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Este que habla

IVAN URIARTE

ESTE QUE HABLA


(1962-1964)

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Ivan Uriarte

ISBN

Creditos

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Este que habla

A MI HERMANO ALVARO

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Ivan Uriarte

Este que habla desde los


bordes profundos del poema
Por Víctor Ruiz

En un ensayo sobre Fernando Pessoa, Octavio Paz afirmó


que “los poetas no tienen biografía”, si queremos conocerlos
tendremos que abrir las páginas de sus libros y abismarnos
en los laberintos verbales de su poesía, igualmente Georges-
Louis Leclerc, conde de Buffon, dijo que “el estilo es el
hombre”;…. por eso, para conocer esa voz que murmura
poemas de amor a la muchacha perdida y encontrada, vocifera
cantos de protestas contra la voracidad del poder, se sumerge
en los bordes profundos del lenguaje y en el misterio de las
puertas o emprende una desesperada búsqueda de la inmortal
que quedó incrustada en su pecho y que a veces retorna al
escuchar alguna canción francesa o la melancólica garganta de
Leonard Cohen, será necesario bucear en el código genético
de su poética, regresar a sus orígenes, a esas primeras obras
en la que la poesía se reveló como un “pequeño pueblo en
armas contra la soledad.” Solo así sabremos que esa voz es
la de Iván Uriarte, el poeta que a los 19 años emprendió un
viaje a la Costa Atlántica de entonces y concibió 7 poemas
atlánticos utilizando un lenguaje objetivista, libre de las
frivolidades barrocas y experimentales de la juventud; pero
esa misma voz es también la del autor de Este que habla,
poemario medular y fundador de toda la obra uriartiana.
Quien por primera vez se acerque a esta bitácora vital no
se sorprenderá al encontrar los ejes temáticos que Uriarte
desarrollará en Pleno día, Cuando pasan las suburban,
Escatologías…, Imágenes para Dalí, Genealogías… de las
puertas, La inmortal y otros poemas, pero especialmente en
Los bordes profundos, publicado treinta años después de

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Este que habla

Este que habla. Los bordes… es una especie de reencuentro


con esa voz del desgarro erótico-amoroso, el jugueteo verbal
y las metáforas insólitas, con la diferencia de que quien nos
habla ahora es un poeta en plena madurez y empoderado de
una visión del mundo.
Este que habla arranca con “Mi sangre”, poema de violenta
individualidad o radiografía personal en la que el poeta, con
aullidos y alaridos, afirma su identidad mirándose “la cara
en un charco” o sumergido en el “horrible deseo de vivir”;
a pesar de que el texto es una afirmación del “yo”, su tono
es pesimista, pero en esta aparente paradoja se nos revela
lo que Friedrich Schlegel denominó la ironía romántica.
Para conocerse, “para saber si vive bajo o debajo”, el sujeto
poético debe internarse en la ensoñación del poema y luego
distanciarse críticamente; el viaje hacia las profundidades
del inconsciente nos revela a un yo “encerrado de miedo”,
sumido en una realidad en la que el sueño y la vida se
trastocan; sin embargo la voz crítica nos muestra a un yo
que “llego a ser siempre / yo que ahora cierro mi amargo
círculo de miedo… yo, que me llamo Iván”; de la imagen
fragmentada y descentrada del que se mira “ la cara de un
charco” se nos presenta al final del texto un individuo que
es dueño de su Bien y de su Mal.
Desde el punto de vista de la forma es interesante observar
cómo Uriarte en Este que habla ya era dueño de recursos
poéticos que en su obra posterior llevará a una mayor
complejidad. Los más evidentes son la enumeración caótica
y la técnica del fundido. En “Mi sangre” la enumeración
caótica rige todo el poema, lo que pretende es mostrarnos la
figura del sujeto extrañado, indefinido e incierto. Al inicio del
texto solo vislumbramos fragmentos de ese ser “semejante a
una tempestad o una nube”:

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Ivan Uriarte

Este que habla


que soy yo
que aúlla
que da un alarido
que se mira la cara en un charco
que es semejante a una tempestad o una nube
que es enconrvado, torcido,
que chorrea sangre por dentro
….
que sonríe porque sueña conocerse algún día…

Pero es en “Retrato de un hombre muerto” en el que la


enumeración caótica y la técnica del fundido operarán juntos
para darnos una visión totalmente deshumanizada del mundo:

Desterrados fuera de nuestro cuerpo


como piedras melladas después de la batalla
como carne descompuesta en un solo de guitarra
como santas mujeres desnudas en la frente

como calzones ajustados para concluir un cuento
como zapatos remojados en aguas minarales
como tapices…..

