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c.- Copia simple de la resolución número tres de fecha 22 de febrero del 2018
expedida por el Sexto Juzgado de Familia de San Juan de Lurigancho en el
Expediente No. 03302-2018-0-3207-JR-FT-06 donde mediante medida
cautelar se ha otorgado la tenencia provisional de la menor de iniciales
N.K.S.V. de 11 años a favor de su madre doña MARUJA JULIA VIVANCO
LLANTO.
CUARTO.- Que, asimismo hay que tener en cuenta que el artículo 2, inciso uno, de la
Constitución dispone que toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su
integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. Además hay
que tener presente que el artículo 2, literal 24, parágrafo h) de la Constitución dispone
que nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o
tratos inhumanos o humillantes y que cualquiera puede pedir de inmediato el examen
médico de la persona agraviada o de aquella imposibilitada de recurrir por si misma a
la autoridad.
SEXTO.- Que, luego de la valoración conjunta de las pruebas se concluye que la menor
de iniciales N.K.S.V. (11) ha sido víctima de VIOLENCIA PSICOLÓGICA debido a los
actos de control que ejerce su madre MARUJA JULIA VIVANCO LLANTO, que se
configuran en las llamadas telefónicas que han tenido como propósito la manipulación
de la madre hacia la hija sobre la figura paterna, lo cual se encuentra acreditado con la
declaración del denunciante, quien sostiene que su ex conviviente, induce a la menor a
pensar cosas negativas respecto de su padre; lo cual causa convicción en este
Juzgador si se tiene en cuenta que al escucharse el audio se constata que la madre le
dice a su menor hija que a su padre se le puede meter el demonio y le puede hacer
daño, con lo cual de alguna forma estaría deslizando la idea de que su padre la puede
atacar sexualmente. Por otro lado, le dice que sólo los maricones lloran y que su padre
ha hecho cosas horribles que por ahora no le puede contar, con lo cual está hablando
cosas negativas de su padre. Abona a lo expuesto que existen antecedentes de
maltrato por parte de la madre hacia su menor hija conforme fluye del Protocolo de
Pericia Psicológica 008575-2016-PSC-VF de fecha 23 de Julio del 2016 donde la menor
le indica a la psicóloga que su madre miente mucho, le grita y que reniega, y asimismo
este informe señala que la madre no muestra atención por su hija.
SETIMO.- Que, todo lo expuesto, conlleva a que este juzgador tenga que disponer las
medidas de protección adecuadas, a fin de proteger la integridad física y psíquica de la
víctima y a efectos de que no se vuelvan a producir nuevos hechos de violencia familiar
por parte de la madre.
Que con fecha 26 de enero del 20128 el demandado interpone un dencunia por
violencia familiar contra su ex coviviente amruja julia vivancio llanto por ser autora
de la infraccion 30364, en la modalidad de violencia psicológica en agravio de la menor
de la menor de iniciales N.K.S.V. (11) , ante primer jusgado de familia trasitorio de
santa anita con le expediente 02326-2018 teniendo en cuenta el incicso setimo y
octavo y E
OCTAVO.- Que, sin perjuicio de lo expuesto, se desprende del proceso que los actos
de violencia tienen su origen en las discrepancias que tienen los padres sobre la
tenencia y alimentos de su menor hija, por lo que es necesario que exista una medida
cautelar sobre dichos aspectos. En este sentido, se tiene que el Sexto Juzgado de
Familia de San Juan de Lurigancho en el Expediente 03302-2018-0-3207-JR-FC-06
ha emitido la resolución número 3 de fecha 22 de febrero del 2018 donde ha dispuesto
una medida cautelar ordenando que se otorgue la tenencia provisional de la aludida
menor a favor de la madre Maruja Julia Vivanco Llanto, la cual – a criterio de este
Juzgador - debe subsistir ya que la niña últimamente habría declarado ante dicha Juez
que su padre le insulta diciéndole retrasada, monga, y que le ha obligado a bañarse con
agua fría, de manera que en contraposición a ello el progenitor debe gozar de un
régimen de visitas a fin de que la menor mantenga el vínculo de efecto con su padre,
para lo cual se dispone que debe visitarlos todos los sábados de nueve a doce del
mediodía, con externamiento, .
