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2326 cumple

a.- LA DECLARACIÓN DEL DENUNCIANTE JAVIER FRANCISCO SOLIS


PUENTE, brindada en la AUDIENCIA ORAL, de fecha 6 de febrero de 2018,
en la que al ser preguntado cuáles son los actos de violencia que ejerce la
madre en agravio de su hija, ha respondido lo siguiente: “de alienación parental
constante, ya que le dice por ejemplo que tu papá no quería que nazca, ‘le
dice si no vienes me muero’; ‘le dice que los hombres son malos’; ‘cuando
te vas al colegio tu papá y tus tías hacen cosas’, y me descalifica como
padre” (negrita nuestra)

b.- La ESCUCHA del AUDIO en la AUDIENCIA ORAL, de fecha 6 de febrero


de 2018, en la que se ha consignado lo siguiente: “(…)se procede a escuchar
el CD que contiene cuatro audios, donde se advierte conversaciones de la
madre y de la hija agraviada, donde aquella le habla de los descuentos
judiciales de alimentos que el padre ha iniciado contra ella; asimismo le
habla de que el demonio puede apoderarse de su padre y hacerle algún
daño; le reclama por que no le llama su hija; le dice que solos los
maricones lloran; asimismo le dice que le quiere mucho; le dice que hay
cosas horribles que ha hecho su padre que no le puede contar por ahora.
Se deja constancia que no hay insultos”. (Negrita nuestra)

c.- Copia simple de la resolución número tres de fecha 22 de febrero del 2018
expedida por el Sexto Juzgado de Familia de San Juan de Lurigancho en el
Expediente No. 03302-2018-0-3207-JR-FT-06 donde mediante medida
cautelar se ha otorgado la tenencia provisional de la menor de iniciales
N.K.S.V. de 11 años a favor de su madre doña MARUJA JULIA VIVANCO
LLANTO.

CUARTO.- Que, asimismo hay que tener en cuenta que el artículo 2, inciso uno, de la
Constitución dispone que toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su
integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. Además hay
que tener presente que el artículo 2, literal 24, parágrafo h) de la Constitución dispone
que nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o
tratos inhumanos o humillantes y que cualquiera puede pedir de inmediato el examen
médico de la persona agraviada o de aquella imposibilitada de recurrir por si misma a
la autoridad.

QUINTO.- Que, el artículo 8° literal b) de la Ley 30364, dispone que la violencia


psicológica consiste en la acción o conducta tendiente a controlar o aislar a la
persona contra su voluntad, a humillarla o avergonzarla y que puede ocasionar
daños psíquicos.

SEXTO.- Que, luego de la valoración conjunta de las pruebas se concluye que la menor
de iniciales N.K.S.V. (11) ha sido víctima de VIOLENCIA PSICOLÓGICA debido a los
actos de control que ejerce su madre MARUJA JULIA VIVANCO LLANTO, que se
configuran en las llamadas telefónicas que han tenido como propósito la manipulación
de la madre hacia la hija sobre la figura paterna, lo cual se encuentra acreditado con la
declaración del denunciante, quien sostiene que su ex conviviente, induce a la menor a
pensar cosas negativas respecto de su padre; lo cual causa convicción en este
Juzgador si se tiene en cuenta que al escucharse el audio se constata que la madre le
dice a su menor hija que a su padre se le puede meter el demonio y le puede hacer
daño, con lo cual de alguna forma estaría deslizando la idea de que su padre la puede
atacar sexualmente. Por otro lado, le dice que sólo los maricones lloran y que su padre
ha hecho cosas horribles que por ahora no le puede contar, con lo cual está hablando
cosas negativas de su padre. Abona a lo expuesto que existen antecedentes de
maltrato por parte de la madre hacia su menor hija conforme fluye del Protocolo de
Pericia Psicológica 008575-2016-PSC-VF de fecha 23 de Julio del 2016 donde la menor
le indica a la psicóloga que su madre miente mucho, le grita y que reniega, y asimismo
este informe señala que la madre no muestra atención por su hija.
SETIMO.- Que, todo lo expuesto, conlleva a que este juzgador tenga que disponer las
medidas de protección adecuadas, a fin de proteger la integridad física y psíquica de la
víctima y a efectos de que no se vuelvan a producir nuevos hechos de violencia familiar
por parte de la madre.

Que con fecha 26 de enero del 20128 el demandado interpone un dencunia por
violencia familiar contra su ex coviviente amruja julia vivancio llanto por ser autora
de la infraccion 30364, en la modalidad de violencia psicológica en agravio de la menor
de la menor de iniciales N.K.S.V. (11) , ante primer jusgado de familia trasitorio de
santa anita con le expediente 02326-2018 teniendo en cuenta el incicso setimo y
octavo y E

OCTAVO.- Que, sin perjuicio de lo expuesto, se desprende del proceso que los actos
de violencia tienen su origen en las discrepancias que tienen los padres sobre la
tenencia y alimentos de su menor hija, por lo que es necesario que exista una medida
cautelar sobre dichos aspectos. En este sentido, se tiene que el Sexto Juzgado de
Familia de San Juan de Lurigancho en el Expediente 03302-2018-0-3207-JR-FC-06
ha emitido la resolución número 3 de fecha 22 de febrero del 2018 donde ha dispuesto
una medida cautelar ordenando que se otorgue la tenencia provisional de la aludida
menor a favor de la madre Maruja Julia Vivanco Llanto, la cual – a criterio de este
Juzgador - debe subsistir ya que la niña últimamente habría declarado ante dicha Juez
que su padre le insulta diciéndole retrasada, monga, y que le ha obligado a bañarse con
agua fría, de manera que en contraposición a ello el progenitor debe gozar de un
régimen de visitas a fin de que la menor mantenga el vínculo de efecto con su padre,
para lo cual se dispone que debe visitarlos todos los sábados de nueve a doce del
mediodía, con externamiento, .
NOVENO.- En caso los padres no se encuentren conformes con las medidas
provisionales otorgadas sobre el régimen de tenencia y de visitas que se han fijado,
pueden hacerse valer su derecho de acción ante el Juez de Familia que corresponda,
donde pueden solicitar la tenencia o el régimen de visitas. En cuanto a los alimentos se
debe precisar que el denunciante ha señalado que hay un proceso judicial de alimentos
contra la madre donde se ha fijado una pensión mensual de trescientos soles, de modo
que carece de objeto emitir pronunciamiento sobre los alimentos.

