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CARTA ABIERTA SOBRE BIOTECNOLOGIA Y MEDICINA

Como invitado a formar parte de la comitiva presidencial que acompanñ oó a


su excelencia la presidenta de la Repuó blica Michelle Bachelet en la visita oficial a
la India, he tenido la oportunidad de escuchar de primera fuente las visiones y
estrategias del gobierno respecto a la innovacioó n tecnoloó gica y su papel en el
desarrollo de Chile. Debo empezar comentando que comparto la mayoríóa de los
lineamientos, especialmente aquellos referidos al apoyo dirigido del Estado a
ciertas aó reas prioritarias de desarrollo en ciencia y tecnologíóa, con el fin de
potenciar y coordinar la innovacioó n con el sector productivo y de esta manera
impactar el desarrollo socioeconoó mico de Chile.

El consejo de Innovacioó n ha definido “clusters” de desarrollo que deben


ser potenciados daó ndoles prioridad a su financiamiento. Lamentablemente, estos
clusters han sido definidos solamente mediante criterios de volumen de negocios
y del papel que actualmente cumple cada rubro en la economíóa chilena y no se
ha valorado suficientemente el rol fundamental que cumple el factor capital
humano avanzado, ni se han realizado apuestas que prevean futuros cambios en
los polos de desarrollo de la economíóa chilena a un mediano y largo plazo.

Recientemente, un informe respecto a la biotecnologíóa publicado por el


Consejo Nacional de Innovacioó n para la Competitividad (CNIC), denominado
“Biotechnology assessment and strategic recommendations”
elaborado por una empresa internacional llamada Interlink, ha generado a mi
juicio, una visioó n sesgada en cuanto a los criterios que definen prioridades y
apuestas en innovacioó n para Chile. Este informe es, especialmente lapidario
sobre la relevancia que posee la biomedicina como foco de desarrollo cientíófico y
tecnoloó gico para nuestro paíós. Si bien es cierto, las autoridades han dicho que el
informe es para la discusioó n y no necesariamente refleja las políóticas oficiales,
resulta obvio, a raíóz de los uó ltimos concursos de Centros de Excelencia y becas de
posgrado otorgadas, que esta idea ha ido calando en quienes poseen poder de
decisioó n.

Respecto a la Biotecnologíóa en medicina humana el informe senñ ala:

“In spite of a large resource allocation, there is a minimal probability of success due
to extremely competitive and well-funded global activity and a fundamental lack of
relationship with the industry served. This is in general a highly competitive world
market with enormous resources available through large pharmaceutical
companies, government and non-profits agencies such as the National Institute of
Health (NIH), National Science Foundation (NSF) the European Community (EC),
the Gates Foundation and many others throughout North America, Europe and
Japan. Since this sector is extremely competitive, any generally recognized
significant area would have multiple players involved with considerable resources.
Due to the complexity of the process with many hurdles to overcome in reality it is
very difficult to make a unique discovery, which could lead to a profitable product.
Return on investment could be via licensing with milestone and royalty payments
although early stage discoveries will be highly discounted. In contrast, products in
Phase II clinical trials and further clinical trials are likely to be very valuable
($100MM plus evaluations for such opportunities being reported for a variety of
pharmaceuticals). Even given the high value of such products, this is an unlikely
event and aiming for a more easily commercialized product with a more modest
market has to be considered as both more practical and a safer use of limited
resources.
For these reasons the ILB team concluded that although there are a number of very
talented scientists working in Chile in these areas, resources might be focused on
more reasonable and relevant (to Chile) projects.
The area of biomedicine should be de-emphasized except in very select areas,
i.e., those in which there is a unique advantage to the research and development
being performed locally and in alliance with international centers including the
pharmaceutical industry.
However, the ILB team supports the educational value of these programs.
Expanding the workforce through medical research is an important outcome of
these efforts. Leveraging the Chilean university education through foreign
interactions is essential to avoid duplicating what has been done or is being done
at other institutions”.