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Este que habla

El retrato de este desterrado de la materia se construye como


una especie de letanía o himno esquizofrénico en el que el
yo lírico va juntando las cosas más dispares de la realidad
para crear la imagen del “hombre muerto” fundido con el
cosmos caótico. Esta mirada irónica de la muerte nos revela
también una mirada crítica hacia la vida. El muerto se funde
con lo vivo, pero lo que vive es absurdo, fragmentario y
deshumanizado “como condecoraciones repartidas en una
compra de avestruces”

como girasoles dando vueltas alrededor de un cuerpo


de Van Gogh
como águilas en las bodas de Jesucristo
como demonios en los labios de un perro moribundo

como aullidos de un féretro

como nervios encendidos sobre la hierba
Como las Buenas Noches de este retrato de un hombre
muerto

No es difícil identificar en este texto la influencia de


Lautreamont y los surrealistas. Para Lautreamont un poema
es “bello como el encuentro fortuito de una máquina de
coser y un paraguas sobre una mesa de disección”, esta
es la mejor definición de la técnica del fundido; para los
surrealistas la escritura debe de liberarse de las ataduras de
la razón y entregarse al libre dictado de la imaginación y el

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Ivan Uriarte

inconsciente. Esto demuestra que en Este que habla Uriarte


ya había asimilado la modernidad poética y sus técnicas
literarias. No se trata, pues, de ejercicios verbales gratuitos,
muy al contrario, estos poemas, profundamente complejos,
nos revelan una personalidad, según Hugo Friedrich, con
“fantasía dictatorial, para quien “el mundo real se desquicia
bajo el ámbito poderoso de un sujeto que no quiere recibir
sus contenidos, sino que impone su propia creación”. Esta
personalidad la iremos encontrando en sus libros posteriores,
compárese por ejemplo “Retrato…” con “Los muertos” de
Roque Dalton entra al tercer milenio, y podremos observar
que el poeta no abandonó sus obsesiones ni su exquisita e
irónica manera de ver el mundo.
Además del hombre que observa su reflejo en un charco de
agua para conocerse o llegar a conocerse, Este que habla
también es el “Niño”, poema lúdico y caligramático, pero
de hondura meditativa; al leer este texto es imposible no
pensar en los arabescos que Joan Miró pintó para recuperar
o detener los valores de la infancia, igualmente Uriarte traza
líneas y formas de colores para tratar de detener la imagen
del niño y su inocencia:

de
ten
te
niño
(tus
piececitos
rosi-oscuros
se pegan

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Este que habla

a
l
os
viejos
recuerdos
que hacen
me
amarte)

Es importante aclarar que la estructura caligramática del


poema no es solamente adrede, si no que más bien está
íntimamente ligada al juego infantil. No estamos frente a
un diálogo entre la voz adulta y el niño, sino frente a un
monólogo, y aunque el yo lírico afirme que es tarde para
darse cuenta que los globos se hicieron para vagar en el aire,
al jugar con las formas del verso y las palabras vuelve a la
infancia porque recupera el sentido de lo lúdico. La escritura
de poemas es un juego y el poeta un niño malabarista que
arroja las palabras al aire, las ve inflarse, explotar y caer
dormidas sobre la página.
Soledad y locura son temas también presentes en este libro
y en la obra de madurez de nuestro poeta. No olvidemos
que al leer estos poemas estamos frente a un Uriarte joven,
irreverente y solitario, encerrado en sí mismo, el mundo aún
no lo ha hechizado, canta para él: príncipe, bien amado y
chico bien; How does it feel /How does it feel, canta Dylan
en los 60´S, To be on your own / With no direction home /
Like a complete unknown / Like a rolling stone. A tono con
su tiempo, Uriarte dirá

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Ivan Uriarte

Ayer escribí un poema


para mí,
donde era el príncipe,
el bien amado
el chico bien;
un poema donde estaba yo
solito
fumando un cigarrillo
y cantando una canción….

Y hasta el día de hoy Este que habla sigue siendo el chico


bien, excesivamente amado y ya no tan solitario, pero
siempre con una canción en sus labios.
La locura se nos presenta en el breve texto “En jaula”, texto
dedicado a Julio Cabrales, poeta marcado por el demonio de
la locura; el mundo es una cárcel para el que quiere volar más
allá de sus posibilidades racionales, la locura es entonces el
precio que tiene que pagar todo aquel que estire sus alas y
derribe las puertas de su jaula.
En uno de sus fragmentos la poeta griega Safo definió al
amor como una experiencia entre “dulce y amarga”. “Nadie
que haya estado enamorado se lo discute”, nos dice la
poeta canadiense Anne Carson. En una conferencia sobre
su obra poética Iván Uriarte confesó que Este que habla es
un “poemario cercano al desgarrón”; el amor aparece en
muchos de sus poemas como una criatura frágil, siempre
acechada por la corrupción, la burla y la mentira, así en
“Amor pecho de pájaro” se nos presenta:

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Este que habla

Con un pequeño sombrero de palma


con una sonrisa de niño
todo vestido de negro
en medio de lo malo y lo bueno.

Amor negocio sucio que vuela dulcemente
…niño tristemente burlado
…gastado a cada km.
...crucificado por la verdad y la mentira
…cosa formulada y recetada,
Muchedumbre, estafa, magulladura…

Una metáfora recurrente en los poemas de amor de Este


que habla es el viento al igual que sobre la tierra, el viento
también erosiona al amor, le provoca grietas que se abren
con el recuerdo, tal como nos lo revela en “Otro tiempo”:

No es que mi amor por ti


se haya ido con el viento

Sencillamente
te recuerdo...

