura. a decirle que ya era momento de que se fuera de la casa, enunciado y
Por otro lado, también presté especial atención a su vínculo con enunciación que a B la sumergió en una profunda tristeza. Fue en ese
Patricio, luego de que en la supervisión se lo situara como un “compa- mismo momento que me comentó que ella posee un diario íntimo en el
ñero” imaginario, que de alguna forma le sostendría su imagen. Una que siempre escribe cosas tristes como ésta y que le llama la atención no
intervención en el sentido de sostener y acompañar ese vínculo fue, en escribir cosas lindas, como por ejemplo ir a la cancha junto a su novio.
un momento en que él estaba demasiado celoso (delirantemente, me Yo le dije que iba a regalarle un cuaderno en el que si ella quería podía
atrevería a decir, ya que leía signos de infidelidad de B cuando esto comenzar a escribir cosas lindas. A veces lo hace y viene a sesión a contar
estaba lejos de existir realmente), propuse que viniera a la sesión junto a lo que escribe.
B, lo que produjo un alivio y que se reacomodara el lazo. Para concluir quisiera comentar un material nuevo. Últimamente
A su vez comencé a escuchar algunas cuestiones relacionadas con B tiene dificultades para dormir de noche. En primer lugar solamente
la hipótesis de que lo simbólico estaría suelto: B se toma solamente un duerme con música prendida (generalmente un canal de música) y si al-
colectivo, siempre el mismo, para ir a cualquier lado, luego combina ese guien le cambia el canal a uno en que se hable, se despierta. En segundo
único colectivo (del que ya conoce las paradas) con subte o trenes, no lugar, no puede dormir porque tiene miedo de que le sucedan cosas que
toma ningún colectivo más y solamente se maneja en tren o subte. Toma le contaron (por ejemplo el suegro le contó que vio su pared manchada
trenes porque frenan en todas las paradas y uno no tiene que imaginarse de rojo y que eso representa el diablo o una tía le contó que se le apareció
una parada determinada. Otro ejemplo fue su imposibilidad de conti- un duende) o sueña que le suceden y lo siente como algo real. Dejo esto
nuar algún estudio teórico, aclarando que la acompañé cada vez que abierto como un interrogante.
decidía renunciar a estos intentos, no descartándolos totalmente sino
ubicándolos de un modo asintótico en el tiempo -idea que B comparte
conmigo. V. El rescate del lugar de resto
Nieves: gracias Mariana, voy a comentar un poco el caso y des-
IV. Las clases no le gustan pués interrogaremos qué hipótesis podemos hacer del nudo. B trae
en primer lugar la presencia del cuñado como insoportable. A la vez
B pasó de trabajar en la peluquería como encargada a trabajar en nos enteramos de que ella de alguna forma encontró un lugar en la
otra como docente de un curso, teniendo un grupo de jóvenes a cargo. familia de su novio, que de alguna manera adoptó esa familia y que
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eso compensa por alguna vía lo que sino quizás sería mucho más in- Nieves: Es muy interesante ese movimiento.
soportable todavía, que es la presencia de este cuñado en la casa. Por
otra parte, rápidamente queda dibujado el panorama familiar: una Mariana: Se le ocurrió a ella. B era muy desordenada con el
madre que nunca le dijo nada bueno, que la critica, que le exige que dinero, cobraba y se le ocurría comprarse ropa por esa cantidad de
trabaje, de modo que respecto de esta madre B queda en un lugar dinero. Entonces hablábamos de esa idea, yo intervenía introdu-
de resto, al igual que para este padre que “no acota nada”, que “es un ciendo un límite, y finalmente cuando se empieza a pagar el análisis
boludo”, que está sometido a la madre. También nos enteramos de logra ordenarse más con el dinero.
que los padres no quieren pagar por ella, se oponen al tratamiento
y no le dan el dinero para pagarlo. Luego está la cuestión de los ga-
titos, esa necesidad de socorrer a animales lastimados, y las dificul- VI. La dimensión melancólica
tades con el estudio, especialmente con lo que sería la comprensión
de textos -es decir en el campo del sentido. Nieves: Luego viene la supervisión en relación con el llanto de la
La analista interviene en la vía de alojar al sujeto en un mo- paciente, que de alguna forma inquieta a la analista, que lee el signo
vimiento que de alguna manera compensa este dejar caer de los de un exceso en ese llanto y busca interrogarlo, ahí surge la hipótesis
padres. También es interesante respecto de la cuestión del pago, de que podría tratarse de una melancolía en la que esté el registro de
cómo consigue abrir un espacio para lo que sería la dimensión del lo simbólico suelto y esta hipótesis de que el cuñado podría haber
amor en la transferencia, posibilitando que se ponga en juego algún hecho presente la dimensión de un padre en lo real, produciendo
objeto que tenga más que ver con el don de una nada que con el cierto orden de desencadenamiento. Por otro lado, un contrapunto
valor establecido y estipulado del dinero: la pulserita, el chocolate. entre esos gatitos que ella socorre con el cuerpo destrozado, cuerpos
Al ponerse en juego estos objetos en la transferencia, se abre cierta fragmentados que vienen a hacer presente la dimensión del objeto
dimensión simbólica en la posición de la analista de alojar una falta, a, y que ella envuelve con su imagen al socorrerlos. Por otro lado, el
al no expulsar a la paciente por el hecho de que no tiene la plata para novio, que no es el novio solo, sino el novio con su familia. Se trata
pagar -que sería de alguna forma redoblar la posición de los padres allí fundamentalmente del lugar que le da la familia del novio a ella,
que la dejan en ese lugar de resto. un lugar en el cual ella puede venir a cobijarse, alojarse y envolver
A la vez se abre una dimensión simbólica en relación con la falta, su propio ser de resto.
se introduce un velo entre simbólico e imaginario -un velo a la cru-
deza de esos padres que no le dan la plata para pagar. Por supuesto i (a)
que para la analista no es lo mismo que le paguen con un chocolate
o con plata, sin embargo hace ese movimiento que marca la apertu- El curso de peluquería canina sigue esta línea del velo, ahí no se
ra de la dimensión amorosa. trata de los cuerpos destrozados, sino de embellecerlos. La analista
alienta esto, ella empieza a trabajar en la veterinaria y ahí se produ-
Mariana: Más adelante, cuando ella empieza a trabajar y a ga- ce un movimiento: cesa el llanto, empieza la dimensión de la risa,
nar su dinero, decide salir de la prepaga y venir y pagar ella misma cuenta anécdotas de perros. Se trata de un efecto terapéutico muy
su análisis, yo sostuve esa decisión. claro, algo del orden del goce de la vida -presente en esa risa que
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puede compartir con la analista- se vuelve a anudar. Correlativa- cimiento, tiene que asumir la palabra y trasmitirla en nombre propio.
mente queda más velado el lugar del hombre persecutorio, que si- Ella solamente puede ocupar ese lugar escribiendo todas las clases,
gue estando pero más velado. En los momentos en que deja de estar pero así y todo hay un grado importante de sufrimiento, justamente
velado y es angustiante la presencia de algún hombre para ella, las porque es convocada a un lugar al que ella no puede responder.
intervenciones en la vía del humor, de barrar a ese Otro, introducen Hay momentos de melancolización, cuando el padre la echa, a
cierta pacificación. los diecinueve años, está un poco apurado por echarla, realmente se
escucha que la echa. Y esa tristeza profunda, el diario íntimo donde
Mariana: Quería agregar que ella fue haciendo una búsqueda escribe cosas tristes. Hay una intervención interesante tuya.
de un jefe mejor. El primer jefe le resultaba totalmente persecutorio,
la trataba mal, etc. Después el segundo también, el tercero ya era Mariana: Cuando habla de ese comentario del padre respecto
un viejito medio impotente al cual ella tenía que ayudar a dirigir la de que era hora de que ella se fuera, habla de un diario íntimo en
peluquería, y después ella se entera de que abren una sucursal de la el que solamente escribe cosas feas, cosas tristes, lo que le llama la
peluquería en otro lado, que es lejos de su casa pero que hay un jefe atención. En ese momento le digo que yo le voy a regalar un cua-
muy bueno, y pide el pase a esa peluquería y ahora trabaja ahí con derno donde ella pueda empezar a escribir cosas lindas, lo que tiene
un jefe muy bueno, que la lleva, la trae, la cuida. sus efectos.
Nieves: Es muy interesante este movimiento en relación a la pe- Nieves: Nuevamente la apertura de la dimensión amorosa, el
luquería canina, ahí hay algo que anuda, que estabiliza. También es don, el analista que le da algo a la paciente, y eso que le da abre el
fundamental la intervención respecto de la función que cumple este espacio para volver a anudar algo del goce de la vida, de las cosas
novio, ese compañero imaginario, esa imagen en la cual ella puede lindas.
encontrar un lugar, pero que empieza también a presentar estos celos Finalmente, está la cuestión que deja planteada al final Mariana
paranoicos, con lo que comenzaría a acercarse a ese lugar de un Otro respecto del insomnio, la cuestión de la música y de esas pesadillas
gozador. En ese momento la analista aloja, es otra intervención que que tienen una dimensión de real inquietante.
apunta a re-anudar lo que podría estar deshilachándose en el nudo.
En lo que le ocurre con el colectivo se evidencia que hay algo
suelto entre simbólico e imaginario. Ella no puede imaginar la para- VII. Conjeturas sobre el nudo de B
da, no puede imaginarizar lo simbólico o simbolizar lo imaginario.
De allí la solución de la realización asintótica del estudio teórico Para abordar el nudo del caso sería fundamental despejar la cues-
como una manera de resolver la dificultad que implica para ella la tión diagnóstica de si se trata de una estructura melancólica en la
exigencia de estudiar. Que quede eso como un ideal que algún día que estaría suelto el registro de lo simbólico e interpenetrados ima-
va a cumplir también la estabiliza de algún modo. ginario y real:
¿Cuándo se desestabiliza? Cuando pasa a trabajar como docente
de un curso, cuando sale del cultivo del velo, de la peluquería canina
y tiene que asumir una función simbólica: tiene que trasmitir cono-
232 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 233
S I
S R
No sabemos cuál habría sido la reparación inicial del lapsus, pero
podemos conjeturar que a partir de los catorce años, que es cuando
I R conoció al novio, la reparación consistió en una nominación imagina-
i( ) a
ria, de modo que ella se sostiene en la imagen que le ofrecen el novio
y su familia. Quedan interpenetrados simbólico y real, o sea el lapsus
En ese caso el simbólico suelto explicaría tanto las dificultades está acá. Si bien no se trata de un nudo borromeo, este anudamiento
para el estudio como lo que le pasa con el colectivo, y la interpene- sostiene los tres redondeles juntos, de modo que ninguno se suelta.
tración entre imaginario y real daría cuenta de estos fenómenos que
I
se juegan entre el puro velo y la intrusión del objeto a.
Pero con el material que agrega ahora Mariana me parece que
se puede abrir otro tipo de esquema, en relación con la hipótesis
de que se trata de una esquizofrenia y no de una melancolía, en la
que el desencadenamiento inicial es un desencadenamiento par-
cial, en el cual queda suelto el nudo entre imaginario y simbólico.
Voy a desarrollar esta hipótesis, según el cual el registro que debe-
ría soltarse es el registro imaginario y quedarían interpenetrados
simbólico y real. S R
Este nudo se deshace cuando aparece el cuñado, que aparece
como una presencia gozadora, con un goce muy particular: el de
alguien que no hace nada -que es lo que se le vuelve insoportable a
ella. Y a la vez esa presencia desplaza la pareja que ella hace con el
novio, de modo que algo del cuerpo se le desarma con la presencia
de ese tipo que está todo el día en la casa.
234 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 235
Entonces podemos ubicar un segundo tiempo, caracterizado por Luego habría un tercer momento, que es cuando ella empieza el
la irrupción de Un padre, irrupción que desarma el arreglo anterior, tratamiento. Al abrir la dimensión amorosa, la analista opera entre
reduciéndose la extensión de la nominación imaginaria. simbólico e imaginario, introduciendo por un lado la dimensión de
la falta, del don de una nada, y velando por otro ese lugar de resto
que ella tiene para los padres, es decir que se teje un nudo entre
simbólico e imaginario.
NI
Analista Ns
En este segundo momento ella sigue sostenida en la relación con
el novio, pero hay algo que queda suelto. Les propongo entonces el
siguiente nudo para este momento. S I
R NI
Novio
Peluqueria canina
Se trata aquí de una nominación de lo simbólico, de una dupli-
cación de lo simbólico que anuda simbólico con imaginario, con
S I ciertos efectos, por ejemplo el oficio de peluquería canina, que es
R NI un efecto del trabajo analítico. Otro efecto es la postergación de la
Novio realización del ideal. Este es un nudo bastante estable, que se deses-
Socorrer animales tabiliza cuando ella pasa a la función de docente.
Ella sigue haciendo con la imagen del animal, el nudo imagina-
Agregamos en la nominación imaginaria el socorrer animales. rio sigue estando, pero lo que estaba suelto se empieza a anudar con
Pero ahora hay algo suelto entre simbólico e imaginario. Entonces la transferencia. Cuando ella asume este lugar de docente que debe
podemos ubicar los fenómenos melancólicos en este lugar que está asumir en nombre propio, colocarse en una posición asimétrica res-
suelto entre simbólico e imaginario del lado de lo simbólico: las pecto del otro, y que además no es con animales sino con personas
dificultades con el estudio y la fijeza del colectivo; y del lado del -de modo que tiene que hacer una trasmisión simbólica-, ahí algo
imaginario suelto, una duplicación de lo imaginario que le arma se desestabiliza. De todos modos logra recurrir a la fijeza de la letra,
algo del cuerpo, con el novio, con los animales. Ese sería un segun- pero hay algo que no pude fluir ahí, no alcanza, me da la impresión
do momento del nudo. de que ahí se acerca demasiado al agujero.
236 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 237
Mariana: Ella deja ese trabajo rápidamente. Quizás se detenga ahí el asunto, porque está el nudo del análisis,
pero me parece que el hecho de que estos fenómenos ocurran hace
Nieves: Sí, pero siguiendo tu relato da la impresión de que no pensar que quizás no se trata de una estructura melancólica sino de
vuelve a ser como antes. Era el momento en el que había cedido una psicosis esquizofrénica que hasta ahora se había soltado entre
el llanto, aparecido la risa, el anudamiento con el goce de la vida. imaginario y simbólico, de allí los efectos melancólicos. Hay algo
Mientras que ahora lo último que ella trae como una cuestión para que está anudado y algo que se está soltando, y habría que ver de
interrogar son esos fenómenos que perturban esa función homeos- qué manera se podría reparar.
tática fundamental que es el dormir. Pueden ser indicios de que algo
se está soltando entre imaginario y real. El nudo del análisis sigue Mariana: Estaba pensando también que me parece que para ella
estando, pero acá hay algo que se está soltando, lugar en el que se anudar lo imaginario de alguna manera es fundamental –más allá de
hacen presentes los celos del novio, que se van intensificando. la pareja y su familia y el recurso a los animales- la belleza corporal,
A la vez que se intensifican los celos del novio, parece que algo que- se cuida mucho el pelo con muchas cremas distintas, tiene todos los
da más suelto entre real e imaginario: por un lado está esa perturbación folletos de las cremas, también se compra muchísimo maquillaje,
del goce corporal fundamental que es el dormir, la voz que aparece todo el tiempo está pensando qué ropa se va a ir a comprar, la tiene
como intrusiva -voz que vela con la música- y luego esas pesadillas que vista hace tiempo y sabe que quiere tal camperita, esta otra cosa, etc.
terminan casi rompiendo el borde con la realidad psíquica, en las que Es de suma importancia para ella el cuidado de la imagen.
no se sabe muy bien si está soñando o qué. Hay una presencia dema-
siado real de fenómenos que tienen que ver con lo sobrenatural: un Nieves: ¿No te parece que hay algo que se está soltando entre
duende, la pared manchada de roja. Son fenómenos de franja, que dan imaginario y real -que es el lugar en el que habíamos ubicado al
cuenta de que hay algo de lo imaginario que está siendo trastocado. novio- y que se manifiesta en estos últimos fenómenos que ella trae?
Está la cuestión de que el novio ahora está más celoso, algo se está
¿Soltamiento entre I y R? desarmando ahí.
Angustia, insomnio, ¿Fenómenos de franja?
Mariana: Está más celoso. Y pasa algo, que es que el novio no la
deja dormir muchas veces, porque está todo el tiempo buscándola
para tener relaciones sexuales. La despierta toda la noche, toda la
noche la sacude, le habla, la despierta para tener relaciones.
Nieves: Se está volviendo enloquecedora la relación con el novio.
Por eso yo ahí abrí el nudo.
I R
Ns S Mariana: Cuando el novio se volvió celoso y atosigador y per-
Analista seguidor, ella empezó a tener esas pesadillas. Me doy cuenta ahora
que coincidieron en el tiempo.
238 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 239
Nieves: Se empieza a desarmar ese nudo que la estabilizaba. A la 12. Una mujer con el corazón roto
vez hay otro nudo, que es el del análisis, que sigue estando, son dos
anudamientos distintos. Ese nudo ya se había visto afectado por la
presencia del cuñado, y ahora vienen a ese lugar los celos del novio.
Intervención: ¿Sabés algo de la historia del nacimiento de ella?
Mariana: No sé mucho, porque ella no tiene recuerdos.
Mariana: Lo único que mencionó es que durante su infancia y
su adolescencia ella era muy gorda, y que un día en segundo año Nieves: Le damos la bienvenida a Ángeles Justo. Ella es psicoa-
decidió adelgazar y adelgazó veinte kilos. nalista, residente del Hospital Rivadavia y docente en la cátedra de
psicopatología II de la Facultad de Psicología de la UBA.
Nieves: Ahí está el nudo que faltaba, el nudo anterior a los cator-
ce años, cuando viene el novio. Evidentemente antes era la gordura Ángeles: Gracias Nieves por la invitación. Quería aclarar que si
lo que la anudaba. Seguramente en la infancia la anuda la obesidad bien el caso que les voy a leer está escrito en presente, se trata de un
porque le arma un cuerpo, que es un cuerpo deforme, un cuerpo tratamiento que concluyó.
melancólico, pero es un cuerpo que también funciona como una
barrera, como una armadura, como una duplicación en lo imagina- María tiene treintaiún años y viene porque actualmente está sin
rio del cuerpo. trabajo. Se presenta diciendo que está sin trabajo desde octubre, que en
ese momento sufrió “ataques de llanto” y estaba muy nerviosa porque el
Mariana: Yo quería preguntarte qué opinás de estos actos que lugar donde ella trabajaba se incendió estando vacío, y dice: “la dueña
ella hace al apagar el celular. Es el recurso con el que ella cuenta. me encargó todos los trámites a mí, tuve que lidiar con el seguro y con
un montón de cosas y al final no me pude hacer cargo de la situación”.
Nieves: Eso es el nudo del análisis, ese lazo simbólico que intenta Dice que se pidió al principio dos semanas de licencia pero que terminó
producir un corte a la presencia imaginaria. El problema es que algo renunciando. Cuenta que en el 2006 se recibe de una carrera universi-
se está abriendo en otro lugar, entre imaginario y real, entonces hay taria y que le gustaría encontrar un trabajo más relacionado con lo que
que ver cómo se soluciona ese problema. Pero efectivamente me pa- a ella le gusta.
rece fundamental que pueda haber cierta función de corte. Incluso si María es hija única de sus padres, quienes se separaron cuando ella
el novio está muy paranoico quizás sea un alivio para ella cortar con tenía alrededor de cuatro años. Su padre -fallecido hace siete años por un
él, contando con la transferencia y con el alojamiento en el análisis. “pico de presión”- se fue a vivir a una ciudad del interior y volvió a formar
Muchas gracias, Mariana. una pareja con quien tuvo dos hijas más, con las que María tiene una muy
buena relación. Su madre no volvió a formar pareja y María vivió con ella
13 de octubre de 2010 hasta hace un tiempo: “por momentos somos muy simbióticas”.