Es cierto que los desarrollos en biotecnologíóa requieren de gran cantidad de


recursos y que el aó rea es altamente competitiva. Pero tambieó n es cierto que la
biomedicina constituye un mercado altamente globalizado, donde los centros de
investigacioó n y entidades financieras tales como companñ íóas y consorcios
nombradas en el informe actuó an obligadamente como redes de cooperacioó n, las
cuales se encuentran altamente desarrolladas y abiertas a la asociacioó n.
Inglaterra no compite con USA o Japoó n por nuevas drogas y/o descubrimientos
biomeó dicos, sino que interactuó an en forma potente, generando focos de
desarrollo y estructuras internacionales de transferencia tecnoloó gica. Existen
paíóses como Alemania y Holanda con alto desarrollo de infraestructura GMP para
la produccioó n de reactivos para uso clíónico experimental, la India ha desarrollado
una gran industria de geneó ricos de alto estaó ndar, Cuba se ha especializado en
algunas estrategias terapeó uticas que la han prestigiado internacionalmente,
Japoó n ha invertido millones de doó lares en la compra de licencias para
medicamentos que se encuentran en la uó ltima fase de pruebas clíónicas, el NIH en
USA, favorece estrategias globales incluso financiando investigaciones aplicadas
en cualquier paíós del mundo, Australia ha desarrollo fuertemente el concepto de
medicina personalizada e impulsado nuevos aspectos como la preocupacioó n por
la calidad de vida de los pacientes. Otros paíóses, incluyendo Chile han iniciado
gestiones que permitan la realizacioó n de estudios clíónicos internacionales
aprovechando la organizacioó n de la salud puó blica en Chile y la capacidad teó cnica
de sus profesionales de la salud. El mercado biotecnoloó gico en medicina no
solamente se refiere a los logros finales de la industria, como son la aprobacioó n
por agencias como la FDA de nuevas drogas. Esto, incluso a nivel internacional es
un evento muy poco frecuente, como tambieó n lo senñ ala el informe. La interaccioó n
de las entidades que constituyen el proceso de investigacioó n y desarrollo,
proteccioó n intelectual, ensayos clíónicos y creacioó n de tecnologíóas de soporte a la
investigacioó n constituye un mercado que mueve millones de doó lares, como lo
hemos podido apreciar quienes participamos en ferias de biotecnologíóa y
negocios. Si se hace un anaó lisis exhaustivo, los mayores costos de la investigacioó n
biomeó dica aplicada se encuentran en las fases clíónicas finales. Estas fases son
abordadas casi exclusivamente por no maó s de 10 empresas farmaceó uticas y
biotecnoloó gicas globales, con capital suficiente para realizar estas inversiones de
riesgo controlado. Estas empresas constantemente estaó n comprando desarrollos
generados en pequenñ as companñ íóas biotecnoloó gicas altamente especializadas,
cuyo principal capital es el humano. Estas empresas del conocimiento generan la
mayoríóa de los nuevos potenciales desarrollos, los que son adquiridos por las
farmaceó uticas mediante compra de patentes, de companñ íóas completas o de
licenciamientos. Por lo tanto, no es cierto que un paíós como Chile deba
necesariamente desarrollar industrias farmaceó uticas trasnacionales, ni grandes
centros de investigacioó n aplicada en todas las aó reas para ser competitivo y
desarrollar la biomedicina aplicada. Tampoco se debe pensar que las inversiones
en las etapas competitivas deben ser llevadas a cabo por el Estado o empresas
locales. Obviamente que Chile no posee las premisas para un liderazgo global de
ese tipo.

Pero concluir que el lugar que ocupamos en la escala de desarrollo nos


llama a no participar de la biomedicina global, seríóa como excluir a Chile del
desarrollo informaó tico por no poseer una industria de hardware desarrollada.
Nuevos programas, tecnologíóas y redes de comunicacioó n digital nacen cada díóa
de los rincones maó s diversos del mundo, aprovechando la plataforma global que
ofrece Internet. En forma homoó loga, lo que el paíós requiere en biomedicina es
una raó pida insercioó n en la maquinaria biotecnoloó gica global, un oportuno
aprovechamiento de su capital humano avanzado en aó reas determinadas de la
biomedicina y la promocioó n de iniciativas que faciliten la formacioó n de spinnoff
dentro de las universidades y centros de investigacioó n, con el fin de lograr
desarrollos que despierten el intereó s de las farmaceó uticas globales.

