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Palabras de la nueva mujer

Como abeja obstinada


exploro inefables reinos
que desconoces
y al entrar en la memoria de tu corazón
señalo parajes virginales.

¡Aquí la eternidad
modificando nuestro minuto!
No puedo ser abismo:
con la luz se hacen viñedos
y retamas.

Pertenezco a la desnudez
de mi lenguaje
y he quemado silencios y mentiras
sabiendo que transformo
la historia de las madres.

Mujer.
Sólo mujer.
¿Entiendes?
Ni pajarilla del necesario albergue,
ni alimento para deseosos animales,
ni bosque de campánulas donde el cielo se olvida
ni una hechicera con sus pequeños monstruos.

¡Oh poderes del hombre


alzando mutaciones
de frágiles rostrosl
¡Oh esplendor oculto en mi santuario
ya bajo la excelencia
de íntimos ángelesi
¿Logra mi amor decirte
que busco un amante
con frente inmortal?
En un lugar del alma
En un lugar del alma, entre muros de olvido
y en arenas estériles, se entierran los amores
que nos nacieron muertos; y en tierra bendecida,
donde sueño tras sueño la vida siembra flores,

los que ya comenzaban a fabricar su nido,


cuando los alevosos minutos cazadores
les hirieron el alma... y los que sólo han sido
samaritano ungüento para nuestros dolores.

Yo sé que a esos sepulcros se les debe el tributo


que exigen del espíritu sus urnas de misterio...
Pero por esos muertos nunca visto de luto,

y al entrar en mí misma, ese lugar esquivo...


¡que en una de las urnas de ese mi cementerio,
hay un amor que tuve que lo enterraron vivo!

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