DECIMO.- Que, el artículo 23° de la Ley 30364 dispone que la Policía Nacional del
Perú es responsable de ejecutar las medidas de protección dictadas, para lo cual debe
tener un mapa gráfico y georreferencial de registro de todas las víctimas con las
medidas de protección que les hayan sido notificadas; y asimismo habilitar un canal de
comunicación para atender efectivamente sus pedidos de resguardo, pudiendo
coordinar con los servicios de serenazgo a efectos de brindar una respuesta oportuna.
Esto último autoriza a la Policía a entregar un número telefónico fijo o celular a las
víctimas a fin de que éstas llamen en caso ocurran nuevas agresiones.

Por estas consideraciones, se RESUELVE lo siguiente:

1.- Se declara FUNDADA la denuncia de VIOLENCIA FAMILIAR en la modalidad de


VIOLENCIA PSICOLÓGICA contra MARUJA JULIA VIVANCO LLANTO en agravio
de la menor de iniciales N.K.S.V. (11); y se dispone: OTORGAR como MEDIDAS DE
PROTECCION a favor de la parte agraviada, lo siguiente:

a) ORDENAR que doña MARUJA JULIA VIVANCO LLANTO, se ABSTENGA de


ejercer todo tipo de acto de violencia física o psicológica en agravio de la
menor de iniciales N.K.S.V; en ese sentido, debe ABSTENERSE de dirigirse a
la agraviada por cualquier medio, ya sea verbal, escrito, telefónico, informático,
etc. con palabras soeces, insultos, actos de humillación, actos de control, y
amenazas, etc.
b) La EVALUACION seguida de una TERAPIA PSICOLÓGICA INDIVIDUAL a la
que deberá someterse obligatoriamente doña MARUJA JULIA VIVANCO
LLANTO, en un Centro de Salud del Ministerio de Salud (MINSA), más cercano
a su domicilio, debiendo concurrir al juzgado dentro de tres días a recabar el
oficio respectivo. El citado Centro de Salud debe remitir el informe respectivo a
este juzgado a fin de constatar el restablecimiento o mejoramiento de la salud
psicológica del denunciado.
c) La EVALUACION seguida de una TERAPIA PSICOLÓGICA INDIVIDUAL a la
que deberá someterse facultativamente la menor de iniciales N.K.S.V. a
efectos de superar las consecuencias de la violencia sufrida, a cargo de un
Centro de Salud del Ministerio de Salud, debiendo dicha entidad remitir el
informe respectivo a fin de verificar la eficacia de las medidas de protección
adoptadas por este Juzgado.
d) Se dispone que debe SUSBISTIR la TENENCIA PROVISIONAL de la niña de
iniciales N.K.S.V. que ha decretado el Sexto Juzgado de Familia de San Juan
de Lurigancho a favor de la madre.
e) La denunciada debe cumplir las medidas de protección precedentes, bajo
apercibimiento de ser denunciada por el delito de desobediencia y
resistencia a la autoridad, en caso de incumplimiento1. y de ordenarse la
variación de la tenencia provisional o disponer el internamiento de la
menor en los Albergues del Estado.
Apelación 3302

El principio de congruencia procesal implica por un lado que el juez no puede ir más
allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados
por las partes, y por otro lado la obligación de los magistrados es de pronunciarse
respecto a todos los puntos controvertidos establecidos en el proceso, a todas las
alegaciones efectuadas por las partes en sus actos postulatorios o en sus medios
impugnatorios.

De la misma opinión es Cillero Bruñol, quien sostiene que el interés superior del niño
constituye «un principio que obliga a diversas autoridades e, incluso, instituciones privadas
a estimar tal interés como una consideración primordial para el ejercicio de sus atribuciones
[…], los niños tienen derecho a que antes de tomar una medida respecto de ellos se
adopten aquellas que promuevan y protejan sus derechos y no las que los conculquen y
complican

1.2. El principio del interés superior del niño en los procesos de tenencia

El artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño prescribe una consideración
primordial a que se entenderá será el interés superior del niño, deberá evaluar el
otorgamiento de la tenencia exclusiva atendiendo a este principio; lo que implica que
será concedida al progenitor que salvaguarde, en mejor medida, los derechos de su
hijo a la comunicación y a mantener contacto con su otro progenitor no conviviente.
Ello se desprende del artículo 81 del Código de Niños y Adolescentes, el cual prescribe
que el juez de familia deberá resolver el proceso de tenencia «salvaguardando en todo
el momento el interés superior del niño, niña o adolescente».

un convenio NO perjudicial para el hijo.

La Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 9.3 establece que «los Estados
Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres
a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo
regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño». Por su parte, el último
párrafo del artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes establece que «el juez
priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el
derecho del niño, niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor». Estos
textos normativos obligan al juez a realizar un examen exhaustivo de los diversos medios
probatorios, ya sean de parte o de oficio, ofrecidos y actuados a lo largo del desarrollo del
proceso de tenencia, con la finalidad de determinar cuál de los progenitores salvaguardará
el derecho de comunicación de su hijo.

La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, se estableció que no debe ser tomada
en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra influenciada por la alienación
parental.

Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio NO perjudicial para el hijo.

Ocma prevaricato

Y por desconocimiento , dejo que mi hija intervenga , en la denuncia , amenazado


por la secretaria quien en todo momento, presiona para que la lleve a mi hija
Resp Tenencia

No puede haber tenencia compartida si hay una conducta negativa y confrontacional


de uno de los padres

Que la apapaches que le des un beso que la acurruques ,

No puede tener la tenencia por falta de pensiones,

Para nadie e s tabú ver los videos con bailes de la actualidad como para que la madre en forma
despectiva acusa agrediéndome siempre actuando con pre a estas alturas como resaltar los
videos de actualidad.

Que he dejado muebles y comodidades en poder de la madre pero ahora usan los hijos adultos del
padrastro.

No considero , alternativo la tenencia de la madre

Paralización parcial de la mital del cuerpo y tarquicardias , por depresión y angustias ocacionado
por todas estos incovencintes y

Cobardemente solo por los 200 soles , ha dejado que mi hija deje de avanzar avance ,
La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, se estableció que no debe ser tomada
en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra influenciada por la alienación
parental.

Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio perjudicial para el hijo.