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Ivan Uriarte

Aunque en “Los ojos de los Amantes” no se haga mención al


viento, sabemos que es él quien acecha afuera en la noche; el
viento es el enemigo porque recuerda al mundo y su“tiempo
carnicero”, los amantes saben que su sueño es efímero y que
en las calles hay seres insomnes y grises que los amenaza:

Escucha, amor, en la noche sostenida por las estrellas


sollozos de los que aún no duermen,
escucha el amor de las putas sobre el pasto
como abejas productoras de miel…

En “Nada será como antes” el amor ya no es pájaro cantando en


el pecho del poeta, sino la herida dolorosa que han provocado
los vientos sombríos; los amantes han sucumbido ante el
mundo y ya “nada será como antes” o mejor dicho, “todo será
igual siempre”: una errabunda búsqueda que no terminará en
este libro, sino que continuará en Los bordes profundos y en
La inmortal y otros poemas, donde vemos que el amor

recorre las calles de Managua


…Entra a bares y cafeterías
charla con viejos conocidos..
el amor busca ese rostro tuyo que no conoce…
El amor busca y rebusca, fotografías semblantes
una mirada que tal vez se parezca a la tuya
pero no la encuentra.

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Este que habla

En Este que habla el amor va del encuentro al desencuentro:


primero es un ser indefenso acurrucado en la palma de la
mano, luego una fuga constante “pequeña bestia dulce y
amarga, contra la que no hay quien se defienda” nos recuerda
Safo, el poeta busca a la amada en otro tiempo y en otro
lugar:

Estarás lejos
en otro lugar
en otra tierra

Una presencia en varios de los textos de Este que habla es la


de Jacques Prevert, no solo por el poema que cierra el libro
y es un homenaje directo a su figura, sino porque el humor
verbal, lo maravilloso cotidiano y la mirada melancólica
pero tierna del amor y la vida, que fueron los ingredientes
de la popularidad del poeta francés en los años de posguerra,
impregna muchos de estos poemas. En Peguy L´Enfant nos
retrata al pintor surrealista contemplando a los hombres
como soldaditos de plomo que han perdido la batalla en un
juego de niños. En Mi cuerpo está cansado se nos muestra la
imagen de un hombre desencantado de su especie, pero este
desencanto lo refleja con cierto humor más existencial que
melancólico:

Mi cuerpo está cansado de las mujeres y los hombres.


No le queda más que morderse por dentro,
sacarse las tripas,

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Ivan Uriarte

limpiarse con papel higiénico,


estarse calladito…
acurrucarse en un rincón de sus pies
y rascarse y preguntarse…

En “Ciudad” la voz del poeta es…la de un flaneur que como


los ángeles melancólicos de Wim Wenders pasea por una
ciudad eternamente de rodillas, derrotada y triste, el hombre,
“cabizbajo y solitario”, para evitar el fastidio de esta especie
de purgatorio siempre pide:

Un trago.
Siempre bebo,
así me fastidia menos
esta triste ciudad de Managua.
Ciudad de un perro,
una cerveza,

Al igual que en el poema anterior, en este también reina una


visión desencantada del mundo que rodea al poeta, pero
en este agujero de desesperanza que es la ciudad surge la
rebeldía del humor:

Sabe,
algunas veces pienso que todas las ciudades son tristes,

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Este que habla

que en todas nos cansamos de ser ángeles pendejos,


mientras Dios,
siempre en el mismo sitio
invernando con las pieles de los osos.
Sí.
Eso.
Nos cansamos de ser ángeles
dispuestos a morir en el centro del torbellino.

“Prevert en Saint-Paul de Vence” cierra Este que habla, …


poema que es una especie de síntesis de todo el recorrido
que hasta aquí hemos hecho; en este retrato sobre el poeta
francés Uriarte vuelve a la ironía, la enumeración caótica y
la técnica del fundido, …que es la mejor manera de hacer
un homenaje a un poeta querido … haciendo uso de sus
recursos, apropiándose de su visión y ver el mundo con sus
ojos. …En este sentido Uriarte se transfigura en Prevert y no
es al autor de Paroles a quien vemos “saltar en sus enaguas
de muchacha / cantando como un cosaco la danza húngara
de un encantador de serpientes /con cara de niño triste” sino
al mismo autor del poema.
Experimentador hasta la médula, Uriarte se da el lujo de
jugar con las formas poéticas de la modernidad y en este
texto, además de las técnicas surrealistas, introduce el
simultaneísmo de Apolinaire y así vemos entonces a Prevert
moviéndose por diferentes escenarios:

Prevert en Saint Paul de Vence

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Ivan Uriarte

…caminando a lo largo del Sena

…omnibuses regresando llenos de flores como carros….