NOVENO.- En caso los padres no se encuentren conformes con las medidas
provisionales otorgadas sobre el régimen de tenencia y de visitas que se han fijado,
pueden hacerse valer su derecho de acción ante el Juez de Familia que corresponda,
donde pueden solicitar la tenencia o el régimen de visitas. En cuanto a los alimentos se
debe precisar que el denunciante ha señalado que hay un proceso judicial de alimentos
contra la madre donde se ha fijado una pensión mensual de trescientos soles, de modo
que carece de objeto emitir pronunciamiento sobre los alimentos.
DECIMO.- Que, el artículo 23° de la Ley 30364 dispone que la Policía Nacional del
Perú es responsable de ejecutar las medidas de protección dictadas, para lo cual debe
tener un mapa gráfico y georreferencial de registro de todas las víctimas con las
medidas de protección que les hayan sido notificadas; y asimismo habilitar un canal de
comunicación para atender efectivamente sus pedidos de resguardo, pudiendo
coordinar con los servicios de serenazgo a efectos de brindar una respuesta oportuna.
Esto último autoriza a la Policía a entregar un número telefónico fijo o celular a las
víctimas a fin de que éstas llamen en caso ocurran nuevas agresiones.
El principio de congruencia procesal implica por un lado que el juez no puede ir más
allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados
por las partes, y por otro lado la obligación de los magistrados es de pronunciarse
respecto a todos los puntos controvertidos establecidos en el proceso, a todas las
alegaciones efectuadas por las partes en sus actos postulatorios o en sus medios
impugnatorios.
De la misma opinión es Cillero Bruñol, quien sostiene que el interés superior del niño
constituye «un principio que obliga a diversas autoridades e, incluso, instituciones privadas
a estimar tal interés como una consideración primordial para el ejercicio de sus atribuciones
[…], los niños tienen derecho a que antes de tomar una medida respecto de ellos se
adopten aquellas que promuevan y protejan sus derechos y no las que los conculquen y
complican
1.2. El principio del interés superior del niño en los procesos de tenencia
El artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño prescribe una consideración
primordial a que se entenderá será el interés superior del niño, deberá evaluar el
otorgamiento de la tenencia exclusiva atendiendo a este principio; lo que implica que
será concedida al progenitor que salvaguarde, en mejor medida, los derechos de su
hijo a la comunicación y a mantener contacto con su otro progenitor no conviviente.
Ello se desprende del artículo 81 del Código de Niños y Adolescentes, el cual prescribe
que el juez de familia deberá resolver el proceso de tenencia «salvaguardando en todo
el momento el interés superior del niño, niña o adolescente».
La Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 9.3 establece que «los Estados
Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres
a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo
regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño». Por su parte, el último
párrafo del artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes establece que «el juez
priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el
derecho del niño, niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor». Estos
textos normativos obligan al juez a realizar un examen exhaustivo de los diversos medios
probatorios, ya sean de parte o de oficio, ofrecidos y actuados a lo largo del desarrollo del
proceso de tenencia, con la finalidad de determinar cuál de los progenitores salvaguardará
el derecho de comunicación de su hijo.
La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, se estableció que no debe ser tomada
en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra influenciada por la alienación
parental.
Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio NO perjudicial para el hijo.
Ocma prevaricato
Para nadie e s tabú ver los videos con bailes de la actualidad como para que la madre en forma
despectiva acusa agrediéndome siempre actuando con pre a estas alturas como resaltar los
videos de actualidad.
Que he dejado muebles y comodidades en poder de la madre pero ahora usan los hijos adultos del
padrastro.
Paralización parcial de la mital del cuerpo y tarquicardias , por depresión y angustias ocacionado
por todas estos incovencintes y
Cobardemente solo por los 200 soles , ha dejado que mi hija deje de avanzar avance ,
La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, se estableció que no debe ser tomada
en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra influenciada por la alienación
parental.
Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio perjudicial para el hijo.
Lastimosamente, en este proceso «ya sea porque corresponde a la realidad o por estrategia,
la posición de cada padre no solo se sustenta en la propia idoneidad para hacerse cargo de
la crianza del hijo, sino en la nocividad de la conducta de la contraparte»[2]. Esta campaña
de denigración, de un progenitor respecto del otro, produce en el hijo una serie de
trastornos psicológicos, los cuales pasan a formar parte de los síntomas característicos
del síndrome de alienación parental.
Así, el juez deberá tener en cuenta los criterios establecidos en los artículos 81 y siguientes
del citado cuerpo de leyes. Es decir, los referentes al tiempo de convivencia, a las
necesidades del menor de edad según su edad y, en cualquiera de los supuestos, a quien
mejor garantice el derecho de su hijo a mantener contacto con su progenitor no conviviente.