Lastimosamente, en este proceso «ya sea porque corresponde a la realidad o por estrategia,
la posición de cada padre no solo se sustenta en la propia idoneidad para hacerse cargo de
la crianza del hijo, sino en la nocividad de la conducta de la contraparte»[2]. Esta campaña
de denigración, de un progenitor respecto del otro, produce en el hijo una serie de
trastornos psicológicos, los cuales pasan a formar parte de los síntomas característicos
del síndrome de alienación parental.

por su comprensión y ayuda en momentos difíciles. Me han enseñado a encarar las


adversidades sin perder nunca la dignidad ni desfallecer en el intento. Me han dado
todo lo que soy como persona, mis valores, mis principios, mi perseverancia y mi
empeño, y todo ello con una gran dosis de amor y sin pedir nunca nada a cambio.
Demanda de alienación parental

Donde constante mente falta la colegio y sin justificación


Audios de la secretaria donde obliga q la menor regrese en la madre
Dejándola con un hijo menor de edad de 1 año de edad
Y que obvio estando bajo la influencia y manipulación de la madre es muy probable que
se desmienta todo estos hechos por lo que debe tomarse en cuenta este pedido

estos problemas de la expareja conflictiva terminan perjudicando de manera irremediable a


su prole, convirtiéndose estos en armas de una «guerra» donde ninguno de los
«combatientes» termina en realidad ganando. En este proceso, donde los progenitores se
disputan la tenencia exclusiva de sus hijos, se da el llamado síndrome de alienación
parental.

los elementos intervinientes en el procedimiento de tenencia de los hijos en los


Juzgados de Familia que contravienen en el Principio de Interés Superior del Niño
en las sentencias expedidas en la ciudad de Lima durante el período 2015,
investigación que se fundamenta en determinar los alcances de los diversos tipos
de Tenencia de niños y adolescentes, las ventajas y desventajas que traen consigo
cada una de ellas, teniendo como punto de partida un principio rector el Interés
Superior del Niño, que coadyuvará a garantizar el desarrollo integral del menor,
quien resulta ser el más afectado cuando existe una disputa entre los progenitores
por obtener su custodia.

El síndrome de alienación parental es una patología vincular ligada a los procesos de


tenencia exclusiva. Su identificación servirá como un criterio que deberá tener en cuenta el
juez al momento de resolver la controversia. En lo posible, el juzgador evitará otorgar
la tenencia exclusiva al progenitor que pueda causar un daño en las esferas personal,
familiar y social de su hijo.
La tenencia como un elemento componente de la patria potestad que implica de que el
menor de edad permanezca físicamente bajo su custodia, su tutela y su protección. pero en
estas circunstancias ello no es así, toda vez que solo por el afán económico de la madre
quien no acepta y perjuria cualquier escusa , y crenado denuncias a favor de ella*** sin
tener o solicitar siquiera los régimen de vistas .

la existencia de un acuerdo entre los progenitores. Como es la acta de conciliación Nº


202-2016 donde que se queda estipulado y como madre responsable y preocupada ante
cualquier evento, su afán es indagar enfrentar corregir y ayudar , todo lo contrario a su
actitud delincuencial como es calcular, planificar , insinuar , crear ideas negativas , y
calumniar o mentir , lo cual es muy perjudicial para la formación de la niña
adolescente, y tener la facultad para pretender la tenencia .

Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio NO perjudicial para el hijo.

Lastimosamente, en este proceso «ya sea porque corresponde a la realidad o por estrategia,
la posición de cada padre no solo se sustenta en la propia idoneidad para hacerse cargo de
la crianza del hijo, sino en la nocividad de la conducta de la contraparte»[2]. Esta campaña
de denigración, de un progenitor respecto del otro, produce en el hijo una serie de
trastornos psicológicos, los cuales pasan a formar parte de los síntomas característicos
del síndrome de alienación parental.

1.2. El principio del interés superior del niño en los procesos de tenencia

El artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño prescribe que «en todas
las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienes sociales, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos,
una consideración primordial a que se entenderá será el interés superior del niño». En
lo que respecta a nuestra legislación nacional, el artículo IX del Código de los Niños y
Adolescentes establece que «en toda medida concerniente al niño y al adolescente que
adopte el Estado a través de los PoderesEjecutivo, Legislativo y Judicial, del Ministerio
Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales y sus demás instituciones, así como
en la acción de la sociedad, se considerará el Principio del Interés del Niño y
Adolescente, a la madre y al anciano en situación de abandono».

Se considera que el interés del menor de edad «tiene un valor jurídico eminentemente
instrumental en la decisión acerca de un derecho aislado o en conflicto con otros derechos:
lo importante y en verdad discutido es siempre el derecho o derechos en juego, en cuya
solución el criterio determinante es precisamente el del interés del menor»[3]. El principio
del interés superior del niñose constituye como la directriz de todas las decisiones
políticas, sociales y judiciales que se adopten con relación a los niños, niñas o
adolescentes; por ende, el juez se encuentra en la obligación de tramitar con mayor cautela
los procesos en los que están involucrados sus derechos. En ese sentido, la identificación de
todo hecho o conducta que pueda afectarlos deberá ser prioritaria. De la misma opinión es
Cillero Bruñol, quien sostiene que el interés superior del niño constituye «un principio que
obliga a diversas autoridades e, incluso, instituciones privadas a estimar tal interés como
una consideración primordial para el ejercicio de sus atribuciones […], los niños tienen
derecho a que antes de tomar una medida respecto de ellos se adopten aquellas que
promuevan y protejan sus derechos y no las que los conculquen»[4].

El juez, como representante del Poder Judicial y, por ende, del Estado, deberá evaluar el
otorgamiento de la tenencia exclusiva atendiendo al principio del interés superior del niño;
lo que implica que será concedida al progenitor que salvaguarde, en mejor medida, los
derechos de su hijo a la comunicación y a mantener contacto con su progenitor no
conviviente. Ello se desprende del artículo 81 del Código de Niños y Adolescentes, el cual
prescribe que el juez de familia deberá resolver el proceso de tenencia «salvaguardando en
todo el momento el interés superior del niño, niña o adolescente».

2. El síndrome de alienación parental


2.1. Concepto

En 1985, el psiquiatra estadounidense Richard Gardner, quien había participado como


perito en numerosos juicios de tenencia, creó la teoría del síndrome de alienación
parental para referirse a lo que describe como un desorden psicológico en el cual un niño,
de forma permanente, denigra e injuria a uno de sus progenitores. Bien lo definen Bouza y
Pedrosa cuando refieren que el síndrome «se define por el hecho que un padre ejercer la
tenencia y obstruye o impide el vínculo del hijo con el otro padre y construye una relación
abusiva en la cual, paradójicamente, la víctima infantil es el verdugo»[5].

Por su lado, Aguilar Cuenca considera que la referida dolencia es un «trastorno


caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor
transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir,
obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con
lo que debería esperarse de su condición»[6]. Así, existirá un progenitor alienante o
programador (ejerce la tenencia de su hijo), un hijo alienado o programado (principal
víctima del proceso de alienación causado por el progenitor con quien convive) y
un progenitor no conviviente o alienado (es el que recibe los ataques constantes del hijo
alienado).

2.2. Elementos para la determinación y síntomas primarios

Richard Gardner consideró que se podía identificar la existencia del síndrome de alienación
parental cuando se evidenciaban, de forma total o parcial, ocho
comportamientos o síntomas observables:

a) La campaña de denigración: Implica que el progenitor alienante de manera reiterada


transmita al hijo alienado conceptos falsos y negativos sobre su progenitor no conviviente.