240 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 241
Al preguntarle sobre antecedentes de lo actual me cuenta que ella elección vocacional tiene que ver con eso -ella estudió una carrera vincu-
tuvo dos brotes psicóticos por los que estuvo internada. El primero fue lada a los negocios y quiere volcarse al ambiente del teatro-, el problema
poco después del suicidio de su abuela paterna –con un tiro en la boca- es que ahora no encuentra un trabajo con el que logre eso.
cuando ella tenía dieciséis años, en la ciudad del interior donde vivía Por otra parte -dice- está la cuestión de los hombres: “tengo que
su padre. De ella dice: “era alguien con quien yo tenía muy buena cambiar el modelo en mi cabeza, siempre me elijo tipos distantes, será
relación”, “ella era el nexo con mi papá, que era más difícil de tratar”, porque mi viejo estaba lejos”. Cuenta que tuvo un noviazgo muy estruc-
“era una persona súper alegre, tal vez era un poco demasiado alegre a turado entre los quince y los dieciséis (antes del primer brote) y después
veces, supongo que estaría deprimida cuando se mató”. de eso nunca más. Dice que le gustaría tener una relación de pareja
Relata que a principios de su quinto año empezó a tener delirios. afectiva, ya que sus últimas relaciones siempre se trataron de algo más
Dice: “todos mis diálogos internos se hacían grandes, al punto de no sexual que otra cosa, al respecto dice: “ahora quiero alguien que también
distinguir si eran voces o mi propio pensamiento”, “empecé a imaginar me abrace”. Cuenta de su última relación, con un ex profesor de la fa-
cosas místicas, veía conexiones entre todo, lo místico latente en mí se ac- cultad, A, a quien ella contactó para pedirle consejos o recomendaciones
tivó”, “trataba de encontrarle una explicación a lo que le había pasado a laborales. Tuvieron dos encuentros sexuales cuando se encontraron para
mi abuela”. Ella cuenta que siempre se interesó por la numerología y la hablar de trabajo, dice: “con él se me mezcló todo, él me decía que le
astrología. Estuvo un mes internada en una clínica. Dice que gritaba, escribiera por algo de laburo y yo andaba contando los días, y la verdad
que sentía un odio hacia su madre. “creía que ella no era mi mamá, que es que no me gusta andar rogando nada”.
era un clon”. Respecto de esto dice hoy que seguramente haya sido porque Durante las primeras entrevistas aparecen cuestiones aisladas, ha-
su madre no es una persona muy afectuosa y que en ese momento ella ciendo algunas referencias a su familia. De su padre cuenta ciertas si-
necesitaba un abrazo de su parte que no le dio. tuaciones que ella vivía con él de manera incómoda, que él la tocaba de
La segunda internación fue a sus diecinueve años, estaba en el pri- una manera que no era adecuada, sin esto llegar nunca a algo explícito.
mer año de la facultad de una carrera que luego dejó. Cuenta que em- Comenta que tiene otro abuelo que se suicidó de un disparo en la sien.
pezó a sentir que los textos de psicología que leía eran un delirio, y que También habla de su orientación sexual, preguntándose si es bisexual, y
en un examen se tuvo que levantar ya que “empecé a escribir cosas que plantea sus dificultades para conseguir un trabajo.
no eran mías, que eran de mi voz más mística que quería transmitir un Sin embargo, ninguna de estas cosas parece constituir un verdadero
mensaje a través del examen”, “yo me daba cuenta que era cualquiera, problema para ella. De hecho, en la cuarta entrevista encuentro una
pero no podía parar, me levanté y me fui”. Cuenta que en ese momento manera de volver a preguntarle sobre su motivo de consulta, qué es lo
la vuelven a internar, luego de lo cual no vuelve a sufrir internaciones. problemático hoy. Dice: “es que cuando me vienen estas ideas poco con-
Luego de esto continúa tratamiento de forma particular con un psiquia- vencionales siento que me dejo llevar, que me voy de la realidad”, “lo
tra y una psicóloga, dice que hace siete años que no toma medicación y emocional se apodera de mí”. ¿A qué se refiere con esto? Dice: “las ideas
que hace dos dejó terapia. persecutorias, que hay una cámara mirándome, por ejemplo, o que me
En relación a lo que la trae hoy a consultar, María dice que ella están mirando los mails o leyendo el chat”, “aparecen cada tanto y yo
está escindida en dos partes, una racional y estructurada que hereda de sé qué es idea mía”. Cuenta que en un momento estuvo con un chico,
su madre, y otra más libre y creativa que hereda de su padre. Quiere que le daba la impresión de que le revisaba los mails y que luego de un
encontrar el vértice que una las dos voces que la habitan. Dice que su tiempo se enteró que él era hacker. Cuenta que también le pasó con A,
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que empezó a notar señales, por ejemplo, cuando una vez se lo encontró, entonces a decir en voz alta las voces de los distintos personajes sin poder
él usó una palabra que ella había usado el día anterior chateando con manejarlo ella, sale de la ducha, se dice: “María, calmate” y logra que
una amiga y le sonrió de una “manera socarrona”. Se pregunta por qué se le pase. Dice que el encuadre para hablar la ayuda a no dejarse llevar.
le pasa esto, y deduce que si A no quiere saber nada de ella es porque ya En las entrevistas siguientes comienza una suerte de escalada de lo
lo sabe todo, y esto a su vez quiere decir que él aún está interesado en persecutorio en relación a A. Primero cuenta que en el curso sintió en
ella. Dice haberse sentido observada y utilizada, que A le usa las ideas y varias oportunidades que se hacía alusión a A: “creo que los profesores
se ríe diciendo: “si me seguís escuchando las ideas, al menos pagame”. Le me estaban pasando un mensaje de A, yo no sé si lo hacen de piolas”.
molesta que este hecho hace que el poder lo tenga el otro, ésa es su arma: Aquí le planteo que venga dos veces a la semana. A la vez siguiente
“ellos son gente que me confrontaron con el tema de mi paranoia”. cuenta que en el programa de radio que ella escucha hay un chico con el
Aquí le digo a María que parecería que el tema de la paranoia le que ella tuvo un encuentro sexual hace un poco más de cuatro meses, y
aparece en el lugar de la pregunta de si el otro la quiere o no la quiere. que dijeron algo que era obvio que era hacia ella, “hoy le pasó algo a mi
Asiente aunque no parece tener demasiada repercusión en ese momento. gatita pero no lo voy a decir porque hiero susceptibilidades”.
Durante la siguientes entrevistas aparecen cuestiones relacionadas con Dice que hace un año que “viene juntando info” y que sabe que la
sus relaciones amorosas, dice que ella es muy ansiosa cuando empieza están escuchando. Dice que es porque ella se metió con alguien de poder
a salir con alguien, que se pone muy impaciente y quiere saber del otro (refiriéndose a A), que él les está pagando a los chicos de la radio para
todo el tiempo. De hecho, en lo que va del tratamiento ya salió con va- eso. Dice que a esta altura A sabe demasiado de ella: “no le queda nada
rios chicos que –dice- “no le resultaron”. Me cuenta que hace poco volvió por descubrir”, aunque no le da pruebas suficientes para que lo encare.
a ver a un ex compañero de la escuela con quien “había tenido una Dice que esto la angustia: “¡que use la plata para invitarme una buena
historia” y con quien también había tenido sospechas de que le sacaba cena!”. Cuenta que un día había sentido ganas de escribirle una carta,
información, pero que no le importó verlo ni le molestó que pudiera te- y que le mandó un mail a A, pidiéndole que al menos se despidan con
ner información, ya que no le interesaba este chico en particular. Dice: un abrazo. Se angustia mucho y le digo que mi sensación es de estar en-
“yo ya tuve muchas experiencias con perseguidores”. frente de una mujer con el corazón roto. Le digo que lo de la persecución
María tiene muchas amigas, con quienes habla de todo, dice: “somos le aparece como un modo de soportar algo de la falta de amor, y me dice
bastante liberales en temas sexuales”, agregando que a veces los hombres que puede ser: “como una presencia ausente, supongo que prefiero eso a
de su edad le parecen demasiado conservadores. Ella se encuentra en la nada, aunque sea imaginado”.
estos temas con ellas, no así para hablar de las relaciones, de lo que ella En la siguiente entrevista cuenta que le mandó un mensaje de texto
busca en un hombre. De a poco se va configurando eso como el eje de al chico de la radio “como si fuera real lo que me pasa con la persecu-
nuestros encuentros. ción”, le preguntó para quién era el espionaje, dice: “si es un monstruo
Comienza a cursar un posgrado en el que A forma parte del cuerpo mío no me importa que piense que estoy loca, y si es cierto, que sepa que
docente. Cuenta que está contenta de haber empezado terapia, ya que es estoy al tanto”. Dice que dejó de escuchar la radio igualmente porque
un espacio donde hablar, dice que las emociones se estaban apoderando le molestaba bastante esta cuestión, que le molesta que la dominen, que
de ella. A modo de ejemplo cuenta un episodio del año pasado en el que ve una cosa sádica en el otro. Aclara que como no está en justiciera no
arregla con su hermana para encontrarse y antes de salir, estando en la piensa hacer una movida legal al respecto. También se plantea la posibi-
ducha, se le empieza a representar una obra en la cabeza. Comienza lidad de que la persecución por parte de A no sea más que una manera
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de él de responder a la persecución de ella (con los mails que le mandaba Las entrevistas transcurren recorriendo la cuestión del amor, de los
y cómo lo buscaba). hombres, y otras pocas veces trae cuestiones laborales, que se suelen en-
Retoma en esta sesión la cuestión de la pareja, dice que en realidad treverar con algún encuentro amoroso también. Hace poco, ya concluido
A no sería la persona ideal para ella, que sabe que él es bisexual (“cada su tratamiento, supe que estaba trabajando como productora en una
tanto se come un bombón”), y que por esto no es la persona que “la abra- obra de teatro.
zaría”. Cuenta que no le respondió el mail y que le parece sano, ya que
muestra algún respeto por su intensidad, por la profundidad de sus emo-
ciones. Hacia el final de la entrevista vuelve a retomar el tema de cómo I. La analista en el cuadro
en la radio usan sus palabras: “yo soy muy especial con las palabras, las
creo, son particulares, me salen así”, por ejemplo la palabra “admira- Nieves: Les propongo retomar la propuesta de pensar el analista
ble”, que ella la escribió en un mail y al día siguiente no paraban de en el cuadro para preguntarnos cuál es el lugar que tiene la analista
decirla al aire. Cuenta también cierta alusión de uno de los conductores en este cuadro clínico, recordando la indicación de Lacan de que el
del programa a su afán de escuchar chicas hablando en un bar, ante lo analista busque dónde estaba antes en la historia de su paciente, a
que María dice “escuchaste una conversación por MSN, no a chicas en qué lugar viene. En este caso la analista viene a abrir cierta dimen-
un bar, mentiroso”. A la sesión siguiente cuenta que tiene “cansancio sión del amor, que es la que está señalada en el título “una mujer con
mental” por estar tensa con todas esas ideas, que se fue a leer al parque, a el corazón roto”, porque esa dimensión de algún modo ya estaba en
hacer ejercicio y que trató de concentrarse en lo que no la perseguía, que la estructura, parece que en la relación con la abuela. De alguna ma-
no escuchó más el programa de radio. Igualmente se sigue preguntando nera la analista viene a ese lugar que había ocupado la abuela antes
cómo puede ser que la puedan estar investigando hace un año. del desencadenamiento.
A la siguiente entrevista viene contenta porque tuvo una reunión de María llega al hospital porque está sin trabajo desde hace unos
trabajo que la ilusiona, cuenta que lo vio a A y que no la afectó tanto, meses, y nos enteramos de que renunció porque había tenido que
dice que él le dijo: “no sufras tanto” y que eso la tranquilizó. Dice que hacerse cargo de una situación compleja, con trámites y gestiones le-
la angustia que pasó en estos días le sirvió para “acotar algo de la expo- gales. Parece que esa situación la dejó en un punto de tener que res-
sición, ya que si el otro ya sabe lo que te pasa tiene un poder sobre vos”. ponder con su nombre, lo que no pudo soportar, renunciando. En
A las siguientes entrevistas vuelve mucho más tranquila, habla de las ese momento comienzan los ataques de llanto. Por otra parte dice le
perspectivas laborales, dice que ya no tiene razones para enojarse con A. gustaría encontrar un trabajo más relacionado con su carrera. Luego
Cuenta que se encontró con un ex que la contactó para pedirle perdón habla de la separación de los padres cuando ella tenía cuatro años. El
por cómo había sido con ella (la había dejado sin muchas explicacio- padre murió en el 2000, volvió a formar pareja, no así la madre, con
nes), que se lo encontró y que no le atrajo y que esto le dio para pensar quien María vivió hasta un año y medio antes de consultar, es decir
que está bien sola, que lo elije. Retoma el tema de A diciendo que cree hasta los veintinueve años más o menos. En ese punto señala: “por
haber aclarado algo con esa “pseudo crisis que tuvo”, dice que quiere un momentos somos muy simbióticas”, de modo que queda señalada
hombre que ante el miedo la abrace, y cuenta que el sábado, estando en su dificultad para la separación de la madre.
un boliche “medio borracha” se queda sola en el baño, se mira al espejo Luego habla de los dos brotes que tuvo, el primero luego del
y “como que le digo a A: no es que vos tenés el control”. suicidio de la abuela paterna, donde queda en claro que esta abuela
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era el nexo con el padre, “que era más difícil de tratar”. Podemos II. La vertiente erotómana
situar entonces el desencadenamiento justamente en la medida que
este nexo desaparece. Esta abuela cumplía cierta función amorosa Luego está la cuestión de los hombres, ella quiere cambiar el
de mediación entre ella y el padre difícil de tratar, y al perderse esa modelo de los hombres: siempre elige tipos distantes, será porque
función de mediación parece hacerse presente un padre en lo real. su viejo estaba lejos. Cuenta que antes del brote había tenido un
En este caso está muy acentuada la vertiente paranoide, la inicia- noviazgo muy estructurado y después sólo relaciones sexuales. No
tiva del Otro, la presencia de un Otro gozador -si bien hay ciertos pudo volver a establecer un lazo amoroso con un hombre. Cuando
fenómenos elementales que dan cuenta del retorno del significante surge la dimensión del amor se hace presente A, ex profesor de la fa-
en lo real. En ese momento surge el delirio de que la madre es un cultad, con quien ella se contactó para pedirle consejos o recomen-
clon, que ella ahora retroactivamente puede interpretar como una daciones laborales y tuvieron dos encuentros sexuales. Ella queda a
respuesta de ella a la falta de afecto, al abrazo que la madre no le dio la espera, algo enamorada, a la expectativa, contando los días. En ese
en ese momento en que se suicidó la abuela. momento desarrolla lo que Lacan nombró como empuje-a-la-mujer
Ese desencadenamiento empieza por el lado de la intrusión del en la psicosis, y en ese punto se pregunta si no es bisexual. Pero no
significante en lo real: los diálogos internos se agrandan, al pun- parece ser una cuestión que llegue a desplegar…
to de no distinguir si son sus voces o es su propio pensamiento.
Algo del significante se desencadena, se suelta, empieza a invadirlo Ángeles: No, lo comenta muy solapadamente.
todo, manifestándose como algo que se agranda. En ese momento
ella pierde la distinción entre el interior y el exterior. Por otro Nieves: Probablemente se trate de una significación enigmática,
lado, se hace presente un agujero en el campo de la significación, que queda por fuera del campo del sentido, allí donde falta el an-
que también se enloquece: “Empecé a imaginar cosas místicas, claje al falo, por lo que se abre un sin límite, por el que teme dejarse
veía conexiones entre todo”. Se pierde la función del límite en el llevar, perderse en él, y eso mismo se manifiesta como empuje a la
campo de la significación. Luego tiene una segunda internación a mujer. Por un lado tiene la sensación de que ella quizás es bisexual,
los diecinueve años, cuando está estudiando y siente que los textos esta indefinición cae luego en espejo sobre A, también tachado de
que lee -de psicología- son un delirio…es muy irónico. Nueva- bisexual: “cada tanto se come un bombón”. El deslizamiento de un
mente se hace presente la intrusión del significante en lo real, ya sexo a otro es el resultado de la père-versión paterna, este padre que
que empieza a escribir cosas que no eran de ella, que eran de su la toca de una manera inadecuada, impidiendo el anudamiento en-
voz mística. Cuando consulta con Ángeles lo que dice es que está tre ley y deseo.
escindida en dos partes, una racional y estructurada -que le viene Pero también está la impresión de la analista de que nada de
de la madre- y otra más libre y creativa -que era la del padre-, y esto es un verdadero problema para ella. Con lo cual le vuelve a
que quiere encontrar el vértice. Le parece que es por el lado de su preguntar qué la trae y entonces es cuando ella empieza a desplegar
elección vocacional, de su carrera, ligando eso con el teatro. Ella su vertiente más paranoide. Verificamos la presencia del objeto a
está hablando de la necesidad de encontrar un límite frente al sin mirada en el campo de la realidad de un modo casi permanente.
límite que se abre. Siente que se va de la realidad, que hay una cámara mirándola, que
le están leyendo los mails o el chat, en fin, toda una serie de señales.
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Señales que provienen de los hombres: A usa las palabras que ella que averigüen sobre ella. En ese momento la intervención de la analista
había usado y decanta una conclusión erotómana de toda esta inter- es hacerla venir dos veces por semana, alojándola en la transferencia.
pretación que ella hace de los signos: “A no quiere saber nada de mí Es interesante cómo en medio de toda esta escalada de lo persecutorio
porque ya lo sabe todo”, lo que a su vez quiere decir que A aún está termina produciéndose cierto quiebre en la vertiente más monolítica,
interesado en ella. De modo que finalmente estas interpretaciones delirante, del discurso de ella en relación con “A”, cuando ella dice que
culminan en “A me ama”. le mandó un mail a A pidiéndole que al menos se despidan con un
Un momento fundamental en el que se abre la dimensión de lo abrazo. En ese momento se hace presente cierta dimensión de la de-
que va a ser el nudo de este análisis, que va a posibilitar la estabili- manda de amor, de la falta, del vacío y ahí Ángeles tiene una interven-
zación de esta psicosis, es cuando ella habla de las reuniones con sus ción que me parece fundamental, cuando le dice que su sensación es la
amigas en las que hablan muy libremente de temas sexuales. Allí se de estar enfrente de una mujer con el corazón roto. Es interesante esta
pone en juego el sin límite, que habita tanto la relación simbiótica posibilidad, cuando dadas ciertas condiciones transferenciales puede ser
con la madre como los tocamientos inadecuados del padre. Esos eficaz cierta dimensión de interpretación del delirio. En efecto, la ana-
espacios la dejan por fuera del campo del amor. En contrapartida se lista interpreta la vertiente erotómana a partir de su demanda de amor.
empieza a delimitar el análisis como un espacio para hablar de amor, Y ella responde. Es una intervención que se vuelve posible tanto por las
de modo que la presencia de la analista se va configurando como características de la transferencia como de cierta distancia que tiene en
el eje de encuentros en los que no se trata de hablar libremente de este caso y en este momento el sujeto respecto de su delirio. La analista
sexo, sino de amor. Esta posibilidad ya estaba en la estructura, en la puede calibrar esa distancia ante el comentario de B referido a que le
relación amorosa con la abuela. mandó el mail a A pidiéndole el abrazo de despedida. Algo se resque-
Por otra parte, no se le ocurre mejor idea que cursar un postgrado braja en la estructura del delirio y hay por dónde entrar, por eso no es
con A como docente, el cual la enloquece, siente que las emociones se una paranoia propiamente dicha.
apoderan de ella, empieza a representar una obra en la cabeza y comien-
za a decir en voz alta las voces de los personajes, no lo puede manejar. Ángeles: Además ella todo el tiempo cuestionaba si lo persecu-
Es invadida por el significante, pero puede salir de la ducha, decirse torio era verdad o no, si esta persona le estaba sacando info o era
“María, calmate” y lograr que se le pase. No termina de desbordarse hacker, etc.
totalmente, y esto queda directamente ligado con el hecho de que el en-
cuadre para hablar la ayuda a no dejarse llevar. De modo que el diálogo Nieves: Y ante esta intervención su respuesta es: “puede ser,
sobre el amor con la analista empieza a funcionar como límite. como una presencia ausente, supongo que prefiero eso a la nada,
aunque sea imaginado”, de modo que con esta respuesta ella retoma
el planteo inicial de querer cambiar el modelo de hombre, dado
III. Una intervención memorable que elegía hombres ausentes como el padre. Hay un retorno a esa
demanda inicial, pero por el lado de una construcción simbólica
Sin embargo hay una escalada de los fenómenos paranoides: hablan del análisis y no por la intromisión de un delirio. Diría que ésta es
de ella en la radio, hace un año que viene juntando info, se metió con la intervención memorable de este análisis, la intervención que deja
alguien de poder, “A” es un tipo de poder que les paga a los otros para una huella indeleble. Se trata de una intervención memorable ya
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que junto con la apertura al campo del amor y la dimensión transfe- el control”, pero de alguna manera la posibilidad posterior de poner
rencial de la conversación con otra mujer sobre el amor, la interpre- en escena una obra de teatro habla de una reapropiación de la mi-
tación toca ese punto preciso, desarmando la certeza delirante por rada, de eso que la invadía, y respecto de lo cual ella se vivía como
medio de la introducción de un vacío –ya que el amor es vacío. Esto un objeto gozado. De modo que esta intervención que introduce
es lo que se hace presente ahí, con un efecto de corte en el campo algo del vacío le permite reapropiarse de la mirada y hasta puede
del goce, ya que ella puede empezar a dejar de escuchar la radio, a encontrarle un valor a la angustia y al sufrimiento que tuvo, ya que
concentrarse en las cosas que no son persecutorias para ella, a irse dice que aclaró algo con la pseudocrisis: que quiere un hombre que
al parque a leer, a hacer ejercicio. De modo que hay toda una serie ante el miedo la abrace. Podríamos decir que la interpretación llegó
de consecuencias que tiene esta intervención, que dan cuenta de la a destino, ya que ella logra interpretar retroactivamente sus crisis
introducción de cierto límite en el campo del goce, por el que ya no como demandas de amor, quitándoles dramatismo. No es lo mismo
es tan gozada por el Otro, puede detener la intromisión. Y más bien, demandar amor que sentirse perseguida por un hombre. Puede en-
quizás, ejercer ella misma cierto orden de goce como sujeto, un goce tonces comenzar a hablar de las cuestiones del trabajo, de las cues-
ligado al placer de leer, de hacer ejercicio, ligado al goce de la vida. tiones con los hombres y demás, estabilizándose.
En ese marco es interesante la conclusión de que A no es su ideal,
ya que cae del lugar de Otro absoluto: como es bisexual no es la per-
sona que la abrazaría. El abrazo como gesto de amor es fundamental IV. El nudo de B
para María –recordemos que ya estaba en juego en el desencadena-
miento inicial, cuando al morir la abuela ella quería que la madre la Yendo al nudo, distinguiría un primer tiempo que llegaría hasta
abrazara, y al no hacerlo comienza a delirar con que es un clon. La los dieciséis años, tiempo en el cual la presencia amorosa de la abue-
intervención de la analista viene en la transferencia precisamente a la la anuda. La abuela queda situada como Otro del amor, como
ese lugar del abrazo, toca ese punto preciso. nexo entre ella y ese padre difícil de tratar y que además la tocaba
María hace referencia a la importancia que tienen para ella las de manera inadecuada. Entonces propongo ubicar ahí a la abuela
palabras. Y es interesante porque llega a darle cierto valor a la an- sosteniendo ese imaginario que de lo contrario tendería a soltarse.
gustia. Si el delirio erotómano es una manera de darle sentido a la
angustia, ella llega a un agujero ahí, manda el mail a A pidiéndole I
el abrazo y recibe la interpretación que la ubica como una mujer Amor de la abuela
(nexo o mediación)
con el corazón roto, terminando de circunscribir ese agujero e impi-
diendo que se vuelva a velar con la significación delirante. Entonces
ella puede por un lado decir que A no es su ideal, y por otro lado
concluir que la angustia le sirvió de algo -ella dice “para acotar algo
de la exposición”, haciendo referencia así al encuentro con un límite
al sentido delirante, saliendo del lugar de ser gozada por la mirada
del Otro, y adueñándose ella de la mirada.