OJO
…barrios enteros en persona gritando Ayes de rodillas

El poema pasa, literalmente, por nuestros ojos, el movimiento


y el ruido nos hacen sentir que no leemos sino más bien
vemos una película.
Este que habla podría ser el primer poemario de un joven que
está descubriendo “la camisa férrea de mil puntas cruentas”
como dijo Darío de la poesía, cualquier poeta y cualquier
lector lo abandonaría en el olvido, pero este no es el caso,
como se dijo al inicio este libro es medular y fundador
porque en él se nos revela a un poeta dueño ya de una voz,
una técnica y una particular forma de ver el mundo. Quienes
alguna vez hemos sido parte de la tribu uriartiana con esta
obra confirmaremos que el maestro no mentía cuando en sus
talleres de poesía insistía e insiste en que es necesario que el
iniciado conozca la modernidad literaria, solo así se llega a
tener conciencia de lo que significa ser un poeta moderno.
Este que habla entonces es el diario de un poeta que no
solo ha batallado contra la soledad, la muerte, el amor y el
desencanto, es también el testimonio de una voz preocupada
por entender el duro oficio de la poesía, una voz que desde su
encierro traza las líneas vitales del “espectáculo” de su obra:

Uno se encierra a escribir en su cuarto


para que otros vivan

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Este que habla

para que otros gusten su espectáculo


Uno apaga la luz, se persigna
piensa:
hay que tener principios
verse la cara,
contemplar el pescuezo de la ciencia,
hacer señales a los muertos,
ni la unidad de las bacterias,
sino con el pálpito, la verdad, la neurastenia..

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Ivan Uriarte

Y si después de tantas palabras


no sobrevive la palabra!
si después de las alas de los pájaros!
No sobrevive el pájaro parado!

César Vallejo

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Este que habla

Mi Sangre

ESTE que habla


que soy yo
que aúlla
que da un alarido
que se mira la cara en un charco
que es semejante a una tempestad o una nube
que es encorvado, torcido,
que chorrea sangre por dentro
como el adorable líquido de un muerto,
que sonríe porque sueña conocerse algún día
para saber quién es,
para saber si vive bajo o debajo,
para saber si una ciudad es tierna, fresca,
si tiene algo vestido
en su forma de hoyo encerrado de miedo,
donde el hombre es mejor que la muerte,
donde la luz se termina una vez y otra
como el horrible deseo de vivir,
de saber si yo sueño o vivo
si tu sueñas o vives

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Ivan Uriarte

como yo sueño
que eres cuando sueñas,
o si te alegras como yo cuando soy un animal
rejuvenecido
que quiere gustar y amar su deseo
saltando sobre sitio de mármol, lana o harapos,
o si te mueres como nunca he querido morirme
cuando muero y me transformo
creyendo no morirme ni transformarme.
Pero al fin,
queriéndolo o no queriéndolo,
yo llego a ser siempre:
yo que ahora cierro mi amargo círculo de miedo,
yo que no soy inmortal,
yo, que me llamo Iván,
me llevo hacia abajo,
hacia el precio de mis maniobras,
donde mi puño de carne no muere como el otoño,
como el invierno,
como el verano,
como el ruido del Bien y el Mal.

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Este que habla

Lázaro

LOS perros se acercan y me lamen


me besan la boca
y yo los quiero porque me incitan,
porque somos la misma sustancia humana
y no blanca loza,
ni tiestos de plata,
ni mierda ni seda,
Yo los quiero
fieramente sentados
echados sobre mí con su osamenta convexa,
mudando de alma uno tras otro
como un desfile de niños
a los que yo, sentado
para siempre, espero aquí.

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Ivan Uriarte

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Este que habla

Retrato de un Hombre
Muerto

DESTERRADOS fuera de nuestro cuerpo


como piedras melladas después de la batalla
como carne descompuesta en un solo de cigarra
como santas mujeres desnudas en la frente
como cabellos rotos en una tormenta de cristales
como telones rajados a la fuerza
como calzones ajustados para concluir un cuento
como zapatos remojados en aguas minerales
como tapices
como dioses ahogados en amianto
como papeles vomitados
como circo salido de una cloaca
como legendarios molinos de dientes
como condecoraciones repartidas en una compra de
avestruces
como hombre y mujer y como mujer y hombre
como girasoles dando vueltas alrededor del cuerpo
de Van Gogh
como águilas en las bodas de Jesucristo
como demonios con los labios de un perro moribundo

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Ivan Uriarte

como payasos con la Lámpara de Aladino


como aullidos de un féretro
como petates con una credencial del hambre
como despojos o puestos a los despojos
como colillas de sangre
como huéspedes muertos por fin en medio de un
bombardeo
como nervios encendidos sobre la hierba
como la espuma de un lagarto que murió por una
referencia cabalística
en la imaginación de un mártir
Como las Buenas Noches de este retrato de un hombre
muerto.

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Este que habla

Las Bellas Damas

HOY las bellas damas de la corte


no son más que señoras en pantalones
con abanicos pintados en sus lomos
moñas inventadas embadurnadas de goma
toman el bus furtivamente
han olvidado la Traviata
los majestuosos paraguas de 1800
las horquillas de oro
los zapatos de charol
las vajillas de pura plata
los apellidos hermosos
interminables inalcanzables impronunciables
ahora desfilan en los camiones militares
en las tómbolas
en los trenes atestados de rechonchas y flacas
prostitutas
olvidaron al fin sus viejas mímicas de teatro
sus gruesos plumones de papagayos y quetzal
sus colas-pavos
sus alegres lacayos

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Ivan Uriarte

sus somnolientos conciertos


(como si todo fuese un entierro ensortijado
de seda y moares blancos
de basura y porquería)
Yo las cortejo en los bares
y las fornico piadosa y melancólicamente
pues siempre temen contar su historia
antes de bajar en la próxima esquina.