La campaña de denigración se da «cuando el impedimento estuvo instalado por periodos


extensos de tiempo porque el lapso de separación es el ingrediente indispensable que otorga
la suficiente motivación, dado las emociones de abandono y el dolo que significan, para
originar el rencor del niño hacia el padre no conviviente»[7].
El progenitor alienante se aprovecha de la desinformación de su hijo respecto de la
verdadera situación familiar que está viviendo, generándole el sentimiento de no ser
querido como antes; por lo que el menor de edad piensa que no tiene valor para el
progenitor alienado.

b) La falta de ambivalencia: Este síntoma consiste en que el niño ve, por el proceso de
distorsión de la realidad vía inducción, que uno de los padres es totalmente «bueno y
perfecto», es decir el padre conviviente. Mientras que el otro padre es percibido como
totalmente «malo»[8].

El hijo alienado no puede evaluar de manera realista la conducta de ambos progenitores;


debido a que si llega a aceptar que su progenitor no conviviente también puede ser
«bueno», sentiría que está traicionando a su progenitor alienante.

c) Racionalizaciones frívolas, débiles o absurdas para el desprecio hacia el


progenitor: «El niño da motivos absurdos para la denigración pero con la condición
necesaria de que el padre conviviente confirme estas racionalizaciones como válidas»[9].

El menor de edad no puede sustentar adecuadamente su conducta de desprecio. De esa


forma, todo lo que piensa y expresa es una reproducción fidedigna de los calificativos
denigrantes que, previamente, ha elaborado el progenitor alienante.

d) El fenómeno del pensador independiente: Este síntoma «tiene la función de proteger


al padre que adoctrina por medio de la negación de sus propias expresiones, de su propia
influencia por parte del hijo adoctrinado y “mostrar” que las genera
independientemente»[10].

El progenitor programador trata de demostrar que no ha influenciado en la forma como


piensa su hijo; por lo que a lo largo del proceso de tenencia tratará de acreditar ello. Así,
procederá a ofrecer diversos medios probatorios que, a su criterio, justifican la conducta del
menor alienado.

e) Ausencia de culpa o aun crueldad o explotación del progenitor alienado: «El niño no
expresa culpa, ni muestra miedo de insultar al padre no conviviente. Pueden expresar que
este fue malo con ellos, o inclusive que les pegaba, pero contradictoriamente insultarlo
abiertamente sin recelo ni temor alguno»[11].

Asimismo, los hijos alienados se sienten seguros de sus alegaciones, debido a que poseen el
respaldo de su progenitor alienante, quien en vez de corregirlos, lo que hace es «premiar»
dicha conducta.

f) La presencia de escenarios imprecisos, borrosos: Se refiere «a que los dicho del niño
son inconsistentes en cuanto a precisiones de contenido de lugar y espacio»[12].

Es decir, los hijos programados no pueden detallar las razones por las que no desean ver al
progenitor alienado, repitiendo, la mayoría de las veces, las mismas frases denigrantes.

g) Apoyo reflexivo al progenitor alienador en el conflicto parental: Dentro del


desarrollo del proceso de tenencia, el hijo alienado es quien apoya, en mayor medida, al
progenitor alienante; generando con sus declaraciones que muchos de los terceros
intervinientes (psicólogos, asistentes sociales y testigos) consideren que lo correcto es
evitar todo tipo de contacto con el progenitor no conviviente; en el sentido de que al
«obligar» al niño, niña o adolescente a verlo, se estaría atentando contra su voluntad.

h) Despliegue de animosidad en contra de los amigos o familia extensa del progenitor


alejado: Este síntoma se presenta cuando «la hostilidad desplegada al padre impedido se
extiende a los familiares de esa línea filiatoria. El mecanismo explicativo es la inducción de
estereotipos como técnicas sugestivas»[13].

Es decir, el hijo alienado tampoco desea mantener contacto con la familia ni con los amigos
de su progenitor no conviviente.

2.3. Supuestos de inexistencia

a) Críticas que no implican una activa campaña de descrédito y que no suponen el


impedimento de visita: No toda crítica hacia uno de los padres implica que el menor de
edad sea alienado; en efecto, estos son libres de opinar, por lo que expresar algo que ellos
han visto o sentido, a pesar de que pueda denigrar a uno de sus progenitores, no implica que
exista alienación.

b) Cuando las conductas del progenitor alienante no afectan al menor: El principal


rasgo del síndrome de alienación parental es que el hijo alienado sea el que inicie una
campaña de descrédito contra el progenitor no conviviente; en tal sentido, si el progenitor
alienante no logra ello, no podrán existir los síntomas característicos del referido síndrome.

No obstante, esta conducta maliciosa deberá ser evaluada por el juez al momento de
resolver la controversia.

c) Si existe un abuso de cualquier tipo que justifique el rechazo del menor de


edad: Uno de los elementos del síndrome de alienación parental es que el hijo alienado no
explique adecuadamente las razones por las cuales no desea ver a su progenitor no
conviviente; en consecuencia, si puede hacerlo, es decir, si existen motivos que justifiquen
el rechazo, claramente no se le considerará como alienado.

d) Las resistencias temporarias para ver al progenitor no conviviente: En las relaciones


entre padres e hijos es normal que existan conflictos, desencadenando que los últimos no
deseen ver a los primeros; no obstante, esta situación solo será transitoria, por lo que no
podría ser considerada como un indicio para determinar la existencia de uno de los
síntomas observables de la alienación parental.

3. El rol fundamental del juez en el descubrimiento del síndrome de alienación


parental

La Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 9.3 establece que «los Estados
Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres
a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo
regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño». Por su parte, el último
párrafo del artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes establece que «el juez
priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el
derecho del niño, niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor». Estos
textos normativos obligan al juez a realizar un examen exhaustivo de los diversos medios
probatorios, ya sean de parte o de oficio, ofrecidos y actuados a lo largo del desarrollo del
proceso de tenencia, con la finalidad de determinar cuál de los progenitores salvaguardará
el derecho de comunicación de su hijo.

La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, en la Casación 2067-2010 se
estableció que no debe ser tomada en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra
influenciada por la alienación parental.

Un último punto que se debe evaluar es que, a pesar de que en la gran mayoría de los casos
la madre es la alienante, como bien lo detalla la Casación 5138-2010, Lima, esto no
implica que los padres no puedan también serlo. Un claro ejemplo se dio mediante
la Casación 370-2013, Ica, que determinó que el padre fue quien vulneró el derecho de su
hijo a mantener contacto con su madre. Finalmente, recordemos que será el Estado, a través
de los jueces, el único ente capaz de evitar y mitigar los perjuicios ocasionados por el
síndrome de alienación parental. Por ello, solo una decisión justa podrá defender el futuro
de los niños, niñas y adolescentes.