S R
Esto es lo que primero en el espejo le dice a A: “vos ya no tenés
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En lugar de la función de mediación paterna entre simbólico ella, que eran de su voz más mística, también pretende trasmitir un
y real encontramos en este nudo una interpenetración, en la que mensaje a través del examen. Por un lado el significante en lo real se
el amor de la abuela cumplía cierta función de suplencia. Con el hace presente en tanto tal en esa escritura que no es de ella, por otro
suicidio de la abuela se suelta este broche y hay un desencadena- emerge una significación enigmática, el mensaje místico.
miento en el que la interpenetración entre simbólico y real se ma- Parece que luego de ese desencadenamiento, además del trata-
nifiesta en ciertos fenómenos precisos. Por un lado la emergencia miento psiquiátrico y el tratamiento psicológico, consigue anudar-
del significante en lo real: las voces que se agrandan y se vuelven se con el trabajo como un hacer que anuda algo de esto que quedaba
indistinguibles de los pensamientos. Por otro lado ese agujero en la suelto respecto del delirio.
significación que empieza a intentar rellenarse con sentido, cuando I
ella quiere encontrar conexiones entre todas las cosas. Ante estos
fenómenos de significación enigmática y del significante en lo real,
ella va tejiendo un delirio. Pero ese delirio lo que hace es anudar
lo simbólico con lo imaginario. Se trata más de una interpretación
delirante que de un delirio, es esto que ella llama su voz mística.
Trabajo
I
Interpretación delirante S R
(misticismo)
Ángeles: El estudio también viene a ese lugar.
Nieves: De todos modos cuando ella consulta el estudio ya lo
terminó. Lo que la desestabiliza es que pierde el trabajo como conse-
cuencia de quedar a cargo de una situación que tiene ribetes legales,
S R que la acerca demasiado al agujero forclusivo en el que falta el Nom-
bre de Padre. En ese momento este nudo vuelve a desarmarse, por lo
Parece que en ese momento María consiguió algún equilibrio que retorna al primer plano el delirio persecutorio y erotómano. En
más o menos precario, que le permitió terminar el colegio, empe- el lugar en que queda suelto el nudo, entre imaginario y real, encon-
zar la facultad, y entonces tiene lo que ella llama un nuevo brote. tramos la presencia del objeto a mirada en el campo de la realidad,
Se presentan nuevos fenómenos que dan cuenta de la interpenetra- presencia que no llega a anudar ya que también es una intrusión, las
ción entre simbólico y real: empieza a escribir cosas que no eran de cámaras que la miran, las lecturas de sus mails, de su chat y demás.
254 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 255
I La analista como Otro del amor anudando al introducir un va-
cío que le quita consistencia al anudamiento por el delirio, enlazan-
do a la vez algo de eso que quedaba suelto entre imaginario y real,
posibilitándole reapropiarse de la mirada, perder la mirada gozadora
del Otro. Ahora hay un momento en el cual ella puede prescindir
Obj a
mirada en el campo
de este anudamiento. De modo que con la intervención analítica
de la realidad
parece abrirse un espacio que ya no se cierra. En ese sentido me
parece que en este caso la intervención analítica se ha demostrado
más eficaz que el anudamiento de su infancia con la abuela, que se
deshace al desaparecer ésta. Hay cierta dimensión simbólica que en-
traña este lazo, que le permite prescindir de la persona de la analista,
y rearmarse quizás no tanto por el lado del amor como nuevamente
S R por el lado del trabajo.
Hay cierto anudamiento bastante fallido por el lado del delirio. Ángeles: Sí, de hecho lo que ella dice en el momento del cierre
Y es a partir de la transferencia que se va tejiendo un nuevo nudo, del tratamiento, cuando estaba comenzando a cursar el segundo año
transferencial, en el que se vuelve de algún modo al anudamiento del posgrado -en el que pronto iba a tener clases con A- es que iba
primero, que estaba soportado también en una mujer que cumplía a ir viendo cómo le iba con eso y que cualquier cosa me llamaba,
una función amorosa. Pero ya no es el mismo nudo, porque ya se cosa que no ocurrió. Y finalmente supe que estaba trabajando como
soltó el imaginario. productora de una obra de teatro.
I
Nieves: Es interesante porque ya cuando llegó al tratamiento
hizo de algún modo referencia a la necesidad de un anudamiento,
de hacer un vértice entre esas dos partes que estaban separadas, suel-
tas. Y ya entonces veía la posibilidad de realizar ese anudamiento a
Analista través del teatro.
OTRO del amor
Intervención: Este anudamiento que hace, ¿se lo puede pensar
como algo relacionado al sinthome? no sé si al sinthome se lo puede
pensar como algo que se da en un proceso o es algo que se da al final
del análisis. Entonces pensaba en esto de un posicionamiento dis-
tinto respecto del trabajo, esto de poder hacer esta producción en el
S R teatro, y este cambio en la manera de gozar, y pensaba en el sentido
del camino del sinthome. Siempre me pregunté eso, si al sinthome se
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lo puede pensar como algo que se va armando o si se lo piensa como aquí, y será hasta el año que viene.
un fin de análisis.
24 de noviembre de 2010.
Nieves: Me parece que hay una acepción más amplia y otra más
restringida del sinthome en el Seminario 23. La más amplia es la
definición del sinthome como el cuarto redondel que viene a anudar
lo que está suelto. En un sentido estricto, Lacan plantea en una
clase de ese seminario que una reparación es sinthomática cuando
se anuda en el mismo lugar de la falla. Pero a lo largo del seminario
encontramos esa acepción más amplia del sinthome como el cuarto
que anuda borromeanamente los tres que están sueltos en las neuro-
sis, aclarando que ese cuarto es lo que Freud llamaba Complejo de
Edipo o realidad psíquica, y que a su vez es lo que él llama el Nom-
bre del Padre. El Edipo es constitutivo, no es algo que se logra con
el análisis, de modo que situar el sinthome como algo que advendría
recién al final de un análisis no es la perspectiva que propone Lacan.
Si tomamos el sinthome en su acepción más restringida tendríamos
que distinguir este anudamiento que se consigue como resultado del
análisis -con el que María logra prescindir de la presencia efectiva de
la analista- del anudamiento que propuse como inicial, sostenido en
la presencia efectiva de la abuela.
Intervención: Qué bien la resistencia de la paciente a la medica-
ción, al antipsicótico.
Ángeles: Sí, ella había tenido muy mala experiencia con la me-
dicación, en sus internaciones, la habían medicado mucho y había
engordado veinte kilos. Al principio me puso en un brete, porque
estaba descompensada en términos psiquiátricos y la psiquiatra se
negaba a tenerla en tratamiento si ella no aceptaba la medicación.
Finalmente aposté a que ella estuviera bien sin la medicación, au-
mentando la frecuencia semanal de entrevistas.
Nieves: Le agradezco mucho a Ángeles por haber venido hoy
Escritos afines
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De la feminidad como síntoma al inconsciente real
I. Una mirada vigilante
Elena es una madura mujer católica que trae como síntoma su
persistente frigidez, que la acompaña desde sus primeros escarceos
sexuales llenos de culpa en la adolescencia hasta su actual matrimo-
nio, que lleva ya bastantes años.
Ella me hace saber de su disconformidad con su vida de pareja
en general, a la que siente falta de poesía, y con su vida sexual en
particular, de la que nunca ha podido disfrutar.
Elena dedica el primer tiempo de su análisis a la reconstrucción
del camino que la llevó hasta su actual posición, cuando no se deja
invadir por la mirada de su adorada madre muerta, bajo la forma de
recuerdos que la llenan de angustia y desolación.
Es la única mujer entre varios hermanos varones, y declara haber
sufrido intensamente la “discriminación sexual” que ejerció sobre
ella su madre, quien a su vez la había recibido de la suya propia: en
resumidas cuentas, ella siempre debió sacrificarse y estar al servicio
de sus hermanos, bajo la supervisión materna, limitándosele consi-
derablemente las oportunidades de salida y estudio.
Por esta vía Elena llega a advertir que esta posición se reprodu-
ce en la familia que formó, en la que también es la única mujer, ya
que tiene sólo hijos varones, y a partir del primer nacimiento ella
abandonó una incipiente y prometedora carrera profesional en el
campo de la abogacía. Pero esta posición se le vuelve especialmen-
te dolorosa cuando está en la cama con su marido, y se encuentra
262 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 263
con que para su propia mirada vigilante sólo cuenta el goce de él. III. Perdiendo la mirada
Ella es muy sensible a las diferencias entre los sexos, las que siem-
pre vive como prejuicios. Lo que desconoce es el goce que obtiene Es en ese momento que trae un sueño crucial: ella se encuentra
en esa posición, ya que se ha atrincherado en el lugar del Otro ma- al pie de la escalera de la casa familiar, mira hacia arriba, algo cae
terno que, a la manera de un panóptico, controla todos los movi- por el hueco de la escalera, revisa el suelo: no hay nada. Dice: “algo
mientos de la escena familiar, a costa de su feminidad. cayó, finalmente no era nada”. Asocia con la mirada de la madre,
controlando la vida familiar desde arriba. Le digo: “algo cayó, esa
mirada finalmente era nada”.
II. Hacia el padre A partir de ese momento, Elena recuerda raramente a su madre,
pero ahora la angustia da lugar a cierta lástima. Deja de ocuparse
En una sesión Elena habla de asuntos de sus hijos adolescentes de todo, en la casa y en la cama. Comienza a dar lugar en su vida
de los que, como siempre, ella se ocupaba sin ninguna participación a la calma y el disfrute. Recupera el interés por el saber y el arte
del marido. Le digo que me parece que es el padre quien debiera que había perdido junto con los recuerdos de su padre. Acepta una
ocuparse de esas cosas, cortando la sesión. propuesta laboral en la que pone en juego esta relación con el saber.
Viene a la sesión siguiente indignada, planteando que no va a En este momento comienza una época de enfrentamiento con
continuar su análisis conmigo, que lo que le había dicho al finalizar el marido. Es justamente en este momento de crisis, marcado por
la sesión anterior había sido demasiado: “Mire que yo no soy el mo- intensos celos de ambos, que Elena tiene sus primeras experiencias
delo del progresismo, pero la verdad que usted... ¿de qué época es? de goce sexual, tanto en la vía del orgasmo como del encuentro con
¿Qué es eso del padre? Esas concepciones que plantean diferencias cierto espacio íntimo en el que puede descansar de su mirada en el
entre el padre y la madre son retrógradas y autoritarias. Yo creo en encuentro entre los cuerpos.
la igualdad de los sexos”. A medida que Elena comienza a ocuparse de su deseo su marido pasa
Le respondo que lo lamento mucho por sus ideales, pero que mi a ocupar otro lugar en la familia. Es una época en la que debe llevar a cabo
experiencia como analizante y como analista me habían demostrado un verdadero duelo del falo que eran sus hijos para ella hasta ese momen-
que un padre no es igual a una madre, así como un hombre no es to. Deja de ser la confidente de sus hijos, de a poco acepta quedar excluida
igual a una mujer. de la complicidad que comienza a construirse entre ellos y su marido.
Elena queda un rato en silencio. Llora angustiada. Con sorpresa
recuerda en ese momento escenas con el padre que se repetían en su
infancia, y que tenía olvidadas. Se trataba de aquellas ocasiones en IV. La última sesión
las que al atardecer, vuelto el padre del trabajo a la casa, la invitaba
a sentarse con él en su escritorio, en el que compartían charlas, mú- “De la sesión pasada me quedó dando vueltas algo que dijiste,
sica y lecturas. Se trataba de momentos de calma, de disfrute y de por la riqueza de lo que se abrió. Hay que elegir. Pensé que hay algo
entusiasmo con el saber y con el arte. en lo que quiero elegir, donde hay que tomar posición, es el sexo.
A partir de este momento las sesiones se suceden entre recuerdos Pero también pensé que en todo lo que no es el sexo, estoy dispuesta
a borbotones de aquellos momentos con el padre. a hacer lindas mezclas.
264 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 265
Anoche tuve un sueño: Estaba en una habitación. Estaba Nie- anestesiándola. Se trata de un síntoma correlativo de su posición
ves. Me decía que íbamos a hacer un experimento, pero que como maternal, fálica, que la deja atrapada en el plano de la mirada vigi-
se lo había enseñado su marido, en esta oportunidad él iba a estar lante materna.
presente. Se hace presente el marido, que es parecido a X, que fue En "Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
profesor mío en la facultad. Sabía mucho, además era el padre de na", Lacan planteaba justamente que la identificación imaginaria de
un compañero mío. Este hombre me muestra una cajita. Me dice la mujer con el patrón fálico constituye un obstáculo para la posible
que debo mirar en su interior, que voy a ver algo oscuro. Miro y “sensibilidad de funda sobre el pene”(1), dejándola en espejo con
veo agua muy transparente. Había un poco de moho pegado en los el semejante materno, sostenida en el narcicismo del ego. En ese
bordes de la caja, pero no me importaba, formaba parte del asunto. texto Lacan indica que sólo el análisis moviliza incidentalmente la
Veía claro. En ese momento en el lugar de X se hacía presente mi frigidez, y que cuando esto ocurre, siempre es porque se ha puesto
marido, de un modo luminoso. The end. en juego la castración simbólica en la transferencia.
Es evidente que este sueño ya es una interpretación. Lo que es- Es lo que ocurre en esta cura con esa intervención de la analista
taba oscuro ahora es transparente. Veo. Me llaman la atención dos que, al introducir la función paterna, castra al sujeto, desalojándolo
cosas: que quien realiza esta operación que me lleva a la solución sea de su posición de madre fálica.
un hombre y no vos, una mujer. Y también que ese hombre primero Se trata de un movimiento que, al abrir la vía del padre habilita
sea ese profesor y luego mi marido. De lo primero no sé qué pensar. el espacio de otra mirada, haciendo deconsistir la mirada materna,
Le digo: "cuando se elige ser mujer, no es sin la intervención de cuya caída se verifica en el sueño de la escalera.
un hombre."
Eso me aclara mi otro interrogante. Porque X es alguien que
sabe, y es un padre. A través de él se hace presente mi viejo, en quien VI. …al inconsciente real
siempre encontré sabiduría, con sus limitaciones, por supuesto. Y
luego en su lugar vino mi marido. Es esta vía del padre la que volverá posible, siguiendo el camino
Ahora me doy cuenta de que un hombre puede estar, de modo descripto por Freud, que esa otra mirada se dirija al hombre que hay
más o menos opaco. Pero todavía hay que verlo. Lo importante es en su marido. Y es por su intermedio que Elena podrá encontrar su
que ahora lo veo. Y de un modo luminoso. Como aquella vez que posición femenina, operación a la que también se refiere Lacan en el
me fue a buscar al trabajo. Ahí estaba, brillante, buenmozo. Qué texto mencionado: “El hombre sirve de relevo para que la mujer se
alegría poder tomar su mano. convierta en ese Otro para sí misma como lo es para él”(2).
Nieves, me parece que no voy a venir más”. Le digo que efectivamen- Es a partir de esta estructura de mediación que opera en la ac-
te, no me parece necesario. Me agradece emocionada y nos despedimos. ción analítica que se construye el sueño conclusivo, producción
que enseña acerca de la naturaleza del inconsciente. La analista pro-
pone una experiencia para la cual se requiere la intervención de un
V. De la feminidad como síntoma… hombre. A ese lugar abierto por la posición del analista vendrán,
en primer lugar un padre (el profesor X) y luego otro hombre: el
La frigidez es la manera en que Elena sintomatiza su feminidad, marido de Elena.
266 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 267
Es desde la lógica edípica, fálica, en la cual se elabora el saber El equivoco y la aserción en la psicosis
inconsciente, que este padre-profesor le propone a Elena el abordaje
de lo femenino, anticipándole que verá oscuro. Efectivamente, lo
femenino escapa a esa lógica, verificándose como dark continent.
Pero ella, que ha abierto el espacio a otra mirada, lo abordará
desde la posición femenina que ha obtenido en la cura, viendo cla-
ro, no sin mancha. Ella puede ver lo femenino como algo transpa-
rente, sin que consista en ningún saber.
¿No nos muestra así esa otra orilla del inconsciente, esa orilla
real, que bordea lo femenino, a la que hacía referencia Lacan en
su seminario El Otro falta cuando decía: “la mujer, si me atrevo a Introducción
decirlo, ya que ella no existe, no está privada del goce fálico (…) Por
poco provista que esté ella (…) no deja por ello de obtener el efecto “Una teoría que incluye una falta que debe volverse a encon-
de lo que limita la otra orilla de este goce, a saber el inconsciente trar en todos los niveles, inscribirse aquí como indeterminación,
irreductible”(3) allí como certeza, y formar el nudo de lo ininterpretable; en ella
me esfuerzo, sin dejar de experimentar su atopia sin precedentes”.
Septiembre 2010. (J.Lacan) (1)
En este párrafo de “La equivocación del sujeto supuesto saber”
Notas Lacan indica dos niveles de inscripción de la falta en psicoanáli-
sis, que me permitirán ubicar dos aspectos de la interpretación en
1. J. Lacan. Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad feme- psicoanálisis: el equívoco (o la falta como indeterminación), y la
nina. En Escritos 2, Siglo veintiuno ed. Buenos Aires, 1985. Pág. 712. aserción (o la falta como certeza).
2. Ibid. Págs. 710/711. En el último tiempo de su enseñanza Lacan identifica la inter-
3. J. Lacan. Un Otro falta. En Escansión - Nueva Serie N°1. Ed. Ma- pretación con el equívoco. Esta primacía del equívoco encuentra su
nantial. Buenos Aires, 1989. Pág. 21. fundamento en la estructura de lalangue, definida por Lacan como
un lenguaje específico con sus peculiares equívocos, con su esquema
especial de resonancias internas y de múltiples significaciones (2).
A partir de la segunda vuelta lacaniana en torno a la psicosis, con
Joyce, podemos ubicar cierto punto de contacto en la posición del
analista en el tratamiento de la neurosis y la psicosis, que permitiría
quizás el pasaje de la cuestión preliminar hacia el tratamiento posi-
ble de la psicosis.
Si neurosis y perversión son el reino del goce fálico, el deseo de
268 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 269
la madre en lo real, tal como se presenta en la psicosis, induce al ción con los siguientes fragmentos clínicos:
empuje-a-la-mujer de su goce, desmedido, Otro.
Si no se encuentra en la coyuntura dramática de deber responder Caso 1: Consulta porque no puede ocuparse de sus cosas. Tardío
a Un-padre en posición tercera respecto de la pareja I/a-a’, podrá el estudiante de derecho, hace dos años que no puede dar exámenes,
sujeto prepsicótico sostener a través de esa relación una suplencia ya que la mente se le dispara, recibe mensajes premonitorios acerca
que mantenga el goce dentro de esos límites. Es lo que hace Joyce de importantes acontecimientos que van a suceder en el mundo.
con su escritura al ligar un hombre a la mujer, alejando la sombra A los diez años recibió la revelación de que sería presidente. A los
del cura, ese padre real que se insinúa en el lugar dejado vacante diecisiete, casi analfabeto, abandona el rancho paterno sabiendo que
por el padre simbólico, amenazando la inducción de agresión ero- la solución de su problema era saber, estudiar.
tizada. Para lograrlo le es necesario producir un viraje del sentido al Se conmueve y preocupa a tal punto por los problemas de los de-
sin-sentido, que Lacan relacionará con aquél que se produce como más que entra en un estado de desesperación. Ahora está planeando
efecto del acto analítico. solucionar todo de golpe, saliendo de control a través de alguna ac-
Si el desencadenamiento es producido, y el analista llamado a inter- ción violenta. Mi intervención consistió en decirle en este momento
venir, ¿cómo ubicar su intervención, en tanto no se trata de analizar el que eso no es necesario, con firmeza, despidiéndolo hasta la siguien-
inconsciente, del que el sujeto psicótico se encuentra desabonado? te entrevista. Concurre a ésta diciendo que ha tirado el inmenso
La hipótesis de este trabajo consiste en que así como en la neu- material acumulado en su casa sobre conflictos internacionales.
rosis la interpretación no está abierta a todos los sentidos, ya que Logrará dar luego una materia en la facultad, a medida que ubica
es el goce el que fija un límite al equívoco -goce cuya consistencia un punto de fuga, “el modelo del progreso”, a partir del cual ordena
lógica se tratará de extraer en el final del análisis- podemos ubicar el su historia y su actividad actual, el estudio. Dice: “Yo no razonaba.
equívoco en la psicosis operando desplazamientos de sentido, que No podía pensar en darle tiempo a un cambio. Exigía algo inme-
tendrían su dirección, si no su límite, en el empuje-a-la-mujer como diato, y las cosas se me volvían al revés. Ahora estoy encontrando la
modalidad del goce. punta para hacer modificaciones. (...) Ahora el modelo del progreso
En este punto, el equívoco como intervención del analista en los es mi norte, todas mis acciones se dirigen a llevar adelante ese mo-
puntos en que el sentido que se le impone al sujeto no ofrece una delo, que por eso es infinito. Cuando no tenía norte, no avanzaba.
solución a su goce, iría en la dirección de la localización del mismo. (...) Me estoy desprendiendo de los demás, ocupándome de mí”.
Y es allí que el otro aspecto de la intervención del analista, esto es,
lo que tiene de asertiva o apofántica, permitirá al sujeto anudar ese El NO: decirle “eso no es necesario” cuando el sujeto planteaba
goce a través de la letra. el pasaje al acto como única solución al goce del Otro que lo invadía
Estas dos modalidades de intervención podrían reducirse a una mentalmente, implicó la posibilidad de una pérdida de goce que el
formulación mínima: NO y SI. El NO (equívoco) quedaría situa- sujeto opera en el acto de tirar el material testimonial de ese goce
do como respuesta del analista al goce del Otro que irrumpe en el que lo invadía, y que amenazaba ocupar toda la escena.
cuerpo o la mente, el SI (aserción) como una respuesta frente a la A diferencia del pasaje al acto, el sujeto no se hace aquí uno con
posibilidad de localización de un goce propio del sujeto. el objeto que cae de la escena, sino que puede extraer algo de sí sin
Intentaré situar estas dos modalidades de intervención en rela- perderse en ello.
270 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 271
Es a partir de esta extracción de goce que el sujeto podrá recortar hace, entregándome un papel con una serie de ideas numeradas, de las
un S1, “el modelo del progreso”, del enjambre significante, cerran- cuales la primera, numerada con un cero es: “ahora puedo escribir”.
do por el momento un conjunto que a partir de entonces tiene un A partir de este momento, y a medida que avanza en su trabajo
límite, por lo cual, al decir del sujeto, se abre al infinito. de escritura, van cediendo las intrusiones de goce en el cuerpo, al
El ocuparse de sí mismo, y no de los demás, puede pensarse punto que actualmente el neurólogo le ha quitado por completo la
como la posibilidad de localización del goce del sujeto en un hacer medicación.
que ahora es el estudio, desligado del goce el Otro.