Dos aspectos apenas mencionados en el informe deben ser abordados con


mucha mayor profundidad. El primero se refiere a la existencia de “cientíóficos
muy talentosos trabajando en Chile”, lo que es mencionado de paso en el informe.
Esto se ajusta a la realidad. Durante los uó ltimos 10 anñ os una serie de doctores en
aó reas biomeó dicas han completado o se encuentran completando formacioó n
posdoctoral en las principales universidades y centros de investigacioó n del
mundo. Estos investigadores poseen un nivel de competencia destacado y se
encuentran plenamente insertos en las comunidades cientíóficas de punta en sus
aó reas de competencia.

La innovacioó n, para lograr un impacto suficiente que permita cambios


cualitativamente significativos en el desarrollo econoó mico, debe estar
profundamente basada en la excelencia cientíófica. Solamente los descubrimientos
e innovaciones de soó lida base cientíófica, generan cambios cualitativos en los
niveles productivos y establecen nuevas aó reas de desarrollo econoó mico. La sola
acumulacioó n de cientíóficos y profesionales del maó s alto prestigio internacional en
un aó rea determinada de las ciencias biomeó dicas, constituye en si mismo una
ventaja comparativa que debe ser tomada en cuenta en la valoracioó n econoó mica
de cualquier proyecto innovador.

Debido a que Chile es un mercado pequenñ o, toda su economíóa apunta al mercado


internacional. La globalizacioó n requiere tener especialistas capaces de insertarse
en el mundo, transformaó ndose en interlocutores vaó lidos, especialmente con los
paíóses desarrollados. Los cientíóficos destacados internacionalmente, son aquellos
que publican en las revistas cientíóficas de mayor impacto internacional. Maó s allaó
de las posibles distorsiones propias de la moda, los impactos de las publicaciones
son medidos internacionalmente y aceptados universalmente como evaluaciones
objetivas de calidad. No da lo mismo donde se publique ni cuanto se publique. La
importancia de este hecho radica en que solamente quienes publican en revistas
de alto impacto mantienen contactos internacionales con cientíóficos en la
frontera del conocimiento y se transforman en referentes nacionales capaces de
capturar avances cientíófico-tecnoloó gicos y generar patentes con valor econoó mico
que deriven en innovacioó n de calidad.

En este aspecto la biomedicina constituye un caso excepcional. En Chile existen


pocas aó reas en las cuales existan tantos cientíóficos tan altamente calificados. Si
medimos la calidad cientíófica con cualquier instrumento, esto es íóndice de
impacto de las publicaciones, nuó mero de citas, cantidad de doctores formados,
calidad de redes internacionales veremos que constituye un potente polo de
desarrollo comparable a ciencias como la fíósica teoó rica, matemaó ticas y
astronomíóa.

¿Que haraó Chile con ese potencial humano? ¿Renunciaraó a generarles


oportunidades basado solamente en argumentos econoó micos histoó ricos? Chile ya
produce minerales a escala global, ya posee una industria agropecuaria
altamente desarrollada, ha expandido la explotacioó n de recursos forestales y de
produccioó n animal como el salmoó n hasta casi los líómites posibles. Por queó
entonces constituiríóan estas los uó nicos focos prioritarios de desarrollo e
innovacioó n y ninguó n aó rea nueva o emergente? Seguó n este criterio debemos
solamente perfeccionarnos en lo que ya somos buenos, lo que constituye una
mirada de corto plazo y no estrateó gica. No lo hizo asíó ni Suecia, ni los demaó s
paíóses escandinavos, que pasaron de la produccioó n industrializada de recursos
naturales al desarrollo de industrias del conocimiento de talla mundial. Tampoco
lo han hecho asíó ni la India, ni los paíóses del sudoeste asiaó tico. La energíóa, la
salud, la educacioó n son aó reas que estaó n absolutamente ligadas al concepto de
desarrollo de un paíós, por lo que no pueden ser “desincentivadas” como propone
el informe de Interlink. Por otra parte, es un hecho que la biotecnologíóa en
cualquiera de las aó reas mencionadas arriba, mineríóa, agricultura, alimentos etc,
se nutre histoó ricamente de personal altamente calificado formado en aó reas de
una u otra forma relacionada con la biomedicina.