III. Conclusiones

• El síndrome de alienación parental es una patología psicológica que se encuentra


estrechamente ligada a los procesos de tenencia. Es importante que el juez conozca todos
los síntomas observables que la configuran, a fin de salvaguardar los derechos y el normal
desarrollo del niño, niña o adolescente cuya tenencia se encuentra en litigio.

• El síndrome de alienación parental implica un perjuicio para el menor de edad.


Produce, asimismo, el quebrantamiento de la unión familiar. En consecuencia, la actitud del
progenitor alienante no solo destruye a su hijo, pues también se dirige a dañar a su expareja
y a la familia de este.
• La labor de los psicólogos y asistentes sociales se vuelve crucial al momento comprobar
la existencia del síndrome de alienación parental. Por ello, el juez deberá involucrarse en el
trabajo que realicen, con la finalidad de lograr una solución que se ajuste más a las
necesidades del menor de edad y al respeto de sus derechos, todo en aras de salvaguardar el
interés superior del niño.

IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 AGUILAR CUENCA, José. «El uso de los hijos en los procesos de separación:
el síndrome de alienación parental». Revista de Familia, N° 29, sec. Estudios
doctrinales. Valladolid: Lex Nova, 2005.
 CANALES TORRES, Claudia. «Criterios sobre los supuestos de tenencia
definitiva, tenencia provisional y variación de la tenencia». En: Patria potestad,
tenencia y alimentos. Lima: Gaceta Jurídica, 2014.
 CILLERO BRUÑOL, Miguel. «El interés superior del niño en el marco de la
convención internacional sobre los derechos del niño». En: Justicia y derechos
del niño. Santiago de Chile: Unicef, Número 1, 1999.
 GUTIÉRREZ DE LA CRUZ, Judyth y Alfredo CUIPA PINEDO. «¿En interés
superior de quién? La alienación parental como riesgo en los procesos de
tenencia». En: Patria potestad, tenencia y alimentos. Lima: Gaceta Jurídica,
2014.
 RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco. El interés del menor. Madrid: Dykinson,
2000.
 PEDROSA, Delia y José BOUZA. (SAP) Síndrome de Alienación Parental:
Proceso de obstrucción del vínculo entre los hijos y uno de sus progenitores.
Buenos Aires: García Alonso, 2008.

Sumilla: Siendo que la tenencia compartida presupone la separación de hecho de los


padres del menor, se hace necesario para concederla que entre éstos exista -o sea probable-
una relación de colaboración y coordinación constante, toda vez que sólo con ello puede
garantizarse que puedan compartir armoniosamente el cuidado del menor, los gastos de su
sustento y otras responsabilidades en aras de su bienestar. Si dicha colaboración no es
posible por la conducta negativa o confrontacional de uno de los padres, no puede
establecerse una tenencia compartida, por tratarse de una situación interpersonal
conflictiva, que pondría en mayor riesgo la integridad emocional y física del menor por el
actuar irresponsable de sus padres.

FUNDAMENTOS DEL RECURSO

ha declarado procedente el citado recurso de casación, por las causales de:

I) Infracción normativa material de la Ley número 29269 – Ley que modifica los artículos
81 y 84 del Código de los Niños y Adolescentes, incorporando la tenencia compartida,
alegando que dicha infracción se ha producido porque la sentencia de vista en su
considerando décimo desconoce la mencionada ley, refiriendo que el sistema peruano ha
adoptado la tenencia de carácter monoparental; y

II) De forma excepcional, en aplicación del artículo 392-A del Código Procesal Civil,
modificado por la Ley número 29364, por la causal de: Infracción normativa procesal del
artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú, a efectos de evaluar si la Sala
Superior ha cumplido con motivar debidamente, y si ha aplicado normas que resultan
pertinentes al caso de autos.

CONSIDERANDO:

PRIMERO. – Previamente a la absolución del recurso de casación sub examine es


necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el proceso. Del examen de autos se
tiene que a fojas treinta y ocho, Elvira Erika Cabrera Huayllani interpone demanda
de tenencia y custodia de su menor hijo, contra Edison Vargas Estrada; siendo sus
fundamentos de hecho que con el demandado procrearon a de mi menor hija N.K.S.V. y
debido a la conducta de la demandada – frente a varias medidas de protección dictadas
4446 1106 2016 2326-2018 y problemas económicos- fracasó la convivencia en agosto de
dos mil doce. El demandado demostró una conducta irresponsable no cumpliendo con sus
obligaciones económicas, motivo por el cual le inició una demanda de cobro de alimentos
que se tramitó ante el Juzgado de Paz Letrado de santa a Anita . Nunca se privó a la
demandada de su derecho a visitar a su menor hija pese a que la amenazaba con quitárselo.
El veintinueve de diciembre de dos mil dieciete le permitió verlo, haciéndole creer que
podría pasar el tiempo con de mi menor hija N.K.S.V. ya que ella necesita del cariño de su
madre , lo que aprovechó éste para llevarlo he insinuarle justo cuando había acabado las
clases a su casa sin su consentimiento. La demandada se negó a devolverle a su menor hijo,
siendo la persona menos indicada para estar a su cuidado, por ser una persona
emocionalmente inestable, además de haber manipulado anteriormente como consta en las
medidas de protección donde ordenan a la demandada acudir ****abusivo y obsesivo,
como se tiene de los múltiples mensajes de texto que tiene la accionante como prueba en las
demandas de violencia familiar, además de ser irresponsable, como queda demostrado en la
demanda de alimentos, así como al padecer de un problema de alcoholismo.

SEGUNDO.- A fojas ***e, contesta la demanda señalando que es empleado, de AEGUIS


SAC, laborando en forma nocturna como personal de mantenimiento , dedicándose a su
trabajo por lo que específicamente ella no puede cuidar en la noches dejando incluso a mi
menor hija y al cuidado exclusivo de su menor hijo de 12 meses aproximadamente al
cuidado de la menor que muy bien deja la responsabilidad debido al abandono económico
y moral de la demandante. Con ella se conocieron siendo que la demandante no le
manifestó que tenía un hijo de la nueva relación sentimental con un familiar cercano (primo
hermano)

La demandante mantiene una serie de problemas con su actual relación quien genera una
serie de istigamiento para que pueda separarme de mis hijas aducinedo que podría tener
****
Razón por el cual, **** de las denuncias que se han instado creados para poder
desacreditarme , siendo que mantienen conflictos, peleas, escándalos muy graves en el
domicilio donde se encontraba su menor hijo en la ciudad de Arequipa, por lo cual se
encuentra en inminente peligro de ver afectada su integridad física, psicológica y moral.