El NO: decirle al sujeto que puede traer sus ideas por escrito a
El SI: las premoniciones y noticias acerca de acontecimientos pesar de su afirmación acerca de su incapacidad para escribir, im-
que ocurren en el mundo invadían al sujeto como goce del Otro plicó una caída del saber médico como goce del Otro que dejaba
que en lo mental le impedía estudiar y en lo real iba ocupando toda al sujeto librado a los estertores del goce en el cuerpo, intentando
su casa. La producción del “modelo del progreso” como solución combatirlos en ese mismo campo del cuerpo, sin permitirle al sujeto
le permite al sujeto localizar un goce propio en el estudio, donde localizar el goce en alguna exterioridad respecto del mismo. Es lo
ahora es él quien decide a qué personaje histórico va a tomar como que el sujeto busca en la analista, lo que permitió esta intervención
modelo en función de sus necesidades. Ahora es el goce del sujeto, que afirmaba la posibilidad de un soporte fuera del cuerpo. Efec-
acotado, el que comanda la relación con el Otro. tivamente, la enumeración de sus ideas, sobre las cuales el sujeto
trabaja en su tratamiento, está soportada en la extracción del goce
Caso 2: Demanda que se lo alivie del sufrimiento que le impone del cuerpo que implica la posibilidad de la escritura, lo que lleva al
el goce a su cuerpo: presentándose como un objeto del goce materno, sujeto, en su rigor psicótico, a anotarla con el número cero, condi-
sitúa claramente su padecimiento en relación a ese exceso: él y su ma- ción de posibilidad de una serie de significantes que, al presentificar
dre juegan con sus cuerpos en la cama materna. Se hacen cosquillas, el goce del sujeto en el papel, vacían su cuerpo.
se abrazan durante horas. El busca ahora una mujer con quién hablar.
A partir de un accidente que sufriera trece años atrás cuando tra- El SI: las convulsiones y las pérdidas de conocimiento eran el
bajaba como ascensorista, padece convulsiones y pérdidas de cono- modo en que el goce del Otro se manifestaba. La solución de la es-
cimiento. El momento de desprendimiento del registro imaginario critura le posibilita al sujeto defenderse de estas irrupciones de goce
es situado claramente por el sujeto al describir ese accidente como por medio de la localización de un goce propio en el acto de la escri-
un golpe que le enrolló la piel, girando su carne como una rueda. tura. En este hacer es importante destacar la creciente importancia
Desde entonces es medicado neurológicamente con dosis cada vez que toman los juegos de palabras. Efectivamente, es ahora el sujeto
mayores, que no logran aliviar su padecimiento. quien juega con el Otro.
El inconveniente que plantea es no poder pensar, ya que sufre de
lagunas mentales. Declara que necesitaría escribir para pensar, pero
que desde el accidente quedó incapacitado para ello. Conclusiones
Haciendo caso omiso de esta afirmación, intervengo diciéndole que
puede traer sus ideas por escrito para la próxima entrevista. Lo cual 1) El NO y el descompletamiento del sentido.
272 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 273
Se trata de intervenciones que se producen casi todas en el mo- analista como operación lógica o topológica que interviene directa-
mento en que el sujeto se encuentra frente a la inminencia del pasaje mente sobre el goce del sujeto.
al acto. En cada caso hay un objeto que está positivizado, invadien- En el caso 1 el “modelo del progreso” como producción de un
do el cuerpo como goce. En el caso 1 se trata de todo ese material S1 fue posibilitado por una intervención que detuvo el empuje al
que invade la casa y la mente del sujeto y en el caso 2 del cuerpo de goce, obligando al sujeto a mantenerse en un dispositivo de palabra.
la madre. En el caso 2 la producción de la escritura como primer S1 pro-
Mis intervenciones instalan un NO respecto de ese goce, in- ducido en el tratamiento es posibilitada por una intervención que
troduciendo la función de la barra entre significante y significado, extrae algo del goce del sujeto por fuera del campo del saber médico,
producen un vacío, negativizan el objeto que estaba positivizado. y entonces fuera del cuerpo. Esta extracción de goce del cuerpo tuvo
Introducen un punto cero, y de ese modo separan cuerpo y goce, lo como antecedente inmediato la decisión del sujeto de consultar con
imaginario de lo real. una analista-mujer con quien hablar.
Sin pretender dar cuenta exhaustivamente de ello, intenté mos-
trar a través de estos casos la posibilidad de pensar las intervencio-
2) El SI y la localización del goce. nes del analista con el psicótico en términos de discurso. Ya que en
El corte entre lo imaginario del cuerpo y lo real del goce intro- psicoanálisis se trata de una práctica de la palabra que rehúsa toda
duce la posibilidad de una solución en la que interviene el registro intervención sobre el cuerpo, cuyo medio es la transferencia, tanto
simbólico. en la neurosis como en la psicosis.
Aquí las intervenciones apuntaron a afirmar la posibilidad de loca- Si bien Lacan plantea en L’Etourdit que su discurso analítico se
lización del goce (la cual en todos los casos es una vía producida con- demuestra poder sostenerse incluso en la psicosis, esa demostración
tingentemente por el sujeto psicótico y en ningún caso por el analis- aún está por hacerse. Este es mi aporte al intento de pensar en qué
ta). Estas fueron posibles en los momentos en los cuales, por el mismo la intervención del analista con el psicótico se especifica como per-
hecho de la localización del goce, el sentido no se presentaba como teneciente al discurso analítico.
absoluto. En estos momentos se despejaban en la estructura puntos
que quedaban por fuera del sentido gozado como goce del Otro. Julio 1996.
3) La posición del analista. Bibliografía
No se pueden pensar estas intervenciones en su eficacia por fuera
de la demanda inicial del sujeto y sus consecuencias transferenciales. Lacan, Jacques. “La equivocación del sujeto supuesto saber”, en Mo-
Es la posición del analista en la transferencia la que otorga poder mentos cruciales de la experiencia analítica. Ed. Manantial, pág. 34. (El
a su palabra, permitiendo la metabolización del goce. Lo que distin- subrayado es mío).
gue este uso del poder de la palabra de aquél que realiza el discurso Lacan, Jacques, Seminario 23, El sínthoma. Inédito. Clase del 9/12/’75.
del amo, es que en el tratamiento psicoanalítico del psicótico es el Lacan, Jacques. Seminario inédito: Les non-dupes errent. Clase del
sujeto quien produce el S1, quedando ubicada la intervención del 21/5/74.
274 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 275
Lacan, Jacques. L’Etourdit, pag. 51. Scilicet n 4. El refugio en el cuerpo
Introducción
El abordaje psicoanalítico de pacientes obesos es una experiencia
en la que se pone en juego lo más singular del sujeto. Por esta razón,
en cada caso “la obesidad” no será la misma cosa, ni tampoco tendrá
el mismo destino.
Sin embargo, en mi práctica con este tipo de pacientes, he po-
dido aislar ciertas constantes que se verifican en todos los casos, y
que permitirían comenzar a ubicar a nivel de la estructura lo que
la obesidad presenta de más real, más allá de las significaciones que
proliferen a su alrededor, o el silencio a que quede confinada en la
singularidad de cada caso. Las ubicaré en cuatro casos de mi práctica
que me parecen paradigmáticos.
A partir de esas constantes propongo una hipótesis que daría
cuenta de las vicisitudes del cuerpo erógeno que desembocan en la
particular “solución” de la obesidad.
Finalmente, algunos atisbos de la práctica psicoanalítica con pa-
cientes obesos: sus posibilidades, sus puntos de impasse.
I. La tiranía de la demanda y el estrago materno
Los sujetos obesos se presentan aplastados por la demanda del
Otro, en una posición de dar sin límite, cuyo reverso es un “llenar-
se”, “gratificarse” (en sus términos) con comida, también sin límites.
276 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 277
En el abordaje psicoanalítico de estos pacientes se verifica que contramos en ese rasgo un vacío imposible de ser llenado, vertiente
esta sujeción absoluta a la demanda es el modo que estos sujetos en- melancólica de toda obesidad.
contraron de relacionarse con el deseo materno, loco y caprichoso. En el Seminario sobre Las relaciones de objeto, J. Lacan ubicará
Ya que en estos casos el decir materno se presenta como absoluto, el recurso al objeto alimentario como una compensación del amor
idéntico a sí mismo, sin falla, tomando entonces un carácter super- que falta, cuando no logra encontrar en el Otro ese objeto del don
yoico. que es una nada, y allí ubica la génesis del superyó:
Efectivamente, se trata de un deseo materno respecto del cual la
posición del hijo compete solamente a la subjetividad de la madre, “La satisfacción de la necesidad es aquí la compensación de la frus-
ubicándose como objeto de su fantasma, posición a la que se refiere tración de amor y, al mismo tiempo, casi diría que comienza a conver-
J. Lacan en “Dos notas sobre el niño”. tirse en coartada.(...)
Si la regresión oral al objeto primitivo de devoración acude a com-
Liliana vivía perseguida por su madre, que no la dejaba ni a sol ni pensar la frustración de amor, tal reacción de incorporación proporciona
a sombra. A los dieciocho años se va de la casa ocultando su paradero, su modelo, su molde, su vorbild, a esa especie de incorporación, la in-
buscando escapar de ella. Pero una y otra vez, mudanzas de por medio, corporación de determinadas palabras entre otras, que está en el origen
ésta terminaba encontrándola, le hacía un escándalo público, le gritaba de la formación precoz llamada el superyó. Eso que el sujeto incorpora
que era una traidora, que no tenía derecho a dejarla, que la había teni- bajo el nombre de superyó es algo análogo al objeto de la necesidad, no
do para que la acompañe, y que no podía vivir sin ella. porque sea el don, sino como su sustituto cuando éste falta, lo cual no es
en absoluto lo mismo”.
Dolores relata cómo desde muy pequeña, cada vez que ella debía
salir de la casa, la madre le decía: “ahora me quedo solita”. Un deseo absoluto encarnado en el Otro primordial, general-
mente materno, y vivido, a falta de la lógica del amor, como deman-
La madre de Amelia, que vivía con ella, se tiró por el balcón en da insaciable: tal es el campo del estrago materno.
una época en la que Amelia estaba ocupada con problemas económicos.
Dejó cartas en las que acusaba a su hija de obligarla al suicidio con su El día en que Liliana debía partir de viaje de egresados, la madre
desamor. decide que ella no viajará. Ella se desespera, le implora, le pregunta por
qué. La madre responde: “porque yo lo digo”.
No es casual que nos refiramos a un texto sobre el niño para
dar cuenta de la obesidad, dado que la posición del sujeto obeso es Dolores recuerda que cuando tenía dos años, la madre la llevaba a
infantil, como veremos en el apartado 3. la plaza, y que ella la empujaba y le decía “fuera”. Esta modalidad de
El rebajamiento del deseo a la demanda es la operación a la que relación con el Otro materno se reproduce en todas sus relaciones con
se entrega en forma permanente el sujeto obeso. Logra así taponar la mujeres, que vive como asfixiantes.
hiancia, la falta en la que consiste el objeto del deseo, con un objeto
“pleno”, objeto de la necesidad: el alimento. Lo imposible de la tarea La madre de Eduardo, inolvidable, idealizada, perfecta, vivía ocu-
se verifica en el carácter compulsivo e inagotable de la misma: en- pándose de los pobres y necesitados de todo tipo, les daba comida, dinero
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y alojamiento, aún a expensas del bienestar de su familia. Eduardo En este sometimiento a la tiranía de la demanda del Otro, en el
muchas veces se encuentra prestando el único dinero que le queda, tra- que el propio cuerpo pasa a ser la prenda de sacrificio, el sujeto no
bajando de más, tapando agujeros de otros. deja de experimentar esa ambivalencia afectiva respecto del Otro, que
vira de un instante a otro del amor al odio, en un fort-da eterno, juga-
Cuando hablamos de estrago, nos referimos a un avasallamiento, do en el campo del espejo, y graficado por Liliana del siguiente modo:
a una devastación, que en el caso de la obesidad se manifiesta en el
cuerpo, deformado por la irrupción de ese goce sin límite. “Lo increíble es que a pesar de todo lo que me hizo mi madre, la sola
Pero también hablamos de rapto, arrobamiento (3), ese “no estar idea de que ella se muera me llena de una angustia insoportable, me
allí”, que tan bien describe Dolores, pero que podemos encontrar parece que sin ella me voy a morir”. “Creí que había cortado el cordón,
en el apego de los sujetos obesos en general a su pasado, particular- ahora me doy cuenta que no. Sólo fui un yo-yo de mi madre: parecía
mente su infancia, y en última instancia a La Cosa, encarnada en el que me alejaba, pero volvía”.
cuerpo materno.
Y Amelia: “Me casé y la llevé a vivir conmigo. Me molestaba cada
Dolores sufre, además de su obesidad, de ciertas dificultades que vez más, era insoportable. Pero jamás se me hubiese ocurrido que no
ubica del lado de “lo mental”: “Yo siempre fui la burra de la familia. viviera conmigo”.
Ellos pensaban que a mí no me daba la cabeza para estudiar”. “Tengo
lagunas mentales. Capaz que es una forma de ausentismo, es como si me De este modo, el cuerpo del sujeto queda entregado al decir ma-
sacaran algo, no sé, la mente. Estoy ahí, veo todo. Estoy corporalmente, terno, toma su consistencia de los significantes-amo que encuentra
pero no espiritualmente.” en ese decir, volviéndose pasto del superyó.
Cuando se entristece o se angustia, inmediatamente se le ocurre que
su madre está pensando en ella, extrañándola. Dice Amelia: “Parece que mi madre tenía razón, desde muy chica
me decía que yo siempre iba a ser gorda, que nunca iba a bajar de peso”.
Amelia relata cómo cuando se casó, ni siquiera se le ocurrió con-
sultarle al marido, directamente llevó a su madre a su casa. Desde que Cuando Dolores logra adelgazar dice: “Antes no podía parar. Mi
ésta se suicidó, hace seis años, hasta hace poco, olía permanentemente mamá me decía: “no tenés fondo”. ¿Por qué pesarán tanto las palabras
su perfume. de una madre?”
Hace diez años falleció el padre de Liliana. Automáticamente la Eduardo: “Mi mamá me decía que mi problema es que soy bueno,
madre se va a vivir con ella. No se despegan más. como ella. Y es así, soy el gordo bonachón, del que todos se aprovechan”.
A la semana de morir su madre, Eduardo la vio aparecer en camisón Liliana: “Cuando me despierto de noche, ella abre los ojos, me mira
en el umbral de su habitación. Vive añorando un amor de su juventud, y me dice: “Ya vas a comer”. Y yo me levanto, me pongo una silla frente
vuelto imposible por él, y rememorando su infancia. a la heladera, la abro, arraso con todo. Vuelvo a la habitación con ella”.
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II. La ausencia de inter-dicción De niña, cuando ya era bastante gordita, diariamente el padre se le
acercaba por la verja del patio del colegio en el recreo, alcanzándole piz-
El estrago materno, tal como señalara tempranamente J. Lacan za o empanadas. Dice: “toda mi vida siguió siendo así. Tengo el sí fácil”.
(4), se produce cuando el padre no interviene eficazmente respecto
del decir materno, que se transforma entonces en la boca del co- Cuando Liliana me contó que a último momento la madre no la
codrilo que puede cerrarse en cualquier momento, engullendo al dejó partir de viaje de egresadas, le pregunté qué dijo el padre. Respon-
sujeto. dió: “mi padre jamás contradijo a mi madre”, agregando que cuando se
Lo que hace que el decir materno se presente como absoluto, es fue de la casa a los dieciocho años, le propuso al padre hacer lo mismo,
la ausencia de interdicción en el decir paterno. Interdicción en su ya que la madre también lo volvía loco a él. Pero respondió que ya se
doble acepción: por un lado, en tanto la palabra del padre no pro- había atado a ella, y que allí se quedaría hasta morir.
híbe a la madre gozar del cuerpo de su hijo, saturando de ese modo
la falta fálica; por otro, en tanto su decir no sólo no refuta el decir Dolores siempre sintió un marcado rechazo por el padre, aún cuan-
materno, sino que lo vuelve más consistente. do éste no estuviese: “Siempre lo vi como el que estorbaba mi paz. Me
En efecto, en estos casos la falta de autoridad del padre pesa encantaba cuando mi papá no venía por trabajo. Entonces dormía con
especialmente en la familia, éste es vivido habitualmente como un mi mamá”
accesorio o un estorbo. No encontramos la palabra del padre que “No me muevo desde chica. Recién caminé después del año y medio.
humaniza el deseo, introduciendo una dialéctica en el goce. De allí Mi padre no estaba nunca, mi madre, demasiado pendiente de su pro-
los efectos de inercia a nivel del goce, cuando hay una complicidad pia familia. Cuando estuvo embarazada de mí, aumentó treinta kilos”
del sujeto con el deseo materno. Y también la entrada, tanto del “Muchas veces mi papá y yo nos comunicábamos por señas, burlán-
cuerpo imaginario como del objeto alimentario, en una dimensión donos de mi madre, cuando ella se ponía loca”
animal u “ogresca”.
En los casos que tomo como referencia, la obesidad se manifiesta El padre de Eduardo siempre llevó a la familia a desastres económi-
en una estructura neurótica. Es decir que hay admisión simbólica cos, que incluso lo llevaron a la cárcel, por incumplimientos laborales.
del significante del Nombre del Padre. Pero el mismo no opera en la El no cumplía su palabra.
dimensión del “decir que no”, operación que Lacan especifica como
propia del padre en el año 1971. Los dichos se vuelven entonces transparentes, idénticos a sí mis-
Encontramos así una lógica particular de la metáfora paterna, mos, remedando un código que esquiva el estatuto de la palabra,
que desplegaremos en el apartado 3. refugiándose enteramente en el campo imaginario, perdiéndose la
dimensión del decir.
Al comienzo del tratamiento, Amelia faltaba seguido. Luego decía Es lo que vuelve tan difícil la posición analizante en el sujeto
que no había tenido ganas de venir, que se había quedado durmiendo, obeso, que buscará más fácilmente el confort del grupo de autoayu-
etc. Que ella es así, que “todo la puede”. Le dije que de esa manera no da, en el que podrá satisfacerse narcisísticamente en un bla-bla sin
iba a poder seguir tratándola. Amelia se angustia, dice que se siente una consecuencias subjetivas, que en “el mejor de los casos” consolidará
nena caprichosa, que en su vida nunca hubo un “no”. temporariamente alguna defensa maníaca.
282 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 283
En esta vía, el grupo de autoayuda no deja de ser una extensión manifiesta en una sensación de muerte- y el falo imaginario positi-
del Otro materno, ampliando el campo de un decir rebajado a la vizado, j, también juega su partida solo, en ese caso en la práctica
dimensión del sentido, y que consolida la identificación al ser de masturbatoria perversamente orientada.
obeso. En estos casos de obesidad en neurosis, es posible encontrar re-
gularmente esta disociación entre amor y deseo en el Deseo de la
Madre. No encontramos ese anudamiento entre amor y deber que
III. El falo inflado: un modo particular de mortificación del falo Lacan refiere para Gide, pero sí se trata de un amor que efectiva-
mente es mortífero y envuelve al sujeto. Este amor parece anudarse
La hipótesis que voy a desarrollar en este apartado apunta a arti- más bien con un fantasma cuyo objeto es encarnado por el sujeto
cular la vertiente de estrago y de ausencia de inter-dicción en juego en lo real. Tampoco encontramos la dirección al falo paterno en el
en la obesidad, con una modalidad particular de la metáfora paterna deseo materno, sino más bien al hijo como falo muerto.
que Lacan formaliza para el caso del escritor André Gide, y cuya
lógica es desplegada por Miller en “Acerca del Gide de Lacan”. Amelia siempre tuvo sobrepeso, desde niña. El momento en que au-
La misma posibilita dar cuenta de un efecto particular en la mentó exageradamente, llegando a su peso actual, ciento treinta kilos,
significación fálica, que es su anudamiento con la muerte. Y en la fue cuando su madre se suicidó.
medida en que la imagen del cuerpo está sostenida por la función
fálica, la mortificación del falo posibilita dar cuenta de la mortifica- Liliana siempre fue gordita, siempre se cuidó, tenía un sobrepeso de
ción del cuerpo en distintos casos. Uno de ellos es la obesidad. En treinta kilos, hasta el momento en que su madre, con quien vive, tie-
ella el cuerpo es inflado, deformado, alojando un exceso de goce que ne un ACV, dedicándose Liliana totalmente a ella. Entonces aumenta
no da lugar al mantenimiento del velo que vuelve amable la imagen. treinta kilos más en un par de meses. Y sigue aumentando.
Si la imagen amable (yo ideal), se sostiene en la función de la
castración: i(a)
-j , tal como propone Lacan a partir del seminario sobre Dolores, que consulta a los veinte años, con un sobrepeso de veinti-
Las relaciones de objeto, deducimos entonces que en los casos de cinco kilos., engordó a los trece años, poco después de su menarca, de la
obesidad, algo en la función de la castración no está operando. que dice: “Fue horrible, tétrico, espantoso. No me lo esperaba. Vivía en
En su texto sobre Gide, Lacan propone la posibilidad de ubicar un ñoqui. Era varonera. No me interesaba indisponerme. Me gustaba
cierta falla en la metáfora paterna del lado del Deseo de la Madre, más jugar con los varones. El fútbol es violento. La agresión al cuerpo.
que en este caso no anuda el amor al deseo, sino al deber, envolvien- Una amiga se enfermó de hepatitis, y yo quería contagiarme. Siempre
do a Gide con un amor mortífero, que Lacan define como “embal- quería tener una enfermedad, que me operen. En mi casa me tienen
samado”. Por otra parte, plantea que el deseo materno en este caso como nenita. Mi mamá. Nunca tuve novio”. Recuerda que desde muy
no se dirige al falo paterno. Hay entonces inscripción del Nombre pequeña fantasea con su propia muerte, ella en la tumba indagando los
del Padre, pero la metáfora produce una significación fálica anudada rostros de sus padres: ¿sienten su pérdida?
a la muerte. En lugar de articularse la negatividad de la castración
con la positividad del falo: -j, ambos elementos quedan disociados: Eduardo pesa ciento veinticinco kilos. Siempre tuvo exceso de peso,
el (-) por un lado, como pura negatividad -que en el caso Gide se pero se volvió monstruoso cuando falleció la madre. El último tiempo
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antes de consultar había vuelto a engordar cuando su esposa comenzó Liliana se casó a los treinta y dos años. Su matrimonio duró dos
a trabajar todo el día y él, que trabaja medio día, comenzó a ocuparse años, momento en que el marido le propuso tener un hijo. Ella no qui-
de la casa y de los hijos, operándose en él una verdadera maternización. so, al poco tiempo le tuvieron que hacer una histerectomía, y se separó.