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Este que habla

Este mundo

NADA queda
nada espero
toco mi blandura
duermo tranquilo
me despierto con mis manos
o sin ellas.
Echo mi vestido al hombro
con la obscenidad de una nube
y me aproximo a este mundo
destruído y construído
emocionado de máquinas.

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Ivan Uriarte

Niño

de
ten
te
niño
(tus
piececitos
rosi-oscuros
se pegan
a
L
os
viejos
recuerdos
que hacen
me
amarte)
Y
escucha
fui
como tú

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Este que habla

y tarde
me di
cuenta
de
que los globos
se hicieron
para vagar
en
el
aire.

Noviembre, 1962.

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Ivan Uriarte

Poeta Sobre una Piedra

AYER escribí un poema


para mí,
donde era el príncipe,
el bien amado,
el chico bien;
un poema donde estaba yo
solito
fumando un cigarrillo
y cantando una canción.

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Este que habla

Amor Pecho de Pájaro

AMOR pecho de pájaro


con un pequeño sombrero de palma
con una sonrisa de niño,
todo vestido de negro
en medio de lo malo y lo bueno.
Amor mío y del mundo
amargo camarada que ahora me subes tembloroso a los
ojos,
amor negocio sucio que vuela dulcemente
que grita al caerse,
al golpear su seno de niño tristemente burlado.
Amor gastado a cada Km.
en las rutas de afuera y en las rutas de adentro,
amor crucificado por la verdad y la mentira,
amor que es cosa formulada y recetada,
muchedumbre, estafa, magulladura,
Amor que en cada esquina
Pst…Pst…Pst…

se enloquece como un canario al salir de la jaula.

31
Ivan Uriarte

Yo te llevo como un niñito


que un día decidió hacerse hombre,
que un día decidió ser todos los días.
Amor que siempre me llevas la delantera
y corres por la ciudades de todos los mundos.

32
Este que habla

Otro Tiempo

NO es que mi amor por ti


se haya ido en el viento
o dentro, en mi corazón
háyase perdido para siempre.
Sencillamente
te recuerdo,
vuelvo mis ojos,
te veo recorriendo otro tiempo.

33
Ivan Uriarte

Desde mi Solitaria Mesa

ELLA fue una de esas niñas,


y aunque su balcón derrumbose hace mucho,
aun para mí,
sobre su rostro
-las mismas mariposas-
las mismas hojas de otoño acaricíenle siempre:
pero yo estoy también,
desde mi solitaria mesa,
sorbiendo mi café con el mismo traje de siempre,
dando vuelta a esta mano danzarina como ella,
pues mi otra mano
(la que perdí siendo muy niño)
no puede ya lucir sedosos guantes,
ni gesticular palabras tan lejanas
llevadas suavemente por el viento.

34
Este que habla

En Jaula
A Julio Cabrales

CÓMO – decía el pajarito-


puedo caber en un mundo pequeño,
donde ni el privilegio de estirar las alas
me ha sido dado?
¡Ay!
Si tan sólo por un instante
Se me concediese!

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Ivan Uriarte

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Este que habla

El Sueño Constante

LA soledad de las calles


el terrible calor de mediodía
el desasosiego
los pobres ojos cansados
el dolorido cuerpo
la fatiga de caminar infructuosamente
los vanos esfuerzos
el sueño constante y sin sentido
las imágenes y recuerdos desconocidos
el amor indefinido como esperanza lejana
la sangre derramada sobre el cuerpo
y el estar así tranquilo
sonriente
esperando constantemente lo mismo.

Noviembre, 1964.

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Ivan Uriarte

Los ojos de los Amantes

PIENSO, amor, que alguien acecha los tejados


ahora que el vuelo de los pájaros nocturnos
se detiene junto a los focos de luz en la autopista.
Desde lo blanco de nuestros cómodos colchones
la noche nos junta,
y nos juntan los ojos de los amantes.
Escucha, amor, en la noche sostenida por las estrellas
Sollozos de los que aún no duermen,
escucha el amor de las putas sobre el pasto
como abejas productoras de miel,
escucha el roce casi imperceptible de nuestros muslos,
mira el cielo donde como estrellas lejanas
vivimos errando hasta encontrar esta dulce morada,
donde la Osa, la Cruz del Sur,
tú y yo, somos una misma cosa.

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Este que habla

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Ivan Uriarte

¿A Ella he de Esperarle?

¿A ella he de esperarle siempre?


Aunque no la recuerdo,
siempre junto a mí,
de la nada, su vocecita se levanta,
sus ojos contemplan los vientos sombríos
en que mis pensamientos se debaten,
sus manos sobre las mías
Infantilmente acarícienme
( y sus pasos dejan marcada huella
de mi camino).
Y todos los días, al despertarme
la siento moverse, triste y lánguida
en mi lecho,
la veo cada vez más cerca
( como si nunca abandonara mi sueño
como si nunca ella estuviera
ni más cercana ni más lejana).