Afirma que siempre de forma responsable y madura quiso preservar su relación con la
demandante, siendo falso que tenga problemas de alcoholismo. Nunca desamparó
económicamente a su menor hijo, y la accionante le ha iniciado un proceso de alimentos de
mala fe, siendo que siempre le giró dinero a través del Banco de la Nación, así como le
entregaba dinero en forma personal, llevaba víveres y prendas de vestir para su menor hijo,
e incluso para el otro hijo de la demandante. Con el único afán de comunicarse con su hijo
hizo instalar un teléfono fijo en el domicilio donde se encontraba viviendo en Arequipa; sin
embargo, la demandante en muchas oportunidades cortaba el teléfono y no le comunicaba
con su hijo.

la actora salía a su centro laboral a las siete de la mañana y retornaba a altas horas de la
noche, estando dicho menor prácticamente abandonado.

Luego de hacer varios viajes a la ciudad de Arequipa, los abuelos maternos le reiteraron
que lo mejor sería que su menor hijo esté a su cuidado y que lo llevara a la ciudad del
Cusco porque no sólo estaba desatendido, sino que estaba en riesgo su integridad física,
psicológica y moral. Su menor hijo no estaba bien cuidado y, por el contrario, estaba
prácticamente abandonado al igual que su medio hermano, siendo que el veintidós de
diciembre de dos mil doce, visitó una vez más a su hijo en la ciudad de Arequipa,
encontrándolo en estado calamitoso, sin aseo personal, con ropa no adecuada, mal de salud;
motivo por el cual le reclamó a la demandante, quien le manifestó que ya no podía con el
cuidado de sus dos hijos y que era mejor que lleve a su menor hijo al Cusco.

Sorprendentemente la accionante había asentado una denuncia en la ciudad de Arequipa y,


posteriormente, en la ciudad del Cusco, enterándose recién que había sido demandado en el
mes de noviembre de dos mil doce por cobro de alimentos. Viendo el abandono moral y
económico de su hijo, al que fue sometido por su progenitora, así como por el grave peligro
que corre su integridad física, psicológica y moral, debido a los problemas que mantiene
aquélla con el progenitor de su hijo mayor, es el demandado la persona indicada para
brindar custodia y tenencia en su menor hijo, ya que le brinda mejores atenciones y está en
mejor situación de desarrollo, en un clima de tranquilidad y armonía, en compañía de sus
familiares, donde percibe armonía y paz, considerando, además, que no puede abandonar su
formación educativa ya que se encuentra matriculado en la Institución Educativa Nuestra
Señora del Rosario.

TERCERO.- El A quo, mediante sentencia de fojas novecientos veinte, de fecha


veintiocho de enero de dos mil quince, declara fundada la demanda. Como fundamentos de
su decisión sostiene que del acervo probatorio se tiene que el menor

Por el contrario, se infiere del acervo probatorio consistente en informes psicológicos y


sociales, que el ambiente donde actualmente se encuentra viviendo el menor no es el
adecuado para el desarrollo de su personalidad conforme han arrojado los informes
psicológicos, ya que el demandado es inestable emocionalmente, es violento, vulgar y
sarcástico, lo cual concuerda también con la evaluación del menor, ya que no puede hablar
de su progenitora delante del demandado y tampoco puede afirmarse en el núcleo familiar
donde se encuentra, no puede contrariar a su progenitor, lo que significa que el demandado
ejerce control sobre las respuestas y formación del menor, lo que hace que sea inestable
emocionalmente, advirtiéndose indicios de una alienación del menor en contra de la
demandante, por lo que las óptimas condiciones económicas que el progenitor le brinda no
resultan suficientes ante la inestabilidad emocional en el ambiente en que se encuentra.

A su turno, en lo que concierne a la accionante maruja julia Vivanco llanto, el A quo


indica que se ha establecido que no presenta sintomatología psicopatológica que le impida
una adecuada percepción y evaluación de la realidad, siendo que, si bien tiene personalidad
con rasgos inestables, tiene capacidad de percibir y evaluar la realidad; asimismo, presenta
una reacción ansiosa mixta depresiva ****que está asociada a la situación de su menor hijo
y al proceso judicial de tenencia. En el informe social se tiene que ésta, reúne las
condiciones necesarias para poder asumir la responsabilidad y crianza de mi menor hija
N.K.S.V.. De todo ello, infiere que quien se encuentra en mejores condiciones para la
crianza y cuidado del menor es la demandante, puesto que existe mayor estabilidad sobre
todo emocional en ella, tanto más, que la norma es clara al señalar que, en caso de no
existir acuerdo sobre la tenencia, el hijo debe permanecer con el progenitor con el que
vivió mayor tiempo. Finalmente, a fojas quince, obra la resolución número uno, de fecha
cinco de noviembre de dos mil cinco, sobre un proceso de alimentos, seguido por la
demandante contra el recurrente, sin embargo no se acredita que el demandado se encuentre
al día en sus pensiones alimenticias, por lo que no procede fijar un régimen de visitas para
el recurrente.

CUARTO. – la confirma. Como fundamentos expone que el sistema peruano ha optado por
la tenencia de carácter monoparental, es decir, sólo uno de los progenitores puede gozar de
la misma, fijándose un régimen de visitas para el otro. Asimismo, de la revisión del
expediente, colige que el menor actualmente cuenta con seis años de edad y vive con su
padre, pero conforme a lo manifestado por la demandante en sus diversos escritos, el
demandado no le permite ver al menor, lo que es corroborado con los resultados de las
diferentes pericias psicológicas y los informes sociales antes descritos, situación que se
torna mucho más grave, en tanto el A quo concedió la tenencia provisional a favor de la
demandante, conforme se desprende de la resolución número 41 recaída en el incidente con
número de Expediente 183-2013-42-1001-JM-FC-01 (que obra a fojas cuatrocientos
ochenta y cinco de dicho cuaderno); y requirió en varias ocasiones que el demandado
cumpla con la entrega del menor a su madre, sin embargo, el recurrente demostró una
conducta reticente a cumplir con dichos mandatos, habiendo incluso sido pasible de
detención por veinticuatro horas (Resolución número cincuenta y tres, que obra en el
cuaderno número 183-2013-42-1001-JM-FC-01, a fojas seiscientos ochenta y uno).