Por otra parte, su profesión: mecánico en municiones y explosivos, Nunca estuvo con un hombre ni antes, ni después.
pone constantemente su cuerpo en riesgo de mutilación o muerte.
Cuando vino a verme, Dolores era virgen, los hombres no se le acer-
Mi hipótesis es que en el caso de la obesidad, la disociación entre caban. Se le imponía la idea de que debía ser monja. Cuando adelgazó
la negatividad de la castración y la presencia positiva del falo imagi- y comenzó a salir con hombres, cuanto más cerca estaba de alguno, más
nario tiene como consecuencia un efecto melancólico por un lado, se le imponía, con horror, la idea de que le gustaban las mujeres.
y una inflación del falo, jugada a nivel del cuerpo, por otro.
Para el sujeto obeso, tanto hombre como mujer, la relación con
el falo es del orden del ser: ser el falo materno. Pero este falo muer- IV. El psicoanálisis aplicado a la obesidad. Su más allá
to, que no incluye la función de la castración, se presenta entonces
duplicado a nivel del cuerpo: la duplicación, manifestada en la infla- En los casos referidos, los sujetos se han dirigido, generalmente
ción del cuerpo-falo es la compensación imaginaria de la castración sin saberlo, a una analista. En todos los casos el motivo de consulta
ausente en el nivel del cuerpo. era la obesidad. El encuentro con una analista ha tenido distintas
Esta disociación produce fuertes efectos renegatorios, que se ma- consecuencias en cada uno de ellos, en los casos de Eduardo y Do-
nifiestan a veces como defensas maníacas, otras como una percep- lores, los llevó a realizar un análisis; en los de Amelia y Liliana, a
ción distorsionada del propio cuerpo. obtener ciertos efectos terapéuticos, al menos por ahora.
Esta suspensión de la función de la castración imposibilita al su- Cuando esto último ocurre, hablamos de psicoanálisis aplicado a
jeto obeso el acceso al problema sexual, el cual sólo puede enfrentarse la terapéutica, en este caso, de la obesidad. Se trata de la aplicación
contando con ella. De allí el refugio del sujeto en la infancia, hacien- del discurso analítico en casos en los que la posición del sujeto y la
do impasse sobre las vicisitudes del deseo en su relación con el sexo. gravedad del síntoma impiden la realización de un psicoanálisis puro,
al menos temporariamente. Tanto para Amelia como para Liliana,
Eduardo se vuelve confidente de las mujeres que le gustan. Dice: “no su vida entera se reduce a su obesidad, lo que las lleva a girar en su
soy hombre para ellas”. Comienza a darse cuenta de que su obesidad “es discurso alrededor del Otro materno estragante. En ninguno de estos
un escudo”, “una negativa a las mujeres”. casos se ha producido, hasta ahora, un equívoco que permita abrir la
En un momento en que Eduardo se angustia frente a la frialdad dimensión del inconsciente y la suposición de un sujeto al saber.
sexual de su esposa, se compra una prótesis para el pene, intentando de Sin embargo, proponemos que la terapéutica analítica no es
ese modo alcanzar su goce. Ante el fracaso, comienza a quedarse horas como las otras, es decir, que aún cuando no haya análisis en el sen-
mirando viejas de noventa años desnudas en internet. A veces se mas- tido del desciframiento del inconsciente, sí lo hay en la orienta-
turba en esta situación. ción del acto hacia lo real, y que el encuentro con un analista tiene
consecuencias bien distintas para un sujeto, en este caso obeso, del
Amelia jamás hizo ninguna referencia a su sexualidad. encuentro con un terapeuta.
286 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 287
En estos casos ubicaría al menos dos efectos terapéuticos especí- madre, ocurrido seis años atrás. Era una ceremonia que compartían y
ficos del psicoanálisis: que ella había abandonado con su muerte.
Luego tira las pertenencias de su madre, que había guardado duran-
1) La deflación del sentido: tanto Amelia como Liliana llegan car- te esos seis años intactas.
gadas de significaciones- clichés (muchas de ellas “alimentadas” por Deja de sentir el perfume de su madre, y comienza a preguntarse por
su pasaje por grupos de autoayuda) respecto de su obesidad. En primera vez sobre la relación con su marido.
ambas el encuentro con el silencio, incluso el gesto calculado de
desinterés o fastidio al respecto por parte del analista, produjo des- En los casos de Eduardo y Dolores, en cambio, se produjo una
concierto, enojos, efectos depresivos, silencios difíciles de soportar entrada en el discurso analítico. En ambos casos, como efecto del
para ellas, y finalmente un efecto de deflación de sentido que no ha encuentro con la analista, se produce un desplazamiento de la pro-
dejado de tener consecuencias a nivel del goce, poniendo un límite blemática alimentaria hacia la problemática sexual. Por un lado,
a la voracidad. Esto les vuelve posible llevar adelante una dieta por porque en ellos el cuerpo obeso no había logrado enterrar total-
primera vez. mente la cuestión del sexo. Por otro, porque hubo interpretaciones
eficaces, que alcanzaron a tocar algún punto de real en el decir del
2) La inter-dicción: la posición del analista, sostenida en un “de- sujeto, equivocando el sentido, y entonces el goce en juego en él:
cir que no” (función que, como referimos en el apartado 2, Lacan
atribuye al padre real), introduce la inter-dicción en el decir, ope- Dolores relata en una sesión que de chica no le salían las cuentas. El
rando con la barra entre significante y significado una y otra vez, por padre la castigaba, a veces le pegaba por ello. Y dice: “Sabía multiplicar,
un lado; diciendo que no cuando es necesario, por otro. Esto obligó no dividir. Nunca supe dividir”. Y agrega, asociando libremente, que
al sujeto a tomar partido, en estos casos, aceptando una relación se sentía muy incómoda cuando veía a los padres abrazados. Intervine
transferencial en la cual el Otro no responde de un modo materno. diciéndole: “El sexo divide”.
Lo que implica también tomar cierta distancia del cuerpo materno, A partir de esa sesión, Dolores inicia una dieta, adelgazando pau-
abriéndose un margen nuevo. latinamente. Comienza a sentirse perdida, desorientada. Dice: “Hasta
hace poco no me interesaba realmente adelgazar. Estaba bien en mi
Liliana había dejado de trabajar para dedicarse exclusivamente a mundo, descargando todo con la comida. Ahora no sé por dónde ca-
su madre enferma. Me dio una serie de explicaciones al respecto, que nalizarlo...mi novio era la comida...No uso reloj. Se me rompen, me
no acepté. Volvió a trabajar, retomando de ese modo su vida social, y molestan. (Silencio prolongado). Esto del paso del tiempo por ahí tiene
saliendo de la intensa depresión en la que había llegado. que ver con mi dificultad para ser mujer.” A partir de ese momento
comienza a salir con muchachos.
Como ya fue comentado, Amelia faltaba seguido, por desgano o sue- Dice: “Necesito pensar. Nunca aprendí a pensar. Quiero crecer.
ño. Le dije que de esa manera no la iba a poder seguir tratando. Se an- Quizás estuve demasiado tiempo pensando en por qué no me quieren,
gustió, dijo que se veía como una nena caprichosa, que en su vida nunca en mi obesidad, etc.”
hubo un “no”. Prometió no faltar más, cosa que cumple. A partir de ese
momento, vuelve a tomar mate por primera vez desde el suicidio de su Eduardo trae un sueño: La madre le avisaba que el padre había fa-
288 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 289
llecido. El viajaba a verla. Ella le contaba que le había pagado al señor investir fálicamente su órgano sexual, recurriendo a la ortopedia imagi-
que cortaba la leña, y que éste se había llevado el dinero sin traer la naria de la prótesis, fracasando en el intento de volverse deseable para su
leña. Se despierta llorando. Asocia al leñador consigo mismo engañando mujer, recurre al acting-out, en el cual, justamente, encuentra satisfac-
a su mujer. Le digo: “No, engañando a la madre”, y corto la sesión. ción en una escena incestuosa: goza mirando viejas desnudas. Entonces
Viene sorprendido a la sesión siguiente, se da cuenta de que nunca le vio comienza a faltar. Lo llamo, viene diciendo que no me puede mirar,
una falla a la madre, de que ella siempre estaba ahí. que no venía porque comenzó a enamorarse de mí y a tener fantasías
En este momento comienza a preguntarse por el goce de su mujer, eróticas conmigo. Le digo que hable de eso. Deja de venir.
abriéndose en él la dimensión de la angustia.
Dolores se enamora, tiene novio. Cuando éste le propone casarse, se
Como vemos, este desplazamiento de la problemática alimen- angustia intensamente. Sueña que estaba en la cama con el novio, abra-
taria hacia la problemática sexual no se produce sin el consenti- zándolo, de pronto era una mujer. Dice: “Me angustié. Me parece que
miento del sujeto, dado que se opera una mutación en el discurso, tiene que ver con mi mamá”. Llora. “Nunca te lo conté por vergüenza.
introduciéndose la dimensión del decir, que excede a los dichos, y Cuando empecé con esto de que me gustaban las mujeres, me imaginaba
en consecuencia, incluye la dimensión del vacío, de lo imposible de tomando la teta de una mujer. Yo pensaba que era una cosa sexual, pero
decir, de lo que de lo sexual resiste a lo simbólico, y que Lacan axio- con el tiempo no, me parece que es una cosa maternal. Mi mamá fue mi
matizó como inexistencia de la relación sexual. Lo que llamamos mamá y nada más, pero además era una persona del sexo femenino. De
“problemática sexual” es un campo topológicamente diferente de eso no recibí nada. Ella como mujer era una pendeja. Ahora que estoy
la problemática alimentaria, dado que el cuerpo del que se trata es luchando entre la mujer y la niña, me aparecen estas cosas.”
otro, ya que incluye esta dimensión del decir.
Si el cuerpo obeso, ese cuerpo atorado que tapona el vacío, atra- En estos casos, en los que el sujeto se interna en la experiencia
pado en la problemática alimentaria, ligada a la demanda, adquiere analítica, más allá de su demanda inicial referida a su obesidad, se
su consistencia del superyó, de esas palabras proferidas por el Otro ponen en juego todas las vicisitudes propias de esta experiencia.
materno que envuelven al sujeto, es necesaria una perforación de esa En el fragmento que recortamos del decir de Dolores es posible
envoltura para que advenga el cuerpo sexuado, ligado a la hiancia vislumbrar una subjetivación del cuerpo sexuado y sus impasses,
entre significantes por un lado (y entonces cuerpo de deseo) a la una renuncia a la coartada del refugio en la obesidad, y una confron-
ausencia del significante de La mujer por otro (y entonces, cuerpo tación con ese campo de lo imposible al que apunta todo análisis.
agujereado). La problemática sexual implica, en ambos niveles, el
funcionamiento de la castración. Esta es introducida en las inter- Julio 2002.
venciones del analista, que habilitan una nueva dimensión.
Una vez confrontados con la cuestión del sexo, de la que se re-
fugiaban en su cuerpo obeso, Eduardo y Dolores toman diferentes Referencias bibliográficas y notas.
caminos: Eduardo huye, Dolores avanza.
Lacan, Jacques. “Dos notas sobre el niño”, en Intervenciones y textos 2.
En el momento en que Eduardo se encuentra con la dificultad de Ed. Manantial.
290 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 291
Lacan, Jacques. El Seminario. Libro IV. Las relaciones de objeto. Ed. La sesión lacaniana
Paidós. P.177.
Miller, Jacques-Alain. El partenaire-síntoma. Curso inédito. Año 1998.
Lacan, Jacques. El Seminario. Libro IV. Las relaciones de objeto. Ed.
Piadós.
Lacan, Jacques. “Juventud de Gide o la letra y el deseo”. En Escritos 2.
Siglo veintiuno ed.
Miller, Jacques-Alain. Acerca del Gide de Lacan. Malentendido Nº5.
El lector interesado en la mortificación del cuerpo en casos de anorexia,
encontrará esta lógica aplicada a estos casos en “El falo muerto: Gide El tiempo lógico
y la anorexia”, en Psicoanálisis de la anorexia y la bulimia, de Nieves
Soria, ed. Tres Haches. En el tiempo lógico encontramos una discontinuidad que lo
vuelve sofisma, es posible ver en lo inválido del razonamiento la
marca del forzamiento que implica hacer entrar el tiempo, que es
un real en el orden simbólico, tal como lo plantea J.A.Miller en El
homólogo de Málaga. (1)
En este sofisma encontramos dos presentaciones diferentes de lo
real en lo simbólico, la primera de ellas es la que vuelve posible la
segunda:
1) Las dos escansiones suspensivas: el hecho de que sean necesarias
dos vacilaciones da cuenta de cómo el real que suspende el proceso
simbólico es retomado por la lógica significante en su retroacción
(S1®S2), operando la puntuación.
2) La prisa angustiosa: la emergencia de la angustia localiza lo
real, la función de la prisa lo transforma por el acto. El proceso sim-
bólico se detiene. Se opera el corte (S1).
En el seminario Aún Lacan ubicará a la prisa como la manifes-
tación temporal del objeto a (2). Situamos entonces en esta segun-
da presentación de lo real en el tiempo lógico la presencia de una
hiancia que sólo topológicamente es abordable en su positividad,
ya que desde el punto de vista del razonamiento lógico, es decir, de
la elaboración simbólica, se aborda como negatividad, falta, error.
Podemos situar entonces en el nivel de la prisa una articulación
entre topología y tiempo a la que intentaré aproximarme.
292 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 293
El manejo del tiempo: una decisión como viviente, allí donde ya no es sujeto sino ser hablante.
Proponer el corte como lo que orienta la sesión en su distinción 2) A nivel del corte: lo real predomina sobre lo simbólico, ya que
respecto de la puntuación implica una decisión que determinará la aquí el S1 es letra de goce fuera de sentido. Es lo que opera a nivel
dirección de la cura, es decir su fin. del síntoma como satisfacción pulsional causada por el enjambre
J. A. Miller plantea claramente esta distinción en La interpreta- significante de lalengua. Aquí la operación analítica recaería sobre el
ción al revés: cuerpo como viviente, por lo tanto como sexuado y la identificación
“O bien la sesión es una unidad semántica, en la que el S2 viene al síntoma como fin de análisis operaría como un saber-hacer allí en
a puntuar la elaboración -delirio al servicio del nombre del padre- ese campo que quedaba excluido del nivel anterior.
Muchas sesiones transcurren así. O bien la sesión analítica es una Aquí el tiempo es topológico y se encarna en la sesión como
unidad a-semántica que reconduce al sujeto a la opacidad de su presencia del analista:
goce. Esto supone que antes de cerrarse, se corte”. (3) “Es de este modo como el inconsciente se articula con lo que del
¿De qué manera incide esta decisión en el fin del análisis? ser viene al decir. Aquello que del tiempo lo vuelve estofa no es prés-
J.A.Miller nos orienta al respecto en su curso sobre La experiencia de tamo de lo imaginario, sino más bien de un textil donde los nudos
lo real en la cura analítica: no dirían otra cosa que los agujeros que allí se encuentran (...) Es lo
“El estatuto de la sesión analítica reposa en la noción que nos que el psicoanalista sostiene al hacer allí figura de alguien. El “hace
hacemos de la conjunción de lo simbólico y lo real al tratarse de la falta tiempo”, él lo soporta el tiempo suficiente como para que, a
función del tiempo (...) La sesión variable o corta es un método sin aquél que viene a decirse allí, no le haga falta otra cosa que instruirse
duda bastante primitivo para que la suspensión de la sesión escape acerca de que una cosa no es nada: justamente aquella con la que
a la muerte simbólica, con la finalidad de hacer de modo tal que el hace signo a alguien” (5).Encontramos en este párrafo de Radiofonía
tiempo valga como un real, y con el efecto, precisamente, de impe- una articulación entre el tiempo topológico y la escritura de la letra,
dir al analizante servirse de él” (4) posibilitada por la presencia temporal del analista.
En esta vía podemos ubicar cada una de las dos modalidades
temporales que distinguimos en relación con las dos concepciones
de fin de análisis que J.A.Miller ha delimitado este último tiempo a El tiempo de operar sobre el cuerpo sexuado
través de las escansiones que localiza en la enseñanza de Lacan:
¿En qué consiste la temporalidad del corte? ¿Cómo alcanza al
1) A nivel de la puntuación: lo simbólico predomina sobre lo cuerpo sexuado? En L’etourdit Lacan va a ubicar como determinante
real. Es lo que opera el fantasma que se sitúa a nivel del sujeto barra- en este punto la suspensión de la función fálica en las fórmulas de la
do, donde lo real es tratado por el deseo como defensa que paga el sexuación, lo que escribe: ∃χ jχ. Es allí que la ausencia de relación
precio de su anudamiento con la muerte. El cuerpo en juego a este sexual se estamparía (6).
nivel es el cuerpo mortificado. El fin de análisis como atravesamien- En efecto, para dar cuenta del corte como operación temporal,
to del fantasma dejaría al sujeto atrapado en la lógica simbólica, Lacan recurrirá a la lógica modal:
excluyendo de la experiencia analítica lo que lo excede, su cuerpo “Lo que la topología enseña, es el lazo necesario que se estable-
294 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 295
ce entre el corte y el número de vueltas que comporta para que se fesional trabajando con los números, rasgo transmitido por el padre,
obtenga una modificación de la estructura de la asfera, único acceso a quien define como alguien que “está pintado”. Sofía siente “pozos
concebible a lo real, y concebible a partir de lo imposible en tanto de angustia”, “vacíos”, se ve fea, gorda, se obsesiona con la comida.
ella lo demuestra” (7). Hace un ayuno casi completo, cuenta las calorías de lo poco que
Encontramos aquí la articulación entre topología y tiempo como come. No quiere salir de la casa ni que la vea la gente. Sale vestida
este lazo necesario entre el corte y el número de vueltas, lo que opera con ropa que le tapa completamente el cuerpo.
una demostración de lo imposible, es decir de lo real. Este real de la Sofía se reprocha no lograr hacerse amar por los hombres, siem-
inexistencia de la relación sexual se manifiesta como Otro goce, que pre bastante menores, con los que sale. Estos le proponen relaciones
como tal es incontable, pero que puede estar o no en la cuenta según esporádicas, sin compromisos, para terminar dejándola por otra con
la operación temporal que oriente la sesión. la que sí se comprometerán.
En este sentido es esclarecedor el artículo de J.A.Miller titulado En una sesión Sofía comienza hablando de su temor a perder
El homólogo de Málaga, en el que a través de un sencillo contrapunto el trabajo, a no poder llevar adelante el proyecto de comprarse un
entre una secuencia normal regida por la lógica del lado macho de departamento. Uno de los hombres con los que se ve cada tanto
las fórmulas de la sexuación, y una secuencia de elección regida por se va a vivir a otra ciudad, otro se va a otro país. Todos se van.
la lógica del lado hembra de las mismas, da cuenta de cómo con un ¿O será que yo no los retengo?, se pregunta. Ante la sorpresa de
mismo y único elemento, el falo, se pueden realizar dos operaciones Sofía, que recién se estaba acomodando en la silla, corto la sesión
por completo diferentes, que implican dos temporalidades distintas. en este punto.
Lo que se juega en el plano de la sesión analítica como el único En la sesión siguiente, a partir del recuerdo de la ferocidad de
elemento sobre el que operamos, la asociación libre, que sólo en- las palizas que su madre le propinaba cuando de niña no lograba
trega significación fálica, puede abordarse desde cualquiera de las controlar esfínteres, Sofía hablará del abuso de laxantes al que re-
operaciones. Una de ellas sólo dará lugar al goce contabilizable, to- curre desde el momento en que asomaron en su cuerpo púber los
talizable, discreto, simbolizable, es decir, el goce fálico. La otra dará primeros signos de feminidad, y junto con ellos, la mirada de los
lugar a lo imposible de totalizar, de unificar. El salto del todo es hombres recortando su cuerpo. Ella se llena diariamente de laxantes
imposible y hay que contar uno por uno, implicando al goce feme- para vaciar su cuerpo y así, vaciarse de cuerpo. No retener se revela
nino en el asunto. como la manifestación paradojal de su rechazo a la exigencia de una
En el análisis la demostración de lo real se opera por la vía de la madre melancólica que había logrado desterrar de sí toda presencia
contingencia como tiempo de suspensión de la escritura de lo nece- de lo femenino.
sario. En ese instante viene a estamparse lo real del sexo, la ausencia En este caso la temporalidad del corte volvió posible captar el
de relación sexual. punto en que la presencia del Otro goce como esa feminidad corpo-
ral rechazada empuja al sujeto a la formación de un síntoma que se
juega alrededor del goce anal puesto al servicio del vaciamiento del
Una sesión lacaniana cuerpo al buscar el sujeto una existencia de pura imagen, dibujada.
Este es también el punto de inflexión por el cual el sujeto inicia una
Sofía, de veintinueve años, lleva adelante una exitosa carrera pro- actividad nueva: la pintura, donde ese goce pulsional se tuerce en el
296 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 297
sentido contrario, más bien de dar cuerpo a la imagen, enlazando de Las transformaciones del síntoma en anorexias y bulimias
este modo la feminidad anteriormente rechazada.
Agosto 2000.
Referencias bibliográficas
1. J. A. Miller. El homólogo de Málaga. En Révue de la Cause Freudien-
ne N° “Le temps fait symptome”. Pág.8 I. Anorexias y bulimias como síntomas actuales
2. Lacan. El Seminario. Libro XX Aún. Ed. Paidós. Pág.63.
3. J.A.Miller. L’interpretation a l’envers. En Révue de la Cause Freu- No cabe duda de que anorexias y bulimias se han transformado
dienne N° 32 “Vous ne dites rien”. Pág.13. en un síntoma típico de la época, dada su extensión, considerada
4. J. A. Miller. L’experience du réel dans la cure analytique. Clase del epidémica en varios países, entre ellos la Argentina.