De esta forma el menor de edad convivirá con uno de sus padres, titular de la tenencia
exclusiva, mientras que el otro, no conviviente, será beneficiado con el establecimiento de
un régimen de visitas. Se produce así el siguiente escenario: la presencia de una separación
de hecho (no convivencia), la inexistencia de acuerdo entre los progenitores o la existencia
de un convenio NO perjudicial para el hijo.
Lastimosamente, en este proceso «ya sea porque corresponde a la realidad o por estrategia,
la posición de cada padre no solo se sustenta en la propia idoneidad para hacerse cargo de
la crianza del hijo, sino en la nocividad de la conducta de la contraparte»[2]. Esta campaña
de denigración, de un progenitor respecto del otro, produce en el hijo una serie de
trastornos psicológicos, los cuales pasan a formar parte de los síntomas característicos
del síndrome de alienación parental.
1.2. El principio del interés superior del niño en los procesos de tenencia
El artículo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño prescribe que «en todas
las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienes sociales, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos,
una consideración primordial a que se entenderá será el interés superior del niño». En
lo que respecta a nuestra legislación nacional, el artículo IX del Código de los Niños y
Adolescentes establece que «en toda medida concerniente al niño y al adolescente que
adopte el Estado a través de los PoderesEjecutivo, Legislativo y Judicial, del Ministerio
Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales y sus demás instituciones, así como
en la acción de la sociedad, se considerará el Principio del Interés del Niño y
Adolescente, a la madre y al anciano en situación de abandono».
Se considera que el interés del menor de edad «tiene un valor jurídico eminentemente
instrumental en la decisión acerca de un derecho aislado o en conflicto con otros derechos:
lo importante y en verdad discutido es siempre el derecho o derechos en juego, en cuya
solución el criterio determinante es precisamente el del interés del menor»[3]. El principio
del interés superior del niñose constituye como la directriz de todas las decisiones
políticas, sociales y judiciales que se adopten con relación a los niños, niñas o
adolescentes; por ende, el juez se encuentra en la obligación de tramitar con mayor cautela
los procesos en los que están involucrados sus derechos. En ese sentido, la identificación de
todo hecho o conducta que pueda afectarlos deberá ser prioritaria. De la misma opinión es
Cillero Bruñol, quien sostiene que el interés superior del niño constituye «un principio que
obliga a diversas autoridades e, incluso, instituciones privadas a estimar tal interés como
una consideración primordial para el ejercicio de sus atribuciones […], los niños tienen
derecho a que antes de tomar una medida respecto de ellos se adopten aquellas que
promuevan y protejan sus derechos y no las que los conculquen»[4].
El juez, como representante del Poder Judicial y, por ende, del Estado, deberá evaluar el
otorgamiento de la tenencia exclusiva atendiendo al principio del interés superior del niño;
lo que implica que será concedida al progenitor que salvaguarde, en mejor medida, los
derechos de su hijo a la comunicación y a mantener contacto con su progenitor no
conviviente. Ello se desprende del artículo 81 del Código de Niños y Adolescentes, el cual
prescribe que el juez de familia deberá resolver el proceso de tenencia «salvaguardando en
todo el momento el interés superior del niño, niña o adolescente».
Richard Gardner consideró que se podía identificar la existencia del síndrome de alienación
parental cuando se evidenciaban, de forma total o parcial, ocho
comportamientos o síntomas observables:
b) La falta de ambivalencia: Este síntoma consiste en que el niño ve, por el proceso de
distorsión de la realidad vía inducción, que uno de los padres es totalmente «bueno y
perfecto», es decir el padre conviviente. Mientras que el otro padre es percibido como
totalmente «malo»[8].
e) Ausencia de culpa o aun crueldad o explotación del progenitor alienado: «El niño no
expresa culpa, ni muestra miedo de insultar al padre no conviviente. Pueden expresar que
este fue malo con ellos, o inclusive que les pegaba, pero contradictoriamente insultarlo
abiertamente sin recelo ni temor alguno»[11].
Asimismo, los hijos alienados se sienten seguros de sus alegaciones, debido a que poseen el
respaldo de su progenitor alienante, quien en vez de corregirlos, lo que hace es «premiar»
dicha conducta.
f) La presencia de escenarios imprecisos, borrosos: Se refiere «a que los dicho del niño
son inconsistentes en cuanto a precisiones de contenido de lugar y espacio»[12].