Finalmente el informe reconoce el valor educacional de los programas de


biomedicina, pero lo separa artificialmente del desarrollo socioeconoó mico. Esto
constituye otro profundo error. No basta uno o dos cientíóficos en un aó rea
determinada para lograr el desarrollo de una disciplina, aunque esta se
encuentre en los llamados cluster de desarrollo econoó mico prioritarios. Se
requiere de masa críótica adecuada. Juntar grupos de 10 o 20 cientíóficos para
promover el desarrollo que cumplan los criterios de excelencia mencionados maó s
arriba, tales como impacto cientíófico internacional, redes de contactos, juventud
necesaria para proyectarse en el tiempo, visiones modernas del papel de la
ciencia y la tecnologíóa para el desarrollo econoó mico, experiencia en investigacioó n
aplicada y contactos con el sector productivo, es sumamente infrecuente en Chile
y la regioó n, salvo en algunas aó reas biomeó dicas. La formacioó n de nuevos doctores
es una tarea de largo alcance que solamente puede ser llevada a cabo con la
participacioó n de los mejores profesores a nivel nacional. No importa cuanto se
invierta en enviar a joó venes a perfeccionarse al extranjero. Si estos planes no
cuentan con un desarrollo adecuado de maestros en la ciencia local, los nuevos
doctores naufragaraó n en una realidad que no ofrece alternativas viables de
reinsercioó n. Generar un polo de desarrollo en aó reas de la ciencia que no cuentan
con la masa críótica adecuada con fondos de corto plazo no constituye la mejor
opcioó n. Cada anñ o maó s y maó s joó venes son atraíódos por la míóstica y la belleza de la
biomedicina. Nuestros mejores meó dicos, bioó logos y bioquíómicos adquieren una
ambicioó n legíótima de transformarse en sujetos del desarrollo. Constituye un
error políótico mayuó sculo desperdiciar esos talentos excluyeó ndolos de las
prioridades de apoyo a la innovacioó n.

En esta carta solamente me he referido a los aspectos puramente econoó micos


que poseen las ciencias biomeó dicas, no he hecho mencioó n alguna al impacto
nacional que puede generar en la salud puó blica, en la comprensioó n de las
enfermedades y en la mitigacioó n del sufrimiento de la poblacioó n. El impacto
social que genera el desarrollo biomeó dico, en sus versiones de ciencias baó sicas y
aplicadas, es difíócil de comparar con cualquier otra aó rea cientíófica.

Finalmente, siempre ha habido quienes piensan que en Chile no se puede. Que no


se puede hacer estudios clíónicos, que no se puede generar patentes de
repercusioó n global, que no se pueden hacer vacunas, ni inventar nada. Aunque
existan ejemplos reales de que síó es posible. Generalmente son los que se dejan
impresionar por los instrumentos, por la infraestructura, por los robots, por las
supercomputadoras, por las inversiones y criterios puramente economicistas.
Durante la visita a la India visitamos la segunda reserva mundial de bancos de
alimentos del mundo. Allíó se conservan los embriones de los alimentos esenciales
para la sobrevivencia de la raza humana. El valor inconmensurable de este
Centro no radica para nada en su infraestructura, maó s bien modesta, ni en una
alta concentracioó n de instrumentos “high tech”, radica especialmente en el factor
humano y la voluntad políótica de sus cientíóficos y dirigentes políóticos. Un buen
ejemplo a seguir.

Flavio Salazar Onfray (PhD)


Profesor Asociado
Facultad de Medicina Universidad de Chile
Director de Oncobiomed S.A.

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