13/01/1999. Inédito. Pero son también síntomas actuales en la medida en que con-
5. J.Lacan. Radiophonie. Scilicet N° 2/3. Pág.79. frontan al analista con un modo de goce que difícilmente se pre-
6. J. Lacan. L’étourdit. Scilicet N° 4. Pág.16. senta conectado, y aún conectable, con el inconsciente, generando
7. Ibid. Págs. 41/42. distinta suerte de impasses en la práctica, al punto que algunos psi-
8. Ibid (1). Pág.13. coanalistas llegaron a considerarlos por fuera del campo de abordaje
psicoanalítico.
Por otra parte, es un hecho que los psicoanalistas, y cada vez más,
Bibliografía tratan anorexias y bulimias. Este trabajo tendrá entonces la finalidad
de intentar transmitir algunos resultados de esos tratamientos, en
J. Lacan. El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Escri- función de mi experiencia como practicante y supervisora, en algu-
tos I. Siglo veintiuno ed. nos casos, de equipos dedicados al tratamiento de estos trastornos.
Radiophonie. Scilicet N°2/3. Las anorexias se presentan como un rechazo más o menos radical
L’étourdit. Scilicet N°4. del objeto alimentario. Las bulimias suelen presentarse como im-
El Seminario. Libro XX Aún. Ed. Paidós. pulsiones generalmente ligadas al fracaso del ayuno, impulsiones en
J.A.Miller. Le partenaire-symptome. Inédito. cuyo horizonte más o menos inmediato encontramos la necesidad
L’experience du réel dans la cure analytique. Inédito. del vaciamiento, a diferencia de lo que ocurre con las impulsiones
L’homologue de Malaga. En Rev. De la Cause Freudienne N° 32. en la obesidad. Se trata entonces, tanto en anorexias como en buli-
S.Linietsky. La sesión analítica y la temporalidad. Inédito. mias, de la dificultad que presenta un ser hablante para incorporar
el objeto alimentario.
Esta dificultad, a diferencia del asco o el vómito histéricos, que
298 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 299
dividen al sujeto, se unifica con una decisión voluntaria del yo, no en que intervienen en ella los tres registros: imaginario, simbólico y
produciéndose entonces esa división subjetiva que caracterizaría al real. Para cada posibilidad, en la que es posible ubicar toda una serie
síntoma que tradicionalmente ha sido objeto del abordaje psicoana- de casos, daré algún ejemplo de mi práctica.
lítico, para diferenciarlo del síntoma actual.
Por otra parte, el psicoanálisis nos enseña que el rechazo de la En el campo de las neurosis podemos distinguir entonces tres
incorporación del alimento está íntimamente ligado con dificulta- posibilidades:
des que se presentan como fundamentales en el plano del amor,
al punto que podríamos diagnosticar a anorexias y bulimias como
patologías del amor. ¿Cómo olvidar, entonces, que Lacan señalaba a) La anorexia o bulimia como inhibición, en el campo de la
precisamente el apartamiento de las cosas del amor como una carac- nominación imaginaria.
terística propia de la época que se abre con la entrada del discurso Tal es el caso de Lucrecia, cuya anorexia se desencadenó en su ado-
del capitalismo (LACAN, 1975)? lescencia, momento en el que, a la vez que comienza a salir con mucha-
Asimismo, es posible encontrar con frecuencia en las anorexias chos, se encuentra en un lugar de exposición pública, relacionado con
y bulimias actuales una obsesión, acompañada generalmente de de- un cargo oficial ocupado por el padre.
formaciones, en el nivel de la imagen especular. El hecho de que En ese momento se vuelve evidente el alcoholismo de la madre, del
este tipo de síntomas no sea encontrable en los países en los que no que dice: “me lo tuve que tragar”. La angustia la invade con tal inten-
se ha instalado el discurso del capitalismo abre toda la cuestión de sidad que siente que desaparece, que se le desarma el cuerpo. Lucrecia
sus efectos de sujeción al campo de lo imaginario, particularmente comienza entonces a ver pozos en sus piernas, y se le presenta la idea de
en la medida en que la función de la palabra es degradada en él al quitar grasa como solución. Si bien aún hoy, veinticinco años después,
puro blablá. sigue sintiendo apetito, se domina, restringe al máximo la ingesta de
calorías, y de ese modo siente que aleja de sí la posibilidad de “aban-
donarse”.
2. Anorexias y bulimias en las estructuras clínicas. Lucrecia presenta un peso mínimo estable desde hace veinticinco
años. Nunca estuvo en peligro clínico, si bien casi no come. Va varias
La práctica del psicoanálisis con anorexias y bulimias permite ve- horas por día al gimnasio desde su adolescencia. Desde hace unos años
rificar que se trata de un campo plural. Cada anorexia, cada bulimia, lo hace a desgano, pero lo siente como una adicción: si no va, se siente
no tarda en manifestar su singularidad cuando entra en la expe- peor. Dice: “Voy a armarme, cada día tengo que volver a armarme.
riencia. Sin embargo, a la hora de intentar transmitir los resultados Me dibujo de nuevo, me da fuerzas, me da ganas de seguir viviendo”.
terapéuticos, es posible realizar algunos agrupamientos partiendo de Recién después de todo ese largo trabajo diario sobre su cuerpo siente que
las dos grandes estructuras clínicas consideradas por el psicoanálisis, existe, que está viva.
que encuentro verificadas como reales en la práctica también con Lucrecia presenta una adoración infantil por su padre muerto, figu-
estos casos. Se trata, entonces, de las neurosis y las psicosis. ra absolutamente idealizada. Recuerda que la relación entre sus padres
Tanto en una estructura como en otra, me parece posible loca- a partir de su adolescencia se transformó en un infierno, en una escena
lizar el lugar que ocupa la anorexia o bulimia en función del modo de sistemática destrucción mutua que duró años, hasta la muerte de su
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padre. Al poco tiempo de la misma, Lucrecia desterró de su vida toda por el sujeto mismo como un síntoma, luego de un tramo de trabajo
experiencia amorosa o de goce sexual, recluyéndose en la relación con su analítico.
madre. A raíz de un sueño, Lucila asocia la panza con la maternidad. Ella
Su anorexia presenta una estabilidad y duración notables. rechaza la posición de su madre “pura madre”, que le dice “mi bebé”,
intentando retenerla a su lado con toda suerte de manjares. Esta madre
En este caso podemos situar a la anorexia como reparación de la perdió el amor del padre de Lucila al desterrar el deseo femenino de su
pérdida de consistencia corporal que Lucrecia vive en el momento vida.
en que comienza a despertar en su cuerpo su feminidad, momento Por otra parte, comienza a despertar en el análisis una fantasía de
en el que irrumpe con toda su obscenidad el cuerpo materno, des- seducción por parte de su padre, la que tendrá cada vez mayor presen-
alojándola de la escena. cia, dando cuenta a través de una serie de formaciones del inconsciente
El padre ideal amado es absolutamente inoperante en este mo- de una relación entre su amenorrea (no quedar embarazada del padre)
mento, en el que Lucrecia recurre al dominio de la imagen corporal y su extrema delgadez. En esta vertiente, su anorexia es la realización de
para defenderse de la “oleada” de goce materno que la invade. En su deseo incestuoso bajo la modalidad de la represión, ocupando ella el
este eficaz y persistente recurso a la imagen como defensa es posible lugar de mujer del padre, dejado vacante por la madre, pero sin carne,
ubicar entonces una función de anudamiento, a la que calificaremos sin cuerpo, y aún, imaginariamente muerta.
de nominación imaginaria.El odio mutuo de los padres, que se ejer- Este fantasma se construye sobre la base de relatos obscenos por parte
ce en el sentido de una destrucción del deseo, le impide a Lucrecia del padre, quien hacía de Lucila la confidente de sus aventuras sexuales.
el recurso a la identificación histérica al deseo del Otro, quedando
entonces ella a expensas de la nominación imaginaria con sus con- Mi hipótesis es que en este caso se produjo una irrupción de la
secuencias inhibitorias, que no alcanzaron en ella solamente al amor feminidad, puro agujero, que conmovió la identificación al rasgo,
y al goce sexual, sino también a un vivo interés por saber, sofocado propia del universo simbólico. Lucila intenta suturar el agujero de
durante todo este tiempo, interés que es despertado en el encuentro lo femenino mediante un recurso a la nominación simbólica, signi-
con la analista, constituyendo el motor de su tratamiento. ficando edípicamente, fálicamente y fantasmáticamente su femini-
Ubico entonces en el momento del desencadenamiento de la dad, en una modalidad típicamente histérica, que en este caso tiene
anorexia de Lucrecia una suspensión de la estructura neurótica. por resultado una anorexia funcionando como síntoma.
b) La anorexia o bulimia como síntoma, en el campo de la c) La anorexia o bulimia como angustia, en el campo de la
nominación simbólica. nominación real.
Tal es el caso de Lucila, cuya anorexia se desencadena en ocasión de Tal es el caso de Carla, cuya anorexia se desencadena a sus dieciocho
su primera fiesta de quince, cuando su cuerpo es llamado a exponerse a años, cuando ella está muy entusiasmada llevando adelante con éxito
la mirada de los varones. En esa oportunidad Lucila no come durante los estudios de la carrera que le interesa, siendo además requerida y
varios días para no tener panza. Continúa comiendo “poco y nada” has- reconocida por su talento. Es de señalar que esta carrera se centra en el
ta el momento en que, varios años después, su anorexia es interpretada trabajo con la imagen. En estos momentos ella, que no se sentía querida
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por los padres, se aleja de la asfixiante vida familiar -en la que siempre una segunda vuelta sobre la identificación primaria, lo que hace
se había ubicado como ausente- fantaseándose como adoptada, particu- peligrar la eficacia de la misma. Es por ello que situamos a Carla
larmente a partir del momento en que había comenzado a llamar a la presa del fantasma de la propia desaparición, fantasma universal y
casa una mujer con la que el padre llevaba una relación de larga data. pre-subjetivo, que si bien inaugura la posibilidad de la neurosis,
En ese momento, a diferencia de su hermana que le pide desesperada- requiere de un segundo paso que posibilitará la constitución del
mente al padre que se quede, Carla le dice que si no quiere a su madre, fantasma singular.
se vaya. Finalmente ambos padres acuerdan que él se quede por sus
hijas, instalándose un abismo definitivo entre ellos. Dirijámonos ahora al campo de las psicosis, en el que también
La anorexia de Carla encuentra su momento culminante luego de ubicaremos tres posibilidades:
una cena con el padre, como resultado de la cual es internada por “in-
toxicación”. Durante esa internación, en la que se siente morir, por
primera vez en su vida le pregunta al padre si la quiere. d) La anorexia o bulimia como resultado del soltamiento del
Luego de esa internación, Carla continúa descendiendo progresiva- registro de lo imaginario.
mente de peso, debiendo cesar toda actividad, sintiéndose presa de una Tal es el caso de Gimena, joven de veintitrés años, que consulta por
angustia creciente e incontenible, sintiéndose como un bebé que depende indicación de su ginecóloga, quien constata que la amenorrea de la
absolutamente de sus padres, y llegando de ese modo a una segunda paciente acompaña a un cuadro de anorexia.
internación. Había venido del interior a Buenos Aires un año y medio antes,
Es luego de la misma que comienzo a verla. Podría decirse que Car- para proseguir sus estudios de música.
la estaba actuando el fantasma de su propia desaparición, detenida en Ya en la pensión estudiantil en la que se alojó entonces debía en-
ese momento de interrogación del amor al padre. No era posible encon- cerrarse durante horas para “elaborar” las actitudes y palabras de sus
trar en esa anorexia ninguna preocupación por la imagen del cuerpo, compañeras. Paralelamente, había comenzado a obsesivizarse con el
ni una obsesión por adelgazar. Por el contrario, Carla quería aumentar adelgazamiento al ver que sus compañeras se cuidaban en las comidas.
de peso, no sintiendo ningún apetito, resultándole dificultoso tragar. Bajó entonces rápidamente de peso, de modo que llegó al tratamiento
Se encontraba en un estado de inmovilidad absoluta, sólo suspendida conmigo en un estado de máxima delgadez.
cuando venía a verme. La convivencia en la pensión estudiantil se le había vuelto tan in-
soportable que había decidido mudarse sola hacía unos meses. Esa mu-
En este caso me parece posible situar un desfallecimiento de la danza coincide con el abandono que sufre al ser dejada por quien era su
función paterna, sostenida en esa identificación, ligada al amor, que novio, y de quien ella estaba muy enamorada.
Lacan califica de identificación a lo real del Otro real. Planteo la hi- Este novio no quería tener sexo con sus parejas, lo que le hacía sentir
pótesis de que en este caso la angustia se presenta como una no- que ella no le gustaba. Él había terminado la relación diciéndole que la
minación de lo real que viene al lugar de este desfallecimiento de la quería mucho pero que él no podía estar con una mujer.
identificación, siendo la anorexia un síntoma de este desfallecimiento. Esta joven había tenido dos novios anteriores, de los cuales el pri-
Propongo entonces que en este caso la neurosis se encuentra in- mero había terminado suicidándose, y el segundo con una internación
suficientemente constituida, ya que el sujeto no ha logrado realizar psiquiátrica.
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Gimena tiene hace años un fuerte dolor en la zona del cuello y la para elaborar lo que dicen las compañeras. En un segundo momen-
espalda. to, es posible situar la anorexia como un intento de recurrir a una
Su padre nunca habló. Le pegaba, generalmente con un solo golpe, imagen fija para suturar el agujero que se abre en la significación, y
fuerte, en la nuca. tratar a la vez, a través del ayuno o rechazo de la incorporación, el
Gimena me relata cómo su mundo ha ido desorganizándose cada goce que comienza a invadir su cuerpo. En un tercer momento, el
vez más: pasa días sin dormir, luego duerme mucho. Toca el piano por desenganche del Otro se acentúa al mudarse sola y ser abandonada
muchas horas, o tiene charlas interminables con sus amigos. Comienza por el novio, fracasando el recurso al ayuno. El sueño de las mujeres
a comer y no puede parar. O ayuna por días. muertas indica la insuficiencia del recurso a la imagen para ella: se
Una noche, siente pasos en la casa. Abrían la canilla del patio, sen- trata de la feminidad como muerta y mala, como una pura imagen
tía el sonido del agua al correr. No podía mover la cabeza. Siente que la superficial, sin cuerpo. En ese momento de pasaje de la anorexia a la
persona se le acerca, levanta un balde y se lo tira. Luego toca en el piano bulimia, es posible ubicar un retorno de goce sobre el cuerpo.
una canción rítmica, alegre, pero que le da miedo, ya que no sabe si la
persona es buena. Luego, la persona se va.
Dice: “La cosa rara es que me tire un balde de agua. Si no, era yo e) La anorexia o bulimia como resultado del soltamiento del
misma en otro tiempo. Parecía yo, pero me daba miedo. No podía con- registro de lo simbólico.
trolar mi cuerpo, era una fuerza ajena que me tenía atada a la cama”. Tal es el caso de Victoria, quien consulta a los veintiún años, a causa
Gimena me relata incontables sueños. En ellos, su cuerpo femenino de sus dificultades con el estudio. Le cuesta mucho estudiar, le dedica
pasa sin transición de escenas de seducción a escenas de pérdida del con- todo su tiempo, se pone nerviosa antes de los exámenes, y finalmente le
trol esfinteriano, de la bikini sexy al osito de peluche. va bastante mal. A veces durante el examen tiene “lagunas mentales”, y
O la madre cocina algo que finalmente resultan ser gusanos. no puede continuar.
En un sueño vienen unas mujeres muertas, malas: “son personas que Por otra parte, Victoria afirma no disfrutar de la vida, tener “mie-
no se muestran en el interior, que son más bien manipuladoras, que es- dos feos”, no sabe a qué, y no tener consuelo. Asegura que su carrera le
tán siempre muy bien arregladas, que tienen una muy buena imagen”. gusta, y que quiere resolver su dificultad.
Gimena lucha con su imagen. Quiere estar flaca, pero come y no puede Me impresiona como una joven desvitalizada. Tiene la mirada va-
parar, lo que hace que comience a engordar. Se reprocha ser tan super- cía, como perdida en un punto del infinito. Los encuentros se desarro-
ficial, quisiera no preocuparse por su imagen, pero es una obsesión que llan en un clima monótono, opresivo, en el que Victoria a veces sale del
se le impone con fuerza. silencio relatando en tono desafectivizado pequeños hechos intrascen-
dentes. Es muy de a poco, y siempre a raíz de preguntas mías, que se
En este caso es posible ubicar desenganches progresivos del Otro van situando las coordenadas de esta posición casi ausente que presenta.
a partir de la mudanza de ciudad. Mi hipótesis consiste en que, al De niña vivía con sus padres y ambas abuelas, que la cuidaban.
soltarse el registro imaginario, en este caso se produce una irrupción Los padres nunca pudieron separarse de sus propias madres. De hecho,
de lo real en el registro de lo simbólico, afectando fundamentalmen- cuando su abuela materna enfermó, su madre decía que se quería mo-
te al nivel de la significación, lo que determina ese primer momento rir, irse con sus padres. Cuando esta abuela falleció, alrededor de sus
del desanudamiento en que Gimena debe encerrarse durante horas catorce años, su madre entró en una depresión severa. Ella se ocupó de
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cuidarla. Dice al respecto: “Antes yo siempre sentí que para mi mamá Mi hipótesis en este caso es que se trata de una psicosis de las
era más importante mi abuela que yo. Cuando se repuso, estaba pen- llamadas “ordinarias”, en la que no es posible ubicar un momento
diente de mí”. de desencadenamiento franco. Sin embargo, sus lagunas mentales
Victoria recuerda su infancia marcada por el silencio y el aislamien- y su extrema dificultad para incorporar significantes (que se mani-
to. No hablaba, no buscaba contar sus cosas. Cuando se angustiaba, se fiesta fundamentalmente en el plano del estudio, pero también en
encerraba. Pero cuando estaba bien, también lo hacía. la extrema pobreza de su decir), me parecen dar cuenta de un sol-
De niña siempre soñaba que iba a alta velocidad y caía. Incluso tamiento del registro de lo simbólico, que en este caso tiene como
hoy en día se repite un sueño en el que simplemente cae. Alrededor de consecuencia una irrupción de lo real en lo imaginario, que se ma-
sus nueve años, comienza con unos extraños dolores musculares que le nifiesta en los efectos de la caída en la infancia de Victoria.
duraron dos años, que habían empezado luego de caer esquiando. Las Victoria parece encontrarse ubicada entre la no-mirada del Otro
circunstancias: Victoria estaba mal porque tenía que usar anteojos. En materno y la mirada fulminante del padre, que fulmina su femi-
la caída, da con los anteojos de cara en la nieve. Se pone muy, muy mal, nidad, mirada que parece hacerse presente, sin mediación, en los
hay algo que no alcanza a decir con palabras en ese punto. anteojos de la infancia. La bulimia parece presentársele entonces
Victoria nunca disfrutó de la vida, todo es obligación para ella. En como un recurso para tratar esa mirada fulminante que la invade al
la adolescencia pasó de la tristeza al enojo. Le decían “la malhumora- comenzar a ubicarse como mujer al lado de un varón.
da”. Su padre siempre miró con malos ojos sus salidas adolescentes con La tristeza y el malhumor permanentes de Victoria me parecen
amigas o novios, reclamándole que ella se interesaba más por sus amigas indicar esa cobardía moral que puede llegar al rechazo del incons-
que por su familia. Varias veces irrumpió en los lugares en que ella se ciente, señalada por Lacan en “Televisión” al referirse a la melanco-
encontraba, obligándola a volver a casa, totalmente en silencio, mirán- lía psicótica.
dola de un modo fulminante.
Recién después de un año de repetirse estos monótonos encuentros (en
los que no hacía ningún intento por dejar de encarnar esa nada mortí- f) La anorexia o bulimia como resultado del soltamiento del
fera que de otro modo la invadía), Victoria me confiesa su bulimia: “Te registro de lo real.
voy a contar algo que nunca te conté. No quiero que te asustes. Hace Tal es el caso de Verónica, quien llega tarde a la primera entrevista,
cuatro años como y después vomito. Empecé cuando me puse de novia ya que no sabía cómo debía vestirse ese día. Llorando me pregunta si es
por primera vez. También estaba enferma mi abuela. Yo estaba insegu- así como debía venir: “No sé, porque azul puede ser a-suelo, sin suelo,
ra con mi cuerpo, no me veía bien. Antes de comer sentía miedo, no sé y yo no estar aquí”. Había tratado de descifrar sentidos ocultos en
de qué. Me compraba un montón de cosas, las comía sola. Me ponía las palabras de los locutores de la radio, que la guiaran respecto de su
nerviosa, después vomitaba. Nunca lo hablé con nadie.” “Siempre me vestimenta. El problema se centraba fundamentalmente en qué color o
sentí mal con mi cuerpo”. Este “sentirse mal con su cuerpo” adquiere colores debía usar para poder salir. “Esto me pasa siempre, por eso casi
un estatuto holofrásico en su decir: no se puede abrir, no se dialectiza, no salgo de mi casa. Hay veces que me parece que ya está, y después me
no hay otras marcas ni recuerdos, más que aquella caída en la que se doy cuenta de que no, por ejemplo, que el marrón es un tachón, entonces
transforma en dolor. estoy tachada, no existo.”