Es decir, los hijos programados no pueden detallar las razones por las que no desean ver al
progenitor alienado, repitiendo, la mayoría de las veces, las mismas frases denigrantes.
Es decir, el hijo alienado tampoco desea mantener contacto con la familia ni con los amigos
de su progenitor no conviviente.
No obstante, esta conducta maliciosa deberá ser evaluada por el juez al momento de
resolver la controversia.
La Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 9.3 establece que «los Estados
Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres
a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de modo
regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño». Por su parte, el último
párrafo del artículo 84 del Código de los Niños y Adolescentes establece que «el juez
priorizará el otorgamiento de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el
derecho del niño, niña o adolescente a mantener contacto con el otro progenitor». Estos
textos normativos obligan al juez a realizar un examen exhaustivo de los diversos medios
probatorios, ya sean de parte o de oficio, ofrecidos y actuados a lo largo del desarrollo del
proceso de tenencia, con la finalidad de determinar cuál de los progenitores salvaguardará
el derecho de comunicación de su hijo.
La pericia psicológica, el informe del asistente social y la entrevista del juez con el niño,
niña o adolescente tienen una importancia esencial a fin de comprobar la existencia, total o
parcial, de los ocho síntomas primarios del síndrome de alienación parental. Por otro
lado, si bien es cierto que la opinión de los menores de edad, reconocida en el Código de
los Niños y Adolescentes y en la Convención sobre los Derechos del Niño, posee
relevancia al momento de ser otorgada la tenencia exclusiva, el juez no debe de perder de
vista que muchas veces esta se verá trastocada. Así, en la Casación 2067-2010 se
estableció que no debe ser tomada en cuenta la declaración del niño cuando se encuentra
influenciada por la alienación parental.
Un último punto que se debe evaluar es que, a pesar de que en la gran mayoría de los casos
la madre es la alienante, como bien lo detalla la Casación 5138-2010, Lima, esto no
implica que los padres no puedan también serlo. Un claro ejemplo se dio mediante
la Casación 370-2013, Ica, que determinó que el padre fue quien vulneró el derecho de su
hijo a mantener contacto con su madre. Finalmente, recordemos que será el Estado, a través
de los jueces, el único ente capaz de evitar y mitigar los perjuicios ocasionados por el
síndrome de alienación parental. Por ello, solo una decisión justa podrá defender el futuro
de los niños, niñas y adolescentes.
III. Conclusiones
AGUILAR CUENCA, José. «El uso de los hijos en los procesos de separación:
el síndrome de alienación parental». Revista de Familia, N° 29, sec. Estudios
doctrinales. Valladolid: Lex Nova, 2005.
CANALES TORRES, Claudia. «Criterios sobre los supuestos de tenencia
definitiva, tenencia provisional y variación de la tenencia». En: Patria potestad,
tenencia y alimentos. Lima: Gaceta Jurídica, 2014.
CILLERO BRUÑOL, Miguel. «El interés superior del niño en el marco de la
convención internacional sobre los derechos del niño». En: Justicia y derechos
del niño. Santiago de Chile: Unicef, Número 1, 1999.
GUTIÉRREZ DE LA CRUZ, Judyth y Alfredo CUIPA PINEDO. «¿En interés
superior de quién? La alienación parental como riesgo en los procesos de
tenencia». En: Patria potestad, tenencia y alimentos. Lima: Gaceta Jurídica,
2014.
RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco. El interés del menor. Madrid: Dykinson,
2000.
PEDROSA, Delia y José BOUZA. (SAP) Síndrome de Alienación Parental:
Proceso de obstrucción del vínculo entre los hijos y uno de sus progenitores.
Buenos Aires: García Alonso, 2008.
I) Infracción normativa material de la Ley número 29269 – Ley que modifica los artículos
81 y 84 del Código de los Niños y Adolescentes, incorporando la tenencia compartida,
alegando que dicha infracción se ha producido porque la sentencia de vista en su
considerando décimo desconoce la mencionada ley, refiriendo que el sistema peruano ha
adoptado la tenencia de carácter monoparental; y
II) De forma excepcional, en aplicación del artículo 392-A del Código Procesal Civil,
modificado por la Ley número 29364, por la causal de: Infracción normativa procesal del
artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Perú, a efectos de evaluar si la Sala
Superior ha cumplido con motivar debidamente, y si ha aplicado normas que resultan
pertinentes al caso de autos.