Asimismo, no puede pasar desapercibida la conducta del demandado, quien al ser


entrevistado en la visita social (fojas setecientos veintiuno), rehusó dar el nombre de la
institución educativa donde el menor cursa sus estudios, señalando que lo hace por
seguridad, con la finalidad de que la demandante no conozca dicha información, de otro
lado a fin de lograr la ejecución de sus mandatos el A quo incluso llevó a cabo una
diligencia de allanamiento del domicilio del demandado (acta de fojas ochocientos
cincuenta y siete, en el Expediente número 183-2013-42-1001-JM-FC-01), sin embargo, no
logró hallar al menor.

***Se concluye entonces que quien propicia el alejamiento del mismo de su madre es el
demandado; es decir, asume una conducta con predisposición para impedir que la
demandante se reúna con su hijo, lo que definitivamente debe tenerse en cuenta, ya que es
atentatorio al bienestar del menor por afectar su estabilidad emocional, conforme se
advierte de las evaluaciones psicológicas practicadas al mismo. En las diferentes entrevistas
realizadas al menor, éste ha indicado que desea vivir con su padre, sin embargo, en los
informes psicológicos se ha diagnosticado que el menor se halla necesitado de afecto, y que
se desenvuelve en un ambiente que le impide actuar con libertad, pues existe dependencia
hacia su padre para la satisfacción de sus necesidades; mostrando ambivalencia y confusión
con respecto a sus sentimientos hacia sus padres, no evidenciándose vinculación afectiva
con ninguno de ellos; todo ello aunado al hecho que se le impide mantener contacto con su
madre, definitivamente esta situación vulnera su estabilidad emocional y la satisfacción real
de sus necesidades afectivas.

Consecuentemente, es posible colegir que lo manifestado por el menor de continuar


viviendo con su padre, no obedece a su verdadero deseo, en tanto conforme se advierte del
informe social de folios setecientos veintiuno, los presuntos malos tratos sufridos por parte
de su madre, que son sustento para rechazar vivir con esta última, son afirmaciones
producto de la influencia del padre hacia su menor hijo, lo que concuerda con el informe
psicológico correspondiente al menor, que obra a fojas quinientos trece. Entonces, si bien el
menor no tiene animadversión hacia su padre, pero de otorgarse la tenencia a favor de éste,
no sería beneficiosa para el menor, en tanto conforme los considerandos expuestos, el
demandado atenta contra su equilibrio emocional al privarlo de la presencia y atención de
su madre, no resultando suficiente que se brinde al menor sólo comodidades materiales, ni
se vele solamente por su salud física. Siendo la edad del menor del cual se solicita
la tenencia, seis años, devendría en idóneo se otorgue la tenencia a favor de su madre, en
tanto, no se probó que lo tuviera desatendido, o haya ejercido actos de violencia familiar en
su agravio, como alega el demandado, debiendo tenerse en cuenta además que el menor
vivió con ella desde su nacimiento hasta el veintiséis de diciembre de dos mil doce.

Asimismo, de las diferentes evaluaciones psicológicas practicadas a la demandante no se


advierte alteración mental alguna, ni aspectos que conlleven a considerar inadecuado que el
menor esté bajo su cuidado, como ocurre con el demandado quien además de impedir que
su madre visite al menor, ejerce influencia negativa en su contra, al instruirle que hable mal
de ella. Por lo expuesto, si bien ambos padres biológicos detentan la patria potestad,
la tenencia se le debe otorgar a la madre biológica, debiendo confirmarse la resolución
materia de apelación, lo que no debe significar que no se establezca un régimen de visitas,
que permita al menor, seguir vinculado a quien siempre será su padre y que también le
permita estrechar lazos con él; no siendo razonable se impida al demandado visite a su
menor hijo, sustentándose que incumplió con sus obligaciones alimentarias, sin que ello
haya sido acreditado fehacientemente; asimismo, en salvaguarda del interés del menor,
procurando se logre que la relación de padre e hijo se fortalezca y estabilice, deviene en
irrazonable que se admita el deterioro del vínculo paterno filial por el incumplimiento de
las prestaciones alimentarias.

SÉTIMO.- En cuanto a la tenencia del menor, como expresión de la patria potestad, por la
modificatoria introducida por la Ley número 29269, del dieciséis de octubre de dos mil
ocho, el artículo 81 del Código de los Niños y Adolescentes dispone que cuando los padres
estén separados de hecho, la tenencia de los niños, niñas o adolescentes se determina de
común acuerdo entre ellos, y tomando en cuenta el parecer del niño, niña o adolescente,
siendo que de no existir acuerdo, o si éste resulta perjudicial para los hijos, la tenencia la
resolverá el juez especializado, dictando las medidas necesarias para su cumplimiento,
pudiendo disponer la tenencia compartida, salvaguardando en todo momento el interés
superior del niño, niña o adolescente.

OCTAVO. – A partir de la modificatoria antes señalada, en nuestro ordenamiento jurídico


existe la posibilidad de promover la tenencia compartida o coparentalidad de los menores,
en la cual «ambos padres, pese a vivir separados, tienen los mismos atributos y facultades
sobre los hijos, de modo tal que la patria potestad queda incólume, es decir, ambos padres
siguen ejerciéndola (…). Los hijos viven de manera alternativa y temporal con uno y otro
progenitor, las relaciones personales se alternan con la convivencia ordinaria en una
distribución temporal variable». En ese sentido, la figura jurídica de la tenencia
compartida debe entenderse de conformidad con lo dispuesto en el artículo 9 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, que resalta la importancia de que el niño no sea
separado de sus padres, sino cuando sea estrictamente necesario para preservar su interés.

NOVENO.- Siendo ello así, se tiene que al momento de emitir la sentencia de vista, la Sala
Superior indicó en su considerando décimo que (sic) «El sistema peruano ha optado por
la tenencia de carácter monoparental, es decir sólo uno de los progenitores puede gozar de
la misma, fijándose un régimen de visitas para el otro», siendo que de ello se desprende que
al momento de emitir su fallo, lo hizo negando la posibilidad de establecer si era lo mejor
para el menor que sus padres ejerzan su tenencia de forma compartida, como estaba
dispuesto en mérito a la modificatoria antes señalada, con lo cual se tiene que ha emitido
una sentencia con infracción normativa del artículo 81 del Código de los Niños y
Adolescentes. Sin embargo, se tiene que el Ad quem sí ha ingresado al análisis de si era
conveniente o no para el interés del menor el que su padre continúe ejerciendo su tenencia,
aspecto que resulta también condicionante de la tenencia compartida. En ese sentido, ha
concluido que a partir de las pericias psicológicas de éste (fojas doscientos veintitrés y
quinientos trece) y de su progenitor (fojas doscientos sesenta y seis y quinientos siete), se
evidencia que el menor presenta un apego a la figura paterna, pero con falta de estabilidad
emocional por una inadecuada estimulación afectiva.