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Este que habla

Nada Será Como Antes

AHORA nada será como antes


y yo sé que todo será igual siempre
y que solo en mi cuarto
estamos de pie junto a la vieja lámpara
no mirándonos
no teniéndonos
sino esperando
Pero como toda historia de amor es simple
Pero como en toda historia de amor siempre debe
haber lo mismo
el tiempo no cuenta
y lo venidero está muerto
y lo pasado espera y lo que tiene que durar pasa
y lo que tiene que ser se olvida para siempre

Mas todo
si no tiene que permanecer
muere para nacer constantemente
para seguir lo que el viento aun no lleva consigo
aunque la ciudad gima

41
Ivan Uriarte

aunque un hombre grite desde la más alta cumbre


lo que siente
lo que ha perdido
lo que no hallará nunca
lo que tiene con dolor en su pecho
Más todo fue como si nunca debió
y así precisamente fue
mientras todos morían en una ciudad
donde tú y yo amor siempre vivíamos
mientras todos morían
en una ciudad
donde tú y yo recorríamos calles
que jamás habían existido
que jamás habían acogido a ningún ser humano
calles que se deslizaban como un sueño
en el que nada se ha perdido
y que lo real transparenta
en dicha matinal
en breve sol y tiempo detenido

Ah! y la gente dichosa que logra levantarse


ve todo de un golpe

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Este que habla

calla para tomar sus ropas frías


y su desdicha
y su pezón ido
y su pesar de lecho de cuántas noches
de cuántas lagrimas
sin encontrar consuelo junto a los amigos
ni tampoco con el tiempo
ni con las tardes
ni con nada que recuerde negras nubes
turbadas dichas
y confín en el que sin esperar concluir
despertamos definitivamente.

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Ivan Uriarte

En Otro Lugar

ESTARAS lejos
en otro lugar
en otra tierra
quizá más llorosa y más turbia que yo
que mis ansias
que nunca lograrán
levantar sobre las calles
alegres de aquella ciudad
tu rostro
tu mirar tímido
tus ojos que mi recuerdo retiene a ciegas
como si estuviesen en el aire
y sobre lo terreno de las cosas.

44
Este que habla

La Melodía

LA melodía suena en la radio.


Y yo recuerdo mis días conyugales
mis noches violentas
el zumbar de la sangre atropellada en el sueño
y aquel barrio lleno de luces,
lejano de la ciudad
y los amigos.

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Ivan Uriarte

Triste de Mil Maneras

HOY triste de mil maneras


esto sale
como si la culpa o el universo
o el idiota subjetivismo
fueran realidad apelmazada
al corazón,
al pecho de la tierra
en la que, arrecostado, canto a veces
entre triste y orgulloso
y lleno de cualidades aún no perdidas,
pero mías y tuyas, mundo querido,
perdido entre mil imágenes
sintiendo frío el viento y el tiempo
y madurando para la postrer cosecha
de un mundillo fecundo,
quizás liberto junto al corazón del hombre
y la insepultada verdad que no espera
ni acecha, ni ha de venir alguna vez a nada.
Por eso el viento arrecia
y la niebla se amontona en mis ojos

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Este que habla

entre la frialdad de mi mundo


y la niñez y los recuerdos y el pasado
perdidos allí y tirados
lejos, cada vez más lejos,
como si siempre la vida encontrara en esto
el único sentido
de vencer por sobre el tiempo y las cosas.

Septiembre, 1964.

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Ivan Uriarte

Domingo
A Eudoro Solís

DOMINGO. Los ojos caídos,


la soledad, la luz extinguiéndose sobre el mundo.
Los niños corriendo alegres como siempre,
como antaño, como nunca.
Y la ciudad triste,
vaciada con el cielo oscuro.

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Este que habla

Peguy L’ Enfant
A José Coronel Urtecho

CON su bastoncito de primavera


Peguy sabía mirar a los hombres.
Peguy sabía que el mundo está
bien hecho,
muy bien hecho;
que con soldaditos de plomo
es como han perdido su batalla
todos los niños de la tierra,
es por eso,
él,
le pauvre garçon
de este reino de mariposas
está muerto
mucho antes de que todos le buscaran
mucho antes de que una bala hiciera gritar
a los conciudadanos de Francia:

-Mort au champ d’ honneur!


6-27-1963.

49
Ivan Uriarte

De viaje

SE le veía siempre
con un pesado maletín
por todas las calles del pueblo.
Nadie supo nunca
si alguna vez quiso irse,
o si por lo menos
le obsesionaba
algún viaje repentino
( ni tampoco él
llegó a revelárselo a nadie):
Me voy-dijo un día-.
Sin embargo
no se fue
ni tampoco se le volvió
a ver con el pesado maletín
andando sin cesar
por las largas calles del pueblo.

50
Este que habla

Pequeño Eco
A Pablo Antonio Cuadra

YACÍA, pues, solo, descansando,


cuando hasta mi
llegó el pequeño eco;
en un principio me fue imposible percibir
dada quizá la posición
en que me encontraba:
cabeza inclinada hacia adentro,
como sumergida luz en la oscuridad de la noche.
Pero…eh!,
que de repente me suspendo
y saliendo fuera, me lanzo
tierras arriba,
confuso, desprovisto,
para sólo perderme
y volver tiempo atrás
con mi única verdad completamente destrozada.