CONSIDERANDO:
La demandante mantiene una serie de problemas con su actual relación quien genera una
serie de istigamiento para que pueda separarme de mis hijas aducinedo que podría tener
****
Razón por el cual, **** de las denuncias que se han instado creados para poder
desacreditarme , siendo que mantienen conflictos, peleas, escándalos muy graves en el
domicilio donde se encontraba su menor hijo en la ciudad de Arequipa, por lo cual se
encuentra en inminente peligro de ver afectada su integridad física, psicológica y moral.
Afirma que siempre de forma responsable y madura quiso preservar su relación con la
demandante, siendo falso que tenga problemas de alcoholismo. Nunca desamparó
económicamente a su menor hijo, y la accionante le ha iniciado un proceso de alimentos de
mala fe, siendo que siempre le giró dinero a través del Banco de la Nación, así como le
entregaba dinero en forma personal, llevaba víveres y prendas de vestir para su menor hijo,
e incluso para el otro hijo de la demandante. Con el único afán de comunicarse con su hijo
hizo instalar un teléfono fijo en el domicilio donde se encontraba viviendo en Arequipa; sin
embargo, la demandante en muchas oportunidades cortaba el teléfono y no le comunicaba
con su hijo.
la actora salía a su centro laboral a las siete de la mañana y retornaba a altas horas de la
noche, estando dicho menor prácticamente abandonado.
Luego de hacer varios viajes a la ciudad de Arequipa, los abuelos maternos le reiteraron
que lo mejor sería que su menor hijo esté a su cuidado y que lo llevara a la ciudad del
Cusco porque no sólo estaba desatendido, sino que estaba en riesgo su integridad física,
psicológica y moral. Su menor hijo no estaba bien cuidado y, por el contrario, estaba
prácticamente abandonado al igual que su medio hermano, siendo que el veintidós de
diciembre de dos mil doce, visitó una vez más a su hijo en la ciudad de Arequipa,
encontrándolo en estado calamitoso, sin aseo personal, con ropa no adecuada, mal de salud;
motivo por el cual le reclamó a la demandante, quien le manifestó que ya no podía con el
cuidado de sus dos hijos y que era mejor que lleve a su menor hijo al Cusco.
CUARTO. – la confirma. Como fundamentos expone que el sistema peruano ha optado por
la tenencia de carácter monoparental, es decir, sólo uno de los progenitores puede gozar de
la misma, fijándose un régimen de visitas para el otro. Asimismo, de la revisión del
expediente, colige que el menor actualmente cuenta con seis años de edad y vive con su
padre, pero conforme a lo manifestado por la demandante en sus diversos escritos, el
demandado no le permite ver al menor, lo que es corroborado con los resultados de las
diferentes pericias psicológicas y los informes sociales antes descritos, situación que se
torna mucho más grave, en tanto el A quo concedió la tenencia provisional a favor de la
demandante, conforme se desprende de la resolución número 41 recaída en el incidente con
número de Expediente 183-2013-42-1001-JM-FC-01 (que obra a fojas cuatrocientos
ochenta y cinco de dicho cuaderno); y requirió en varias ocasiones que el demandado
cumpla con la entrega del menor a su madre, sin embargo, el recurrente demostró una
conducta reticente a cumplir con dichos mandatos, habiendo incluso sido pasible de
detención por veinticuatro horas (Resolución número cincuenta y tres, que obra en el
cuaderno número 183-2013-42-1001-JM-FC-01, a fojas seiscientos ochenta y uno).
***Se concluye entonces que quien propicia el alejamiento del mismo de su madre es el
demandado; es decir, asume una conducta con predisposición para impedir que la
demandante se reúna con su hijo, lo que definitivamente debe tenerse en cuenta, ya que es
atentatorio al bienestar del menor por afectar su estabilidad emocional, conforme se
advierte de las evaluaciones psicológicas practicadas al mismo. En las diferentes entrevistas
realizadas al menor, éste ha indicado que desea vivir con su padre, sin embargo, en los
informes psicológicos se ha diagnosticado que el menor se halla necesitado de afecto, y que
se desenvuelve en un ambiente que le impide actuar con libertad, pues existe dependencia
hacia su padre para la satisfacción de sus necesidades; mostrando ambivalencia y confusión
con respecto a sus sentimientos hacia sus padres, no evidenciándose vinculación afectiva
con ninguno de ellos; todo ello aunado al hecho que se le impide mantener contacto con su
madre, definitivamente esta situación vulnera su estabilidad emocional y la satisfacción real
de sus necesidades afectivas.