Asimismo, siendo que la tenencia compartida presupone la separación de hecho de los


padres del menor, se hace necesario para concederla que entre éstos exista -o sea probable-
una relación de colaboración y coordinación constante, toda vez que sólo con ello puede
garantizarse que puedan compartir armoniosamente el cuidado del menor, los gastos de su
sustento y otras responsabilidades en aras de su bienestar. Si dicha colaboración no es
posible por la conducta negativa o confrontacional de uno de los padres, no puede
establecerse una tenencia compartida, por tratarse de una situación interpersonal
conflictiva, que pondría en mayor riesgo la integridad emocional y física del menor por el
actuar irresponsable de sus padres.

Al tenerse de autos que la conducta reiterativa del padre del menor ha sido la de privarlo
deliberadamente del contacto con su madre -como se tiene de su renuencia a cumplir el
mandato judicial de entregar al menor, así como de su poca colaboración para informar en
un primer momento en qué institución educativa seguía estudios-, habiéndose incluso
encontrado indicios de alienación parental en perjuicio de aquélla, este Supremo Tribunal
considera que no resulta posible conceder la tenencia compartida a favor de ambos
padres, por lo que la evidente inaplicación del artículo 81 del Código de los Niños y
Adolescentes en que se ha incurrido al expedir la recurrida, si bien afecta su motivación, no
es casable por ajustarse su parte resolutiva a derecho, como lo dispone el artículo 397 del
Código Procesal Civil.

DÉCIMO.- En cuanto a la infracción normativa del artículo 84 del Código de los Niños y
Adolescentes, se tiene que a partir de la modificatoria introducida por la Ley número
29269, en adelante, se tiene que en caso de no existir acuerdo sobre la tenencia, en
cualquiera de sus modalidades, el juez resolverá teniendo en cuenta que el hijo deberá
permanecer con el progenitor con quien convivió mayor tiempo, siempre que le sea
favorable; que el hijo menor de tres años permanecerá con la madre; y para el que no
obtenga la tenencia o custodia del niño, niña o adolescente debe señalarse un régimen de
visitas, siendo además que en cualquiera de los supuestos, el juez priorizará el otorgamiento
de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el derecho del niño, niña o adolescente a
mantener contacto con el otro progenitor.

Siendo así, se tiene que no se aprecia tal infracción normativa, toda vez que los criterios
establecidos en dicha disposición están sujetos a ser aplicados según el interés del menor,
por lo que al haberse establecido en autos que se encuentra en riesgo la estabilidad
emocional del menor por la conducta de su padre, y que a su vez, resulta que su madre sí
cuenta con las condiciones necesarias para asegurar su cuidado, puede el juzgador no seguir
los criterios allí señalados como determinantes para fijar la tenencia. Asimismo, dada la
conducta del padre del menor, señalada en el considerando anterior, resulta evidente que no
garantiza el derecho de su hijo a mantener contacto con el otro progenitor, criterio que la
referida disposición normativa también establece como condicionante para otorgar
la tenencia, debiendo ésta por ello recaer en la demandante.

DÉCIMO PRIMERO.- Finalmente, respecto a la causal de infracción normativa admitida


excepcionalmente, de la revisión de la regulación normativa aplicable al caso, este Supremo
Tribunal aprecia que pese a que las instancias de mérito determinaron una variación de
la tenencia del menor a favor de su madre, no aplicaron el artículo 82 del Código de los
Niños y Adolescentes, por el cual, debía ordenarse, con la asesoría del equipo
multidisciplinario, que ésta se efectúe en forma progresiva de manera que no le produzca
daño o trastorno, lo cual resulta relevante para el caso de autos, tomando en cuenta la edad
del menor y el apego emocional que tiene con su padre, con quien ha vivido los últimos
años. Así, el extremo de la parte resolutiva de la apelada que dispone que el menor sea
entregado en un plazo de cinco días después de notificada la sentencia, constituye decisión
que podría perjudicarlo, debiendo ser dicha variación de forma progresiva y por períodos de
alternancia, aprovechando para su inicio el siguiente período de vacaciones escolares del
año dos mil diecisiete, a fin de no interrumpir los estudios escolares del menor.
Asimismo, dado que se ha fijado un régimen de visitas para el demandado, quien
continuará por ello en contacto con el menor y su madre, la terapia psicológica a la que será
sometido el menor debe también ser brindada a ambos padres a fin de lograr también en
ellos estabilidad psicológica y emocional para garantizar el fortalecimiento del vínculo
afectivo con su hijo, así como el respeto y consideración del otro progenitor, lo que se
justifica tanto por el carácter excepcional de la casación concedida, como por el interés
superior del menor. Por las consideraciones expuestas, y de conformidad con los artículos
396 y 397 del Código Procesal Civil, declararon FUNDADO EN PARTE el recurso de
casación interpuesto por Edison Vargas Estrada a fojas mil ciento cuarenta y cinco; por
consiguiente, CASARON PARCIALMENTE la sentencia de vista de fojas mil noventa y
dos, de fecha treinta de junio de dos mil quince, emitida por la Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Cusco, sólo en el extremo que confirma que el demandado entregue
al menor G.E.V.C. a la demandante Elvira Erika Cabrera Huayllani, dentro del quinto día
de notificado, bajo apercibimiento de darse inicio a la ejecución forzada de lo dispuesto en
dicha resolución, y la ANULARON sólo en ese extremo; y actuando en sede de
instancia REVOCARON PARCIALMENTE la sentencia apelada de fojas novecientos
veinte, de fecha veintiocho de enero de dos mil quince, en cuanto dispone que el
demandado Edison Vargas Estrada entregue al menor G.E.V.C. a la demandante Elvira
Erika Cabrera Huayllani, dentro del quinto día de notificado, bajo apercibimiento de darse
inicio a la ejecución forzada de lo dispuesto en dicha resolución; y REFORMANDO dicho
extremo, dispusieron que la variación de la tenencia ordenada se efectúe en forma
progresiva y con la asesoría del equipo multidisciplinario, de manera que no le produzca
daño o trastorno a dicho menor y se lleve a cabo observando las consideraciones expuestas
en esta resolución.

Asimismo, INTEGRARON la recurrida, disponiendo que los equipos multidisciplinarios


de las Cortes Superiores de Justicia de Arequipa y Cusco, a través del Juzgado competente
de dichas ciudades, sometan también a terapia psicológica a la demandante Elvira Erika
Cabrera Huayllani y al demandado Edison Vargas Estrada, en el número de sesiones que
resulten necesarias, debiéndose informar acerca de los avances obtenidos que propenderán
a lograr su estabilidad psicológica y emocional, así como el respeto y consideración hacia
el otro progenitor;
No puede haber tenencia compartida si hay una conducta negativa y confrontacional
de uno de los padres

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