51
Ivan Uriarte

Pájaros
Para Carlos Alemán

Vuelan grandes pequeños pájaros


a tu alrededor,
sin detenerse
sin estacionar nunca en tu ventana.
Quizá es domingo
pues gritos llegan desde lejanas calles y balcones.
(Tu no estas triste
y solo el asombro habitual de tus ojos
persiste como luz violenta en tu rostro).
Abajo,
con gran parsimonia
muchas gentes
contemplan los escaparates de los almacenes.
A tu alrededor vuelan grandes y pequeños pájaros,
y, aunque sin detenerse,
sin estacionar nunca en tu ventana,
te contemplan y dejan
-en el espacio en que se baten-
huellas tan luminosas,
donde tú, un día
Podrás por fin descansar tu pobre cuerpo.

52
Este que habla

Ciudad
A Fernando Silva

COMO siempre:
mi casita ha quedado atrás,
lejos,
casi al fondo;
voy como si el viento me arrastrara
al fondo de las alcantarillas.
Me pregunto si esta ciudad será la mía
ya que camino siempre por ella
tranquilo y pensativo,
con esperanza tenaz
mirando grises panteras
flotar sobre sus patas.
Pero es una ciudad,
y, al menos, sin mis dudas, no muy limpia.
Esto es una esquina, amigo, no lo dude.
Más no tendré que doblar
más allá, ni más acá.

53
Ivan Uriarte

Mi Cuerpo está Cansado

MI cuerpo está cansado de las mujeres y los hombres.


No le queda más que morderse por dentro,
sacarse las tripas,
limpiarse con papel higiénico,
estarse calladito
sin pensar
ni preguntarse por qué él se come
y también los demás se lo comen,
acurrucarse en un rincón de sus pies
y rascarse y preguntarse…

54
Este que habla

Uno, Más
A Roberto Cuadra
y Edwin Yllescas

UNO
cuanto más dulce
más casco
cuanto más rojo
más nube
cuanto más plomo más hombre
más jaula más tornillo.

Todo esto,
desde luego entre tú y yo
sinceramente,
no es más que un frio intenso
al que nadie
trabajando trabajando
su poquito
podrá negar
un brazo póstumo de bronce.

55
Ivan Uriarte

Poema

PIENSA en la humanidad entera,


mendigo,
hermano fletero
viril insecto:
queda gritando a caballo de trote manso
tu espectáculo sentado,
heceado de llanto,
clavado de animales
picado de horas de meses y violencia.

56
Este que habla

Ciudad

AQUÍ vivo yo.


Entre, tenga la bondad.
Siéntese.
Un cigarrillo, encienda.
Mi abuelo tenía el diablo pintado en el pecho,
tenía mulas cargadas de cosas
que nunca le sirvieron;
cambiaba diamantes por palabras
y fue el carbonero más rico del mundo
(algunos dicen que no ha muerto,
que aún vaga por los campos,
aunque sin mulas, cabizbajo y solitario
Pero no viene al caso.
Un trago.
Siempre bebo,
así me fastidia menos
esta triste ciudad de Managua.
Ciudad de un perro,
una cerveza,
un hombre.

57
Ivan Uriarte

Sabe,
algunas veces pienso que todas las ciudades son tristes,
que en todas nos cansamos de ser ángeles pendejos,
mientras Dios,
siempre en su mismo sitio
invernando con las pieles de los osos.
Sí.
Eso.
Nos cansamos de ser ángeles
dispuestos a morir en el centro del torbellino.

58
Este que habla

Uno se Encierra

UNO se encierra a escribir en su cuarto


para que otros vivan,
para que otros gusten su espectáculo.
Uno apaga la luz,
se persigna,
piensa:
hay que tener principios,
verse la cara,
contemplar el pescuezo de la ciencia,
hacer señales a los muertos,
pero no con el talento de los vivos
ni la unidad de las bacterias,
sino con el pálpito, la verdad, la neurastenia,
lo que acontecimiento ordena. (Ejemplo:
rojo bochorno
en malestar descolorido.)
Y además:
quién por ijares a la lengua del vecino
se encarama el zapato
se violenta con maña

59
Ivan Uriarte

se resfría de miedo
se astra, se muele
o se maniata,
por pura decisión o indecisión
en longevidad de seducida tierra?
Casi diríase:
torcaz a tus riñones
nostalgia olvida la mentira.
Pero en verdad, uno,
como Dios parado en seco
yace tristemente satisfecho
con la humana cara poblada de animales.

Octubre, 1963

60
Este que habla

Página de Diario
(Julio 7, 1964)

SI hubieses muerto
HOY
despedazado,
hubieses muerto sencillamente.
Junto a los rieles del tren
SOLO
viste pasar los vagones
Uno tras otrOooooo.