SÉTIMO.- En cuanto a la tenencia del menor, como expresión de la patria potestad, por la
modificatoria introducida por la Ley número 29269, del dieciséis de octubre de dos mil
ocho, el artículo 81 del Código de los Niños y Adolescentes dispone que cuando los padres
estén separados de hecho, la tenencia de los niños, niñas o adolescentes se determina de
común acuerdo entre ellos, y tomando en cuenta el parecer del niño, niña o adolescente,
siendo que de no existir acuerdo, o si éste resulta perjudicial para los hijos, la tenencia la
resolverá el juez especializado, dictando las medidas necesarias para su cumplimiento,
pudiendo disponer la tenencia compartida, salvaguardando en todo momento el interés
superior del niño, niña o adolescente.
NOVENO.- Siendo ello así, se tiene que al momento de emitir la sentencia de vista, la Sala
Superior indicó en su considerando décimo que (sic) «El sistema peruano ha optado por
la tenencia de carácter monoparental, es decir sólo uno de los progenitores puede gozar de
la misma, fijándose un régimen de visitas para el otro», siendo que de ello se desprende que
al momento de emitir su fallo, lo hizo negando la posibilidad de establecer si era lo mejor
para el menor que sus padres ejerzan su tenencia de forma compartida, como estaba
dispuesto en mérito a la modificatoria antes señalada, con lo cual se tiene que ha emitido
una sentencia con infracción normativa del artículo 81 del Código de los Niños y
Adolescentes. Sin embargo, se tiene que el Ad quem sí ha ingresado al análisis de si era
conveniente o no para el interés del menor el que su padre continúe ejerciendo su tenencia,
aspecto que resulta también condicionante de la tenencia compartida. En ese sentido, ha
concluido que a partir de las pericias psicológicas de éste (fojas doscientos veintitrés y
quinientos trece) y de su progenitor (fojas doscientos sesenta y seis y quinientos siete), se
evidencia que el menor presenta un apego a la figura paterna, pero con falta de estabilidad
emocional por una inadecuada estimulación afectiva.
Al tenerse de autos que la conducta reiterativa del padre del menor ha sido la de privarlo
deliberadamente del contacto con su madre -como se tiene de su renuencia a cumplir el
mandato judicial de entregar al menor, así como de su poca colaboración para informar en
un primer momento en qué institución educativa seguía estudios-, habiéndose incluso
encontrado indicios de alienación parental en perjuicio de aquélla, este Supremo Tribunal
considera que no resulta posible conceder la tenencia compartida a favor de ambos
padres, por lo que la evidente inaplicación del artículo 81 del Código de los Niños y
Adolescentes en que se ha incurrido al expedir la recurrida, si bien afecta su motivación, no
es casable por ajustarse su parte resolutiva a derecho, como lo dispone el artículo 397 del
Código Procesal Civil.
DÉCIMO.- En cuanto a la infracción normativa del artículo 84 del Código de los Niños y
Adolescentes, se tiene que a partir de la modificatoria introducida por la Ley número
29269, en adelante, se tiene que en caso de no existir acuerdo sobre la tenencia, en
cualquiera de sus modalidades, el juez resolverá teniendo en cuenta que el hijo deberá
permanecer con el progenitor con quien convivió mayor tiempo, siempre que le sea
favorable; que el hijo menor de tres años permanecerá con la madre; y para el que no
obtenga la tenencia o custodia del niño, niña o adolescente debe señalarse un régimen de
visitas, siendo además que en cualquiera de los supuestos, el juez priorizará el otorgamiento
de la tenencia o custodia a quien mejor garantice el derecho del niño, niña o adolescente a
mantener contacto con el otro progenitor.
Siendo así, se tiene que no se aprecia tal infracción normativa, toda vez que los criterios
establecidos en dicha disposición están sujetos a ser aplicados según el interés del menor,
por lo que al haberse establecido en autos que se encuentra en riesgo la estabilidad
emocional del menor por la conducta de su padre, y que a su vez, resulta que su madre sí
cuenta con las condiciones necesarias para asegurar su cuidado, puede el juzgador no seguir
los criterios allí señalados como determinantes para fijar la tenencia. Asimismo, dada la
conducta del padre del menor, señalada en el considerando anterior, resulta evidente que no
garantiza el derecho de su hijo a mantener contacto con el otro progenitor, criterio que la
referida disposición normativa también establece como condicionante para otorgar
la tenencia, debiendo ésta por ello recaer en la demandante.