En muy contadas ocasiones da con la ropa justa, son momentos en
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los que todo se acomoda y ella es feliz. Podría decirse que en esos mo- alivio, procurado por el tratamiento en el sufrimiento del sujeto,
mentos, simplemente es. el psicoanálisis nos enseña que muchas veces dichos efectos van a
Verónica consulta porque hace poco comenzó a no entender “el idio- contramano de la finalidad de un psicoanálisis.
ma de la gente”. Se pasa el día y la noche interpretando lo que oye, No se trata entonces para nosotros meramente de conseguir di-
y todo gira alrededor de si ella existe o no, siempre en función de la chos efectos sino de poder fundamentar en qué son psicoanalíticos,
vestimenta. Un resultado del insomnio es que tiró todos sus camisones y en qué se distinguen, por ejemplo, de los resultados terapéuticos
piyamas, ya que debía estar despierta, vestida de día, para no desapa- de una psicoterapia. Es decir, a qué tipo de modificación del su-
recer en el sueño. jeto acompañan. Esto no implica, como ya señalaba Lacan en su
Por otra parte, Verónica prácticamente no come desde que se desen- Seminario sobre Los cuatro conceptos fundamentales del psicoaná-
cadenó su psicosis, poco tiempo antes de consultar. Adelgaza rápidamen- lisis[1], que la preocupación terapéutica no esté en el centro de la
te, ya que no se acuerda de comer. Podría decirse que Verónica no tiene dimensión ética del psicoanálisis.
cuerpo, y que una consecuencia de ello es su anorexia. Sólo toma algunos
líquidos por insistencia de su madre. Pero rechaza todo alimento sólido. Antes de entrar entonces en el terreno de los resultados terapéu-
ticos en anorexias y bulimias en función de los agrupamientos que
En este caso es posible situar la anorexia como un resultado del propuse anteriormente, me interesa dejar planteada alguna conside-
soltamiento del registro de lo real, que da peso y volumen al cuerpo, ración respecto del lugar del síntoma en el resultado terapéutico del
quedando entonces el mismo a expensas de la invasión del registro psicoanálisis.
simbólico en el imaginario: su cuerpo se ha reducido al semblante, La psicoterapia busca restablecer un estado anterior, apelando,
es una imagen siempre en suspenso, a expensas de los vaivenes del según la línea de que se trate, a diferentes recursos que apuntan a la
significante. Es también lo que le ocurre con lo que ella llama “el reducción o al silenciamiento del síntoma. No es lo que ocurre con
idioma de la gente”: la invasión de la materialidad significante en el el síntoma en el abordaje psicoanalítico. El psicoanálisis verifica que
registro de lo imaginario, sin la separación que establece lo real, le el síntoma es irreductible y, por ende, necesario, dado que siempre
impide la comprensión, el efecto de significación compartido. hay algo que no anda, que se pone en cruz para impedir que las co-
Su ser está “prendido con alfileres” al cuerpo imaginario, que sas funcionen, o, dicho en otros términos, que hacen a la repartición
cual barco a la deriva, sufre los embates de las oleadas del signifi- de los registros en el nudo, siempre hay lapsus del nudo. De ningún
cante, siguiendo sus avatares sin nada que lo lastre, que lo ancle en modo se trata entonces en nuestro campo de obtener una reducción
lo real. o eliminación del síntoma. En todo caso, los resultados terapéuticos
del psicoanálisis se verificarán en las transformaciones que sufrirá el
mismo a lo largo del tratamiento. Se trata para nosotros entonces
I. Los resultados terapéuticos en el psicoanálisis de un esfuerzo de fundamentación que nos separa de toda posición
pragmática alejada de la dimensión ética que nos orienta.
No va de suyo lo que es un resultado terapéutico para el psi- Ahora bien, una vez localizada la dimensión ética de nuestra ex-
coanálisis. Ya que si bien podemos recurrir a cierto consenso gene- periencia, una vez orientados por la irreductibilidad del síntoma, no
ralizado que calificaría de ese modo a cualquier mejoría, bienestar, retrocederemos ante la posibilidad de ser pragmáticos.
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II. Los resultados terapéuticos en las anorexias y bulimias: las b) En el caso de Lucila habíamos ubicado a la anorexia como
transformaciones del síntoma síntoma en una histeria, síntoma que por un lado manifestaba el
rechazo al Otro materno “pura madre”, y que por otro realizaba,
En este apartado intentaré transmitir los resultados terapéuticos bajo la modalidad de la represión, un fantasma de seducción por
del psicoanálisis en anorexias y bulimias en dos planos: el singular parte del padre. El trabajo de construcción del fantasma le posibilitó
y el particular. a Lucila despegar de su anorexia, relanzándose su deseo hacia otros
A) En el plano singular, intentaré transmitir algunos resultados hombres, que tendrán marcados rasgos del padre, y respecto de los
terapéuticos del psicoanálisis en las anorexias o bulimias que presen- cuales ella se ubicará como amante, “pura mujer”. Actualmente, lue-
taban los pacientes propuestos por mí como ejemplo en cada uno de go de seis años, Lucila continúa su análisis. De la anorexia sólo le
los puntos del apartado 2). queda esa marca, que tenía en común con otros síntomas, de llegar
B) Para concluir, en el plano particular, situaré algunas conside- al extremo en una posición en que deseo y rechazo del deseo se uni-
raciones generales acerca de lo que puede ser un resultado terapéu- fican, marca en la que su análisis opera introduciendo una hiancia,
tico del psicoanálisis en cada una de las posibilidades que propuse una separación.
en el apartado 2) como función del síntoma anoréxico o bulímico.
Aclaro en este punto que me estoy refiriendo ahora al síntoma en un c) En el caso de Carla habíamos ubicado a la anorexia como co-
sentido amplio, y no en el sentido restringido que le di en el punto rrelativa de una insuficiente constitución de la estructura neurótica,
b) del apartado 2). detenida en el fantasma de la propia desaparición. Carla continúa su
tratamiento desde hace tres años. La posibilidad de salida del riesgo
A) clínico, y de recuperación de un peso mínimo estable, estuvo dada
a) En el caso de Lucrecia habíamos ubicado en el momento de por el trabajo con las identificaciones narcisistas, melancólicas, con
desencadenamiento de su anorexia una suspensión de la estructura el abuelo paterno muerto por suicidio, con un primo toxicómano
neurótica. La dirección de la cura, que continúa desde hace ocho asesinado, y finalmente, con su único novio, también toxicómano,
años, se orientó en la vertiente de la actualización de dicha estructura, muerto de una sobredosis al poco tiempo que ella lo dejara, todo lo
en este caso histérica, por medio del restablecimiento de la función cual había ocurrido pocos meses antes del desencadenamiento de su
paterna por parte de la analista. Este movimiento fue iniciado luego anorexia. Este resultado se produjo en los primeros meses de trata-
de despertar el interés de la paciente por saber, interés que, como miento, luego de los cuales el tratamiento de Carla se orientó en la
habíamos señalado, había quedado sofocado en el momento de sus- vía sublimatoria, en el campo de su saber-hacer con la imagen, pero
pensión de la estructura. El resultado terapéutico de esta operación se que toma cuerpo a partir de un trabajo de escritura cada vez más
manifestó más claramente en otros lugares de la estructura que en su decidido. En varias de las historias que escribe podemos ubicar un
anorexia, que se modificó mínimamente. Si bien actualmente cuenta destino de su síntoma anoréxico: casi como sombra del protagonis-
con otros recursos que la eximen de la nominación imaginaria, Lucre- ta, suele hacerse presente una imagen de algún modo virtual, de un
cia mantiene cierto rechazo del alimento, no ya del lado de armarse el ser evanescente, que sólo es vista por el protagonista. En este punto
cuerpo, sino de cierto desinterés histérico por los asuntos “carnales”, se ha operado efectivamente esa segunda vuelta que faltaba sobre el
razón, entre otras, por la que continúa su tratamiento. fantasma, lo que le permite a Carla salir del fantasma de la propia
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desaparición, construyendo una escena en la que la mirada se hace comenzar a relacionarse con un muchacho. En el tratamiento de
presente en un fantasma singular. Victoria, que prosigue desde hace cuatro años, parece haber sido
la mera direccionalidad al Otro, así como el pasaje por la palabra,
d) Habíamos ubicado la anorexia de Gimena como un intento una y otra vez, de ese “sentirse mal con su cuerpo”, lo que posibilitó
de recurrir a una imagen fija para suturar el agujero que se le había cierto alivio paulatino de ese malestar, que desembocó en el cese de
abierto en el campo de la significación, y tratar a la vez, a través del la práctica del vómito, hace dos años. Por otra parte, constata que
rechazo de la incorporación, el goce que comenzaba a invadir su estudiando en exceso no le va mejor, de modo que comienza a hacer
cuerpo, y el pasaje de la anorexia a la bulimia como un efecto de otras cosas, lo que la alivia. También comienza, no sin dificultad, a
un retorno de goce sobre el cuerpo. Su tratamiento duró algo más practicar la pintura, que se presenta como la única actividad de la
de dos años, verificándose toda una serie de resultados terapéuticos. que extrae placer. Finalmente, se encuentra con un muchacho que
Con respecto a su bulimia, fue decisiva una intervención de la ana- la hace sentirse querida por primera vez. No es casual que se trate
lista cuando ella hablaba de su gusto por la cocina en una sesión. Le de alguien que le dice que le interesa cómo es ella por dentro, no su
indiqué en ese momento que ella podría comer cosas más elabora- imagen. Actualmente Victoria continúa el tratamiento, ya que aún
das, a partir de lo cual comenzó a cocinar con esmero, desplegando no ha logrado recibirse, y asegura que sólo viniendo encuentra la
una actividad con el alimento en ese espacio vacío en el que no seguridad suficiente como para continuar con sus estudios.
incorporaba, lo que introdujo un límite, estabilizando su peso. Por
otra parte, Gimena logró también en ese tiempo elevar el vestido f ) En el caso de Verónica, habíamos situado la anorexia como
al rango de un arte, transformando sus vestimentas en obras, cada un resultado del soltamiento del registro de lo real, que da peso y
vez más elaboradas, con su cuerpo, lo que por otra parte encontró volumen al cuerpo, quedando el mismo a expensas de la invasión
su lugar, incluso de reconocimiento, en el ambiente artístico al que del registro simbólico en el imaginario, lo mismo que le ocurre con
pertenece. De ese modo pudo “vivificar” su interés por la imagen, el discurso común (“el idioma de la gente”). Si bien el tratamiento
sacándolo del desprecio en que se encontraba. La posibilidad de de Verónica se vio interrumpido antes del año, cuando esto ocurrió,
encontrar un modo de relación con un hombre, sin sexo y casi en Verónica ya había vuelto a incorporar alimentos. La dirección de
ausencia, sostenida por el gusto en común por la lectura de ciertos la cura se orientó en la vía del trabajo con dos recursos que la mis-
autores y la música, y el lograr la introducción de un punto de ca- ma paciente trajo: el inglés y la computación, en una combinación
pitón en su trabajo de escritura, llevaron a Gimena a proponerme original inventada por ella, pasaron a funcionar como una suerte
distanciar nuestros encuentros, hasta finalmente dejar de vernos, ya de lengua fundamental que le permitía traducir “el idioma de la
que, según sus palabras, llegó a sentir que incorporó como algo sóli- gente”, lo que tenía como consecuencia que ella pudiera vestirse
do lo que hacíamos en el tratamiento, que eso la orienta, y que aun- como debía. Podría decirse que este trabajo le permitió volver a
que a veces está mal, puede volver a retomar sus cosas por su cuenta. darse un cuerpo, y al hacerlo, pudo volver a comer. Un mal mane-
jo de la transferencia en ocasión de una intervención del padre en
e) Habíamos ubicado la bulimia de Victoria como un recurso el tratamiento provocó el surgimiento de la transferencia negativa,
utilizado para tratar el goce que, bajo la modalidad de una mirada persecutoria, y la consiguiente interrupción del tratamiento.
que fulmina su feminidad, se hace presente en su adolescencia al
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B) En las neurosis: fragmentario. En estos casos proponemos que se trata de una estruc-
a) La anorexia o bulimia como inhibición, en el campo de la tura neurótica detenida en su constitución, no acabada, anclada al
nominación imaginaria. fantasma de la propia desaparición como momento constitutivo del
Cuando la anorexia o bulimia funcionan en la estructura del sujeto. Los resultados terapéuticos son diversos, y a veces pobres, en
lado de la inhibición, se trata efectivamente de una inhibición del estos casos. En el mejor de los casos se consigue continuar con la
despliegue simbólico, detenido por una nominación imaginaria. Es- constitución de la estructura en el tratamiento. Son aquellos casos
tos casos, en los que proponemos que hay una estructura neurótica en los que es posible contar con una transferencia sólida, en los que
suspendida, los resultados terapéuticos son consecuencia de la ac- hay una fuerte apuesta por el tratamiento del lado del paciente, y el
tualización de dicha estructura como efecto del restablecimiento de semblante paterno es el que orienta, al menos en un primer tiempo,
la función paterna. Este restablecimiento posibilita el relanzamiento la posición del analista.
del trabajo analítico en el registro de lo simbólico, trabajo que habi- Otras veces, como en el ejemplo presentado, se trata más bien
lita nuevos modos de anudamiento que le quitan fijeza, presencia y de una resolución de la vertiente mortífera de la anorexia o bulimia
unicidad al recurso a lo imaginario. en la vía de la sublimación. Quizás el mayor resultado terapéutico
del psicoanálisis con estos casos sea no psiquiatrizarlos ni entregar-
b) La anorexia o bulimia como síntoma, en el campo de la no- los al silencioso tratamiento médico, dándoles la posibilidad de un
minación simbólica. espacio verdaderamente Otro en el que desplegar lo singular de su
En algún sentido, son los casos en los que está más facilitado el padecimiento.
abordaje psicoanalítico, ya que es el registro simbólico el que está
predominando en la estructura. Son también, como ya situaba La-
can en Dos notas sobre el niño, los casos más complejos, dada la múl- En las psicosis:
tiple determinación significante del síntoma. Los resultados tera-
péuticos que se consiguen en estos casos suelen ser los más notables, d) La anorexia o bulimia como resultado del soltamiento del
dada la plasticidad del síntoma en tanto nominación simbólica. Son registro imaginario.
casos en los que efectivamente la anorexia o bulimia quedan atrás, En estos casos el resultado terapéutico es la consecuencia direc-
porque no son más que una manifestación posible del síntoma en ta del modo en que el sujeto se las arregla para volver a anudar el
tanto real. registro imaginario, y cuando hablamos de anudarlo nos referimos,
como ocurre con Gimena, a que este registro vuelva a dejarse atra-
c) La anorexia o bulimia como angustia, en el campo de la no- vesar por los otros dos: simbólico y real. Tanto la materialidad con
minación real. la que se realizará dicha operación, si es que llega a realizarse, como
Estos casos muchas veces presentan dificultades diagnósticas, y la solidez y estabilidad de esa operación, hacen a lo más singular del
suelen ser los casos más graves dentro del campo de las neurosis, tratamiento de las psicosis, y dependen casi absolutamente de los
ya que la anorexia o bulimia es en ellos un síntoma del desanu- recursos con que cuenta el paciente. El resto corre a cuenta de un
damiento de la estructura, siendo la nominación real un recurso analista que funcione como habilitador de la operación.
insuficiente para tratarlo, en la medida en que lo real es disperso y
316 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 317
e) La anorexia o bulimia como resultado del soltamiento del re- Bibliografía
gistro simbólico.
Estos casos de psicosis en los que no encontramos perturbacio- Lacan, J. (1975) “El saber del psicoanalista”, clase del 21 de enero de
nes del lenguaje -y que por ello siempre plantean dificultades diag- 1975, inédito.
nósticas- son especialmente difíciles en su abordaje psicoanalítico,
ya que es justamente el registro de lo simbólico el que le ofrece a la
estructura la variedad necesaria para urdir una trama que la anude Notas
con solidez. Como ocurre con el caso de Victoria, dado como ejem-
plo, suelen hacer a la ardua tarea, tan imposible, del tratamiento de 1. Cuando decía que, “hasta cierto punto, es el penar de más de los
la melancolía, que se caracteriza dentro del campo de las psicosis, pacientes lo único que justifica nuestra intervención como analistas”.
justamente por la frecuencia con que presenta trastornos alimen- Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales
tarios. En muchos de estos casos el tratamiento es efectivamente del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1986, pág.172.
inacabado, pueden durar mucho tiempo, incluso volverse necesario, 2. Y que, hasta donde sé, no se encuentra en ediciones en español.
es decir, que finalmente es el tratamiento mismo el que anuda la
estructura. Los resultados terapéuticos serán la consecuencia de la
introducción de una distancia, un agujero, entre imaginario y real,
por donde la incorporación se vuelva posible.
f ) La anorexia o bulimia como resulado del soltamiento del re-
gistro real.
Son casos caracterizados por la levedad del ser, tal como ocurre
con la famosa Srta. B de una presentación de enfermos llevada a
cabo por Lacan.[2] Es por ello que con frecuencia los resultados te-
rapéuticos, si se obtienen, adolecen también de levedad, transitorie-
dad. Cuando es el registro de lo real el que no se anuda, todo pierde
peso en la estructura, aún los resultados que se obtienen. Cuando
esto ocurre, son el efecto de alguna operación de escritura, opera-
ción, que no se reduce, por supuesto, a la acción de escribir, sino
que implica un acto que marca, que cava una huella, otorgándole
a lo imaginario esa profundidad que le falta en estos casos. Como
ocurre en el caso de Verónica, esa operación, al volver a darle volu-
men y peso al cuerpo, restablece la posibilidad de la incorporación.
Agosto 2005.
318 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 319
Topología de los sueños (*)
I. El reino de lo imaginario
- “Ahora está soñando –dijo Tweedledee- ¿y con qué crees que
sueña?
- Nadie puede saberlo –dijo Alicia.
- ¡Vaya! ¡Sueña contigo! –exclamó triunfal Tweedledee, batiendo
palmas. Y si dejara de soñar contigo, ¿dónde supones que estarías?
- Donde estoy ahora, por supuesto –dijo Alicia.
- ¡No! –replicó desdeñosamente Tweedledee- No estarías en nin-
gún lado. ¡Sólo eres una criatura en su sueño!”
Les propongo sumergirnos a través de este fragmento de Alicia
a través del espejo en el espacio del sueño, que es el reino de lo ima-
ginario.
Como señalaba Freud en su “Complemente metapsicológico a
la doctrina de los sueños” (1), el irse a dormir conlleva un desves-
tido corporal y psíquico. El dormir es una regresión al narcisismo
primitivo y a la etapa de satisfacción alucinatoria del deseo, ya que
el sueño es absolutamente egoísta. En el sueño estamos sumergidos
en este reino de lo imaginario que evita, que esquiva con mayor o
menor habilidad lo real.
En el capítulo 7 de “La interpretación de los sueños”, titulado
“Psicología de los procesos oníricos” (2), Freud señala a la represen-
tación por imágenes como el carácter más notable del sueño. Toma
de Fechner la idea de que los sueños se desarrollan en una escena di-
ferente de aquella en la que se desenvuelve la vida de representación
320 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 321
despierta, escena que es admirablemente descripta por L. Carroll en de lo preconciente, por lo que se liga la excitación en el trabajo del
“Alicia en el país de las maravillas”. Freud introduce la idea de una sueño. La carga que sale de lo preconciente al encuentro del sueño
localidad psíquica, que esquematiza con el esquema del peine. convertido en percepción, carga que ha sido guiada por la excitación
de la conciencia, liga la excitación inconsciente del sueño y lo hace
P M inofensivo:
P Mn Mn Icc Pcc
M
Freud señala que este esquema es la realización de la hipótesis
de que el aparato psíquico tiene que hallarse construido como un
aparato reflector, de modo que el proceso de reflexión es el modelo
de todas las funciones psíquicas. Freud propone representarnos el II. La lógica del sueño: lo simbólico al servicio de lo imaginario
aparato anímico como un instrumento compuesto por instancias o
sistemas, introduciendo la idea de una orientación espacial constan- En el capítulo 6 de “La interpretación de los sueños”, titulado
te entre ellos, a la manera de las lentes de un telescopio. “La elaboración onírica” (4), Freud desgaja las distintas operaciones
En efecto, el esquema del peine freudiano es un esquema óptico, lógicas que acontecen en la construcción de un sueño, operaciones
tal como lo propondrá J- Lacan al comienzo de su enseñanza (3). que Lacan va a reducir a las dos fundamentales en juego en la lógica
Recordemos el funcionamiento del esquema del peine freudiano: en del significante: condensación y desplazamiento, que coincidirán
el sueño, al estar cerrado el acceso al polo motor se produce un mo- con metonimia y metáfora, lo que va a ejemplificar en “La dirección
vimiento regresivo que lleva a la formación de las imágenes oníricas. de la cura y los principios de su poder” (5) con el sueño de la Bella
Freud indica que la diferencia entre el camino regresivo propio de la Carnicera (6):
vigilia -que llega hasta las huellas mnémicas, permitiendo el recuer- “Quiero dar una comida, pero no tengo en mi despensa sino
do- y el que se realiza en el sueño, que llega hasta la alucinación, es un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir de compras, pero
que el trabajo de elaboración del sueño logra transmutar totalmente recuerdo que es domingo por la tarde, y todos los almacenes están
los valores psíquicos, despojando de su intensidad a unas represen- cerrados. Pretendo llamar por teléfono a algunos proveedores, pero
taciones para transferirlas a otras. Esta modificación consigue cargar el teléfono está descompuesto. Así debo renunciar al deseo de dar
el sistema P hasta la completa vitalidad. una comida”.
En efecto, Freud plantea que el deseo del sueño es la búsqueda En él Lacan distingue las dos dimensiones del deseo: un deseo de
de la identidad de percepción, por eso nos muestra el funciona- deseo, que es la necesidad de crearse un deseo insatisfecho – dimen-
miento primario del aparato psíquico. Lo que ocurre con la excita- sión metonímica- y un deseo sustituido por otro deseo, dimensión
ción inconsciente en el sueño es que queda sometida a la influencia en la que se despliega la metáfora.
322 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 323
Por otra parte, cuando Freud se refiere a los medios de represen- bólico se subordina a lo imaginario, como le ocurre a Alicia a través
tación del sueño, intenta dar cuenta de la lógica de las imágenes del del espejo.
sueño. Es así como nos enteramos de que éste:
1) Reproduce la coherencia lógica como simultaneidad.
2) Representa la causación por sucesión. III. El tiempo y el espacio en el sueño.
3) La alternativa no encuentra representación en el sueño.
4) Prescinde del principio de contradicción. Encontramos que tanto el tiempo como el espacio encuentran
5) Las relaciones lógicas de analogía, coincidencia o contacto en el sueño una extraña continuidad que hace que lo anterior pueda
son representadas mediante la síntesis en una unidad. ocurrir después, así como el espacio puede transformarse capricho-
6) “Inversamente” o “por el contrario” se exteriorizan como in- samente, como ocurre también en “Alicia en el país de las maravi-
versión de un fragmento del contenido manifiesto. llas”, en pasajes tales como la escena del té, las transformaciones del
7) Los elementos hiperintensos son resultado de una mayor la- tamaño de su cuerpo, las lágrimas que se transforman en río, etc.
bor de condensación. Esto nos indica que en el sueño está en juego una topología sin-
8) La imposibilidad de realizar algo en un sueño es un no. gular, a la que habitualmente no tenemos acceso, de allí que Freud
9) La sensación de parálisis representa un conflicto de la voluntad. lo calificara de la vía regia hacia el inconsciente.
10) La inclusión de un sueño en el sueño es equivalente a que no
hubiese sucedido, así como calificar de soñada una parte del sueño
es quitarle su valor. IV. Lo real en el sueño.