61
Ivan Uriarte

62
Este que habla

Prévert en Saint-Paul de Vence

63
Ivan Uriarte

C’ etait un Jour de Fete


Et Dieu Sait si les Fetes Sont belles dans le midi…
Jacques Prévert

64
Este que habla

PREVERT en Saint-Paul de Vence


con los pies fuera del Match
en la alegre fiesta de San Lorenzo de Maroni
(cojo con su pijama de playa al mediodía, ambulante
con 3 altares de mano y la víspera de su reloj de pulsera)
me recuerda un desayuno en
Cruz
sobre el combate del ángel.
Con mis ojos cerrados lo veo
sobre el serrín de la capilla Sixtina imitando a Jesucristo,
con un periódico en la mano
leyendo su propia canonización como Napoleón sobre un
ferrocarril viendo
pasar la Legión de Honor en hombros de las hormigas,
lo veo con su colorado kepis dirigiendo un descanso naval
bajo la sombra de un superviviente durmiendo en una
guillotina;
lo veo saltar en sus enaguas de muchacha
cantando como un cosaco la danza húngara de un
encantador de serpientes
con cara de niño triste,
lo veo galán como un húsar
en medio del Arca de Noé hablando con la familia
de las pascuas celebradas en los junglares de Notre-Dame

65
Ivan Uriarte

en medio de una asociación de Benedictinos con sus


sables de cartón
para un bazar de caridad
donde tómbolas de tíos muertos y vivos
le pasan sobre la próstata como procesiones
de ojos caminando a lo largo del Sena,
de lagartos repitiendo lo que Hegel le dijo a Novalis
de uñas disfrazadas de Espíritu
de magos parecidos a Mandrake
de omnibuses regresando llenos de flores como carros
fúnebres con ancianos conducidos a un
gran depósito
de barrios enteros en persona gritando Ayes de rodillas
a la patria muerta de viruela
de mujeres desgupadas conducidas en trenes de lujo
de militares con la cara de papá y mamá y todos los hijitos
buena voluntad
de judíos con el retrato de Hitler danzando un Te-Deum
bajo un sol de cálido
verano
de naves espaciales con las zapatillas de Luis XV
de
un clown exhibiendo sus pantorrillas hasta el ojo del pies

66
Este que habla

un soldado maestro en condecoraciones


un Papa con el calendario de Richelieu
un pájaro vendiendo versos para ganarse la vida
un loco con una estilográfica de venta
un ángel con nalgas de suicida
un hombre con su pie derecho
un rebelde con su sepultura en el bolsillo
un verano un invierno un día cuatro semanas
un niño con el sexo rojo de un entierro
un Obispo resucitando a los muertos
una epidemia hablando de fiebre amarilla
una caja de ahorros del tamaño de un aparato de risa
llevada al gran espectáculo al gran
desfile al gran rally
una carreta de jockeys con melones y frutas de gran
tamaño para la digestión de todos los
jefes de estado
unos enterradores cantando la Marsellesa con los niños
de
la Cruz de
Madera
una comitiva de salvamento
una carrera de encostalados

67
Ivan Uriarte

camiones militares
guillotinas-salvavidas
bayonetas y cañones
guardias romanos muertos
afeitadores veteranos, pederastas maestros de esgrima
y en fin toda una zarabanda interminable de ruidos
golpes y malos tratos de la Humanidad
Entera comentando la Divina Comedia entre
los huecos de sangre de una catástrofe atómica
con citas exactas de la patrística y
de las profecías de San Juan con su colección
de sellos duplicados para mayor difusión
de la plaza Vaticano

PREVERT
en medio de tanto poema
piensa que Saint-Paul de Vence es el Valle de lagrimas
y se pone a llorar
y se acuerda de los poemas de Peguy
del San Pedro de Claudel crucificado patas arriba
de las fugas de Bach y la cantata 51 rompiéndole el cielo
de la boca

68
Este que habla

de las pinturas de Picasso caminando en las paredes


de las piernas de Lautrec hablando por teléfono
del cheque x 25.000 francos del Aduanero
con su menú de lágrimas y violines
en un banquete de genios desmemoriados.
se acuesta, canta el Padre Nuestro de rodillas en perdón
de
todos los poetas del
mundo
“creo en Dios Padre, Creo en Dios Padre” repite
recita la Biblia de memoria y advierte no haberla leído
nunca
saca de sus bolsillos millares de novenas del Espíritu
Santo
y por fin concluye que las verdades del Padre Chardin se
hacen ciertas de vez en
cuando
se siente más gordo que Santo Tomás
y escribe un poema llamado “Gran Suma Teológica”
tiene las pesadillas sexuales de San Agustín
los golpes de Lázaro después de la resurrección
las negaciones de Pedro
los dolores de San Sebastián
las pedradas en el pecho del Doctor San Jerónimo

69
Ivan Uriarte

las blancas palabras de San Juan Crisóstomo el Boca de oro


recuerda la aparición de Lourdes y vuelve a verla sin
decir nada
con los brazos estúpidamente en Cruz
vuelve a recordar a Peguy y exclama:
“Oh noche, hija mía, noche las más religiosa de mis hijas,
la más piadosa”
mientras las nubes se amontonan como ejércitos de
marabuntas
comiéndose el viejo Arco del Triunfo.
Febrero, 1962.

70
Este que habla

Colofón de Ángel Martínez

sabor olor color de infancia


en la presencia
del pecado mortal
de tu inocencia
el mundo se recoge a ti
cumplido
en el recuerdo instante
de un olvido

71
Ivan Uriarte

foronicacultura@gmail.com
Edición 2018

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