11) El sector del chiste verbal es de gran importancia porque la
palabra es un punto de convergencia de múltiples representaciones. ¿Qué dice Freud acerca de lo real en el sueño? En el capítulo II
12) Es fundamental el cuidado de la representabilidad, ya que (“El método de la interpretación onírica”(7)) de “La interpretación
entre las diversas conexiones accesorias a las ideas latentes esenciales, de los sueños” señala: “Todo sueño presenta por lo menos un frag-
será preferida aquella que permita una representación visual y la mento inescrutable, como un cordón umbilical por el que se hallase
elaboración onírica no rehuirá el trabajo de fundir primero en una unido a lo incongnoscible”.
distinta forma verbal la idea plástica irrepresentable plásticamente si Por otra parte, en el capítulo VII (“La psicología de los procesos
con ello ha de conseguir darle una representación. oníricos” (8)) plantea lo siguiente: “En los sueños mejor interpreta-
13) Marcinowski descubre en los dibujos de paisajes de sueños dos solemos vernos obligados a dejar en tinieblas determinado punto,
representaciones del cuerpo humano, genitales, etc. pues advertimos que constituye un foco de convergencia de las ideas
14) La elaboración onírica se sirve de todos los medios que en- latentes, un nudo imposible de desatar, o sea el punto por el que se
cuentra a su alcance, aparezcan o no lícitos a la crítica del pensamien- halla ligado a lo desconocido [término este último que Lacan preferirá
to despierto. Suele hacer caso omiso del sentido que poseían las pala- traducir por lo no reconocido]. Las ideas latentes descubiertas en el
bras en las ideas latentes, atribuyéndoles otro completamente nuevo. análisis no llegan nunca a un límite y tenemos que dejarlas perderse
Si seguimos todos estos puntos ya no queda duda de que la ló- por todos lados en el tejido reticular de nuestro mundo intelectual”.
gica del sueño es una lógica de lo imaginario, ya que en ella lo sim- Propongo ubicar en este ombligo del sueño, al que Freud no deja
324 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 325
de referirse siempre en términos topológicos, como un real respec- En el esquema óptico encontramos los tres registros distribuidos
to del cual la actividad onírica en tanto tal constituye una defensa de la siguiente manera: las flores, a, son el real pulsional, el jarro, i( ),
del soñante. Freud planteará que en ocasiones ese trabajo del sueño el velo imaginario que recubre ese real, mientras que tanto el espejo
-que es una defensa frente a lo real- fracasa, provocando el despertar. plano como la línea que va del sujeto al Ideal hacen presente la par-
Los sueños de angustia son entonces sueños en los que el soñante no tición de lo simbólico que funciona como mediación posibilitadora
logra evitar el encuentro con lo real. del anudamiento entre imaginario y real, i(a).
En la topología del sueño se trata entonces del modo en que los
tres registros se anudan. Distinguiremos entonces distintas figuras
V. La topología del sueño topológicas para diferentes estatutos del sueño.
Cuando Lacan recurre al esquema óptico de la experiencia del a) El sueño “normal”
ramillete invertido para dar cuenta de la constitución de la imagen Para referirnos a la topología del sueño nos interesa especialmen-
especular se apoya en la descripción freudiana del aparato psíqui- te el estatuto de esta imagen, ya que es ella la que, en el desvestido
co como un aparato óptico, citando en su seminario (9) al Freud psíquico o repliegue narcisista al que hacía referencia Freud, coman-
de la Traumedeutung en el siguiente pasaje: “…representarnos el da de algún modo la función del sueño. Topológicamente podemos
instrumento puesto al servicio de las funciones anímicas como un figurarla como un toro agujereado en el que lo imaginario envuelve
microscopio compuesto, un aparato fotográfico o algo semejante. a lo real en la medida que se despliega a distancia del agujero inquie-
La localidad psíquica corresponderá entonces a un lugar situado en tante, el agujero de lo simbólico que es lo más real de lo simbólico:
el interior de este aparato, en el que surge uno de los grandes preli-
S
minares de la imagen…(10)”

Espejo
y S SI
i a
a a¹
i¹(a)
i(a) Podemos trazar en el exterior de este toro el recorrido del sueño
A
como unas vueltas concéntricas a lo largo del toro que se desvían al
C acercarse al agujero, evitándolo:
x

326 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 327
sueño como una caída irremediable en el agujero, por lo que si el
recorrido continuara, lo haría ya en el interior del toro, directamen-
te en lo real:
S
i
Éste me parece ser el estatuto topológico de la mayoría de los
sueños, ya que en ellos lo imaginario envuelve a lo real en la medida
a
que se despliega a distancia de ese agujero inquietante. Como ocurre
en el sueño de la bella carnicera, en el que la espiritual histérica se
mantiene a distancia del agujero en lo simbólico que es lo femenino, La caída en el agujero es un momento de reversión del toro, que
alejándose de ese real irrepresentable a través de toda una serie de provoca el despertar, y con él, la vuelta al mundo de la representa-
movimientos (metáfora, metonimia) que le posibilitan defenderse ción, al estado anterior del toro:
de su feminidad a través de la identificación histérica.
En el mismo orden situaría el sueño de la noche anterior al entie- S S
rro de su padre, que relata Freud en el capítulo VI de “La interpre-
tación de los sueños” (“La elaboración onírica” (11)). Les recuerdo a i
el texto del mismo: ve un anuncio impreso –semejante a los que i e
en las salas de espera de las estaciones recuerdan la prohibición de
fumar- en el que se lee la frase siguiente: “se ruega cerrar los ojos” o
“se ruega cerrar un ojo”. Freud lo interpreta en una doble vía: por
un lado en relación con la sencillez del velorio de su padre, por otro Lo que despierta… Para seguir durmiendo
como haber llegado tarde al entierro. Finalmente la interpretación
indica un sueño de autorreproche, en el que se pide indulgencia. Ya En este punto haremos referencia a tres sueños:
la interpretación que hace Freud del sueño nos muestra hasta qué - En el capítulo VII de “La interpretación de los sueños”, Freud
punto él mismo está “cerrando los ojos” ante aquello de lo que se refiere un sueño de angustia que tuvo entre los siete y ocho años: su
trata: del agujero que es en lo simbólico la muerte, particularmente madre era traída a casa y llevada a su cuarto por dos o tres personas
la muerte del padre, agujero traumático que lo llevó a esa tarea titá- con picos de pájaro, que luego la tendían en el lecho. Freud señala
nica de la escritura de “La interpretación de los sueños”. que despierta angustiado ante la idea de la muerte de su madre,
pero que ésta ya era una elaboración secundaria, ya que el punto de
b) El sueño de angustia angustia que lo despertó era sexual (12).
Para interrogar el estatuto topológico del sueño que despierta, - El sueño fundamental estudiado por Freud en este aspecto es
el sueño de angustia, les propongo situar el fracaso del trabajo del el que conocemos por la frase “Padre, ¿no ves que ardo?”, referido
328 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 329
en el mismo capítulo que el anterior: “Un padre asistió noche y día repite luego de la escena del lago: “Hay fuego en mi casa. Mi padre
a su hijo mortalmente enfermo. Fallecido el niño, se retiró a una ha acudido a mi alcoba a despertarme y está en pie al lado de mi
habitación vecina con el propósito de descansar, pero dejó la puerta cama. Me visto a toda prisa. Mama quiere poner aún en salvo el
abierta a fin de poder ver desde su dormitorio la habitación donde cofrecito de las joyas. Pero papá protesta: “no quiero que por causa
yacía el cuerpo de su hijo, rodeado de velas. Un anciano a quien se de su cofrecito ardamos los chicos y yo”. Bajamos corriendo. Al salir
le encargó montar vigilancia se sentó próximo al cadáver, murmu- a la calle despierto” (15).
rando oraciones. Luego de dormir algunas horas, el padre sueña Freud lee este sueño como una reacción al suceso del lago, inter-
que su hijo está de pie junto a su cama, le toma el brazo y le susurra pretando que ella se refugia en su padre por temor al hombre que la
este reproche: “Padre ¿entonces no ves que me abraso?”. Despierta, desea. Se trata nuevamente aquí, como en el sueño de los picos de
observa un fuerte resplandor que viene de la habitación vecina, se pájaro, de la angustia sexual que despierta.
precipita hacia allí y encuentra al anciano guardián adormecido, y la
mortaja y un brazo del cadáver querido quemados por una vela que c) El sueño “valiente”
le había caído encima encendida (13)”. Podemos distinguir aún un tercer tipo de sueño, que solemos
Freud lee el sueño desde la perspectiva de la realización del deseo escuchar en momentos cruciales del análisis, en momentos de fran-
de que el hijo viva. Lacan lo interrogará en detalle en el Seminario queamiento de cierta posición subjetiva. Se trata de sueños que
11 (14), haciendo referencia a que este sueño tiene un sitio aparte, efectivamente llegan a tocar el agujero, llegan hasta el punto de an-
ya que en él se trata de un suspenso en torno al misterio más angus- gustia, sin producirse el despertar, desplegándose entonces el resto
tioso. Lacan señala que lo que despierta allí es otra realidad, ligada a del sueño en un espacio topológico en el que prevalece el registro
la pulsión, planteando que si Freud, maravillado, ve en este sueño la simbólico.
confirmación de su teoría del deseo, es señal de que el sueño no es En estos sueños podemos distinguir tres tiempos:
sólo una fantasía que colma un anhelo, ya que en este sueño el deseo Un primer tiempo en el que el sueño se desarrolla como un sue-
se presentifica en la pérdida de objeto, ilustrada en su punto más ño “normal”, realizándose el recorrido del mismo en el exterior del
cruel. Lacan indica que lo que quema allí son los pecados del padre, toro, desplazándose en el registro imaginario bordeando el agujero:
haciendo la distinción entre el Nombre del Padre, que sostiene la
estructura del deseo junto con la de la ley, y la herencia del padre,
que es su pecado, punto en el que la falla simbólica desemboca en
lo real del goce.
Por eso Lacan describe la topología propia de este sueño de la
siguiente manera: se trata de reconocer en esa frase del sueño arran-
cada al padre en su sufrimiento el reverso de lo que será, cuando esté
despierto, su conciencia. De modo que aquí Lacan señala justamen-
te el reverso del sueño freudiano “Se ruega cerrar un/los ojo/s”, ya Un momento segundo en el que el recorrido cae por el agujero
que el agujero del que se trata conduce a lo real del padre. de lo simbólico:
- Por último vayamos el primero sueño de Dora, sueño que se
330 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 331
S
i -Tomaremos el segundo sueño de Dora: “Voy paseando por una
ciudad desconocida y veo calles y plazas totalmente nuevas para mí.
Entro luego en una casa en la que resido, voy a mi cuarto y encuen-
tro una carta de mi madre. Me dice que habiendo yo abandonado el
hogar familiar sin su consentimiento no había ella querido escribir-
a me antes para comentarme que mi padre estaba enfermo. Ahora ha
muerto y si ¿quieres? Puedes venir.
Finalmente, un tercer tiempo en el que, por medio de la doble Voy a la estación y pregunto unas cien veces ¿dónde está la esta-
función del corte y el empalme, se habilita un nuevo espacio, en el ción? Me contestan siempre lo mismo: cinco minutos. Veo entonces
que imaginario y real se continúan moebianamente con la media- ante mí un bosque muy espeso. Penetro en él y encuentro a un
ción del agujero de lo simbólico. En este tramo final del recorrido hombre al que dirijo de nuevo la misma pregunta. Me dice: “Toda-
el sueño pasa del espacio topológico delimitado por el toro al que vía dos horas y media”. Se ofrece a acompañarme. Rehúso y conti-
habilita la botella de Klein: núo andando sola. Veo ante mí la estación, pero no consigo llegar
S
a ella y experimento aquella angustia que siempre se sufre en estos
sueños en que nos sentimos como paralizados. Luego me encuentro
S ya en casa. En el intervalo debo haber viajado en tren, pero no tengo
la menor idea de ello. Entro en la portería y pregunto cuál es nues-
a a i
tro piso. La criada me abre la puerta y me contesta: “su madre y los
demás ya están en el cementerio” Freud señala que posteriormente
Dora recuerda un trozo olvidado del sueño: "voy tranquilamente a
mi cuarto y me pongo a leer un libro muy voluminoso que encuen-
tro encima de mi escritorio"(16).
Función del corte En este sueño podemos distinguir tres tiempos:
Función de empalme 1) El tiempo del paseo, en el que Freud señala la identificación
viril en Dora. En este tramo prevalece el registro imaginario, se pro-
duce en el exterior del toro evitando el agujero.
2) El instante de la noticia de la muerte del padre indica una tor-
sión, una caída del recorrido del sueño en el agujero de lo simbólico.
3) El tiempo de un recorrido en el que la mediación simbólica
posibilita un recorrido moebiano entre imaginario en real, ya en la
i (a) S superficie de la botella de Klein. Dora se dirige allí al saber ligado al
sexo encarnado en el libro al que se dirige.
Para dar cuenta de este tercer recorrido topológico les propongo En el seminario 17 Lacan indica que ese segundo sueño señala
estudiar dos sueños: que el padre simbólico es el padre muerto y que sólo puede acce-
332 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 333
derse a él desde un lugar vacío e incomunicado. Dora encuentra un co…trimetilamina (cuya fórmula veo ante mí escrita con caracteres
fácil sustituto de ese padre en un grueso libro donde se aprende todo gruesos)… No se dan esas inyecciones tan a la ligera… Es probable
lo relativo al sexo. Ella indica así claramente que lo que le interesa, también que la jeringa no estuviera limpia(18)”.
aún más allá de la muerte de su padre es el saber que éste produce, Si bien Freud interpreta su sueño desde la perspectiva de la
un saber sobre la verdad (17). preocupación conciente o preconciente respecto de su desempeño
médico, haciendo sólo una alusión a la dimensión sexual contenida
- Para concluir tomaremos el sueño de la inyección de Irma, en él, Lacan lo analiza en detalle en el Seminario 2. Podemos distin-
que introduce Freud en el capítulo II de “La interpretación de los guir entonces tres tiempos en el sueño:
sueños”: “Un gran vestíbulo, muchos invitados, a quienes nosotros 1) Un primer tiempo hasta la visión de la garganta.
recibimos, entre ellos Irma, a quien enseguida llevo aparte como 2) El momento de la visión de la garganta: “la carne que ja-
para responder a su carta, y para reprocharle que todavía no acepte más se ve, la carne informe, visión de angustia, última revelación
la “solución”. Le digo: “Si todavía tienes dolores, es realmente por de “eres esto”, lo que es más lejano a ti, lo más informe” (19). Se
tu exclusiva culpa”. Ella responde: “Si supieses los dolores que tengo refiere también a este momento como el del “…surgimiento de una
ahora en el cuello, el estómago y el vientre; me siento oprimida”. Yo imagen terrorífica, angustiante, verdadera cabeza de medusa, en la
me aterro y la miro. Ella se ve pálida y abotagada; pienso que des- revelación de algo innombrable, abismo del órgano femenino del
pués de todo he descuidado sin duda algo orgánico. La llevo hasta que sale toda vida y también imagen de la muerte en la que todo
la ventana y reviso el interior de su garganta. Se muestra un poco acaba terminando. Se trata de lo real último ante el cual todas las
renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso palabras se detienen y todas las categorías fracasan” (20). Allí Lacan
entre mí que en modo alguno tiene necesidad de ello. Después la ubica el ombligo del sueño, hecho de sexualidad y muerte, señalan-
boca se abre bien, y hallo a la derecha una gran mancha blanca, y do que normalmente un sueño que desemboca en algo así despierta,
en otras partes veo extrañas formaciones rugosas, que manifiesta- mientras que Freud no despierta porque tiene agallas.
mente están modeladas como los cornetes nasales, extensas escaras 3) El tercer tiempo del sueño es una escritura del ombligo. Freud
blanco-grisáceas. Aprisa llamo al doctor M, quien repite el examen y se descompone en lo que Lacan llama “el trío de clowns”, ya que
lo confirma… El doctor M se ve enteramente distinto que de ordi- atraviesa ese momento de angustia capital, desvaneciéndose, reab-
nario; está muy pálido, cojea, está sin barba en el mentón… Ahora sorbiéndose tras todos los que saben. De allí que Lacan señale que
también está de pie junto a ella mi amigo Otto, y mi amigo Leopold este sueño implica el reconocimiento del carácter fundamentalmen-
la percute a través del corsé y dice: “Tiene una matidez abajo a la iz- te acéfalo del sujeto, pasado un determinado límite, indicando que
quierda”, y también señala una parte de la piel infiltrada en el hom- este punto es designado en el AZ de la fórmula.
bro izquierdo (lo que yo siento como él, a pesar del vestido)… M. Lacan señala que esta parte del sueño está más allá del ego del
dice: “No hay duda, es una infección, pero no es nada; sobrevendrá soñante, y que el verdadero valor inconsciente de este sueño está en
todavía una disentería y se eliminará el veneno”… Inmediatamente la búsqueda de la palabra, indicando así que en este tramo del sueño
nosotros sabemos de dónde viene la infección. No hace mucho mi prevalece lo simbólico por sobre lo imaginario. Es un sueño en el
amigo Otto, en una ocasión en que ella se sentía mal, le dio una in- que se cierne el agujero, en cuyo borde se escribe la letra.
yección con un preparado de propilo, propiteno…ácido propióni-
NUDOS DEL ANÁLISIS / 335
Bibliografía INDICE
1) Freud, S. “Complemento metapsicológico a la doctrina de los sue- PRESENTACIÓN 5
ños”,
2) Freud, S. “La interpretación de los sueños”, Cap. 7 PRÓLOGO 7
3) Lacan, J. ver seminario 1, 2 o 3 (lo que se da en seminario)
4) Ibid 2. Cap. 6. 1. INTRODUCCIÓN A LOS NUDOS DEL ANÁLISIS 15
5) Lacan, J. “La dirección de la cura y los principios de su poder”, en I. Un particular anudamiento / II. El nudo en el espejo /
Escritos 2. III. Clínica del espejo / IV. El analista como Otro / V. Clínica de
6) Ibid (buscar sueño de la bella carnicera) la constitución del fantasma / VI. Lógica del fantasma / VII. El
7) Ibid 2. Cap. 2. analista como objeto.
8) Ibid. Cap. 7.
9) Lacan, J. El seminario. Libro 1. Los escritos técnicos de Freud. Pai- 2. NUDO TRANSFERENCIAL Y FANTASMA 35
dós. Barcelona, 1981. I. El Otro sexo / II. Clínica del partenaire- síntoma / III. Nudos
10) Ibid 2. Pág. 672. transferenciales / IV. Clínica de las posiciones transferenciales .
11) Ibid. Cap. 6.
12) Ibid. Cap 7. 3. ¿CÓMO ENTRA EL ANALISTA EN EL NUDO? 53
13) Amorrortu, tomo V p. 504. I. Del Otro en el fantasma al Otro en el nudo / II. El nudo del
14) Lacan, J. El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamen- amor de transferencia / III. De la contratransferencia al deseo del
tales del psicoanálisis. Paidós analista / IV. La operación de corte / V. Pasaje al acto y acting out /
15) Dora VI. Deseo del analista y angustia / VII. Momentos de la práctica.
16) 2do. Sueño Dora.
17) Sem. 17 4. LO QUE SE TEJE Y LO QUE SE DESTEJE EN EL 73
18) Sueño de la inyección de Irma ANÁLISIS
19) Lacan, J. El Seminario. Libro 2. I. Interpretación y construcción / II. Transformaciones y
20) Ibid. P.249. permutaciones / III. La dialéctica de la interpretación /
29) Sem. 17 IV. Inconsciente y transferencia / V. Efecto de sentido y equívoco /
VI. Suturas y empalmes / VII. El analista como sinthome.
(*) Conferencia dictada en la Escola Brasileira de Psicanálise – Seçao Mi-
nas Gerais el 20 de agosto de 2010. 5. LA DIMENSIÓN SEXUAL DEL NUDO DEL ANÁLISIS 95
I. Una vuelta más sobre el corte / II. Inconsciente simbólico,
inconsciente real / III. El analista y el ser-para-el-sexo /
IV. Presencia del analista: gramática y goce / V. Modalizaciones
en el análisis
336 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 337
6. EL ANALISTA COMO AYUDA CONTRA 115 intervención memorable / IV. El nudo de B.
I. Volver un goce posible / II. Posición del analista y posición
femenina / III. Del síntoma / IV. La función paterna: excepción ESCRITOS AFINES 259
y modelo / V. Una mujer como síntoma / VI. El analista como De la feminidad como síntoma al inconsciente real
ayuda contra. El equívoco y la aserción en la psicosis
El refugio en el cuerpo
7. EL CONTRAPSICOANÁLISIS 133 La sesión lacaniana
I. La temporalidad del análisis / II. Detrás del espejo / III. La Las transformaciones del síntoma en anorexias y bulimias
propuesta del pase / IV. El contrapsicoanálisis. Topología y sueños
8. CONTAR HASTA DIEZ 153
I. Contar /II. Sinthomanalista y analista síntoma / III. El
sinthome y el síntoma posanalíticos / IV. Seis encadenamientos,
tres desencadenamientos / V. ¿Sólo el síntoma a la entrada? /
VI. Un caso.
9. DESDE QUE SOY MAMÁ 179
I. Yendo del baño a la cama / II. La histerización / III. El deseo
de muerte / IV. El estatuto del cuerpo / V. El nudo de Gabriela.
1O. UN CUERPO ENCIMA 199
I. El encuentro: ustedes tienen piel / II. Construcción de un
recorrido / III. Sostén: el cuerpo del padre / IV. Un cuerpo encima / V.
Avatares de la nominación imaginaria / VI. Encuentro con P0 /
VII. El desarmado del cuerpo / VIII. Avatares del cuerpo encima.
11. DE PERROS Y GATOS 223
I. Primer tiempo de tratamiento / II. ¿Por qué llora tanto? /
III. De gatos a perros / IV. Las clases no le gustan / V. El
rescate del lugar de resto / VI. La dimensión melancólica / VII.
Conjeturas sobre el nudo de B.
12. UNA MUJER CON EL CORAZÓN ROTO 239
I. La analista en el cuadro / II. La vertiente erotómana / III. Una
338 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL ANÁLISIS / 339
341
351
363
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377
340 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Esta edición se terminó de imprimir en Artes gráficas Delsur.


Avellaneda. Abril de 2011.

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